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PRÓLOGO

s ésta es la tercera parte de la que hemos denominado “Trilogía del


Potxó”. Dedicada al libro de poesía a-su-manera, titulado “El
penúltimo tango en Simat de la Valldigna (mis primeros ciento seis
poemas)”. Aparte del Potxó, interviene también con sus aportaciones
Xispa (al igual que en sus libros anteriores). Al texto original se le ha
agregado un epítome acerca del personaje objeto de esta serie.

Las dos primeras partes de esta serie se confeccionaron mediante el


escaneado de los libros originales, pero en este caso la digitalización ha
sido sobre fotocopias. Con lo cual, las imágenes que aquí se contienen
pierden algo de calidad. Algunas de las fotografías no revisten mayor
interés (las de cariz biográfico), sin embargo otras son antológicas: El
montaje en el Ayuntamiento con los disfraces de pajes negros, los
crucifijos y la presidencia del retrato de Franco; la manifestación entre
ovejas y cabras; el reparto de panfletos en viviendas (con nocturnidad y
nudismo) y en lápidas (en el cementerio)…

Aviso: en esta obra abundan hasta el hartazgo los ingredientes de índole


sexual-onanista y (se puede entender así) cachonda, producto del estado
anímico del autor. Si no son del gusto del lector, paciencia: sobre gustos
sí hay mucho escrito.

Habrá quien opine que los versos aquí presentados son -hablando en
plata- una puta mierda. Sin embargo, lo importante ya no se trata del
uso de una métrica correcta, ordenada, ni de la estilística elegante. Sino
de los temas que el autor plantea de forma brillante: el aborregamiento y
la ignorancia del trabajador, los abusos del Poder, la filosofía de la vida
y la muerte, o la recuperación de lo que ahora se llama “memoria
histórica” con la recreación de la actividad de los maquis en la localidad
tras la Guerra Civil.
EPÍLOGO

ería hacia el año 1992-93 aproximadamente cuando lo oí por 1ª vez


en Radio Klara. El sujeto aprovechaba sus visitas a Valencia para
pasarse por el programa informativo en dicha emisora que conducía “El
Hippy”, y con su desparpajo característico contaba a la audiencia las
peripecias por las que pasaba. Creo que lo escuché un par de veces y, la
verdad, me resultaba un personaje divertido y curioso.

Unos años más tarde encontré en los viejos locales de la CNT sitos en
San Martín 5 -entre otras joyas escondidas entre montones de libros,
publicaciones...- con 3 libros cuyo protagonista era el susodicho. El
lenguaje y estilo que empleaba para contar sus historias y para construir
arengas acabó por cautivarme.

En los tres libros que aquí se han re-editado, Potxó aborda diversos
temas de diferentes formas: con el ensayo, la narración, la poesía… pero
sobre todo con la práctica del noble arte del panfletismo (iniciado
muchos antes por Anselme Bellegarrigue), donde incluye todos sus
elementos característicos: el enfrentamiento directo, la provocación, el
sarcasmo, el humor, la claridad y la mala leche. El estilo, digamos,
panfletario es especialmente presente en la segunda parte de la Trilogía
(“Algunes de les notes més agudes…”).

Sus textos son originales, contienen bastantes faltas de ortografía (no


importa) y en ellos utiliza un tono sandunguero y ocurrente, que destila
esa gracia propia de un pueblerino (en el buen sentido de la palabra,
como no puede ser de otra forma, el mal sentido a esta palabra se lo
otorgan sólo los snobs, los idiotas o los pijos) que pertenece a la tierra,
al ámbito de una localidad rural valenciana todavía no contaminada en
exceso por la metrópolis y la modernidad. Otra de sus características es
el uso de parodias de los evangelios y el catecismo católico.
Tipo de culo inquieto, tomó parte en el anarcosindicalismo y en política
alternativa con la formación por su iniciativa del Partido Cantonal en
1979, germen del famoso -en su tiempo y lugar- Partit i Badat de
“inspiración marxista-chaplinista” con el que durante los ’80 participó
en la política municipal con la intención -más que nada- de actuar de
mosca cojonera. Ya en los ’90 se reconvierte en Candidatura Autónoma
per Simat (integrada en la Plataforma de Independientes de España,
P.I.E.). A pesar de que la finalidad auténtica fuese llamar la atención, se
puede considerar un error que para ello hubiese entrado en el juego del
sistema electoral de esta Democracia. Otra pifia monumental en el hacer
y escribir de este autor es su machismo amagado tras la postura de
defensor del amor libre (esto puede constatarse en la tercera entrega,
“Mis primeros 106 Poemas”).

Fuera de los escritos en papel, también ejercía otro noble arte sobre
distinto soporte: el de la pintada reivindicativa, hoy en día una actividad
en retroceso y en segundo plano ante las firmas y graffitis gilipollas que
inundan las paredes susceptibles de ser “decoradas”.

Persona algo inestable e intransigente, acabó por pelearse con amigos


(véase la no-dedicatoria en “Mis primeros 106 Poemas”) y enemigos.
Lamentablemente, las condiciones denunciadas en sus obras: el
desequilibrio psicológico que le produjo su corta pero desagradable
experiencia en el servicio militar (reflejada en “Porqué y Cómo viajé a
la Tierra Prometida”), la inestabilidad mental producida por la ausencia
de una adecuada relación afectiva... le llevaron a un agravamiento de su
fragilidad emocional, que le empujó finalmente en un momento de
tensión a disparar y matar a una mujer en 1995. Acto que hoy
rápidamente se clasificaría con el calificativo de "Violencia de Género",
neologismo aparecido poco tiempo después del luctuoso hecho. Ironías
del destino, uno de los aspectos más abordados en sus escritos, el de la
falta de amor/sexo, indirectamente le condujo a la celopatía y a cometer
un asesinato por el que cayó en las garras de otro de los blancos de sus
arremetidas: el sistema carcelario.

Queda su paso por Picassent donde continuó en la brecha, y ya más


tarde como preso FIES en la cárcel psiquiátrico de Fontcalent (lugar
donde, por cierto, no hace mucho se denunciaron, por parte de em-
pleados desde dentro y ONGs desde fuera, numerosas irregularidades).

Perdido su rastro, afirmo no haberlo conocido en persona, ni molestado


en visitar su localidad natal ni emprendido una investigación sobre sus
aspectos biográficos. Dejo en un aparte lo que acometió, y por lo que
acabó encerrado en las instituciones penitenciarias del Estado: me basta
con el contenido de crítica social de su obra. Escritos con el que
pretendía despertar a la gente. Textos que en su día pasaron -como dice
en la "Introducción (2)" de este mismo libro- de mano en mano llevados
en alforjas y no en depósitos legales. Para ello se han reproducido en
esta Trilogía sus libros: con el objetivo de retomar años después los
mensajes de libertad; de batallas contra el Poder, el adocenamiento y el
anti-"estacamiento"; de vuelta a la naturaleza, etc.

Como colofón a esta entrega, se reproducen unos textos alrededor del


personaje: Primero, un panfleto (finales de 1985) redactado poco
después de sacar su libro “Algunes de les notes més agudes…”, donde
se relata el choque de trenes que se produce entre el cacique local de
turno (y archi-enemigo de nuestro personaje) y el mismo autor. Dos
cabezones a cual más terco pero, eso sí, prevaleciendo al final el Poder,
como no podría ser de otra manera. A los perdedores sólo les queda el
pataleo, y esta Trilogía en global no es más que una recuperación de ese
pataleo.

A continuación, tres noticias extraídas de la prensa: Artículo sobre la


candidatura municipal (“Las Provincias”, 23 de abril de1991) donde ya
en la invención del titular se vislumbra el afán de los periodistuchos de
amarillismo sensacionalista: “Un candidato a la alcaldía de Simat copia
los principios políticos de Cicciolina” (famosa actriz porno de entonces
que entró en política con su Partito dell’Amore llegando a ser diputada).
De paso, el reportero se cubre de gloria al (intentar) ridiculizar a su
entrevistado, como puede deducirse de la lectura del artículo.

Después, una noticia del apartado de “sucesos” (“Levante”, 5 de enero


de 1997) sobre el procesamiento del personaje de marras, con la que se
puede hacer -más o menos- una idea de los desgraciados hechos. Aún
así, se citan de pasada perlas auténticas como la anécdota de cuando
acudió a votar con la papeleta en su pie (cuando formó parte de la CAS-
PIE). La parte final de ésta, y en la siguiente noticia (“Levante”, 9 de
agosto de 1998) son pruebas de una continuidad todavía en la en-
comiable lucha por otro tipo de vida.

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