FRAGMENTO A mi amiga Mayito Zarur que le gusta la poesía
Hubiera podido ser ¡Qué pálido los encajes
hermoso como un Jacinto que sin gracia los vestidos con tus ojos y tu boca que sin valor los pañuelos y tu piel color de trigo, y que sin que sangre el cariño! pero con un corazón grande y loco como el mío. Tu velo blanco de novia, por tu olvido y por mi olvido Hubiera podido ir fue un camino de Santiago, las tardes de los domingos doloroso y amarillo. de mi mano y de la tuya, con si traje de marino, Tú te has casado con otro, luciendo un ancla en el brazo yo con otra hice lo mismo, y en la gorra un hombre antiguo juramentos y palabras hubiera salido a ti están secos y marchitos en lo dulce y en lo vivo, en un antiguo almanaque en lo abierto de la risa sin sábados ni domingos y en lo claro del instinto a mi… tal vez que saliera Pero yo no me doy cuenta en lo triste y en lo lirico, de que hemos envejecido y en esta torpe manera porque te sigo queriendo de verlo todo distinto. igual o más que al principio y te veo como entonces, ¡ Ay, que cuarto con juguetes, con tu cintura de lirio, amor, hubiera tenido! un jazmín entre los dientes, Tres caballos, dos espadas, de color como el trigo un carro verde de pino, y aquella voz que decía: un tren con cuatro estaciones, ¡”Cuando tengamos un hijo”! un barco, un pájaro, un nido, y cien soldados de plomo, Y en esas tardes de lluvia, de plata y oro vestidos. cuando mueves los bolillos, y ya paso por tu calle Te acuerdas de aquella tarde, con mi pena y con mi libro bajo el verde de los pinos, dices, temblando, entre dientes, que me dijiste; que gloria arropada en los visillos: cuando tengamos un hijo! “Ay, si con ese hombre Y temblaba tu cintura hubiese tenido un hijo….” como palomo cautivo.
En tu cómoda de cedro, Francisco de León
nuestro ajuar se quedó frio, Español entre azucenas y manzana, entre romero y membrillo.