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Escuela bíblica Don Orione

“Nosotros queremos vivir el Evangelio, formarnos en el Evangelio, llevar siempre el Evangelio al


pueblo, a los humildes, a los que sufren…” (Don Orione)

MODULO I: JESUS DE NAZARET


Unidad I: Documento de identidad de Jesús de Nazaret
Unidad II: Aproximación al contexto de la época de Jesús de Nazaret
Unidad III: Jesús de Nazaret y el anuncio del Reino.
Unidad IV: ¿Por qué persiguieron y mataron a Jesús?
¿Cuál es el sentido de su muerte?
Unidad V: El está vivo en medio de nosotros

UNIDAD 5: ÉL ESTÁ VIVO EN MEDIO DE NOSOTROS

INTRODUCCIÓN DE LA UNIDAD
En esta unidad verás que la vida, la práctica histórica, el mensaje y la muerte de Jesús serán
aceptadas por Dios Padre. Verás la ratificación del camino hecho por el Jesús de Nazareth y
que se torna el camino teológico. También te informarás sobre el sentido de las escenas de
apariciones presentes en los Evangelios y su valor teológico.

OBJETIVOS DE LA UNIDAD
 El alumno/a comprenderá que la resurrección es la ratificación de la práctica histórica
de Jesús de Nazareth por el Dios Padre (cf. Hechos 2,36).
 El alumno entenderá la resurrección como utopía en la historia, pues la muerte no
tiene la última palabra sobre Jesús y sobre la Historia.

DESARROLLO
La resurrección está en el corazón del cristianismo: “Si Cristo no resucitó, nuestra predicación es
vacía y también vacía es la fe que ustedes tienen” (1Cor 15,14). La resurrección inserta a Jesús
definitivamente en la historia y reagrupa a los discípulos nuevamente en comunidad. La
resurrección supera la fosa cavada por la muerte en la cruz y ratifica la vida, la práctica, el
mensaje y la misma muerte del carpintero de Galilea. Por la resurrección el Crucificado se
transforma en el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6; Jo 8,14). Hay una identidad entre el
Crucificado y el Resucitado:” Que todo el pueblo de Israel reconozca a ese Jesús que ustedes
crucificaron, Dios lo hizo Señor y Mesías”. (Hech. 2,36). El resucitado continúa actuando, por la
fuerza del Espíritu, sobre los discípulos y discípulas en el devenir de la Historia.

La fe en la resurrección pasa por las y los apóstoles, hombres y mujeres que atestiguan su fe en
lo que vieron y oyeron. ”Lo que oímos, lo que vimos con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo
que palparon nuestras manos... Eso que nosotros vimos y oímos ahora se lo anunciamos a
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“Nosotros queremos vivir el Evangelio, formarnos en el Evangelio, llevar siempre el Evangelio al
pueblo, a los humildes, a los que sufren…” (Don Orione)

ustedes, para que ustedes estén en comunión con nosotros” (1Jn 1,1.3). Tenemos que confiar
en que los discípulos y discípulas dicen la verdad respecto de su certeza de haber visto a Jesús
después de su muerte y asumen una vida consecuente con esa verdad.

Hoy la fe en la resurrección debe implicar para todos los que se dicen cristianos y cristianas la
misma consecuencia. Tenemos que anunciar a Jesucristo crucificado y resucitado y asumir en
nuestras vidas las consecuencias de su mensaje. Desgraciadamente, estamos lejos de asumir la
resurrección de Jesús en nuestra vida concreta y en la vida de la sociedad. En verdad, vivimos
en contradicción con el ser cristiano, porque el abismo entre ricos y pobres es cada vez más
profundo, como afirman los obispos en Puebla.

La presencia del resucitado en la historia es descrita por las apariciones. Las apariciones son
relatos teológicos que muestran la nueva presencia del resucitado: ahora él asume un cuerpo
espiritual (1 Cor 15,44-49). Ellas indican, por un lado, una continuidad, esto es, Jesús se deja
ver, tocar; come con sus discípulos, habla con ellos. Por otro lado representan una
discontinuidad, esto es, aparece estando cerradas las puertas y ventanas; no se deja tocar.

“En las apariciones aparece una discontinuidad esencial en Jesús, pues el muerto
aparece vivo y el crucificado aparece exaltado. Sin embargo se realza también la
continuidad. La resurrección no transformó a Jesús de tal manera que su vida terrestre
hubiese sido apenas algo provisorio, sino que la resurrección da consistencia perenne a
esa vida”(1).

Por eso, la historia de Jesús será siempre el camino para llegar al Cristo resucitado y el
seguimiento de Jesús es la condición necesaria para tener una experiencia del resucitado. Sin el
seguimiento de Jesús en el Espíritu no podemos tener acceso a la fe pascual.

En este sentido, las apariciones atestiguan el valor de la historia de Jesús, pues en todos los
relatos notamos siempre una referencia a la vida de Jesús: “En todas las ocasiones el puente
entre el resucitado y el Jesús prepascual se establece de la misma manera indirecta: por la
reminiscencia de algo característico de Jesús y que permanece, o reaparece, a pesar de la
transformación operada en él: otra pesca milagrosa, el nombre propio pronunciado, la fracción
del pan, las heridas recibidas en la cruz”(2).

En otras palabras, las apariciones muestran a Jesús presente y vivo en la historia y en la


comunidad de los fieles, la Iglesia, obrando la liberación y salvación. Creer en la resurrección es,
pues, asumir el proyecto de Jesús hoy, en el aquí y ahora. Es asumir su lucha, retomar la buena
nueva anunciada a los pobres. La resurrección no saca a Jesús de la Historia. Por el contrario, la
resurrección lo inserta definitivamente en la Historia, asumiendo los dolores y sufrimientos de los
crucificados de hoy.

Para ser coherentes con la fe en el resucitado, tenemos que asumir en nuestra vida la misma
trayectoria de Jesús. En este sentido, la resurrección nos abre a la misión, con la certeza de que
el resucitado estará presente con nosotros hasta el fin de los tiempos (Mt 28,20). Quien cree en
el camino de Jesús, tiene la certeza del futuro asegurado, porque sabe de dónde vino y sabe
para dónde va (Jn 8,14). Aunque sea perseguido, el que cree en el camino de Jesús nunca será
abandonado, porque será recibido por el Padre, como el mismo Jesús lo fue.

Esa es la verdad perenne de la resurrección: Dios Padre ratifica el camino de Jesús,


contradiciendo lo que le hicieron a Jesús clavándolo en la cruz. De la misma manera hoy, Dios
Padre acoge a los que entran en el camino de Jesús, aunque el mundo los condene. La

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pueblo, a los humildes, a los que sufren…” (Don Orione)

resurrección testifica que la muerte no tiene la última palabra sobre la vida y sobre la Historia. La
vida es más fuerte que la muerte: he ahí el testimonio definitivo de la resurrección.

NOTAS DE LA UNIDAD
1. SOBRINO,J., La fe en Jesucristo: Ensayo desde las víctimas, Valladolid, Editorial Trotta,
1999, p.100.
2. SEGUNDO,J.L., El hombre de hoy delante de Jesus de Nazareth, San Pablo, Paulinas,
1985, p. 272.

RESUMEN DE LA UNIDAD
En esta unidad hemos visto que la resurrección está en el centro del cristianismo. Toda la
vida de Jesús es mirada a partir de la óptica de Dios Padre que ha aceptado la vida, la
práctica, el mensaje y la muerte del Jesús de Nazareht y lo ha hecho Señor y Cristo (At
2,36). Los testigos de esta fe son las y los apóstoles, hombres y mujeres que atestiguan lo
que vieron y oyeron (1Jo 1,1-4).
Vimos también que las apariciones son formas de mostrar la presencia del Resucitado en la
vida de las comunidades que retoman la práctica de Jesús. Indican que esta presencia tiene
una continuidad —las apariciones tienen siempre algo que remonta al Jesús histórico, pero
presentan también una discontinuidad—, el modo de esta presencia está relacionado con la
escatología: la muerte de Jesús no tiene la última palabra sobre Jesús. Las apariciones
afirman también la identidad entre el Crucificado e el Resucitado: El Crucificado es el
Resucitado y el Resucitado es el Crucificado.

ACTIVIDADES DE LA UNIDAD
1.-Entre nosotros surgieron Profetas capaces de dar la vida por la causa de Jesús. Monseñor
Romero, Monseñor Angelelli, P. Carlos Múgica, el laico Wenceslao Pedernera. Una manera
reconocer que viven es honrar su memoria. Escoge uno de ellos y entrega a tu tutor una
carilla donde los recuerdes.
2.-¿Qué sentimientos te despiertan la lectura orante del encuentro entre Jesús y Magdalena
en Jn 20,11-18?
3.-Seguramente después de haber leído y reflexionado en grupo estas cinco unidades; te
habrán surgido preguntas, inquietudes. Habrás empezado a descubrir una nueva imagen de
Jesús de Nazaret. Te ayudo a pensar de nuevo la vida y la pastoral que vas llevando?

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