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4/5/2021 Reflexiones desde abajo: Gobernar las coyunturas

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REFLEXIONES DESDE ABAJO

U N A E S P I R I T U A L I D A D I N F R A N Q U E A B L E P O R E L C A P I TA L

Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es. JP Sartre
SÁBADO, 15 DE MARZO DE 2014 NUEVO LIBRO:

Gobernar las coyunturas


Elementos teórico-metodológicos para el análisis de las coyunturas políticas

Presupuestos generales

El tratamiento del tema es


sumamente profuso por lo que,
lejos de pretender configurar
“un estado de la cuestión”, el
presente trabajo concentrará su
mirada en los elementos
conceptuales y metodológicos
de base que marcan posiciones y resultados analíticos diversos ‑y
también en el accionar político‑, a partir de los análisis de coyuntura
política. En este texto se bosquejan aspectos metodológicos que
destacan las miradas y experiencia de los movimientos sociales
indígenas y populares latinoamericanos en las luchas socio-políticas
del ultimo medio siglo.

Pensar estratégicamente escenarios interculturales basados


en la creatividad de los sujetos

El análisis de coyuntura al que se refieren estas reflexiones es parte de


una proyección política que, en lo que hace a la relación Estado– Publicado por Ediciones Continente-Peña Lillo,
sociedad, se reconoce fundacional de un nuevo tipo de Estado próximamente estará en librerías de Argentina y en
‑plurinacional, intercultural y descolonizado‑, marcado por el la Feria del Libro de Buenos Aires. E-mail:
protagonismo de los pueblos indígenas originarios y sus movimientos y info@edicontinente.com.ar
organizaciones, por los movimientos sociales y la militancia de los
sectores populares en general, protagonismo colectivo que se buscará
YA E S T Á E N A R G E N T I N A :
fortalecer, articular, estimular y calificar.
¿Tiene esto implicaciones en la concepción y gestión de lo público?
Totalmente. Porque no es posible construir lo nuevo con las viejas
metodologías, ni con los viejos criterios o formatos. Ciertamente, en los
primeros momentos del cambio habrá que valerse de herramientas
conceptuales no necesariamente construidas para tales propósitos,
pero ‑en el proceso de creación de la nueva sociedad descolonizada
intercultural, anclada en la justicia y equidad social para el pleno
ejercicio de los derechos de sus habitantes, se irán transformando
también las herramientas políticas y epistemológicas, los saberes
preestablecidos con sus dogmas y prejuicios serán desplazados por

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nuevos saberes, colectivos, interculturales… abiertos a los sujetos y sus


experiencias, a sus cosmovisiones, a las realidades…
Es importante dejar esto en claro para no suponer que la realización de
análisis políticos de las coyunturas, implica generar procesos analítico-
teóricos ajustados a normas técnicas preestablecidas, es decir,
elaboradas fuera de la situación de la realidad que se analiza y sus
sujetos. Por el contrario: se trata de modificar las normas y también de
crear otras, acorde con lo que se quiere construir o alcanzar. Esto es así
porque no se busca generar un saber en sí mismo, un saber académico,
un saber abstracto, sino un saber que se traduzca en saber actuar en
función de alcanzar determinados objetivos, es decir, un saber político.

Gobernar las coyunturas

Lo expresado se anuda directamente con la capacidad política


(práctica) de los sujetos sociopolíticos para gobernar las
coyunturas y profundizar el proceso de cambios en el sentido Publicado por Ediciones Continente-Peña Lillo,
estratégicamente definido en cada momento. puedes encontrarlo en las principales librerías del
Al analizar aquí los elementos que hacen al análisis de coyuntura no se país. E-mail: info@edicontinente.com.ar
planteará entonces un conjunto de pautas o leyes que “hay que seguir”.
El objetivo es brindar instrumentos teóricos y prácticos que puedan
TO D O S L O S S A B A D O S E N R A D I O S P L E N D I D
ayudar a indagar la realidad sociopolítica en cada momento y pensar
las alternativas, para moverse en las coyunturas de modo favorable a
los intereses propios, evitando ser arrastrados por situaciones que Cada sábado, de 9:30 a 10 de la mañana, estoy en
beneficien o alimenten intereses ajenos. Es por ello que, sin desechar Splendid, AM 990, analizando la situación
normativas, metodologías, técnicas o métodos que puedan evocarse o internacional. Programa: SOBRE LA HORA. Para
emplearse, lo central y determinante son siempre los seres humanos escucharnos por Internet,copia el siguiente link:
que construyen esos análisis y le dan materialidad y sustento en sus http://www.enlaradio.com.ar/listen/splendid
actos colectivos: los sujetos y actores sociales y políticos. Estos, en cada Pueden escribirme a sus peguntas al facebook y
coyuntura, van definiendo sus perfiles y capacidades, sus aspiraciones y llamarnos por teléfono a: 40107158/21
su conciencia, van constituyendo y reconstituyendo sus subjetividades
y ‑acorde con ellas‑, van forjando sus voluntades políticas para llevarlas
E T I Q U E TA S
adelante.
En este sentido, el análisis político de las coyunturas políticas se Adelantos Editoriales (4)
inscribe dentro del pensamiento estratégico: hace a la capacidad de Artículos (42)
pensar las coyunturas para actuar en ellas estratégicamente, es decir, Chispazos (25)
convergentemente con los objetivos estratégicos definidos o buscados. Enlaces (1)
Este tipo de análisis de la coyuntura política es lo que denomino Eva Perón (1)
análisis político de la coyuntura política: porque fortalece capacidad Videos (2)
de acción de los sujetos en función de metas propuestas por ellos,
orientadas a profundizar la transformación social. Esto condensa la
capacidad de pensamiento estratégico de los sujetos y se traduce sus D AT O S P E R S O N A L E S
capacidades para gobernar las coyunturas.
ISABEL RAUBER
¿El propósito?
Que los sujetos del cambio sean capaces de conducir las coyunturas en Pensadora latinoamericana.
función de sus intereses y objetivos: condición y situación ofensiva. Estudiosa de los procesos de
Esto significa: que los sujetos sean capaces de gobernar los construcción de poder popular desde
acontecimientos en vez de que los acontecimientos los gobiernen a abajo en indo-afro-latinoamerica.
ellos (en tal caso serían objetos o pro-sujetos en condición defensiva). Profesora universitaria. Pedagoga política. Doctora
Para gobernar a los acontecimientos los sujetos desarrollan en Filosofía.
simultáneamente un conjunto de habilidades y capacidades políticas VER TODO MI PERFIL
organizativas y analíticas desde abajo, en sus prácticas cotidianas. Su
(auto)articulación es fundamental porque la capacidad estratégica de
pensar-actuar en las coyunturas políticas con orientación estratégica SEGUIDORES DEL BLOG

radica en el pueblo todo, no es “un tema o problema” sectorial,


corporativo ni reservado a algunos “expertos”. La creación y

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construcción de una nueva civilización no es responsabilidad de grupos Seguidores (167) Siguiente


ni de sabios. En esta perspectiva, el conocido “criterio de expertos”
supone contar con un pueblo de expertos; y esto hay que construirlo,
desarrollarlo y articularlo. En los tiempos iniciales de los procesos
colectivos puede ser que los “sabios” sean apenas algunos, en tal caso,
el objetivo sería ‑en primer lugar‑, apelar a ellos para multiplicar los
sabios.
Esto también es parte del pensamiento estratégico, implica poseer una Seguir
determinada capacidad de acción y construcción en la perspectiva
socio-transformadora y ello está directamente anudado a las tareas de
cada momento; no hay recetas. Puede ser que entre las primeras tareas
SIGUE EL BLOG POR E-MAIL
se encuentren, por ejemplo, aquellas encaminada a formar a los sabios.
En el proceso de transformación social que tiene lugar en Bolivia hoy, Email address... Submit
por ejemplo, que implica una modificación raizal del Estado
históricamente monocultural y excluyente, hacia un Estado
plurinacional, los pueblos –organizados en su diversidad e MIS ENLACES:
identidades‑, que protagonizaron las grandes luchas en el pasado Pasado y Presente 21
reciente, reclaman ahora ser partícipes de la gestión, no
Guadalupe Valdez
necesariamente ocupando los lugares propios del funcionariado, sino –
Bartolinas
en primer lugar‑, aportando y siendo reconocidos como creadores-
La época
productores de conocimientos y saberes, además de realizadores. Esto
llama a establecer canales permanentes de diálogos, consultas y Juventud Rebelde
construcción de conocimiento colectivo entre Estado, Gobierno, Telesur TV
movimientos sociales indígenas y populares y la ciudadanía Alainet
comprometida. Rebelión
Esta realidad marca una impronta político-cultural clave para el Presidencia de Bolivia
análisis político porque define quienes son los protagonistas. En esta Habana en Linea
perspectiva, los análisis políticos de la coyuntura política apelan a la
creatividad colectiva de los pueblos y se fundamentan en ellos.
Si el pensamiento estratégico se construye desde abajo, a partir de los
contador de visitas
sujetos, entre sujetos y actores sociopolíticos, implica la elaboración de
contador de visitas
un saber colectivo que articula en una comunidad saberes reintegrados
que –de continuar fragmentados‑, quedarían desprovistos de su
potencialidad transformadora. Este proceso de construcción de saberes SUSCRIBIRSE A CÓDIGO RAUBER
políticos en interacción, desde abajo, da lugar a lo que ‑en esta
Entradas
perspectiva‑ constituye la conversación estratégica.
Comentarios
Superar el inmediatismo y el espontaneísmo

Las realidades sociales son rápidamente cambiantes y sus cambios y


ritmos sorprenden permanentemente al conocimiento. Las dinámicas
se aceleraron y, además, se multiplicó la superposición y yuxtaposición
de fenómenos cada uno con sus propios ritmos y dinámicas. De
conjunto, esto contribuye a que los actores sociales y políticos se
encuentren o se sientan frecuentemente “atrapados” por la realidad. Y
si se está “atrapado” por la realidad, ¿cuál es la capacidad de acción?
Coyuntural. En tal situación predomina el inmediatismo, es decir, las
respuestas coyunturales alejadas o desligadas de la construcción y
acumulación estratégicas.
¿Qué significa esto?
Que se está respondiendo ante hechos que la realidad impone. En tal
caso, en vez de capacidad de acción se desarrolla capacidad de
reacción, que significa correr “atrás de los acontecimientos”.
Y si se marcha atrás de los acontecimientos, ¿qué capacidad existe de ir
haciendo realidad en las construcciones cotidianas las metas
estratégicas trazadas? Mínima.

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Si el objetivo central es –como en este caso‑, gobernar las coyunturas,


es vital superar el espontaneísmo y el inmediatismo políticos que
resultan de reaccionar constantemente ante situaciones coyunturales.
En vez de gobernar las coyunturas esto significa ser gobernados por las
coyunturas, ir atrás de la coyuntura.[1]

Desplazarse y crecer en medio de complejidades e


incertidumbres

Gobernar las coyunturas implica también –y cada vez con más fuerza‑,
ser capaces de reaccionar ante lo inesperado, ante lo imprevisto,
logrando mantener el rumbo estratégico en las nuevas condiciones por
inesperadas que estas sean. Esto es parte de la complejidad del
proceso.
¿En qué consiste la complejidad?
“Complejo” no es sinónimo de “complicado”, como suele asumirse. Lo
“complicado” indica que algo es de difícil comprensión o que tiene
muchas partes. Pero lo complejo es sencillo, no es difícil de entender;
alude a otros factores y consideraciones.
Lo complejo indica, en primer lugar, la presencia de una multiplicidad
de factores que inciden en la formación y desarrollo de un fenómeno.
En segundo lugar, demuestra que ‑de esa multiplicidad‑, algunos
factores que no resultan determinantes en un primer momento,
pueden transformarse ‑en la línea tendencial del tiempo y mediados
por las acciones de sujetos y actores‑, en elementos determinantes del
curso o de las características del proceso en el curso futuro de su
desarrollo, en dependencia también de las circunstancias de cada
momento.
La complejidad enseña que no hay un único factor que determina y que
no hay determinaciones absolutas; que hay “imponderables” que
inciden en la realidad aunque en la perspectiva dogmática, por
ejemplo, se desecharían. Para la complejidad está claro que lo que hoy
es desechado mañana puede llegar a ser concluyente. Y esto recalca un
elemento central: es importante tomar siempre en cuenta las
condiciones iniciales y todos los factores o fenómenos que participan
en ella. Porque en el conjunto de condiciones iniciales van a estar
latentes también muchas de las probabilidades futuras del desarrollo
del problema, situación, tema de que se trate.
Otro elemento que interviene en la incertidumbre actual es la
globalización. ¿Qué significa esto? Que se puede tener un perfecto
dominio de lo local pero hay factores exteriores que “mueven el piso”
del globo terráqueo y modifican la plataforma de acción local. Esto
forma parte también de los imponderables que es recomendable tener
en cuenta al analizar las coyunturas.

Cambiar sobre la marcha y rápidamente

Estar preparados y atentos a actuar según el desenvolvimiento de


tendencias macro o de tendencias micro, incluso caracterizadas como
muy poco probables, amplía el abanico de capacidad de acción efectiva
en las coyunturas. Es lo que capacita a los sujetos para responder ante
situaciones que se conocen como “inesperadas” y que pueden variar el
escenario existente o el previsto.
Si la realidad socio-política está atravesada-configurada por cambios
permanentes, los análisis acerca de ella necesitan estar atentos a ellos
para ir actualizando el “estado de la situación” y las políticas

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correspondientes. En este sentido es recomendable organizar equipos


de seguimiento y “contra-chequeo situacional” permanentes porque las
condiciones iniciales pueden cambiar rápidamente y ello es una
posibilidad que late en cada acontecimiento, en sus dinámicas y
propuestas, en las subjetividades de los protagonistas… que pueden
echar por la borda todos los diagnósticos y cambiar radicalmente una
situación, un conflicto, una coyuntura.

Adelantar el futuro en las prácticas del presente. Ir “del


efecto a la causa”

Gobernar la coyuntura implica también que no solo se es capaz de


responder a las necesidades, sino que se tiene la capacidad de crear las
condiciones favorables para el logro de objetivos propios previamente
identificados y definidos. Esto aspira a que los análisis políticos de las
coyunturas políticas se encuentren cada vez más profundamente
vinculados al pensamiento acerca del futuro y a cómo hacerlo realidad
en las prácticas del presente. Esto es lo que inscribe a los análisis de
coyuntura en lo que se conoce como prospectiva estratégica.
Desarrollar la capacidad de adelantar el futuro en el presente es clave
para la acción política de los sujetos y reclama de ellos superar la
concepción lineal del conocimiento, del desarrollo del movimientos
social y sus dinámicas. Y ello se anuda a la superación de la concepción
lineal-gradualista del proceso histórico, del tiempo, del conocimiento
formal y ascendente que supone que la historia va “hacia delante”
siguiendo el: uno más uno, dos, más uno, tres, más uno, cuatro… Es
decir, la concepción que ‑si quiere llegar a diez‑, supone que
necesariamente tiene que recorrer las etapas intermedias del uno al
nueve.
Esa concepción es hoy insuficiente. La sociedad ya no está organizada
sobre la base de la industria de mediados del siglo XX, ni tampoco,
consiguientemente, su metabolismo y sus dinámicas. Esto es: si se
tienen cuatro y se necesitan diez, hay que descubrir qué es lo que hay
que crear en la coyuntura para tener diez, sin transitar del uno al
nueve. Esto es también, gobernar las coyunturas, desarrollar
pensamiento estratégico y capacidad de acción política
sociotransformadora. Y esto significa ir del “efecto a la causa”: crear
las condiciones propicias para que germinen los proyectos que hagan
realidad los objetivos propuestos, en vez de esperar que “se
produzcan” tales situaciones propicias.
Esto es parte de la prospectiva estratégica: pensar el futuro y actuar en
el presente en función de materializarlo, para gobernar el proceso en
vez de que el proceso gobierne a los sujetos. Este es el corazón del
desafío político en cada coyuntura y, por tanto, del análisis político y,
concretamente, del análisis político de la coyuntura política, que es
parte de la prospectiva estratégica, del pensamiento y la conversación
estratégicas convergentes con la construcción de los escenarios
posibles. Articulado a ello se realiza, consiguientemente, el
planeamiento estratégico.

No hay técnicas ni metodologías que garanticen resultados,


la clave está en los sujetos

¿Podrán los sujetos concretar sus objetivos?


El análisis político de la coyuntura política, el pensamiento estratégico,
la conversación y el planeamiento estratégicos, ayudan a fortalecer las

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capacidades de los sujetos y actores. Pero esto no es garantía de que –


contando con ello‑, los sujetos tengan garantizado el éxito de sus
propósitos, la concreción de sus metas, situación que –entre otros
factores‑, no responde solo a sus deseos, voluntades y designios.
La actividad política navega en un vivo magma social y enfrenta por
tanto un desafío permanente. No hay métodos, ni reglas, ni
procedimiento que garanticen que “si se realiza el paso uno, dos y tres,
se triunfará”. Los sujetos son siempre determinantes; hay un juego
entre el saber y la apuesta de la voluntad y el deseo de enfrentar el
desafío práctico de su realización y lo espontáneo e imprevisto que allí
se generará. Nunca se podrá eliminar lo impredecible y lo espontáneo.
Pero sí se puede trabajar para reducir al mínimo su presencia y su
incidencia en el curso de los acontecimientos. Y lo impredecible y
espontáneo que los sujetos logren “reducir al mínimo” puede ser
aquello que, en determinadas circunstancias, sea lo que marque el
rumbo de los acontecimientos expresado en el accionar de estos sujetos
en sentido favorable a sus propósitos y anhelos.
He aquí el sentido político último del análisis político de las coyunturas
políticas.

¿Qué se entiende por análisis de coyuntura política y quiénes lo hacen?

►El politólogo Helio Gallardo expresa que: “el análisis de coyuntura se


refiere específicamente al campo de la política”, por lo que –siguiendo
su definición‑, su objeto especifico supone, en primer lugar, analizar la
situación concreta de las fuerzas político-sociales actuantes y la
correlación de fuerzas que emerge de (o posibilita) su interrelación en
cada momento. En virtud de ello, es claro que realizar análisis de
coyuntura política resulta tarea de interés de todos los actores políticos
y sociales activos. En segundo lugar, en tanto político, las conclusiones
de dichos análisis tienen por objetivo central definir (o ayudar a
definir) acciones orientadas a fortalecer las posiciones políticas de los
diversos sujetos y actores políticos.
Según quién/quienes los realicen, los análisis de coyuntura política
pueden estar orientados a reproducir y reforzar el sistema de
dominación, o a identificar actividades políticas para transformar la
sociedad, para incrementar la acumulación de fuerzas, etc. Dentro de
este amplio espectro de intereses y objetivos, el análisis de coyuntura
política se realiza también para intervenir en determinados temas
puntuales con conocimiento de la situación de las fuerzas políticas
involucradas en ellos. Por ejemplo, una elección departamental, un
referendo temático, la realización de una obra pública… El análisis de
coyuntura política está guiado, por tanto, por intereses de tendencia
conservadora, retardataria, restauradora o revolucionaria
transformadora.
Es decir, en la perspectiva política la razón de ser del análisis de la
coyuntura política no es el “saber en abstracto”, sino un saber
encaminado directamente a la acción política. Separado de ella, el
análisis de coyuntura política se traduce en un ejercicio de erudición.
En tales casos, el análisis se realiza generalmente post factum, cuando
las fuerzas que definen el escenario político analizado no pueden
modificarlo. El analista queda así a salvo de cometer errores ante
posibles cambios en el curso de los acontecimientos; este tipo de
análisis no trasciende el ámbito del juicio, de la rememoración y
evaluación de lo sucedido. Esto es un hecho político también, pero su
incidencia en las acciones prácticas resulta mediatizada por una serie

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de procesos de intermediación entre la academia y los actores políticos,


mediación que, por su complejidad y fragmentación, se concreta con
escasa frecuencia.
Es importante distinguir entre los diversos tipos de análisis de
coyuntura y sus objetivos porque cuando el análisis se orienta
directamente a la acción política, la participación de los sujetos sociales
y políticos en la realización de dicho análisis, en la elaboración de las
conclusiones y las recomendaciones que definen acciones posteriores,
es central. Esto es lo que identifico como análisis político de la
coyuntura política. Considero que la participación de los sujetos es
importante también para el pensamiento académico, pero esa es una
discusión de largo recorrido, que en este texto resulta imposible
abordar.
► Los sujetos políticos son a la vez sujetos del conocimiento. En
tanto tales, tanto en los análisis de coyuntura política como en la toma
de decisiones, su participación es clave. Ellos no pueden ser objetos a la
hora de definir lo que será su accionar político-social.
En tanto la condición de sujetos no viene dada desde “las alturas”, no
responde a esencialismos universalistas, ni a patrones genéticos, sino
que es una potencialidad latente que los mismos actores van haciendo
realidad en sus luchas, en los conflictos sociales y políticos; en ellos los
sujetos se constituyen y van tomando conciencia de su condición. Es
decir, son ellos quienes van definiendo-dibujando las coyunturas
políticas. Otra razón vital para que constituyan el centro –gnoseológico
y práctico‑ de los análisis políticos de las coyunturas políticas.
Prescindir de ellos y reemplazarlos por técnicos, expertos, especialistas,
asesores, etc., es abrir las puertas a errores y fracasos seguros. La clave
está en la integración y la construcción de un saber colectivo.
Y no es que los técnicos, profesionales, especialistas o expertos no
aporten a la realización del análisis, al contrario. En esta perspectiva,
además de aportar sus reflexiones, pueden desempeñar un papel
importante en la preparación y desarrollo de los procesos de
participación de la población, por ejemplo, organizando talleres para
compartir en asambleas de base estructurando la participación
colectiva, contribuyendo a la elaboración de conclusiones y
recomendaciones, papel que se ve reforzado cuando los analistas están
políticamente comprometidos. Pero no hay analista que pueda sustituir
la participación de los sujetos y sus aportes.
Lo analítico puede estar correcto al 100% en los análisis técnico-
profesionales, pero la sensibilidad, el tacto fino, la subjetividad, la
comprensión y la conciencia e incluso la temporalidad de los
sujetos‑actores protagonistas puede no ajustarse a lo que técnicamente
resulta “correcto” o “necesario”. La inviabilidad de las
recomendaciones que de allí se pretendan implementar de modo
directo, es altamente probable.
Cuando el análisis de la coyuntura política se realiza divorciado de los
sujetos, lejos de contribuir a fortalecer sus posiciones políticas es
fuente casi segura de error, de pérdida del terreno previamente
conquistado y fuente de retrocesos. Un ejemplo cercano: lo ocurrido
con el aumento de los hidrocarburos en diciembre de 2010, y
recientemente, lo ocurrido con la construcción de la carretera del
TIPNIS.
► Se entiende entonces por análisis político de coyuntura política el
diagnóstico colectivo de la situación política de las fuerzas sociales en
pugna, dirigido a captar las tendencias y posibilidades de su
estabilidad, desarrollo y/o cambio, realizado con la participación de los
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sujetos y actores cuya participación directa o indirecta en los sucesos o


período a analizar resulta clave. Constituye por eso mismo, a la vez, una
evaluación relativa de las propias fuerzas, de su posición y su capacidad
para influir en esa correlación de fuerzas para modificarla a su favor, es
decir, para fortalecer en ella las posiciones de la fuerzas indo-
populares.
Un análisis que muestra, por ejemplo, una correlación de fuerzas
desfavorable para la organización específica que lo realiza, o para el
conjunto del campo indígena-popular, apuntará sus recomendaciones
hacia la realización de un grupo de tareas orientadas a cambiar esa
situación en sentido favorable. En tal caso, el diagnóstico acerca de la
coyuntura política negativa o desfavorable abrirá el paso para pensar y
proponer acciones encaminadas a construir una situación favorable
para el proyecto indo-popular o, como mínimo, a frenar la tendencia
contraproducente o negativa.
En una coyuntura favorable a las fuerzas indo-populares, el análisis de
la coyuntura política –si se realiza desde los ámbitos de las decisiones
políticas de las organizaciones del campo indígena-popular‑,
contribuye a definir con mayor tino sus tareas en ese período. Y es de
suma importancia no subestimarlo, también en los “buenos tiempos”
porque en ellos es vital tener muy clara la visión acerca de las
posibilidades que se abren, para no desperdiciar las bonanzas, sino
aprovecharlas para crecer en el sentido de los objetivos y la orientación
estratégica propuestos.
Puede concluirse entonces, que el análisis político de la coyuntura
política contribuye a actuar conscientemente en el ámbito político (en
el sentido de no-espontáneo) en cada coyuntura, favoreciendo el
accionar de las organizaciones político-sociales (indígenas-populares)
para fortalecer sus fuerzas y desarrollar las tendencias que les
favorecen.
►Un cambio significativo en la correlación entre las fuerzas sociales
fundamentales supone también un nuevo modo de articulación de ellas
en el interior del bloque indígena-popular y entre el conjunto de
fuerzas favorables al cambio, en virtud de lo cual se va configurando
simultáneamente una nueva coyuntura.
Para la conformación de nuevas coyunturas, el desplazamiento de lo
viejo por lo nuevo, constituye el principal sentido del “análisis político
de la coyuntura política”. Dicho análisis no es neutral, se realiza como
un instrumento político-cognitivo para definir cuál es la mejor
inserción posible de un conjunto de fuerzas sociales (o una
organización) en la escena política del momento analizado. Esa “mejor
inserción” posible sería la inserción correcta de ese tiempo, dado que
está orientada a formar o fortalecer las capacidades de acción política
de los sujetos y actores sociales y políticos en cuestión, para potenciar
su acción efectiva en la acumulación (favorable) de fuerzas con sentido
estratégico.
En cualquier caso, vale reiterar, se trata siempre de una aproximación
teórico-cognitiva a las prácticas concretas de los sujetos y actores, sus
complejidades y la de las situaciones sociales concretas. No hay
análisis, por “perfecto” que sea, que garantice su realización exacta, ni
–en tal caso‑, la obtención de los objetivos propuestos o el triunfo.
► El análisis político de la coyuntura política, al igual que todo análisis
político, tiene en cuenta, entre otras, las siguientes premisas:
‑El carácter complejo y cambiante de la realidad histórico-social
‑La intervinculación teoría‑práctica

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‑El sentido de las luchas sociales (estrategia y tácticas)


‑Los sujetos concretos y sus articulaciones y subjetividades
Esto implica tener presente que:
La realidad social es la síntesis viva de un conjunto de fenómenos,
procesos, relaciones, subjetividades, culturas, intereses, prácticas,
interarticulados e interdefinidos de modo contradictorio y permanente.
La acción política es parte de esta interrelación y ‑como tal‑ la modifica
en un sentido u otro. Porque la acción política tiene su punto de partida
en esa articulación y a ella se orienta, cambiándola en un sentido u otro
a la vez que ella también es modificada en ese proceso. Esto significa
que:
a) la realidad social, sus dinámicas y tendencias, no puede
entenderse fuera de esa interarticulación.
b) la realidad social constituye un fenómeno complejo y cambiante
en función de múltiples razones, por lo que
c) el análisis de los acontecimientos sociales no puede reducirse a
una sola “causa” o fenómeno, ni tampoco la búsqueda de su
modificación, afianzamiento, etcétera.
d) no es posible predecir (ni predeterminar) con exactitud el curso
futuro inmediato y mediato de los acontecimientos sociales.
e) Las recomendaciones que emergen de los análisis de coyuntura
son aproximaciones para optimizar las acciones políticas de los
sujetos que los realizan, y disminuir –de ser posible a su mínima
expresión‑, la improvisación y los errores que, en base a ella o al
desconocimiento y a menudo la soberbia que lo acompaña,
pueden cometerse.
La “coyuntura” hace referencia entonces, a un determinado modo de
existencia de ese conjunto de interarticulaciones e interrelaciones
sociales (políticas, económicas, culturales, cosmovisivas) en un
momento determinado. Aceptar esto supone entender la realidad social
como un proceso vivo y cambiante, y proyectar de igual modo las
acciones que buscan su modificación.
El análisis político de la coyuntura política supone una forma específica
de comprender la relación teoría‑práctica, conjugando el pensar y el
hacer de modo directo e inmediato. ¿Por qué?
Las respuestas apuntan –en principio‑ dos elementos:
§ El conjunto interarticulado de fenómenos y relaciones complejos que
constituyen la sociedad se puede conocer (acorde con las
posibilidades y condicionamientos de cada momento);
§ Sobre la base del conocimiento sociopolítico de cada momento,
particularmente, a partir de los análisis políticos de la coyuntura
política, los sujetos y actores están en capacidad de orientar
adecuadamente sus comportamientos políticos.

Razones político-metodológicas

de este enfoque

El futuro se disputa y construye palmo a palmo en el presente

Los sujetos y actores que protagonizan cada coyuntura, situación o


problemática son cambiantes. Así como no hay un sujeto
predeterminado tampoco hay un sujeto eterno. La (auto)constitución
del sujeto es parte del caminar y está anudada al protagonismo
sociopolítico que se constituye o reconstituye en cada situación,
acontecimiento o coyuntura. Esto señala una idea políticamente
central: el sujeto político se constituye o reconstituye, se construye o
reconstruye constantemente en los procesos sociales concretos. Los
actores sujetos discuten su protagonismo en cada momento y

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‑entrelazados al desarrollo de las dinámicas de los acontecimientos


sociales‑, dirimen en cada coyuntura su (auto)constitución [o no] en
sujeto sociopolítico, protagonista (en colectivo) de las tareas y desafíos
de su tiempo.
En realidades sociales en la que los movimientos sociales han
constituido gobierno, o se articulan con el quehacer político
transformador del gobierno (Bolivia, Venezuela, Ecuador…), cobra
mayor relevancia –por el incremento de responsabilidades, tareas y
contradicciones‑, no “bajar la guardia” de la acción política, participar
activamente en “la disputa” de la construcción social, cultural,
cosmovisiva, económica y política de la nueva sociedad, disponiéndose
a atravesar los enmarañados conflictos con propios y ajenos, ajustados
al tiempo de cambios que se transita. Es en la batalla cotidiana de la
construccion de lo nuevo y lucha con lo viejo que se dirime una y otra
vez el protagonismo de los diversos actores. Ellos se reagrupan,
redefinen y perfilan en cada coyuntura sus intereses y perspectivas, y
van cincelando sus capacidades para (auto)constituirse o (auto)re-
constituirse en sujetos (políticos) de su historia, conjugadamente con
las demandas de los tiempos históricos y los propios.
La instalación de un gobierno popular revolucionario supone la
conformación de nuevas interrelaciones sociales y el surgimiento de
nuevas contradicciones, conflictividades, afinidades e interacciones de
fuerzas e intereses sociales, económicos, culturales y políticos acorde
con la nueva realidad política e institucional, de conjunto, estas
configuran un nuevo mapa sociopolítico que define nuevas tareas y
desafíos tanto de orden interno como de orden externo a los actores
sociales, ahora claramente confrontados en su matriz política o
sociopolítica.
Esto es así porque en la nueva etapa abierta con el gobierno popular
revolucionario, emergieron y emergen nuevos actores sociales que
crecen en identidad (y maduran) a través de las luchas sectoriales antes
dormidas o inhabilitadas políticamente. Y esto configuró y va
configurando un nuevo mapa sociopolítico de actores-sujetos, de
reivindicaciones y problemáticas hasta hace poco adormecidas o
invisibilizadas. Esta realidad incorpora también nuevas
contradicciones y tensiones, en gran medida producto del crecimiento
y la profundización del proceso de transformaciones sociales en el que
se desarrolla constantemente la (auto)constitución y (auto)re-
constitución de los sujetos, que es parte de las disputas y está en
disputa constante.
Sin embargo, habitualmente se piensa que cambian las realidades pero
no así los sujetos, los actores y sus conciencias. Al parecer, para tal
perspectiva, habría un momento en que se rompe la relación entre
realidad, experiencias sociales y conciencia sociopolítica. Y –
supuestamente, por ello‑, a pesar de los cambios que tienen lugar en la
realidad social ‑por ejemplo, cuando se constituyen gobiernos
populares‑, desde el plano analítico y político suele tratarse a los
actores-sujetos ‑partícipes de tales logros‑, refiriéndolos
permanentemente a su actuación en el pasado inmediato y a la
conciencia correspondiente a ese tiempo. Esto, además de que no les
reconoce el protagonismo que los actores-sujetos tienen (o podrían
tener) en el nuevo tiempo, en el tiempo de co-gobernar, impide ubicar
a los sujetos y actores en las nuevas interrelaciones sociales creadas por
la nueva situación sociopolítica y económica y cultural. Se rechaza, de
última, el hecho de que las nuevas coyunturas replantean
permanentemente los intereses colectivos y sectoriales y
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4/5/2021 Reflexiones desde abajo: Gobernar las coyunturas

disputan la conciencia, organización y acción de los actores-sujetos.


Consiguientemente, no puede darse por sobreentendido que ‑en la
realidad actual de Bolivia, por ejemplo‑, el MAS continúe siendo
automáticamente –para todos los tiempos‑, la expresión
sintetizadora‑articuladora (totalizadora) del conjunto de movimientos
indígenas y sociales y de otros actores del campo popular, tal como lo
fuera otrora.
Lo que ocurre en la vida real es que las formas, modalidades y
personificaciones organizadas que hasta hace poco tiempo
constituyeron una identificación totalizadora aglutinante de los
grandes actores sociopolíticos de las luchas sociales y políticas
protagonizadas hasta el momento constitutivo de los gobiernos, suelen
resultar, en diversos aspectos, insuficientes. Y esto no se debe a
“errores” ni cuestiones “negativas”. Es característico de la dinámica
“natural” de los procesos sociales. Porque -como advirtiera Zavaleta-,
las dinámicas sociales hacen que: “…incluso lo que se ha hecho general,
tarde o temprano tiende a convertirse en el símbolo conservador de lo
particular. La intersubjetivación debe, por tanto reproducirse de un
modo constante.” [Zavaleta Mercado, 1986:27]
Si la totalización sociopolítica es creada y recreada en cada momento,
visualizarla y captarla analíticamente resulta entonces una tarea
permanente de los analistas de las coyunturas políticas. Atender a ello
es parte de la necesidad de realizar periódica y sistemáticamete –desde
abajo, con los actores-sujetos‑, los análisis políticos en cada coyuntura
política, para ‑fundamentados en ellos‑, tomar colectivamente las
decisiones políticas, gubernamentales, estatales...
Los sujetos (actores-sujetos) constituyen el corazón del
proceso histórico y por ende también del análisis político de
las coyunturas políticas. Su participación en los procesos colectivos
de análisis, sus opiniones y propuestas son la clave política para la
construcción colectiva de las conclusiones y recomendaciones, a partir
de las cuales –cada uno de los participantes‑ decidirá qué hacer en ella.
Es central entonces, en este proceso, tener en cuenta las subjetividades,
las identidades, los intereses, y las aspiraciones diversas y la necesidad
de hilvanarlas en cada momento.
Es importante recordar que los sujetos y actores no “esperan” a ser
convocados por alguien para realizar análisis de coyuntura política,
cada uno de ellos –de modo individual o colectivo‑, los realiza motu
proprio como parte de su ser y hacer en la vida político-social de su
comunidad, su territorio local, nacional o regional. Ellos vienen
realizando análisis de coyuntura de diversas formas y modalidades: en
sus reuniones, en asambleas, en congresos o conferencias…
El desafío radica en construir las convergencias entre los distintos
enfoques, las diversas propuestas, advertencias o iniciativas que se
conciben de modo disperso entre distintos sectores y actores. Y en este
sentido, no basta solo con la convergencia y la construcción del análisis
político de la coyuntura política por parte de los sujetos sociales, es
vital articularlos con los actores políticos gubernamentales y estatales,
y viceversa. En esto radica el sentido primero y último de la
construcción desde abajo de pensamiento y acción política colectivas
por –y desde‑ de los sujetos (sociales, políticos gubernamentales…).
En un proceso como el que vive Bolivia, sigamos con este ejemplo, las
articulaciones entre la gestión del gobierno, la administración y gestión
del Estado y la participación política de las organizaciones sociales y los
pueblos todos constituye la clave política del proceso en cada
momento. Apoyarlas, calificarlas y estimularlas es vital para ampliar-
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profundizar la potencialidad revolucionaria de los gobiernos indo-


populares, contribuyendo a la profundización del proceso en el sentido
de los cambios raizales estratégicamente propuestos. Hay que estar
atentos y enfrentar la cómoda y persistente sentencia que supone que
“de algún modo se resolverá”, o la otra que supone que porque algo ha
sido pensado en beneficio del pueblo, este ‑de oficio‑, lo apoyará.
Las definiciones coyunturales (y estratégicas) del proceso de
cambio son parte del proceso social vivo y no dogmas
establecidos –desde fuera de las luchas de los pueblos‑ por algunos
iluminados, cuyas decisiones y propuestas “los demás” tendrían que
asimilar. La conciencia política de los actores sociopolíticos del pueblo
se forja y crece en los procesos de resistencia, lucha y construcción de
alternativas, en interdefinición constante con la definición o
redefinición de los rumbos y objetivos estratégicos, que van siendo
construidos (y modificados) palmo a palmo por los sujetos políticos.
Que ellos sean participantes plenos, analistas y decisores de los análisis
de coyuntura política articulados con quienes toman las decisiones
políticas gubernamentales y estatales en todos los ámbitos de su
existencia y funcionamiento es fundamental.
Conclusión central: No son los discursos, ni los programas, ni las
metodologías, ni los buenos gobernantes, ni los propósitos, los que
hacen viables los procesos revolucionarios o revolucionarios a los
procesos. Son los sujetos, los hombres y las mujeres del pueblo que
sueñan y anhelan un mundo mejor y crean las alternativas para ello en
sus prácticas cotidianas, proyectándolas desde ahí hacia la dinámica
social toda. Sin concitar, promover y desarrollar su protagonismo, su
conciencia y organización, las perspectivas revolucionarias
empequeñecen o se obstruyen. La participación protagónica consciente
de los pueblos (auto)constituidos en sujetos revolucionarios no es
garantía de triunfo, pero su no-participación sí lo es de su fracaso.

Los sujetos políticos son a la vez sujetos del conocimiento

Para la concreción de la participación de la diversidad de sujetos y


actores sociales y políticos, estos tienen que buscar/construir caminos
que habiliten canales de intercomunicación, vasos comunicantes y
puentes entre las diversas modalidades de sus existencias
socioculturales, de sus diferentes culturas, descubrir los saberes
sumergidos, sistematizar experiencias, (re)construir conocimientos
colectivos e interrelacionarlos con los procesos de gestión de las
organizaciones. De conjunto, esto apunta a instalar los pilares para una
gestión intercultural de conocimientos en (desde y para) las
organizaciones políticas y sociales, esto es, para su participación con
equidad en la toma de decisiones. Y los convoca a generar-profundizar
procesos de conocimiento y toma de decisiones de abajo hacia arriba,
reconociendo a la sociedad en su diversidad, con sus culturas y
cosmovisiones e identidades y su proyección en la definición y gestión
de lo público (desde sus dimensiones micro, como por ejemplo, el
ámbito comunitario), rescatando y rearticulando esa diversidad en una
nueva dimensión de lo público colectivo-compartido-interarticulado.
Se trata, en definitiva, de poner en sintonía una diversidad de
entendimientos y modalidades del saber hacer (saber qué, saber cómo
y saber quiénes), que concurrirán en la conformación de nuevas
modalidades y saberes colectivos respecto de la cosa pública, su
gestión y administración, surgidos del ámbito de los pueblos y
construidos a partir de su participación y sabiduría. Son los saberes

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populares históricamente fragmentados y negados, ahora rescatados,


inter-articulados y potenciados como saberes de todos para todos.
Las modalidades, la profundidad y los alcances con que se conciba,
realice y proyecte la participación de todos y todas marcarán el
compromiso, la voluntad y la motivación de todos/as y cada uno/a para
participar en el proceso de construcción colectiva de conocimientos y
decisiones. Y ello fructificará en los resultados, es decir, en los saberes
colectivos interculturales que constituirán el sostén de la gestión
(aplicación, puesta en marcha) de las conclusiones y recomendaciones
por parte de las organizaciones sociales, del gobierno (nacional,
departamental, municipal, comunitario…), y en las instituciones y
organismos del Estado.
Para el logro de los objetivos mencionados es importante:
o Crear un ambiente de confianzas mutuas entre los y las
concurrentes en el proceso formativo pedagógico, cultural y
político.
o Romper con la estructura rígida y jerárquica establecida
entre saber y poder, y con las relaciones de subordinación y
dependencia que en ella se establecen.
o Desplegar un marco coherente entre el decir y el hacer.

La impronta de la educación popular

Un baluarte cultural con el que contamos en Indo-afro-latinoamérica,


además de los vitales aportes de los pueblos indígenas originarios, lo
constituye la educación popular y su concepción acerca de la
interarticulación poder‑saber-sujetos en su empeño por poner fin a la
clásica y jerárquica relación educador‑educando, que subordina y anula
a los educandos, reposicionándolos a éstos como sujetos de su realidad
social y su conocimiento. En ese sentido, la reflexión de los
“educandos” acerca de sus condiciones de vida ‑que comprende su
subjetividades y sensibilidades‑ es tomada como obligatoria referencia
y punto de partida y de llegada (conciencia crítica) del conjunto del
proceso educativo, que arroja siempre un nuevo conocimiento o
propuestas colectivas (construidas colectivamente).
Por ello, la educación popular constituye ‑a la vez que una concepción
de la relación saber-poder-sujetos y un camino para la construcción de
conocimientos desde abajo‑, un posicionamiento político sine qua non
para la posibilidad de construcción de las competencias interculturales
de interrelación y, consiguientemente, para el desarrollo de procesos de
gestión intercultural: reconocer al otro/a, valorizar al otro/a,
escuchar y ser escuchados, son claves políticas interculturales para la
gestación-construcción un nuevo tipo de pensamiento social y político,
y también para la revitalización/transformación de las instituciones a
partir de asumir y potenciar su raíz y proyección indígena-popular
intercultural.
► En este aspecto considero importante subrayar que tampoco en el
terreno del conocimiento existe una metodología que garantice
resultados exitosos. Igualmente sería imposible pretender que en el
terreno de las disputas políticas concretas se deba “cumplir a pie
juntillas” lo que se concluye como recomendaciones en los procesos
analítico reflexivos colectivos. Las acciones concretas de los complejos
procesos de la vida real se interdefinen e interdeterminan a cada paso
en la interacción de todos los factores intervinientes, entre los que
resalta la participación de los sujetos protagonistas. Ellos son los que
marcan ‑con sus acciones, sus percepciones y sus subjetividades‑ las
tendencias y el desenlace de los acontecimientos, en interacción, claro

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está, con otros sujetos contendientes. Es la lucha política de las fuerzas


sociales la que va marcando ‑en su dinámica contradictoria y
cambiante permanente‑, la correlación existente entre las fuerzas en
disputa y también entre las propias, en cada momento; fortalecerla es
objetivo de los análisis de la coyuntura política, y no a la inversa.
Lo dicho habla de una fuerte presencia ética como componente
genealógico de la posibilidad (y realidad) de la construcción de saberes
e interrelaciones colectivas inter-articuladas y también, por tanto, de la
posibilidad de transformar las realidades de exclusión y discriminación
de los oprimidos y las oprimidas, de los trabajadores y las trabajadoras,
de los pobres urbanos y campesinos, de los indios e indias, los negros,
las negras y los mestizos, a través de la construcción de los intersticios
interculturales que contribuyen estratégicamente a transformar la
sociedad actual e ir construyendo una nueva civilización,
fundamentada en la equidad de etnias, géneros y clases hasta su
equiparación en el único calificativo universalmente pleno de “género
humano”.

Baches o prejuicios culturales y político‑metodológicos


Las múltiples interpretaciones acerca del conocimiento, sus métodos y
alcances hacen de las afirmaciones anteriormente expresadas, puertas
de entradas a frecuentes conflictos que se expresan en determinados
modos del pensar-actuar de los distintos sectores y actores sociales y
políticos, y que resumo aquí como problemas o baches metodológicos.
Entre ellos, cabe mencionar, en tanto usuales, a: la soberbia, la
subestimación, el dogmatismo, el mecanicismo (automatismo), el
objetivismo, la impaciencia, la unilateralidad, la unidireccionalidad, la
linealidad, el esquematismo, el subjetivismo, la autocomplacencia, la
desinformación, el teoricismo, etcétera. A ellos se anudan actitudes
políticas tales como: tacticismo, voluntarismo, espontaneísmo,
estrategismo, planificacionismo (encorcetamiento), pasivismo,
inmovilismo, practicismo, etcétera. Considero clave detener aquí la
mirada analítica en seis problemas práctico-conceptuales.

Desinformación

La información es la base, el insumo primero, la materia prima para el


conocimiento y la participación, lo es también por tanto para el análisis
de coyuntura. Cuando este se realiza con ausencia o escasez de
información de partida se empequeñece la posibilidad de diagnosticar
adecuadamente la situación y, consiguientemente, para la elaboración
de las recomendaciones prácticas propias de la acción política.
La información escasa incide también en la organización de los
conocimientos: se reconocen las tensiones y conflictos, pero no se
puede sistematizar la información ni encontrarle un sentido a tales
conflictos, menos aún relacionarlos con las posibilidades de
profundizar el proceso de transformación social.

Voluntarismo y espontaneísmo

La desinformación contribuye a estimular salidas voluntaristas o


espontaneístas por parte de los sujetos y actores de la escena
sociopolítica (inserción prioritariamente emocional en los
acontecimientos): actuación sin la adecuada preparación política-
organizativa que reclama la coyuntura política y, lo que podría
entreverse –conocimiento mediante‑ como el futuro inmediato. Esto
abona aquello de “dejarse llevar por la corriente”, incentivando el
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crecimiento de lo que podríamos denominar “falsa conciencia” de la


realidad. La secuencia reiterada de estas prácticas interna a los sujetos
y actores sociales y políticos en un coyunturalismo desgastante,
mediante el cual estos hacen como que modifican la coyuntura
existente cuando en realidad ni siquiera la rozan y, contrariamente a
tales propósitos, son arrastrados por ella siendo generalmente presas
de la manipulación de otros actores políticos (adversarios políticos) a
cuyos intereses terminan abonando.
Estas conductas alimentan el pasivismo en algunos sujetos, quienes
desestiman la necesidad de realizar sistemáticamente análisis de la
coyuntura política porque consideran que, de todos modos “lo que va a
suceder sucederá”. En consecuencia, “no les interesa” prepararse,
informarse acerca de los acontecimientos del momento y sus posibles
desarrollos para incidir en ellos activamente a favor de sus intereses.
Gobernar las coyunturas resulta, en tal caso, una dimensión de la
acción política ajena a sus posibilidades e intereses (auto-
subestimación).

Autocomplacencia

Está presente cuando el análisis busca de antemano construir


(intencionalmente o no) una totalidad, apostando al énfasis arbitrario
de algún o algunos aspectos del fenómeno político-social de que se
trate en cada momento. Generalmente esto es convergente con el afán
de los analistas en “quedar bien”, “agradar” o mostrarse afines con los
intereses o anhelos de los actores sociales con los que se interactúa.
Pero el análisis de coyuntura no persigue la finalidad de exaltar la
identidad ideológica del pueblo, sino evaluar adecuadamente sus
fuerzas actuales, reconocer las condiciones que deciden ese nivel
relativo de fuerzas y contribuir a la identificación de acciones capaces
de potenciarlas en virtud de profundizar el proyecto sociopolítico
transformador. El análisis de coyuntura política estudia el balance
general de fuerzas, lo que incluye las del campo popular y las
reaccionarias, su grado de preparación, pero también el contexto en el
que tiene lugar esa interrelación conflictual, los hechos externos que
pueden en un momento dado propiciar cambios en una u otra dirección
y que pueden promover un cambio en la correlación de fuerzas.
Que el interés por el desarrollo y la articulación de los sectores
populares como fuerza social colectiva de transformación constituya
uno de los sentidos y criterios de la realización del análisis de
coyuntura, no significa que haya que reemplazar los acontecimientos
sociales tal cual estos se presentan en cada momento, por productos de
la imaginación o por el supuesto “deber ser” del curso socio-histórico.
Un análisis de coyuntura autocomplaciente (y autogratificante), lejos
de fortalecer las fuerzas propias, contribuye generalmente a aumentar
sus posibilidades de fracaso y frustración, pese a los esfuerzos de los
sujetos-actores por revertir una correlación negativa de fuerzas.

La realidad como un hecho inmodificable

Otro argumento recurrente es tomar los datos de la realidad como


hechos imposibles de ser modificados, como si estos no fueran
producidos en la actividad productiva y reproductiva de los seres
humanos y sus interrelaciones sociales.
Buscando cuando menos minimizar esta tendencia, en el análisis de la
coyuntura política resulta importante ‑en primer lugar‑, reconocer los

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cambios ocurridos en la realidad constitutiva y conductual de todos y


cada uno de los actores sociales y políticos, para ‑en segundo lugar y a
partir de lo anterior‑, tomar (colectivamente) entre las tareas políticas
claves del proceso sociotransformador, la reconstrucción –constante-
del “campo indo-popular” como totalidad [Zavaleta Mercado]. Y esta
labor no es patrimonio exclusivo de los revolucionarios, es un desafío
común al accionar político de todos los actores políticos porque en ella
se resume el corazón de la hegemonía (para sostenerla, afianzarla o
modificarla).
El obstáculo mayor para comprender la complejidad de la realidad y
sus dinámicas y asumir los desafíos que ello implica, radica
fundamentalmente en la supervivencia de las viejas miradas lineales de
los procesos históricos. Estas, en vez de reconocer las marchas y
contramarchas de la historia, suponen que las revoluciones suben por
una escalera y, en la medida que van “subiendo” peldaños, van
“superando” momentos y contradicciones, y van pasando a “otra
etapa”. En tal caso, la emergencia de nuevas contradicciones como la
resurgencia de las ‑así consideradas‑ “antiguas” contradicciones, por
ejemplo, sectoriales, suelen ser rechazadas, consideradas un “defecto”
en vez de fenómenos naturales del proceso colectivo de cambios,
proceso que implica necesariamente rever-ampliar-modificar lo
existente a cada paso, tanto en materia organizativa como en lo
político-programático. Se trata de un proceso permanente. Por ello es
importante pensar en formas organizativas y de funcionamiento y
acción flexibles, abiertas naturalmente a las dinámicas sociales, a los
sujetos y actores y a sus problemáticas, identidades, historicidades y
subjetividades.

Planificacionismo

En épocas del predominio cultural del pensamiento determinista, se


implantó como verdadera la suposición de que ‑haciendo un buen
diagnóstico inicial de la situación social, económica y política de una
sociedad‑, era posible planificar (amoldar a intereses propios
“científicamente” definidos), el curso de las luchas sociales.
La posibilidad de irrupción de lo imprevisto quedó fuera de dicho
enfoque y, por tanto, también, cómo actuar ante la irrupción de lo no
previsto y de lo imprevisible (siempre presente), cómo hacer para
modificar raudamente las definiciones, decisiones y orientaciones
propias (por ejemplo, resoluciones de un congreso partidario, de
asambleas sindicales, barriales, etc.).
Lo no previsto o no conocido de antemano, fue y aún es generalmente
descalificado por considerarlo “caótico”, y ello ha marcado a las
conductas políticas de los sujetos y actores que así lo asumieron o
asumen, con un determinismo mecánico basado en: acción‑reacción.
Ello explica, por ejemplo, el boquiabiertismo de algunos intelectuales o
algunas organizaciones políticas de la izquierda latinoamericana frente
a los grandes y continuos levantamientos de los pueblos
latinoamericanos contra el poder o contra represores, ya que ellos no se
atienen a sus preceptos ni previsiones ni mandatos. Paradójicamente,
en tales casos, lo mágico emerge como realidad posible para la razón
dogmática.
Lo imprevisto es parte de las dinámicas del movimiento social, por lo
que predecir su ocurrencia con exactitud y el modo en que esto tomará
cuerpo, es imposible. Pero sí es posible prepararse para ser capaces de
asimilar lo imprevisto y así poder readecuar, ajustar o modificar el

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rumbo y las tareas en sentido convergente o favorable al proceso


sociotransformador en curso. El apego a lo previamente escrito y
definido puede conducir ‑en tiempos de estallidos sociales u ocurrencia
de acontecimientos excepcionales‑, a la pérdida de la acumulación de
años, a la dispersión o fragmentación de las fuerzas del campo popular
e incluso al derrumbe de los objetivos embanderados para ese tiempo.
En tal caso, se afianzan los sentimientos de imposibilidad de cambiar
las cosas, y ‑manipulación del poder mediante‑, la derrota o frustración
se abre paso, no pocas veces dejando profundas huellas de largo
alcance.
La vida sociopolítica no puede determinarse a priori. Por mucho que
se acerque el análisis y la previsión, siempre habrá margen para que se
produzca lo inesperado, lo no previsto. Lo imprevisible es parte de la
vida porque la parte central, viva, del movimiento social son los seres
humanos y sus conciencias y más aun, sus subjetividades, sus
sentimientos. Conjugados, ellos son los que finalmente arrancan a las
personas comunes de sus casas o sus puestos de trabajo y las llevan a
las calles con una fuerza increíble, inusual en tiempos corrientes,
impulsándolas a realizar acciones jamás pensadas, pero que ‑en ese
momento y solo en ese momento‑, les resultan imprescindibles para
continuar viviendo.
Es el instante del ¡Basta ya!, la bisagra entre dos tiempos: el de la
bronca y la resistencia que se genera y acumula en las acciones
cotidianas y estalla cuando alguna situación insignificante e
inesperada, no calculada, provoca el agotamiento de esa acumulación,
que es a su vez también, el agotamiento y quiebre de la confianza en
que se puede cambiar el estado de cosas o encontrar una salida por los
caminos usuales. Esa bisagra se articula en un instante, y es justamente
el advenimiento de ese instante el que es imprescindible intuir para
poder anticiparse a él en el minuto exacto y confluir con su irrupción
social, ya sea para concretar objetivos estratégicos o para que el
momento de salto-ruptura del proceso de acumulación (de conciencia,
organización y poder propio) no se traduzca luego –por frustración de
la expectativas‑ en una ruptura con lo acumulado. Sentimiento
negativo que los sectores del poder impulsan a posteriori por diversas
vías, buscando abrir todas las brechas posibles para retomar la
conducción del curso de los acontecimientos del país o del sector social
de que se trate, y subordinarlos a sus intereses particulares.

Subestimación y mecanicismo

Otro obstáculo cultural que suele estar presente en la realización de los


análisis de las coyunturas políticas afectando la calidad de los mismos,
es su subestimación. Y el sostener ‑al estilo del viejo pensamiento‑, que
la situación de hoy será irremediablemente revertida en el corto o
mediano plazo. Por ello, es de suma importancia:
‑No subestimar el momento histórico que se vive: las ansias de
reconquista de los territorios por parte de los adversarios políticos.
‑No subestimar a los medios de comunicación masiva en su papel de
formadores de opinión pública, manipuladores que buscan reencauzar
los procesos de cambio, para imponer a los candidatos del capital.
Resulta vital:
‑No subestimar ni sobreestimar las capacidades de los integrantes de
las fuerzas propias. La subestimación es la contracara de la soberbia,
su modo encubierto de existencia y expresión. Esto tiene importancia

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en la batalla política y cultural actual por su elevada incidencia en el


terreno de la acción política.
La disputa política no puede reducir su alcance al aparato político-
institucional, a la disputa por acceder a las instituciones. Sin despreciar
esto, el proceso requiere más: La posibilidad de los sujetos de modificar
la correlación de fuerzas de un modo favorable a sus propuestas de
cambios, más aun si se encabeza un gobierno propio, situación que
torna imprescindible la construcción de una fuerza político social
indo-popular (actor colectivo) del cambio, capaz de construir poder
propio, sostenerlo, afianzarlo y profundizarlo en lo parlamentario y
extraparlamentario.
Y esto supone la conjugación de tres procesos: resistencia y lucha,
construcción de fuerza política y social, y la disputa en lo político
institucional y en lo cultural social no institucional. Todo ello demanda,
por un lado, la definición (mínima) de un proyecto o de una proyección
programática que promueva las convergencias y dé coherencia a las
luchas populares en torno a los objetivos (colectivamente) propuestos.
Por otro, esto reclama la construcción inter-articulada del actor
colectivo, sujeto sociopolítico de los cambios, convergiendo en los
rumbos estratégicos, en los ámbitos regional, continental e
internacional, respetando los ritmos diferentes y las identidades de
cada país y de cada uno de los sujetos que protagonizan los procesos.

¿Qué hacer?
Para finalizar esta introducción al tema del análisis político de la
coyuntura política, deseo subrayar la compleja relación entre lo
imprevisto, lo indeterminable, lo sorpresivo, y la necesaria
construcción desde abajo acorde con objetivos y planes previamente
concertados ‑generalmente en congresos o asambleas extraordinarias‑,
entre las organizaciones sociales y políticas. En el ámbito conceptual
esto configura la contradicción entre lo que ‑evocando a Carlos Matus‑,
denomino coyuntura dinámica y política construida.
La coyuntura dinámica sería la coyuntura propiamente dicha, y se
expresa en los hechos y acontecimientos que se analizan y describen.
La política construida se refiere a las previsiones y definiciones de
tareas políticas decididas, por ejemplo, en un congreso partidario o en
un movimiento social o en una asamblea de movimientos; se asienta en
las ideas construidas en base a una teoría, un paradigma o modelo.
Toda coyuntura dinámica puede ser racionalizada intelectualmente,
pero no toda política construida alcanzará necesariamente su
materialidad (corporeidad, realización) en una coyuntura dinámica.
El propósito de toda planificación o previsión de la acción social,
económica y política es superar una estado de inercia, rectificar,
reforzar o modificar el rumbo del proceso político, y esto supone un
cierto control del proceso social. La interrogante, en este caso, sería:
¿es posible construir una coyuntura dinámica a partir de una política
construida?, es decir: ¿puede diseñarse una política construida capaz
de generar una coyuntura dinámica acorde con sus proyecciones?,
¿cómo lograrlo?
A modo de recomendaciones a tener en cuenta en esta búsqueda, puede
mencionase:
a) Que los grupos sociales que construyen, poseen o asumen posiciones
de poder (gubernamental-estatal), definan al menos un grupo mínimo
de orientaciones y propuestas (coyunturales-estratégicas) elaboradas
conjuntamente con las organizaciones sociales del campo indo-
popular.

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b) Que la realización de la propuesta estratégica implique cambios


raizales con respecto al “manejo” y la concepción tradicional de la
política.
c) Que el proyecto estratégico o conjunto mínimo de orientaciones y
propuestas encuentre en el proceso social y en las circunstancias
internas y externas, condiciones concretas que le permitan
transformarse ‑mediante la acción sostenida de las fuerzas sociales del
campo indo-popular‑, en coyuntura motriz susceptible de ser
conducida por la planificación, propuesta de acción, etc. (política
construida).
Un elemento resulta clave:
d) Trabajar en base a hipótesis y no tesis. Considerar las resoluciones y
lineamientos de trabajo siempre como líneas tentativas de acción
cuyos ejes, consignas y contenidos pueden variar en cualquier
momento. Es más, es necesario estar alertas para cambiarlas en cuanto
se modifique la situación en la que fueron engendradas y definidas.
Cuando se pretende cambiar la realidad sobre la base de ideas
preconcebidas acerca de su deber ser, la realidad se torna
frecuentemente un “problema”, puesto que –generalmente‑ no se
corresponde con las fórmulas preestablecidas. El “problema” se
transforma en “obstáculo” cuando el pensamiento se aferra a sus
presupuestos en vez de conocer la realidad sociohistórica concreta y
aprender de ella; en virtud de ello encuentra barreras insalvables
donde existen, potencialmente, soluciones y esbozos de innumerables
respuestas posibles.
Por ello es indispensable tener presente que toda política construida,
aunque sea perfectamente viable en lo racional, no se realizará
inexorablemente en las prácticas. El determinismo y la previsibilidad
absoluta no existen; no hay garantías de éxito para los procesos de
transformación social por muy bien planificados, programados y
pautados que hayan sido previamente.
El movimiento de la realidad está marcado por las acciones de los
sujetos y actores, orientadas hacia la realización, conservación o
modificación de proyectos, cuyas raíces se entroncan y revitalizan o
apagan en las coyunturas.
Vale insistir en que: “Una cuestión clave en el análisis de coyuntura es
la percepción de la complejidad y dificultad en determinar relaciones
de causalidad de tipo unívoco, simples. Existe un elemento constante
de imprevisibilidad con relación a la acción política: su existencia, sus
efectos, sus causas. La acción política es en sí misma un elemento de la
realidad política; es la base de la posibilidad de transformaciones, de
cambios, de surgimiento de lo nuevo. Hablar de una lógica de acción es
hablar también de su imprevisibilidad.” [INCEP]
La noción de “análisis de coyuntura”, incluso en su forma más
preliminar, busca el conocimiento y la compresión de la compleja
realidad social en un momento dado, de la cual somos parte y respecto
de la cual –en la perspectiva de la transformación‑, no podemos sino
actuar con mayor o menor conciencia. El estado de perfección, estado
“cero error”, es un imposible, pero acercarnos a él, buscar caminos para
reducir sus márgenes de existencia e impacto en nuestras acciones, es
parte de los objetivos y sentidos del análisis político de la coyuntura
política.

Bibliografía empleada

isabelrauber.blogspot.com/2014/03/gobernar-las-coyunturas.html 19/20
4/5/2021 Reflexiones desde abajo: Gobernar las coyunturas

· INCEP, 2002. Como hacer un análisis de coyuntura.


Guatemala.
· Gallardo, Helio. Fundamentos de Formación Política.
· Harnecker, M y Rauber, I. 1992 “Esquema para analizar una
coyuntura”, en: Memoria oral y educación popular
(Reflexiones Metodológicas), Centro de Estudios y
Documentación sobre América Latina (CENDAL), Bogotá.
· Matus, Carlos. 1987. Estrategia y plan. Siglo Veintiuno
Editores. México.
· Rauber, Isabel. 2004, “Lo espontáneo y lo conciente en
Latinoamérica”. Artículo elaborado en tesis para el doctorado. Lovain
La Neuve.
‑‑‑‑‑‑2002. “Argentina, hora de unidad y de patria”, En: Qué son las
asambleas populares, Editorial Peña Lillo-Continente, Buenos Aires, 2002.

· ------2011. Composición del texto colectivo de autores en base a


entrevistas realizadas para la elaboración de este libro destinado a la
formación de analistas políticos.
· Sametband, Moisés J. 1999. Entre el orden y el caos. La
complejidad. Fondo de Cultura Económica, México.
· Zavaleta Mercado, René. 1986. Lo nacional-popular en
Bolivia. Siglo XXI Editores; México.

[1] Para expresarlo gráficamente, diría que esto implica seguir la


“filosofía del bombero”. ¿Cuál esa filosofía? Vivir apagando fuegos allí
donde estos aparecen. A diferencia de estos, la capacidad de gobernar
las coyunturas supone “bomberos de nuevo tipo”: aquellos que nunca
tienen un fuego que apagar porque se adelantan a los acontecimientos
e impiden que se originen los incendios. Estos son los mejores
bomberos: los que no tienen fuego alguno que apagar.

PUBLICADO POR ISABEL RAUBER EN 8:50


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