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La Habana, 20 de enero de 1979

Sr. José Miguel Gómez Barbera,

246 NE, 35 Street,

Miami, F.L. 33137.

Mí querido ahijado:

Doy contestación a la afectuosa carta de fecha 18 de diciembre del año ppdo., en la cual
me pones en conocimiento de tu viaje a Nigeria, África, donde se te entregó a Olofin por
el Obá de Osogbo.

Sobre este particular, como tu padrino, tengo que darte mi opinión sincera sin andar con
remilgos y rodeos: NO ESTOY DE ACUERDO.

Todos sabemos que los conocimientos de las religiones africanas en Cuba, son
consecuencia del oprobioso robo de negros del África traídos para acá, vendidos en
calidad de esclavos. Estos se agruparon religiosamente de acuerdo con sus respectivos
orígenes, tanto durante la Colonia como en la República.

Fue Ogunda Tetura, Ifaomí, mi abuelo en Ifá, quien trajo los fundamentos y secretos de
la Religión Yoruba. Debido a ello, estamos nutridos de antecedentes, conocimientos y
elementos profundamente de tronco y raíces africanas, absolutamente originarias, no
inventadas.

Por tanto, lo básico, tronco y raíz de los cubanos, está aquí en Cuba y es de
obligatoriedad mantenerse [fieles] a ellos con el debido cariño y respeto, y la más
estrecha cohesión y responsabilidad, para no caer en el desorden, inquietudes, rumores
a subterráneos, indisciplina, inconformidad y defraudación.

Como no me gusta el curso de los acontecimientos religiosos en esa [tierra], porque se


apartan de las normas directrices y funcionales, no doy validez a nada que sea recibido
en otro país que no sea Cuba, a un cubano que haya hecho Ifá en Cuba.

No se puede desconocer la raíz y el tronco de su origen, sus ceremonias y secretos, sin


caer en irresponsabilidad y desorden.

El cubano que haya hecho Ifá en Cuba, tiene aquí su tronco y raíz religiosa. Y es aquí
donde tiene que hacerse las demás ceremonias y recibir sus secretos, amplios y
verídicos.

Por este medio, mi ahijado, quiero hacerte constar que no he autorizado a Ubaldo Porto,
para que entregue a Olofin.

Cómo voy a autorizarlo, si él no lo ha recibido ni ha pasado por su fundamental


ceremonia. Además los secretos que conlleva no se pueden divulgar ni puede caer en la
imprudencia de confiar en una carta para transmitirlo.

Estoy dispuesto a ayudar a cualquiera que me lo solicite o que se haga llegar hasta mí.
Yemi Elebuibon, la credencial de su padrino Fagbemi Anajaku, Obá de Lagos, donde
éste hace constar que lo había coronado babalao.

En Miami Yemi Elebuibon, dio una conferencia presentada por el Programa de


Interacción de Minerías, patrocinada por el FIU y el Fomento de Humanidades de la
Florida. Yemi dijo: que en su país las mujeres podían ser babalaos. Por ello, tiene que
llenar los requisitos. Primero, la mujer tiene que haber pasado la edad de la
menstruación para que esté limpia y pueda efectuar los “ritos religiosos”. Segundo: tiene
que aprenderse de memoria las 256 leyendas sagradas. Esto solamente podía tomar
años. Esta afirmación entre los babalaos y religiosos presentes causó sorpresa,
incredulidad, desconfianza y protestas airadas. En vista de ello, Yemi, prometió aclarar
sus palabras.

Antes de irse dejó un libro escrito por babalaos africanos que contradice lo expresado
por él. El libro exterioriza que las mujeres no podían recibir todos los secretos de la
adivinación.

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