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DERECHOS
HUMANOS
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UNIDAD I: INTRODUCCIÓN

1.Introducción a los derechos humanos: (a) concepto, (b) fundamentos, (c) emergencia.

2. Principios básicos y notas esenciales de los derechos humanos

3. Sujetos de los derechos humanos: (a) sujeto pasivo, (b) la persona humana, (c) personas
en situación de vulnerabilidad. Causas de la vulnerabilidad (pobreza, discapacidad, género,
pertenencia a comunidades indígenas o minorías, migración, etc.). Las “Cien Reglas de
Brasilia de Acceso a la Justicia de personas en condiciones de vulnerabilidad”, (d) las
personas jurídicas. Empresas transnacionales y derechos humanos.

1.Introducción a los derechos humanos

(a) concepto
Los derechos humanos son los derechos que tenemos básicamente por existir como seres
humanos; no están garantizados por ningún estado. Estos derechos universales son
inherentes a todos nosotros, con independencia de la nacionalidad, género, origen étnico o
nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección
universal de los derechos humanos fundamentales.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, junto con los dos pactos —el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales—, componen la Carta Internacional de Derechos
Humanos.
Delimitan el poder del Estado y, al mismo tiempo, exigen que el Estado adopte medidas
positivas que garanticen condiciones en las que todas las personas puedan disfrutar de
sus derechos humanos.
Los Gobiernos y otros titulares de deberes tienen la obligación de respetar, proteger y
cumplir los derechos humanos, que constituyen la base legal para la reivindicación de
derechos y la demanda de reparación en caso de incumplimiento. En realidad, la posibilidad
de demandar y exigir reparación es lo que distingue a los derechos humanos de los
preceptos propios de los sistemas de valores éticos o religiosos.
La “obligación de respetar” significa que los Estados están obligados a abstenerse
de interferir en el disfrute de los derechos por parte tanto de los individuos como
de los grupos. Entraña la prohibición de ciertos actos de los Gobiernos que puedan
menoscabar el disfrute de los derechos.ciertos actos de los Gobiernos que puedan
menoscabar el disfrute de los derechos. Por ejemplo, en cuanto al derecho a la
educación, significa que los Gobiernos deben respetar la libertad de los padres de
establecer escuelas privadas y de velar por la educación religiosa y moral de sus hijos
de acuerdo con sus propias convicciones.
La “obligación de proteger” exige que los Estados protejan a los individuos contra los
abusos de agentes no estatales, agentes estatales extranjeros o agentes estatales que
actúen al margen de sus funciones públicas. Esta obligación entraña una dimensión
tanto preventiva como de reparación. En consecuencia, un Estado tiene el deber de
promulgar leyes que protejan los derechos humanos, adoptar medidas para proteger
a los individuos cuando tenga conocimiento (o pudiera haber tenido conocimiento)
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de amenazas a los derechos humanos de los individuos, y garantizar el acceso a


recursos jurídicos imparciales en caso de sospecha de violaciones de derechos
humanos.
En virtud de la “obligación de cumplir”, los Estados deben adoptar medidas positivas
para garantizar que los derechos humanos puedan ser ejercidos. El alcance de la
obligación de cumplir varía conforme al derecho de que se trate y a los recursos de
que disponga el Estado. No obstante, en términos generales, los Estados deberían
crear “las condiciones jurídicas, institucionales y de procedimiento que los titulares de
derechos necesitan para poder ejercer sus derechos y disfrutar plenamente de ellos”.
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(b) fundamentos

(c) emergencia
Algunos derechos humanos, como la prohibición de la tortura y la esclavitud, son
absolutos. No obstante, la mayoría de los derechos humanos no son absolutos y, por lo
tanto, están sujetos a ciertas restricciones, como por ejemplo mediante reservas,
derogaciones y limitaciones. Más aún, el principio de realización progresiva de los
derechos significa que deben tenerse en cuenta las circunstancias particulares y
la capacidad de cada Estado a la hora de valorar si un Estado ha incumplido sus
obligaciones en materia de derechos humanos. De por sí, aunque el contenido básico
de los derechos humanos es universal y algunas obligaciones tiene efecto inmediato,
los Estados disfrutan de cierto margen de discreción al aplicar sus obligaciones de
respetar, proteger y cumplir los derechos humanos.CorteIDH. Caso Velásquez Rodríguez
Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie C No. 1.
Muchas de las obligaciones de respetar los derechos humanos están sometidas a
las denominadas cláusulas de limitación. Por ejemplo, el ejercicio de las libertades
políticas, como la libertad de expresión, reunión y asociación, entraña deberes
y responsabilidades y puede por tanto estar sometido a ciertas formalidades,
condiciones, restricciones y sanciones en interés de la seguridad nacional, la integridad
territorial o la seguridad pública, la prevención de disturbios o delitos, la protección
de la salud o la moral del público, o la protección de la reputación o los derechos y
libertades de otros. Si las personas utilizan indebidamente su libertad de expresión
y su derecho a participar en una manifestación para incitar al odio racial o religioso,
para la propaganda a favor de la guerra o para incitar a otros a cometer delitos, los
gobiernos tienen la obligación de interferir con el ejercicio de esas libertades a fin de
proteger los derechos humanos de otros. Toda injerencia, restricción o sanción deben,
no obstante, aplicarse de conformidad con las leyes nacionales y deben ser necesarias
para alcanzar los objetivos respectivos y los intereses nacionales en una sociedad
democrática. En cualquier caso, los Estados deben demostrar la necesidad de aplicar
esas limitaciones y adoptar sólo aquellas medidas que sean proporcionales al logro de
los objetivos legítimos.
En circunstancias excepcionales, incluidos los conflictos armados, los disturbios, los
desastres naturales u otras emergencias públicas que suponen una amenaza para la vida
de una nación, los gobiernos pueden adoptar medidas que les eximen de sus obligaciones
en materia de derechos humanos, siempre que se cumplan las siguientes condiciones:
• debe haberse declarado oficialmente un estado de emergencia que suponga una
amenaza para la vida de la nación;
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• las medidas específicas que derogan un tratado internacional deben notificarse


oficialmente a las organizaciones internacionales competentes y a los otros
Estados Partes;
• la derogación sólo es admisible en la medida estrictamente requerida por la situación;
• la derogación debe suspenderse en cuanto la situación lo permita;
• los derechos sometidos a derogación no deben encontrarse entre aquellos que no
admiten derogación alguna. (El derecho a la vida. La prohibición de la tortura y de los tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes. La prohibición de la esclavitud y la servidumbre.
La prohibición de la privación de libertad por deudas., etc)

2. Principios básicos y notas esenciales de los derechos humanos

1) El principio de universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del


derecho internacional de los derechos humanos. Esto supone que todos tenemos el
mismo derecho a gozar de los derechos humanos. son universales porque están
basados en la dignidad de todo ser humano, con independencia de la raza, el color,
el sexo, el origen étnico o social, la religión, el idioma, la nacionalidad, etc.
2) Los derechos humanos son inalienables. No deberían suprimirse, a excepción de
situaciones concretas y conforme a un procedimiento adecuado. Nadie puede
renunciar voluntariamente a sus derechos. Y nadie puede arrebatárselos a otra
persona.
3) Todos los derechos humanos son indivisibles. Ya sean civiles, políticos, económicos,
sociales o culturales, son inherentes a la dignidad de todas las personas. Por
consiguiente, todos comparten la misma condición como derechos. No hay derechos
“pequeños”. En los derechos humanos no existen jerarquías.
4) Son interdependientes. Esto significa que un conjunto de derechos no puede
disfrutarse plenamente sin los otros. El cumplimiento de un derecho a menudo
depende, total o parcialmente, del cumplimiento de otros derechos.

Equitativo y no discriminatorio
El artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que: "todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". La ausencia de
discriminación, establecida en el artículo 2, es lo que garantiza esta igualdad.
La no discriminación trasciende todo el derecho internacional de derechos humanos. Este
principio está presente en los principales tratados de derechos humanos.
El derecho a la igualdad obliga a los Estados a velar por la observancia de los derechos
humanos sin discriminación por motivo alguno, incluidos el sexo, la raza, el color, el idioma,
la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la
pertenencia a una minoría nacional, la posición económica, el nacimiento, la edad, la
discapacidad, la orientación sexual o la condición social o de otro tipo. Asimismo, es
importante tener en cuenta que la discriminación no sólo consiste en una “distinción,
exclusión o restricción”, sino que incluye también una “preferencia” inexcusable con
respecto a ciertos grupos.
No toda distinción constituye discriminación. Las distinciones tanto de hecho como de
derecho basadas en criterios razonables y objetivos pueden estar justificadas. La
carga de la prueba recae en los Gobiernos: deben demostrar que cualquier distinción
que se aplique es realmente razonable y objetiva.
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Los principios de igualdad, universalidad y no discriminación no son óbice para


reconocer que los miembros de ciertos grupos necesitan una protección particular.
Se han diseñado mecanismos e instrumentos de derechos humanos específicos para
proteger los derechos de las mujeres y de grupos determinados, como los extranjeros,
los apátridas, los refugiados, las personas desplazadas, las minorías, los pueblos
indígenas, los niños, las personas con discapacidades, las personas LGBT (lesbianas,
gais, bisexuales y transgénero), las personas con albinismo, los trabajadores migrantes
y las personas privadas de libertad.

3. Sujetos de los derechos humanos:

(a)Sujeto Pasivo
Los derechos humanos son derechos subjetivos. Todo sistema de derechos subjetivos
importa, en tal sentido, la facultad de exigir jurídicamente un comportamiento obligatorio a
otro sujeto. Se establece así una relación de sujeto activo (titular del derecho) y sujeto
pasivo (titular de la obligación). Esta relación recíproca de exigibilidad –en última instancia
coactiva– que define la relación jurídica sería una mera ilusión si no existiesen mecanismos
institucionales que la aseguren y que tengan la capacidad normativa suficiente para imponer
una solución.

El sujeto pasivo de la obligación debe no realizar actos que interfieran, impidan,


obstaculicen o supriman más allá de lo permitido los derechos reconocidos
internacionalmente a través del tratado. La obligación internacional de garantía, por el
contrario, consiste en una conducta afirmativa de carácter proactivo que pesa sobre los
Estados. Como sujeto obligado, el Estado debe asegurar el efectivo ejercicio de los
derechos internacionalmente reconocidos por los pactos y convenciones.

Sujeto pasivo es a quien se reclama el reconocimiento y garantía del concreto derecho


humano de que se trate. Es el titular del deber jurídico correlativo al correspondiente
derecho. Es el sujeto obligado a respetar el derecho en cuestión. El respeto de los
Derechos Humanos es ante todo responsabilidad de los Estados. La tarea de proteger los
Derechos Humanos representa para el Estado la exigencia de proveer y mantener las
condiciones necesarias para que, dentro de una situación de justicia, paz y libertad, las
personas puedan gozar realmente de todos sus derechos.

(b) La persona humana

En una dimensión más amplia, la persona humana se configura como el ente que encierra
su fin supremo dentro de sí misma, y que lo cumple a lo largo del camino de su vida, bajo su
propia responsabilidad. Efectivamente, es la persona humana, esencialmente dotada de
dignidad, la que articula, expresa e introduce el “deber ser” de los valores en el mundo de la
realidad en que vive, y sólo ella es capaz de eso, como portadora de tales valores éticos.
La personalidad jurídica, a su vez, se manifiesta como categoría jurídica en el mundo del
derecho, como expresión unitaria de la aptitud de la persona humana para ser titular de
derechos y deberes en el plano del comportamiento y de las relaciones humanas
reglamentadas.
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Cabe aquí recordar la contribución, acerca de la intangibilidad de la personalidad jurídica


internacional de la persona humana, de la 17a. Opinión consultiva de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, sobre la Condición jurídica y derechos humanos del
niño (del 28.08.2002): la Corte aclaró que el derecho reconoce ineluctablemente la
personalidad jurídica a todo ser humano (sea él un niño o adolescente),
independientemente de su condición existencial o del alcance de su capacidad jurídica para
ejercer sus derechos por sí mismo (capacidad de ejercicio). En efecto, el reconocimiento y
la consolidación de la posición del ser humano como sujeto pleno del derecho internacional
de los derechos humanos constituye, en nuestros días, —como vengo sosteniendo hace
varios años—, una manifestación inequívoca y elocuente de los avances del proceso en
curso de humanización del propio derecho internacional (jus gentium)

(c) Personas en situación de vulnerabilidad. Causas de la vulnerabilidad (pobreza,


discapacidad, género, pertenencia a comunidades indígenas o minorías, migración,
etc.). Las “Cien Reglas de Brasilia de Acceso a la Justicia de personas en
condiciones de vulnerabilidad

Las Reglas de Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad han


sido aprobadas por la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, que ha tenido lugar en Brasilia
durante los días 4 a 6 de marzo de 2008.

Las presentes Reglas tienen como objetivo garantizar las condiciones de acceso efectivo a
la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, sin discriminación alguna,
englobando el conjunto de políticas, medidas, facilidades y apoyos que permitan a dichas
personas el pleno goce de los servicios del sistema judicial.

Se consideran en condición de vulnerabilidad aquellas personas que, por razón de su edad,


género, estado físico o mental, o por circunstancias sociales, económicas, étnicas y/o
culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico.

Podrán constituir causas de vulnerabilidad, entre otras, las siguientes: la edad, la


discapacidad, la pertenencia a comunidades indígenas o a minorías, la victimización, la
migración y el desplazamiento interno, la pobreza, el género y la privación de libertad.

1. Edad: Se considera niño, niña y adolescente a toda persona menor de dieciocho


años de edad, salvo que haya alcanzado antes la mayoría de edad en virtud de la
legislación nacional aplicable. Todo niño, niña y adolescente debe ser objeto de una
especial tutela por parte de los órganos del sistema de justicia en consideración a su
desarrollo evolutivo.
El envejecimiento también puede constituir una causa de vulnerabilidad cuando la
persona adulta mayor encuentre especiales dificultades, atendiendo a sus
capacidades funcionales, para ejercitar sus derechos ante el sistema de justicia.
2. Discapacidad: Se entiende por discapacidad la deficiencia física, mental o
sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de
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ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o
agravada por el entorno económico y social.
Se procurará establecer las condiciones necesarias para garantizar la accesibilidad
de las personas con discapacidad al sistema de justicia, incluyendo aquellas
medidas conducentes a utilizar todos los servicios judiciales requeridos y disponer
de todos los recursos que garanticen su seguridad, movilidad, comodidad,
comprensión, privacidad y comunicación.
3. Pertenencia a comunidades indígenas: Las personas integrantes de las
comunidades indígenas pueden encontrarse en condición de vulnerabilidad cuando
ejercitan sus derechos ante el sistema de justicia estatal. Se promoverán las
condiciones destinadas a posibilitar que las personas y los pueblos indígenas
puedan ejercitar con plenitud tales derechos ante dicho sistema de justicia, sin
discriminación alguna que pueda fundarse en su origen o identidad indígenas. Los
poderes judiciales aseguraron que el trato que reciben por parte de los órganos de la
administración de justicia estatal sea respetuoso con su dignidad, lengua y
tradiciones culturales.
4. Victimización: A efectos de las presentes Reglas, se considera víctima toda
persona física que ha sufrido un daño ocasionado por una infracción penal, incluida
tanto la lesión física o psíquica, como el sufrimiento moral y el perjuicio económico.
El término víctima también podrá incluir, en su caso, a la familia inmediata o a las
personas que están a cargo de la víctima directa.
Se considera en condición de vulnerabilidad aquella víctima del delito que tenga una
relevante limitación para evitar o mitigar los daños y perjuicios derivados de la
infracción penal o de su contacto con el sistema de justicia, o para afrontar los
riesgos de sufrir una nueva victimización. La vulnerabilidad puede proceder de sus
propias características personales o bien de las circunstancias de la infracción penal.
Destacan a estos efectos, entre otras víctimas, las personas menores de edad, las
víctimas de violencia doméstica o intrafamiliar, las víctimas de delitos sexuales, los
adultos mayores, así como los familiares de víctimas de muerte violenta.
5. Migración y desplazamiento interno: El desplazamiento de una persona fuera del
territorio del Estado de su nacionalidad puede constituir una causa de vulnerabilidad,
especialmente en los supuestos de los trabajadores migratorios y sus familiares. Se
considera trabajador migratorio a toda persona que vaya a realizar, realice o haya
realizado una actividad remunerada en un Estado del que no sea nacional.
Asimismo se reconocerá una protección especial a los beneficiarios del estatuto de
refugiado conforme a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951,
así como a los solicitantes de asilo.
También pueden encontrarse en condición de vulnerabilidad los desplazados
internos, entendidos como personas o grupos de personas que se han visto forzadas
u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en
particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de
situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de
catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una
frontera estatal internacionalmente reconocida.
6. Pobreza: La pobreza constituye una causa de exclusión social, tanto en el plano
económico como en los planos social y cultural, y supone un serio obstáculo para el
acceso a la justicia especialmente en aquellas personas en las que también
concurre alguna otra causa de vulnerabilidad.
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Se promoverá la cultura o alfabetización jurídica de las personas en situación de


pobreza, así como las condiciones para mejorar su efectivo acceso al sistema de
justicia.
7. Género: La discriminación que la mujer sufre en determinados ámbitos supone un
obstáculo para el acceso a la justicia, que se ve agravado en aquellos casos en los
que concurra alguna otra causa de vulnerabilidad.
Se entiende por discriminación contra la mujer toda distinción, exclusión o restricción
basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil,
sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o
en cualquier otra esfera.
Se considera violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su
género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado, mediante el empleo de la violencia
física o psíquica.
8. Pertenencia a minorías: Puede constituir una causa de vulnerabilidad la
pertenencia de una persona a una minoría nacional o étnica, religiosa y lingüística,
debiéndose respetar su dignidad cuando tenga contacto con el sistema de justicia.
9. Privación de libertad: La privación de la libertad, ordenada por autoridad pública
competente, puede generar dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia el resto de derechos de los que es titular la persona privada de libertad,
especialmente cuando concurre alguna causa de vulnerabilidad enumerada en los
apartados anteriores.
A efectos de estas Reglas, se considera privación de libertad la que ha sido
ordenada por autoridad pública, ya sea por motivo de la investigación de un delito,
por el cumplimiento de una condena penal, por enfermedad mental o por cualquier
otro motivo.

(d) Las personas jurídicas. Empresas transnacionales y derechos humanos.


La cuestión de las empresas y los derechos humanos entró definitivamente en la agenda
política mundial en la década de 1990, como reflejo de la impresionante expansión mundial
del sector privado en aquel momento y del correspondiente aumento de la actividad
económica transnacional. Esta situación reforzó la conciencia social del impacto de las
empresas sobre los derechos humanos y también atrajo la atención de las Naciones
Unidas.
Una de las primeras iniciativas impulsadas por las Naciones Unidas fueron las denominadas
Normas sobre las empresas transnacionales y otras empresas comerciales, elaboradas por
un órgano subsidiario de expertos de la antigua Comisión de Derechos Humanos. Se
trataba esencialmente de imponer a las empresas directamente, conforme al derecho
internacional, la misma gama de obligaciones de derechos humanos que han aceptado
cumplir los Estados en virtud de los tratados que ratifican: "de promover los derechos
humanos, asegurar que se cumplan, respetarlos y protegerlos".
Esta propuesta generó un debate con gran división de opiniones entre la comunidad
empresarial y las agrupaciones de defensa de los derechos humanos, pero recibió escaso
apoyo de los gobiernos. La Comisión se abstuvo de actuar en relación con la propuesta. En
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2005, en cambio, estableció un mandato para un "Representante Especial del Secretario


General para la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras
empresas" con el fin de iniciar un proceso nuevo, y solicitó al Secretario General que
designara al titular del mandato. Este es el informe final del Representante Especial.
La labor del Representante Especial ha evolucionado siguiendo tres fases. Habida cuenta
de la controversia a que dio lugar el mandato, su duración anual fue solo de dos años y
tenía como el objetivo principal "identificar y aclarar" las normas y prácticas existentes. Esta
fue la primera fase. En 2005, eran escasos los intercambios de conocimientos entre grupos
interesados en el sector empresarial y en la esfera de los derechos humanos. El
Representante Especial emprendió un amplio programa de investigación sistemática que ha
continuado hasta la fecha.
En 2007, el Consejo renovó por un año más el mandato del Representante Especial y le
invitó a presentar recomendaciones. Eso marcó la segunda fase del mandato. El
Representante Especial observó que había numerosas iniciativas, públicas y privadas, que
afectaban a la cuestión de las empresas y los derechos humanos. Sin embargo, ninguna
había alcanzado una dimensión suficiente para movilizar realmente a los mercados; se
trataba de fragmentos aislados que no configuraban un sistema coherente o
complementario. Ello se debía principalmente a la falta de un punto focal en el que pudieran
converger las expectativas y la acción de los posibles interesados. Así pues, en junio de
2008 el Representante Especial formuló una única recomendación: que el Consejo apoyara
el Marco para "proteger, respetar y remediar" que el Representante Especial había
elaborado al cabo de tres años de estudios y consultas. Así lo hizo el Consejo, que "acogió
complacido" el establecimiento de ese marco en su resolución 7/8 y estableció el punto
focal dotado de autoridad que venía faltando.
El Marco se basa en tres principios fundamentales. El primero es la obligación del Estado
de ofrecer protección frente a los abusos de los derechos humanos cometidos por terceros,
incluidas las empresas, mediante medidas adecuadas, actividades de reglamentación y
sometimiento a la justicia. El segundo es la obligación de las empresas de respetar los
derechos humanos, lo que significa actuar con la debida diligencia para no vulnerar los
derechos de terceros, y reparar las consecuencias negativas de sus actividades. El tercero
es la necesidad de mejorar el acceso de las víctimas a vías de reparación efectivas, tanto
judiciales como extrajudiciales. Cada uno de estos principios constituye un elemento
esencial de un sistema interrelacionado y dinámico de medidas de prevención y de
reparación: el deber del Estado de brindar protección, ya que constituye la base misma del
régimen internacional de derechos humanos; la responsabilidad de las empresas de
respetar los derechos humanos, por tratarse de la expectativa social más elemental en
relación con las empresas; y el acceso a vías de reparación porque ni siquiera los esfuerzos
mejor coordinados pueden impedir totalmente que se cometan abusos.
El Consejo pidió al Representante Especial que desarrollara los Principios Rectores
aplicando el mismo enfoque basado en trabajos de investigación y consultas que había
caracterizado todo su mandato. Así pues, los Principios Rectores se basan en extensas
conversaciones con todos los grupos interesados, incluidos los gobiernos, empresas y
asociaciones empresariales, particulares y comunidades directamente afectadas por
actividades empresariales en diversas partes del mundo, la sociedad civil y expertos en los
muy variados campos jurídicos y políticos que abordan los Principios Rectores.
La aportación normativa de los Principios Rectores no radica en la creación de nuevas
obligaciones de derecho internacional, sino en precisar las implicaciones de las normas y
métodos actuales para los Estados y las empresas; en integrarlas en un modelo único
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lógicamente coherente e inclusivo; y en reconocer los puntos débiles del actual sistema y
las mejoras posibles.

Estos Principios Rectores se basan en el reconocimiento de:


a) Las actuales obligaciones de los Estados de respetar, proteger y cumplir los
derechos humanos y las libertades fundamentales;
b) El papel de las empresas como órganos especializados de la sociedad que
desempeñan funciones especializadas y que deben cumplir todas las leyes
aplicables y respetar los derechos humanos;
c) La necesidad de que los derechos y obligaciones vayan acompañados de recursos
adecuados y efectivos en caso de incumplimiento.
Estos Principios Rectores se aplican a todos los Estados y a todas las empresas, tanto
transnacionales como de otro tipo, con independencia de su tamaño, sector, ubicación,
propietarios y estructura.

I. El deber del Estado de proteger los derechos humanos


A. Principios fundacionales

1. Los Estados deben proteger contra las violaciones de los derechos humanos cometidas
en su territorio y/o su jurisdicción por terceros, incluidas las empresas. A tal efecto deben
adoptar las medidas apropiadas para prevenir, investigar, castigar y reparar esos abusos
mediante políticas adecuadas, actividades de reglamentación y sometimiento a la justicia.
El deber de protección del Estado es una norma de conducta. Por consiguiente, los Estados
no son en sí mismos responsables de las violaciones de los derechos humanos cometidas
por agentes privados. Sin embargo, los Estados pueden estar incumpliendo sus
obligaciones internacionales de derechos humanos cuando se les puedan atribuir esas
violaciones o cuando no adopten las medidas adecuadas para prevenir, investigar, castigar
y reparar los abusos cometidos por agentes privados

2. Los Estados deben enunciar claramente que se espera de todas las empresas
domiciliadas en su territorio y/o jurisdicción que respeten los derechos humanos en todas
sus actividades.
En la actualidad las normas internacionales de derechos humanos no exigen generalmente
que los Estados regulen las actividades extraterritoriales de las empresas domiciliadas en
su territorio y/o su jurisdicción. Tampoco lo prohíben, siempre que haya una base
jurisdiccional reconocida. En este contexto, algunos órganos de tratados de derechos
humanos recomiendan a los Estados que adopten medidas para impedir los abusos en el
extranjero de empresas registradas en su jurisdicción.

B. Principios operativos

Funciones reglamentarias y normativas del Estado de carácter general

3. En cumplimiento de su obligación de protección, los Estados deben:


a) Hacer cumplir las leyes que tengan por objeto o por efecto hacer respetar los
derechos humanos a las empresas, evaluar periódicamente si tales leyes resultan
adecuadas y remediar eventuales carencias;
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b) Asegurar que otras leyes y normas que rigen la creación y las actividades de las
empresas, como el derecho mercantil, no restrinjan sino que propicien el respeto de
los derechos humanos por las empresas;
c) Asesorar de manera eficaz a las empresas sobre cómo respetar los derechos
humanos en sus actividades;
d) Alentar y si es preciso exigir a las empresas que expliquen cómo tienen en cuenta el
impacto de sus actividades sobre los derechos humanos.

El nexo entre el Estado y las empresas

4. Los Estados deben adoptar medidas adicionales de protección contra las violaciones de
derechos humanos cometidas por empresas de su propiedad o bajo su control, o que
reciban importantes apoyos y servicios de organismos estatales, como los organismos
oficiales de crédito a la exportación y los organismos oficiales de seguros o de garantía de
las inversiones, exigiendo en su caso, la debida diligencia en materia de derechos
humanos.
Los Estados, a título individual, son los principales sujetos de las obligaciones conforme a
las normas internacionales de derechos humanos y, colectivamente, los garantes del
régimen internacional de derechos humanos. Cuando una empresa está controlada por el
Estado o cuando sus actos pueden atribuirse por alguna otra razón al Estado, una violación
de los derechos humanos por esta empresa puede implicar una violación de las
obligaciones conforme al derecho internacional del propio Estado.

5. Los Estados deben ejercer una supervisión adecuada con vistas a cumplir sus
obligaciones internacionales de derechos humanos cuando contratan los servicios de
empresas, o promulgan leyes a tal fin, que puedan tener un impacto sobre el disfrute de los
derechos humanos.
Los Estados no renuncian a sus obligaciones internacionales de derechos humanos por
privatizar la prestación de servicios con un posible impacto sobre el disfrute de los derechos
humanos. Si no aseguran que las empresas que prestan esos servicios cumplan las
obligaciones de derechos humanos, las consecuencias pueden ser perjudiciales para la
reputación del propio Estado y atraerle problemas legales. Es necesario que los contratos
de prestación de servicios o la legislación que habilite esa prestación precisen que el Estado
espera de esas empresas que respeten los derechos humanos.

7. Puesto que el riesgo de violaciones graves de los derechos humanos es mayor en zonas
afectadas por conflictos, los Estados deben tratar de asegurar que las empresas que operan
en tales contextos no se vean implicadas en abusos de este tipo, adoptando entre otras las
siguientes medidas:
a) Colaborar en la fase más temprana posible con las empresas para ayudarlas a
determinar, prevenir y mitigar los riesgos que entrañen sus actividades y relaciones
empresariales para los derechos humanos;
b) Prestar asistencia adecuada a las empresas para evaluar y tratar los principales
riesgos de abusos, prestando especial atención tanto a la violencia de género como
a la violencia sexual;
c) Negar el acceso al apoyo y servicios públicos a toda empresa que esté implicada en
graves violaciones de los derechos humanos y se niegue a cooperar para resolver la
situación;
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d) Asegurar la eficacia de las políticas, leyes, reglamentos y medidas coercitivas


vigentes para prevenir el riesgo de que las empresas se vean implicadas en graves
violaciones de los derechos humanos.

II. La responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos

A. Principios fundacionales

11. Las empresas deben respetar los derechos humanos. Eso significa que deben
abstenerse de infringir los derechos humanos de terceros y hacer frente a las
consecuencias negativas sobre los derechos humanos en las que tengan alguna
participación.
La responsabilidad de respetar los derechos humanos constituye una norma de conducta
mundial aplicable a todas las empresas, dondequiera que operen. Existe con independencia
de la capacidad y/o voluntad de los Estados de cumplir sus propias obligaciones de
derechos humanos y no reduce esas obligaciones. Se trata de una responsabilidad
adicional a la de cumplir las leyes y normas nacionales de protección de los derechos
humanos.

12. La responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos se refiere a los
derechos humanos internacionalmente reconocidos – que abarcan, como mínimo, los
derechos enunciados en la Carta Internacional de Derechos Humanos y los principios
relativos a los derechos fundamentales establecidos en la Declaración de la Organización
Internacional del Trabajo relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo.

13. La responsabilidad de respetar los derechos humanos exige que las empresas:
a) Eviten que sus propias actividades provoquen o contribuyan a provocar
consecuencias negativas sobre los derechos humanos y hagan frente a esas
consecuencias cuando se produzcan;
b) Traten de prevenir o mitigar las consecuencias negativas sobre los derechos
humanos directamente relacionadas con operaciones, productos o servicios
prestados por sus relaciones comerciales, incluso cuando no hayan contribuido a
generarlos.

14. La responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos se aplica a


todas las empresas independientemente de su tamaño, sector, contexto operacional,
propietario y estructura. Sin embargo, la magnitud y la complejidad de los medios
dispuestos por las empresas para asumir esa responsabilidad puede variar en función de
esos factores y de la gravedad de las consecuencias negativas de las actividades de la
empresa sobre los derechos humanos.
Los medios a los que recurra una empresa para asumir su responsabilidad de respetar los
derechos humanos serán proporcionales, entre otros factores, a su tamaño. Las pequeñas y
medianas empresas pueden disponer de menor capacidad, así como de procedimientos y
estructuras de gestión más informales que las grandes empresas, de modo que sus
respectivos procesos y políticas adoptarán formas diferentes. Sin embargo, algunas
pequeñas y medianas empresas pueden provocar graves consecuencias negativas sobre
los derechos humanos, que requerirán la adopción de las correspondientes medidas, con
independencia de su tamaño.
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15. Para cumplir con su responsabilidad de respetar los derechos humanos, las empresas
deben contar con políticas y procedimientos apropiados en función de su tamaño y
circunstancias, a saber:
a) Un compromiso político de asumir su responsabilidad de respetar los derechos
humanos;
b) Un proceso de diligencia debida en materia de derechos humanos para identificar,
prevenir, mitigar y rendir cuentas de cómo abordan su impacto sobre los derechos
humanos;
c) Unos procesos que permitan reparar todas las consecuencias negativas sobre los
derechos humanos que hayan provocado o contribuido a provocar.

La debida diligencia en materia de derechos humanos

17. Con el fin de identificar, prevenir, mitigar y responder de las consecuencias negativas de
sus actividades sobre los derechos humanos, las empresas deben proceder con la debida
diligencia en materia de derechos humanos. Este proceso debe incluir una evaluación del
impacto real y potencial de las actividades sobre los derechos humanos, la integración de
las conclusiones, y la actuación al respecto; el seguimiento de las respuestas y la
comunicación de la forma en que se hace frente a las consecuencias negativas. La debida
diligencia en materia de derechos humanos:
a) Debe abarcar las consecuencias negativas sobre los derechos humanos que la
empresa haya provocado o contribuido a provocar a través de sus propias
actividades, o que guarden relación directa con sus operaciones, productos o
servicios prestados por sus relaciones comerciales;
b) Variará de complejidad en función del tamaño de la empresa, el riesgo de graves
consecuencias negativas sobre los derechos humanos y la naturaleza y el contexto
de sus operaciones;
c) Debe ser un proceso continuo, ya que los riesgos para los derechos humanos
pueden cambiar con el tiempo, en función de la evolución de las operaciones y el
contexto operacional de las empresas.

18. A fin de calibrar los riesgos en materia de derechos humanos, las empresas deben
identificar y evaluar las consecuencias negativas reales o potenciales sobre los derechos
humanos en las que puedan verse implicadas ya sea a través de sus propias actividades o
como resultado de sus relaciones comerciales. Este proceso debe: a) Recurrir a expertos en
derechos humanos internos y/o independientes; b) Incluir consultas sustantivas con los
grupos potencialmente afectados y otras partes interesadas, en función del tamaño de la
empresa y de la naturaleza y el contexto de la operación.

Reparación
22. Si las empresas determinan que han provocado o contribuido a provocar consecuencias
negativas deben repararlas o contribuir a su reparación por medios legítimos.

III. Acceso a mecanismos de reparación

A. Principio fundacional
14

25. Como parte de su deber de protección contra las violaciones de derechos humanos
relacionadas con actividades empresariales, los Estados deben tomar medidas apropiadas
para garantizar, por las vías judiciales, administrativas, legislativas o de otro tipo que
correspondan, que cuando se produzcan ese tipo de abusos en su territorio y/o jurisdicción
los afectados puedan acceder a mecanismos de reparación eficaces.

26. Los Estados deben adoptar las medidas apropiadas para asegurar la eficacia de los
mecanismos judiciales nacionales cuando aborden las violaciones de derechos humanos
relacionadas con empresas, en particular considerando la forma de limitar los obstáculos
legales, prácticos y de otros tipos que puedan conducir a una denegación del acceso a los
mecanismos de reparación.

27. Los Estados deben establecer mecanismos de reclamación extrajudiciales eficaces y


apropiados, paralelamente a los mecanismos judiciales, como parte de un sistema estatal
integral de reparación de las violaciones de los derechos humanos relacionadas con
empresas.

31. Para garantizar su eficacia, los mecanismos de reclamación extrajudiciales, tanto


estatales como no estatales, deben ser:
a) Legítimos: suscitar la confianza de los grupos de interés a los que están destinados
y responder del correcto desarrollo de los procesos de reclamación;
b) Accesibles: ser conocidos por todos los grupos interesados a los que están
destinados y prestar la debida asistencia a los que puedan tener especiales
dificultades para acceder a ellos;
c) Predecibles: disponer de un procedimiento claro y conocido, con un calendario
indicativo de cada etapa, y aclarar los posibles procesos y resultados disponibles,
así como los medios para supervisar la implementación;
d) Equitativos: asegurar que las víctimas tengan un acceso razonable a las fuentes de
información, el asesoramiento y los conocimientos especializados necesarios para
entablar un proceso de reclamación en condiciones de igualdad, con plena
información y respeto;
e) Transparentes: mantener informadas a las partes en un proceso de reclamación de
su evolución, y ofrecer suficiente información sobre el desempeño del mecanismo,
con vistas a fomentar la confianza en su eficacia y salvaguardar el interés público
que esté en juego;
f) Compatibles con los derechos: asegurar que los resultados y las reparaciones sean
conformes a los derechos humanos internacionalmente reconocidos;
g) Una fuente de aprendizaje continuo: adoptar las medidas pertinentes para identificar
experiencias con el fin de mejorar el mecanismo y prevenir agravios y daños en el
futuro;
Los mecanismos de nivel operacional también deberían:
h) Basarse en la participación y el diálogo: consultar a los grupos interesados a los que
están destinados sobre su diseño y su funcionamiento, con especial atención al
diálogo como medio para abordar y resolver los agravios.

“EMPRESAS Y DERECHOS HUMANOS” Cantú Rivera.


15

La preocupación de los nuevos países independientes en la década de 1960 por la


falta de balance y su limitada participación en la determinación y conducción de la
economía mundial, aunado al temor por el creciente poder e influencia de las
entonces llamadas empresas multinacionales que podría derivar en una intromisión
en la soberanía de los Estados con mayores recursos naturales pero con poco
desarrollo institucional y económico, fueron algunos de los motivos por los que se
decidió debatir en el seno de la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas el establecimiento de un nuevo orden económico internacional.
Una de las maneras en la que la Asamblea General de las Naciones Unidas
determinó que era prudente buscar equiparar la distribución de la riqueza entre los
países desarrollados y los países del tercer mundo, así como de regular el creciente
poder de las empresas, fue a través de la creación de un Código de Conducta para
las Empresas Transnacionales, que pudiera auxiliar —y en todo caso, complementar
— en las limitaciones que los países tenían en el ámbito jurisdiccional frente a dichas
sociedades.
La creación de dicho Código fue el resultado de un informe de 1974 relativo al
impacto de las corporaciones en el desarrollo y las relaciones internacionales, a partir
del cual se crearon el Centro sobre Corporaciones Transnacionales y la Comisión
sobre Corporaciones Transnacionales de la ONU. Fue esta última la que tuvo como
objetivo el desarrollo de un código de conducta comprehensivo que incluyera los
principales riesgos y preocupaciones respecto al funcionamiento y accionar de las
empresas multinacionales.
El proyecto de Código de Conducta fue presentado en la octava sesión de la
Comisión sobre Corporaciones Transnacionales, en 1982.Sin embargo, y como
resultado del intenso debate entre las diferentes facciones que intervinieron en torno
al trato de las corporaciones transnacionales, se consideró que estaba aún
incompleto, por lo que fue revisado en varias ocasiones. Lentamente, el Código fue
perdiendo su característica ideología regulatoria, acercándose más al objetivo de los
países desarrollados, que contemplaba un código minimalista en el que se
establecieran directrices y no normas vinculantes; así, la última versión del código fue
presentada en mayo de 1990. A pesar de que existía la impresión de que podría
finalmente llegarse a un consenso, las negociaciones fueron definitivamente
suspendidas en julio de 1992, y la Comisión sobre Corporaciones Transnacionales
fue renombrada y adjunta a otras áreas de trabajo de las Naciones Unidas en 1994.
Tras el abandono del proyecto del código, la discusión continuó. En 1999, el
secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, presentó
en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, una propuesta que se acercaba
más a la ideología de los países capitalistas y de las empresas durante los debates
en torno al código de conducta. Consistente en nueve principios, que posteriormente
fueron ampliados a diez, nació el Pacto Mundial (Global Compact en Inglés), con el
que se buscaba que las empresas que se suscribieran de manera voluntaria a dicha
iniciativa respondieran públicamente por las faltas al decálogo de compromisos ahi
contenidos. Sin embargo, más que la búsqueda de creación de obligaciones directas
a las empresas, este proyecto consiste en el fortalecimiento de una responsabilidad
social corporativa o empresarial.
En la misma línea que el Código de Conducta para las Corporaciones
Transnacionales, entre 2002 y 2003 se gestó un proyecto similar en la Subcomisión
para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. A
16

este proyecto, también taxonómico en cuanto al establecimiento de cierto tipo de


obligaciones derivadas directamente del derecho internacional para las empresas
transnacionales, se le denominó las Normas sobre la Responsabilidad de las
Corporaciones Transnacionales y otras Empresas Comerciales en Materia de
Derechos Humanos, en el cual se contenían diversas responsabilidades y
obligaciones que debían adoptar las empresas en su esfera de influencia.
A pesar de haber sido adoptadas por la Subcomisión a través de la resolución
2003/16,19 la extinta Comisión de Derechos Humanos de la ONU determinó que no
debía dársele ningún seguimiento a la aplicación de las normas, y que por el hecho
de ser un documento realizado de manera autónoma por la Subcomisión, sin haber
sido solicitado por algún otro órgano de las Naciones Unidas, carecía de todo valor
jurídico.
No obstante haber sido descartadas por la Comisión de Derechos Humanos, este
órgano determinó que se debería continuar con la especificación del alcance de
dichas normas.22 Por lo tanto, nombró al profesor John Ruggie como representante
especial del secretario general para la cuestión de los derechos humanos y las
empresas transnacionales, para aclarar el alcance de las normas, y en su caso
clarificar el panorama en torno a las responsabilidades que las empresas tienen en el
ámbito de los derechos humanos.
Ruggie se desempeñó en dos mandatos de tres años, el primero de 2005 a 2008, en
el que desarrolló el marco conceptual “Proteger, Respetar y Remediar” (Protect,
Respect and Remedy),23 donde determinaba las obligaciones que tanto los Estados
como las empresas tenían: en dicho documento, consideró que era deber de los
Estados proteger los derechos humanos, de las empresas respetarlos y ejercer la
diligencia debida (due diligence) en la conducción de sus operaciones, y la necesidad
de crear recursos jurídicos a favor de las víctimas para lograr la reparación por los
daños que pudieran resultar.
Durante su segundo periodo entre 2008 y 2011, tomando como base el marco
conceptual que ya había desarrollado, diseñó los “Principios Rectores sobre las
Empresas y los Derechos Humanos” (Guiding Principles on Business and Human
Rights: Implementing the United Nations Protect, Respect and Remedy Framework),
a través de los cuales proponía la implementación y operatividad del marco
conceptual que entregó al final de su primer mandato, estableciendo las condiciones
con las que se podría garantizar un cumplimiento efectivo, tanto de los Estados como
de las empresas, respecto al respeto de los derechos humanos.
Tras el fin de su mandato, se creó en el seno de la Oficina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos un Grupo de Trabajo para la
cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas
comerciales,24 que entró en funciones en noviembre de 2011, tuvo su primera sesión
en Ginebra, Suiza, entre el 16 y 20 de enero de 2012, y la segunda entre el 8 y 11 de
mayo de ese mismo año. En dicha sesión, el grupo de trabajo determinó sus métodos
de trabajo, teniendo como función principal la diseminación e implementación de los
principios rectores. Así, dentro de sus actividades tendrá las visitas a países y
consultas con los actores involucrados, así como un Foro sobre Empresas y
Derechos Humanos, aunque dichos aspectos funcionales se desarrollarán conforme
vayan avanzando las se- siones del grupo de trabajo
El enfoque esencialmente nominativo que adoptaron los Principios Rectores de
Ruggie impide trasladar directamente la obligación jurídica hacia las empresas; sin
17

embargo, sí reconoce efectivamente que tienen, por lo menos, la obligación de


contribuir con el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, y en su
caso, a la reparación por cualquier actividad que resulte dañina a cualquiera de los
derechos fundamentales.

Responsabilidad social empresarial y responsabilidad empresarial en Derechos


Humanos.
Si bien contienen algunos elementos afines, los dos conceptos arriba enunciados, la
RSE y la REDH, son teleológicamente distintos.
En primer lugar, la RSE es un concepto que aparece y se expande tras la muerte del
proyecto de Código de Conducta de la Comisión de Corporaciones Transnacionales
de las Naciones Unidas, convirtiéndose en una alternativa a la propuesta vinculante
que planteaba dicho instrumento internacional. Igualmente, se convierte en un
modelo para instrumentalizar y volver operativo el desarrollo sostenible, que en la
época se encontraba en un momento expansivo, por lo que las empresas se ven en
la necesidad de replantear sus procesos para incluir propuestas de desarrollo
económico y cuidado del medio ambiente que satisfagan las exigencias sociales.
De tal forma, y a través de enunciados y compromisos voluntarios, se plantea la
posibilidad de que las empresas contribuyan, conforme a su deseo, con
adecuaciones en sus procesos productivos y manifestaciones sociales que les
permitan tener un mayor acercamiento con la sociedad en que se desarrollan. Se
busca, por tanto, generar una percepción de una empresa benévola e interesada por
su comunidad; a grandes rasgos, una mejora de su imagen ante la sociedad.
Lo anterior, a nivel internacional, ha trascendido a través del proyecto del Global
Compact, o Pacto Mundial. Dicha iniciativa, creada y apoyada por la Organización de
las Naciones Unidas, ha obtenido cierto nivel de confianza de parte de la comunidad
empresarial global, ya que consiste en compromisos que las empresas que se
suscriban deben concretar en la medida de sus posibilidades dentro de su esfera de
influencia, sin que existan sanciones o responsabilidad distinta a la moral por su
incumplimiento.
El Pacto Mundial se divide en cuatro áreas en las que las empresas deben realizar
esfuerzos: derechos humanos, derechos laborales, medio ambiente y combate a la
corrupción. Al unirse a tal iniciativa, las empresas se comprometen a entregar
anualmente un informe en el que se detallen la forma en que los diez principios del
Pacto Mundial son aplicados, y a hacer un donativo anual cuyo monto depende del
tamaño de la sociedad.
Dicho proyecto, a pesar de ser uno de los más aceptados por la comunidad
empresarial —esencialmente por su laxedad regulatoria—, tam- bién ha sido objeto
de fuertes críticas por parte de las organizaciones no gubernamentales y de la
sociedad civil, ya que consideran que al no existir algún mecanismo de regulación o
control, las empresas pueden hacer uso de la propaganda y logotipos de la iniciativa
sin tener que cumplir con sus compromisos adoptados.
Por otra parte, el concepto de la responsabilidad corporativa en ma- teria de
derechos humanos se integra por un componente obligatorio para las empresas, de
manera que puedan ser responsabilizadas directa- mente por su incumplimiento o
violación a las normas reconocidas en el foro global o en los escenarios regionales
de protección de los derechos humanos.
18

La responsabilidad empresarial en derechos humanos consiste, pues, en que las


empresas tienen ciertas obligaciones jurídicas en el campo de las prerrogativas
fundamentales que deben respetar, en cualquier territorio en donde desarrollen sus
actividades. Así, independientemente de su voluntad o contribución social, deben
respetar los tratados de derechos humanos internacionalmente reconocidos, con el
fin de garantizar su cumplimiento y aplicación en su esfera de control, por lo menos.
De tal forma, dicha responsabilidad se convierte en una garantía mínima que las
corporaciones y empresas comerciales deben cumplir, a fin de contribuir al
establecimiento, desarrollo y permanencia de una cultura de legalidad, y con ello, al
Estado de derecho.
Así, podemos considerar que la responsabilidad de las empresas se convierte en un
ideal político-jurídico dentro del ámbito general de los derechos humanos, en tanto
que la responsabilidad social empresarial se vuelve la aplicación gerencial en el seno
de las empresas de los ideales sociales que se reclaman como complementarios y
necesarios al capitalismo, asemejándose e incluso compartiendo varias de las
premisas de la gobernanza corporativa.
La RSE y la REDH se intersectan precisamente en la búsqueda de una contribución
a la sociedad: la primera es una aportación que hace la empresa, esencialmente en
forma de colaboración a la comunidad donde trabaja o desarrolla sus operaciones,
mientras que la segunda se compone por una obligación de sujeción y cumplimiento
de estándares internacionalmente aceptados.
Sin embargo, su divergencia resulta de la autorregulación que caracteriza a la RSE, que
viene acompañada de una rendición de cuentas a la sociedad —compuesta esencialmente
por la imposición de estándares en los procesos, transparencia y divulgación de información
al público—, la cual no es de manera general legalmente exigible y por tanto se caracteriza
por ser exclusivamente informativa. Por su parte, la REDH ha tenido como principal
impulsor a la sociedad civil y a las organizaciones no gubernamentales, quienes reclaman
que a través del Estado (ya sea el Estado de origen o el Estado receptor de la inversión),
por medio de mecanismos judiciales y de solución de controversias, intente garantizar los
derechos humanos y su cumplimiento, así como la reparación de los daños ocasionados por
el accionar de las empresas.

Las aportaciones de los Principios Rectores


Los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos, son el resultado del
trabajo de análisis, encuesta y consulta de John Ruggie sobre el tema con el sector
empresarial, estatal, académico, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales.
Fueron bien recibidos de manera general por el sector diplomático y empresarial, aunque
criticados tanto por la academia como por varias ONG a nivel internacional.
Este conjunto de principios tiene la virtud de haber intentado agrupar, en un solo

documento, la experiencia internacional y las exigencias dirigidas a las empresas en


distintas áreas de la industria y los servicios. Al no buscar crear nuevas normas o
destinatarios del derecho internacional de los derechos humanos, únicamente enfocaron su
aplicación en el ámbito empresarial, de manera que se adopte y desarrolle una conciencia
corporativa a nivel global sobre la responsabilidad de las empresas en el ámbito, sin
implicar con ello obligaciones jurídicas específicas, que es una de las medidas que
polarizaron ampliamente el debate en torno a las obligaciones empresariales en derechos
humanos desde el inicio de la discusión en los años setenta.
19

De la misma manera, el hecho de que sea un catálogo general y amplio en torno al papel
que tanto el Estado como las empresas juegan en el respeto de los derechos humanos
tiene ventajas y desventajas. De las primeras, debemos remarcar la trascendencia de que,
por su carácter general, son aplicables a todo tipo de empresas, independientemente de su
área de trabajo, tamaño o ubicación; su carácter general les otorga una posibilidad de
aplicación o adopción potencialmente extendida.Sin embargo, esa misma generalidad
permite que haya huecos en relación con ciertos sectores industriales y de servicios, que a
través de sus actividades podrían violentar los derechos humanos, situación que podría ser
aprovechada por las empresas en el ramo para evadir incluso sus mínimas obligaciones en
torno a los derechos fundamentales.
En sí, la principal aportación que consideramos se obtuvo a través de la articulación de los
Principios Rectores fue la participación, involucramiento y “consenso” entre las diferentes
partes interesadas, principalmente de las empresas y diversos Estados industrializados,
quienes por primera vez apoyaron un proyecto de las Naciones Unidas en torno a la
responsabilidad de las empresas en derecho internacional.
No obstante, y a pesar de ser el primer intento aprobado por las Naciones Unidas en el
tema de las empresas y los derechos humanos, las críticas tanto al marco conceptual
“Proteger, respetar y remediar” como a los Principios Rectores han sido diversas. Para
comenzar, una de las principales críticas ha sido la perspectiva estrecha que tuvo Ruggie
en torno a los derechos humanos “mínimos” que deben respetar las corporaciones
transnacionales, señalando como tales la Carta Internacional de los Derechos Humanos y la
Declaración de los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la Organización
Internacional del Trabajo. La principal problemática se centra en que, si bien dichos
instrumentos internacionales de derechos humanos son fundamentales, el representante
especial no pareció tomar en cuenta el derecho internacional público y sus fuentes, que son
igualmente obligatorias.
De la misma manera, los principios rectores son un ejercicio de voluntarismo. Si bien, la
creación de derecho internacional positivo no hubiera tenido la misma facilidad ni
involucramiento de las partes interesadas, la adopción de una postura de soft law en el
tema no hace más que perpetuar la imagen de que las empresas no tienen obligaciones
jurídicas en materia de derechos humanos, y por tanto, que éstos no les pueden ser
exigidos. Las obligaciones en materia de derechos humanos son vinculantes para todos los
actores en la sociedad, sean individuos, actores no estatales o entidades gubernamentales;
por ello, las iniciativas de derecho no vinculante deben ser complementarias a los
estándares obligatorios derivados directamente del derecho internacional, y en muchas
ocasiones, directamente también de los sistemas jurídicos internos.
El hecho de que los principios rectores se hayan mantenido en la esfera voluntaria sin duda
contribuye a mantener la ilusión de que las empresas pueden “escapar” de la obligación de
cumplimiento de las normas de derechos humanos que les resulten aplicables. Esta
situación es, desde nuestra perspectiva, la principal falla del marco conceptual y de los
principios de Ruggie: si bien sus propuestas son un primer paso a nivel internacional en el
tema, el no haber abordado la problemática desde la perspectiva exigida desde hace
décadas no hace más que mantener la incertidumbre jurídica en torno a la responsabilidad
internacional de las empresas en materia de derechos humanos.
En tercer lugar, debemos señalar que una de las principales características de los principios
rectores y del marco conceptual “Proteger, respetar y remediar” fue su vaguedad —lo cual
se disfraza en ocasiones en su discurso de corte general, diseñado para ser aplicable a
todo tipo de empresas—. La falta de especificidad, dirección o consejos en torno a la
20

aplicación u operatividad de los principios contenidos en ambos instrumentos deja a la


deriva la actuación de las empresas —e igualmente de los Estados en diversos principios—,
generando a su vez una singular situación: que cada empresa resuelva la manera de
internalizar las recomendaciones de Ruggie.
Los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos no detallan ni dan
indicaciones en torno a la aplicación empresarial de los estándares de ninguno de los
aproximadamente 38 derechos humanos contenidos en los instrumentos mínimos que
propone Ruggie como bases de respeto para las empresas, ni clarifican la manera en que
los Estados y sus gobiernos deben regular las actividades de las corporaciones. De la
misma forma, no proveen indicaciones sobre la jerarquía existente entre las políticas
económicas o de desarrollo, y las políticas de los Estados en derechos humanos.
Otra de las dificultades con que se enfrentan los principios rectores es con la falta de
consagración y configuración de uno de los principales derechos humanos: el derecho a un
recurso efectivo. Ruggie, al presentar sus propuestas al Consejo de Derechos Humanos,
fue innovador al llevar el debate sobre las empresas y los derechos humanos al campo de
las reparaciones, indicando que las empresas deben remediar cualquier daño o impacto
adverso ocasionado por sus operaciones. No obstante, al manifestar lo anterior sin
especificar formas particulares para lograr su cumplimiento, la contribución se mantiene
como una aspiración en vez de una posibilidad jurídica para reparar los daños ocasionados.
De la misma manera, la falta de establecimiento de un mecanismo de seguimiento a la
implementación de los principios rectores en el seno del Consejo de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, tanto por los Estados como por las empresas, es una limitante, que
contribuye a la ausencia de una supervisión efectiva, y con ello, a la inexistencia de un
recurso jurídico a nivel internacional para controlar la actividad empresarial.

Consideraciones Finales
El tema de la responsabilidad jurídica de las empresas en materia de derechos humanos es
de vital importancia, en una época en la que los Estados han perdido ese poder absoluto
que durante algunas décadas del siglo XX tuvieron y buscaron perpetuar. Las empresas,
principalmente las transnacionales, cuentan con vastos recursos que les permiten escapar
fácilmente a sus obligaciones jurídicas, por lo que es necesario que se inicie a nivel nacional
—y que se continúe a nivel internacional— una discusión en torno a las mejores maneras
para regularlas en el ámbito de los derechos humanos, ante la inexistencia de métodos
destinados para tal fin a nivel internacional.
Tras los distintos enfoques e intentos por regular las actividades de las empresas
transnacionales y otras empresas comerciales en la arena internacional —a través de las
Normas de la Subcomisión, el Pacto Mundial o el Proyecto de Código de Conducta para las
Empresas Transnacionales de la década de 1970—, corresponde ahora al Grupo de
Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales intentar
desarrollar los principios rectores presentados por John Ruggie ante el Consejo de
Derechos Humanos.
los principios rectores son la base para explorar las oportunidades futuras para el desarrollo
de estándares normativos aplicables a las empresas en materia de prerrogativas humanas,
para lo cual deberá interpretarse conjuntamente el marco conceptual de protección, respeto
y remedios jurídicos propuesto por el antiguo representante especial del secretario general
para la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales.
21

UNIDAD II: INSTRUMENTOS INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS


1. Instrumentos Universales: (a) Carta de la Organización de las Naciones Unidas y los
derechos humanos, (b) Declaración Universal de los Derechos Humanos, (c) Principales
Tratados de Derechos Humanos: Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial; Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer;
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes;
Convención sobre los Derechos del Niño; Convención internacional sobre la protección
de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares; Convención
Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas;
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad; y sus Protocolos
facultativos.

2. Instrumentos Regionales
2.1. América: (a) Carta de la Organización de los Estados Americanos y los derechos
humanos, (b) Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, (c)
Convención Americana de los Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), (d)
otros instrumentos internacionales del sistema americano: Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura; Protocolo Adicional a la Convención Americana en Materia
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador); Protocolo a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de
Muerte; Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra
la Mujer (Convención de Belém do Pará); Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas; Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra las Personas con Discapacidad; Convención Interamericana contra
el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia; Convención
Interamericana contra toda Forma de Discriminación e Intolerancia; Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores;
Declaración Americana sobre los derechos de los pueblos indígenas; Carta Democrática
Interamericana; Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión.
2.2. Europa: (a) El Consejo de Europa y los derechos humanos, (b) Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, (c) La Unión
Europea y los Derechos Humanos

INSTRUMENTOS UNIVERSALES

(a) Carta de la Organización de las Naciones Unidas y los derechos humanos

La Carta de las Naciones Unidas, el instrumento constitutivo de las Naciones Unidas fue
firmada el 26 de Junio de 1945. La misma delinea los derechos y las obligaciones de los
Estados Miembros, y además establece los órganos principales y procesos de las Naciones
Unidas. La Carta es un tratado internacional que codifica los principios básicos de las
relaciones internacionales que van desde la igualdad soberana de los Estados a la
prohibición del uso de fuerza en cualquier forma inconsistente con los propósitos de las
Naciones Unidas.
22

Sus finalidades principales consistieron en lograr la paz mundial, la seguridad, la


cooperación y el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
El primer reconocimiento internacional en forma expresa de los derechos humanos se
produjo en la carta de las Naciones Unidas

La carta es un instrumento jurídico internacional fundamental del que se deriva toda la


promoción y vigilancia de las libertades del hombre en el campo universal observando un
notorio carácter cooperativo en el sentido de fomentar la interacción entre los miembros de
la organización.

En su Artículo 7 enuncia los órganos principales :La asamblea general, el consejo de


seguridad, El consejo económico y social, El consejo de administración fiduciaria, la Corte
Internacional de Justicia y la secretaría.
La asamblea general es un cuerpo esencialmente deliberativo y está integrado por todos
los miembros de la organización, no pudiendo tener ninguno de ellos más de 5
representantes. Misión consiste en debatir y formular recomendaciones y también promover
estudios para el desarrollo y codificación del derecho internacional.
El consejo económico y social tiene, Como la asamblea general general, la
recomendaciones para asegurar el respeto de los Derechos Humanos. Está habilitado para
analizar los informes de los estados. El Consejo Económico y Social es el encargado de
tratar los asuntos económicos, sociales y medioambientales, mediante la revisión de las
políticas que se adaptan, su coordinación y la creación de recomendaciones. También vela
por el cumplimiento de los objetivos de desarrollo acordados de manera internacional. La
Asamblea General elige a los 54 Miembros del Consejo para períodos superpuestos de tres
años.
La secretaría está compuesta por el secretario general y por el personal necesario. El
artículo 99 autoriza al secretario a llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre
cualquier tema que pueda poner en peligro la paz internacional. Le corresponde tanto recibir
los informes de los estados y comunicarse a los al organismo de protección de los Derechos
Humanos que correspondan cómo asegurar el funcionamiento de los cuerpos establecidos
por la carta.
El Consejo de Seguridad. Su tarea principal y fundamental es el mantenimiento de la paz y
de la seguridad internacional. Está compuesto por 15 miembros. Emite recomendaciones y
en ciertas oportunidades ha influenciado sobre los estados para que acaten sus
obligaciones Con respecto a las libertades fundamentales del hombre. Pide a las partes
involucradas en un conflicto que se llegue a un acuerdo por medios pacíficos y recomienda
métodos de ajuste o términos de acuerdo. En algunos casos, el Consejo de Seguridad
puede recurrir a la imposición de sanciones e, incluso, a la autorización del uso de la fuerza
para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales
El consejo de administración fiduciaria tienen la obligación Restablecer bajo Su autoridad
un sistema internacional de administración fiduciaria para la administración y vigilancia de
los territorios que puedan colocarse bajo dicho régimen. El Consejo de Administración
Fiduciaria se estableció en 1945 y tenía como misión, según el Capítulo XIII de la Carta de
las Naciones Unidas, la de supervisar internacional a los 11 Territorios fideicomisados,
puestos bajo la administración de 7 Estados Miembros, y asegurar que se les preparaba
para la autonomía y la independencia.
La Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de las Naciones Unidas.
Su sede está en el Palacio de la Paz en la Haya (Países Bajos). Es el único de los seis
23

órganos principales de la Organización que no se encuentra en Nueva York. Su función es


resolver, de acuerdo con la legislación internacional, las disputas legales presentadas ante
ella por los distintos Estados y emitir dictámenes consultivos acerca de las cuestiones
legales que los órganos autorizados y las agencias especiales le planteen. La Corte
Internacional de Justicia funciona de conformidad con su Estatuto.
De conformidad con el Artículo 34 del Estatuto, sólo los Estados podrán ser partes en casos
contenciosos ante la Corte y, por lo tanto, presentarle casos. En consecuencia, la Corte no
podrá considerar controversias entre un Estado y una organización internacional, ni entre
dos organizaciones internacionales, ni podrá ocuparse de las numerosas solicitudes orales
y escritas que recibe la Secretaría remitidas por entidades privadas (por ejemplo, empresas
u organizaciones no gubernamentales) o de particulares, por meritorias o conmovedoras
que sean.
La Corte Internacional de Justicia puede conocer de un asunto sólo si los Estados
implicados han consentido de alguna manera en pasar a ser partes en actuaciones ante la
Corte. Los Estados pueden manifestar su consentimiento de tres maneras:
• Un acuerdo especial: Dos o más Estados en una controversia relativa a una cuestión
concreta pueden acceder a presentarla conjuntamente a la Corte y concertar un acuerdo
especial con tal objeto;
• Una cláusula en un tratado: Varios centenares de tratados contienen cláusulas (conocidas
como cláusulas jurisdiccionales) en cuya virtud un Estado parte se compromete por
adelantado a aceptar la jurisdicción de la Corte en caso de que surja en el futuro una
controversia acerca de la interpretación o la aplicación del tratado con otro Estado parte;
• Una declaración unilateral: Los Estados partes en el Estatuto de la Corte pueden optar por
hacer una declaración unilateral en la que reconozcan la jurisdicción de la Corte como
obligatoria en relación con cualquier otro Estado que acepte la misma obligación.

Por otro lado, el procedimiento consultivo, está a disposición de algunas organizaciones


internacionales públicas (a saber, los órganos y organismos especializados
de las Naciones Unidas), y les permite recabar una opinión consultiva de la Corte acerca de
una cuestión jurídica.

(b) Declaración Universal de los Derechos Humanos

La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en


la historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones
del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en
su (Resolución 217 A (III)) como un ideal común para todos los pueblos y naciones. La
Declaración establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben
protegerse en el mundo entero y ha sido traducida a más de 500 idiomas. La DUDH es
ampliamente reconocida por haber inspirado y allanado el camino para la adopción de más
de setenta tratados de derechos humanos, que se aplican hoy en día de manera
permanente a nivel mundial y regional (todos contienen referencias a ella en sus
preámbulos).
24

La Asamblea General, proclama la presente Declaración Universal de los Derechos


Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin
de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y
libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su
reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados
Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

La declaración posee efecto moral indiscutible y es una fuente superior tanto derecho
internacional como de derecho interno para todos los estados miembros de la ONU.

La Fuerza coercitiva es discutible, de todos modos no podemos negar que el acatamiento


moral y político que tuvo se transformó en vinculante por el reconocimiento que la propia
comunidad internacional le fue dando.

La declaración, sea como derecho consuetudinario o como proyección de la carta de la


ONU, es obligatorio para los Estados.

Argentina en la reforma de 1994 le otorgó jerarquía constitucional.

(c) Principales Tratados de Derechos Humanos

Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de


Discriminación Racial: Los Estados partes en la presente Convención,

Considerando que la Carta de las Naciones Unidas está basada en los principios de la
dignidad y la igualdad inherentes a todos los seres humanos y que todos los Estados
Miembros se han comprometido a tomar medidas conjunta o separadamente, en
cooperación con la Organización, para realizar uno de los propósitos de las Naciones
Unidas, que es el de promover y estimular el respeto universal y efectivo de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales de todos, sin distinción por motivos de raza,
sexo, idioma o religión.

Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y que toda persona tiene
todos los derechos y libertades enunciados en la misma, sin distinción alguna, en particular
por motivos de raza, color u origen nacional,

Considerando que todos los hombres son iguales ante la ley y tienen derecho a igual
protección de la ley contra toda discriminación y contra toda incitación a la discriminación,

Considerando que las Naciones Unidas han condenado el colonialismo y todas las prácticas
de segregación y discriminación que lo acompañan, cualquiera que sea su forma y
dondequiera que existan, y que la Declaración sobre la concesión de la independencia a los
países y pueblos coloniales, de 14 de diciembre de 1960 [resolución 1514 (XV) de la
Asamblea General], ha afirmado y solemnemente proclamado la necesidad de ponerles fin
rápida e incondicionalmente, etc.
25

Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos: Los Estados Partes en el


presente Pacto,

Considerando que, conforme a los principios enunciados en la Carta de las Naciones


Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e
inalienables,

Reconociendo que estos derechos se derivan de la dignidad inherente a la persona


humana,

Reconociendo que, con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede


realizarse el ideal del ser humano libre en el disfrute de las libertades civiles y políticas y
liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada
persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos,
sociales y culturales,

Considerando que la Carta de las Naciones Unidas impone a los Estados la obligación de
promover el respeto universal y efectivo de los derechos y libertades humanos,

Comprendiendo que el individuo, por tener deberes respecto de otros individuos y de la


comunidad a que pertenece, tiene la obligación de esforzarse por la consecución y la
observancia de los derechos reconocidos en este Pacto.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Los Estados


partes en el presente Pacto,

Considerando que, conforme a los principios enunciados en la Carta de las Naciones


Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e
inalienables,

Reconociendo que estos derechos se desprenden de la dignidad inherente a la persona


humana,

Reconociendo que, con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede


realizarse el ideal del ser humano libre, liberado del temor y de la miseria, a menos que se
creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos,
sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos,

Considerando que la Carta de las Naciones Unidas impone a los Estados la obligación de
promover el respeto universal y efectivo de los derechos y libertades humanos,

Comprendiendo que el individuo, por tener deberes respecto de otros individuos y de la


comunidad a que pertenece, está obligado a procurar la vigencia y observancia de los
derechos reconocidos en este Pacto.
26

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la


mujer:

Considerando que la Carta de las Naciones Unidas reafirma la fe en los derechos humanos
fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos
de hombres y mujeres,

Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos reafirma el principio de


la no discriminación y proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y que toda persona puede invocar todos los derechos y libertades
proclamados en esa Declaración, sin distinción alguna y, por ende, sin distinción de sexo,

Considerando que los Estados Partes en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos
tienen la obligación de garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los
derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos,

Teniendo en cuenta las convenciones internacionales concertadas bajo los auspicios de las
Naciones Unidas y de los organismos especializados para favorecer la igualdad de
derechos entre el hombre y la mujer,

Teniendo en cuenta asimismo las resoluciones, declaraciones y recomendaciones


aprobadas por las Naciones Unidas y los organismos especializados para favorecer la
igualdad de derechos entre el hombre y la mujer,

Preocupados, sin embargo, al comprobar que a pesar de estos diversos instrumentos las
mujeres siguen siendo objeto de importantes discriminaciones,

Recordando que la discriminación contra la mujer viola los principios de la igualdad de


derechos y del respeto de la dignidad humana, que dificulta la participación de la mujer, en
las mismas condiciones que el hombre, en la vida política, social, económica y cultural de su
país, que constituye un obstáculo para el aumento del bienestar de la sociedad y de la
familia y que entorpece el pleno desarrollo de las posibilidades de la mujer para prestar
servicio a su país y a la humanidad, etc.

Convención contra la Tortura y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes:Los Estados Partes en la presente Convención,

Considerando que, de conformidad con los principios proclamados en la Carta de las


Naciones Unidas, el reconocimiento de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana es la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo,

Reconociendo que estos derechos emanan de la dignidad inherente de la persona humana,

Considerando la obligación que incumbe a los Estados en virtud de la Carta, en particular


del Artículo 55, de promover el respeto universal y la observancia de los derechos humanos
y las libertades fundamentales,

Teniendo en cuenta el artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el


artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que proclaman que nadie
será sometido a tortura ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
27

Teniendo en cuenta asimismo la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas


contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, aprobada por
la Asamblea General el 9 de diciembre de 1975,

Deseando hacer más eficaz la lucha contra la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes en todo el mundo.

Convención sobre los Derechos del Niño: Los Estados Partes en la presente
Convención,

Considerando que, de conformidad con los principios proclamados en la Carta de las


Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo se basan en el reconocimiento
de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de
la familia humana,

Teniendo presente que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe
en los derechos fundamentales del hombre y en la dignidad y el valor de la persona
humana, y que han decidido promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de
un concepto más amplio de la libertad,

Reconociendo que las Naciones Unidas han proclamado y acordado en la Declaración


Universal de Derechos Humanos y en los pactos internacionales de derechos humanos, que
toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados en ellos, sin distinción
alguna, por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición,

Recordando que en la Declaración Universal de Derechos Humanos las Naciones Unidas


proclamaron que la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia especiales,

Convencidos de que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural


para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe
recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus
responsabilidades dentro de la comunidad,

Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe


crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión, etc.

Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los


trabajadores migratorios y de sus familiares: Teniendo en cuenta los principios
consagrados en los instrumentos fundamentales de las Naciones Unidas en materia de
derechos humanos, en particular la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer y la Convención sobre los Derechos del Niño,

Teniendo en cuenta también los principios y normas establecidos en los instrumentos


pertinentes elaborados en el marco de la Organización Internacional del Trabajo, en
especial el Convenio relativo a los trabajadores migrantes (No. 97), el Convenio sobre las
28

migraciones en condiciones abusivas y la promoción de la igualdad de oportunidades y de


trato de los trabajadores migrantes (No. 143), la Recomendación sobre los trabajadores
migrantes (No. 86), la Recomendación sobre los trabajadores migrantes (No.151), el
Convenio relativo al trabajo forzoso u obligatorio (No. 29) y el Convenio relativo a la
abolición del trabajo forzoso (No. 105),

Reafirmando la importancia de los principios consagrados en la Convención relativa a la


lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza, de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Recordando la Convención
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Declaración
del Cuarto Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, el Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y
las Convenciones sobre la esclavitud,

Recordando que uno de los objetivos de la Organización internacional del Trabajo, como se
establece en su Constitución, es la protección de los intereses de los trabajadores
empleados en países distintos al propio, y teniendo en cuenta los conocimientos y
experiencia de dicha organización en las cuestiones relacionadas con los trabajadores
migratorios y sus familiares, etc.

Convención Internacional para la protección de todas las personas contra la


desaparición forzada: Los Estados Partes en la presente Convención,
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas impone a los Estados la obligación de
promover el respeto universal y efectivo de los derechos humanos y libertades
fundamentales,

Teniendo en cuenta la Declaración Universal de Derechos Humanos,

Recordando el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y los otros instrumentos internacionales
pertinentes de derechos humanos, del derecho humanitario y del derecho penal
internacional,

Recordando también la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las
desapariciones forzadas, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
resolución 47/133, de 18 de diciembre de 1992,

Conscientes de la extrema gravedad de la desaparición forzada, que constituye un delito y,


en determinadas circunstancias definidas por el derecho internacional, un crimen de lesa
humanidad,

Decididos a prevenir las desapariciones forzadas y a luchar contra la impunidad en lo que


respecta al delito de desaparición forzada,

Teniendo presentes el derecho de toda persona a no ser sometida a una desaparición


forzada y el derecho de las víctimas a la justicia y a la reparación,

Afirmando el derecho a conocer la verdad sobre las circunstancias de una desaparición


forzada y la suerte de la persona desaparecida, así como el respeto del derecho a la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones a este fin.
29

Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad: Los Estados Partes
en la presente Convención,
a) Recordando que los principios de la Carta de las Naciones Unidas que proclaman que la
libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad y
el valor inherentes y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
familia humana,

b) Reconociendo que las Naciones Unidas, en la Declaración Universal de Derechos


Humanos y en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, han reconocido y
proclamado que toda persona tiene los derechos y libertades enunciados en esos
instrumentos, sin distinción de ninguna índole,

c) Reafirmando la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los


derechos humanos y libertades fundamentales, así como la necesidad de garantizar que las
personas con discapacidad los ejerzan plenamente y sin discriminación,

d) Recordando el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Convención contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Convención sobre
los Derechos del Niño y la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de
todos los trabajadores migratorios y de sus familiares,

e) Reconociendo que la discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la


interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al
entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con las demás, etc.

Protocolo facultativo de la Convención sobre los derechos de las personas con


discapacidad:
Art.1: 1. Todo Estado Parte en el presente Protocolo ("Estado Parte") reconoce la
competencia del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ("el
Comité") para recibir y considerar las comunicaciones presentadas por personas o grupos
de personas sujetos a su jurisdicción que aleguen ser víctimas de una violación por ese
Estado Parte.

2. El Comité no recibirá comunicación alguna que concierna a un Estado Parte en la


Convención que no sea parte en el presente Protocolo.

Art.2: El Comité considerará inadmisible una comunicación cuando:

a) Sea anónima;

b) Constituya un abuso del derecho a presentar una comunicación o sea incompatible con
las disposiciones de la Convención;

c) Se refiera a una cuestión que ya haya sido examinada por el Comité o ya haya sido o
esté siendo examinada de conformidad con otro procedimiento de investigación o arreglos
internacionales; etc.
30

Art.3: Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 2 del presente Protocolo, el Comité pondrá
en conocimiento del Estado Parte, de forma confidencial, toda comunicación que reciba con
arreglo al presente Protocolo. En un plazo de seis meses, ese Estado Parte presentará al
Comité por escrito explicaciones o declaraciones en las que se aclare la cuestión y se
indiquen las medidas correctivas que hubiere adoptado el Estado Parte, de haberlas.

Art.4: 1. Tras haber recibido una comunicación y antes de llegar a una conclusión sobre el
fondo de ésta, el Comité podrá remitir en cualquier momento al Estado Parte interesado una
solicitud para que adopte las medidas provisionales necesarias a fin de evitar posibles
daños irreparables a la víctima o las víctimas de la supuesta violación.

2. El ejercicio por el Comité de sus facultades discrecionales en virtud del párrafo 1 del
presente artículo, no implicará juicio alguno sobre la admisibilidad o sobre el fondo de la
comunicación.

Art.5: El Comité examinará en sesiones privadas las comunicaciones que reciba en virtud
del presente Protocolo. Tras examinar una comunicación, el Comité hará llegar sus
sugerencias y recomendaciones, si las hubiere, al Estado Parte interesado y al
comunicante.

Art.6: 1. Si el Comité recibe información fidedigna que revele violaciones graves o


sistemáticas por un Estado Parte de los derechos recogidos en la Convención, el Comité
invitará a ese Estado Parte a colaborar en el examen de la información y, a esos efectos, a
presentar observaciones sobre dicha información.

2. Tomando en consideración las observaciones que haya presentado el Estado Parte


interesado, así como toda información fidedigna que esté a su disposición, el Comité podrá
encargar a uno o más de sus miembros que lleven a cabo una investigación y presenten,
con carácter urgente, un informe al Comité. Cuando se justifique y con el consentimiento del
Estado Parte, la investigación podrá incluir una visita a su territorio.

3. Tras examinar las conclusiones de la investigación, el Comité las transmitirá al Estado


Parte interesado, junto con las observaciones y recomendaciones que estime oportunas.

Art.7: 1. El Comité podrá invitar al Estado Parte interesado a que incluya en el informe que
ha de presentar con arreglo al artículo 35 de la Convención pormenores sobre cualesquiera
medidas que hubiere adoptado en respuesta a una investigación efectuada con arreglo al
artículo 6 del presente Protocolo.

2. Transcurrido el período de seis meses indicado en el párrafo 4 del artículo 6, el Comité


podrá, si fuera necesario, invitar al Estado Parte interesado a que le informe sobre cualquier
medida adoptada como resultado de la investigación.

Art.8: Todo Estado Parte podrá, al momento de la firma o ratificación del presente
Protocolo, o de la adhesión a él, declarar que no reconoce la competencia del Comité
establecida en los artículos 6 y 7.

Art.9: El Secretario General de las Naciones Unidas será el depositario del presente
Protocolo.

Art.10: El presente Protocolo estará abierto a la firma de todos los Estados y las
organizaciones regionales de integración signataria de la Convención en la Sede de las
Naciones Unidas, en Nueva York, a partir del 30 de marzo de 2007.
31

INSTRUMENTOS REGIONALES

AMÉRICA

(a) Carta de la Organización de los Estados Americanos y los derechos humanos


La OEA está constituida por 35 países miembros del Caribe y de América del Norte, Central
y del Sur. Desde el 21 de enero de 1962 hasta el 3 de junio de 2009 Cuba fue excluida de
participar en la OEA. Esto se debió a las tensiones del régimen de Castro con Estados
Unidos y con otros países que fueron persuadidos para votar por la suspensión de Cuba.

La OEA fue creada en 1948 cuando se suscribió, en Bogotá, Colombia, la Carta de la OEA
que entró en vigencia en diciembre de 1951. Posteriormente, la Carta fue enmendada por
el Protocolo de Buenos Aires, suscrito en 1967, que entró en vigencia en febrero de 1970;
por el Protocolo de Cartagena de Indias, suscrito en 1985, que entró en vigencia en
noviembre de 1988; por el Protocolo de Managua, suscrito en 1993, que entró en vigencia
en enero de 1996, y por el Protocolo de Washington, suscrito en 1992, que entró en vigor
en septiembre de 1997.

La Organización fue fundada con el objetivo de lograr en sus Estados Miembros, como lo
estipula el Artículo 1 de la Carta, "un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad,
robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su
independencia".

Hoy en día, la OEA reúne a los 35 Estados independientes de las Américas y constituye el
principal foro gubernamental político, jurídico y social del Hemisferio. Además, ha otorgado
el estatus de Observador Permanente a 69 Estados, así como a la Unión Europea

La Organización de los Estados Americanos, para realizar los principios en que se funda y
cumplir sus obligaciones regionales de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas,
establece los siguientes propósitos esenciales:

Artículo 1
Los Estados americanos consagran en esta Carta la organización internacional que han
desarrollado para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer
su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Dentro
de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos constituye un
organismo regional.

La Organización de los Estados Americanos no tiene más facultades que aquellas que
expresamente le confiere la presente Carta, ninguna de cuyas disposiciones la autoriza a
intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros.

Artículo 2
a) Afianzar la paz y la seguridad del Continente;

b) Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio


de no intervención;
32

c) Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de


controversias que surjan entre los Estados miembros;

d) Organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión;

e) Procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se


susciten entre ellos;

f) Promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y


cultural;

g) Erradicar la pobreza crítica, que constituye un obstáculo al pleno desarrollo


democrático de los pueblos del hemisferio, y

h) Alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar


el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados
miembros.

Artículo 3
Los Estados americanos reafirman los siguientes principios:

a) El derecho internacional es norma de conducta de los Estados en sus relaciones


recíprocas.

b) El orden internacional está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad,


soberanía e independencia de los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones
emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional.

c) La buena fe debe regir las relaciones de los Estados entre sí.

d) La solidaridad de los Estados americanos y los altos fines que con ella se persiguen,
requieren la organización política de los mismos sobre la base del ejercicio efectivo de la
democracia representativa.

e) Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político,
económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de
no intervenir en los asuntos de otro Estado. Con sujeción a lo arriba dispuesto, los Estados
americanos cooperarán ampliamente entre sí y con independencia de la naturaleza de sus
sistemas políticos, económicos y sociales.

f) La eliminación de la pobreza crítica es parte esencial de la promoción y consolidación


de la democracia representativa y constituye responsabilidad común y compartida de los
Estados americanos.

g) Los Estados americanos condenan la guerra de agresión: la victoria no da derechos.


33

h) La agresión a un Estado americano constituye una agresión a todos los demás


Estados americanos.

i) Las controversias de carácter internacional que surjan entre dos o más Estados
americanos deben ser resueltas por medio de procedimientos pacíficos.

j) La justicia y la seguridad sociales son bases de una paz duradera.

k) La cooperación económica es esencial para el bienestar y la prosperidad comunes de


los pueblos del Continente.

l) Los Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana


sin hacer distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo.

m) La unidad espiritual del Continente se basa en el respeto de la personalidad cultural


de los países americanos y demanda su estrecha cooperación en las altas finalidades de la
cultura humana.

n) La educación de los pueblos debe orientarse hacia la justicia, la libertad y la paz.

Artículo 53
La Organización de los Estados Americanos realiza sus fines por medio de:

a) La Asamblea General;

b) La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores;

c) Los Consejos;

d) El Comité Jurídico Interamericano;

e) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos;

f) La Secretaría General;

g) Las Conferencias Especializadas, y

h) Los Organismos Especializados.

Se podrán establecer, además de los previstos en la Carta y de acuerdo con sus


disposiciones, los órganos subsidiarios, organismos y las otras entidades que se estimen
necesarios.

Artículo 54
La Asamblea General es el órgano supremo de la Organización de los Estados Americanos.
Tiene como atribuciones principales, además de las otras que le señala la Carta, las
siguientes:
34

a) Decidir la acción y la política generales de la Organización, determinar la estructura y


funciones de sus órganos y considerar cualquier asunto relativo a la convivencia de los
Estados americanos;

b) Dictar disposiciones para la coordinación de las actividades de los órganos,


organismos y entidades de la Organización entre sí, y de estas actividades con las de las
otras instituciones del sistema interamericano;

c) Robustecer y armonizar la cooperación con las Naciones Unidas y sus organismos


especializados;

d) Propiciar la colaboración, especialmente en los campos económico, social y cultural,


con otras organizaciones internacionales que persigan propósitos análogos a los de la
Organización de los Estados Americanos;

e) Aprobar el programa-presupuesto de la Organización y fijar las cuotas de los Estados


miembros;

f) Considerar los informes de la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones


Exteriores y las observaciones y recomendaciones que, con respecto a los informes que
deben presentar los demás órganos y entidades, le eleve el Consejo Permanente, de
conformidad con lo establecido en el párrafo f) del artículo 91, así como los informes de
cualquier órgano que la propia Asamblea General requiera;

g) Adoptar las normas generales que deben regir el funcionamiento de la Secretaría


General, y

h) Aprobar su reglamento y, por dos tercios de los votos, su temario.

La Asamblea General ejercerá sus atribuciones de acuerdo con lo dispuesto en la Carta y


en otros tratados interamericanos.

Artículo 61
La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores deberá celebrarse con el fin
de considerar problemas de carácter urgente y de interés común para los Estados
americanos, y para servir de Organo de Consulta.

Artículo 70
El Consejo Permanente de la Organización y el Consejo Interamericano para el Desarrollo
Integral, dependen directamente de la Asamblea General y tienen la competencia que a
cada uno de ellos asignan la Carta y otros instrumentos interamericanos, así como las
funciones que les encomienden la Asamblea General y la Reunión de Consulta de Ministros
de Relaciones Exteriores.

Artículo 73
Los consejos, en asuntos de su respectiva competencia, podrán presentar estudios y
propuestas a la Asamblea General, someterle proyectos de instrumentos internacionales y
proposiciones referentes a la celebración de Conferencias Especializadas, a la creación,
35

modificación, o supresión de organismos especializados y otras entidades interamericanas,


así como sobre la coordinacion de sus actividades. Igualmente los consejos podrán
presentar estudios, propuestas y proyectos de instrumentos internacionales a las
Conferencias Especializadas.

Artículo 80
El Consejo Permanente de la Organización se compone de un representante por cada
Estado miembro, nombrado especialmente por el Gobierno respectivo con la categoría de
embajador. Cada Gobierno podrá acreditar un representante interino, así como los
representantes suplentes y asesores que juzgue conveniente.

Artículo 93
El Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral se compone de un representante
titular, a nivel ministerial o su equivalente, por cada Estado miembro, nombrado
especialmente por el Gobierno respectivo.

Conforme lo previsto en la Carta, el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral


podrá crear los órganos subsidiarios y los organismos que considere convenientes para el
mejor ejercicio de sus funciones.

Artículo 94
El Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral tiene como finalidad promover la
cooperación entre los Estados americanos con el propósito de lograr su desarrollo integral,
y en particular para contribuir a la eliminación de la pobreza crítica, de conformidad con las
normas de la Carta y en especial las consignadas en el Capítulo VII de la misma, en los
campos económico, social, educacional, cultural, científico y tecnológico.

Artículo 99
El Comité Jurídico Interamericano tiene como finalidad servir de cuerpo consultivo de la
Organización en asuntos jurídicos; promover el desarrollo progresivo y la codificación del
derecho internacional, y estudiar los problemas jurídicos referentes a la integración de los
países en desarrollo del Continente y la posibilidad de uniformar sus legislaciones en cuanto
parezca conveniente.

Artículo 100
El Comité Jurídico Interamericano emprenderá los estudios y trabajos preparatorios que le
encomienden la Asamblea General, la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores o los Consejos de la Organización. Además, puede realizar, a iniciativa propia,
los que considere conveniente, y sugerir la celebración de conferencias jurídicas
especializadas.

Artículo 106
Habrá una Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tendrá, como función
principal, la de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y de servir
como órgano consultivo de la Organización en esta materia.
36

Una convención interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura,


competencia y procedimiento de dicha Comisión, así como los de los otros órganos
encargados de esa materia.

Artículo 107
La Secretaría General es el órgano central y permanente de la Organización de los Estados
Americanos. Ejercerá las funciones que le atribuyan la Carta, otros tratados y acuerdos
interamericanos y la Asamblea General, y cumplirá los encargos que le encomienden la
Asamblea General, la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y los
Consejos.

Artículo 122
Las Conferencias Especializadas son reuniones intergubernamentales para tratar asuntos
técnicos especiales o para desarrollar determinados aspectos de la cooperación
interamericana, y se celebran cuando lo resuelva la Asamblea General o la Reunión de
Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, por iniciativa propia o a instancia de alguno
de los consejos u Organismos Especializados.

Artículo 124
Se consideran como Organismos Especializados Interamericanos, para los efectos de esta
Carta, los organismos intergubernamentales establecidos por acuerdos multilaterales que
tengan determinadas funciones en materias técnicas de interés común para los Estados
americanos.

(b) Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre


Fue proclamada en la conferencia Interamericana celebrada en Bogotá en 1948 cuando
también se adoptó la carta de la OEA.
En cuanto al contenido Coincide con la declaración universal, aunque tiene una mayor
amplitud ya que no sólo contempla los derechos del individuo sino también sus deberes
además esta reconoce a la persona la posibilidad de peticionar ante las autoridades.
Este instrumento contiene dos grandes capítulos: el primero referido a los derechos dónde
se enuncian casi todos los incluidos en la universal, y el segundo a los deberes.
Derechos incluidos. Aunque contempla una serie de derechos económicos sociales y
culturales aprehende principalmente los civiles y políticos. Destaca en su preámbulo que
todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están por
naturaleza de razón y conciencia deben conducirse fraternalmente los unos con los otros.

Deberes: Se sostiene que los derechos de cada uno están limitados por los de los demás.

Cuando la conferencia Interamericana aprobó este instrumento tuvo el rango de


recomendación sin las formalidades de un tratado ni órganos encargados de supervisar su
acatamiento lo que demuestra que al principio no se le dio fuerza vinculante.
Sin embargo, con el tiempo a raíz de hechos sobrevinientes tales como la creación de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la práctica de este órgano el cuerpo
normativo goza hoy de efecto vinculante.

Preámbulo
37

Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
por naturaleza de razón y conciencia, deben conducirse fraternalmente los unos con los
otros.

El cumplimiento del deber de cada uno es exigencia del derecho de todos. Derechos y
deberes se integran correlativamente en toda actividad social y política del hombre. Si los
derechos exaltan la libertad individual, los deberes expresan la dignidad de esa libertad.

Los deberes de orden jurídico presuponen otros, de orden moral, que los apoyan
conceptualmente y los fundamentan.

Es deber del hombre servir al espíritu con todas sus potencias y recursos porque el espíritu
es la finalidad suprema de la existencia humana y su máxima categoría.

Es deber del hombre ejercer, mantener y estimular por todos los medios a su alcance la
cultura, porque la cultura es la máxima expresión social e histórica del espíritu.

Y puesto que la moral y buenas maneras constituyen la floración más noble de la cultura, es
deber de todo hombre acatarlas siempre.

(c) Convención Americana de los Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa
Rica)
San José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969.
ENTRADA EN VIGOR: 07/18/78 CONFORME AL ARTÍCULO 74.2 DE LA CONVENCIÓN
Argentina firma: 02/02/84 vigor: 08/14/84

(Reserva y declaraciones interpretativas hechas al ratificar la Convención)

El instrumento de ratificación se recibió en la Secretaría General de la OEA el 5 de


septiembre de 1984, con una reserva y declaraciones interpretativas. Se procedió al trámite
de notificación de la reserva de conformidad con la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados suscrita el 23 de mayo de 1969.

Los textos de la reserva y declaraciones interpretativas antes mencionadas son los


siguientes:

I. Reserva:
El artículo 21 queda sometido a la siguiente reserva: "El Gobierno argentino establece que
no quedarán sujetas a revisión de un Tribunal Internacional cuestiones inherentes a la
política económica del Gobierno. Tampoco considerará revisable lo que los Tribunales
nacionales determinen como causas de 'utilidad pública' e `interés social', ni lo que éstos
entiendan por `indemnización justa'".

II. Declaraciones Interpretativas:


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El artículo 5, inciso 3, debe interpretarse en el sentido que la pena no puede trascender


directamente de la persona del delincuente, esto es, no cabrán sanciones penales
vicariantes.

El artículo 7, inciso 7, debe interpretarse en el sentido que la prohibición de la "detención


por deudas" no comporta vedar al Estado la posibilidad de supeditar la imposición de penas
a la condición de que ciertas deudas no sean satisfechas, cuando la pena no se imponga
por el incumplimiento mismo de la deuda sino por un hecho penalmente ilícito anterior
independiente.

El artículo 10 debe interpretarse en el sentido de que el "error judicial" sea establecido por
un Tribunal Nacional.

Reconocimiento de Competencia:
En el instrumento de ratificación de fecha 14 de agosto de 1984, depositado el 5 de
septiembre de 1984 en la Secretaría General de la OEA, el Gobierno de la República
Argentina reconoce la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por tiempo indefinido y bajo condición de
estricta reciprocidad, sobre los casos relativos a la interpretación o aplicación de la citada
Convención, con la reserva parcial y teniendo en cuenta las declaraciones interpretativas
que se consignan en el instrumento de ratificación.

Se deja constancia, asimismo, que las obligaciones contraídas en virtud de la Convención


sólo tendrán efectos con relación a hechos acaecidos con posterioridad a la ratificación del
mencionado instrumento.

PREÁMBULO

Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención,

Reafirmando su propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las


instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en
el respeto de los derechos esenciales del hombre;

Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional
de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona
humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza
convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
Estados americanos;

Considerando que estos principios han sido consagrados en la Carta de la Organización de


los Estados Americanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que han sido reafirmados
y desarrollados en otros instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal como
regional;

Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo
puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean
39

condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y
culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos, y

Considerando que la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria (Buenos Aires,


1967) aprobó la incorporación a la propia Carta de la Organización de normas más amplias
sobre derechos económicos, sociales y educacionales y resolvió que una convención
interamericana sobre derechos humanos determinara la estructura, competencia y
procedimiento de los órganos encargados de esa materia,

(d) otros instrumentos internacionales del sistema americano:

Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura


La Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (de siglas "CIPST") es
un instrumento internacional de los derechos humanos, creado dentro de la Organización de
Estados Americanos con el objetivo de prevenir y sancionar casos de tortura y otras
actividades similares. La Convención Interamericana entró en vigor el 28 de febrero de
1987, y, a partir de 2010, 18 países son parte del mismo, con otros dos que han firmado
pero no ratificado aún.

La Convención Interamericana define a la tortura de una manera más amplia que la


Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, incluyendo "el uso de métodos sobre
una persona con la intención de anular la personalidad de la víctima o de disminuir su
capacidad física o mental, incluso si no causa dolor físico o angustia mental".
La Convención también exige a los Estados el adoptar medidas eficaces para prevenir la
tortura dentro de sus fronteras, y crea una capacidad de extradición de personas acusadas
de tortura.

Adoptada en Cartagena de Indias, Colombia, el 9 de diciembre de 1985. Aprobada por la


República Argentina por Ley n° 23.652 el 29 de Septiembre de 1988. Ratificada por el
Gobierno Argentino el 31 de marzo de 1989.

PREÁMBULO
Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención,
Conscientes de lo dispuesto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el
sentido de que nadie debe ser sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes;
Reafirmando que todo acto de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes constituyen una ofensa a la dignidad humana y una negación de los principios
consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y en la Carta de las
Naciones Unidas y son violatorios de los derechos humanos y libertades fundamentales
proclamados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos;
Señalando que, para hacer efectivas las normas pertinentes contenidas en los instrumentos
universales y regionales aludidos, es necesario elaborar una Convención Interamericana
que
prevenga y sancione la tortura;
40

Reiterando su propósito de consolidar en este continente las condiciones que permitan el


reconocimiento y respeto de la dignidad inherente a la persona humana y aseguren el
ejercicio pleno de sus libertades y derechos fundamentales

Artículo 1
Los Estados partes se obligan a prevenir y a sancionar la tortura en los términos de la
presente Convención.

Artículo 2
Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado
intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o
mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo
personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá
también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la
personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen
dolor físico o angustia psíquica.

No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o


mentales que sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas,
siempre que no incluyan la realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se
refiere el presente artículo.

Artículo 3
Serán responsables del delito de tortura:

a. los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese carácter ordenen, instiguen,
induzcan a su comisión, lo cometan directamente o que, pudiendo impedirlo, no lo hagan.

b. las personas que a instigación de los funcionarios o empleados públicos a que se refiere
el inciso a. ordenen, instiguen o induzcan a su comisión, lo cometan directamente o sean
cómplices.

Artículo 4
El hecho de haber actuado bajo órdenes superiores no eximirá de la responsabilidad penal
correspondiente.
Artículo 6
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1, los Estados partes tomarán medidas
efectivas para prevenir y sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción.

Los Estados partes se asegurarán de que todos los actos de tortura y los intentos de
cometer tales actos constituyan delitos conforme a su derecho penal, estableciendo para
castigarlos sanciones severas que tengan en cuenta su gravedad.

Igualmente, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y sancionar,
además, otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes en el ámbito de su
jurisdicción.

Artículo 8
41

Los Estados partes garantizarán a toda persona que denuncie haber sido sometida a tortura
en el ámbito de su jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado imparcialmente.

Asimismo, cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto
de tortura en el ámbito de su jurisdicción, los Estados partes garantizarán que sus
respectivas autoridades procederán de oficio y de inmediato a realizar una investigación
sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el respectivo proceso penal.

Una vez agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los recursos que
éste prevé, el caso podrá ser sometido a instancias internacionales cuya competencia haya
sido aceptada por ese Estado.

Artículo 17
Los Estados partes se comprometen a informar a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos acerca de las medidas legislativas, judiciales, administrativas y de otro orden que
hayan adoptado en aplicación de la presente Convención.

De conformidad con sus atribuciones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


procurará analizar, en su informe anual, la situación que prevalezca en los Estados
miembros de la Organización de los Estados Americanos en lo que respecta a la prevención
y supresión de la tortura.

Protocolo Adicional a la Convención Americana en Materia de Derechos Económicos,


Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador)
El presente instrumento es complementario a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Su propósito es consolidar, dentro del continente americano, un régimen de
libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos humanos
esenciales del hombre. Fue celebrado en San Salvador el 17 de Noviembre de 1988.
Aprobado por la República Argentina por Ley n° 24.658 el 19 de Junio de 1996. Ratificado
por el Gobierno argentino el 23 de Octubre de 2003.

Preámbulo
Los Estados partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto de San
José de Costa Rica",
Reafirmando su propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las
instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en
el respeto de los derechos humanos esenciales del hombre;

Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional
de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona
humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza
convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
Estados americanos;

Considerando la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos,
sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto las diferentes
categorías de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el
42

reconocimiento de la dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y


promoción permanente con el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda
justificarse la violación de unos en aras de la realización de otros;

Reconociendo los beneficios que derivan del fomento y desarrollo de la cooperación entre
los Estados y de las relaciones internacionales;

Recordando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, sólo puede realizarse el ideal del ser
humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a cada
persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus
derechos civiles y políticos;

Teniendo presente que si bien los derechos económicos, sociales y culturales


fundamentales han sido reconocidos en anteriores instrumentos internacionales, tanto de
ámbito universal como regional, resulta de gran importancia que éstos sean reafirmados,
desarrollados, perfeccionados y protegidos en función de consolidar en América, sobre la
base del respeto integral a los derechos de la persona, el régimen democrático
representativo de gobierno, así como el derecho de sus pueblos al desarrollo, a la libre
determinación y a disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, y considerando
que la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que pueden someterse
a la consideración de los Estados partes reunidos con ocasión de la Asamblea General de
la Organización de los Estados Americanos proyectos de protocolos adicionales a esa
Convención con la finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección de la
misma otros derechos y libertades,

Han convenido en el siguiente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre


Derechos
Humanos "Protocolo de San Salvador":

Artículo 1 Obligación de Adoptar Medidas


Los Estados partes en el presente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos se comprometen a adoptar las medidas necesarias tanto de orden
interno como mediante la cooperación entre los Estados, especialmente económica y
técnica, hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta su grado de
desarrollo, a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la legislación interna, la
plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo.

Artículo 2 Obligación de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno


Si el ejercicio de los derechos establecidos en el presente Protocolo no estuviera ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de este Protocolo las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos tales derechos.
43

Establece, entre otros, el derecho al trabajo, condiciones justas, equitativas y satisfactorias


de trabajo, derechos sindicales, derecho a la salud, derecho a un ambiente sano, derecho a
la alimentación, derecho a la educación, protección a los ancianos, etc.

Artículo 19 Medios de Protección

1. Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a presentar, de


conformidad con lo dispuesto por este artículo y por las correspondientes normas que al
efecto deberá elaborar la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos,
informes periódicos respecto de las medidas progresivas que hayan adoptado para
asegurar el debido respeto de los derechos consagrados en el mismo Protocolo.

2. Todos los informes serán presentados al Secretario General de la Organización de los


Estados Americanos quien los transmitirá al Consejo Interamericano Económico y Social y
al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que los
examinen conforme a lo dispuesto en el presente artículo. El Secretario General enviará
copia de tales informes a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

3. El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos transmitirá también


a los organismos especializados del sistema interamericano, de los cuales sean miembros
los Estados partes en el presente Protocolo, copias de los informes enviados o de las partes
pertinentes de éstos, en la medida en que tengan relación con materias que sean de la
competencia de dichos organismos, conforme a sus instrumentos constitutivos.

4. Los organismos especializados del sistema interamericano podrán presentar al Consejo


Interamericano Económico y Social y al Consejo Interamericano para la Educación, la
Ciencia y la
Cultura informes relativos al cumplimiento de las disposiciones del presente Protocolo, en el
campo de sus actividades.

5. Los informes anuales que presenten a la Asamblea General el Consejo Interamericano


Económico y Social y el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura
contendrán un resumen de la información recibida de los Estados partes en el presente
Protocolo y
de los organismos especializados acerca de las medidas progresivas adoptadas a fin de
asegurar el
respeto de los derechos reconocidos en el propio Protocolo y las recomendaciones de
carácter general que al respecto se estimen pertinentes.

6. En el caso de que los derechos establecidos en el párrafo a) del artículo 8 y en el artículo


13 fuesen violados por una acción imputable directamente a un Estado parte del presente
Protocolo, tal situación podría dar lugar, mediante la participación de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, y cuando proceda de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, a la aplicación del sistema de peticiones individuales regulado por los
artículos 44 a 51 y 61 a 69 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

7. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos podrá formular las observaciones y recomendaciones que considere
44

pertinentes sobre la situación de los derechos económicos, sociales y culturales


establecidos en el presente Protocolo en todos o en algunos de los Estados partes, las que
podrá incluir en el Informe Anual a la Asamblea General o en un Informe Especial, según lo
considere más apropiado.

8. Los Consejos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ejercicio de las


funciones que se les confieren en el presente artículo tendrán en cuenta la naturaleza
progresiva de la vigencia de los derechos objeto de protección por este Protocolo.

Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la


Abolición de la Pena de Muerte
El presente instrumento regula que los Estados partes en el presente Protocolo no aplicarán
en su territorio la pena de muerte a ninguna persona sometida a su jurisdicción. El mismo
fue celebrado en Asunción el 8 de Junio de 1990. Fue aprobado por la República Argentina
el 21 de mayo de 2008 y fue ratificado por el Gobierno argentino el 5 de septiembre de
2008.

PREÁMBULO

LOS ESTADOS PARTES EN EL PRESENTE PROTOCOLO;

CONSIDERANDO:

Que el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce el


derecho a la vida y restringe la aplicación de la pena de muerte;

Que toda persona tiene el derecho inalienable a que se le respete su vida sin que este
derecho pueda ser suspendido por ninguna causa;

Que la tendencia en los Estados americanos es favorable a la abolición de la pena de


muerte;

Que la aplicación de la pena de muerte produce consecuencias irreparables que impiden


subsanar el error judicial y eliminar toda posibilidad de enmienda y rehabilitación del
procesado;

Que la abolición de la pena de muerte contribuye a asegurar una protección más efectiva
del derecho a la vida;

Que es necesario alcanzar un acuerdo internacional que signifique un desarrollo


progresivo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y

Que Estados Partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos han


expresado su propósito de comprometerse mediante un acuerdo internacional, con el fin de
consolidar la práctica de la no aplicación de la pena de muerte dentro del continente
americano
45

Artículo 1
Los Estados Partes en el presente Protocolo no aplicarán en su territorio la pena de muerte
a ninguna persona sometida a su jurisdicción.

Artículo 2
1. No se admitirá ninguna reserva al presente Protocolo. No obstante, en el momento de la
ratificación o adhesión, los Estados Partes en este instrumento podrán declarar que se
reservan el derecho de aplicar la pena de muerte en tiempo de guerra conforme al derecho
internacional por delitos sumamente graves de carácter militar.

2. El Estado Parte que formule esa reserva deberá comunicar al Secretario General de la
Organización de los Estados Americanos, en el momento de la ratificación o la adhesión las
disposiciones pertinentes de su legislación nacional aplicables en tiempo de guerra a la que
se refiere el párrafo anterior.

3. Dicho Estado Parte notificará al Secretario General de la Organización de los Estados


Americanos de todo comienzo o fin de un estado de guerra aplicable a su territorio.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra


la Mujer (Convención de Belém do Pará)
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará (sitio de su adopción en 1994), define
la violencia contra las mujeres, establece el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de
violencia y destaca a la violencia como una violación de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales.

Propone por primera vez el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de los


derechos de las mujeres como fundamentales para luchar contra el fenómeno de la
violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como
en el privado, y su reivindicación dentro de la sociedad.

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la


Mujer fue adoptada en Belém do Pará, Brasil, en 1994, formalizando la definición de la
violencia contra las mujeres como una violación de sus derechos humanos.

La Convención de Belém do Pará establece por primera vez el desarrollo de mecanismos


de protección y defensa de los derechos de las mujeres, en la lucha para eliminar la
violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como
en el privado.

La implementación efectiva de la Convención requiere un proceso de evaluación y apoyo


continuo e independiente, para lo cual se creó en 2004 el Mecanismo de Seguimiento de la
Convención de Belém do Pará (MESECVI).

El MESECVI es una metodología de evaluación multilateral sistemática y permanente,


fundamentada en un foro de intercambio y cooperación técnica entre los Estados Parte de
la Convención y un Comité de Expertas/os.
46

El MESECVI analiza los avances en la implementación de la Convención por sus Estados


Parte, así como los desafíos persistentes en las respuestas Estatales ante la violencia
contra las mujeres.

Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas


El presente instrumento regula la figura de desaparición forzada de personas y establece
que los Estados signatarios se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales, las medidas legislativas que fueren necesarias para tipificar dicho delito.
Fue adoptado en Belém do Pará, Brasil el 9 de junio de 1994, en el vigésimo cuarto período
ordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados
Americanos. Aprobado por la República Argentina por Ley N° 24.556, sancionada el 13 de
septiembre de 1995, y promulgada el 11 de octubre de 1995. Ratificada por el Gobierno
argentino el 28 de febrero de 1996. El presente instrumento goza con Jerarquía
Constitucional conforme la Ley 24.820 del 30 de Abril de 1997.

PREÁMBULO
Los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos,

PREOCUPADOS por el hecho de que subsiste la desaparición forzada de personas;

REAFIRMANDO que el sentido genuino de la solidaridad americana y de la buena vecindad


no puede ser otro que el de consolidar en este Hemisferio, dentro del marco de las
instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en
el respeto de los derechos esenciales del hombre;

CONSIDERANDO que la desaparición forzada de personas constituye una afrenta a la


conciencia del Hemisferio y una grave ofensa de naturaleza odiosa a la dignidad intrínseca
de la persona humana, en contradicción con los principios y propósitos consagrados en la
Carta de la Organización de los Estados Americanos;

CONSIDERANDO que la desaparición forzada de personas viola múltiples derechos


esenciales de la persona humana de carácter inderogable, tal como están consagrados en
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración Universal de Derechos Humanos;

RECORDANDO que la protección internacional de los derechos humanos es de naturaleza


convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno y tiene
como fundamento los atributos de la persona humana;

REAFIRMANDO que la práctica sistemática de la desaparición forzada de personas


constituye un crimen de lesa humanidad;

ESPERANDO que esta Convención contribuya a prevenir, sancionar y suprimir la


desaparición forzada de personas en el Hemisferio y constituya un aporte decisivo para la
protección de los derechos humanos y el estado de derecho,
47

RESUELVEN adoptar la siguiente Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada


de Personas:

ARTÍCULO I
Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a:

a) No practicar, no permitir, ni tolerar la desaparición forzada de personas, ni aun en estado


de emergencia, excepción o suspensión de garantías individuales;

b) Sancionar en el ámbito de su jurisdicción a los autores, cómplices y encubridores del


delito de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión del mismo;

c) Cooperar entre sí para contribuir a prevenir, sancionar y erradicar la desaparición forzada


de personas; y

d) Tomar las medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o de cualquier otra


índole necesarias para cumplir con los compromisos asumidos en la presente Convención.

ARTÍCULO II
Para los efectos de la presente Convención, se considera desaparición forzada la privación
de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes
del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o
la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer
dicha privación de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se
impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes.

ARTÍCULO X
En ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales, tales como estado de
guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia
pública, como justificación de la desaparición forzada de personas. En tales casos, el
derecho a procedimientos o recursos judiciales rápidos eficaces se conservará como medio
para determinar el paradero de las personas privadas de libertad o su estado de salud o
para individualizar a la autoridad que ordenó la privación de libertad o la hizo efectiva.

En la tramitación de dichos procedimientos o recursos y conforme al derecho interno


respectivo, las autoridades judiciales competentes tendrán libre e inmediato acceso a todo
centro de detención y a cada una de sus dependencias, así como a todo lugar donde haya
motivos para creer que se puede encontrar a las persona desaparecida, incluso lugares
sujetos a la jurisdicción militar.

ARTÍCULO XI
Toda persona privada de libertad debe ser mantenida en lugares de detención oficialmente
reconocidos y presentada sin demora, conforme a la legislación interna respectiva, a la
autoridad judicial competente.
Los Estados Partes establecerán y mantendrán registros oficiales actualizados sobre sus
detenidos y, conforme a su legislación interna, los pondrán a disposición de los familiares,
jueces, abogados, cualquier persona con interés legítimo y otras autoridades.
48

ARTÍCULO XIII
Para los efectos de la presente Convención, el trámite de las peticiones o comunicaciones
presentadas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en que se alegue la
desaparición forzada de personas estará sujeto a los procedimientos establecidos en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, y en los Estatutos y Reglamentos de la
Comisión y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, incluso las normas relativas
a medidas cautelares.

Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de


Discriminación contra las Personas con Discapacidad
El presente instrumento internacional tiene por objetivos la prevención y eliminación de
todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad y propiciar su
plena integración en la sociedad. Fue adoptado en Guatemala el 08 de Junio de 1999.
Aprobado por la República Argentina por Ley Nro 25.280 el 06 de julio de 2000 y ratificada
por el Gobierno argentino el 10 de enero de 2001.

PREÁMBULO
LOS ESTADOS PARTE EN LA PRESENTE CONVENCIÓN,

REAFIRMANDO que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos humanos
y libertades fundamentales que otras personas; y que estos derechos, incluido el de no
verse sometidos a discriminación fundamentada en la discapacidad, dimanan de la dignidad
y la igualdad que son inherentes a todo ser humano;

CONSIDERANDO que la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su


artículo 3, inciso j) establece como principio que "la justicia y la seguridad sociales son
bases de una paz duradera";

PREOCUPADOS por la discriminación de que son objeto las personas en razón de su


discapacidad;

TENIENDO PRESENTE el Convenio sobre la Readaptación Profesional y el Empleo de


Personas Inválidas de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio 159); la
Declaración de los Derechos del Retrasado Mental (AG.26/2856, del 20 de diciembre de
1971); la Declaración de los Derechos de los Impedidos de las Naciones Unidas
(Resolución Nº 3447 del 9 de diciembre de 1975); el Programa de Acción Mundial para las
Personas con Discapacidad, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas
(Resolución 37/52, del 3 de diciembre de 1982); el Protocolo Adicional de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales "Protocolo de San Salvador" (1988); los Principios para la Protección de los
Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental (AG.46/119,
del 17 de diciembre de 1991); la Declaración de Caracas de la Organización Panamericana
de la Salud; la Resolución sobre la Situación de las Personas con Discapacidad en el
Continente Americano (AG/RES. 1249 (XXIII-O/93)); las Normas Uniformes sobre Igualdad
de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (AG.48/96, del 20 de diciembre de
1993); la Declaración de Managua, de diciembre de 1993; la Declaración de Viena y
49

Programa de Acción aprobados por la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre
Derechos Humanos (157/93); la Resolución sobre la Situación de los Discapacitados en el
Continente Americano (AG/RES. 1356 (XXV-O/95)); y el Compromiso de Panamá con las
Personas con Discapacidad en el Continente Americano (resolución AG/RES. 1369 (XXVI-
O/96); y

COMPROMETIDOS a eliminar la discriminación, en todas sus formas y manifestaciones,


contra las personas con discapacidad,

ARTÍCULO I
Para los efectos de la presente Convención, se entiende por:

1. Discapacidad
El término "discapacidad" significa una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de
naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más actividades
esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y
social.

2. Discriminación contra las personas con discapacidad


a) El término "discriminación contra las personas con discapacidad" significa toda distinción,
exclusión o restricción basada en una discapacidad, antecedente de discapacidad,
consecuencia de discapacidad anterior o percepción de una discapacidad presente o
pasada, que tenga el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por parte de las personas con discapacidad, de sus derechos humanos y libertades
fundamentales.

b) No constituye discriminación la distinción o preferencia adoptada por un Estado parte a


fin de promover la integración social o el desarrollo personal de las personas con
discapacidad, siempre que la distinción o preferencia no limite en sí misma el derecho a la
igualdad de las personas con discapacidad y que los individuos con discapacidad no se
vean obligados a aceptar tal distinción o preferencia. En los casos en que la legislación
interna prevea la figura de la declaratoria de interdicción, cuando sea necesaria y apropiada
para su bienestar, ésta no constituirá discriminación.

ARTÍCULO II
Los objetivos de la presente Convención son la prevención y eliminación de todas las
formas de discriminación contra las personas con discapacidad y propiciar su plena
integración en la sociedad.

ARTÍCULO III
Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a:

1. Adoptar las medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier otra
índole, necesarias para eliminar la discriminación contra las personas con discapacidad y
propiciar su plena integración en la sociedad, incluidas las que se enumeran a continuación,
sin que la lista sea taxativa:
50

a) Medidas para eliminar progresivamente la discriminación y promover la integración por


parte de las autoridades gubernamentales y/o entidades privadas en la prestación o
suministro de bienes, servicios, instalaciones, programas y actividades, tales como el
empleo, el transporte, las comunicaciones, la vivienda, la recreación, la educación, el
deporte, el acceso a la justicia y los servicios policiales, y las actividades políticas y de
administración;

b) Medidas para que los edificios, vehículos e instalaciones que se construyan o fabriquen
en sus territorios respectivos faciliten el transporte, la comunicación y el acceso para las
personas con discapacidad;

c) Medidas para eliminar, en la medida de lo posible, los obstáculos arquitectónicos, de


transporte y comunicaciones que existan, con la finalidad de facilitar el acceso y uso para
las personas con discapacidad; y

d) Medidas para asegurar que las personas encargadas de aplicar la presente Convención y
la legislación interna sobre esta materia, estén capacitados para hacerlo.

2. Trabajar prioritariamente en las siguientes áreas:


a) La prevención de todas las formas de discapacidad prevenibles;

b) La detección temprana e intervención, tratamiento, rehabilitación, educación, formación


ocupacional y el suministro de servicios globales para asegurar un nivel óptimo de
independencia y de calidad de vida para las personas con discapacidad; y

c) La sensibilización de la población, a través de campañas de educación encaminadas a


eliminar prejuicios, estereotipos y otras actitudes que atentan contra el derecho de las
personas a ser iguales, propiciando de esta forma el respeto y la convivencia con las
personas con discapacidad.

ARTÍCULO VI
1. Para dar seguimiento a los compromisos adquiridos en la presente Convención se
establecerá un Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las
Personas con Discapacidad, integrado por un representante designado por cada Estado
parte.

2. El Comité celebrará su primera reunión dentro de los 90 días siguientes al depósito del
décimo primer instrumento de ratificación. Esta reunión será convocada por la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos y la misma se celebrará en su sede,
a menos que un Estado parte ofrezca la sede.

3. Los Estados parte se comprometen en la primera reunión a presentar un informe al


Secretario General de la Organización para que lo transmita al Comité para ser analizado y
estudiado. En lo sucesivo, los informes se presentarán cada cuatro años.

4. Los informes preparados en virtud del párrafo anterior deberán incluir las medidas que los
Estados miembros hayan adoptado en la aplicación de esta Convención y cualquier
progreso que hayan realizado los Estados parte en la eliminación de todas las formas de
51

discriminación contra las personas con discapacidad. Los informes también contendrán
cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de cumplimiento derivado de la
presente Convención.

5. El Comité será el foro para examinar el progreso registrado en la aplicación de la


Convención e intercambiar experiencias entre los Estados parte. Los informes que elabore
el Comité recogerán el debate e incluirán información sobre las medidas que los Estados
parte hayan adoptado en aplicación de esta Convención, los progresos que hayan realizado
en la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con
discapacidad, las circunstancias o dificultades que hayan tenido con la implementación de la
Convención, así como las conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité
para el cumplimiento progresivo de la misma.

6. El Comité elaborará su reglamento interno y lo aprobará por mayoría absoluta.

7. El Secretario General brindará al Comité el apoyo que requiera para el cumplimiento de


sus funciones.

Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas


Conexas de Intolerancia
Adoptado en: La Antigua, Guatemala.
Fecha: 06/05/2013 (miércoles 5 de junio de 2013)
Entrada en vigor: 11/11/17 (11 de noviembre de 2017), el trigésimo día a partir de la fecha
en que se haya depositado el segundo instrumento de ratificación o adhesión de la
Convención en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Argentina 06/06/13 (firma)

PREÁMBULO
LOS ESTADOS PARTES DE LA PRESENTE CONVENCIÓN,

CONSIDERANDO que la dignidad inherente a toda persona humana y la igualdad entre los
seres humanos son principios básicos consagrados en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención Internacional sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial;

REAFIRMANDO el compromiso determinado de los Estados Miembros de la Organización


de los Estados Americanos con la erradicación total e incondicional del racismo, la
discriminación racial y de toda forma de intolerancia, y la convicción de que tales actitudes
discriminatorias representan la negación de valores universales como los derechos
inalienables e inviolables de la persona humana y de los propósitos y principios
consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, la Carta Social de las Américas, la Carta Democrática Interamericana,
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Internacional sobre la
52

Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial y la Declaración Universal sobre


el Genoma Humano y los Derechos Humanos;

RECONOCIENDO la obligación de adoptar medidas en el ámbito nacional y regional para


fomentar y estimular el respeto y la observancia de los derechos humanos y las libertades
fundamentales de todos los individuos y grupos sometidos a su jurisdicción, sin distinción
alguna por motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico;

CONVENCIDOS de que los principios de la igualdad y de la no discriminación entre los


seres humanos son conceptos democráticos dinámicos que propician el fomento de la
igualdad jurídica efectiva y presuponen el deber del Estado de adoptar medidas especiales
en favor de los derechos de los individuos o grupos que son víctimas de la discriminación
racial, en cualquier esfera de actividad, sea privada o pública, a fin de promover condiciones
equitativas de igualdad de oportunidades y combatir la discriminación racial en todas sus
manifestaciones individuales, estructurales e institucionales;

CONSCIENTES de que el fenómeno del racismo exhibe una capacidad dinámica de


renovación que le permite asumir nuevas formas de difusión y expresión política, social,
cultural y lingüística;

TENIENDO EN CUENTA que las víctimas del racismo, la discriminación racial y otras
formas conexas de intolerancia en las Américas son, entre otros, los afrodescendientes, los
pueblos indígenas, así como otros grupos y minorías raciales, étnicas o que por su linaje u
origen nacional o étnico son afectados por tales manifestaciones;

CONVENCIDOS de que ciertas personas y grupos pueden vivir formas múltiples o


agravadas de racismo, discriminación e intolerancia, motivadas por una combinación de
factores como la raza, el color, el linaje, el origen nacional o étnico u otros reconocidos en
instrumentos internacionales;

TENIENDO EN CUENTA que una sociedad pluralista y democrática debe respetar la raza,
el color, el linaje o el origen nacional o étnico de toda persona, que pertenezca o no a una
minoría, y crear condiciones apropiadas que le permitan expresar, preservar y desarrollar su
identidad;

CONSIDERANDO que es preciso tener en cuenta la experiencia individual y colectiva de la


discriminación para combatir la exclusión y marginación por motivos de raza, grupo étnico o
nacionalidad, así como para proteger el plan de vida de los individuos y comunidades en
riesgo de ser segregados y marginados;

ALARMADOS por el aumento de los delitos de odio cometidos por motivos de raza, color,
linaje u origen nacional o étnico;

SUBRAYANDO el papel fundamental de la educación en el fomento del respeto a los


derechos humanos, de la igualdad, de la no discriminación y de la tolerancia; y

TENIENDO PRESENTE que, aunque el combate al racismo y la discriminación racial haya


sido priorizado en un instrumento internacional anterior, la Convención Internacional sobre
53

la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, de 1965, es esencial que los
derechos en ella consagrados sean reafirmados, desarrollados, perfeccionados y
protegidos, a fin de consolidar en las Américas el contenido democrático de los principios de
la igualdad jurídica y de la no discriminación

Artículo 1
Para los efectos de esta Convención:

1. Discriminación racial es cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia, en


cualquier ámbito público o privado, que tenga el objetivo o el efecto de anular o limitar el
reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de uno o más derechos
humanos o libertades fundamentales consagrados en los instrumentos internacionales
aplicables a los Estados Partes.

La discriminación racial puede estar basada en motivos de raza, color, linaje u origen
nacional o étnico.

2. Discriminación racial indirecta es la que se produce, en la esfera pública o privada,


cuando una disposición, un criterio o una práctica, aparentemente neutro es susceptible de
implicar una desventaja particular para las personas que pertenecen a un grupo específico
basado en los motivos establecidos en el artículo 1.1, o los pone en desventaja, a menos
que dicha disposición, criterio o práctica tenga un objetivo o justificación razonable y
legítimo a la luz del derecho internacional de los derechos humanos.

3. Discriminación múltiple o agravada es cualquier preferencia, distinción, exclusión o


restricción basada, de forma concomitante, en dos o más de los motivos mencionados en el
artículo 1.1 u otros reconocidos en instrumentos internacionales que tenga por objetivo o
efecto anular o limitar, el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de
uno o más derechos humanos y libertades fundamentales consagrados en los instrumentos
internacionales aplicables a los Estados Partes, en cualquier ámbito de la vida pública o
privada.

4. El racismo consiste en cualquier teoría, doctrina, ideología o conjunto de ideas que


enuncian un vínculo causal entre las características fenotípicas o genotípicas de individuos
o grupos y sus rasgos intelectuales, culturales y de personalidad, incluido el falso concepto
de la superioridad racial.

El racismo da lugar a desigualdades raciales, así como a la noción de que las relaciones
discriminatorias entre grupos están moral y científicamente justificadas.

Toda teoría, doctrina, ideología o conjunto de ideas racistas descritos en el presente artículo
es científicamente falso, moralmente censurable y socialmente injusto, contrario a los
principios fundamentales del derecho internacional, y por consiguiente perturba gravemente
la paz y la seguridad internacionales y, como tal, es condenado por los Estados Partes.

5. No constituyen discriminación racial las medidas especiales o acciones afirmativas


adoptadas para garantizar en condiciones de igualdad, el goce o ejercicio de uno o más
derechos humanos y libertades fundamentales de grupos que así lo requieran, siempre que
54

tales medidas no impliquen el mantenimiento de derechos separados para grupos distintos


y que no se perpetúen después de alcanzados sus objetivos.

6. Intolerancia es el acto o conjunto de actos o manifestaciones que expresan el irrespeto,


rechazo o desprecio de la dignidad, características, convicciones u opiniones de los seres
humanos por ser diferentes o contrarias. Puede manifestarse como marginación y exclusión
de la participación en cualquier ámbito de la vida pública o privada de grupos en
condiciones de vulnerabilidad o como violencia contra ellos.

Artículo 2
Todo ser humano es igual ante la ley y tiene derecho a igual protección contra el racismo, la
discriminación racial y formas conexas de intolerancia en cualquier ámbito de la vida pública
o privada.

Artículo 3
Todo ser humano tiene derecho al reconocimiento , goce, ejercicio y protección, en
condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales
consagrados en sus leyes nacionales y en el derecho internacional aplicables a los Estados
Partes, tanto a nivel individual como colectivo.

Artículo 4
Los Estados se comprometen a prevenir, eliminar, prohibir y sancionar, de acuerdo con sus
normas constitucionales y con las disposiciones de esta Convención, todos los actos y
manifestaciones de racismo, discriminación racial y formas conexas de intolerancia,
incluyendo:

i. El apoyo privado o público a actividades racialmente discriminatorias y racistas o que


promuevan la intolerancia, incluido su financiamiento.

ii. La publicación, circulación o diseminación, por cualquier forma y/o medio de


comunicación, incluida la Internet, de cualquier material racista o racialmente discriminatorio
que:

a) defienda, promueva o incite al odio, la discriminación y la intolerancia;

b) apruebe, justifique o defienda actos que constituyan o hayan constituido genocidio o


crímenes de lesa humanidad, según se definen en el derecho internacional, o promueva o
incite a la realización de tales actos.

iii. La violencia motivada por cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

iv. Actos delictivos en los que intencionalmente se elige la propiedad de la víctima debido a
cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

v. Cualquier acción represiva fundamentada en cualquiera de los criterios enunciados en el


artículo 1.1, en vez de basarse en el comportamiento de un individuo o en información
objetiva que lo identifique como una persona involucrada en actividades delictivas.
55

vi. La restricción, de manera irracional o indebida, del ejercicio de los derechos individuales
de propiedad, administración y disposición de bienes de cualquier tipo en función de
cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

vii. Cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia aplicada a las personas con
base en su condición de víctima de discriminación múltiple o agravada, cuyo objetivo o
resultado sea negar o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de derechos y
libertades fundamentales, así como su protección, en igualdad de condiciones.

viii. Cualquier restricción racialmente discriminatoria del goce de los derechos humanos
consagrados en los instrumentos internacionales y regionales aplicables y en la
jurisprudencia de las cortes internacionales y regionales de derechos humanos, en especial
los aplicables a las minorías o grupos en condiciones de vulnerabilidad y sujetos a
discriminación racial.
ix. Cualquier restricción o limitación al uso del idioma, tradiciones, costumbres y cultura de
las personas, en actividades públicas o privadas.

x. La elaboración y la utilización de contenidos, métodos o herramientas pedagógicos que


reproduzcan estereotipos o preconceptos en función de alguno de los criterios enunciados
en el artículo 1.1 de esta Convención.

xi. La denegación del acceso a la educación pública o privada, así como a becas de estudio
o programas de financiamiento de la educación, en función de alguno de los criterios
enunciados en el artículo 1.1 de esta Convención.

xii. La denegación del acceso a cualquiera de los derechos sociales, económicos y


culturales, en función de alguno de los criterios enunciados en el artículo 1.1 de esta
Convención.

xiii. La realización de investigaciones o la aplicación de los resultados de investigaciones


sobre el genoma humano, en particular en los campos de la biología, la genética y la
medicina, destinadas a la selección de personas o a la clonación de seres humanos, que
prevalezcan sobre el respeto a los derechos humanos, las libertades fundamentales y la
dignidad humana, generando cualquier forma de discriminación basada en las
características genéticas.

xiv. La restricción o limitación basada en algunos de los criterios enunciados en el artículo


1.1 de esta Convención, del derecho de todas las personas a acceder o usar
sosteniblemente el agua, los recursos naturales, los ecosistemas, la biodiversidad y los
servicios ecológicos que forman parte del patrimonio natural de cada Estado, protegido por
los instrumentos internacionales pertinentes y por su propia legislación nacional.

xv. La restricción del ingreso a lugares públicos o privados con acceso al público por las
causales recogidas en el artículo 1.1 de la presente Convención.

Artículo 15
Con el objetivo de dar seguimiento a la implementación de los compromisos adquiridos por
los Estados Partes en la presente Convención:
56

i. Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente


reconocida en uno o más Estados Miembros de la Organización de los Estados
Americanos, puede presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de la presente Convención por
un Estado Parte. Asimismo, todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su
instrumento de ratificación o de adhesión a esta Convención, o en cualquier momento
posterior, declarar que reconoce la competencia de la Comisión para recibir y examinar las
comunicaciones en que un Estado Parte alegue que otro Estado Parte ha incurrido en
violaciones de los derechos humanos establecidos en la presente Convención. En dicho
caso, se aplicarán todas las normas de procedimiento pertinentes contenidas en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como el Estatuto y Reglamento de la
Comisión.

ii. Los Estados Partes podrán formular consultas a la Comisión en cuestiones relacionadas
con la efectiva aplicación de la presente Convención. Asimismo, podrán solicitar a la
Comisión asesoramiento y cooperación técnica para asegurar la aplicación efectiva de
cualquiera de las disposiciones de la presente Convención. La Comisión, dentro de sus
posibilidades, les brindará asesoramiento y asistencia cuando le sean solicitados.

iii. Todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o
de adhesión a esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que reconoce
como obligatoria y de pleno derecho y sin acuerdo especial, la competencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la interpretación o
aplicación de esta Convención. En dicho caso, se aplicarán todas las normas de
procedimiento pertinentes contenidas en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, así como el Estatuto y Reglamento de la Corte.

iv. Se establecerá un Comité Interamericano para la Prevención y Eliminación del Racismo,


la Discriminación Racial y Todas las Formas de Discriminación e Intolerancia, el cual será
conformado por un experto nombrado por cada Estado Parte quien ejercerá sus funciones
en forma independiente y cuyo cometido será monitorear los compromisos asumidos en
esta Convención. El Comité también se encargará de dar seguimiento a los compromisos
asumidos por los Estados que sean parte de la Convención Interamericana contra toda
Forma de Discriminación e Intolerancia.

El Comité quedará establecido cuando entre en vigor la primera de las Convenciones y su


primera reunión será convocada por la Secretaría General de la OEA tan pronto se haya
recibido el décimo instrumento de ratificación de cualquiera de las convenciones. La primera
reunión del Comité será celebrada en la sede de la Organización, tres meses después de
haber sido convocada, para declararse constituido, aprobar su Reglamento y su
metodología de trabajo, así como para elegir sus autoridades. Dicha reunión será presidida
por el representante del país que deposite el primer instrumento de ratificación de la
Convención con la que se establezca el Comité.

v. El Comité será el foro para el intercambio de ideas y experiencias, así como para
examinar el progreso realizado por los Estados Partes en la aplicación de la presente
Convención y cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de cumplimento
57

derivado de la misma. Dicho Comité podrá formular recomendaciones a los Estados Partes
para que adopten las medidas del caso. A tales efectos, los Estados Partes se
comprometen a presentar un informe al Comité dentro del año de haberse realizado la
primera reunión, con relación al cumplimiento de las obligaciones contenidas en la presente
Convención. Los informes que presenten los Estados Partes al Comité deberán contener,
además, datos y estadísticas desagregados de los grupos en condiciones de vulnerabilidad.
De allí en adelante, los Estados Partes presentarán informes cada cuatro años. La
Secretaría General de la OEA brindará al Comité el apoyo que requiera para el
cumplimiento de sus funciones.

Convención Interamericana contra toda Forma de Discriminación e Intolerancia


Adoptado en: La Antigua, Guatemala.
Fecha: 06/05/2013 (miércoles 5 de junio de 2013).
Entrada en vigor: 02/20/2020 (jueves 20 de febrero de 2020), el trigésimo día a partir de la
fecha del depósito del segundo instrumento de ratificación o adhesión de la Convención en
la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Argentina 06/06/13 (firma)

El 10 de junio de 2013, en la Asamblea General de Guatemala, la Organización de Estados


Americanos (OEA) aprobó la Convención Americana contra toda forma de Discriminación e
Intolerancia. Esta Convención es el primer instrumento jurídicamente vinculante que
condena la discriminación basada en una multiplicidad de motivos, entre ellos la orientación
sexual, la identidad y la expresión de género.

PREÁMBULO
LOS ESTADOS PARTES DE LA PRESENTE CONVENCIÓN,

CONSIDERANDO que la dignidad inherente a toda persona humana y la igualdad entre los
seres humanos son principios básicos consagrados en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos;

REAFIRMANDO el compromiso determinado de los Estados Miembros de la Organización


de los Estados Americanos con la erradicación total e incondicional de toda forma de
discriminación e intolerancia, y la convicción de que tales actitudes discriminatorias
representan la negación de valores universales como los derechos inalienables e inviolables
de la persona humana y de los propósitos y principios consagrados en la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Carta Social
de las Américas, la Carta Democrática Interamericana, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos
Humanos;

RECONOCIENDO la obligación de adoptar medidas en el ámbito nacional y regional para


fomentar y estimular el respeto y la observancia de los derechos humanos y las libertades
58

fundamentales de todos los individuos y grupos sometidos a su jurisdicción, sin distinción


alguna por motivos de sexo, edad, orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o
de cualquier otra naturaleza, origen social, posición económica, condición de migrante,
refugiado o desplazado, nacimiento, condición infectocontagiosa estigmatizada,
característica genética, discapacidad, sufrimiento psíquico incapacitante o cualquier otra
condición social;

CONVENCIDOS de que los principios de la igualdad y de la no discriminación entre los


seres humanos son conceptos democráticos dinámicos que propician el fomento de la
igualdad jurídica efectiva y presuponen el deber del Estado de adoptar medidas especiales
en favor de los derechos de los individuos o grupos que son víctimas de discriminación e
intolerancia, en cualquier esfera de actividad, sea privada o pública, a fin de promover
condiciones equitativas de igualdad de oportunidades y combatir la discriminación e
intolerancia en todas sus manifestaciones individuales, estructurales e institucionales;

TENIENDO EN CUENTA que las víctimas de discriminación e intolerancia en las Américas


son, entre otros, los migrantes, los refugiados y desplazados y sus familiares, así como
otros grupos y minorías sexuales, culturales, religiosas y lingüísticas afectados por tales
manifestaciones;

CONVENCIDOS de que ciertas personas y grupos son objeto de formas múltiples o


agravadas de discriminación e intolerancia motivadas por una combinación de factores
como sexo, edad, orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra
naturaleza, origen social, posición económica, condición de migrante, refugiado o
desplazado, nacimiento, condición infectocontagiosa estigmatizada, característica genética,
discapacidad, sufrimiento psíquico incapacitante o cualquier otra condición social, así como
otros reconocidos en instrumentos internacionales;

CONSTERNADOS por el aumento general, en diversas partes del mundo, de los casos de
intolerancia y violencia motivados por el antisemitismo, la cristianofobia y la islamofobia, así
como contra miembros de otras comunidades religiosas, incluidas las de origen africano;

RECONOCIENDO que la coexistencia pacífica entre las religiones en sociedades pluralistas


y Estados democráticos se fundamenta en el respeto a la igualdad y a la no discriminación
entre las religiones, y en la clara separación entre las leyes del Estado y los preceptos
religiosos;

TENIENDO EN CUENTA que una sociedad pluralista y democrática debe respetar la


identidad cultural, lingüística, religiosa, de género y sexual de toda persona, que pertenezca
o no a una minoría, y crear las condiciones que le permitan expresar, preservar y desarrollar
su identidad;
CONSIDERANDO que es preciso tener en cuenta la experiencia individual y colectiva de la
discriminación e intolerancia para combatir la exclusión y marginación por motivos de
género, edad, orientación sexual, idioma, religión, opinión política o de otra naturaleza,
origen social, posición económica, condición de migrante, refugiado o desplazado,
nacimiento, condición infectocontagiosa estigmatizada, característica genética, deficiencia,
sufrimiento psíquico incapacitante o cualquier otra condición social, así como otros motivos
59

reconocidos en instrumentos internacionales, y para proteger el plan de vida de individuos y


comunidades en riesgo de ser segregados y marginados;

ALARMADOS por el aumento de los delitos de odio cometidos por motivos de sexo, religión,
orientación sexual, deficiencia y otras condiciones sociales; y

SUBRAYANDO el papel fundamental de la educación en el fomento del respeto a los


derechos humanos, de la igualdad, de la no discriminación y de la tolerancia

Artículo 1
Para los efectos de esta Convención:

1. Discriminación es cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia, en cualquier


ámbito público o privado, que tenga el objetivo o el efecto de anular o limitar el
reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de uno o más derechos
humanos o libertades fundamentales consagrados en los instrumentos internacionales
aplicables a los Estados Partes.

La discriminación puede estar basada en motivos de nacionalidad, edad, sexo, orientación


sexual, identidad y expresión de género, idioma, religión, identidad cultural, opiniones
políticas o de cualquier otra naturaleza, origen social, posición socioeconómica, nivel de
educación, condición migratoria, de refugiado, repatriado, apátrida o desplazado interno,
discapacidad, característica genética, condición de salud mental o física, incluyendo
infectocontagiosa, psíquica incapacitante o cualquier otra.

2. Discriminación indirecta es la que se produce, en la esfera pública o privada, cuando una


disposición, un criterio o una práctica, aparentemente neutro es susceptible de implicar una
desventaja particular para las personas que pertenecen a un grupo específico, o los pone
en desventaja, a menos que dicha disposición, criterio o práctica tenga un objetivo o
justificación razonable y legítimo a la luz del derecho internacional de los derechos
humanos.

3. Discriminación múltiple o agravada es cualquier preferencia, distinción, exclusión o


restricción basada, de forma concomitante, en dos o más de los motivos mencionados en el
artículo 1.1 u otros reconocidos en instrumentos internacionales que tenga por objetivo o
efecto anular o limitar, el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de
uno o más derechos humanos y libertades fundamentales consagrados en los instrumentos
internacionales aplicables a los Estados Partes, en cualquier ámbito de la vida pública o
privada.

4. No constituyen discriminación las medidas especiales o acciones afirmativas adoptadas


para garantizar en condiciones de igualdad, el goce o ejercicio de uno o más derechos
humanos y libertades fundamentales de grupos que así lo requieran, siempre que tales
medidas no impliquen el mantenimiento de derechos separados para grupos distintos y que
no se perpetúen después de alcanzados sus objetivos.

5. Intolerancia es el acto o conjunto de actos o manifestaciones que expresan el irrespeto,


rechazo o desprecio de la dignidad, características, convicciones u opiniones de los seres
60

humanos por ser diferentes o contrarias. Puede manifestarse como marginación y exclusión
de la participación en cualquier ámbito de la vida pública o privada de grupos en
condiciones de vulnerabilidad o como violencia contra ellos.

Artículo 2
Todo ser humano es igual ante la ley y tiene derecho a igual protección contra toda forma
de discriminación e intolerancia en cualquier ámbito de la vida pública o privada.

Artículo 3
Todo ser humano tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección, en
condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales
consagrados en sus leyes nacionales y en los instrumentos internacionales aplicables a los
Estados Partes, tanto a nivel individual como colectivo.

Artículo 4
Los Estados se comprometen a prevenir, eliminar, prohibir y sancionar, de acuerdo con sus
normas constitucionales y con las disposiciones de esta Convención, todos los actos y
manifestaciones de discriminación e intolerancia, incluyendo:

i. El apoyo privado o público a actividades discriminatorias o que promuevan la intolerancia,


incluido su financiamiento.

ii. La publicación, circulación o diseminación, por cualquier forma y/o medio de


comunicación, incluida la Internet, de cualquier material que:
a) defienda, promueva o incite al odio, la discriminación y la intolerancia;

b) apruebe, justifique o defienda actos que constituyan o hayan constituido genocidio o


crímenes de lesa humanidad, según se definen en el derecho internacional, o promueva o
incite a la realización de tales actos.

iii. La violencia motivada por cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

iv. Actos delictivos en los que intencionalmente se elige la propiedad de la víctima debido a
cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

v. Cualquier acción represiva fundamentada en cualquiera de los criterios enunciados en el


artículo 1.1, en vez de basarse en el comportamiento de un individuo o en información
objetiva que lo identifique como una persona involucrada en actividades delictivas.

vi. La restricción, de manera irracional o indebida, del ejercicio de los derechos individuales
de propiedad, administración y disposición de bienes de cualquier tipo en función de
cualquiera de los criterios enunciados en el artículo 1.1.

vii. Cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia aplicada a las personas con
base en su condición de víctima de discriminación múltiple o agravada, cuyo objetivo o
resultado sea anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de derechos y
libertades fundamentales, así como su protección, en igualdad de condiciones.
61

viii. Cualquier restricción discriminatoria del goce de los derechos humanos consagrados en
los instrumentos internacionales y regionales aplicables y en la jurisprudencia de las cortes
internacionales y regionales de derechos humanos, en especial los aplicables a las minorías
o grupos en condiciones de vulnerabilidad y sujetos a discriminación.

ix. Cualquier restricción o limitación al uso del idioma, tradiciones, costumbres y cultura de
las personas, en actividades públicas o privadas.

x. La elaboración y la utilización de contenidos, métodos o herramientas pedagógicos que


reproduzcan estereotipos o preconceptos en función de alguno de los criterios enunciados
en el artículo 1.1 de esta Convención.

xi. La denegación al acceso a la educación pública o privada, así como a becas de estudio o
programas de financiamiento de la educación, en función de alguno de los criterios
enunciados en el artículo 1.1 de esta Convención.

xii. La denegación del acceso a cualquiera de los derechos sociales, económicos y


culturales, en función de alguno de los criterios enunciados en el artículo 1.1 de esta
Convención.

xiii. La realización de investigaciones o la aplicación de los resultados de investigaciones


sobre el genoma humano, en particular en los campos de la biología, la genética y la
medicina, destinadas a la selección de personas o a la clonación de seres humanos, que
prevalezcan sobre el respeto a los derechos humanos, las libertades fundamentales y la
dignidad humana, generando cualquier forma de discriminación basada en las
características genéticas.

xiv. La restricción o limitación basada en algunos de los criterios enunciados en el artículo


1.1 de esta Convención, del derecho de todas las personas a acceder o usar
sosteniblemente el agua, los recursos naturales, los ecosistemas, la biodiversidad y los
servicios ecológicos que forman parte del patrimonio natural de cada Estado, protegido por
los instrumentos internacionales pertinentes y por su propia legislación nacional.

xv. La restricción del ingreso a lugares públicos o privados con acceso al público por las
causales recogidas en el artículo 1.1 de la presente Convención.

Artículo 12
Los Estados Partes se comprometen a llevar adelante estudios sobre la naturaleza, causas
y manifestaciones de la discriminación e intolerancia en sus respectivos países, en los
ámbitos local, regional y nacional, y a recolectar, compilar y difundir datos sobre la situación
de los grupos o individuos que son víctimas de la discriminación y la intolerancia.

Artículo 13
Los Estados Partes se comprometen, de conformidad con su normativa interna, a
establecer o designar una institución nacional que será responsable de dar seguimiento al
cumplimiento de la presente Convención, lo cual será comunicado a la Secretaría General
de la OEA.
62

Artículo 15
Con el objetivo de dar seguimiento a la implementación de los compromisos adquiridos por
los Estados Partes en la presente Convención:

i. Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente


reconocida en uno o más Estados Miembros de la Organización de los Estados
Americanos, puede presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de la presente Convención por
un Estado Parte. Asimismo, todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su
instrumento de ratificación o de adhesión a esta Convención, o en cualquier momento
posterior, declarar que reconoce la competencia de la Comisión para recibir y examinar las
comunicaciones en que un Estado Parte alegue que otro Estado Parte ha incurrido en
violaciones de los derechos humanos establecidos en la presente Convención. En dicho
caso, se aplicarán todas las normas de procedimiento pertinentes contenidas en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como el Estatuto y Reglamento de la
Comisión.

ii. Los Estados Partes podrán formular consultas a la Comisión en cuestiones relacionadas
con la efectiva aplicación de la presente Convención. Asimismo, podrán solicitar a la
Comisión asesoramiento y cooperación técnica para asegurar la aplicación efectiva de
cualquiera de las disposiciones de la presente Convención. La Comisión, dentro de sus
posibilidades, les brindará asesoramiento y asistencia cuando le sean solicitados.
iii. Todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o
de adhesión a esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que reconoce
como obligatoria y de pleno derecho y sin acuerdo especial, la competencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la interpretación o
aplicación de esta Convención. En dicho caso, se aplicarán todas las normas de
procedimiento pertinentes contenidas en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, así como el Estatuto y Reglamento de la Corte.

iv. Se establecerá un Comité Interamericano para la Prevención y Eliminación del Racismo,


la Discriminación Racial y Todas las Formas de Discriminación e Intolerancia, el cual será
conformado por un experto nombrado por cada Estado Parte quien ejercerá sus funciones
en forma independiente y cuyo cometido será monitorear los compromisos asumidos en
esta Convención. El Comité también se encargará de dar seguimiento a los compromisos
asumidos por los Estados que sean parte de la Convención Interamericana contra el
Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia.

El Comité quedará establecido cuando entre en vigor la primera de las Convenciones y su


primera reunión será convocada por la Secretaría General de la OEA tan pronto se haya
recibido el décimo instrumento de ratificación de cualquiera de las convenciones. La primera
reunión del Comité será celebrada en la sede de la Organización, tres meses después de
haber sido convocada, para declararse constituido, aprobar su Reglamento y su
metodología de trabajo, así como para elegir sus autoridades. Dicha reunión será presidida
por el representante del país que deposite el primer instrumento de ratificación de la
Convención con la que se establezca el Comité.
63

v. El Comité será el foro para el intercambio de ideas y experiencias, así como para
examinar el progreso realizado por los Estados Partes en la aplicación de la presente
Convención y cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de cumplimento
derivado de la misma. Dicho Comité podrá formular recomendaciones a los Estados Partes
para que adopten las medidas del caso. A tales efectos, los Estados Partes se
comprometen a presentar un informe al Comité dentro del año de haberse realizado la
primera reunión, con relación al cumplimiento de las obligaciones contenidas en la presente
Convención. Los informes que presenten los Estados Partes al Comité deberán contener,
además, datos y estadísticas desagregados de los grupos en condiciones de vulnerabilidad.
De allí en adelante, los Estados Partes presentarán informes cada cuatro años. La
Secretaría General de la OEA brindará al Comité el apoyo que requiera para el
cumplimiento de sus funciones.

Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las


Personas Mayores
Adoptado en: Washington, D.C., Estados Unidos.
Fecha: 06/15/2015 (lunes 15 de junio de 2015).
Entrada en vigor: 1/11/2017, 11 de enero de 2017 (el trigésimo día a partir de la fecha en
que se haya depositado el segundo instrumento de ratificación o adhesión de la Convención
en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos).
Argentina 06/15/15 (firma) 06/30/17(ratificación)

El 23 de octubre de 2017, la República de Argentina depositó el instrumento de ratificación


de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las
Personas Mayores, en la sede de la OEA, en Washington, D. C., Estados Unidos. El
instrumento contiene algunas declaraciones.
En la parte dedicada a las declaraciones incluir un asterisco, y los siguientes dos párrafos:
Formulo la siguiente declaración interpretativa al Artículo 31: “ Las obligaciones contraídas
en los párrafos cuarto quinto del artículo 31 deben entenderse como obligaciones de
medios, enderezadas a las adopción de medidas, atendiendo a un criterio de progresividad
y a los condicionamientos políticos propios del diseño de competencias constitucionales“.

Formuló la siguiente reserva a los título 23: “El gobierno argentino establece que no
quedarán sujeta a revisión de un Tribunal Internacional cuestiones inherentes a la política
económica del Gobierno. Tampoco considerará revisable lo que los Tribunales nacionales
determinen como causas de ‘utilidad pública’ o ‘interés social’, lo que éstos entiendan por
‘indemnización justa’”.

Único instrumento interamericano, y el primero a nivel internacional, que cubre la gama de


derechos a ser protegidos para las personas mayores, desde los civiles y políticos, hasta los
económicos, sociales y culturales: la Convención Interamericana sobre la Protección de los
Derechos Humanos de las Personas Mayores. El objeto de la Convención, como primer
instrumento jurídicamente vinculante del mundo, es promover, proteger y asegurar el
reconocimiento y el pleno goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales de la persona mayor, a fin de contribuir a su
plena inclusión, integración y participación en la sociedad.
64

PREÁMBULO
Los Estados Parte en la presente Convención,

Reconociendo que el respeto irrestricto a los derechos humanos ha sido consagrado en la


Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y reafirmado en otros instrumentos internacionales y
regionales;

Reiterando el propósito de consolidar, dentro del marco de las instituciones democráticas,


un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos
fundamentales de la persona;

Teniendo en cuenta que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos
y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, solo puede realizarse el ideal del
ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a
cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus
derechos civiles y políticos;

Reafirmando la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los


derechos humanos y libertades fundamentales, así como la obligación de eliminar todas las
formas de discriminación, en particular, la discriminación por motivos de edad;

Resaltando que la persona mayor tiene los mismos derechos humanos y libertades
fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse sometida
a discriminación fundada en la edad ni a ningún tipo de violencia, dimanan de la dignidad y
la igualdad que son inherentes a todo ser humano;

Reconociendo que la persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando de una vida
plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en
las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades;

Reconociendo también la necesidad de abordar los asuntos de la vejez y el envejecimiento


desde una perspectiva de derechos humanos que reconoce las valiosas contribuciones
actuales y potenciales de la persona mayor al bienestar común, a la identidad cultural, a la
diversidad de sus comunidades, al desarrollo humano, social y económico y a la
erradicación de la pobreza;

Recordando lo establecido en los Principios de las Naciones Unidas en favor de las


Personas de Edad (1991); la Proclamación sobre el Envejecimiento (1992); la Declaración
Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2002), así
como los instrumentos regionales tales como la Estrategia Regional de implementación para
América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el
Envejecimiento (2003); la Declaración de Brasilia (2007), el Plan de Acción de la
Organización Panamericana de la Salud sobre la salud de las personas mayores, incluido el
envejecimiento activo y saludable (2009), la Declaración de Compromiso de Puerto España
(2009) y la Carta de San José sobre los derechos de las personas mayores de América
Latina y el Caribe (2012);
65

Decididos a incorporar y dar prioridad al tema del envejecimiento en las políticas públicas,
así como a destinar y gestionar los recursos humanos, materiales y financieros para lograr
una adecuada implementación y evaluación de las medidas especiales puestas en práctica;

Reafirmando el valor de la solidaridad y complementariedad de la cooperación internacional


y regional para promover los derechos humanos y las libertades fundamentales de la
persona mayor;

Respaldando activamente la incorporación de la perspectiva de género en todas las


políticas y programas dirigidos a hacer efectivos los derechos de la persona mayor y
destacando la necesidad de eliminar toda forma de discriminación;

Convencidos de la importancia de facilitar la formulación y el cumplimiento de leyes y


programas de prevención de abuso, abandono, negligencia, maltrato y violencia contra la
persona mayor, y la necesidad de contar con mecanismos nacionales que protejan sus
derechos humanos y libertades fundamentales; y

Convencidos también de que la adopción de una convención amplia e integral contribuirá


significativamente a promover, proteger y asegurar el pleno goce y ejercicio de los derechos
de la persona mayor, y a fomentar un envejecimiento activo en todos los ámbitos,

Artículo 1 Ámbito de aplicación y objeto


El objeto de la Convención es promover, proteger y asegurar el reconocimiento y el pleno
goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales de la persona mayor, a fin de contribuir a su plena inclusión, integración y
participación en la sociedad.
Lo dispuesto en la presente Convención no se interpretará como una limitación a derechos
o beneficios más amplios o adicionales que reconozcan el derecho internacional o las
legislaciones internas de los Estados Parte, a favor de la persona mayor.
Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en esta Convención no estuviere ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Parte se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.
Los Estados Parte solo podrán establecer restricciones y limitaciones al goce y ejercicio de
los derechos establecidos en la presente Convención mediante leyes promulgadas con el
objeto de preservar el bienestar general dentro de una sociedad democrática, en la medida
en que no contradigan el propósito y razón de los mismos.
Las disposiciones de la presente Convención se aplicarán a todas las partes de los Estados
federales sin limitaciones ni excepciones.

Artículo 2 Definiciones
A los efectos de la presente Convención se entiende por:

“Abandono”: La falta de acción deliberada o no para atender de manera integral las


necesidades de una persona mayor que ponga en peligro su vida o su integridad física,
psíquica o moral.
66

“Cuidados paliativos”: La atención y cuidado activo, integral e interdisciplinario de pacientes


cuya enfermedad no responde a un tratamiento curativo o sufren dolores evitables, a fin de
mejorar su calidad de vida hasta el fin de sus días. Implica una atención primordial al control
del dolor, de otros síntomas y de los problemas sociales, psicológicos y espirituales de la
persona mayor. Abarcan al paciente, su entorno y su familia. Afirman la vida y consideran la
muerte como un proceso normal; no la aceleran ni retrasan.

“Discriminación”: Cualquier distinción, exclusión, restricción que tenga como objetivo o


efecto anular o restringir el reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones de
los derechos humanos y las libertades fundamentales en la esfera política, económica,
social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública y privada.

“Discriminación múltiple”: Cualquier distinción, exclusión o restricción hacia la persona


mayor fundada en dos o más factores de discriminación.

“Discriminación por edad en la vejez”: Cualquier distinción, exclusión o restricción basada


en la edad que tenga como objetivo o efecto anular o restringir el reconocimiento, goce o
ejercicio en igualdad de condiciones de los derechos humanos y libertades fundamentales
en la esfera política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública
y privada.

“Envejecimiento”: Proceso gradual que se desarrolla durante el curso de vida y que conlleva
cambios biológicos, fisiológicos, psico-sociales y funcionales de variadas consecuencias, las
cuales se asocian con interacciones dinámicas y permanentes entre el sujeto y su medio.

“Envejecimiento activo y saludable”: Proceso por el cual se optimizan las oportunidades de


bienestar físico, mental y social, de participar en actividades sociales, económicas,
culturales, espirituales y cívicas, y de contar con protección, seguridad y atención, con el
objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida de todos los
individuos en la vejez, y permitirles así seguir contribuyendo activamente a sus familias,
amigos, comunidades y naciones. El concepto de envejecimiento activo y saludable se
aplica tanto a individuos como a grupos de población.

“Maltrato”: Acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño
a su integridad física, psíquica y moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos
humanos y libertades fundamentales, independientemente de que ocurra en una relación de
confianza.

“Negligencia”: Error involuntario o falta no deliberada, incluido entre otros, el descuido,


omisión, desamparo e indefensión que le causa un daño o sufrimiento a una persona
mayor, tanto en el ámbito público como privado, cuando no se hayan tomado las
precauciones normales necesarias de conformidad con las circunstancias.

“Persona mayor”: Aquella de 60 años o más, salvo que la ley interna determine una edad
base menor o mayor, siempre que esta no sea superior a los 65 años. Este concepto
incluye, entre otros, el de persona adulta mayor.
67

“Persona mayor que recibe servicios de cuidado a largo plazo”: Aquella que reside temporal
o permanentemente en un establecimiento regulado sea público, privado o mixto, en el que
recibe servicios socio-sanitarios integrales de calidad, incluidas las residencias de larga
estadía, que brindan estos servicios de atención por tiempo prolongado a la persona mayor,
con dependencia moderada o severa que no pueda recibir cuidados en su domicilio.

“Servicios socio-sanitarios integrados”: Beneficios y prestaciones institucionales para


responder a las necesidades de tipo sanitario y social de la persona mayor, con el objetivo
de garantizar su dignidad y bienestar y promover su independencia y autonomía.

“Unidad doméstica u hogar”: El grupo de personas que viven en una misma vivienda,
comparten las comidas principales y atienden en común las necesidades básicas, sin que
sea necesario que existan lazos de parentesco entre ellos.

“Vejez”: Construcción social de la última etapa del curso de vida.

DERECHOS PROTEGIDOS

Artículo 33 Mecanismo de Seguimiento

Con el fin de dar seguimiento a los compromisos adquiridos y promover la efectiva


implementación de la presente Convención se establece un mecanismo de seguimiento
integrado por una Conferencia de Estados Parte y un Comité de Expertos.

El Mecanismo de Seguimiento quedará constituido cuando se haya recibido el décimo


instrumento de ratificación o adhesión.

Las funciones de la secretaría del Mecanismo de Seguimiento serán ejercidas por la


Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.

Artículo 34 Conferencia de Estados Parte


La Conferencia de Estados Parte es el órgano principal del Mecanismo de Seguimiento,
está integrada por los Estados Parte en la Convención y tiene, entre otras, las siguientes
funciones:
68

a) Dar seguimiento al avance de los Estados Parte en el cumplimiento de los compromisos


emanados de la presente Convención.
b) Elaborar su reglamento y aprobarlo por mayoría absoluta.
c) Dar seguimiento a las actividades desarrolladas por el Comité de Expertos y formular
recomendaciones con el objetivo de mejorar el funcionamiento, las reglas y procedimientos
de dicho Comité.
d) Recibir, analizar y evaluar las recomendaciones del Comité de Expertos y formular las
observaciones pertinentes.
e) Promover el intercambio de experiencias, buenas prácticas y la cooperación técnica entre
los Estados Parte con miras a garantizar la efectiva implementación de la presente
Convención.
f) Resolver cualquier asunto relacionado con el funcionamiento del Mecanismo de
Seguimiento.

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos convocará la primera


reunión de la Conferencia de Estados Parte dentro de los noventa días de haberse
constituido el Mecanismo de Seguimiento. La primera reunión de la Conferencia será
celebrada en la sede de la Organización, a menos que un Estado Parte ofrezca la sede,
para aprobar su reglamento y metodología de trabajo, así como para elegir a sus
autoridades. Dicha reunión será presidida por un representante del Estado que deposite el
primer instrumento de ratificación o adhesión de la presente Convención.

Las reuniones ulteriores serán convocadas por el Secretario General de la Organización de


los Estados Americanos a solicitud de cualquier Estado Parte, con la aprobación de dos
tercios de los mismos. En ellas podrán participar como observadores los demás Estados
Miembros de la Organización.

Articulo 35 Comité de Expertos


El Comité estará integrado por expertos designados por cada uno de los Estados Parte en
la Convención. El quórum para sesionar será establecido en su reglamento.

El Comité de Expertos tiene las siguientes funciones:

a) Colaborar en el seguimiento al avance de los Estados Parte en la implementación de la


presente Convención, siendo responsable del análisis técnico de los informes periódicos
presentados por los Estados Parte. A tales efectos, los Estados Parte se comprometen a
presentar un informe al Comité de Expertos con relación al cumplimiento de las obligaciones
contenidas en la presente Convención, dentro del año siguiente de haberse realizado la
primera reunión. De allí en adelante, los Estados Parte presentarán informes cada cuatro
años.
b) Presentar recomendaciones para el cumplimiento progresivo de la Convención sobre la
base de los informes presentados por los Estados Parte de conformidad con el tema objeto
de análisis.
c) Elaborar y aprobar su propio reglamento en el marco de las funciones establecidas en el
presente artículo.

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos convocará la primera


reunión del Comité de Expertos dentro de los noventa días de haberse constituido el
69

Mecanismo de Seguimiento. La primera reunión del Comité de Expertos será celebrada en


la sede de la Organización, a menos que un Estado Parte ofrezca la sede, para aprobar su
reglamento y metodología de trabajo, así como para elegir a sus autoridades. Dicha reunión
será presidida por un representante del Estado que deposite el primer instrumento de
ratificación o adhesión de la presente Convención.

El Comité de Expertos tendrá su sede en la Organización de los Estados Americanos.

Artículo 36 Sistema de peticiones individuales


Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente reconocida
en uno o más Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos, puede
presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos peticiones que contengan
denuncias o quejas de violación de alguno de los artículos de la presente Convención por
un Estado Parte.

Para el desarrollo de lo previsto en el presente artículo se tendrá en cuenta la naturaleza


progresiva de la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales objeto de
protección por la presente Convención.

Asimismo, todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de


ratificación o de adhesión a la presente Convención, o en cualquier momento posterior,
declarar que reconoce la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos para recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado Parte alegue que
otro Estado Parte ha incurrido en violaciones de los derechos humanos establecidos en la
presente Convención. En dicho caso, se aplicarán todas las normas de procedimiento
pertinentes contenidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Los Estados Parte podrán formular consultas a la Comisión en cuestiones relacionadas con
la efectiva aplicación de la presente Convención. Asimismo, podrán solicitar a la Comisión
asesoramiento y cooperación técnica para asegurar la aplicación efectiva de cualquiera de
las disposiciones de la presente Convención. La Comisión, dentro de sus posibilidades, les
brindará asesoramiento y asistencia cuando le sean solicitados.

Todo Estado Parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o


de adhesión a la presente Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que
reconoce como obligatoria y de pleno derecho y sin acuerdo especial la competencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la
interpretación o aplicación de la presente Convención. En dicho caso, se aplicarán todas las
normas de procedimiento pertinentes contenidas en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.

Declaración Americana sobre los derechos de los pueblos indígenas


Aprobada en la segunda sesión plenaria, celebrada el 14 de junio de 2016

PREÁMBULO
RECONOCIENDO:
70

Que los derechos de los pueblos indígenas constituyen un aspecto fundamental y de


trascendencia histórica para el presente y el futuro de las Américas;
La importante presencia de pueblos indígenas en las Américas, y su inmensa contribución
al desarrollo, pluralidad y diversidad cultural de nuestras sociedades y reiterando nuestro
compromiso con su bienestar económico y social, así como la obligación a respetar sus
derechos y su identidad cultural; y La importancia que tiene para la humanidad la existencia
de los pueblos y las culturas indígenas de las Américas;
REAFIRMANDO que los pueblos indígenas son sociedades originarias, diversas y con
identidad propia que forman parte integral de las Américas;
PREOCUPADOS por el hecho de que los pueblos indígenas han sufrido injusticias
históricas como resultado, entre otras cosas, de la colonización y de haber sido
desposeídos de sus tierras, territorios y recursos, lo que les ha impedido ejercer, en
particular, su derecho al desarrollo de conformidad con sus propias necesidades e
intereses;
RECONOCIENDO la urgente necesidad de respetar y promover los derechos intrínsecos de
los pueblos indígenas, que derivan de sus estructuras políticas, económicas y sociales y de
sus culturas, de sus tradiciones espirituales, de su historia y de su filosofía, especialmente
los derechos a sus tierras, territorios y recursos;
RECONOCIENDO ASIMISMO que el respeto de los conocimientos, las culturas y las
prácticas tradicionales indígenas contribuye al desarrollo sostenible y equitativo y a la
ordenación adecuada del medio ambiente;
TENIENDO PRESENTE los avances logrados en el ámbito internacional en el
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, y en particular, el Convenio 169
de la OIT y la Declaración de la Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas;
TENIENDO PRESENTE TAMBIÉN los progresos nacionales constitucionales, legislativos y
jurisprudenciales alcanzados en las Américas para garantizar, promover y proteger los
derechos de los pueblos indígenas, así como la voluntad política de los Estados de seguir
avanzando en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas de las Américas;
RECORDANDO los compromisos asumidos por los Estados miembros para garantizar,
promover y proteger los derechos e instituciones de los pueblos indígenas, incluyendo
aquellos asumidos en la Tercera y Cuarta Cumbre de las Américas;
RECORDANDO ADEMÁS la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los
derechos humanos reconocidos por el derecho internacional.
CONVENCIDO que el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en la
presente Declaración fomentar las relaciones armoniosas y de cooperación entre los
Estados y los pueblos indígenas, basadas en los principios de la justicia, la democracia, el
respeto de los derechos humanos, la no discriminación y la buena fe;
CONSIDERANDO la importancia de eliminar todas las formas de discriminación que puedan
afectar a los pueblos indígenas y teniendo en cuenta la responsabilidad de los Estados para
combatirlas;
ALENTANDO a los Estados a que respeten y cumplan eficazmente todas sus obligaciones
para con los pueblos indígenas dimanantes de los instrumentos internacionales, en
particular las relativas a los derechos humanos, en consulta y cooperación con los pueblos
interesados;

Artículo I.
1. La Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas se aplica a
71

los pueblos indígenas de las Américas.


2. La autoidentificación como pueblos indígenas será un criterio fundamental para
determinar a quienes se aplica la presente Declaración. Los Estados respetarán el derecho
a dicha autoidentificación como indígena en forma individual o colectiva, conforme a las
prácticas e instituciones propias de cada pueblo indígena.

Artículo II.
Los Estados reconocen y respetan el carácter pluricultural y multilingüe de los pueblos
indígenas, quienes forman parte integral de sus sociedades.

Artículo III.
Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho
determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico,
social y cultural.

Artículo V. Plena vigencia de los derechos humanos


Los pueblos y las personas indígenas tienen derecho al goce pleno de todos los derechos
humanos y libertades fundamentales, reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas, la
Carta de la Organización de los Estados Americanos y en el derecho internacional de los
derechos humanos.

Artículo VI. Derechos colectivos


Los pueblos indígenas tienen derechos colectivos indispensables para su existencia,
bienestar y desarrollo integral como pueblos. En este sentido, los Estados reconocen y
respetan, el derecho de los pueblos indígenas a su actuar colectivo; a sus sistemas o
instituciones jurídicos, sociales, políticos y económicos; a sus propias culturas; a profesar y
practicar sus creencias espirituales; a usar sus propias lenguas e idiomas; y a sus tierras,
territorios y recursos. Los Estados promoverán con la participación plena y efectiva de los
pueblos indígenas la coexistencia armónica de los derechos y sistemas de los grupos
poblacionales y culturas.
Artículo XIII. Derecho a la identidad e integridad cultural
1. Los pueblos indígenas tienen derecho a su propia identidad e integridad cultural y a su
patrimonio cultural, tangible e intangible, incluyendo el histórico y ancestral, así como a la
protección, preservación, mantenimiento y desarrollo de dicho patrimonio cultural para su
continuidad colectiva y la de sus miembros, y para transmitirlo a las generaciones futuras.
2. Los Estados proporcionarán reparación por medio de mecanismos eficaces, que podrán
incluir la restitución, establecidos conjuntamente con los pueblos indígenas, respecto de los
bienes culturales, intelectuales, religiosos y espirituales de que hayan sido privados sin su
consentimiento libre, previo e informado o en violación de sus leyes, tradiciones y
costumbres.
3. Los Pueblos Indígenas tienen derecho a que se reconozcan y respeten todas sus formas
de vida, cosmovisiones, espiritualidad, usos y costumbres, normas y tradiciones, formas de
organización social, económica y política, formas de transmisión del conocimiento,
instituciones, prácticas, creencias, valores, indumentaria y lenguas, reconociendo su
interrelación, tal como se establece en esta Declaración.

Artículo XXXI
72

1. Los Estados garantizarán el pleno goce de los derechos civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales de los pueblos indígenas, así como su derecho a mantener su identidad
cultural, espiritual y tradición religiosa, cosmovisión, valores y a la protección de sus lugares
sagrados y de culto y de todos los derechos humanos contenidos en la presente
Declaración.
2. Los Estados promoverán, con la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas,
la adopción de las medidas legislativas y de otra índole, que fueran necesarias para hacer
efectivos los derechos reconocidos en esta Declaración.

Carta Democrática Interamericana


El presente instrumento proclama como objetivo fundamental el fortalecimiento y
preservación de la institucionalidad democrática. Los Estados miembro asumen como
compromiso mantener la democracia teniendo como base el reconocimiento de la dignidad
humana. Fue adoptado por la Asamblea General en Lima, Perú, el 11 de Septiembre de
2001, en el Vigésimo Octavo Período Extraordinario de Sesiones.

La Carta está dividida en seis capítulos: I) La democracia y el Sistema Interamericano, II) la


democracia y los Derechos Humanos, III) Democracia, desarrollo integral y combate a la
pobreza, IV) Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, V) La
democracia y las misiones de observación electoral, VI) Promoción de la cultura
democrática.

PREÁMBULO
CONSIDERANDO que la Carta de la Organización de los Estados Americanos reconoce
que la democracia representativa es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo
de la región y que uno de los propósitos de la OEA es promover y consolidar la democracia
representativa dentro del respeto del principio de no intervención;

RECONOCIENDO los aportes de la OEA y de otros mecanismos regionales y subregionales


en la promoción y consolidación de la democracia en las Américas;

RECORDANDO que los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas reunidos en la


Tercera Cumbre de las Américas, celebrada del 20 al 22 de abril de 2001 en la ciudad de
Quebec, adoptaron una cláusula democrática que establece que cualquier alteración o
ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del Hemisferio constituye un
obstáculo insuperable para la participación del gobierno de dicho Estado en el proceso de
Cumbres de las Américas;

TENIENDO EN CUENTA que las cláusulas democráticas existentes en los mecanismos


regionales y subregionales expresan los mismos objetivos que la cláusula democrática
adoptada por los Jefes de Estado y de Gobierno en la ciudad de Quebec;

REAFIRMANDO que el carácter participativo de la democracia en nuestros países en los


diferentes ámbitos de la actividad pública contribuye a la consolidación de los valores
democráticos y a la libertad y la solidaridad en el Hemisferio;
73

CONSIDERANDO que la solidaridad y la cooperación de los Estados americanos requieren


la organización política de los mismos sobre la base del ejercicio efectivo de la democracia
representativa y que el crecimiento económico y el desarrollo social basados en la justicia y
la equidad y la democracia son interdependientes y se refuerzan mutuamente;

REAFIRMANDO que la lucha contra la pobreza, especialmente la eliminación de la pobreza


crítica, es esencial para la promoción y consolidación de la democracia y constituye una
responsabilidad común y compartida de los Estados americanos;

TENIENDO PRESENTE que la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del


Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos contienen los valores y
principios de libertad, igualdad y justicia social que son intrínsecos a la democracia;

REAFIRMANDO que la promoción y protección de los derechos humanos es condición


fundamental para la existencia de una sociedad democrática, y reconociendo la importancia
que tiene el continuo desarrollo y fortalecimiento del sistema interamericano de derechos
humanos para la consolidación de la democracia;

CONSIDERANDO que la educación es un medio eficaz para fomentar la conciencia de los


ciudadanos con respecto a sus propios países y, de esa forma, lograr una participación
significativa en el proceso de toma de decisiones, y reafirmando la importancia del
desarrollo de los recursos humanos para lograr un sistema democrático y sólido;

RECONOCIENDO que un medio ambiente sano es indispensable para el desarrollo integral


del ser humano, lo que contribuye a la democracia y la estabilidad política;

TENIENDO PRESENTE que el Protocolo de San Salvador en materia de derechos


económicos, sociales y culturales resalta la importancia de que tales derechos sean
reafirmados, desarrollados, perfeccionados y protegidos en función de consolidar el régimen
democrático representativo de gobierno;
RECONOCIENDO que el derecho de los trabajadores de asociarse libremente para la
defensa y promoción de sus intereses es fundamental para la plena realización de los
ideales democráticos;

TENIENDO EN CUENTA que, en el Compromiso de Santiago con la Democracia y la


Renovación del Sistema Interamericano, los Ministros de Relaciones Exteriores expresaron
su determinación de adoptar un conjunto de procedimientos eficaces, oportunos y expeditos
para asegurar la promoción y defensa de la democracia representativa dentro del respeto
del principio de no intervención; y que la resolución AG/RES. 1080 (XXI-O/91) estableció,
consecuentemente, un mecanismo de acción colectiva en caso de que se produjera una
interrupción abrupta o irregular del proceso político institucional democrático o del legítimo
ejercicio del poder por un gobierno democráticamente electo en cualquiera de los Estados
Miembros de la Organización, materializando así una antigua aspiración del Continente de
responder rápida y colectivamente en defensa de la democracia;

RECORDANDO que, en la Declaración de Nassau (AG/DEC. 1 (XXII-O/92)), se acordó


desarrollar mecanismos para proporcionar la asistencia que los Estados Miembros soliciten
74

para promover, preservar y fortalecer la democracia representativa, a fin de complementar y


ejecutar lo previsto en la resolución AG/RES. 1080 (XXI-O/91);

TENIENDO PRESENTE que, en la Declaración de Managua para la Promoción de la


Democracia y el Desarrollo (AG/DEC. 4 (XXIII-O/93)), los Estados Miembros expresaron su
convencimiento de que la democracia, la paz y el desarrollo son partes inseparables e
indivisibles de una visión renovada e integral de la solidaridad americana, y que de la
puesta en marcha de una estrategia inspirada en la interdependencia y complementariedad
de esos valores dependerá la capacidad de la Organización de contribuir a preservar y
fortalecer las estructuras democráticas en el Hemisferio;

CONSIDERANDO que, en la Declaración de Managua para la Promoción de la Democracia


y el Desarrollo, los Estados Miembros expresaron su convicción de que la misión de la
Organización no se limita a la defensa de la democracia en los casos de quebrantamiento
de sus valores y principios fundamentales, sino que requiere además una labor permanente
y creativa dirigida a consolidarla, así como un esfuerzo permanente para prevenir y anticipar
las causas mismas de los problemas que afectan el sistema democrático de gobierno;

TENIENDO PRESENTE que los Ministros de Relaciones Exteriores de las Américas, en


ocasión del trigésimo primer período ordinario de sesiones de la Asamblea General, en San
José de Costa Rica, dando cumplimiento a la expresa instrucción de los Jefes de Estado y
de Gobierno reunidos en la Tercera Cumbre, celebrada en la ciudad de Quebec, aceptaron
el documento de base de la Carta Democrática Interamericana y encomendaron al Consejo
Permanente su fortalecimiento y ampliación, de conformidad con la Carta de la OEA, para
su aprobación definitiva en un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General
en la ciudad de Lima, Perú;

RECONOCIENDO que todos los derechos y obligaciones de los Estados Miembros


conforme a la Carta de la OEA representan el fundamento de los principios democráticos
del Hemisferio; y
TENIENDO EN CUENTA el desarrollo progresivo del derecho internacional y la
conveniencia de precisar las disposiciones contenidas en la Carta de la Organización de los
Estados Americanos e instrumentos básicos concordantes relativas a la preservación y
defensa de las instituciones democráticas, conforme a la práctica establecida,

Artículo 1
Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de
promoverla y defenderla.
La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de
las Américas.

Artículo 2
El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los
regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la Organización de los Estados
Americanos. La democracia representativa se refuerza y profundiza con la participación
permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad conforme al
respectivo orden constitucional.
75

Artículo 3
Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los
derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con
sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y
basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el
régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de
los poderes públicos.

Artículo 4
Son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las
actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión
pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa.
La subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil
legalmente constituida y el respeto al estado de derecho de todas las entidades y sectores
de la sociedad son igualmente fundamentales para la democracia.

Artículo 7
La democracia es indispensable para el ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y
los derechos humanos, en su carácter universal, indivisible e interdependiente, consagrados
en las respectivas constituciones de los Estados y en los instrumentos interamericanos e
internacionales de derechos humanos.

Artículo 9
La eliminación de toda forma de discriminación, especialmente la discriminación de género,
étnica y racial, y de las diversas formas de intolerancia, así como la promoción y protección
de los derechos humanos de los pueblos indígenas y los migrantes y el respeto a la
diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas, contribuyen al fortalecimiento de la
democracia y la participación ciudadana.

Artículo 17
Cuando el gobierno de un Estado Miembro considere que está en riesgo su proceso político
institucional democrático o su legítimo ejercicio del poder, podrá recurrir al Secretario
General o al Consejo Permanente a fin de solicitar asistencia para el fortalecimiento y
preservación de la institucionalidad democrática.

Artículo 18
Cuando en un Estado Miembro se produzcan situaciones que pudieran afectar el desarrollo
del proceso político institucional democrático o el legítimo ejercicio del poder, el Secretario
General o el Consejo Permanente podrá, con el consentimiento previo del gobierno
afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la
situación. El Secretario General elevará un informe al Consejo Permanente, y éste realizará
una apreciación colectiva de la situación y, en caso necesario, podrá adoptar decisiones
dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento.
76

Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión.


El presente instrumento internacional establece una serie de principios en función de la
consolidación de la existencia de libertad de expresión. El mismo fue adoptado por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su 108° período ordinario de sesiones
celebrado del 2 al 20 octubre del 2000.

La idea de desarrollar una Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión nació en


reconocimiento a la necesidad de otorgar un marco jurídico que regule la efectiva protección
de la libertad de expresión en el hemisferio, incorporando las principales doctrinas
reconocidas en diversos instrumentos internacionales.

PREÁMBULO

REAFIRMANDO la necesidad de asegurar en el hemisferio el respeto y la plena vigencia de


las libertades individuales y los derechos fundamentales de los seres humanos a través de
un estado de derecho;

CONSCIENTES que la consolidación y desarrollo de la democracia depende de la


existencia de libertad de expresión;

PERSUADIDOS que el derecho a la libertad de expresión es esencial para el desarrollo del


conocimiento y del entendimiento entre los pueblos, que conducirá a una verdadera
comprensión y cooperación entre las naciones del hemisferio;

CONVENCIDOS que cuando se obstaculiza el libre debate de ideas y opiniones se limita la


libertad de expresión y el efectivo desarrollo del proceso democrático;

CONVENCIDOS que garantizando el derecho de acceso a la información en poder del


Estado se conseguirá una mayor transparencia de los actos del gobierno afianzando las
instituciones democráticas;

RECORDANDO que la libertad de expresión es un derecho fundamental reconocido en la


Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la
Resolución 59(I) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Resolución 104
adoptada por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, así como en otros instrumentos internacionales y constituciones nacionales;

RECONOCIENDO que los principios del Artículo 13 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos representan el marco legal al que se encuentran sujetos los Estados
Miembros de la Organización de Estados Americanos;

REAFIRMANDO el Artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que


establece que el derecho a la libertad de expresión comprende la libertad de buscar, recibir
y difundir informaciones e ideas sin consideración de fronteras y por cualquier medio de
transmisión;

CONSIDERANDO la importancia de la libertad de expresión para el desarrollo y protección


de los derechos humanos, el papel fundamental que le asigna la Comisión Interamericana
77

de Derechos Humanos y el pleno apoyo con que contó la creación de la Relatoría para la
Libertad de Expresión, como instrumento fundamental para la protección de este derecho
en el hemisferio, en la Cumbre de las Américas celebrada en Santiago de Chile;

RECONOCIENDO que la libertad de prensa es esencial para la realización del pleno y


efectivo ejercicio de la libertad de expresión e instrumento indispensable para el
funcionamiento de la democracia representativa, mediante la cual los ciudadanos ejercen su
derecho a recibir, difundir y buscar información;

REAFIRMANDO que los principios de la Declaración de Chapultepec constituyen un


documento básico que contempla las garantías y la defensa de la libertad de expresión, la
libertad e independencia de la prensa y el derecho a la información;

CONSIDERANDO que la libertad de expresión no es una concesión de los Estados, sino un


derecho fundamental;

RECONOCIENDO la necesidad de proteger efectivamente la libertad de expresión en las


Américas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en respaldo a la Relatoría
Especial para la Libertad de Expresión, adopta la siguiente Declaración de Principios;

1. La libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho


fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito
indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática.

2. Toda persona tiene el derecho a buscar, recibir y difundir información y opiniones


libremente en los términos que estipula el artículo 13 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para
recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin
discriminación, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

3. Toda persona tiene el derecho a acceder a la información sobre sí misma o sus


bienes en forma expedita y no onerosa, ya esté contenida en bases de datos, registros
públicos o privados y, en el caso de que fuere necesario, actualizarla, rectificarla y/o
enmendarla.

4. El acceso a la información en poder del Estado es un derecho fundamental de los


individuos. Los Estados están obligados a garantizar el ejercicio de este derecho. Este
principio sólo admite limitaciones excepcionales que deben estar establecidas previamente
por la ley para el caso que exista un peligro real e inminente que amenace la seguridad
nacional en sociedades democráticas.

5. La censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier


expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de comunicación
oral, escrito, artístico, visual o electrónico, debe estar prohibida por la ley. Las restricciones
en la circulación libre de ideas y opiniones, como así también la imposición arbitraria de
información y la creación de obstáculos al libre flujo informativo, violan el derecho a la
libertad de expresión.
78

6. Toda persona tiene derecho a comunicar sus opiniones por cualquier medio y
forma. La colegiación obligatoria o la exigencia de títulos para el ejercicio de la actividad
periodística, constituyen una restricción ilegítima a la libertad de expresión. La actividad
periodística debe regirse por conductas éticas, las cuales en ningún caso pueden ser
impuestas por los Estados.

7. Condicionamientos previos, tales como veracidad, oportunidad o imparcialidad por


parte de los Estados son incompatibles con el derecho a la libertad de expresión reconocido
en los instrumentos internacionales.

8. Todo comunicador social tiene derecho a la reserva de sus fuentes de información,


apuntes y archivos personales y profesionales.

9. El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así


como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos
fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de
los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las
víctimas una reparación adecuada.

10. Las leyes de privacidad no deben inhibir ni restringir la investigación y difusión de


información de interés público. La protección a la reputación debe estar garantizada sólo a
través de sanciones civiles, en los casos en que la persona ofendida sea un funcionario
público o persona pública o particular que se haya involucrado voluntariamente en asuntos
de interés público. Además, en estos casos, debe probarse que en la difusión de las
noticias el comunicador tuvo intención de infligir daño o pleno conocimiento de que se
estaba difundiendo noticias falsas o se condujo con manifiesta negligencia en la búsqueda
de la verdad o falsedad de las mismas.

11. Los funcionarios públicos están sujetos a un mayor escrutinio por parte de la
sociedad. Las leyes que penalizan la expresión ofensiva dirigida a funcionarios públicos
generalmente conocidas como “leyes de desacato” atentan contra la libertad de expresión y
el derecho a la información.

12. Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de


comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la
democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho
a la información de los ciudadanos. En ningún caso esas leyes deben ser exclusivas para
los medios de comunicación. Las asignaciones de radio y televisión deben considerar
criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los
individuos en el acceso a los mismos.

13. La utilización del poder del Estado y los recursos de la hacienda pública; la
concesión de prebendas arancelarias; la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad
oficial y créditos oficiales; el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión, entre otros,
con el objetivo de presionar y castigar o premiar y privilegiar a los comunicadores sociales y
a los medios de comunicación en función de sus líneas informativas, atenta contra la
libertad de expresión y deben estar expresamente prohibidos por la ley. Los medios de
comunicación social tienen derecho a realizar su labor en forma independiente. Presiones
79

directas o indirectas dirigidas a silenciar la labor informativa de los comunicadores sociales


son incompatibles con la libertad de expresión.

EUROPA

(a) El Consejo de Europa y los derechos humanos


El Consejo de Europa es una organización internacional que tiene como objetivo principal la
defensa, protección y promoción de los derechos humanos (en particular los civiles y
políticos), la democracia y el Estado de Derecho. Creado el 5 de mayo de 1949, se trata de
la institución de este tipo más antigua de nuestro continente y engloba las 47 naciones
europeas con la sola excepción de Bielorrusia. En 1950, se redactó el Convenio Europeo
para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales donde se
garantiza la protección de los derechos humanos y que creó el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos. El Consejo de Europa tiene su sede en la ciudad francesa de
Estrasburgo, que hace visible su relación con la reconciliación europea tras una historia
jalonada por enfrentamientos.

El Consejo de Europa nace tras la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de erigirse como
guardián de los valores democráticos en el continente europeo. Hoy continúa desarrollando
esa labor y se ha convertido en la máxima autoridad de Europa en esta materia.

Una de las primeras medidas de la recién creada Organización fue la redacción en 1950 del
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, más conocido como la Convención Europea de Derechos Humanos. Este
texto recogía en un instrumento jurídico de obligado cumplimiento buena parte de los
derechos enunciados dos años antes por la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El Convenio entró en vigor en 1953 y desde entonces ha sido una pieza clave en la defensa
de los derechos civiles y políticos.

La estructura institucional del Consejo de Europa reúne los elementos clásicos de otras
organizaciones internacionales.

La dirige un órgano intergubernamental permanente, el Comité de Ministros que, asistido


por un Secretariado, celebra reuniones semanales en su formato de Delegados de Ministros
(los Representantes Permanentes ante la Organización) y semestrales o anuales de los
Ministros titulares. Entre sus responsabilidades destaca la de supervisar la ejecución de las
sentencias del Tribunal de Derechos Humanos. Aprueba los convenios que las autoridades
nacionales habrán de firmar y ratificar y las recomendaciones, como guías a seguir en
asuntos tan diversos como la protección de menores en internet o la igualdad en el ámbito
político, o la lucha contra el tráfico de órganos.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se rige por la Convención Europea de Derechos


Humanos. Creado en 1959, es la máxima autoridad judicial para la garantía de los derechos
humanos y libertades fundamentales en Europa. El Tribunal examina las demandas
80

individuales presentadas por los particulares contra los Estados, así como las demandas
interestatales, y dicta sentencias sobre la existencia o no de violaciones de los derechos
humanos.

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, formada por diputados y senadores de


los 47 Estados miembro, que designan entre dos y dieciocho parlamentarios,
correspondiéndole a España un total de doce miembros titulares y doce suplentes. La
Asamblea celebra cuatro periodos anuales de sesiones plenarias. Remite recomendaciones
y preguntas al Comité de Ministros. Los presidentes de la Asamblea y del Comité de
Ministros comparecen periódicamente en la sede del otro órgano para informar de los
trabajos en curso.

Desde 1994, un Congreso de Poderes Locales y Regionales representa la dimensión local y


regional del Consejo de Europa. El Congreso es responsable de reforzar la democracia
local y regional de los 47 Estados miembro y evaluar la aplicación de la Carta Europea de
Autonomía Local.

La Conferencia de ONG coordina las aportaciones de la sociedad civil.

Para cumplir con los objetivos de promoción de los derechos humanos, la democracia y el
Estado de derecho, el Consejo de Europa ha creado un elevado número de mecanismos
especializados de seguimiento (‘monitoring’) con carácter independiente, que elaboran
informes periódicos.

(b) Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades


Fundamentales
CONVENIO EUROPEO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE
LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES, HECHO EN ROMA EL 4 DE NOVIEMBRE DE
1950.

Los Gobiernos signatarios, miembros del Consejo de Europa, Considerando la Declaración


Universal de Derechos Humanos, proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre de 1948; Considerando que esta declaración tiende a asegurar el
reconocimiento y la aplicación universales y efectivos de los derechos en ellas enunciados;
Considerando que la finalidad del Consejo de Europa es realizar una unión más estrecha
entre sus miembros, y que uno de los medios para alcanzar esta finalidad es la protección y
el desarrollo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; Reafirmando su
profunda adhesión a estas libertades fundamentales que constituyen las bases mismas de
la justicia y de la paz en el mundo, y cuyo mantenimiento reposa esencialmente, de una
parte, en un régimen político verdaderamente democrático, y, de otra, en una concepción y
un respeto comunes de los derechos humanos que ellos invocan; Resueltos, en cuanto
Gobiernos de Estados europeos animados de un mismo espíritu y en posesión de un
patrimonio común de ideales y de tradiciones políticas, de respeto a la libertad y de
preeminencia del Derecho, a tomar las primeras medidas adecuadas para asegurar la
garantía colectiva de algunos de los derechos enunciados en la Declaración Universal.
81

1°título: Derechos y libertades


2° titulo: Tribunal Europeo de Derechos Humanos
3° título: Disposiciones Diversas.

(c) La Unión Europea y los Derechos Humanos


La Unión Europea es un agente comprometido desde hace mucho tiempo con los derechos
humanos, la democracia y el Estado de derecho. Estos son los valores fundamentales en
los que se basa la Unión Europea, y el respeto de los derechos humanos se plantea como
condición para la adhesión y para la legalidad de sus acciones, así como un elemento clave
en sus relaciones exteriores.

Los principales valores en que se basa la Unión están consagrados en el artículo 2 del
Tratado de la Unión Europea. Estos valores son:

● el respeto de la dignidad humana,


● la libertad,
● la democracia,
● la igualdad,
● el Estado de Derecho y
● el respeto de los derechos fundamentales, incluidos los derechos de las personas
pertenecientes a minorías.

El respeto de los derechos humanos es una de las obligaciones fundamentales de la UE.


Estos derechos deben ser respetados por la UE cuando aplica las políticas y los programas,
así como por las instituciones de la UE y por cada uno de sus Estados miembros.

La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea garantiza los derechos de


los ciudadanos de la UE. Establece los derechos fundamentales que son vinculantes para
las instituciones y organismos de la UE y también para los gobiernos nacionales cuando
estén aplicando la legislación de la UE.

La Carta complementa los sistemas nacionales, no los sustituye. Si los derechos


fundamentales de una persona no se respetan, los tribunales nacionales deben
pronunciarse sobre la cuestión. Los particulares también pueden dirigirse al Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, que resuelve sobre las violaciones de los derechos civiles
y políticos establecidos en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales. En casos específicos, cuando un Estado
miembro no respeta la legislación de la UE e infringe los derechos de una persona, la
Comisión Europea también puede llevar al Estado miembro ante el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea.

La Unión Europea se basa en un sólido compromiso de promover y proteger los derechos


humanos, la democracia y el Estado de Derecho en todo el mundo. Los derechos humanos
están en el centro de las relaciones de la UE con otros países y regiones.

Con su política de derechos humanos, la UE:


82

● promueve los derechos de las mujeres, los niños, las minorías y las personas
desplazadas
● se opone a la pena de muerte, la tortura, la trata de seres humanos y la
discriminación
● defiende los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales
● defiende los derechos humanos mediante una estrecha y activa colaboración con los
países asociados, las organizaciones internacionales y regionales y grupos y
asociaciones a todos los niveles de la sociedad
● incluye cláusulas sobre los derechos humanos en todos los acuerdos comerciales o
de cooperación con países no pertenecientes a la UE.

Algunas de las instituciones de la UE son:

- PARLAMENTO EUROPEO.
El Parlamento Europeo es el órgano legislativo de la UE. Es elegido directamente por los
votantes de la UE cada cinco años.
Tiene responsabilidades legislativas, de supervisión y presupuestarias.
El Parlamento Europeo ha sabido ganarse una reputación como defensor de los derechos
fundamentales de las personas y de la democracia.
En esta institución de la UE —la única elegida por sufragio directo—, los diputados al
Parlamento Europeo luchan contra nuevos y viejos ataques a las libertades fundamentales.

- CONSEJO EUROPEO
El Consejo Europeo reúne a los líderes de la UE para establecer su agenda política.
Representa el nivel más elevado de la cooperación política entre los países de la UE.
El Consejo Europeo, una de las siete instituciones oficiales de la UE, se reúne en cumbres
(normalmente trimestrales) celebradas entre líderes de la UE y presididas por un presidente
permanente.
Función: Definir la orientación y las prioridades políticas generales de la Unión Europea

- CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA


En el Consejo de la UE, también denominado de manera informal "el Consejo", los ministros
de los gobiernos de cada país de la UE se reúnen para debatir, modificar y adoptar medidas
legislativas y coordinar políticas. Cada ministro tiene competencias para asumir
compromisos en nombre de su Gobierno en relación con las actuaciones acordadas en las
reuniones.
El Consejo es el principal órgano de decisión de la UE junto con el Parlamento Europeo.

No debe confundirse con:

+el Consejo Europeo (cumbres trimestrales en las que los líderes de la UE marcan las
grandes líneas de las políticas europeas)
+el Consejo de Europa (organismo ajeno a la UE).

Función: Representar a los Gobiernos de los Estados miembros, adoptar la legislación


europea y coordinar las políticas de la UE
83

- TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UNIÓN EUROPEA


El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) interpreta la legislación de la UE para
garantizar que se aplique de la misma manera en todos los países miembros y resuelve los
litigios entre los gobiernos nacionales y las instituciones europeas.
En determinadas circunstancias, también pueden acudir al Tribunal los particulares,
empresas y organizaciones que crean vulnerados sus derechos por una institución de la
UE.

Función: Garantizar que la legislación de la UE se interprete y aplique de la misma manera


en cada uno de los países miembros; garantizar que los países miembros y las instituciones
europeas cumplan la legislación de la UE

El Tribunal de Justicia está compuesto por 27 Jueces y 11 Abogados Generales. Los


Jueces y los Abogados Generales son designados de común acuerdo por los Gobiernos de
los Estados miembros, previa consulta a un comité encargado de emitir un dictamen sobre
la idoneidad de los candidatos propuestos para el ejercicio de las funciones de que se trate.
Su mandato es de seis años con posibilidad de renovación. Se eligen entre personalidades
que ofrezcan absolutas garantías de independencia y que reúnan las condiciones
requeridas para el ejercicio, en sus países respectivos, de las más altas funciones
jurisdiccionales o sean jurisconsultos de reconocida competencia.

Articulo 33. Asuntos entre Estados.


Toda Alta Parte Contratante podrá someter al Tribunal cualquier incumplimiento de lo
dispuesto en el Convenio y sus protocolos que, a su juicio, pueda ser imputado a otra Alta
Parte Contratante.

Artículo 34. Demandas individuales.


El Tribunal podrá conocer de una demanda presentada por cualquier persona física,
organización no gubernamental o grupo de particulares que se considere víctima de una
violación, por una de las Altas Partes Contratantes, de los derechos reconocidos en el
Convenio o sus protocolos. Las Altas Partes Contratantes se comprometen a no poner traba
alguna al ejercicio eficaz de este derecho.

Artículo 35. Condiciones de admisibilidad.


1. Al Tribunal no podrá recurrirse sino después de agotar las vías de recursos internas, tal
como se entiende según los principios de derecho internacional generalmente reconocidos y
en el plazo de seis meses a partir de la fecha de la resolución interna definitiva.
2. El Tribunal no admitirá ninguna demanda individual entablada en aplicación del artículo
34, cuando:
a) Sea anónima, o
b) sea esencialmente la misma que una demanda examinada anteriormente por el Tribunal
o ya sometida a otra instancia internacional de investigación o de arreglo, y no contenga
hechos nuevos.

3. El Tribunal declarará inadmisible cualquier demanda individual presentada en virtud del


artículo 34 si considera que:
a) la demanda es incompatible con las disposiciones del Convenio o de sus Protocolos,
manifiestamente mal fundada o abusiva; o
84

b) el demandante no ha sufrido un perjuicio importante, a menos que el respeto de los


derechos humanos garantizados por el Convenio y por sus Protocolos exija un examen del
fondo de la demanda, y con la condición de que no podrá rechazarse por este motivo
ningún asunto que no haya sido debidamente examinado por un tribunal nacional.

4. El Tribunal rechazará cualquier demanda que considere inadmisible en aplicación del


presente artículo. Podrá decidirlo así en cualquier fase del procedimiento.

Artículo 47. Opiniones consultivas.


1. El Tribunal podrá emitir opiniones consultivas, a solicitud del Comité de Ministros, acerca
de cuestiones jurídicas relativas a la interpretación del Convenio y de sus Protocolos.

2. Estas opiniones no podrán referirse ni a las cuestiones que guarden relación con el
contenido o la extensión de los derechos y libertades definidos en el título I del Convenio y
sus Protocolos, ni a las demás cuestiones de las que el Tribunal o el Comité de Ministros
pudieran conocer de resultas de la presentación de un recurso previsto por el Convenio.

3. La resolución del Comité de Ministros de solicitar una opinión al Tribunal será adoptada
por voto mayoritario de los representantes que tengan el derecho de intervenir en el Comité.

UNIDAD III: SISTEMAS Y MEDIOS DE PROTECCIÓN


1. Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos: (a) sistema de protección
basado en la Carta de la Organización de Naciones Unidas. El Consejo de Derechos
Humanos. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Procedimientos
especiales (mandatos temáticos y por país). Examen Periódico Universal, (b) sistema de
protección basado en tratados de derechos humanos. Órganos. Medios de protección:
informes, comunicaciones individuales, comunicaciones interestatales, procedimientos de
investigación.
85

2. Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos: (a) Comisión


Interamericana de Derechos Humanos: organización, funciones y competencia, (b) Corte
Interamericana de Derechos Humanos: organización, competencia y funciones, (c)
Procedimiento ante la Comisión y Corte Interamericanas de Derechos Humanos.

3. Sistema Europeo de Protección de los Derechos Humanos: (a) Tribunal Europeo de


Derechos Humanos: organización, competencia y funciones. Formación para el examen de
los asuntos que se someten al tribunal (juez único, comités, Salas, Gran Sala).

De acuerdo con el criterio normativo, los mecanismos de protección se pueden


clasificar en: a) convencionales y b) extraconvencionales. La demarcación entre ambos
remite a la fuente de derecho internacional que se encuentra en la base del mecanismo
de protección. Si el procedimiento se encuentra regulado por un tratado, nos hallamos
ante un procedimiento de carácter convencional. Por el contrario, si la norma que establece
el mecanismo no es un tratado, entonces se trata de un mecanismo extraconvencional. En
este último caso, la clase de normas que crean los procedimientos son las
resoluciones de los órganos de los organismos internacionales. La fuente normativa,
es decir, si se trata de un tratado o de una resolución –u otro tipo de norma no
convencional– define si el mecanismo de protección de derechos humanos es convencional
o extraconvencional.
Generalmente, los mecanismos convencionales poseen un valor vinculante mayor a los de
aquellos extraconvencionales. Esto encuentra su razón en los diferentes procedimientos
para la formación de la voluntad creadora del mecanismo. Mientras que en el caso de los
tratados la creación es el resultado de un acuerdo de voluntades directo de Estados, en los
mecanismos extraconvencionales su establecimiento es la consecuencia de la expresión de
voluntad de un órgano de una organización internacional.
Entre los ejemplos de los mecanismos convencionales se encuentran aquellos ligados a un
pacto, convención o convenio sobre derechos humanos. Así, por ejemplo,
todos los mecanismos derivados de la CDR que se encuentran bajo la responsabilidad
del Comité contra la Discriminación Racial y también todas las funciones y procedimientos
en cabeza de la Corte Europea de Derechos Humanos (Corte EDH) establecida por el
Convenio Europeo sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales
(CEDH).
Dentro de los extraconvencionales se pueden mencionar los procedimientos establecidos
por la resolución 60/251 del año 2006 dictada por la Asamblea General de
la ONU, completada por la resolución 5/1 del Consejo de Derechos Humanos del año
2007. Entre ambas resoluciones, se crearon tres mecanismos diferentes de protección
de derechos humanos.
Desde la perspectiva geográfica, se deriva, para el sistema internacional de protección de
los derechos humanos, un criterio de clasificación: los sistemas universales y los sistemas
regionales. Pertenecen al primer conjunto todos aquellos derivados de la Carta de las
Naciones Unidas o de los tratados de derechos humanos que integran el sistema de
Naciones Unidas. Corresponden al segundo grupo los sistemas que se encuadran en cada
una de las organizaciones internacionales de alcance regional señaladas.

1. Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos


86

El sistema universal de protección de derechos humanos posee dos vertientes: los


mecanismos extraconvencionales creados por resoluciones de los órganos principales
y subsidiarios de la Organización de las Naciones Unidas y los mecanismos convencionales
derivados de los tratados internacionales celebrados al amparo del sistema de
Naciones Unidas, es decir, de la propia ONU y de los organismos internacionales
especializados de alcance universal relacionados, como la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), la Organización Internacional para la Educación y la Cultura (Unesco) y
la Organización Internacional de Migraciones (OIM), entre otras.

(a) sistema de protección basado en la Carta de la Organización de Naciones Unidas.


El Consejo de Derechos Humanos. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos. Procedimientos especiales (mandatos temáticos y por país). Examen
Periódico Universal

CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS.


El Consejo de Derechos Humanos es un organismo intergubernamental dentro del sistema
de las Naciones Unidas compuesto por 47 Estados responsables de la promoción y
protección de todos los derechos humanos en todo el mundo.

Los miembros son elegidos por la mayoría de los miembros de la Asamblea General de las
Naciones Unidas a través de votación directa y secreta. La Asamblea General tiene en
cuenta la contribución de los Estados candidatos a la promoción y protección de los
derechos humanos, así como las promesas y compromisos en este sentido voluntarias.
Sirven por un período de tres años y no son elegibles para reelección inmediata después de
servir dos mandatos consecutivos.

Tiene la capacidad de debatir todas las diversas cuestiones temáticas relativas a los
derechos humanos y situaciones que requieren su atención durante todo el año. Se reúne
en la oficina de la ONU en Ginebra.

El Consejo de Derechos Humanos sustituyó a la antigua Comisión de Derechos Humanos


de las Naciones Unidas. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se
estableció en 1946 para tejer el tejido legal internacional que protege nuestros derechos y
libertades fundamentales. Compuesto por 53 Estados miembros, su mandato se amplió a lo
largo del tiempo para permitirle responder a toda la gama de problemas de derechos
humanos y estableció normas para regir la conducta de los Estados. También actuó como
un foro donde países grandes y pequeños, grupos no gubernamentales y defensores de los
derechos humanos de todo el mundo expresaron sus preocupaciones.
Los procedimientos y mecanismos de la Comisión de Derechos Humanos reciben el
mandato de examinar, supervisar e informar públicamente sobre situaciones de derechos
humanos en países o territorios específicos (conocidos como mecanismos o mandatos
nacionales) o sobre los principales fenómenos de violaciones de derechos humanos en todo
el mundo (conocidos como mecanismos temáticos o mandatos). Estos procedimientos y
mecanismos se denominaron colectivamente Procedimientos Especiales de la Comisión de
Derechos Humanos.
Los 53 Estados miembros de la Comisión de Derechos Humanos fueron elegidos por el
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). Esta elección, que
generalmente se realizaba en mayo de cada año, eligió aproximadamente a un tercio de los
87

miembros de la Comisión. Los miembros sirvieron por períodos de tres años y fueron
elegibles para ser reelegidos. La Comisión no tenía miembros permanentes.

El Consejo fue creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 15 de marzo de
2006, por la resolución 60-251 con el objetivo principal de considerar las situaciones de
violaciones de los derechos humanos y hacer recomendaciones al respecto.

Resolución 60-251.
Reafirmando además que todos los derechos humanos son universales e indivisibles, están
relacionados entre sí, son interdependientes y se refuerzan mutuamente y que deben
tratarse de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso

Destacando la responsabilidad que incumbe a todos los Estados, de conformidad con la


Carta, de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin
distinción de ningún tipo por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición,

1. Decide establecer el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, en


sustitución de la Comisión de Derechos Humanos, como órgano subsidiario de la
Asamblea General; la Asamblea revisará la situación del Consejo a los cinco años
de su creación;
2. Decide que el Consejo será responsable de promover el respeto universal por la
protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las
personas, sin distinción de ningún tipo y de una manera justa y equitativa;
3. Decide también que el Consejo deberá ocuparse de las situaciones en que se violen
los derechos humanos, incluidas las violaciones graves y sistemáticas, y hacer
recomendaciones al respecto. También deberá promover la coordinación eficaz y la
incorporación de los derechos humanos en la actividad general del sistema de las
Naciones Unidas;
4. Decide además que la labor del Consejo estará guiada por los principios de
universalidad, imparcialidad, objetividad y no selectividad, diálogo internacional
constructivo y cooperación a fin de impulsar la promoción y protección de todos los
derechos humanos, es decir, los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales, incluido el derecho al desarrollo;
5. Decide que, entre otras cosas, el Consejo:
a) Promoverá la educación y el aprendizaje sobre los derechos humanos, así como
la prestación de asesoramiento y asistencia técnica y el fomento de la capacidad, en
consulta con los Estados Miembros de que se trate y con su consentimiento;
b) Servirá de foro para el diálogo sobre cuestiones temáticas relativas a todos los
derechos humanos;
c) Formulará recomendaciones a la Asamblea General para seguir desarrollando el
derecho internacional en la esfera de los derechos humanos;
d) Promoverá el pleno cumplimiento de las obligaciones en materia de derechos
humanos contraídas por los Estados y el seguimiento de los objetivos y
compromisos relativos a la promoción y protección de los derechos humanos
emanados de las conferencias y cumbres de las Naciones Unidas;
e) Realizará un examen periódico universal, basado en información objetiva y
fidedigna, sobre el cumplimiento por cada Estado de sus obligaciones y
88

compromisos en materia de derechos humanos de una forma que garantice la


universalidad del examen y la igualdad de trato respecto de todos los Estados; el
examen será un mecanismo cooperativo, basado en un diálogo interactivo, con la
participación plena del país de que se trate y teniendo en consideración sus
necesidades de fomento de la capacidad; dicho mecanismo complementará y no
duplicará la labor de los órganos creados en virtud de tratados; el Consejo
determinará las modalidades del mecanismo del examen periódico universal y el
tiempo que se le asignará antes de que haya transcurrido un año desde la
celebración de su primer período de sesiones;
f) Contribuirá, mediante el diálogo y la cooperación, a prevenir las violaciones de los
derechos humanos y responderá con prontitud a las situaciones de emergencia en
materia de derechos humanos;
g) Asumirá la función y las atribuciones de la Comisión de Derechos Humanos en
relación con la labor de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, con arreglo a lo decidido por la Asamblea General en su
resolución 48/141, de 20 de diciembre de 1993;
h) Cooperará estrechamente en la esfera de los derechos humanos con los
gobiernos, las organizaciones regionales, las instituciones nacionales de derechos
humanos y la sociedad civil;
i) Formulará recomendaciones respecto de la promoción y protección de los
derechos humanos;
j) Presentará un informe anual a la Asamblea General;

El 18 de junio de 2007, un año después de su primera reunión, el Consejo de Derechos


Humanos adoptó su "Construcción institucional del Consejo de Derechos Humanos"
(resolución 5/1) que detalla los procedimientos, mecanismos y estructuras que forman la
base de su trabajo. Entre esos mecanismos, el siguiente órganos subsidiarios Informarán
directamente al Consejo de Derechos Humanos:

● Grupo de Trabajo del Examen Periódico Universal


● Comité Asesor
● Procedimiento de denuncia

Asimismo, el Consejo ha establecido el siguiente mecanismo subsidiario de expertos con el


fin de proporcionar al Consejo los conocimientos temáticos especializados y foros que
proporcionan una plataforma para el diálogo y la cooperación. Estos órganos se centran
principalmente en estudios y asesoramiento basado en la investigación o las mejores
prácticas. Se reúnen e informar anualmente al Consejo:

● Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas


● Foro sobre cuestiones de las minorías
● Foro Social
● Foro sobre empresas y derechos humanos
● Foro sobre derechos humanos, democracia y estado de derecho

El Consejo estableció además los siguientes grupos de trabajo intergubernamentales de


composición abierta para elaborar y/o negociar y ultimar nuevos proyectos de instrumentos
89

jurídicos o formular recomendaciones sobre la aplicación efectiva de los instrumentos


existentes.

OFICINA DEL ALTO COMISIONADO PARA LOS DERECHOS HUMANOS


Es la principal entidad de las Naciones Unidas en derechos humanos. Representamos el
compromiso del mundo para la promoción y protección del conjunto total de derechos
humanos y libertades establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la Oficina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en diciembre de 1993 por medio de la
resolución 48/141 que también detalla su mandato. Eso sucedió solo unos meses después
de que la Conferencia Mundial de Derechos Humanos adoptara la Declaración y Plan de
Acción de Viena.

Resolución 48/141
1. Decide crear el puesto de Alto Comisionado para los Derechos
Humanos;

2. Decide que el Alto Comisionado para los Derechos Humanos:


a) Será una persona de intachable reputación moral e integridad personal que tenga la
experiencia, incluso en la esfera de los derechos humanos, y el conocimiento general y la
comprensión de diversas culturas necesarios para el desempeño imparcial, objetivo, no
selectivo y eficaz de las funciones de Alto Comisionado;
b) Será nombrado por el Secretario General de las Naciones Unidas conla aprobación de la
Asamblea General, teniendo debidamente en cuenta la rotación geográfica, y tendrá un
mandato fijo de cuatro años renovable por otro mandato fijo de cuatro años;
c) Tendrá la categoría de Secretario General Adjunto;

3. Decide que el Alto Comisionado para los derechos humanos:


a) Desempeñará su cometido en el marco de la Carta de las Naciones Unidas, la
Declaración Universal de Derechos Humanos 1/, otros instrumentos internacionales de
derechos humanos y el derecho internacional, incluidas las obligaciones de, en este marco,
respetar la soberanía, la integridad territorial y la jurisdicción interna de los Estados y
promover el respeto y la observancia universales de todos los derechos humanos,
reconociendo que, en el marco de los propósitos y principios de la Carta, la promoción y
protección de todos los derechos humanos constituye una preocupación legítima de la
comunidad internacional;
b) Se guiará por el reconocimiento de que todos los derechos humanos -civiles, culturales,
económicos, políticos y sociales - son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí y de que, si bien se debe tener presente la importancia de las
particularidades nacionales y regionales y de las diversas tradiciones históricas, culturales
religiosas, los Estados, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y
culturales, tienen el deber de promover y proteger todos los derechos humanos y libertades
fundamentales;
c) Reconocerá la importancia de promover un desarrollo equilibrado y sostenible para todos
y de asegurar la realización del derecho al desarrollo, tal como está establecido en la
Declaración sobre el derecho al desarrollo
90

4. Decide que el Alto Comisionado para los Derechos Humanos será el funcionario de las
Naciones Unidas que tendrá la responsabilidad principal respecto de las actividades de la
Organización en materia de derechos humanos bajo la dirección y la autoridad del
Secretario General. Dentro del marco general de la competencia, la autoridad y las
decisiones de la Asamblea General, el Consejo Económico y Social y la Comisión de
Derechos Humanos, las funciones del Alto Comisionado serán:
a) Promover y proteger el disfrute efectivo de todos los derechos civiles, culturales,
económicos, políticos y sociales por todos;
b) Desempeñar las tareas que le asignen los órganos competentes del sistema de las
Naciones Unidas en la esfera de los derechos humanos y formularles recomendaciones con
miras a mejorar la promoción y la protección de todos los derechos humanos;
c) Promover y proteger la realización del derecho al desarrollo y ampliar el apoyo de los
órganos competentes del sistema de las Naciones Unidas a tal efecto;
d) Proporcionar, por intermedio del Centro de Derechos Humanos de la Secretaría y otras
instituciones apropiadas, servicios de asesoramiento y asistencia técnica y financiera, a
petición del Estado interesado y, cuando proceda, de las organizaciones regionales de
derechos humanos, con miras a apoyar medidas y programas en la esfera de los derechos
humanos;
e) Coordinar los programas pertinentes de educación e información pública de las Naciones
Unidas en la esfera de los derechos humanos;
f) Desempeñar un papel activo en la tarea de eliminar los actuales obstáculos y de hacer
frente a los desafíos para la plena realización de todos los derechos humanos y de prevenir
la persistencia de violaciones de los derechos humanos en todo el mundo, como se refleja
en la Declaración y Programa de Acción de Viena 4/;
g) Entablar un diálogo con todos los gobiernos en ejercicio de su mandato con miras a
asegurar el respeto de todos los derechos humanos;
h) Ampliar la cooperación internacional para la protección y la promoción de todos los
derechos humanos;
i) Coordinar las actividades de promoción y protección de los derechos humanos en todo el
sistema de las Naciones Unidas;
j) Racionalizar, adaptar, fortalecer y simplificar el mecanismo de las Naciones Unidas en la
esfera de los derechos humanos con miras a aumentar su eficiencia y eficacia;
k) Encargarse de la supervisión general del Centro de Derechos Humanos;

La Alta Comisionada y la Oficina desempeñan una función singular para:


● Promocionar y proteger todos los derechos humanos: Nos pronunciamos
objetivamente frente a las violaciones de derechos humanos y ayudamos a elaborar
las normas que se emplean para evaluar el progreso en materia de derechos
humanos en el mundo.
● Ayudar a empoderar a las personas: Nuestras actividades de investigación,
educación y promoción contribuyen a una mayor concienciación y compromiso por
parte de la comunidad internacional y del público sobre las cuestiones de derechos
humanos. Esto significa que miles de personas de todas las regiones del mundo son
empoderadas para reclamar sus derechos.
● Ayudar a los gobiernos: Con nuestras presencias sobre el terreno, ayudamos a
evitar abusos y contribuimos a mitigar las situaciones que pueden desembocar en un
conflicto. Nuestra supervisión y análisis alimentan la toma de decisiones sensibles y
91

la programación del desarrollo. También ofrecemos desarrollo de capacidades y


asesoramiento jurídico a miles de personas, apoyando el desarrollo y la
promulgación sensata de leyes y políticas en todo el mundo.
● Formular una perspectiva de derechos humanos en todos los programas de las
Naciones Unidas: Integramos los derechos humanos en todos los programas de las
Naciones Unidas para asegurar que la paz y la seguridad, el desarrollo y los
derechos humanos —los tres pilares del sistema de las Naciones Unidas— estén
interconectados y se refuercen mutuamente.

Tal y como encargó la oficina principal de las Naciones Unidas para promocionar y proteger
los derechos humanos de todos, Derechos Humanos de las Naciones Unidas:

❖ coopera con los gobiernos y les ayuda a cumplir con sus obligaciones de derechos
humanos
❖ se pronuncia objetivamente frente a las violaciones de derechos humanos del
mundo
❖ ofrece un foro para identificar, destacar y desarrollar respuestas a los problemas en
materia de derechos humanos de hoy en día
❖ actúa como el centro de coordinación principal de investigación, educación,
información pública, así como de actividades de promoción en materia de derechos
humanos
❖ colabora con una gran variedad de socios a fin de ampliar la cooperación local para
los derechos humanos del mundo.

PROCEDIMIENTOS ESPECIALES
Los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos son mandatos para
presentar informes y asesorar sobre derechos humanos que ejecutan expertos
independientes en la materia, desde una perspectiva temática o en relación con un país
específico. El sistema de los procedimientos especiales es un elemento básico del
mecanismo de derechos humanos de las Naciones Unidas y abarca a todos los derechos
humanos: civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.

Los Procedimientos Especiales realizan visitas a los países, proceden sobre casos y
problemas individuales y de índole estructural, mediante el envío de comunicaciones a los
Estados y otros agentes para llamar su atención sobre presuntas vulneraciones y abusos,
realizar estudios temáticos y congregar consultas de expertos, contribuir al desarrollo de las
normativas internacionales de derechos humanos, emprender tareas de promoción,
sensibilizar a la población y proporcionar asesoramiento en materia de cooperación técnica.

Una vez al año estos expertos independientes presentan al Consejo informes con sus
conclusiones y recomendaciones, y también los someten a la Asamblea General de las
Naciones Unidas. En algunas ocasiones, son los únicos mecanismos que alertan a la
comunidad internacional acerca de determinados problemas de derechos humanos.

Los titulares nombrados no perciben ninguna remuneración y son elegidos por un mandato
de tres años, que puede ser prorrogado por otros tres años. Consisten en una persona
(denominada “relator especial” o “experto independiente”) o en un equipo de trabajo
92

compuesto de cinco miembros, uno por cada grupo regional de las Naciones Unidas: África,
Asia, América Latina y el Caribe, Europa Oriental y el grupo Occidental. Los relatores
especiales, expertos independientes y miembros de los grupos de trabajo son nombrados
por el Consejo de Derechos Humanos y prestan servicio a título personal.

Hay dos tipos de mandatos de Procedimientos Especiales: los mandatos temáticos, tales
como los relativos al agua y los saneamientos, la detención arbitraria, los derechos de los
migrantes, la violencia contra las mujeres o la tortura y la trata de seres humanos, y otros
mandatos que atañen a países específicos. En abril de 2020 estaban en vigor 44 mandatos
temáticos y 11 mandatos de país.

Con el apoyo de la Oficina del ACNUDH, los titulares de Procedimientos Especiales:


★ realizan visitas a los países,
★ actúan sobre casos y situaciones individuales de naturaleza más amplia y estructural
mediante el envío de comunicaciones* a los Estados,
★ llevan a cabo estudios temáticos y organizan consultas de expertos, contribuyen a la
elaboración de normativas internacionales de derechos humanos,
★ participan en tareas de promoción,
★ sensibilizan a la población, y
★ asesoran en materia de cooperación técnica.

Los titulares de mandatos realizan visitas a países para evaluar la situación de derechos
humanos a nivel nacional: a petición de un titular de mandato, el Gobierno enviará una
invitación para realizar una misión de estudio. Algunos países han cursado invitaciones
permanentes, lo que significa que están, en principio, preparados para recibir una visita de
cualquier titular de mandato temático.
Al término de sus visitas, los titulares de mandatos temáticos establecen un diálogo con el
Estado acerca de sus conclusiones y recomendaciones y presentan un informe al Consejo
de Derechos Humanos.

Las comunicaciones son cartas enviadas por los Procedimientos Especiales a los gobiernos
y otros, como organizaciones intergubernamentales, empresas, empresas militares o de
seguridad.
En estas cartas, los expertos informan sobre las denuncias de violaciones de derechos
humanos que han recibido. Presentará en la carta las alegaciones y solicitará aclaraciones
sobre ellas. Cuando sea necesario, los expertos solicitan a las autoridades competentes
que tomen medidas para prevenir o detener la violación, investigarla, llevar ante la justicia a
los responsables y asegurarse de que las víctimas o sus familias dispongan de recursos.
Cualquier individuo, grupo, organización de la sociedad civil, entidad intergubernamental u
organismo nacional de derechos humanos puede enviar información a los Procedimientos
Especiales.
Las comunicaciones enviadas y las respuestas recibidas se consignan en un informe que se
presenta en cada período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.

Historia de los Procedimientos Especiales


En los primeros años de existencia de las Naciones Unidas, la Comisión de Derechos
Humanos, antecesora del Consejo de Derechos Humanos, centró su labor en la formulación
de normas de derechos humanos. El Consejo Económico y Social había aprobado una
93

resolución en la que declaraba que la Comisión “no estaba facultada para tomar ninguna
medida respecto a las reclamaciones relativas a los derechos humanos”
Pero en 1965 la Comisión de Derechos Humanos se encontró con numerosas peticiones
individuales procedentes de Sudáfrica y fue objeto de una presión considerable para que las
tramitara. Como resultado de lo anterior, en 1967 la Comisión abandonó sus métodos
anteriores y estableció un grupo especial de expertos para que investigara la situación de
los derechos humanos en el África meridional (Resolución 2 (XXIII) de la Comisión de
Derechos Humanos). Este grupo especial de expertos puede considerarse como el primer
procedimiento especial de la Comisión de Derechos Humanos.
Tras el golpe de Estado del general Pinochet en Chile que en 1973 depuso al presidente
Allende, la Comisión estableció en 1975 un grupo de trabajo especial encargado de
investigar la situación de los derechos humanos en ese país. En 1979, ese grupo de trabajo
fue sustituido por un Relator Especial y dos expertos encargados de estudiar la suerte de
los desaparecidos en Chile. Lo anterior condujo a la creación en 1980 del primer
procedimiento especial temático: el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas,
encargado de examinar la cuestión de las desapariciones forzadas en todo el mundo
Diez años después, en 1990, había seis mandatos temáticos que abarcaban las
desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, la
intolerancia religiosa, los mercenarios, la tortura y la venta de niños. Desde entonces, se
han establecido numerosos mandatos nuevos para hacer frente a las violaciones de los
derechos humanos en diversas partes del mundo.

EXAMEN PERIODICO UNIVERSAL


El Examen Periódico Universal (EPU) es un proceso especial que supone una revisión
periódica del historial de derechos humanos de todos los 193 Estados Miembro de las
Naciones Unidas. El EPU es una innovación importante del Consejo de Derechos Humanos
el cual se basa en una igualdad de trato para todos los países. Ofrece una oportunidad para
que todos los Estados declaren qué medidas han adoptado para mejorar la situación de los
derechos humanos en sus países y para superar las dificultades para el disfrute de los
derechos humanos.

El EPU se creó cuando se estableció el Consejo de Derechos Humanos el 15 de marzo de


2006 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante su resolución
60/251. Esta resolución encargaba al Consejo “realizar un examen periódico universal,
basado en información objetiva y fidedigna, sobre el cumplimiento por cada Estado de sus
obligaciones y compromisos en materia de derechos humanos de una forma que
garantizara la universalidad del examen y la igualdad del trato respecto de todos los
Estados”. El 18 de junio de 2007, un año después de su primera reunión, miembros del
nuevo Consejo acordaron un conjunto de medidas de construcción institucional
(A/HRC/RES/5/1) el cual disponía una hoja de ruta para guiar el futuro trabajo del Consejo.
Uno de los elementos clave de este conjunto de medidas fue el nuevo Examen Periódico
Universal. Este mecanismo fue posteriormente perfeccionado durante el proceso de revisión
a través de la resolución 16/21 y la decisión 17/119.

El objetivo último del EPU es la mejora de la situación de los derechos humanos en todos
los países con consecuencias relevantes para la población mundial. El EPU ha sido
94

diseñado para impulsar, apoyar, y ampliar la promoción y protección de los derechos


humanos sobre el terreno.

Los exámenes son realizados por el Grupo de Trabajo del EPU el cual está formado por los
47 miembros del Consejo; no obstante, cualquier Estado Miembro de las Naciones Unidas
puede participar en los debates/diálogos con los Estados sometidos a revisión. Cada Estado
examinado es asistido por grupos de tres Estados, que se conocen como “troikas”, quienes
actúan como relatores. La selección de las troikas para cada Estado se lleva a cabo
mediante un sorteo realizado a continuación de las elecciones para la composición del
Consejo en la Asamblea General.

Los documentos sobre los que se basan los exámenes son: 1) información que proporciona
el Estado sometido a examen, que puede adoptar la forma de un “informe nacional”, 2)
información incluida en los informes de expertos y grupos independientes de derechos
humanos, que se conocen como los Procedimientos Especiales, organismos de tratados, de
derechos humanos, y otras entidades de las Naciones unidas; 3) información procedente de
otros interesados incluyendo instituciones nacionales de derechos humanos y
organizaciones no gubernamentales.

Los exámenes se desarrollan mediante un diálogo interactivo entre el Estado sometido a


examen y otros Estados Miembro de las Naciones Unidas. Este diálogo se celebra durante
una reunión del Grupo de Trabajo del EPU. Durante este diálogo cualquier Estado Miembro
de las Naciones Unidas puede realizar preguntas, comentarios y/o recomendaciones a los
Estados que están siendo evaluados. Las troikas pueden agrupar cuestiones o preguntas
para ser compartidas con el Estado sometido a examen con el fin de asegurar que el
diálogo interactivo se desarrolla de un modo fluido y ordenado.

El EPU evaluará el grado en que los Estados respetan sus obligaciones en materia de
derechos humanos tal como se enuncia en: (1) la Carta de las Naciones Unidas; (2) la
Declaración Universal de los Derechos Humanos; (3) instrumentos de derechos humanos
de los que sea parte el Estado (tratados de derechos humanos ratificados por el Estado en
cuestión); (4) las promesas y compromisos voluntarios realizados por el Estado.

Tras el examen realizado por el Grupo de Trabajo, la troika elabora un informe con la
participación del Estado sometido a examen y con ayuda de ACNUDH. Este informe,
denominado “informe de resultados”, proporciona un resumen del propio diálogo. Este
informe está formado por lo tanto por las preguntas, comentarios y recomendaciones
realizados por los Estados al país bajo examen, así como las respuestas ofrecidas por el
Estado sometido a examen.

El Estado tiene la responsabilidad principal de implementar las recomendaciones incluidas


en el resultado final. El EPU se asegura de que todos los países rinden cuentas sobre sus
progresos o falta de progreso a la hora de implementar estas recomendaciones. Durante el
segundo examen se espera que el Estado proporcione información sobre los pasos que
están realizando para implementar las recomendaciones realizadas durante el primer
examen, así como sobre cualquier evolución en materia de derechos humanos. La
comunidad internacional prestará su ayuda para implementar las recomendaciones y
conclusiones relativas al desarrollo de las capacidades y asistencia técnica, tras consultas
95

con el país en cuestión. Si fuera necesario, el Consejo analizará casos donde los Estados
no estuvieran cooperando.

El Consejo de Derechos Humanos decidirá las medidas que necesitará adoptar en caso de
una no cooperación persistente con el EPU por parte de un Estado.

(b) sistema de protección basado en tratados de derechos humanos. Órganos.


Medios de protección: informes, comunicaciones individuales, comunicaciones
interestatales, procedimientos de investigación.

ÓRGANOS
Los órganos de expertos, conocidos como órganos de
vigilancia de los tratados u órganos creados en virtud de los tratados, supervisan el
cumplimiento por los Estados Partes de sus obligaciones respectivas en relación con
los nueve tratados básicos de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos y
sus protocolos facultativos.
• Comité de Derechos Humanos (Comité DH).
• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Comité DESC)
• Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD).
• Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Comité CEDAW).
• Comité contra la Tortura (Comité CAT).
• Subcomité para la Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes (SPT).
• Comité de los Derechos del Niño (Comité CRC).
• Comité de Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de
sus Familiares (CMW).
• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Comité CRPD).
• Comité contra la Desaparición Forzada (CED).

A excepción del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Comité


DESC), que fue creado en virtud de una resolución del Consejo Económico y
Social en 1985, los órganos enumerados fueron establecidos por sus respectivos
instrumentos y se pusieron en funcionamiento en cuanto entraron en vigor los
tratados correspondientes.

Los Comités DH, DESC, CERD, CRC y CRPD constan de 18 miembros cada uno; los
Comités CED y CAT de 10 miembros cada uno; el CMW de 14; el Comité CEDAW de
23, y el SPT de 25. Los miembros son elegidos por los Estados Partes de los tratados
respectivos (a excepción del Comité DESC, cuyos miembros son elegidos por el
Consejo Económico y Social), teniendo debidamente en cuenta una distribución
geográfica equitativa. Los Comités DH, DESC, CERD, CEDAW, CAT y CRC, y el SPT, se
reúnen tres veces al año, y los otros órganos (los Comités CED, CMW y CRPD), dos
veces al año. El ACNUDH ofrece asistencia a todos los órganos de tratados.

INFORMES
96

La CDR, el PIDCP, la CDM y muchos otros tratados –fundamentalmente del sistema


universal, aunque no exclusivamente– establecen un sistema de supervisión basado en
informes. Dispone, por ejemplo, el artículo 9.1 de la CDR: “Los Estados Partes se
comprometen a presentar al Secretario General de las Naciones Unidas, para su examen
por el Comité, un informe sobre las medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra
índole que hayan adoptado y que sirvan para hacer efectivas las disposiciones de la
presente Convención”. En el mismo sentido, el artículo 40, en sus incisos 1
y 2, del PIDCP establece:
Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a presentar informes sobre
las disposiciones que hayan adoptado y que den efecto a los derechos reconocidos en el
Pacto y sobre el progreso que hayan alcanzado en cuanto al goce de estos derechos […].
Todos los informes se presentarán al Secretario General de las Naciones Unidas, quien
los trasmitirá al Comité para examen. Los informes señalarán los factores y las dificultades, si
los hubiere, que afecten a la aplicación del presente Pacto.

Lo propio hacen los artículos 19.1, CCT; 18.1, CDM; 16, PIDESC, y 44.1, CDN, por
mencionar algunos.

Un informe es un documento elaborado por un Estado parte en el cual da cuenta de las


medidas adoptadas en el plano interno para cumplir con los derechos estipulados en el
tratado. El término “medidas” debe entenderse en un sentido amplio, dado que comprende
cualquier acto de las autoridades públicas más allá de la organización específica que cada
Estado tenga. De tal modo que, en el caso de las repúblicas, por ejemplo, abarca los actos
de los tres poderes: el ejecutivo a través de sus decretos, resoluciones o disposiciones; el
legislativo mediante sus leyes o declaraciones; y, finalmente, también el judicial por
conducto de sus sentencias.

Estas medidas deben constar en el informe que el Estado parte somete a conocimiento del
órgano de supervisión del tratado. No obstante, la información suministrada por el Estado
parte no debe limitarse a los aspectos jurídicos, sino que debe incluir la situación de hecho
que dé cuenta de la realidad concreta del país en materia de derechos humanos . Los
informes remitidos por los Estados partes son de carácter periódico. Cada tratado define
esta periodicidad, que puede ser de dos a seis años o incluso puede ser delegada en el
órgano de control.

El informe del Estado parte motiva un segundo informe emitido por el órgano de
supervisión. Este segundo documento normalmente lleva el nombre de “observaciones
finales” y contiene, además de la recopilación de la información brindada por el
Estado parte, un examen de la situación de los derechos humanos en el país que se
extiende al periodo objeto de análisis en dos partes: a) aspectos positivos, y b) cuestiones
de preocupación. A partir de estas últimas, el órgano de control del tratado formula sus
recomendaciones al Estado parte. De este modo, el sistema de informes en tanto que
mecanismo de protección de derechos humanos se compone de dos informes cruzados:
aquel que el Estado facilita al órgano de supervisión y aquel que el órgano de
supervisión remite al Estado.

COMUNICACIONES INDIVIDUALES E INTERESTATALES


97

Los mecanismos de comunicaciones se refieren exclusivamente a casos de violaciones a


los derechos humanos en perjuicio de personas determinadas.

El mecanismo de comunicaciones admite dos modalidades: a) las denominadas


comunicaciones interestatales, y b) las llamadas comunicaciones individuales. En el primer
caso, la queja por violaciones a los derechos humanos tiene como actor a un Estado parte
y, en el segundo, a un individuo. La variación se refiere al ejercicio de la legitimación activa
que reconoce el mecanismo en un caso y en el otro. Si la denuncia es presentada por un
Estado parte, se trata del mecanismo de comunicaciones interestatales y, en cambio, si la
promueve un individuo, del mecanismo de comunicaciones individuales. En ambos casos,
de conformidad con las reglas generales del derecho internacional de los derechos
humanos, la legitimación pasiva corresponde a un Estado parte en tanto en cuanto
constituye el destinatario primario de las obligaciones nucleares de respeto, garantía y
adecuación.

El mecanismo de comunicaciones interestatales encuentra su marco conceptual propio en


los procedimientos de solución de controversias internacionales previsto por el artículo 33
de la Carta de las Naciones Unidas. En particular, el mecanismo ofrece alternativas que van
desde los buenos oficios (tercero que acerca la partes), pasando por la investigación (grupo
de representantes para determinar los hechos del caso), hasta llegar a la conciliación (grupo
de representantes para determinar los hechos y proponer soluciones).

La CDR ilustra adecuadamente ambos mecanismos. Establece en sus artículos 11 a 13 el


mecanismo de comunicaciones interestatales. El procedimiento se inicia bajo la modalidad
de los buenos oficios según el artículo 11.2 y continúa de acuerdo con el formato de la
conciliación, con el eventual establecimiento de una Comisión Especial de Conciliación
prevista por el artículo 12.1, que tendrá la facultad de proponer soluciones a los Estados
parte de la controversia en virtud del artículo 13.1 a través de la adopción de un informe.
Los demás tratados internacionales de derechos humanos del sistema universal que prevén
el mecanismo de comunicaciones interestatales (PIDP, artículos 41 y 42; Protocolo
Facultativo PIDESC, artículos 10 y 11; CCT, artículo 21; Protocolo Facultativo III a la CDN,
artículo 12; CTM, artículo 76, y CDF, artículo 32) siguen, mutatis mutandis, el modelo de
procedimiento adoptado por la CDR.

Con relación al mecanismo de comunicaciones individuales, la CDR lo regula en su artículo


14. En este caso, las partes en el procedimiento son el autor de la comunicación y el Estado
parte denunciado. La calidad de autor de la comunicación y víctima de la violación de
derechos reconocidos por el tratado debe coincidir –salvo circunstancias excepcionales–
para configurar el ius standi con arreglo al artículo 14.1, CDR

Por otra parte, la legitimación pasiva –es decir, la posibilidad de ser denunciado– depende
siempre de la aceptación expresa de la competencia del órgano internacional. En general,
los tratados internacionales que regulan el procedimiento establecen cuatro requisitos de
admisibilidad para las comunicaciones: a) identidad del autor, dado que no se aceptan
denuncias anónimas; b) inexistencia de otros procedimientos pendientes de arreglo
internacional sobre el mismo asunto, lo que supone identidad de sujeto, objeto y causa ; c)
agotamiento previo de los recursos de la jurisdicción interna, puesto que primero se debe
plantear la denuncia ante las autoridades del Estado y hacer uso de todas las vías
98

existentes, disponibles y efectivas , y d) plazo entre la notificación de la última decisión de la


jurisdicción interna y la comunicación al órgano internacional.

Superado el análisis de admisibilidad de la comunicación, el órgano continúa con el examen


de los elementos aportados por el autor y el Estado, hasta formarse una opinión sobre el
caso y emitir un informe con sus conclusiones. Dicho informe contiene, además de la
admisibilidad o inadmisibilidad de las distintas cuestiones planteadas, una recopilación de
los hechos y un encuadre en función del derecho del tratado de que se trate de acuerdo con
los derechos reconocidos por ese instrumento internacional.

Entre las conclusiones, el órgano internacional determina la existencia o no de la


responsabilidad internacional del Estado y, asimismo, establece las formas de reparación
que considera adecuadas en favor de la víctima. Posteriormente, el seguimiento del
cumplimiento por parte del Estado de las reparaciones ordenadas se encuentra a cargo del
propio órgano internacional creado por el tratado, que, por lo general, es delegado en uno
de sus miembros bajo el cargo de relator especial.

De este modo, se puede advertir cómo los mecanismos de comunicaciones interestatales


se asemejan más a los métodos de solución de controversias de carácter político o
diplomático, mientras que los mecanismos de comunicaciones individuales se asimilan a los
procesos de tipo judicial.

Debe señalarse que las comunicaciones interestatales, fundadas sobre el carácter erga
omnes de las obligaciones internacionales derivadas de los tratados de derechos humanos,
se mantienen aún bajo los esquemas conceptuales trazados por el instituto de la protección
diplomática propio del derecho internacional previo a la Carta de las Naciones Unidas. Las
comunicaciones individuales, en cambio, expresan plenamente la definitiva consagración de
la persona humana como sujeto de derecho internacional al reconocerle el derecho de
acceso a la jurisdicción internacional con independencia de su nacionalidad o cualquier otra
condición jurídica y social.

PROCEDIMIENTOS DE INVESTIGACIÓN
No debe confundirse el procedimiento de investigación propio de los métodos de solución
de controversias internacionales enumerados en el artículo 33 de la Carta de la ONU con el
mecanismo de investigación previsto por algunos instrumentos internacionales de derechos
humanos. La investigación en el primer caso hace referencia a una persona, grupo de
personas u órgano u organismo internacional imparcial designado por las partes cuya
función es la determinación de los hechos en el marco de una controversia internacional
entre dos sujetos de derecho internacional. La investigación, en el segundo caso, se
encuentra a cargo del órgano creado por el tratado de que se trate y tiene por objeto
determinar la existencia de situaciones de violaciones sistemáticas de derechos humanos.

El procedimiento se encuentra previsto en algunos tratados, pero reconoce su primer


antecedente en la resolución 1503 (XLVIII) del Consejo Económico y Social, actualmente
denominado procedimiento de denuncia, según lo prescribe la resolución 5/1 del Consejo de
Derechos Humanos de la ONU en su parte IV, párrafos 85 a 109. De este modo, el
99

procedimiento de investigación pertenece tanto a los mecanismos convencionales como a


los extraconvencionales.

Dentro de los convencionales, la CCT ha sido la primera y modelo de las demás que han
seguido. Su artículo 22 establece sus rasgos principales, que podrían resumirse de la
siguiente manera: a) la legitimación activa resulta amplísima por su indeterminación, dado
que no se especifica en qué condiciones el asunto puede ser llevado a conocimiento del
órgano internacional; b) la información que llegue a conocimiento del órgano debe ser fiable
y estar fundamentada, además de dar cuenta de una práctica sistemática, es decir,
planificada, y –en algunos casos– grave, es decir, que afecte los derechos a la vida o la
integridad personal, por parte del Estado presuntamente responsable, y puede provenir de
cualquier fuente; c) el resultado del procedimiento es un informe elaborado por un miembro
del órgano con las conclusiones sobre la cuestión y las recomendaciones o sugerencias que
se consideren pertinentes, y d) todas las actuaciones realizadas bajo este mecanismo
tienen carácter confidencial y únicamente es posible la publicación de un resumen de lo
actuado en oportunidad del informe anual.

Prevén también el procedimiento de investigación el Protocolo CDM, artículo 8; el Protocolo


III CDN, artículo 13; el Protocolo PIDESC, artículo 11; el Protocolo CPD, artículo 6, y la
CDF, artículos 33 y 34.

2. Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos

El sistema regional americano, por su parte, se ubica al amparo de la Organización de


Estados Americanos. El sistema de protección interamericano de derechos
humanos se apoya, por un lado, en la Carta de la OEA y, por otro, en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (CADH). La Carta de la OEA es relevante por
dos motivos: porque es el punto de apoyo de la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre (DADDH) y, además, porque es el primer instrumento que contempló
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La CIDH y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) creada
por la CADH junto con el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI)
conforman el entramado institucional del sistema regional de protección de derechos
humanos. Mientras que la CIDH posee funciones de promoción y protección de derechos
humanos con un rol cuasi judicial, tanto para casos interestatales como para
peticiones individuales, la Corte IDH constituye un tribunal internacional con competencias
contenciosas y consultivas, similares a las de su par europea.

(a) Comisión Interamericana de Derechos Humanos: organización, funciones y


competencia.

En 1959 en el ámbito de la OEA se dispuso la creación de una Comisión cuyo objetivo sería
la promoción de los derechos humanos en el continente americano. A tal fin se le asignaron
facultades para estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América
y formular recomendaciones cuando lo considere conveniente, a los gobiernos de los
Estados para que adopten medidas progresivas a favor de los derechos humanos, dentro
del marco de sus leyes internas y de sus preceptos constitucionales.
100

El organismo se consolidó cuando en el Protocolo de Buenos Aires fue modificado el


artículo 51 de la Carta de la OEA e incorporó a la Comisión Interamericana como un órgano
específico de la organización. Esta reforma institucional hizo que la Declaración Americana
de Derechos y Deberes del Hombre adquiriera mayor fuerza jurídica. Más tarde, el corpus
iuris destinado a la protección de derechos en América se perfeccionó con la Convención
Americana de Derechos Humanos , el tratado internacional más importante en materia de
derechos humanos en la región, no solo por ser la carta de derechos más amplia y
específica, sino también porque allí se creó la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
el órgano jurisdiccional del SIDH. Este tribunal, a partir de su primera sentencia emitida en
1978, ha ido enriqueciendo progresivamente el corpus iuris interamericano destinado a la
protección y custodia de los derechos individuales y colectivos de las personas que habitan
el continente americano.

ORGANIZACIÓN:

La CIDH se integra con siete miembros denominados “Comisionados”, quienes duran cuatro
años en funciones y pueden ser reelegidos por un período más. Los candidatos a ocupar los
cargos de comisionado son propuestos por los gobiernos de los Estados miembros por
tratarse de un organismo que integra la OEA, organización a la que pertenecen los treinta y
cinco países americanos. Eso significa que las competencias de la CIDH se despliegan en
relación con cualquiera de los países que integran el continente americano. Los Estados
pueden proponer hasta tres candidatos, pero al menos uno de ellos debe ser nacional de
otro país y la elección corresponde a la Asamblea General de la OEA.

El artículo 34, CADH, sólo indica que deben ser “personas de alta autoridad moral y
reconocida versación en materia de derechos humanos”. Ambos requisitos son
absolutamente subjetivos y de ningún modo suficientes para determinar el perfil de quienes
tendrán, una vez incorporados a la CIDH, la trascendente función de promover y garantizar
los derechos humanos en el hemisferio, y sobre todo conocer y tramitar las denuncias de
violación de derechos en el territorio de los Estados que lo integran.

Según el artículo 8 del Estatuto de la CIDH, “1. El cargo de miembro de la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos es incompatible con el ejercicio de actividades que
pudieren afectar su independencia, su imparcialidad, o la dignidad o el prestigio de su cargo
en la Comisión”.

COMPETENCIA:

En la etapa del procedimiento, frente a una denuncia individual, la Comisión verifica si es


competente para intervenir en el caso desde tres niveles : a) competencia en razón de las
personas, b) competencia en razón de la materia y c) competencia en razón del tiempo.

● Competencia ratione personae:


101

La legitimación es la aptitud de peticionar ante la CIDH, lo primero que deberá hacer la


Comisión será determinar si quien se presenta está habilitado para hacerlo (legitimación
activa) y si el denunciado es un Estado parte en la Convención o un miembro de la OEA
que no ha ratificado la CADH (legitimación pasiva), ya que el procedimiento a aplicar será
diferente.

La legitimación activa se reconoce a “cualquier persona, grupo de personas o entidad no


gubernamental legalmente reconocida en uno o más Estados Miembros de la Organización”
(art. 44, CADH).

Es importante destacar que, para la CADH, “persona es todo ser humano” (art. 2.1). Esto
fue confuso respecto de la posibilidad de que las personas jurídicas pudieran tener algún
tipo de intervención en el SIDH. El caso “Mevopal SA vs. Argentina” (1999) hizo que la
Comisión se pronunciara sobre este tema, quedando en claro que las personas jurídicas
pueden ser peticionarios (es decir, denunciantes).

En 2016 el tema fue planteado a la Corte IDH en una solicitud de Opinión Consultiva
promovida por Panamá. Ratificó allí el Tribunal por unanimidad que las personas jurídicas
no son titulares de los derechos consagrados en la Convención. Asimismo, admitió que las
comunidades indígenas y tribales sí lo son por encontrarse en una situación particular que
requiere de un trato diferencial para habilitar su legitimación ante el sistema. No obstante,
las personas jurídicas pueden actuar como denunciantes, si bien no pueden hacerlo como
víctimas

En cuanto a las entidades no gubernamentales, el artículo 44, CADH, indica que deben
estar “legalmente reconocidas en uno o más Estados Miembros de la Organización”, por lo
que podría suponerse que la ausencia de reconocimiento es un impedimentos para
peticionar. Sin embargo, no es así. En primer lugar, porque el artículo dice “en uno o más
Estados Miembros”, pudiendo, entonces, ser reconocida por cualquiera de los Estados que
integran la OEA, y, en segundo lugar, porque atento la amplitud de la primera parte
(cualquier persona o grupo de personas), el requisito del reconocimiento legal admite cierta
informalidad . El Reglamento reproduce los términos de la legitimación en el artículo.

El único órgano del Sistema Interamericano competente para recibir denuncias de


individuos u organizaciones es la Comisión Interamericana, por lo que la Corte no puede
tramitar ningún documento que se le envíe, a no ser que forme parte de un caso que ya se
encuentre en trámite ante ella.

Legitimado pasivo (denunciado) siempre es el Estado que presuntamente ha violado los


derechos contenidos en la Convención Americana o en los otros documentos indicados en
el artículo 23 del Reglamento. Los agentes que específicamente hayan sido los presuntos
violadores del derecho invocado no poseen legitimación pasiva, lo que significa que la
denuncia o petición debe dirigirse únicamente al Estado, pero nunca a la persona que,
actuando en nombre de este, ha provocado la lesión o daño al derecho.

● Competencia ratione materiae:

Las presuntas violaciones que se denuncian ante la CIDH deben encuadrar en las
disposiciones de la CADH según dispone su artículo 44. Lo mismo indica el artículo 45 en
102

relación con las comunicaciones interestatales. Pero el Reglamento establece un marco


normativo más amplio cuando,

en el artículo 28, menciona que la Comisión tomará en consideración las peticiones por
“acción o por omisión, de la violación de alguno de los derechos humanos consagrados en
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros instrumentos aplicables”

● Competencia ratione temporis:

Para que una petición o comunicación pueda ser admitida por la Comisión IDH es necesario
que la violación que se denuncia se origine en hechos producidos con posterioridad a la
fecha en que la Convención Americana ha entrado en vigor en el Estado denunciado. La
regla surge de las normas que disponen la aplicación de los tratados en el derecho interno
(arts. 6 y siguientes de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados). Sin
embargo, si los hechos denunciados responden a hechos anteriores a la firma del tratado,
pero que continúan y subsisten al tiempo de entrar en vigencia, la Comisión IDH podrá
entender en el caso.

● Competencia ratione loci:

La regla de la competencia en razón del lugar se define en función del ámbito en que se
ejerce la jurisdicción del Estado denunciado. Es así por aplicación del artículo 1, CADH, que
obliga a los Estados a respetar y garantizar los derechos y libertades reconocidos en la
Convención Americana, a “toda persona que esté sujeta a su jurisdicción”, de modo que
alcanza a quienes se encuentran en su territorio, sean o no sus nacionales, y a estos
últimos cuando se encuentren en el extranjero bajo jurisdicción nacional.

El problema de la nacionalidad es complejo cuando la presunta víctima no pertenece al


Estado denunciado o cuando al momento en que tramita la denuncia ya no se encuentra
bajo la jurisdicción del mismo. Ambos extremos son superfluos para determinar la
competencia en razón del lugar, porque siempre es procedente la denuncia en tanto el
individuo se encontrare bajo la jurisdicción del Estado al momento en que se produjo la
violación, sea ciudadano, residente o en tránsito.

REQUISITOS FORMALES PARA LA CONSIDERACIÓN DE LA PETICIÓN

❖ Agotamiento de la jurisdicción interna: La condición principal para que


una petición sea admisible se expresa en el artículo 46, inciso 1.a, CADH: “Que
se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna conforme a
los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos”.

Esto se constituye en una regla general que solo cae ante estrictas situaciones que lo
justifiquen. Es decir, si el Estado despliega sus mecanismos judiciales locales para superar
la situación lesiva de conformidad con los estándares internacionales, la jurisdicción
supranacional resultaría innecesaria.

La exigencia de agotamiento de los procesos judiciales internos se basa en la convicción


del SIDH de que los Estados deben poner a disposición de los individuos los mecanismos
103

adecuados para superar las situaciones de violación de sus derechos, seria ilógico que las
víctimas tuvieran que recurrir a los órganos supranacionales para obtener la satisfacción de
sus reclamos.

Las decisiones (jurisdiccionales o no) que derivan de los órganos del SIDH, conforman en sí
mismas un sistema de reparación de distinta índole cuyo fundamento está en el corpus iuris
interamericano que integran los tratados internacionales y la jurisprudencia que emite la
Corte IDH.

Se presume que el Estado posee recursos adecuados y efectivos, pero, si el denunciante


alegó la inexistencia de recursos, su denegación o retardo injustificado en el trámite, será el
peticionario quien tendrá que acreditar las razones que invoca como justificativos para no
haberlos agotado. A su vez, si el peticionario alega que le ha sido imposible concluirlos,
“corresponderá al Estado en cuestión demostrar que los recursos internos no han sido
agotados” (art. 31.3 del Reglamento).

❖ Excepción: La inexistencia o insuficiencia de los mecanismos procesales


internos constituye en sí misma una violación de los derechos humanos y, al
mismo tiempo, dispensa la regla general de agotamiento de los recursos
jurisdiccionales internos.

La CADH define las situaciones que justifican dejar de lado la obligación de agotar los
remedios judiciales internos:

a) cuando no exista en el Estado el debido proceso legal para la protección de los derechos
que han sido violados (arts. 8 y 25, CADH)

b) cuando, existiendo tales recursos, no se haya permitido al presunto lesionado acceder a


ellos

c) cuando se haya permitido al presunto lesionado acceder a los recursos internos pero no
agotarlos, y

d) cuando, habiendo accedido a los recursos de la jurisdicción interna, se verifique un


retardo injustificado en resolverlos (art. 46.2)

❖ Oportunidad para presentar la denuncia: Para que una petición o


comunicación pueda ser admitida por la Comisión IDH debe presentarse dentro
de los seis meses a partir de la fecha

en que la persona presuntamente lesionada ha tomado fehaciente conocimiento de


la decisión definitiva emitida por los órganos jurisdiccionales del Estado en el que
deben agotarse los recursos internos (art. 46.1.b, CADH). Por supuesto, en caso de
retardo injustificado, opera la excepción ya referida (art. 46.2.c).

En los casos en que resulten aplicables las excepciones al requisito del agotamiento previo,
“la petición deberá presentarse dentro de un plazo razonable, a criterio de la Comisión”,
debiendo considerarse “la fecha en que haya ocurrido la presunta violación y las
circunstancias del caso”. Es decir, será la Comisión la que determine si la presentación se
ha efectuado dentro de un plazo razonable.
104

Si el caso ha sido ya denunciado ante otro organismo internacional, no se le dará trámite


(art. 46.1.c, CADH)

❖ Admisión y procedencia de la denuncia: El artículo 47, CADH, dice que la


Comisión “declarará inadmisible” toda petición o comunicación que: a) Carezca
de alguno de los requisitos formales. b) No exponga hechos que configuren una
violación de derechos humanos. c) Resulte infundada. d) Reproduzca otro
asunto ya tratado por la Comisión.

FUNCIONES:

El artículo 41 de la CADH menciona como funciones principales de la CIDH:

– “estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América”

(inc. a);

– “preparar estudios e informes” (inc. c);

– “solicitar de los gobiernos de los Estados miembros que les proporciones informes

de las medidas que adopten” (inc. d);

– “atender consultas” (inc. e), y

– “rendir un informe anual” (inc. g).

En el mismo artículo 41, CADH, se establecen dos funciones cuasi jurisdiccionales, que
superan el desarrollo y fomento de los derechos humanos, impulsando la investigación y
reparación de violaciones individuales:

– “formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de los Estados


Miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los derechos humanos” (inc.
b), y

– “actuar respecto de las peticiones y otras comunicaciones en ejercicio de su autoridad”.

La CIDH se rige por un Estatuto, que es el documento constitutivo del organismo,


estableciendo la composición, la estructura, las funciones y atribuciones. Según el

artículo 22 del Estatuto, este podrá ser reformado por la Asamblea General.

También posee un Reglamento, que podría compararse con un “código procesal”

de las actuaciones que se cumplen ante el organismo, ya que allí se establecen las
modalidades procedimentales a cumplir en las denuncias individuales y también las
características que se imprimen a los distintos tipos de informes.
105

En cuanto a la estructura funcional, la CIDH se divide en varios grupos de trabajo: a) Grupo


de Admisibilidad de Peticiones (GRAP), b) Grupo de Litigio ante la Corte

IDH, c) Grupo de Fondo, d) Grupo de Protección, e) Grupo de Soluciones Amistosas, f)

Grupo de Medidas Cautelares (GRUMECA).

(b) Corte Interamericana de Derechos Humanos: organización, competencia y


funciones.

La Corte Interamericana es uno de los tres tribunales regionales de protección de los


derechos humanos, conjuntamente con la Corte Europea de Derechos Humanos y la Corte
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Es una institución judicial autónoma cuyo
objetivo es aplicar e interpretar la Convención Americana. La Corte Interamericana ejerce
una función contenciosa, dentro de la que se encuentra la resolución de casos contenciosos
y el mecanismo de supervisión de sentencias; una función consultiva; y la función de dictar
medidas provisionales.

ORGANIZACIÓN:

La Corte está constituida por siete jueces, los cuales deben ser nacionales de los Estados
miembros de la Organización de los Estados Americanos. Los magistrados son elegidos a
título personal, entre juristas de la más alta autoridad moral, y de reconocida competencia
en materia de derechos humanos; y duran seis años en sus funciones 238 .

COMPETENCIAS:

Competencia consultiva:

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su función consultiva, tiene por objeto


emitir opiniones sobre la interpretación y alcance de las disposiciones del Pacto de San
José de Costa Rica, o de otras normas de derechos humanos, que se encuentren en
instrumentos internacionales en los que un Estado miembro de la OEA sea parte.

El pedido de una Opinión Consultiva, puede ser realizado por cualquiera de los órganos
principales, de la Organización de los Estados Americanos, cualquier Estado Miembro de la
Organización, se encuentra habilitado puede consultar a la Corte en los aspectos
señalados; y además, puede pedir opiniones a la Corte sobre la compatibilidad de su
legislación interna y los mencionados instrumentos internacionales.

La Corte Internacional de Justicia, órgano judicial principal de las Naciones Unidas, sólo
puede recibir pedidos de Opinión Consultiva directamente, por parte de la Asamblea
General de la Organización o del Consejo de Seguridad; e indirectamente , del resto de
órganos y organismos especializados de las Naciones Unidas.
106

Los Estados miembros de las Naciones Unidas, no pueden solicitar una Opinión Consultiva
de la Corte Internacional de Justicia.

Competencia contenciosa: La Corte IDH puede conocer en casos contra Estados, y juzgar
si éstos han violado alguna disposición de la CADH, sólo la CIDH y los Estados, pueden
llevar un caso ante la Corte.

Para que un Estado sea demandado ante la Corte Interamericana, es necesario que éste,
además de haber ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos, haya
hecho una declaración especial de aceptación de la competencia contenciosa.

De los 35 Estados miembros de la OEA; 25 han ratificado el Pacto de San José de Costa
Rica; y, hasta el momento, sólo 17 de los 25 Estados partes del Pacto, han hecho la
declaración de reconocimiento de competencia contenciosa de la Corte.

La víctima o sus representantes, no pueden actualmente ser partes en un caso contencioso


de la Corte Interamericana (no poseen el llamado locus standi), aunque sus abogados
actúan como asesores de la comisión en los casos.

Si la Corte Interamericana, concluye que un Estado ha violado alguno de los derechos o


libertades protegidos por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone que
se garantice al lesionado (cuando ello es posible) el derecho o libertad de que se trate.

Asimismo, en su sentencia, la Corte determina que se reparen las consecuencias, de la


medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos, y establece el pago
de una justa indemnización para la parte lesionada 264 .

En cuanto al contenido que puede tener la indemnización que disponga el tribunal, la propia
Corte Interamericana ha sostenido en sus sentencias que «... La reparación del daño
ocasionado por la infracción de una obligación internacional consiste en la plena restitución
(restitutio in integrum), lo que incluye el restablecimiento de la situación anterior y la
reparación de las consecuencias que la infracción produjo y el pago de una indemnización
como compensación por los daños patrimoniales y extrapatrimoniales, incluyendo el daño
moral...»

Medidas provisionales:

Los requisitos para que la Corte IDH pueda disponer medidas provisionales, son que el
Estado contra el cual se dictan las medidas haya ratificado la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, y, haya aceptado la competencia contenciosa de la Corte, deben
tratarse de asuntos que revistan características de extrema gravedad y urgencia, la
adopción de las medidas provisionales, debe ser necesaria para evitar daños irreparables a
las personas.

FUNCIONES:

La Corte ejerce función jurisdiccional y consultiva:


107

● Su función jurisdiccional se rige por las disposiciones de los artículos 61, 62 y


63 de la Convención.

Artículo 61:

1. Solo los Estados Partes y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de
la Corte.

2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso es necesario que sean agotados los
procedimientos previstos en los artículos 48 a 50.

Artículo 62:

1. Todo Estado Parte puede en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o


adhesión de esa Convención, o en cualquier momento posterior declarar que reconoce
como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial la competencia de la Corte
sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de esta Convención.

2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente o bajo condición de reciprocidad por


un plazo determinado o para casos específicos. Deberá ser presentada al Secretario
General de la Organización quien transmitirá copias de la misma a los otros de la
Organización y al Secretario de la Corte.

3. La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y


aplicación de las disposiciones de esta Convención que le sea sometido, siempre que los
Estados Partes en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia era por
declaración especial como se indica en los incisos anteriores ora por convención especial.

Artículo 63:

1. Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta


Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o
libertad conculcados. Dispondrá asimismo si ello fuera procedente que se reparen las
consecuencias de ir a medida o situación que ha configurado la vulneración de esos
derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada.

2. En casos de extrema gravedad y urgencia y cuando se haga necesario evitar daños


irreparables a las personas, la Corte en los asuntos que esté conociendo, podrá tomar las
medidas provisionales que considere pertinentes.

Si no se tratare de asuntos que aún no estén sometidos a su conocimiento podrá actuar a


solicitud de la Comisión.

● Su función consultiva se rige por las disposiciones del artículo 64 de la


Convención.

Artículo 64: Los Estados Miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca
de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección de
los derechos humanos en los Estados Americanos. Asimismo, podrán consultarla en lo que
108

le compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la Organización de los


Estados Americanos, reformada por el protocolo de Buenos Aires.

(c) Procedimiento ante la Comisión y Corte Interamericanas.

Procedimiento de la Comisión (48-51)

Aceptada la denuncia, se inicia un procedimiento contradictorio en el que la presunta


víctima o el denunciante, por una parte, y el Estado, por la otra, intercambian información
con la participación activa de la Comisión como directora del trámite.

El artículo 48, CADH, permite diferenciar dos etapas en el procedimiento que sigue: una de
solicitud de información al Estado y otra en la que se desarrolla el verdadero contradictorio.

● Etapa informativa: la Comisión transmitirá al Estado las partes pertinentes de


la petición, la CADH, sólo exige que el Estado conteste ese informe “dentro de
un plazo razonable,el artículo 30 del Reglamento ha establecido un plazo de dos
meses, pudiendo conceder “prórrogas que no excedan de tres meses contados a
partir de la primera solicitud”.

Abierto el análisis del caso, la Comisión tendrá que decidir, sobre la admisibilidad o
inadmisibilidad del asunto, este hará que la petición quede registrada como caso, iniciando
así el procedimiento de fondo, a su vez la Comisión fijará un plazo de cuatro meses para
que los peticionarios presenten observaciones adicionales sobre el fondo, otorgando al
Estado igual plazo para que presente las suyas una vez que las primeras les sean
transmitidas.

Los hechos alegados en la petición que no sean controvertidos por la otra dentro del plazo
fijado por la Comisión se presumirán verdaderos.

Etapa oral: no existe propiamente una etapa oral del procedimiento en la Comisión, pero
que, a iniciativa de ella misma o a pedido de alguna de las partes, pueden celebrarse
audiencias, cuyo objeto será ofrecer prueba oral o documental.

La solicitud de audiencias debe presentarse por escrito con una anticipación de cincuenta
días al inicio del período de sesiones de la Comisión, y debe indicar expresamente el objeto
de la misma y la identidad de los participantes.

Celebrada una audiencia, se labrará un acta resumida en la que consta la fecha y hora de
celebración, nombres de los participantes, las decisiones adoptadas y los compromisos
asumidos por las partes.

● Solución amistosa: Esta modalidad permite al Estado solucionar el conflicto


a través de recíprocas concesiones, evitando un pronunciamiento del órgano
supranacional, más delicado desde la perspectiva de la responsabilidad política.
109

Puede celebrarse en cualquier etapa del examen de una petición, siempre que las partes
consientan en iniciar y continuar el procedimiento con esta finalidad.

El informe que aprueba la solución amistosa contiene una breve relación de los hechos y de
la solución lograda; será transmitido a las partes y luego publicado. Si no se logra este tipo
de solución, se proseguirá con el trámite.

Si, por el contrario, se establece que existió la violación objeto de la petición, la Convención
Americana dispone la redacción de dos informes sucesivos, iniciando lo que constituye la
etapa final del procedimiento en la Comisión, que se cumple en dos etapas conforme la
interpretación coordinada de los artículos 50 y 51 de la CADH.

● Sometimiento del caso a la Corte: De no cumplirse las recomendaciones


contenidas en el informe preliminar (art. 50, CADH), decidirá la Comisión si
remite o no el caso a la Corte.

Teniendo en cuenta:

a)la posición del peticionario

b) la naturaleza y gravedad de la violación

c) la necesidad de desarrollar o aclarar la jurisprudencia del sistema

d) el eventual efecto de la decisión en los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros

e) la calidad de la prueba disponible

● Mecanismo de seguimiento: artículo 51 CADH “Si en el plazo de tres meses,


a partir de la remisión a los Estados interesados del informe de la Comisión, el
asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión de la Corte por la
Comisión o por el Estado interesado, aceptando su competencia, la Comisión
podrá emitir, por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su opinión y
conclusiones sobre la cuestión sometida a su consideración”

Procedimiento Corte IDH:

Artículo 66

1. El fallo de la Corte será motivado.

2. Si el fallo no se expresa en todo o en parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera


de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su opinión disidente o individual.

Artículo 67

El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o


alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes, siempre que
110

dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha de la notificación
del fallo.

Artículo 68

1. Los Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte


en todo caso en que sean partes.

2. La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el


respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra
el Estado.

Artículo 69

El fallo de la Corte será notificado a las partes en el caso y transmitido a los Estados partes
en la Convención.

3. Sistema Europeo

El sistema regional europeo de protección de derechos humanos se encuentra


bajo la órbita del Consejo de Europa. El mecanismo de protección internacional de
carácter regional tiene base convencional y deriva de la Convención Europea para la
Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (CEDH).
El mecanismo atravesó diferentes formatos desde su creación en 1950. Actualmente, lo
componen un órgano jurisdiccional y un órgano político: el tribunal internacional con
competencia contenciosa y consultiva denominado Corte Europea de Derechos Humanos
(Corte EDH) y el Comité de Ministros, a cuyo cargo se encuentra el seguimiento del
cumplimiento de las decisiones del primero. Vale destacar que, luego de la eliminación de la
extinta Comisión Europea de Derechos Humanos (CEDH), en virtud del Protocolo 11 a la
CEDH, el acceso de los individuos a la instancia internacional provista por la Corte EDH es
directa. El Comité de Ministros, no obstante, conserva aún la función de supervisión de
cumplimiento de las sentencias de la Corte EDH.

(a) Tribunal Europeo de Derechos Humanos: organización, competencia y funciones.


Formación para el examen de los asuntos que se someten al tribunal (juez único,
comités, Salas, Gran Sala)

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (también conocido como "Tribunal de


Estrasburgo") es el Tribunal destinado a enjuiciar, bajo determinadas circunstancias, las
posibles violaciones de los derechos reconocidos en el Convenio Europeo de Protección de
los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (CEDH) y en sus Protocolos por
parte de los Estados parte de dicho Convenio.

ORGANIZACIÓN:
111

El Tribunal se compone de tantos jueces como Altas Partes Contratantes, jueces que
deberán poseer la más alta cualificación profesional como juristas de reconocida
competencia, así como total independencia, imparcialidad y disponibilidad.

Los Jueces son elegidos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa a propuesta
de los Estados miembros, por un periodo de nueve años.

El Tribunal está compuesto por una Secretaría y un cuerpo de relatores que asistirán al
Tribunal cuando esté constituido en formación de juez único.

COMPETENCIA Y FUNCIONES:

El art. 32 del Convenio, en línea con lo consignado en su art. 19, establece que la
competencia del Tribunal se extiende a todos los asuntos relativos a la interpretación y
aplicación del Convenio y de sus Protocolos que le sean sometidos en las condiciones
previstas por los artículos 33, 34, 46 y 47. 2. en caso de impugnación de la competencia del
Tribunal, éste decidirá sobre la misma.

Por su parte, los arts. 33 y 34 prevén las dos formas en que pueden acceder los litigios al
TEDH; conforme al primero de ellos cualquiera de los Estados miembros podrá someter al
Tribunal cualquier incumplimiento de lo dispuesto en el Convenio y sus Protocolos que
considere cometido por otro Estado miembro. De otro lado, el art. 34 se ocupa de las
demandas individuales, las presentadas por cualquier persona física, organización no
gubernamental o grupo de particulares que se considere víctima de una violación por una
de las Altas Partes Contratantes (Estados miembro del Convenio) de los derechos
reconocidos en el mismo o sus Protocolos.

El Tribunal Europeo se ocupa de los casos en los que el particular no ha recibido una
compensación adecuada por la violación de alguno de sus derechos en los tribunales de su
país o no ha podido acceder al sistema nacional de justicia. El Comité de Ministros, órgano
decisorio del Consejo de Europa, está formado por los ministros de Asuntos Exteriores de
los Estados miembros y es el responsable de controlar que se ejecuten los dictámenes de
los Tribunales.

Además, el Tribunal desempeña una función asesora que le permite elaborar opiniones
consultivas. Éstas pueden ser solicitadas por el Comité de Ministros del Consejo de Europa
y tratan más a fondo un artículo o un aspecto concreto de un Convenio para ayudar a
interpretar su significado.

FORMACIÓN DE LOS ASUNTOS QUE SE SOMETEN AL TRIBUNAL (JUEZ ÚNICO,


COMITÉS, SALAS, GRAN SALA)

Artículo 26. Formación de juez único Comités, Salas y Gran Sala.

1. Para el examen de los asuntos que se le sometan, el Tribunal actuará en formación de


juez único, en Comités compuestos por tres jueces, en Salas de siete jueces y en una Gran
112

Sala de diecisiete jueces. Las Salas del Tribunal constituirán los Comités por un periodo
determinado.(27)

2. Cuando el Pleno del Tribunal así lo solicite, el Comité de Ministros podrá, por decisión
unánime y por un periodo determinado, reducir a cinco el número de jueces de las Salas.
(28)

3. Cuando actúe en formación de juez único, ningún juez podrá examinar una solicitud
contra la Alta Parte Contratante en cuya representación fue elegido dicho juez.

4. El juez elegido en representación de una Alta Parte Contratante en el litigio será miembro
de pleno derecho de la Sala y de la Gran Sala. En su ausencia, o cuando dicho juez no esté
en condiciones de intervenir, actuará en calidad de juez una persona designada por el
Presidente del Tribunal a partir de una lista presentada previamente por esa Parte.

5. Formarán también parte de la Gran Sala el Presidente del Tribunal, los Vicepresidentes,
los Presidentes de las Salas y demás jueces designados de conformidad con el reglamento
del Tribunal. Cuando el asunto sea deferido a la Gran Sala en virtud del artículo 43, ningún
juez de la Sala que haya dictado la sentencia podrá actuar en la misma, con excepción del
Presidente de la Sala y del Juez que haya intervenido en representación de la Alta Parte
Contratante interesada.

UNIDAD IV ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS


1) Introducción: (a) la Constitución de la Nación Argentina antes y después de la
reforma constitucional de 1994, (b) jerarquía de los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos, (c) la relación entre Constitución Nacional y tratados
internacionales: jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Reservas y declaraciones interpretativas realizadas por la República Argentina a los
tratados de derechos humanos.
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2) Argentina ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Jurisprudencia.

3) Observaciones generales e informes emanados de órganos de protección


vinculados a Argentina. Examen Periódico Universal de Argentina.

1. INTRODUCCIÓN

(a) La Constitución de la Nación Argentina antes y después de la reforma


constitucional de 1994.
La Constitución histórica (1853) se dividió originalmente en dos partes. La primera se refería
a “Declaraciones, derechos y garantías”, mientras que la segunda se ocupó de las
“Autoridades de la Nación” y de los “gobiernos de provincia”.
En este primer sector de la Norma Fundamental está la dogmática constitucional, donde se
regula la forma que adquiere el Estado y el gobierno de la República, así como otros
aspectos relacionados con el sostenimiento del culto católico, el lugar de residencia de las
autoridades federales , la integración de los fondos del Tesoro Nacional , la autonomía de
las provincias, etc.
A partir del artículo 14 y hasta el artículo 20, el texto constitucional desarrolla el marco legal
que, a la fecha en que fue redactada la Constitución (1853), constituía el catálogo de
derechos fundamentales que el Estado se obligaba a respetar bajo pena de violar la propia
Constitución.
En la redacción de esas cláusulas se advierte la influencia del denominado “liberalismo
constitucional”, que sostiene que el Estado debe abstenerse de actuar, reconociendo que
corresponde a cada individuo ejercer esos derechos de la manera más amplia
posible,reservando al Estado únicamente la obligación de garantizar dicho ejercicio.
La reforma constitucional de 1860 incorporó el artículo 33, que alude a los “derechos no
enumerados”, El objetivo de esta cláusula fue asegurar que derechos no reconocidos
expresamente tuvieran adecuada protección bajo el sistema de garantías. Se trata de una
disposición que extiende la tutela a derechos.
A mediados del siglo XX se inició una nueva corriente constitucional que dio en llamarse
constitucionalismo social, que se caracterizó por incluir, entre los derechos
constitucionalmente reconocidos, los denominados “derechos de segunda generación” o
sociales, como la educación, la familia, la salud, la vivienda, la previsión social, las garantías
laborales, etc.
En la Argentina, la reforma constitucional de 1949 introdujo algunos de estos derechos
sociales, pero tuvo corta vida, al ser dejada sin efecto por el golpe de Estado de 1955. Poco
después se dispuso convocar a una nueva reforma, que introdujo el artículo 14 bis al texto
histórico de 1853/60. Dicha cláusula alude de manera parcial a los derechos denominados
sociales, ya que se limita a establecer únicamente las garantías de los derechos
individuales y colectivos del trabajador, los derechos previsionales, de la seguridad social,
de la familia y el acceso a una vivienda digna.
En la reforma constitucional de 1994 se advierte un avance sustancial en materia de
reconocimiento constitucional de los derechos sociales, así como los denominados de
incidencia colectiva o también de tercera generación.
En primer lugar, por la incorporación de un segundo capítulo a la Primera Parte de la
Constitución –designado como “Nuevos Derechos y Garantías”–
114

En segundo lugar, por haber otorgado jerarquía constitucional a varios instrumentos de


derecho internacional de los derechos humanos (art. 75, inc. 22), así como debido a la
ampliación de las garantías a través de una nueva interpretación del alcance de la
legitimación en el proceso constitucional de amparo (art. 43).
La jerarquización constitucional de los tratados internacionales tuvo especial significado. La
razón de ello fue que su redacción en el siglo XX tornó evidente que la idea de proteger al
Estado desde las normas, encumbrando el dogma de la soberanía nacional, había
cambiado al defender ahora los derechos del hombre, es decir que se estaba empoderando
a la persona humana como sujeto de derecho internacional, de modo que la violación de los
derechos humanos por un Estado generaba su responsabilidad internacional, sin perjuicio
de las responsabilidades internas reguladas por la Constitución y las que pudieren
corresponder en relación con los demás Estados.
Los tratados internacionales se caracterizan, además, por imponer a las naciones el deber
de respetar y garantizar los derechos humanos reconocidos en ellos desde el momento en
que se produce su ratificación.
Ese deber de respetar y garantizar constituye un deber primario para el Estado. Así lo
establece el artículo 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el artículo 2
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el artículo 2 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

(b) Jerarquía de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos


La Reforma de 1994 introdujo un nuevo inciso 22 en el artículo 75. modificando
sustancialmente las facultades de interpretación de la Corte Suprema en relación con el
orden de prelación de las normas que integran el bloque de constitucionalidad federal.

1) Primera regla de interpretación: todos los tratados internacionales, cualquiera sea la


materia, tienen jerarquía superior a las leyes
Esta afirmación subordina todo el ordenamiento jurídico interno, preexistente y futuro a un
nivel inferior al de los tratados internacionales.
Impide cualquier interpretación que haga prevalecer el derecho interno por sobre el derecho
internacional y ubica al sistema jurídico argentino entre los que adoptan la tesis monista,
declarando la supremacía del derecho internacional por sobre el derecho interno.

Asimismo responde al imperativo del artículo 2 de la Convención Americana de


Derechos Humanos, que impone a los Estados partes el deber de “adoptar, con arreglo
a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las
medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos” los
derechos y libertades en ella reconocidos.

2) Segunda regla de interpretación: once documentos internacionales son dotados de


jerarquía constitucional, pero en el futuro otros pueden acceder a esa jerarquía
Los documentos internacionales expresamente citados en el párrafo segundo adquieren
automáticamente la misma jerarquía que la Constitución nacional. Es decir que, a partir de
la reforma, esos instrumentos tienen igual rango y el mismo valor hermenéutico que la
propia Constitución y constituyen fuente genuina de derecho constitucional.
115

Pero no solamente esos tratados pueden tener jerarquía constitucional, porque el último
párrafo del mismo inciso permite la incorporación de otros tratados con igual calidad,
siempre y cuando así lo decida el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cámara.

3) Tercera regla de interpretación: los tratados jerarquizados son “complementarios” y “no


derogan los derechos y garantías reconocidos por la Constitución”
Los tratados internacionales vienen a completar, integrar y enriquecer el catálogo de
derechos que ya tenía nuestra Constitución.
La cláusula responde al principio pro homine contenida en el artículo 29, inciso b, de la
CADH, que impone una interpretación armónica del derecho interno y del derecho
internacional, haciendo prevalecer aquel que en el caso mejor favorezca el derecho de la
persona humana.
Es indudable que los derechos contenidos en la Constitución antes de la reforma del año
1994 y los que se reconocen en los tratados jerarquizados por el inciso 22 tienen perfecta
sintonía y se complementan para otorgar una mayor protección a las personas.
Ello indica que los constituyentes han efectuado un juicio de comprobación, en virtud del
cual han cotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificado que no se
produce derogación alguna, juicio que no pueden los poderes constituidos desconocer y
contradecir.
Entendemos que la pauta de “complementariedad” descarta toda interpretación restrictiva al
párrafo “no derogan” aquí analizado. Sin embargo, parte de la doctrina entiende que las
palabras “no derogan” aluden a una cierta superioridad de la Constitución respecto de los
tratados con jerarquía constitucional, en tanto aquello que no puede quedar suprimido
adquiere un nivel valorativo superior que la norma que obtiene su mismo rango o nivel. En
otras palabras, los tratados son igualmente valiosos, pero la Constitución goza de cierto
privilegio que se mantiene a pesar de la jerarquización proclamada por el inciso 22.

4) Cuarta regla de interpretación: los tratados jerarquizados rigen en las condiciones de su


vigencia
Para explicar este párrafo es necesario atender dos sentidos del término “vigencia”. En
primer lugar, el que corresponde al derecho de los tratados, según el cual la vigencia se
adquiere al momento en que el tratado es ratificado por el Estado.
A partir de ese instante, el tratado pasa a integrar el derecho del Estado, ubicándose en el
orden normativo que cada Constitución establezca. En este punto, la naturaleza monista o
dualista del derecho interno será determinante para definir el modo en que va a operar en el
futuro el tratado ratificado.
Debe tenerse presente que, si el tratado ha sido motivo de “reservas” o de alguna
“declaración interpretativa”, el ingreso al derecho interno será condicionado por estas
limitaciones, de modo que el texto a reconocer será exclusivamente aquel que resulte de
aplicar a la redacción originaria las restricciones o interpretaciones que surjan de las
mencionadas estipulaciones.
Una reserva es una declaración unilateral hecha por el Estado al firmar, ratificar, adherir o
aprobar un tratado, hecho a partir del cual las disposiciones del tratado afectadas por la
reserva no tendrán efecto en relación con el Estado que la hizo. La Convención Americana
sobre Derechos Humanos fue motivo de una reserva al artículo 21: “El Gobierno argentino
establece que no quedarán sujetas a revisión de un Tribunal Internacional cuestiones
inherentes a la política económica del gobierno. Tampoco considerará revisable lo que los
116

tribunales nacionales determinen como causa de ‘utilidad pública’ e ‘interés social’ y ni lo


que éstos entiendan por ‘indemnización justa’”.
Una declaración interpretativa consiste en una manifestación también unilateral por la
cual un Estado determina el modo en que debe interpretarse el sentido o alcance de una o
más cláusulas de un tratado.
En consecuencia, una primera interpretación de los términos “en las condiciones de su
vigencia” nos permite decir que ellas son las que se han establecido al momento de ratificar
el tratado, y que definen cómo y hasta dónde el mismo será aplicado por el derecho interno.
El otro sentido de la frase “en las condiciones de su vigencia” ha sido elaborado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en dos pronunciamientos efectuados poco después de la
reforma de 1994: “Giroldi” y “Bramajo”
A partir de esta sentencia (Giroldi), los pronunciamientos de la Corte IDH operan como guía
de interpretación tanto para los jueces como para los poderes públicos, quienes deben
adecuar sus comportamientos y decisiones a los conceptos que surgen de dichas
sentencias y opiniones consultivas.

(c) La relación entre Constitución Nacional y tratados internacionales: jurisprudencia


de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Reservas y declaraciones
interpretativas realizadas por la República Argentina a los tratados de derechos
humanos.

El artículo 31 de la Constitución Argentina de 1853/60 establece que la propia


Constitución, las leyes de la Nación y los tratados con las potencias extranjeras deben
entenderse como “ley suprema de la Nación”, diferenciándose así del resto del
ordenamiento jurídico, que necesariamente debe ser compatible con las normas que
poseen la condición de supremacía.

Como el artículo 31 constitucional solo menciona las normas dotadas de supremacía sin
indicar un orden jerárquico, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a
través de su jurisprudencia, fue variando el orden de prelación. Al principio adoptó
la interpretación literal, que obviamente dio como resultado un primer lugar para la
Constitución, luego las leyes de la Nación y finalmente los tratados internacionales.
Esa exégesis se justifica en el origen jus filosófico de la Constitución, que se enmarca en
el constitucionalismo clásico liberal.

Con relación a los tratados, es lógico que fueran ubicados en el último lugar de
la jerarquía normativa, ya que a mediados del siglo XIX no existían las organizaciones
internacionales y las relaciones entre los Estados eran el resultado de acuerdos individuales
cuyo incumplimiento generaba responsabilidad exclusivamente entre quienes
los habían celebrado. Recién a partir de mediados del siglo XX, con el nacimiento y
evolución de dichas organizaciones internacionales, se elaboraron las bases de la
responsabilidad internacional de los Estados ante al incumplimiento de los compromisos
asumidos mediante tratados.

El nacimiento de las organizaciones internacionales comprometió a los Estados


miembros a respetar los acuerdos firmados bajo la forma de tratados internacionales.
117

La soberanía de los Estados y su derecho a la autodeterminación quedaron a partir de


ese momento limitados por los objetivos de las Cartas constitutivas de la ONU y de la
OEA: la paz y el respeto por los derechos humanos y la solución pacífica de los conflictos
internacionales. La Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, firmada
en Viena en 1969 y vigente a partir de 1980, significó un avance fundamental porque
fijó criterios hermenéuticos generales que sustituyeron la interpretación individual de
cada Estado.

El artículo 27 de la Convención citada dispone que “una parte no podrá invocar


las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un
tratado”, estableciendo un nuevo orden jerárquico en el que el derecho internacional
se ubica por encima del derecho interno de los Estados. Ello significó superar el dualismo,
que niega la integración entre el derecho interno y el internacional, por el monismo, que
identifica ambos sistemas jurídicos como un único sistema de normas no
obstante su distinta fuente.

La interpretación literal del orden normativo en el artículo 31 de la Constitución,


que ubicaba los tratados en el nivel más bajo de la pirámide jurídica, fue sostenida por la
Corte Suprema de la Nación desde sus primeros pronunciamientos hasta el año
1948, cuando en el caso “Merck” cambió el criterio al considerar:
Que, en cuanto a la República Argentina y en un aspecto de generalización de principios, el orden interno
se regula normalmente por las disposiciones constitucionales que ha adoptado y por lo tanto,
manteniéndose en estado de paz, ningún tratado podría serle opuesto si no estuviese “en conformidad con
los principios de derecho público establecidos en esta Constitución” (art. 27). Es decir, pues, que en tanto
se trate de mantener la paz o afianzar el comercio con las potencias extranjeras, la República se conduce
dentro de las orientaciones de la teoría “dualista”. Pero, cuando se penetra en el terreno de la guerra en
causa propia –eventualidad no incluida y extraña por tanto a las reglas del art. 27– la cuestión se aparta de
aquellos principios generales y coloca a la República y a su gobierno político, en el trance de cumplir los
tratados internacionales con todo el rigorismo de
que puedan estar animados.

Los motivos esgrimidos por el Máximo Tribunal para sostener el cambio de su


jurisprudencia solo pueden justificarse en criterios valorativos y afianzan la idea de
que, en realidad, el artículo 31 no establece una jerarquía, sino que individualiza cuáles son
las normas que se consideran “supremas”. Fortalece esta opinión el hecho de
que el mismo Tribunal volvió inmediatamente a su anterior jurisprudencia, por la cual
la supremacía se distribuía en el orden literal: Constitución, leyes de la Nación y, en
último lugar, los tratados.

Un nuevo giro se produjo en 1992 en el fallo “Ekmekdjian, Miguel Á. c. Sofovich


Gerardo y otros”10, cuando, ante el reclamo de derecho a réplica efectuado por el actor,
la Corte debió justificar la operatividad de una garantía contenida en un tratado (la
Convención Americana sobre Derechos Humanos) que no existía en norma alguna de
derecho interno. Dijo en esa oportunidad la Corte Suprema:
18) Que la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados –aprobada por ley
19.865, ratificada por el Poder Ejecutivo nacional el 5 de diciembre de 1972 y en vigor
desde el 27 de enero de 1980– confiere primacía al derecho internacional convencional
sobre el derecho interno. Ahora esta prioridad de rango integra el ordenamiento jurídico
argentino. La convención es un tratado internacional, constitucionalmente válido, que
asigna prioridad a los tratados internacionales frente a la ley interna en el ámbito del
derecho interno, esto es, un reconocimiento de la primacía del derecho internacional por
118

el propio derecho interno. Esta convención ha alterado la situación del ordenamiento


jurídico argentino contemplada en los precedentes de Fallos: 257:99 y 271:7, pues ya no
es exacta la proposición jurídica según la cual “no existe fundamento normativo para
acordar prioridad” al tratado frente a la ley. Tal fundamento normativo radica en el art. 27
de la Convención de Viena, según el cual “Una parte no podrá invocar las disposiciones
de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”.

Si bien en la sentencia se establecieron algunas limitaciones a la legitimación


para requerir el derecho a réplica, lo cierto es que ese análisis puso en evidencia que
el mencionado artículo 31 no podía ser interpretado genéricamente en forma literal,
abriendo la posibilidad a nuevas lecturas.

A partir de ese momento, se advierte en el Máximo Tribunal un camino vacilante


en cuanto a sostener el criterio dualista que lo había caracterizado hasta el fallo
“Ekmekdjian c. Sofovich”.

RESERVA Y DECLARACIONES DE ARGENTINA.

➔ Convencion Americana de Derechos Humanos.

El instrumento de ratificación se recibió en la Secretaría General de la OEA el 5 de


setiembre de 1984, con una reserva y declaraciones interpretativas. Se procedió al
trámite de notificación de la reserva de conformidad con la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados suscrita el 23 de mayo de 1969.

Los textos de la reserva y declaraciones interpretativas antes mencionadas son los


siguientes:

I. Reserva:

El artículo 21 queda sometido a la siguiente reserva: "El Gobierno argentino


establece que no quedarán sujetas a revisión de un Tribunal Internacional
cuestiones inherentes a la política económica del Gobierno. Tampoco considerará
revisable lo que los Tribunales nacionales determinen como causas de 'utilidad
pública' e `interés social', ni lo que éstos entiendan por `indemnización justa'".

II. Declaraciones Interpretativas:

El artículo 5, inciso 3, debe interpretarse en el sentido que la pena no puede


trascender directamente de la persona del delincuente, esto es, no cabrán sanciones
penales vicariantes.

El artículo 7, inciso 7, debe interpretarse en el sentido que la prohibición de la


"detención por deudas" no comporta vedar al Estado la posibilidad de supeditar la
imposición de penas a la condición de que ciertas deudas no sean satisfechas,
cuando la pena no se imponga por el incumplimiento mismo de la deuda sino por un
hecho penalmente ilícito anterior independiente.
119

El artículo 10 debe interpretarse en el sentido de que el "error judicial" sea


establecido por un Tribunal Nacional.

Reconocimiento de Competencia:
En el instrumento de ratificación de fecha 14 de agosto de 1984, depositado el 5 de
septiembre de 1984 en la Secretaría General de la OEA, el Gobierno de la República
Argentina reconoce la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por tiempo indefinido
y bajo condición de estricta reciprocidad, sobre los casos relativos a la interpretación
o aplicación de la citada Convención, con la reserva parcial y teniendo en cuenta las
declaraciones interpretativas que se consignan en el instrumento de ratificación.

Se deja constancia, asimismo, que las obligaciones contraídas en virtud de la


Convención sólo tendrán efectos con relación a hechos acaecidos con posterioridad
a la ratificación del mencionado instrumento.

➔ Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Civiles y


Políticos y su Protocolo facultativo.

ARTÍCULO 1º - Apruébanse el pacto internacional de derechos económicos,


sociales y culturales, el pacto internacional de derechos civiles y políticos y el
protocolo facultativo del pacto internacional de derechos civiles y políticos,
adoptados por Resolución N° 2.200 (XXI) de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, abiertos a la firma en la ciudad de Nueva York el día 19 de diciembre de
1966, cuyos textos forman parte de la presente ley.

ARTICULO 2º - Reconócese la competencia del Comité de Derechos Humanos


creado por el pacto internacional de derechos civiles y políticos.

ARTÍCULO 3º - Formúlese la siguiente reserva en el acto de ratificar los pactos y


adherir al protocolo: "La República Argentina rechaza la extensión de la aplicación
del pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales y del pacto
internacional de derechos civiles y políticos -adoptados por la Asamblea General de
las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966- a las Islas Malvinas, Georgias del
Sur y Sandwich del Sur, que fue notificada por el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte al secretario General de las Naciones Unidas el 20 de mayo de
1976 y reafirma sus derechos de soberanía sobre los mencionados archipiélagos
que forman parte integrante de su territorio nacional.

'La Asamblea General de las Naciones Unidas ha adoptado las Resolución N° 2065
(XX), 3160 (XXVIII), 31/49, 37/9, 38/12 y 39/6 en las que se reconoce la existencia
de una disputa de soberanía referida a la cuestión de las Islas Malvinas y se urge a
la República Argentina y al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a
mantener negociaciones a fin de encontrar lo antes posible, una solución pacífica y
definitiva de la disputa con la interposición de los buenos oficios del secretario
General de las Naciones Unidas quien deberá informar a la Asamblea General
acerca de los progresos realizados."
120

ARTÍCULO 4º - Formúlese también la siguiente reserva en el acto de la adhesión:


"El Gobierno Argentino manifiesta que la aplicación del apartado segundo del
artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, deberá estar
sujeta al principio establecido en el artículo 18 de nuestra Constitución Nacional."

➔ Convención para la Prevención y sanción del Delito de Genocidio

Artículo 1° - Adhiérese a la Convención para la prevención y la sanción del delito de


genocidio, aprobada el 9 de diciembre de 1948 por la III Asamblea general de las
Naciones Unidas, con las siguientes reservas: Al artículo IX: El gobierno argentino
se reserva el derecho de no someter al procedimiento indicado en este artículo
cualquier controversia directa o indirectamente vinculada a los territorios
mencionados en la reserva que formula al art. XII. Al artículo XII: Si otra parte
contratante extendiera la aplicación de la Convención a territorios que pertenecen a
la soberanía de la República Argentina, tal extensión en nada afectará los derechos
de esta última.

Art. 2° - El presente decreto será refrendado por el señor Vicepresidente de la


Nación y los señores ministros secretarios de Estado en los departamentos de
Relaciones Exteriores y Culto, Justicia, Ejército, Marina y Aeronáutica.

➔ Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la


Mujer.

ARTICULO 1º — Apruébase la convención sobre eliminación de todas las formas de


discriminación contra la mujer, aprobada por resolución 34/180 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas del 18 de diciembre de 1979, y suscripta por la
República Argentina el 17 de julio de 1980, cuyo texto forma parte de la presente ley.

ARTÍCULO 2º — En oportunidad de depositarse el instrumento de ratificación


deberá formularse la siguiente reserva:

El gobierno argentino manifiesta que no se considera obligado por el párrafo 1º del


artículo 29 de la convención sobre la eliminación de todas las formas, de
discriminación contra la mujer.

➔ Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes

ARTICULO 1° - Apruébase la convención contra la tortura y otros tratos o penas


crueles, inhumanos o degradantes, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984 y firmada por el Gobierno de la
República Argentina el 4 de febrero de 1985, cuyo texto original, en idioma español,
forma parte de la presente ley.

ARTÍCULO 2° - Al depositarse el instrumento de ratificación, deberá formularse la


siguiente declaración: Con arreglo a los artículos. 21 y 22 de la presente
Convención, la República Argentina reconoce la competencia del Comité contra la
121

Tortura para recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado Parte alegue
que otro Estado Parte no cumple las obligaciones que le impone la convención.
Asimismo, reconoce la competencia del Comité para recibir y examinar las
comunicaciones enviadas por personas sometidas a su jurisdicción, o en su nombre,
que aleguen ser víctimas de una violación por un Estado Parte de las disposiciones
de la convención.

➔ Convención sobre los Derechos del Niño.

ARTÍCULO 1º — Apruébase la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL


NIÑO, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York
(ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA) el 20 de noviembre de 1989, que consta de
CINCUENTA Y CUATRO (54) artículos, cuya fotocopia autenticada en idioma
español forma parte de la presente ley.

ARTICULO 2º — Al ratificar la convención, deberán formularse las siguientes


reserva y declaraciones:

"La REPÚBLICA ARGENTINA hace reserva de los incisos b), c), d) y e) del artículo
21 de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO y manifiesta que no
regirán en su jurisdicción por entender que, para aplicarlos, debe contarse
previamente con un riguroso mecanismo de protección legal del niño en materia de
adopción internacional, a fin de impedir su tráfico y venta.

Con relación al artículo 1º de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL


NIÑO, la REPÚBLICA ARGENTINA declara que el mismo debe interpretarse en el
sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su
concepción y hasta los 18 años de edad.

Con relación al artículo 24 inciso f) de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS


DEL NIÑO, la REPÚBLICA ARGENTINA, considerando que las cuestiones
vinculadas con la planificación familiar atañen a los padres de manera indelegable
de acuerdo a principios éticos y morales, interpreta que es obligación de los
Estados, en el marco de este artículo, adoptar las medidas apropiadas para la
orientación a los padres y la educación para la paternidad responsable.

Con relación al artículo 38 de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL


NIÑO, la REPÚBLICA ARGENTINA declara que es su deseo que la Convención
hubiese prohibido terminantemente la utilización de niños en los conflictos armados,
tal como lo estipula su derecho interno el cual, en virtud del artículo 41, continuará
aplicando en la materia.

2. Argentina ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.


La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) resolvió en veintiuna (21)
oportunidades la responsabilidad internacional del Estado argentino. Hasta la fecha de
publicación de esta obra, los casos llevados ante el tribunal fueron veinticuatro (24), pero en
122

el caso “Maqueda” las partes llegaron a un acuerdo y se desistió de la demanda, y en los


casos “Grande” y “Rico” se determinó que no hubo responsabilidad del Estado argentino,
por lo que no son objeto de este análisis.
1) En el caso “Garrido y Baigorria vs. Argentina denunció al Estado por la desaparición
forzada de los señores Adolfo Argentino Garrido Calderón y Raúl Baigorria Balmaceda,
quienes fueron detenidos por personal uniformado de la Policía de Mendoza cuando
circulaban en un vehículo.
2) En el caso “Cantos vs. Argentina”, se denunció al Estado por perjudicar el acceso a la
justicia del señor José María Cantos.
3) En el caso “Bulacio vs. Argentina”, la causa fue la detención ilegal y muerte del menor
Walter David Bulacio, detenido por agentes de la Policía Federal Argentina en una
detención masiva o “razzia”.
4) En el caso “Bueno Alves vs. Argentina”, se trataron torturas infligidas al señor Juan
Francisco Bueno Alves por agentes de la Policía Federal Argentina.
5) En el caso “Kimel vs. Argentina”, se denunció al Estado por violar el derecho a la libertad
de expresión y el derecho a ser oído dentro de un plazo razonable del señor Eduardo
Gabriel Kimel, periodista10.
6) En el caso “Bayarri vs. Argentina”, se reclamó al Estado por detención arbitraria e ilegal y
por infligir torturas para obtener una confesión respecto del señor Juan Carlos Bayarri por
agentes de la Policía Federal Argentina11.
7) En el caso “Torres Millacura vs. Argentina”, la queja contra el Estado fue por la detención
arbitraria, tortura y desaparición forzada de Iván Eladio Torres Millacura, por agentes de la
Policía de la Provincia del Chubut12.
8) En el caso “Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina”, se denunció al Estado por violar el
derecho a la libertad de expresión de los señores Jorge Fontevecchia y Héctor D’Amico13.
9) En el caso “Fornerón e hija vs. Argentina”, la razón fue violar los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial, así como el derecho de protección a la familia, en
perjuicio del señor Leonardo Aníbal Javier Fornerón y su hija “M”14
10) En el caso “Furlán y familiares vs. Argentina”, se denunció al Estado por violar los
derechos a las garantías judiciales, a la protección judicial, a la propiedad privada y a la
integridad física; el derecho a ser oído un menor y la obligación de garantizar esos derechos
sin discriminación, respecto del señor Sebastián Claus Furlán y sus familiares15.
11) En el caso “Mohamed vs. Argentina”, se trató la denuncia al Estado por violar el derecho
a recurrir un fallo del señor Oscar Alberto Mohamed16.
12) En el caso “Mendoza y otros vs. Argentina”, se comprometió al Estado por violar los
derechos a la libertad personal, a la integridad personal, a las garantías judiciales y a la
protección judicial, y los derechos del niño, y por infligir torturas a los señores César Alberto
Mendoza, Claudio David Núñez, Lucas Matías Mendoza, Ricardo David Videla Fernández y
Saúl Cristian Roldán Cajal17.
13) En el caso “Mémoli vs. Argentina”, se denunció al Estado por violar el derecho a las
garantías judiciales, por haber excedido el plazo razonable, y el derecho a la propiedad
privada de los señores Carlos y Pablo Mémoli18.
14) En el caso “Gutiérrez y familia vs. Argentina”, lo fue por violar el derecho a la vida del
señor Jorge Omar Gutiérrez, y el derecho a las garantías judiciales, a la protección judicial y
a la integridad personal de sus familiares19.
15) En el caso “Argüelles y otros vs. Argentina”, la denuncia fue por violar el derecho a la
libertad personal de los señores Argüelles, Allendes, Aracena, Arancibia, Candurra,
Cardozo, Di Rosa, Galluzzi, Giodano, Machín, Maluf, Marcial, Mattheus, Mercau, Morón,
123

Muñoz, Óbolo, Pérez, Pontecorvo y Tomasek, y el derecho a las garantías judiciales y a la


protección judicial20.
16) En “Gorigoitía vs. Argentina”, por violar el derecho a recurrir un fallo y violar el deber de
adoptar disposiciones del derecho interno en perjuicio de Oscar Raúl Gorigoitía21.
17) En “Perrone y Preckel vs. Argentina”, por violar la garantía del plazo razonable en
perjuicio de Elba Clotilde Perrone y Juan José Preckel22.
18) En “Romero Feris vs. Argentina”, por violar el derecho a la libertad personal en perjuicio
de Romero Feris23.
19) En “Hernández vs. Argentina”, por violar el derecho a la integridad personal, a la salud,
la libertad personal, la presunción de inocencia y a la protección judicial de José Luis
Hernández, y el derecho a la integridad personal de Raquel San Martín de Hernández24.
20) En “López y otros vs. Argentina”, por violar los derechos a la integridad personal, a la
finalidad esencial de reforma y readaptación del condenado, a no ser objeto de injerencias
arbitrarias o abusivas en su vida privada y familiar, el derecho a la familia, el derecho a ser
asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con él, y los
derechos de acceso a la justicia y a la protección judicial, en perjuicio de Néstor López,
Hugo Blanco, José Muñoz Zabala y Miguel Ángel González, y, asimismo, por violar los
derechos a la integridad personal, a la prohibición de que la pena trascienda de la persona
del delincuente, a no sufrir injerencia arbitraria a la vida y de su familia, y al derecho a la
familia en perjuicio de los familiares de López, Blanco, Muñoz Zabala y González25.
21) En “Jenkins vs. Argentina”, por violación de la libertad personal, la presunción de
inocencia, por detención arbitraria, por violar el derecho a un recurso efectivo y a las
garantías judiciales en perjuicio de Gabriel Oscar Jenkins.

3.Observaciones generales e informes emanados de órganos de protección


vinculados a Argentina. Examen Periódico Universal de Argentina.

❖ Decisión adoptada por el Consejo de Derechos Humanos el 15 de marzo de 2018


37/102. Resultado del examen periódico universal: Argentina

El Consejo de Derechos Humanos,

Actuando en cumplimiento del mandato que le encomendó la Asamblea General en su


resolución 60/251, de 15 de marzo de 2006, de sus propias resoluciones 5/1, de 18 de junio
de 2007, y 16/21, de 21 de marzo de 2011, y de la declaración de la Presidencia PRST/8/1,
de 9 de abril de 2008, sobre modalidades y prácticas para el proceso del examen periódico
universal,

Habiendo realizado el examen de la Argentina el 6 de noviembre de 2017 de conformidad


con todas las disposiciones pertinentes que figuran en el anexo de la resolución 5/1 del
Consejo,

Aprueba el resultado del examen de la Argentina, integrado por el informe elaborado al


respecto por el Grupo de Trabajo sobre el Examen Periódico Universal , las opiniones del
Estado sobre las recomendaciones y/o conclusiones formuladas, y sus compromisos
124

voluntarios y las respuestas que presentó, antes de que el pleno aprobara el resultado, a las
preguntas o cuestiones que no se habían tratado suficientemente durante el diálogo
interactivo en el Grupo de Trabajo.

❖ Informe del Grupo de Trabajo sobre el Examen Periódico Universal Argentina 2017

❖ Comité contra la Tortura, Observaciones finales sobre los informes periódicos quinto
y sexto combinados de la Argentina (2017)

❖ Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observaciones finales


sobre el cuarto informe periódico de la Argentina (2018)

❖ Comité de los Derechos del Niño, Observaciones finales sobre los informes
periódicos quinto y sexto combinados de la Argentina (2018)

❖ Comité de Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de


Sus Familiares, Observaciones finales sobre el segundo informe periódico de la
Argentina 2020

❖ Informe del Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo,


discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia sobre su misión a
la Argentina (A/HRC/35/41/Add.1)

❖ Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y


consecuencias relativo a su misión a la Argentina (A/HRC/35/30/Add.3)

❖ Informe del Experto independiente sobre las consecuencias de la deuda externa y


de las obligaciones financieras internacionales conexas de los Estados para el pleno
goce de todos los derechos humanos, sobre todo los derechos económicos, sociales
y culturales, Cephas Lumina - Adición - Misión a la Argentina (A/HRC/25/50/Add.3)

❖ Informe del Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas, James
Anaya - Adición - La situación de los pueblos indígenas en Argentina
(A/HRC/21/47/Add.2)

❖ Informe de la Relatora Especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y


niños, Sra. Joy Ngozi Ezeilo - Adición - Misión a la Argentina (A/HRC/17/35/Add.4)
125

UNIDAD V: CONTENIDO DE LOS DERECHOS HUMANOS

1. Clasificación de los derechos humanos: visión original y actual

2. Derechos Civiles y Políticos: (a) Enunciación y obligaciones del Estado, (b)


Observaciones generales e informes de los órganos de control.

3. Derechos Económicos, Sociales y Culturales: (a) enunciación y obligaciones del Estado,


(b) observaciones generales e informes de los órganos de control, (c) el derecho al
ambiente, (d) derecho al agua

4. Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales y Culturales en el derecho argentino.


Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

1. Clasificación de los derechos humanos: visión original y actual


En el estudio de los derechos humanos se han elaborado distintas clasificaciones, con el fin
de determinar las características que corresponden a cada grupo. Los criterios que se han
dado para las clasificaciones han sido de diferente índole, políticos, históricos. Es de
126

destacar que esta clasificación no está elaborada a partir del orden de importancia de los
derechos humanos.
La división de los derechos humanos en tres generaciones fue inicialmente propuesta en
1979. Sin embargo, en los últimos años diversos autores han sumado una cuarta
generación, la cual hace referencia a las tecnologías de la Información y de la comunicación
(TIC).

Según esta clasificación existen:


● Derechos Civiles y Políticos, de la Primera Generación: Constituyen los primeros
derechos que fueron consagrados en los ordenamientos internacionales. Están
destinados a la protección del ser humano individualmente considerado, contra
cualquier agresión de algún órgano público. Los derechos civiles y políticos pueden
ser reclamados en todo momento y en cualquier lugar, salvo en aquellas
circunstancias de emergencia que permiten el establecimiento de ciertas limitaciones
de sólo algunas garantías.
Ley de hábeas corpus (1679), y la declaración de Derechos de 1689, resultado de la
"Revolución Gloriosa" de Inglaterra, las grandes declaraciones de Virginia (1776) y la
francesa (1789). Se concentran en el arranque de esta gran etapa en la evolución
histórica de los Derechos Humanos.
● Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, forman la Segunda Generación:
Tienen como objetivo fundamental garantizar el bienestar económico, el acceso al
trabajo, a la educación y a la cultura, de tal forma que asegure el desarrollo de los
seres humanos. Tal y como dice el Manual de Educación Popular en Derechos
Humanos " no existen las condiciones económicas, sociales y culturales que
garanticen el desarrollo de esos hombres y esos pueblos." Su reconocimiento en la
historia de los derechos humanos fue posterior a la de los derechos civiles y
políticos, de allí que también sean denominados derechos de la segunda
generación. Se caracterizan porque requieren de la actuación del Estado para que
los seres humanos puedan tener acceso a estos. Son derechos colectivos, porque
los derechos económicos, sociales y culturales benefician a grupos de seres
humanos, no a uno en particular. Como hemos afirmado, los derechos económicos,
sociales y culturales, pueden exigirse al Estado en la medida de los recursos que
efectivamente él tenga, pero esto no significa en modo alguno que el Estado puede
utilizar como excusa para el cumplimiento de sus obligaciones, el no poseer
recursos cuando en realidad dispone de ellos.
Incorporados en la Declaración de 1948, debido a los cuales, el Estado de Derecho
pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado Social de Derecho. De ahí el
surgimiento del constitucionalismo social que enfrenta la exigencia de que los
derechos sociales y económicos, descritos en las normas constitucionales, sean
realmente accesibles y disfrutables.
● Derechos de los Pueblos, Tercera Generación: El contenido de estos derechos no
está totalmente determinado, ellos al igual que los anteriormente nombrados han
sido producto de cambios en la historia, se encuentran en proceso de definición.
Surgida en la doctrina en los años 1980, se vincula con la solidaridad. Los unifica su
incidencia en la vida de todos, a escala universal, por lo que precisan para su
realización una serie de esfuerzos y cooperaciones en un nivel planetario.
● Los derechos humanos de cuarta generación surgen a partir de las nuevas formas
que cobran los derechos de primera, segunda y tercera generación en el entorno del
127

ciberespacio. Las tecnologías de la Información y de la comunicación (TIC)


representan un gran beneficio para la hiperconexión, la compartimentación de
conocimiento, pero a su vez dan lugar al uso inadecuado y peligroso de los datos
que se depositan de parte de todas personas que conforman la sociedad de la
información. (El derecho de acceso a la informática. El derecho a acceder al espacio
que supone la nueva sociedad de la información en condiciones de igualdad y no
discriminación. Al uso del espectro radioeléctrico y de la infraestructura para los
servicios en línea sean satelitales o por vía de cable.El derecho a formarse en las
nuevas tecnologías. etc)

Partiendo de los principios de indivisibilidad e interdependencia, y teniendo en cuenta que


así como los derechos civiles incorporan dimensiones sociales, también los derechos
sociales implican dimensiones liberales, se propone desde la doctrina germana Fischer-
Lescano & Möller, una nueva clasificación de los derechos humanos en cinco categorías
complejas. En primer lugar pueden determinarse derechos liberales con componentes
sociales, como la libertad de trabajar y derechos sociales con componentes liberales, como
el derecho a la salud. En segundo lugar pueden reconocerse derechos políticos con
componentes sociales, como el derecho de los trabajadores al control de la
producción y colaboración en la dirección de las empresas y derechos sociales con
contenido político, como el derecho de huelga. En tercer lugar se sitúan los derechos de
igualdad, que para ser efectivos deben implicar el derecho a la inclusión social. En cuarto
lugar se encuentran los derechos a la seguridad social que deben incluir desde la salud
hasta el medio ambiente. Por último, en quinto lugar se identifican los derechos de los
pueblos, como el desarrollo sustentable o la paz mundial.

2. Derechos Civiles y Políticos


Los derechos civiles y políticos son dos categorías de derechos que a veces suelen
estudiarse de forma conjunta. En general, son derechos que protegen las libertades individuales
de su quebrantamiento ilegal (represión) por parte del poder (sea el de los gobiernos o el de
cualquier otro agente político público o privado), y garantizan la capacidad del ciudadano para
participar en la vida civil y política del Estado en condiciones de igualdad, y sin discriminación.
Los derechos civiles son reconocidos por todos los ciudadanos y por la ley; y en ello se
distinguen de los derechos humanos y de los derechos naturales. Los derechos civiles son
concedidos dentro de un Estado, mientras que los derechos naturales o los derechos humanos
son internacionales, y, se tienen, o bien por el mero hecho de nacer, según la teoría
iusnaturalista, o bien por la mera constitución de la sociedad, según la teoría contractualista (el
iuspositivismo, que separa moral y derecho, no se plantea la existencia de derechos naturales).
John Locke sostuvo que los derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad debían ser
convertidos en derechos civiles y protegerse por el Estado soberano como aspecto del contrato
social (derechos constitucionales).
Los derechos políticos constituyen la primera porción de la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948 (así como los derechos económicos, sociales y culturales comprenden la
segunda parte). La teoría de las tres generaciones de derechos humanos considera a este
grupo de derechos como los "derechos de primera generación", y la teoría de los derechos
negativos y positivos (libertad negativa y positiva) los designa como derechos negativos. No
obstante, en cuanto los derechos sociales o positivos se justifican en la reparación de
128

deficiencias que obstaculizan gravemente el ejercicio de la plena condición de ciudadano, son


también "civiles", al tener su correspondiente definición precisa en la contrapartida de una
obligación establecida por parte de los poderes públicos.1
La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece en su Capítulo II de Derechos
Civiles y Políticos los siguientes derechos y libertades: reconocimiento de la personalidad
jurídica, derecho a la vida, la integridad y libertad personal, la prohibición de la esclavitud y la
servidumbre, garantías judiciales, principio de legalidad y retroactividad, derecho de
indemnización, protección de la honra y la dignidad, libertad de conciencia y de religión, libertad
de pensamiento y de expresión, derecho de rectificación o respuesta, derecho de reunión,
libertad de asociación, protección a la familia, derecho al nombre, derechos del niño, derecho a
la nacionalidad, derecho a la propiedad, derecho de circulación y de residencia, derechos
políticos, igualdad ante la ley y protección judicial.2
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 19663 incluye el "derecho de libre
determinación" de "todos los pueblos".4 Los llamados "derechos colectivos", por oposición a los
"derechos individuales", están entre los "derechos de tercera generación" según la teoría de las
tres generaciones de derechos.
Según parte de la doctrina, estos derechos no son susceptibles de jerarquización, pues son
indivisibles e interdependientes. Para otra parte de la doctrina (Bidart, Rosatti, Ekmekdjian,
Riofrío) es posible establecer criterios lógicos, cronológicos, axiológicos, normativos, entre otros,
para establecer algún tipo de jerarquía, abstracta o concreta, de los derechos. La tesis más
aceptada es que el peso específico del derecho y la determinación de cuál derecho ha de
prevalecer en un balanceo de derechos, ha de hacerse en el caso concreto.5

Los derechos civiles incluyen la garantía de la integridad física (derecho a la vida) y moral
(derecho al honor) y de la seguridad de las personas, los domicilios6 y las comunicaciones; el
derecho a la igualdad y la protección contra la discriminación originada en cualquier condición
personal o social7 (edad, orientación sexual, discapacidad física o mental, marginación
económica o social, creencias religiosas o de otro tipo, condición étnica -designada como "raza"
o de cualquier otra forma-) y los derechos individuales, entre los que están la propiedad y una
numerosa lista de derechos y libertades: libertad de pensamiento, expresión, prensa e imprenta,
libertad de culto, libertad de circulación y residencia; junto con los derechos de participación en
la vida civil y política, como el derecho de sufragio, el derecho de petición, el derecho de reunión
y manifestación, el derecho de asociación, etc. Los derechos políticos incluyen la justicia natural
o equidad procesal,8 expresada en los derechos de las partes y de los reos o acusados y en el
derecho a un juicio justo con garantías procesales (debido proceso),incluidas las garantías
contra una detención ilegal, el derecho a conocer la acusación y al acusador, el derecho a
rebatir las acusaciones, el derecho a asistencia, representación y defensa jurídica, a no
declarar, la ausencia de tortura, el habeas corpus, la presunción de inocencia, la irretroactividad
de las leyes sancionadoras, la proporcionalidad de las penas, el derecho al recurso procesal, a
obtener una reparación, etc…

(b). Observaciones generales e informes de los órganos de control

Competencia principal atribuida al Comité:


Supervisión de la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP)
129

El Comité de Derechos Humanos ("CCPR" en la nomenclatura de la ONU) es el órgano de


expertos independientes que supervisa la aplicación del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) por sus Estados Partes, así como la abolición de
la pena de muerte establecida por el Segundo Protocolo Facultativo por los Estados parte
de

Mecanismos para la toma de Conocimiento de violaciones de DDHH por parte


del Comité de Derechos Humanos

* Informes periódicos de los Estados Parte:

Todos los Estados Partes deben presentar al Comité informes periódicos sobre la
manera en que se ejercitan los derechos. Inicialmente los Estados deben presentar un
informe un año después de su adhesión al Pacto y luego siempre que el Comité lo
solicite (por lo general cada cuatro años). El Comité examina cada informe y expresa
sus preocupaciones y recomendaciones al Estado Parte en forma de "observaciones
finales".

* Denuncias entre los Estados:

El artículo 41 del Pacto establece que el Comité debe examinar las denuncias entre
los Estados.

* Denuncias de particulares:

El Primer Protocolo Facultativo del Pacto otorga al Comité competencia para examinar
las denuncias de los particulares en relación con supuestas violaciones del Pacto
cometidas por los Estados Partes en el Protocolo.

3. Derechos Económicos Sociales y Culturales

¿Qué son los derechos económicos, sociales y culturales?

Los derechos económicos, sociales y culturales son los derechos humanos


relacionados con el lugar de trabajo, la seguridad social, la vida en familia, la
participación en la vida cultural y el acceso a la vivienda, la alimentación, el agua, la
atención de la salud y la educación. Aunque los derechos económicos, sociales y
culturales pueden expresarse de manera diferente según los países o los
instrumentos, hay una lista básica:

• Los derechos de los trabajadores, que incluyen la prohibición del trabajo forzado,
los derechos a escoger o a aceptar libremente un trabajo, a un salario equitativo e
igual por trabajo de igual valor, al disfrute del tiempo libre y a la limitación razonable
de las horas de trabajo, a la seguridad y la higiene en el trabajo a afiliarse a
sindicatos y a fundarlos y a la huelga;

• El derecho a la seguridad social y a la protección social, que incluye el derecho a la


no denegación de la cobertura de la seguridad social de manera arbitraria o no
130

razonable y el derecho a la igualdad en el disfrute de la adecuada protección en caso


de desempleo, enfermedad, vejez o falta de medios de subsistencia en circunstancias
que escapen al control de la persona;

• La protección de la familia y la asistencia a ésta, que incluye los derechos a


contraer matrimonio mediante el libre consentimiento de los cónyuges, la protección
de la maternidad y de la paternidad y la protección de los hijos de la explotación
económica y social;

• El derecho a un nivel de vida adecuado, que incluye los derechos a la alimentación y


a la protección contra el hambre, a una vivienda adecuada, al agua y al vestido; 4 •
El derecho a la salud, que incluye el derecho a acceder a las instalaciones, los bienes
y los servicios relacionados con la salud, a condiciones laborales y ambientales
saludables y a la protección contra las enfermedades epidémicas, así como los
derechos pertinentes a la salud sexual y reproductiva;

• El derecho a la educación, que incluye el derecho a la enseñanza primaria gratuita


y obligatoria y a la enseñanza secundaria y superior generalizada, accesible y
progresivamente gratuita; y el derecho de los padres de escoger la escuela de hijos;

• Los derechos culturales, que incluyen el derecho a participar en la vida cultural y a


compartir los adelantos científicos y beneficiarse de ellos y el derecho a beneficiarse
de la protección de los intereses morales y materiales que correspondan por razón de
las producciones científicas, literarias o artísticas. Esos derechos son derechos
humanos. Al igual que otros derechos humanos, contienen dos tipos de libertades: la
libertad frente al Estado y la libertad a través del Estado. Por ejemplo, el derecho a
una vivienda adecuada abarca el derecho a no ser sometido a un desalojo forzoso
ejecutado por agentes del Estado (libertad frente al Estado) y el derecho a recibir
asistencia para acceder a una vivienda adecuada en determinadas situaciones
(libertad a través del Estado).

Esas libertades cada vez se definen mejor en los ordenamientos jurídicos nacionales,
regionales y mundiales, en las leyes y reglamentos, en las constituciones nacionales y
en los tratados internacionales. Su aceptación como derechos humanos genera
obligaciones jurídicas para los Estados, que han de garantizar que todas las personas
que se encuentren en el país pueden disfrutar de esos derechos y ofrecer mecanismos
de recurso a tales personas en caso de que se infrinjan los derechos. Al igual que
ocurre con otros derechos humanos, el reconocimiento de los derechos económicos,
sociales y culturales, junto con el principio de la no discriminación, da lugar a que la
atención se centre en los grupos más excluidos, discriminados y marginados de la
sociedad.

Principales instrumentos internacionales que incluyen derechos económicos,


sociales y culturales

● Declaración Universal de Derechos Humanos (1948)


● Tratados de las Naciones Unidas sobre derechos humanos
131

• Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación


Racial (1965)

• Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) •


Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
(1979)

• Convención sobre los Derechos del Niño (1989)

• Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores


migratorios y de sus familiares (1990)

• Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (2006) Tratados
regionales

• Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades


Fundamentales (1950), su primer Protocolo (1952), la Carta Social Europea (1961) y la
Carta Social Europea Revisada (1996)

• Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) y Protocolo Adicional a la


Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos,
sociales y culturales (Protocolo de San Salvador) (1988)

• Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (1981), Carta Africana sobre los
Derechos y el Bienestar del Niño (1990) y Protocolo de la Carta Africana de Derechos
Humanos y de los Pueblos relativo a los derechos de la mujer en África (2003).

¿Cuáles son las obligaciones de los Estados respecto de los derechos económicos,
sociales y culturales?
Las obligaciones de los Estados respecto de los derechos económicos, sociales y culturales
se expresan de manera diferente según los tratados. Por ejemplo, en el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se dispone que los Estados han de
"adoptar medidas" hasta el máximo de los recursos de que dispongan para lograr
progresivamente la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales.
Además, en el Pacto se dispone que los Estados han de garantizar el ejercicio de los
derechos económicos, sociales y culturales sin discriminación y asegurar a los hombres y a
las mujeres igual título a gozar de tales derechos. En otros tratados o constituciones se
especifican las obligaciones de manera diferente e incluso se incluyen medidas concretas
que los Estados han de adoptar, como la aprobación de legislación o la promoción de esos
derechos en las políticas públicas. Con objeto de aclarar el contenido de las obligaciones de
los Estados, éstas se agrupan en ocasiones en tres apartados: respetar, proteger y realizar
los derechos económicos, sociales y culturales.

Respetar : Abstenerse de interferir en el disfrute del derecho


Proteger: Impedir que otras personas interfieran en el disfrute del derecho
Realizar: Adoptar medidas apropiadas con miras a lograr la plena efectividad del derecho.
132

(b). órgano de control.


El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR, por sus siglas
en inglés) se estableció en virtud de la resolución 1985/17, de 28 de mayo de
1985, del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) para
desempeñar las funciones de supervisión del Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales (PIDESC) asignadas a este Consejo en la parte
IV del PIDESC.

Mecanismos para la toma de Conocimiento de violaciones de DDHH por parte


del Comité de Derechos Humanos

* Informes periódicos de los Estados Parte:

Todos los Estados Partes deben presentar al Comité informes periódicos sobre la
manera en que se ejercitan esos derechos. Inicialmente, los Estados deben presentar
informes a los dos años de la aceptación del Pacto y luego cada cinco años. El Comité
examina cada informe y expresa sus preocupaciones y recomendaciones al Estado
Parte en forma de "observaciones finales".

* Denuncias/Peticiones individuales:

El 10 de diciembre de 2008, la Asamblea General aprobó por unanimidad el Protocolo


Facultativo (AG, resolución A/RES/63/117) del Pacto Internacional de Derechos,
Económicos, Sociales y Culturales, que establece la competencia del Comité para
recibir y considerar comunicaciones.

Asimismo, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales podrá considerar


comunicaciones individuales relacionadas con los derechos económicos, sociales y
culturales en el contexto de su tratado una vez que el Protocolo entre en vigor.

(c). el derecho al ambiente

¿Qué es el derecho a un medio ambiente adecuado y saludable?

Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado. Un medio ambiente adecuado se considera
una condición previa para la realización de otros derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, la
alimentación, la salud y un nivel de vida adecuado. Existe una referencia parcial a esto en el derecho a la
salud establecido en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC),
que señala que los Estados deben cumplir con el derecho a la salud mediante, entre otras medidas, la
mejora de todos los aspectos de la higiene ambiental. También se ha reconocido en una amplia gama de
instrumentos regionales de derechos humanos, tales como el Protocolo de San Salvador, así como a
través del establecimiento de un mandato de los procedimientos especiales de la ONU sobre los
derechos humanos y el medio ambiente en 2012.
133

Toda persona debería ser capaz de vivir en un ambiente propicio para su salud y bienestar. Los
Estados deben tomar medidas concretas y progresivas, individualmente y en cooperación con otros,
para desarrollar, implementar y mantener marcos adecuados para habilitar todos los componentes
necesarios para un ambiente saludable y sostenible, que abarque todas las partes del mundo
natural. Esto incluye la regulación de las empresas y otros actores privados en sus operaciones
nacionales y extraterritoriales.

De acuerdo con principios bien establecidos de derecho internacional, incluidas las disposiciones del
PIDESC, la cooperación internacional para el desarrollo y para la realización de los derechos
humanos es una obligación de todos los Estados. Tal colaboración y apoyo, especialmente por parte
de los Estados capaces de ayudar a los demás, es particularmente importante para abordar los
impactos transnacionales sobre las condiciones ambientales tales como el cambio climático.

El derecho a un medio ambiente sano comenzó a ser reconocido por el Derecho Internacional a
partir del año 1972, cuando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Humano expresó que “[e]l hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y
el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar
una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el
medio para las generaciones presentes y futuras”1. Desde entonces, se inició una tendencia
cada vez más extendida de consagración de este derecho a nivel nacional.

El derecho a un medio ambiente sano encuentra además una amplia recepción en instrumentos
internacionales de derechos humanos. Así, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC), que goza de jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 CN),
reconoce el derecho a un nivel de vida adecuado y el deber de los Estados de adoptar medidas
apropiadas para asegurar este derecho, entre otras, mediante la utilización más eficaz de los
recursos naturales (artículo 11); también consagra el derecho a la salud y, entre las acciones
que se deberán implementar para dotarlo de plena efectividad, se menciona el mejoramiento del
medio ambiente (artículo 12). El sistema interamericano lo incorporó en el Protocolo Adicional a
la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales —conocido como Protocolo de San Salvador—, como el derecho que
posee toda persona a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos
y determina que los Estados deben promover la protección, preservación y mejoramiento del
medio ambiente.

El Acuerdo de Escazú es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe y el


primero en el mundo en contener disposiciones específicas sobre defensores de derechos
humanos en asuntos ambientales. Si bien el acuerdo está abierto a los 33 países de América
Latina y el Caribe, fue suscripto por 24 de ellos, el 27 de septiembre de 2018.

Entre los 12 países que procedieron a la ratificación, se encuentra la República Argentina, que
notificó el 22 de enero de 2021 que es Estado parte del acuerdo y acompañará a su entrada en
vigencia el jueves 22 de abril de 2021.

El Acuerdo de Escazú tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva en


América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación
pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos
ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación,
contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y
futuras, a vivir en un ambiente sano y a su desarrollo sostenible.
134

(d). Derecho al agua


● El derecho humano al agua. La Observación General n° 15 del Comité DESC:
alcances y precisiones de su contenido.

Derecho implícito en el PIDESC

Como se dijera, el Comité DESC mediante una muy fundada y razonada interpretación de
los artículos 117 y 128 del PIDESC, construyó la figura del derecho humano al agua.

A tal efecto el Comité consideró que el derecho al agua se deriva del derecho que se le

reconoce a toda persona a gozar de un nivel de vida adecuado para sí y su familia, que

incluye – y por ende, no excluye – a otros derechos como a la alimentación, vestimenta

y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia, y que

por ello se enlaza con el derecho integral a la salud – cuya elaboración se apoya en la

ya clásica definición de salud aportada por la OMS 9

- toda vez que el agua resulta un elemento indispensable para asegurar condiciones
humanas mínimas de existencia.

Definición

El derecho humano al agua es el derecho de todos a disponer de agua suficiente, salubre,


aceptable y asequible para el uso personal y doméstico - definición que se corresponde con
la adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) 12 -; agregándole luego que
―El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa
para la realización de otros derechos humanos‖.

En el ―todos‖ de la definición aparece el elemento de la universalidad que caracteriza a los


sujetos titulares de cualquier derecho humano, es decir, todos (y cada uno de los seres
humanos) tienen derecho al agua.

El derecho al agua ha quedado encuadrado, prima facie, como un nuevo derecho humano
que vino a engrosar la lista de los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos
en el PIDESC. Originalmente, los derechos económicos, sociales y culturales fueron
categorizados como derechos prestacionales (en una suerte de contraposición -no
demasiado bien justificada - a los derechos civiles y políticos emanados del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos), que al exigir obligaciones positivas por parte
del Estado (de dar o de hacer) dependen, para su operatividad, de las condiciones
económicas y presupuestarias de cada Estado. De ahí que muchos hayan pretendido
calificar a los derechos del PIDESC como meramente programáticos o, dicho de otro modo,
no plenamente operativos y por ende, no (siempre) exigibles jurídicamente.
135

Contenido mínimo
En el capítulo II referido al ―Contenido normativo del derecho al agua‖, la OG 15 dispone,
en términos generales que ―los elementos del derecho al agua deben ser aquellos que
resulten adecuados a la dignidad, la vida y la salud humanas‖ ello, en estricta
correspondencia con el párrafo 1 del artículo 11 y el artículo 12 del PIDESC. Se esclarece
luego que, ―lo adecuado del agua no debe interpretarse de forma restrictiva, simplemente
en relación con cantidades volumétricas y tecnologías‖ y agrega que ―El agua debe
tratarse como un bien social y cultural, y no fundamentalmente como un bien económico. El
modo en que se ejerza el derecho al agua también debe ser sostenible, de manera que este
derecho pueda ser ejercido por las generaciones actuales y futuras‖
la OG 15 concretiza ciertos factores que vienen a constituir el ―contenido mínimo‖ del
derecho humano al agua, esto es, aquellos aspectos que no pueden desatenderse y que se
aplican en cualquier circunstancia (por utilizar las palabras de la OG) sin los cuales el
derecho humano al agua se desnaturaliza a riesgo de tornarse ilusorio o irreconocible.
―Las condiciones mínimas necesarias para hacer efectivo el derecho al agua, coinciden en
gran medida con el carácter de ―adecuado‖ del acceso a este recurso. Ello no es más que
el reflejo de carácter relacional de los derechos, conforme al cual a las facultades en las que
consiste, se encuentran especularmente obligaciones correlativas por parte de algún sujeto.
obligado primero es el Estado, a él corresponderá en buena medida asegurar esas
condiciones mínimas, salvo que las normas especifiquen otros obligados y salvo los casos
de autotutela de los derechos.
Los factores que la OG 15 señala expresamente, al punto 12, como elementos
indispensables (contenido mínimo) para que el ejercicio del derecho al agua resulte
adecuado a la dignidad, la vida y la salud humanas, son: a) la disponibilidad del agua; b)
la calidad del agua; y c) la accesibilidad del agua;
a) La disponibilidad implica que el abastecimiento de agua de cada persona debe ser
continuo y suficiente para los usos personales y domésticos, aclarándose, por nota al pie,
que por ―continuo‖ debe entenderse que la periodicidad del suministro de agua sea
suficiente para los usos personales y domésticos.
b) En cuanto a la calidad del agua que es necesaria para cada uso personal o doméstico se
estipula que ésta debe ser salubre, ello es que no ha de contener microorganismos o
sustancias químicas o radiactivas que puedan constituir una amenaza para la salud de las
personas; siendo que además, el agua debería tener un color, un olor y un sabor aceptables
para cada uso personal o doméstico.
c) El factor de la accesibilidad, implica que el agua y las instalaciones y servicios de agua
deben ser accesibles para todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del
Estado Parte. La accesibilidad presenta así cuatro dimensiones superpuestas: i)
Accesibilidad física. El agua y las instalaciones y servicios de agua deben estar al alcance
físico de todos los sectores de la población. ii) Accesibilidad económica. El agua y los
servicios e instalaciones de agua deben estar al alcance de todos. iii) No discriminación. El
agua y los servicios e instalaciones de agua deben
ser accesibles a todos de hecho y de derecho, incluso a los sectores más
vulnerables y marginados de la población, sin discriminación alguna por
cualquiera de los motivos prohibidos. iv) El acceso a la información. La accesibilidad
comprende el derecho de solicitar, recibir y difundir información sobre las cuestiones del
agua.

Obligaciones de los Estados


136

- la OG 15 estableció las siguientes:


a) Garantizar el acceso a la cantidad esencial mínima de agua que sea suficiente y apta
para el uso personal y doméstico y prevenir enfermedades;
b) Asegurar el derecho de acceso al agua y las instalaciones y servicios de agua sobre una
base no discriminatoria, en especial a los grupos vulnerables o marginados;
c) Garantizar el acceso físico a instalaciones o servicios de agua que proporcionen un
suministro suficiente y regular de agua salubre; que tenga un número suficiente de salidas
de aguas para evitar unos tiempos de espera prohibitivos; y que se encuentren a una
distancia razonable del hogar;
d) Velar porque no se vea amenazada la seguridad personal cuando las personas tengan
que acudir a obtener el agua;
e) Velar por una distribución equitativa de todas las instalaciones y servicios de agua
disponibles;
f) Adoptar una estrategia y un plan de acción nacionales sobre el agua para toda la
población; la estrategia y el plan de acción deberán ser elaborados y periódicamente
revisados en base a un proceso participativo y transparente; deberán prever métodos, como
el establecimiento de indicadores y niveles de referencia que permitan seguir de cerca los
progresos realizados: el proceso mediante el cual se conciben la estrategia y el plan de
acción, así como el contenido de ambos, deberán prestar especial atención a todos los
grupos vulnerables o marginados;
g) Vigilar el grado de realización, o no realización, del derecho al agua;
h) Poner en marcha programas de agua destinados a sectores concretos y de costo
relativamente bajo para proteger a los grupos vulnerables y marginados;
i) Adoptar medidas para prevenir, tratar y controlar las enfermedades asociadas al agua, en
particular velando por el acceso a uno servicios de saneamiento adecuados.

El Derecho al agua en Argentina


La Constitución Nacional argentina no tiene en su parte dogmática una cláusula que
establezca, en forma expresa, el derecho al agua. Empero, de ello no se sigue que el
derecho al agua -en los términos y con los alcances desarrollados por la OG 15 del Comité
DESC- no tenga favorable acogida constitucional.
existen sobrados argumentos para sustentar que el derecho humano al agua tenga ingreso
y encuentre alojamiento constitucional en el derecho argentino, de la mano del PIDESC
(que goza de jerarquía constitucional) y en los términos en que el Comité DESC lo ha
configurado.
Adicionalmente a lo que ya hemos expresado, es dable agregar que ciertas normas de la
parte dogmática de la Constitución Argentina, brindan refuerzos adicionales para propiciar el
reconocimiento del derecho al agua dentro del elenco de derechos fundamentales por ella
establecidos.
la cláusula de ―derechos ambientales y protección al medio ambiente‖ consagrada en el
art. 41 de nuestra Constitución, también proporciona buenos argumentos – que se añaden a
los ya señalados – en aras de integrar el derecho al agua como derecho fundamental.
Dicha norma - incorporada en la reforma de 1994 - recoge, en buena medida, las
preocupaciones ambientales actuales respecto de la necesidad de preservar el medio
ambiente y de fijar límites a la actividad transformadora del hombre en su entorno.
137

4. Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales y Culturales en el derecho


argentino. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

UNIDAD VI: PERSONAS CON DISCAPACIDAD

1. Derechos humanos y discapacidad


2. Régimen jurídico de la discapacidad en Argentina
3. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo
Opcional: (a) principios generales, (b) obligaciones generales, (c) el Comité sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad: organización y funciones.
4. Labor del Relator Especial sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad:
mandato, informes y reportes

1. Derechos humanos y discapacidad.

Podemos señalar que Argentina ha ratificado dos instrumentos internacionales en materia


de personas con discapacidad:

– La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (por
ley 27.044, BO 22/12/2014, se le otorgó jerarquía constitucional).

– La Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación contra las Personas con Discapacidad (por ley 25.280, promulgada de hecho
el 31/4/2000).
138

Ambos instrumentos coinciden en señalar que las personas con discapacidad “Son
aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo
que, al interactuar con diversas barreras, pueden ver impedida su participación plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”.

Por su parte, la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, que tiene jerarquía constitucional, reconoció a la discapacidad como un
concepto en evolución, que es el resultado de la interacción entre la deficiencia de una
persona y los obstáculos que se le presentan, tales como las barreras físicas y las actitudes
imperantes que le impiden su participación en la sociedad.

Así, una persona se vuelve más discapacitada a medida que más obstáculos
encuentra. Las discapacidades comprenden deficiencias mentales, intelectuales,
sensoriales y físicas, como, por ejemplo, deficiencias en el desarrollo, sordera, ceguera y
deterioro de la movilidad, entre otras. Habrá personas que tienen más de una forma de
discapacidad y, a su vez, muchas personas podrían llegar a tener alguna discapacidad en
algún momento de su vida a causa de enfermedades, lesiones físicas o envejecimiento.

El propósito de la convención es promover, proteger y garantizar el disfrute pleno y


por igual del conjunto de los derechos humanos por las personas con discapacidad. Cubre
una serie de ámbitos fundamentales, tales como la accesibilidad, la libertad de movimiento,
la salud, la educación, el empleo, la habilitación y rehabilitación, la participación en la vida
política, y la igualdad y la no discriminación. La convención marca un cambio en el concepto
de discapacidad, pasando de una preocupación en materia de bienestar social a una
cuestión de derechos humanos, que reconoce que las barreras y los prejuicios de la
sociedad constituyen en sí mismos una discapacidad.

2. Régimen jurídico de la discapacidad en Argentina

● Ley 22.431 Ley de Sistema de Protección Integral de las personas con discapacidad
● Ley 24.901Ley de Sistema de Prestaciones Básicas en Habilitación y Rehabilitación
Integral a Favor de las Personas con Discapacidad
● Ley 25.504 Ley del Certificado de Único de Discapacidad.
● Ley 19.279Ley de Automotores para Lisiados
● Ley 24.308 Es la Ley que reglamenta las concesiones de pequeños comercios y
modifica a la Ley 22.431.
● Ley 26.378 Se aprueba la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su protocolo facultativo, aprobados mediante resolución de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, es un instrumento internacional de
derechos humanos de las Naciones Unidas destinadas a proteger los derechos y la
dignidad de las personas con discapacidad.
139

3. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su


Protocolo Opcional

(a) Principios Generales


Artículo 3º Principios generales
Los principios de la presente Convención serán:
a) El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad
de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas;
b) La no discriminación;
c) La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
d) El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad
como parte de la diversidad y la condición humanas;
e) La igualdad de oportunidades;
f) La accesibilidad;
g) La igualdad entre el hombre y la mujer;
h) El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con
discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.

(b) Obligaciones generales


Artículo 4º Obligaciones generales

1. Los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio de todos


los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad sin
discriminación alguna por motivos de discapacidad. A tal fin, los Estados Partes se
comprometen a:

a) Adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean
pertinentes para hacer efectivos los derechos reconocidos en la presente Convención;

b) Tomar todas las medidas pertinentes, incluidas medidas legislativas, para modificar o
derogar leyes, reglamentos, costumbres y prácticas existentes que constituyan
discriminación contra las personas con discapacidad;

c) Tener en cuenta, en todas las políticas y todos los programas, la protección y promoción
de los derechos humanos de las personas con discapacidad;

d) Abstenerse de actos o prácticas que sean incompatibles con la presente Convención y


velar por que las autoridades e instituciones públicas actúen conforme a lo dispuesto en
ella;

e) Tomar todas las medidas pertinentes para que ninguna persona, organización o empresa
privada discrimine por motivos de discapacidad;

f) Emprender o promover la investigación y el desarrollo de bienes, servicios, equipo e


instalaciones de diseño universal, con arreglo a la definición del artículo 2 de la presente
Convención, que requieran la menor adaptación posible y el menor costo para satisfacer las
140

necesidades específicas de las personas con discapacidad, promover su disponibilidad y


uso, y promover el diseño, universal en la elaboración de normas y directrices;

g) Emprender o promover la investigación y el desarrollo, y promover la disponibilidad y el


uso de nuevas tecnologías, incluidas las tecnologías de la información y las
comunicaciones, ayudas para la movilidad, dispositivos técnicos y tecnologías de apoyo
adecuadas para las personas con discapacidad, dando prioridad a las de precio asequible;

h) Proporcionar información que sea accesible para las personas con discapacidad sobre
ayudas a la movilidad, dispositivos técnicos y tecnologías de apoyo, incluidas nuevas
tecnologías, así como otras formas de asistencia y servicios e instalaciones de apoyo;

i) Promover la formación de los profesionales y el personal que trabajan con personas con
discapacidad respecto de los derechos reconocidos en la presente Convención, a fin de
prestar mejor la asistencia y los servicios garantizados por esos derechos.

2. Con respecto a los derechos económicos, sociales y culturales, los Estados Partes se
comprometen a adoptar medidas hasta el máximo de sus recursos disponibles y, cuando
sea necesario, en el marco de la cooperación internacional, para lograr, de manera
progresiva, el pleno ejercicio de estos derechos, sin perjuicio de las obligaciones previstas
en la presente Convención que sean aplicables de inmediato en virtud del derecho
internacional.

3. En la elaboración y aplicación de legislación y políticas para hacer efectiva la presente


Convención, y en otros procesos de adopción de decisiones sobre cuestiones relacionadas
con las personas con discapacidad, los Estados Partes celebrarán consultas estrechas y
colaborarán activamente con las personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas
con discapacidad, a través de las organizaciones que las representan.

4. Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará a las disposiciones que puedan


facilitar, en mayor medida, el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad y
que puedan figurar en la legislación de un Estado Parte o en el derecho internacional en
vigor en dicho Estado. No se restringirán ni derogarán ninguno de los derechos humanos y
las libertades fundamentales reconocidos o existentes en los Estados Partes en la presente
Convención de conformidad con la ley, las convenciones y los convenios, los reglamentos o
la costumbre con el pretexto de que en la presente Convención no se reconocen esos
derechos o libertades o se reconocen en menor medida.

5. Las disposiciones de la presente Convención se aplicarán a todas las partes de los


Estados federales sin limitaciones ni excepciones.

(c) Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad: organización y

funciones.

Artículo 34 Comité sobre los derechos de las personas con discapacidad


141

1. Se creará un Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (en adelante,
"el Comité") que desempeñará las funciones que se enuncian a continuación.

2. El Comité constará, en el momento en que entre en vigor la presente Convención, de 12


expertos. Cuando la Convención obtenga otras 60 ratificaciones o adhesiones, la
composición del Comité se incrementará en seis miembros más, con lo que alcanzará un
máximo de 18 miembros.

3. Los miembros del Comité desempeñarán sus funciones a título personal y serán
personas de gran integridad moral y reconocida competencia y experiencia en los temas a
que se refiere la presente Convención….

4. Los miembros del Comité serán elegidos por los Estados Partes, que tomarán en
consideración una distribución geográfica equitativa, la representación de las diferentes
formas de civilización y los principales ordenamientos jurídicos, una representación de
género equilibrada y la participación de expertos con discapacidad.

5. Los miembros del Comité se elegirán mediante voto secreto de una lista de personas
designadas por los Estados Partes de entre sus nacionales en reuniones de la Conferencia
de los Estados Partes. En estas reuniones, en las que dos tercios de los Estados Partes
constituirán quórum, las personas elegidas para el Comité serán las que obtengan el mayor
número de votos y una mayoría absoluta de votos de los representantes de los Estados
Partes presentes y votantes.

6. ... Por lo menos cuatro meses antes de la fecha de cada elección, el Secretario General
de las Naciones Unidas dirigirá una carta a los Estados Partes invitándolos a que presenten
sus candidatos en un plazo de dos meses. El Secretario General preparará después una
lista en la que figurarán, por orden alfabético, todas las personas así propuestas, con
indicación de los Estados Partes que las hayan propuesto, y la comunicará a los Estados
Partes en la presente Convención.

7. Los miembros del Comité se elegirán por un período de cuatro años. Podrán ser
reelegidos si se presenta de nuevo su candidatura. Sin embargo, el mandato de seis de los
miembros elegidos en la primera elección expirará al cabo de dos años;…

8. La elección de los otros seis miembros del Comité se hará con ocasión de las elecciones
ordinarias, de conformidad con las disposiciones pertinentes del presente artículo.

9. Si un miembro del Comité fallece, renuncia o declara que, por alguna otra causa, no
puede seguir desempeñando sus funciones, el Estado Parte que lo propuso designará otro
experto que posea las cualificaciones y reúna los requisitos previstos en las disposiciones
pertinentes del presente artículo para ocupar el puesto durante el resto del mandato.

10. El Comité adoptará su propio reglamento.

11. El Secretario General de las Naciones Unidas proporcionará el personal y las


instalaciones que sean necesarios para el efectivo desempeño de las funciones del Comité
con arreglo a la presente Convención y convocará su reunión inicial.
142

12. Con la aprobación de la Asamblea General de las Naciones Unidas, los miembros del
Comité establecido en virtud de la presente Convención percibirán emolumentos con cargo
a los recursos de las Naciones Unidas en los términos y condiciones que la Asamblea
General decida, tomando en consideración la importancia de las responsabilidades del
Comité.

13. Los miembros del Comité tendrán derecho a las facilidades, prerrogativas e
inmunidades que se conceden a los expertos que realizan misiones para las Naciones
Unidas, con arreglo a lo dispuesto en las secciones pertinentes de la Convención sobre
Prerrogativas e Inmunidades de las Naciones Unidas.

En resumidas cuentas, el comité podrá pedir a los Estados parte un informe


exhaustivo sobre las medidas que hayan adoptado para cumplir sus obligaciones conforme
a la presente Convención y sobre los progresos realizados al respecto en el plazo de dos
años contado a partir de la entrada en vigor de la presente Convención en el Estado Parte
de que se trate (art 35). El Comité decidirá las directrices aplicables al contenido de los
informes (inc. 3). En los informes se podrán indicar factores y dificultades que afecten al
grado de cumplimiento de las obligaciones contraídas en virtud de la presente Convención
(inc. 5)

Artículo 35 Informes presentados por los Estados Partes

1. Los Estados Partes presentarán al Comité, por conducto del Secretario


General de las Naciones Unidas, un informe exhaustivo sobre las medidas que
hayan adoptado para cumplir sus obligaciones conforme a la presente
Convención y sobre los progresos realizados al respecto en el plazo de dos
años contado a partir de la entrada en vigor de la presente Convención en el
Estado Parte de que se trate.

2. Posteriormente, los Estados Partes presentarán informes ulteriores al menos


cada cuatro años y en las demás ocasiones en que el Comité se lo solicite.

3. El Comité decidirá las directrices aplicables al contenido de los informes.

4. El Estado Parte que haya presentado un informe inicial exhaustivo al Comité


no tendrá que repetir, en sus informes ulteriores, la información previamente
facilitada. Se invita a los Estados Partes a que, cuando preparen informes para
el Comité, lo hagan mediante un procedimiento abierto y transparente y tengan
en cuenta debidamente lo dispuesto en el párrafo 3 del artículo 4 de la presente
Convención.

5. En los informes se podrán indicar factores y dificultades que afecten al grado


de cumplimiento de las obligaciones contraídas en virtud de la presente
Convención.

Artículo 36 Consideración de los informes


143

1. El Comité considerará todos los informes, hará las sugerencias y las


recomendaciones que estime oportunas respecto a ellos y se las remitirá al Estado Parte de
que se trate. Este podrá responder enviando al Comité cualquier información que desee. El
Comité podrá solicitar a los Estados Partes más información con respecto a la aplicación de
la presente Convención…

PROTOCOLO FACULTATIVO:

Artículo 1

1. Todo Estado Parte en el presente Protocolo ("Estado Parte") reconoce la


competencia del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ("el
Comité") para recibir y considerar las comunicaciones presentadas por personas o
grupos de personas sujetos a su jurisdicción que aleguen ser víctimas de una
violación por ese Estado Parte de cualquiera de las disposiciones de la Convención, o
en nombre de esas personas o grupos de personas.

2. El Comité no recibirá comunicación alguna que concierna a un Estado Parte en la


Convención que no sea parte en el presente Protocolo.

Artículo 4

1. Tras haber recibido una comunicación y antes de llegar a una conclusión sobre el
fondo de ésta, el Comité podrá remitir en cualquier momento al Estado Parte
interesado, a los fines de su examen urgente, una solicitud para que adopte las
medidas provisionales necesarias a fin de evitar posibles daños irreparables a la
víctima o las víctimas de la supuesta violación.

2. El ejercicio por el Comité de sus facultades discrecionales en virtud del párrafo 1


del presente artículo, no implicará juicio alguno sobre la admisibilidad o sobre el fondo
de la comunicación.

Artículo 5 El Comité examinará en sesiones privadas las comunicaciones que reciba


en virtud del presente Protocolo. Tras examinar una comunicación, el Comité hará
llegar sus sugerencias y recomendaciones, si las hubiere, al Estado Parte interesado
y al comunicante.

Artículo 6

1. Si el Comité recibe información fidedigna que revele violaciones graves o


sistemáticas por un Estado Parte de los derechos recogidos en la Convención, el
Comité invitará a ese Estado Parte a colaborar en el examen de la información y, a
esos efectos, a presentar observaciones sobre dicha información.

2. Tomando en consideración las observaciones que haya presentado el Estado Parte


interesado, así como toda información fidedigna que esté a su disposición, el Comité
podrá encargar a uno o más de sus miembros que lleven a cabo una investigación y
presenten, con carácter urgente, un informe al Comité. Cuando se justifique y con el
144

consentimiento del Estado Parte, la investigación podrá incluir una visita a su


territorio.

3. Tras examinar las conclusiones de la investigación, el Comité las transmitirá al


Estado Parte interesado, junto con las observaciones y recomendaciones que estime
oportunas.

4. En un plazo de seis meses después de recibir las conclusiones de la investigación


las observaciones y recomendaciones que le transmita el Comité, el Estado Parte
interesado presentará sus propias observaciones al Comité.

5. La investigación será de carácter confidencial y en todas sus etapas se solicitará la


colaboración del Estado Parte.

4. Labor del Relator Especial sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad:
mandato, informes y reportes

El mandato de la Relatora Especial consiste en:

● Mantener un diálogo regular con los Estados y otras partes interesadas para la
identificación, intercambio y buenas prácticas relacionadas con la realización de los
derechos de las personas con discapacidad;
● Recibir e intercambiar información y comunicaciones sobre violaciones de los
derechos humanos de personas con discapacidad;
● Consultar e implicar, de manera participativa, a las personas con discapacidad y a
las organizaciones que los representan en la realización de su trabajo;
● Hacer recomendaciones concretas sobre cómo promocionar y proteger mejor los
derechos de las personas con discapacidad, incluyendo cómo promocionar un
desarrollo inclusivo y accesible para las personas con discapacidad;
● Ofrecer asistencia técnica para apoyar los esfuerzos nacionales para la realización
efectiva de los derechos de personas con discapacidad;
● Aumentar la conciencia de los derechos de las personas con discapacidades,
combatir el estigma y los estereotipos e informar a las personas con discapacidades
de sus derechos;
● Contribuya estrechamente a la aplicación de la Estrategia de Inclusión de los
Discapacitados de las Naciones Unidas y otros esfuerzos para asegurar que el
sistema de las Naciones Unidas sea apto para el propósito;
● Cooperar estrechamente con otros mecanismos de derechos humanos de las
Naciones Unidas para promover los derechos de las personas con discapacidad de
manera coherente;
● Colaborar estrechamente con la Conferencia de los Estados Partes en la CDPD y la
Comisión de Desarrollo Social y participar en sus períodos de sesiones anuales;
● Incorporar la perspectiva de género en la labor del mandato;
● Informar anualmente al Consejo de Derechos Humanos y a la Asamblea General.
145

Informes temáticos anuales del Relator Especial sobre los derechos de las personas con
discapacidad.

El Relator Especial presenta informes temáticos anuales al período de sesiones de marzo


del Consejo de Derechos Humanos y a la Asamblea General en octubre. Los informes
temáticos documentan las conclusiones del Relator Especial sobre temas concretos y
proporcionan orientación y recomendaciones a los Estados miembros de las Naciones
Unidas, las organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas.

UNIDAD VII: GÉNERO

1. Derechos humanos de las mujeres e igualdad de género


2. Legislación argentina: (a) Ley N° 26.485 de Protección Integral para Prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales, (b) Ley N° 27.234 “Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la
Violencia de Género”, (c) Ley N° 27.499 “Ley Micaela de capacitación obligatoria en género
para todas las personas que integren los tres poderes del Estado”, (d) Ley N° 27.610
“Acceso a la Interrupción Voluntario del Embarazo”.
3. Convención sobre la eliminación de la discriminación de la mujer y su Protocolo
Facultativo: (a) derechos protegidos, (b) deberes de los Estados, (c) el Comité sobre la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer: organización y recomendaciones
generales, (d) mecanismos de protección.
4. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la
Mujer "Convención de Belem do Pará": (a) definición y ámbito de aplicación, (b) derechos
protegidos, (c) deberes de los Estados, (d) mecanismos de protección.
146

5. Procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos: (a) Grupo de trabajo


sobre la cuestión de la discriminación contra la mujer en la legislación y en la práctica, (b)
relatora especial sobre la violencia contra la mujer

1. Derechos humanos de las mujeres e igualdad de género


La igualdad de género figura en lugar prominente entre los principios de derechos humanos
y los valores de las Naciones Unidas. La igualdad y la no discriminación son principios
esenciales de la Carta de las Naciones Unidas, aprobada en 1945 por los dirigentes del
mundo.
Sin embargo, en el mundo entero millones de mujeres y miembros del colectivo LGBTI
siguen padeciendo discriminación en lo tocante al disfrute de sus derechos civiles,
culturales, económicos, políticos y sociales.
Además, muchas mujeres, entre ellas las transgénero, las de género diverso y las
intersexuales, se enfrentan a formas complejas de discriminación, -por razones de edad,
raza, condición étnica, discapacidad o situación socioeconómica-, que se añaden a la
discriminación por motivos de género.
Para garantizar de manera eficaz que las mujeres, las niñas, los hombres, los niños y las
personas de género diverso puedan disfrutar plenamente de los derechos humanos es
preciso, primero, una comprensión exhaustiva de las estructuras, las políticas y los
estereotipos sociales, así como de las relaciones de poder que condicionan no solo las
leyes y las políticas, sino también la economía, la dinámica social y la vida familiar y
comunitaria.
La primera Conferencia Mundial sobre la Mujer tuvo lugar en la Ciudad de México en 1975,
luego de que la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer convocara a la
organización de la primera conferencia mundial sobre la mujer coincidiendo con el Año
Internacional de la Mujer.
En 1980, 45 Estados Miembros se reunieron para la segunda conferencia de mujeres, la
Conferencia Mundial de mediados de la década del Decenio de las Naciones Unidas para
la Mujer en Copenhague. Su objetivo era revisar el progreso en la implementación de los
objetivos de la primera conferencia mundial, centrándose en el empleo, la salud y la
educación.
La tercera conferencia mundial para la mujer, la Conferencia Mundial para Revisar y
Evaluar los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, se llevó a cabo en
Nairobi, Kenia en 1985. El mandato de la conferencia fue establecer medidas concretas
para superar los obstáculos para lograr los objetivos del Decenio.
Diez años después, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer , celebrada en Beijing,
marcó un punto de inflexión significativo para la agenda global para la igualdad de género.

Declaración y Plataforma de Beijing.


La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, fue más allá
que la de Nairobi. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing reivindicó los derechos
de la mujer como derechos humanos y se comprometió a llevar a cabo acciones específicas
para asegurar el respeto de estos derechos.
La Declaración contiene un fuerte compromiso para defender la igualdad de derechos de la
mujer y poner fin a la discriminación. La Plataforma de Acción incluye los derechos
humanos de la mujer como una de las 12 esferas de especial preocupación. Indica medidas
para lograr una aplicación plena de todos los instrumentos de derechos humanos,
147

especialmente la Convención CEDAW, de modo de garantizar la igualdad y la no


discriminación en las leyes y en la práctica, y para mejorar los conocimientos básicos de
derecho. La realización de los derechos humanos de la mujer es fundamental para lograr
avances en todas las esferas de preocupación de la Plataforma de Acción.

El 2 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó unánimemente la


creación de un único organismo de la ONU encargado de acelerar el progreso sobre la
igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. La nueva entidad de las Naciones
Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, ONU Mujeres,
fusionó cuatro instituciones y organismos internacionales: el Fondo de Desarrollo de las
Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), la División para el Adelanto de la Mujer (DAM), la
Oficina del Asesor Especial en Cuestiones de Género y el Instituto Internacional de
Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer.

Las Naciones Unidas centran ahora su labor de desarrollo a nivel mundial en los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).El 25 de septiembre de 2015, los líderes
mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger
el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de
desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los
próximos 15 años.
Las mujeres desarrollan un papel esencial en todos los ODS. Estos recogen numerosas
metas que se centran en el reconocimiento de la igualdad y del empoderamiento de la mujer
como un objetivo y como parte de la solución.
Al Objetivo 5, que busca «lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y
las niñas», se lo conoce como un objetivo enteramente de género en sí mismo.
Metas:
5.1 Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en
todo el mundo
5.2 Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los
ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de
explotación
5.3 Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la
mutilación genital femenina
5.4 Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante
servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la
responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país
5.5 Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades
de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública
5.6 Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos
reproductivos según lo acordado de conformidad con el Programa de Acción de la
Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de
Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen
5.a Emprender reformas que otorguen a las mujeres igualdad de derechos a los recursos
económicos, así como acceso a la propiedad y al control de la tierra y otros tipos de bienes,
los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes
nacionales
148

5.b Mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la


información y las comunicaciones, para promover el empoderamiento de las mujeres
5.c Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de
género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles

Es preciso contar con cambios profundos a nivel jurídico y legislativo para garantizar los
derechos de las mujeres del mundo. Aunque 143 países, una cifra récord, habían
garantizado la igualdad entre mujeres y hombres en sus constituciones en el año 2014,
todavía quedaban 52 que no habían adoptado esta iniciativa.
Aún subsiste una marcada disparidad entre los géneros en la esfera jurídica y social. Pese a
que se ha conseguido un cierto progreso a lo largo de las últimas décadas, las mujeres
trabajadoras siguen ganando de media un 20% menos que los hombres a nivel mundial. En
2018, solo el 24% de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres, lo que representa
un ligero aumento frente al 11,3% del año 1995.

2. Legislación Argentina.

(a) Ley N° 26.485 de Protección Integral para Prevenir, sancionar y erradicar la


violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales

ARTICULO 1º — Ámbito de aplicación. Orden Público. Las disposiciones de la


presente ley son de orden público y de aplicación en todo el territorio de la República,
con excepción de las disposiciones de carácter procesal establecidas en el Capítulo II
del Título III de la presente.

ARTICULO 2º — Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:

a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los


órdenes de la vida;

b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;

c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la


discriminación y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus
manifestaciones y ámbitos;

d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre


violencia contra las mujeres; 1947)

e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la


desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres;

f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;


149

g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas


estatales y privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las
mujeres y/o en los servicios especializados de violencia.

ARTICULO 3º — Derechos Protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos


reconocidos por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos
de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes y, en especial, los referidos a:

a) Una vida sin violencia y sin discriminaciones;

b) La salud, la educación y la seguridad personal;

c) La integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial;

d) Que se respete su dignidad;

e) Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos,


de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud
Sexual y Procreación Responsable;

f) La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;

g) Recibir información y asesoramiento adecuado;

h) Gozar de medidas integrales de asistencia, protección y seguridad;

i) Gozar de acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos en el ámbito de


aplicación de la presente ley;

j) La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y


mujeres;

k) Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia, evitando toda


conducta, acto u omisión que produzca revictimización.

ARTICULO 4º — Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda


conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito
público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida,
libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial,
como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas
desde el Estado o por sus agentes.
150

Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta,


acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en
desventaja con respecto al varón.

ARTICULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del


artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:

1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor,


daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión que
afecte su integridad física.

2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o


perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o
controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante
amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito,
manipulación aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia
constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal, persecución,
insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que
cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación.

3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas,
con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente
acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso
de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de
otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como
la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de
mujeres.

4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los


recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:

a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;

b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de


objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y
derechos patrimoniales;

c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus


necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna;

d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario


menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.

5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,


íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y
151

discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la


mujer en la sociedad.

ARTICULO 6º — Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modalidades


las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en
los diferentes ámbitos, quedando especialmente comprendidas las siguientes:

a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres
por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico
donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la
libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se
entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea por
consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las
parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo
requisito la convivencia;

b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los


funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier
órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o
impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los
derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se
ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales,
deportivas y de la sociedad civil;

c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en
los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al
empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo,
exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las
mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por
igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma
sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión
laboral;

d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de


las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el
intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación
del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;

e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo


y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato
deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos
naturales, de conformidad con la Ley 25.929.

f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de


mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de
comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de
152

mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente


contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres,
adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la
desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la
desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.

ARTICULO 8º — Organismo competente. El Consejo Nacional de la Mujer será el


organismo rector encargado del diseño de las políticas públicas para efectivizar las
disposiciones de la presente ley.

ARTICULO 9º — Facultades. El Consejo Nacional de la Mujer, para garantizar el


logro de los objetivos de la presente ley, deberá:

a) Elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de Acción para la


Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres;

b) Articular y coordinar las acciones para el cumplimiento de la presente ley,


con las distintas áreas involucradas a nivel nacional, provincial y municipal, y
con los ámbitos universitarios, sindicales, empresariales, religiosos, las
organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y otras de la
sociedad civil con competencia en la materia;

c) Convocar y constituir un Consejo Consultivo ad honórem, integrado por


representantes de las organizaciones de la sociedad civil y del ámbito
académico especializadas, que tendrá por función asesorar y recomendar
sobre los cursos de acción y estrategias adecuadas para enfrentar el fenómeno
de la violencia;

d) Promover en las distintas jurisdicciones la creación de servicios de asistencia


integral y gratuita para las mujeres que padecen violencia;

e) Garantizar modelos de abordaje tendientes a empoderar a las mujeres que


padecen violencia que respeten la naturaleza social, política y cultural de la
problemática, no admitiendo modelos que contemplen formas de mediación o
negociación;

f) Generar los estándares mínimos de detección precoz y de abordaje de las


situaciones de violencia;

g) Desarrollar programas de asistencia técnica para las distintas jurisdicciones


destinados a la prevención, detección precoz, asistencia temprana,
reeducación, derivación interinstitucional y a la elaboración de protocolos para
los distintos niveles de atención;

h) Brindar capacitación permanente, formación y entrenamiento en la temática


a los funcionarios públicos en el ámbito de la Justicia, las fuerzas policiales y de
seguridad, y las Fuerzas Armadas, las que se impartirán de manera integral y
153

específica según cada área de actuación, a partir de un módulo básico


respetando los principios consagrados en esta ley;

i) Coordinar con los ámbitos legislativos la formación especializada, en materia


de violencia contra las mujeres e implementación de los principios y derechos
reconocidos por la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres destinada a legisladores/as y
asesores/as;

j) Impulsar a través de los colegios y asociaciones de profesionales la


capacitación del personal de los servicios que, en razón de sus actividades,
puedan llegar a intervenir en casos de violencia contra las mujeres;

k) Diseñar e implementar Registros de situaciones de violencia contra las


mujeres de manera interjurisdiccional e interinstitucional, en los que se
establezcan los indicadores básicos aprobados por todos los Ministerios y
Secretarías competentes, independientemente de los que determine cada área
a los fines específicos, y acordados en el marco de los Consejos Federales con
competencia en la materia;

l) Desarrollar, promover y coordinar con las distintas jurisdicciones los criterios


para la selección de datos, modalidad de registro e indicadores básicos
desagregados —como mínimo— por edad, sexo, estado civil y profesión u
ocupación de las partes, vínculo entre la mujer que padece violencia y el
hombre que la ejerce, naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus
resultados, y sanciones impuestas a la persona violenta. Se deberá asegurar la
reserva en relación con la identidad de las mujeres que padecen violencias;

m) Coordinar con el Poder Judicial los criterios para la selección de datos,


modalidad de Registro e indicadores que lo integren que obren en ambos
poderes, independientemente de los que defina cada uno a los fines que le son
propios;

n) Analizar y difundir periódicamente los datos estadísticos y resultados de las


investigaciones a fin de monitorear y adecuar las políticas públicas a través del
Observatorio de la Violencia Contra las Mujeres;

ñ) Diseñar y publicar una Guía de Servicios en coordinación y actualización


permanente con las distintas jurisdicciones, que brinde información sobre los
programas y los servicios de asistencia directa;

o) Implementar una línea telefónica gratuita y accesible en forma articulada con


las provincias a través de organismos gubernamentales pertinentes, destinada
a dar contención, información y brindar asesoramiento sobre recursos
existentes en materia de prevención de la violencia contra las mujeres y
asistencia a quienes la padecen;
154

p) Establecer y mantener un Registro de las organizaciones no


gubernamentales especializadas en la materia en coordinación con las
jurisdicciones y celebrar convenios para el desarrollo de actividades
preventivas, de control y ejecución de medidas de asistencia a las mujeres que
padecen violencia y la rehabilitación de los hombres que la ejercen;

q) Promover campañas de sensibilización y concientización sobre la violencia


contra las mujeres informando sobre los derechos, recursos y servicios que el
Estado garantiza e instalando la condena social a toda forma de violencia
contra las mujeres. Publicar materiales de difusión para apoyar las acciones de
las distintas áreas;

r) Celebrar convenios con organismos públicos y/o instituciones privadas para


toda acción conducente al cumplimiento de los alcances y objetivos de la
presente ley;

s) Convocar y poner en funciones al Consejo, Consultivo de organizaciones de


la sociedad civil y redactar su reglamento de funcionamiento interno;

t) Promover en el ámbito comunitario el trabajo en red, con el fin de desarrollar


modelos de atención y prevención interinstitucional e intersectorial, que
unifiquen y coordinen los esfuerzos de las instituciones públicas y privadas;

u) Garantizar el acceso a los servicios de atención específica para mujeres


privadas de libertad.

ARTICULO 12. — Creación. Créase el Observatorio de la Violencia contra las


Mujeres en el ámbito del Consejo Nacional de la Mujer, destinado al monitoreo,
recolección, producción, registro y sistematización de datos e información sobre la
violencia contra las mujeres.

ARTICULO 13. — Misión. El Observatorio tendrá por misión el desarrollo de un


sistema de información permanente que brinde insumos para el diseño,
implementación y gestión de políticas públicas tendientes a la prevención y
erradicación de la violencia contra las mujeres.

ARTICULO 14. — Funciones. Serán funciones del Observatorio de la Violencia contra


las Mujeres:

a) Recolectar, procesar, registrar, analizar, publicar y difundir información


periódica y sistemática y comparable diacrónica y sincrónicamente sobre
violencia contra las mujeres;

b) Impulsar el desarrollo de estudios e investigaciones sobre la evolución,


prevalencia, tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, sus
155

consecuencias y efectos, identificando aquellos factores sociales, culturales,


económicos y políticos que de alguna manera estén asociados o puedan
constituir causal de violencia;

c) Incorporar los resultados de sus investigaciones y estudios en los informes


que el Estado nacional eleve a los organismos regionales e internacionales en
materia de violencia contra las mujeres;

d) Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos o privados,


nacionales o internacionales, con la finalidad de articular interdisciplinariamente
el desarrollo de estudios e investigaciones;

e) Crear una red de información y difundir a la ciudadanía los datos relevados,


estudios y actividades del Observatorio, mediante una página web propia o
vinculada al portal del Consejo Nacional de la Mujer. Crear y mantener una
base documental actualizada permanentemente y abierta a la ciudadanía;

f) Examinar las buenas prácticas en materia de prevención y erradicación de la


violencia contra las mujeres y las experiencias innovadoras en la materia y
difundirlas a los fines de ser adoptadas por aquellos organismos e instituciones
nacionales, provinciales o municipales que lo consideren;

g) Articular acciones con organismos gubernamentales con competencia en


materia de derechos humanos de las mujeres a los fines de monitorear la
implementación de políticas de prevención y erradicación de la violencia contra
las mujeres, para evaluar su impacto y elaborar propuestas de actuaciones o
reformas;

h) Fomentar y promover la organización y celebración periódica de debates


públicos, con participación de centros de investigación, instituciones
académicas, organizaciones de la sociedad civil y representantes de
organismos públicos y privados, nacionales e internacionales con competencia
en la materia, fomentando el intercambio de experiencias e identificando temas
y problemas relevantes para la agenda pública;

i) Brindar capacitación, asesoramiento y apoyo técnico a organismos públicos y


privados para la puesta en marcha de los Registros y los protocolos;

j) Articular las acciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres con
otros Observatorios que existan a nivel provincial, nacional e internacional;

k) Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolladas, el que deberá


contener información sobre los estudios e investigaciones realizadas y
propuestas de reformas institucionales o normativas. El mismo será difundido a
la ciudadanía y elevado a las autoridades con competencia en la materia para
que adopten las medidas que corresponda.
156

ARTICULO 37. — Registros. La Corte Suprema de Justicia de la Nación llevará


registros sociodemográficos de las denuncias efectuadas sobre hechos de violencia
previstos en esta ley, especificando, como mínimo, edad, estado civil, profesión u
ocupación de la mujer que padece violencia, así como del agresor; vínculo con el
agresor, naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus resultados, así como las
sanciones impuestas al agresor.

Los juzgados que intervienen en los casos de violencia previstos en esta ley deberán
remitir anualmente la información pertinente para dicho registro.

El acceso a los registros requiere motivos fundados y previa autorización judicial,


garantizando la confidencialidad de la identidad de las partes.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación elaborará estadísticas de acceso público


que permitan conocer, como mínimo, las características de quienes ejercen o
padecen violencia y sus modalidades, vínculo entre las partes, tipo de medidas
adoptadas y sus resultados, y tipo y cantidad de sanciones aplicadas.

(b) Ley N° 27.234 “Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la Violencia de


Género”

Sancionada: Noviembre 26 de 2015

Promulgada de Hecho: Diciembre 30 de 2015

ARTÍCULO 1° — La presente ley establece las bases para que en todos los
establecimientos educativos del país, públicos o privados, de nivel primario,
secundario y terciario se realice la jornada “Educar en Igualdad: Prevención y
Erradicación de la Violencia de Género” con el objetivo de que los alumnos, las
alumnas y docentes desarrollen y afiancen actitudes, saberes, valores y prácticas que
contribuyan a prevenir y erradicar la violencia de género.

ARTÍCULO 2° — A los fines de esta ley se entiende por violencia contra las mujeres
toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito
público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida,
libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial,
como así también su seguridad personal de acuerdo a lo establecido en el artículo 4°
de la ley 26.485.

ARTÍCULO 3° — De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1°, el Poder


Ejecutivo nacional a través de los organismos que correspondan, realizará la jornada,
al menos una (1) vez durante el ciclo lectivo.

ARTÍCULO 5° — Invítase a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a


adherir a la presente ley.
157

(c) Ley N° 27.499 “Ley Micaela de capacitación obligatoria en género para todas las
personas que integren los tres poderes del Estado”

Artículo 1° - Establécese la capacitación obligatoria en la temática de género y


violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la
función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo
y Judicial de la Nación.

Art. 2° - Las personas referidas en el artículo 1° deben realizar las capacitaciones en


el modo y forma que establezcan los respectivos organismos en los que desempeñan
sus funciones.

Art. 3° - El Instituto Nacional de las Mujeres es autoridad de aplicación de la presente


ley.

Art. 4° - Las máximas autoridades de los organismos referidos en el artículo 1°, con la
colaboración de sus áreas, programas u oficinas de género si estuvieren en
funcionamiento, y las organizaciones sindicales correspondientes, son responsables
de garantizar la implementación de las capacitaciones que comenzarán a impartirse
dentro del año de la entrada en vigencia de la presente ley.

Para tal fin, los organismos públicos podrán realizar adaptaciones de materiales y/o
programas, o desarrollar uno propio, debiendo regirse por la normativa,
recomendaciones y otras disposiciones que establecen al respecto los organismos de
monitoreo de las convenciones vinculadas a la temática de género y violencia contra
las mujeres suscriptas por el país.

Art. 7° - El Instituto Nacional de las Mujeres, en su página web, deberá brindar


acceso público y difundir el grado de cumplimiento de las disposiciones de la presente
en cada uno de los organismos referidos en el artículo 1°.

En la página se identificará a las/os responsables de cumplir con las obligaciones que


establece la presente ley en cada organismo y el porcentaje de personas
capacitadas, desagregadas según su jerarquía.

Anualmente, el Instituto Nacional de las Mujeres publicará en esta página web un


informe anual sobre el cumplimiento de lo dispuesto en la presente ley, incluyendo la
nómina de altas autoridades del país que se han capacitado.

Además de los indicadores cuantitativos, el Instituto Nacional de las Mujeres


elaborará indicadores de evaluación sobre el impacto de las capacitaciones
realizadas por cada organismo. Los resultados deberán integrar el informe anual
referido en el párrafo anterior.

En la página web del Instituto Nacional de las Mujeres se publicará una reseña
biográfica de la vida de Micaela García y su compromiso social, así como las
acciones del Estado vinculadas a la causa penal por su femicidio.
158

Art. 8° - Las personas que se negaren sin justa causa a realizar las capacitaciones
previstas en la presente ley serán intimadas en forma fehaciente por la autoridad de
aplicación a través y de conformidad con el organismo de que se trate. El
incumplimiento de dicha intimación será considerado falta grave dando lugar a la
sanción disciplinaria pertinente, siendo posible hacer pública la negativa a participar
en la capacitación en la página web del Instituto Nacional de las Mujeres.

Art. 10. - Invítase a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a las provincias a adherir
a la presente ley.

(d) Ley N° 27.610 “Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo”.

Artículo 1º- Objeto. La presente ley tiene por objeto regular el acceso a la
interrupción voluntaria del embarazo y a la atención postaborto, en cumplimiento de
los compromisos asumidos por el Estado argentino en materia de salud pública y
derechos humanos de las mujeres y de personas con otras identidades de género
con capacidad de gestar y a fin de contribuir a la reducción de la morbilidad y
mortalidad prevenible.

Art. 2º- Derechos. Las mujeres y personas con otras identidades de género con
capacidad de gestar tienen derecho a:

a) Decidir la interrupción del embarazo de conformidad con lo establecido en la


presente ley;

b) Requerir y acceder a la atención de la interrupción del embarazo en los servicios


del sistema de salud, de conformidad con lo establecido en la presente ley;

c) Requerir y recibir atención postaborto en los servicios del sistema de salud, sin
perjuicio de que la decisión de abortar hubiera sido contraria a los casos legalmente
habilitados de conformidad con la presente ley;

d) Prevenir los embarazos no intencionales mediante el acceso a información,


educación sexual integral y a métodos anticonceptivos eficaces.

Art. 3º- Marco normativo constitucional. Las disposiciones de la presente ley se


enmarcan en el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional, los tratados de
derechos humanos ratificados por la República Argentina, en especial la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) y su Protocolo Facultativo, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará”, la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Convención
sobre los Derechos del Niño y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes, en virtud de la protección que otorgan a los
159

derechos sexuales y reproductivos, a la dignidad, a la vida, a la autonomía, a la salud,


a la educación, a la integridad, a la diversidad corporal, a la identidad de género, a la
diversidad étnico-cultural, a la privacidad, a la libertad de creencias y pensamientos, a
la información, a gozar de los beneficios de los avances científicos, a la igualdad real
de oportunidades, a la no discriminación y a una vida libre de violencias.

Art. 4º- Interrupción voluntaria del embarazo. Las mujeres y personas con otras
identidades de género con capacidad de gestar tienen derecho a decidir y acceder a
la interrupción de su embarazo hasta la semana catorce (14), inclusive, del proceso
gestacional.

Fuera del plazo dispuesto en el párrafo anterior, la persona gestante tiene derecho a
decidir y acceder a la interrupción de su embarazo solo en las siguientes situaciones:

a) Si el embarazo fuere resultado de una violación, con el requerimiento y la


declaración jurada pertinente de la persona gestante, ante el personal de salud
interviniente.

En los casos de niñas menores de trece (13) años de edad, la declaración jurada no
será requerida;

b) Si estuviere en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante.

Art. 5º- Derechos en la atención de la salud. Toda persona gestante tiene derecho a
acceder a la interrupción de su embarazo en los servicios del sistema de salud o con
su asistencia, en un plazo máximo de diez (10) días corridos desde su requerimiento
y en las condiciones que se establecen en la presente ley y en las leyes 26.485,
26.529 y concordantes.

El personal de salud debe garantizar las siguientes condiciones mínimas y derechos


en la atención del aborto y postaborto:

a) Trato digno. El personal de salud debe observar un trato digno, respetando las
convicciones personales y morales de la paciente, para erradicar prácticas que
perpetúan el ejercicio de violencia contra las mujeres y personas con otras
identidades de género con capacidad de gestar;

b) Privacidad. Toda actividad médico-asistencial tendiente a obtener y transmitir


información y documentación clínica de la paciente debe garantizar la construcción y
preservación de un ambiente de confianza entre el personal de salud y las personas
que solicitan la atención, y observar el estricto respeto por su intimidad, dignidad
humana y autonomía de la voluntad, así como el debido resguardo de la
confidencialidad; solo se compartirá información o se incluirá a su familia o a su
acompañante con su expresa autorización, conforme las previsiones del artículo 8º de
la presente ley.
160

Asimismo, deberá protegerse a la paciente de injerencias ilegítimas por parte de


terceros.

En los casos de violación cuyas víctimas fueran niñas o adolescentes, el deber de


comunicar la vulneración de derechos previsto en el artículo 30 de la ley 26.061 y el
deber de formular denuncia penal establecido en el artículo 24, inciso e), de la ley
26.485 en el marco de lo dispuesto por el artículo 72 del Código Penal, deberán
cumplirse respetando el derecho a la privacidad y confidencialidad de niñas y
adolescentes, su capacidad progresiva e interés superior de conformidad con la
Convención de los Derechos del Niño, la ley 26.061 y el artículo 26 del Código Civil y
Comercial, y no deberán obstruir ni dilatar el acceso a los derechos establecidos en la
presente ley;

c) Confidencialidad. El personal de salud debe crear las condiciones para el


resguardo de la confidencialidad y el secreto médico durante todo el proceso de
atención y también con posterioridad. Debe informar durante la consulta que la
confidencialidad está garantizada y resulta alcanzada por el secreto médico.

La paciente tiene derecho a que toda persona que participe en la elaboración o


manejo de la documentación clínica, o bien tenga acceso al contenido de la misma,
deba respetar el derecho a la confidencialidad, salvo expresa autorización escrita de
la propia paciente;

d) Autonomía de la voluntad. El personal de salud debe respetar las decisiones de las


pacientes respecto al ejercicio de sus derechos reproductivos, las alternativas de
tratamiento y su futura salud sexual y reproductiva. Las decisiones de la paciente no
deben ser sometidas a juicios derivados de consideraciones personales, religiosas o
axiológicas por parte del personal de salud, debiendo prevalecer su libre y autónoma
voluntad;

e) Acceso a la información. El personal de salud debe mantener una escucha activa y


respetuosa de las pacientes para expresar libremente sus necesidades y
preferencias. La paciente tiene derecho a recibir la información sobre su salud; el
derecho a la información incluye el de no recibir información inadecuada en relación
con la solicitada.

Se debe suministrar información sobre los distintos métodos de interrupción del


embarazo, los alcances y consecuencias de la práctica. Dicha información debe ser
actualizada, comprensible, veraz y brindada en lenguaje y con formatos accesibles.

El personal de salud y las autoridades públicas tienen la obligación de suministrar la


información disponible sobre los derechos protegidos por la presente ley de forma
dinámica y a lo largo de todo el proceso de atención, incluso si no hay una solicitud
explícita;

f) Calidad. El personal de salud debe respetar y garantizar el tratamiento del aborto


conforme los alcances y la definición de la Organización Mundial de la Salud. La
161

atención será brindada siguiendo los estándares de calidad, accesibilidad,


competencia técnica, rango de opciones disponibles e información científica
actualizada.

Art. 6º- Información y tratamiento del aborto y de la salud sexual y reproductiva.


Realizada la solicitud de interrupción voluntaria del embarazo de conformidad con el
artículo 4º, el establecimiento de salud pondrá a disposición de las personas
gestantes que así lo requieran, en el marco del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable, ley 25.673, lo siguiente:

a) Información sobre el procedimiento que se llevará a cabo y los cuidados


posteriores necesarios, siguiendo los criterios del artículo anterior;

b) Atención integral de su salud a lo largo de todo el proceso;

c) Acompañamiento en el cuidado de la salud e información adecuada y accesible a


las necesidades de cada persona, científica, actualizada sobre los distintos métodos
anticonceptivos disponibles, así como la provisión de los métodos anticonceptivos
previstos en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y en la ley 25.673 o la normativa
que en el futuro la reemplace.

Estos servicios no son obligatorios para la paciente ni condición para la realización de


la práctica.

Art. 7º- Consentimiento informado. Previo a la realización de la interrupción voluntaria


del embarazo se requiere el consentimiento informado de la persona gestante
expresado por escrito, de conformidad con lo previsto en la ley 26.529 y concordantes
y en el artículo 59 del Código Civil y Comercial de la Nación. Nadie puede ser
sustituido en el ejercicio personal de este derecho.

Art. 8º- Personas menores de edad. En el marco de lo establecido en la Convención


sobre los Derechos del Niño, la ley 26.061, el artículo 7º del anexo I del decreto
415/06, el artículo 26 del Código Civil y Comercial de la Nación y la resolución 65/15
del Ministerio de Salud de la Nación, la solicitud de la interrupción voluntaria del
embarazo deberá ser efectuada de la siguiente manera:

a) Las personas mayores de dieciséis (16) años de edad tienen plena capacidad por
sí para prestar su consentimiento a fin de ejercer los derechos que otorga la presente
ley;

b) En los casos de personas menores de dieciséis (16) años de edad, se requerirá su


consentimiento informado en los términos del artículo anterior y se procederá
conforme lo dispuesto en el artículo 26 del Código Civil y Comercial y la resolución
65/15 del Ministerio de Salud de la Nación en concordancia con la Convención de los
Derechos del Niño, la ley 26.061, el artículo 7º del anexo I del decreto reglamentario
415/06 y el decreto reglamentario 1.282/03 de la ley 25.673.
162

Art. 9º- Personas con capacidad restringida. Si se tratare de una persona con
capacidad restringida por sentencia judicial y la restricción no tuviere relación con el
ejercicio de los derechos que otorga la presente ley, podrá prestar su consentimiento
informado sin ningún impedimento ni necesidad de autorización previa alguna y, si lo
deseare, con la asistencia del sistema de apoyo previsto en el artículo 43 del Código
Civil y Comercial de la Nación.

Las personas que actúan como sistema de apoyo no representan ni sustituyen a la


persona con discapacidad en el ejercicio de sus derechos y, por tanto, es necesario
que el diseño del sistema de apoyo incorpore salvaguardas adecuadas para que no
existan abusos y las decisiones sean tomadas por la titular del derecho.

Si la sentencia judicial de restricción a la capacidad impide prestar el consentimiento


para el ejercicio de los derechos previstos en la presente ley, o la persona ha sido
declarada incapaz judicialmente, deberá prestar su consentimiento con la asistencia
de su representante legal o, a falta o ausencia de este o esta, la de una persona
allegada, en los términos del artículo 59 del Código Civil y Comercial de la Nación.

Art. 10.- Objeción de conciencia. El o la profesional de salud que deba intervenir de


manera directa en la interrupción del embarazo tiene derecho a ejercer la objeción de
conciencia. A los fines del ejercicio de la misma, deberá:

a) Mantener su decisión en todos los ámbitos, público, privado o de la seguridad


social, en los que ejerza su profesión;

b) Derivar de buena fe a la paciente para que sea atendida por otro u otra profesional
en forma temporánea y oportuna, sin dilaciones;

c) Cumplir con el resto de sus deberes profesionales y obligaciones jurídicas.

El personal de salud no podrá negarse a la realización de la interrupción del


embarazo en caso de que la vida o salud de la persona gestante esté en peligro y
requiera atención inmediata e impostergable.

No se podrá alegar objeción de conciencia para negarse a prestar atención sanitaria


postaborto.

El incumplimiento de las obligaciones establecidas en el presente artículo dará lugar a


las sanciones disciplinarias, administrativas, penales y civiles, según corresponda.

Art. 11.- Objeción de conciencia. Obligaciones de los establecimientos de salud.


Aquellos efectores de salud del subsector privado o de la seguridad social que no
cuenten con profesionales para realizar la interrupción del embarazo a causa del
ejercicio del derecho de objeción de conciencia de conformidad con el artículo
anterior, deberán prever y disponer la derivación a un efector que realice
efectivamente la prestación y que sea de similares características al que la persona
solicitante de la prestación consultó. En todos los casos se debe garantizar la
163

realización de la práctica conforme a las previsiones de la presente ley. Las gestiones


y costos asociados a la derivación y el traslado de la paciente quedarán a cargo del
efector que realice la derivación. Todas las derivaciones contempladas en este
artículo deberán facturarse de acuerdo con la cobertura a favor del efector que realice
la práctica.

Art. 12.- Cobertura y calidad de las prestaciones. El sector público de la salud, las
obras sociales enmarcadas en la ley 23.660 y en la ley 23.661, el Instituto Nacional
de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados creado por la ley 19.032, las
entidades y agentes de salud comprendidos en la ley 26.682, de marco regulatorio de
medicina prepaga, las entidades que brinden atención dentro de la reglamentación
del decreto 1.993/11, las obras sociales de las fuerzas armadas y de seguridad, las
obras sociales del Poder Legislativo y Judicial y las comprendidas en la ley 24.741, de
obras sociales universitarias, y todos aquellos agentes y organizaciones que brinden
servicios médico-asistenciales a las personas afiliadas o beneficiarias,
independientemente de la figura jurídica que posean, deben incorporar la cobertura
integral y gratuita de la interrupción voluntaria del embarazo prevista en la presente
ley en todas las formas que la Organización Mundial de la Salud recomienda. Estas
prestaciones quedan incluidas en el Programa Nacional de Garantía de Calidad de la
Atención Médica y en el PMO con cobertura total, junto con las prestaciones de
diagnóstico, medicamentos y terapias de apoyo.

Art. 13.- Educación sexual integral y salud sexual y reproductiva. El Estado nacional,
las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios tienen la
responsabilidad de implementar la ley 26.150, de Educación Sexual Integral,
estableciendo políticas activas para la promoción y el fortalecimiento de la salud
sexual y reproductiva de toda la población.

Estas políticas deberán estar enmarcadas en los objetivos y alcances establecidos en


las leyes 23.798, 25.673, 26.061, 26.075, 26.130, 26.150, 26.206, 26.485, 26.743 y
27.499, además de las leyes ya citadas en la presente ley. Deberán, además,
capacitar sobre perspectiva de género y diversidad sexual a los y las docentes y a los
y las profesionales y demás trabajadores y trabajadoras de la salud, a fin de brindar
atención, contención y seguimiento adecuados a quienes soliciten realizar una
interrupción voluntaria del embarazo en los términos de la presente ley, así como a
los funcionarios públicos y las funcionarias públicas que actúen en dichos procesos.

Art. 14.- Modificación del Código Penal. Sustitúyese el artículo 85 del Código Penal
de la Nación, por el siguiente:

Artículo 85: El o la que causare un aborto será reprimido:

1. Con prisión de tres (3) a diez (10) años, si obrare sin consentimiento de la persona
gestante. Esta pena podrá elevarse hasta quince (15) años si el hecho fuere seguido
de la muerte de la persona gestante.
164

2. Con prisión de tres (3) meses a un (1) año, si obrare con consentimiento de la
persona gestante, luego de la semana catorce (14) de gestación y siempre que no
mediaren los supuestos previstos en el artículo 86.

Art. 15.- Incorporación del artículo 85 bis al Código Penal. Incorpórase como artículo
85 bis del Código Penal de la Nación, el siguiente:

Artículo 85 bis: Será reprimido o reprimida con prisión de tres (3) meses a un (1) año
e inhabilitación especial por el doble del tiempo de la condena, el funcionario público
o la funcionaria pública o la autoridad del establecimiento de salud, profesional,
efector o personal de salud que dilatare injustificadamente, obstaculizare o se negare,
en contravención de la normativa vigente, a practicar un aborto en los casos
legalmente autorizados.

Art. 16.- Sustitución del artículo 86 del Código Penal. Sustitúyese el artículo 86 del
Código Penal de la Nación, por el siguiente:

Artículo 86: No es delito el aborto realizado con consentimiento de la persona


gestante hasta la semana catorce (14) inclusive del proceso gestacional.

Fuera del plazo establecido en el párrafo anterior, no será punible el aborto practicado
con el consentimiento de la persona gestante:

1. Si el embarazo fuere producto de una violación. En este caso, se debe garantizar la


práctica con el requerimiento y la declaración jurada de la persona gestante ante el o
la profesional o personal de salud interviniente.

En los casos de niñas menores de trece (13) años de edad, la declaración jurada no
será requerida.

2. Si estuviera en riesgo la vida o la salud integral de la persona gestante.

Art. 17.- Sustitución del artículo 87 del Código Penal. Sustitúyese el artículo 87 del
Código Penal de la Nación, por el siguiente:

Artículo 87: Será reprimido o reprimida con prisión de seis (6) meses a tres (3) años,
el o la que con violencia causare un aborto sin haber tenido el propósito de causarlo,
si el estado del embarazo de la persona gestante fuere notorio o le constare.

Art. 18.- Sustitución del artículo 88 del Código Penal. Sustitúyese el artículo 88 del
Código Penal de la Nación, por el siguiente:

Artículo 88: Será reprimida con prisión de tres (3) meses a un (1) año, la persona
gestante que, luego de la semana catorce (14) de gestación y siempre que no
mediaren los supuestos previstos en el artículo 86, causare su propio aborto o
consintiera que otro se lo causare. Podrá eximirse la pena cuando las circunstancias
hicieren excusable la conducta.
165

La tentativa de la persona gestante no es punible.

Art. 19.- Capacitación. El personal de salud deberá capacitarse en los contenidos de


esta ley y de la normativa complementaria y reglamentaria. A tal fin, el Ministerio de
Salud de la Nación y los ministerios provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires implementarán los correspondientes programas de capacitación.

Art. 20. - Autoridad de aplicación. La autoridad de aplicación de la presente ley será


establecida por el Poder Ejecutivo nacional.

Art. 21.- Orden público. Las disposiciones de la presente ley son de orden público y
de aplicación obligatoria en todo el territorio de la República Argentina.

3. Convención sobre la eliminación de la discriminación de la mujer y su Protocolo


Facultativo.
1979. Entra en vigor en 1981 y en Argentina en 1985.

Artículo 1: A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la


mujer" denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por
objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer,
de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.

(a) Derechos protegidos:

(b) Deberes de los Estados:

Articulo 2: Los Estados partes condenan la discriminación contra la mujer en todas


sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones,
una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto
se comprometen a:

a) Consagrar, si aún no lo han hecho en sus constituciones nacionales y en cualquier


otra legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y
asegurar por ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio.

b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones


correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer.

c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de


igualdad con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales o
166

competentes y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer


contra todo acto de discriminación.

d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y


velar por que las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta
obligación.

e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas.

f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para


modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan
discriminación contra la mujer.

g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación


contra la mujer.

Artículo 3: Los Estados partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las
esferas política, social, económica y cultural todas las medidas apropiadas, incluso
de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el
objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre.

Articulo 5: Los Estados partes tomarán todas las medidas apropiadas para:

a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres con


miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de
cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de
cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la


maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de
hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la
inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en
todos los casos.

ARTICULO 6: Los Estados partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de
carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y
explotación de la prostitución de la mujer.

ARTICULO 7; Los Estados partes tomarán todas las medidas apropiadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y
en particular, garantizarán en igualdad de condiciones con los hombres el derecho a:

a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegible para todos los
organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas.
167

b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de


éstas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los
planos gubernamentales.

c) Participar en organizaciones y asociaciones no gubernamentales que se ocupen de


la vida pública y política del país.

ARTICULO 8: Los Estados partes tomarán todas las medidas apropiadas para
garantizar a la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación
alguna, la oportunidad de representar a su gobierno en el plano internacional y de
participar en la labor de las organizaciones internacionales.

ARTICULO 9: 1. Los Estados partes otorgarán a las mujeres iguales derechos que a
los hombres para adquirir, cambiar o conservar su nacionalidad. Garantizarán en
particular, que ni el matrimonio con un extranjero ni el cambio de nacionalidad del
marido durante el matrimonio cambien automáticamente la nacionalidad de la esposa,
la conviertan en apátrida o la obliguen a adoptar la nacionalidad del cónyuge.

2. Los Estados partes otorgarán a la mujer los mismos derechos que al hombre con
respecto a la nacionalidad de sus hijos.

ARTICULO 10: Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
eliminar la discriminación contra la mujer, con el fin de asegurarle la igualdad de
derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar
en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres:

a) Las mismas condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación


profesional, acceso a los estudios y obtención de diplomas en las instituciones de
enseñanza de todas las categorías, tanto en zonas rurales como urbanas; esta
igualdad deberá asegurarse en la enseñanza preescolar, general, técnica y
profesional, incluida la educación técnica superior, así como todos los tipos de
capacitación profesional.

b) Acceso a los mismos programas de estudios y los mismos exámenes, personal


docente del mismo nivel profesional y locales y equipos escolares de la misma
calidad.

c) La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino y


femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza mediante el
estímulo de la educación mixta y de otros tipos de educación que contribuyan a lograr
este objetivo y, en particular, mediante la modificación de los libros y programas
escolares y la adaptación de los métodos de enseñanza.

d) Las mismas oportunidades para la obtención de becas y otras subvenciones para


cursar estudios.
168

e) Las mismas oportunidades de acceso a los programas de educación


complementaria, incluidos los programas de alfabetización funcional y de adultos, con
miras en particular a reducir lo antes posible la diferencia de conocimientos existentes
entre el hombre y la mujer.

f) La reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios y la organización de


programas para aquellas jóvenes y mujeres que hayan dejado los estudios
prematuramente.

g) Las mismas oportunidades para participar activamente en el deporte y la educación


física.

h) Acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la salud y el


bienestar de la familia incluida la información y el asesoramiento sobre planificación
de la familia.

ARTICULO 11: 1. Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo con el fin de
asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, los mismos derechos,
en particular:

a) El derecho al trabajo como derecho inalienable de todo ser humano.

b) El derecho a las mismas oportunidades de empleo, inclusive a la aplicación de los


mismos criterios de selección en cuestiones de empleo.

c) El derecho a elegir libremente profesión y empleo, el derecho al ascenso, a la


estabilidad en el empleo y a todas las prestaciones y otras condiciones de servicio, y
el derecho al acceso a la formación profesional y al readiestramiento, incluido el
aprendizaje, la formación profesional superior y el adiestramiento periódico.

d) El derecho a igual remuneración, inclusive prestaciones, y a igualdad de trato con


respecto a un trabajo de igual valor, así como igualdad de trato con respecto a la
evaluación de la calidad del trabajo.

e) El derecho a la seguridad social, en particular en casos de jubilación, desempleo,


enfermedad, invalidez, vejez u otra incapacidad para trabajar, así como el derecho a
vacaciones pagadas.

f) El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en las condiciones de


trabajo, incluso la salvaguardia de la función de reproducción.

2. Con el fin de impedir la discriminación contra la mujer por razones de matrimonio o


maternidad y, asegurar la efectividad de su derecho a trabajar, los Estados partes
tomarán medidas adecuadas para:
169

a) Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o licencia de


maternidad y la discriminación en los despidos sobre la base del estado civil.

b) Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o con prestaciones sociales


comparables sin pérdida del empleo previo, la antigüedad o beneficios sociales.

c) Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo necesarios para permitir


que los padres combinen las obligaciones para con la familia con las
responsabilidades del trabajo y la participación en la vida pública, especialmente
mediante el fomento de la creación y desarrollo de una red de servicios destinados al
cuidado de los niños.

d) Prestar protección especial a la mujer durante embarazo en los tipos de trabajos


que se haya probado puedan resultar perjudiciales para ella.

3. La legislación protectora relacionada con las cuestiones comprendidas en este


artículo será examinada periódicamente a la luz de los conocimientos científicos y
tecnológicos y será revisada, derogada o ampliada según corresponda.

ARTICULO 12: 1. Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
eliminar discriminación contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin
de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a
servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la planificación de la
familia.

2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo I supra, los Estados partes garantizarán a


la mujer servicios apropiados en relación con el embarazo, el parto y el período
posterior al parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere necesario y le
asegurarán una nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia.

ARTICULO 13: Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en otras esferas de la vida económica y
social a fin de asegurar en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, los
mismos derechos en particular:

a) El derecho a prestaciones familiares.

b) El derecho a obtener préstamos bancarios, hipotecas y otras formas de crédito


financiero.

c) El derecho a participar en actividades de esparcimiento, deportes y en todos los


aspectos de la vida cultural.

ARTICULO 14 1. Los Estados partes tendrán en cuenta los problemas especiales a


que hace frente la mujer rural y el importante papel que desempeña en la
supervivencia económica de su familia, incluido su trabajo en los sectores no
monetarios de la economía, y tomarán todas las medidas apropiadas para asegurar la
170

aplicación de las disposiciones de la presente convención a la mujer de las zonas


rurales.

2. Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar, en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, su participación en el desarrollo
rural y en sus beneficios, y en particular le asegurarán el derecho a:

a) Participar en la elaboración y ejecución de los planes de desarrollo a todos los


niveles.

b) Tener acceso a servicios adecuados de atención médica, inclusive información,


asesoramiento y servicios en materia de planificación de la familia.

c) Beneficiarse directamente de los programas de seguridad social.

d) Obtener todos los tipos de educación y de formación, académica y no académica,


incluidos los relacionados con la alfabetización funcional, así como, entre otros, los
beneficios de todos los servicios comunitarios y de divulgación a fin de aumentar su
capacidad técnica.

e) Organizar grupos de autoayuda y cooperativas a fin de obtener igualdad de acceso


a las oportunidades económicas mediante el empleo por cuenta propia o por cuenta
ajena.

f) Participar en todas las actividades comunitarias.

g) Obtener acceso a los créditos y préstamos agrícolas, a los servicios de


comercialización y a las tecnologías apropiadas, y recibir un trato igual en los planes
de reforma agraria y de reasentamiento.

h) Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la


vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, de
transporte y las comunicaciones.

ARTICULO 15 1. Los Estados partes reconocerán a la mujer la igualdad con el


hombre ante la ley.

2. Los Estados partes reconocerán a la mujer, en materias civiles, una capacidad


jurídica idéntica a la del hombre y las mismas oportunidades para el ejercicio de esa
capacidad. En particular le reconocerán a la mujer iguales derechos para firmar
contratos y administrar bienes y le dispensarán un trato igual en todas las etapas del
procedimiento en las cortes de justicia y los tribunales.

3. Los Estados partes convienen en que todo contrato o cualquier otro instrumento
privado con efecto jurídico que tienda a limitar la capacidad jurídica de la mujer se
considerará nulo.
171

4. Los Estados partes reconocerán al hombre y a la mujer los mismos derechos con
respecto a la legislación relativa al derecho de las personas a circular libremente y a
la libertad para elegir su residencia y domicilio.

ARTICULO 16 1. Los Estados partes adoptarán todas las medidas adecuadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el
matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán, en condiciones
de igualdad entre hombres y mujeres:

a) El mismo derecho para contraer matrimonio.

b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer matrimonio sólo por su
libre albedrío y su pleno consentimiento.

c) Los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de


su disolución.

d) Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea


su estado civil, en materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos los
intereses de los hijos serán la consideración primordial.

e) Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y


el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y los
medios que les permitan ejercer estos derechos.

f) Los mismos derechos y responsabilidades respecto de la tutela, curatela, custodia y


adopción de los hijos, o instituciones análogas cuando quiera que estos conceptos
existan en la legislación nacional; en todos los casos, los intereses de los hijos serán
la consideración primordial.

g) Los mismos derechos personales como marido y mujer, entre ellos el derecho a
elegir apellido, profesión y ocupación.

h) Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en materia de propiedad,


compras, gestión, administración, goce y disposición de los bienes, tanto a título
gratuito como oneroso.

2. No tendrán ningún efecto jurídico los responsables y el matrimonio de niños y se


adoptarán todas las medidas necesarias, incluso de carácter legislativo, para fijar una
edad mínima para la celebración del matrimonio y hacer obligatoria la inscripción del
matrimonio en un registro oficial.
172

(c) el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer:


organización y recomendaciones generales

ORGANIZACIÓN

Art. 17: 1. Con el fin de examinar los progresos realizados en la aplicación de la


presente convención, se establecerá un Comité sobre la Eliminación de la
Discriminación contra la mujer (denominado en adelante Comité) compuesto, en el
momento de la entrada en vigor de la Convención, de dieciocho y, después de su
ratificación o adhesión por el trigésimo quinto Estado parte, de veintitrés expertos de
gran prestigio moral y competencia en la esfera abarcada por la convención. Los
expertos serán elegidos por los Estados partes entre sus nacionales, y ejercerán sus
funciones a título personal, se tendrán en cuenta una distribución geográfica
equitativa y la representación de las diferentes formas de civilización, así como los
principales sistemas jurídicos.

2. Los miembros del Comité serán elegidos en votación secreta de una lista de
personas designadas por los Estados partes. Cada uno de los Estados partes podrá
designar una persona entre sus propios nacionales.

3. La elección inicial se celebrará seis meses después de la fecha de entrada en vigor


de la presente Convención. Al menos tres meses antes de la fecha de cada elección,
el secretario general de las Naciones Unidas dirigirá una carta a los Estados Partes
invitándolos a presentar sus candidaturas en un plazo de dos meses. El secretario
general preparará una lista por orden alfabético de todas las personas designadas de
este modo, indicando los Estados partes que las han designado, y la comunicará a
los Estados partes.

4. Los miembros del Comité serán elegidos en una reunión de los Estados partes que
será convocada por el secretario general y se celebrará en la sede de las Naciones
Unidas. En esta reunión, para la cual formarán quórum dos tercios de los Estados
partes, se considerarán elegidos para el Comité los candidatos que obtengan el
mayor número de votos y la mayoría absoluta de los votos de los representantes de
los estados partes presentes y votantes.

5. Los miembros del Comité serán elegidos por cuatro años. No obstante, el mandato
de nueve de los miembros elegidos en la primera elección expirará al cabo de dos
años, inmediatamente después de la primera elección el presidente del Comité
designará por sorteo los nombres de esos nueve miembros.

6. La elección de los cinco miembros adicionales del Comité se celebrará de


conformidad con lo dispuesto en los párrafos 2, 3 y 4 del presente artículo, después
que el trigésimo quinto Estado parte haya ratificado la convención o se haya adherido
a ella. El mandato de dos de los miembros adicionales elegidos en esta ocasión,
cuyos nombres designará por sorteo el presidente del Comité, expirará al cabo de dos
años.
173

7. Para cubrir las vacantes imprevistas, el estado parte cuyo experto haya cesado en
sus funciones como miembro del Comité designará entre sus nacionales a otro
experto a reserva de la aprobación del Comité.

8. Los miembros del Comité, previa aprobación de la Asamblea General, percibirán


emolumentos de los fondos de las Naciones Unidas en la forma y condiciones que la
Asamblea determine, teniendo en cuenta la importancia de las funciones del Comité.

9. El secretario general de las Naciones Unidas proporcionará el personal y los


servicios necesarios para el desempeño eficaz de las funciones del Comité en virtud
de la presente convención.

RECOMENDACIONES GENERALES

ARTÍCULO 21

1. El Comité, por conducto del Consejo Económico y Social, informará anualmente a


la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre sus actividades y podrá hacer
sugerencias y recomendaciones de carácter general basadas en el examen de los
informes y de los datos transmitidos por los Estados partes. Estas sugerencias y
recomendaciones de carácter general se incluirán en el informe del Comité junto con
las observaciones, si las hubiere, de los Estados partes.

2. El secretario general transmitirá los informes del Comité a la Comisión de la


Condición Jurídica y Social de la Mujer para su información.

(d) Mecanismos de protección.

● Informes

Artículo 18: 1. Los Estados partes se comprometen a someter al secretario general de


las Naciones Unidas, para que lo examine el Comité, un informe sobre las medidas
legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que hayan adoptado para
hacer efectivas las disposiciones de la presente Convención y sobre los progresos
realizados en este sentido:

a) En el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de la Convención para el


estado de que se trate, y

b) En lo sucesivo por lo menos cada cuatro años y, además, cuando el Comité


lo solicite.

2. Se podrán indicar en los informes los factores y las dificultades que afecten al
grado de cumplimiento de las obligaciones impuestas por la presente Convención.
174

PROTOCOLO FACULTATIVO:

● Comunicaciones

Artículo 1 :Todo Estado Parte en el presente Protocolo ("Estado Parte") reconoce la


competencia del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ("el
Comité") para recibir y considerar las comunicaciones presentadas de conformidad
con el artículo 2.

Artículo 2 :Las comunicaciones podrán ser presentadas por personas o grupos de


personas que se hallen bajo la jurisdicción del Estado Parte y que aleguen ser
víctimas de una violación por ese Estado Parte de cualquiera de los derechos
enunciados en la Convención, o en nombre de esas personas o grupos de personas.
Cuando se presente una comunicación en nombre de personas o grupos de
personas, se requerirá su consentimiento, a menos que el autor pueda justificar el
actuar en su nombre sin tal consentimiento.

Artículo 3: Las comunicaciones se presentarán por escrito y no podrán ser anónimas.


El Comité no recibirá comunicación alguna que concierna a un Estado Parte en la
Convención que no sea parte en el presente Protocolo.

Artículo 4: 1. El Comité no examinará una comunicación a menos que se haya


cerciorado de que se han agotado todos los recursos de la jurisdicción interna, salvo
que la tramitación de esos recursos se prolongue injustificadamente o no sea
probable que brinde por resultado un remedio efectivo.

2. El Comité declarará inadmisible toda comunicación que:

a) Se refiera a una cuestión que ya ha sido examinada por el Comité o ya ha


sido o esté siendo examinada con arreglo a otro procedimiento de examen o
arreglo internacionales;

b) Sea incompatible con las disposiciones de la Convención;

c) Sea manifiestamente infundada o esté insuficientemente sustanciada;

d) Constituya un abuso del derecho a presentar una comunicación;

e) Los hechos objeto de la comunicación hayan sucedido antes de la fecha de


entrada en vigor del presente Protocolo para el Estado Parte interesado, salvo
que esos hechos continúen produciéndose después de esa fecha.

Artículo 5: 1. Tras haber recibido una comunicación y antes de llegar a una conclusión
sobre sus fundamentos, en cualquier momento el Comité podrá dirigir al Estado Parte
interesado, a los fines de su examen urgente, una solicitud para que adopte las
medidas provisionales necesarias para evitar posibles daños irreparables a la víctima
o las víctimas de la supuesta violación.
175

2. Cuando el Comité ejerce sus facultades discrecionales en virtud del párrafo 1 del
presente artículo, ello no implica juicio alguno sobre la admisibilidad o sobre el fondo
de la comunicación.

Artículo 7: 1. El Comité examinará las comunicaciones que reciba en virtud del


presente Protocolo a la luz de toda la información puesta a su disposición por
personas o grupos de personas, o en su nombre, y por el Estado Parte interesado,
siempre que esa información sea transmitida a las partes interesadas.

2. El Comité examinará en sesiones privadas las comunicaciones que reciba en virtud


del presente Protocolo.

3. Tras examinar una comunicación, el Comité hará llegar sus opiniones sobre la
comunicación, conjuntamente con sus recomendaciones, si las hubiere, a las partes
interesadas.

4. El Estado Parte dará la debida consideración a las opiniones del Comité, así como
a sus recomendaciones, si las hubiere, y enviará al Comité, en un plazo de seis
meses, una respuesta por escrito, especialmente información sobre toda medida que
se hubiera adoptado en función de las opiniones y recomendaciones del Comité.

5. El Comité podrá invitar al Estado Parte a presentar más información sobre


cualesquiera medidas que el Estado Parte hubiera adoptado en respuesta a las
opiniones o recomendaciones del Comité, si las hubiere, incluso, si el Comité lo
considera apropiado, en los informes que presente más adelante el Estado Parte de
conformidad con el artículo 18 de la Convención.

● Investigaciones

Artículo 8: 1. Si el Comité recibe información fidedigna que revele violaciones graves


o sistemáticas por un Estado Parte de los derechos enunciados en la Convención, el
Comité invitará a ese Estado Parte a colaborar en el examen de la información y, a
esos efectos, a presentar observaciones sobre dicha información.

2. Tomando en consideración las observaciones que haya presentado el Estado Parte


interesado, así como toda información fidedigna que esté a disposición suya, el
Comité podrá encargar a uno o más de sus miembros que realice una investigación y
presente con carácter urgente un informe al Comité. Cuando se justifique y con el
consentimiento del Estado Parte, la investigación podrá incluir una visita a su
territorio.

3. Tras examinar las conclusiones de la investigación, el Comité las transmitirá al


Estado Parte interesado junto con las observaciones y recomendaciones que estime
oportunas.
176

4. En un plazo de seis meses después de recibir los resultados de la investigación y


las observaciones y recomendaciones que le transmita el Comité, el Estado Parte
interesado presentará sus propias observaciones al Comité.

5. La investigación será de carácter confidencial y en todas sus etapas se solicitará la


colaboración del Estado Parte.

4. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia


Contra la Mujer "Convención de Belem do Pará"

Instrumento regional Interamericano.

(a) Definición y ámbito de aplicación


Artículo 1: Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la
mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado.
Artículo 2: Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que
la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que
comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución
forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones
educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

(b) Derechos protegidos.


Artículo 3:Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público
como en el privado.
Artículo 4:Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de
todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos
regionales e internacionales sobre derechos humanos. Estos derechos comprenden, entre
otros:
a. el derecho a que se respete su vida;
b. el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
c. el derecho a la libertad y a la seguridad personales;
d. el derecho a no ser sometida a torturas;
e. el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su
familia;
f. el derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley;
177

g. el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la


ampare contra actos que violen sus derechos;
h. el derecho a libertad de asociación;
i. el derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro de la ley, y
j. el derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país y a participar
en los asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones.
Artículo 5: Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales y contará con la total protección de esos derechos
consagrados en los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.
Los Estados Partes reconocen que la violencia contra la mujer impide y anula el ejercicio
de esos derechos.
Artículo 6: El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:
a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y
b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación.

(c) Deberes de los Estados.


Artículo 7:Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas
orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:
a. abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por que
las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se comporten de
conformidad con esta obligación;
b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra
la mujer;
c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las
de otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso;
d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar,
amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente
contra su integridad o perjudique su propiedad;
e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para
modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o
consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra la
mujer;
f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno
y el acceso efectivo a tales procedimientos;
g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que la
mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u
otros medios de compensación justos y eficaces, y
178

h. adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer
efectiva esta Convención.
Artículo 8: Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas
específicas, inclusive programas para:
a. fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una vida libre de
violencia, y el derecho de la mujer a que se respeten y protejan sus derechos humanos;
b. modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo
el diseño de programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del
proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas
que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros
o en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la
violencia contra la mujer;
c. fomentar la educación y capacitación del personal en la administración de justicia,
policial y demás funcionarios encargados de la aplicación de la ley, así como del personal
a cuyo cargo esté la aplicación de las políticas de prevención, sanción y eliminación de la
violencia contra la mujer;
d. suministrar los servicios especializados apropiados para la atención necesaria a la
mujer objeto de violencia, por medio de entidades de los sectores público y privado,
inclusive refugios, servicios de orientación para toda la familia, cuando sea del caso, y
cuidado y custodia de los menores afectados;
e. fomentar y apoyar programas de educación gubernamentales y del sector privado
destinados a concientizar al público sobre los problemas relacionados con la violencia
contra la mujer, los recursos legales y la reparación que corresponda;
f. ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación y
capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y social;
g. alentar a los medios de comunicación a elaborar directrices adecuadas de difusión que
contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el
respeto a la dignidad de la mujer;
h. garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y demás información
pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la mujer,
con el fin de evaluar la eficacia de las medidas para prevenir, sancionar y eliminar la
violencia contra la mujer y de formular y aplicar los cambios que sean necesarios, y
i. promover la cooperación internacional para el intercambio de ideas y experiencias y la
ejecución de programas encaminados a proteger a la mujer objeto de violencia.
Artículo 9: Para la adopción de las medidas a que se refiere este capítulo, los Estados
Partes tendrán especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a la violencia que
pueda sufrir la mujer en razón, entre otras, de su raza o de su condición étnica, de
migrante, refugiada o desplazada. En igual sentido se considerará a la mujer que es
objeto de violencia cuando está embarazada, es discapacitada, menor de edad, anciana,
o está en situación socioeconómica desfavorable o afectada por situaciones de conflictos
armados o de privación de su libertad
179

(d) Mecanismos de protección.


Artículo 10:Con el propósito de proteger el derecho de la mujer a una vida libre de
violencia, en los informes nacionales a la Comisión Interamericana de Mujeres, los
Estados Partes deberán incluir información sobre las medidas adoptadas para prevenir y
erradicar la violencia contra la mujer, para asistir a la mujer afectada por la violencia, así
como sobre las dificultades que observen en la aplicación de las mismas y los factores
que contribuyan a la violencia contra la mujer.
Artículo 11: Los Estados Partes en esta Convención y la Comisión Interamericana de
Mujeres, podrán requerir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos opinión
consultiva sobre la interpretación de esta Convención.
Artículo 12: Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental
legalmente reconocida en uno o más Estados miembros de la Organización, puede
presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos peticiones que contengan
denuncias o quejas de violación del artículo 7 de la presente Convención por un Estado
Parte, y la Comisión las considerará de acuerdo con las normas y los requisitos de
procedimiento para la presentación y consideración de peticiones estipulados en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Estatuto y el Reglamento de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

5. Procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos:

(a) Grupo de trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra la mujer en la


legislación y en la práctica

En su 15º período de sesiones, celebrado en 2010, el Consejo de Derechos Humanos


aprobó por consenso la resolución 15/23 para establecer un Grupo de Trabajo sobre la
cuestión de la discriminación contra la mujer en la legislación y en la práctica.

El mandato, que se renovó por última vez en junio de 2019, mediante la resolución 41/6,
cambió su denominación de Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra
la mujer en la ley y en la práctica por la de Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la
discriminación contra las mujeres y las niñas.

El Grupo de Trabajo, al establecer su marco conceptual y sus métodos de trabajo, destaca


que es necesario un enfoque integral y uniforme de derechos humanos para eliminar la
discriminación contra la mujer en la ley y en la práctica. Este enfoque garantiza que las
mujeres se encuentren en el centro de las iniciativas dirigidas a exigir responsabilidades
principalmente a los Estados respecto de la aplicación de las normas internacionales que
protegen los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.

El Grupo de Trabajo aborda la cuestión de la eliminación de la discriminación contra la


mujer en la legislación y en la práctica en todos los ámbitos desde la óptica de las
obligaciones asumidas por los Estados de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos
humanos de la mujer. Destaca que los mecanismos nacionales, regionales e internacionales
de derechos humanos, así como los activistas comunitarios, desempeñan un papel
fundamental para garantizar el pleno disfrute por las mujeres de sus derechos humanos
180

Para que las garantías legales beneficien a todas las mujeres, los marcos de aplicación y
las estrategias deben tener en cuenta la intersección de la discriminación por razón de
género con otros motivos de discriminación. De hecho, la labor del Grupo de Trabajo da
cabida a todas las mujeres, en reconocimiento de que las mujeres no conforman un grupo
uniforme. Dentro de su diversidad y sus numerosas circunstancias distintas, todas las
mujeres se ven afectadas de forma diferente por leyes y prácticas discriminatorias. No
obstante, la discriminación contra la mujer presenta aspectos comunes en todas las
culturas, aunque su nivel de intensidad y su repercusión varían de unas a otras.

Además, durante los seis primeros años del mandato, ha sido necesario reiterar
constantemente, incluso dentro del sistema de derechos humanos, que las mujeres no
forman sin más un grupo vulnerable entre otros, que es a menudo el trato que se les
dispensa. Al conformar las mujeres la mitad de la población mundial y, con frecuencia, la
mayoría de cada uno de los grupos vulnerables, la eliminación de la discriminación y las
reacciones persistentes contra los derechos de las mujeres debe acometerse a la vez como
objetivo independiente y como cuestión vinculada con la incorporación de la perspectiva de
género.

El Grupo de Trabajo desempeña su mandato de conformidad con las resoluciones del


Consejo de Derechos Humanos y con un espíritu de diálogo constructivo con los Estados
Miembros, los interesados de la sociedad civil, las entidades de las Naciones Unidas y los
mecanismos nacionales, regionales e internacionales de derechos humanos.

El Grupo de Trabajo aprovecha plenamente un conjunto común de instrumentos disponibles


para los mandatos de procedimientos especiales, a saber, comunicaciones, informes
temáticos y visitas a los países.

Asimismo, mantiene un diálogo interactivo en el Consejo de Derechos Humanos durante el


período de sesiones del mes de junio sobre sus informes temáticos y de visitas a los países.
Informa oralmente a la Asamblea General que se celebra en el mes de octubre/noviembre y
participa en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que se celebra en el
mes de marzo de cada año.

Además, el Grupo de Trabajo lleva a cabo otras iniciativas, como declaraciones públicas,
informes amicus curiae*, documentos de posición, participación en eventos* y
contribuciones a la labor de terceros que participan en los mecanismos de derechos
humanos de las Naciones Unidas o de entidades de las Naciones Unidas.

El Grupo de Trabajo está compuesto por cinco expertos que trabajan en grupo y desarrollan
su labor en nombre del mandato. La presidencia del Grupo cambia cada año y el traspaso
de funciones se produce a principios del mes de junio de cada año.

(b) relatora especial sobre la violencia contra la mujer


Habida cuenta de que la violencia contra la mujer continúa truncando la vida de las mujeres
y las niñas en todo el mundo, el establecimiento del mandato de la Relatora Especial sobre
la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, como primer mecanismo
independiente de derechos humanos sobre la eliminación de la violencia contra la mujer,
fue un importante jalón del movimiento mundial en pro de los derechos de la mujer, ya que
no solo se reconoció que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos
181

humanos, sino que también se encomendó a la Relatora Especial que velara por que esa
violencia se integrara en el marco de derechos humanos de las Naciones Unidas y sus
mecanismos.
La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas designó una Relatora
Especial sobre la violencia contra la mujer, incluidas sus causas y consecuencias, el 4 de
marzo de 1994 (resolución 1994/45). Desde marzo de 2006, la Relatora Especial presenta
informes al Consejo de Derechos Humanos, conforme a la decisión 1/102 del Consejo. La
renovación más reciente del mandato se produjo en 2019 mediante la resolución 41/17.
Se invita a la Relatora Especial a lo siguiente:

● recabar y recibir información sobre la violencia contra la mujer, sus causas y


consecuencias, de los Gobiernos, los órganos creados en virtud de tratados, los
organismos especializados, otros relatores especiales encargados de diversas
cuestiones de derechos humanos y las organizaciones intergubernamentales y no
gubernamentales, incluidas las organizaciones de mujeres, y a responder
eficazmente a esa información;
● recomendar medidas, vías y medios, en los planos local, nacional, regional e
internacional, para eliminar todas las formas de violencia contra la mujer y sus
causas y para subsanar sus consecuencias;
● colaborar estrechamente con todos los procedimientos especiales y otros
mecanismos de derechos humanos del Consejo de Derechos Humanos y con los
órganos creados en virtud de tratados, teniendo en cuenta la solicitud del Consejo
de que se integren de forma regular y sistemática los derechos humanos de la mujer
y una perspectiva de género en la ejecución de su labor, y a colaborar con la
Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en el cumplimiento de sus
funciones;
● • seguir adoptando un enfoque exhaustivo y universal de la eliminación de la
violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, incluidas las causas de la
violencia contra la mujer relacionadas con las esferas civil, cultural, económica,
política y social.

En cumplimiento con su mandato, la Relatora Especial:

● transmite comunicaciones y llamamientos urgentes a los Estados en relación con


presuntos casos de violencia contra las mujeres.
● realiza visitas oficiales a países; y
● presenta informes temáticos anuales.
● Las consultas con la sociedad civil han pasado a ser parte integrante de la labor de
la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias.
Diversas organizaciones no gubernamentales han facilitado consultas con la
Relatora Especial desde el inicio de su mandato en 1994.
● Las consultas regionales y nacionales aportan contribuciones importantes a la labor
de la Relatora Especial, ya que ponen de relieve las particularidades regionales y
nacionales y brindan una oportunidad a los grupos de mujeres de una región o país
concreto de informar a la Relatora Especial sobre las violaciones de los derechos de
la mujer que se producen en su región o país.
182

● Además, algunas consultas se centraron en el tema elegido para el informe anual


del Relator Especial al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
(anteriormente, a la Comisión de Derechos Humanos) o a la Asamblea General.
● Las consultas con la sociedad civil también permiten que las organizaciones no
gubernamentales se familiaricen con las oportunidades que ofrece el mandato de la
Relatora Especial para impulsar sus iniciativas nacionales y regionales. La Relatora
Especial alienta a las organizaciones no gubernamentales a aprovechar esas
consultas y les agradece que tomen la iniciativa de organizarlas.

De conformidad con lo dispuesto en la resolución 60/251 de la Asamblea General, de 15 de


marzo de 2006, todos los mandatos, mecanismos, funciones y responsabilidades de la
Comisión de Derechos Humanos, incluida la Subcomisión, fueron asumidos por el Consejo
de Derechos Humanos el 19 de junio de 2006.

Desde su creación, el Consejo ha examinado los informes del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos relacionados con la violencia contra la mujer y ha aprobado una
resolución sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

El Consejo examina también los informes relacionados con la violencia contra la mujer
elaborados por los titulares de mandatos de procedimientos especiales, en particular la
Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias.

UNIDAD VIII: CONTROL DE CONVENCIONALIDAD

1. Introducción: (a) concepto y características, (b) origen del concepto. Jurisprudencia


de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, (c) sujetos a cargo del control, (d)
definición y valor de la “Jurisprudencia Internacional”, (e) valor de las sentencias y
opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de las
183

recomendaciones e informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.


Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación al respecto.

2. El “Control de Convencionalidad” en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos. Evolución

3. El “Control de Convencionalidad” en la jurisprudencia de la Corte Suprema de


Justicia de la Nación. Evolución.

1. Introducción:

(a) concepto y características

El control de convencionalidad puede ser entendido como un mecanismo equivalente


al control de “constitucionalidad”, pero su objetivo es la concordancia que realizan los
jueces de las normas de derecho interno vigentes de cada país subscriptos a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos con el mismo instrumento
supranacional.

A través del control de convencionalidad, se intenta examinar si una norma jurídica


cumple o no con la Convención Americana, es decir, si es o no convencional. Para
ello, no solo se tiene en cuenta el texto de la Convención Americana, sino también las
pautas interpretativas que la Corte Interamericana ha establecido. Así, si se concluye
que la norma es “inconvencional”, la consecuencia jurídica resulta su invalidez. Por lo
tanto, esta no podrá ser aplicada, incluso cuando se trate de la Carta Magna o la
Constitución Nacional de un Estado, como establece el fallo de la Corte IDH “La
Última Tentación de Cristo”

El control de convencionalidad se implementó, en principio, a partir de las cláusulas


de la CADH, pero, a la luz de la interpretación y la evolución jurisprudencial de la
Corte IDH, se ha ido desarrollando un criterio más amplio que incluye como objeto del
control de convencionalidad otros tratados de derechos humanos y la interpretación
de los mismos que ha hecho la Corte IDH a través de sus sentencias y opiniones
consultivas.

Como refiere Sagüés , el control de convencionalidad despliega un doble rol: en el


primero, impone a los jueces inaplicar normas internas (incluso las constitucionales)
que se opongan a la Convención, y a la interpretación que sobre dicho Pacto ha
realizado la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En el segundo rol, los
obliga a interpretar al derecho doméstico a la luz del Pacto y su interpretación
jurisprudencial por la Corte Interamericana. Esta interpretación es “adaptativa” o
“armonizante” del derecho local con el Tratado y la exégesis del Pacto que realiza la
Corte Interamericana. El resultado buscado es desechar las interpretaciones del
derecho local que se oponen al Pacto y/o a la forma en que fue entendido por la Corte
Interamericana.
184

La tarea consiste en juzgar en casos concretos si un acto o una normativa de derecho


interno resultan incompatibles con la CADH, disponiendo en consecuencia la reforma
o la abrogación de dichas práctica o norma, según corresponda, en orden a la
protección de los derechos humanos y la preservación de la vigencia suprema de tal
Convención y de otros instrumentos internacionales fundamentales en este campo .

Igualmente procede en el supuesto de que el Estado no haya cumplido con el deber


de adoptar disposiciones de derecho interno (art. 2 de la CADH) para garantizar
efectivamente el ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Convención,
para lo cual la Corte, por vía jurisdiccional, impone al Estado tomar medidas
legislativas o de otro carácter para satisfacer semejante finalidad.

Este control de convencionalidad no es potestativo de los Estados, es un deber de las


autoridades incluidos los tres órganos del poder y las esferas de descentralizaciones
territoriales en los países federales, acarreando en caso contrario, responsabilidad
internacional.

Dado que la Corte IDH no ha hecho una descripción de qué tipo de preceptos locales
deben ser controlados, ya que utiliza en algunos casos la terminología de “ley”, en
otros “leyes internas”, o “normas jurídicas internas”, cabe entender que cualquier regla
de alcance general y abstracto mal aplicada (ley, decreto, ordenanza, actos
administrativos, constituciones provinciales y nacional), tiene que estar incluida en el
concepto aludido . De ello se desprendería el criterio de supra constitucionalidad de la
Convención, de ahí que, este Pacto y en particular su objeto y fin serían el primer
patrón de referencia para la formulación del test de compatibilidad.

Sagüés advierte que en los Estados donde la doctrina jurisprudencial establecida por
la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional es obligatoria para los tribunales
inferiores, ella también reviste materialmente condición de norma, y por ende, está
captada por dicho control. Incluso, la Constitución Nacional, no está exceptuada en
los veredictos aludidos, en esta lógica el Pacto de San José se encuentra por encima
de todo el ordenamiento jurídico del Estado, sin omitir a la propia Constitución. Esta
condición de supraconstitucionalidad que asume el Pacto se observa en el caso de
"La última tentación de Cristo", donde la Corte IDH reclamó a Chile modificar una
cláusula de la Constitución local opuesta al Pacto, como efectivamente se hizo
después.

El “control difuso de convencionalidad”26 hace que el juez nacional aplique la norma


internacional interamericana por ser el Poder judicial un poder más del Estado que se
encuentra obligado a cumplir sus compromisos internacionales. Consecuentemente,
está encargado de custodiar el cumplimiento de la Convención Americana y de la
jurisprudencia de la Corte Interamericana en donde deba interpretar dicha
normatividad. Así, los magistrados argentinos deben defender, además de los
derechos fundamentales previstos en el ámbito interno, las normas derivadas de los
tratados internacionales y, sobre todo, los valores, principios y derechos humanos que
el Estado asumió como compromisos internacionales.
185

Esta obligación funciona incluso de oficio, o sea, aunque las partes no lo soliciten,
cuando califiquen a la norma como palmariamente contraria a la Constitución o los
tratados y su interpretación, pues su superioridad sobre las restantes disposiciones es
una cuestión de orden público que es extraño y va más allá del deseo de las partes
en el caso concreto.

(b) origen del concepto. Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos

El control de convencionalidad se mencionó expresamente por primera vez en la


jurisprudencia de la Corte Interamericana en el año 2006, en el Caso “Almonacid
Arellano y otros vs. Chile”. Allí, la Corte Interamericana lo conceptualizó
específicamente en su considerando 124 al decir lo siguiente:

“Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención


Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos
a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la
Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y
fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder
Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas
jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.

En esta primera aproximación se insinúan las reglas básicas que identifican el


procedimiento de verificación de compatibilidad entre el derecho interno y el derecho
internacional de los derechos humanos.

La ratificación de un tratado internacional (no solo la CADH) obliga a los Estados a


velar por su cumplimiento aun por encima del ordenamiento jurídico interno:

a) Los jueces, como parte del aparato del Estado, están sometidos a lo que disponen
los tratados (no solo la CADH).

b) Los jueces deben velar por que los tratados (no solo la CADH) sean aplicados y a
procurar su plena efectividad.

c) Los jueces deben tener en cuenta no solo el tratado, sino también la interpretación
que ha hecho la Corte IDH.

(c) sujetos a cargo del control

En principio, son los jueces nacionales quienes deben cuidar que las disposiciones de
la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes internas que resulten
186

contrarias a su objeto y fin, según “Almonacid Arellano”. Con el tiempo, se extiende a


todas las autoridades públicas, siendo en definitiva, el Estado en su totalidad el
obligado por la Convención.

Ello supone considerar a las tres ramas del gobierno nacional en un sentido
horizontal, más las jurisdicciones locales en los países federales, lo que supone
hablar en sentido vertical, de forma tal que la división de funciones o la distribución
territorial del poder, no sean oponibles a la responsabilidad internacional del Estado.

Así se esbozó en el caso “Gelman” de febrero de 2011 y en la revisión de


cumplimiento de sentencia del año 2013 , donde se dejó sentado que “… por el solo
hecho de ser Parte en la Convención Americana, todas sus autoridades públicas y
todos sus órganos, incluidas las instancias democráticas, jueces y demás órganos
vinculados a la administración de justicia en todos los niveles, están obligados por el
tratado, por lo cual deben ejercer, en el marco de sus respectivas competencias y de
las regulaciones procesales correspondientes, un control de convencionalidad tanto
en la emisión y aplicación de normas, en cuanto a su validez y compatibilidad con la
Convención, como en la determinación, juzgamiento y resolución de situaciones
particulares y casos concretos, teniendo en cuenta el propio tratado y, según
corresponda, los precedentes o lineamientos jurisprudenciales de la Corte
Interamericana”.

(d) definición y valor de la “Jurisprudencia Internacional”

Respecto a la vinculatoriedad de los pronunciamientos de la Corte Interamericana se


presentan dos supuestos posibles: por un lado, del texto de la Convención surge a
partir del art. 68 punto 1 que los estados se comprometen a cumplir las decisiones de
dicha Corte en todos los casos en que sean parte, y en segundo lugar, frente a
resoluciones en los demás supuestos, no surge del texto de la Convención ningún
efecto directo de la decisión aunque sí aparece perfilado un efecto vinculante del
precedente al modo anglosajón.

De esta forma, de acuerdo con el art. 68, pto. 1, de la Convención: "Los Estados
Partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo
caso en que sean partes". A contrario sensu de la letra de dicha Convención se
deduce que no hay un compromiso de los Estados a cumplir con las decisiones de la
CIADH en aquellos casos en que no fueron partes, o sea, la jurisprudencia general
del tribunal.

En este sentido, la Corte Suprema de Justicia hizo referencia —por ejemplo— en el


caso “Miguel Angel Espósito” a que la decisión de la Corte IDH en el caso ‘Bulacio vs.
Argentina' sobre el concepto de ‘secuela de juicio' en los términos del art. 67, párr. 4,
del Código Penal, resulta de cumplimiento obligatorio para el Estado Argentino (art.
68.1, CADH), por lo cual también la Corte Suprema Argentina, en principio, debe
subordinar el contenido de sus decisiones a las de dicho tribunal internacional . Se
sostuvo así la tesis de la prevalencia de la fuente externa sobre la interna .
187

Pero es distinto el caso del efecto vinculante de las sentencias dictadas en aquellos
supuestos en donde el Estado Argentino —integrado en el SIDH— no ha sido parte.
Ya no se trata aquí del efecto directo de una sentencia, sino como bien expresa
Bianchi, del efecto vinculante del precedente —de su holding o ratio decidendi— el
cual resulta asimilable al efecto que éste tiene en los sistemas anglosajones bajo el
principio del stare decisis.

(e) valor de las sentencias y opiniones consultivas de la Corte Interamericana


de Derechos Humanos y de las recomendaciones e informes de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación al respecto

En primer lugar la Corte argentina es, en el caso “Ekmekdjian contra Sofovich” ,


donde comienza a manifestarse con mayor apertura a las fórmulas receptivas de
pautas e interpretaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En tal
sentido se dijo en dicha causa que “la interpretación del Pacto debe, además, guiarse
por la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, uno de cuyos
objetivos es la interpretación del Pacto de San José”, y a renglón seguido cita la
Opinión Consultiva OC-7/86, la cual no fue solicitada por la Argentina ni tampoco
participó en el procedimiento consultivo.

Sagüés considera que la doctrina sentada en dicho precedente es la correcta puesto


que las sentencias de la Corte IDH son definitivas e inapelables, y los Estados se
encuentran obligados a cumplirlas, siendo competente dicha Corte para conocer
cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones del Pacto
(arts. 62, 63) y también por vía consultiva (art. 64), por lo que, los jueces deben seguir
tales directrices .

Sin embargo, la piedra fundacional en la recepción de este control en la


jurisprudencia de la Corte Suprema Argentina fue puesta en Giroldi” , reafirmada en
“Mazzeo” y “Videla” entre otros.

En “Giroldi” reconoció que el intérprete último de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos es la CorteIDH, “de ahí que su jurisprudencia debe servir de guía
para la interpretación de los preceptos convencionales en la medida en que el Estado
Argentino reconoció la competencia de dicha Corte para conocer en todos los casos
relativos a la interpretación y aplicación de la Convención Americana.

Es en "Mazzeo", donde por mayoría, aportó un relevante enfoque institucional en


torno a la invalidez constitucional de la atribución presidencial de emitir indultos que
beneficien a sujetos acusados de cometer delitos de lesa humanidad. La propia Corte
Suprema aceptó en el voto mayoritario que, además del control de constitucionalidad,
debía ejercer el de convencionalidad y seguir las líneas trazadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos cuando este tribunal la practique, en el caso lo
resuelto en “Barrios Altos” que no se refería a Argentina.
188

Más tarde en el caso “Videla, Jorge R.” de 2010 se afirma que “a los efectos de
resguardar las obligaciones asumidas por el Estado Argentino en el sistema
interamericano de protección de los derechos humanos, la jurisprudencia de la Corte
Interamericana es una insoslayable pauta de interpretación para los poderes
constituidos argentinos en el ámbito de su competencia, y que dicho tribunal
internacional ha considerado que el Poder Judicial debe ejercer una especie de
"control de convencionalidad" entre las normas jurídicas internas que aplican en los
casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, tarea en la
que debe tener en cuenta no solamente el tratado sino también la interpretación que
del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención
Americana"

Por otra parte, cabe destacar la posición esgrimida en un importante dictamen de la


Procuración General, emitido en el caso “Jorge E. Acosta”, que se detiene en el
valor de la jurisprudencia de la CIDH en aquellos casos en los cuales la Argentina no
ha sido parte, entendiendo que no es vinculante para nuestros tribunales, ya que la
únicas decisiones de los órganos de protección del sistema interamericano que son
obligatorias para los Estados son las sentencias contenciosas de la Corte
Interamericana, siempre y cuando esas sentencias no impongan una medida que
implique desconocer derechos fundamentales del orden jurídico interno.. Señala
también que las decisiones de la CIDH y su jurisprudencia no tienen efectos
generales (erga omnes) sobre otros casos similares existentes en el mismo u otro
Estado y que la eficacia general de la jurisprudencia de dicha Corte no puede inferirse
de las sentencias de ese tribunal que la afirman, pues tal tipo de argumentación
presupone en sus premisas lo que se debe demostrar, a saber, si las sentencias de la
CIDH tienen valor general más allá de los términos estrictos del art. 68 1) CADH.

En definitiva, sostiene este dictamen que el hecho de que la jurisprudencia de la CIDH


debiera servir de guía para la interpretación de las normas convencionales no
significaba su aplicación irreflexiva y automática. Por el contrario, la misma debía ser
examinada minuciosamente a los efectos de verificar su aplicación al caso concreto.
Debería hacerse el máximo esfuerzo por cumplir la jurisprudencia de los órganos
internacionales de derechos humanos, pero sin desconocer el orden jurídico interno.

La Corte Suprema de Justicia, dos años más tarde, en mayo de 2012 , resuelve el
caso y no comparte el dictamen en los puntos referidos. En efecto, la mayoría del
Tribunal sigue el dictamen del Procurador en el mantenimiento de la prórroga de la
prisión preventiva. Pero, de manera expresa sostuvo “que, preliminarmente, con las
aclaraciones del caso que se formularán y en lo pertinente, corresponde expresar que
el Tribunal comparte los argumentos vertidos por el señor Procurador General de la
Nación, con exclusión de los apartados IV y V”. (Considerando 11), justamente son
los apartados en los que el Procurador opinó acerca del valor vinculante de la
jurisprudencia internacional y la necesidad de examinar minuciosamente la
aplicabilidad en el caso concreto de esa jurisprudencia.

Resulta interesante analizar lo resuelto en noviembre de 2011 en el caso “Derecho,


René Jesús” , donde la Corte confirma —por mayoría— la obligatoriedad de los
fallos dictados por la Corte Interamericana en aquellos procesos en que nuestro país
189

es parte, en el caso “Buenos Alves contra Argentina” acatando la sentencia y por ello
dejando sin efecto aquella otra que dictara con anterioridad —que había pasado en
autoridad de cosa juzgada— por la que confirmara a su vez la decisión del inferior, en
cuanto había declarado extinguida por prescripción la acción penal y sobreseído
parcial y definitivamente a un imputado que se le atribuyó el delito previsto en el art.
144 bis del Código Penal.

Con acierto se ha dicho que ordenar al Estado dejar sin efecto las sentencias o
proceder a la revisión de los procesos internos, señala muy a las claras que el tribunal
regional, más allá que técnicamente, no es un órgano de apelación ni de revisión, que
puede revocar, anular o casar sentencias de los tribunales domésticos, pues su
función es solo la confrontación entre el hecho y las disposiciones de la Convención a
través del llamado control de convencionalidad, en la praxis actúa como un órgano
superior a éstos. Pues en definitiva lo que vale es la conclusión autorizada del tribunal
regional en cuanto le quita sostén convencional a la decisión judicial doméstica.

En el caso “Rodríguez Pereyra” de noviembre de 2012, la Corte argentina pasó


revista a los fallos de la Corte Interamericana desde “Trabajadores Cesados del
Congreso” hasta “Fontevecchia y D´Amico” para sostener que “La jurisprudencia
reseñada no deja lugar a dudas de que los órganos judiciales de los países que han
ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos están obligados a
ejercer, de oficio, el control de convencionalidad, descalificando las normas internas
que se opongan a dicho tratado.

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

En cuanto a la actividad consultiva de la Corte y su obligatoriedad para los países


partes del sistema interamericano, afirma Thury Cornejo que la obligatoriedad de
seguir la jurisprudencia de la Corte IDH plantea también algunos corrimientos en el
sistema normativo, ya que la distinción entre competencia consultiva (art. 64, pto. 1
Convención) y competencia contenciosa de dicha Corte tiende a difuminarse, en tanto
y en cuanto una de las notas diferenciales estaba, justamente, en el alcance de sus
efectos (general y particular, respectivamente).

Respecto al efecto vinculante de las decisiones de la Corte IDH, Corte Suprema de


Justicia argentina se ha expresado al respecto pudiendo distinguir:

a. En el caso donde la Argentina ha sido parte.

La primera condena que recibiera el Estado argentino por parte de la Corte


Interamericana, recayó en el caso "Cantos" , por vulnerar el derecho de acceso a la
justicia consagrado en los arts 8.1 y 25 de la Convención ADH disponiendo las
correspondientes reparaciones a cargo del Estado Nacional. Firme la sentencia
internacional, el Procurador del Tesoro de la Nación se presentó ante la Corte
Suprema a fin de que el Tribunal instrumentara el cumplimiento de la sentencia de la
Corte Interamericana . El Tribunal Supremo resolvió, por mayoría, no acatar lo
dispuesto por la Corte regional con basamento en normativa interna, desestimando,
en consecuencia, la presentación efectuada por el Procurador. En este sentido
190

entendió que de atenderse la petición se infringirían cláusulas de inequívoca


raigambre constitucional, lo que implicaría para el Superior Tribunal una patente y
deliberada renuncia a su más alta y trascendente misión, que es la de ser custodio e
intérprete final de la Constitución . Este hecho motivó que la Corte Interamericana, en
dos ocasiones relacionadas con dicha causa (6 de julio de 2009 , y 26 de agosto de
2010 ), se encargara de recordar que “Las obligaciones convencionales de los
Estados Partes vinculan a todos los poderes y órganos del Estado”, a lo cual, el
Superior Tribunal local hace caso omiso.

Luego cambia su jurisprudencia y avanza en el reconocimiento del carácter vinculante


de las sentencias de la Corte de San José, cuando la Argentina ha sido parte en el
litigio interamericano, es decir, le otorga a la sentencia interamericana efecto directo.
Así lo hizo en "Espósito" de diciembre de 2004, al resolver que la decisión de la
Corte IDH en el caso ‘Bulacio vs. Argentina' sobre el concepto de ‘secuela de juicio'
en los términos del art. 67, párr. 4°, del Código Penal, resulta de cumplimiento
obligatorio para el Estado Argentino (art. 68.1, CADH), por lo cual también esta Corte
debe subordinar el contenido de sus decisiones a las de dicho tribunal internacional.
Y luego en "Derecho, René J." , noviembre de 2011, confirma —por mayoría— la
obligatoriedad de los fallos dictados por la Corte Interamericana en aquellos procesos
en que nuestro país es parte, en el caso “Bueno Alves contra Argentina” acatando la
sentencia y por ello dejando sin efecto aquella otra que dictara con anterioridad —que
había pasado en autoridad de cosa juzgada— por la que confirmara a su vez la
decisión del inferior, en cuanto había declarado extinguida por prescripción la acción
penal y sobreseído parcial y definitivamente a un imputado que se le atribuyó el delito
previsto en el art. 144 bis del Código Penal.

Es decir, cuando el tribunal interamericano resuelve un caso concreto donde la


Argentina ha sido parte, su decisión es vinculante porque el Estado argentino ha
aceptado su jurisdicción transnacional y está directamente afectado, aunque la Corte
Suprema no resolvió de esta forma en todos los casos.

b. Casos en que el Estado argentino no ha sido parte en el proceso interamericano.

De los fallos de la Corte Suprema antes referenciados como “Ekmekdjian c. Sofovich"


(1992), continuando con "Giroldi" (1995), "Acosta, Claudia" (1998), las sentencias de
la Corte IDH como las recomendaciones de la Comisión constituyen "una insoslayable
pauta de interpretación", o "una imprescindible pauta de interpretación" como en
"Simón" (2005), entre otros; consolidándose el control de convencionalidad en
"Mazzeo" (2007), donde transcribió literalmente el párrafo 124 del caso "Almonacid
Arellano" de la Corte Interamericana, reafirmándose en "Videla y Massera" (2010),
“Acosta”, “Lociser” y “Rodríguez Pereyra”.

COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

También cabe mencionar a las recomendación de la Comisión IDH, al respecto se


advierte que el Pacto de San José no reconoce literalmente la obligatoriedad de
cumplimiento por parte de los Estados de las recomendaciones emitidas por la
191

Comisión en sus informes de los arts. 50 y 51, como sí lo hace respecto de las
sentencias dictadas por la Corte (art. 68.1).

Ahora bien en un primer momento, la Corte IDH en los casos “Caballero Delgado y
Santana" (1995) y "Genie Lacayo” (1997) consideró no vinculantes a las
recomendaciones, pues estimó que este término debía ser interpretado conforme a su
sentido corriente, de acuerdo con la regla general de hermenéutica que establece la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados en su artículo 31.1, "y por
ello, no tiene carácter de una decisión jurisdiccional obligatoria cuyo incumplimiento
generaría la responsabilidad del Estado".

En relación a lo expuesto, opinaban Bidart Campos y Albanese que la referencia al


término "recomendaciones", efectuada por la Corte Interamericana era en función
exclusiva del art. 51.2 de la Convención y en el marco del caso en concreto llevado a
juzgamiento, en donde la Comisión emitió el "informe final" con las recomendaciones
con posterioridad a la presentación de la demanda ante la Corte. De ahí que las
citadas "recomendaciones", en ese caso particular, devenían no obligatorias pues se
sustentaban en un informe —art. 51.2— que la Comisión no debió haber elaborado
toda vez que ya había introducido la demanda ante el órgano judicial regional.

En esta línea la Corte IDH cambia su precedente interpretación en el caso "Loayza


Tamayo" (1997) señalando que si bien con anterioridad el Tribunal había
considerado que el vocablo "recomendaciones", usado por la Convención Americana,
debía ser interpretado conforme a su sentido corriente, "sin embargo, en virtud del
principio de buena fe, consagrado en el mismo artículo 31.1 de la Convención de
Viena, si un Estado suscribe y ratifica un tratado internacional, especialmente si trata
de derechos humanos, como es el caso de la Convención Americana, tiene la
obligación de realizar sus mejores esfuerzos para aplicar las recomendaciones de un
órgano de protección como la Comisión Interamericana que es, además, uno de los
órganos principales de la Organización de los Estados Americanos, que tiene como
función "promover la observancia y la defensa de los derechos humanos" en el
hemisferio (Carta de la OEA, artículos 52 y 111)". Recordando a su vez que "el
artículo 33 de la Convención Americana dispone que la Comisión Interamericana es
un órgano competente junto con la Corte "para conocer de los asuntos relacionados
con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados Partes", por lo
que, al ratificar dicha Convención, los Estados Partes se comprometen a atender las
recomendaciones que la Comisión aprueba en sus informes"

En este sentido, los informes redactados por la Comisión —bajo el procedimiento de


los arts. 50 y 51 de la Convención— que contienen recomendaciones para el Estado
denunciado resultan vinculantes para éste, y su doctrina es de aplicación directa e
inmediata en aquellos procesos judiciales umbilicalmente unidos a la contienda
internacional. A la par, esos estándares hermenéuticos configuran una insoslayable
guía de interpretación de la Convención y —por lo tanto— los jueces deben tenerla en
consideración a la hora de sentenciar en aquellos casos que guarden analogía con el
planteado ante la CIDH.
192

La Corte Suprema de Justicia argentina no ha sido clara en su doctrina, por ejemplo,


en el caso “Bramajo” , de septiembre de 1996, el voto mayoritario estableció el
criterio de que la opinión de la Comisión IDH debía servir de guía para la
interpretación de los preceptos de la Convención. Así en el Considerando 8 dejó
sentado “Que la "jerarquía constitucional" de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos ha sido establecida por voluntad expresa del constituyente, "en
las condiciones de su vigencia" (art. 75 inc. 22 párr. 2) esto es, tal como la convención
citada efectivamente rige en el ámbito internacional y considerando particularmente
su efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales internacionales competentes
para su interpretación y aplicación. De ahí que la opinión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos debe servir de guía para la interpretación de
los preceptos convencionales.

Posteriormente en el caso “Acosta, Claudia” , de diciembre de 1998, se produce un


cambio, ya que “si bien por el principio de buena fe que rige la actuación del Estado
argentino en el cumplimiento de sus compromisos internacionales, aquél debe realizar
los mejores esfuerzos para dar respuesta favorable a las recomendaciones
efectuadas por la Comisión, ello no equivale a consagrar como deber para los jueces
el de dar cumplimiento a su contenido, al no tratarse aquellas de decisiones
vinculantes para el Poder Judicial. Es que la jurisprudencia internacional, por más
novedosa y pertinente que se repute, no podría constituir un motivo de revisión de
resoluciones judiciales firmes - equiparable al recurso de revisión-, pues ello afectaría
la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales, la que, en la medida en que
constituye un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica, es exigencia del orden
público y posee jerarquía constitucional”.

En el fallo "Felicetti" de diciembre de 2000 , la Corte reiteró lo sostenido en "Acosta,


Claudia" e hizo hincapié en una frase contenida en la recomendación que la Comisión
Interamericana había formulado a la Argentina, para decidir que dicha recomendación
sólo tenía efecto "en lo sucesivo" pero que no podía generar la revisión de un fallo
pasado en autoridad de cosa juzgada, agregando que las recomendaciones no
pueden aplicarse retroactivamente (Considerando 7), sino que las mismas son
dirigidas al estado para que adopte medidas progresivas adecuando sus leyes y
constituciones

Luego en "Simón" de junio de 2005, la mayoría de la Corte Suprema le adjudicó la


calidad de guía para la interpretación de los preceptos convencionales a la opinión de
la Comisión Interamericana en la medida en que el Estado argentino reconoció la
competencia de ésta para conocer en todos los casos relativos a la interpretación y la
aplicación de la CADH.

Avanzando aún más la Corte Suprema se ha expedido en el caso “Carranza


Latrubesse” del 6 de agosto de 2013 , en voto de mayoría de cuatro miembros
contra tres, afirmando en el Considerando 18, que corresponde reconocer el carácter
obligatorio para el Estado Nacional de las recomendaciones del art. 51.2 de la
Convención Americana formuladas en el caso, en el Informe N° 30/97 de la Comisión,
so riesgo de incurrir en una interpretación opuesta a todas las pautas y criterios de
hermenéutica reiteradamente recordados.
193

2. El “Control de Convencionalidad” en la jurisprudencia de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos. Evolución

Como toda creación pretoriana, dentro del ámbito de sus facultades, la Corte IDH fue
ampliando y nutriendo el control de convencionalidad para involucrar a los distintos
poderes del Estado en su obligación general de respetar y garantizar.

La doctrina del control de convencionalidad fue insinuada por primera vez en los
votos del juez Sergio García Ramírez de la CIDH en los casos "Myrna Mack Chang
vs. Guatemala" y "Tibi vs. Ecuador".

Así en el primer caso citado se dijo que “Para los efectos de la Convención Americana
y del ejercicio de la jurisdicción contenciosa de la Corte Interamericana, el Estado
viene a cuentas en forma integral, como un todo. En este orden, la responsabilidad es
global, atañe al Estado en su conjunto y no puede quedar sujeta a la división de
atribuciones que señale el Derecho interno. No es posible seccionar
internacionalmente al Estado, obligar ante la Corte sólo a uno o algunos de sus
órganos, entregar a éstos la representación del Estado en el juicio —sin que esa
representación repercuta sobre el Estado en su conjunto— y sustraer a otros de este
régimen convencional de responsabilidad, dejando sus actuaciones fuera del "control
de convencionalidad" que trae consigo la jurisdicción de la Corte internacional.”

En el caso “Tibi” explicó que el Tribunal Interamericano analiza los actos que llegan a
su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los tratados en los
que funda su competencia contenciosa, resolviendo acerca de la convencionalidad de
tales actos, pretendiendo "conformar esa actividad al orden internacional acogido en
la convención fundadora de la jurisdicción interamericana y aceptado por los Estados
Partes en ejercicio de su soberanía" (párr. 3) .

Los primeros fallos en los que el Tribunal Interamericano se refirió plenaria y


particularmente al control de convencionalidad, se profirieron (en línea temporal) en
los siguientes casos: Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Trabajadores Cesados del
Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú y La Cantuta vs. Perú.

En el Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, específicamente en el párr. 124,


sostuvo: “La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al
imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el
ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En
otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de ‘control de
convencionalidad’ entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos
concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el
Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
194

interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la


Convención Americana”.

En el caso “Trabajadores Cesados del Congreso”, la Corte IDH retomó su criterio


de control de convencionalidad. Allí, enfatizó la necesidad de que la CADH y los
demás tratados internacionales de derechos humanos tengan un efecto útil,
procediendo consecuencialmente a determinar que “los órganos del Poder Judicial
deben ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también ‘de
convencionalidad’ ex officio entre las normas internas y la Convención Americana,
evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes. Esta función no debe quedar limitada exclusivamente
por las manifestaciones o actos de los accionantes en cada caso concreto, aunque
tampoco implica que ese control deba ejercerse siempre, sin considerar otros
presupuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia de ese tipo de
acciones”28. Así, este segundo precedente pone en cabeza de las autoridades
judiciales la garantía del efecto útil de los tratados internacionales, relacionando de
manera inescindible el control de constitucionalidad con el control de
convencionalidad.

La Corte señaló en esa oportunidad que, si bien el control de convencionalidad no es


irrestricto, pues está sujeto a presupuestos formales y materiales, debe ejercerse sin
depender de las manifestaciones o actos de las personas accionantes en cada caso
concreto.

Ya en el Caso La Cantuta vs. Perú, en su párr. 173 directamente reprodujo lo que


expusiera en el párr. 124 del Caso Almonacid Arellano y otros vs.Chile.

Del breve racconto efectuado, se desprende que en el Caso Trabajadores Cesados


del Congreso vs. Perú empleó un mayor nivel de determinación jurídica en relación
con la naturaleza y la preceptividad del control de convencionalidad vis-à-vis de lo que
verbalizara en el Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile.

Así, mientras en éste sostuvo un tanto genéricamente que el Poder Judicial debe
ejercer una especie de “control de convencionalidad”, en el Caso Trabajadores
Cesados del Congreso vs. Perú puntualizó que los órganos del Poder Judicial deben
ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también ‘de convencionalidad’.

O sea que ya no se refirió laxamente a una “especie” de control de convencionalidad,


sino que aludió específicamente a la obligación judicial de llevar adelante, además del
contralor de constitucionalidad, un control de convencionalidad.

Más tarde, en el Caso “Gelman vs. Uruguay”, se planteó un control de


convencionalidad más allá de los jueces, al indicar que, “cuando un Estado es parte
de un tratado internacional como la Convención Americana, todos sus órganos,
incluidos sus jueces, están sometidos a aquél, lo cual les obliga a velar por que los
efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación
de normas contrarias a su objeto y fin, por lo que los jueces y órganos vinculados a la
administración de justicia en todos los niveles están en la obligación de ejercer ex
195

officio un ‘control de convencionalidad’ entre las normas internas y la Convención


Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes y en esta tarea, deben tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.

En tal sentido, la Corte consideró importante recordar que, en el ámbito de su


competencia, “todas las autoridades y órganos de un Estado Parte en la Convención
tienen la obligación de ejercer un ‘control de convencionalidad’”.

Entonces, la Corte IDH también precisó que el control de convencionalidad puede


implicar la expulsión de normas contrarias a la CADH, o bien su interpretación
conforme a la misma. Así, tanto en el caso “Almonacid Arellano y otros vs. Chile”como
en el caso “Mendoza y otros vs. Argentina”, la Corte IDH estableció que la
inconvencionalidad trae como consecuencia la inaplicabilidad en el caso concreto.

en el caso “Mendoza y otros vs. Argentina”, señaló:

Cuando un Estado es parte de un tratado internacional como la Convención


Americana sobre Derechos Humanos, dicho tratado obliga a todos sus órganos,
incluidos los poderes judicial y ejecutivo, cuyos miembros deben velar por que los
efectos de las disposiciones de dichos tratados no se vean mermados por la
aplicación de normas o interpretaciones contrarias a su objeto y fin. Los jueces y
órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la
obligación de ejercer ex officio un “control de convencionalidad” entre las normas
internas y los tratados de derechos humanos de los cuales es Parte el Estado,
evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes. En esta tarea, los jueces y órganos vinculados a la
administración de justicia, como el ministerio público, deben tener en cuenta no
solamente la Convención Americana y demás instrumentos interamericanos, sino
también la interpretación que de estos ha hecho la Corte Interamericana.

3. El “Control de Convencionalidad” en la jurisprudencia de la Corte Suprema


de Justicia de la Nación. Evolución.

La evolución jurisprudencial de la CSJN se desarrolló a través de los siguientes fallos:

1. La CSJN, en 1992, al expedirse en el marco del caso “Ekmekdjian c/Sofovich”,


resolvió “que la interpretación de la CADH debe, además, guiarse por la
jurisprudencia de la Corte IDH”. Así, el Superior Tribunal argentino reconoció la
supremacía legal de los tratados por encima de las leyes nacionales.

2. Ya en 1994, en razón de la Reforma Constitucional, se jerarquizaron algunos


tratados internacionales sobre derechos humanos, conformando un “bloque
constitucional” junto con la Constitución Nacional; en el año 1998, en el fallo “Acosta”,
196

la CSJN retrocede en el proceso de reconocimiento del carácter vinculante de los


fallos de la Corte IDH, al sostener que “la jurisprudencia no podrá afectar la cosa
juzgada a nivel interno”.

3. En el año 2004, la CSJN, con una nueva composición, inicia una etapa de
reconocimiento de la jurisprudencia internacional con el caso “Espósito”, al sostener
que la jurisprudencia del Tribunal Interamericano constituye una pauta imprescindible
de interpretación de todos los deberes y obligaciones que derivan del denominado
Pacto de San José de Costa Rica.

4. En 2007, en el fallo “Mazzeo”, la CSJN, coincidiendo con la doctrina utilizada en


“Almonacid”, establece que el Poder Judicial debe ejercer “una especie de control de
convencionalidad”, teniendo en cuenta no solo la CADH, sino también la
interpretación que la propia Corte IDH haya realizado de la misma.

Dicho fallo refiere un tema jurídica y políticamente controvertido, como es el de la


validez de indultos decretados por el Poder Ejecutivo respecto de los delitos de lesa
humanidad. Así, en el considerando 21 del voto mayoritario del fallo, el tribunal
adhiere expresamente al criterio de la Corte Interamericana sostenido en el
precedente citado apartado 124 del fallo “Almonacid Arellano”.

5. En 2012 el Superior Tribunal Argentino dictó el fallo “Rodríguez Pereyra c.


Ejército Argentino s/daños y perjuicios”, por medio del cual afirmó la importancia
que exige la correspondiente y adecuada coordinación del sistema de control de
constitucionalidad con el de convencionalidad (ambos difusos), argumentando que “la
jurisprudencia reseñada no deja lugar a dudas de que los órganos judiciales de los
países que han ratificado la CADH están obligados a ejercer, de oficio, el control de
convencionalidad, descalificando las normas internas que se opongan a dicho tratado.
Resultaría, pues, un contrasentido aceptar que la Constitución Nacional que, por un
lado, confiere rango constitucional a la mencionada Convención (artículo 75, inc. 22),
incorpora sus disposiciones al derecho interno y, por consiguiente, habilita la
aplicación de la regla interpretativa –formulada por su intérprete auténtico, es decir, la
Corte IDH– que obliga a los tribunales nacionales a ejercer de oficio el control de
convencionalidad, impida, por otro lado, que esos mismos tribunales ejerzan similar
examen con el fin de salvaguardar su supremacía frente a normas locales de menor
rango”

En 2017, en una peculiar resolución de la Corte Suprema de Justicia (en una mayoría de
votos integrada por Lorenzetti, Highton de Nolasco, Rosenkrantz y Rosatti) en
el expediente “Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto s/ informe sentencia dictada
en el caso ‘Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina’ por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos” fundó un estándar interpretativo regresivo del artículo 75, inciso 22,
párrafo segundo, de la Carta Magna que rompió la lógica de sus precedentes y se
desentendió de los alcances del control de convencionalidad interno, colocó al Estado
argentino en una posición delicada frente al sistema de protección convencional americano
de derechos humanos, debilitó la fuerza normativa de los derechos humanos y
Vació de contenido el “núcleo ideológico” de la reforma constitucional de 1994.
197

En efecto, en el presente caso, un juez de primera instancia en lo civil rechazó en


1997 la demanda interpuesta por el ex presidente Menem. La sentencia fue apelada y,
en 1998, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal revirtió la
decisión y condenó a la editorial y a Jorge Fontevecchia y Héctor D’Amico a abonar la
suma de $150.000,00 (pesos ciento cincuenta mil). Los demandados interpusieron un
recurso extraordinario federal.

En 2001 el Máximo Tribunal argentino confirmó la sentencia recurrida, aunque


modificó el monto indemnizatorio, reduciéndolo a $60.000,00 (pesos sesenta mil).
Agotadas las instancias internas y luego del trámite ante la Comisión Interamericana, se
elevó el caso a la Corte Interamericana, caratulado en el ámbito internacional
como “Fontevecchia y D´Amico”, quienes eran respectivamente propietario y director
de la revista Noticias. La Corte Interamericana concluyó que la revelación de la revista
se encontraba justificada por ser Menem una figura pública política y que la condena
civil había sido un cercenamiento a la libertad de expresión; en virtud de ello, se condenó al
Estado argentino a hacer tres cosas:
● a) En primer lugar, a dejar sin efecto la condena civil impuesta a Jorge Fontevecchia
y Héctor D’Amico, así como todas sus consecuencias.
● b) En segundo lugar, a publicar un resumen oficial de su sentencia elaborado por la
Corte Suprema, por una sola vez, en el Diario Oficial y en un diario de amplia
circulación nacional, así como a publicar la sentencia completa de la Corte
Interamericana en la página del Centro de Información Judicial de la Corte Suprema.
● c) Finalmente, a entregar a los periodistas las sumas reconocidas en dicho fallo
(devolverles el dinero que habían pagado por la condena, más los gastos que
tuvieron por el juicio).

Años después, estando cumplido el punto b, y con el punto c “en vías de cumplimiento”, el
Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó a la Corte Suprema que dejara
sin efecto su sentencia.

Así las cosas, la Corte Suprema de Justicia sostuvo que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos no había actuado dentro del marco de competencias establecido por
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Es decir que la Corte
Suprema de Justicia realizó una nueva interpretación de los alcances de la Convención
Americana sin ser el órgano habilitado a tal efecto.

Así, señaló que la Corte IDH no constituye una cuarta instancia y que no puede
anular decisiones jurisdiccionales estatales funcionando con carácter subsidiario. Sobre
este punto, cabe señalar que el carácter subsidiario se vincula con la necesidad de
darle primero una oportunidad a los órganos estatales para que cesen y reparen en su
ámbito interno las violaciones a los derechos humanos, pero, si esto no sucede, entonces
comienza a funcionar el sistema de protección interamericano.

Por otra parte, que el sistema no constituya una “cuarta instancia” implica que
los órganos de interpretación y aplicación de los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos no revisan sentencias a la luz del ordenamiento jurídico nacional,
sino que su labor se consuma evaluando la compatibilidad o incompatibilidad de la
conducta estatal denunciada conforme el ordenamiento convencional internacional
198

vigente.

La fórmula de la cuarta instancia y los principios de subsidiariedad nada tienen


que tiene que ver con la competencia remedial de la Corte IDH. Sin embargo, nuestra Corte
señaló que según el “principio de subsidiariedad” y la teoría de la “cuarta instancia”, la
Corte IDH no puede disponer reparaciones frente a violaciones de derechos como la que
Se fijó en el caso “Fontevecchia y D’Amico”. La base de este razonamiento se encuentra
viciada en tanto y en cuanto los principios invocados no se refieren al alcance de la
facultad de los órganos de protección para establecer medidas reparatorias (facultad
remedial), sino a las condiciones y vías de acceso a los sistemas internacionales. O sea,
a su competencia jurisdiccional para admitir o no un caso.

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