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Biografía Esopo

Pocos datos seguros existen sobre la biografía de Esopo, y ya en la época clásica


el personaje real se vio rodeado de elementos legendarios, quedando
definitivamente cubierto por la ficción y la fantasía cuanto pudo tener de histórico.
Ello no ha de llevar forzosamente a refutar su existencia, ya que un historiador de
tanto crédito como Herodoto lo describe como un esclavo de un ciudadano de
Samos que había vivido en la centuria anterior.

Según una tradición muy difundida, Esopo nació en Frigia, aunque hay quien lo
hace originario de Tracia, Samos, Egipto o Sardes. Sobre él circuló una gran
cantidad de anécdotas e incluso descripciones sobre su físico que se hallan
recogidas en la Vida de Esopo, publicada en el siglo XIV al frente de una
recopilación de sus fábulas preparada por el monje benedictino Máximo Planudes.

Así, se cuenta que Esopo fue esclavo de un tal Xanto o Janto de Samos, que le
dio la libertad. Debido a su gran reputación por su talento para el apólogo, Creso
lo llamó a su corte, lo colmó de favores y lo envió después a Delfos para consultar
el oráculo y para ofrecer sacrificios en su nombre y distribuir recompensas entre
los habitantes de aquella ciudad. Irritado por los fraudes y la codicia de aquel
pueblo de sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a
los dioses los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este príncipe las
riquezas destinadas a los habitantes de Delfos.

Éstos, para vengarse, escondieron entre el equipaje de Esopo una copa de oro
consagrada a Apolo, le acusaron de robo sacrílego y le precipitaron desde lo alto
de la roca Hiampa. Posteriormente se arrepintieron, y ofrecieron satisfacciones y
una indemnización a los descendientes de Esopo que se presentaran a exigirla; el
que acudió fue un rico comerciante de Samos, descendiente de aquel a quien
Esopo había pertenecido cuando era esclavo. De todo este relato parece histórico
que Esopo fue un esclavo y que viajó mucho con su amo, el filósofo Janto;
también se concede bastante credibilidad al episodio de su muerte.
Fábula de Esopo: El lobo y la grulla
A un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta, y corría por todas
partes en busca de auxilio.
Encontró en su correr a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación, y que
enseguida le pagaría por ello. Aceptó la grulla e introdujo su cabeza en la boca del lobo,
sacando de la garganta el hueso atravesado. Pidió entonces la cancelación de la paga
convenida.
- Oye amiga - dijo el lobo - ¿ No crees que es suficiente paga con haber sacado tu cabeza
sana y salva de mi boca ?
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga
tendrías si te dejan sano y salvo.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás
padres, estaremos encantados de recibirla.

El caballo y el asno.
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al
caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada al asno.
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno.
Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora
tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
MORALEJA: Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que
honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás
perjudicando a ti mismo.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.

Fábula infantil: El águila, el cuervo y el pastor

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.


La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con
tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo
al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus
alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de qué clase de ave era aquella, y les dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
Moraleja: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no
en lo que no te corresponde.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.

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