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Leysser Leon El Dano Al Proyecto de Vida
Leysser Leon El Dano Al Proyecto de Vida
RESUMEN
El autor reafirma su postura contra el daño al proyecto de vida, a través de las siguien-
tes cuatro “reglas de juego”: 1) Dejar en paz a la filosofía: pues no encuentra razón para
que el lenguaje de una escuela del pensamiento tenga prevalencia sobre el argumento
jurídico; 2) decir la verdad: ya que, contrariamente a lo que se afirma, la Corte IDH
no considera resarcible el daño al proyecto de vida; 3) dejar en paz a la Constitución:
pues considera errado afirmar que el derecho fundamental al libre desarrollo transforma
a los proyectos de vida en objeto de protección jurídica; y 4) primado de la legalidad e
imparcialidad en las decisiones judiciales. Por último, estima conveniente aplicar la línea
jurisprudencial que viene utilizando la función sancionadora del daño moral, para así
aumentar el monto otorgado en una reciente sentencia penal recaída en un caso de vio-
lencia de género en el que se deniega asidero legal al daño al proyecto de vida.
* Profesor y coordinador del Área de Derecho Privado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Cató-
lica del Perú. Doctor en Derecho por la Scuola Superiore S. Anna di Studi Universitari e di Perfezionamento (Pisa).
Miembro de la World Tort Law Society (Viena-Pekín) y del Grupo Iberoamericano para el Derecho de Daños
(Talca-Madrid). Socio de la Asociación Italiana de Derecho Comparado y del Instituto Emilio Betti de Ciencia y
Teoría del Derecho en la Historia y en la Sociedad (Téramo, Italia). Asociado internacional del Instituto Brasileño
de Estudios sobre Responsabilidad Civil - IBERC (Belo Horizonte). Consultor de Philippi, Prietocarrizosa, Ferrero
DU & Uría Abogados.
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de la mujer. Ha sido candidata por el Frente
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR Amplio en las elecciones parlamentarias
convocadas a raíz de la legítima disolución
de aquel Congreso controlado por la alianza
Es ilusorio, además, pensar que de Fuerza Popular y el APRA, el 30 de sep-
un cúmulo de sentencias unifor- tiembre del 20181. En marzo del 2017, reci-
mes, aunque éstas marchen por un bió, en Washington, de manos de Melania
camino equivocado, pueda poner Trump, la primera dama de los Estados Uni-
punto final a una cuestión tan con- dos de América, el prestigioso premio inter-
trovertida como la de si el daño al nacional Women of Courage2.
proyecto de vida es resarcible o no, la
¿A qué se debía el interés? A que el fallo de
cual no ha sido objeto jamás –no por
julio del 2019, según mis entrevistadores,
mi culpa, por cierto– de un debate contenía una recepción tácita, pero rotunda,
abierto entre nosotros: un debate de las ideas que defiendo, desde hace casi dos
librado de tantos estribillos sobre sus décadas, contra la resarcibilidad del llamado
bondades científicas, para mí fala- “daño al proyecto de vida”3. En él se señala
ces, donde se cuestionen, informada- que esta figura “no tiene reconocimiento
mente, sus difusas bases filosóficas, y legal” en nuestro ordenamiento, que es una
se consideren sus efectos discrimina- mera propuesta de un sector de nuestra doc-
torios a la luz de nuestra jurispruden- trina, que la clasificación de los daños que
cia de responsabilidad civil. debe seguirse en los dictámenes judiciales es
la establecida en el artículo 1985 del Código
Civil, que no incluye el daño al proyecto de
vida, y –he aquí la precisa coincidencia con
Apelaciones de la Corte Superior de Justi- mi postura– que su resarcimiento es incons-
cia de Lima Norte, sobre la reparación civil titucional por colisionar con el derecho fun-
otorgada, meses antes, el 18 de julio del damental a la igualdad ante la ley. Del otro
2019, en una sentencia del Juzgado Penal lado del teléfono, daban por descontado que
Colegiado Permanente de la misma juris- esta suerte de “homologación” de mi plan-
dicción, en un proceso emblemático de mal- teamiento en la jurisprudencia, y en un caso
trato por razones de género, por tentativa de de tanta relevancia social, debía de ser para
violación de la libertad sexual y de feminici- mí motivo de orgullo y agrado4.
dio, ocurrido en Huamanga el 2015. Actual-
mente, la víctima es una destacada activista Respondí –como escribo ahora– que las cosas
del movimiento de defensa de los derechos no estaban como, gentilmente, se pensaba.
1 Cuando pongo punto final a estas páginas, es virtual integrante del nuevo Congreso de la República.
2 Ver: https://andina.pe/Ingles/noticia-us-first-lady-grants-women-of-courage-award-to-perus-arlette-contre-
ras-660639.aspx.
3 Ahora compendiadas en: León Hilario (2017, pp. 59 y s.), y expuestas también en el manual de Responsabilidad
Civil, para la formación de jueces y aspirantes, cuya elaboración me encomendó la Academia de la Magistratura
(2016, p. 69-74).
4 A la manera de Giulio Ponzanelli, por ejemplo, que satisfecho por las sentencias de noviembre del 2008, de las
Sezioni Unite de la Corte di Cassazione, que excluyeron el “daño existencial” del elenco de categorías resarcibles
en el derecho italiano, declaró esto a una revista de estudiantes peruanos: “La Corte de Casación, entonces, en el
2008, cierra el círculo, y agrega una frase que me ha hecho pasar una de las noches más felices de mi vida, porque
la Corte dice ‘de daño existencial, como categoría autónoma de daño, ya no es posible discutir’” (2013, p. 350).
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5 León Hilario (2016, p. 62 y s.). La función “punitiva” de la responsabilidad civil ha sido confirmada, reciente-
mente, en un bello libro de Roppo (2019, p. 419).
6 Sentencia R. N. N° 1969-2016-LIMA NORTE, del 1 de diciembre de 2016, disponible en el portal oficial del Poder
Judicial: http://www.pj.gob.pe. En Italia, Gazzoni (2016 [2009], p. 713) explica que el resarcimiento del daño no-
patrimonial se realiza “según equidad” porque ninguna suma de dinero puede “compensar los sufrimientos”. En
estos supuestos, prosigue el autor (loc. cit.): “el resarcimiento tiene función sancionadora, y de aquí que el daño
sea in re ipsa, como es evidente, en caso de perjuicio por delito o cuando es la ley misma contempla el resarci-
miento. Para determinar el quantum debeatur, entonces, se debe considerar el grado del dolo o culpa, la gravedad
de la conducta ilícita y las modalidades objetivas según las cuales se haya consumado la lesión, la desaprobación
social contra ella, así como la condición de la víctima conforme a términos objetivos (por ejemplo, su edad o, si se
trata de difamación, la actividad que desarrolla y su notoriedad)”. En nuestra doctrina: León Hilario (2017, p. 446)
y Fernández Cruz (2019, pp. 106-107).
7 Esta viciosa práctica de nuestra magistratura no tiene parangón en el mundo, especialmente en cuanto al uso de tér-
minos como “ilustre”, “egregio”, “maestro” y “jurista”, admitidos en la redacción de artículos jurídicos, pero no,
obviamente, en la resolución judicial de las causas. Hay decenas de sentencias en casación en tal sentido, que me
eximo de citar, para no agraviar la memoria de varios de los autores nacionales santificados. Como ejemplo, trans-
cribo este párrafo, sobre un autor extranjero, tomado de CAS N° 0004-2009 CUSCO, del 25 de agosto de 2009,
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del cual complacerse o, peor aún, vanaglo- nuestro derecho vivo –el de los tribunales– a
riarse8. Todo lo contrario: por abundante que fines del siglo pasado, como expresión caba-
sea la producción jurisprudencial, en los dis- lística, justificativa, por su sola declamación,
tintos ámbitos y especialidades, donde nues- del otorgamiento de la tutela resarcitoria, las
tras autoridades se arrogan la potestad de ter- más de las veces en situaciones del todo con-
ciar en contrapuntos reservados para las aulas trastantes con las imaginadas por su teoriza-
universitarias, si no es que para las charlas de dor: el recientemente desaparecido profesor
café9, debe recordarse, siempre, que no es fun- sanmarquino, Carlos Fernández Sessarego
ción de la administración de justicia dirimir (1926-2019).
en las disputas doctrinarias.
Así, de constituir una herramienta concep-
Es ilusorio, además, pensar que un cúmulo de tual orientada a la protección integral de la
sentencias uniformes, aunque marchen por persona humana mediante la responsabili-
un camino equivocado, pueda poner punto dad civil, frente a los daños que determi-
final a una cuestión tan controvertida como nan una frustración irreversible y radical de
la de si el daño al proyecto de vida es resar- la existencia, es decir, aquellos que compro-
cible o no, la cual no ha sido objeto jamás meten el destino del individuo, que privan a
–no por mi culpa, por cierto– de un debate su vida de sentido y lo acompañan hasta la
abierto entre nosotros: un debate librado de muerte10, nuestra jurisprudencia ha sumado
tantos estribillos sobre sus bondades cientí- año tras año, por el contrario, una infinidad
ficas, para mí falaces, donde se cuestionen, de sentencias resarcitorias por daños a pro-
informadamente, sus difusas bases filosófi- yectos de vida circunstanciales, mutables y
cas, y se consideren sus efectos discriminato- perecederos, como los “laborales”, “fami-
rios a la luz de nuestra jurisprudencia de res- liares” o “empresariales”. Por su artificiali-
ponsabilidad civil. dad y la incertidumbre que las caracteriza,
es claro que ninguna de semejantes creacio-
Como se recordará, el expediente retórico del nes está vinculada con el noble objetivo ori-
daño al proyecto de vida hizo su aparición en ginalmente perseguido. Dotar de relevancia
en Sentencias en Casación (suplemento del Diario Oficial “El Peruano”, en adelante SC), XIII/621, 31 de diciem-
bre de 2009, p. 27199: “Respecto al punto (iv) cabe señalar que la preclusión es explicada por el Maestro italiano
Chiovenda, como ‘la pérdida o extinción o consumación de una facultad procesal’”. ¿Y si el “maestro” hubiese
sido refutado en su país de origen? ¿Y si hubiese cometido un error, confesado o no? ¿La referencia a un autor con-
trario o revelador de un error de Chiovenda, en alguna actuación judicial, tendría en su contra, para ser acogida,
la “maestría” del procesalista consagrado por los jueces? ¿Y los errores de traducción? Este último punto viene al
caso, en una época de producción en masa de traducciones de obras jurídicas italianas en nuestro país, no solo por
las tergiversaciones y errores de sus artífices, atribuibles a su limitado vocabulario y a su notorio desconocimiento
de los temas tratados en ellas, sino por la falta de control profesional por parte de las editoriales. Cachón Cadenas
ha recordado, en un estudio histórico muy detallado, reivindicador y ameno (2010, p. 58 y s.), que el propio Giu-
seppe Chiovenda dictaminó, influenciado por un perverso comentario bibliográfico de Francisco Beceña González,
la “inutilidad en el ambiente de los juristas españoles” de la versión en castellano de sus Principii di diritto proces-
suale civile, a cargo de José Casais Santaló, quien incluso había seguido sus lecciones en la Universidad de Roma.
8 De aquí que resulte imperioso denunciar en todos los foros la falta de buen juicio de quienes agravian a nuestra
comunidad jurídica, con cotidianidad insufrible, con sus ufanas declaraciones de reconocimiento de paternidad de
posiciones acogidas o discutidas por la jurisprudencia, incluso en Plenos Jurisdiccionales, por erróneas o absurdas
que ellas resulten.
9 Esto vale, naturalmente, para las charlas sobre la actualidad de la filosofía existencialista, que pueden ser muy edi-
ficantes, según los interlocutores que nos acompañen, y hasta inspirar un volumen memorable: Bakewell (2016).
10 Fernández Sessarego (1992, pp. 273-274).
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Como el interés de Fernández Sessarego y violencia estatal contra ciudadanos13, en el
el de sus primeros seguidores era exiguo –y Perú se consideraba que el solo hecho de
espero que no lo siga siendo– respecto de ser apartado de un centro de trabajo afec-
las tendencias de nuestra jurisprudencia, a taba los proyectos de vida. Y, por supuesto,
menos, claro está, que se tratara de registrar esa afectación no podía ser la misma ante
todo fallo donde se mencionara el daño al los jueces, monetariamente, cuando se tra-
proyecto de vida12, nadie cuestionó el empleo taba de valorizar la posición de un magis-
envilecido de la categoría a los casos recor- trado o fiscal cesado por un gobierno dictato-
dados. Si en la jurisprudencia internacional rial, que cuando se trataba de la situación de
sobre derechos humanos se recurría a ella un policía cesado o de un trabajador minero
–por su propio camino, sin tomar a la doc- relevado por enfermedad profesional, o del
trina peruana como punto de referencia– alto directivo de una empresa despedido. La
para estimar las reparaciones en casos de discriminación, connatural al proyecto de
12 Por la sola mención del “daño al proyecto de vida” fue destacado, por ejemplo, el fallo emitido en CAS N° 937-
2002-CHINCHA, del 1 de septiembre del 2003, en SC, IX/506, 2 de diciembre de 2003, pp. 11331-11332, donde se
otorgó un resarcimiento ínfimo –parecería que solo de S/. 1,000.00– a un profesor de educación física víctima de un
accidente de tránsito que le produjo discapacidad física permanente (por cuadriplejía espástica). Fernández Sessa-
rego, llevado al error, con toda probabilidad, por sus seguidores, escribió, inexactamente, que el resarcimiento con-
cedido en aquel caso fue de S/. 1’000,000.00 (2010, p. 100). Comentó también: “¿Qué significa, nos preguntamos,
un millón de soles de reparación por una gran desventura en la vida de un ser humano? Probablemente para quien o
quienes se rasgan las vestiduras por el pago de esa suma, que consideran excesiva, cambiarían de manera de pensar
si ellos hubieran sido víctimas de un accidente que los obligaría, a partir de los 28 años de edad, a pasar su vida en
una silla de ruedas” (2009, p. 560). Todos leyeron mal la sentencia (Díaz Caceda, 2006, p. 62; ahora Agurto Gon-
záles, 2019, p. 120), y ninguno tuvo el cuidado de consignar la fuente (sí efectúa un responsable cotejo del fallo, en
cambio, Cano Fuentes, 2015, p. 201 y s.). Aquel pronunciamiento merece ser destacado, empero, porque el daño
subvaluado por los jueces fue identificado con términos exactamente coincidentes con la teoría de Fernández Ses-
sarego, con esta descripción: “a la fecha del accidente, el actor contaba con veintiocho años de edad, de estado civil
soltero y la ocupación profesional que ejercía era la de profesor de educación física, condiciones bajo un contexto
de realidad permite apreciar su total truncamiento, al devenir en nula [sic] la posibilidad de emerger en su carrera
profesional, así como también en una futura vida familiar, que son pilares de la superación de todo ser humano”.
También por la sola mención, esta vez del “proyecto de vida”, es previsible que algún grupo coral realce, injustifi-
cadamente, el texto Decreto de Urgencia N° 23-2020, del 23 de enero de 2020, donde, como preámbulo de una de
las normativas más defectuosas de los últimos tiempos, se señala que el derecho de conocer los antecedentes poli-
ciales del futuro (o de la futura) cónyuge garantiza que las personas tomen decisiones informadas “respecto a su
proyecto de vida”, como si a quienes tienen antecedentes policiales, por reveladores que éstos resulten, les estu-
viese negado o se les pudiera obstaculizar el ejercicio de su derecho fundamental a constituir una familia, que es el
verdadero bien jurídico protegido en este ámbito.
13 En los repetidamente citados casos “María Elena Loayza Tamayo” (1998) y “Luis Alberto Cantoral Benavides”
(2001), ambos relativos a la violación del derecho a la integridad y libertad personal, y a las garantías judiciales. A
la luz de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos producida desde entonces, esas deci-
siones no representan, actualmente, la línea seguida por dicho tribunal. El anacronismo en la reseña de tan impor-
tante casuística, así como el silencio, intencional y engañoso, sobre las críticas al daño al proyecto de vida en nues-
tra doctrina y su problemática en la jurisprudencial actual, son la marca distintiva de escritos como los de Burgos
(2012a), Woolcott Oyague (2016), Woolcott Oyague y Monje Mayorca (2018), Agurto González (2019), y de
algunos autores que participan en este número de Gaceta Civil & Procesal Civil, cuyas exposiciones incompletas
habrán de ser juzgadas por los lectores. Mejor provistas para la crítica y la investigación, en Costa Rica, a pesar de
tomar partido por la posición de Fernández Sessarego, bajo la predecible guía de Víctor Pérez Vargas: Cubero Soto
y Fernández Ulate (2010). Las “conjuras del silencio”, como enseñó Delgado (1971, p. 118) son típicas del com-
portamiento arribista y de la “cultura de la inseguridad”: “La naturaleza esencialmente negativa del intelectual arri-
bista tiende a reducir drásticamente su capacidad creadora. Y esta limitación, que decreta la sustancial falta de ori-
ginalidad de su talento, parece ser, precisamente, la que lo impele hacia formas de comportamiento arribista para
reforzar las posibilidades de un éxito que parece altamente problemático a través del ejercicio creador de un talento
original que él no posee” (1971, p. 115).
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14 CAS. N° 5678-2007 SANTA, del 17 de noviembre del 2008, en SC, XIII/617, 3 de diciembre del 2009, p. 26464:
“[E]n el caso de autos, la víctima, conforme lo han establecido las instancias de mérito, falleció, por lo tanto, se
puso fin a los atributos jurídicos de su persona y, con ello, los derechos personalísimos contenidos en ella, con los
efectos derivados de los mismos, resultando pertinente señalar que el daño a la persona está referido a la indem-
nización que le corresponde como directamente afectada, en tanto constituye un resarcimiento de aquella lesión
directa y cierta que le ha sido inferida, lo cual no resulta viable cuando ha fallecido, pues en tal condición ya no es
sujeto de derecho, pues la muerte determina el fin de la persona”. Ahora: CAS N° 2249-2017 UCAYALI, del 12 de
abril del 2018, en SC, XXIII/779, 9 de diciembre del 2019, p. 62: “el daño ocasionado al proyecto de vida atenta
contra la propia libertad, de lo cual se colige que es estrictamente personal, razón por la cual, a criterio de este
Tribunal Supremo, no es posible que sea exigido por persona distinta porque no cabe indemnización de proyecto
ajeno”. Ver, en este correcto sentido: Calderón Puertas (2014, pp. 261-262).
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de la Corte Suprema sobre responsabilidad los magistrados como daño al proyecto de
civil por daño a la salud15, pero perfilado por vida:
1
Hay que precisar que, conceptualmente, el daño al proyecto de vida no se confunde con el daño moral, tanto porque no
es un daño transitorio, como porque exige la existencia de una preferencia personal evidenciada, esto es, “no refiere a
angustias, aflicciones, sufrimientos o dolores, sino a la posibilidad de ser en la vida aquel que uno se ha propuesto ser y
que, además, podía razonablemente ser, si el daño no ocurría”. La noción de “daño al proyecto de vida” fue forjada por
Carlos Fernández Sessarego y aparece ya bosquejada, en el estudio publicado en el Tomo IV de la Exposición de Motivos
al Código Civil de 1984, el mismo que fue incorporado en la quinta edición del libro Derecho de las Personas, de Carlos
Fernández Sessarego. Aparece también en la ponencia presentada en el Congreso Internacional de Derecho Civil,
organizado por la Universidad de Lima y celebrada entre el 09 y el 11 de agosto de 1985. En esta ponencia, se
conceptuaba el daño a la persona, como aquel que agrede la dignidad misma de la persona humana, agregando que “en
su más honda acepción, es aquel que tiene como consecuencia la frustración del proyecto de vida de la persona. Es decir,
se trata de un hecho de tal magnitud, que truncaría la realización de la persona humana de acuerdo a su más recóndita e
intransferible vocación”. El ejemplo típico, dice Fernández Sessarego, es el del orfebre o artesano ceramista, que por un
hecho dañino a cargo de un tercero, pierde los dedos de la mano derecha que le sirven para trabajar, truncándose así su
vocación, lo que constituye su raigal existencia. En síntesis, el “daño al proyecto de vida” fue conceptualizado como aquel
contenido en la noción de “daño a la persona” que ocasiona: (i) un colapso de tal magnitud que anula la capacidad de
decisión; y (ii) un daño que incide decisivamente en la posibilidad de realizar una decisión libre, de desplegar los aspectos
de la personalidad”. Tal daño puede originar la frustración total del proyecto existencial, un menoscabo que dañe
parcialmente el proyecto, aunque éste puede ser continuado de otra manera o el retardo en su ejecución.
15
Otros argumentos y acontecimientos con- conflicto de interés, que las coberturas de los
tribuyeron a poner en jaque al “daño al pro- seguros se extiendan al daño al proyecto de
yecto de vida”, y prefiguraron el tiro de gra- vida, pero sin éxito. Es improbable que estos
cia del Juzgado Penal Colegiado Permanente daños sean asegurables, ni siquiera si se les
en la sentencia comentada. No es un daño maquilla como daños “a la persona”. En este
que pueda cubrirse con seguros de responsa- último rubro, como fluye de la lectura de
bilidad civil16, o sea, mediante seguros de ter- cualquier póliza, se cubren los gastos por
cera persona. No reviste dificultad entender atención médica, rehabilitación, medicación.
las implicancias de este importante reparo. Si No estoy afirmando, desde luego, que de la
de verdad existieran los daños a los proyec- naturaleza “no asegurable” del daño al pro-
tos de vida afectivos y profesionales, ¿qué yecto de vida dependa su no reconocimiento
tipo de seguro los podría cubrir? Quienes como daño para efectos de la tutela resarci-
tienen familiaridad con este mundo –o se toria, como alguien que convive con el error,
precian de tenerla17– reclaman, con velado y se permite anonimizar impunemente la
15 CAS N° 5710-2018 PASCO, 29 de mayo del 2019, en SC, XXIII/775, 4 de septiembre del 2019, pp. 232-235.
Comento este fallo más adelante: infra, nota (62). Los lectores sabrán sacar sus conclusiones sobre este tipo de
exposiciones o lecciones insertas en los fallos, que lamentablemente son muy comunes, y sobre su valor real para
la decisión de los jueces en los casos concretos.
16 Ahora contamos con la didáctica exposición de Núñez del Prado (2017, p. 151): En el seguro de responsabilidad
civil lo que se asegura es “el patrimonio del asegurado –presente o futuro– contra los daños que pudieran causarle
reclamaciones por daños y perjuicios, sean estas justificadas o injustificadas”. Imagine el lector, con estas luces,
a cuánto tendría que ascender, por ejemplo, la prima del seguro de una empresa de transporte terrestre, en caso
deseara cubrirse, no solamente de demandas por daños a la integridad física de sus pasajeros, sino, además, por los
daños a los “proyectos de vida” de éstos. ¿Y cuánto se debería pagar para cubrir a una persona de la demanda de
resarcimiento del proyecto de vida “familiar” que le puede interponer su cónyuge, o a un empleador frente a las
demandas por daño al proyecto de vida “laboral” o “profesional” de un trabajador despedido?
17 Melodramático, en este sentido, es el clamor de Burgos (2010): “Digamos que un proyecto de vida como tal es ase-
gurable, en tanto ya esté en curso de ejecución y revista cierta particularidad. El tema es encontrar aquí una compa-
ñía que pueda desarrollar un cálculo actuarial confiable y extienda la cobertura. Éste, desde ya, es un inconveniente
práctico, que en ningún modo invalida el concepto jurídico” (¡!). Sin comentarios.
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18 Burgos (2012b).
19 CAS N° 4664-2010 PUNO, del 18 de marzo del 2011, en SC, XV/641, 13 de mayo del 2011. Ver: León Hilario
(2011 [2010], p. 250-251). Los comentarios de jurisprudencia de escribientes domésticos que ignoran ese impor-
tante punto del III Pleno Casatorio Civil, sobre la exclusión del daño al proyecto de vida familiar, son tan engaño-
sos cuanto abundantes. También es acostumbrado, lamentablemente, el desconocimiento del importante aporte de
la distinción, consagrada en dicha sentencia, entre “resarcimiento” y “obligación legal de indemnizar”.
20 Entre las más recientes: CAS N° 3899-2014 LIMA NORTE, del 2 de diciembre del 2015, en SC, XXI/727, 2 de
mayo del 2017, p. 91821 y s.; CAS N° 570-2017 HUAURA, del 7 de abril del 2017, en SC, XXII/742, 30 de enero
del 2018, p. 104503 y s.; y CAS N° 3854-2016 MOQUEGUA, del 25 de agosto del 2017, en SC, XXII/752, 31 de
julio del 2018, p. 112968 y s.
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infidelidad, del proyecto de vida matrimo-
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR nial. Los magistrados supremos reseñan así
aquel fallo:
Casi todas las aplicaciones juris- “Ha quedado acreditado que el deman-
prudenciales del daño al proyecto dante se fue a la provincia de La Conven-
de vida contradicen, pues, la visión ción, buscando una oportunidad laboral y
de Fernández Sessarego. Tal vez no en ese ínterin rompió el deber de fideli-
sea una casualidad, por eso, que no dad para su cónyuge y procreó hijos fruto
de la relación paralela que tuvo con una
contemos con algún parecer favo-
tercera persona, a pesar de que tenía con-
rable o crítica de su parte respecto
dición de casado y de tener el deber de
de las sentencias casatorias sobre el
fidelidad. Asimismo, se acreditó que no
daño al proyecto de vida laboral o solo quebrantó el deber de fidelidad, sino
matrimonial de los últimos veinti- que además generó una insatisfacción,
cinco años. Ahora, sin embargo, no sufrimiento y dolor producto del desa-
viene al caso escrutar las razones de mor. Finalmente, la Sala Superior señala
su silencio. La tarea es corregir los que se ha generado un daño al proyecto
aspectos negativos de los preceden- de vida matrimonial, porque el deman-
tes en materia civil, con el aporte de dante aprovechándose de que dejó su
argumentaciones como las expues- hogar en busca de trabajo, truncó el pro-
tas por los jueces penales al excluir el yecto familiar al haberse inmiscuido con
resarcimiento del daño al proyecto otra persona”22.
de vida de nuestro derecho.
Casi todas las aplicaciones jurisprudencia-
les del daño al proyecto de vida contradi-
emocional del abandono moral o desinte- cen, pues, la visión de Fernández Sessarego.
rés de un cónyuge por el otro, las decisio- Tal vez no sea una casualidad, por eso, que
nes que cualquiera de ellos adopta sobre no contemos con algún parecer favorable o
su vida u orientación sexual, o cuales- alguna crítica de su parte respecto de las sen-
quiera otras en las que uno de los cónyu- tencias casatorias sobre el daño al proyecto
ges desatiende el proyecto de vida conyu- de vida laboral o matrimonial de los últi-
gal para llevar a cabo las aspiraciones que mos veinticinco años. Ahora, sin embargo,
hoy se enmarcan en el legítimo ejercicio no viene al caso escrutar las razones de su
de la propia libertad en la esfera perso- silencio. La tarea es corregir los aspectos
nal y de los derechos de la personalidad21. negativos de los precedentes en materia civil,
con el aporte de argumentaciones como las
A contracorriente, nuestra Corte Suprema expuestas por el Juzgado Penal Colegiado
declaró improcedente el recurso de casación Permanente al excluir el resarcimiento del
formulado por un demandado al que la Sala daño al proyecto de vida de nuestro derecho.
Civil de la Corte Superior del Cusco obligó
a resarcir a su excónyuge, con un monto de En la evaluación técnico-jurídica y balance
S/ 10,000.00, por la lesión, con un acto de jurisprudencial que será obligatorio realizar
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23 El caso de nuestro premio Nobel de literatura es emblemático. De ávido lector y pugnaz seguidor de las ideas de
Sartre, al comienzo de su vida intelectual, se transformó en uno de los críticos más enconados de la filosofía, teó-
rica y de vida del autor francés (véanse los ensayos reunidos en Vargas Llosa, 1981, especialmente, p. 115 y s.). El
conocimiento de Vargas Llosa sobre la obra de Sartre, según se deduce de su testimonio personal (2012), fue larga-
mente superior al de Fernández Sessarego, y abarca bibliografía que hasta el momento se mantiene inédita en caste-
llano, pero que era accesible para el escritor, quien realizaba sus actividades literarias y periodísticas en Europa, en
el momento cumbre del “sartrismo”. Escribe que Sartre, en su época fue un “mandarín intelectual”, o sea, “alguien
que ejerce un magisterio más allá de lo que escribe y aun de lo que dice, un hombre al que la vasta audiencia con-
cede el poder de legislar sobre asuntos que van desde las grandes cuestiones morales, culturales y políticas hasta
las más triviales” (1981, 130). Tal vez esa ilustración de Vargas Llosa, favorecida por el contexto, lo predispuso
para un juicio global sobre la obra de Sartre, y, dialécticamente, para su crítica. Hace unos años, causó revuelo que
afirmara, en la Universidad de las Palmas de la Gran Canaria, que Sartre “dijo estupideces monumentales”, guiado
“por una obsesión de tipo ideológico”. Ver: https://www.emol.com/noticias/magazine/2012/05/17/540991/vargas-
llosa-vuelve-a-lamentar-la-minima-influencia-de-los-intelectuales.html.
Yo creo, por ello, que a Fernández Sessarego y Vargas Llosa, distanciados en edad por una década, se les debe apre-
ciar, en cuanto a su adhesión al existencialismo, como intelectuales, íntegros y probos, de “su” tiempo.
24 Cioran (2011 [1973]).
25 Es uno de los pensamientos central de su Précis de décomposition (2011 [1949], pp. 36-38). Este volumen de Cio-
ran se publicó, por coincidencia, el mismo año que Le deuxième sexe, obra esencial del existencialismo, escrita por
Simone de Beauvoir (2019 [1949]). En otro de sus textos (2011 [1990], p. 161) anota: “La vida no tiene sentido,
solo se vive para morir. Pero es muy importante saber que podemos matarnos cuando queramos. Eso nos calma,
nos satisface. El problema está resuelto y la comedia continúa”.
26 Bakewell (2016).
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para llegar al final de cada día27 ¿Cambia- abúlicas páginas de los portavoces es repeti-
ría la fortuna en la resolución judicial de los tivo y coral30, y refleja la renuncia al primer
conflictos según el grado de cultura e interés deber de todo estudioso: el de la búsqueda de
filosófico de los juzgadores? ¿Esa es la cer- un pensamiento propio, en un mundo que ha
teza o predictibilidad que perseguimos? puesto todas las fuentes de las que partió el
autor de la tesis, en sus idiomas originales, al
Todo intento de defensa de la teoría del daño alcance de la mano de quien, con las armas
al proyecto de vida en el plano filosófico de la honestidad intelectual, desee cotejarlas.
está condenado al fracaso. La interpretación Si se tratara de una verdadera escuela, la del
existencialista específica en la que se sus- llamado “humanismo jurídico”, sus discípu-
tenta dicho discurso es una extraña mezcla los y seguidores habrían tenido que traba-
de perspectivas católicas y ateas, fruto de jar denodadamente para erigir una construc-
una lectura confusa –tal es la palabra– de ción teórica menos endeble sobre la base de
traducciones al castellano de obras de solo aquellos cimientos, con los debidos refuer-
algunos de los filósofos que representaron zos filosóficos.
aquella escuela. Ese marco filosófico incom-
pleto se quedó petrificado en la década de Que la derrota del discurso en favor del daño
los 50, y hoy se le puede considerar supe- al proyecto de vida está anunciada, si no es
rado28, conforme a los inexorables dictados que ya se produjo, en el campo de batalla filo-
de la historia de las ideas, aunque también en sófico, es de una evidencia tan inmensa, que,
su momento de auge fue objeto de cuestio- aun dejando a un lado el desinterés de sus
namientos inapelables29, que ningún defen- defensores en la cultura, basta recurrir a otras
sor del daño al proyecto de vida, de ayer o voces del pensamiento moderno para deli-
de hoy, ha absuelto. Todo lo que se lee en las near una refutación “ilustrada” y efectiva.
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Consejo Nacional de la Magistratura por una
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR jueza que fue apartada de su cargo que:
31 CAS N° 2199-2015 LIMA, del 8 de abril del 2016, en SC, XXI/735, 3 de octubre del 2017, p. 98733.
32 León Hilario, 2017, p. 474.
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procurar la satisfacción de las víctimas de
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR este tipo de perjuicio, que hace tiempo defi-
nió como la “pérdida” o el “grave menos-
cabo de oportunidades de desarrollo perso-
Si me preguntaran, sin embargo, nal, en forma irreparable o muy difícilmente
quién creo yo que nos ha dado un reparable”35, pero dejando en claro, a la vez,
mejor retrato del ser humano de que no es un concepto traducible en términos
hoy, entre Sartre y Bauman, respon- económicos36.
dería, sin dudar, que el segundo. Sin
Es más, en la sentencia sobre reparaciones
conocer la amplia obra de Bauman,
emitida en el caso “Loayza Tamayo vs. Perú”
que recién he compulsado, gracias
–usualmente citado como carta de ciudada-
a la perentoria e ilustrada referen-
nía del daño al proyecto de vida en la juris-
cia de nuestros magistrados en la prudencia de la Corte IDH–, el voto parcial-
sentencia citada, tengo escrito que mente disidente del juez Carlos Vicente De
hablar de proyectos de vida es predi- Roux Rengifo contiene una advertencia cuyo
car una cristalización de la existen- valor pedagógico, lamentablemente desa-
cia humana, detenerla en el tiempo, tendido, habría sido útil para evitar la tergi-
desnaturalizarla, porque la visión de versación que la categoría iba a sufrir en la
las personas acerca de su futuro está jurisprudencia peruana: que, al estimarse la
en constante mutación. alteración de las condiciones existenciales
“y, más en particular, el daño al proyecto per-
sonal de vida, deben evitarse ciertos extre-
III. Segunda regla de juego: Diga- mos, como creer que la víctima permanecerá
mos la verdad. Itinerario (real) atrapada para siempre en la inmovilidad y
del daño al proyecto de vida en la desesperanza, o darle aval a una suerte de
la jurisprudencia de la Corte tragedia eterna”37.
Interamericana de Derechos
Humanos La Corte IDH desarrolló por sí sola el con-
cepto de proyecto de vida, que constituye
La pregunta sobre la situación del daño al un lugar común de la filosofía existencia-
proyecto de vida en la jurisprudencia vigente lista sartriana, marxista y atea, la cual tiende
de la Corte Interamericana de Derechos a inspirar sus dictámenes. Históricamente,
Humanos (Corte IDH) solo se puede res- empero, no solo se ha limitado a identificar
ponder en un sentido: en sus repertorios se la afectación del proyecto de vida como un
continúa –y, previsiblemente, se continuará– aspecto que debe ser considerado al decretar
hablando de la categoría, pero, con ella como las formas de reparación que el tribunal ha
título, no se concede ni un centavo de com- instaurado, sino que ha ampliado el concepto,
pensación económica; no se le considera un al vincularlo con el de dignidad humana. Así,
daño “resarcible”. Dicho tribunal internacio- en la sentencia emitida en el caso “Niños de
nal tiene otras formas, instituidas en su prác- la calle vs. Guatemala”, se enuncia la obliga-
tica jurisprudencial de varias décadas, para ción del Estado de garantizar para los niños
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se encuentran comprendidos dentro del
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR daño inmaterial, así como dentro de otras
medidas de reparación ya ordenadas en
la presente Sentencia, como las becas de
En mi obra más reciente sobre res- estudio y las medidas de rehabilitación”45.
ponsabilidad civil, he expuesto cuál
es la posición verdadera de la Corte En la sentencia reseñada, la propia Corte
IDH en esta materia. Ha sido un IDH recuerda su concepción de los “daños
esclarecimiento necesario, debido al inmateriales”. Estos –según se señala– pue-
den comprender: “tanto los sufrimientos
recuento incompleto que periódi-
y las aflicciones causados por la violación
camente aparecen en textos nacio-
como el menoscabo de valores muy signifi-
nales. La invitación para realizar
cativos para las personas y cualquier altera-
este comentario me permite, ahora, ción, de carácter no pecuniario, en las condi-
ampliar la reseña, con algunos de los ciones de existencia de las víctimas”46.
más recientes pronunciamientos de
aquel alto tribunal internacional. En otro caso, Alvarado Espinoza y otros vs.
México, resuelto el 28 de noviembre del
2018, en lo que atañe a las reparaciones otor-
los Estados Unidos de América, por pro- gadas, los demandantes –deudos de un grupo
pia voluntad, y porque de haberlo querido, de víctimas de desapariciones forzosas– soli-
ella habría podido estudiar en su país de ori- citaron que se les tutelara por la “violación
gen, sin necesidad de incurrir en gastos, por- al proyecto de vida” de sus seres queridos.
que la educación allí es gratuita. La Corte Pidieron becas que permitieran a los familia-
IDH reconoció, como hace habitualmente, res de los desaparecidos proseguir sus estu-
un “severo impacto en el proyecto de vida” dios en centros reconocidos, incluso durante
de la víctima y de sus familiares, y consideró la etapa universitaria. El Gobierno mexicano
que “el deber de acompañamiento y pro- respondió que las medidas requeridas esta-
tección integral del Estado hacia la víctima ban siendo implementadas ya, unilateral-
sigue pendiente”44, pero incluyó toda la repa- mente, con la participación de las dependen-
ración económica en el rubro de los “daños cias correspondientes. Ninguna de las partes
inmateriales”, cuantificados, en lo que res- –esto es lo que debe ser subrayado– pensó
pecta a V.R.P., en US$ 65,000.00: en obtener un “resarcimiento” por los daños
sufridos:
“La Corte reconoce que las violacio-
nes de derechos humanos provocadas “El daño al proyecto de vida atiende a la
contra V.R.P., V.P.C., N.R.P., H.J.R.P. y realización integral de la persona afec-
V.A.R.P., produjeron una afectación de tada, considerando su vocación, aptitu-
su desarrollo personal y de su vida fami- des, circunstancias, potencialidades y
liar, así como también una alteración de aspiraciones, que le permiten fijarse razo-
sus relaciones sociales, es decir, un daño nablemente determinadas expectativas
a su proyecto de vida. No obstante, el y acceder a ellas. Por tanto, el proyecto
Tribunal considera que tales perjuicios de vida se expresa en las expectativas de
44 CIDH: Sentencia “V.R.P., V.C.P. y otros vs. Nicaragua” (08.03.2018), parágrafo 420°.
45 Ibídem, parágrafo 427°.
46 Ibídem, parágrafo 424°.
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47 CIDH: Sentencia “Alvarado Espinoza y otros vs. México” (28.11.2018), parágrafo 314°.
48 Ibídem, parágrafo 315°.
49 CIDH: Sentencia “Muelle Flores vs. Perú” (06.03.2019), parágrafo 260°.
50 Ibídem, parágrafo 266°.
51 Ibídem, parágrafo 261°.
52 CIDH: Sentencia “Asociación Nacional de Cesante y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) vs. Perú” (21.11.2019), parágrafo 189°.
53 Ibídem, parágrafo 191°.
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generados a las víctimas (…) como conse- en esta sede, no es resarcible económica-
cuencia del incumplimiento de las decisio- mente. Para su reparación o para atenuar
nes judiciales emitidas respecto a la nivela- su afectación se utilizan otros remedios,
ción de sus pensiones”54. como la asistencia estatal a las víctimas
en educación, vivienda, salud, etcétera55.
La casuística resumida en este acápite, así
c) Que, la incidencia de las violaciones de
como, en general, el análisis de las exten-
los derechos reconocidos en el Pacto de
sas sentencias de la Corte IDH en las cuales
San José de Costa Rica en los proyectos
se ha abordado, de alguna manera, la temá-
de vida es uno de los tantos aspectos a
tica del “proyecto de vida”, permite concluir: comprender en la categoría de los “daños
a) Que, para la Corte IDH, los proyectos de inmateriales”.
vida pueden ser afectados por las viola- d) Que, la afectación del proyecto de vida,
ciones de los derechos reconocidos en el entendida en su exacta y reducida dimen-
Pacto de San José de Costa Rica. Hasta sión, como variable a tomar en cuenta
aquí, sin embargo, no tenemos nada para visualizar integralmente el impacto
dicho acerca de su resarcibilidad o no. de un evento dañoso pertenece, según la
clasificación de los daños seguida siem-
b) Que, para la Corte IDH, el daño al pro- pre por la Corte IDH56, a la categoría de
yecto de vida, tal como se le conceptúa los daños inmateriales o morales.
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“[E]n aquellos casos en los que, ante un En realidad, ningún juez tiene legitimidad
mismo evento, resultan dañadas varias para establecer tales distingos, que implican
personas y a una de ellas se le fija un un claro quebrantamiento del derecho cons-
monto resarcitorio muy superior a las titucional a la igualdad ante la ley (artículo 2,
demás víctimas en razón a que «se le inciso 2), la cual comprende, como se ha des-
frustró su proyecto de vida de desta- tacado en la doctrina especializada, la igual-
cado deportista». Este ejemplo eviden- dad de trato frente al órgano jurisdiccional,
cia cómo es que, en razón de una profe- que aplica la ley58. La Corte IDH, en los pro-
sión se puede discriminar –al momento nunciamientos comentados en el acápite
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anterior, frente a eventos dañosos coinciden- existencial peruano, es decir, del llamado
tes, contra una pluralidad de afectados, como daño al proyecto de vida60. (p. 128)
el incumplimiento del ajuste y pago de pen-
siones por parte del Estado, equipara la posi- Lamentablemente, estas líneas reflejan una
ción de los demandantes, para efectos de la incomprensión –y subestimación– de mi
cuantificación de los daños inmateriales, por- reparo, el cual ha sido adoptado, ahora, por
el Juzgado Penal Colegiado Permanente.
que resulta claro que diferenciarlos –y vaya
Estoy obligado, por lo tanto, a exponer mi
se les podría clasificar, por edad, sexo, carga
crítica una vez más, esforzándome en mante-
familiar, estado de salud, situación econó-
ner abierto el diálogo al refutar su tácito lla-
mica, etcétera– resultaría discriminatorio.
mado de atención, dado el alto respeto que
A esta crítica fulminante contra la resarcibili- tengo por mi contradictor.
dad del daño al proyecto de vida, acreditada
Si yo anoté que resarcir el daño al proyecto
con sentencias que sus defensores ignoran59, de vida es discriminatorio, lo que esperaba
para mayor descrédito de sus incompletos que se me contestara es por qué no lo es,
recuentos, se ha respondido, al interior de y que se demostrara que, con su reconoci-
nuestra doctrina, no con algún alegato en miento en la jurisprudencia de todos estos
favor de la interpretación adoptada por la años, no se vulnera el dictado de nuestra
magistratura en los dictámenes cuestiona- Carta Política.
dos –como habría sido congruente hacer,
y habrá que seguir aguardando–, sino con En cambio, en lugar de contradecir mi afir-
un redescubrimiento de la “constitucionali- mación, se opta por extraer de la baraja de
dad” del resarcimiento del daño al proyecto los derechos fundamentales alguno que justi-
de vida. fique el encuadramiento desigual de los pro-
yectos de vida, o sea, simplemente, para sal-
Escribe, en tal sentido, Fernández Cruz var la constitucionalidad de su tutela.
(2017):
Coincido con la asimilación establecida por
Toda persona tiene derecho, nos dice el Fernández Cruz entre el daño al proyecto
artículo 2.1 de la Constitución Política de vida peruano y el daño existencial ita-
del Perú de 1993, a la vida, a su iden- liano. Fernández Sessarego, por el contrario,
tidad, a su integridad moral, psíquica y los diferenciaba, al postular que el primero
física (entidad psicosomática del sujeto) era definitivo, mientras que el segundo, al
y a su libre desarrollo y bienestar, siendo que llegó a tildar de “inútil”, era temporal61.
este último –contra lo que algunos igno- La verdad es que ambos conceptos mere-
ran o pretenden ignorar exprofesa- cen ser rechazados, por su equivalente apti-
mente– la base constitucional del daño tud para generar efectos indeseados desde
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62 La primera, emitida en el caso de un estudiante de ingeniería que fue víctima de una bala perdida durante una
redada policial en el centro de Lima, en la cual se condenó al Ministerio del Interior a pagar a la víctima un resar-
cimiento de S/. 4’156,00.00, más intereses legales desde la fecha del evento dañoso (sentencia de la Sexta Sala
Civil de la Corte Superior de Lima, del 20 de octubre del 2009, en León Hilario, 2017, p. 82, nota 138). En dicho
fallo, S/. 2’940,000.00 correspondieron al “daño a la persona”, que los jueces asociaron con el “daño al proyecto
de vida”, en lugar –como habría sido correcto– de vincular las graves lesiones (cuadriplejía) con el daño a la inte-
gridad física, o con el daño emergente por las atenciones médicas vitalicias, propias de la discapacidad ocasio-
nada. La segunda, más reciente, tiene relación con un tratamiento médico negligente en un hospital público, en el
que un bebé de seis meses sufrió un daño cerebral irreversible: CAS N° 5710-2018-PASCO, del 29 de mayo del
2019, en SC, XXIII/775, 4 de septiembre del 2019, p. 232 y s. En este caso, se otorgó a la víctima, representada
por sus padres, un resarcimiento de S/. 3’500,000.00. Nuevamente, el daño es a la integridad física: una discapaci-
dad casi total y de por vida. Empero, los magistrados señalan que la lesión recayó en el proyecto de vida. Con tal
pronunciamiento, los padres del damnificado bien habrían podido sostener que los jueces han cometido el error de
obviar el daño a la salud de su hijo, cuya consideración, por consiguiente, habría tenido que dar lugar a una mayor
cuantificación.
También es destacable, por el monto concedido, y por la reconducción del daño al proyecto de vida al daño moral:
CAS N° 1318-2016 HUANCAVELICA, de 15 de noviembre del 2016, que comento más adelante: infra, nota (88).
63 Canaris (2006 [1999], p. 55).
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último ámbito, la relación jurídica puede discriminatoria. Es indiscutible que la per-
tener como protagonistas exclusivos a los sona humana es libre, pero no lo es menos
particulares, no al Estado. que su desenvolvimiento está sujeto a res-
tricciones que el propio Estado garantiza,
Para postular la oponibilidad directa de un como el reconocimiento, con igual valor, de
derecho fundamental de un particular a otro, los derechos fundamentales de los demás66.
mediante la tutela resarcitoria, es menester
recurrir a las teorías del “deber de protección Ahora bien, mis indagaciones sobre este tema
del Estado” o –esta es la más difundida en los me permiten sostener que la teoría del pro-
ordenamientos imitadores del constitucio- yecto de vida no se funda en el derecho fun-
nalismo alemán– de la “eficacia horizontal damental al libre desarrollo. La base consti-
de los derechos fundamentales”64. Empero, tucional de la libertad fenoménica, de la que
sin importar cuál de ellas se adopte, no cabe hablaba Fernández Sessarego, es el derecho
suponer que el derecho al “libre desarrollo” al libre desenvolvimiento de la personalidad,
prevalezca en todos los casos, porque se le que en nuestro ordenamiento es considerado
deberá ponderar, justamente, con el dere- atípico, y deducible de la dignidad humana,
cho, también “fundamental”, del justiciable, conforme al artículo 3 de la Carta Política67.
imputado, a la igualdad frente a la adminis-
tración de justicia. Para verificar el acierto de lo que sostengo se
necesita comprender con exactitud qué sig-
Por ello, los magistrados del Juzgado Penal nifica el libre desenvolvimiento de la perso-
Colegiado Permanente se refieren en su nalidad. Este es un bien jurídico que nues-
sentencia a una “colisión de derechos”, tra Constitución tutela por imitación, como
que es como se denomina a la situación en tantas otras áreas, del Derecho germano.
de “conflicto entre derechos y/o principios “Jeder hat das Recht auf die freie Entfaltung
constitucionales”65. No han desconocido ni seiner Persönlichkeit, soweit er nicht die
restado valor a la libertad individual de la Rechte anderer verletzt und nicht gegen die
víctima. Lo que ellos destacan, implícita- verfassungsmäßige Ordnung oder das Sit-
mente, es que otorgar primacía absoluta de tengesetz verstößt”, reza el parágrafo 2.1 de
ese derecho transformaría su decisión en la Ley Fundamental alemana, Grundgesetz,
64 Lengauer (2011, p. 4 y s.). La comparación jurídica en el campo del derecho constitucional es florida en estudios
sobre esta teoría. Ver, entre otros: Taylor (2002), Engle (2009) y Rödl (2013).
65 Mendoza Escalante (2011, p. 246).
66 Alexy (1986 [2007]), p. 301.
67 En nuestra jurisprudencia constitucional se ha imitado al pie de la letra el deslinde alemán entre “libre desarrollo”,
vinculado con lo material, y “libre desenvolvimiento”, que significia libertad general de acción. Sobre esta distin-
ción, ver: Kosmider (2018). En la sentencia emitida en el Expediente Nº 007-2006-PI/TC, del 22 de junio del 2007,
se explica, “profesoralmente”, que el desarrollo y el bienestar “dotan de un contenido o, al menos, de una orienta-
ción, en los que habría de interpretarse la libertad de actuación. Por el contrario, el objeto de protección de la liber-
tad de actuación es la simple y llana conducta humana, desprovista de algún referente material que le otorgue algún
sentido […]. El libre desenvolvimiento de la personalidad constituye un derecho fundamental innominado o implí-
cito que se deriva o funda en el principio de dignidad de la persona (arts. 1 y 3, Constitución). En efecto, la valora-
ción de la persona como centro del Estado y de la sociedad, como ser moral con capacidad de autodeterminación,
implica que deba estarle también garantizada la libre manifestación de tal capacidad a través de su libre actuación
general en la sociedad”. Fernández Sessarego, al formular su teoría, tenía en mente el segundo concepto, que es
el único apto para ser asociado con el discurso existencialista. De aquí que lo “material”, es decir, aquello que la
magistratura peruana resarce como “daño al proyecto de vida”, haya estado excluido siempre de su panorama. En
cambio, Fernández Cruz se refiere únicamente al libre desarrollo, con el cual no se podría explicar, por ejemplo,
cómo la Corte Suprema convalidó la decisión de las instancias de mérito de otorgar S/. 3’500,000.00 al menor pro-
tagonista del caso citado retro, nota (62), sin ningún referente objetivo.
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68 Epping (2019, p. 282). De gran ayuda, para entender el significado, en la experiencia alemana, de los derechos fun-
damentales al libre desarrollo, al libre desenvolvimiento de la personalidad, y a la igualdad ante la ley, son los estu-
dios comparativos de Eberle (1997, 2008a y 2008b).
69 Alexy (1986 [2007], p. 363).
70 Alexy (1986 [2007], p. 379).
71 CAS LAB N° 10491-2015 JUNÍN, del 2 de noviembre del 2016, en SC, XXI/722-A, 30 de enero del 2017, pp.
87247-87255.
72 CAS LAB N° 9821-2014 LIMA, del 22 de septiembre del 2016, en SC, XX/720, 30 de noviembre del 2016, pp.
85506-85508.
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produjo un truncamiento de la existencia, por es como se piensa y declara, según estas
la situación de discapacidad motora sobreve- expresiones:
nida. En otro proceso, seguido por un exjuez
que perdió la visión en uno de sus ojos por El reconocimiento de un proyecto de
vida a cada individuo, entonces, no es
un tratamiento médico negligente en una clí-
otra cosa que el de un derecho que le per-
nica privada, el proyecto de vida afectado
tenece a todo individuo en función a sus
se cuantificó en S/. 700,000.0073. Mientras
particulares características y, en ese sen-
tanto, un joven operario de un barco que per-
tido, no es sino la proyección de un dere-
dió la visión durante una maniobra, realizada
cho de igualdad entre desiguales, al más
en cumplimiento de las temerarias órdenes de puro ejemplo de aplicación de la pará-
sus superiores, recibió como resarcimiento bola de los talentos de Mateo (Fernández
S/. 30,000.0074. En las sentencias penales Cruz, 2017, p. 129).
sobre trata de personas, como ha demostrado
un destacable estudio teórico-práctico publi- Habría que preguntarse, ante semejante afir-
cado con el auspicio de la Facultad de Dere- mación, cuáles serían los alcances que Fer-
cho de la Universidad del Pacífico, el crite- nández Cruz reconoce al proyecto de vida
rio del proyecto de vida ha llevado por años de un poeta, o de un niño, o de una persona
a los jueces a asumir que no pueden conce- sumida en la pobreza extrema, que ni siquiera
der resarcimientos ejemplares a las víctimas puede fijarse una meta, o de alguien que,
de un delito tan repudiable: a veces niñas desde la bonanza económica familiar, más
secuestradas de familias humildes, forzadas bien, traza su camino, pero hacia el mal76.
a prostituirse, que son vistas como personas Dudo mucho, por otro lado, que Jesús de
sin porvenir ni futuro. Este sesgo, que plaga Nazareth haya considerado estos condicio-
la jurisprudencia sobre el tema, permite con- namientos al concebir su famosa parábola.
cluir que “el resarcimiento del daño al pro- Sin perjuicio de las aptitudes diferenciadas
yecto de vida carece de asidero”75. de los hijos de Dios, todos tenían la misma
oportunidad –y el deber– de hacer fructificar
¿Se desconocerán, ante tanta evidencia, los su patrimonio espiritual, no el económico.
injustos rumbos por los que nos llevaría una Los talentos son una representación de las
ciega e inexacta exaltación del derecho fun- buenas acciones, que los hijos de Dios saben
damental al libre desarrollo? Al parecer, así que su Padre espera de ellos, y que se saben
73 Sentencia de la Quinta Sala de la Corte Superior de Justicia de Lima, Expediente N° 1241-2010, del 23 de sep-
tiembre del 2014 (inédita). Tres sentencias de la Corte Suprema convalidaron el fallo, al declarar improcedentes
los recursos de los demandados: CAS N° 4062-2014 LIMA, del 24 de julio del 2015, en SC, XIV/705, p. 78752 y
s. Ver: León Hilario (2017, pp. 90-92).
74 CAS N° 823-2002 LORETO, del 21 de septiembre del 2003, en SC, X/509, 1 de marzo del 2004, pp. 11557-11558.
75 Caro John y otros (2019, p. 71).
76 En mi investigación para la redacción de este comentario, he descubierto un interesante reparo de Vargas Llosa a
la filosofía de Sartre: “Que el hombre sea dueño de su destino no significa, por supuesto, que todos los seres pue-
den elegir su vida en igualdad de condiciones, entre opciones equivalente. La ‘situación’ de un obrero, de un judío,
de un millonario, de un enfermo, de un niño, de una mujer, son distintas y eso implica un abanico de alternativas
totalmente diferentes para cada cual, en todos los dominios de la experiencia. Pero, en todos los casos, aun en el de
los más desvalidos, en el de las peores víctimas, siempre es posible elegir entre conductas distintas, y cada elección
supone un proyecto humano general, una concepción de la sociedad, una moral” (1981, p. 121). En otro pasaje se
declara deudor de Sartre por haberlo salvado “del esquematismo y visión unilateral (1981, p. 131). Resulta increí-
ble que las perspectivas “unilaterales”, justamente, impidan apreciar a nuestros autores, a los serios y a los cham-
bones, los defectos de la teoría del daño al proyecto de vida.
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capaces de realizar, pero que a veces no prac- duda, amplio, y no es forzoso involucrar
tican77. El problema con la idea de proyecto al proyecto de vida. Atentarían contra este
de vida es otro ¿O acaso no hay gente con último derecho fundamental, por ejemplo,
las mejores cualidades profesionales que no las restricciones de la libertad de opinión o
logra, a pesar de sus esfuerzos, la realización de profesar una fe, la censura editorial o con-
de su proyecto, “tener éxito” o “ser feliz” en tra las manifestaciones artísticas en general,
su campo de actividad? Es seguro que, en el impedimento para acceder a la educación,
ejercicio de su derecho al libre desarrollo, o a la justicia para resolver los conflictos, o
Mario Broncano y Reimond Manco decidie- al pleno ejercicio de la autodeterminación
ron, el uno, practicar el boxeo, y el otro, el informativa o terapéutica, o del derecho a
fútbol. ¿Pero cuál habría sido el proyecto de formar una familia, hoy conculcado por la
vida protegido mediante la responsabilidad falta de reconocimiento de la validez y efica-
civil si ambos si hubiesen sufrido un mismo cia del matrimonio igualitario o de la unión
accidente al inicio de sus carreras? ¿El de civil79, y tantas otras agresiones estatales o
promesas del deporte nacional? ¿O su situa- de particulares que nadie debería tener difi-
ción actual, que habría tenido que profeti- cultad en reconocer como verdaderas hipóte-
zarse: uno, preso de las drogas, y delincuente sis de responsabilidad civil, ni de hacer valer
reincidente, y el otro a la espera de que algún ante la Corte IDH, si fuere el caso.
equipo le dé una nueva oportunidad?
Por el contrario: ¿Un accidente cualquiera o
Más todavía: ¿Qué tipo de daño al derecho un despido es violatorio del derecho funda-
al libre desarrollo de la personalidad sería el mental al libre desenvolvimiento de la per-
causado por una persona que se separa de su sonalidad? Por supuesto que no. El acci-
cónyuge –en ejercicio regular de un derecho, dentado o el trabajador despedido quedan
por cierto–, que es uno de los supuestos en impedidos de realizar sus actividades, sin
los que nuestros jueces han otorgado masiva- duda; pero: ¿acaso la obligación resarcitoria
mente resarcimientos por daño al “proyecto del responsable deriva de esa vulneración?
de vida familiar” o “matrimonial”78? A menos que el rigor argumentativo sea algo
de lo que se pueda prescindir, la respuesta es
El campo de intersección del derecho al libre no. La atención del intérprete en casos como
desarrollo o, para ser más precisos, del dere- estos se centra, para la determinación de los
cho al libre desenvolvimiento de la perso- daños inmateriales, en el impacto negativo
nalidad, con la responsabilidad civil es, sin del evento en la integridad psicofísica o en la
77 Wierzbicka (2001, 404-413). Otro exégeta de Mateo formula varias premisas importantes para interpretar correcta-
mente esta parábola, entre las cuales destaco éstas: (1) que la “desigualdad de condiciones humanas resulta necesa-
riamente de las desigualdades del carácter y conducta humanos”; y (2) que “Cristo nos entrega como talentos para
usarlos en su servicio (a) nuestras potencias personales –de cuerpo– de inteligencia, imaginación, pasión, gusto,
conciencia, voluntad; (b) nuestras adquisiciones; (c) nuestras posiciones y capacidades para adquirir más; (d) nues-
tra influencia, por las relaciones sociales y de familia y negocios. […] Cuando venga Cristo nos premiará por el
uso fiel de todas estas cosas, admitiéndonos al trato íntimo y permanente consigo y con recursos más elevados para
glorificarle” (Broadus, 1968, pp. 647-648).
78 Además de los fallos citados retro, nota (20), véase: CAS N° 3401-2016 LIMA, del 17 de mayo del 2018, en SC,
XXIII/773, 31 de julio del 2019, p. 13.
79 En la Opinión Consultiva emitida por la CIDH en relación con el matrimonio igualitario, el 24 de noviembre del
2017, a solicitud de Costa Rica, se señala (parágrafo 225°), justamente, que toda persona es autónoma “para esco-
ger con quién quiere sostener un vínculo permanente y marital” y que “esta elección libre y autónoma forma parte
de la dignidad de cada persona y es intrínseca a los aspectos más íntimos y relevantes de su identidad y proyecto
de vida”.
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dignidad del trabajador, no en la restricción
de su derecho al libre desenvolvimiento de la COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR
personalidad.
Es tan ajena la idea del libre desenvolvi- Ni los ingresos, ni los talentos, ni el
miento de la personalidad a la tutela resar- colegio o universidad de provenien-
citoria, en lo que atañe al proyecto de vida, cia, ni la importancia del cargo pri-
que resulta imposible no sucumbir a la tenta- vado o público ejercido justifican el
ción de recordar un viejo aforismo del pensa- trato desigual frente a la tutela resar-
dor colombiano Nicolás Gómez Dávila: “La
citoria contra los daños inmateria-
idea del ‘libre desarrollo de la personalidad’
les. No son razones objetivas, como
parece admirable mientras no se tropieza con
sí lo serían la edad, el sexo o la situa-
individuos cuya personalidad se desarrolló
libremente”80.
ción particular de vulnerabilidad de
un individuo. El criterio de equidad
sí permite tener en cuenta estos últi-
V. Cuarta regla de juego: Primado mos aspectos cuando se valorizan
de la legalidad e imparcialidad en
las decisiones judiciales. Réplica
los resarcimientos.
jurídica a la doctrina-jurispru-
dencia del magistrado Calderón
Puertas inocuo y episódico de las polémicas doctri-
narias– no hay problema. Los contendien-
En la presentación de mi libro más reciente,
tes acaban su discusión, se dan un apretón
dedicado a la parte general del Derecho Pri-
de manos, y retornan por donde vinieron, al
vado, mi amigo Mauro Grondona hizo refe-
margen de cuál haya sido la posición preva-
rencia al complicado momento que atraviesa,
leciente. Pero el juez-docente, aun cuando
globalmente, la relación entre la jurispruden-
hubiese sido derrotado en la contienda, dis-
cia y la doctrina81. Ambos formantes están
pone todavía de un “tiempo suplementa-
en pugna por prevalecer en la creación del
rio”, en el cual él juega solo, sin rival, en
derecho. En el horizonte, la victoria habrá de
el terreno, reservado, donde cumple su fun-
corresponder, inevitablemente, a la jurispru-
ción jurisdiccional. Entonces, en sus deci-
dencia. ¿Por qué?
siones, al resolver los casos, el juez-docente
Ante todo, porque el juez, simplemente, mantiene y endurece su parecer o convic-
quiere crear derecho o modificar el derecho ción, aunque sean insostenibles o sus argu-
vigente. Y quiere hacerlo libre de las atadu- mentos hayan sido refutados en el formante
ras de la ciencia del derecho, que no pocas exclusivamente científico. Y si, por casuali-
veces desatiende por etérea o elitista, pero dad, ha escrito algún trabajo de investigación
también de la ley, lo cual es muy grave. sobre la materia, lo hace con mayor razón.
Para nadie es un secreto que las sentencias
Todo contrapunto entre un profesor universi- en materia penal y laboral, especialmente,
tario y un juez que cumpla, al mismo tiempo, emitidas por las salas de la Corte Suprema,
labores docentes resulta desequilibrado. Si están basadas en la “doctrina” de los propios
ambos debaten en el mismo nivel –el nivel jueces, cifrada en los tratados que han escrito
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en su papel de docentes, y de la que resulta –no los fuegos artificiales de los abogados,
imposible apartarlos, sin importar las falen- en épocas de legal skills y moot court com-
cias que presenten, aunque estas sean propias petitions– lo impone83. Personalmente, no
de toda obra humana. Luego, cuando ellos tengo mayores expectativas en que esa salu-
mismos escriben que la “jurisprudencia” es dable objetividad de criterio se concrete. Me
“fuente del Derecho”, se están refiriendo, en parece que, tal como ocurre en el arbitraje, el
realidad, a sus unilaterales conclusiones o adecuado balance de criterio y la garantía de
adherencias “científicas”, transformadas en imparcialidad para los justiciables tendrán
pronunciamientos judiciales. que ser canalizados mediante pedidos, res-
petuosos, de abstención por decoro o delica-
Las medidas adoptadas en otros países para deza. No hay recusación de magistrados por
evitar las consecuencias de esta despropor-
opiniones académicas.
cionada lucha de fuerzas son radicales. En
Italia, donde realicé mis estudios de pos- Por ello quiero ser muy prudente en el des-
grado, la carrera judicial es incompatible con mentido que me veo precisado a realizar con-
la docencia universitaria, y las citas de doc- tra lo afirmado por el magistrado Carlos Cal-
trina o autores están prohibidas en las sen- derón Puertas en un reciente artículo84, en el
tencias. En nuestro país, una reforma legisla- cual rechaza, duramente, mis críticas contra
tiva en este sentido resolvería el problema –y el daño a la persona y el daño al proyecto de
evitaría la incomodidad– de entrar en pug- vida. Esta discusión no tiene por qué concluir
nas universitarias con los magistrados fuera con el título que otro catedrático y magis-
de los tribunales, pero no creo que se pueda trado estadounidense, Richard A. Posner, da
predicar, con éxito, que debamos seguir el a un capítulo de uno de sus mejores libros:
mismo camino82. Lo que nos queda es abri- “Judges are not law professors”85.
gar la esperanza en que los jueces-docentes
nacionales cultiven la virtud, alguna vez des- La contribución de Calderón Puertas, fuera
tacada por el catedrático y magistrado esta- de los descargos que efectuaré, tiene para
dounidense Guido Calabresi, de poder apar- mí tres méritos indiscutibles: el de entrar en
tarse de su perspectiva personal sobre una polémica dignamente y con las nobles armas
temática, y de resolver contrariamente a ella, de la academia, con una rendición de cuentas
incluso cuando están en juego sus prejuicios fehaciente sobre el real estado de la doctrina
más arraigados, si el marco de la legalidad en nuestro país sobre el tema, aunque él no la
82 Ha hecho reiterados y fundamentados llamados a reflexionar sobre las distorsiones que produce, no solo en la admi-
nistración de justicia, la figura del juez-profesor de derecho: Cavani (2015 y 2017). La jurisprudencia nacional
reciente sobre prisión preventiva ha demostrado que la inflexibilidad de nuestros magistrados frente a la argumen-
tación basada, muchas veces con honesta vocación científica, en la doctrina del derecho procesal penal, ha tenido
como uno de sus soportes el empoderamiento o legitimidad que provee el ejercicio de la docencia universitaria,
reflejado en interpretaciones unilaterales y arbitrarias, pero oficiales, de las fuentes de consulta, así como en la nula
consideración de los argumentos de la defensa, y de la obra de los autores que los respaldan. Que se erradiquen los
argumentos de autoridad es algo en lo que, naturalmente, convengo. No así en su reemplazo por una jurisprudencia
“científica”.
83 En su emotiva conferencia Il giudice e la giustizia: di fronte alla pena di morte (2012). Ver también: Calabresi
(2013, p. 85 y s.).
84 Calderón Puertas (2019, p. 42 y s.).
85 Posner (2008, p. 204 y s.). El autor ha vuelto a abordar el tema en Posner (2016). En esta última obra llega a pos-
tular que a los jueces tampoco les corresponde determinar quién de los abogados de las partes es mejor, porque lo
que debe prevalecer es la justicia de la decisión, conforme a la prueba de los hechos y la investigación desarrollada
por los propios magistrados: “The judge’s proper role is to render just decisions rather tan to decide which lawyer
is better” (2016, p. 134).
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persona. Sí, hay seguros para proteger
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR expectativas individuales, mediante la
cobertura de aquellos gastos que se deba
asumir para mantener o restablecer el
Es seguro que, en ejercicio de su estado de salud del asegurado, pero eso
derecho al libre desarrollo, Mario no las vuelve “resarcibles” de acuerdo
Broncano y Reimond Manco deci- con las reglas de la responsabilidad civil,
dieron, el uno, practicar el boxeo, y sino por el imperativo de las relaciones
el otro, el fútbol. ¿Pero cuál habría de obligación nacidas del contrato de
sido el proyecto de vida protegido seguro. Si Messi se enferma y no puede
mediante la responsabilidad civil si seguir jugando fútbol, no hay responsa-
ambos si hubiesen sufrido un mismo bilidad civil de alguien, necesariamente,
accidente al inicio de sus carreras? pero el seguro de primera persona cubre
¿El de promesas del deporte nacio- su restablecimiento. ¿Y qué pasa con
nal? ¿O su situación actual, que su proyecto de vida? ¿Es, tratándose de
habría tenido que profetizarse: uno, un jugador de fútbol, un proyecto hasta
los 35 años o algo más, solamente? Es
preso de las drogas, y delincuente
remoto que el seguro mantenga el valor
reincidente, y el otro a la espera de
de su cobertura luego de alcanzada la
que algún equipo le dé una nueva
edad en la que un futbolista, por lo gene-
oportunidad? ral, pasa al retiro.
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ESPECIAL | ¿ES RESARCIBLE EL DAÑO AL PROYECTO DE VIDA?
86 Así se procedió en la sentencia citada retro, nota (6), de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de la Repú-
blica, donde “la medición del lucro cesante surge a partir de ciertos indicadores objetivos, entre ellos la ocupa-
ción laboral o vocación estudiantil, que permitan fijar una suma proporcional con la pérdida de ingresos económi-
cos futuros”. Como la agraviada presentó un contrato de trabajo por S/. 3,500.00 como remuneración mensual, los
magistrados consideran “que la víctima debió percibir dichos ingresos de manera continua, durante la vigencia de
la relación contractual”. Al final, cuantifica el lucro cesante en S/. 30,000.00, es decir, en el mismo monto conce-
dido a título de reparación del daño moral. El balance se logró, tal como he recordado antes, con la oportuna apli-
cación de la función sancionadora del daño moral.
Tiene razón Calderón Puertas cuando señala que en los juicios de responsabilidad civil existe la obligación de dife-
renciar a los justiciables según el daño sufrido, pero no se puede equiparar la cuantificación del lucro cesante con
la aplicable a los daños inmateriales por expectativas, caprichos, añoranzas, extremadamente subjetivas, de los par-
ticulares. Tampoco existe equivalencia con el daño por pérdida de la posibilidad de obtener una utilidad futura o
“pérdida de la chance”. Ver: Zavala de González (2009, p. 210-212).
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c) Finalmente, señalé y sigo haciéndolo
hoy, que el daño al proyecto de vida no COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR
puede ser cuantificado con certeza. Cal-
derón Puertas no lo niega, pero señala
que ese problema afecta también al daño Ni Calderón Puertas, ni ninguno de
moral, tal como lo demostraría el reco- los autores que defiende la natura-
nocimiento del criterio de equidad como leza resarcitoria del daño al proyecto
vía para cuantificar los daños, en general, de vida —menos aún aquellos que,
que no tengan una cuantía cabalmente a diferencia de él, siguen anclados
probada. en los pronunciamientos naciona-
les e internacionales de los primeros
Lo único que resalté, con mi afirmación,
años del siglo XXI— han mencio-
fue la conclusión a la que arriba la pro-
pia Corte IDH, y que la lleva a integrar
nado algún caso judicial concreto,
la afectación de los proyectos de vida – ni uno solo, en el que la aplicación
en todo caso, y como se vio líneas atrás– de la categoría haya sido ejemplar o,
a los daños inmateriales, donde, preci- mejor aún, suficientemente valioso
samente, el criterio valorizador, según como para marcar un derrotero, una
la jurisprudencia de dicho tribunal, es tendencia jurisprudencial, sobre el
también la equidad. La Corte IDH con- “buen uso” que se le pueda dar.
sidera que la afectación de los proyectos
de vida no es resarcible por la imposibi-
lidad ontológica de proveer a una estima- no se produzca dicho cambio, se le sub-
ción de su valor. Yo estoy de acuerdo con suma –contra lo afirmado por la propia Corte
este rechazo terminante. Suprema87– en el concepto de daño a la per-
sona88. Esto es lo que se propone en el Ante-
Culminada su crítica, Calderón Puertas rati- proyecto de reforma del Código Civil de la
fica su posición favorable a la eliminación Comisión liderada por el profesor Fernán-
del daño moral en una eventual reforma del dez Cruz, cuyo texto oficial fue publicado
Código Civil, y su adhesión a que, mientras en agosto del año 2019. Pero la enmienda
87 Entre muchas otras: CAS LAB N° 28064-2017 MOQUEGUA, del 11 de junio del 2019, en SC, XXIII/778, 4 de
noviembre del 2019, p. 1255: “En cuanto al daño moral, en el que se encuentra comprendido el daño a la persona
considerando los medios probatorios aportados, resulta importante tener en cuenta la aflicción que tiene el deman-
dante por la enfermedad profesional que padece en consideración al menoscabo global de dicha enfermedad, que
es de un 16% así como su edad, lo que en cierta medida estaría truncando sus expectativas y calidad de vida” (cur-
sivas añadidas).
88 En el caso tratado en CAS N° 1318-2016 HUANCAVELICA, del 15 de noviembre del 2016, en SC XXI/27, 2 de
mayo del 2017, p. 91654 y s., se concedieron S/. 1’010,000.00, de los cuales S/. 800,000.00 correspondieron al
daño moral, entendido como vulneración “de la integridad psicosomática del individuo y el que afecte su proyecto
de vida”. En otras palabras, el daño al proyecto de vida ha acabado siendo absorbido por el daño moral, en coin-
cidencia con la jurisprudencia de la CIDH. En el resumen de la sentencia se indica, sin embargo, con expresiones
confusas, que: “en el campo de la inejecución de las obligaciones, el daño moral resulta equivalente a la noción
conceptual del daño a la persona, es decir, hay que entenderlo de manera amplia, como aflicción o sufrimiento,
daño a la integridad psicosomática y daño al proyecto de vida”. Claramente, se trata de una estratagema para supe-
rar la (correcta y exclusiva) referencia al daño moral en el artículo 1322° del Código Civil, que nunca ha requerido
ser acompañada del “daño a la persona” para tutelar la integridad física (problema que sí se presentó en Italia, de
donde lo importamos). Hoy, de manera contraproducente, y de espaldas a más de tres décadas de jurisprudencia
civil sobre responsabilidad (contractual) en la actividad médica, se pretende insertar el “daño a la persona” en el
artículo citado, en el referido Anteproyecto de Reforma del Código Civil.
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ESPECIAL | ¿ES RESARCIBLE EL DAÑO AL PROYECTO DE VIDA?
89 A mí, como señalo previamente en el texto, me parece que el pronunciamiento podría mantener el criterio de la
sentencia citada retro, nota (6), y estimar la reparación civil por el daño moral en S/. 30,000.00. Si no será así, la
magistratura deberá explicar –y claro que hay motivos de sobra, dada la trascendencia del caso y el momento cru-
cial que atraviesa nuestra sociedad a causa de una sucesión de crímenes de violencia de género– por qué se aparta
de ese precedente, y por qué habría que diferenciar, por lo tanto, para efectos del resarcimiento del daño moral, un
caso de lesiones físicas graves y una tentativa de feminicidio.
90 Fue el augurio de Gazzoni, respecto del daño existencial, luego de las sentencias de noviembre del 2008, recorda-
das retro, nota (4). Él escribió que, a pesar de haber sido echado por la puerta, el daño existencial regresaría por la
ventana (2016 [2009]). Que dicha categoría se resiste a desaparecer está confirmado en la jurisprudencia italiana
desde entonces, según lo que testimonian las recientes obras de Salvi (2019, p. 68) y Visintini (2019, p. 387).
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de grado inferior, tal vez con el añadido de
COMENTARIO RELEVANTE DEL AUTOR un llamado de atención. En materia civil, ha
habido casos lamentables de pedagogía al
interior de las estructuras del Poder Judicial,
Porque creo que la sensación de es decir, de incursiones de la Corte Suprema
subestimación de la gravedad de los en la docencia jurídica, histórica y acadé-
daños sufridos por la víctima está mica, respecto de la Corte Superior, aun-
justificada, opino que los magis- que, conduciéndose de tal forma, se pague el
trados que resolverán la causa en alto costo de la remoción de decisiones bien
última instancia deberían aumen- encaminadas de los magistrados que resuel-
tar el monto de la reparación civil ven los recursos de apelación, con estas pala-
valiéndose de la función sancio- bras, por ejemplo:
nadora del daño moral, sin variar “La Sala Superior yerra cuando delimita
su dictamen en torno del daño al el ‘daño moral’ meramente a un asunto
proyecto de vida, como categoría psicológico y el ‘daño a la persona’ a uno
no reconocida por nuestro ordena- de naturaleza física; ni lo uno ni lo otro,
miento, ni idónea para procurar la pues en el primer caso se trata de un daño
satisfacción perseguida. afectivo, emocional, que afecta la psique
del individuo sin patología y en el otro
supuesto de un daño que afecta la inte-
tenga ninguna incidencia en la cuantificación gridad psicosomática del sujeto y al ‘pro-
de la reparación civil final91 –como acabo de yecto de vida’”92.
demostrar– los jueces de la última instancia
también podrían opinar, de paso, si mantie- Porque creo que la sensación de subesti-
nen, incluso tácitamente, la declaración de mación de la gravedad de los daños sufri-
rechazo al daño al proyecto de vida, o si se dos por la víctima está justificada, opino que
arrogan la potestad de corregir dicha posi- los magistrados que resolverán la causa en
ción, como si su papel no fuera el de admi- última instancia deberían aumentar el monto
nistrar justicia, sino el de llevar al extremo de la reparación civil valiéndose de la fun-
su simpatía con tal o cual corriente doctrina- ción sancionadora del daño moral, sin variar
ria, y de imponer su credo a los magistrados su dictamen en torno del daño al proyecto de
91 En este caso se ha solicitado una reparación civil total de S/ 500,000.00, de los cuales S/ 126,000.00 corresponden
al daño moral. Por lo tanto, el máximo hasta el cual se puede incrementar el daño moral, sobre la base de su fun-
ción sancionadora, es S/ 126,000.00. En nada ayuda para lograr ese aumento la consideración de un “daño al pro-
yecto de vida”. Y si esta voz, es considerada para otorgar algo como daño por lucro cesante o daño emergente pro-
yectivo, enfrentaríamos la paradoja de verla transformada en una categoría de los daños materiales. La situación
no debe sorprender: en Italia, el daño a la persona, daño biológico, a la salud o a la integridad física, se resarce y
contabiliza como un “daño emergente futuro” (Franzoni, 2010, p. 441), cuando no se señala que la cuestión de su
patrimonialidad o no-patrimonialidad no reviste ningún interés.
La agraviada, tras conocer el resultado de su apelación, ha declarado a los medios de comunicación que la suma
otorgada –solamente por concepto de daño moral– es “risible, porque 20,000 soles es insuficiente, porque se ha
afectado el proyecto de vida de una persona”. Ver: https://andina.pe/agencia/noticia-caso-arlette-contreras-anulan-
absolucion-adriano-pozo-abuso-sexual-779018.aspx. También la Defensoría del Pueblo ha manifestado en una
nota de prensa, apresurada, sin mayor análisis e imprecisa, que “la reparación civil establecida de 20 mil soles no
compensa los daños ocasionados, pues su proyecto de vida ha quedado paralizado todo este tiempo, y, en vista de
ello, el Ministerio Público [sic] había solicitado 500 mil soles por reparación”. Ver: https://www.defensoria.gob.pe/
wp-content/uploads/2019/07/NP-206-19.pdf.
92 CAS N° 2077-2013 LIMA, del 1 de abril del 2014, en SC, XVIII/696, 30 de septiembre del 2014, p. 56873.
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vida, como categoría no reconocida por nues- mis injustas inflexiones de otrora, no respondí.
tro ordenamiento, ni idónea para procurar la Enterado de la instrumentalización de su pen-
satisfacción perseguida. El incremento sería samiento en demandas y sentencias en las
hasta igualar, por lo menos, la suma concedida que se monetizan caprichos, sueños y conje-
para la atenuación económica del daño moral turas sobre el futuro, me espetó: “¡La vida no
en el recordado caso, también de violencia tiene precio!”. Se ofreció públicamente, con
por razones de género, resuelto en diciembre esa predisposición de la que hizo gala hasta
del 2016 por la Sala Penal Permanente de la el final de sus días, a dictar alguna conferen-
Corte Suprema, es decir, S/ 30,000.00. En cia de capacitación para los jueces, en mate-
este último precedente, es explícita la finali- ria de cuantificación de los daños a la persona.
dad desincentivadora de la sanción económica
establecida, en correspondencia con la sensi- Por eso, creo que un intelectual de su talla,
bilidad social producida por el acto delictivo. cuyo legado será imperecedero, más allá
de todo cuestionamiento científico, también
Me hubiese gustado conocer, por supuesto, habría reconocido la razón que asiste a nues-
la opinión del profesor Fernández Sessarego tros magistrados del Juzgado Penal Cole-
sobre la sentencia que afirma la inconstitucio- giado Permanente, cuando desestiman que
nalidad de los resarcimientos por daños al pro- un daño al proyecto de vida haya tenido lugar
yecto de vida. Los designios de la Providen- en los hechos del caso que han resuelto, por-
cia lo han impedido. Evocando, sin embargo, que –como se cumple con rendir cuenta en el
el único e imprevisto debate que sostuvimos, fallo– la agraviada no ha probado estar impe-
el 6 de octubre del 2016, en el Congreso de dida de realizar actividades intelectuales ni,
la República, por generosa invitación del con- por lo tanto, de seguir ejerciendo su profesión
gresista Alberto de Belaúnde de Cárdenas93, (de abogada)95, y cuando expresan, ejemplar-
puedo suponer que el fallo lo habría contra- mente, que “el monto de la reparación civil
riado, si bien no se trata de la primera vez que que se fije no debe servir para satisfacer sen-
se censura judicialmente, con tanta severidad, timientos de venganza de la víctima hacia el
la categoría por él creada94. agresor, menos aún para el enriquecimiento
de ella”96.
Sin embargo, en aquella excepcional ocasión
que ahora rememoro, él defendió su visión Referencias bibliográficas
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93 Véase: http://www.congreso.gob.pe/Storage/tbl_notas_de_prensa/fld_121_PDF_file/521-j7Yl3Jl9Ex7Sz2P.pdf,
una nota donde se rinde cuenta de aquella sesión, originalmente destinada al debate sobre los proyectos de ley que
buscaban modificar el Código Civil en materia de capacidad jurídica de las personas con discapacidad, los cuales
prefiguraron la reforma concretizada con el Decreto Legislativo N° 1384 del 3 de septiembre del 2018.
94 CAS N° 1189-2014 LIMA, del 30 de marzo del 2016, en SC, XX/712, 31 de agosto del 2016, pp. 82200-82204.
En este caso, un magistrado pretendía que se le pagara, además de una importante suma por daños materiales, el
monto de S/. 150,000.00 como resarcimiento por el daño a su proyecto de vida, a causa de su separación temporal
del poder judicial por decisión del Consejo Nacional de la Magistratura. En el resumen de la decisión de la Cuarta
Sala Civil de la Corte Superior de Lima, se hace constar que los jueces de esta instancia consideraron que “dicho
concepto está en discusión a nivel doctrinario y aún no tiene cabida en la legislación; por lo tanto, no es posible que
sea acogido como pretensión” (p. 82201).
95 Parágrafo 9.3.
96 Parágrafo 9.8.
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