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“2022- LAS MALVINAS SON ARGENTINAS”

SE PRESENTA EN CALIDAD DE AMICUS CURIAE

Señores Ministros del


Superior Tribunal de Justicia
De la Provincia de Misiones:
Gabriela Carpineti, Directora Nacional de Promoción y Fortalecimiento para
el Acceso a la Justicia, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación,
constituyendo domicilio en … de la Ciudad de …; en Expte. N° 48426/2015
“LAURINDO MARCOS IVAN, FERREYRA DE LIMA LUCAS SEBASTIAN,
OVANDO MARÍA RAMONA, S/ ABUSO SEXUAL CON ACCESO CARNAL.”, que
tramita ante dicha dependencia, me presento y respetuosamente digo:
I. OBJETO:
Venimos por este acto a solicitar la intervención como amicus curiae en la
presente causa toda vez que en la misma somos terceros ajenos a la disputa que
buscamos aportar a la Corte argumentos u opiniones que pueden servir como elementos
de juicio relativos a aspectos de derecho que se ventilan ante la misma. Puntualmente en
el presente caso estimamos que se deja en consideración del juzgador cuestiones de
derecho relativas a la valoración de la situación de vulnerabilidad planteada pero no
atendida, de la ciudadana María Ramona Ovando. Ante esta situación, entendemos que
en la presente causa se han puesto en juego derechos consagrados en la Constitución
Nacional así como en diversos Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos que
gozan de jerarquía constitucional relativos a la temática expuesta.
Esta dirección solicita ser tenida como amicus curiae para someter a su
consideración argumentos de relevancia pública, susceptibles de ampliar la perspectiva
del debate y enriquecer los fundamentos y consideraciones de los derechos en juego en
esta causa.
“2022- LAS MALVINAS SON ARGENTINAS”

La finalidad de esta presentación, en


consecuencia, se encuentra dirigida a establecer cuestiones que en la presente causa
consideramos de vital importancia aclarar y profundizar de manera lógica y racional,
teniendo como fin absoluto manifestar nuestra postura de defensa constitucional, social
y democrática.
II. FUNDAMENTOS DE LA PRESENTACIÓN DEL AMICUS CURIAE:
En primer lugar hemos de parafrasear a Faúndez Ledesma, a los fines de ilustrar
el presente instituto, así el autor señala que el amicus curiae es “la intervención de un
tercero que es autorizado para participar en el procedimiento, con el propósito de
ofrecer información, o de argumentar en defensa del interés general a fin de que, más
allá de los intereses de las partes, éste también pueda ser considerado por la Corte, o
para desarrollar los argumentos jurídicos de una de las partes” (Faúndez Ledesma,
Héctor. El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos: aspectos
institucionales y procesales. San José de Costa Rica: Editorial Instituto Interamericano
de Derechos Humanos, tercera edición 2004-reimpresión 2009, p. 716.).
El amicus curiae tiene su antecedente en el Derecho romano, ámbito en el que
los abogados eran consultados por los jueces para recibir de ellos una ayuda o consejo
en la solución de un caso, paulatinamente se incorporó a la práctica judicial de tradición
anglosajona desde el Siglo IX. Hoy en día, la Institución pasó a ser de aprovechamiento
habitual a nivel Internacional, y es aplicada y reconocida ampliamente por diferentes
instrumentos y organismos internacionales, por ejemplo, la Corte y Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos
(OEA) o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En nuestro país podemos encontrar distintos antecedentes de carácter normativos
en el ámbito nacional y provincial. Un ejemplo específico de ello es la Ley N° 26.485
de Protección Integral a las Mujeres, que en su art. 38 establece que “El/la juez/a
podrán solicitar o aceptar en carácter de amicus curiae la colaboración de
organizaciones o entidades públicas o privadas dedicadas a la protección de los
derechos de las mujeres”.
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En este sentido la intervención del Ministerio se entiende aún más específica


para la causa en consideración.
Es de destacar que, incluso antes de que se regule el Instituto, los Tribunales
Argentinos se inclinaron por su admisibilidad. Así, por ejemplo, se admitió la
presentación de amicus curiae en la causa “Sterla, Silvia s/interrupción de la prisión
preventiva” que tramitó ante el Juzgado Criminal y Correccional nro. 2 de Capital
Federal, y en la causa “Felicetti, Roberto y otros s/revisión” (causa nro. 2831) que
tramitó ante la sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal.
En esa misma línea, se ha dicho que “La falta de previsión normativa expresa
puede decidirse a favor de la admisión de esta figura en tanto constituye un medio
procedimental no prohibido de ejercicio de la libertad de expresión, del derecho a
peticionar ante las autoridades y de reforzamiento del principio republicano de
gobierno” (Martín Abregú - Christian Courtis, “Perspectivas y posibilidades del amicus
curiae en el derecho argentino”, artículo publicado en “La aplicación de los tratados
sobre derechos humanos por los tribunales locales”, pág.390, Editores del Puerto, 1ra.
reimpresión, 2004).
Al respecto, Carlos Nino sostuvo que promover y ampliar el proceso
democrático requiere hacer más laxos los criterios de participación en el proceso
judicial, por vía del reconocimiento de intereses difusos, de las acciones de clase, y de
la intervención de amicus curiae (Carlos Nino, Fundamentos de Derecho
Constitucional, Ed. Astrea, pág. 696).
Refuerza esta argumentación la regulación expresa de la posibilidad de presentar
amicus curiae ante la CSJN con el dictado de la acordada 28/2004, lo cual tornaría
irrazonable su rechazo en instancias inferiores. En esta acordada, la Corte Suprema,
reconoció expresamente que terceros ajenos a las partes que cuenten con una reconocida
competencia sobre la cuestión debatida y demuestren un interés inequívoco en la
resolución final del caso, pueden presentarse en las causas en trámite ante sus estrados
en las que se ventilen asuntos de trascendencia institucional o que resulten de interés
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público a fin de que ofrezcan argumentos de
trascendencia para la decisión del asunto.
En sus considerandos, la Corte sostuvo que
dicho instrumento estaba destinado a permitir la
participación ciudadana en la administración de
justicia, y agregó que “en el marco de las controversias cuya resolución por esta Corte
genere un interés que trascienda al de las partes y se proyecte sobre la comunidad o
ciertos sectores o grupos de ella, a fin de resguardar el más amplio debate como
garantía esencial del sistema republicano democrático, debe imperar un principio
hermenéutico amplio y de apertura frente a instituciones, figuras o metodologías que,
por su naturaleza, responden al objetivo de afianzar la justicia entronizado por el
Preámbulo de la Constitución ”.
Es decir que, de conformidad con el criterio de la Corte Suprema, la
admisibilidad de amicus curiae en cierto tipo de causas se deriva directamente de
nuestra forma republicana de Gobierno, y del objetivo de afianzar la justicia, expresado
en el Preámbulo de la Constitución Nacional.
Allí se consideró que la intervención de amicus también encuentra su
fundamento en lo dispuesto en el art. 33 de la Constitución, y que “la actuación de los
Amigos del Tribunal encuentra sustento en el sistema interamericano al cual se ha
asignado jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22), pues ha sido objeto de regulación
en el Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (art. 62.3) y ha
sido expresamente autorizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
con sustento en los arts. 44 y 48 de la Convención Americana”.
Más cerca en el tiempo la Corte Suprema de Nación dejó dicho, en la Acordada
7 del año 2013, que el propósito perseguido con la intervención de nuevos actores como
Amigos del Tribunal es “pluralizar y enriquecer el debate constitucional, así como de
fortalecer la legitimación de las decisiones jurisdiccionales dictadas por esta Corte
Suprema en cuestiones de trascendencia institucional”. Este reglamento sobre la
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Intervención de los Amigos del Tribunal que surge
del art. 1 de la Acordada 7/13 de la CSJN tiene
establecido que pueden presentarse personas -
físicas o jurídicas- en calidad de Amigos del
Tribunal en “todos los procesos judiciales
correspondientes a la competencia originaria o apelada en los que se debatan
cuestiones de trascendencia colectiva o interés general”.
De esta manera, y dadas las cuestiones puestas en debate en estos autos
consideramos oportuno y por demás ventajoso el aporte de argumentos que enriquezcan
los argumentos de esta causa, siempre en resguardo del interés ciudadano y el
fortalecimiento de las instituciones democráticas.
III. INTERÉS DE LA DIRECCIÓN NACIONAL DE PROMOCIÓN Y
FORTALECIMIENTO PARA EL ACCESO A LA JUSTICIA, DEL MINISTERIO DE
JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS DE LA NACIÓN.
Como se ha manifiesta en el inicio del presente escrito, acudo al Tribunal en
nombre de la Dirección Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la
Justicia (DNPFAJ), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la
Nación (conforme estructura organizativa y competencias aprobados por el Decreto
1755/08), atento a desempeñarme como Directora de la misma. 
La DNPFAJ, tiene como objetivo “promover, facilitar y fortalecer el acceso a la
justicia por parte de los ciudadanos” y para ello cuenta entre sus acciones “dar
respuestas a la necesidad de información y asesoramiento jurídico-asistencial, denuncias
y solicitudes de diversa índole presentados por la ciudadanía, brindando respuestas
concretas que conduzcan a la solución efectiva de las demandas” (Acción N° 5 en el
Anexo del Decreto 1755/08), entendiendo que en esta oportunidad, la demanda de la
ciudadana María Ramona Ovando responde a la exigencia de que la causa en su contra
sea estudiada y resuelta con toda la información posible y no meramente con aquella
parcial y sesgada con que el Poder Judicial Misionero se manejó hasta la fecha.
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IV. BREVES ANTECEDENTES RELEVANTES Y CONTEXTO DE LA


CAUSA
La ciudadana María Ramona Ovando nació el 26 de diciembre de 1974, en la
ciudad de Eldorado, Misiones, su entorno familiar fue siempre conflictivo y se encontró
inmersa desde su primera infancia en lo que se denomina pobreza estructural, en este
contexto, no tuvo acceso a la educación siendo así que al día de la fecha, contando con
47 años no sabe leer ni escribir más que su nombre y apellido y carece de recursos
culturales y sociales básicos.
En el año 2010 fue acusada por abandono de personas tras la muerte por
inanición generada por un cuadro de desnutrición de una de sus 12 hijos. Es importante
advertir que María viene de un historial de violencia de parte no solo de su pareja con
quien convivía en ese momento sino también de sus parejas anteriores. Su primera hija
nació cuando ella tenía solo 14 años de la unión con un hombre muchos años mayor, al
que fue entregada por su padre y que la obligaba a vivir en un entorno en que, si
hablaba con desconocidos o realizaba acciones que no eran de su agrado, la golpeaba
físicamente. Tres de sus hijos mayores nacieron en la soledad de su hogar. Es de
destacar que ya desde esta época (siendo una niña menor de edad con más de 3 hijos de
un hombre que la sometía) María referencia haber querido escapar, sin tener dónde ir ni
cómo proceder. Advertimos una vez más la ausencia total del Estado.
María trabajaba en la cantera, rompiendo piedras con un martillo. Trabajaba
todos los días y le pagaban con vales de mercadería que claramente no le alcanzaba para
alimentar adecuadamente a sus hijos. Nunca tuvo ayudar del Estado
independientemente de haberla solicitado. El Estado se manifestó por primera vez para
María, cuando su hija perdió la vida a causa de la extrema pobreza en que se encontraba
inmersa su familia (estudio socio-ambiental glosado a fs. 178/179 y fs. 179 in fine).
Cuando en el año 2013 obtiene su libertad, María reclama la revinculación con
sus hijos e hijas. Esa revinculación significó solamente que las niñas sean
trasladadas a la vivienda de su madre, que ahora sí, había podido acceder a una vivienda
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de material otorgada por el Estado. Es de destacar
que hasta el año 2012 la familia de María no tuvo
acceso a programas sociales que garantizaran el
cumplimiento de los derechos de los niños y las
niñas, como asignación universal, por ejemplo.
Tampoco hubo una adecuada reinserción laboral de María tras haber estado privada de
su libertad. En este punto no podemos dejar de remarcar que hasta la actualidad el
Estado no ha brindado a las niñas el acceso a este programa, incluso habiendo
transcurrido 10 años desde la primera vez que intervino en la situación de desamparo de
ellas, otorgando su cuidado a su abuela.
Y así, en el año 2015 se inicia contra ella un nuevo proceso penal en el que
nuevamente se criminaliza a María sin advertir en ningún tramo del proceso el entorno
social en que la misma se hallaba inmersa. Ejemplo de ello es que se realizan
apreciaciones sobre su estilo de vida desde una óptica sesgada en su totalidad, tomando
en consideración, por ejemplo, la presencia de prendas masculinas en el baño como
indicador de una vida libidinosa mientras que María tienen hijos varones que convivían
con ella; la falta de investigación en torno a otras posibles líneas de averiguación para
lo manifestado por las víctimas directas, existiendo una causa contra una persona
totalmente ajena al entorno de María, desvinculando a la misma de la investigación y
enfocando la atención en el entorno de Ovando contra quien en todo momento se
advierte una actitud persecutoria por parte del Poder Judicial, por ejemplo, al no
reconocer que, encontrándose las niñas en convivencia con la abuela paterna, podría
esta sin lugar a dudas influir en el relato de las mismas sobre los hechos.
Ante esta realidad, cabe replantearnos la coherencia del análisis de los hechos en
la causa toda vez que tenemos signos de abuso sexual pero diferentes posibles autores
que no fueron investigados a la par, toda vez que la causa de Armoa se decantó por un
abuso sexual simple sin mayo análisis desde la objetividad de entender que
perfectamente podría haberse tratado del autor de los hechos que llevan a las pruebas
físicas existentes en las niñas. Más bien se dirigió la investigación en forma exclusiva
hacia los imputados en la causa en que María Ovando se encontraba vinculada de
alguna manera. En este punto, la alternativa en función de los hechos fue planteada ya
desde el 20 de mayo del 2015, oportunidad en que José Luís Fuentes lo deja claramente
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asentado en el escrito judicial de dicha fecha, sin
que la hipótesis sea tenida en cuenta en el marco
de la instrucción de la presente causa.
Dentro de las tantas irregularidades que
encontramos en la causa, se destaca el hecho de
que el Presidente del tribunal, Atilio León, hizo lugar a los planteos de las defensas,
considerando que no había sido bien formulado el requerimiento de elevación a juicio
hecho por la Fiscalía, que además, amplió fuera de tiempo la acusación incluyendo la
figura de “corrupción de menores”. En este punto vemos por derivación una clara
afectación al derecho de defensa, ya que justamente el requerimiento de elevación
cuestionado es, en nuestro sistema, la pieza acusatoria de cuya claridad depende el
poder realizar una defensa efectiva.
Se suma a esta falta de claridad del requerimiento, la falta de conclusión de las
pruebas aportadas, toda vez que, por ejemplo, una de las médicas forenses declaró que
estaba acreditado que una de las niñas había sido víctima de abuso con acceso carnal.
Sin embargo, no se habría podido determinar que eso ocurrió en el período que ella
vivía con su madre, y no con posteriorioridad. Por otro lado, la licenciada Solange
Borau confirma lo que es claro en el presente caso: las niñas sufrieron abuso pero no se
puede determinar de manera concluyente por parte de quien ni cuando. A ello debemos
sumar que el psicólogo Alfredo Rubén Mieres determina, al analizar la cámara
gessel de las menores, que las declaraciones por ellas vertidas en las mismas no
debe ser tomado con vinculante en la presente causa judicial.
V. CONSIDERACIONES DE DERECHO PENAL DE FONDO
APLICABLES A LA CAUSA.
Analizando en este punto lo atinente a la dogmática penal, preliminarmente se
debería considerar que la condena a María no encuentra sustento desde una perspectiva
de política criminal, toda vez que la pena a ella impuesta no se podría fundar en
ninguna teoría de la pena que no sea una dudosa aplicación de prevención general, es
decir con el pretendido objetivo de disuadir (o amedrentar) al resto de la sociedad, o
para reafirmar el sentimiento de justicia (o venganza) en la comunidad. Ya que la
prevención especial como fundamento de la condena debería ser lógicamente
descartada: María no introyectará el rol de madre que se le achaca desconocer estando
presa (prevención especial positiva), ni su detención impedirá necesariamente que se
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sigan cometiendo abusos contra las niñas
(prevención especial negativa).
Ingresando a un análisis del derecho penal
de fondo, podemos ver que en la calificación
jurídica adjudicada al caso la justicia pretende
construir un tipo penal por analogía: el abuso sexual con acceso carnal por omisión. O,
en otras palabras, pretendiendo inventar el delito de “mala madre”, e incurriendo así en
una tarea legislativa que le es ajena y legalmente vedada. Pasar por alto la aplicación
inconstitucional del derecho de fondo en este caso implicaría una concesión importante
a una interpretación que importa una ampliación irracional del poder punitivo
sumamente peligrosa. Cualquier madre o padre, siguiendo los razonamientos de este
tribunal podría eventualmente ser criminalizado por cualquier delito cometido contra
sus hijos o hijas con base únicamente en la existencia de un deber de cuidado o posición
de garante.
Desde la página 144 la sentencia se propone encuadrar la conducta de María
dentro de la figura típica del abuso sexual con acceso carnal (un delito, dicho sea de
paso, que cualquier manual de parte especial del derecho penal explica que el sujeto
activo solo puede ser un varón). Para ello, se alude a la obligación legal de cuidado y al
conocimiento que María tenía sobre los hechos que el tribunal a esa altura del fallo
tiene por probados.
La primera referencia doctrinaria corresponde a Gustavo Aboso: “La no
evitación de las agresiones sexuales por parte de aquellos que tienen un deber de
protección equivale a una conducta de comisión por omisión.” Una impotente falacia de
autoridad desprovista de todo comentario o articulación de ideas que lejos de pretender
explicar, intenta zanjar una discusión remitiendo a una figura académica de escaso
reconocimiento.
La siguiente referencia corresponde a una sentencia del tribunal supremo de San
Luis en un caso similar, donde para los magistrados “…(la autora) colaboró
activamente en la comisión delictual en términos de prestar una cooperación de tipo
necesaria, dado que al tomar conocimiento de los hechos se limitó al silenciamiento, no
realizando ningún acto de defensa de su hija, y por el contrario permitió que los abusos
siguieran ocurriendo”. La resolución del tribunal puntano se basa en una cita de
Bacilagupo, que, redundantemente, también se incluye en la sentencia contra Ovando:
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“Todo delito de omisión, en la tipicidad
objetiva requiere tres elementos comunes: la
situación generadora del deber de actuar, la
omisión de la realización y la capacidad de hecho
para realizarla. Pero en teoría, a estos elementos se
agrega, específicamente en los delitos impropios de omisión, una estrecha vinculación
del agente con el bien jurídicamente protegido, lo que: a) “Limita considerablemente el
número potencial de autores clasificándose en consecuencia como delitos especiales”; y
b) “Coloca al agente en posición de garante”.
Empero, la cita pasa por alto que el doctrinario argentino residente en Europa se
refiere en su manual a la legislación española, donde el legislador en su código penal
contempló un artículo específico (n° 11) que pretende reglar la aplicación de tipos
omisivos, intentando zanjar las discusiones y problemas dogmáticos que generan este
tipo de construcciones. Pero lo mismo no ha ocurrido en nuestra legislación donde el
legislador claramente optó por tipificar taxativamente los tipos omisivos, no dando
lugar a inferir que se puedan construir por analogía.
Más aún, nos es dable considerar que se trata de una tergiversación desleal y
deshonesta intelectualmente, si no desinformada, para con la posición del académico,
puesto que seguidamente a la cita referida en la obra se explaya sobre el problema
dogmático en la aplicación de tipos omisivos impropios y señala puntualmente el
problema del principio de legalidad, pues el fundamento jurídico de los llamados tipos
omisivos impropios no proviene de una lex scripta, como lo exige este principio básico.
En lo que respecta a la subsunción legal aquí analizada, la próxima oportunidad
en que en el fallo aparece una cita doctrinaria o jurisprudencial tendiente a justificar la
construcción del tipo omisivo impropio, llega recién en el momento del análisis de la
conducta del imputado Marcos Laurindo, en una flagrante desprolijidad narrativa.
Concretamente, la cita en este caso al código comentado de Baigún, Terragni y
Zaffaroni dice así:
“…Si bien existe un deber general de respetar los bienes jurídicos ajenos,
existe acuerdo en considerar que este deber es mayor cuando entre el
autor y la victima existe una relación particular. Esta idea tiene tal
intensidad dentro de la dogmática penal que alcanza por sí misma para
fundamentar una forma especial de imputación en casos de conductas
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omisivas no previstas por un tipo
específico, a partir de lo que
tradicionalmente se denomina deber
de garante. Frente a ciertos vínculos
entre el autor y la víctima rige no
solo el deber general de abstenerse de realizar ciertas acciones, sino el de
evitar, adicionalmente a través de una intervención activa que aquella
quede expuesta a ciertos riegos…”.
Nos encontramos en este punto con un supuesto nuevo argumento a favor de la
construcción analógica de tipología omisiva impropia derivado de un cuerpo doctrinario
que analizado en su mejor luz no podría llevarnos a esa conclusión, configurándose
nuevamente un uso al menos desinformado o bien desleal pero en ambos casos
igualmente intolerable de la doctrina.
Conviene entonces detenernos en la opinión de Zaffaroni al respecto, volcada en
su Tratado de Derecho Penal del año 2002 en coautoría con Alagia y Slokar, y
continuada en otras obras como el Manual de Derecho penal de 2005, Estructura Básica
del Derecho Penal de 2009 y Lineamientos Básicos de la Teoría del Delito de 2020.
En el acápite titulado con claridad “La inconstitucionalidad de los tipos omisivos
impropios”, Zaffaroni, Alagia y Slokar sostienen:
“…los tipos de los impropios delitos de omisión no escritos se originaron
en una teoría preiluminista a la que se procura poner límites, porque a
nadie le pasa por alto la lesión a la legalidad que importa y que no se
salva con cláusulas generales: nunca la legislación penal autoritaria
consagró la analogía libremente, sino conforme a pautas que señalaba el
propio legislador.
Pese a todos los esfuerzos de la doctrina contemporánea por justificarlos,
es innegable que estos códigos por lo menos están violando la exigencia
de estricta legalidad. No en vano y desde antiguo se ha criticado la
pretensión de que existen tipos omisivos no escritos, con escaso argumento
de que agotan el contenido prohibitivo de los tipos activos, expresión que
encierra una pretensión de completitud incompatible con el carácter
fragmentario de la ilicitud penal (…).
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Habiendo tipos omisivos impropios
escritos, no se explica la razón por la
cual deba existir una fórmula general
para elaborar analógicamente los
que no han sido escritos (…). No en
vano la existencia de estos tipos no escritos ha sido rechazada por toda la
tradición francesa. Incluso en Alemania se sostuvo su inconstitucionalidad
y en la tradición anglosajona ha sido harto discutida y se la acepta con
mucha dificultad (…).
En la ley argentina no existe ni siquiera la fórmula general de
equivalencia que habilita la construcción analógica de los tipos no
escritos y, de existir, ella misma sería inconstitucional frente a la general
prohibición de analogía in malam partem. Por ende, conforme a toda la
tradición legislativa, no hay referencia alguna a la omisión que permita
inferir la posibilidad de construir analógicamente estos tipos judiciales
(…).(…)
…En cuanto a las pretendidas situaciones escandalosas de impunidad,
además de que no existen, es necesario subrayar que incluso si se
presentasen, se trataría de omisiones del legislador que los jueces no
están autorizados a colmar por la vía de la analogía (…). La
irresponsabilidad legislativa no autoriza la violación de la Constitución
por parte de los jueces y, menos aún, la instigación a ella por parte de la
doctrina.”
Por todo lo expuesto, queda razonablemente en evidencia que los fundamentos
de la sentencia en análisis desatienden la justificación de la aplicación de una figura por
demás problemática desde el punto de vista dogmático penal, que conlleva una
importante afrenta contra el principio de legalidad formal.
VI. SOBRE LA CONDICION DE VULNERABILIDAD CONSAGRADA EN
EL DERECHO INTERNACIONAL.
En primer lugar cabe conceptualizar aquello que entendemos por “situación de
vulnerabilidad”, lo que al decir de Eugenio Raúl Zafaroni se puede determinar como la
“concreta posición de riesgo criminalizante en que la persona se coloca”; estado que se
integra con los “datos que hacen a su status social, clase, pertenencia laboral o
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profesional, renta, estereotipo que se le aplica,
etc” (Zaffaroni, Eugenio Raúl - Alagia, Alejandro
- Slokar Alejandro, “Derecho Penal. Parte
General”, Editorial Ediar, Buenos Aires, 2000,
páginas 11 y 624).
En cuánto a María, podemos ver a lo largo de los procesos judiciales en su
contra (tanto en la primera como en la segunda imputación) un permanente escaneo a la
atención prodigada a su familia, la diligencia en el cumplimiento de los deberes que
culturalmente impuestos a ella como madre, sin advertir que tanto este aspecto como
todos los restantes de su existencia se encontraron comprometidos por la situación de
marginalidad absoluta en la que vivía.
Ingresando al análisis de la normativa internacional aplicable al caso, cabe
referirnos a lo regulado por las “Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las
Personas en Condición de Vulnerabilidad”, aprobadas por la Asamblea Plenaria de la
XIV Edición de la Cumbre Judicial Iberoamericana , toda vez que establece claramente
en su artículo primero el Concepto de las personas en situación de vulnerabilidad,
manifestando que “Se consideran en condición de vulnerabilidad aquellas personas que,
por razón de su edad, género, estado físico o mental, o por circunstancias sociales,
económicas, étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con
plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento
jurídico.” No cuesta mucho relacionar esta caracterización con la realidad de María, ya
que como hemos manifestado, estamos hablando de una mujer que por su simple
condición de tal se encuentra en un rol vulnerable en una sociedad patriarcal como la
que nos acoge. Sumado a ello, esta mujer se ha desarrollado desde los inicios de su vida
en un ambiente de pobreza estructural, de analfabetización, de exclusión laboral, esto
último no solo atendiendo a su realidad adulta, época en la que trabajaba en la cantera,
sino además, sabiendo que de niña se desempeñaba como empleada doméstica,
obviamente en condiciones irregulares de trabajo no solo por su edad sino también por
la falta de retribución económica acorde al trabajo realizado. Siguiendo en el análisis
del devenir de su vida, si bien María NO ES RECONOCIDA COMO VÍCTIMA POR
EL PODER JUDICIAL, SINO SIEMPRE COMO VICTIMARIA, cae de maduro que
lo fue, ya que su primer hija nace cuando ella tiene solo la edad de 14 años, siendo fruto
de una relación sexual previa a dicha edad, por lo que “su pareja” (un hombre mucho
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mayor al que fue entregada como esposa por su
padre siendo una niña de 13 años) claramente
abusó sexualmente de ella. Esta niña madre no solo
se vio empujada a dar a luz a esta primera hija,
además de ello, de los 9 hijos que tuvo mientras
este vínculo estaba vigente, 3 de ellos nacieron en su casa, por supuesto que sin
asistencia médica y ni si quiera contención afectiva.
Así, siguiendo con el análisis, el artículo 5 de las mencionadas Reglas, hace
referencia específica a la victimización, en este punto debemos destacar que “Se
considera en condición de vulnerabilidad aquella víctima del delito que tenga una
relevante limitación para evitar o mitigar los daños y perjuicios derivados de la
infracción penal o de su contacto con el sistema de justicia, o para afrontar los riesgos
de sufrir una nueva victimización.” Volviendo a lo expuesto en el punto anterior,
debemos atender a la realidad de María, no la María imputada dos veces por atentar
contra sus hijas, sino a la María de 14, 15, 16, 17, 18 años… Que siendo una niña y
adolescente, se vio obligada a ser objeto sexual de un hombre mayor, siendo una y otra
vez su cuerpo cosificado, no solo desde el deseo sexual de su “marido” sino también
desde su rol de procreadora. Todo esto en el marco de una sociedad que la veía como
“la esposa”, “la madre”, generando entonces la total imposibilidad de su parte de
desconocer la existencia de un delito del cual estaba siendo víctima, frente a una
sociedad que le dejaba en claro que aquello que estaba transitando “era normal” y hasta
“estaba bien”. No siendo esto suficiente, debemos recordar que estamos hablando de
una mujer que fue víctima de violencia de género en su entorno intrafamiliar, siendo
una niña, cuando ya su padre la golpeaba, sino también con relación a su pareja, quien
no además de golpearla, la enviaba a trabajar para luego darle el dinero a él y la
mantenía totalmente aislada de cualquier posible afecto.
En relación a la pobreza el artículo 7 deja sentado que “La pobreza constituye
una causa de exclusión social, tanto en el plano económico como en los planos social y
cultural, y supone un serio obstáculo para el acceso a la justicia especialmente en
aquellas personas en las que también concurre alguna otra causa de vulnerabilidad.” No
es necesario recalcar que María, además de contar con múltiples condiciones diferentes
de vulnerabilidad social que acompañan a la analizada, responde en su totalidad al
concepto de una mujer en una pobreza estructural, sumando a ello que por gran parte
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de su vida no contó con el apoyo estatal mínimo
que debería, siendo que NO ACCEDIÓ A
NINGUN PROGRAMA SOCIAL O AYUDA
ECONÓMICA FORMAL.
Finalmente, el hecho de haber estado
privada de su libertad hace que podamos considerarla también en condiciones de
vulnerabilidad por ello en atención al artículo 10 del cuerpo legal analizado, cuando el
mismo entiende que “La privación de la libertad, ordenada por autoridad pública
competente, puede generar dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia el resto de derechos de los que es titular la persona privada de libertad,
especialmente cuando concurre alguna causa de vulnerabilidad enumerada en los
apartados anteriores.” Si bien en este caso, la privación de libertad había cesado, la
realidad es que la afectación de la misma en la persona de María, en especial por los
motivos que la generaron, hace que sea una causal atendible en el caso que nos ocupa.
Finalmente, debemos recordar que esta normativa internacional,
independientemente de su operatividad constitucionalmente reconocida, fue tratada en
la Acordada N°5/2009 en virtud de la cual la Corte Suprema de Justicia de la Nación se
adhirió a las Reglas de Brasilia manifestando que las mismas debían ser seguidas como
guía en los asuntos a que se refieren.
VII. CONCLUSIONES
Por lo expuesto en la actual presentación, estimo pertinente presentarnos ante
ustedes a los fines de advertir:
A. Se preste especial atención a la hora de tomar cualquier determinación
sobre la causa a la especial situación de vulnerabilidad de la Sra. María Ramona
Ovando, totalmente desconocida por el poder judicial provincial hasta el momento en
las diferentes intervenciones.
B. Se aplique al caso el análisis desde la perspectiva de género
correspondiente a la condición de mujer de la ciudadana Ovando y en especial
atendiendo a lo manifestado de su historial de víctima de violencia por su condición de
mujer.
C. Se advierta adecuadamente la gravedad de participar en la creación de un
tipo penal no legislado, que afectaría la división de poderes de nuestra república e
implicaría ir en contra de los principio más básicos del derecho penal, partiendo por
“2022- LAS MALVINAS SON ARGENTINAS”
ejemplo, del principio de legalidad penal
constitucionalmente consagrado en nuestro
derecho.
D. Se case la Sentencia y deje sin efecto.
E. Se instrumenten los mecanismos
necesarios para la restitución del vínculo jurídico y afectivo con sus hijes.
F. Se implementen medidas de carácter reparatorio a favor de María Ovando
considerando el grave daño ocasionado en su persona por el sistema de justicia,
teniendo en cuenta las dimensiones materiales y simbólicas en la que este proceso ha
impactado negativamente en su desarrollo personal, su proyecto de vida, su patrimonio,
su libertad, sus vínculos familiares, socio-comunitarios y su buen nombre y honor,
conculcando el principio de mínima trascendencia de la condena y proyectando la pena
impuesta más allá de todo límite constitucional.
G. Atento a que el Alto Cuerpo, aún se encuentra pendiente de dictar sentencia,
ante la plena vigencia del Principio de Inocencia, encontrándose cerrada la
investigación y probada sobradamente la inexistencia del peligro de fuga por parte de
María Ovando, tanto así se presentó voluntariamente en todas las instancias del proceso
de instrucción que fue citada, también así de las audiencias del juicio y finalmente
luego que se revocara la excarcelación otorgada en marzo de 2021. Corresponde
transitar lo que quede del proceso en libertad. Conforme la doctrina de los Tribunales
Internacionales y la Corte Suprema Argentina “Loyo Fraire (2014)”.
María Ovando ya ha transitado un extenso período de prisión preventiva
violatorio de sus derechos más básicos en el marco de un proceso que culminó con su
justa absolución. Ese daño no pudo ni podría repararse ulteriormente por la naturaleza
del bien jurídico que se dañó, que es la posibilidad de moverse y circular pero que se
mide en tiempo de vida. Aquella pena indebida por un delito que luego no se le pudo
reprochar afectó de tal forma su vida y su libertad que trascendió a su núcleo cercano, a
sus seres queridos, a su familia. Los hechos ventilados en este expediente son una
expresión del conjunto de abandonos al que su familia quedó expuesta durante todo el
recorrido de violencia institucional a la que el Estado la sometió. Ni puede replicarse
esa situación ni debe prolongarse ese padecimiento, que ha sido por intensidad y por
extensión, una deuda irreparable del Estado Argentino para con la inmunidad de los
derechos humanos de quién no cesa de ser perseguida.
“2022- LAS MALVINAS SON ARGENTINAS”
VIII. PETITORIO:
1. Se tenga a la Dirección Nacional de
Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la
Justicia, del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación por presentada en calidad
de amicus curiae, y por constituido el domicilio legal denunciado.
2. Se declare la admisibilidad formal del presente amicus curiae y se resuelva en
consecuencia.

PROVEER DE CONFORMIDAD, SERÁ JUSTICIA

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