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Plagas mundiales y el uso de la cuarentena

Se tienen registros de pandemias y plagas desde que el hombre comenzó a viajar y a explorar
sus alrededores. A pesar de que compartir herramientas, ideas, y bienes era beneficioso para
muchas sociedades, la propagación de las enfermedades de un grupo a otro tenía
consecuencias enormemente perjudiciales. Esto es especialmente cierto para países con
poblaciones no preparadas sin exposición previa a esa enfermedad. La Transferencia
Colombina es un ejemplo primordial de los riesgos asociados con compartir patógenos y
enfermedades, pero no es la única vez que una enfermedad ha sacudido al mundo.

Como se mencionó en un módulo anterior, durante la Edad Media, la peste negra sacudió a
Europa. A partir de 1347 y con una duración de alrededor de 350 años, esta gran pandemia fue
causada por la bacteria Yersinia pestis y se propagó mediante pulgas infectadas que
generalmente vivían en ratas u otros roedores comunes en los barcos y las viviendas en ese
entonces. La bacteria de la peste negra se transmitió fácil y rápidamente entre grandes
poblaciones de Europa. Se estima que mató de 20 millones a 75 millones de personas,
aproximadamente un tercio de la población de Europa en ese entonces (www.hartford.edu).

Dentro de las ciudades, se administraron las primeras cuarentenas. “Cuarentena” se refiere a


separar y restringir el movimiento de personas (o animales) que hayan estado expuestos a
enfermedades transmisibles el tiempo suficiente para observar si contrajeron la enfermedad
(Diccionario de Epidemiología, 2014). El término “aislamiento” se refiere a separar a las
personas enfermas (o animales) de aquellos que no lo están. El origen de la palabra es
“quaranta”, la palabra italiana para “40”. Este era el número de días que una persona estaba
aislada de otros para declararlo lo suficientemente sano para estar entre los miembros de la
comunidad o la familia (Tognotti, 2013). Aunque ideas o intentos similares se habían realizado
durante brotes anteriores, no fue hasta la llegada de la epidemia de la peste negra que las
normas de cuarentena se volvieron una práctica común. La enfermedad era tan temida que la
persona que no cumpliera la cuarentena o el aislamiento podía ser asesinada en el acto.
Desafortunadamente, los beneficios de estos intentos de contención se redujeron
considerablemente ya que los sitios de aislamiento y cuarentena se usaban repetidamente.
Como resultado, los individuos en cuarentena que de otra forma no habrían sido infectados, se
enfermaban al permanecer en esas áreas contaminadas.

Durante el siglo diecinueve, el cólera se trasladó desde Asia a Europa y a los Estados Unidos
mediante barcos y trenes. Los esfuerzos de cuarentena se realizaron para intentar proteger a
las comunidades. Los barcos viajaban desde áreas en las que se creía que había cólera y no se
les permitía ingresar a ciertos puertos; a las personas marginales, como las prostitutas o los
pobres, se los obligaba a permanecer en aislamiento ya que se creía que era más probable que
transmitieran la enfermedad (Tognotti, 2013). Como pueden imaginar, esto condujo a un
tratamiento injusto y oportunidades de abuso de poder.

A pesar de que los esfuerzos de cuarentena de 40 días eran útiles durante el período de
incubación de la plaga, eran menos efectivos en el caso del cólera u otros brotes tempranos de
pandemia, como la viruela y la fiebre amarilla. La fiebre amarilla se transmite mediante la
picadura de un mosquito infectado, por lo que el aislamiento forzado de los individuos
enfermos no ayudaba a restringir la propagación de la enfermedad. Cuando la gran gripe
pandémica, “gripe española”, de 1918-1919 sacudió al mundo, los esfuerzos de cuarentena
llegaron demasiado tarde para evitar la propagación de la enfermedad. Esta gripe era fácil de
transmitir y extremadamente letal; las personas que luchaban contra la enfermedad morían
rápidamente, generalmente, dentro de horas de presentar los primeros síntomas. Las
escuelas, las iglesias y los empleadores limitaban o suspendían sus viajes y cualquier actividad
que causar la congregación de personas. Desafortunadamente, estos esfuerzos no eran
efectivos, y se estima que 50 millones de personas, y tal vez hasta 100 millones de personas,
murieron a causa de la gripe española alrededor del mundo (Taubenberger y Morens, 2006).

Durante el siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte, los avances científicos y médicos
ayudaron a los funcionarios de Salud Pública a comprender los mecanismos de la propagación
de la enfermedad y los patógenos responsables. El aumento en los esfuerzos de vigilancia
fomentaron el desarrollo de organismos de Salud Pública, lo que facilitó el uso compartido de
datos y la comunicación. Estos avances en la Salud Pública, las lecciones de disturbios civiles
presentados por forzar a personas a “salas de enfermos” y una actitud social cambiante sobre
las personas infectadas con la enfermedad modificaron el uso de los procedimientos de
cuarenta y aislamiento durante futuros brotes.

Muchos países aún utilizan los procedimientos de cuarentena y aislamiento para ciertas
enfermedades o afecciones específicas. En los Estados Unidos y China, por ejemplo, los
animales y los productos agrícolas que ingresan al país pueden permanecer en cuarentena
hasta que se consideren libres de enfermedades o de plagas contaminadas. Si una persona
intenta ingresar elementos no aprobados o no seguros, podría enfrentar cargos penales. Las
enfermedades, como el cólera, la difteria, la tuberculosis, la peste, la viruela, la fiebre amarilla;
las fiebres hemorrágicas virales, como el Ébola; y los síndromes respiratorios agudos severos
pueden conducir al aislamiento o a la cuarentena de los individuos. Los esfuerzos por controlar
pandemias potencialmente masivas, como la epidemia de SRAS en 2002-03, la detección del
virus MERS-CoV en Oriente Medio en 2012 y en Corea del Sur en 2015, y el brote de Ébola en
África Occidental en 2014, enfatizan la necesidad de una comunicación continua y de esfuerzos
de vigilancia de múltiples organismos, países y expertos de la salud.

Después de la Segunda Guerra Mundial

A pesar de los avances en la Salud Pública y la medicina durante los últimos años, las
pandemias globales siguen produciéndose, y continuamos aprendiendo sobre la transmisión
de enfermedades infecciosas, sus factores de riesgo y métodos eficaces de prevención. Luego
de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de vacunas se puso en marcha, se produjeron
campañas de vacunación para bebés y niños en edad escolar, y las enfermedades infantiles,
como la polio, el sarampión y la rubeola, se redujeron significativamente a lo largo de 1950 y
1960 (www.historylearningsite.co.uk). La investigación de los vectores y las enfermedades
transmitidas por vectores ha conducido a mejoras en los equipos de protección personal,
como los repelentes de insectos y mosquiteros. El uso de terapias antibióticas ha sido efectivo
contra múltiples causas de enfermedades. Los dispositivos médicos, como la resonancia
magnética (IRM), se han vuelto una alternativa más segura para las imágenes basadas en
radiación, y los procedimientos como trasplantes y cirugías láser son habituales
(https://explorable.com).

Uno de los avances científicos más importantes luego de la Segunda Guerra Mundial fue una
mayor comprensión del ADN. El ácido desoxirribonucleico es el material genético dentro de las
células de todos los organismos vivos, que incluyen a los humanos. El ADN contiene las
instrucciones biológicas críticas que un organismo necesita para desarrollarse, sobrevivir y
reproducirse, y eso hace a cada especie única (www.genome.gov). El trabajo de los científicos
de la Universidad de Cambridge, James Watson y Francis Crick, y de los investigadores de
King's College, Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, condujo al descubrimiento en 1953 de la
estructura de doble hélice del ADN, una estructura que permite llevar información biológica de
una generación a la siguiente (www.pbs.org). La investigación de ADN en las últimas décadas
ha ayudado a demostrar cómo las bacterias, los virus, los priones, los parásitos, los vectores,
los huéspedes y el entorno pueden contribuir a la propagación de una enfermedad y generar
más descubrimientos de cómo tratar y prevenir la transmisión de enfermedades transmisibles
(www.nigms.nih.gov). También nos ha ayudado a aprender más sobre desórdenes genéticos y
enfermedades hereditarias.

Vigilancia de epidemiológica y sistemas de vigilancia


¿Qué es la vigilancia epidemiológica?

La epidemiología es el estudio de la distribución de una enfermedad en toda la población


(Diccionario de Epidemiología, 2014). Estudia los factores que pueden poner a una persona en
riesgo de infección y qué factores, si hubiera, podrían ayudar a proteger a esa persona de las
enfermedades. Los epidemiólogos creen que las patologías, las enfermedades y las lesiones
son el resultado de combinaciones de estos factores de riesgo y de protección. Cuando se
comprenden estas características de manera científica, podemos utilizar métodos de
prevención para evitar que las personas se enfermen.

Para conocer si los índices de enfermedades están en aumento o en disminución, o se


mantienen dentro del nivel esperado, los epidemiólogos emplean una herramienta llamada
vigilancia. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta, Georgia, Estados
Unidos, definen la vigilancia de Salud Pública como “la recopilación, el análisis e interpretación
de los datos y su difusión para orientar programas y acciones de Salud Pública” (Página web de
los Centros de Control de Enfermedades). Según el Dr. Leon Gordis, un investigador y autor
líder en Salud Pública, la vigilancia es un elemento crítico de la Salud Pública y “puede llevarse
a cabo para controlar cambios en la frecuencia de las enfermedades o para controlar cambios
en los factores de riesgo” (Gordis, 2004).

Usos de la vigilancia

Mientras que se emplea generalmente para estudiar enfermedades infecciosas, los esfuerzos
de la vigilancia se han vuelto cada vez más útiles para estudiar otras afecciones, como
enfermedades crónicas, lesiones y exposición a peligros ambientales, y morbilidades y
mortalidades relacionadas con catástrofes naturales. Los datos de vigilancia pueden provenir
de los registros de pacientes, informes de laboratorio, delitos informados, índices de
accidentes automovilísticos, el clima y la temperatura, admisiones del departamento de
emergencias e, incluso, el número de medicamentos de venta libre o productos vendidos
durante una cierta cantidad de tiempo. Todas estas medidas pueden utilizarse para dar un
vistazo a la enfermedad y a las actividades en torno a ésta en la región o población.

La vigilancia no es solo una herramienta fundamental para recopilar datos en relación a los
índices de enfermedades o defunciones para una enfermedad o afección específica; también
puede medir qué comportamientos o factores pueden contribuir a la enfermedad y, por lo
tanto, conduce a recomendaciones para los esfuerzos de prevención. Los organismos de Salud
Pública utilizan los métodos de vigilancia para controlar la salud de la comunidad. Luego,
pueden utilizar los datos resultantes para crear estrategias seguras tanto para prevenir como
para responder a las amenazas de Salud Pública dentro de la población.

Principios clave de la vigilancia

Los esfuerzos de vigilancia de la Salud Pública requieren una mirada aguda para los cambios
inesperados en el informe de casos y la capacidad de realizar análisis rápidos de datos. Para
garantizar que todos los organismos e investigadores compartan el mismo entendimiento, es
crítico crear definiciones claras para lo que constituye o no cada enfermedad en particular. A
pesar de que parece sencillo, esto puede ser desafiante cuando una enfermedad es poco
conocida para los epidemiólogos o los profesionales de la salud. Los expertos y líderes en el
ámbito de la Salud Pública deben unirse para determinar la definición ampliamente aceptada
de un “caso” de esa enfermedad y las herramientas de diagnóstico que deben utilizarse para
confirmarlo. Una vez que la enfermedad haya sido definida de esta forma, los pacientes
pueden describirse universalmente tanto como positivos o negativos para esta enfermedad
según las pautas. Luego, el caso debe registrarse usando un formato consistente para
proporcionar datos uniformes para todas las clínicas, regiones y países. La consistencia en el
formato de reporte de casos puede garantizar que los datos provenientes de una ubicación
puedan compararse con los datos provenientes de otra.

Desafortunadamente, la vigilancia podría plantear dificultades en los países en desarrollo. La


prueba necesaria para determinar si una enfermedad está presente o no puede ser demasiado
costosa para realizarse en cada paciente a quien se le atribuye dicha enfermedad. En muchas
áreas, no está disponible una infraestructura de laboratorio para realizar esas pruebas. Esto se
debe a la electricidad u otras fuentes de suministro poco seguras, o a la falta de técnicos de
laboratorio capacitados. En esas regiones en desarrollo, los casos de enfermedades suelen
pasar desapercibidos o no se registran. Como resultado, existe una comprensión inadecuada
de la verdadera carga de enfermedad para esa comunidad.

Otra consideración importante para la vigilancia de la Salud Pública es la cuestión de la


privacidad. Registrar la información del paciente y usarla para analizar los patrones de
enfermedad son tareas extremadamente importantes para descubrir las áreas potenciales
para esfuerzos de prevención o educación pero también propician el abuso de información. Si
la historia clínica de una persona cae en las manos equivocadas, esto podría causar serias
consecuencias ocupacionales, financieras o sociales. Por ejemplo, algunas enfermedades
tienen un estigma social asociado, como las enfermedades de transmisión sexual, como el
VIH/SIDA. En algunos casos, cuando la historia clínica de una persona seropositiva se ha
entregado a personas no autorizadas, el paciente ha sido despedido o echado indebidamente
de su hogar. Proteger a los individuos de la discriminación y el trato injusto debería ser
siempre una prioridad para el profesional de Salud Pública con acceso a los datos de vigilancia
de salud personalizados.
Vigilancia activa, pasiva y centinela
Existen varios tipos distintos de vigilancia en materia de Salud Pública. En general, hay dos
tipos principales de métodos de recopilación de datos: vigilancia activa y vigilancia pasiva. La
vigilancia activa se da cuando el personal de Salud Pública visita clínicas, hospitales u otras
instalaciones de salud para hablar con los proveedores de atención médica y pacientes a fin de
encontrar nuevos casos de enfermedades. La vigilancia activa también puede implicar el
“hallazgo de casos”, es decir, utilizar un caso de enfermedad existente para hallar otras
personas que pudieran haber estado en contacto con la enfermedad o expuestas a esta.

Cuando los funcionarios de la Salud Pública llevan a cabo una vigilancia activa, formulan
deliberadamente preguntas que se relacionan con las definiciones y los síntomas del caso para
intentar hallar nuevos pacientes cuyos datos aún no se hayan registrado. Dado que el reporte
de la enfermedad es realizado por personal capacitado y calificado, que conoce lo que debe de
buscar, la calidad de los datos de vigilancia es buena. Sin embargo, este tipo de vigilancia es a
menudo más costosa y demandante.

En cambio, la vigilancia pasiva confía en que los profesionales o proveedores de atención


médica en centros asistenciales informen casos nuevos de enfermedades correctamente a los
funcionarios de la Salud Pública. En muchas partes del mundo, ciertas enfermedades o
padecimientos se consideran “declarables”. Se espera que los médicos clínicos, incluso bajo
requisito legal, informen a la oficina de Salud Pública local acerca de algún nuevo paciente que
padezca un caso nuevo, confirmado o presunto de una enfermedad de declaración obligatoria.
Los proveedores de atención médica utilizan la misma definición de caso que los funcionarios
de la Salud Pública, lo que brinda coherencia en el diagnóstico, el informe y el tratamiento de
los casos. Si bien este tipo de vigilancia es mucho más económica y demanda menos tiempo
para el profesional de la Salud Pública, no genera la misma calidad de datos. Los proveedores
de cuidados de salud ya trabajan de una manera ardua en los requerimientos de su propio
trabajo,y por lo tanto podrían realizar un diagnóstico equivocado u olvidarse de declarar el
caso nuevo.

Los mejores esfuerzos son una combinación de vigilancia activa y pasiva. Dentro de estos tipos
principales de vigilancia, se utilizan métodos específicos para padecimientos o enfermedades
en particular.

La vigilancia centinela se lleva a cabo cuando se eligen fuentes específicas sobre datos de
enfermedades a fin de minimizar el tiempo y los costos de las tareas de vigilancia. (Fuente:
http://reliefweb.int/map/ghana/ghana-hiv-sentinel-surveillance-pregnant-women-2002-2006)

La vigilancia centinela se da cuando se eligen fuentes específicas de datos sobre enfermedades


que son representativos de una población mayor. Con la utilización de este método de
recopilación, se minimizan el tiempo y los costos de los esfuerzos de vigilancia. La vigilancia
centinela puede ser muy útil cuando los recursos son limitados, o bien la magnitud o la
gravedad de la enfermedad exigen datos rápidos y confiables con la intención de brindar
estimaciones para responder ante una situación.

La vigilancia centinela puede implicar la selección de un centro de salud dentro de un radio


determinado en el que los profesionales de la Salud Pública registran la información de
enfermedades con mayor regularidad o, incluso, utilizan animales para evaluar las
enfermedades que puedan afectar a los seres humanos. Por ejemplo, en algunas partes de
Estados Unidos, las agencias de salud tienen grupos de pollos que viven en el exterior y están
expuestos a mosquitos. En períodos determinados, se selecciona un pollo del grupo para
evaluar la sangre en búsqueda de enfermedades transmitidas por vectores a través de los
mosquitos. Estas enfermedades no afectan la salud del pollo; no se daña a los animales y los
huevos no contienen enfermedades transmisibles. Sin embargo, el uso de las aves en la
vigilancia centinela permite que los funcionarios de la Salud Pública hagan un seguimiento de
las enfermedades que están presentes en el área para alertar a las comunidades de forma
correcta. No se daña a los pollos y los huevos no contienen enfermedades transmisibles, pero
la información que proporcionan tiene una importancia sorprendente.

Cuando se selecciona una instalación de salud como sitio para una vigilancia centinela, la OMS
recomienda atenerse a las siguientes normas:

• El centro de salud debe estar dispuesto a participar.


• El sitio debe servir a una población relativamente grande que tenga fácil acceso a las
instalaciones.
• Debe tener personal médico bien capacitado en el diagnóstico, el tratamiento y el
informe de casos de enfermedades en vigilancia.
• El centro debe contar con un laboratorio de diagnóstico de alta calidad para garantizar
la validez de los resultados de las pruebas (OMS, 2015).

La vigilancia sindrómica utiliza la recopilación de datos en tiempo real, donde se realiza una
alerta sobre los pacientes que presentan estos síntomas y se informa a una agencia de Salud
Pública que hará el seguimiento para evitar cualquier incidencia de una enfermedad de
declaración obligatoria o un brote. (Fuente:
http://www.cdc.gov/Mmwr/preview/mmwrhtml/su5301a3.htm)

Otros métodos de vigilancia se relacionan con determinados síntomas o con la identificación


rápida de amenazas biológicas a la seguridad de los seres humanos, animales, alimentos o
agua. La vigilancia sindrómica es un tipo de vigilancia de Salud Pública que adopta un enfoque
en tiempo real para la recopilación de datos, donde se realiza una alerta sobre los pacientes
que presentan estos síntomas y se informa a una agencia de Salud Pública. Esta agencia hará el
seguimiento para evitar cualquier incidencia de una enfermedad declarable o un brote. Este
método se utiliza en lugares donde es común el informe electrónico de datos de salud. La
vigilancia epidemiológica es mucho más rápida que las técnicas de vigilancia pasiva, pero
debido a que es en tiempo real, no se suelen realizar las pruebas adecuadas para confirmar la
existencia de un caso de enfermedad verdadero. Asimismo, quienes tienen acceso a los
registros médicos electrónicos deben ser sumamente cuidadosos y respetuosos de la
privacidad del paciente y sus datos. La mayoría de los programas se diseñan para que la
información individual del paciente no esté disponible para el funcionario de la Salud Pública, a
menos que el prestador crea que es relevante. En cambio, los informes sobre síntomas o
posibles diagnósticos son genéricos respecto de los antecedentes del paciente.

La biovigilancia se utiliza para investigar las sospechas de brotes de peligros naturales o


provocados por el hombre. La biovigilancia es el término general utilizado por las
organizaciones de Salud Pública locales, nacionales e internacionales que trabajan en estrecha
relación con la aplicación de leyes, la preparación y la respuesta a emergencias y las redes de
atención clínica para investigar las sospechas de casos o brotes que puedan dañar de manera
significativa la salud de los seres humanos o animales. A menudo, la amenaza bajo
investigación puede afectar la seguridad alimentaria o el suministro de agua. En ocasiones, el
posible riesgo es producto de la naturaleza aunque, en otros casos, puede estar provocado por
el hombre debido a la contaminación o a las armas biológicas.

Fuentes de datos de vigilancia

Los tipos de datos de vigilancia varían según los países, el propósito de los datos y las
instalaciones que elaboran los informes. A nivel local, cuando un prestador de servicios
médicos trata enfermedad de declaración obligatoria, se espera que utilice un formulario de
reporte de caso homogéneo para registrar la información pertinente sobre el paciente. El
prestador luego debe enviar ese formulario a la agencia de Salud Pública local de forma
oportuna. En ocasiones, este proceso se realiza por medios electrónicos, aunque también se
sigue llevando a cabo de forma manual o por teléfono móvil.

La elaboración de informes electrónicos puede darse cuando un laboratorio realiza pruebas a


la muestras de una enfermedad y los resultados son positivos. En algunas áreas, el laboratorio
enviará los resultados positivos al funcionario de Salud Pública local. Luego, esta persona hará
el seguimiento junto con el prestador de servicios médicos que ordenó la prueba y con el
paciente. Alguna que otra vez, los datos de vigilancia provendrán de una enfermera escolar
preocupada por la cantidad de alumnos enfermos con los mismos síntomas o del
administrador de un hogar de ancianos o una prisión. Los funcionarios de la Salud Pública
harán el seguimiento por medio de la vigilancia activa de la población de interés y, si fuera
necesario, seleccionarán a algunos pacientes para que actúen como “centinelas” en las
pruebas de presencia de la enfermedad. Si la mayoría de estos pacientes son centinela positivo
a la enfermedad, sería razonable que los otros pacientes que experimentan síntomas similares
en ese mismo tiempo, estén también enfermos y deban recibir el mismo tratamiento, aunque
no se les haya realizado pruebas formales.

A nivel regional y nacional, los programas de informes de vigilancia de Salud Pública se enfocan
en las tasas de trastornos y enfermedades en poblaciones más grandes. Esto es importante
para comparar la salud de las poblaciones entre diferentes áreas o con otros países. Por
ejemplo:

• en Uruguay, el Registro Nacional de Defectos Congénitos y Enfermedades Raras realiza


vigilancia de la salud infantil y malformaciones congénitas (www.icbdsr.org).
• En Kenia, el Programa Nacional de Lucha contra el VIH/SIDA y las Enfermedades de
Transmisión Sexual realiza pruebas de VIH/SIDA en todo el país para hallar casos
nuevos que luego se informen a las agencias de Salud Pública locales para
proporcionar educación, asesoramiento y tratamiento a los pacientes y sus familiares
(www.nascop.or)
• En Canadá, un programa nacional denominado Vigilancia de Lesiones en Línea recopila
e informa datos relacionados con los fallecimientos y hospitalizaciones que suceden
como resultado de lesiones (www.ncbi).

A nivel global, las redes de vigilancia de Salud Pública se utilizan para comparar conjuntos de
datos nacionales y supervisar los aumentos en los casos de enfermedades que podrían
alcanzar los niveles de pandemia. Compartir datos de vigilancia sobre enfermedades
infecciosas y crónicas, malformaciones congénitas, lesiones, trastornos mentales y
comportamientos de riesgo, como el alcoholismo o el tabaquismo, puede resultar muy
beneficioso en la predicción de posibles brotes, áreas para la implementación de políticas,
brechas entre el diagnóstico y el tratamiento y la ubicación exacta de la inequidad en materia
de salud.

Por ejemplo, la gripe es una enfermedad transmisible presente en casi todos los países del
mundo. Tiene la capacidad de cambiar o mutar y, por lo tanto, se convierte en una
enfermedad potencialmente peligrosa. Dado que no todas las cepas de la gripe provocan la
misma morbilidad o mortalidad, el contar con datos de vigilancia acerca de las clases que
circulan en un área puede contribuir a que los hospitales estén preparados para recibir a
pacientes nuevos o informar a los especialistas en gripe sobre qué cepas incluir en la vacuna
del próximo año.

FluNet es una herramienta global que permite el acceso a información sobre datos de gripe en
todo el mundo y en tiempo real a profesionales de la Salud Pública, proveedores de atención
médica y público en general. Es el resultado del esfuerzo conjunto entre los programas
nacionales de vigilancia de gripe y vigilancia centinela y el Sistema Global de Vigilancia y
Respuesta a la Gripe (GISRS, Global Influenza Surveillance and Response System).

Aquí se incluye el enlace con FluNet.


http://www.who.int/influenza/gisrs_laboratory/flunet/en/

Otro programa de vigilancia a nivel global es la Encuesta Global sobre el Tabaco y los Jóvenes
que se realiza en escuelas para conocer cuántos estudiantes consumen tabaco, cuándo
comenzaron, cuánto fuman y si han intentado dejarlo.

Iniciativa Liberarse del Tabaco (TFI, Tobacco Free Initiative)


http://www.who.int/tobacco/surveillance/gyts/en/

Resumen
A lo largo de los años, el hombre ha estado expuesto a enfermedades. La expansión del
territorio humano y la exploración de la tierra llevó a la colisión entre personas, ideas, bienes,
animales, herramientas y patógenos. Cuando las pandemias que resultan de esto cruzaron las
fronteras ferozmente, la dinámica de la población humana cambió para siempre, al igual que
nuestros esfuerzos por evitarlas.

La cuarentena temprana y los procedimientos de aislamiento derivaron en métodos de


vigilancia, diagnóstico y tratamiento más avanzados. Ahora bien, gracias a los esfuerzos
globales para identificar importantes enfermedades infecciosas y brotes, es más sencillo
controlar y contener las epidemias. Y aun cuando continuamos siendo diligentes en nuestras
exploraciones para descubrir la próxima pandemia antes de que se vuelva devastadora,
reconocemos la necesidad de hacer inversiones simultáneamente en investigación de
enfermedades para su compresión, identificación, tratamiento y elaboración de
recomendaciones de políticas de manera que estemos mejor preparados para defendernos de
la próxima plaga.

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