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La autora describe su evolución espiritual desde la fe católica en la que fue criada hasta llegar a una visión más abierta de la realidad. Al cuestionar su familia la religión católica a los 10 años, comenzó a dudar y sufrir una depresión. Más tarde encontró consuelo en la espiritualidad new age junto a su madre, aunque con el tiempo se dio cuenta de los límites de ese enfoque. Luego se apasionó por la ciencia, pero también reconoció sus límites ante experiencias que no podían
La autora describe su evolución espiritual desde la fe católica en la que fue criada hasta llegar a una visión más abierta de la realidad. Al cuestionar su familia la religión católica a los 10 años, comenzó a dudar y sufrir una depresión. Más tarde encontró consuelo en la espiritualidad new age junto a su madre, aunque con el tiempo se dio cuenta de los límites de ese enfoque. Luego se apasionó por la ciencia, pero también reconoció sus límites ante experiencias que no podían
La autora describe su evolución espiritual desde la fe católica en la que fue criada hasta llegar a una visión más abierta de la realidad. Al cuestionar su familia la religión católica a los 10 años, comenzó a dudar y sufrir una depresión. Más tarde encontró consuelo en la espiritualidad new age junto a su madre, aunque con el tiempo se dio cuenta de los límites de ese enfoque. Luego se apasionó por la ciencia, pero también reconoció sus límites ante experiencias que no podían
Debí haber tenido unos 10 años cuando el piso de mi realidad se quebró. Hasta ese momento, mi realidad, se basaba en mi fe en el Dios católico del que tanto me habían enseñado. Fue en un momento de soledad, y abandono en el que mi familia empezó a cuestionar la realidad dictada por aquella religión. Yo odiaba presenciar esas preguntas que se hacían… pero tenían razón, no encontraba como responder, y de pronto yo también estaba dudando, de pronto me di cuenta de que había dejado de creer. El miedo me domino por un buen tiempo, me sentía enferma sin estarlo, creo que fue mi primera depresión. Igualmente, todo termina por pasar, y pronto me había acostumbrado a una vida sin religión. Me encontré mucho más libre, y en esa libertad encontramos la espiritualidad new age con mi mamá. Al principio me encanto, lleno el hueco que el catolicismo había dejado, ahora podía creer, no en un dios, sino en el universo. Para mí, era como si la magia existiera, y tenía la idea de que si meditara lo suficiente podría tener poderes mágicos. Sin embargo, mi pasión por la espiritualidad se fue debilitando poco a poco, me di cuenta de que en ese mundo también había fraude, y de pronto aquellos conceptos “espirituales” no me alcanzaban para comprender la realidad que se me hacia más y más clara a medida que crecía (o será que me estaba cerrando poco a poco, mis limites cuadriculándose). La ciencia se me hacia mas atractiva a medida que iba perdiendo la fe, y de pronto otra vez me encontré apasionada por un nuevo sistema de creencias. Esta vez estaba segura de que la ciencia no me defraudaría, y me deje maravillar por ella. No tarde en darme cuenta de que la ciencia también tiene sus límites, los mismos limites fijados por la imperfección de la percepción humana. Mis propias experiencia de vida eran evidencia de eso, pues he sido testigo, igual que muchos otros, de cosas que no se pueden racionalizar. Entonces me encontré defraudada nuevamente, cansada de la estúpida lógica del mundo. Ahora e aceptado mi inhabilidad natural de no poder comprenderlo todo, mantengo mi mente abierta. Si algo e aprendido es que todos aquellos sistemas de creencia por los que pase tenían al menos algo de real, y por eso hoy veo una realidad abierta a la interpretación, múltiple e infinita, y aunque esto sea imposible de comprender para una mentecita como la mía, me encuentro mas calmada que nunca.