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Contenido

DE LA RIGIDEZ A LA AGILIDAD
¿RÍGIDO O ÁGIL?
MOSTRARSE *
DISTANCIARSE
SEGUIR EL PROPIO CAMINO
SEGUIR ADELANTE
El principio de los pequeños ajustes
El principio del equilibrio
EL ENGANCHE
PENSAR RÁPIDA Y LENTAMENTE
LOS CUATRO ANZUELOS MÁS HABITUALES
1.er anzuelo: echar la culpa a los propios pensamientos
2.º anzuelo: la mente de mono
3.er anzuelo: viejas ideas que ya no son útiles
4.º anzuelo: justicia desencaminada
¿EMBOTELLAS O CAVILAS?
LA ESPIRAL DE LA ANGUSTIA
ENGANCHADOS A LA FELICIDAD
EL LADO BUENO DE LA IRA (Y OTRAS EMOCIONES DIFÍCILES)
MUÉSTRATE
LA COMPASIÓN HACIA UNO MISMO
La compasión hacia uno mismo no consiste en mentirse
La compasión hacia nosotros mismo no es indicativa de que somos sujetos débiles o
perezosos
EL CRÍTICO INTERIOR
ELEGIR LA ACEPTACIÓN
«¿PARA QUÉ SIRVE?»
DISTÁNCIATE
LA VIDA SECRETA DE LO QUE VEMOS
CREAR UN ESPACIO EN MEDIO
SOLTAR
SIGUE TU CAMINO
TOMAMOS DECISIONES QUE NO SON NUESTRAS
¿CÓMO QUIERO QUE SEA MI VIDA?
IDENTIFICAR LOS PROPIOS VALORES
EL DELATOR
PONER EN PRÁCTICA LOS PROPIOS VALORES
OBJETIVOS EN CONFLICTO
SIGUE ADELANTE
UNA NUEVA PERSPECTIVA: ajustar LA MENTALIDAD
HACER CASO AL DEDO ADMONITORIO O ACTUAR DE CORAZÓN: RETOCAR LAS
MOTIVACIONES
CONSTRUIDO PARA DURAR: ajustar LOS HÁBITOS
SIGUE ADELANTE
LA MALDICIÓN DE LA COMODIDAD
LA COHERENCIA DE LAS MALAS DECISIONES
ELEGIR LOS RETOS
PERMANECER IMPLICADOS
ABANDONAR EL ESTANCAMIENTO
LA DETERMINACIÓN Y LA RENUNCIA
LA PRÁCTICA DE LA AGILIDAD EMOCIONAL
ENGANCHADOS EN EL ANZUELO DEL TRABAJO
LOS ANZUELOS INDIVIDUALES
LOS ANZUELOS GRUPALES
1. Desconocemos todos los pormenores de la situación
2. Tenemos expectativas no realistas
3. Hacemos evaluaciones exageradas del comportamiento del otro
4. No corregimos nuestras suposiciones iniciales
GRUPOS ENGANCHADOS
«MOSTRARSE» EN EL ÁMBITO LABORAL
EL SENTIDO DEL TRABAJO
LA TAREA EMOCIONAL
TOMA ESTE EMPLEO Y MOLDÉALO
CÓMO EDUCAR A LOS NIÑOS EN LA AGILIDAD EMOCIONAL
ZAMBULLIRSE
PREDICAR CON EL EJEMPLO
YO TE VEO, TÚ ME VES
CÓMO PENSAR, NO QUÉ PENSAR
EDUCAR A LOS HIJOS EN LA EMPATÍA
EL ENTRENAMIENTO EMOCIONAL
ESO ES TODO
CONCLUSIÓN: SÉ REAL
AGRADECIMIENTOS
RECURSOS
PARA TI
PARA TU ORGANIZACIÓN O EMPRESA
SOBRE LA AUTORA
CAPÍTULO 1

DE LA RIGIDEZ A LA AGILIDAD

H ace años, a principios del siglo XX , un prestigioso capitán estaba de pie


en el puente de mando de un acorazado británico, mirando cómo el sol
se ponía en el horizonte. Según se cuenta, el capitán estaba a punto de irse a
cenar cuando un vigía anunció de repente:
–¡Luz, señor! Justo delante, a dos millas.
El capitán se volvió hacia el timonel.
–¿Está fija o en movimiento? –preguntó. Los radares aún no existían.
–Fija, capitán.
–Entonces, haga señales a ese barco –ordenó el capitán, bruscamente–
Dígales: «Están en rumbo de colisión. Modifiquen el rumbo veinte grados».
La respuesta, desde la fuente de la luz, llegó momentos después:
–Es aconsejable que ustedes modifiquen su rumbo veinte grados.
El capitán se sintió insultado. ¡No solo habían desafiado su autoridad
sino que, además, lo había presenciado un marinero novel!
–Mande otro mensaje –gruñó–: somos el buque de Su Majestad Defiant ,
un acorazado de treinta y cinco mil toneladas de peso. Modifiquen el rumbo
veinte grados.
–Fantástico, señor –fue la respuesta–. Soy el grumete O’Reilly.
Modifiquen su rumbo inmediatamente.
Furioso, rojo de ira, el capitán gritó:
–¡Somos el buque insignia del almirante Sir William Atkinson-Willes!
¡Cambien su rumbo veinte grados !
Se produjo un momento de silencio antes de que el grumete O’Reilly
respondiera:
–Somos un faro, señor.

***

A medida que transcurren nuestras vidas, los seres humanos contamos


con pocas maneras de saber qué rumbo tomar o qué nos aguarda. No
tenemos faros que nos mantengan alejados de las relaciones tormentosas.
No tenemos vigías en la proa o un radar en la torre que nos alerten de las
amenazas sumergidas que podrían hundir nuestros planes profesionales. En
lugar de ello, disponemos de nuestras emociones –sensaciones como el
miedo, la ansiedad, la alegría y la euforia–, un sistema neuroquímico que
evolucionó para ayudarnos a navegar por las complejas corrientes de la
vida.
Las emociones, desde la ira que nos ciega hasta el amor que nos hace
tener los ojos bien abiertos, son las respuestas físicas inmediatas que da el
cuerpo a señales importantes procedentes del mundo exterior. Cuando
nuestros sentidos recogen información (señales de peligro, indicios de
interés romántico, signos de que estamos siendo aceptados o excluidos por
nuestros semejantes), nos adaptamos físicamente a estos mensajes que nos
llegan. Nuestros corazones laten más deprisa o más despacio, nuestros
músculos se contraen o se relajan, nuestro enfoque mental no se aparta de
cierta amenaza o bien se calma entre la calidez de una compañía de
confianza.
Estas respuestas físicas, corporales, mantienen nuestro estado interno y
nuestro comportamiento externo en sintonía con la situación del momento y
pueden ayudarnos no solamente a sobrevivir, sino también a prosperar. Al
igual que el faro del grumete O’Reilly, nuestro sistema de orientación
natural, que se desarrolló a través de ensayos y errores evolutivos a lo largo
de millones de años, es mucho más útil cuando no tratamos de combatirlo.
Pero no siempre es fácil lograrlo, porque nuestras emociones no son
siempre de fiar. En algunas situaciones, nos ayudan a ver más allá de los
fingimientos y las poses; funcionan como una especie de radar interno que
nos da una lectura más exacta y perspicaz de lo que realmente está

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