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Tratamos de alcanzar de todas las formas posibles, en todas partes, alivio para el tedio
y la lucha por la vida cotidiana; y, sin embargo, la mayor parte de nosotros continuamos en la
bú squeda. ¿Por qué? ¿Có mo es posible que no hayamos encontrado el secreto de llevar una
buena vida, sin importar lo que eso signifique para nosotros? ¿Có mo es que continuamos
"rasgá ndonos las vestiduras" para obtener lo que deseamos, si desde siempre la clave para
hacer realidad nuestros deseos ha sido tan elemental como la vida misma?
Se ha planteado la invitació n a ver la vida con una manera diferente de enfocarla, con
una nueva conciencia, cambiar las viejas creencias, que las cosas llegan por un golpe de suerte,
buena o mala, por accidente o coincidencia, o porque te has dedicado a "picar piedra", que para
obtener algo que valga en la vida requiere gran cantidad de esfuerzo y muchas veces
acompañ ada con sufrimiento.
Sin embargo muchos se encuentran, con que no ha cambiado nada. Como si Dios dijera
tú si, tú no. Pero la pregunta flota desesperadamente en el aire ¿Qué falta?
¿Alguna vez te ha parecido grotesco que nuestras vidas sean tan difíciles, aunque
seamos tan talentosos? Aquí estamos, esta especie tan inteligente, capaz de desintegrar
á tomos, de volar a la Luna y crear a los Picapiedra; y sin embargo, todos andamos corriendo de
un lado a otro, sufriendo ataques al corazó n o muriéndonos de hambre. Eso no tiene sentido.
¿Có mo nos metimos en este lío? ¿O se trata, simplemente, de la condició n humana?
Todo empezó de manera inexplicable, hace una eternidad, con la primera declaració n
falsa de aquellos que deseaban el poder, quienes proclamaban que nuestras vidas giraban en
torno y eran resultado de circunstancias sobre las cuales no teníamos ningú n control,
incluyendo ser dominados por otros. Puesto que esto es lo que todos creyeron durante una
eternidad, es lo que seguimos creyendo en la actualidad.
Así es como nuestros padres, antes de nosotros, y los suyos antes de ellos, y só lo Dios
sabe hace cuá ntos cientos de añ os, hemos luchado, nos hemos esforzado y nos hemos ator-
mentado, hasta morir antes de tiempo a causa de las exigencias innecesarias de la vida.
Creemos que todo eso forma parte de la condició n humana, de la desafortunada aflicció n que
hemos dado en llamar "realidad". Pero la condició n humana es un mito y, por tanto, también lo
es eso que llamamos realidad. La verdad, en simples y sencillas palabras, es que nosotros
tenemos la sagrada habilidad de manejar eso que llamamos "nuestra vida" para que sea lo que
queramos que sea. ¡De cualquier modo! ¡Sin que importe nada! Desde una familia feliz hasta la
capa de ozono.
Entonces, ¿por qué no han servido de mucho los millones de libros que se han
publicado sobre có mo tenerlo todo, có mo hacerle para volverse rico o có mo visualizar el
camino hacia el éxito, y có mo, mediante el pensamiento positivo, lograr salir por nosotros
mismos del lío en que estamos metidos? ¡Muy sencillo! Todos esos libros dejaron fuera la clave
má s importante para lograr todo en la vida:
Esto es cierto, logramos lo que tenemos por la forma en la que sentimos, y no tratando
de poner las cosas en su lugar o de controlar nuestra mente. Todo accidente automovilístico,
ascenso en el trabajo, amante sensacional o desastroso, cuentas bancarias llenas o vacías, nos
llegan por medio de la má s elemental ley de la física: “Lo semejante atrae a lo semejante”. Y
como por lo general no sentimos gran entusiasmo por lo que hemos tenido al alcance la mayor
parte de la vida, nos hemos vuelto verdaderos maestros, dotados en el arte de atraer hacia
nosotros circunstancias que preferiríamos no tener. ¿Quieres un automó vil nuevo? ¡Lo
puedes tener! ¿Quieres trabajar con éxito por tu cuenta? ¡Puedes hacerlo! ¿Deseas cerrar ese
negocio? ¿Ganar má s dinero? ¿Tener una relació n' fuera de serie? ¿Vivir sin temor? ¿Llevar una
vida espiritualmente satisfactoria? ¿Gozar de buena salud? ¿Disfrutar de tu libertad e
independencia? Puedes tenerlo, si sabes como atraerlo a tu vida.
Todo en este mundo está hecho de energía: tú , yo, la piedra, la mesa, el pasto. Y como la
energía es vibració n, eso significa que todo lo que existe vibra. ¡Todo! Incluyéndonos a ti y a mí.
Los físicos de nuestra época han llegado finalmente a la conclusió n de que energía y materia
son la misma cosa, lo que nos lleva de regreso al punto de partida: todo vibra, porque todo -
visible o no- es energía. Energía pura, vibrante, de flujo continú o. Pero aun cuando só lo hay
una energía, ésta vibra en formas distintas. Tal como el sonido que surge de un instrumento
musical, hay energías que vibran con mayor rapidez (como las notas altas), que provienen de
frecuencias altas, y otras que vibran en forma lenta (como las notas bajas), procedentes de
frecuencias bajas. No obstante, a diferencia de los tonos de un instrumento musical, la energía
que fluye de nosotros procede de nuestras má s profundas emociones del subconciente, para
crear patrones de energía de ondas electromagnéticas altamente cargadas, lo que nos
convierte en imanes vivientes las 24 horas del día, muy poderosos, pero volátiles.
Eso está muy bien, pero, ¿a quién le importa? Bueno, si quieres descubrir por qué has
estado luchando tan duramente toda tu vida, ¡te interesará saberlo! Si quieres saber có mo
cambiar tu vida para que se vuelva exactamente como tú quieres que sea, será mejor que te
importe, porque las vibraciones electromagnéticas que envías cada segundo de cada día son las
que han producido -y continú an produciendo-, todo lo que te ocurre, grande o pequeñ o, bueno
o malo. ¡Todo, sin excepció n!
INTRODUCCIÓN A
LA LEY DE ATRACCIÓN
Hacia los añ os treinta, dos célebres hombres en Oriente lograron fotografiar las
vibraciones del pensamiento. iY vaya que lo lograron, a través de muros de acero, en un expe-
rimento que ha sido repetido muchas veces desde entonces!!
Por ejemplo, cuando nos sentimos bien, con el á nimo en alto, llenos de alegría y
gratitud, nuestras emociones envían vibraciones de alta frecuencia, que atraerá n lo bueno
hacia nosotros; es decir, cualquier cosa que coincida con lo que estamos enviando. Lo
semejante atrae lo semejante. En cambio, cuando experimentamos cualquier cosa que no nos
cause satisfacció n, como temor, preocupació n, culpa, o hasta un pequeñ o disgusto, enviamos
vibraciones de baja frecuencia.
Debido a que las bajas frecuencias son tan magnéticas como las altas, atraen cosas
desagradables hacia nosotros; es decir cosas que nos hará n sentir (vibrar) de una forma tan
poco grata como lo que estamos enviando. Desagradable de ida, desagradable de vuelta. Es
siempre una vibració n semejante.
Así que, ya sea que enviemos acciones de alta frecuencia, de satisfacció n, o vibraciones
bajas, de preocupació n, las que enviemos en cada momento será n las que atraigamos de
regreso a nosotros mismos. Somos generadores de vibraciones, por tanto, somos los imanes, la
causa. Nos guste o no, nosotros hemos creado esas vibraciones y seguiremos haciéndolo.
Somos de carne y hueso, pero ante todo y sobre todo, somos energía ¡energía
magnética!, lo cual nos convierte en imanes vivientes que respiran. (¿No te encanta la idea?),
independiente de lo que estudiaste, ó en lo que trabajas, eres, en realidad, ¡un imá n viviente!
(¡Vaya pequeñ o detalle!). Por descabellado que parezca, ha llegado el momento de despertar
ante el hecho de que somos seres electromagnéticos y de que vamos por la vida con esa
abrumadora capacidad de magnetizar (atraer) hacia nuestra vida todo cuanto deseamos, con
só lo controlar los sentimientos que provienen de nuestros pensamientos.
Sin embargo, debido a que vivimos en este planeta, en un campo de energía en el que
predomina la baja frecuencia, procedente de má s de seis mil millones de personas que vibran
con sentimientos má s de tensió n y temor que de alegría, admitimos involuntariamente esas
vibraciones y reaccionamos ante ellas, lo cual significa que hasta que aprendamos a
sobreponernos conscientemente a esas frecuencias negativas que nos invaden todo, y en las
cuales vivimos, seguiremos reciclando sus desagradables efectos en nuestra vida cotidiana,
después de un tedioso día. Es algo semejante a nadar en agua salada, si no enjuagamos los
residuos de la sal en nuestro cuerpo, tarde o temprano nos sentiremos incó modos.
No hay de otra: la forma en que sentimos determina lo que atraemos, y con mucha
frecuencia esos sentimientos proceden de nuestros pensamientos, los cuales
instantá neamente producen reacciones electromagnéticas en cadena que, finalmente, hacen
que sucedan, que sean creadas, obtenidas o destruidas las cosas.
Así que, una vez má s: nuestros sentimientos surgen de nosotros en forma de ondas
electromagnéticas. La frecuencia que se emita atraerá automá ticamente a otra frecuencia
idéntica; provocará que ocurran las cosas, buenas o malas, al encontrar empatía en la
vibració n.
Se trata del mismo principio que el del diapasó n: haz sonar un diapasó n en una
habitació n donde hay varios má s, todos afinados en diferentes tonos, y só lo los que estén
afinados en: la misma frecuencia del que hiciste sonar, sonará n al unísono, como sonarían
aunque se encontraran en los extremos opuestos de un estadio de fú tbol. Las fuerzas
similares se atraen.
No es necesario decir que lo que hemos estado creando con todo este flujo
indiscriminado de energía es un verdadero infierno; en el mejor de los casos, una vida
mediocre segú n continuamos atrayendo hacia nuestra existencia diaria cuanta experiencia,
persona, juego, suceso, encuentro, incidente, evento, riesgo, ocasió n o episodio en el cual
estemos vibrando, todo lo cual significa sentir.
Bien, he aquí lo iró nico: son esos sentimientos de desesperació n precisamente los
que nos mantienen siempre con problemas econó micos. ¿Por qué? Porque lo que sentimos es
lo que nos hace vibrar, y lo que nos hace vibrar es precisamente lo que atraemos hacia nosotros.
Es una ley universal, no hay má s.
Enfoquémonos con insistencia en lo que queremos, ¡y listo! Iremos por buen camino.
Concentrémonos en todo aquello que no queremos con esa misma pasió n (preocupació n,
angustia, etcétera), iy listo! También hará que regrese a nosotros. Al universo no le importa si
queremos algo o no lo queremos, funciona estrictamente apegado al principio físico que lla-
mamos la Ley de la Atracció n. Simplemente, enviamos los sentimientos magnéticos y el
universo los devuelve obedientemente. No reacciona ante nuestras sú plicas; só lo responde a
nuestras vibraciones, las cuales provienen por completo de nuestros sentimientos.
Así que seamos realistas por un momento. Nadie te está sugiriendo que andes por la
vida convertido en un bonachó n, tratando de mostrarte feliz porque te despidieron del traba-
jo, o porque perdiste el avió n o extraviaste las llaves del auto.
Pero los hechos son los hechos. Puesto que lo que enviamos es lo que recibimos, y
puesto que lo que enviamos procede de aquello en lo que centramos la atenció n, lo que
necesitamos hacer realmente es prestar má s atenció n a lo que pensamos, iy a que mal eso nos
hace sentir!
Pero volvamos al tema de las cuentas. Digamos que has estado pensando demasiado
en lo mucho que detestas tener que pagarlas. Cada uno de tus pensamientos (que está lleno
de vida) está cargado de una vibració n emocional, algo así como una firma, de cuando lo
pensaste y probablemente sintonizará s otras vibraciones idénticas. Cuando dos
pensamientos de la misma intensidad emocional se juntan, adquieren mayor fuerza, a una
frecuencia má s elevada y má s rá pida que cada uno de ellos por separado.
Así que ahora, en lugar de un pequeñ o y viejo pensamiento insignificante que tenías
sobre las cuentas por pagar, tienes otro mucho má s profundo y poderoso, porque cada vez
que te concentras en tus cuentas, se van anexando los pensamientos que habías enviado
antes. iAh!, pero eso no es todo. No só lo tienes tus propios pensamientos pesimistas acerca de
las cuentas que se acumulan, y que se vuelven má s grandes y má s poderosos con cada nuevo
sentimiento de derrota que envías, sino que éstos se unen a otros pensamientos, también
pesimistas, que proceden de otras personas pero que está n en la misma frecuencia, y a los
que yo llamo "bombas de basura". Sintonizan en frecuencias similares de temor y ansiedad y
pueden dirigirse fá cilmente a ti, a menos que sepas có mo sacarles la vuelta para rehuirlos
emocionalmente. En otras palabras, tarde o temprano, una o má s de estas bombas de basura,
conteniendo todo tipo de material corrosivo procedente de las preocupaciones de todos los
demá s, se dirigirá n hacia ti y te sacudirá con fuerza, si tú todavía estás vibrando en la misma
forma y transmitiendo tus ondas en la misma frecuencia.
Si pensamos con frecuencia que deseamos una casa nueva y logramos "sentimos"
dentro de ella, ya estamos en camino. Pero si pensamos constantemente: "No quiero seguir
viviendo má s en este lugar", nos quedaremos en él algú n tiempo má s.
Si pensamos emocionalmente en algo lo suficiente, ya sea en lo que deseamos o en lo
que no deseamos, llegará a nuestro mundo, nos guste o no.
Lo que viene hacia nosotros no está asociado con lo que estamos haciendo
físicamente, con lo valiosos que somos, con lo buenos que somos o con cuá l pudiera ser
nuestro destino, no inexorable. ¡Tiene que ver solamente con la forma en que vibramos! Lo
que significa sentir. Lo que significa atraer. ¡Punto!
Así que aquí hay algo que papá y mamá no nos dijeron nunca, porque no lo sabían.
Aquí está lo que todo libro sobre pensamiento positivo o sobre motivació n han estado
promocionando con espíritu romá ntico, aunque ninguno había llegado al meollo del asunto,
porque honestamente tampoco sabían có mo hacerlo.
He aquí los cuatro pasos para la creació n premeditada, los cuatro pasos que te
garantizan -y esa es la palabra correcta: garantizan- traer a tu vida aquello que tanto deseas y
mucho má s. La garantía es que se trata de una ley universal, los principios bá sicos de los que
ha surgido toda la creació n. Si lo deseas, será n tuyos.
He aquí. Eso es todo. A medida que te adentres en esta nueva e importante aventura;
las cosas empezará n a cambiar má gicamente en todas las á reas de tu vida. Las
preocupaciones, inquietudes, dudas y temores dejará n de ser una pequeñ a y constante
molestia cotidiana, para convertirse, en unas cuantas semanas, en un fenó meno raro en tu
vida, y tú lo podrá s constatar y sentir día tras día.
Es posible que nos hayan enseñ ado, y que por tanto lo hayamos creído, que vivimos a
merced de otros, del destino, de la suerte, o de la casualidad; ciertamente eso es lo que la
mayor parte de la gente que habita este planeta cree, y vive conforme a ello. Pero una vez que
empieces a ver có mo funciona la Ley de la Atracció n, acabará s por comprender que las
víctimas no existen, que nunca han existido y que jamá s existirá n. No hay buena ni mala
suerte, no hay buena fortuna, ni coincidencias. No existen el destino, la suerte o la providen-
cia.
No hay ningú n gran juez en el cielo que nos lleve la cuenta de qué "tan bien o mal nos
portamos. No hay un karma de vidas pasadas, ni penitencias que cumplir; todos son mitos
creados en torno a las víctimas. Y no hay víctimas entre nosotros; só lo hay creadores de
pensamientos y sentimientos, poderosos imanes que atraen, como la miel atrae a las abejas,
la frecuencia similar de las vibraciones que fluyen constantemente de nosotros.
Así que, ¿có mo fue que nos metimos en este lío? ¡Tú lo hiciste! Má s de seis mil
millones de personas (má s las que han existido a lo largo de incontables siglos) han nacido
vulnerables a las vibraciones de baja frecuencia, llenas de temores y angustias y se han
enfocado tanto en lo que no quieren, que han obtenido dosis adicionales de esas mismas
carencias.
Nunca hubo la intenció n de que ocurriera de esa forma; pero en nuestro afán y
necesidad de encontrar la razó n por la que no suceden las cosas como quisiéramos,
imaginamos que la culpa era de algú n factor ajeno a nosotros: el gobierno, la economía,
nuestro jefe, nuestro matrimonio, nuestro ambiente, nuestra educació n, nuestra mala suerte,
e incluso Dios, tal vez, pensamos que no éramos lo suficientemente valiosos, que no
está bamos "a la altura", que está bamos llenos de pecados, que no habíamos sido
completamente puestos a prueba o, que de una u otra manera no habíamos pagado nuestra
correspondiente "cuota".
La realidad -la verdadera realidad- es que somos dignos, que no hay prueba que
pasar, y que el pecado no es má s que una aberració n creada por el hombre para ejercer con-
trol sobre otros.
La verdadera realidad es que hemos venido a este mundo para desarrollarnos
plenamente, para prosperar y vivir la gran experiencia humana con alegría, con el corazó n
ligero, sin carga, y no en una lucha constante y dolorosa. Hemos venido al mundo a
divertirnos mientras aprendemos a crecer sin sufrir ya alimentar nuestros deseos con la
convicció n absoluta de que podemos tenerlo todo, una vez que aprendemos có mo manejar
nuestras energías... lo que significa... nuestras emociones.
Llegamos a este mundo con la garantía del libre albedrío, que forma parte de la
propia naturaleza de nuestra existencia. Ha llegado el momento de que ejerzamos ese
derecho que tenemos desde que nacimos. No estamos atrapados en la red de nadie. No
estamos sometidos a las circunstancias. No somos víctimas de condició n alguna. Má s bien,
somos seres que poseemos la sagrada habilidad de llevar a cabo cualquier extravagante
deseo que nuestras mentes ilimitadas puedan concebir, porque contamos con una libertad de
elecció n sin restricciones ni condiciones, sin importar lo que hagamos.
Tú lo mereces todo. Mereces que se realicen todas tus aspiraciones, sin importar
cuá les sean, basta con que lo desees y lo sieeentas y una nueva vida de extraordinaria
felicidad será tuya. No "puede ser": ¡será! Es una garantía có smica.
EL GENIO INTERIOR.
LEY DE ATRACCIÓN
El proceso de creació n es el mismo para todo, bien se trate del sistema solar o de unos
pantalones vaqueros. Piensa en algo a lo que le hayas infundido el sentimiento adecuado..., el
cual producirá las vibraciones adecuadas…………., y vendrá . El Universo, no nos da lo que
solicitamos, lo que merecemos ó lo que se supone estamos destinados a tener; el Universo nos da
precisamente –y nada más que eso- lo que vibramos en cada momento del día. Nada más, nada
menos.
Ni todos los pensamientos positivos del mundo marcará n alguna diferencia, ni ser una
persona buena con un corazó n generoso, ni rezar, ni visualizar y meditar hasta el amanecer, ni
siquiera golpearse la cabeza contra innumerables paredes de piedra en nuestro febril intento
por llevar a la realidad los sueñ os de toda la vida: nada de lo que hemos mencionado creará
realmente algo, hasta que no fluyan de nosotros las vibraciones magnéticas necesarias para
impulsar esos sueñ os, dentro de nuestro infalible genio maravilloso llamado sentimiento, que
es realmente la autoridad electromagnética de la que está n hechos los sueñ os.
Puedes acudir a cuanto libro se haya escrito sobre el tema de los sentimientos y las
emociones; a cuanta clase se haya impartido sobre los oscuros misterios freudianos de la
mente, o a cuanto grupo de consejeros que haya alguna vez intentado ponernos en contacto
con ese oscuro niñ o interior que todos llevamos dentro, o a cualquier otro que esté intentado
mostrarnos có mo liberamos de esas cosas terribles que llamamos sentimientos, y condensar
todas las técnicas raras en un sencillo remedio para crear abundancia y satisfacció n plena en
la vida:
Aprende a distinguir un sentimiento bueno de otro malo.
Eso es todo: aprende a hacer esto ú ltimo y habrá s tomado todo el curso. Puedes crear
cualquier cosa que tu corazó n desee.
Ése es el secreto que nos convierte en verdaderos creadores, en lugar de en creadores
por casualidad. É se es el poder que transforma los sueñ os en realidades: el simple arte de
identificar un buen sentimiento y distinguirlo de otro malo. Eso es todo. Aquí acaba la lecció n.
No te preocupes. Ninguno de esos sentimientos tiene que ver con la tarea de hurgar
en la basura de tu pasado, o de enfrentarte a cualquier monstruo que pudiera estar residiendo
en tu armario emocional. Son simplemente la variedad de sentimientos que tenemos a lo largo
del día. Pero una vez que aprendas a seguir la pista de los que te hacen sentir bien, y
diferenciarlos de aquellos que te hacen sentir mal, adquirirá s confianza.
É sa es la clave de la vida. En eso consiste la "buena suerte" de la que tanto hemos oído
hablar. ¡Eso es lo que permite cerrar las grandes ventas, conseguir la casa frente a la playa,
fomentar la buena salud, brindar satisfacció n espiritual y ahorrar có modas sumas de dinero
en el banco! Só lo aprende a distinguir los sentimientos maravillosos de los que no lo son,
todos los días, y observa có mo surge la magia.
TRAGAR VIDRIO
Los sentimientos, aquello de lo que todos estamos tan temerosos si resulta que son
negativos, no son má s que cargas electromagnéticas de energía que recorren nuestro cuerpo,
activadas por nuestros propios pensamientos. La ú nica razó n por la que llegamos a tales
extremos para evitarlos, es que algunas de esas emociones negativas nos hacen mucho dañ o.
No nos gustan las sensaciones que nos provocan. Así que las ocultamos en lo má s profundo de
nosotros mismos, donde creemos que no tendremos que lidiar má s con ellas, y donde,
francamente, está n provocando un infierno con nuestro magnetismo.
Por ahora, só lo echemos una mirada a aquellas que estamos conscientes de que no
han quedado escondidas, empezando con nuestro tradicional há bito diario de: "Siéntete mal".
Eso podría significar cualquier cosa, desde la inercia (que es nuestro estado normal cotidiano
de ni hacia arriba ni hacia abajo, sino só lo existir), o un ligero decaimiento en nuestro estado
de á nimo, hasta un estallido de furia incontrolable.
Nos sentimos mal cuando tenemos cualquier tipo de pensamiento que no tiene que
ver con la alegría, como: culpa, soledad, enojo, resentimiento, preocupació n, duda, frustració n,
estrés e, incluso, una leve inquietud. Todos esos son pensamientos; basados en el temor, que
vibran con nosotros a una frecuencia extremadamente baja, la cual provoca que no nos
sintamos bien. son totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia.
Por otra parte, nos sentimos bien cuando generamos pensamientos que se asocian
con la alegría, como: aprecio, deleite, placer, exaltació n, entusiasmo, reverencia, admiració n,
gratitud, amor y todas esas emociones cá lidas con las que nos deleitamos cuando las
sentimos. La razó n de que esos pensamientos nos hagan sentir tan bien es que vibran a alta
frecuencia, la cual, definitivamente, es nuestro estado natural.
Nadie puede tragar pedazos de vidrio y esperar sentirse bien; sin embargo, eso es
precisamente lo que hacemos todo el día con nuestros pensamientos y sentimientos
sombríos. Literalmente bañ amos nuestro inconsciente de energía negativa (tanto de
nuestros propios pensamientos, como de los pensamientos de los demá s)... lo cual es
totalmente contrario a nuestro estado natural de alegría... y eso explica por qué tan raras
veces nos sentimos con mejor á nimo. No podemos hacerlo. No, mientras estemos vibrando
todo el día en la baja frecuencia que pensamos que es nuestro estado normal.
Así, esto se convierte en un círculo vicioso: ambos, los sentimientos conscientes y los
inconscientes que tenemos todos los días y que creemos que son normales, está n enviando
vibraciones negativas que van en contra de nuestra naturaleza a través de nuestro cuerpo...,
que nos hacen sentir deprimidos, indiferentes, o como si simplemente existiéramos o no
tuviéramos sentimiento alguno. Puesto que todos estos sentimientos constituyen diversos
grados de flujo de energía de baja frecuencia, y ya que todo lo que estamos enviando son
vibraciones de baja frecuencia, só lo atraemos eventos desagradables o no muy afortunados.
Lo cual nos hará sentir con el á nimo bajo..., y a su vez enviará má s vibraciones de baja
frecuencia..., atraerá má s circunstancias de baja frecuencia..., y eso nos hará sentir con el
á nimo bajo... Y así seguiremos interminablemente.
¿Nunca has sentido que existe una parte oculta dentro de ti que sabe todo lo que hay
que saber, pero que nunca asoma la cabeza? La hay. Es una parte má s amplia, má s vieja, má s
sabia, que se halla en cada uno de nosotros y que se comunica con nosotros en la ú nica forma
que conoce... ¡por medio de los sentimientos!
Esta extensió n de nosotros mismos, a la que solamente nos podemos introducir con
vibraciones, se sentiría como el nirvana, muuuy por arriba en la escala de frecuencia. De
hecho, esa parte de nosotros no podría identificar una vibració n de carencia o de estrés, aun
cuando tropezara con ella en un agujero negro. Pero si nosotros vibrá ramos esa frecuencia, no
podríamos existir físicamente, así que lo ú nico que podemos hacer es tratar de acercarnos
tanto como podamos a las vibraciones má s elevadas de la má s pura alegría, emoció n, aprecia-
ció n, excitació n, y en general a esas maravillosas sensaciones que nos producen felicidad y
bienestar, lo cual se explica porque estamos vibrando más cerca de nuestro verdadero ser. Tú y
tu ser no físico está n en perfecta sintonía, conectados a esa espléndida alta frecuencia con
todo lo que ella puede ofrecer.
Así que cuando nos sentimos bien, vibramos má s rá pidamente que en la forma en la
que originalmente fuimos creados para hacerlo. No estamos reciclando ninguna vibració n baja
basada en el temor, y que puede ser tan ajena al cuerpo. Estamos en ese espacio en el que
podemos obtener respuestas y guía, pues ahora vibramos emocionalmente y caminamos de la
mano con el ser que somos en realidad.
Así que cuando nos sentimos bien, estamos conectados, vibrando má s cerca de la alta
frecuencia de nuestro Ser expandido. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, o cuando no nos
sentimos bien por alguna razón, estamos desconectados y fluyen vibraciones ajenas, negativas,
de baja frecuencia, por todo nuestro cuerpo. En otras palabras, si no hablamos de cosas po-
sitivas, sino siempre de lo negativo y, por tanto, si no son vibraciones positivas, habremos
tragado "pedazos de vidrio".
La buena noticia es que no tenemos que vigilar nuestros pensamientos cada segundo
del día para llevar nuestra vida de regreso al buen camino. ¡Vaya, nos volveríamos locos! Todo
lo que necesitamos hacer es permanecer sintonizados con nuestros sentimientos, elevados o
bajos, buenos o malos.
Aunque esto suene un tanto egoísta, llegamos aquí, a este bendito planeta, con un só lo
propó sito: encontrar formas de sentirnos bien la mayor parte del tiempo, no só lo una parte de
él. Ese singular propó sito -sentirse bien- se encuentra dentro de todos y cada uno de nosotros,
y si só lo le prestamos atenció n tendremos un mapa del tesoro grabado de manera individual
que puede conducirnos a la felicidad.
Así que esta es la clave: el propó sito original se manifiesta siempre como deseo...,
deseo de cualquier cosa que despierte nuestro interés, lo mismo si es un flamante Ferrari rojo,
o vivir en armonía con todo lo que nos rodea. Podría revelarse como un nuevo deseo el tener
la cochera limpia, aprender un baile típico o poseer y manejar una ferretería en el campo. O
podría ser el viejo deseo de vivir en la playa, o de aprender a tocar el piano. De cualquier
modo es un deseo, algo que queremos.
Así que, si decidimos seguir en esa frecuencia negativa, haciendo a un lado nuestra
propia alegría, exigiéndonos nobleza y privá ndonos del propó sito original, nos uniremos a las
multitudes que siguen fielmente sus odiados "deberías" de baja frecuencia, en lugar de sus
alegrías de alta frecuencia no es necesario agregar que el resultado de todo ese flujo de
implacable energía en este planeta no nos ha traído nada bueno.
Ahora volvamos a tu deseo de tener un automó vil nuevo, y digamos que el auto que
tienes en este momento está en muy buenas condiciones, por lo que en realidad no existe
una necesidad apremiante de tener uno nuevo, só lo el profundo deseo de conseguirlo. De
hecho, hasta donde puedes recordar, siempre has tenido esa pasió n por poseer un veloz y
lujoso convertible rojo, con rines metálicos (si vives en Alaska y detestas el rojo, de cualquier
modo trata de seguirme el juego).
Pero, ¿dó nde diablos está el auto? Siempre lo has anhelado. Has pensando en él
durante añ os enteros. Así que, ¿por qué no está todavía en tu cochera? He aquí el porqué:
Un día que vas paseando por la calle, por supuesto, ahí está , enfrente de ti, el auto de
tus sueñ os. Está s que te mueres de envidia porque piensas que no puedes comprar un auto
así. Empieza el anhelo. Miras el auto sintiendo un gran deseo de poseerlo, sacudes la cabeza y
te dices a ti mismo: "¡Hombre, sí que sería sensacional tenerlo!". Pero lo dices con desaliento.
En lugar de sentirte emocionado al ver el auto de tus sueñ os, te sientes deprimido, con esa
sensació n de que te tiemblan las rodillas y entonces dices: "¡Diablos! ¡Olvídalo!".
Tú está s enfocá ndote en la falta del automó vil, má s que en la alegría de tenerlo. Está s
emitiendo tal cantidad de vibraciones negativas de "sentirte mal", que tu Ser expandido está
agitando enormes banderas rojas y gritando: "¡Hola, amigo! te está s sintiendo tan mal porque
te está s enfocando en el hecho de que no tienes el auto. Sigue pensando así y ten la seguridad
de que seguirá s recibiendo má s de lo mismo, es decir, un montó n má s de: 'No Auto' Si
realmente lo quieres, empieza por sentirte bien cuando pienses en él, y entonces observa lo
que sucede".
Esa sensació n deprimente, es una bandera roja, una señ al de que la manera en la que
está fluyendo tu energía (lo que está s pensando y sintiendo acerca de ello) garantiza que no
vas a obtener el automó vil. Así que ahora todo lo que tienes que hacer es cambiar tu manera
de pensar y de sentir acerca de ese auto (tu deseo) y será tuyo.
Emitimos ese tipo de energía, de sentimientos negativos, todo el día, lo cual explica
por qué obtenemos tan poco de lo que esperá bamos conseguir. Vemos algo que hemos
anhelado toda la vida (que puede ser cualquier cosa, desde un costoso auto rojo, hasta
entender la física cuá ntica) y, desde nuestra posició n de carencia, que significa que no lo
tenemos y que no estamos seguros de poder tenerlo alguna vez, nuestro enfoque y nuestros
sentimientos se concentran en lo que no tenemos. Así, eso es lo que atraemos...: má s "no
tengo". La ley física nunca cambia: obtenemos todo aquello en lo que nos enfocamos.
Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos; enfó cate en la falta de algo y te garantizo
que eso es exactamente lo que obtendrá s, porque lo que el universo nos da en todo momento
corresponde exactamente a la frecuencia en que estamos vibrando.
En nuestro ejemplo inventado del automó vil rojo, si lo que está s sintiendo y pensando
acerca de él no te produce algú n tipo de emoció n intensa y feliz, si no sientes que se te pone
"la carne de gallina" o que te invade una cá lida y grata sensació n de urgencia, o un deleite de
cualquier tipo, entonces está s sintiendo y proyectando lo contrario: vibraciones negativas a
partir de tu frustració n por no tener el automó vil.
Desde nuestro enfoque en la carencia de algo, jamá s podremos atraer lo opuesto. Para
atraer lo que sea que deseamos en nuestra vida, tenemos que modificar nuestro enfoque, el
cual cambiará a su vez nuestros sentimientos, y éstos nuestras vibraciones.
CONSIGUE TU AUTOMÓVIL
Muy bien, ahora desenmarañ emos todo el asunto, para que ese automó vil rojo pueda
ser tuyo. Volvamos a nuestra fó rmula original:
1. Identifica lo que NO quieres. (No quieres má s no tener el auto.)
2. Identifica lo que SÍ quieres (eso es má s fá cil).
3. Coló cate en el lugar del sentimiento de lo que quieres. (ahí es donde estamos ahora).
4. Espera, escucha y permite que suceda.
Ahora, en lugar de desear el automó vil cuando lo veas, o cuando pienses en él lo cual
só lo te hará sentir mal empieza a apreciar esa belleza. Aprecia su estilo, sus ruedas, su
interior, su velocidad, la forma en que crecerá tu ego. Eso, seguramente, va a hacerte sentir -y
vibrar- má s rá pidamente y má s alto que si te enfocas en su ausencia. Y será n só lo las
vibraciones altas las que persistirá n, no las bajas. Continuemos.
Mientras te regocijas con el orgullo que te producirá tu pró xima nueva adquisició n,
llenas tus pulmones con el delicioso aroma a nuevo de tu auto y aprecias el acabado de su
tablero y su excelente sistema de sonido, todas tus vibraciones magnéticas irá n en aumento y
lo mejor es que todas será n positivas, lo cual significa que está s enviando una nueva señ al
poderosa que está creando un camino sin obstá culos para que m deseo se magnetice dentro
de tu mundo.
De hecho, con esas vibraciones cada vez má s altas que está s emitiendo, te conviertes
en un verdadero imá n de alta frecuencia, lo cual te hará sentir extraordinariamente bien,
ondeando banderas verdes de "sentirse bien" por doquier. Tus sentimientos irá n de acuerdo
con tu intenció n original de satisfacció n. Habrá s dejado de atraer má s de lo que no quiero y
ahora estará s atrayendo, muy en serio, lo que quieres.
Si, por otro lado, te permites entusiasmarte al pensar, en el auto de tus sueñ os, e
insistes ante ti mismo en que las cosas ya está n en proceso de realizarse -sin importar que lo
que tengas a la vista sea totalmente opuesto-, entonces, esos pensamientos positivos
finalmente atraerá n como un imá n tus deseos. Deben hacerlo, es la física del universo.
Recuerda, son los sentimientos los que lo hará n, no nada má s los pensamientos. Son
los sentimientos los que crean el magnetismo y la vibració n en las ondas que enviamos. Son
los sentimientos, los sentimientos, los sentimientos..., ¡que provienen de nuestros
pensamientos!
Hace algunas noches, mientras preparaba la cena, encendí la televisió n para oír las
noticias y casi me vomito antes de haber siquiera probado el primer bocado.
En primer lugar, transmitían el informe de la má s reciente epidemia de una nueva y
extrañ a gripe, tan exó tica, de hecho, que era dudoso que aun las mejores vacunas pudieran
combatirla. "En el pueblo X, a 1,500 millas de distancia, se ha encontrado que tres de cada
cinco residentes han sido gravemente afectados por este nuevo virus incontrolable."
¡Terrible! Ahora, probablemente cuatro de cada cinco televidentes que estaban viendo
el programa empezarían a enfocarse en sus temores y en las emociones de "no querer" a este
pegajoso bicho raro, lo cual asegura, sin duda, su crecimiento y difusió n, de modo que podrá
invadir fá cilmente a cualquiera que esté en una frecuencia afín de temor. Los que podrían
haber sido só lo unos cuantos estornudos má s en el pueblo sin el informe de la televisió n,
ahora sencillamente provocará n un desastre.
Por esto te recomiendo que hagas la prueba y dejes de ver un mes cualquier noticiero
y perió dico y observes como te sientes sin tu generador de baja frecuencia. Lo escuchamos
todo el tiempo en los medios de comunicació n: otro bombardeo, otro incendio intencional,
otro salpullido provocado por un bicho terrible. Así que todos nos enfocamos en lo terrible de
lo sucedido, lo cual só lo sirve para atraer má s de lo mismo.
¿En 1865 llevaban los jó venes pistolas en las escuelas?, hasta la pandillas de
violadores, edificios destruidos por una explosió n y piró manos en serie? No, porque no se
contaba con los medios de comunicació n para crear el efecto que provocan las vibraciones
que lo producen en masa. En cambio, se publicaban noticias en los perió dicos y carteles
ofreciendo una recompensa por ladrones de trenes y asaltantes de bancos; así que lo que se
multiplicaba eran los ladrones de trenes y los asaltantes de bancos.
Créeme, la Ley de Atracció n estaba tan activa en tiempos de Billy the Kid como lo está
ahora, porque es la ley fundamental de la creació n en todo el universo. Concentrémonos con
repetida e intensa emoció n en algo que no queremos (o que queremos) y, tarde o temprano,
ese algo estará junto a nosotros.
Desde luego, no hay só lo dos tipos de energía: una que nos hace sentir bien y otra que
nos hace sentir mal, sino que existen diversos grados en las vibraciones de sentirse bien y en
las vibraciones de sentirse mal en cada pensamiento que emitimos. Las llamaremos energía
positiva y energía negativa, aun cuando son lo mismo, só lo que vibran en forma diferente.
Cada vez que pensamos en algo hacemos fluir algú n, tipo de energía, positiva o
negativa (sentimiento), hacia lo que sea que estamos pensando. Y la tonada nunca cambia:
como pensamos, sentimos; como sentimos, vibramos; y como vibramos, atraemos. Entonces,
tenemos que afrontar las consecuencias.
Pero, ¿có mo llegan realmente a nosotros esas "consecuencias"? ¿Cuá l es la ruta que
provoca que nos encontremos con algo en lo que habíamos estado pensando? Cada vez que
pensamos seriamente en algo, ocurren dos cosas: primero está la vibració n producida por el
sentimiento que evoca ese pensamiento (felicidad, tristeza, etcétera). La segunda es la
activació n, producida por nuestras emociones y conformada de pequeñ os trocitos de
pensamiento, que yo llamo pensamientos-partícula. Una vez que esas partículas magnéticas
son activadas por nuestros sentimientos, se programan de manera instantá nea para atraer
cosas, segú n lo que sea con lo que hayamos estado vibrando.
Siempre que pensamos en algo, y pensamos un poco má s, y hablamos sobre ello, y le
damos vueltas al mismo pensamiento al día siguiente y al otro, entonces surgen tantos pen-
samientos de la misma frecuencia flotando por ahí, que empiezan a unirse como bolitas de la
misma masa. Cuantos má s pensamientos emitamos de la misma clase, mayor irá siendo el
cú mulo de ellos, hasta que se extienden y se convierten en algo gigantesco, con enorme poder
de atracció n, lo suficientemente grande como para formar sus propios remolinos de energía
magnética extraordinariamente poderosos, ya sea de naturaleza positiva (felicidad) o negativa
(tristeza).
Esos centros de poder, los remolinos de una monumental energía magnética, atraen
hacia sus propios centros giratorios todo lo que tenga vibraciones similares -incluyéndote a
ti"-, lo cual en el transcurso del tiempo provoca acontecimientos. Antes de que te des cuenta
de lo que está sucediendo, te encontrará s en el centro mismo de algú n suceso, que tú mismo
iniciaste con tus pensamientos y sentimientos recurrentes. Podría ser el mismo asunto en el
que te has estado enfocando, o podría ser algo completamente diferente y, sin embargo,
formado por las mismas vibraciones. Aunque ciertamente podemos hacer fluir sentimientos sin
pensamientos, en nuestro ejemplo ha sido el pensamiento repetitivo el que ha provocado los
sentimientos repetitivo s que pusieron a rodar la bola magnética.
TU PROPIO PODER
Hemos crecido en una sociedad que ha estado produciendo energía variada y
caprichosa a lo largo de muchos siglos, que se ha dejado absorber sin direcció n alguna, y
mucho menos dirigida hacia donde queríamos ir. Aquí no hay víctimas, só lo flujos de energía.
En nuestro caso, hemos fluido directamente al desafortunado olvido de que siempre hemos
tenido el poder para crear nuestras propias vidas y nuestro propio mundo, sin importar có mo
se nos haya ocurrido que fuera. En cambio, a partir de nuestra incapacidad para comprender
lo que significa el flujo de energía, nos hemos convertido en expertos en dejar que las cosas
sucedan por negligencia.
La mayoría de nosotros hemos ido creando nuestros días desde que asistíamos al jardín
de niñ os, a enfocarnos en todas las cosas que no nos gustaban ni queríamos, y que nos hacían
sentir impotentes, al tiempo que observá bamos có mo empeoraban. Hemos vivido una vida en la
que la mayor parte del tiempo nos sentimos a merced de fuerzas que operan fuera de nuestro
control.
Quiero decir, ¿cuá ntos de nosotros asumiríamos la responsabilidad por tener un jefe
detestable, por haber sido víctimas de un robo, por haber sido despedidos o por haber contraído
una fuerte gripe? ¿y cuá ntos de nosotros culpamos al gobierno, a la economía, a nuestras
familias, a la compañ ía donde trabaja o al "sistema", de todo lo malo que nos sucede en la vida?
Sinceramente, ¿estaríamos dispuestos a aceptar la responsabilidad de todas las cosas que nos
han sucedido?. No necesariamente estamos hablando de casos extremos, simplemente ¿cuá ntos
de nosotros estamos plenamente satisfechos de accesar a la abundancia de Universo?
Las víctimas, como lo hemos sido todos en uno u otro momento, que ven al mundo como
el resultado de incontables circunstancias sobre las cuales creen no tener control. Todos hemos
estado ahí, o estamos todavía. Só lo es cuestió n de cuá nto del mito de la víctima hayamos
escogido para vivir. Pero no tenemos por qué quedamos ahí. De hecho, una vez que empieces a
constatar realmente los efectos del magnetismo, te será muy difícil pasar por alto esta evidencia
que brilla intensamente: nuestras vidas han sido moldeadas por el diario fluir de nuestra
energía, no por la suerte, el destino, las circunstancias o un tío rico. Si analizas que hemos
pasado décadas enteras tratando de hallar todo lo que está mal y, por tanto, enfocá ndonos en to-
das las cosas de nuestro mundo que no nos gustan, no queremos, o quisiéramos cambiar, no es
de asombrar que hayamos atraído tantas desdichas y desventuras. Ningú n ser humano puede
estar tan continuamente desconectado de su fuente de energía y llegar a donde sea que quiera ir.
Así que aquí va un rayo de luz: “Vivir la vida continuamente como víctima de las
circunstancias, enfocado siempre en lo malo que hay en todo y en todos, jamás nos proporcionará
la existencia que deseamos. Sólo nos traerá una cosa: más de aquello que queremos tan
desesperadamente cambiar”.
RECETA PARA CREAR
La receta para crear cualquier cosa es realmente sencilla: toma sentimientos buenos o
malos (lo que se traduce en vibraciones positivas o negativas), hornea con diversos grados de
emoció n para aumentar el magnetismo, y resultará lo que hayas atraído, te guste o no. Todo
aquello en lo que nos hemos enfocado y la manera en la que hemos vibrado respecto a ello, es lo
queremos recibido..., desde el día de nuestro nacimiento. Significa que hemos estado enfocados
en lo que no queremos... ¡durante añ os!
Só lo toma diecisé is segundos enlazar nuestras vibraciones ron aquello en lo que nos
estamos enfocando. Así es, só lo dieciséis segundos de pensamiento puro, enfocado, bueno o ma-
lo, negativo o positivo. En ese breve tiempo, empezamos a vibrar en la misma frecuencia de lo
que estamos pensando emocionalmente, lo que significa que estamos listos para atraer eso
mismo que pensamos.
No es necesario decir que todos hemos tenido un montó n de cosas en las que hemos
pensado una y otra vez, en repetidos segmentos de diecisé is segundos, todos ellos con
vibraciones de frustració n, tensió n y preocupació n, sobre las incontables rosas que no
queremos, que no nos gustan y no sabemos có mo manejar, o que pensamos que no podemos
soportar. Lo anterior explica por qué durante la mayor parte de nuestra vida hemos estado
atrayendo continuamente má s de lo mismo. . Hasta ahora, ésa ha sido la manera fundamental en
que hemos construido nuestra vida, produciendo una incesante corriente de tensió n negativa, de
la cual podríamos prescindir.
Por ejemplo, digamos que en nuestra juguetería má gica hay ¡Un fantá stico nuevo empleo
que te está esperando!. O tal vez encuentres ahí mismo tu pró xima casa, con todos los lujos
inimaginables y con má s aparatos electrodomésticos de los que jamá s hayas visto. A la vuelta de
la esquina hay también una nueva y maravillosa relació n (o una vieja relació n renovada). Ha
también, hay a tu disposició n, un nuevo cuerpo, totalmente reformado, y con las medidas
adecuadas.
¡Eso es espléndido! Pero, ¿de dó nde te van a llegar todas esas rosas maravillosas? ¿Te
van a caer del cielo, o será n un regalo de m á ngel guardiá n? No, van a salir de ti mismo. Para
poder obtenerlas, todo lo que tienes que hacer es desearlas con una intensidad que proceda de
lo má s profundo de tu ser, con una intensa vibració n de "sentirte bien".
VIEJAS CREENCIAS OXIDADAS
Para nosotros, es difícil aceptar la idea de que lo que ha sido nuestra vida no tiene
absolutamente nada que ver con lo que puede ser. Eso es diametralmente opuesto a có mo
pensamos que funcionan las cosas. Sin embargo, lo que ha sido -o lo que sea que tengamos frente
a nosotros en este mismo momento-, es só lo el resultado de có mo hemos dejado fluir nuestras
energías anteriormente, y no de "la forma en la que son las cosas".
Lo que ha ocurrido en nuestra vida es el resultado directo del lugar en el que ha estado
nuestro enfoque. Y la mayor parte de nuestro enfoque procede de creencias anticuadas, de esas
filosofías que huelen a rancio y que nos metieron en la cabeza, o que hemos aceptado a pie
juntillas como la realidad, desde que éramos bebés. Nos atiborraron con ellas y todavía están
ahí: patrones arcaicos de pensamiento sobre lo que consideramos que es la realidad, patrones
de pensamiento que francamente deberían estar en el bote de la basura.
Los psicó logos las llaman introyecciones, suena como inyecciones ¿verdad? Y casi así
nos fueron inculcadas, se identifican fá cilmente porque son creencias que tenemos que
comienzan con: “Tengo que…..” a diferencia de aquellas que comienzan con “Quiero que…”. En
términos generales, las primeras son del tipo de viejas creencias enmohecidas, son nuestro
mayor obstá culo para crear ciertas situaciones que nos proponemos, porque aparecen y nos
detienen cada vez que pensamos que nos gustaría tomar otra direcció n.
Otras proceden de nuestro autoconcepto, que por cierto también aprendido de lo que
nos dijeron que valíamos Ya sabes a lo que me refiero: tú piensas que te gustaría conseguir un
nuevo empleo, y entonces surge el reclamo del pensamiento, cargado emocionalmente, de: "Pero
no puedo, porque......, ó un automó vil nuevo: "Pero no puedo, porque...", ó una nueva relació n:
"Ay, no, no, REALMENTE no puedo," porque...
"Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar aquello, tengo que arreglar esto; no lo
quiero de esta manera; no me gusta de esta manera; tengo que arreglar esto." Es un enfoque de
vida basado en que las cosas están mal y hay que arreglar como visió n de vida. Sin embargo, tal
vez nuestras creencias má s perniciosas son las que má s nos agradan, como la de echar la culpa
de todo lo que nos sucede a los demá s, a nuestros empecinados dirigentes, a nuestros familiares
alcohó licos o a nuestros antipá ticos jefes.
Culpamos, con la constancia del sol naciente, pensando que no hay nada de malo en eso
porque así es como funciona el mundo. Estamos convencidos de que culpar nos hace sentir
mejor y nos libera de los desastrosos resultados, así que lo seguimos haciendo todavía má s, sin
tener idea de cuá n destructivas han sido -y está n siendo- dichas vibraciones negativas para
nuestra vida.
Pero aquí está n las buenas noticias: sin importar lo que el desfile actual de psicó logos y
consejeros digan en contra, no tenemos que hurgar en toda esa inútil basura para hacer que
la vida funcione a nuestro favor. Con unos cuantos sencillos trucos del oficio y la conciencia de
que realmente no hay má s dificultad que prestar atenció n a có mo estamos sintieeendo,
aprenderemos fá cilmente a superar esas viejas ideas, anticuadas, que nos mantuvieron
prisioneros durante tanto tiempo, viviendo una ida difícil que siempre pensamos que era
perfectamente normal.
“NO QUIERO"
Existe só lo un lugar de donde procede toda la energía negativa: de nuestros "no quiero".
Algunas veces los llamamos complejos de culpa, otras veces les decimos temores, remordimien-
tos, preocupaciones, o dudas. Pero por ahora, para poder descartar toda la palabrería que usan
los psiquiatras, los llamaremos simplemente "no quiero".
Aunque resulte difícil de creer, la mayoría de nuestros pensamientos cotidianos -y, por
tanto, de nuestros sentimientos- son acerca de cosas que no queremos, grandes y pequeñ as, de
aquí y de allá , que vuelven del pasado o que se contemplan en el futuro. Este tipo de
pensamiento es interminable, la mayor parte de él es automá tico e inconsciente, pero
terriblemente limitante. Te invito para hacerlo prá ctico que le preguntes a una persona de tu
confianza: ¿qué quieres de la vida?
Te aseguro que en má s del 90% de los casos te dará n una larga explicació n de lo que NO
quieren, pero cuando insistes, bueno ya se lo que no quieres, ahora dime ¿Qué SI quieres?. Lo
má s probable será como respuesta un largo silencio, ¿checas?. Veamos:
No queremos tener que conducir el auto hasta el trabajo cuando hay mal tiempo. Llegar
tarde al trabajo. Disgustar al jefe. Que continú en nuestras carencias. Vernos mal. Que dañ en a
nuestros hijos. Que nos dé gripe. Que nos despidan. Hacer largas filas. Levantarnos
temprano por la mañ ana. Má s cuentas por pagar. Vivir en un clima tan frío. Que se ponga la
luz roja. Divorciarnos. Sufrir. No tener dinero suficiente. Fallar en el examen, etcétera,
etcétera.
Ahora bien, de la lista anterior algunas nos parecerá n má s intrascendentes que otras, sin
embargo enfó cate en cualquiera durante cierto tiempo y la verá s frente a ti hecha realidad, antes
de que sepas có mo ocurrió .
Por ejemplo, revisemos esas viejas telarañ as de nuestro pasado que comienzan con el "si
tan só lo":
Si tan só lo hubiera tenido otros padres.
Si tan só lo hubiera podido ir a la universidad.
Si tan só lo no me hubiera casado con esa persona.
Si tan só lo hubiera aceptado ese trabajo.
Si tan só lo no hubiera desviado mi ruta.
Si tan só lo, si tan só lo, si tan só lo...
Los "si tan só lo" son sencillamente el tiempo pasado de los "no quiero". "Yo no
quería realmente esos padres". "Yo no quería tener que buscar trabajo sin tener un título uni-
versitario". "Yo no quería un matrimonio desventurado". "Yo no quería un empleo con tan bajo
salario". "Yo no quería tener un accidente automovilístico, pero cambié de carril." Y entonces
aparecen todos esos tramposos "quiero" que no son má s que "no quiero" disfrazados:
Quiero ponerme bien.
Quiero salir de deudas.
Quiero bajar de peso.
Quiero dejar de fumar.
Quiero que mejore nuestro desastroso matrimonio. Quiero que mi có nyuge obtenga un
mejor trabajo.
Quizá pienses que está s siendo positivo puesto que no estas empleando los "no quiero",
pero, ¿en qué te está s enfocando? El uso de los "quiero" disfrazados tampoco es muy
recomendable, porque no nos permite obtener lo que en verdad deseamos, ya que en realidad
hace que nos concentremos en los "no quiero" y puesto que recibimos aquello en lo que nos
enfocamos..., ¿qué crees?, ahí aparecen tus "no quiero" para encontrarse contigo.
Digamos que en tu trabajo hay algo que no te gusta, o que te ves obligado a conducir un
automó vil destartalado, o que tienes una pareja que te está volviendo loco. Y supongamos que
piensas en estos "no quiero" una y otra vez. Cada vez que vuelves al mismo tema y añ ades otros
dieciséis segundos a él, con una buena dosis de emociones, no só lo lo está s aumentando y
acrecentando su poder, sino que está s facilitando el pensar en él.
Cuando piensas en el mismo problema una y otra vez, se vuelve tan fá cil pensar en él,
que casi no puedes apartarlo de tu cabeza. Y antes de que te des cuenta, precisamente lo que no
quieres que suceda..., ¡ocurrirá ! Si vives constantemente preocupado porque no quieres que
alguien raye tu automó vil nuevo, te convertirá s en el blanco perfecto de vibraciones que
atraerá n hacia tu auto al tipo loco que está en el estacionamiento.
Si está s obsesionado con no tener vecinos desagradables como los que vivían en la casa
de al Iado, lo má s probable es que estés listo para atraer a gente odiosa, con perros que ladran
toda la noche, y no logrará s jamá s sacarlos de ahí. Si no quieres má s problemas con las cuentas
por pagar, con seguridad esos problemas empeorará n. Si no quieres pasar solo estas
vacaciones..., bueno, ya te imaginas cuá l será el resultado.
Todo aquello que incluyas en tus vibraciones, durante dieciséis segundos o má s, será
atraído hacia ti, te guste o no te guste. Así que, cuando empieces a evocar todas esas cosas que
no quieres, y fluyan de ti dieciséis segundos de sentimientos cada vez que hablas del asunto, éste
se volverá parte de tus vibraciones diarias. Y muy pronto lo estará s viviendo..., aunque no te
guste..., lo estará s vibrando..., hablando de ello..., quejá ndote de ello..., dá ndole vueltas..., y
haciendo que coincida má s todavía que al principio con tus vibraciones diarias. Estará s vibrando
precisamente con aquello que no quieres.
Esas vibraciones no pueden irse tan fá cilmente. Son parte de ti. ¡No importa cuá nto te
preocupes o te quejes al respecto, no se irá n! Está n incluidas en tu vida y cuanto má s las vivas, re
enfoques y reflexiones en ellas, má s fuertes se volverá n y retendrá n en tu vida esa circunstancia
de la que tanto deseas librarte.
Ademá s, hay otro problema: ¿recuerdas los diapasones que estaban dentro de una
habitació n, y que só lo sintonizaban con los que sonaban en la misma frecuencia? Lo mismo suce-
de con nuestros pensamientos. Cuanto má s pienses en algo, no só lo atraerá s má s de aquello en
lo que está s pensando, sino que también estarás haciendo sonar y atrayendo cualquier otra cosa -
cualquiera- que casualmente esté en una frecuencia similar.
El resultado podría ser desde un caso grave de gripe, hasta ser despedido de tu empleo,
cuando lo que estabas pensando realmente era en que no tenías dinero para arreglar el techo
con goteras. Ahora, de pronto tienes ese lindo paquete de sorpresas de la misma vibración -
aunque no sean la misma cosa de tus "no quiero" nada agradables. Al pensar só lo en uno de
ellos, está s extendiendo una invitació n para cualquier cosa que pueda estar "saltando" dentro de
la misma frecuencia. Si coincide con tu vibració n, puede ser tuya, sin importar si está s o no
enfocado en ella.
¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demá s sale igual de
mal? Eso se debe a que las vibraciones que está s enviando está n coincidiendo con todo tipo de
otras cosas con la misma longitud de onda. Al estar pensando en algo, una y otra vez, creas una
espiral de pensamiento, que se vuelve considerablemente má s grande con só lo Dios sabe qué
má s, que comienza a girar alrededor de tu centro magnético y se encamina hacia ti.
Por ejemplo, si te concentras demasiado tiempo en lo que te disgusta del trabajo que
realizas, automá ticamente hará s que pasen cosas como que le den un golpe a tu auto, que se tape
el fregadero, que pierdas las llaves, que el refrigerador deje de funcionar y que te tropieces y te
lastimes el dedo gordo del pie. Y todo por estar pensando una y otra vez en un solo "no quiero"
que, por cierto, ahora será peor que antes.
Los "no quiero" pueden ser muy importantes o triviales, pero de cualquier modo, cuando
nos enfocamos en uno, o en un centenar de ellos, hacemos que emitamos vibraciones que
seguramente atraerá n todo tipo de cosas que no se relacionen en lo absoluto con algo agradable.
N o pueden hacerlo. Está n en una frecuencia totalmente diferente.
Dos cosas son ciertas: 1) piensa durante suficiente tiempo en algo que no quieras, y tú
mismo lo atraerá s, o eso te atraerá a ti, y 2) piensa en un "no quiero" con verdaderos senti-
mientos atrá s de él, y automá ticamente atraerá s otros sucesos desagradables de frecuencia
similar.
Así, pues, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Có mo cambiar? Seguramente no podremos
controlar todas y cada una de las cosas que decimos, hacemos o pensamos a lo largo del día, por
pequeñ as que éstas sean, nos volveríamos locos tratando de hacerlo.
Los "no quiero" significan que estamos fuera de sincronía. Cuando vemos algo y
decimos: "No quiero esto", suceden dos cosas. Primero, no hay la menor posibilidad de que el
"no quiero" sé vaya, porque lo estamos reteniendo en nuestra vibració n al centrar la atenció n en
él. Y segundo, nos sentimos mal, deprimidos, abatidos, vacíos, o con cualquier otro tipo de sen-
timiento, menos el de felicidad.
Por tanto, cuanto má s estemos en sincronía con la energía de nuestra fuente original,
mejor nos sentiremos. Y cuanto má s alejados estemos de esa sincronía, peor nos sentiremos. En
otras palabras: sentirse bien es lo que debe ser natural, aunque no es lo normal para nosotros,
al menos por el momento. Cualquier situació n diferente a ésa no es natural, pese a que por
ahora, lamentablemente, sea lo normal para nosotros.
PERO, ¡CUIDADO!
Nuestro principal problema con las emociones negativas es que muy pocas veces somos
conscientes de que las tenemos. Sin embargo, si estuviéramos emitiendo la alta frecuencia de la
alegría todo el tiempo, en lugar de vibraciones má s bajas que no tienen nada que ver con la
alegría, tendríamos tal prosperidad, lujos y éxitos -para no mencionar felicidad, salud perfecta y
bienestar-, que nada de esto nos importaría.
É sta es, pues, la clave de ese estado que llamamos normal, el cual ocupa
aproximadamente el 99 por ciento de nuestro tiempo, y que no es otra cosa má s que vibraciones
negativas. Las vibraciones negativas de cualquier tipo, de cualquier intensidad, con cualquier
excusa, significan que nosotros mismos nos hemos alejado de la vida. Estamos existiendo, pero
no viviendo. ¡Una gran diferencia!
Las vibraciones negativas significan que nos hemos desconectado de nuestra fuente.
Las vibraciones negativas se presentan cuando nos negamos a permitirnos siquiera
pensar en todo aquello que nos hace felices.
Las vibraciones negativas surgen de vivir con los "no quiero". Y ése es el ú nico lugar de
donde provienen. Las vibraciones negativas significan que hemos cerrado las puertas de nuestra
"juguetería".
Por tanto, bá sicamente hemos estado destruyendo nuestros propios propó sitos durante
todo el tiempo. Al pensar que era importante preocuparse por cualquier cosa, como las cuentas
por pagar, los niñ os, la abuela, la situació n mundial, lo que hemos estado haciendo ha sido
generar un constante flujo de energía de baja frecuencia, que retiene la mayor parte de lo que
deseamos para nosotros mismos, para otros y, también, para el mundo.
Estamos preocupados por perder a alguien o algo, así que estamos temiendo la ausencia
-la carencia- de ese alguien o algo.
Nos provocan temor ciertas cosas que "andan por ahí", por que carecemos del
sentimiento de seguridad. Nos justificamos y lo racionalizamos, porque nos hace falta la
aprobació n de alguien (¡incluyendo la nuestra!). Nos sentimos deprimidos, puesto que no
tenemos algo que queremos, aunque só lo sea el sentirnos bien.
Nos sentimos ansiosos, ya que carecemos del tiempo y los recursos para producir.
Cada sentimiento negativo en el diccionario, procede de una carencia. ¡Y doy gracias a
Dios por eso! ¿Qué estoy diciendo? Sí, ya sé que eso suena a locura. Pero, ¿có mo podrías reco-
nocer lo que QUIERES, si no sabes primero qué es lo que NO quieres? No se puede. Só lo a partir
de un "no quiero", es posible identificar un "quiero", lo cual significa que toda experiencia
desagradable, todo acontecimiento negativo, todo momento des-, afortunado, y cualquier
pequeñ a preocupació n, es una oportunidad que nos brinda la vida.
Un "no quiero" es una llamada a despertar, una llamada a salir del escondite, a cambiar
de velocidad y a atraer la "vida real". Así que bendice. Todas las emociones negativas que hayas
tenido, o que estés teniendo ahora, sin importar lo desagradables o frecuentes que éstas sean.
Son las herramientas má s valiosas con las que cuentas, tu trampolín al bienestar.
Cierto, es difícil hacerse a la idea de alegrarse por algo como el estrés; pero, si has
logrado identificarlo (¿y quién no?) y puedes admitirlo y sentirlo, has dado el primer paso, y el
má s importante, para aprender a ser un verdadero creador.
Los "no quiero" personales son las cosas levemente desagradables de la vida, que só lo
nos molestan a nosotros y no necesariamente a los demá s, son cosas que, de manera personal,
preferiríamos evitar, como el tener que pronunciar un discurso en una junta, matar arañ as,
coser agujeros en los calcetines de los niñ os o actuar como jurado en largos juicios. Ocurren con
menor frecuencia que los "no quiero" universales, porque no estamos tan a la expectativa de que
se presenten, y en consecuencia, no suceden. Por ejemplo, digamos que está s realmente furioso
con tu jefe (un "no quiero" personal).
A la noche siguiente, todavía enojado con la cajera, decides ir de compras a la tienda del
competidor. Haces tus compras, te diriges a la caja y, ¿adivinas qué? ¡Ganas la apuesta! Te toca
otra cajera, atraída por tus vibraciones, tan desagradable o má s que la anterior. Has vuelto a caer
exactamente en lo que querías evitar. ¡Tú lo pediste! Obtuviste la consecuencia de tus
vibraciones; no hay otra regla de vida má s efectiva que ésa.
Los "no quiero" personales generalmente no son tan graves, por lo menos al principio.
Vienen de nuestro deseo innato de experimentar las cosas bellas de la vida, mientras que los "no
quiero" universales tienen raíces má s profundas, y proceden casi siempre de temores e
inseguridades humanas.
OBSÉRVALO
Por ejemplo, consideremos el pensamiento: "No quiero que me dé gripe". Aun cuando lo
que está s diciendo es que quieres sentirte bien, ¿en qué te está s enfocando? Lo está s haciendo
precisamente en lo que no deseas, así que de ese modo es como está s vibrando. De acuerdo con
la Ley de Atracció n, vibras y das vida a aquello en lo que te concentras, en este caso, a la gripe.
O bien, considera la siguiente frase: "No quiero seguir conduciendo este viejo automó vil"
. Lo que tú quieres es un automó vil nuevo, pero te está s enfocando en el viejo. No só lo está s
vibrando en armonía con tu "no quiero" (conducir tu viejo auto), lo cual aleja la posibilidad de
que se vuelva realidad tu deseo de tener un nuevo automó vil, sino que ese enfoque pro-
bablemente provocará que ocurran todo tipo de cosas desagradables a tu pobre auto viejo. Y si
só lo te enfocas en el dinero que te falta para comprar un auto nuevo, o para arreglar el viejo,
observa có mo las dos cosas se atraen como abejas a la miel: el viejo auto se descompondrá y no
habrá dinero en el banco para arreglarlo.
Un fuerte sentimiento de: "No quiero que me multen por exceso de velocidad”, es una
buena invitació n vibratoria para que el agente de trá nsito escondido detrá s del á rbol que está
cavilando en: "Voy a alcanzar a ese tonto como sea". Las mismas vibraciones' negativas se unen.
Un fuerte sentimiento de: "No quiero reprobar este examen" es un tipo de enfoque del que
deberías prescindir si realmente quieres aprobarlo. Un fuerte sentimiento de: "No quiero que mi
hijo resulte lastimado" es un gran preludio vibrá til de un accidente.
"No quiero que me roben."
"No quiero enfermarme cuando sea viejo.".
"No quiero que se descomponga mi automó vil."
"No quiero vivir así." .
"No quiero pagar tantos impuestos."
"No quiero cometer un error."
"Odio la guerra."
Todas son cosas que quieres cambiar, pero que con tu en foque, las has incluido en tus
vibraciones. Enfó cate en los "no quiero" y obsérvalos crecer.
Asimismo, resulta engañ oso enfocarte en el "quiero", cuando en realidad está s vibrando
en un "no quiero" como en los siguientes casos:
"Quiero terminar con esta relació n."
"Quiero un empleo con mejor sueldo."
"Quiero al gobierno fuera de mi vida."
"Quiero salir de deudas."
"Debemos detener la destrucció n de los bosques."
¿En dó nde está tu enfoque? En cada uno de esos casos, está en lo que no quieres, no en lo
que sí quieres. Si al pensar en ellos tienes un pensamiento pasajero sobre un "no quiero", no hay
problema. Pero si prestas demasiada atenció n a algo que realmente no quieres -aun cuando
pienses que es algo que quieres- tarde o temprano crecerá y te alcanzará .
VUÉLVELO ACOGEDOR
Obviamente, nadie se detiene a analizar cada pensamiento que tiene, para ver si esa
tontería es un "quiero" o un "no quiero". Nos volveríamos locos en cinco minutos. No, no te-
nemos que hacer eso. Todo lo que tenemos que hacer, es prestar atenció n a có mo nos hace
sentir un pensamiento.
Si lo que está s diciendo o pensando te hace sentir rumbo al cielo, lleno de alegría, está s
en un "quiero" (bandera verde). Si, en cambio, sientes que has entrado a una nube oscura y
hú meda, está s en un "no quiero" (bandera roja). De hecho, si te produce cualquier tipo de
sentimiento que no sea, agradable, tienes un "no quiero" en acció n. Simplemente vuelve a
pensarlo, usa otras palabras, otro enfoque, y vuelve a sentirlo hasta que hayas encontrado una
forma acogedora en un cá lido y suave "quiero" y estés vibrando ahí, seguro ya salvo.
Muy bien, ahora di: "Quiero que la felicidad que tengo en este momento en mi vida se
extienda, y se convierta en una alegría continua e interminable". ¿Có mo te sientes con eso?
Mucho mejor, ¿verdad?
Así que a continuació n te presentaré tus opciones: o aprendes a identificar una vibració n
positiva de una negativa y tomas el control de tus "quiero" y "no quiero", o seguirá s en ese
negativo mar de basura, para andar a ciegas, como casi todo el mundo, el resto de tus días.
Forcejeos, desacuerdos, conflictos, enfermedades y muy poca felicidad, será n tu recompensa.
¡Quizá son palabras duras, pero eso se puede remediar fá cilmente volvá monos
generadores de pensamientos, en lugar de receptores de los mismos! De ese modo estaremos en
otro juego, y ya no tendremos que vivir sometidos al capricho de las emociones ajenas.
Dejaremos de ser el pasajero vulnerable e indefenso y pasaremos a ocupar el asiento del
conductor o las fuerzas exteriores son irrelevantes. El pasado ya no tiene importancia.
Finalmente estaremos saliendo del ambiente que no podemos controlar. Nuestra vida, de aquí
en adelante, será la que escojamos.
EL FINAL DE LA HISTORIA
Hace tiempo solicite un préstamo que fue rechazado. Bueno, tan pronto como me
dijeron analice y me di cuenta de que me había hundido en serios "no quiero" que no solo había
arruinado el préstamo, no me tomó mucho tiempo cambiar el interruptor de "sentirme mal" a
"sentirte bien". Y me mantuve firme en ello, a pesar de que el préstamo había sido rechazado.
Aun cuando no parecía haber esperanzas, me negué a considerarlo así, y me puse a trabajar en
cambiar mi enfoque, mis sentimientos, mis vibraciones y hasta mi ropa cuando llegué a casa
(aunque esto ú ltimo fue llevar las cosas demasiado lejos). A la mañ ana siguiente, el prestamista
me llamó por teléfono para decirme que habían solucionado el problema, que el préstamo por
fin estaba aprobado y que el dinero me sería entregado en unos cuantos días.
¿Fue suerte? ¡Para nada! Fue un deliberado y propositivo cambio de sentimiento y por lo
tanto de flujo de energía. Ya había recibido lo que no quería, así que no fue muy difícil identificar
mi "quiero", cambiar de sentimiento, tenerlo y fluir, y fluir. No siempre resulta sencillo "darle la
vuelta" a un no quiero" después de que se ha saltado del avió n sin paracaídas, pero en este caso
funcionó .
"¿Có mo es que nunca hemos llegado ahí, ni hemos logrado subir hasta allá ?". ¡Está bien!
Lo está , realmente. Lo hermoso hecho perfectamente. Sin nuestros "no quiero", jamá s habríamos
alcanzado nuestros "quiero". Ahora, só lo tenemos que aprender có mo dar vuelta a las cosas
deliberadamente, en lugar de hacerlo por casualidad.
Así que si sientes que de pronto te ha envuelto una horrible y espesa nube negra
recuerda que está fluyendo energía negativa de ti. Sencillamente salta de ella y ponte a hurgar
buscando algú n tipo -cualquier tipo- del agradable "sentirse mejor". Ahora está s ondeando
banderas verdes en tu camino de atraer tus má s amados profundos y acariciados anhelos, que
en principio, es a lo que viniste a este mundo.
SI, ESO SI.
PASO 2. LEY DE ATRACCIÓN.
Una vez que hemos aprendido que el empleo constante de nuestros "no quiero" es lo
que rige la mayor parte de nuestra vida, tratemos de entender lo que son realmente los
"quiero" y qué podemos hacer con ellos cuando los hayamos descubierto. Suena tonto,
¿verdad? Todos saben lo que desean en la vida, desde luego. Entonces si el mismísimo Dios se
les apareciera frente a ustedes y les ofreciera concederle un deseo, sabrían de inmediato que
decir, ¿verdad?
¡Pues no! Los "quiero" son los má s temibles malentendidos y descuidados elementos
de toda la raza humana, y yo podría apostar que para la mayoría de la gente el só lo pensar en
ellos resulta aú n má s aterrador que el silló n de un dentista al que se le han terminado los
anestésicos.
Aunque esta ló gica parezca insó lita, sin los opuestos probablemente nos volveríamos
locos. Para ilustrar mejor este concepto tan complicado, ven a volar conmigo en un viaje
imaginario sobre un pueblo ficticio, en un planeta también ficticio llamado Similitud.
Está ahí, justo debajo de nosotros. El á rea es muy parecida a la de cualquier lugar de la
Tierra. El mismo tipo de terreno, la misma clase de gente, lo mismo de todo. Todo parece
idéntico a lo que hay en nuestro planeta, excepto por una espantosa condició n, todo es gris: el
panorama, los edificios, los automó viles, los animales, los cuerpos. Todo es del mismo color,
¡hasta del mismo tono! La gente no parece tener ningú n entusiasmo, porque todo a su
alrededor es lo mismo, no hay en su vida reto alguno, ni cargas, ni obstá culos, ¡no hay
contrastes!
¿A quién le gustaría vivir en un lugar así? ¿Qué caso tendría? No habría nada que
superar, nada que desear, no habría diferencias que apreciar, nada que inspirara entusiasmo.
Simplemente un lugar de aburrimiento infinito, que es precisamente lo que venimos a evitar en
este planeta Tierra. Venimos a buscar diversidad y diferencias. Venimos, extrañ amente, por el
contraste, por los opuestos. Eso es lo que nos ofrece nuestro tridimensional planeta Tierra: un
cuerno de la abundancia de alternativas y opciones, un campo de entrenamiento para
ayudamos a determinar qué cosas no nos gustan, para que podamos dar vuelta a la situació n y
-¡afortunadamente!- para crear el tipo de cosas que nos gustan. Como ha dicho alguien: si el
ú nico helado que hubiera fuera de vainilla, la vida sería bastante aburrida.
Así que tenemos opciones, muchísimas alternativas entre las cuales elegir, que nos
ofrecen las oportunidades de vivir y disfrutar de todo cuanto deseemos en este mundo de la
abundancia; pero, también, tenemos la oportunidad de descubrir cuá nta tortura y privació n
estamos dispuestos a soportar, antes de permitir que esos deseos formen parte de nuestra
vida.
La vida estaba destinada a ser: "No me gusta esto, sí me gusta esto otro"; en cambio, se
convirtió en: "N o me gusta eso, pero supongo que tengo que soportarlo". Entonces nos retor-
cemos, nos enfurecemos, protestamos y nos quejamos de todo a lo que nos hemos resignado, lo
cual, por supuesto, nos mantiene má s adheridos al centro' mismo del lugar donde no queremos
estar.
Así que, ¿qué quieres? ¿Lo sabes? ¿Te atreves a soñ ar? ¿Te atreves a desear? ¿Te
atreves a dejar que tu imaginació n (el don má s divino y poderoso de la raza humana) se
desplace por la fantasía? ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que quieres, real y sinceramente?
LA TORTURA DE DESEAR
Vemos todas las cosas que nos gustaría tener, pero que no tenemos; todos los lugares
en los que nos gustaría estar, pero en los que no estamos; las escaleras que nos hubiera
gustado ascender, pero por las que no subimos. Cuando muy pocas de las cosas que nos
hubiera gustado tener y hacer han aparecido en nuestra vida, como si hubiéramos elegido
deliberadamente que nada de lo que nos gusta sucediera, nos preguntamos: "¿Por qué
empezar a querer ahora?". Empleamos aquel viejo dicho de: "Entre má s quiero, menos
obtengo", junto con el otro lado de la misma moneda que dice: "Claro que tengo muchos deseos
y muchos 'quiero', pero de ningú n modo pero conseguirlos ahora". Es triste decirlo, pero nos
han "lavado el cerebro" para hacernos creer que la mayor parte de los "quiero" no só lo son
egoístas y autocomplacientes, sino absurdamente imposibles.
Aun antes de eso, cuando eras un pequeñ o que empezaba a caminar y disfrutaba
explorar, te dirigiste tambaleante hacia el brillante florero en el mueble de la televisió n y te
gritaron: ¡No, no, eso no se toca!" No só lo una vez, ni un centenar de veces, sino unas sesenta
mil veces (segú n dicen los investigadores), durante un periodo de tres añ os; te dijeron: "¡No,
niñ o malo, eso que quieres no es tuyo!". Para cuando cumpliste cuatro añ os, lo pensabas muy
bien antes de querer mucho algo. Querer equivalía a ser "malo". Y eso no termina con los
primeros añ os: "no" a esto, "no" a aquello, "absolutamente no" a lo de má s allá ..., parece que
todo esto fue lo que escuchaste durante tu crecimiento.
Para cuando llegaste a la preparatoria, te resultaba muy difícil desear realmente algo
que fuera má s allá de lo socialmente aceptado, como adquirir tu primer auto, asistir al baile de
graduació n y conseguir trabajo por horas mientras estabas en la universidad. Y que no se te
ocurriera desear conocer el mundo mientras encontrabas algo mejor que hacer. Ni se te ocu-
rriera convertirte en millonario al añ o siguiente. "¡Ridículo! ¡Deja de estar en las nubes!". Así
que la mayoría de nosotros hacemos nuestros anhelos a un lado, mientras penetramos en los
dogmá ticos "deberías" y "tienes que" de la vida adulta.
Hemos asimilado el gran dogma que afirma: cuanto má s queremos algo que no está en
el "libro de reglas de la sociedad", lo má s seguro es que no lo consigamos. Soñ amos, pero
nuestros sueñ os nunca se hacen realidad. Soñ amos un poco má s, pero no pasa nada. Pronto
nos inclinamos ante la ficticia verdad de que soñ ar en algo, o querer algo fuera de lo normal (y
con frecuencia, hasta dentro de lo normal), no es algo que esté bien visto. Cuanto má s lo
queremos, peor nos sentimos por no obtenerlo.
Finalmente, a excepció n de los pequeñ os sueñ os, los que sabemos que son prudentes y
accesibles, al paso de los añ os cejamos de soñ ar completamente. Y ahí nos quedamos: en el
desolado santuario de Similitud, protegidos por la creencia erró nea de que si soñ amos poco, y
no sucede nada, no saldremos demasiado lastimados. ¡Santo cielo, qué forma de vivir hemos
escogido!
Si tienes sobrepeso y quieres adelgazar, dices con toda inocencia: "Quiero estar
delgado", ése es un "quiero" negativo y nunca, jamá s, lo sentirá s como una grata sensació n que
te reconforte. Proviene de anhelar, de añ orar o de un desear vacío, todo ello de energía
negativa. Surge de la necesidad, la cual implica temor, y no del deseo, que es emoció n.
Naturalmente, tú no estarías queriendo algo si lo tuvieras; pero si solamente te enfocas en el
hecho de que no lo tienes, jamá s llegará . Y no podrá s conseguirlo porque tu enfoque está en su
ausencia.
Con los "quiero" correctos, finalmente sacamos del cló set los "deberías" y los "tienes
que”, para lanzamos a vivir la vida... ¡nuestra propia vida! Con los" quiero" correctos,
aceptamos el hecho muy real de que no só lo es correcto y adecuado, sino esencial para
nosotros querer: cualquier cosa..., en cualquier parte..., de cualquier tipo..., en cualquier
cantidad..., en cualquier forma..., en cualquier grado..., y en el momento en que lo deseemos.
¡Cualquier cosa! Cualquier cosa de todo cuanto hay sobre la faz de la Tierra, siempre y cuando
sea algo que nos permita liberar nuestra vida, salir de Similitud y empezar a vibrar má s cerca
del canal de alegría de nuestro Ser verdadero. É sta es la ú nica razó n por la que tenemos los
"quiero", para hacemos sentir bien cuando los tenemos.
Sí, yo sé que esto suena cruel, indiferente a los demá s y hasta cierto punto egoísta.
Pero, por favor, tenme paciencia antes de llegar a sacar una conclusió n, y te dará s cuenta de
có mo este atrevido enfoque de la vida será profundamente benéfico para todos los que te
rodean y dependen de ti.
Yo te digo: "Muy bien, ¿qué quieres?" Y tú me dices: "Oh, eso es fá cil. Quiero suficiente
dinero para pagar mis cuentas, cuidar a los niñ os, tener una linda casa en donde vivir, un
trabajo que me guste, una pareja amorosa con la que compartir todo, y una salud perfecta.
Ademá s, tampoco me disgustaría tener un auto nuevo".
Eso es un comienzo, y muy bueno, pero eso es todo lo que es, simplemente, ¡un
comienzo! De hecho, para la mayor parte de los que vivimos en este mundo, tener todas esas
cosas evidentemente maravillosas ¡sería como vivir en el paraíso! N o obstante, si vamos a
liberar ese poder que llamamos pasió n, para poder aproximarnos y finalmente vivir má s cerca-
nos a la frecuencia de nuestro Ser natural con profunda alegría, tenemos que ir má s allá de lo
evidente..., ¡mucho má s allá !
Así que, ¿qué má s? ¿Qué má s quieres? Sí, por supuesto, los "quiero" cambian con los
añ os. Probablemente has pasado ya de la época en la que querías un pastel y para tu
cumpleañ os (y entonces, ¿de nuevo...?), o quizá ya no desees tener un espectacular convertible
para recorrer con él el centro de la ciudad el sá bado por la noche. Y, sin embargo, todavía hay
dentro de ti un asombroso inventario de fantasías, desde hace mucho tiempo olvidadas.
¿Cuá les son? ¿Cuá nto tiempo hace que no te atreves a disfrutar de su tentador sabor, o de
participar en las exó ticas aventuras en tu soñ ar despierto?
¿Cuá les son tus deseos má s pequeñ os, má s grandes, má s antiguos o má s nuevos, tus
deseos má s profundamente ocultos, tus ambiciones, tus aspiraciones..., las que son tan remo-
tas, tan imposibles, tan improbables, que nunca te has atrevido a hablar de ellas en voz alta, ni
siquiera en un susurro..., a nadie..., ni siquiera a Dios? ¿Cuá les son? ¿Qué te has permitido dejar
de querer?
¡Este planeta no es Similitud! Venimos aquí por el contraste, por los opuestos. Venimos
aquí para aprender a manifestar nuestros deseos. Venimos a aprender a discernir y a cultivar
ese extrañ o arte de querer, que equivale a manifestar. En cambio, nos encontramos atrapados
en la inú til habilidad de coleccionar diligentemente los "no quiero".
Ahora, te tengo buenas noticias: no necesitas ser merecedor de ninguna maldita cosa
para obtener tus deseos.
No necesitas probar, demostrar o declarar algo, ni aprobar un examen de moral.
No tienes que explicar tus razones, ni disculparte con tu familia, contigo mismo o con
Dios.
No tienes que ser má s merecedor, digno, confiable u honrado de lo que ya eres ahora.
Só lo tienes que tomar una decisió n..., só lo una..., y es la de ser feliz.
Pero nunca podrá s emprender ese camino, hasta que permitas a tus "quiero" -tus
sueñ os, tus deseos, tus anhelos-, salir del cló set, no só lo asomarse un poco, sino ¡salir por
completo!
Como cualquier talento oculto, que consciente o inconscientemente sabías que estaba
ahí pero que no te sentías có modo mostrá ndolo, una vez que asimiles el hecho de que querer
forma parte de ti, de que hacerlo es totalmente adecuado, practicarlo se convertirá en una
diversió n. Comenzará a fluir la alegría y empezará s a vibrar en forma diferente, porque cuando
está s alegre con la vida ya no puedes vibrar negativamente y, por tanto, no puedes atraer cosas
negativas, só lo positivas.
La ú nica cosa que hará s cuando empieces a abrir la llave de tus "quiero" será emitir
mayor alegría, y má s abundancia, y sentir má s libertad en tu experiencia. ¿N o dirías que es
pequeñ o el precio de tus sueñ os? y no importa lo que decidas soñ ar. Elige un sueñ o que te haga
feliz, y estará s vibrando en esa frecuencia. Sueñ a el sueñ o de la alegría; sueñ a el sueñ o de la
plenitud; sueñ a el sueñ o de la frivolidad, pero ¡SUEÑ A!
Tener deseos -quererlos- no es mayor pecado que respirar. Nunca má s pienses que
tienes que justificar tus "quiero". ¡Simplemente no lo hagas! N o puedes justificar, defender o
racionalizar -todo lo cual es energía negativa- y mantenerte conectado con tu energía
fundamental.
Tú no necesitas disculparte de nada, con nadie, ni con ninguna autoridad, de alto o bajo
rango, por tus deseos. Ciertamente, tampoco con Dios. Hacerlo es darle la espalda a tu energía
má s elevada, negando así tu existencia misma, tu divino derecho a vivir. Contrariamente a las
enseñ anzas comunes, obtener felicidad es un sagrado derecho que tienes desde que naciste.
Así que déjate llevar y sueñ a. Tú ya está s creando tu vida cada momento de cada día, de
acuerdo a la forma en la que piensas y vibras, por lo que bien puedes hacerlo de la manera que
te gustaría que fuera.
Una de las mejores maneras de descubrir algunos de esos "quiero" escondidos durante
tanto tiempo, es imaginar. Recuerda, todo lo que necesitas para obtenerlos -sea "lo" que sea- es
quererlos y sentirlos, sin explicaciones, excusas, disculpas o razones.
El reto ahora es có mo ahondar lo suficiente para traspasar las rígidas capas de los
"deberías", "no deberías" y "no no", hasta la largamente olvidada emoció n de -y pasió n por la
vida.
Imagínate que es la época navideñ a (esto no es cuestió n religiosa, así que no importa
qué religió n profeses). Tú eres el Santa Claus del centro comercial, de abundante barba blanca
y barriga de almohada. Escuchas a todos recitar su larga lista de "quiero", socialmente
aceptables, pero un rato después, decides esparcir tus polvos má gicos para que los niñ os de
cualquier edad revelen algunos de sus "quiero", menos aceptados socialmente.
Se te acerca una chiquilla de unos seis añ os, salta sobre tus rodillas y empieza a darte
su lista: unos cuantos juguetes especiales que vio en la televisió n y un par de peticiones tra-
dicionales, como una muñ eca y un perrito. Eso es todo. Nada nuevo.
Así que tú esparces un poquito de tus polvos má gicos y aparecen en la lista de pedidos:
un gran columpio en el patio trasero, un papá que esté má s tiempo en casa, una mamá que
disponga de má s tiempo para jugar, alguien -cualquiera- que crea en los lindos á ngeles que hay
en su recá mara y alguien má s, que haga que todas las cosas siempre salgan bien. ¡Ah!, y
muchos hermanitos y hermanitas, por favor. Entonces, la niñ a baja de un salto y se va muy
contenta. (¿Recuerdas cuá les eran tus "quiero" escondidos a los seis añ os de edad?).
Después, se presenta una chica alta y delgada de unos 18 añ os, divertida con la
idea, y muy dispuesta a seguir el juego. "Muy bien ¿qué te gustaría que te trajera Santa Claus?".
Una vez má s, aunque la muchacha alegremente entra en el espíritu de esta broma, su lista
resulta extremadamente corta. "Bueno, acepto ese automó vil nuevo que tienes oculto en el
saco, Santa. Y no me importaría que dejaras unos cuantos miles de dó lares en mi bota para mis
caprichos. Y si tienes por casualidad un tó rrido romance por ahí, guardado para mí en tu
trineo, ¡sería estupendo!".
Finalmente, llega el adulto que se sienta feliz en tus rodillas de Santa Claus, mientras
los niñ os lo observan y sonríen burlones. "¿y qué te gustaría pedir, mi amigo?" preguntas,
expectante. Descubres, con desolació n, que esta persona tiene la lista má s corta de todas hasta
entonces, como si todas sus esperanzas y sueñ os de antañ o hubieran volado hacia otra galaxia.
¡Oh!, ahí se fueron la casa nueva, el flamante automó vil y el fugaz deseo de sacarse la lotería;
pero así son las cosas. Con rapidez, esparces tus polvos má gicos. Nada. Esparces un poco má s.
Todavía nada. Le vacías la bolsa la bolsa encima a la persona. Con lentitud, al principio, como si
tuviera que sacarse de las profundidades má s oscuras del océano, surge un comentario sobre
tener una pastelería y otro sobre aprender a tocar el piano. Una pausa, y brinca a otro acerca
de tomar un curso de horticultura en la universidad local, y otro sobre construir un tipo ú nico
de velero. De repente, surgen uno tras otro los deseos: có mo ayudar financieramente a un
amigo para abrir una escuela de danza, tener una puerta eléctrica en la cochera y vivir en una
casa muy elegante con vistas hacia las hermosas aguas de una isla del Caribe.
Si yo tomo todos mis "no quiero" (que me hacen sentir mal) y centro la atenció n en mis
"quiero" (que se supone que deben hacerme sentir muy bien), terminaré con algo que yo sé
que no tengo (lo cual seguramente no me hará sentir bien) y añ oraré algo que, de cualquier
modo, probablemente nunca conseguiré, ¡lo que me hará sentir peor que antes de empezar con
esta estupidez!
¡Ah!, ése es un gran predicamento porque si lo tuvieras, no lo estarías deseando.
Así que el acto mismo de querer, lleva consigo la obvia implicació n de que tú
seguramente no tienes aquello que quieres, y si no lo tienes, ¿có mo diablos puedes sentirte
bien acerca de ello mientras no lo consigas?
LA CLAVE
La clave para conseguir lo que má s deseas desde el fondo de tu corazó n -sin límite
alguno-, es descubrir una forma de sentirte bien con tu "quiero", pues este "quiero" no se hará
realidad si al desearlo, o suspirar por él, te sientes desalentado, en lugar de sentirte bien.
(Recuerda, la carencia proviene del temor; el deseo proviene de la emoció n. Son los extremos
opuestos del polo vibratorio). Así que nos encontramos ante un dilema: estamos queriendo
algo, lo cual generalmente nos hace sentir mal, porque no só lo no tenemos lo que queremos,
sino que no tenemos la menor idea de có mo conseguido.
Por otra parte, si comienzas a sentir aunque sea un poco de emoció n, o un agradable y
cá lido murmullo, has dado en el blanco.
Así que la pregunta es có mo podemos ir de abajo hacia arriba cada vez que pensamos
en un "quiero", porque, en cuanto estamos arriba, anulamos las vibraciones que provocan esos
sentimientos deprimentes, que aparecen cuando estamos enfocados en el hecho evidente de
que nuestro "quiero" no se encuentra a la vista.
CÓMO ENTUSIASMARSE
He aquí có mo hacerle para sentirnos bien -de hecho, muy bien- al querer algo que no
tenemos, o que creemos que nos es imposible obtener, que no merecemos tener, o que nunca
estaría a nuestro alcance, y que a nuestro cerebro le resulta demasiado complicado y cansado
resolver. É ste es el componente má s importante de la Ley de la Atracció n, que garantiza atraer
los "quiero", en lugar de los "no quiero":
Una vez que sepas lo que quieres, debes encontrar el SENTIMIENTO que provoca tener
ese "quiero "y, al mismo tiempo permanecer fuera del sentimiento que provoca el no tenerlo.
En otras palabras, seeentir (conseguir entusiasmarse), lo que sería nadar (si no sabes hacerlo),
en lugar de sentirte avergonzado cuando todos corren al agua, menos tú .
Siéeentete (lograr entusiasmarte), feliz en tu nuevo trabajo, en lugar de sentirte
constantemente deprimido -y atrapada- con el que tienes ahora.
Siéeentete (lograr entusiasmarte) orgulloso por subir al estrado a recibir tu bien
ganado grado académico, aunque todavía no hayan empezado las clases.
Siéeentete (lograr entusiasmarte), con có mo quieres que rea tu nueva pareja y
lo maravilloso que será estar juntos.
Siéeentete (lograr entusiasmarte) con lo que sería poseer la camioneta de tus sueñ os, y
el placer y el orgullo de viajar con tus amigos y tu familia a todas partes.
Ahora está s vibrando en armonía con tu má s grande Ser. Tus deseos son felizmente
incluidos en tus vibraciones, y se magnetizan y crecen má s cada vez que sieeentes que son rea-
lidad durante só lo dieciséis segundos. Has eliminado las vibraciones negativas de la conciencia
social para vivir en -y vibrar en-las ú nicas energías capaces de atraer hacia ti esos "quiero", las
má s elevadas, benditas frecuencias de "sentirte bien”.
Una vez en ese espacio, tú y tus "quiero" estará n literalmente unidos. En lugar de
ondear banderas rojas y unirte en armonía con la carencia de tu deseo (lo cual significa que
estará s atrayendo má s carencias), estará s ondeando banderas verdes de "sentirte bien" y de
estar en armonía con tener lo que anhelas, sea que eso ya exista, o que aú n no.
Así que al declarar tus por qué, está s dando a ese "quiero" el impulso de despegue
necesario. Así como un automó vil sin batería no va a ninguna parte hasta que no se carga de
energía, y si no hay carga no camina, si no hay entusiasmo en tu "quiero" no habrá
magnetismo, y sin magnetismo no conseguirá s lo que quieres.
Pregú ntate a ti mismo, una y otra vez, por qué quieres algo, y continú a
preguntá ndotelo, muchas veces, aun cuando pienses que ya no tienes má s respuestas. Muy
pronto estará s en un mundo de ensueñ o, sintiéndote ma-ra-vi-llo-sa-men-te-bien, precisamente
donde necesitas estar para atraer hacia ti ese deseo.
Antes de que te des cuenta, el universo comenzará a responder a tus vibraciones con
pequeñ as señ ales aquí y allá , con asombrosas pequeñ as "coincidencias"; todas las piezas má gi-
cas que se necesitan para atraer lo que deseas seguirá n llegando, y llegando, hasta que todo
esté en su lugar, contigo en el centro, viviendo lo que una vez fuera tu sueñ o "imposible".
Pero tú tienes que probarlo, olerlo, sentirlo y asombrarte ante él, antes de que suceda.
Debes hablar de él y sentir que lo está s viviendo, y volver a hablar de él, hasta que esos sen-
timientos que se han despertado, el elemento fundamental del paso tres, lleguen a ti con
facilidad.
Esa corriente de energía no física es lo que realmente somos, una fuerza incalculable
de alegría, abundancia y seguridad. La mayor parte del tiempo nos mantenemos separados de
esa gran corriente de energía. ¿Có mo? Con nuestra energía negativa de vá lvula cerrada.
Pero cuando nos sintonizamos, nos conectamos y nos sentimos bien, abrimos esa
válvula má gica para dejar fluir la corriente de vibraciones de alta frecuencia a través de
nosotros. Ahora nos sentimos vivos, elevados, vibrantes, llenos de energía, emocionados,
sintonizados..., con lo mejor de lo que conocemos como felicidad.
Como la presió n del agua, en nuestra manguera imaginaria la energía está siempre ahí,
pero tenemos que dar pasos deliberados y propositivos para abrir la vieja vá lvula ya oxidada,
si queremos que fluya la energía de alta frecuencia de nuestra fuente.
Tener la vá lvula abierta (sentirse bien) significa que la energía positiva está fluyendo a
través de nosotros, y desde nosotros, y que estamos creando intencionalmente.
Tener cerrada la válvula (cualquier cosa que no sea sentirse bien) significa que
estamos haciendo fluir energía negativa, que nos estamos resistiendo al fluido natural y que
estamos creando las cosas por mera casualidad.
Lo anterior no significa que debamos andar por el mundo siempre felices, funcionando
a alta frecuencia y volando como una cometa todo el día. Todo lo que tenemos que hacer es
tener abierta nuestra vá lvula, aunque só lo sea un poco, y permitir que se vaya ensanchando
gradualmente para liberar esa corriente llena de vida. Si podemos encontrar formas de
sentirnos un poco mejor que antes, y aumentar el sentirnos bien cada vez má s, pronto
empezaremos a invertir las atracciones negativas que hemos tenido toda la vida.
PROPÓNTELO
Una vez que has empezado a conseguir tus "quiero" abiertamente, hay un paso má s
que te ayudará definitivamente, y es el de convertir tus "quiero" en propó sitos. Debido a que la
palabra "quiero" podría causarte en este momento ciertas inquietudes emocionales,
probablemente te sentirías mejor simplemente "proponiéndote" hacer ciertas cosas.
Las intenciones diarias nos brindan nuevas alternativas para que la energía fluya má s
fá cilmente. Cuantas má s cosas intentamos, má s estamos usando la energía de alta frecuencia,
que muy pronto se convierte en un camino de doble sentido; es decir, cuanto má s usamos esa
energía, má s la recibimos. Esto crea una especie de cubierta protectora alrededor de nosotros,
semejante a un chaleco de seguridad que nos protege de caer en viejas creencias que continú an
atrayendo cosas que no queremos.
Yo recomiendo destinar siempre lo que me propongo durante el día a cosas pequeñ as.
Me propongo llegar a salvo a cualquier destino. Me propongo estar a tiempo y sentirme bien
por ello. Me propongo encontrar un lugar adecuado para estacionarme. Me propongo sentirme
bien con la ropa que llevo puesta. Me propongo cerrar la operació n que estoy tratando de
hacer. Me propongo mantener mi cuenta del banco con cierta cantidad de dinero, o quizá con
má s. Me propongo disfrutar de todo a lo largo del día (yeso no es cualquier cosa). Me propongo
contribuir a que mis clientes se sientan bien. Y; en tanto mi vá lvula se mantenga abierta
mientras expreso mis propó sitos, éstos siempre se cumplirá n.
En cuanto a otros asuntos má s grandes e importantes, si tu propó sito para ese día es
sentir alegría, no deberá s sintonizar un só lo programa en la televisió n que te inquiete. Si tu
propó sito es que te instalen la nueva cocina sin mayor problema, así se hará , a menos que
cierres la válvula debido a otra cosa. Si tu propó sito es terminar a tiempo la cena, observa lo
fá cil que es lograrlo.
Debes sentir la fuerza cuando hagas estas declaraciones. Siente la autoridad, la fuerza
del mando, la potencia muscular detrá s de la energía que sale de ti. Todo debe estar completo.
Pero ú salo con precaució n. Un propó sito es una dinamo en sí mismo, del cual no se debe
abusar y nunca convertirlo en un há bito ocioso.
ATRÉVETE A QUERER
Verifica qué es lo que te gusta y lo que te disgusta de tu vida actual. Luego, sobreponte
al sentimiento de culpa que te produce querer algo, y acelera el motor de ese "quiero" porque
hacerlo te proporcionará el impulso necesario; eso te traerá alegría; la alegría te traerá má s
"quiero" y en ese momento estará s creando deliberadamente. Tú eres el inventor y el rea-
lizador de todo; eres ambas cosas en una sola persona (no te preocupes por ser el ingeniero
diseñ ador hay una inteligencia infinita dentro de ti conectada que habrá de encontrar có mo
ensamblar una cosa. É se ya no es tu trabajo).
Desde luego, persigue cosas materiales para ti mismo, pero también solicita cosas
universales o intangibles tales como:
Quiero que la alegría irradie de mi corazó n.
Quiero que toda mi familia se sienta contenta.
Quiero saber que siempre todo marcha bien.
Quiero tener un mayor sentido de libertad.
Quiero saber que tengo alternativas.
Me propongo buscar má s opciones.
Me propongo confiar en que todo marcha bien en el mundo. Me propongo aprender a
crear deliberadamente.
Me propongo aprender a manejar la energía.
Me propongo darme cuenta de mi resistencia.
Me propongo darme cuenta de mis sentimientos.
Me propongo disfrutar de la vida al má ximo.
Me propongo divertirme má s.
Me propongo mostrarme má s entusiasta.
Me propongo tener una conexió n má s fuerte con mi fuente.
Mejorar ú obtener lo que deseamos en nuestra vida, implica cambiar. Para lo cuá l
tenemos en contra los há bitos y creencias del pasado. No todo lo aprendido ha sido malo, hay
cosas que cumplieron su objetivo y en el presente son un lastre que necesitamos eliminar ó
cambiarlas por otras, así como requerimos adquirir otras nuevas.
Esto es requisito previo para usar todo el poder que encierra la Ley de Atracció n. Es la
razó n de éste capítulo; entender que hay modos de pensar y actuar aprendidos que tendremos
que eliminar, que está n bloqueando la manifestació n en nuestra vida lo que queramos.
Los pensamientos que te han traído hasta aquí, no
son los mismo que necesitas para llegar a otra parte
Stephen Covey.
Al igual que yo, sabes que nuestra forma má s comú n de pensar es má s o menos así:
"Cuando suceda tal o cual cosa, entonces podré ser feliz", o "cuando tenga el cuerpo adecuado,
entonces podré sentirme bien conmigo mismo". "Cuando gane má s dinero, entonces me
liberaré del estrés". Esta vieja práctica podría llamarse el síndrome de cuando-esto-pase-seré-
feliz. Sin embargo, ha sido precisamente ese modo de pensar lo que ha vuelto tan difícil nuestra
vida.
Cuando las circunstancias no nos favorecen (lo cual ocurre la mayor parte del tiempo),
nuestra primera reacció n es, por lo general, buscar remedios físicamente agresivos para tratar
de liberarnos, repararlo, o corregirlo. Despué s de todo, somos criaturas físicas. "¿No te gusta
eso? No hay problema". ¡Vamos, lo ú nico que tienes que hacer es: arreglarlo!.
Entre lo que Luís había dejado, unos cuantos ahorros, y lo que sus hijos le pudieron
prestar, Liz había reunido el dinero suficiente como para sobrevivir aproximadamente un añ o.
Pero cada vez que hablá bamos, me decía: "Caramba, no he vendido nada todavía. No sé si esto
me vaya a funcionar o no. Tengo que vender algú n cuadro pronto, o no sé qué voy a hacer".
Liz no estaba estudiando el flujo de la energía, ni le interesaba hacerlo. Escuchaba
atentamente mis sugerencias, no siempre muy amables, de que dejara de enfocarse en su
actual situació n negativa (la falta de ventas) y empezara a concentrarse seriamente en lo que
quería y en có mo la hacía sentir ese deseo. Hablamos una y otra vez, y el mismo nú mero de
veces, Liz me dijo: "No creo que pueda soportar esta situació n mucho tiempo má s. Me estoy
poniendo tan nerviosa que no puedo siquiera concentrarme en lo que estoy pintando. ¿Qué voy
a hacer? Estoy aterrada".
Un día no pude resistir má s y actuando con verdadero "amor apache" hacia una
queridísima amiga, empecé a hablar en voz baja, lenta y muy firme. "De acuerdo, amiga mía, si
quieres hundir tu propio barco, está bien. Yo me lavo las manos. Disfruta tu desgracia, pero no
vuelvas a llamarme para contarme tus problemas. Tú podrías darle la vuelta en un santiamén
si dejaras de quejarte, así que cuando estés lista para ello, llá mame. Y lo digo en serio, no má s
llamadas, hasta que estés lista para tomar el control". Me sentí como un villano, pero me
negaba a convertirme en un eslabó n má s de su Cadena de Dolor.
Durante tres semanas, se mantuvo en silencio mi conexió n telefó nica con ella. Cuando
llegó la llamada, sentí ganas de llorar: "Está bien. Tú ganas. Me doy por vencida. ¿Qué tengo
que hacer?". Primero la hice hablar de todas las cosas que no quería. Eso fue fá cil: no quería
perder la casa, no quería perder el respeto de sus amigos y de sus hijos, ni la oportunidad de
pintar profesionalmente.
Entonces, empezamos con los "quiero", uno por uno. Nos centramos primeramente en
la casa, que era lo má s apremiante y continuamos con todo aquello para lo que requería dinero.
Liz no podía hablar de nada má s porque en el dinero era en lo que había estado pensando todo
el tiempo. Sus cuadros no se estaban vendiendo, así que todo el dinero se había estado yendo
en la direcció n equivocada..., ¡y se había acabado! "Muy bien, Liz, lo primero que tenemos que
hacer es que te sientas bien, para que vibres de manera diferente."
"¿Sentirme bien? ¿Bromeas? ¿Có mo puedes esperar eso de mí, cuando estoy perdiendo
todo lo que Luís y yo logramos reunir durante toda la vida? Por eso te estoy llamando, para que
me digas có mo puedo vender mis pinturas. Si empezaran a venderse, todo se arreglaría y yo
me sentiría tan bien como quieres que me sienta."
É se era precisamente el problema. Todo lo que Liz podía ver frente a ella era la
carencia de lo que quería. Cuanto má s miraba a su alrededor lo que no tenía y todo lo que
parecía que no iba a llegar nunca, peor se sentía. Y cuanto peor se sentía, má s
desesperadamente corría en círculos, y cuando trataba de cambiar las cosas, se sentía peor y
menos se vendían sus cuadros. Estaba enfocada entera y continuamente en las sombrías
condiciones del momento, creyendo que eran la suma total de su realidad. Los hechos eran
hechos. Su intento de sostenerse ella sola; por medio de su trabajo artístico, no estaba funcio-
nando. "Tengo que enfrentarme a la realidad", me dijo suspirando con resignació n.
Pero yo insistí, y finalmente logré que aceptara que hablá ramos sobre por qué quería
conservar la casa, aunque a ella le pareció que era un enorme disparate hablar en esos mo-
mentos sobre có mo se sentía al respecto. "Muy bien, muy bien, quiero conservar la casa para
no tener que mudarme." (É se era un "no quiero", pero decidí no confundirla con esos detalles.)
"¿y por qué no quieres mudarte?". De pronto, pareció suavizarse al decir: "Bueno,
porque Luís y yo amamos este lugar y siento que mientras viva yo aquí, él seguirá a mi lado".
(Su resistencia a sentir energía positiva parecía disminuir). "Nada de esto tiene que ver con
có mo me siento..., excepto cuando Pienso có mo voy a pagar las deudas." Poco a poco, Liz
comenzó a trabajar má s en su amor por la casa, hasta que oí en el tono de su voz un
sentimiento de alegría. Se estaba sintiendo bien y algo má s: su válvula comenzó a abrirse por
completo.
-iLiz detente! Justo en este momento quiero que sientas lo que está s diciendo.
-¿Qué quieres decir?
-¿Có mo te sientes con lo que me está s diciendo? -Bueno, ¡maravillosamente, desde
luego! Me siento protegida, cuidada... ¡Dios mío, me siento segura! ¡Oh, sí! ¡Me siento contenta y
segura!
-¡Bien! ahora, mantén ese sentimiento. ¿Lo tienes? -Sí, ya lo tengo.
-Se siente bien, ¿verdad?
-Seguro, se siente sensacional.
-Muy bien. Desde ese lugar de seguridad, desde ese sentirte tan bien, piensa có mo te
sentirá s cuando puedas pagar la casa con toda facilidad. No te preocupes de có mo vas a hacerlo.
No te preocupes si no puedes hacerlo ahora mismo. Hacia dó nde vayas no tiene nada que ver
con punto en el que está s ahora. ¡Nada! Tienes que recordar eso. Esta condició n en la que te ves
ahora no significa nada. De una vez por todas, cambia tu enfoque y retira tu atenció n de eso
porque no te está permitiendo llegar a donde quieres ir. ¿Lo entiendes?.
-Creo que sí, pero, ¿có mo?
-iNo te preocupes por el có mo! Tu ú nico trabajo es encontrar formas de sentirte bien, y
olvidar todo lo malo que está sucediendo. Trata de encontrar formas de sentirte un poco mejor,
y un poco mejor, y un poco mejor, hasta que te sientas completo, cuando te sientas completa-
mente bien, en ese momento piensa en hacer con facilidad esos pagos de tu casa. ¿Puedes hacer
eso?
-No sé...
-Muy bien, ¿Có mo te sientes al saber que puedes hacer esos pagos?
-¡Sensacional!
-Por supuesto. Piensa en la gran emoció n de vender tus cuadros, pero no lo hagas desde
el sitio: "Tengo-que-hacerlo; tengo-que- hacerlo", sino con un: "¡Lo ESTOY haciendo!". Al
pensarlo desde esa perspectiva, ¿có mo te sientes? Aquí hubo una larga pausa. Entonces me
dijo:
-Oh, caramba, má s libre que nunca. ¡Me siento en el cielo! -¡Muy bien! ¡É se debe ser el
sentir! Eso es lo que quiero que continú es haciendo..., siente así las cosas..., todo el tiempo. Liz,
deja de enfocarte en las condiciones negativas actuales. Deja de mirarlas, deja de pensar en ellas,
eso só lo te hace sentir peor. Tienes que recordar que tu ú nico trabajo es sentirte bien. ¡Punto!
Entonces, deja que el universo se encargue de lo demá s.
Liz se sintió tan maravillosamente bien al pensar en su casa y en có mo Luís y ella la
habían amado, que pudo recrear ese sentimiento con toda facilidad. De cualquier modo, fue así
como ella empezó .
Transcurrieron tres meses y el pago de una cuenta de teléfono que habría matado a
cualquiera. Al final de ese tercer mes (que coincidió precisamente con el final del añ o que Liz
se había puesto originalmente como plazo para demostrar que podía ganarse la vida
pintando), mi amiga no só lo había vendido suficientes cuadros como para quedar protegida
por algú n tiempo má s, sino que tenía un entusiasta promotor de obras de arte que le estaba
ayudando a preparar su primera exposició n en su ciudad, y había recibido como adelanto una
cuantiosa suma de dó lares, para pintar un pequeñ o mural en un edificio de oficinas privadas.
Liz entendió el mensaje y ahora es muy cuidadosa respecto de la energía que produce y
que fluye de ella. En realidad, no estoy muy segura de quién de nosotros dos se sintió má s
emocionada con el resultado.
A todos nos ha sucedido. Cuando las cosas se ponen difíciles, o nos dedicamos a
lamentamos por lo que sucede, o nos apresuramos a buscar formas de ejercer el control sobre
los dañ os causados. Se trata de arreglar las cosas, de mejorarlas, de rectificar los posibles
errores. Quién de nosotros no ha murmurado: "Si só lo pudiera cambiar las cosas, ¡todo estaría
mejor!".
Nos encanta arreglar cosas, estamos adecuadamente entrenados para responder a las
condiciones que aparecen frente a nosotros. Pero arreglar las cosas es resistirse a nuestra
energía natural. Arreglar las cosas es una válvula cerrada. Arreglar las cosas es producir
energía negativa.
El reto es desviar el enfoque del objeto que nos causa ansiedad o enojo, y sustituirlo
por un sentimiento má s feliz de lo que queramos. En otras palabras, necesitamos dejar de arre-
glar y empezar a sentirnos bien.
Por ejemplo, supongamos que el techo de tu casa está viejo y necesitas cambiarlo, pero
no tienes el dinero para hacerlo, al menos por el momento. No obstante, se acerca la
temporada de lluvias y el problema se vuelve apremiante. Ademá s, tienes problemas con el
automó vil y el pago de impuestos atrasados. Por tanto, está s en un bache de condiciones
desagradables, ninguna de las cuales te va a hacer sentir particularmente feliz cuando pienses
en ellas. Pero si piensas en ellas, y sigues pensando en ellas de cualquier modo, desde luego, se
volverá n má s grandes.
Todas esas condiciones negativas a las que llamamos cariñ osamente "problemas", no
son má s que molestos "no quiero", pero tan comunes para todos nosotros, que forman parte de
nuestro mundo, los asumimos como si fueran una parte de la vida. De hecho, los llevamos
como placas de identidad, una especie de reconocimiento en el lamentable juego de quién
puede ser la peor víctima. Y; naturalmente, cuanto má s nos lamentemos o nos jactemos de
ellos, má s grandes se volverá n.
Algunas condiciones negativas son problemas serios, otras son simplemente molestias
menores; sin embargo, sin importar lo que sean, todas prevalecen en nosotros y contaminan
cuanto hacemos, hasta que se vuelven una forma de vida. No obstante, las condiciones
negativas no son má s que el resultado de nuestro enfoque en el pasado..., y de nuestros
sentimientos..., y la energía fluye. Eso es todo lo que son. El fluido de energía negativa fue la
causa, y las condiciones desagradables son el efecto.
Só lo hay una forma de detener el desastre que hay en tu vida, e impedir que se vuelva
peor: deja de enfocarte en los problemas. Si puedes aceptar -desde lo má s profundo de tu ser-
que tus problemas no son causados por tu pareja, tus inquietos hijos, los impuestos que tienes
pendientes, o el alcohó lico que te encontraste en la calle, entonces tendrá s la oportunidad de
borrarlos de la misma forma en que los atrajiste: mediante tu fluido de energía. Só lo que esta
vez a través de una vibració n realmente diferente.
Por ejemplo, digamos que está s viviendo en un cuerpo que no te gusta mucho. ¿Tú
llamas a eso realidad, lo que significa que no puede cambiarse y debe ser aceptado? O digamos
que está s viviendo en una precaria situació n econó mica que está afectando tus ingresos. ¿Tú
llamas a eso realidad; es decir, a una situació n potencialmente desastrosa sobre la cual no
tienes control?.
"Así es la vida, ¡acéptalo!"
"Así son las cosas."
"No puedes pelear contra el gobierno."
"Deja de golpearte la cabeza contra la pared."
''Así es el mundo."
“Aprende a aceptar la vida en sus propios términos."
"En la vida de todos hay un poco de sufrimiento".
"Baja de las nubes y pon los pies en la tierra"
"La vida no es justa."
“Hay que sufrir para lograr lo que uno quiere”.
"Abre los ojos y enfrenta la realidad."
“No todos nacimos para ser ricos, a ti te toco una familia pobre, acéptalo”
“La vida es un reto”.
¿Alguna te sonó familiar? He aquí lo esperanzador: no tenemos que enfrentarnos a
nada, ni soporta nada. Todo lo que tenemos que hacer es aprender a que nuestra
energía fluya en forma diferente, porque nada -nada- afecta a nuestra experiencia,
excepto la forma en que fluye nuestra energía. ¡NADA!
Con algunas cosas de nuestra vida, las que nos parecen agradables, nuestra vá lvula se
abre de manera natural. Debido a que estas condiciones nos satisfacen, nuestra energía positiva
atrae más cosas positivas.
Pero cuando damos prioridad a la gran cantidad de condiciones negativas (problemas)
que nos rodean, nuestra válvula se cierra bruscamente. La conexió n con nuestra energía original
apenas alcanza para que respiremos, y no reconoceríamos la vibració n de alegría aunque nos
golpeara la cara.
Estamos molestos con esto, furiosos por aquello, preocupados por lo de má s allá , nos
preguntamos có mo corregir esto, nos quejamos de aquello, tememos sabe Dios qué, estamos
deprimidos por todo y vibramos con tantas corrientes de incesante energía negativa todo el
tiempo, que es sorprendente que a pesar de todo tengamos siquiera algunos momentos de
alegría.
Así que, a partir de este momento, nunca, jamá s aceptes la realidad como algo a lo que
debes resignarte. Lleva tus pensamientos má s allá de lo que está frente a tu nariz, má s allá de
lo que no te guste, y coló calos exactamente en lo que te gustaría que sucediera. Si no lo haces
así, eso que tú llamas realidad no cambiará nunca. Cierto, habrá algunas cosas desagradables
que está n claramente frente a ti en este momento, o que te está n amenazando, o que parecen
no tener solució n, pero recuerda que no están grabadas en piedra. No deben tolerarse, ni
siquiera un poco.
Muy pronto podrá s vibrar algo así como el 50 por ciento respecto de lo negativo y el 50
por ciento en algo má s agradable. Ahora realmente estará s tomando el control de tu vida, lo
que deseas cambiar comenzará a aparecer por todas partes.
¡Ah!, pero la verdadera diversió n empieza cuando llegas al punto de cambiar energías
instantá neamente en cuanto te das cuenta de que éstas se han vuelto negativas. Entonces
habrá s logrado saltar al 60-40 (60 por ciento con altas frecuencias y 40 por ciento en forma
"normal") y finalmente llegar al 70-30, o hasta el 80-20. En ese momento, exactamente frente a
tus ojos, empezará s a notar nuevos acontecimientos, personas y circunstancias que aparecerá n
en tu vida como por arte de magia, una tras otra, para crear los nuevos acontecimientos que
tan profundamente deseabas. No está mal, para haberlo logrado con só lo sentirte bien.
Só lo recuerda que la rapidez con que tu "quiero" se haga realidad dependerá
directamente de la rapidez (y la constancia) con la que puedas DESCONECTAR tu enfoque en lo
que te está manteniendo en una vibració n negativa, y CONECTARLO en donde quieres estar.
Sin importar lo terrible que pueda parecerte tu situació n por el momento, no es permanente ni
está pegada a ti. Só lo tienes que decidir lo que quieres en su lugar, y adentrarte en la frecuencia
de "sentirte bien", que favorecerá la creació n de cosas má s positivas.
Y por favor, no te martirices porque tienes muchos problemas, ni trates de resolverlos
todos a la vez, intentando proyectar una variedad de "quiero" increíbles. Todos nos hemos
involucrado en mú ltiples desastres personales; con un poco de prá ctica sobre có mo controlar
nuestro flujo de energía, podemos salir de ellos. ¡Te lo garantizo!
Insiste en que hará s todo lo que sea, todo lo que puedas, para encontrar -y conservar-
toda la energía necesaria para "sentirte bien". Y recuerda, el ú nico poder que tienen las cir-
cunstancias negativas sobre nosotros es el que nosotros mismos les demos. Es entonces
cuando nos sentimos atrapados y, francamente, lo estamos.
Pero ninguna circunstancia está fuera de tu control. Lo que está sucediendo en tu
mundo en este momento, no significa nada. Es só lo un resultado, eso es todo lo que es. Sin im-
portar lo terrible que te parezcan las circunstancias, siempre podrá s producir y dejar fluir
energía de "sentirte bien" -y hasta de "sentirte mejor"- en torno a ellas, para cambiarlas. Si
aceptas eso desde lo má s profundo de tu ser, el resto de esta creació n reflexiva será real.
EL SÍNDROME DEL LLANERO, SOLITARIO
Me ha tomado má s tiempo del que hubiera querido llegar a darme cuenta de que no es
"hago-hago-hago", lo que ha marcado alguna diferencia en mi vida, sino que es la forma en que
fluye mi energía. Siempre había creído que la acció n era la palabra má gica, y que nada me
llegaría sin esfuerzo y empeñ o de mi parte.
La verdad es que, sin importar lo que pretendamos corregir, todas las cosas
desesperadas que creemos poder llevar a cabo incidirá n muy poco en nuestras experiencias. Y
no importa lo que hagamos, ni cómo, ni cuánto hagamos, ni con cuá nta frecuencia, pues la
mayor parte de lo que hacemos se inicia con energía negativa y caprichosa, y no como una acti-
vidad creativa, con energía positiva.
Cuando enfrentamos una situació n que no nos gusta, de acuerdo con nuestra
naturaleza, hacemos cualquiera de estas dos cosas: "levantamos las manos" con frustrada
resignació n, aceptando nuestro destino, o saltamos en nuestro hermoso caballo blanco, como
el Llanero Solitario, y nos lanzamos al galope con los ojos vendados (si no es que con un
antifaz) por el camino, gritando: "¡Venga, Silver, vamos adelante!", en busca de alguna acció n
heroica que nos permita sobreponemos a la enorme injusticia que ha caído sobre nosotros. De
cualquier modo, lo ú nico que estamos haciendo es amplificar lo que nos gustaría eliminar de
nuestra realidad.
Así, pues, analicemos esta acció n. A las acciones desesperadas yo las llamo el síndrome
del Llanero Solitario, pues no son má s que la necesidad compulsiva de hacer muchas cosas a la
vez para pretender solucionarlas todas. Y ésas son, precisamente, las actividades que
realizamos con la vá lvula cerrada.
Casi todo el mundo estaría de acuerdo en que só lo al "hacer" suceden las cosas. Cuando
estamos frente a un problema, enseguida manifestamos el síndrome del Llanero Solitario y
buscamos con desesperació n las mejores formas de vender má s, de ganar má s, de realizar má s,
de arreglar má s cosas. Arreglar, arreglar y arreglar. 'Y, sin embargo, la creació n reflexiva
requiere de que produzcamos y dejemos fluir energía para atraer, en lugar de ir contra la
corriente, lo cual corresponde al síndrome del Llanero Solitario.
Actuar bajo la influencia de este síndrome nunca funciona. No es posible que emplees
tus energías para fluir en las acciones de otras personas, a menos que tus vibraciones reci ban
una invitació n previa; y, al contrario, nadie puede introducirse en tu mundo, a menos que lo
hayas invitado con tus vibraciones. No puedes arrastrar algo sin importar hacia dó nde, y
esperar obtener los resultados que realmente deseas, sin importar qué tan fuerte lo arrastres.
¿Eso significa que dejemos de intentarlo? Por supuesto que no. Só lo debemos sustituir,
con cierto grado de inspiració n, unas vibraciones por otras para evitar hacer cosas inú tiles y
dejar de reaccionar ante cualquier circunstancia con angustia. De ese modo, con nuestra
atenció n enfocada con entusiasmo en lo que preferimos en la vida, podremos movemos hacia
el sitio correcto para que llegue a nosotros la inspiració n de la vá lvula abierta. La acció n se
convierte, entonces, en algo alegre, en lugar de un "tener que...". Las ideas abundan. Nos
abrimos a la fuerza de la vida creativa y encontramos, paso a paso, fá cilmente y sin obstá culos,
hacia dó nde queremos ir. El milagro ha sucedido. Ya no somos simples receptores. Somos
creadores reflexivos.
BENDÍCELOS A TODOS
Reconozcamos y enfrentemos esto: siempre habrá contrastes, lo cual implica que
siempre habrá cosas que no nos gusten. Eso fue lo que aceptamos y, francamente, es lo que
má s disfrutamos.
Pero si es Godzila el que viene hacia nosotros, o el piquete de una pulga, sin importar
qué tan mala o molesta pueda parecemos la situació n, no merece má s que la atenció n
suficiente para advertirnos que estamos produciendo energía negativa. ¡Eso es todo! No es el
fin del mundo.
Cuando una sensació n de alarma te invade como respuesta a una situació n específica, y
sientes que te tiemblan las rodillas como respuesta al síndrome del Llanero Solitario, só lo
tranquilízate y relá jate. Eso cambiará tu pensamiento y modificará tu sentir, y éste a la vez a tu
vibració n, y todo ello permitirá que el universo y tu Ser expandido se hagan cargo de la
situació n.
Y así, contrariamente a la creencia popular, no tendrá s porque recibir un golpe tras
otro, antes de que te permitas a ti mismo sentirte bien. Lo ú nico que tienes que hacer respecto
de cualquier situació n negativa es dejar de pensar en ella (después de todo, no es má s que una
tontería), dejar de responder a ella, y encontrar alguna forma de sentirte mejor.
Los há bitos de toda una vida -y siglos de heredarlos- no se vencen con facilidad. Será
mejor que recuerdes, simplemente, que lo que está s viviendo ahora es só lo resultado del fluido
de energía del pasado.
Así pues, da un paso atrá s y aléjate de la situació n, para que puedas contemplarla
desde una perspectiva má s amplia.
Recuerda que si "necesitas" que algo cambie, siempre fluirá energía negativa de ti, lo
que provocará que ese "algo" se aferre a ti. Encontrar una forma de entusiasmarte por lo que
realmente quieres cambiar, traerá consigo un flujo de energía positiva y hará que se inicien los
cambios que deseas.
Deja de sentirte tenso y presionado por todo. En lugar de ello, repítete a ti mismo, con
toda delicadeza, que sin importar lo desagradables que puedan parecerte las condiciones en
estos momentos, no van a controlarte, y que puedes encontrar formas de abrir tu vá lvula, sin
importar lo que esté sucediendo. ¡Y lo hará s!
Entonces llegará n tus respuestas. Llegará n las oportunidades, y pronto encontrará s
má s formas para cambiar tu situació n de las que te imaginas.
Así que bendice a todas esas situaciones adversas, si es que puedes, porque sin ellas no
habrías podido detectar lo que no quieres. Dirige tu pensamiento hacia lo que puede ser, en lu-
gar de hacerlo a lo que es, y lá nzate de lleno a todos los maravillosos sentimientos -no a los
anhelos- de lo fantá stico que será llegar hasta ahí. De esa forma, lo que está ahí vendrá desde
aquí.
CONTROLAR EL SENTIR.
PASO 3 LEY DE ATRACCIÓN
Puesto que "cambiar frecuencias 101" nunca fue un curso que se impartiera en la
escuela, es una habilidad que debemos de aprender solos, por nosotros mismos. Pero con unos
cuantos trucos má s bajo la manga, esto puede suceder con facilidad.
¡HUUUYYY!
Para pasar el tiempo, mientras conducía de un lado a otro en mi auto para acudir a mis
citas, empecé a manipular mi energía: Para entonces ya sabía có mo entrar rá pidamente en un
estado de ánimo intenso de "sentirse bien", algo breve y divertido que yo llamaba "manejar mi
energía". Sencillamente, provocaba en mí cualquier sentimiento positivo, y casi inme-
diatamente mi cuerpo empezaba a vibrar como respuesta a esa frecuencia, también sabía que
si envolvía un deseo en esos sentimientos elevados (es decir, pensar en el deseo mientras me
sentía tan animada), abría una buena posibilidad de que el deseo se hiciera realidad. ¡Pero eso
era todo lo que sabía! Frecuencias, vibraciones, flujo de energía negativa/positiva, Ley de la
Atracció n, só lo entendía un poco de esas cosas.
Cuanto má s manipulaba mi energía, má s cuenta me daba de ese fenó meno extrañ o que
solía ocurrir en cuanto empezaba a sentirme con el á nimo en alto, o con un estremecimiento,
como yo lo llamaba. Exactamente en la boca del estó mago, en ese lugar donde se pierde el
aliento cuando recibes un golpe, percibía un sentimiento de ¡HUUUYYY!, como si fuera de baja-
da en la montañ a rusa a una velocidad capaz de romperme el cuello. En ocasiones, esa
sensació n duraba só lo una fracció n de segundo; pero en otras, si me concentraba en ello con
extremo cuidado, podía prolongarla durante varios minutos.
Entonces comprendí que este ¡HUUUYYY! era del mismo tipo del sentimiento de
¡UFFFF! que se siente cuando tienes que virar bruscamente para evitar chocar contra otro auto.
O como la sensació n que tuve hace muchos añ os en el preciso momento en el que mi jefe me
dijo que estaba despedida. ¡HUUUYYY!, exactamente en la boca del estó mago.
Cuando el miedo nos invade, las glá ndulas suprarrenales son sacudidas por un
repentino estallido de energía electromagnética, lo que causa la inmediata liberació n de
adrenalina que experimentamos en forma de ¡HUUUYYY! Así que, ¿por qué no iban las
glá ndulas suprarrenales a responder de la misma forma ante una intensa producció n de
energía proveniente de la alegría? Despué s de todo, la energía es energía, sin importar lo que la
haya provocado. Sea que sintamos la embestida de pá nico extremo, o de sublime alegría, la
energía fluye a través de nuestro plexo solar, estimula las glá ndulas suprarrenales y hace que
experimentemos una sensació n física muy notoria: ¡HÚUUYYY!
Este asunto me tenía realmente intrigada, por lo que empecé a experimentar todavía
má s. Por supuesto, descubrí que podía controlar qué tan intensas podían ser mis vibraciones
de "sentirme bien", de acuerdo con la intensidad del ¡HUUUYYY! que sentía en la boca del
estó mago, y viceversa: podía controlar la intensidad y la duració n del ¡HUUUYYY!, dependiendo
de cuá nta vibració n de "sentirme bien" podía generar.
¡Era fantá stico! Menos ¡HUUUYYY! significaba "sentirse bien " con menor intensidad,
aunque no había demasiado cambio en las vibraciones.
Pero un gran ¡HUUUYYY!, o un golpe en mi plexo solar, significaba que realmente mis
vibraciones habían cambiado a algú n tipo de sentimiento positivo: excitació n, deleite,
profundo aprecio, o lo que fuera. Significaba que volaba alto, sin estimulantes químicos, y lo
comprobaba en cada ocasió n. El golpe nunca aparecía sin que sintiera algú n tipo de alegría. Y
nunca, jamá s, llegaba esa sensació n mientras me sentía "apagada", esto es, ni bien ni mal, sino
simplemente sobreviviendo.
¡Estaba tan entusiasmado, que pensé que había descubierto el secreto de la vida! Tal
vez lo había hecho, pero só lo en parte. Todavía no sabía có mo dirigir la energía o enfocarme en
los "quiero" o "no quiero". Todo lo que sabía hasta entonces era que cuanto má s dirigía el
"sentirme bien" hacia una sacudida corporal, má s atraía mis deseos. Era en comienzo sen-
sacional, pero, ¡oh!, có mo desearía haber sabido "el resto de la historia".
Al principio era yo como Mickey Mouse en la película de Disney Fantasía, que jugaba
con el sombrero má gico del brujo sin conocer sus poderes. Me estaba volviendo una experta en
fabricar sentimientos positivos y en lograr un ¡HUUUYYY! Podía hacerlo en un abrir y cerrar de
ojos, incluso mientras escuchaba alguna desastrosa noticia, anunciando la muerte de alguna
encantadora ancianita. ¡HUUUYYY! Llegaba ese sentimiento a mi estó mago mientras yo mismo
provocaba la alegría, seguida en momentos por una especie de un sentimiento suave y
acogedor, o de estremecimiento en todo mi cuerpo.
Aunque tenía razó n al pensar que las altas frecuencias que estaba originando atraían
mis deseos, equivocadamente pensé que eso era todo. "No hay problema, só lo elevo mis
frecuencias lo má s alto posible, hago fluir mi energía y me como al mundo. "
¡En lo absoluto! Lo que no sabía entonces era que aun el má s ligero cambio de enfoque,
dirigido hacia cualquier cosa desagradable, no só lo arrastraba consigo consecuencias no de-
seadas, sino que instantáneamente ponía una barrera entre el flujo de cosas buenas y yo,
incluyendo el dinero. Una pequeñ a lecció n que no tardaría en aprender.
Durante varios meses, sin embargo, no hubo una sola situació n negativa a mí
alrededor. ¡Estaba de maravilla! Hacia donde quiera que volviera la vista, las cosas estaban a
mi favor. Mi negocio de intermediario hipotecario estaba de maravilla, del cuá l obtenía altos
ingresos. Só lo me mantenía observando de manera inconsciente las cosas buenas que me
rodeaban, haciendo correr mi energía y atrayendo má s. ¿Qué má s podía pedir?
Entonces, las cosas empezaron a salir mal. El mercado cambió y junto con él mi
enfoque. Cuando empezaron a subir las tasas de interés, el negocio comenzó a bajar. Ahora
toda mi atenció n estaba concentrada en: "No, no, por favor, no dejen que suban las tasas de
interés. No dejen que se hunda el mercado. No dejen que este increíble tren se estrelle". Si
alguien me hubiera dicho en ese momento que "lo que es" es só lo la plataforma desde la cual
lanzas tu siguiente creació n, le habría roto la nariz con gusto. Estaba verdaderamente preocu-
pado, así que, desde luego, el problema continuó empeorando.
Debido a que estaba tan preocupada con el giro negativo de los acontecimientos, había
dejado de sentirme emocionado. En cambio, había modificado mi enfoque completamente
hacia lo que no quería (que el mercado empeorara aú n má s), en lugar de pensar que se podían
establecer otras relaciones (muchos negocios, a pesar del mercado). Pero eso no lo sabía.
Cuanto má s empeoraba el mercado, peor me sentía. Y cuanto má s mal me sentía, peor
marchaba mi negocio. En lugar de escribir otro argumento para mi historia, y encontrar el
sentimiento feliz de có mo quería que sucedieran las cosas, mi temor estaba produciendo aú n
má s temor. El problema me estallaba en la cara en proporciones mayú sculas.
El mercado andaba por los suelos, no tenía ningú n nuevo préstamo en perspectiva y
todavía tenía deudas que pagar, que había contraído al lanzar la nueva empresa. ¿Necesito
decir má s? Las condiciones en las que estaba enfocando mi atenció n se encontraban lejos,
lejísimos de ser de mi gusto..., y el creciente temor que había detrá s de ese enfoque hacía que
las cosas empeoraran en todos los sentidos.
Pedí dinero prestado para sobrevivir. Me lancé a cuanta acció n desesperada se me
ocurrió , como contratar a un vendedor que estaba en un estado de carencia peor que el mío
(naturalmente, en mi situació n eso fue todo lo que pude atraer), envié volantes fuera de mis
puntos de venta tradicionales, a poblaciones cercanas y, en términos generales, me moví con
desesperació n de un lado a otro buscando nuevos negocios. Los negocios no llegaron. Me había
echado de cabeza en la creació n negativa mediante un enfoque del mismo tipo, concentrando
el 100 por ciento de mi tiempo en todo lo que no quería. Había atrincherado tanto esos "no
quiero" en mis vibraciones, y los había convertido en una parte tan predominante en mí, que lo
ú nico que logré con ello fue abrir la puerta a cosas todavía má s desagradables. No fue una
buena época.
Pensando que todavía tenía el secreto, traté de estremecerme de nuevo. ¡Inú til! Con tan
apasionado enfoque negativo, en todas las situaciones sombrías que me rodeaban no había
podido provocarlo aunque de ello dependiera mi vida (lo real, a esas alturas, era casi así). Mi
pobre Ser expandido probablemente estaba diciendo: "¡Olvídalo!", mientras partía a unas
largas vacaciones a otro universo, hasta que yo recuperara la razó n. Mi vibració n
predominante era negativa, e igual de negativo era todo lo que estaba recibiendo ¡por mon-
tones!
Fue en algú n momento, en medio de ese flujo emocional, cuando un grupo de mis
entusiastas amigos empezó a insistir en que leyera todo el material que habían recopilado
acerca de la Ley de la Atracció n. Yo estaba tan hundido en mi tristeza, que realmente no me
importaba si habían descubierto un cargamento repleto de lá mparas de Aladino, pero para
"quitá rmelos de encima" y poder volver a mi solitaria desventura, accedí.
Cinco minutos fue todo lo que necesité para percatarme de por qué estaban tan
entusiasmados. Por fin aquí estaba "el resto de la historia", todas las piezas que durante tantos
añ os no me había dado cuenta siquiera de que faltaban. En ese momento, mi entusiasmo no
habría sido mayor si alguien me hubiera regalado 50 millones de dó lares. En un día diseñ é -e
inicié con profunda emoció n- mi programa de 30 días, descrito el capítulo 103, el ú ltimo
capítulo de la serie de la Ley de Atracció n.
Sin embargo, las cosas no empezaron a cambiar de la noche a la mañ ana; me había
convertido en un verdadero "adicto a identificar lo negativo. El cambio financiero favorable fue
lento, pero absolutamente firme, y un torrente de ideas empezó a invadir mi cerebro con las
má s fabulosas maneras de aumentar los negocios de una forma fá cil y divertida. Lo que má s
me alentaba, sin embargo, era darme cuenta de la, ventaja con que contaba al tener
conocimientos sobre el flujo de energía, sobre el correr de la energía. Ya sabía có mo provocar,
có mo fabricar sentimientos positivos y conservarlos durante largo tiempo; incluso sabía có mo
engañ arme a mí misma para pensar que me estaba sintiendo bien, hasta que realmente lo
conseguía.
Lo que con toda seguridad ignoraba antes, era la regla bá sica de la Ley de la Atracció n
que dice: "¡En lo que te enfocas, por supuesto, es lo que recibes!". Todo lo que tenía que hacer
era desviar mi enfoque del derrumbe del mercado, de mi carencia de dinero en el banco, de que
no tenía préstamos en perspectiva, de mis deudas y, en cambio, tomar el control exacto de mi
enfoque y zarpar hacia la lejanía al atardecer. ¡Sí, claro!
El arte de sentirse bien no es exactamente algo en lo que hayamos avanzado mucho, así
que la meta es aprender a hacerla sobre la marcha.
Hay tres formas bá sicas para empezar a sentirse bien, y ya hemos hablado de dos de
ellas. Una es buscar, mirar o pensar en algo, en cualquier cosa que nos produzca placer. La otra
es hablar con uno mismo hasta lograr un cambio de vibració n. La tercera, que es la que
exploraremos ahora, se llama "estremecimiento", el cual provocará en ti un cambio de vibra-
ció n EN ESTE MOMENTO.
Estremecerse es una de las formas má s fá ciles y rá pidas que existen para elevar tus
vibraciones. Naturalmente, diferentes ocasiones requieren de diferentes técnicas. En ocasiones
cierta actitud lo produce; otras, se requiere de dos o tres métodos para abandonar nuestra
adicció n a las emociones negativas. Estremecerse es só lo una manera de hacerlo, pero es una
técnica. He encontrado que puede ser dinamita pura; la uso casi todos los días de mi vida,
aunque só lo sea por un momento o dos.
Una de las razones por las cuales aprender a estremecerse es tan fá cil, es porque se
puede emplear un impulso para lograrlo. Lo que anhelamos, parte de un sentimiento que ema-
na de las profundidades mismas de tu ser. Una vez que está activada (una sensació n que
puedes lograr en menos de un segundo), todo tu cuerpo habrá encendido motores para vibrar
en una frecuencia mucho má s alta. Tu vá lvula está completamente abierta, la fuerza de la vida
creativa a la que estaba conectado só lo por un hilo -apenas para mantenerla funcionando-
ahora fluye a través de ti. Está en absoluta alineació n con tu Ser interno/Ser expandido..., y...,
puedes sentir la sensació n, ¡precisamente en la boca de tu estó mago!
Puesto que somos una especie de batería que permanece inerte hasta que nos
cargamos, descubrí que la manera má s fá cil de provocar el estremecimiento era haciendo algo
físico que me impulsara hacia un sentimiento agradable. Así que, a falta de cables, ¡recurrí a
una sonrisa!
Así es, una pequeñ a y significativa sonrisa del tipo que nos hace derretimos como la
mantequilla en un bollo caliente; la clase de sonrisa que uno no puede evitar al ver a un grupo
de gatitos recién nacidos que se revuelcan uno sobre otro, o a un bebé que se ríe só lo por
reírse. No una sonrisa fingida, sino una tierna y amorosa, como cuando un niñ o te enseñ a su te-
soro má s preciado. Es una sonrisa externa, sí, pero que se origina en un valioso sentimiento de
cariñ o e interés que está en nuestro interior.
1. Inicia e irradia una sonrisa facial, tan cá lida y tierna como te sea posible.
3. Una vez que hayas logrado que esa "gentil sonrisa interna" funcione, sustituye el leve
estremecimiento por el gusto especial de tu predilecció n, como el afecto, la euforia o la simple
y vieja sensació n de un leve cosquilleo (una de mis favoritas). Selecciona el sentimiento de
satisfacció n que te resulte má s fá cil de evocar, a voluntad, y aférrate a él tanto tiempo como te
sea posible.
Eso es todo: te sentías apagado y angustiado. Y ahora, en cambio, te impulsaste con una
"gentil sonrisa interna" para poner a funcionar tu motor; inmediatamente después, cargaste
suficiente energía para mantenerlo funcionando y sustituiste el impulso con la emoció n
positiva que elegiste.
Supongamos que elegiste la ternura como sentimiento sustituto. Muy bien, una vez que
logres tu "gentil sonrisa interna" y permanezca en tu rostro, simplemente tienes que conjurar
lo necesario para poner en marcha el sentimiento de ternura. Tal vez la sensació n sea la misma
que al frotar una preciosa rosa contra la mejilla, acariciar dulcemente a un ser amado o atender
cariñ osamente a un animal herido. Tu siguiente paso será desear intensificar ese sentimiento
tanto como te sea posible hasta que puedas sentir el rayo físico de energía en tu cuerpo, no
importa cuá n sutil sea. Lo que está s experimentando es simplemente energía en movimiento,
que se vuelve má s notoria por tu cambio de frecuencias.
Al principio, es posible que notes la energía circulando por el plexo solar, de manera
similar a la sensació n de que se te hunde el estó mago cuando desciendes por la montañ a rusa.
El sentimiento puede irradiar desde el plexo solar, pasando por la nuca, hasta llegar a la
cabeza, y es posible que percibas también un leve cosquilleo en todo el crá neo. Después de un
rato, quizá sientas có mo fluye esa energía simultá neamente hacia tu cabeza y las ingles. De
hecho, es probable que sientas un poco de excitació n sexual. Eso no debe preocuparte porque
dura só lo un momento, pero es una prueba positiva de que tu energía finalmente se ha
liberado y de que ha empezado a fluir y a moverse a tu alrededor.
Si alguna vez deseas verificar si está s abriendo tu vá lvula, y con ello iniciando el flujo
de energía de alta frecuencia, só lo saca las varitas má gicas descritas s continuació n y recurre a
la "gentil sonrisa interna". Eso es todo lo que necesitará s. Enseguida observa có mo tus varitas
se disparan en respuesta a tu cambio de energía.
VARITAS MÁGICAS
Consigue un par de ganchos de alambre para ropa y corta una "L' de cada uno de ellos,
como de 30 centímetros del lado largo y 13 del corto. Corta un popote de plá stico en dos, e
introduce en ellos los ganchos cortos. Coló calos de tal forma que puedan girar fá cilmente.
Dobla las puntas de los ganchos hacia arriba para mantener los popotes en su lugar. Los gan-
chos podrían girar sin el popote, pero no lo harían tan libremente.
Ahora, tienes un par de lo que yo llamo "varitas má gicas". Sostén las varitas sin
apretar, con los popotes frente a ti como si estuvieras apuntando con una pistola. Sostenlas a la
altura del pecho y como a unos 25 centímetros de tu cuerpo. Los popotes se mueven hacia
todos lados, en respuesta a tu energía, así que espera un poco para que se aquieten y dejen de
moverse. Una vez quietos, estará s listo para jugar.
Con la mirada hacia delante, recuerda con sentimiento algú n suceso desagradable de tu
pasado. Dependiendo de la intensidad de las emociones que rodean dicho suceso, las varitas
permanecerá n apuntando hacia delante (intensidad débil) o apuntará n al centro, punta con
punta (intensidad fuerte). Las varitas está n siguiendo las bandas electromagnéticas alrededor
de tu cuerpo, las cuales se han ajustado como resultado de la frecuencia negativa generada por
tus pensamientos y emociones desagradables.
Ahora, haz que tus frecuencias se vuelvan positivas al pensar en algo increíblemente
maravilloso, amable o alegre. O enfó cate en uno de tus hijos o en tu mascota, e inú ndalos ente-
ramente de tu amor. Las varitas se abrirá n rá pidamente hacia fuera, ya que tu campo de
energía se expande en respuesta a tu flujo de energía positiva.
De lo que se trata todo este asunto es de có mo sentirse bien, puesto que nada es má s
importante, ¡nada! Nada es má s importante que sentirse bien, y no importa có mo lo consigas.
Si con pararte de cabeza lo logras, magnífico. Si con oler un pedazo de madera recién cortada lo
consigues, sensacional. Haz lo que sea necesario para llegar a ese lugar en el que te sientas
mejor que cuando empezaste. Sabrá s cuando hayas llegado a él, no lo podrá s pasar por alto. Lo
mismo si se trata simplemente de la decisió n de sentirte bien en un momento dado (o incluso
de sentirte un poco mejor) que si está s tratando de hallar una nueva forma de "sentirte bien"
en torno a un "quiero" en particular. Generalmente puedes encontrar docenas de maneras
distintas y extrañ as de lograrlo..., si realmente quieres hacerlo.
Pero hay una forma que me reservo para "cuando todo lo demá s falla", porque parece
que siempre me ha resultado difícil tener que ponerme en la condició n correcta. Ese ú ltimo re-
curso, para mí, es encontrar algo positivo precisamente en lo que me provoca enojo; es decir, lo
que cerró mi vá lvula.
Por ejemplo, supongamos que está s atorado en el trá fico debido a un accidente, y que
te permites disgustarte de verdad. Daremos por hecho que, bajo la circunstancia de tu válvula
cerrada, no só lo el trá fico no mejorará pronto, sino que la energía negativa estará , en ese
mismo momento, afectando todos los otros aspectos de tu vida.
Tu trabajo consiste en abrir esa válvula de la forma en que puedas hacerlo. Pero
digamos que has "tratado" (una palabra que debes eliminar de tu vocabulario) y nada te ha
funcionado, ni la mú sica, ni el estremecimiento, ni el hablar contigo mismo. Bueno, cuando
todo lo demá s falla, só lo queda una alternativa. Mira a tu alrededor cualquier aspecto, de la
situació n en la que está s, o de su entorno inmediato, que valores y que te haga sentir bien.
Tal vez el simple hecho de que tu auto está funcionando, o que no necesitas ir al bañ o,
o la empatía que está s sintiendo por todos esos otros pobres diablos que está n tan atrapados
como tú en el atasco, o tu aprecio por el grupo médico listo para entrar en acció n. ¡Encuentra
algo..., cualquier cosa! Empieza por hablar contigo mismo sobre ello. Disimú lalo, engá ñ ate a ti
mismo; muy pronto comenzará s a sentir ese sutil click con la energía de "sentirte bien" (o,
cuando menos, de "sentirte mejor"), y tu vá lvula se abrirá lentamente (puesto que cientos de
otros conductores están fluyendo la energía negativa de la furia a tu alrededor; el
congestionamiento de trá fico tal vez no se resuelva pronto, pero al menos no estará s
arruinando otras á reas de tu vida al fluir ese tipo de basura energética).
Ahora, con franqueza, cuando estoy de malhumor, no hay nada que disfrute tanto como
permanecer así. Todavía me encanta renegar y enfurecerme, porque se siente muy bien ha-
cerlo. La parte triste del asunto es que también sé que cada vez que hago eso, afecto
negativamente todo mi mundo, sin mencionar que estoy atrayendo má s de lo que me tiene
furioso, y que simplemente no estoy dispuesto a dejar que eso suceda nunca má s.
Así que, refunfuñ ando, encontraré alguna cosa tonta, intrascendente, insignificante, sin
importar lo que sea, que me esté enojando y que podría empezar a considerar -probablemente-
como un aspecto positivo de esa situació n o de alguna persona; algo que -tal vez- pudiera
apreciar. Entonces, como un chiquillo malcriado y retador a quien acaban de reprender,
pensaré en alguna forma de empezar a hablar conmigo misma (casi siempre con un gesto de
enojo) para sacar a la luz el aspecto positivo que logré encontrar.
Lo que má s me molesta cuando estoy con ese estado de á nimo, es que siempre
funciona. Encuentro algo que halagar, apreciar o admirar en el sujeto o en el asunto que me ha
hecho enojar, y antes de que me dé cuenta de lo que me golpeó , percibo una corriente que
empieza a fluir, puedo sentir realmente el momento en el que sucede la conexió n. Vá lvula
abierta, misió n cumplida. Ahora puedo dejarlo ir, y permitir que el universo se encargue de
hacer su parte.
Durante varios añ os renté una casita que había en la parte posterior de mi propiedad.
El trato era que los inquilinos pagaran el gas de la calefacció n, y yo me encargara de la electri-
cidad.
Bueno, la rentaba a una joven pareja que insistía en tener encendida la luz del entrada
delantero día y noche. Hablé con ellos sobre el asunto varias veces. Sin importar lo que yo di-
jera, ellos siguieron dejando encendida esa luz, hasta que empecé a "ver las estrellas".
Finalmente, recordé que estaba tratando con alguien a quien le encantaba cerrar
válvulas: yo mismo. Cada vez que miraba la maldita luz, mi vá lvula se cerraba bruscamente, mi
cena se quemaba, mi perro se ponía insoportable, me cortaba en un dedo, me cancelaban una
cita de negocios, mi chimenea chisporroteaba en exceso, se quemaba mi alfombra, y así su-
cesivamente. Y todo aquello pasaba mientras yo estaba estudiando la Ley de Atracció n, ¡ni má s
ni menos! ¿Has oído hablar de quien no hace lo que predica?
Así que un día, de mala gana, dije: "Muy bien, encontraré alguna condenada cosa que
me agrade de esos dos, y lograré que se abra mi vá lvula". No pude. O, para decirlo má s
correctamente, no lo intenté. Y la luz continuó encendida, día y noche, día tras día, mientras yo
"echaba humo". Para entonces, comprendí que aquello era serio y que iba a extenderse como
un virus maligno; así que, con cierta renuencia, decidí buscar una bendita cosa en la que yo
pudiera pensar que algo había de bueno en tenerlos ahí.
"Bueno..., está bien, me ayudan a cuidar el patio y eso es lo primero. Son personas
decentes, vale la pena tenerlos cerca..., tan tranquilos..., bla, bla, bla". Parecía como buscar una
aguja en un pajar, a medianoche, pero pronto noté que mi resistencia se suavizaba un poco, y
me aferré a lo que se iba salvando. Casi imperceptiblemente, y no siempre de buen modo, fui
expandiendo el sentimiento y en poco tiempo pude sentir el movimiento del flujo de energía de
"sentirme mejor" (no de sentirme bien") a través de mí. LA LUZ SE APAGÓ ESA NOCHE Y de ahí
en adelante no volvió a encenderse má s que brevemente, cuando llegaban visitas o pedidos de
la tienda. Estaba ató nito. Estaba asombrado y emocionado ante la continua evidencia de que
esta cosa realmente funciona, incluso con las luces de la entrada.
¿Estaba justificada mi reacció n de enojo? Por supuesto; pero, ¿y eso qué? No valía la
pena arruinar mi mundo por ello, má s de lo que ya lo había hecho.
De cualquier forma que lo veas, y sin importar cuá les sean las razones del pensamiento
negativo, lo importante es que ante ellos tu vá lvula permanece cerrada. Así que, ¡á brela!
Habrá ocasiones en que un "quiero" /intento en particular nos resulte tan ajeno, que
no sepamos có mo nos sentiríamos con él, sobre todo si es de naturaleza emocional o si se
refiere a cuestiones espirituales, tales como una comunicació n má s cercana con nuestro
concepto de Dios. ¿Có mo encontrar el lugar que ocupa en el sentimiento algo que tan pocas
veces -o tal vez ninguna-experimentamos?
O podría haber ocasiones en las que todo lo que queremos es salir de, o alejarnos de lo
que sea que tengamos en ese momento, aun cuando no estemos seguros de qué es lo que que-
remos obtener, excepto que queremos sentimos mejor de lo que nos estamos sintiendo. ¿Có mo
encontramos el lugar del sentimiento en medio de esa confusió n?
La otra forma es indirecta, y suelo utilizarla con mucho respeto porque por lo general
los sentimientos que estoy evocando provienen de recuerdos íntimos, profundamente que-
ridos. Todos hemos tenido esos momentos especiales de la vida que no podemos olvidar, ni
describir; momentos que podríamos llamar de renacimiento. Son piedras má gicas encerradas
para siempre en nuestro cofre del tesoro. Se trata de los momentos de la vida má s valiosos y
significativos.
En una noche tranquila, quizá cuando las estrellas parezcan má s brillantes que nunca,
y el aire esté lleno de fragancias nocturnas, elige un lugar có modo, relá jate, disfruta de la
belleza del momento, y retrocede hasta que tu memoria evoque aquel tiempo tan especial. O
siéntate junto a la ventana, muy temprano por la mañ ana, y observa có mo empieza a asomar el
sol del otro lado del cielo, dirígete hacia esa piedra má gica que tienes en tu memoria. Busca ese
momento de tu vida que no-vas-a olvidar-nunca, y permítete experimentarlo como un
recuerdo amoroso que te envuelve por completo.
¿Qué sabor dejó en ti aquella piedra má gica? ¿Fue amor indescriptible, o una
revelació n espiritual? Quizá s fue satisfacció n suprema, alegría desmedida, o absurda
frivolidad. No necesitas ponerle una etiqueta al sentimiento, só lo reconocerlo como un tesoro
de tu propio ser.
Así pues, cuando no puedas encontrar otra forma de evocar el sentimiento de tu deseo,
o en momentos de desesperació n en los que no logres hallar nada que aminore tu dolor,
cuando no tengas a mano los medios que requieres para cambiar los sentimientos que tienes
en esos momentos, recurre a tu piedra má gica porque en ella encontrará s el consuelo del amor
incondicional, procedente de tu "Yo interno/Ser expandido". Cuando aquella experiencia y tu
percepció n se encuentren en el lugar del sentimiento, tú y tu "Ser expandido" será n uno solo, y
dejará s de enfocarte en tu bloqueo emocional o en tu dolor.
Trae ahora el deseo de tu corazó n como ofrenda a este sentimiento e introduce ese
deseo, de manera respetuosa, en las energías curativas del sentimiento recordado. O no hagas
sino disfrutar de la emoció n que evoca en ti ese momento querido. Descansa con él y ten la
seguridad de que todo estará bien.
LA MAGIA DE LA APRECIACIÓN
Existen só lo tres estados del ser, en torno a los cuales todos giramos, a lo largo del día.
Si pudiéramos percibir, aunque fuera una pequeñ a fracció n de tiempo, lo que estamos sin-
tiendo cada momento del día, tendríamos una gran oportunidad de cambiar nuestras
vibraciones.
MODALIDAD DE VÍCTIMA
MODALIDAD DE CONECTADO
¡Ahora está s motivado! ¡Prendido! Tus altas frecuencias ya no atraen las vibraciones
negativas de otros. Está s abastecido con la energía pura y positiva del bienestar, vibrando en
armonía con tu "ser expandido", fluyes energía positiva y atraes eventos positivos. Mientras
está s a salvo te rodeas de seguridad.
No obstante, ninguna de esas cosas significa que tienes que ser salvado de un accidente
que ha puesto en riesgo tu vida por un grupo de rescatistas, para sentirte sensible. De hecho,
fluir sensibilidad no es realmente tan difícil. Puedes emitirla con intensidad ante un anuncio
que veas por la calle, si quieres. No te rías, yo lo hago todo el tiempo para mantenerme en
forma. Como cualquier otra habilidad, emitir energía requiere de una prá ctica constante y hay
algo absurdamente satisfactorio en producir toneladas de amor, adoració n y sensibilidad ante
un anuncio que señ ala: "¡Cuidado!: hombres trabajando". Yo la dejo fluir frente a las luces rojas
del semá foro, los anuncios espectaculares, los pá jaros que pasan volando, lo que queda de un
á rbol que han cortado, un animal muerto, una tormenta invernal y, desde luego, ante la gente.
¡Ah!, "el ú nico" ha llegado finalmente a tu vida. Flotas por el aire, con la cabeza en las
nubes, consumido por un sentimiento eufó rico que desafía cualquier descripció n. ¡Está s
enamorado!
¿Sabías que puedes provocar ese sentimiento a voluntad? no me refiero a las intensas
sensaciones sexuales, sino al estremecimiento emocional, a la sensació n de mareo. Puedo ase-
gurarte que si está s enamorado, nada, absolutamente nada, te hará sentir tan bien como eso, ni
nada elevará tus vibraciones tan rá pidamente como eso.
De ese modo puedes permanecer en esa vibració n todo el día, con la convicció n de que
está s atrayendo tus "quiero", o de que puedes Colocar un "quiero" específico exactamente en el
centro de ese sentimiento que te hace estar en las nubes. En este caso tu energía renovada hará
que se realicen tus deseos.
¿Recuerdas tu primer amor, y có mo hacía que te pareciera que todo estaba en su lugar?
Los problemas resultaban triviales, comparados con el mundo lleno de novedad en el que
sentías que tocabas el cielo.
Ve ahí de nuevo. Enamó rate, y te sentirá s intensamente vivo. Lo ú nico que te faltará
será el aspecto sexual; fuera de eso, todo lo demá s será una réplica de las cosas reales, porque
se trata de una cosa real. Eso es lo que tú eres, todo lo que está s haciendo es conectarte de
nuevo. Ademá s de eso, es muy divertido soñ ar. Y mientras está s metido en ello, disfruta del
estremecimiento que sacude todo tu cuerpo y de ese suave aletear en la boca de tu estó mago.
SIEMPRE LA DULZURA
Cuando todo falla, cuando has intentado todo, sin éxito, para sentirte aunque sea un
poco mejor, he aquí algo que debes recordar.
Seas hombre o mujer, dentro de ti existe una dosis de ternura, una gentileza, una
dulzura tan sublime, que si pudieras tocarla llorarías conmovido. Agresivos o tiernos,
mendigos o millonarios, todos la tenemos porque eso es lo que somos. Esa dulzura no tiene
nada que ver con la personalidad. No se trata de ser débil, o fuerte; de ser un inú til cualquiera
en lugar de un poderoso líder. Tiene que ver contigo, se trata de lo que tú eres.
Mientras vivamos en estos cuerpos, vamos a tener días bajos. En esos días en que todo
marcha bien (y que eso podría importarte menos) só lo recuerda que un día malo no es nada
má s que una vá lvula cerrada. Tu energía negativa está aumentando. No es gran cosa, así que,
adelante. Permítete experimentar esa endemoniada carga de baja de energía, de tal modo que
te hartes de tener sentimientos negativos.
Pero si realmente pretendes salir de esas sombrías vibraciones, una buena forma de
hacerlo es dejar que tus ojos se detengan en la cosa má s pequeñ a e insignificante que puedas
encontrar. Impú lsate con tu sonrisa física, alcanza la "gentil sonrisa interna" y ofrece tu amor a
esa cosa insignificante de la forma en la que desees.
Tal vez sea só lo una brizna de polvo, una revista, o un pedazo de cable. Trata de
apreciar esa pequeñ a cosa, envuélvela en amor como si fuera el tesoro má s preciado de tu vida,
algo que hubieras perdido durante mucho tiempo y que ahora recuperas. Te asombrará ver
con qué facilidad cambiará n tus vibraciones.
Ese enfoque que no requiere de gran esfuerzo, generalmente funciona para mí; pero si
no lo hace, recurro a una técnica que nunca me falla en la que. Empiezo bailando por toda la
casa y cantando alguna cancioncita tonta, como Los días felices han vuelto (cuando de lo que
tengo ganas es de gritarle a mi pobre perro), o ¡Qué hermosa mañana! (cuando de lo que rengo
ganas es de dejarme caer en una silla y ponerme a llorar), o alguna otra pequeñ a tontería que
invento, que me obliga a ponerme en movimiento.
Un paso pequeñ o y ligero a la vez, cuando se está con el á nimo por los suelos; un poco
de aquí, un poco de allá , sirve de mucho. Puede llevarte un par de horas, o un par de días, pero
finalmente sentirá s que tu resistencia disminuye, y que se produce ese maravilloso click, que
indica que te has conectado y que has abierto tu vá lvula.
Sin importar dó nde estés, siempre podrá s conectarte con algú n tipo de sentimiento
positivo si en verdad lo deseas.
Conéctate mientras miras hacia afuera por la ventana de tu cocina. Conéctate al salir de
la puerta de tu casa por la mañ ana. Conéctate mientras te deslizas hacia tu silla de ruedas (si la
precisas). Conéctate cuando abordes el metro. Conéctate mientras está s barriendo el patio.
Conéctate al sacar fotocopias. Conéctate mientras caminas por la calle. Conéctate mientras das
de comer a tus mascotas.
Si quieres cambiar algo, si quieres mejorar la situació n en la que está s, si quieres gozar
de ese magnífico sentimiento de realizació n, o de una profunda felicidad que no hayas experi-
mentado antes, si quieres tener cualquier cosa que no tengas ahora, entonces aprende a
encender tu motor, ¡y conéctate!
LA FUERZA TE ACOMPAÑA.
PASO 4. LEY DE ATRACCIÓN
Hace unos cuantos añ os, cuando era yo mucho má s joven y acababa de llegar a
California, conducía mi auto todos los días del Valle de San Fernando, a lo largo del her moso
Cañ ó n Coldwater, hasta Beverly Hills, donde tenía un detestable empleo en las oficinas
corporativas de una importante empresa aeroespacial. Me gustaba el recorrido, pero no el
trabajo. Sin embargo, no era el momento adecuado en mi vida para "quemar las naves".
Durante dos añ os conduje por el Cañ ó n, busqué cosas que hacer en mi trabajo hasta que me
aburrí.
Una hermosa tarde, mientras disfrutaba del recorrido, de vuelta al Valle de San
Fernando, al pasar frente a las preciosas casas de Beverly Hills, dije en voz alta, dirigiéndome
al poder que yo entonces pensaba que estaba fuera de mí: "Muy bien, Poder Superior, veamos
qué tan bien funcionas. Estoy aburrida con este trabajo y quiero hacer otra cosa. Dame una
idea. De hecho, si só lo dame las semillas, yo me encargaré de plantarlas".
Sin darme cuenta, estaba en ese lugar perfecto del sentimiento, donde mi frecuencia
era tan alta como una cometa en el aire. Me encantaba el recorrido, disfrutaba del panorama,
me sentía en paz con el mundo, aunque un poco impaciente con mi bá sico concepto de
aquellos días que llamamos el Poder Superior. Mi afirmació n era sincera y se lanzó como
cohete a las alturas, magnetizada por las elevadas vibraciones de un incipiente "sentirse bien".
Al otro día, camino a mi trabajo, realicé la misma rutina: "Só lo dame las semillas, yo las
sembraré". Hice lo mismo durante el regreso a casa. En ese momento no sabía nada sobre
vibraciones ni flujo de energía, y desgraciadamente, tampoco sobre mi propio poder, tenía la
vieja concepció n de que el poder de "allá arriba" y yo aquí abajo, ni pensar que éramos una
misma cosa. En lo que a mí se refiere, suponía que ese "jefe de jefes" estaba separado de mí;
esa sabia fuerza de Dios, estaba segura, era lo que conducía mi vida. Todo lo que estaba
haciendo era, sin saberlo, enfocá ndome poderosamente en un "quiero" y poniendo a prueba a
mi Poder Superior para ver si estaba ahí en realidad, con su mano extendida para ayudar.
Así pues, un día, mientras me dirigía a casa, cuando subía la cuesta que conducía a lo
alto de la colina, donde la vista se extasiaba ante la contemplació n de un espléndido panorama
que parecía perderse en el infinito, la idea me golpea y lo digo literalmente: me golpeó . Sentí
como si el cosmos me hubiera dado un latigazo. La idea era formar una compañ ía editorial de
tipo educativo, usando la innovació n verdaderamente revolucionaria de producir cintas de
audio. Era 1965. La mayoría de la gente no había oído hablar de cintas grabadas, y yo no tenía
la menor idea de có mo formar una compañ ía o hacer que las cosas se echaran a andar.
No importaba. Todos los días, al volver a casa y subir la colina, me repetía: "Muy bien,
Poder Superior, tú sigue dá ndome las semillas y yo encontraré la forma de sembrarlas." Y por
supuesto, todos los días sin falta, al subir la colina para ir a trabajar, saltaban ideas de mi
cabeza, como palomitas de maíz tostadas. Imaginé guías turísticas grabadas en cinta para
escuchar en el automó vil mientras se recorrían los parques nacionales, programas de
capacitació n para vendedores y programas para estudiantes. Mientras seguía haciéndolo, las
ideas parecían envolverme, porque en tanto siguiera ahí y permaneciera en un lugar de
"sentirme bien", mi válvula estaba abierta y era fá cil alcanzar la inspiració n.
É ramos la primera compañ ía que producía cintas de audio para recorrer en auto los
parques nacionales, y todo ello resultó un fiasco. Fuimos la primera compañ ía en producir una
revista mensual de negocios, para escucharse en cinta grabada. Fracasaron todos los
proyectos en só lo un añ o. Fuimos la primera compañ ía en ofrecer cintas con informació n de
negocios para escuchar con audífonos durante los vuelos transcontinentales, y también
fracasamos. Fuimos también uno de los primeros negocios en ofrecer capacitació n de
motivació n para lograr la excelencia para vendedores, en forma de paquete, a varias
industrias. Otro fiasco. La fó rmula era sencilla: siempre estuvo presente el temor dentro de
mí de que esos negocios no funcionaran, ¡y así fue!
Todo lo que yo podía pensar era: "¿Qué má s puedo hacer-hacer-hacer para que las
cosas sucedan?". Cuanto más arduamente trabajaba, más temerosa me volvía. Y; desde luego,
cuanto mayor era mi temor, más resistencia ponía a la energía del bienestar, por lo que atraía
ventas cada vez má s bajas.
Las cosas continuaron así durante trece añ os, hasta que, exhausta y desconectada en
absoluto de cualquier cosa remotamente parecida a una fuente de bienestar, vendí la
compañ ía y traté de huir a algú n lugar solitario y lejano de la costa, junto al mar. En lugar de
ello, llegué directamente a la etapa má s triste, má s dolorosamente desconectada, de mi vida.
Desde ese lugar oscuro me llegó el fuerte deseo de lo que ya no quería y a partir de ese
momento empezaron a florecer los añ os que habrían de convertirse en los má s
fantá sticamente bellos de mi vida, mientras empezaba a descubrir a mi Ser expandido.
Pero "exprimir nuestro cerebro" significa que estamos usando técnicas dignas del
Llanero Solitario, con acciones intrépidas y sin inspiració n alguna. Significa que estamos
funcionando desde una posició n estrictamente física, que presiona. Significa que estamos
atorados en los "tienes que" y en los "deberías". Significa, en concreto, que estamos tratando de
navegar contra corriente, a ciegas, y sin la guía de nuestro propio guía superior. Significa que
estamos funcionando con vá lvulas muy cerradas, lo que provoca el tipo de tensió n interna y el
flujo de energía negativa que no produce, en lo absoluto, los resultados que deseamos.
Pareciera entonces que la forma ló gica de dirigirnos hacia donde queremos llegar, o
hacer que las cosas sucedan como queremos, es funcionar con inspiració n guiada, en lugar de
hacerlo con las vibraciones negativas del estrés procedente de la conciencia social. ¿Có mo lo
podemos hacer? ¿Por dó nde empezamos? ¿Có mo podemos dejar de lamentarnos?.
Bueno, primero viene la inspiració n, las ideas. Surgen cuando logras pasar má s tiempo
en esas altas frecuencias de "sentirte bien" (o de "sentirte mejor"), estremeciéndote y
conectá ndote.
Así que, iguau!, algo sensacional empezará a ocurrir si crees en esto y logras la
conexió n interior que hablamos en el capítulo 91. Sin importar qué tan complicadas te hayan
parecido las ideas, descubrirá s que todas están insertadas en su lugar exacto y que está n
avanzando con la facilidad y la tranquilidad con fa que corren las aguas de un arroyo. ¿y por
qué no? Tus ideas fueron inspiradas, y ahora también lo está n tus acciones, para traerlas a la
realidad; todo procedente de tu flujo de energía de alta frecuencia.
Digamos que un día está s saltando de alegría, sintiéndote sensacional porque tienes
una idea. Es una idea fantá stica, del tipo exacto de las que sabes que funcionarían, si só lo
supieras có mo concretarla, o si tuvieras suficiente dinero, suficiente educació n..., suficiente
apoyo..., o suficiente...
Só lo hay dos caminos que podrías tomar cuando te caigan encima las
toneladas de ideas que te envía tu guía. Puedes decir: "Oh, esto es una locura..., tal vez sea una
buena idea, pero...", y cerrar inmediatamente la vá lvula. O puedes decidir callarte, escuchar y
confiar en lo que está s logrando.
Así que cuando te llegue la inspiració n, o una idea para hacer avanzar tu "quiero",
empieza a pensar en: "Lo puedo hacer", en lugar de: "Sí, pero..."; y no te preocupes de có mo
lograrlo: se te ocurrirá una vez que te relajes y entres en una frecuencia má s alta. Recuerda
que los instructivos siempre acompañ an a la inspiració n.
Ahora empezará a fluir tu energía positiva. Lo que tomaría años a una persona
desconectada, tú lo realizarás en unos cuantos meses, orientado por tu completamente jubiloso
Ser expandido hacia las actividades más productivas.
Se me ocurrió cuando estaba en la regadera, una noche en la que, por alguna razó n que
no recuerdo, me sentía llena de entusiasmo. Y tengo que confesarles que mi primera reacció n
fue exclamar en voz alta: "¡Dame un respiro! ¡Debes estar bromeando!".
La idea era hacer un infomercial (un comercial de media hora para televisió n), para un
producto de autoayuda, sumamente extenso y complejo, que todavía no había creado, en el
que nunca jamá s había siquiera pensado, y acerca del cual no tenía ni la má s remota idea de
có mo y dó nde empezar. Todo el concepto era completamente descabellado e iló gico.
A los cuatro meses -¡cuatro meses!- después de que se me ocurrió la idea..., obtuve una
cuantiosa cantidad de dinero para pagar la lujosa producció n del producto..., y las sumas
requeridas para la producció n del programa de televisió n de gran categoría..., los suficientes
dó lares que se necesitaban para comprar el extenso tiempo de televisió n de costa a costa..., al
tiempo que yo misma escribía, narraba, actuaba y producía todo, filmando en locació n con un
gran equipo profesional. ¡Só lo se necesitaron cuatro meses!
Para marzo del añ o siguiente, ya estaba en el aire promoviendo Curso de vida 101, el
monumental audiovisual que ofrecía un curso para tomar en casa sobre crecimiento interno,
del cual yo era la autora. ¡Asombroso!. Realizaba el trabajo de una docena de personas:
manejaba una empresa y creaba otra, mientras escribía y producía un nuevo programa para
televisió n muy complicado..., yo sola..., y a una edad má s que madura. Para ser franca, la mayor
parte de mis amigos pensaban que me había vuelto loca.
iAh!, pero lo que ellos no sabían era con qué poco esfuerzo estaba materializando todo
aquello. No había acciones desesperadas, ni esfuerzos titá nicos, ni lucha constante. Esta vez
estaba .conectada. Todo se deslizaba como si fuera arrastrado por un trineo bien lubricado.
Las piezas caían en su lugar como por arte de magia. En cuanto me preguntaba có mo haría al-
guna cosa, las respuestas me llegaban de la nada. Realizaba fá cilmente lo que tenía que hacer.
Sin fricciones, sin preocupaciones y sin la menor duda en el mundo. En realidad, la estaba
pasando muy bien.
Desde luego, tenía mucho trabajo, pero era trabajo fá cil de hacer porque recibía ayuda
constante e inesperada de mi guía. Cualquier problema que surgía se resolvía casi tan pronto
como aparecía. Todo -en ambas compañ ías- marchaba a la perfecció n, y yo estaba en la
corriente misma de la vida. Nunca cuestionaba una nueva idea o una nueva direcció n, pues las
indicaciones de có mo hacer las cosas me llegaban siempre inmediatamente después de la idea.
Y en ningú n momento me sentí agobiado, ni deprimido.
Estaba asombrada por lo que estaba sucediendo; sin embargo, todo lo que estaba
haciendo -sin saberlo siquiera- era fluir la energía positiva de "sentirse bien", y llevar a cabo
las ideas inspiradas que me llegaban, como una corriente continua. No se requiere nada má s
excitante que eso.
¿Cuá ntas veces te has dicho a ti mismo: "Tengo un deseo repentino (o una corazonada
o una sensació n en las entrañ as) de ir a ese lugar?". Y eso hiciste: fuiste y encontraste que ha-
bía estado bien hacerlo. Estabas siguiendo a tu guía. O se te ocurrió la loca idea de probar
determinada cosa. Y lo hiciste. Y fue un éxito porque resultó divertido. Estabas siguiendo a tu
guía.
Pero no necesitas estar iniciando un nuevo negocio para tener ideas, corazonadas o
presentimientos. Así, tu "quiero" puede ser sortear el trá fico del centro de la ciudad para
llegar a tiempo a tu oficina, lo mismo que encontrar una nueva pareja. Todo lo que tienes que
hacer es prestar atenció n a las señ ales que hará n que eso suceda..., ¡y aprender a confiar en
ellas!
Una llamada telefó nica inesperada de un viejo amigo, un programa de televisió n que
normalmente no ves, el deseo repentino de leer algo, o de llamar por teléfono a alguien, o de
tomar una ruta diferente..., todos son pequeñ os empujones que te da tu Yo expandido, tu guía
interna/externa, para ayudarte a mantener tu curso en el camino que te llevará a la alegría,
aunque só lo se trate de encontrar un buen lugar para estacionarte cuando está lloviendo. Has
producido energía de "sentirte bien", combinada con varios "quiero", que a la vez han creado
corredores de energía que fluyen hacia un sinnú mero de remolinos y ahora, cuando entres en
ellos acude a tu Guía. Tus impulsos para actuar -para hacer esto, ir a ese lugar, llamar por
teléfono- proceden de la actividad magnética iniciada por tu energía bien enfocada.
Poco después de que me embarqué en este nuevo camino de creació n deliberada, iba
rumbo a Pó rtland en mi viejo y querido Mercury Monarca modelo 77, un auto que había sido
reparado muchas veces, porque era un modelo que me encantaba. Un nuevo motor, nuevo
esto, nuevo aquello. Pero, debido a su edad, mi mecá nico me había recomendado que usara
aceite sintético para reducir el desgaste de sus piezas. Eso estaba muy bien, excepto que en
ese tiempo los aceites sintéticos no eran nada comunes, y la marca que yo usaba tenía que
pedirse expresamente para que la enviaran a la població n donde yo vivía.
Avancé unos cuantos kiló metros má s, preguntá ndome qué podría hacer, cuando sentí
el impulso repentino de desviarme en la siguiente salida. Puesto que en esa época seguía mis
corazonadas sin vacilació n, me encogí de hombros y me salí de la autopista en cuanto pude
para tomar un desolado camino local, a no má s de un cuarto de kiló metro ge la autopista.
Entonces lo ví, y mis ojos no podían creerlo. A unos veinte metros frente a mi auto
había otro deteriorado edificio con un letrero apresuradamente pintado a mano, que decía:
"Refacciones para auto". No sé có mo no me había fijado en él al detenerme; pero ahí estaba,
exactamente frente a mí. Atolondrada, entré y pregunté si tenían aceite sintético. Sí, lo tenían,
pero sentían mucho que só lo tenían de la marca Blurp, ¡que era exactamente la marca que yo
necesitaba! "¡Sí, señ or, nos quedan los dos ú ltimos litros!".
¿Có mo sucedió ? ¡Quién sabe! y, después de todo, ¿a quién le importa? Basta con
confiar, con actuar de acuerdo con lo que sientes, y las cosas saldrá n bien.
La mayoría de nosotros nos resistimos a creer que las cosas pueden suceder, a menos
que podamos ver de antemano có mo encajará n las piezas. Así que empieza a observar las
pistas que se te ofrecen. Observa la forma maravillosa en que las cosas se unen, y verá s có mo
las partes que faltan toman forma y empiezan a colocarse en su lugar como por arte de magia.
SIN VACILACIONES
Con la posible excepció n de la oració n, que es con mucha frecuencia una sú plica que
procede de una válvula má s cerrada que abierta, pocos de nosotros aprendimos a
introducirnos en lo má s profundo de nuestro interior, ya no digamos siquiera a escuchar lo
que esconde, y mucho menos seguirlo. Pero, ¿seguir qué? Escuchar, ¿a quién? ¡Tonterías!
Mejor toma una pastilla. Todo eso es mera imaginació n. No tiene sentido. No existen datos
intelectuales o empíricos para apoyarlo.
La guía es tu alma que habla, Dios que habla, tu ser interno que habla, tu Yo expandido
que habla, tu acompañ ante có smico que habla. Tu guía hace lo necesario para atraer tu
atenció n, y para ayudarte a entrar en tus "quiero", de la misma manera si se trata de un nuevo
automó vil que de un nuevo peinado, o de un cabello radiante. Pero para hacer que esto
funcione, debes aprender a confiar en lo que está s eligiendo en esa situació n.
Una pareja que eran mis clientes en el negocio de las hipotecas, y a quienes llamaré
George y Sally, se mostraban un poco confundidos cuando llegué a su casa una noche para re-
coger su solicitud de préstamo. Cuando les pregunté qué les pasaba, George dijo que él y su
esposa acababan de salvarse de una grave carambola de ocho automó viles en la autopista, y
que todavía se sentían realmente alterados por la impresió n, segú n lo expresó él.
Es una gran broma có smica el hecho de que hayamos sido diseñ ados para ser
precisamente eso: para vivir de acuerdo con nuestros sentidos, y no con nuestros cerebros. Sin
embargo, a lo largo de los siglos hemos aprendido a pensar nuestras reacciones, en lugar de
asentirlas, exactamente al contrario de la forma en la que vive el resto de la naturaleza. Los
animales y las plantas lo hacen (vivir de acuerdo con sus sentidos), mientras que nosotros, los
cerrados y desconectados seres humanos, nos burlamos de ello.
Pero cuando realmente empieces a jugar el juego de "sentirte bien", te aseguro que
será todavía mejor que pasar un día completo en Disneylandia. Escucha, y sigue escuchando, y
actú a obedeciendo a tu guía sin vacilació n.
Así que si tienes docenas de amigos y familiares que te dicen que tienes que hacer
"esto", pero en el fondo de tu ser sientes un profundo impulso de hacer "aquello", siempre, si-
gue tu impulso (¡si hacerlo te hace sentir bien!). ¿Por qué? Só lo inténtalo unas cuantas veces y
verá s por qué. El sistema aplicado por tu guía lo está haciendo todo, sabe có mo llevarte a
donde quieres ir, para seguir tu intuició n original. Así que date la oportunidad. Conéctate bien
y escucha, pues ese Yo expandido sabe lo que está haciendo.
EL PASO FINAL
Este es el cuarto y ú ltimo paso en el proceso de diseñ o creativo.
El primero, como bien recordará s, es identificar lo que No queremos.
El segundo es aclarar y declarar lo que SÍ queremos.
El tercero es colocarse en el lugar del sentimiento donde se encuentran nuestros
"quiero". Y ahora, el cuarto es:
Paso cuatro: espera, escucha, y permite que el universo te lo proporcione.
Significa que debemos dejar de averiguar có mo podríamos hacer que nuestro "quiero"
se realice, porque no somos quienes debemos saber có mo lograrlo. Todo lo que tenemos que
hacer es actuar de acuerdo con la inspiración que nos llega de nuestro Yo expandido, mantener
abierta nuestra válvula, esperar lo que nuestro "quiero" nos traiga, hacernos a un lado y dejar
que el universo haga lo que le corresponde, manteniéndonos al margen de todo, sin impaciencia,
guardando la calma tanto como sea posible. (En ese sentido, trata de conservar la paciencia,
porque perderla significa cerrar la vá lvula, y en el caso de que esté abierta, nuestra energía se
enfocará en lo que no ha sucedido.)
El universo es un organizador mejor de lo que tú soñ arías serlo nunca, así que dale la
oportunidad de que te lo muestre y trata de no estorbar. Tú le has dado una tarea: le has
enviado tu energía magnética; ahora, hazte a un lado y permite que se produzca la
manifestació n.
Muy bien, está s manteniendo en alto tus frecuencias, te conservas sintonizado con la
estació n de tu guía, está s escuchando, recibiendo tUs corazonadas, observando la sincronía de
los acontecimientos; pero ¿dó nde diablos está ese sensacional "quiero"?
De todos modos, no lo está s haciendo mal; tampoco has perdido el instructivo. El flujo
deliberado de energía positiva nos es tan extrañ o, que con frecuencia parece una tarea im-
posible, mientras que los sentimientos de resistencia a los que estamos acostumbrados -y que,
por tanto, nunca notamos continú an dominando nuestra vida.
Es entonces cuando ha llegado el momento de dejar que las cosas marchen bien -deja
que lo hagan- cuando tu "quiero" no se ha presentado todavía. Tú sabes que lo hará , pero es
perfectamente normal que no lo haya hecho..., por el momento.
La meta final, desde luego, es dejar de estar en un sube y baja, con las vá lvulas
abiertas; es decir; cerrar válvulas, abrir válvulas, volverlas a cerrar. Es como decirle a un perro
que se vaya y que se quede al mismo tiempo. Todo se atasca y acaba por detenerse. ¿Có mo,
entonces, puedes controlar tu gran deseo de obtener algo que no se ha presentado aú n, o que
no ha sucedido?
Ante todo, verifica hacia dó nde va tu flujo de energía. N o tiene mucho caso que hagas
fluir tu energía hacia alguno de tus "no quiero" y dejes que se manifieste todavía má s.
Después, verifica tus repeticiones. ¿Con qué frecuencia te sientes impulsado por tus
"quiero"? Si tienes un gran comienzo y lo mantienes funcionando durante varios minutos,
pero después no vuelves a pensar en ello durante mucho tiempo, tal vez logres que suceda
algú n día (lo cual es muy dudoso). Pero si te muestras constante al pensar y hablar sobre lo
que quieres durante todo un día, aunque só lo lo hagas para ti mismo, si repites y embelleces la
historia constantemente, no só lo estará s manteniendo la fuerza del impulso, sino
aumentá ndola.
Aunque dieciséis segundos son todo lo que se necesita para impulsar ese tornado que
se está formando, si te mantienes bien enfocado y entusiasta sobre tu deseo durante diez o
quince minutos todos los días, se realizará ante tus ojos antes de que te des cuenta, siempre y
cuando conserves tu enfoque verdaderamente apartado de la idea de carencia.
Hay otro factor presente que puede intervenir para que lo que deseas se haga realidad
o no, pero que he dudado en mencionarlo porque puede convertirse en la excusa perfecta de
por qué algo no ha sucedido o no se ha presentado: la oportunidad.
Puedes haber estado haciendo fluir energía en grandes cantidades hacia un tema en
particular, con una vá lvula completamente abierta, llevando a cabo todo lo que tu guía te dice
que debes hacer para fluir con la fuerza de una nave espacial, y aun así no tener nada en las
manos. ¡Hazlo con oportunidad! Quizá lo que ocurre es que no se ha presentado el mejor
momento para que se realice ese "quiero", y eso te esté distrayendo de todo lo demá s que
deseas.
Como ése podría ser el caso, entonces es mejor que retrocedas un poco, te relajes y
dejes que el universo y tu guía hagan las cosas. La Ley de la Atracción no es inconsistente. El
universo te dará lo que quieres en el momento oportuno. ¡La clave es -siempre- el
enfoque!
Esas grietas son nuestra resistencia, nuestra crítica interna o nuestros prejuicios,
nuestras viejas ideas de lo que es correcto e incorrecto en el á mbito social, nuestra antigua
frecuencia baja, que nos dejan sin protecció n cuando quedan al descubierto por frecuencias
má s altas.
Pero no te preocupes, hay un camino rá pido para salir. En el momento, en que te des
cuenta de que te está s sintiendo un poco tembloroso o desubicado, pregú ntate a ti mismo:
¿Qué me ha estado molestando?, Y sigue insistiendo hasta hallar la respuesta. La encontrará s.
Mientras lo discutes contigo mismo, cualquiera que haya sido la causa descubierta
para que resurgieran esos desagradables sentimientos, se mostrará a sí misma en la forma de
una vieja creencia, de un viejo temor, de un antiguo "no quiero". Una vez que descubras lo que
es, te tomará só lo tres minutos al día hablar contigo mismo para convencerte de có mo salir del
asunto o có mo reducir el problema al mínimo (recuerda hablar con ternura), habla, habla y
habla, hasta lograr que se disipe ese temor, dentro de los siguientes treinta días, junto con la
resistencia inconsciente que ha estado impidiendo que se realice tu "quiero".
PASIÓN ES CREACIÓN
Pasió n. Hemos hablado mucho de ella. Es una de esas palabras que suenan
sensacionales, pero, ¿qué significa?, ¿có mo la obtenemos?, y ¿realmente la necesitamos?
Así que esa es otra razó n para dedicar má s tiempo a tus "quiero", pues cuanto má s
tiempo les dediquen, má s apasionado te volverá s. Y la pasió n es creació n.
La pasió n no significa gritar ¡hurras! como una porrista, o saltar muros como loco. Por
supuesto, la pasió n tiene diversos grados de excitació n y entusiasmo, pero lo má s importante
es que es una fuente de conocimiento interno. Es la confianza absoluta de que la vida ya no
tiene que traerte de las orejas, y de que el tigre que está s deteniendo por la cola en realidad
eres tú mismo.
¿Quieres má s pasió n? Entonces, ¡déjate llevar por tu alegría! Huele má s rosas, observa
má s atardeceres, encuentra má s campos que puedas recorrer descalzo, visita má s seguido tus
restaurantes favoritos, ríe má s, encuentra má s lugares que explorar, má s juegos de pelota que
ver, má s obras de teatro que disfrutar, practica má s pasatiempos que te diviertan, sé má s
espontá neo, juega má s golf, escucha má s mú sica, encuentra má s lugares para divertirte, sonríe
má s y diviértete. Ahora está s vibrando con la vá lvula abierta de la pasió n. Y la pasió n es
creació n.
DÉJALO LLEGAR
¡Yaya, no vas a lograr que me enfrasque en una discusió n contigo! Todo este asunto de
la energía entrañ a un cambio total de como estamos acostumbrados a vivir y a ser, así que hay
que darle tiempo. No te impacientes. Si has leído hasta aquí, hay cambios importantes que
están ya en camino.
Algunas veces resultará fá cil. La mayor parte del tiempo al principio no lo será , y ésa
es la razó n por la cual es esencial observar eso que llamamos coincidencias. Son la comproba -
ció n de que algo está realmente sucediendo, lo que te mantiene en actividad.
Si inviertes un poco de tiempo todos los días hablando sobre cada uno de tus "quiero",
sin preocuparte de si se cumplirá n o cuá ndo lo hará n, sin tratar de forzar los có mo de su
realizació n, y permaneces conectado con tu guía y lo obedeces sin vacilació n, esos "quiero"
vendrá n. Debido al poder que tienes, lo hará n.
No está s separado del poder del bienestar infinito. No está s separado del poder y de la
fuerza de la vida creativa. N o está s separado del poder universal de Todo lo que Es. Ese poder
es tuyo, porque el poder eres tú y tu poder, como las leyes divinas que lo gobiernan, es
absoluto.
DINERO, DINERO DINERO
LEY DE ATRACCIÓN
Cada palabra que pronunciamos, lleva consigo su propio sello de vibració n peculiar
acerca de lo que estamos hablando. Dependiendo de có mo nos educaron, y de la perspectiva
de la vida que hayamos adquirido individualmente, cargamos cada palabra que decimos con
una vibració n exclusiva y personal. La palabra "Dios", por ejemplo, puede provocar una
respuesta de vibraciones intensamente positivas o profundamente negativas, dependiendo de
quién la diga -y quién la escuche-, del ambiente en el que se diga y de aquello con lo que la
asociemos.
Para la mayoría de nosotros, las creencias relacionadas con la palabra dinero son tan
increíblemente intensas, que en el momento en que la decimos, pensamos o escuchamos,
enviamos un cú mulo de vibraciones negativas por todo el lugar. Desde luego, lo ú nico que
logramos con ello es crear un muro impenetrable a nuestro alrededor, que garantiza que
bloqueemos la má s buscada comodidad que con tanto ahínco hemos querido tener en nuestra
vida. Tan só lo al pronunciar ese tonto conjunto de sonidos, estamos alejando la cosa que má s
deseamos.
Pero, ¿có mo es eso? Despué s de todo, es un asunto muy claro, ¿no? Oro, plata,
monedas, billetes, documentos, ¿a qué suenan, entonces? Má s que a otra cosa, a algo como a
"toda esa miseria". Desde que éramos niñ os, la mayoría de nosotros aprendimos que la
palabra dinero equivale a lucha: "deberías", "tienes que", "tengo que", "debo".
Aprendimos lo importante que era el tema para mamá y papá , los tíos y las tías, así
como para los amigos adultos de la familia.
Aprendimos también a sentir la ansiedad que rodea a la palabra, así como la angustia
que provoca.
En realidad, ese aprendizaje comenzó antes de que siquiera empezá remos a caminar,
desde los días en los que nos encontrá bamos en el ú tero materno, desde donde absorbimos
todas las vibraciones que producían las luchas y los temores de nuestros padres. Así, fuimos
arrojados a este mundo, como Don Quijote, con esa descabellada programació n innata que
dice que el má s poderoso adversario al que nos enfrentaremos en la vida es eso que llamamos
dinero, el dragó n contra el cual tenemos que luchar hasta la muerte. ¡Y la mayor parte de
nosotros lo hace!
Debido a que nunca aprendimos acerca del flujo de energía y del tener vibraciones
negativas, pasamos la vida con válvulas herméticamente cerradas sobre ese tema, sosteniendo
una batalla que nunca podemos ganar, hasta que nos sentimos tan cansados, tan desalentados,
tan deprimidos, que nuestro cuerpo finalmente responde al eterno negativismo y morimos.
¡Vaya dulce vida!
La buena noticia es que no tenemos que quedarnos ahí, y que podemos desenterrar
todas esas viejas creencias, ya caducas, para permitimos que fluya la abundancia; por fortuna,
simplemente tenemos que contrarrestar el cú mulo de ideas negativas acerca del dinero que
durante décadas la sociedad ha creado y respaldado; creencias tan injustas como:
Lo que nos confunde es que pensamos que el dinero tiene que ganarse, que se tiene
que luchar por él y que se tiene que trabajar arduamente para obtenerlo. Y; sin embargo, el
dinero, como todo lo demá s, no es má s que energía. Y atraerlo, como sucede con todo lo
demá s, só lo requiere de un proceso de flujo de energía. ¡Ha llegado el momento de escribir un
nuevo guión!
Está s actuando como el resto de nosotros, batallando contra esas viejas creencias
limitantes que han estado cerrando tus vá lvulas toda la vida, que te desesperan, y que acabas
de cerrar definitivamente. Tu deseo de tener dinero para construir el patio te hace sentir tan
mal, que dejas de pensar en el asunto.
No necesito decirlo, esto fue antes de que supieras acerca del flujo de energía. Así que
digamos qué piensas en ese nuevo patio, ¡ahora! Con seguridad, todavía te quedan algunos
sentimientos de energía negativa de los de antes; só lo que en este momento puedes
detectarlos porque está s prestando atenció n a có mo te hacen sentir tus pensamientos.
Crear un nuevo guió n no es sino hacer realidad un pequeñ o "sueñ o", que a la vez es
grandioso, e introducirse en él emocionalmente. Sin embargo, lo importante es que
emocionalmente te induzca en tu sueñ o, o só lo estará s perdiendo el tiempo.
Está s confeccionando en tiempo presente una narració n enigmá tica acerca de lo que
quieres, expresada en voz alta (y después por escrito) como si charlaras con un amigo. Nunca,
jamá s, debe ser sobre lo que va a suceder..., só lo sobre lo que ha ocurrido o está ocurriendo
ahora. Y haz tu historia lo suficientemente real como para que puedas probar la satisfacció n, el
placer, la plenitud y la alegría en todos y cada uno de sus matices mientras la relatas.
Só lo recuerda que debes seeentir la pasió n que hay detrá s de cada palabra. Si no la
sientes, no obtendrás lo que deseas porque sin esos nuevos sentimientos, no habrá un cambio
en tus vibraciones. Son esas enriquecedoras, excitantes, embriagantes emociones que hay
detrá s de tus palabras, las que causan las vibraciones positivas, necesarias para permitirte
lograr lo que anhelas. Aunque-tú -no-lo-creas, está s creando un nuevo remolino magnético
dentro de ti, con nuevas imá genes y sentimientos apasionados. Simplemente, no escribas tu
guió n de forma tan rebuscada que no seas capaz de sentirlo, o le habrá s dado al traste a tu
propó sito.
Cuando el tornado empieza a crecer después de los dieciséis segundos de feliz relato,
de los siguientes diecisé is segundos y de los que siguen, las vibraciones elevadas que fluyan de
ti, comenzará n a eliminar las vibraciones negativas que han estado fluyendo, para
contrarrestar completamente tus actuales "qué es". Cuando se realice ese cambio a una
frecuencia má s alta, que es todo lo que necesitas para traer a la realidad ese pequeñ o sueñ o
que habías estado contando -incluso a ti mismo- éste será atraído entonces hacia el nuevo
tornado.
Por supuesto, al principio tal vez te sientas un poco loco al hablar en voz alta con una
persona imaginaria -contigo mismo- sobre la fantasía que está s viviendo, pero ése es só lo un
pequeñ o precio que tienes que pagar por los grandes dividendos que recibirá s.
Só lo empieza a hablar, y describe todas las satisfacciones y alegrías que te han traído
esos 25,000 dó lares. Hazlo con lentitud, dá ndote el tiempo suficiente para seeentir las palabras
y las imá genes conforme vayas avanzando, y date tiempo,- también, para permitir que surjan
má s ideas sobre có mo aprovechar el dinero. Aunque todo esto es "pretende-como-si" por el
momento, si tu narració n es tan real como para saborearla, olerla, sentirla, tocarla y vivirla,
muy pronto será una realidad.
Hay dos formas para hablar de tu enorme fantasía. La primera es similar a conversar
con un amigo, y la segunda es una suerte de susurro para ti mismo. Así, una conversació n
sobre los 25,000 dó lares podría parecerse a una plática con un amigo mientras toman una
taza de café (en voz alta, pero suave). "Tú sabes, mi esposa y yo estamos encantados con el
patio que acabamos de terminar. Teníamos añ os de estarlo deseando, aunque nunca habíamos
considerado que debíamos gastar ese dinero. Pero, bueno, decidimos que ya era tiempo de
darnos ese gusto, y tan pronto como tomamos esa decisió n, el dinero llegó como por arte de
magia."
"Ya está completamente construido y, ¡oh!, de verdad que nos fascina. Nos encanta
disfrutarlo después de cenar. Nos sentamos ahí afuera los dos solos (tú está s... sintieeendo
cada frase..., saboreando cada detalle, mientras... lo... vas... diciendo...) bajo las estrellas. ¿Y
sabes que esto nos ha hecho sentir má s cerca uno al otro? ¡Oh!, fue un desastre al principio,
pero ahora hasta los niñ os lo está n usando después de la escuela. Les compramos su propia
mesa y sus sillas, así que se sientan afuera a hacer su tarea. Te aseguro que ese patio es lo
mejor que hemos hecho en muchos añ os". Y así..., una y otra vez, sintiendo leeentamente cada
nuevo detalle del mismo tema, que revele cada delicioso momento de tus descripciones.
Si quieres cambiar el guió n, aunque no el enfoque, di en voz alta, para ti mismo: "Estoy
ansioso de que llegar a casa esta noche. Mi esposa tendrá lista su cena favorita para que coma-
mos en el nuevo patio. ¡Vaya!, estoy taaan feliz de có mo disfrutamos convivir en familia ó con
amigos reuniones en el patio. Adoro en especial las magníficas losetas que encontramos para
el piso. Y mañ ana, por fin, voy a salir a buscar las nuevas plantas... Creo que iré a..." (sí, está s
describiendo algo nuevo que vas a hacer, pero que está dentro y forma parte de tu fantasía
completa -el patio terminado- que está s viendo ahora, en este momento).
Tienes que dirigir ese dinero a algún lugar hacia donde fluir, así que mañ ana habla
sobre có mo te sientes cuando está s sumergida en la bañ era, y al día siguiente, habla sobre las
nuevas plantas que acabas de comprar, etcétera. Deléitate y disfruta de cada nuevo detalle del
que hablas y sieeente, habla y siente
Has tomado el antiguo guió n de "sentirte mal", los 25,000 dó lares requeridos para tu
patio, y has creado una flamante y nueva historia acerca de donde colocarlos, una
auténticamente inundada con toda clase de creencias de "sentirte bien", aun cuando todavía
sea só lo una fantasía.
Sí, puedes jugar este juego con tu pareja, siempre y cuando ambos estén sintonizados
en la misma frecuencia, deseando el mismo tipo de cosas. El que ambos estén haciendo eso,
multiplicará diez veces la energía y hará brotar muchas nuevas ideas de las cuales hablar, en
todas las formas posibles, para lograr tus propó sitos.
Mi perra Lucy me estaba volviendo loco, subía y bajaba a todo correr la larga barda del
frente y ladraba a cuanta cosa se movía. Era irritante para mí, molesto para las personas que
pasaban junto a mi casa y crispante para mis vecinos. Probé cuanta maniobra sugería el
instructivo para educar perros, pero nada parecía funcionar. Finalmente, cansada y realmente
preocupada (lo cual só lo causaba má s ladridos) decidí cambiar mi forma de hablar al respecto:
"Me encanta ver la libertad de espíritu con la que esa perra corre, desenfrenada como
el viento, có mo sube y baja por la cerca del frente. Y casi no puedo creer cuando parece que
pisa el freno y se sienta en la orilla de la barda, muy quietecita, viendo pasar a la gente, callada,
atenta, bien portada. Francamente, me asombra, después de la forma en que solía actuar. Lo
mejor del asunto es que puedo ver que Lucy todavía se encarga de cuidar la casa, y eso es lo
que hace ahora, sentada, vigilando todo en silencio. ¡Caramba, có mo me gusta eso!".
Transcurrieron cinco semanas antes de que viera la primera señ al. ¡Lucy no corría!
Estaba sentada en el sendero de la entrada, contemplando en silencio a una persona que pa-
saba trotando. ¡Se quedó sentada ahí, sin moverse! En total, el proceso tomó
aproximadamente tres meses, lo que demuestra lo arraigadas que estaban mis viejas creencias
de que no podría reeducar a aquella perrita testaruda. Pero no me di por vencida, insistí, y
hasta este momento al menos, somos dos seres muy felices.
Sin embargo, en lo que se refiere al dinero, mis primeros intentos por reescribir el
guió n no tuvieron, ni remotamente, ese éxito. Intentaba con tal intensidad obtenerlo a través
de imá genes surrealistas acerca de proyectos que producirían muchísimos dó lares, que me
encontraba hundida bajo una montañ a de historias totalmente increíbles. Podía sentir a mis
viejos sistemas de creencias asomar sus vacilantes cabezas con argumentos como: "¿Me
puedes decir có mo vas a lograr eso? ¿De dó nde vas a sacar el tiempo que se necesita? ¡Ni en
sueñ os, olvídalo!". Dudas y má s dudas, dudas.
Me conté a mí misma nuevos giros de las mismas historias, durante semanas enteras,
creando nuevos personajes y nuevas circunstancias para mantener vivos los relatos. Cuando
nada de lo que deseaba parecía estar sucediendo, me sentí desalentada..., me pregunté qué era
lo que me había ocurrido..., comprendí que estaba de regreso a lo negativo..., suspiré
profundamente..., y comencé a escribir una nueva historia.
Eso es todo lo que tienes que hacer. Sustituye las viejas vibraciones negativas de tu
guió n de: "No puedo, no sé có mo, estoy en la ruina", con las de una nueva y positiva historia
que te lance al disfrute de tenerla ya. Ahora.
Habla de ello y siéeentelo, tal como quisieras que sucediera si estuvieras viviendo tu
fantasía en este mismo momento, desarrollando una aú n má s amplia variedad de la historia,
saboreando nuevas descripciones hasta que sientas que todo el asunto hace una especie de
click y se vuelve real. Te has involucrado tanto en tu fantasía, en tu ensueñ o, que es como si lo
estuvieras viviendo ya, en este momento. Has dejado de reaccionar só lo a las condiciones que
se te presentan; te has convertido en creador de condiciones.
Mientras está bamos almorzando un día, Chuck empezó a hablar. Todo el mercado se
encontraba en una prolongada etapa de crisis y las ventas de toda su gente andaban por los
suelos. Hasta sus mejores agentes estaban hablando de dejar los bienes raíces para buscar
mejor suerte en otros campos de los negocios. Todos sabían que el mercado mejoraría, tarde o
temprano, pero en tanto eso sucedía, había bocas que alimentar. Mi amigo no buscaba
soluciones porque le parecía que no había ninguna. De acuerdo con su modo de pensar, había
sido víctima de las circunstancias econó micas. É l y su equipo habían agotado todos los
recursos promoció nales conocidos y habían recorrido asimismo todos los caminos posibles,
só lo para encontrarse con que las ventas seguían cuesta abajo. Aunque nunca había hablado
con Chuck de la Ley de la Atracció n, decidí que aquella era una buena oportunidad para
hacerlo, tan buena como cualquier otra. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber
que, cuando menos, me escucharía con amabilidad y atenció n, aunque só lo lo hiciera por
buena educació n.
Chuck no estaba entendiendo muy bien la idea, así que lo hice hablar preguntá ndole el
porqué.
-Muy bien, amigo mío, ¿dime qué quieres, en este momento?.
-Quiero pagar mis cuentas.
-¿Por qué?
-Para sentirme mejor.
-¿Por qué?
--Porque detesto estar "apretado" de dinero.,
-¿Por qué?
-Porque eso me hace sentir mal (nos estamos acercando).
-¿Y có mo preferirías sentirte?
-¡Libre! ¡Quiero sentirme libre! ¡EUREKA! ¡Ya lo tenemos! -Muy bien. Afírmalo así.
-Quiero tener 60,000 dó lares para poder sentirme libre. -¡Maravilloso! Ahora, ¿có mo
te sientes?
-¡Oh!, muy bien por un momento, pero, ¡cielos! ¿De dó nde vaya sacar ese dinero, con la
situació n como está ?
-Olvida el dinero. Es só lo un sucio montó n de papeles. Há blame de lo que hará s con el
dinero, una vez que hayas pagado las cuentas.
Poco a poco una colecció n de sueñ os, por largo tiempo escondidos, salió a relucir: él y
su esposa, Sara, deseaban ir a las Bermudas, donde siempre habían querido investigar la
posibilidad de establecerse cuando se jubilaran. Llevarían a sus nietos en un crucero, a alguna
parte. Convertirían el só tano de su casa en un saló n para oír mú sica estereofó nica. Y así, una
cosa tras otra.
Pero noté que lo que má s le entusiasmaba era pensar en las Bermudas, así que le pedí
que se concentrara en eso. Puse la cara má s seria que pude, me incliné a lo largo de la mesa y
dije: "Cuéntame detalladamente lo que piensas de eso, Chuck. Cuéntame cualquier detalle por
pequeñ o que sea sobre los sueñ os que Sara y tú tienen de irse a las Bermudas."
"Tu gente quiere lo que todos queremos, Chuck: no los tontos pedazos de papel que
llamamos dinero, sino las experiencias que trae consigo tenerlo. Hazlos prometerte que
pensará n en esto durante treinta días, cuando menos una vez al día, todos los días, de diez a
quince minutos."
Para mi total agrado, Chuck me llamó unas seis semanas después con las primeras
buenas noticias. Su gente estaba tan desesperada, que no tuvo ningú n problema en conven-
cerlos de que participaran en su pequeñ o experimento.
Todos habían tenido algú n tipo de cambio, suficiente como para que no hubiera modo
de pensar que se trataba de meras coincidencias. En medio de una de las peores crisis que el
negocio de bienes raíces había experimentado en su historia, estos vendedores encontraron
que podían sortear las condiciones y responsabilizarse de su propio destino.
Todos los días, este grupo se había conectado con su Ser interno/Ser expandido y se
habían sentido inspirados por primera vez después de muchos meses. Estaban enviando olea-
das bien cargadas de energía positiva al universo con sus listas individuales de pedidos, y el
universo les había respondido con circunstancias, incidentes, ideas y motivaciones que es-
taban de acuerdo con sus grados de intensidad. Lo mejor de todo es que eso se volvió
contagioso, y al parecer todavía lo es. (La persona a la que no le interesó participar en el
experimento terminó por retirarse del negoció . Lo ú ltimo que supimos de él era que vivía de la
pensió n de jubilació n de su esposa).
Una vieja creencia -o cualquier creencia- no es otra cosa que un há bito de vibraciones
al que respondemos como focas amaestradas. Dicho de otro modo, nuestros encantadores y
fuertes apegos (creencias) nos fueron transmitidos y son má s fuertes de lo que nos
imaginamos. Sin embargo, estas viejas creencias a las que tanto nos aferramos, y a las que
respondemos con tanta facilidad, no son má s que la forma en la que estamos acostumbrados a
pensar que funciona la vida como, por ejemplo, el tener que luchar.
Por ejemplo, algo surge en nuestro mundo, evoca una vieja creencia, y empezamos a
vibrar negativamente sobre lo sucedido por simple há bito. ¡Só lo por há bito! Así que nuestra
meta debe ser encontrar cualquier cosa que nos permita romper esos viejos patrones de
pensamiento, los cuales se convierten en vibraciones habituales. He aquí una pista: se agrupa
en la misma categoría de necesitar un buen nú mero de salidas por las que fluya el dinero, lo
que significa que debemos dar a la energía del dinero diversas salidas por las cuales fluya,
antes de que pueda empezar a fluir a nuestro alrededor. A juzgar por mi propia experiencia,
así como la de mis amigos, ésta es una forma segura de ganar.
Todavía tienes esos cien dó lares en el bolsillo, así que repítete a ti mismo (mientras
sieeentes ese deleite): "¡Guau, podría comprarme eso con mis cien dó lares, sin problema!". "¡Oh,
sensacional, podría comprar esto otro!". "¡Caramba, eso es justo lo que siempre he deseado y
tengo el dinero para comprarlo!".
No tienes que buscar cosas y sumarIas hasta hacer el total de los cien dó lares. Debes
buscar cosas individuales que cuesten esa cantidad y que a ti te gustaría tener, si lo quisieras.
Para cuando hayas encontrado alrededor de mil cosas que podrías comprar, observa lo que ha
pasado. Has gastado emocionalmente cien mil dó lares que recorrerá n un largo camino para
ayudarte a seeentir pró spero, contrarrestando un montó n de esos viejos modelos de
pensamiento en los que existen vibraciones de carencia.
Joselyn pasó casi todo el día entusiasmadísima con este simple juego. Se obligó a sí
misma a enfrascarse realmente en él, a relajarse, a divertirse ya" gastar, gastar, gastar" emo-
cionalmente. Finalmente, exhausta pero llena de las vibraciones de una vá lvula abierta por la
emoció n de buscar cosas que comprar, al volver a casa se encontró con (¡lo juro..., es una
historia real!) un mensaje de su hermano ofreciéndole ayuda financiera; otro mensaje de una
amiga ofreciéndole lo mismo, y uno má s en el que le avisaban que el préstamo que había
pedido sobre su casa -y que le habían negado dos veces por el tipo de casa poco comú n en que
vivía- ya había sido aprobado y recibiría el dinero en unos cuantos días. Ademá s, mientras
volvía a casa había tenido una idea para dar un nuevo enfoque a su negocio, y hacer que
empezara a dar dinero. No era un mal resultado para las horas de juego que había invertido.
Este sistema es muy similar al de escribir un nuevo guió n, só lo que menos complicado.
Es una estrategia breve y rá pida. Cuando te acostumbres a "acondicionar" detalles pequeñ os o
de manera cotidiana, comenzará s a aplicar las técnicas en asuntos má s importantes en tu
trabajo (como con un cliente con el que tengas dificultades, o con una venta que no logre
realizarse). Invierte un poco de tiempo visualizando y sintieeendo la forma en la que quieres
que se desarrolle la junta o se firme el contrato; visualizando y sintieeendo, visualizando y
sintieeendo, en una serie de rá pidos chispazos a lo largo del día.
Un amigo mío puso a prueba la técnica con un caso judicial al que se estaba
enfrentando, y el cual estaba seguro de que perdería. En lugar de verse a sí mismo ganando el
caso, cosa que no podía imaginar (con mucha razó n), vio y sintió a todos convirtiéndose en
ganadores, estrechá ndose las manos, dá ndose palmaditas en la espalda, etcétera. Por
supuesto, el asunto se arregló a satisfacció n de todos unos días antes de que se presentara
ante el tribunal.
Otra amiga -muy joven por cierto- tenía un jefe que la criticaba mucho por su modo de
vestir. Aparentemente al jefe no le gustaban las minifaldas y mi amiga tuvo la "mala pata" de
ser una de las primeras en usarlas. Realmente fastidiada por la actitud de su jefe, finalmente
usó la técnica de acondicionar, y obtuvo un resultado muy gracioso. En lugar de que su jefe
dejara de observar su atuendo, tal como mi joven amiga estaba visualizando y sintiendo, él
cambió por completo su actitud acerca de la indumentaria cuando otras tres jó venes de la
misma empresa llegaron con atuendos similares. ¡Vaya!, de cualquier modo, resultó .
Los negocios van lentos y te gustaría generar má s ganancias. Tal vez está s pensando
en que deberías aumentar las ventas, asociarte con otra empresa, conseguir un mayor
presupuesto para publicidad, y todas las otras viejas alternativas de siempre para resolver el
mismo viejo problema: có mo generar má s dinero.
Aquí está una sugerencia: obtén un poco de energía de grupo y ponla a funcionar. A
diferencia de los vendedores de Chuck que se enfocaron en resultados individuales, tu grupo
deberá elaborar un guió n, o una historia, acerca de tus deseos para la compañ ía (los cuales
finalmente también será n para ellos mismos).
Así, pues, si puedes lograr que todos y cada uno de los miembros de tu grupo sientan
el deseo de obtener un buen contrato, que se sientan orgullosos por haber conseguido una
firma, que vean/sientan a un nú mero considerable de clientes en la tienda, que vean có mo
llega el éxito mientras sienten el valor que ha significado su propia contribució n a ese éxito, la
fuerza expuesta a este tipo de magnetismo será colosal. Cambiará para siempre la forma en la
que hagas negocios.
SÓLO RECUERDA...
1. No se trata de dinero, sino de ver có mo está s haciendo fluir tu energía. El dinero
llegará cuando dejes de pensar en lo que te falta. No puedes pensar en: "no tengo dinero
suficiente" y sentir otra cosa que no sea una emoció n negativa que interrumpe el flujo. Así que
busca má s maneras de abrir tu vá lvula.
3. Gasta emocionalmente todo el dinero que quieras, una y otra vez, para dar a tu
energía nuevas salidas. No puedes decir: "Denme una cantidad de dinero y entonces decidiré
qué hacer con el". Decide primero lo que vas a hacer con él; esto ú ltimo es lo que permite que
la energía se mueva. La energía del dinero necesita salidas. Si no hay salidas, no hay dinero.
4. Créate el há bito de gastar dinero emocionalmente. Observa todas las cosas que se
ofrecen en los aparadores y di: "¡Me gustaría eso!" "¡Oh, me gustaría eso, también!" "¡Oh, miren
eso, es ideal para mí!" ..., y así sucesivamente, mientras te introduces en el sentimiento de
tenerlo. De esa manera, tendrá s funcionando a toda velocidad el impulso de "quiero". Te
encontrará s inmerso en circunstancias que atraerá n el má s intenso de esos deseos a tu
realidad, o que abrirá n las puertas a nuevas posibilidades.
5. ¡Á brete para recibir! Coloca letreros como éste en toda tu casa: "¡ABIERTO PARA
RECIBIR!" Coloca tu intenció n de que vas a eliminar todos los "deberías" y "no deberías" y de
que vas a aprender có mo recibir. Conviértelo en un "quiero". "Quiero aprender a recibir".
Entonces sobreponte al sentimiento de culpa y al de ser víctima, que dicen que tú só lo eres
buena persona cuando das, y descá rtalos como la basura dogmá tica que son.
7. Si tienes demasiada gente negativa en tu vida que en estos momentos está hundida
profundamente en el sentido de carencia, eso indica claramente en qué frecuencia está s aú n
sintonizado. Será mejor que revises tu situació n.
8. ¿Quieres evaluar cuá nta negatividad hay en tu vida? Verifica cuá nto dinero está s
recibiendo. Para aquellos de nosotros que hemos tenido que luchar por el dinero la mayor
parte de nuestra vida, la salida de tan considerable cantidad de energía negativa significa la
entrada de muy pocos dó lares. Para nosotros, el dinero viene, o se mantiene lejos en
proporció n directa a la energía negativa que estamos o no emitiendo.
9. Y; finalmente, recuerda siempre que lo que has sido hasta ahora ¡no tiene nada
que ver con lo que puedes ser! Si has tenido tiempos difíciles toda tu vida, ahora tienes las
herramientas para transformar por completo la situació n. Si no has logrado cerrar las ventas
que querías, si no has recibido salario, el reconocimiento, el éxito, la paz, la felicidad y la
prosperidad total que te hubiera gustado tener, todo está listo para que lo cambies.
¿Qué tan rá pido? Só lo tienes que empezar a fluir de manera diferente y con
regularidad, y un nuevo mundo te seguirá tan certeramente como la noche sigue al día. Tienes
que hacerlo. Es una ley có smica, la física del universo.
RELACIONES Y OTROS TESOROS
LEY DE ATRACCION
Mi experiencia y conocimiento de relaciones en la primera mitad de mi vida, proviene
de la época anterior a cuando oí hablar del flujo de energía..., ¡y se nota! Era una víctima perfec-
ta, una romá ntica idealista, un codependiente de primera, un resentido perfecto
Sea como sea, a continuació n presento las reglas bá sicas para crear relaciones
importantes mediante el flujo de energía, ya que el proceso no difiere del de crear cualquier
otra cosa en cualquier momento en el que tenemos una alianza, sin importar qué tan estrecha
sea, con alguien o con algo. Eso constituye una relació n. Así que aquí vamos.
Las relaciones de cualquier tipo, con amigos, la pareja, có nyuge ó socio de negocio, han
sido, como todo lo demá s en este mundo de acuerdo a como estemos vibrando. Proviene de
có mo nos estemos sintiendo. ¡Punto!
Esto es así, y no se necesita ser un genio para descubrir que si estamos sintiendo
cualquier cosa que no sea paz con nosotros mismos, así como absoluta aceptació n y aprecio
por nuestra pareja (¡buena suerte!), nuestras vibraciones van a empezar a destruir esa
relació n, aunque estemos absolutamente convencidos de que, puesto que no hay nada malo en
nosotros, la culpa debe ser de la otra parte. Si estamos, verbal o mentalmente, acusando,
menospreciando o desaprobando cualquier cosa, estamos vibrando de forma negativa.
Dalo por hecho. Cuando dos personas está n involucradas ambas están vibrando, y
pocas veces éstas coinciden. De todas maneras, nosotros somos ú nicos y exclusivos creadores
de nuestras experiencias; no lo son nuestra pareja, ni nuestros padres, ni siquiera el jefe que
acaba de despedirnos.
Así que, aunque parezca muy difícil de asimilar, estamos hablando de que se trata de
un asunto de mirar hacia nuestra propia vá lvula, nuestras propias reacciones, nuestro propio
enfoque, nuestro flujo de energía, porque mientras estemos mirando insistentemente hacia
alguna otra parte, sea del pasado o presente, sobre todo lo que no nos gusta, no só lo
recibiremos má s de lo mismo, sino que estaremos bloqueando todas las cosas buenas que nos
gustaría ver en su lugar.
El asunto es que si nuestra pareja o cualquier otra persona con la que tengamos una
relació n, tiene ciertos há bitos que nos disgustan ("no quiero") y nos enfocamos en ellos,
incluso con vá lvulas moderadamente cerradas, todo lo que estamos haciendo es perpetuar
esos há bitos que nos gustaría borrar, porque los estamos reteniendo en nuestra vibració n.
Por tanto, la causa de toda la espiral descendente que se produce en cualquier relació n
que haya existido y que se haya deteriorado, es la insistente atenció n -aunque seguramente
inocente- que prestamos a las situaciones desagradables, sin importar lo insignificantes que
éstas puedan parecer. Así es como cualquier agravio pequeñ o, sin importancia, empieza a
rodar como una bola de nieve y poco a poco se convierte en algo mucho má s importante,
debido a nuestro enfoque persistente y al flujo de energía negativa lanzado hacia él; el
resultado es que comenzamos a atraer otras cosas negativas en esa misma direcció n, ademá s
de agrandar el pequeñ o problema original del que nos está bamos quejando.
Eso significa no só lo que esa infame tapa de la pasta dental nunca volverá a quedarle al
tubo, sino que el enojo tiene el potencial suficiente, debido a nuestro constante enfoque
negativo, para aumentar hasta convertirse en un indeseable romance extra marital, una
defensa abollada, un despido o hasta un divorcio.
"Cuanto peor es, peor se vuelve”, ¿recuerdas? Un constante flujo de disgusto acerca de
cualquier cosa, tarde o temprano se volverá muy desagradable. Y tiene que ser así, porque lo
semejante atrae a lo semejante.
Con toda seguridad, cuando alguien "aprieta nuestras tuercas", cada gramo de nosotros
desea apretar las suyas como revancha. Pero no se trata de que lo que hacemos en una relació n
equivalga a lo que recibimos. ¡Nunca! Ni siquiera de có mo está fluyendo la energía de nuestra
pareja. Como todo lo demá s en nuestro mundo, sea lo que sea que tengamos frente a nosotros,
ha llegado directamente de có mo nosotros mismos hemos estado sintiendo, fluyendo y
vibrando. No hay otra forma de decirlo: si quieres cambiar las condiciones de tu relació n, vas a
tener que cambiar tus vibraciones.
EL ACUSADO ES EL CULPABLE
¡Oh, seguro, la mayor parte de las veces probablemente nuestras acusaciones estén
justificadas! ¿y qué? No hay un á pice de bienestar que pueda introducirse a través de la baja y
gruesa vibració n de la culpabilidad, lo mismo si está justificada o no. De hecho, la energía
electromagnética de la culpabilidad está cargada en forma tan potente, que fluye de nosotros
hacia otras personas, de modo que puede hacer que quienes suelen ser generalmente muy
seguros, se confundan, lo revuelvan todo y lo pongan de cabeza. Y; desde luego, enviar energía
de culpabilidad a alguien que está siendo grosero, tonto, abusivo o borracho, só lo aumenta la
condició n que a ti te gustaría cambiar.
Una amiga que conozco, no podía dejar de culpar a su esposo por lo que ella percibía
como la causa de que sus gemelas tartamudearan. Después de que aceptó de mala gana asistir
a un programa sobre '”aprecio al marido" que se impartía diariamente durante unas horas. Me
llamó aproximadamente seis meses má s tarde para contarme lo difícil que había sido para ella
al principio, y có mo poco a poco empezó a incorporarse al espíritu del programa y aprendió a
detenerse cuando se iniciaba dentro de ella un ataque de culpabilidad, y a abrir su vá lvula lo
suficientemente para que fluyera algo de aprecio tanto hacia las niñ as, como hacia el marido.
En su ú ltima llamada, me comentó que las niñ as ya casi habían vuelto a hablar normalmente,
pero nunca supe qué pasó con el pobre marido.
El asunto es que la energía de la culpa siempre provoca que una mala situación
empeore. ¡Siempre!
Digamos que hay una serie de cosas en la relació n de pareja que no nos gustan; algunas
de ellas son graves y otras má s son pequeñ eces, trivialidades que tal vez pensemos que
estamos pasando por alto. Pero las "pequeñ eces" no existen, y muchas veces constituyen los
problemas má s grandes. Lo mismo si alguna cosa es lo bastante grande como para que la
etiquetemos como tal, que si la calificamos como una pequeñ ez, sin haber forma de decir si la
estamos "pasando por alto" o la estamos aceptando, nos enfocamos en esa maldita cosa de
manera tan evidente, que hacemos fluir energía hacia ella y la agrandamos.
La cuestió n principal es que si algo nos está molestando, tanto si esa molestia es
justificada como si no, estamos vibrando negativamente, ¡así son las cosas! Puede parecer só lo
un leve desacuerdo sobre la forma de colgar la ropa. O puede ser algo tan terrible como el
temor al maltrato. Pero sin importar la intensidad emocional que tenga, esa atenció n negativa
a "lo que sea", siempre causará problemas má s grandes, porque así es el guió no la historia que
estamos escribiendo.
Así que no te preocupes por la vá lvula de tu pareja. De hecho, ¡nunca te preocupes por
tu pareja! Dirige tu enfoque hacia lo que está ocurriendo a tu alrededor, e insiste contigo
mismo en que logrará s abrir tu propia válvula, de cualquier forma que puedas, sin importar
có mo. ¡SIN IMPORTAR CÓ MO!
La ú nica forma en la que puedes tener una relació n como a ti te gustaría que fuera, es
escribiendo tu historia o guió n de ese modo y cumplirlo fielmente, hasta que se desarrolle tal
como lo quieres, ya sea con tu pareja actual o con otra con la que tengas mayor armonía de
vibraciones (lo que significa, si es que todavía no lo adivinas, ser mucho má s feliz).
Si eres alguien que sufre en silencio, como lo era yo, ¡buena suerte! Sin importar cuá l
sea la razó n por la que está s sufriendo, ésta crecerá como una mala hierba bien alimentada. Lo
mismo ocurrirá si eres una persona controladora, regañ ona, preocupona o alguien que disfruta
complaciendo a la gente. Tienes que desconectar tu enfoque destructor de la relació n, sea lo
que sea que esté cerrando tu vá lvula, y conectarlo a lo que deseas en la vida.
En otras palabras, desvía la atenció n de tus "no quiero", ponla en tus "quiero" y
mantente ahí.
Si tienes un borracho a tu lado, abre tu vá lvula y escribe tu nuevo libreto.
Si tienes una pareja desempleada a tu lado, abre tu vá lvula y escribe una nueva
historia.
Si tu pareja y tú pelean por dinero, abre tu vá lvula y escribe una nueva historia.
Empieza hablando con tu pareja sobre lo que quieres y por qué, no de lo que no quieres
y por qué. Ya sé, estoy sonando muy condescendiente al respecto, como si fuera cualquier cosa
este asunto de ignorar las acciones de un necio, el cual tú está s convencida de que es el
responsable de tu vida miserable. La culpabilidad es nuestro juego, y señ alar con dedo
acusador a alguien, o a nosotros mismos, siempre ha resultado inú til.
Lo primero que hice fue sentir un poco de aprecio por ellos: "Son buenos muchachos y
es agradable tenerlos, cerca". No era exactamente un ¡hurra!, pero eso era mejor que nada.
Podía sentir có mo mi resistencia se iba reduciendo... un poco.
"Gracias a Dios, estaban ahí para cuidar de los perros, mientras yo me ausentaba.
Ninguno de mis otros inquilinos había hecho eso nunca. Y ninguno de 'mis otros inquilinos me
había ofrecido ayuda para darle la retocada anual a la pintura de mi casa, como ellos lo habían
hecho." Eso se sentía mejor.
Continué así, visualizando la imagen que quería, apoyando mi idea tan lejos como pude
y hasta donde me sentí có moda. Presionaba y avanzaba conforme me iba sintiendo bien. No
habían pasado má s de diez minutos de haber llegado a casa cuando los muchachos se
acercaron a mí, sonriendo de oreja a oreja. No tenían todavía un nuevo empleo permanente,
pero habían encontrado una forma de pagarme e iban a empezar a hacerlo inmediatamente.
¡Acció n rá pida, por decir lo menos!
EL PING-PONG VIBRATORIO
Uno de mis primeros empleos después de que salí de la universidad fue en trabajando
en una grande empresa del mundo de fotografías para catá logos. Ahí se tomaban todas las
fotos del mundo de la moda y la mayoría de las fotos fijas para tiendas importantes de ropa y
departamentales. La mejor parte de mi trabajo era con las estilistas, las muchachas que tenían
que asegurarse de que la ropa quedara perfectamente, de arreglar todo, desde los pasadores
para el cabello hasta las latas de cerveza, y que todo quedara en su lugar.
Día tras día, los modelos má s famosos del momento, hombres y mujeres, pasaban por
nuestros estudios. Yo no les prestaba mucha atenció n, pero había una pelirroja, extraor-
dinariamente alta y delgada, que parecía ser el blanco constante de los chistes y bromas de
todos los demá s. Cada vez que llegaba, desde que entraba hasta que estaba lista para irse, una
nueva tanda de chistes circulaba por la oficina, antes de que ella cruzara siquiera la puerta.
Parece que esta chica cambiaba de novio constantemente, tanto que cada vez que se
presentaba a una sesió n de fotos, cosa que sucedía varias veces a la semana, se lamentaba del
ú ltimo que había tenido, o hablaba maravillas del nuevo. Era como una pelota de ping-pong
que quedaba en cada ocasió n en diferente lado de la red.
"¡Ese infeliz! No ha devuelto ninguna de mis llamadas telefó nicas. Es como todos los
demá s, tan enfrascado en su mundito, que no tiene tiempo para el mío. Eso sí, siempre tiene
tiempo para sus otras chicas." Todo lo que sabía hacer era culpar, culpar, culpar, y atraer así
mucho má s clones tan rá pidamente, que se convirtió en el chiste permanente de toda la
compañ ía. Alguna que otra vez, alguien sentía una leve compasió n y decía algo así como:
"¿Có mo es posible que una chica tan hermosa como ella tenga una cadena tan larga de mala
suerte? Con todo lo que ella tiene que ofrecer, ¿có mo es posible que eso suceda?".
¿Larga cadena de mala suerte? No. La muchacha, joven y hermosa, estaba atrayendo, a
partir de su antiguo guió n vibratorio, su vieja forma habitual de ver a los hombres. Su libreto
nunca cambió . Ella sabía que podía atraerlos como la miel a las abejas, y lo hacía, pero todos
terminaban siendo de la misma clase: hombres seducidos por las vibraciones que ella emitía
continuamente.
Ninguno de estos pobres clones tardaba mucho tiempo en extinguirse, mientras ella
atraía a otro, como si fuera una letanía de negativos "no quiero" que atrapaban al siguiente.
Puesto que su vibració n dominante respecto de sus ex novios era siempre de ese "tipo
podrido", todo lo que atraía era otra réplica de un "tipo podrido". La culpabilidad que ella
mantenía en sus recuerdos enviaba vibraciones tan poderosamente imantadas, que nunca
había una oportunidad de activar un tipo diferente de relació n.
Perdonar es... ¿qué?
Primero viene la culpabilidad y después viene ¿qué?... ¿El perdó n? Tal vez sí, tal vez no.
Algo sucede, alguien dice algo y entonces, como las focas entrenadas que somos,
respondemos agresivamente con vibraciones. Si dejá ramos las cosas en ese punto, estaríamos
en paz. Pero continuamos permitiendo que nuestras emociones se esparzan por todas partes y
¡PUM!, nuevamente caemos en el sentimiento de culpabilidad.
Ahora, digamos que hemos decidido perdonar a alguien. Muy bien. Esto es lo que
ocurrirá : el perdó n significa liberar nuestra resistencia a la energía positiva, no a la del
trasgresor a quien estamos dirigiendo tan benevolentemente nuestra sonrisa de perdó n. El
perdó n consiste en olvidar lo que sucedió en aquel fatídico lugar. ¡Jaja!
Si hay necesidad de perdonar, tiene que haber' un juicio o una culpabilidad que
preceda a esa necesidad, porque de otra manera no habría razó n para perdonar. Y el juicio o la
culpabilidad significan que estamos enfocá ndonos en un "no quiero". Así que el primer paso
para el perdó n (y esto probablemente no te va a gustar) es exonerar el sentimiento de culpa, lo
que significa la capacidad para decir... y decido con sinceridad: "¿A quién le importa? ¿A quién
le importa un bledo? Tal vez el idiota hizo algo terrible, algo realmente de mal gusto. ¿Y qué?".
Significa: "No necesito condiciones para ser feliz. No voy a prestar atenció n a tus malos
há bitos, porque no necesito que todo sea perfecto para que fluya má s amor hacia ti".
"Puedes ser grosero, puedes decir cosas horribles que lastiman mucho, pero tu
elecció n no afecta mi elecció n, la cual es mantener mi vá lvula abierta y sentirme bien. Ya no
culpo a ninguna circunstancia negativa, ni a tus há bitos negativos por la forma en que me
siento". Seguro, yo sé que eso suena casi imposible, pero ¿y qué, si eso es precisamente lo que
nos va a llevar a permitirnos ser felices? Lo mejor de alcanzar ese espacio de: "Me importa un
bledo lo que haces o lo que hiciste, mi válvula permanece abierta de cualquier modo", es que
automá ticamente permites que llegue la clase de circunstancias que tú quieres (definitiva-
mente, el objetivo del juego) y dejas de experimentar la vida en funció n de las acciones de los
demá s.
¿Estoy diciendo que debe perdonarse a una persona que maltrata? No, no en el antiguo
sentido, nunca. Perdonar como antes lo hacías significa que está s todavía reteniendo la ofensa
en tu vibració n, e invitando a tener má s de lo mismo. Estoy diciendo que lo olvides, que tengas
abierta tu propia vá lvula, que escribas un nuevo guió n y que vibres de tal modo que puedas
salirte de ese lío.
¿Estoy diciendo que debe perdonarse a un adú ltero? No, no como antes. Si el acuerdo
entre ustedes dos fue de monogamia, estoy diciendo que lo olvides y abras tu válvula si no
quieres que el problema se repita en esta relació n, no en la siguiente. Tú tienes que atraer las
vibraciones de tu deseo, en armonía, o en una nueva pareja.
¿Así que estoy diciendo: "no perdones"? Por supuesto que no, al contrario, estoy
señ alando que perdones lo antes que puedas. "¿Lo perdono? Por supuesto, ¿ahora qué sigue?".
Eso está muy, muy lejos de: "Bueno, no sé, cariñ o, eso que hiciste fue una cosa horrible".
Nunca, ni en un milló n de añ os, porque para que una relació n cambie a tu gusto,
necesitas:
Enfocarte fuera de la situació n.
Enfocarte en abrir la vá lvula, la tuya.
É sa es la ú nica forma como las circunstancias no deseadas cambiará n, y la ú nica forma
como tu relació n sobrevivirá .
Así que, ¿có mo ayudar? El primer paso es colocarte en un sitio que te haga sentir bien,
y lograr así que tu propia válvula se abra antes de poder pensar siquiera en la otra persona.
Entonces, puedes inspirar -no asegures, só lo inspira- esa misma apertura de tu válvula en la
persona en la que está s pensando. Ya no está s intentando pintar en el lienzo del otro, sino que
sinceramente está s ofreciéndole pinturas y pinceles.
Por otra parte, si sigues pensando en lo terrible que es que alguno de tus conocidos
tenga cá ncer, esté sin trabajo o que su casa se haya incendiado, esa terrible vibració n
permanecerá para reforzar las malas vibraciones en las que él se encontraba.
Tengo una amiga cuyo padre estaba muriéndose completamente solo, a 3,000
kiló metros de distancia, en la costa opuesta. Todas las noches, cuando se iba a dormir, ella
enviaba a su padre pensamientos de sanació n con la esperanza de ayudarlo a reaccionar. Pero
en su propio estado de tristeza, le enviaba la propia soledad de él, la imagen patética de un
hombre sin amigos, sin familiares, sin voluntad de vivir, y el hombre seguía empeorando.
El rompimiento
"¿Debería-no debería?", "¿debería-no debería?". Todos hemos pasado por eso. Por ese
perturbador periodo cuando sabemos que es tiempo de hacer algo, pero las respuestas
simplemente parecen no llegar. O no queremos aceptarlas.
Primero que nada, tenemos aquí una má s de esas palabras emocionalmente cargadas
con la que es preciso lidiar. Esta vez es "relació n". Sin duda, no ocupa uno de los primeros
lugares en la lista de "sentirse bien" para la mayor parte de la gente. Só lo piensa que esa
palabra ejerce casi tanta fuerza negativa como "dinero". Tal vez se inició con nuestra propia
familia, o quizá lo hizo con nuestra conflictiva relació n de pareja, o con ambas cosas. No
importa. La misma palabra "relació n" evoca un puñ ado de anhelos y estremecimientos
mezclados en el mismo suspiro.
Así que es razonable (antes de volvemos creadores reflexivos) que cuando tenemos un
rompimiento, nos enfrentemos a esa posibilidad, o incluso si ya hemos pasado por una, la idea
de involucrarnos en otra nueva enredada telarañ a no siempre nos resulte atractiva. Y sin
embargo, eso es lo que hacemos, nos lanzamos de nuevo a formar otro dueto con el mismo
patró n, u otro peor. Só lo cambian los actores.
¡Tenemos que transformar el libreto! Si queremos que sea diferente, lo mismo ahora
que con la pró xima relació n, tenemos que verlo y sentirlo de manera diferente. Si queremos
algo diferente, tenemos que cambiar el libreto.
Digamos que tú te has salido de eso y ahora está s viviendo solo. Está s disfrutando de
esa rutina que creaste deliberadamente y, por tanto, has decidido que está s listo para una nue-
va aventura, con una nueva pareja. Pero, ¿qué es en lo primero que piensas? ¡En la anterior! Y
nueve de cada diez veces, ese pensamiento viene saturado de pesadas vibraciones negativas.
Igual que la atractiva modelo que no podía conseguir el tipo de pareja que quería, quedas
atrapado de nuevo al estar atrayendo un clon de tu relació n anterior, o algo peor.
Tienes que cambiar el libreto y enviar esas vibraciones a las que te has aferrado...
¡Fuera! Tienes que fabricar, de algú n modo, un sentimiento distinto acerca de tu ex. Si no lo
haces, si sigues aferrado, como si en ello te fuera la vida, a los resentimientos, las furias y los
enojos, tu pró xima relació n no podrá ayudarte, sino que será del mismo tipo que las anteriores
o incluso peor, porque ésa es la vibració n que está s produciendo: resentimientos, furias y
enojos. Lo que tú vibras es lo que recibes. No puedes vibrar con pensamientos de regreso a
"otra vez lo mismo" y esperar obtener algo totalmente diferente, "mucho mejor".
Esto podría no ser una buena noticia para ti; pero las relaciones nunca mueren. Nunca
cesan. En virtud de que los dos (o los tres, o los veinte) han estado juntos en una casa, en una
oficina, en un club, tienen una conexió n vibrá til que nunca cesa. Así que si dejas que uno de
esos lazos siga siendo negativo... bueno, ya sabes el resto. Esa vibració n irradiará por siempre
de ti buscando otras semejantes. Tal vez viviste con un golpeador, o con un simple
chiflado; si no quieres má s de lo mismo, tienes que encontrar algo que te guste de ese tipo, algo
que puedas apreciar, para que rompas la conexió n con sus vibraciones negativas.
De otro modo, sin importar qué tanto esperes entre una pareja y otra, sin importar qué
grado de "curació n" pienses que has logrado, atraerá s las mismas cosas desagradables que no
te gustaban de tu ex, porque sigues enfocado en ellas, protestando por ellas, hablando con tus
amigas de cuá nto te alegra haberte liberado de ellas, sin mencionar el hecho de que todavía
está s furioso contigo mismo por haberlas soportado tanto tiempo. Si está s pensando en eso, y
sintiéndolo, está s vibrando todavía con ello, así que eso es lo que vas a atraer.
Así que á malas, lo mismo si merecen tu amor o no; apré cialas, sin importar qué tan
justificado pueda estar .clavar alfileres en la muñ eca de vudú que las representa. Rompe la
cadena de atracció n negativa, y entonces podrá s encontrar tus respuestas a si debes irte o
quedarte así. Y si te vas, no atraerá s un clon en la misma frecuencia negativa.
CADENA DE DOLOR
Tenía una amiga que solía hablarme, má s o menos un mes sí y otro 110, desde
diferentes Estados del país, para descargar en mí sus problemas, que eran muy graves. La
mayor parte de esto sucedió antes de que supiera algo sobre absorber -y ser atraído por-las
vibraciones negativas de otra persona. Esta rutina continuó durante añ os, una interminable su-
cesió n de los mismos viejos problemas que se hacían cada vez má s grandes a medida que
pasaba el tiempo.
Con cada llamada telefó nica me apresuraba a unirme a sus sentimientos negativos,
pensando que con eso la estaba ayudando. Le mostraba mi empatía, mi conmiseració n,
simpatizaba con ella, hasta que me sentía tan mal, que tenía que salir a caminar y ponerme en
contacto con la naturaleza, para equilibrarme un poco después de colgar.
Toda persona en este planeta tiene en su interior su propia guía para encontrar su
propio camino, si así lo elige. Pero algunas veces tenemos que dejar que se hundan si ésa es su
decisió n, o nos hundiremos con ellos también, conectados por medio de vibraciones a su
cadena de dolor.
¿FAMILIA Y ARMONÍA?
Por primera vez, como nunca antes, todos querían realmente estar juntos, hacer cosas
juntos, ir a lugares juntos, que sé que cualquier cosa que pase será buena". Si alguna vez hubo
un tiempo y un lugar para trabajar en aspectos positivos, ¡es con la familia!
Y hay otra ganancia extra en valorar a los familiares: una vez que tu válvula se haya
abierto, permanecerá abierta a todo, no só lo a la familia. Puedes estar con tu pareja, presente o
pasada y, de pronto, ¡obtienes un nuevo empleo! Puedes ser un padre soltero que valora a sus
hijos, y de repente, ¡una nueva pareja, aparece!, puedes estar valorando tu hogar, ¡tus hijos
problemá ticos cambian su actitud!
Todo es energía, todo es vibració n que parte de có mo te está s sintiendo. Así que
escribe tu nuevo guió n, no te preocupes de los “cuá ndo” o los “có mo”, no importa si todavía no
ha sucedido, mantén tus ojos lejos de la válvula cerrada ajena, y encuentra formas de abrir la
tuya. Antes de que lo sepas, sin importar qué esté haciendo cualquiera en su casa o en el
planeta, tú ya no responderá s. Ahora será s un creador consciente.
Só lo abre tu válvula, ¡NO IMPORTA A QUÉ ! El resto vendrá por sí solo. Te lo garantizo.
TU CUERPO, VIDA Y
LA LEY DE ATRACCIÓN
Espero haber dejado muy claro, a estas alturas, que no camino sobre el agua, que no
tengo dinero a manos llenas, ni poseo media docena de villas de descanso con vista al mar
Caribe, a las que huyo en uno de mis cuatro Lamborghinis, cuando me canso de mis
propiedades llenas de sirvientes.
Hay, sin embargo, un á rea de mi reciente fluido vital de energía que mejoro
extraordinariamente aplicando los principios de la Ley de Atracció n que me ha proporcionado
un placer mayor que la libertad del dinero, o las otras mejoras de mi bienestar, y que es mi
cuerpo. Antes de conocer todo lo expuesto en estos capítulos, me encontraba en mi peor etapa
de sentirme víctima, tenía la espalda terriblemente mal. Algunas veces no podía levantarme de
la cama en toda una semana. Otras ocasiones los espasmos que me daban eran tan
intensamente dolorosos, que lanzaba gritos que se podían escuchar en el Estado vecino.
Aunque lograba meterme en el auto y llegar de algú n modo al trabajo, pasaba el día de pie, o
arrodillada ante mi escritorio, porque sentarme resultaba demasiado doloroso.
Tan pronto como empecé a tener bajo control ese desastre, mediante una estricta
rutina de ejercicios, me lancé a visitar a innumerables doctores para averiguar por qué mi
corazó n bailaba la rumba todo el día, en lugar de bailar un tranquilo vals. Un doctor,
especialista en medicina, holística, finalmente me diagnosticó un severo caso de hipoglucemia
(bajo contenido de azú car en la sangre) "probablemente producido por estrés". Un diagnó stico
ligeramente limitado en comparació n con la verdad.
Después, eran mis articulaciones las que no querían moverse; tenía exceso de peso,
falta de energía, mala vista, mala dentadura y mi cabello me estaba diciendo adió s; todas eran
señ ales de..., ¿de qué? ¿Del envejecimiento normal? No, todo eran signos seguros de una vida
que se estaba viviendo con una válvula mucho má s cerrada que abierta, que estaba má s
desconectada que conectada a mi Fuente de energía; una vida que proyectaba mucho má s
vibraciones negativas que positivas, aunque, no obstante, también eran señ ales de
envejecimiento.
Pero, ¿por qué me había cerrado de ese modo? ¿De dó nde venía toda esa negatividad
que se había vuelto tan destructiva para mi cuerpo? Yo no era un ogro odioso, ni una persona
cruel y malvada que llevaba mi negatividad pegada a mí. En realidad, había crecido en un
ambiente comú n de una familia disfuncional de clase media alta. Había hecho todas las cosas
correctas, había ido a los colegios correctos, había usado la ropa correcta, había tenido los
empleos correctos y vivido en los lugares correctos, todo ello con infalible actitud agradable y
las sonrisas oportunas en mi rostro. Sin embargo, ese tono bá sico de negatividad "normal" era
mi compañ ero constante y cuanto má s pasaban los añ os, má s florecía.
¿Algunas veces me había divertido? ¿Algunas veces había sido feliz? ¡Nunca!, ni en un
milló n de añ os; sin embargo, no me hubiera considerado una persona negativa, como tampoco
lo hacían mis amigos. Por el contrario, me consideraban como la personificació n misma del
optimismo y la alegría. Y sin embargo, siempre estaba preocupada por todo. Con una sonrisa
forzada en el rostro y una palabra amable siempre en mis labios, mi enfoque constante era en
las carencias, tanto en las propias como en las ajenas. Al igual que sucedía con todas las
personas que conocía.
En estos tiempos, casi todo el mundo sabe que el estado de salud física está
íntimamente relacionado con el estado de salud mental. ¡Hasta los médicos empiezan a
afirmarlo! Los científicos someten a ratones a un exceso de estrés y después observan có mo, se
desarrollan en ellos células cancerosas. Privan a un chimpancé bebé del pecho de su madre y
observan có mo su cuerpo genera diabetes. Toda la comunidad científica/médica sabe
perfectamente que hay algú n tipo de unió n entre la mente y el cuerpo, só lo que no están
seguros de cuá l es..., todavía. Y vaya que se van a llevar una sorpresa cuando descubran que no
es otra cosa má s que nuestra propia energía.
La enfermedad, en cualquiera de sus formas, no es más que nuestra energía negativa que
sofoca buena parte de nuestro flujo de vida -esas altas frecuencias que son nuestro estado natural
lo cual se convierte en daño celular. Las culturas orientales afirman que los desbalanceos de
energía (el Ky) son la causa de la mayoría de las enfermedades, siendo provocado este
desbalanceo por nosotros mismos por nuestros estilos de pensar, sentir y de vivir.
¡Oh!, por supuesto, siempre estamos unidos energéticamente, cuando menos por un
hilo, a esa fuerza de vida, o no estaríamos ya aquí. Pero una cuerda muy tensa (vá lvula cerrada)
y otra válvula abierta que nos hace sentir bien porque permite que la energía de la fuerza vital
fluya libremente a través de nosotros, son dos cosas muy diferentes. Una mantiene al cuerpo
hambriento de su natural fuerza vital y de la energía que da vida, mientras que la otra lo
alimenta. Se deduce, entonces, que si se mantiene un estado de vibración más alto que el usual, y
de forma regular, la enfermedad simplemente no se puede presentar ni se puede mantener. Sería
imposible.
Después de todo, el cuerpo no está separado del universo, así que cuando tenemos un
pensamiento, las vibraciones corren por todo el cuerpo, al igual que por todo lo demá s. Esto lo
afirma Deepak Chopra quién afirma que el cerebro no es la ú nica parte del cuerpo que guarda
informació n, cada una de nuestras celular sabe có mo nos sentimos, que nos sucede y han
aprendió a có mo reaccionar a eventos externos. Si esas vibraciones está n en armonía con la
programació n intrínseca de tu cuerpo, que incluye el bienestar (la vá lvula abierta de "sentirte
bien"), entonces las células sobreviven.
La enfermedad existe sólo por una razón: alguien ha emitido más energía de baja
frecuencia que de alta. Lo cual, desde luego, es la razó n de que exista tanta enfermedad. Busca
a una persona que generalmente sea feliz, que continuamente esté motivando un estado de
á nimo elevado y liberá ndose de emociones negativas, y encontrará s a una persona saludable.
¡Siempre! La gente que está enferma se ha aislado de algún modo de su línea de la vida. Esto
puede no resultar muy evidente al exterior, pero de una manera u otra, han cerrado su
válvula a la fuente de energía, mediante la preocupación, la culpabilidad o cualquier otra
cosa.
La gente enferma está mal informada, como todos nosotros. Pueden ser ciudadanos
devotamente religiosos, honestos y valiosos, pueden ser amigos queridos y dignos de confianza,
pero si no están permitiendo que fluya suficiente cantidad de su propia energía positiva hacia sus
vidas, no están dando paso a la vida. De hecho, sin excepción, la enfermedad es el rechazo de
esa energía más elevada y la manifestación final de una emoción negativa interminable
de uno mismo.
SI ESTÁS ENFERMO
Por siglos nos hemos aferrado a la doctrina de que causa y origen de TODO esta fuera
de nosotros, para que se entienda claro todo es que pensamos que la oportunidades, la riqueza,
la felicidad, el amor, ganar dinero, bueno hasta Dios esta fuera, esta estructura de pensamiento
de estar enfocados hacia el exterior, es la causa de tan pobre valoració n nuestra como seres
humanos, carentes del poder para cambiar lo que vivimos en el exterior, dependientes só lo de
algo que está fuera de nosotros mismos puede mejorarnos, así que hasta que aprendamos a
sobreponernos a esta arcaica y tonta creencia limitante, no só lo mejorará nuestra autoestima,
sino que encontremos la conexió n a nuestro guía interior a Dios dentro de ti. Esto por si só lo
desde luego que provoca transformaciones en la vida de cualquiera que lo acepte. La ley de
atracció n es parte de este mecanismo que no tiene que ver con religió n, sino con la energía con
la que funciona tan perfectamente el Universo, y Tú eres parte de él, si no lo sabes en tu cuerpo
hay polvo de estrellas, ¡eres parte de esta má gica creació n¡ No estas aquí por casualidad, ni
para sufrir, sí crees eso adelante, nada lo impide que lo logres, pero si estas leyendo este
material es porque algo dentro de ti te ha atraído a leer esto, evita pensar en la suerte la
coincidencia, somos seres creadores reflexivos y este material pretende que entendamos có mo
usarlo.
Regresando específicamente al tema de salud nuestra vieja forma de pensar en
exteriores, te indica que vayas a buscar asistencia médica, y después que una medicina te cure;
esto puede ofrecer posiblemente una cierta medida de recuperació n. Esa recuperació n puede
ser mínima o inestable, en el mejor de los casos, porque si los pensamientos y el flujo de
energía no cambian, la enfermedad original, o algo peor, regresará . Le doy gracias a Dios de ser
testigo de recuperaciones de personas que yo he visto que trascendieron a los má s pesimistas
diagnó sticos médicos, ó dejar de usar lentes por propia voluntad después de 30 añ os de
usarlos, me consta. Si quieres ahondar en el tema te recomiendo “Curació n Cuá ntica de Deepak
Chopra, ó “Mente sin tiempo, cuerpos sin edad” del mismo autor y también el celebre libro de
Louise H. Hay “Tu puedes cambiar tu vida”. Pero por ahora, sigue con tu doctor.
Grábatelo por favor. No nacimos para enfermarnos no se infelices, esto es otra vieja
creencia limitante; estamos diseñ ados para vivir 106 añ os en condiciones de funcionalidad
aceptables, envejeciendo 1% a partir de los 30 añ os como lo expone Deepak Chopra. Pero las
estadísticas demuestran que el mayor nú mero de infartos ocurre entre los 50 y 54 añ os ¡esto
es media vida del diseñ o! Ni siquiera es en las etapas altas de vejez. Ya te imaginaras la
respuesta: Algo tiene que ver con la satisfacció n y logros de media vida. Es resultado de lo que
hemos hecho con nuestra libre decisió n de vida y desde luego la baja energía vibracional.
Si durante la primera parte de nuestras vidas hemos vivido como nuestro exterior nos
dijo, (familia, escuela, religió n, amigos, vecinos, sociedad, etc...) ¿No crees que ahora tenemos la
oportunidad conciente y el derecho de vivir como queramos para lograr una vida má s plena?.
No lo tomes como un dogma de mi parte, pero……. ¿y que tal si la promesa de un cambio
interno te trae otra vida?, al menos yo en tú lugar lo intentaría, por que no hay nada que
perder, má s que cosas viejas y si mucho por ganar, demasiadas. La razón más poderosa de no
lograrlo, no es por lo que nos falta saber, sino por nuestras viejas creencias que no podemos dejar.
Sin embargo si está s enfermo, te pido que trates de aceptar desde de lo má s profundo
de tu ser que toda enfermedad es reversible. Aunque probablemente no hay tarea má s difícil
en este mundo que tratar de sentirte con el ánimo elevado cuando está s físicamente mal, no
só lo es posible, si no que se ha hecho muchas, muchas veces.
Norman Cousins lo hizo. El un famoso editor de libros americano, que estaba muriendo
de cá ncer, declaró : "No puedo negar que me estoy yendo", y decidió pasar el tiempo riendo
constantemente. Sabía instintivamente que si lograba revertir las frecuencias en su cuerpo,
éste se curaría por sí mismo. Así que, desde su cama de hospital, vio só lo películas divertidas,
só lo leyó libros graciosos, pidió a sus amigos que le contaran chistes y así se curó solo,
completamente, del cá ncer que había invadido a su cuerpo. Entonces escribió un libro acerca
de ello. Tengo que reconocérselo. Es un alma comprometida... y un maestro.
Ahora, obviamente, la cosa má s espontá nea que hacemos cuando nos ataca una
enfermedad, sobre todo alguna que consideramos grave, es lanzarnos a la acció n, correr a un
doctor y no apartar en ningú n momento nuestro pensamiento de esa condició n. Estamos
asustados y, desde luego, así es como reaccionamos. Y sin embargo, con nuestro constante
enfoque negativo en la enfermedad, nos estamos alejando del ingrediente más importante de que
disponemos para invertir la mala condición: el poder curativo de nuestras frecuencias más
elevadas.
Si, por ejemplo, has tenido un serio accidente, no sucedió de pronto, ni salió de la nada.
Si analizas los añ os anteriores, ¿podrías decir que tu patró n de pensamiento ha ido siempre
hacia las bajas frecuencias: enojo con la familia, circunstancias desagradables, deseo doloroso
de ser aceptado, temor al fracaso, culpabilidad, preocupació n por las finanzas, culpa oculta
sobre lo que sea? Tuvo que ser así, o de otra manera no habrías tenido el accidente. Ese impulso
negativo se construye a lo largo del tiempo hasta que finalmente entras en el tornado
creado por ti mismo, con alguien más que ha afinado su diapasón en la misma forma que
tú. Y los dos se atraen, hasta que chocan.
La energía de baja frecuencia es la causa; el daño al cuerpo -ya sea por accidente o
por enfermedad- es la consecuencia, lo mismo si se ha estado forjando durante unas cuantas
semanas, que durante varias décadas. Y entonces, está el asunto de la intensidad. La gente que
conoce de magnetismo lo explica de esta manera: Tiene el mismo efecto un baja intensidad de
energía por largo tiempo que una alta en un corto período es simplemente jugar con las dos
variables: tiempo e intensidad. Así es que un mal cará cter, una inconformidad continua, tibia,
una negatividad durante un periodo de añ os sigue siendo una vibració n negativa, que tu
cuerpo responde a ella en la misma forma, con un problema benigno, tibio, sin grandes
tragedias pero no logras tener el ingreso que desearías, las vacaciones que quieres ó necesitas
no las puedes tener ó pagar, el puesto que deseas se lo dan a otra persona, maltrataron tu á rbol
a la entrada de tu propiedad, etc…. Pero por la misma razó n, un gran fluido negativo de tu
energía, al paso de los añ os (o de los meses) un día producirá una grave enfermedad o un
accidente de tamañ o considerable. Pero, sin importar cuá l pueda ser el problema físico, sino
que es el resultado de un exceso de vibraciones del cuerpo, un resultado que puede
deshacerse mucho má s rá pidamente de lo que se tardó en crearlo.
ENGAÑA AL ADULTO
Para eliminar la enfermedad, una vez má s nos inclinamos hacia formas ingeniosas de
convencer a la mente de que cree las vibraciones má s altas que se requieren, para que las
células empiecen su proceso de regeneració n. Esto no es un cú ralo todo, nada lo es, porque
só lo un cambio total en la energía traerá esa transformació n. É sta es só lo una técnica que
puede llegar a hacer maravillas.
Esta estrategia se parece mucho a la de escribir un nuevo libreto; pero con algunos
cambios importantes que deben añ adirse para deshacernos de viejas creencias ya caducas.
Vamos a jugar un juego de niñ os llamado "Pretendamos" y yo te prometo que si te entregas a él
de corazó n y juegas de principio a fin, tu vá lvula se abrirá . Muy bien; aquí está la primera parte.
Pretendamos, primera parte: "Qué tal si... "
Ante todo, pon en tu rostro la sonrisa de listo-para-empezar; de ahí, debes pasar a tu
sonrisa gentil interna. Una vez que hayas logrado eso, trata de llegar a la parte de ti que sigue
siendo niñ o, porque el juego que vamos a realizar es el de "qué tal si".
"¿Qué tal si hiciera esto...?".
"¿Qué tal me iría si...?".
"¿Có mo jugaría yo si...?". ¿Si qué?
...si estuviera tan sano como un caballo.
...si fuera joven y muy apuesto.
.. .si fuera el joven travieso y bullanguero que solía ser, o que quisiera ser.
...si tuviera tres deseos y pudiera hacer lo que quisiera y tener cualquier cosa que
quisiera.
Métete de lleno en el juego y vívelo tanto como puedas, hasta seeentir que la diversió n
y el entusiasmo fluyen a través de ti. (Si te está s sintiendo como un tonto, es un buen indicio de
que está s atorado en una rígida imagen adulta, lo que significa generalmente vibraciones
negativas).
Ve con frecuencia a ese lugar de pensamiento para verificar el aspecto de ese nuevo
cuerpo que has creado. Lleva contigo los sentimientos surgidos de tus juegos. Con esos
resplandecientes sentimientos en su lugar, deslízate hacia tu nuevo cuerpo para verificar su
forma, có mo funciona, có mo se siente, có mo trabaja, hasta có mo huele. Intenta y sieeente.
Si padeces algú n dolor, espera el momento en que el dolor haya disminuido y después
entra al mundo curativo de "Pretendamos". Ve a él con tanta frecuencia como puedas. En-
tonces, sal de tu propio camino, lo que significa que habrá s de mantener tu enfoque lejos de lo
que no ha sucedido toda vía, y deja que el universo haga su parte.
CAMBIA TU APARIENCIA
Unos amigos me preguntaron (como sucede casi siempre) có mo llegar a ese lugar del
sentimiento de "estar delgado", cuando puedes ver claramente que está s gordo. Fue otro caso
de "pretendamos", sabiendo que no puedes pensarte delgado -mucho menos llegar ahí-cuando
te está s sintiendo gordo. Una amiga había querido perder demasiados kilos, hizo todas las
acostumbradas dietas y bajó , pero volvió a recuperar su antiguo peso varias veces, como nos
ha pasado a todos los que hacemos dietas. Finalmente, entró en un programa de visualizació n,
pues le pareció una buena idea; pero no llegó a ninguna parte, hasta que decidió poner algo de
emoció n detrá s de las imá genes. Entonces empezaron a suceder todo tipo de cosas.
El secreto para revertir cualquier cosa dentro del cuerpo es desviar tu enfoque de lo
que no quieres, encontrar la forma de poder introducirte en el sentimiento de lo que quieres, y
saber con certeza que las leyes del universo está n funcionando, y que deben llevar la visió n
sentida a la realidad, siempre y cuando tú no la aplastes.
No tiene sentido realmente mantenerte alejado de los médicos, si tus creencias dicen
que los médicos funcionan. Aunque yo le he dado un giro completo de manera drá stica a la
salud y a la forma de mi cuerpo, sé lo que mi mente permite o no en este momento; así que
todavía hago visitas ocasionales a un médico, o a un dentista. Pero piensa en esto un minuto:
¿para qué se preparan los médicos? ¿Para curarte? Por supuesto, ése es el objetivo, tan pronto
como descubren lo que está mal en ti.
"Lo que está mal" es su negocio, su razón de ser. Sí, quieren ayudar, pero si no
encuentran algo malo, ¿cómo pueden, ayudarte? Puesto que lo que está n buscando es "lo que
está mal" -y es lo que tú esperas que encuentren- eso es precisamente lo que ellos -y tú- van a
atraer: algo que está mal. ¿No has notado que con los médicos siempre estamos a punto de
contraer algo, o tenemos ya un pie en la tumba? Somos o precancerosos, o no tenemos la
menor posibilidad de salvació n. No estoy atacando a la profesió n médica; son un enorme y
formidable grupo, que precisamente ahora está empezando a entender el proceso de la manera
adecuada, muy lentamente por desgracia. Pero no debemos unirnos a ellos en atraer más de lo
que queremos deshacernos, y, sin duda, no tenemos que visitarlos con ese temor que cierra
nuestras vá lvulas.
Si a ti te han dicho que está s en algú n tipo de "pre" condició n, y eso te ha asustado
mucho, tranquilízate y echa una mirada a lo que está s creando. Has cerrado tu vá lvula al vol-
verte temeroso; está s atrayendo cosas en forma negativa y ahora vas directamente hacia el
inevitable cumplimiento del dictamen del médico. Todo médico que se encuentra en la faz de
este planeta sabe que la enfermedad remonta, una vez que se da 'el diagnó stico. ¡Imagínate!
De todas maneras, acude a tu médico, pero vigila tus reacciones, tus temores, tus
creencias, tu negativa, lo que significa que vigiles tu válvula. Haz a un lado el diagnóstico de las
enfermedades llamadas incurables, junto con todas las otras estadísticas lúgubres que existen
sobre la enfermedad. De esta forma, puedes recurrir a tu médico como un medio para llegar al fin
que deseas, en lugar de hacerlo la causa de que tus temores se agudicen.
Hemos estado hablando mucho acerca de la auténtica energía positiva que crea
universos, la energía a la cual siempre estamos conectados, pero que rara vez está abierta. Si
nuestro cuerpo es una extensió n de esa fuerza de vida bá sica, entonces, ¿por qué morimos?
Supongamos que eres un actor y que está s en el escenario, vestido para el papel que
vas a representar, y experimentas la diversió n de ser un personaje en la obra. Cuando ésta ter-
mina, dejas el atuendo y el personaje a un lado, pero sigues siendo tú .
Lo mismo sucede con tu Yo expandido. Está aquí, actuando con un cuerpo (el tuyo) por
la mera experiencia de hacerlo, por aprendizaje, por diversió n. Cuando se canse, hará otra
cosa; pero no se extinguirá como una vela. No puede. Es energía pura y la energía no se apaga
de un soplido.
¡Ah! pero la energía má s negativa tampoco puede ser aplastada, aun cuando nuestras
vibraciones negativas sí pueden aplastar a las células físicas, una prá ctica que permitimos con
asombrosa vitalidad. Enfocar con temor una condició n del cuerpo que no queremos, reduce
tan drá sticamente nuestra unió n con esa energía má s grande que realmente somos y la
comprime a tal punto, que las células empiezan a encogerse por falta de energía de vida. El
cuerpo se reduce entonces a condiciones de escasa supervivencia, hasta que por fin muere
debido a la sofocació n implacable de sus células. Pero só lo el cuerpo muere, no la fuerza de
vida que eres tú .
En ese estado de sofocació n, las pobres células, que deben recibir un constante
abastecimiento de fuerza de vida, se ven obligadas a responder de manera diferente a las
vibraciones negativas que recorren todo el cuerpo. Como su propio bienestar ha sido
comprometido por la falta de esa energía fundamental, tus células no tienen otra alternativa
que dar paso a la enfermedad. Si continú a la reducció n de la fuerza de vida, las células ya no
pueden reproducirse a sí mismas. En ese momento termina su existencia física, y simplemente
se reciclan para convertirse de nuevo en la energía positiva pura, de bienestar, de donde
provienen. Tú haces lo mismo.
A eso es a lo que llamamos muerte, pero lo ú nico que deja de existir es tu presencia. No
tú .
En la actualidad, los científicos saben que el cuerpo puede continuar con vida muchos
má s añ os de los que vive ahora. Sin embargo, a pesar de los increíbles instrumentos que exis-
ten para lograrlo, ninguno de ellos tendrá éxito si no hay combustible: así que si alguien ha
perdido el entusiasmo por la vida, y la energía deja de fluir a través de él, ocurrirá lo que
llamamos muerte. Pero só lo se morirá tu cuerpo físico.
Deja que esa fuerza de vida fluya a través de todas tus células, de manera libre y
constante, sin restricciones ni limitaciones, y podrá s beber cianuro todos los días en el
desayuno sin que siquiera te dé hipo.
Así que, ¿no es interesante que el mayor temor con el que continuamos vibrando, y que
reservamos para seguir vibrando todavía má s, sea el temor a la muerte? El temor a la muerte
es una deplorable respuesta aprendida, que adquirimos hace mucho tiempo de un puñ ado de
faná ticos hambrientos de poder, religiosos y no religiosos, que querían jugar el juego de
"controlemos a las masas", y lo hicieron en forma brillante. Haz que un puñ ado de gente tema
algo, como la muerte, y las tendrá s comiendo de la palma de tu mano donde tú quieras.
Así es como surgieron todos esos mitos sobre los demonios, el mal, el infierno y un gran
juez en lo alto del cielo, que se vale del temor como un medio de control. Pero, puesto que la
energía no puede morir y, sin duda alguna, todos nosotros estamos hechos de energía, el temor
a la muerte no es má s que un monumental desperdicio de tiempo, que só lo evoca energía
negativa. Lo triste del caso es que nos han enseñ ado con tanta habilidad a temer a la muerte,
que hemos olvidado por completo có mo vivir.
Sin embargo, aun cuando al morir cambias de há bitos, lo que sucede no es má s que el
abandono del ser físico, una desconexió n del cuerpo; el "Tú " que eres, nunca se retira. Esa
parte de ti está conectada por siempre y para siempre a la percepció n consciente, eterna: Tú .
Así que eso que llamamos erróneamente muerte, es un simple cambio de enfoque,
un bip que indica un cambio de una frecuencia a otra. ¿Volveré a ser Juan Pérez otra vez?
No, ¿y te gustaría serlo?; pero no cesas de existir. ¡No puedes hacerlo! Tú eres la energía
continua de vida que anda saltando por aquí ahora, en este particular campo de juego. Tú eres
la energía positiva pura del bienestar ¡y no puedes matar la energía!
La forma más fácil de obtener esa salud es dejar de temer a ese mito atroz creado
por el hombre, y concentrarnos totalmente en elevar nuestras frecuencias hacia la parte
más grande de nuestro ser, que es la esencia misma de todo lo que existe. Entonces aquí, en
nuestro pequeñ o mundo, tendríamos todo lo que pudiéramos anhelar del cielo, precisamente
como era la intenció n original.
Hace muchos añ os, la madre de una de mis má s íntimas amigas se mató en un absurdo
accidente automovilístico. Cuando se dirigía junto con su esposo hacia un puente que había en
la autopista, algú n muchacho irresponsable arrojó una enorme piedra desde lo alto del puente.
La piedra chocó contra el parabrisas y cayó sobre el asiento del pasajero, matando en forma
instantá nea a la señ ora T. Parece una de esas terribles coincidencias, ¿no es así? Mala suerte.
Un mal tiro de dados. No, nada de eso. Fue una co-creación.
En primer lugar, si la señ ora T o su esposo hubieran estado mejor conectados con su
guía, habrían tomado otra ruta, se habrían ido má s tarde o no habrían hecho el viaje.
Digamos que en una escala del uno al diez -con el diez para una válvula completamente
abierta-la vida de preocupació n de la señ ora T le había causado vibrar emocionalmente en un
destructivo cuatro durante algú n tiempo. Por otra parte, el chico, como joven que era, tenía
só lo unos cuantos añ os de sentirse inferior a sus compañ eros y estaba enojado con la vida. Sin
embargo, eran tan fuertes sus sentimientos -y, por tanto, su atracció n magnética- que él
también había alcanzado el destructivo nivel cuatro. Su ruta estaba trazada. Tarde o temprano
iba a encontrarse con otra persona que vibrara en la misma escala, aderezada con las mismas
vibraciones de poca valía. Para la señ ora T, si no hubiera sido la piedra, habría sido cualquier
otra cosa igualmente devastadora, procedente de otra persona en su misma escala de
vibraciones.
Como un buzo cuyo cable de oxígeno se ha cortado, este desesperado chiquillo estaba
buscando có mo dar salida al dolor ya la furia de estar desconectado de su fuente energética. A
su manera, la señ ora T se sentía igual. Finalmente, cada uno en medio de su propia corriente de
dolor, habían sido absorbidos, uno en el otro, en un ejemplo perfecto de co-creació n. Ella había
atraído su destino; él había atraído el suyo.
Podría continuar con má s ejemplos, pero insistir en todo esto equivale a cerrar la
válvula. En lo que quiero insistir es en que nada, nos sucede por casualidad. ¡NADA!. Lo que
ganamos en la lotería, nuestros nuevos amores, nuestras enfermedades, un fenó meno de la
naturaleza, un accidente, todos estos sucesos han sido atraídos electromagnéticamente a
nosotros, por nuestros sentimientos y nuestras vibraciones. Nada en este mundo nos ha llegado
nunca, ni nos llegará, excepto por nuestra invitación vibrátil.
Ahora bien, no te dejes arrastrar por el pánico si has vivido toda tu vida como una
canasta agujereada. Ése no es un pase automático al cáncer. Podría serIo, ¡pero no es
automático! Sólo tienes que encontrar tu alegría, y esa vibración de válvula abierta
contrarrestará años de desaliento y pesimismo. Lo que hace falta es simplemente un instante
de decisión y no años de meditación. Tal vez tengas algunos incidentes de abolladuras
pequeñ as en tu auto, pero eso será todo. Nada grave. O tal vez sufras un leve resfriado. Nada
grave. Só lo pequeñ os recordatorios de que todavía te está s resistiendo a la frecuencia del
bienestar.
Por tanto, ¿quiénes son los principales imanes? Nosotros, ¡siempre! Son nuestros
sentimientos, nuestra válvula, nuestra resistencia. Nadie nos está provocando nada. Si
estamos atrayendo en forma negativa, es porque estamos vibrando negativamente,
atrayendo algunas cosas, o algunas otras, a nuestro espacio en la danza eterna de la co-
creación.
La conclusió n de todo esto es que, después de todo, no tenemos por qué demonios
estar enfermos, tener accidentes, envejecer, ni siquiera morir; pero mientras continuemos
apagando nuestro interruptor de bienestar e impidamos que nuestras células reciban su
abastecimiento vital, debido a nuestras emociones negativas, siempre ocurrirá algo. Y lo
más grave es que hay gente, ¡mucha gente! ¡Que piensa que esto en la vida es normal que
suceda.!!!!!!!
Así que tal vez quieras analizar có mo te está s expresando de ti mismo. Si está s
diciendo: "Quiero estar bien", pero tu vibració n predominante está diciendo: "¡Socorro! No
quiero estar enfermo", ¿qué es lo que está s atrayendo?
Si está s enfermo y dices: "¡Por Dios!, voy a vencer esta enfermedad, voy a ganar esta
batalla" desde una posició n defensiva, ¿en qué crees que te está s enfocando?
Sin importar cuántas personas te amen, sin importar cuánto dinero des a los pobres, sin
importar qué tan bien manejes tu negocio, ni lo encantador y agradable que seas como persona,
ni que te sientas merecedor, ni lo que hayas sufrido, si tienes vibraciones negativas de cualquier
tipo, incluso en tu modo de hablar, irremediablemente vas a atraer algún tipo de problema.
Limítate a declarar tus "quiero" todos los días, escribe (y después habla) nuevos
guiones o historias acerca de tu cuerpo, tu salud, tu apariencia, tu vida. Y desea. Introdú cete en
el lugar del sentimiento de lo que está s deseando, y vuélvete decididamente uno solo con quien
está s deseando ser, haciendo fluir tu propia energía y vibrando en la frecuencia de la alegría,
de tal modo que puedas vencer lo que tú -y cualquier otro- pueda haber estado fluyendo antes.
No só lo tu cuerpo responderá gozosamente, sino que no habrá má s accidentes.
¿Es fá cil? No, no es nada fá cil cambiar de enfoque, alejarnos de la enfermedad que
estamos padeciendo, o de un dolor, o de un peso indeseado, de las viejas creencias de una vida.
Pero puedes hablar contigo mismo para convencerte un poco cada vez. Puedes abrir esa
válvula un poco cada vez, e invertir la direcció n de tu cuerpo.
Tú eres mucho má s poderoso que tu cuerpo, así que nunca dudes de que puedas hacer
eso. Ríete má s por cualquier cosa y sé menos solemne. Hay una sola cosa que necesitas hacer
para tener el cuerpo que deseas: encontrar formas de ser feliz; al principio, será poco a poco,
hasta que no importe nada má s en tu mundo -ni tu cuerpo, ni tu familia, ni tus viejas dudas-,
só lo tu enfoque en ser feliz. En eso, en ú ltima instancia, es en lo que consisten la salud y el
bienestar.
TU BIENESTAR Y
LA LEY DE ATRACCIÓN
Washington es un Estado con muchos á rboles, para decir lo menos. Debe haber má s
á rboles que conservan su verdor todo el añ o que insectos. Aunque soy má s partidaria de los
á rboles que pierden sus hojas en otoñ o, y cambian su ropaje en cada estació n que de los que
están siempre verdes, me he encariñ ado mucho con estos magníficos seres vivos que adornan
mis cinco acres.
Cuando vienen personas que nunca habían estado en mi propiedad, sus primeros
comentarios son siempre acerca de lo maravilloso que se siente el lugar y lo excepcional que
son mis á rboles gigantescos, diferentes a todos los que hay en muchos kiló metros a la
redonda, con fascinantes grupos de la misma especie, o de especies mezcladas que crecen del
mismo tronco. Hasta los pocos á rboles de las especies comunes que pierden las hojas en
otoñ o, y que bendicen el lugar, son impresionantes por su altura y su diseñ o.
Pero mis amigos especiales, muy especiales, eran unos á rboles pequeñ itos que
estaban del lado exterior de mi barda, pró ximos al camino. A lo largo de todas las carreteras y
caminos de Washington hay interminables agrupamientos de nuevos y pequeñ os brotes que
hacen todo lo posible por prender y crecer, y yo tenía una fabulosa larga hilera de ellos.
Crecieron rá pidamente y después de unos tres añ os aproximadamente de haber llegado yo a
ese sitio, los á rboles habían crecido lo suficiente como para crear una considerable barrera
contra el ruido del trá fico.
Me encantaban. No sé realmente por qué. Tal vez era por su persistencia, por su firme
determinació n de crecer casi a un lado de la tierra elevada o de sobrevivir en un suelo que se
encontraba en las peores condiciones. No sé por qué, pero yo los adoraba.
Entonces un día, un memorable día soleado que nunca olvidaré, oí los ruidos de
equipo pesado afuera. Me asomé por la ventana y me topé con una enorme má quina taladora
que avanzaba hacia los á rboles de mi calle. Como impulsada por un resorte, me levanté y salí
gritando a la calle, pero era demasiado tarde. El ú ltimo de los hermosos á rboles que yo había
visto crecer desde bebés hasta que habían alcanzado dos metros de altura o má s, había caído.
No recuerdo nunca haber gritado con tanta angustia. Acababan de destruir a mi bienamada
familia y yo me sentía desolada.
Durante los siguientes dos veranos, má s á rboles prendieron y crecieron. Por má s que
traté de no encariñ arme con ellos, lo hice. Estaba muy orgullosa de su energía, así como asom-
brada de su tozudez. N o habían crecido lo suficiente como para que fueran una preocupació n
para la ciudad todavía, así que sentí que estarían seguros algunos añ os má s.
Cuando los á rboles alcanzaron una altura de casi dos metros, comprendí que nos
está bamos acercando de nuevo a la época en que los tirarían. Pero ahora yo ya tenía
conocimiento de la Ley de la Atracció n y mantenía una válvula abierta lo mejor que me era
posible. Había muy poco temor en mi mundo, ninguna aprehensió n sobre la seguridad, una
nueva apreciació n y un cariñ o recién descubierto por el clima hú medo, frío y pegajoso de
Washington. Mi balanza de vibraciones se había inclinado hacia lo positivo. Yo me sentía feliz,
mi vá lvula estaba má s abierta que cerrada y yo sabía sencillamente sabía que mis jó venes y
resistentes amigos estarían a salvo mientras yo viviera ahí.
Por supuesto, un día de verano oí de nuevo el ruido del equipo pesado, y salí. No había
pá nico en mí; só lo salí. Los taladores acababan de terminar de echar abajo la larga fila de
á rboles que mi vecino tenía junto al camino. Entonces dieron la vuelta alrededor de mi
propiedad, la pasaron sin tocarla, y empezaron a cortar los á rboles de la propiedad que seguía.
Yo me dirigí hacia el conductor y le pregunté por qué no habían tocado mis á rboles: "Oh, no sé,
señ ora, pero se ven muy bonitos aquí. Pensé que tal vez usted quisiera quedarse con ellos.
¿Quiere que los corte?".
Y; por favor, "vá lvula cerrada" no significa grosero o perverso. Só lo porque alguien
murió en un huracá n o en un atentado terrorista, eso no implica en modo alguno que no
fueran personas cá lidas y amorosas; simplemente significa que se habían envuelto ellas
mismas, inconscientemente, en vibraciones negativas de la conciencia masiva que hacen que
nuestra, vida sea tan difícil.
Pero cuando la válvula está abierta y nuestra balanza de vibraciones se inclina incluso
con el peso de un cabello hacia lo positivo má s que hacia lo negativo, literalmente nos cubri-
mos con un traje, con una armadura divina. Así que cuando estamos conectados,
entusiasmados, y el flujo de energía de alta frecuencia está circulando libremente, no podemos
siquiera estar preocupados por aquello que habitualmente nos preocupa, lo cual, desde luego,
só lo servía para atraer má s de lo mismo.
Cuando tu válvula está abierta, cuando tomas la decisión de estar contento con la vida,
sin importar cómo, automáticamente te pones el atuendo de un bienestar absolutamente
impenetrable, en el cual nada malo puede sucederte nunca. Es simplemente una imposibilidad de
emitir vibraciones de que "algo malo" pueda sucederte en esa alta frecuencia.
Pero, independiente de las grandes cosas terribles de las que nos protegemos al vibrar
en nuestras altas frecuencias, hay toda clase de pequeños detalles que empiezan a suceder,
como el de que se hayan salvado mis preciosos á rboles.
Por ejemplo, si tienes topos bajo la tierra, só lo saldrá n de ella cuando nadie pueda
verlos, o no saldrá n, pero nunca lo hará n en el jardín que adorna el frente de tu casa.
Las ardillas se irá n tras la comida para pá jaros de algú n otro, pero no tras la tuya.
En tu casa puede haber cucarachas, pero pronto se irá n a otra parte.
Una intensa tormenta puede tirar los á rboles en la casa de tu vecino, pero en la tuya
permanecerá n intactos.
Algunos perros sueltos pueden aparecer en el patio de tu vecino, pero no en el tuyo.
Tus amigos pueden ser sorprendidos por una tormenta de nieve, pero tú llegará s a
casa a salvo.
Tu zona puede ser blanco de robos a buzones, pero al tuyo no lo tocará n.
Si tu auto se queda sin gasolina a cientos de kiló metros de algú n lugar habitado,
alguien llegará a rescatarte.
Si el virus de la gripe está atacando a todos, a ti no te tocará . Y siempre perderá s el
avió n que va a estrellarse.
LO MALO
Cada vez que hablo ante un grupo acerca del flujo de energía, salen a la superficie,
siempre, preguntas acerca de los conflictos mundiales y todas las cosas terribles que están
sucediendo o que han sucedido. "¿Có mo es que hay tanta gente muriéndose de hambre?",
"¿qué me dice de Hitler?", "¿qué decir sobre los indios?", etcétera.
Y ¡vaya!, no es que yo sea una sá dica de sangre fría que sugiere en los siguientes
pá rrafos que es posible ver a alguien apalear a otro y sentirse ajeno a ello, como diciendo:
"¡Caramba, qué barbaridad!", ante las atrocidades que suceden alrededor del mundo de hoy.
Todo lo que estoy tratando de decir aquí es có mo es que esto surge. Porque cualquier
cosa que esté ocurriendo siempre regresa por la misma ruta: cuando nos sentimos bien (felices,
complacidos, entusiastas o amorosos) como individuos o como grupo, estamos invitando a
nuestra vida buenas experiencias. Cuando nos sentimos mal (amargados, culpables,
resentidos o agobiados) como individuos o como grupo, estamos invitando a las malas
experiencias. Así es el asunto en todas partes y para todos.
LA VIOLACIÓN
Una persona está pensando temerosa sobre lo que no quiere. En alguna otra parte,
otra persona está vibrando en la misma frecuencia negativa, pero con hostilidad, má s que con
temor. La segunda persona piensa acerca de lo que cree que apaciguará su furia y llenará su
vacío. Una persona emite vibraciones de temor; la otra emite vibraciones de furia interna. Por
sus propias frecuencias similares se convierten en co-creadoras de un evento desafortunado.
EL PREJUICIO
No necesito decir que hay muchas clases de prejuicios: de raza, religió n, color, sexo,
peso corporal, educació n, etcétera. Sin embargo, el que siente el prejuicio en su contra es el
má s poderoso en esta co-creació n, al emitir vibraciones negativas de persecució n, de no
gustarle a los demá s, de ser ofendido o de ser víctima.
LOS NIÑOS
¿Qué decir de los niñ os que son violados, que nacen con malformaciones, que se están
muriendo de hambre en Á frica o que perecen en las guerras religiosas? Es muy triste decir
que generalmente han captado las vibraciones negativas de su gente, antes siquiera de nacer.
Esas vibraciones se quedan en ellos y crecen en relació n directa con las vibraciones de
los adultos que los están criando, hasta que ellos crecen lo suficiente para decidir que no
quieren experiencias desagradables en sus vidas. Estos niñ os, automá ticamente, se han
convertido en víctimas.
¿Có mo ayudar aunque sea un poco a un pequeñ o que está muriéndose de hambre al
otro lado del mundo, o a un pequeñ o en la casa que ni siquiera entiende todavía las palabras?
Sostenlos, ya sea físicamente o en tus pensamientos, con vibraciones tranquilizantes, tales
como: "Todo está realmente bien, va a pasar, eres muy amado, etcétera", cuidá ndote de no
culpar a nadie o a algú n grupo, lo cual só lo contribuye a generar má s energía negativa para el
abusador (o la situació n), así como para la víctima.
El mayor problema proviene de las personas que llegan a la edad adulta y continú an
reviviendo las vibraciones de sus traumas infantiles, por ejemplo, el maltrato de sus padres,
de su medio ambiente, etcétera. Só lo sobreponiéndose a esas viejas reacciones moldeadas con
odio y desconfianza, una persona puede tener alguna esperanza de no repetir en sus añ os
adultos lo que vivió de niñ o. Obtenemos aquello en lo que enfocamos. Enfó cate en un pasado
triste, y ese pasado será atraído al presente y al futuro. '.
LOS ADOLESCENTES
Suicidios, accidentes automovilísticos, embarazos, drogas, armas de fuego. Cuando los
adolescentes son educados con energía negativa (que rara vez se muestra en la superficie) y
aprenden só lo a ser cautelosos, desde que nacen funcionan principalmente en un estado de
temerosa vulnerabilidad. Se sienten fuera de control, y viven a base de querer lo negativo,
mientras buscan maneras de reconectarse con la energía positiva de su vida. Optan por las
drogas, el sexo y otros tabú es para llenar el vacío que sienten, procedente de una vida vivida
con poca o ninguna conexió n con su Fuente de energía.
LA ECONOMÍA
En los malos tiempos, la gente habla de ello, dondequiera que esté, y todo es malo-
malo-malo. Sin embargo, aun en los buenos tiempos parecemos impulsados a atacar algo: los
precios de las cosas son demasiado altos, las empresas son demasiado codiciosas, los empleos
demasiado especializados, el presidente no juega todas las cartas, el gobierno no cumple con
su trabajo y es corrupto hasta la médula.
El señ alar algo -cualquier cosa- con esa vibració n negativa de culpa, o de: "¿No es
terrible...?", hace fluir esa misma energía hacia el tema de atenció n, haciéndolo má s grande,
má s fuerte y má s peligroso de lo que era antes de que tú empezaras a expresarte mal de ello.
Si quieres que la economía, el gobierno o cualquier otra cosa cambie, antes de poder
ser feliz, podría pasar un largo tiempo de espera. Pero no tienes que unirte a la queja, lo cual
no solamente aumenta el problema, ya grande en sí mismo, sino que, como sabes, tú tienes la
opció n de cerrar tu vá lvula completamente.
Cuando te involucras en ese tipo de sombría y negativa charla social, puedes elegir, ya
sea entrar en la conversació n con tu enfoque fuera de eso y cambiar el tema, o alejarte.
Cuando ya estés solo y quieras realmente provocar un cambio, emite un poco de energía de
"sentirte bien" hacia el gobierno, visualiza có mo te gustaría que fuera: hacia la presidencia, e
imagina también có mo te gustaría que funcionara; hacia las grandes empresas, en la forma en
la que gustaría que trabajaran.
Así que observa y siente las cosas en la forma en la que te gustaría que fueran. Con tan
só lo unos cuantos de nosotros haciendo esto en forma regular, es posible iniciar los cambios
deseados. Un propó sito noble, y que a la vez impide que las cosas estén peor de como está n, es
omitir la expresió n: "!Qué terrible!" respecto de la situació n que quieres cambiar.
Cuando las vá lvulas está n abiertas, ninguna ley de pandilla, ningú n ultimá tum
gubernamental ni alguna otra cosa negativa será suficientemente fuerte para poner a nadie en
contra de su hermano, incluso dentro del contexto del antiquísimo conflicto de Oriente Medio.
CUESTIONES MORALES
El aborto, la matanza de delfines, la deforestació n de los bosques, la capa de ozono, los
derechos de los animales, el engañ o para obtener dinero a expensas de la religió n, las especies
en peligro, etcétera, etcétera... Si continú as prestando atenció n a ello, viendo só lo el horror,
sintiendo las transgresiones, sobrecogido por la alarma y uniéndote a todos los demá s en el
síndrome de: "!Qué terrible!", simplemente estará s haciendo má s grande el problema.
Si quieres cambiar algo, tienes que modificar la forma en la que está s pensando acerca
de ello. Eso es todo. La razó n de que todas estas cosas se estén saliendo de nuestro control, es
que los medios de comunicació n se enfocan en ellas con voracidad y, por tanto, también lo
hacemos nosotros.
"¡Oh, cielos!" "¡Oh, Dios, no!" "¡No lo puedo creer!" "¡Qué terrible!" "¿Qué vamos a
hacer?" "¿Có mo pudieron?" "¡Espantoso!" "¡impresionante!". Y cuanto má s nos involucramos
todos en ello, má s grande se vuelve.
ASESINATOS EN MASA
Está bien, deprimá monos un poco. Genocidios, bañ os de sangre, holocaustos,
masacres: llá malos como quieras, los humanos han estado azuzando a los humanos desde el
principio de los tiempos. ¿Cesará eso alguna vez? N o, no hasta que dejemos ir nuestros
sentimientos internos de persecució n, los cuales cargamos como si fueran una noble tradició n
familiar.
Pero, ¿có mo podemos olvidarnos y vivir felices para siempre, si sabemos que en todo
el mundo se llevan a cabo tantos actos detestables? ¿Có mo podemos permitir que continú en
las injusticias? ¿Có mo podemos ser felices cuando hay tanto sufrimiento? ¿Có mo podemos
darles la espalda y pretender que no nos importan?
Esto quizá provoque cierto resquemor, pero la respuesta es que cada uno de nosotros
está aquí para tener las experiencias necesarias que nos lleven a aprender nuestras diversas
lecciones, sea que estemos desempeñ ando el papel del muchacho bueno, o del malo. Una
injusticia de cualquier tipo siempre-siempre- es una lecció n para las partes involucradas.
De alguna manera, por algo, no importa qué devastació n o pérdida pueda llegar a
nuestros hermanas y hermanos de todo el mundo, es esencial que lleguemos a aceptar que las
co-creaciones suceden en todas partes para que los seres humanos aprendamos lo que
necesitamos aprender, es decir, todo aquello que está relacionado con la forma en la que está
vibrando nuestra energía. Por apabullantes que puedan parecernos sus circunstancias, si nos
unimos a su dolor lo estaremos reforzando, junto con las causas que lo provocaron; ademá s de
que con ello nos estamos preparando nosotros mismos para algo muy desagradable.
Puedes estar pensando cuá n detestable es que permitamos que la gente muera de
hambre, y ese cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote hacia un accidente de auto, y
mientras tanto, la desnutrició n va en aumento.
Puedes estar pensando qué horrible es que todavía tengamos pruebas nucleares en el
mundo, y ese cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote a que te constipes.
Puedes estar sintiéndote horrorizado por el despiadado trato de un país hacia otro, y
ese cerrar de tu válvula podría estar llevá ndote hacia una ponchadura de la llanta de tu auto.
En cambio, podrías estar visualizando y sintieeendo a esa gente que muere de hambre
como los seres saludables y felices que sabes que tienen derecho a ser, yen ese momento abrir
tu vá lvula, lo cual podría ayudar a que tu nuevo empleo llegue má s rá pidamente, mientras
está s ofreciendo a quienes cobijas en altas frecuencias las indispensables pinturas y pinceles.
(Nunca podremos pintar sus cuadros por ellos: só lo podemos ofrecerles nuestra ayuda
energética.)
No podemos eludir nuestra responsabilidad por lo que sucede hoy alrededor del
mundo, porque el planeta refleja la vibració n predominante que lo rodea. No podemos decir
que lo terrible es simplemente resultado de la maldad, de los errores, ni siquiera de la
ignorancia de otros. Lo que le sucede a nuestro planeta y a la gente que habita en él ha sido
causado só lo por una cosa: las vibraciones de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
¡Las de todos! No só lo las de los Hitler, los Custer, los Hussein o los Kahn (todos los cuales han
sido aberraciones creadas por la energía en, masa). ¡Se trata de las vibraciones de todos!
Así que en lugar de: "¡Qué horror!", cuando finalmente empecemos a decirnos: "Nada
es má s importante para mí que sentirme bien", podremos empezar a romper esos
destructivos patrones negativos de conversació n. Entonces, ¡gracias a Dios! verdaderamente
comenzaremos a lograr un cambio en lo que sucede alrededor del mundo.
Por ejemplo, pensemos en la tala inmoderada de los bosques o en lugar de coincidir
con todos acerca de lo lamentable que es su destrucció n, y fluir má s animosidad hacia quienes
llevan a cabo dicha tala, ama la belleza de los bosques que permanecen. Expresa tu aprecio por
la vida que alimentan, por el oxígeno con el que todavía está n contribuyendo en el planeta y
permanece fuera de la energía de: "¡Qué horror! que se engullirá nuestro suministro de
oxígeno má s rá pidamente de lo que miles de termitas podrían hacerlo con á rboles. Si tan só lo
unos cuantos de nosotros lo hiciéramos, ¡pronto cesaría la tala! y luego, está nuestra creciente
escasez de recursos de energía, por la cual todos está n muy preocupados, y la disminució n de
abastecimiento de agua, de madera, de aire puro ¡y de Dios sabe qué má s!.
Con toda razó n deberíamos estar preocupados, porque enfocamos esas cosas de la
misma forma en la que lo hacemos con el dinero. "¡Oh, Dios!, se nos está acabando". "¡Oh,
Dios!, no hay suficiente circulando". "¡Oh, Dios!, ¿có mo conseguiremos má s cuando se acabe?".
Si es la gente lo que te preocupa, abre tu vá lvula al mayor amor que puedas reunir, y
espá rcelo entre todos aquellos seres que te preocupan. Visualízalos en sus estados de perfec-
ció n, má s que de carencia. Visualízalos felices y satisfechos, sin estar sufriendo má s por la
guerra, la peste o la hambruna. Esto contribuirá mucho má s a socorrer a los má s necesitados,
que todos los aviones repletos de artículos que siempre parecen ir en otro rumbo, porque
ayudará a esa gente a salir de su papel de víctima (si ése es su má s profundo anhelo) hacia sus
propios primeros pasos de atraer bienestar. Les ofrecerá "pintura y pinceles"; Una vez que se
ofrece realmente esa invitació n de vibraciones, si todos los que participan desean sin-
ceramente un cambio, sucederá . Entonces caerá n los muros, los países hará n las paces,
disminuirá n las pandillas, los terroristas desaparecerá n y los terrenos desaprovechados pros-
perará n con alimentos para todos.
Si son los desastres del planeta lo que te preocupa, visualiza a éste saludable, no
enfermo, pues ha estado cubierto de enormes capas de energía negativa, y eso ya ha sido
demasiado como para añ adirle má s, por estar hablando de todas esas terribles cosas que
hacemos para empeorarlo. Habla acerca de lo que está bien en él, no de lo que está mal.
Renuncia a la energía del: "¡Qué horror!". De esta forma, los delfines se multiplicará n, los
bosques crecerá n, la capa de ozono se recompondrá , las aguas se aclarará n y los océanos
sanará n.
Visualiza a tu mundo, y a todos los que viven en él, como abundante y sano, y lo
ayudará s a llegar ahí. Velo en paz, y ayudará s a producir la paz.
La ú nica cosa que impide que nuestros deseos globales florezcan en este planeta, es la
gran masa permanente de fuerza vibrá til negativa, la cual nos desconecta a todos de la original
fuerza de vida y de bienestar. Esa fuerza de energía es tan completa, tan absoluta, que si só lo
unos pocos mantuviéramos esta visió n, respaldada con la alegría vibratoria suficiente como
para convertirla en realidad, esa fuerza suprema y positiva contrarrestaría las terribles
vibraciones de millones, y este planeta presentaría su mejor cara ¡rá pidamente!
Sin embargo, son miles las estadísticas que nos dicen lo contrario. Nuestros medios de
comunicació n nos bombardean diariamente con atemorizantes cifras de desastres para man-
tenernos nerviosamente enfocados -y sintonizados en-las horribles condiciones que existen a
lo largo del mundo.
"Un x porcentaje de la economía mundial se está colapsando." "Un x porcentaje de la
població n mundial ya tiene Dios sabe qué, y está aumentando un x porcentaje mensualmente."
"Un x porcentaje de adolescentes abortan y se suicidan." "Un x porcentaje de niñ os
portan armas en la escuela." "Un x porcentaje de nuevas enfermedades son incurables." "!
Terrible! ¡Espantoso!" ¡Olvida las malditas estadísticas!, son simplemente el resultado de
muchas de nuestras energías, las cuales fluyen temerosas ante lo que vemos y escuchamos. Si
no quieres ser otra estadística má s, ¡olvídate de ellas! Mientras estés dentro de la energía de
"sentirte bien", ninguna economía, ningú n bicho, ningú n arma, ninguna inundació n, ningú n
avió n va a caerte encima. No, a menos que tú emitas vibraciones invitá ndolo a que lo haga.
Por increíble que pueda parecer, el sufrimiento que vemos y del que oímos hablar es
una parte infinitesimal del bienestar completo; simplemente es el resultado magnético de
alguien, o de algú n grupo, que está entorpeciendo las vibraciones hacia el bien, que podría
pertenecerles si só lo supieran có mo conectar el canal de bienestar.
¡No importa! Cerrarla es cerrarla, y dejar automá ticamente afuera todo aquello que
trae consigo esa energía má s alta, de abundancia de salud, de felicidad fuera de lo comú n. De
veras, ¿realmente vale la pena sufrir tan enorme privació n por una molestia estú pida, o por
algú n viejo resentimiento de toda la vida?
Entonces sabrá s, desde lo má s profundo de tu ser, que todo está realmente muy bien.
No importa có mo pueda verse; no importa có mo parezca; no importa lo que los medios
puedan reportar en contra, tú y este valioso planeta y la mayoría de los que estamos en él,
siempre estaremos muy bien.
30 DÍAS PARA IMPLEMENTAR
LA LEY DE ATRACCIÓN
Cuando encuentro una cura milagrosa en treinta días en alguno de los libros que suelo
comprar, generalmente lo descarto en ese mismo instante. No soy partidaria de los planes de
treinta días. Sin embargo con el éxtasis del maravilloso poder de la Ley de Atracció n, era
evidente que necesitaba un plan para realizar tantos cambios que debía hacer en mi vida,
pensé que si lo dejaba sin un objetivo límite de tiempo, pasarían semanas y quizá meses
envuelto en el querer cambiar. Dicho esto, tengo que confesar, que aunque esos treinta días
increíbles dieron un giro completo a mi vida al comprobar que el cambio es posible, los
primeros diez fueron una pesadilla.
De hecho, trabajar durante esos días fue ", la cosa má s difícil que he llevado a cabo,
desde dejar de beber, dejar de fumar, hasta terminar con alguien, pero los resultados fueron
asombrosos y aú n má s que asombros, o de lo contrario no habría continuado. Nunca había
imaginado siquiera la posibilidad de vivir una vida sin algú n grado de preocupació n, para no
mencionar un estrés excesivo, o un verdadero pá nico. Y sin embargo, eso era precisamente lo
que estaba sucediendo. Estaba aprendiendo a vivir sin preocupaciones. Era maravilloso. Parecía
haber encontrado una forma de vivir en un estado completamente opuesto al que yo creía que
era el normal.
Aunque ahora pongo en prá ctica los cuatro pasos de la creació n reflexiva casi
todos los días, para cosas tan simples como pedir encontrar un lugar de estacionamiento cerca
de la puerta, si no hubiera sido por este programa de introducció n de treinta días que yo
mismo diseñ é, dudo que hubiera continuado, el problema no es el concepto de la Ley de
Atracción, el problema somos nosotros acostumbrados a vivir con nuestras viejas creencias,
aunque nos hagan sufrir. Mi adicció n a la emoció n negativa estaba demasiado interiorizada en
mí, era ya una forma de vida como para renunciar a ella en un abrir y cerrar de ojos. No habría
sabido có mo empezar o có mo seguir, sin importar qué tan grandiosa considerara esta
enseñ anza.
Pasar rá pido de sentirme mal (energía de baja frecuencia) a sentirme bien (energía de
alta frecuencia). Tenía que encontrar formas de salir del há bito de preocupació n en el que me
hallaba inmersa y abrir esa válvula. Así, pues, mientras mantuviera mi vá lvula aunque fuera un
poco má s abierta que cerrada, el dinero llegaría, pero só lo en proporció n a cuá nta energía de
"sentirme bien" fuera capaz de generar.
Pero, perro viejo, perro joven, o algo de los dos, no hay una sola razó n bajo el
sol, ni una sola excusa en todo el universo, por la que tú no puedas hacer eso también, si
quieres. Una vida llena de libertad te está esperando, má s allá de cualquier capacidad que yo
pueda describir; una libertad enorme, que só lo puedes conocer dentro del propio placer de
vivirla.
Estoy hablando de crear tu propia utopía, no el añ o pró ximo, no la pró xima década,
sino ahora.
Ahí es a donde me llevaron esos primeros treinta días, aunque no de un solo golpe. Este
proceso siempre está en progreso, y lo estará , mientras yo esté en este cuerpo. Algunos días
son mejores que otros, pero todos los días tienen má s alegría permanente de la que nunca
pensé que fuera posible, porque tengo las claves para que así sea. Usarlas o no, es mi elecció n,
pero una cosa es cierta: ya no tengo má s excusas en las cuales apoyarme.
Hace poco, hablando sobre la Ley de la Atracció n y la creació n reflexiva ante un grupo
muy numeroso de integrantes de Alcohó licos Anó nimos, encontré una fascinante
contradicció n. Por una parte estaba una fá cil aceptació n de los principios de la Ley de
Atracció n, hasta un grado de excitació n. Sin embargo, por la otra había un evidente temor de
"soltar" la necesidad de necesitar. Una muchacha dijo: "Creo que lo que dice es maravilloso,
pero ha pasado por alto una cosa: yo necesito seguir viniendo a estas reuniones para mi propio
crecimiento. Necesito a esta gente, o me hundiría otra vez. Yo no tenía mi vá lvula abierta
cuando llegué aquí hace seis añ os, y estas personas me ayudaron a abrirla. Si me fuera ahora...,
bueno, me daría miedo hacerlo. Me daría miedo quedar ú nicamente a mis expensas de ese
modo".
Por otra parte, existe de manera generalizada el concepto erró neo que tenemos
muchos de nosotros de que, antes de que pueda haber una recuperació n confiable de cualquier
adicció n o desorden emocional, debemos desenterrar toda la dolorosa basura que alojamos en
nuestro interior durante nuestros primeros añ os de vida. Otra persona dijo: "No veo có mo se
puede usted sentir mejor sin regurgitar (¡sus palabras exactas!). (alusió n al regreso a la boca
de alimentos ya deglutidos pero no digeridos provenientes del esó fago). Todo ese horror por el
que tuvimos que pasar mientras crecíamos". Un há bito de pensamiento negativo, convertido en
necesidad.
Pero yo no había aprendido nada de eso todavía. Así que cuando las tasas de interés
subieron, y mi negocio de las hipotecas prá cticamente desapareció , me volví totalmente loco.
Los préstamos fueron suspendidos de la noche a la mañ ana. Y de la noche a la mañ ana también,
yo cambié de positivo a negativo, culpando a las situaciones externas -el maldito mercado- de
mi estado de ánimo y de mi condició n mental. Pasé de: "¡Hombre, esto está sensacional!" a:
"Dios, ¿qué hago ahora?".
Como había sucedido la mayor parte de mi vida, mi adicció n a los problemas una vez
má s se convirtió en mi "cobijita" de seguridad. El ú nico lugar en el que me sentía seguro era
envuelto en las familiares vibraciones negativas. Traté de regresar al estado de
estremecimiento que había aprendido a manejar, pero estaba demasiado inquieto y éste se
apagó rá pidamente. Ni una sola vez escribí otro guió n; no sabía que podía hacerlo. Todo lo que
hice fue perder horas de sueñ o, beber mucho café, gritar a los perros y sentirme má s y má s
aterrada por las impresionantes cantidades de dinero que había gastado, junto con las no
menos considerables sumas de dinero que no estaban llegando.
Entonces, llegaron los:" ¿Qué tal si...?" ¿Qué tal si el infomercial no funcionaba? ¿Qué tal
si había gastado el equivalente al ingreso de cinco añ os y no recibía suficientes pedidos para
con vez estaba creando una espiral poderosamente cargada, muy magnética y muy negativa,
que crecía con cada segundo que pasaba, con cada pensamiento temeroso que proyectaba. Se-
guía tratando de creer que las cosas no habrían marchado tan bien como el añ o anterior, en el
que había ganado tanto dinero mientras producía el programa y la serie, si el programa no
hubiera estado "destinado a" ser un éxito. iSí, si...!
El comercial de media hora salió al aire durante un largo fin de semana en veinte
diferentes mercados, de Hawaii a Nueva York y todos los puntos intermedios. No tengo que
decir lo que pasó . No había un "quiero" en el Universo que hubiera podido atravesar las
gruesas vibraciones de mis "no quiero''', que suplicaban: "No quiero que esto falle; ¡oh, por
favor, no quiero que esto también falle!". Mi vá lvula estaba completamente cerrada. La puerta a
mi juguetería estaba cerrada, con candados, y mi resistencia a lo que se pareciera siquiera re-
motamente al bienestar, era má s grande que la Vía Lá ctea.
Aunque estaba muy entusiasmada con las nuevas enseñ anzas, lanzarme de lleno a los
cuatro pasos de la Ley de la Atracció n, al principio me habría sido imposible. Estaba demasiado
sumergida en el temor. Con dieciocho horas al día de ansiedad siempre creciente, estaba tan
inmersa en un enfoque, pensamientos y vibraciones negativos, que sin un programa de im-
pulso, sé que me habría dado por vencida antes de empezar. Así que me dije: "Muy bien, esto
no debe ser tan difícil, só lo tengo que encontrar la forma de dejar de pensar en lo que me pone
tensa. No es gran cosa. Dejo de pensar en ello durante treinta días, y entonces sí, puedo
ocuparme del resto de los cuatro pasos".
¡Iluso! La mía era una meta muy grande. Pero con una motivació n que provenía de
querer estar en la cumbre de nuevo, y no tener nada má s hacia dó nde volverme, me lancé y me
negué a darme por vencido. Si realmente deseas embarcarte en este maravilloso viaje de
convertirte en un creador reflexivo, que fue a lo que viniste a este mundo, te invito a que, con
fuerza y urgencia, te lances a experimentar esos treinta días antes de probar cualquier otra
cosa. Si te decides, esos treinta días te permitirá n identificar qué tan profundos son tus há bitos
negativos y te dará n un valioso punto de partida desde el cual volar. Cuando menos, así fue
para mí. Tenía que establecer dó nde estaba, antes de planear el camino a seguir. ¡Oh, y vaya
que encontré dó nde estaba!
Así que ese fue mi inicio. Mi propio afá n -aunque totalmente ingenuo- empezó a
sacudir los grilletes de vibraciones negativas a los que había estado encadenada durante tantas
décadas, sin siquiera saberlo. Este es el programa de treinta días que diseñ é, precisamente el
mismo día que recibí el material de la Ley de la Atracció n. Te voy a explicar, tomá ndolo direc-
tamente de mi diario, có mo funcionó para mí y qué podrías esperar si decides seguirlo.
En mis primeros treinta días no hablé conmigo misma, ni escribí nuevos libretos; eso
me resultaba muy complicado al principio. Sin embargo, si quieres, tranquilízate a ti mismo en
voz alta, o escribe un nuevo guió n y realízalo. Só lo recuerda que en esos primeros treinta días
es muy importante tener un tema a tu disposició n inmediata hacia el cual puedas cambiar tus
vibraciones rá pidamente. É sa fue la ú nica forma que encontré de empezar a vencer a mi
insidioso há bito de lo "negativo”.
2. Establece un tema de cambio rápido para cada día, y encuentra algo nuevo que
apreciar en ti mismo.
El tema para cambio rá pido lo puedes elegir día con día. Tenlo listo de antemano para
que lo uses en cuanto descubras que te sientes ansioso, un poco decaído o má s o menos
desalentado. Es un tema que habrá s elegido previamente para tenerlo a la mano, y para que no
tengas que buscar desesperadamente en qué pensar para abrir tu válvula. No pienses que
encontrar algo que puedas apreciar por ti mismo es "coser y cantar".
Créeme que es difícil. Sin importar cuá l pueda ser nuestra posició n en la vida, la mayor
parte de nosotros sentimos tanta aversió n a reconocer nuestros propios atributos y talentos,
que só lo pensar que tenemos que encontrar uno distinto para cada uno de los treinta días
puede ser realmente inquietante. Afortunadamente, es justo esa
aversió n lo que hace tan valioso este ejercicio porque el proceso de sacar a la superficie
un nuevo tema cada día, junto con el considerable esfuerzo necesario para mantenernos en-
focados en ese asunto, o nos absorbe de tal modo mientras refunfuñ amos por eso, que a final
de cuentas nos olvidamos de nuestras preocupaciones externas.
Así que, ¿qué es lo que hay que apreciar? Bueno, ¿qué te parece tu cabello, lo limpio de
tus uñ as, tu voz para cantar, tu habilidad con los nú meros, tu amor a los pá jaros, o tu cuerpo
sensacional, tu capacidad como líder, tu talento para la actuació n, tus fuertes manos, lo
fantá stico que eres con tus hijos, tu eficiencia para un deporte, tu puesto de trabajo en la
compañ ía, o tu habilidad como vendedor?
Aun cuando creas que no puedes encontrar treinta cosas que puedas apreciar de ti
mismo, encuéntralas, de cualquier manera. Entonces, cuando alguna preocupació n habitual se
entrometa en tu día y te sorprendas a ti mismo en ese hipnó tico estado de enfocarte -al parecer
irremediablemente- en lo que te preocupa, tendrá s algo aleteando en espera, para con-
trarrestarlo de inmediato. Cambia la conexió n instantáneamente a tu tema del día.
Ahora bien, esto es importante: permanece con el tema de apreciació n que hayas
seleccionado para ese día, sin importar lo absurdo que pueda parecerte. En otras palabras, no
saltes de un lado a otro con tu tema diario de autovaloració n, só lo porque te hace sentir tonto,
o porque te gustaría haber encontrado algo mejor. Con la ayuda siempre presente de tu guía, o.
lo escogiste por alguna razó n, así que será tuyo durante veinticuatro horas. ¡Consérvalo!
Así, pues, piensa en tu tema de valoració n del día, cuando no sientas temor. Piensa en él
cualquier minuto del día en el que recuerdes hacerlo. Ese tipo de enfoque de vibració n alta y
concentrada, contribuirá a romper tu vibració n de preocupació n má s rá pidamente de lo que te
puedas imaginar.
Sin embargo, durante los primeros tres días no había desarrollado el proceso de
cambio rá pido y fueron terriblemente difíciles. Estaba atrapado en la profundidad y duració n
de mis periodos de atenció n negativa. Encontré que caía en la preocupació n en un abrir y
cerrar de ojos. Estaba constantemente tenso. No entraba dinero y, en cambio, salía mucho. Son
momentos que te pasa por la mente pensamientos que te dicen ¿será verdad todo esto?, y ¿si
son puras palabrerías?. Me parece crítico el proceso de tener fé en estas circunstancias ya que
tienes mucho por ganar y nada por perder, es má s si tiras la toalla simplemente es como
empezar a cavar el hoyo de tu sepulcro. Tú decides si lo mejor de tu vida ya paso ó esta por
venir.
Para el día tres, había descubierto que probablemente el 97 por ciento de mis días
estaban dedicados a la preocupació n, la angustia, la ansiedad y el temor. Tomar conciencia de
eso me deprimió completamente y después me enfureció , lo cual seguramente no me ayudó .
No tenía idea de que me había estado preocupando en forma tan rutinaria, y sin darme cuenta.
Hablar conmigo mismo era inú til y escribir un nuevo guió n era imposible, dado mi esquema
mental. Fue entonces cuando supe que tenía que encontrar algo que estuviera ya listo para
conectarme con un enfoque fá cil y agradable, con una buena y alta vibració n. Gracias a mi guía
seleccioné la autovaloració n, pensando que con esa herramienta me sería muy fá cil alcanzar lo
que me proponía. ¡Oh, claro! No só lo fue má s difícil de lo que había anticipado, sino que
descubrí que la parte má s complicada era permanecer ahí una vez que había llegado. Sin
embargo, todo ello me llevó a que decidiera continuar.
Para el día cinco, comprendí que las cosas empezaban a cambiar. Algo estaba
funcionando -lentamente, pero sí- funcionando. Aunque só lo podía llegar a un lugar de
sentimiento realmente elevado durante una cuarta parte del día, el resto de éste transcurría
con facilidad, sin ese incesante y sombrío enfoque en la carencia. Durante los primeros diez
días, no creí que fuera a lograrlo, pues cuanto má s cambios rá pidos hacía, má s deprimida me
sentía de que esta persona llena de vitalidad (yo) a la que la gente siempre había considerado
tan positiva y tan feliz, no fuera má s que una aprensiva comú n y corriente, ¡exactamente el tipo
de persona que yo mismo solía recomendar a la gente que dejara de ser!
A medida que los días transcurrían, empecé a dudar de poder llegar alguna vez al
momento anhelado, de realmente pasar de dieciséis a dieciocho horas sin ningú n asomo de
ansiedad. Algunas veces me llegué a sentir tan desalentada que habría gritado al universo; me
echaba a llorar y metía las manos en los bolsillos para salir malhumorada a caminar, llena de
autocompasió n. De hecho, muchas veces durante esos primeros días, la posibilidad de
aprender a vivir sin esa familiar y hasta reconfortante vibració n de angustia, que había sido mi
aliada la mayor parte de mi vida, parecía má s allá de toda esperanza. Lo que me causaba
todavía má s angustia era descubrir con desconsuelo que, para empezar, había dentro de mí un
gran miedo. Bueno, había vencido otras adicciones y, ¡maldita sea!, vencería esto, sin importar
lo que requiriera para ello.
El sexto día (no, no voy a recorrer los treinta), sin razó n aparente, me hundí en una
profunda depresió n y me eché a llorar. Me sentía frustrado y enojado y no sabía siquiera por
qué. (Posteriormente descubrí que se debía a un cambio químico en mi cuerpo.) Finalmente,
salí y fui a sentarme bajo uno de mis á rboles favoritos durante un rato, para calmarme, de
modo que pudiera cambiar mi conexió n a la valoració n del día. Pasaron unos cuarenta y cinco
minutos antes de que pudiera conectarme, pero lo logré, y para mi deleite, no hubo má s
sentimientos perturbadores el resto del día.
El noveno día era otra vez tiempo de pagar cuentas y estaba inquieto. ¿Có mo debería
sentirme? ¿Podría mantenerme sin temor y alejada del sentimiento de carencia? ¿Podría
cambiar rá pidamente mi enfoque? Con la firme decisió n de prestar atenció n a mis sentimien-
tos, me dirigí a mí escritorio. Por fortuna, el proceso mensual de pagos fue má s fá cil que de
costumbre, aunque aun así, encontré difícil saltar a -y mantenerlo así- un enfoque de
apreciació n. Así que me puse a cantar. ¿Por qué no? Cualquier cosa era vá lida para romper ese
viejo há bito, duro de vencer, de temer el décimo día del mes. Funcionó muy bien, pero terminé
saliendo al campo a disfrutar de la tranquilidad del ocaso y poner a funcionar mi
estremecimiento. No hubo má s sentimientos negativos el resto de la tarde y en la noche. ¡En mi
diario, esta ú ltima frase está subrayada!
Sabía que estaba donde debía estar. Las ideas brotaban por todas partes. En forma
deliberada, traté de empujarme yo misma hacia un sentimiento negativo ¡y encontré que no
podía hacerlo! Pero cuando alguno trataba de introducirse furtivamente, sonreía para mí
misma como el gato de Cheshire de la película de Alicia en el país de las Maravillas, y me daba
una palmadita en la espalda por reconocer el sentimiento, y con un cambio rá pido de
velocidades ponía el freno de vibraciones.
Finalmente llegó el día, ese día tan largamente esperado, en el que supe que estaba
completamente tranquilo en relació n a los ingresos (aunque todavÍa no tenía ninguno), hasta
el grado de estar sinceramente despreocupada. ¡Dios mío, qué maravilloso sentimiento era ése!
Después de añ os de há bito, como es de suponer, encontré que todavía tenía que cortar
amarras de declaraciones negativas como: "No, lo siento, no puedo ir contigo, estoy pasando
por una mala racha, y no tengo suficientes ingresos". Desde luego, me sentía deprimido en
cuanto algo así salía de mi boca, pero a partir de ahí, no me tomaba mucho tiempo descubrir lo
que había causado el sentimiento (siempre un "no quiero") y hacía el cambio rá pido para salir
de él.
Día a día, todos difíciles, observaba có mo se iba disolviendo toda una vida de
pensamientos negativos inconscientes y de emoció n negativa. Estaba venciendo una adicció n
tan honda, tan arraigada, que ni siquiera sabía que la tenía. Sin duda, cambiar mi enfoque y mis
sentimientos no só lo no era imposible, sino que estaba sucediendo. Esperé impacientemente a
ver los resultados, ¡algo realmente tonto!
Los siguientes veinte días fueron una montañ a rusa. En los días de optimismo, de fá cil
estremecimiento, se me ocurrían ideas fantá sticas para aumentar sustancialmente mis ingre-
sos. Pero en los días de pesimismo, no só lo me deprimía un poco, sino que eran días en que
parecía estar en el fondo del Gran Cañ ó n, con un nuevo, extrañ o y exagerado estado de
malhumor. Nadie me había hablado -y tampoco a nadie de los que tratá bamos de controlar
nuestras energías- de esta desagradable, aunque al parecer muy frecuente, situació n que
parece presentarse cuando empezamos a atraer má s energía de alta frecuencia a nuestro
cuerpo.
(Ahora sabemos que estos cambios ocurren porque el cuerpo tiene que adaptarse a los
prolongados periodos de vibraciones má s altas, que a su vez causan un drá stico cambio en la
constitució n química del organismo. Puesto que la emoció n -que es negativa y física, a
diferencia del sentimiento, que -- es positivo y etéreo- es inducida químicamente, los cambios
en el estado de á nimo son solamente ajustes químicos que se están presentando. Algunas
personas han experimentado estos cambios de humor con bastante profundidad; otras, en
cambio, lo han hecho só lo moderadamente; pero todas parecen tener algo que decir al
respecto. Por fortuna, esto es pasajero. De hecho, puedes sentir que el problema disminuye al
cabo de aproximadamente seis semanas y que, casi siempre, desaparece por completo en tres
meses.)
Pero, sin importar en qué estado de ánimo me hubiera quedado el día anterior, había
un ritual matutino que creé, que me encantaba y que no dejaba de hacer nunca. Era empezar
cada mañ ana con una amorosa conversació n con mi Ser interno/Ser expandido: de rodillas, a
modo de reverencia ante la vida que soy (y para mantenerme sujeta a un lugar mientras lo
hacía), bosquejaba mis "quiero" para el día la semana, o la década; só lo me detenía lo suficiente
en cada “quiero" como para permitir que su tono de sentimiento me reconfortara. Eran
momentos reverentes, humorísticos y agudos,"Y los atesoraba como parte de mi programa
diseñ ado. (Noto un vacío, y una falta de direcció n, cada vez que dejo ese ritual a un lado, lo cual
hago algunas veces con mucha frecuencia.)
En los días elevados, podía conectarme en alta frecuencia en un abrir y cerrar de ojos, y
deslizarme con facilidad en el lugar del sentimiento de apreciació n que había elegido para ese
día. En los días negativos, hacerlo me llevaba un poco má s de tiempo; pero lo que má s me
entusiasmaba era que -estuviera yo en alta o en baja frecuencia- el temor de cualquier tipo lo
estaba dejando cada vez má s atrá s. Los días bajos no tenían un enfoque específico en un "no
quiero", o en el estrés, sino só lo en la monotonía. Había un impulso renovado en mi modo de
caminar, una canció n en mi corazó n y en mis labios, una sonrisa casi constante en mi rostro,
una emoció n y un asombro ante la vida y la creació n, que no había experimentado desde...,
desde quién sabe cuá ndo.
Ahora entendía que "conectarme" significaba, primero que nada, quitar mi atenció n de
los "no quiero". Ya sea que fluyera hacia verdaderos "quiero", hacia el objeto de mi apreciació n
de ese día, o por la simple diversió n de hacerlo, comprendí que por fin estaba dejando de
producir el flujo de atracció n automá tica. Me estremecía, sentía amor (todavía uno de mis
sentimientos elevados favoritos), estaba encantada con la vida y sentía la energía de un gran
gozo extenderse por todo mi cuerpo.
Añ adí a mi lista de "quiero" una clase especial de chamarra deportiva para uso rudo
que las tiendas aparentemente habían descontinuado, y tres semanas má s tarde tuve la idea de
ir a una tienda de descuentos muy alejada de mi casa, para comprar papel de fax. ¡Lotería! Mi
chamarra estaba colgada sola, en exhibició n, y era ¡la única que había en la tienda!
Aunque yo no como mucha carne, un día sentí un deseo intenso de comer una jugosa
hamburguesa; de repente, se me ocurrió ir a una nueva tienda de có mputo y encontré que un
nuevo mercado, flamante, acababa de abrirse en la puerta de al Iado con la má s deliciosa y
fresca carne molida que jamá s había probado. Una y otra vez constaté que vivir en frecuencias
má s altas realmente estaba funcionando. Era como si el Universo me complaciera con la
canció n que quería.
Mi promedio mensual, que solía ser de 30/30 (treinta días de cada treinta días con
preocupació n), se había vuelto ahora má s como 17/0/13 (diecisiete arriba, cero con temor o
ansiedad real y trece en un extrañ o ánimo bajo), un gran adelanto de todos modos.
Pero mi ansiedad por obtener rá pidamente las recompensas me estaba agotando.
Cuando vuelvo la vista atrá s, puedo ver que en la etapa inicial de dos semanas estaba buscando
los resultados en forma de dó lares, lo cual era algo realmente tonto, puesto que todo lo que mi
actitud lograba era mantener mi enfoque en lo que no había.
Finalmente llegó el Día Treinta. ¿Dó nde estaba mi desbordante cuenta bancaria? ¿Por
qué no recibía incesantes llamadas telefó nicas para comunicarme que tenía algú n préstamo
que me sacaría de apuros? ¿Por qué tomaba tanto tiempo llevar a cabo mis nuevas ideas? Ahí
estaba yo otra vez, sintiéndome desilusionada por lo que no había pasado. Mis continuos:
"¿Dó nde está ?" "¿Dó nde está ?", eran el mismo gastado enfoque negativo, só lo que vestido con
un traje diferente. En realidad, el dinero estaba empezando a llegar, aunque lo hacía a
cuentagotas. Yo observaba fascinada. Esta extrañ a corriente constante de un poco aquí, un
poco allá , estaba de manera evidente en proporció n directa con mi enfoque de vibraciones.
Cuando menos, con mi válvula un poco má s abierta que cerrada, ¡no iba para atrá s! Mi cuenta
de cheques se mantenía en el mismo estado (no sé có mo) o crecía ligeramente. ¡N o había
vuelto a retroceder! Todo esto en sí ya era un milagro.
Me tomó varios meses poder permitir que se abrieran las compuertas una vez má s,
pero lo conseguí. No todas al mismo tiempo, pero sí gradualmente. Un "quiero" tras otro en-
contraba el camino a mi puerta, algunos de ellos muy grandes y muchos otros, pequeñ os y
divertidos.
Y; sin ayuda alguna de mi parte, excepto la profunda apreciació n por ese sensacional
producto que yo había logrado producir de algú n modo, Curso de Vida 101 -el programa
audiovisual al que había creado en un momento de inspiració n antes de conocer la Ley de la
Atracció n- empezó a despegar, como fuegos artificiales, en diferentes partes del mundo.
Me encantaría decir que todos mis viejos há bitos desaparecieron en treinta días, pero,
francamente, no fue así. Aú n ahora, con el dinero fluyendo en abundancia, requiere de toda mi
concentració n recordar que lo que logro no es debido a mi arduo trabajo, ni a lo lista que soy,
sino a có mo fluye mi energía. Así que sigo escribiendo libretos, hablando constantemente
conmigo mismo y cambiando de conexió n. Ahora, en lugar del tema de "apreciació n-del-día",
tengo un "quiero-del-mes" en el cual apoyarme y que sirve a dos propó sitos: crea un tiempo
mucho má s prolongado de vibraciones -por tanto, má s pasió n- para que el flujo de energía se
dirija a un deseo específico, y me da esa red de seguridad de tener siempre algo listo volando,
en espera de fluir cuando má s lo necesito.
EN ENTRENAMIENTO CONSTANTE
¿Resulta má s fá cil? ¡Claro que sí! Pero, si te decides a tomar el control de tu vida y a
tener las cosas que quieres, a hacer las cosas que quieres, a ser la persona que quieres ser ya
vivir como quieres, con la gente que quieres, hay algo que má s te vale aceptar: ¡estará s en
entrenamiento siempre! Tendrá s días elevados, días bajos, días fantá sticos, días escabrosos,
días profundamente emocionales y días en los que te sentirá s listo para "tirar la toalla". Sin
embargo, apostaría que no lo hará s, no ahora; no al saber lo que ya sabes. Te guste o no, dudo
que nunca má s puedas sentir siquiera una leve emoció n negativa, sin saber que has cerrado
todas las puertas a todas las cosas que has deseado en la vida, sean materiales, físicas,
emocionales, espirituales o todo lo anterior junto.
Así que, en efecto, ésta es una empresa para toda la vida y no vas a aprender todo lo
que tienes que hacer en esos treinta días. Puedes liberarte del temor y la preocupació n durante
ese primer mes, definitivamente. Pero después, prepá rate y lá nzate en cuerpo y alma,
conscientemente, a todos los vericueto s de los cuatro pasos hacia la creació n reflexiva, esto es,
si lo quieres todo: prosperidad, seguridad, salud, libertad, alegría, vivacidad, independencia,
realizació n; es decir, si quieres volver a tu natural estado de ser, a lo que estabas destinado a
ser, a la forma en la que puedes ser de aquí en adelante; si está s dispuesto, en fin, a dedicarle el
esfuerzo que requiere.
ES TU TURNO
Este asunto no es de nadie, sino tuyo; siempre lo ha sido, siempre lo será . Nadie te ha
obligado. Nadie ha provocado nunca que tu vida sea de una manera o de otra. Ha sido tu asunto
desde el principio, ha estado diseñ ado por la forma en la que estaba fluyendo tu energía, y ha
estado diseñ ado en todo momento, todos los días, conforme a como te estabas sintiendo.
Ahora, habrá s de concretarte a lo que quieres hacer durante el resto de tu vida y a
saber qué tan dispuesto está s a echar a andar el esfuerzo-sentimiento para conseguirlo.
Así que a continuació n te presento algunas estrategias, una forma rá pida de hacer
resaltar los puntos sobresalientes que debes tener en cuenta mientras entras a este nuevo y
excitante mundo de la creació n reflexiva. Primero, los pasos principales:
Paso 1. Identifica qué es lo que no quieres.
Paso 2. Identifica lo que quieres.
Paso 3. Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero".
Paso 4. Espera, escucha, y permite que el universo haga su parte y (paso cuatro: ¡Mantén
tú floreciente enfoqué fuera de esas condiciones en-blanco!).
ES TU BARCO
Todo este asunto de crear nuestras vidas mediante el flujo de energías de má s alta
frecuencia que en la que hemos estado vibrando, es increíblemente nuevo para nosotros. Es un
gran reto, una monumental nueva orientació n en la vida. Así que sé amable contigo mismo,
tó malo con calma, juega con las energías, vuélvete curioso, ríe má s, sonríe má s, experimenta.
Ve cuá nto puedes sostener un estremecimiento o cuá n rá pido puedes activar tu energía.
Descubre qué te da alegría; y, entonces, déjala fluir. Juega con tus "quiero". Juega con todo ello;
pero recuerda: todo esto es muy nuevo; así que, por favor, no te desanimes.
La prá ctica consiste en esta nueva forma de pensar y de ser. Tiene que ser así; es tan
nueva, tan extrañ a... Exactamente ahora, este concepto no es sino un montó n de palabras en
papel que pueden sonar interesantes, pero el sabor está en la prueba. ¡Y eso significa prá ctica!
Practica có mo hacer fluir la energía. Practica hacerlo con tus "quiero" o practica
solamente para hacerla fluir. Aprende a activarla a voluntad..., en cualquier situació n..., donde-
quiera que estés..., con quienquiera que estés..., suceda lo que suceda. Controla tu vida, al
controlar tus reacciones ante ella. Así que... ¡practica!
Después de que recorras tus treinta días, diseñ a tu propio programa para mantener en
alto el interés. Tal vez una semana de sentimiento de gratitud, una semana de sentimiento de
asombro por todo, de reverencia, de admiració n, de entusiasmo. Quizá una semana de
sentimiento de diversió n, una semana de optimismo, una semana de estar enamorado, de
sentimiento de: "Dios, es bueno estar vivo", sin importar lo que sucede a tu alrededor.
Practica en momentos casuales, en el bañ o, cuando estés atendiendo a tus niñ os o
haciendo tu declaració n de impuestos, al asistir a una junta o cuando estés trabajando en la lí-
nea de producció n de la fá brica.
Sí, la vida puede volverse má s compleja durante un tiempo porque has incrementado
tu deseo, porque has aumentado tus energías magnéticas. Pero con ese deseo viene la vida
auténtica.
Así que aprende a sentir, sentir, sentir..., bien o mal..., positiva o negativamente. Si un
sentimiento finalmente abre las puertas a los tesoros del universo, ¿qué tan malo puede ser? Si
lo quieres suficientemente, aprenderá s a sentirlo.
Entonces, aprende a sentirte bien, sin importar cómo. Este punto de vista tiene que
ser totalmente consciente y deliberado. Las respuestas que te pongan de rodillas tienes que
mandarlas a volar. Si deseas cambiar las condiciones de tu vida, tienes que cambiar también
tus vibraciones, así que practica hasta que puedas transformarlas en un simple abrir y cerrar
de ojos. Si no logras sentir cá lidos estremecimientos, significa que está s por los suelos o que te
sientes muy mal. De cualquier manera, está s enviando vibraciones negativas.
Si tienes algún problema, sácalo de tu vida hablando de él contigo mismo durante diez o
quince minutos cada día. Analízalo en voz alta hasta que hayas encontrado lo que te inquieta, y
verá s có mo disminuye al hablarlo. Cada vez que hagas eso, estará s dejando un poco má s de
resistencia detrá s de ti hasta que finalmente descargues lo suficiente como para permitir que
tus vibraciones -¡y tu experiencia!- cambien.
Todo es energía. Eso es todo lo que este mundo y el universo son. Puedes ser su dueño o
su víctima. Al aprender a controlar el tono y el flujo de tu energía electromagnética, estará s
aprendiendo a tomar el control de tu propio destino, dirigiendo tu barco a donde desees.
Cuando lleguen las tormentas, sabrá s qué las creó y qué hacer. Está el control absolutamente
dirigido hacia recargar las maravillosas recompensas de una vida que está -en toda la
extensió n de tus posibilidades- ¡finalmente siendo vivída!