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DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO

El asombroso poder de los sentimientos

(LA LEY DE LA ATRACCIÓN)

POR LYNN GRABHORN

(Título original: Excuse me, your life is waiting)

En un estilo ligero, humorístico y un tanto irreverente, Lynn Grabhorn nos introduce a la


sorprendente Ley de la atracción... En estas páginas la autora nos explica por qué la mayor
parte de nuestros sueños nunca se han materializado, por qué la mayoría de la gente vive en una
situación económica precaria, por qué a las personas se les dificulta establecer una relación
interpersonal armoniosa y placentera, con mala salud y un ambiente familiar psicológicamente
poco satisfactorio. Y, lo que es más importante, en un estilo sencillo y fácil de leer, salpicado de
explicaciones lógicas, simples sugerencias y ejemplos de la vida real, Lynn Grabhorn nos
muestra cómo lograr que todo se vuelva a nuestro favor..., y ahora mismo.
DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO

Muchos de nosotros llevamos mucho tiempo en la bú squeda por encontrar la felicidad


en la vida, devoramos libros sobre el pensamiento positivo, autoayuda y motivació n personal.
Pero, si en ellos estuviera encerrado el secreto de una vida de abundancia y dicha total,
¿seguiríamos comprando nuevos títulos? Desde luego, algunos se acercan má s a darnos las
claves para alcanzar esa "buena vida", un tanto esquiva, que no nos han convertido en
verdaderos triunfadores; en nuestras vidas, no ha habido grandes cambios. Pensamos que "tal
vez era el libro equivocado", deducimos: "Probamos con otro". O lo intentamos con otra
religió n, otro tipo de meditació n, otro guía, otro psíquico, otro médico o, quizá , otra relació n
esperando en cada nueva opció n que ésa sea “la buena”.

Tratamos de alcanzar de todas las formas posibles, en todas partes, alivio para el tedio
y la lucha por la vida cotidiana; y, sin embargo, la mayor parte de nosotros continuamos en la
bú squeda. ¿Por qué? ¿Có mo es posible que no hayamos encontrado el secreto de llevar una
buena vida, sin importar lo que eso signifique para nosotros? ¿Có mo es que continuamos
"rasgá ndonos las vestiduras" para obtener lo que deseamos, si desde siempre la clave para
hacer realidad nuestros deseos ha sido tan elemental como la vida misma?

Se ha planteado la invitació n a ver la vida con una manera diferente de enfocarla, con
una nueva conciencia, cambiar las viejas creencias, que las cosas llegan por un golpe de suerte,
buena o mala, por accidente o coincidencia, o porque te has dedicado a "picar piedra", que para
obtener algo que valga en la vida requiere gran cantidad de esfuerzo y muchas veces
acompañ ada con sufrimiento.

Sin embargo muchos se encuentran, con que no ha cambiado nada. Como si Dios dijera
tú si, tú no. Pero la pregunta flota desesperadamente en el aire ¿Qué falta?

ESA TONTERÍA DE LA "CONDICIÓN HUMANA"

¿Alguna vez te ha parecido grotesco que nuestras vidas sean tan difíciles, aunque
seamos tan talentosos? Aquí estamos, esta especie tan inteligente, capaz de desintegrar
á tomos, de volar a la Luna y crear a los Picapiedra; y sin embargo, todos andamos corriendo de
un lado a otro, sufriendo ataques al corazó n o muriéndonos de hambre. Eso no tiene sentido.
¿Có mo nos metimos en este lío? ¿O se trata, simplemente, de la condició n humana?

Todo empezó de manera inexplicable, hace una eternidad, con la primera declaració n
falsa de aquellos que deseaban el poder, quienes proclamaban que nuestras vidas giraban en
torno y eran resultado de circunstancias sobre las cuales no teníamos ningú n control,
incluyendo ser dominados por otros. Puesto que esto es lo que todos creyeron durante una
eternidad, es lo que seguimos creyendo en la actualidad.

Así es como nuestros padres, antes de nosotros, y los suyos antes de ellos, y só lo Dios
sabe hace cuá ntos cientos de añ os, hemos luchado, nos hemos esforzado y nos hemos ator-
mentado, hasta morir antes de tiempo a causa de las exigencias innecesarias de la vida.
Creemos que todo eso forma parte de la condició n humana, de la desafortunada aflicció n que
hemos dado en llamar "realidad". Pero la condició n humana es un mito y, por tanto, también lo
es eso que llamamos realidad. La verdad, en simples y sencillas palabras, es que nosotros
tenemos la sagrada habilidad de manejar eso que llamamos "nuestra vida" para que sea lo que
queramos que sea. ¡De cualquier modo! ¡Sin que importe nada! Desde una familia feliz hasta la
capa de ozono.

Entonces, ¿por qué no han servido de mucho los millones de libros que se han
publicado sobre có mo tenerlo todo, có mo hacerle para volverse rico o có mo visualizar el
camino hacia el éxito, y có mo, mediante el pensamiento positivo, lograr salir por nosotros
mismos del lío en que estamos metidos? ¡Muy sencillo! Todos esos libros dejaron fuera la clave
má s importante para lograr todo en la vida:

¡CREAMOS AL TENER CONGRUENCIA, AL SENTIR, NO SOLO AL PENSAR!

Esto es cierto, logramos lo que tenemos por la forma en la que sentimos, y no tratando
de poner las cosas en su lugar o de controlar nuestra mente. Todo accidente automovilístico,
ascenso en el trabajo, amante sensacional o desastroso, cuentas bancarias llenas o vacías, nos
llegan por medio de la má s elemental ley de la física: “Lo semejante atrae a lo semejante”. Y
como por lo general no sentimos gran entusiasmo por lo que hemos tenido al alcance la mayor
parte de la vida, nos hemos vuelto verdaderos maestros, dotados en el arte de atraer hacia
nosotros circunstancias que preferiríamos no tener. ¿Quieres un automó vil nuevo? ¡Lo
puedes tener! ¿Quieres trabajar con éxito por tu cuenta? ¡Puedes hacerlo! ¿Deseas cerrar ese
negocio? ¿Ganar má s dinero? ¿Tener una relació n' fuera de serie? ¿Vivir sin temor? ¿Llevar una
vida espiritualmente satisfactoria? ¿Gozar de buena salud? ¿Disfrutar de tu libertad e
independencia? Puedes tenerlo, si sabes como atraerlo a tu vida.

La Ley de la Atracció n -lo semejante atrae a lo semejante- es absoluta (y no tiene nada


que ver con las personalidades). Nadie vive al margen de esta ley, porque es la ley del universo.
Lo que ocurre es que no nos habíamos dado cuenta, sino hasta hace poco, de que esta ley se
adapta también a nosotros. É sta es la ley que está detrá s del éxito o del fracaso. Es la que nos
resguarda, o nos lanza a la fatalidad. En pocas palabras, la que domina cada momento de alerta
en nuestra vida. Así que si queremos que nuestra vida dé un giro considerable y que haya en
ella má s abundancia, salud, seguridad o felicidad de cualquier tipo, só lo tenemos que aprender
la mecá nica para manejar nuestra conexió n interna entre la mente conciente, subconciente y
poder superior y un universo de abundancia se abrirá ante nosotros para poder pedir lo que
anhelamos.

Todo en este mundo está hecho de energía: tú , yo, la piedra, la mesa, el pasto. Y como la
energía es vibració n, eso significa que todo lo que existe vibra. ¡Todo! Incluyéndonos a ti y a mí.
Los físicos de nuestra época han llegado finalmente a la conclusió n de que energía y materia
son la misma cosa, lo que nos lleva de regreso al punto de partida: todo vibra, porque todo -
visible o no- es energía. Energía pura, vibrante, de flujo continú o. Pero aun cuando só lo hay
una energía, ésta vibra en formas distintas. Tal como el sonido que surge de un instrumento
musical, hay energías que vibran con mayor rapidez (como las notas altas), que provienen de
frecuencias altas, y otras que vibran en forma lenta (como las notas bajas), procedentes de
frecuencias bajas. No obstante, a diferencia de los tonos de un instrumento musical, la energía
que fluye de nosotros procede de nuestras má s profundas emociones del subconciente, para
crear patrones de energía de ondas electromagnéticas altamente cargadas, lo que nos
convierte en imanes vivientes las 24 horas del día, muy poderosos, pero volátiles.

Eso está muy bien, pero, ¿a quién le importa? Bueno, si quieres descubrir por qué has
estado luchando tan duramente toda tu vida, ¡te interesará saberlo! Si quieres saber có mo
cambiar tu vida para que se vuelva exactamente como tú quieres que sea, será mejor que te
importe, porque las vibraciones electromagnéticas que envías cada segundo de cada día son las
que han producido -y continú an produciendo-, todo lo que te ocurre, grande o pequeñ o, bueno
o malo. ¡Todo, sin excepció n!
INTRODUCCIÓN A
LA LEY DE ATRACCIÓN

EL DIAPASÓN Y LA LEY DE LA ATRACCIÓN

Hacia los añ os treinta, dos célebres hombres en Oriente lograron fotografiar las
vibraciones del pensamiento. iY vaya que lo lograron, a través de muros de acero, en un expe-
rimento que ha sido repetido muchas veces desde entonces!!

Pero demostraron algo má s, tal vez má s importante: encontraron que cuanto má s


cargado de emoció n estaba un pensamiento, ¡má s clara se veía la imagen! Fueron quizá los
primeros en demostrar que existe energía magnética dentro de nuestros pensamientos, y que
nuestras emociones son impulsadas por los pensamientos. (Ver comentario en Word.) Sin embargo,
lo que pasaron por alto es que, debido a que las ondas de vibració n (emociones) que enviamos
están cargadas magnéticamente, somos literalmente imanes vivos, y que atraemos
constantemente cualquier cosa que este en la misma frecuencia de longitud de onda.

Por ejemplo, cuando nos sentimos bien, con el á nimo en alto, llenos de alegría y
gratitud, nuestras emociones envían vibraciones de alta frecuencia, que atraerá n lo bueno
hacia nosotros; es decir, cualquier cosa que coincida con lo que estamos enviando. Lo
semejante atrae lo semejante. En cambio, cuando experimentamos cualquier cosa que no nos
cause satisfacció n, como temor, preocupació n, culpa, o hasta un pequeñ o disgusto, enviamos
vibraciones de baja frecuencia.

Debido a que las bajas frecuencias son tan magnéticas como las altas, atraen cosas
desagradables hacia nosotros; es decir cosas que nos hará n sentir (vibrar) de una forma tan
poco grata como lo que estamos enviando. Desagradable de ida, desagradable de vuelta. Es
siempre una vibració n semejante.

Así que, ya sea que enviemos acciones de alta frecuencia, de satisfacció n, o vibraciones
bajas, de preocupació n, las que enviemos en cada momento será n las que atraigamos de
regreso a nosotros mismos. Somos generadores de vibraciones, por tanto, somos los imanes, la
causa. Nos guste o no, nosotros hemos creado esas vibraciones y seguiremos haciéndolo.

Somos de carne y hueso, pero ante todo y sobre todo, somos energía ¡energía
magnética!, lo cual nos convierte en imanes vivientes que respiran. (¿No te encanta la idea?),
independiente de lo que estudiaste, ó en lo que trabajas, eres, en realidad, ¡un imá n viviente!
(¡Vaya pequeñ o detalle!). Por descabellado que parezca, ha llegado el momento de despertar
ante el hecho de que somos seres electromagnéticos y de que vamos por la vida con esa
abrumadora capacidad de magnetizar (atraer) hacia nuestra vida todo cuanto deseamos, con
só lo controlar los sentimientos que provienen de nuestros pensamientos.

Sin embargo, debido a que vivimos en este planeta, en un campo de energía en el que
predomina la baja frecuencia, procedente de má s de seis mil millones de personas que vibran
con sentimientos má s de tensió n y temor que de alegría, admitimos involuntariamente esas
vibraciones y reaccionamos ante ellas, lo cual significa que hasta que aprendamos a
sobreponernos conscientemente a esas frecuencias negativas que nos invaden todo, y en las
cuales vivimos, seguiremos reciclando sus desagradables efectos en nuestra vida cotidiana,
después de un tedioso día. Es algo semejante a nadar en agua salada, si no enjuagamos los
residuos de la sal en nuestro cuerpo, tarde o temprano nos sentiremos incó modos.

No hay de otra: la forma en que sentimos determina lo que atraemos, y con mucha
frecuencia esos sentimientos proceden de nuestros pensamientos, los cuales
instantá neamente producen reacciones electromagnéticas en cadena que, finalmente, hacen
que sucedan, que sean creadas, obtenidas o destruidas las cosas.

Así que, una vez má s: nuestros sentimientos surgen de nosotros en forma de ondas
electromagnéticas. La frecuencia que se emita atraerá automá ticamente a otra frecuencia
idéntica; provocará que ocurran las cosas, buenas o malas, al encontrar empatía en la
vibració n.

Las vibraciones de frecuencias altas, positivas, atraerá n circunstancias de vibraciones


altas, positivas. Las vibraciones de frecuencias bajas, negativas, atraerá n circunstancias de
vibraciones bajas, negativas. En ambos casos, lo que se nos regresa nos hace sentir con el
espíritu tan elevado, o tan bajo, como lo que hemos estado trasmitiendo (sentimiento) por-
que lo que se regresa es una vibració n que coincide exactamente con la que enviamos.

Se trata del mismo principio que el del diapasó n: haz sonar un diapasó n en una
habitació n donde hay varios má s, todos afinados en diferentes tonos, y só lo los que estén
afinados en: la misma frecuencia del que hiciste sonar, sonará n al unísono, como sonarían
aunque se encontraran en los extremos opuestos de un estadio de fú tbol. Las fuerzas
similares se atraen.

Es una regla elemental de la física. Pero de manera totalmente distinta a la de la


vibració n de un diapasó n, los seres humanos con nuestras frecuencias e intensidades
magnéticas variables, somos semejantes a pelotas de ping pong disparadas en todas las
direcciones imaginables. En un momento podemos levantar el vuelo tan alto como un
papalote, sentirnos tan poderosos como el sol, y al siguiente sentirnos con tan baja energía
que anulamos lo anterior y creemos que nada cambiará nuestras vidas, o al menos, no tan
rá pidamente. Todo esto se debe al tipo y a la intensidad de sentimientos que tengamos, los
cuales van de cá lidos o alegres, hasta explosivos o destructores.

Pero no estamos hechos de metal. A diferencia de los diapasones, lo que regresa a


nosotros como resultado de la confusió n de energía emocional (vibraciones), que sale de
nosotros a cada instante y que pocas veces es agradable, es una interminable cadena de
pequeñ as desavenencias, circunstancias y eventos no planeados.

No es necesario decir que lo que hemos estado creando con todo este flujo
indiscriminado de energía es un verdadero infierno; en el mejor de los casos, una vida
mediocre segú n continuamos atrayendo hacia nuestra existencia diaria cuanta experiencia,
persona, juego, suceso, encuentro, incidente, evento, riesgo, ocasió n o episodio en el cual
estemos vibrando, todo lo cual significa sentir.

CUENTAS, CUENTAS, CUENTAS


Elige un tema que no sea de tu completo agrado, por ejemplo: pagar cuentas. A menos
que estés en una situació n econó mica totalmente desahogada, ¿có mo te sientes generalmente
cuando llega el momento de pagar las cuentas? ¿Emocionado? ¿Feliz? ¿Eufó rico? No lo creo.
¿Qué te parece preocupado, ansioso o, simplemente, deprimido? iBienvenido al grupo!

Bien, he aquí lo iró nico: son esos sentimientos de desesperació n precisamente los
que nos mantienen siempre con problemas econó micos. ¿Por qué? Porque lo que sentimos es
lo que nos hace vibrar, y lo que nos hace vibrar es precisamente lo que atraemos hacia nosotros.
Es una ley universal, no hay má s.

Cuanto má s nos concentrá bamos en lo que no teníamos, má s fluían y crecían nuestras


energías negativas, atrayendo hacia nosotros má s deudas, junto con menos ingresos para sal-
darlas.

El concentrar nuestras emociones en nuestras carencias atrae (magnetizado) más de


todo aquello que nos tenía angustiados, para incorporarlo a nuestras vivencias, lo que hacía que
las circunstancias se tornaran cada vez más graves y problemáticas que el mes anterior.

El proceso es semejante al de un boomerang, uno de esos objetos que arrojas lejos,


pero que traza un círculo y vuelve hacia ti, para que lo detengas (o te golpee si te descuidas).
Lo que enviamos -las vibraciones- es lo que vuelve a nosotros. Así que mientras no
cambiemos nuestras vibraciones, seguiremos recibiendo lo mismo que lanzamos. En otras
palabras, si no dejamos de sentir y enviar vibraciones de baja frecuencia, ¡todo lo que vuelva
a nosotros será n circunstancias negativas! Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos
emocionalmente.

Enfoquémonos con insistencia en lo que queremos, ¡y listo! Iremos por buen camino.
Concentrémonos en todo aquello que no queremos con esa misma pasió n (preocupació n,
angustia, etcétera), iy listo! También hará que regrese a nosotros. Al universo no le importa si
queremos algo o no lo queremos, funciona estrictamente apegado al principio físico que lla-
mamos la Ley de la Atracció n. Simplemente, enviamos los sentimientos magnéticos y el
universo los devuelve obedientemente. No reacciona ante nuestras sú plicas; só lo responde a
nuestras vibraciones, las cuales provienen por completo de nuestros sentimientos.

¿Importa lo que originalmente causó esos sentimientos? No. Pueden proceder de un


pensamiento, un suceso externo o un simple estado de á nimo general. Pero sin importar
có mo se hayan iniciado, los acontecimientos que constituyen nuestra vida se originan
solamente a partir de nuestro flujo de sentimientos, momento a momento, día a día, añ o tras
añ o.

CONCÉNTRATE, LOGRARÁS CRECER

Así que seamos realistas por un momento. Nadie te está sugiriendo que andes por la
vida convertido en un bonachó n, tratando de mostrarte feliz porque te despidieron del traba-
jo, o porque perdiste el avió n o extraviaste las llaves del auto.

Pero los hechos son los hechos. Puesto que lo que enviamos es lo que recibimos, y
puesto que lo que enviamos procede de aquello en lo que centramos la atenció n, lo que
necesitamos hacer realmente es prestar má s atenció n a lo que pensamos, iy a que mal eso nos
hace sentir!

Centrémonos en lo que queremos, y lo obtendremos, siempre y cuando no lo


saboteemos. Enfoquémonos en lo que no queremos y también ocurrirá , probablemente en
una proporció n mucho mayor de lo que imaginamos.

Pero volvamos al tema de las cuentas. Digamos que has estado pensando demasiado
en lo mucho que detestas tener que pagarlas. Cada uno de tus pensamientos (que está lleno
de vida) está cargado de una vibració n emocional, algo así como una firma, de cuando lo
pensaste y probablemente sintonizará s otras vibraciones idénticas. Cuando dos
pensamientos de la misma intensidad emocional se juntan, adquieren mayor fuerza, a una
frecuencia má s elevada y má s rá pida que cada uno de ellos por separado.

Así que ahora, en lugar de un pequeñ o y viejo pensamiento insignificante que tenías
sobre las cuentas por pagar, tienes otro mucho má s profundo y poderoso, porque cada vez
que te concentras en tus cuentas, se van anexando los pensamientos que habías enviado
antes. iAh!, pero eso no es todo. No só lo tienes tus propios pensamientos pesimistas acerca de
las cuentas que se acumulan, y que se vuelven má s grandes y má s poderosos con cada nuevo
sentimiento de derrota que envías, sino que éstos se unen a otros pensamientos, también
pesimistas, que proceden de otras personas pero que está n en la misma frecuencia, y a los
que yo llamo "bombas de basura". Sintonizan en frecuencias similares de temor y ansiedad y
pueden dirigirse fá cilmente a ti, a menos que sepas có mo sacarles la vuelta para rehuirlos
emocionalmente. En otras palabras, tarde o temprano, una o má s de estas bombas de basura,
conteniendo todo tipo de material corrosivo procedente de las preocupaciones de todos los
demá s, se dirigirá n hacia ti y te sacudirá con fuerza, si tú todavía estás vibrando en la misma
forma y transmitiendo tus ondas en la misma frecuencia.

Si ése es el caso, tendrá s un verdadero problema en tus manos: má s cuentas por


pagar que antes, al tiempo que vivirá s muchas otras circunstancias desagradables má s, que
pueden tener que ver o no con el pago de esas cuentas. Tu automó vil se descompondrá
fá cilmente y no tendrá s dinero para arreglarlo. La lavadora dejará de funcionar. Tus hijos
romperá n el vidrio de la ventana del vecino. Tu perro atacará a un inocente que pase junto a
él, y el domingo de la final del fú tbol, con la casa llena de amigos, se te descompondrá la
televisió n.

Tu "imá n de atracció n" sintonizará poderosamente con esas bajas vibraciones de


fuerte carga emocional negativa, y continuará s atrayendo má s basura, como la luz de un faro
con los barcos, hasta que tú cambies esa vibració n. Una vez que lo hagas, el boomerang no
regresará y golpeará a alguien má s, en lugar de a ti. ¡Qué pena por ellos!, pero al menos tú te
habrá s librado de él. Por el momento.

Ahora centrémonos en otro tema má s agradable, como un nuevo automó vil. Si te


enfocas en el automó vil que quieres y logras mantenerte concentrado en él, será tuyo. Pero si
te enfocas en el hecho de que ese automó vil todavía no lo tienes, o en que no podrás pagarlo,
entonces eso es exactamente lo que atraerá s hacia ti: una cuota má s de "no coche". Así que si
dices: "Bueno, al diablo, eso só lo demuestra que este asunto no tiene sentido. Me he estado
enfocando por añ os en lo que quiero; o sea, en ganar má s dinero y todavía no lo logro".
¡Correcto! Ante todo, existe el asunto del dinero, y después el de la falta del mismo. ¿Y adivina
qué? El 99.9 por ciento de nosotros nos hemos estado enfocando en el dinero la mayor parte
de nuestra vida. ¡Correcto, de nuevo!

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos. Si te enfocas en la falta de lo que


quieres, con toda seguridad obtendrá s una mayor carencia o falta de lo deseado, porque a
través de vibraciones similares, atraemos las cosas hacia nosotros. É sta es, simple y
llanamente, la Ley de la Atracció n.

CUATRO PASOS PARA EMPEZAR


Así que digá moslo de nuevo: cuanto má s pensamos en algo, incluso con poca
emoció n, má s grande y poderoso se vuelve en nuestra vida, sin importar si se trata de la falta
de lo que queremos, o si es eso mismo.

Si decretamos: "Quiero una salud perfecta" y pensamos emocionalmente en la salud


perfecta todo el tiempo, la tendremos en el acto, o vamos en camino hacia ella. Pero si
decimos: "No quiero enfermarme" y pensamos emocionalmente en la enfermedad con
suficiente frecuencia, estaremos optando por la mala salud porque nuestro enfoque está en la
enfermedad.

Si pensamos con frecuencia que deseamos una casa nueva y logramos "sentimos"
dentro de ella, ya estamos en camino. Pero si pensamos constantemente: "No quiero seguir
viviendo má s en este lugar", nos quedaremos en él algú n tiempo má s.
Si pensamos emocionalmente en algo lo suficiente, ya sea en lo que deseamos o en lo
que no deseamos, llegará a nuestro mundo, nos guste o no.

Lo que viene hacia nosotros no está asociado con lo que estamos haciendo
físicamente, con lo valiosos que somos, con lo buenos que somos o con cuá l pudiera ser
nuestro destino, no inexorable. ¡Tiene que ver solamente con la forma en que vibramos! Lo
que significa sentir. Lo que significa atraer. ¡Punto!

Así que aquí hay algo que papá y mamá no nos dijeron nunca, porque no lo sabían.
Aquí está lo que todo libro sobre pensamiento positivo o sobre motivació n han estado
promocionando con espíritu romá ntico, aunque ninguno había llegado al meollo del asunto,
porque honestamente tampoco sabían có mo hacerlo.

He aquí los cuatro pasos para la creació n premeditada, los cuatro pasos que te
garantizan -y esa es la palabra correcta: garantizan- traer a tu vida aquello que tanto deseas y
mucho má s. La garantía es que se trata de una ley universal, los principios bá sicos de los que
ha surgido toda la creació n. Si lo deseas, será n tuyos.

Paso 1. Identifica lo que NO quieres.


Paso 2. A partir de ahí, identifica lo que SÍ quieres.
Paso 3. Adéntrate en el sentimiento de lo que quieres.
Paso 4. Espera, escucha, y deja que suceda.

He aquí. Eso es todo. A medida que te adentres en esta nueva e importante aventura;
las cosas empezará n a cambiar má gicamente en todas las á reas de tu vida. Las
preocupaciones, inquietudes, dudas y temores dejará n de ser una pequeñ a y constante
molestia cotidiana, para convertirse, en unas cuantas semanas, en un fenó meno raro en tu
vida, y tú lo podrá s constatar y sentir día tras día.

Tu salud mejorará notablemente. Tu cuenta de banco aumentará . En tus relaciones


ocurrirá lo que tú quieras. Se cerrará n tus ventas. Te dará n el ascenso que tanto ansías. La vi-
da se volverá un placer cotidiano. Y todo eso será real. Podrá s ver que todo marcha sobre
ruedas y entonces sabrá s, en verdad, que la ú nica persona que maneja el timó n en la nave de
tu vida eres tú , y que eso es absolutamente real... ¡só lo tú !

NUNCA MÁS SER LA VÍCTIMA

Conforme nos embarcamos en esta aventura de vivir la Ley de la Atracció n, llegamos,


y muy pronto, a la inquietante conclusió n de que realmente no hay víctimas y que seguir
constantemente con el juego de ser una víctima de algo, o de alguien, só lo garantiza una gran
insatisfacció n, provocada por la continua emisió n de vibraciones de baja frecuencia,
Seguramente el resto del mundo continú a haciéndolo, siguen culpando a los demá s
de lo que les sucede, en lugar de a sus sentimientos; culpan a las "circunstancias" de su mala
suerte, en lugar de a sus sentimientos; culpan al borracho que iba en la carretera, o jefe
majadero, o a la economía, o a Dios, por todo lo malo que les sucede, en lugar de a sus sen-
timientos.

Es posible que nos hayan enseñ ado, y que por tanto lo hayamos creído, que vivimos a
merced de otros, del destino, de la suerte, o de la casualidad; ciertamente eso es lo que la
mayor parte de la gente que habita este planeta cree, y vive conforme a ello. Pero una vez que
empieces a ver có mo funciona la Ley de la Atracció n, acabará s por comprender que las
víctimas no existen, que nunca han existido y que jamá s existirá n. No hay buena ni mala
suerte, no hay buena fortuna, ni coincidencias. No existen el destino, la suerte o la providen-
cia.

No hay ningú n gran juez en el cielo que nos lleve la cuenta de qué "tan bien o mal nos
portamos. No hay un karma de vidas pasadas, ni penitencias que cumplir; todos son mitos
creados en torno a las víctimas. Y no hay víctimas entre nosotros; só lo hay creadores de
pensamientos y sentimientos, poderosos imanes que atraen, como la miel atrae a las abejas,
la frecuencia similar de las vibraciones que fluyen constantemente de nosotros.

Ya no necesitará s creer má s que las circunstancias externas controlan tu vida. Nunca


má s tendrá s que pensar que es malo desear algo. Nunca má s tendrá s que creer en algú n gran
poder fuera de ti mismo que maneja los hilos de tu vida, o que algo o alguien diferente a ti
tiene el control. Nunca má s sentirá s miedo de que algo o alguien te haga dañ o, sin importar
quién o qué pueda ser, a menos que tú se lo permitas.

Así que, ¿có mo fue que nos metimos en este lío? ¡Tú lo hiciste! Má s de seis mil
millones de personas (má s las que han existido a lo largo de incontables siglos) han nacido
vulnerables a las vibraciones de baja frecuencia, llenas de temores y angustias y se han
enfocado tanto en lo que no quieren, que han obtenido dosis adicionales de esas mismas
carencias.

Nunca hubo la intenció n de que ocurriera de esa forma; pero en nuestro afán y
necesidad de encontrar la razó n por la que no suceden las cosas como quisiéramos,
imaginamos que la culpa era de algú n factor ajeno a nosotros: el gobierno, la economía,
nuestro jefe, nuestro matrimonio, nuestro ambiente, nuestra educació n, nuestra mala suerte,
e incluso Dios, tal vez, pensamos que no éramos lo suficientemente valiosos, que no
está bamos "a la altura", que está bamos llenos de pecados, que no habíamos sido
completamente puestos a prueba o, que de una u otra manera no habíamos pagado nuestra
correspondiente "cuota".

La realidad -la verdadera realidad- es que somos dignos, que no hay prueba que
pasar, y que el pecado no es má s que una aberració n creada por el hombre para ejercer con-
trol sobre otros.
La verdadera realidad es que hemos venido a este mundo para desarrollarnos
plenamente, para prosperar y vivir la gran experiencia humana con alegría, con el corazó n
ligero, sin carga, y no en una lucha constante y dolorosa. Hemos venido al mundo a
divertirnos mientras aprendemos a crecer sin sufrir ya alimentar nuestros deseos con la
convicció n absoluta de que podemos tenerlo todo, una vez que aprendemos có mo manejar
nuestras energías... lo que significa... nuestras emociones.
Llegamos a este mundo con la garantía del libre albedrío, que forma parte de la
propia naturaleza de nuestra existencia. Ha llegado el momento de que ejerzamos ese
derecho que tenemos desde que nacimos. No estamos atrapados en la red de nadie. No
estamos sometidos a las circunstancias. No somos víctimas de condició n alguna. Má s bien,
somos seres que poseemos la sagrada habilidad de llevar a cabo cualquier extravagante
deseo que nuestras mentes ilimitadas puedan concebir, porque contamos con una libertad de
elecció n sin restricciones ni condiciones, sin importar lo que hagamos.

Es tiempo de despertar. Es tiempo de que recordemos có mo hacer para que nuestras


elecciones se realicen. Es tiempo de sacar la cabeza de la tierra y aceptar que no es accidental
lo que obtenemos en la vida. Es tiempo de que dejemos de crear circunstancias
desagradables, y de recordar los secretos de la vieja sabiduría ancestral a la que alguna vez
tuvimos acceso, sabiduría que nos permitió llevar a la realidad nuestros deseos con só lo
intentarlo. Ya es tiempo.

Tú lo mereces todo. Mereces que se realicen todas tus aspiraciones, sin importar
cuá les sean, basta con que lo desees y lo sieeentas y una nueva vida de extraordinaria
felicidad será tuya. No "puede ser": ¡será! Es una garantía có smica.
EL GENIO INTERIOR.
LEY DE ATRACCIÓN
El proceso de creació n es el mismo para todo, bien se trate del sistema solar o de unos
pantalones vaqueros. Piensa en algo a lo que le hayas infundido el sentimiento adecuado..., el
cual producirá las vibraciones adecuadas…………., y vendrá . El Universo, no nos da lo que
solicitamos, lo que merecemos ó lo que se supone estamos destinados a tener; el Universo nos da
precisamente –y nada más que eso- lo que vibramos en cada momento del día. Nada más, nada
menos.

Ni todos los pensamientos positivos del mundo marcará n alguna diferencia, ni ser una
persona buena con un corazó n generoso, ni rezar, ni visualizar y meditar hasta el amanecer, ni
siquiera golpearse la cabeza contra innumerables paredes de piedra en nuestro febril intento
por llevar a la realidad los sueñ os de toda la vida: nada de lo que hemos mencionado creará
realmente algo, hasta que no fluyan de nosotros las vibraciones magnéticas necesarias para
impulsar esos sueñ os, dentro de nuestro infalible genio maravilloso llamado sentimiento, que
es realmente la autoridad electromagnética de la que está n hechos los sueñ os.

SÓLO DE DOS TIPOS

Puedes acudir a cuanto libro se haya escrito sobre el tema de los sentimientos y las
emociones; a cuanta clase se haya impartido sobre los oscuros misterios freudianos de la
mente, o a cuanto grupo de consejeros que haya alguna vez intentado ponernos en contacto
con ese oscuro niñ o interior que todos llevamos dentro, o a cualquier otro que esté intentado
mostrarnos có mo liberamos de esas cosas terribles que llamamos sentimientos, y condensar
todas las técnicas raras en un sencillo remedio para crear abundancia y satisfacció n plena en
la vida:
Aprende a distinguir un sentimiento bueno de otro malo.

Eso es todo: aprende a hacer esto ú ltimo y habrá s tomado todo el curso. Puedes crear
cualquier cosa que tu corazó n desee.
Ése es el secreto que nos convierte en verdaderos creadores, en lugar de en creadores
por casualidad. É se es el poder que transforma los sueñ os en realidades: el simple arte de
identificar un buen sentimiento y distinguirlo de otro malo. Eso es todo. Aquí acaba la lecció n.
No te preocupes. Ninguno de esos sentimientos tiene que ver con la tarea de hurgar
en la basura de tu pasado, o de enfrentarte a cualquier monstruo que pudiera estar residiendo
en tu armario emocional. Son simplemente la variedad de sentimientos que tenemos a lo largo
del día. Pero una vez que aprendas a seguir la pista de los que te hacen sentir bien, y
diferenciarlos de aquellos que te hacen sentir mal, adquirirá s confianza.
É sa es la clave de la vida. En eso consiste la "buena suerte" de la que tanto hemos oído
hablar. ¡Eso es lo que permite cerrar las grandes ventas, conseguir la casa frente a la playa,
fomentar la buena salud, brindar satisfacció n espiritual y ahorrar có modas sumas de dinero
en el banco! Só lo aprende a distinguir los sentimientos maravillosos de los que no lo son,
todos los días, y observa có mo surge la magia.

TRAGAR VIDRIO

Los sentimientos, aquello de lo que todos estamos tan temerosos si resulta que son
negativos, no son má s que cargas electromagnéticas de energía que recorren nuestro cuerpo,
activadas por nuestros propios pensamientos. La ú nica razó n por la que llegamos a tales
extremos para evitarlos, es que algunas de esas emociones negativas nos hacen mucho dañ o.
No nos gustan las sensaciones que nos provocan. Así que las ocultamos en lo má s profundo de
nosotros mismos, donde creemos que no tendremos que lidiar má s con ellas, y donde,
francamente, está n provocando un infierno con nuestro magnetismo.

Por ahora, só lo echemos una mirada a aquellas que estamos conscientes de que no
han quedado escondidas, empezando con nuestro tradicional há bito diario de: "Siéntete mal".
Eso podría significar cualquier cosa, desde la inercia (que es nuestro estado normal cotidiano
de ni hacia arriba ni hacia abajo, sino só lo existir), o un ligero decaimiento en nuestro estado
de á nimo, hasta un estallido de furia incontrolable.

Nos sentimos mal cuando tenemos cualquier tipo de pensamiento que no tiene que
ver con la alegría, como: culpa, soledad, enojo, resentimiento, preocupació n, duda, frustració n,
estrés e, incluso, una leve inquietud. Todos esos son pensamientos; basados en el temor, que
vibran con nosotros a una frecuencia extremadamente baja, la cual provoca que no nos
sintamos bien. son totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia.

Por otra parte, nos sentimos bien cuando generamos pensamientos que se asocian
con la alegría, como: aprecio, deleite, placer, exaltació n, entusiasmo, reverencia, admiració n,
gratitud, amor y todas esas emociones cá lidas con las que nos deleitamos cuando las
sentimos. La razó n de que esos pensamientos nos hagan sentir tan bien es que vibran a alta
frecuencia, la cual, definitivamente, es nuestro estado natural.

Nadie puede tragar pedazos de vidrio y esperar sentirse bien; sin embargo, eso es
precisamente lo que hacemos todo el día con nuestros pensamientos y sentimientos
sombríos. Literalmente bañ amos nuestro inconsciente de energía negativa (tanto de
nuestros propios pensamientos, como de los pensamientos de los demá s)... lo cual es
totalmente contrario a nuestro estado natural de alegría... y eso explica por qué tan raras
veces nos sentimos con mejor á nimo. No podemos hacerlo. No, mientras estemos vibrando
todo el día en la baja frecuencia que pensamos que es nuestro estado normal.

Así, esto se convierte en un círculo vicioso: ambos, los sentimientos conscientes y los
inconscientes que tenemos todos los días y que creemos que son normales, está n enviando
vibraciones negativas que van en contra de nuestra naturaleza a través de nuestro cuerpo...,
que nos hacen sentir deprimidos, indiferentes, o como si simplemente existiéramos o no
tuviéramos sentimiento alguno. Puesto que todos estos sentimientos constituyen diversos
grados de flujo de energía de baja frecuencia, y ya que todo lo que estamos enviando son
vibraciones de baja frecuencia, só lo atraemos eventos desagradables o no muy afortunados.
Lo cual nos hará sentir con el á nimo bajo..., y a su vez enviará má s vibraciones de baja
frecuencia..., atraerá má s circunstancias de baja frecuencia..., y eso nos hará sentir con el
á nimo bajo... Y así seguiremos interminablemente.

QUÉ CREA LOS SENTIMIENTOS


La mayoría de nosotros tenemos la idea descabellada de que llegamos por casualidad
al lugar donde estamos. Nada má s falso. Cada uno de nosotros llegó al mundo con un
compañ ero, con un guardiá n profundamente amoroso y exclusivo, de cuya existencia
generalmente no nos damos cuenta. Llá malo Ser Interior, Ser Elevado, Ser Expandido, Dios, o
Mickey Mouse; llá malo como quieras; es la parte má s maravillosa de nosotros, estamos
adheridos a ella y viene con el paquete físico. No podemos ser una persona física sin esa parte,
porque es la fuente que nos mantiene vivos (no viviendo quizá , sino vivos). Es la energía
positiva y pura de todo lo que existe y de la cual somos una parte; la energía pura y positiva de
la vida en la cual estamos inmersos.

¿Nunca has sentido que existe una parte oculta dentro de ti que sabe todo lo que hay
que saber, pero que nunca asoma la cabeza? La hay. Es una parte má s amplia, má s vieja, má s
sabia, que se halla en cada uno de nosotros y que se comunica con nosotros en la ú nica forma
que conoce... ¡por medio de los sentimientos!

Esta extensió n de nosotros mismos, a la que solamente nos podemos introducir con
vibraciones, se sentiría como el nirvana, muuuy por arriba en la escala de frecuencia. De
hecho, esa parte de nosotros no podría identificar una vibració n de carencia o de estrés, aun
cuando tropezara con ella en un agujero negro. Pero si nosotros vibrá ramos esa frecuencia, no
podríamos existir físicamente, así que lo ú nico que podemos hacer es tratar de acercarnos
tanto como podamos a las vibraciones má s elevadas de la má s pura alegría, emoció n, aprecia-
ció n, excitació n, y en general a esas maravillosas sensaciones que nos producen felicidad y
bienestar, lo cual se explica porque estamos vibrando más cerca de nuestro verdadero ser. Tú y
tu ser no físico está n en perfecta sintonía, conectados a esa espléndida alta frecuencia con
todo lo que ella puede ofrecer.

Así que cuando nos sentimos bien, vibramos má s rá pidamente que en la forma en la
que originalmente fuimos creados para hacerlo. No estamos reciclando ninguna vibració n baja
basada en el temor, y que puede ser tan ajena al cuerpo. Estamos en ese espacio en el que
podemos obtener respuestas y guía, pues ahora vibramos emocionalmente y caminamos de la
mano con el ser que somos en realidad.

Por la misma razó n, si estamos enviando vibraciones de carencia y preocupació n, del


tipo de las que nos hacen sentir cualquier cosa menos alegría, nos desconectaremos de ese
compañ ero invisible y todo funcionará en forma adversa creá ndonos malestar. Es como dar a
un niñ o un enorme oso de peluche y después quitá rselo. El niñ o no se sentirá nada bien al
verse separado del juguete que le causó tanta alegría.

Así que cuando nos sentimos bien, estamos conectados, vibrando má s cerca de la alta
frecuencia de nuestro Ser expandido. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, o cuando no nos
sentimos bien por alguna razón, estamos desconectados y fluyen vibraciones ajenas, negativas,
de baja frecuencia, por todo nuestro cuerpo. En otras palabras, si no hablamos de cosas po-
sitivas, sino siempre de lo negativo y, por tanto, si no son vibraciones positivas, habremos
tragado "pedazos de vidrio".

La buena noticia es que no tenemos que vigilar nuestros pensamientos cada segundo
del día para llevar nuestra vida de regreso al buen camino. ¡Vaya, nos volveríamos locos! Todo
lo que necesitamos hacer es permanecer sintonizados con nuestros sentimientos, elevados o
bajos, buenos o malos.

EL PROPÓSITO ORIGINAL: NUESTRO MAPA DEL TESORO


DEL DESEO

Aunque esto suene un tanto egoísta, llegamos aquí, a este bendito planeta, con un só lo
propó sito: encontrar formas de sentirnos bien la mayor parte del tiempo, no só lo una parte de
él. Ese singular propó sito -sentirse bien- se encuentra dentro de todos y cada uno de nosotros,
y si só lo le prestamos atenció n tendremos un mapa del tesoro grabado de manera individual
que puede conducirnos a la felicidad.

Cuando tenemos buenos sentimientos respecto de cualquier cosa, significa que


estamos avanzando hacia el cumplimiento de nuestro propó sito original, que es sentirnos
bien, ser felices y vibrar en alta frecuencia, que estamos en camino hacia algo que deseamos
desde hace mucho tiempo, o que apenas hemos empezado a desear. De cualquier modo, el que
eso llegue, a nosotros nos hará felices. Estamos de camino hacia algo que creemos que
enriquecerá nuestra vida y que, por tanto, nos hará sentir mejor, lo cual a su vez elevará
nuestras frecuencias y nos acercará má s a nuestro estado natural, que es el verdadero reto de
estar aquí.

Así que esta es la clave: el propó sito original se manifiesta siempre como deseo...,
deseo de cualquier cosa que despierte nuestro interés, lo mismo si es un flamante Ferrari rojo,
o vivir en armonía con todo lo que nos rodea. Podría revelarse como un nuevo deseo el tener
la cochera limpia, aprender un baile típico o poseer y manejar una ferretería en el campo. O
podría ser el viejo deseo de vivir en la playa, o de aprender a tocar el piano. De cualquier
modo es un deseo, algo que queremos.

El problema es que en ocasiones dejamos de estar en contacto con nuestros deseos, o


los dejamos ir debido a que dependiendo de la naturaleza de éstos, la sociedad encuentra la
forma de llamarnos egoístas porque los perseguimos. Sin embargo, si a pesar de eso seguimos
realmente nuestros sentimientos que nos hará n felices simplemente porque creemos que así
será - estaremos persiguiendo el propó sito original de divertirnos mientras estamos aquí y
aprenderemos aquello que hemos venido a aprender en una vibració n positiva y no en
conflicto. Eso difícilmente se puede considerar egoísta.

Pero la presió n de la sociedad es implacable, y con mucha frecuencia, nos hace


sucumbir a nuestros "deberías", dirigiéndonos en direcció n opuesta a los deseos que nos
harían felices. Yeso es lo que lamentablemente nos ocurre a la mayoría de nosotros, casi todo
el tiempo. Nos hemos alejado del propó sito original y vibramos en la baja frecuencia de la
conciencia social basada en el temor. Aun cuando esa frecuencia negativa no nos hace sentir
terriblemente mal, seguramente tampoco nos hace sentir felices. No podríamos estarlo. Una
frecuencia nos baja el ánimo (conciencia social), la otra nos lo eleva (propó sito original).
Nunca se podrá n mezclar.

Así que, si decidimos seguir en esa frecuencia negativa, haciendo a un lado nuestra
propia alegría, exigiéndonos nobleza y privá ndonos del propó sito original, nos uniremos a las
multitudes que siguen fielmente sus odiados "deberías" de baja frecuencia, en lugar de sus
alegrías de alta frecuencia no es necesario agregar que el resultado de todo ese flujo de
implacable energía en este planeta no nos ha traído nada bueno.

BANDERA ROJA/BANDERA VERDE

Ahora volvamos a tu deseo de tener un automó vil nuevo, y digamos que el auto que
tienes en este momento está en muy buenas condiciones, por lo que en realidad no existe
una necesidad apremiante de tener uno nuevo, só lo el profundo deseo de conseguirlo. De
hecho, hasta donde puedes recordar, siempre has tenido esa pasió n por poseer un veloz y
lujoso convertible rojo, con rines metálicos (si vives en Alaska y detestas el rojo, de cualquier
modo trata de seguirme el juego).

Pero, ¿dó nde diablos está el auto? Siempre lo has anhelado. Has pensando en él
durante añ os enteros. Así que, ¿por qué no está todavía en tu cochera? He aquí el porqué:
Un día que vas paseando por la calle, por supuesto, ahí está , enfrente de ti, el auto de
tus sueñ os. Está s que te mueres de envidia porque piensas que no puedes comprar un auto
así. Empieza el anhelo. Miras el auto sintiendo un gran deseo de poseerlo, sacudes la cabeza y
te dices a ti mismo: "¡Hombre, sí que sería sensacional tenerlo!". Pero lo dices con desaliento.
En lugar de sentirte emocionado al ver el auto de tus sueñ os, te sientes deprimido, con esa
sensació n de que te tiemblan las rodillas y entonces dices: "¡Diablos! ¡Olvídalo!".

Eso explica, precisamente, por qué ese auto no está en tu cochera.

Tú está s enfocá ndote en la falta del automó vil, má s que en la alegría de tenerlo. Está s
emitiendo tal cantidad de vibraciones negativas de "sentirte mal", que tu Ser expandido está
agitando enormes banderas rojas y gritando: "¡Hola, amigo! te está s sintiendo tan mal porque
te está s enfocando en el hecho de que no tienes el auto. Sigue pensando así y ten la seguridad
de que seguirá s recibiendo má s de lo mismo, es decir, un montó n má s de: 'No Auto' Si
realmente lo quieres, empieza por sentirte bien cuando pienses en él, y entonces observa lo
que sucede".

A ti te está n sacando una bandera roja de advertencia en forma de una sensació n


deprimente llamada emoció n negativa. La advertencia dice que te está s enfocando en algo
que no quieres -la falta de ese automó vil-, todo debido a tu percepció n de que no tienes
dinero para comprarlo.

Esa sensació n deprimente, es una bandera roja, una señ al de que la manera en la que
está fluyendo tu energía (lo que está s pensando y sintiendo acerca de ello) garantiza que no
vas a obtener el automó vil. Así que ahora todo lo que tienes que hacer es cambiar tu manera
de pensar y de sentir acerca de ese auto (tu deseo) y será tuyo.

Emitimos ese tipo de energía, de sentimientos negativos, todo el día, lo cual explica
por qué obtenemos tan poco de lo que esperá bamos conseguir. Vemos algo que hemos
anhelado toda la vida (que puede ser cualquier cosa, desde un costoso auto rojo, hasta
entender la física cuá ntica) y, desde nuestra posició n de carencia, que significa que no lo
tenemos y que no estamos seguros de poder tenerlo alguna vez, nuestro enfoque y nuestros
sentimientos se concentran en lo que no tenemos. Así, eso es lo que atraemos...: má s "no
tengo". La ley física nunca cambia: obtenemos todo aquello en lo que nos enfocamos.

Anhelar algo, desearlo, ansiarlo, e incluso esperarlo, no son actividades de enfoque en


lo que queremos, son simples pensamientos negativos que vibran, procedentes de un lugar de
desaliento, de un lugar de carencia, creado por las creencias pesimistas de que probablemente
nunca obtendremos lo que queremos. Y con ese tipo de sentimientos fluyendo desde nosotros
constantemente, no lo tendremos.

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos; enfó cate en la falta de algo y te garantizo
que eso es exactamente lo que obtendrá s, porque lo que el universo nos da en todo momento
corresponde exactamente a la frecuencia en que estamos vibrando.

La conclusió n es la siguiente: si no nos sentimos con el espíritu muy en alto cuando


pensamos en algo, estamos emitiendo algú n tipo de emoció n negativa, una bandera roja de
advertencia que nos dice que prestemos atenció n a lo que estamos enviando.

En nuestro ejemplo inventado del automó vil rojo, si lo que está s sintiendo y pensando
acerca de él no te produce algú n tipo de emoció n intensa y feliz, si no sientes que se te pone
"la carne de gallina" o que te invade una cá lida y grata sensació n de urgencia, o un deleite de
cualquier tipo, entonces está s sintiendo y proyectando lo contrario: vibraciones negativas a
partir de tu frustració n por no tener el automó vil.

Desde nuestro enfoque en la carencia de algo, jamá s podremos atraer lo opuesto. Para
atraer lo que sea que deseamos en nuestra vida, tenemos que modificar nuestro enfoque, el
cual cambiará a su vez nuestros sentimientos, y éstos nuestras vibraciones.

CONSIGUE TU AUTOMÓVIL

Muy bien, ahora desenmarañ emos todo el asunto, para que ese automó vil rojo pueda
ser tuyo. Volvamos a nuestra fó rmula original:
1. Identifica lo que NO quieres. (No quieres má s no tener el auto.)
2. Identifica lo que SÍ quieres (eso es má s fá cil).
3. Coló cate en el lugar del sentimiento de lo que quieres. (ahí es donde estamos ahora).
4. Espera, escucha y permite que suceda.
Ahora, en lugar de desear el automó vil cuando lo veas, o cuando pienses en él lo cual
só lo te hará sentir mal empieza a apreciar esa belleza. Aprecia su estilo, sus ruedas, su
interior, su velocidad, la forma en que crecerá tu ego. Eso, seguramente, va a hacerte sentir -y
vibrar- má s rá pidamente y má s alto que si te enfocas en su ausencia. Y será n só lo las
vibraciones altas las que persistirá n, no las bajas. Continuemos.

Mientras te regocijas con el orgullo que te producirá tu pró xima nueva adquisició n,
llenas tus pulmones con el delicioso aroma a nuevo de tu auto y aprecias el acabado de su
tablero y su excelente sistema de sonido, todas tus vibraciones magnéticas irá n en aumento y
lo mejor es que todas será n positivas, lo cual significa que está s enviando una nueva señ al
poderosa que está creando un camino sin obstá culos para que m deseo se magnetice dentro
de tu mundo.

De hecho, con esas vibraciones cada vez má s altas que está s emitiendo, te conviertes
en un verdadero imá n de alta frecuencia, lo cual te hará sentir extraordinariamente bien,
ondeando banderas verdes de "sentirse bien" por doquier. Tus sentimientos irá n de acuerdo
con tu intenció n original de satisfacció n. Habrá s dejado de atraer má s de lo que no quiero y
ahora estará s atrayendo, muy en serio, lo que quieres.

No te preocupes de có mo vas a pagar el auto; no te corresponde imaginarIo). En


cuanto dejes de enfocarte en el hecho de que el auto no está todavía en tu cochera, el auto rojo
de tus sueñ os estará definitivamente en camino. Los sentimientos negativos, provenientes de
pensamientos "no tengo", "no puedo", o "nunca tendré", simplemente no son acordes con tu
intenció n original (como tampoco lo son tus "deberías"). Es así de sencillo: produce
sentimientos sombríos y te será n devueltos en forma de circunstancias sombrías.

Si, por otro lado, te permites entusiasmarte al pensar, en el auto de tus sueñ os, e
insistes ante ti mismo en que las cosas ya está n en proceso de realizarse -sin importar que lo
que tengas a la vista sea totalmente opuesto-, entonces, esos pensamientos positivos
finalmente atraerá n como un imá n tus deseos. Deben hacerlo, es la física del universo.

Recuerda, son los sentimientos los que lo hará n, no nada má s los pensamientos. Son
los sentimientos los que crean el magnetismo y la vibració n en las ondas que enviamos. Son
los sentimientos, los sentimientos, los sentimientos..., ¡que provienen de nuestros
pensamientos!

EL PODER DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Hace algunas noches, mientras preparaba la cena, encendí la televisió n para oír las
noticias y casi me vomito antes de haber siquiera probado el primer bocado.
En primer lugar, transmitían el informe de la má s reciente epidemia de una nueva y
extrañ a gripe, tan exó tica, de hecho, que era dudoso que aun las mejores vacunas pudieran
combatirla. "En el pueblo X, a 1,500 millas de distancia, se ha encontrado que tres de cada
cinco residentes han sido gravemente afectados por este nuevo virus incontrolable."
¡Terrible! Ahora, probablemente cuatro de cada cinco televidentes que estaban viendo
el programa empezarían a enfocarse en sus temores y en las emociones de "no querer" a este
pegajoso bicho raro, lo cual asegura, sin duda, su crecimiento y difusió n, de modo que podrá
invadir fá cilmente a cualquiera que esté en una frecuencia afín de temor. Los que podrían
haber sido só lo unos cuantos estornudos má s en el pueblo sin el informe de la televisió n,
ahora sencillamente provocará n un desastre.

Por esto te recomiendo que hagas la prueba y dejes de ver un mes cualquier noticiero
y perió dico y observes como te sientes sin tu generador de baja frecuencia. Lo escuchamos
todo el tiempo en los medios de comunicació n: otro bombardeo, otro incendio intencional,
otro salpullido provocado por un bicho terrible. Así que todos nos enfocamos en lo terrible de
lo sucedido, lo cual só lo sirve para atraer má s de lo mismo.

¿En 1865 llevaban los jó venes pistolas en las escuelas?, hasta la pandillas de
violadores, edificios destruidos por una explosió n y piró manos en serie? No, porque no se
contaba con los medios de comunicació n para crear el efecto que provocan las vibraciones
que lo producen en masa. En cambio, se publicaban noticias en los perió dicos y carteles
ofreciendo una recompensa por ladrones de trenes y asaltantes de bancos; así que lo que se
multiplicaba eran los ladrones de trenes y los asaltantes de bancos.

Créeme, la Ley de Atracció n estaba tan activa en tiempos de Billy the Kid como lo está
ahora, porque es la ley fundamental de la creació n en todo el universo. Concentrémonos con
repetida e intensa emoció n en algo que no queremos (o que queremos) y, tarde o temprano,
ese algo estará junto a nosotros.

EL SÍNDROME DE LAS MASAS DE ENERGÍA

Desde luego, no hay só lo dos tipos de energía: una que nos hace sentir bien y otra que
nos hace sentir mal, sino que existen diversos grados en las vibraciones de sentirse bien y en
las vibraciones de sentirse mal en cada pensamiento que emitimos. Las llamaremos energía
positiva y energía negativa, aun cuando son lo mismo, só lo que vibran en forma diferente.

Cada vez que pensamos en algo hacemos fluir algú n, tipo de energía, positiva o
negativa (sentimiento), hacia lo que sea que estamos pensando. Y la tonada nunca cambia:
como pensamos, sentimos; como sentimos, vibramos; y como vibramos, atraemos. Entonces,
tenemos que afrontar las consecuencias.

Pero, ¿có mo llegan realmente a nosotros esas "consecuencias"? ¿Cuá l es la ruta que
provoca que nos encontremos con algo en lo que habíamos estado pensando? Cada vez que
pensamos seriamente en algo, ocurren dos cosas: primero está la vibració n producida por el
sentimiento que evoca ese pensamiento (felicidad, tristeza, etcétera). La segunda es la
activació n, producida por nuestras emociones y conformada de pequeñ os trocitos de
pensamiento, que yo llamo pensamientos-partícula. Una vez que esas partículas magnéticas
son activadas por nuestros sentimientos, se programan de manera instantá nea para atraer
cosas, segú n lo que sea con lo que hayamos estado vibrando.
Siempre que pensamos en algo, y pensamos un poco má s, y hablamos sobre ello, y le
damos vueltas al mismo pensamiento al día siguiente y al otro, entonces surgen tantos pen-
samientos de la misma frecuencia flotando por ahí, que empiezan a unirse como bolitas de la
misma masa. Cuantos má s pensamientos emitamos de la misma clase, mayor irá siendo el
cú mulo de ellos, hasta que se extienden y se convierten en algo gigantesco, con enorme poder
de atracció n, lo suficientemente grande como para formar sus propios remolinos de energía
magnética extraordinariamente poderosos, ya sea de naturaleza positiva (felicidad) o negativa
(tristeza).

Esos centros de poder, los remolinos de una monumental energía magnética, atraen
hacia sus propios centros giratorios todo lo que tenga vibraciones similares -incluyéndote a
ti"-, lo cual en el transcurso del tiempo provoca acontecimientos. Antes de que te des cuenta
de lo que está sucediendo, te encontrará s en el centro mismo de algú n suceso, que tú mismo
iniciaste con tus pensamientos y sentimientos recurrentes. Podría ser el mismo asunto en el
que te has estado enfocando, o podría ser algo completamente diferente y, sin embargo,
formado por las mismas vibraciones. Aunque ciertamente podemos hacer fluir sentimientos sin
pensamientos, en nuestro ejemplo ha sido el pensamiento repetitivo el que ha provocado los
sentimientos repetitivo s que pusieron a rodar la bola magnética.

Lo que debemos recordar aquí principalmente es que cuanto má s pensemos acerca de


cualquier cosa, ya sea algo que deseemos en nuestra vida o algo que no deseemos, con mayor
rapidez lo atraeremos a nuestra experiencia. É sa es, en concreto, la Ley de la Atracció n, la ley
universal que reza: "Lo semejante atrae a lo semejante".

TU PROPIO PODER
Hemos crecido en una sociedad que ha estado produciendo energía variada y
caprichosa a lo largo de muchos siglos, que se ha dejado absorber sin direcció n alguna, y
mucho menos dirigida hacia donde queríamos ir. Aquí no hay víctimas, só lo flujos de energía.
En nuestro caso, hemos fluido directamente al desafortunado olvido de que siempre hemos
tenido el poder para crear nuestras propias vidas y nuestro propio mundo, sin importar có mo
se nos haya ocurrido que fuera. En cambio, a partir de nuestra incapacidad para comprender
lo que significa el flujo de energía, nos hemos convertido en expertos en dejar que las cosas
sucedan por negligencia.

Aunque el proceso de volverse un creador decidido es extraordinariamente sencillo,


no siempre es fá cil, porque el concepto mismo quizá nos resulta demasiado extrañ o. En
principio, la idea de que hemos estado creando el mundo só lo con nuestro sentimiento -a
partir de nuestro pensamiento o de nuestras emociones- nos puede parecer muy sospechosa.
Damos cuenta de que siempre hemos tenido el poder de crear en cualquier momento que
elijamos, de la manera en que queramos, puede resultar realmente desalentador, e incluso ir
má s allá de nuestra disposició n de aceptarlo..., por lo menos al principio.

Sin embargo, la física es la física. El magnetismo es el magnetismo, y ambas cosas nos


dicen que "lo semejante atrae a lo semejante". Da lo mismo que sea una nebulosa, un agujero
negro, o un ser humano que lucha con una existencia física. Así funciona todo.
Pero no tenemos que asimilar solos todas estas novedades, porque no somos los
ú nicos en este viaje. Cada uno de nosotros tenemos un compañ ero profundamente amoroso,
con gran sabiduría, belleza y poder, un gran Ser expandido, un ser interno/externo, con quien
estamos irrevocablemente unidos en este viaje físico, un ser cuyo apoyo decidido nunca nos
abandona, cuya guía es tan tangible como las ú ltimas emociones que acabamos de
experimentar, y cuyas piedras preciosas son aquellas que llamamos sentimientos, sentimientos,
sentimientos, el genio má gico de toda creació n.
NO, ESO NO.
1ER. PASO LEY DE ATRACCIÓN
Analizamos en el capítulo anterior de có mo se da el mecanismo de la Ley de Atracció n,
como este efecto no distingue entre bueno y malo, lo conveniente e inconveniente simplemente
es un imá n. Por ello, es tan importante para nosotros como primer paso, entender las emociones
negativas, saber có mo funcionan sutilmente, có mo identificarlas, por qué continuamos
teniéndolas y, curiosamente, có mo es que desempeñ an un papel tan trascendente en el proceso
de tomar el control. Así que, por favor, no veas este capítulo sobre lo "negativo", como negativo,
pues en realidad estamos hablando del componente secreto para lograr llegar a donde
queremos. Hacer evidente el trabajado del subconciente respecto a la energía negativa que
hemos generado, es el primer paso para cambiarlas a positivo.

La mayoría de nosotros hemos ido creando nuestros días desde que asistíamos al jardín
de niñ os, a enfocarnos en todas las cosas que no nos gustaban ni queríamos, y que nos hacían
sentir impotentes, al tiempo que observá bamos có mo empeoraban. Hemos vivido una vida en la
que la mayor parte del tiempo nos sentimos a merced de fuerzas que operan fuera de nuestro
control.

Quiero decir, ¿cuá ntos de nosotros asumiríamos la responsabilidad por tener un jefe
detestable, por haber sido víctimas de un robo, por haber sido despedidos o por haber contraído
una fuerte gripe? ¿y cuá ntos de nosotros culpamos al gobierno, a la economía, a nuestras
familias, a la compañ ía donde trabaja o al "sistema", de todo lo malo que nos sucede en la vida?
Sinceramente, ¿estaríamos dispuestos a aceptar la responsabilidad de todas las cosas que nos
han sucedido?. No necesariamente estamos hablando de casos extremos, simplemente ¿cuá ntos
de nosotros estamos plenamente satisfechos de accesar a la abundancia de Universo?

LO QUE ESTÁ MAL ES LO QUE ESTÁ MAL

No podemos vibrar con energía negativa de cualquier tipo y en cualquier


cantidad, por pequeñ a que sea, y ser felices. Y eso significa cualquier cosa, desde estar un poco
irritables o un tanto indiferentes, hasta vivir con temor permanentemente. Es fisioló gicamente
imposible ser feliz con ese tipo de energía fluyendo desde nosotros, porque estamos emitiendo
dos vibraciones diferentes que activan dos resultados distintos, tanto externos como internos.

Las víctimas, como lo hemos sido todos en uno u otro momento, que ven al mundo como
el resultado de incontables circunstancias sobre las cuales creen no tener control. Todos hemos
estado ahí, o estamos todavía. Só lo es cuestió n de cuá nto del mito de la víctima hayamos
escogido para vivir. Pero no tenemos por qué quedamos ahí. De hecho, una vez que empieces a
constatar realmente los efectos del magnetismo, te será muy difícil pasar por alto esta evidencia
que brilla intensamente: nuestras vidas han sido moldeadas por el diario fluir de nuestra
energía, no por la suerte, el destino, las circunstancias o un tío rico. Si analizas que hemos
pasado décadas enteras tratando de hallar todo lo que está mal y, por tanto, enfocá ndonos en to-
das las cosas de nuestro mundo que no nos gustan, no queremos, o quisiéramos cambiar, no es
de asombrar que hayamos atraído tantas desdichas y desventuras. Ningú n ser humano puede
estar tan continuamente desconectado de su fuente de energía y llegar a donde sea que quiera ir.

Así que aquí va un rayo de luz: “Vivir la vida continuamente como víctima de las
circunstancias, enfocado siempre en lo malo que hay en todo y en todos, jamás nos proporcionará
la existencia que deseamos. Sólo nos traerá una cosa: más de aquello que queremos tan
desesperadamente cambiar”.
RECETA PARA CREAR

La receta para crear cualquier cosa es realmente sencilla: toma sentimientos buenos o
malos (lo que se traduce en vibraciones positivas o negativas), hornea con diversos grados de
emoció n para aumentar el magnetismo, y resultará lo que hayas atraído, te guste o no. Todo
aquello en lo que nos hemos enfocado y la manera en la que hemos vibrado respecto a ello, es lo
queremos recibido..., desde el día de nuestro nacimiento. Significa que hemos estado enfocados
en lo que no queremos... ¡durante añ os!

Só lo toma diecisé is segundos enlazar nuestras vibraciones ron aquello en lo que nos
estamos enfocando. Así es, só lo dieciséis segundos de pensamiento puro, enfocado, bueno o ma-
lo, negativo o positivo. En ese breve tiempo, empezamos a vibrar en la misma frecuencia de lo
que estamos pensando emocionalmente, lo que significa que estamos listos para atraer eso
mismo que pensamos.

No es necesario decir que todos hemos tenido un montó n de cosas en las que hemos
pensado una y otra vez, en repetidos segmentos de diecisé is segundos, todos ellos con
vibraciones de frustració n, tensió n y preocupació n, sobre las incontables rosas que no
queremos, que no nos gustan y no sabemos có mo manejar, o que pensamos que no podemos
soportar. Lo anterior explica por qué durante la mayor parte de nuestra vida hemos estado
atrayendo continuamente má s de lo mismo. . Hasta ahora, ésa ha sido la manera fundamental en
que hemos construido nuestra vida, produciendo una incesante corriente de tensió n negativa, de
la cual podríamos prescindir.

Recuerda, no estoy hablando de la explosiones de negatividad, simplemente la vida


cotidiana, só lo de ese eterno murmullo interior de: "Tenemos que arreglarlo, tenemos que
hacerlo mejor, tenemos que hacer lo correcto, tenemos que encontrar la manera", al cual
llamamos inquieta calma o nudo en las entrañ as. Y por el otro lado de la misma moneda, le
llamamos: "Tenemos que aceptarlo, tenemos que vivir con eso, no puedo hacer nada al respecto,
me guste o no". La misma cosa, las mismas vibraciones.

LA JUGUETERÍA ES TODA TUYA


Imagina que te conviertes de pronto en un niñ o que anda suelto por la juguetería má s
grande y mejor surtida que hayas visto jamá s en este ancho y amplio mundo, y que te dicen que
puedes tomar lo que desees. iGuau! Eso va má s allá de nuestra imaginació n. Sin embargo, así es
nuestro universo: una gigantesca juguetería de la cual podemos tomar lo que queramos para
jugar con ello. Está ahí todo para que lo tomemos, o en espera de ser creado. Todo lo que
tenemos que hacer es seeeeentir lo que queremos y magnetizarlo, atraerlo hacia nosotros.

Por ejemplo, digamos que en nuestra juguetería má gica hay ¡Un fantá stico nuevo empleo
que te está esperando!. O tal vez encuentres ahí mismo tu pró xima casa, con todos los lujos
inimaginables y con má s aparatos electrodomésticos de los que jamá s hayas visto. A la vuelta de
la esquina hay también una nueva y maravillosa relació n (o una vieja relació n renovada). Ha
también, hay a tu disposició n, un nuevo cuerpo, totalmente reformado, y con las medidas
adecuadas.

¡Eso es espléndido! Pero, ¿de dó nde te van a llegar todas esas rosas maravillosas? ¿Te
van a caer del cielo, o será n un regalo de m á ngel guardiá n? No, van a salir de ti mismo. Para
poder obtenerlas, todo lo que tienes que hacer es desearlas con una intensidad que proceda de
lo má s profundo de tu ser, con una intensa vibració n de "sentirte bien".
VIEJAS CREENCIAS OXIDADAS
Para nosotros, es difícil aceptar la idea de que lo que ha sido nuestra vida no tiene
absolutamente nada que ver con lo que puede ser. Eso es diametralmente opuesto a có mo
pensamos que funcionan las cosas. Sin embargo, lo que ha sido -o lo que sea que tengamos frente
a nosotros en este mismo momento-, es só lo el resultado de có mo hemos dejado fluir nuestras
energías anteriormente, y no de "la forma en la que son las cosas".

Lo que ha sucedido en nuestras vidas, no es producto de algo o de alguien "fuera de


nosotros", tampoco es el resultado de la buena o la mala suerte, mi abuela decía: “Hay personas
que nacen con estrella y otros estrellados”, o de ser una buena persona, de ir a la iglesia, de ser
una persona recta o una mula terca. Lo que nos ha pasado no tiene nada que ver con la familia, el
gobierno o la escuela ó la empresa donde estoy.

Lo que ha ocurrido en nuestra vida es el resultado directo del lugar en el que ha estado
nuestro enfoque. Y la mayor parte de nuestro enfoque procede de creencias anticuadas, de esas
filosofías que huelen a rancio y que nos metieron en la cabeza, o que hemos aceptado a pie
juntillas como la realidad, desde que éramos bebés. Nos atiborraron con ellas y todavía están
ahí: patrones arcaicos de pensamiento sobre lo que consideramos que es la realidad, patrones
de pensamiento que francamente deberían estar en el bote de la basura.

Los psicó logos las llaman introyecciones, suena como inyecciones ¿verdad? Y casi así
nos fueron inculcadas, se identifican fá cilmente porque son creencias que tenemos que
comienzan con: “Tengo que…..” a diferencia de aquellas que comienzan con “Quiero que…”. En
términos generales, las primeras son del tipo de viejas creencias enmohecidas, son nuestro
mayor obstá culo para crear ciertas situaciones que nos proponemos, porque aparecen y nos
detienen cada vez que pensamos que nos gustaría tomar otra direcció n.

Otras proceden de nuestro autoconcepto, que por cierto también aprendido de lo que
nos dijeron que valíamos Ya sabes a lo que me refiero: tú piensas que te gustaría conseguir un
nuevo empleo, y entonces surge el reclamo del pensamiento, cargado emocionalmente, de: "Pero
no puedo, porque......, ó un automó vil nuevo: "Pero no puedo, porque...", ó una nueva relació n:
"Ay, no, no, REALMENTE no puedo," porque...

Son los valores y conceptos éticos de nuestros ancestros respecto a "deberías" y


"si só lo"; ya "lo correcto" y "lo incorrecto". Son filosofías anticuadas de nuestras religiones que
nos dicen que no podemos tener una vida mejor hasta que nos vayamos de aquí, o que "só lo por
medio del sufrimiento podemos esperar alcanzar el reino de Dios". Son convicciones acerca de
logros y de éxito, de trabajar y ganarnos la vida. Son creencias que nos han impulsado a buscar
siempre lo malo que hay en todo, convencidos de que debemos encontrar formas de arreglar las
cosas antes de poder avanzar: el trabajo, el medio ambiente, nuestra pareja, el gobierno,
nuestros hijos y, sobre todo..., a nosotros mismos.

"Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar aquello, tengo que arreglar esto; no lo
quiero de esta manera; no me gusta de esta manera; tengo que arreglar esto." Es un enfoque de
vida basado en que las cosas están mal y hay que arreglar como visió n de vida. Sin embargo, tal
vez nuestras creencias má s perniciosas son las que má s nos agradan, como la de echar la culpa
de todo lo que nos sucede a los demá s, a nuestros empecinados dirigentes, a nuestros familiares
alcohó licos o a nuestros antipá ticos jefes.

Culpamos, con la constancia del sol naciente, pensando que no hay nada de malo en eso
porque así es como funciona el mundo. Estamos convencidos de que culpar nos hace sentir
mejor y nos libera de los desastrosos resultados, así que lo seguimos haciendo todavía má s, sin
tener idea de cuá n destructivas han sido -y está n siendo- dichas vibraciones negativas para
nuestra vida.

Pero aquí está n las buenas noticias: sin importar lo que el desfile actual de psicó logos y
consejeros digan en contra, no tenemos que hurgar en toda esa inútil basura para hacer que
la vida funcione a nuestro favor. Con unos cuantos sencillos trucos del oficio y la conciencia de
que realmente no hay má s dificultad que prestar atenció n a có mo estamos sintieeendo,
aprenderemos fá cilmente a superar esas viejas ideas, anticuadas, que nos mantuvieron
prisioneros durante tanto tiempo, viviendo una ida difícil que siempre pensamos que era
perfectamente normal.

“NO QUIERO"

Existe só lo un lugar de donde procede toda la energía negativa: de nuestros "no quiero".
Algunas veces los llamamos complejos de culpa, otras veces les decimos temores, remordimien-
tos, preocupaciones, o dudas. Pero por ahora, para poder descartar toda la palabrería que usan
los psiquiatras, los llamaremos simplemente "no quiero".

Aunque resulte difícil de creer, la mayoría de nuestros pensamientos cotidianos -y, por
tanto, de nuestros sentimientos- son acerca de cosas que no queremos, grandes y pequeñ as, de
aquí y de allá , que vuelven del pasado o que se contemplan en el futuro. Este tipo de
pensamiento es interminable, la mayor parte de él es automá tico e inconsciente, pero
terriblemente limitante. Te invito para hacerlo prá ctico que le preguntes a una persona de tu
confianza: ¿qué quieres de la vida?

Te aseguro que en má s del 90% de los casos te dará n una larga explicació n de lo que NO
quieren, pero cuando insistes, bueno ya se lo que no quieres, ahora dime ¿Qué SI quieres?. Lo
má s probable será como respuesta un largo silencio, ¿checas?. Veamos:

No queremos tener que conducir el auto hasta el trabajo cuando hay mal tiempo. Llegar
tarde al trabajo. Disgustar al jefe. Que continú en nuestras carencias. Vernos mal. Que dañ en a
nuestros hijos. Que nos dé gripe. Que nos despidan. Hacer largas filas. Levantarnos
temprano por la mañ ana. Má s cuentas por pagar. Vivir en un clima tan frío. Que se ponga la
luz roja. Divorciarnos. Sufrir. No tener dinero suficiente. Fallar en el examen, etcétera,
etcétera.

Ahora bien, de la lista anterior algunas nos parecerá n má s intrascendentes que otras, sin
embargo enfó cate en cualquiera durante cierto tiempo y la verá s frente a ti hecha realidad, antes
de que sepas có mo ocurrió .

Lo que es peor aú n, el poder colectivo de todos los conscientes e inconscientes "no


quiero" que esparcimos enérgicamente durante todo el día, se convierte en la suma de
vibraciones que produce nuestro mundo individual. Nos guste o no, esa mezcla es normalmente
negativa. ¿Te das cuenta el contaminado ambiente de energía negativa en que estamos
inmersos?

Por ejemplo, revisemos esas viejas telarañ as de nuestro pasado que comienzan con el "si
tan só lo":
Si tan só lo hubiera tenido otros padres.
Si tan só lo hubiera podido ir a la universidad.
Si tan só lo no me hubiera casado con esa persona.
Si tan só lo hubiera aceptado ese trabajo.
Si tan só lo no hubiera desviado mi ruta.
Si tan só lo, si tan só lo, si tan só lo...
Los "si tan só lo" son sencillamente el tiempo pasado de los "no quiero". "Yo no
quería realmente esos padres". "Yo no quería tener que buscar trabajo sin tener un título uni-
versitario". "Yo no quería un matrimonio desventurado". "Yo no quería un empleo con tan bajo
salario". "Yo no quería tener un accidente automovilístico, pero cambié de carril." Y entonces
aparecen todos esos tramposos "quiero" que no son má s que "no quiero" disfrazados:
Quiero ponerme bien.
Quiero salir de deudas.
Quiero bajar de peso.
Quiero dejar de fumar.
Quiero que mejore nuestro desastroso matrimonio. Quiero que mi có nyuge obtenga un
mejor trabajo.

Quizá pienses que está s siendo positivo puesto que no estas empleando los "no quiero",
pero, ¿en qué te está s enfocando? El uso de los "quiero" disfrazados tampoco es muy
recomendable, porque no nos permite obtener lo que en verdad deseamos, ya que en realidad
hace que nos concentremos en los "no quiero" y puesto que recibimos aquello en lo que nos
enfocamos..., ¿qué crees?, ahí aparecen tus "no quiero" para encontrarse contigo.

Ahora bien, no estamos describiendo casos extremos de personas malignas, no para


nada, quiero hacer conciencia que en la media de personas normales como tu y yo, el enfoque de
nuestra vida ha estado casi siempre en los "no quiero": no queremos trabajar tan duramente, no
queremos que se descomponga nuestro auto, no queremos esto y no queremos aquello a lo largo
del día, lo cual só lo atrae hacia nosotros lo que no queremos.

Digamos que en tu trabajo hay algo que no te gusta, o que te ves obligado a conducir un
automó vil destartalado, o que tienes una pareja que te está volviendo loco. Y supongamos que
piensas en estos "no quiero" una y otra vez. Cada vez que vuelves al mismo tema y añ ades otros
dieciséis segundos a él, con una buena dosis de emociones, no só lo lo está s aumentando y
acrecentando su poder, sino que está s facilitando el pensar en él.

Cuando piensas en el mismo problema una y otra vez, se vuelve tan fá cil pensar en él,
que casi no puedes apartarlo de tu cabeza. Y antes de que te des cuenta, precisamente lo que no
quieres que suceda..., ¡ocurrirá ! Si vives constantemente preocupado porque no quieres que
alguien raye tu automó vil nuevo, te convertirá s en el blanco perfecto de vibraciones que
atraerá n hacia tu auto al tipo loco que está en el estacionamiento.

Si está s obsesionado con no tener vecinos desagradables como los que vivían en la casa
de al Iado, lo má s probable es que estés listo para atraer a gente odiosa, con perros que ladran
toda la noche, y no logrará s jamá s sacarlos de ahí. Si no quieres má s problemas con las cuentas
por pagar, con seguridad esos problemas empeorará n. Si no quieres pasar solo estas
vacaciones..., bueno, ya te imaginas cuá l será el resultado.

Todo aquello que incluyas en tus vibraciones, durante dieciséis segundos o má s, será
atraído hacia ti, te guste o no te guste. Así que, cuando empieces a evocar todas esas cosas que
no quieres, y fluyan de ti dieciséis segundos de sentimientos cada vez que hablas del asunto, éste
se volverá parte de tus vibraciones diarias. Y muy pronto lo estará s viviendo..., aunque no te
guste..., lo estará s vibrando..., hablando de ello..., quejá ndote de ello..., dá ndole vueltas..., y
haciendo que coincida má s todavía que al principio con tus vibraciones diarias. Estará s vibrando
precisamente con aquello que no quieres.

Esas vibraciones no pueden irse tan fá cilmente. Son parte de ti. ¡No importa cuá nto te
preocupes o te quejes al respecto, no se irá n! Está n incluidas en tu vida y cuanto má s las vivas, re
enfoques y reflexiones en ellas, má s fuertes se volverá n y retendrá n en tu vida esa circunstancia
de la que tanto deseas librarte.

PERO HAY MÁS...

Ademá s, hay otro problema: ¿recuerdas los diapasones que estaban dentro de una
habitació n, y que só lo sintonizaban con los que sonaban en la misma frecuencia? Lo mismo suce-
de con nuestros pensamientos. Cuanto má s pienses en algo, no só lo atraerá s má s de aquello en
lo que está s pensando, sino que también estarás haciendo sonar y atrayendo cualquier otra cosa -
cualquiera- que casualmente esté en una frecuencia similar.

El resultado podría ser desde un caso grave de gripe, hasta ser despedido de tu empleo,
cuando lo que estabas pensando realmente era en que no tenías dinero para arreglar el techo
con goteras. Ahora, de pronto tienes ese lindo paquete de sorpresas de la misma vibración -
aunque no sean la misma cosa de tus "no quiero" nada agradables. Al pensar só lo en uno de
ellos, está s extendiendo una invitació n para cualquier cosa que pueda estar "saltando" dentro de
la misma frecuencia. Si coincide con tu vibració n, puede ser tuya, sin importar si está s o no
enfocado en ella.

¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demá s sale igual de
mal? Eso se debe a que las vibraciones que está s enviando está n coincidiendo con todo tipo de
otras cosas con la misma longitud de onda. Al estar pensando en algo, una y otra vez, creas una
espiral de pensamiento, que se vuelve considerablemente má s grande con só lo Dios sabe qué
má s, que comienza a girar alrededor de tu centro magnético y se encamina hacia ti.

Por ejemplo, si te concentras demasiado tiempo en lo que te disgusta del trabajo que
realizas, automá ticamente hará s que pasen cosas como que le den un golpe a tu auto, que se tape
el fregadero, que pierdas las llaves, que el refrigerador deje de funcionar y que te tropieces y te
lastimes el dedo gordo del pie. Y todo por estar pensando una y otra vez en un solo "no quiero"
que, por cierto, ahora será peor que antes.

Los "no quiero" pueden ser muy importantes o triviales, pero de cualquier modo, cuando
nos enfocamos en uno, o en un centenar de ellos, hacemos que emitamos vibraciones que
seguramente atraerá n todo tipo de cosas que no se relacionen en lo absoluto con algo agradable.
N o pueden hacerlo. Está n en una frecuencia totalmente diferente.

Y así, damos vueltas y vueltas existiendo; eso es todo, existiendo, manteniéndonos a


nosotros mismos alejados de las energías má s elevadas de bienestar, que nuestro estado real y
nuestro absoluto e irrefutable derecho.

Dos cosas son ciertas: 1) piensa durante suficiente tiempo en algo que no quieras, y tú
mismo lo atraerá s, o eso te atraerá a ti, y 2) piensa en un "no quiero" con verdaderos senti-
mientos atrá s de él, y automá ticamente atraerá s otros sucesos desagradables de frecuencia
similar.

EN SINCRONÍA O SIN ELLA.

Así, pues, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Có mo cambiar? Seguramente no podremos
controlar todas y cada una de las cosas que decimos, hacemos o pensamos a lo largo del día, por
pequeñ as que éstas sean, nos volveríamos locos tratando de hacerlo.

No te preocupes, ésa no es la idea. Todo lo que necesitamos hacer es volver a nuestro


genio má gico, los sentimientos, y aprender a reconocer có mo se siente vibrar con "esta" y con
"aquella" energía, e identificar cuá ndo estamos en alta o en baja frecuencia, cuá ndo nos sentimos
mal o bien, y sintonizados con sentimientos negativos o realmente positivos.

Ahora, volvamos al asunto de las vibraciones. Absolutamente todo en el universo


responde a las vibraciones; eso es una ley. Así como los sentimientos de alegría, pasió n, amor o
cualquier otro tipo de auténtica felicidad, son nuestra interpretació n de ciertos tipos
particulares de vibraciones, cuando sentimos ansiedad, culpa o resentimiento, también estamos
interpretando cierta clase de vibraciones. Y no olvides por qué con un tipo de vibració n te
sientes mejor que con otro: uno está má s cercano a nuestra fuente; el otro, no.

Todos y cada uno de nosotros somos extensiones físicas de muchísimo má s de lo que


vemos, extensiones de un ser má s amplio, un ser no físico (nuestra fuente de energía), que se
está expresando a sí mismo justo ahora, en un cuerpo humano. Cuando vibramos en sincronía
con esa energía, nos sentimos bien; y, al contrario, cuando nos sentimos deprimidos y mal,
significa que estamos vibrando fuera de sincronía, aunque lo hagamos con esa misma energía
pura y positiva.

Los "no quiero" significan que estamos fuera de sincronía. Cuando vemos algo y
decimos: "No quiero esto", suceden dos cosas. Primero, no hay la menor posibilidad de que el
"no quiero" sé vaya, porque lo estamos reteniendo en nuestra vibració n al centrar la atenció n en
él. Y segundo, nos sentimos mal, deprimidos, abatidos, vacíos, o con cualquier otro tipo de sen-
timiento, menos el de felicidad.

Por tanto, cuanto má s estemos en sincronía con la energía de nuestra fuente original,
mejor nos sentiremos. Y cuanto má s alejados estemos de esa sincronía, peor nos sentiremos. En
otras palabras: sentirse bien es lo que debe ser natural, aunque no es lo normal para nosotros,
al menos por el momento. Cualquier situació n diferente a ésa no es natural, pese a que por
ahora, lamentablemente, sea lo normal para nosotros.

PERO, ¡CUIDADO!

Nuestro principal problema con las emociones negativas es que muy pocas veces somos
conscientes de que las tenemos. Sin embargo, si estuviéramos emitiendo la alta frecuencia de la
alegría todo el tiempo, en lugar de vibraciones má s bajas que no tienen nada que ver con la
alegría, tendríamos tal prosperidad, lujos y éxitos -para no mencionar felicidad, salud perfecta y
bienestar-, que nada de esto nos importaría.

É sta es, pues, la clave de ese estado que llamamos normal, el cual ocupa
aproximadamente el 99 por ciento de nuestro tiempo, y que no es otra cosa má s que vibraciones
negativas. Las vibraciones negativas de cualquier tipo, de cualquier intensidad, con cualquier
excusa, significan que nosotros mismos nos hemos alejado de la vida. Estamos existiendo, pero
no viviendo. ¡Una gran diferencia!
Las vibraciones negativas significan que nos hemos desconectado de nuestra fuente.
Las vibraciones negativas se presentan cuando nos negamos a permitirnos siquiera
pensar en todo aquello que nos hace felices.
Las vibraciones negativas surgen de vivir con los "no quiero". Y ése es el ú nico lugar de
donde provienen. Las vibraciones negativas significan que hemos cerrado las puertas de nuestra
"juguetería".

Ninguno de nuestros má s acariciados anhelos puede manifestarse mediante vibraciones


de "no quiero". Estos "no quiero" forman parte de una frecuencia diferente llamada "alegría",
que permanece lejos de nosotros, muy distante, hasta que la llamamos por medio de las
vibraciones má s altas del "sentirse bien".

Así de simple: nuestros "quiero" só lo se sincronizan con las vibraciones positivas de


nuestro "Ser interior/Ser expandido", y no con nuestras vibraciones negativas. Debido a que
nuestros "quiero" nos traerá n placer -de cualquier tipo-, la ú nica vibració n con la que coinciden
es con la de nuestra "intenció n original" de estar en armonía.

No podemos pensar en lo que no queremos y esperar obtener lo que sí queremos.


Es como tratar de mezclar aceite y agua: mezclar frecuencias bajas con frecuencias altas es
imposible, unas siempre superará n a las otras, dependiendo de cuá l sea el sentimiento do-
minante en un momento determinado. Incluso el sentirse moderadamente preocupado (que es
má s o menos la constante en nuestra vida) cierra la puerta a la abundancia y al bienestar, a los
cuales Dios nos dio derecho al nacer.

Por tanto, bá sicamente hemos estado destruyendo nuestros propios propó sitos durante
todo el tiempo. Al pensar que era importante preocuparse por cualquier cosa, como las cuentas
por pagar, los niñ os, la abuela, la situació n mundial, lo que hemos estado haciendo ha sido
generar un constante flujo de energía de baja frecuencia, que retiene la mayor parte de lo que
deseamos para nosotros mismos, para otros y, también, para el mundo.

¡HURRA CON LO NEGATIVO!

He aquí otra forma de plantear la situació n: cualquier emoció n que no pertenezca a la


familia de la felicidad debe ser considera negativa, pues se origina en la carencia de algo.
Analicémoslo: cada emoció n negativa que hemos tenido, sin importar cuá n débil u oculta esté,
procede de la carencia de lo que realmente queríamos. Por ejemplo, la culpa: culpamos a alguien
o a algo porque nos da lo que no queremos, lo cual es solamente la carencia de lo que sí
queremos.

Estamos preocupados por perder a alguien o algo, así que estamos temiendo la ausencia
-la carencia- de ese alguien o algo.

Nos provocan temor ciertas cosas que "andan por ahí", por que carecemos del
sentimiento de seguridad. Nos justificamos y lo racionalizamos, porque nos hace falta la
aprobació n de alguien (¡incluyendo la nuestra!). Nos sentimos deprimidos, puesto que no
tenemos algo que queremos, aunque só lo sea el sentirnos bien.

Nos sentimos ansiosos, ya que carecemos del tiempo y los recursos para producir.
Cada sentimiento negativo en el diccionario, procede de una carencia. ¡Y doy gracias a
Dios por eso! ¿Qué estoy diciendo? Sí, ya sé que eso suena a locura. Pero, ¿có mo podrías reco-
nocer lo que QUIERES, si no sabes primero qué es lo que NO quieres? No se puede. Só lo a partir
de un "no quiero", es posible identificar un "quiero", lo cual significa que toda experiencia
desagradable, todo acontecimiento negativo, todo momento des-, afortunado, y cualquier
pequeñ a preocupació n, es una oportunidad que nos brinda la vida.

Un "no quiero" es una llamada a despertar, una llamada a salir del escondite, a cambiar
de velocidad y a atraer la "vida real". Así que bendice. Todas las emociones negativas que hayas
tenido, o que estés teniendo ahora, sin importar lo desagradables o frecuentes que éstas sean.
Son las herramientas má s valiosas con las que cuentas, tu trampolín al bienestar.

Cierto, es difícil hacerse a la idea de alegrarse por algo como el estrés; pero, si has
logrado identificarlo (¿y quién no?) y puedes admitirlo y sentirlo, has dado el primer paso, y el
má s importante, para aprender a ser un verdadero creador.

PASO UNO: IDENTIFICA LO QUE NO QUIERES.


Existen dos clases de "no quiero": los universales y los personales; los universales son
los má s comunes y fá ciles de identificar. Los "no quiero" universales son los que a todos nos dis-
gustan, las cosas que nadie quiere en el planeta como, por ejemplo, cuentas bancarias vacías,
enfermedades, malas relaciones, trabajos insatisfactorios, cuerpos mal formados, baja auto
estima, techos con goteras, automó viles descompuestos, robos, asaltos, accidentes terribles y
hasta el calentamiento global. Esto es suficiente para empezar.

Los "no quiero" personales son las cosas levemente desagradables de la vida, que só lo
nos molestan a nosotros y no necesariamente a los demá s, son cosas que, de manera personal,
preferiríamos evitar, como el tener que pronunciar un discurso en una junta, matar arañ as,
coser agujeros en los calcetines de los niñ os o actuar como jurado en largos juicios. Ocurren con
menor frecuencia que los "no quiero" universales, porque no estamos tan a la expectativa de que
se presenten, y en consecuencia, no suceden. Por ejemplo, digamos que está s realmente furioso
con tu jefe (un "no quiero" personal).

En el camino de regreso a casa te detienes en el supermercado, y claro, por la forma en


que está s vibrando, te colocas en la fila de la cajera má s grosera y malhumorada del lugar. En
otras circunstancias no te importaría, pero ese día la lentitud del avance de la fila, y la actitud de
la cajera, te sacan de quicio. Mientras vas camino a casa, sigues sintiéndote furioso con la
empleada -durante má s de dieciséis segundos-, hasta llegar al punto en que tus pensamientos se
convierten en sentimientos, y, consecuentemente, en movimiento de vibraciones.

Piensas en la cajera durante la cena, má s de dieciséis segundos, y en verdad logras


convertir la vibració n de los "no quiero" en una parte de ti. Hablas de ella en el trabajo (exce-
lente tema de conversació n para la hora del café) y cuentas lo que sucedió , sin perder detalle, a
tu mejor amigo durante el almuerzo. Ahora es cuando lo mejor sería que te escondieras, porque
la energía que está s produciendo, con un enfoque tan específico, se ha convertido en un
boomerang y puedes apostar a que ya se dirige de vuelta contra ti.

A la noche siguiente, todavía enojado con la cajera, decides ir de compras a la tienda del
competidor. Haces tus compras, te diriges a la caja y, ¿adivinas qué? ¡Ganas la apuesta! Te toca
otra cajera, atraída por tus vibraciones, tan desagradable o má s que la anterior. Has vuelto a caer
exactamente en lo que querías evitar. ¡Tú lo pediste! Obtuviste la consecuencia de tus
vibraciones; no hay otra regla de vida má s efectiva que ésa.

Los "no quiero" personales generalmente no son tan graves, por lo menos al principio.
Vienen de nuestro deseo innato de experimentar las cosas bellas de la vida, mientras que los "no
quiero" universales tienen raíces má s profundas, y proceden casi siempre de temores e
inseguridades humanas.

Pero lo importante no es si un "no quiero" es universal o personal, intenso o leve,


constante o pasajero. La cuestió n es que puedes descubrirlo, sentirlo, o hacer lo que se necesite
para identificarlo..., y cambiarlo. Eso significa que debes cambiar cuanto antes los sentimientos
de "sentirte mal" por los de "sentirte bien".

OBSÉRVALO

El secreto para volar hacia el mundo maravilloso es simplemente "sentirte bien", y no


requiere de otra cosa que empezar a pensar en los "quiero", en lugar de en los "no quiero".
Debido a que los "quiero" y los "no quiero" se pueden confundir tan fá cilmente, y a que los "no
quiero" casi siempre predominan, debemos ser muy precavidos.

Por ejemplo, consideremos el pensamiento: "No quiero que me dé gripe". Aun cuando lo
que está s diciendo es que quieres sentirte bien, ¿en qué te está s enfocando? Lo está s haciendo
precisamente en lo que no deseas, así que de ese modo es como está s vibrando. De acuerdo con
la Ley de Atracció n, vibras y das vida a aquello en lo que te concentras, en este caso, a la gripe.

O bien, considera la siguiente frase: "No quiero seguir conduciendo este viejo automó vil"
. Lo que tú quieres es un automó vil nuevo, pero te está s enfocando en el viejo. No só lo está s
vibrando en armonía con tu "no quiero" (conducir tu viejo auto), lo cual aleja la posibilidad de
que se vuelva realidad tu deseo de tener un nuevo automó vil, sino que ese enfoque pro-
bablemente provocará que ocurran todo tipo de cosas desagradables a tu pobre auto viejo. Y si
só lo te enfocas en el dinero que te falta para comprar un auto nuevo, o para arreglar el viejo,
observa có mo las dos cosas se atraen como abejas a la miel: el viejo auto se descompondrá y no
habrá dinero en el banco para arreglarlo.

Un fuerte sentimiento de: "No quiero que me multen por exceso de velocidad”, es una
buena invitació n vibratoria para que el agente de trá nsito escondido detrá s del á rbol que está
cavilando en: "Voy a alcanzar a ese tonto como sea". Las mismas vibraciones' negativas se unen.
Un fuerte sentimiento de: "No quiero reprobar este examen" es un tipo de enfoque del que
deberías prescindir si realmente quieres aprobarlo. Un fuerte sentimiento de: "No quiero que mi
hijo resulte lastimado" es un gran preludio vibrá til de un accidente.
"No quiero que me roben."
"No quiero enfermarme cuando sea viejo.".
"No quiero que se descomponga mi automó vil."
"No quiero vivir así." .
"No quiero pagar tantos impuestos."
"No quiero cometer un error."
"Odio la guerra."

Todas son cosas que quieres cambiar, pero que con tu en foque, las has incluido en tus
vibraciones. Enfó cate en los "no quiero" y obsérvalos crecer.
Asimismo, resulta engañ oso enfocarte en el "quiero", cuando en realidad está s vibrando
en un "no quiero" como en los siguientes casos:
"Quiero terminar con esta relació n."
"Quiero un empleo con mejor sueldo."
"Quiero al gobierno fuera de mi vida."
"Quiero salir de deudas."
"Debemos detener la destrucció n de los bosques."

¿En dó nde está tu enfoque? En cada uno de esos casos, está en lo que no quieres, no en lo
que sí quieres. Si al pensar en ellos tienes un pensamiento pasajero sobre un "no quiero", no hay
problema. Pero si prestas demasiada atenció n a algo que realmente no quieres -aun cuando
pienses que es algo que quieres- tarde o temprano crecerá y te alcanzará .

VUÉLVELO ACOGEDOR

Obviamente, nadie se detiene a analizar cada pensamiento que tiene, para ver si esa
tontería es un "quiero" o un "no quiero". Nos volveríamos locos en cinco minutos. No, no te-
nemos que hacer eso. Todo lo que tenemos que hacer, es prestar atenció n a có mo nos hace
sentir un pensamiento.

Si lo que está s diciendo o pensando te hace sentir rumbo al cielo, lleno de alegría, está s
en un "quiero" (bandera verde). Si, en cambio, sientes que has entrado a una nube oscura y
hú meda, está s en un "no quiero" (bandera roja). De hecho, si te produce cualquier tipo de
sentimiento que no sea, agradable, tienes un "no quiero" en acció n. Simplemente vuelve a
pensarlo, usa otras palabras, otro enfoque, y vuelve a sentirlo hasta que hayas encontrado una
forma acogedora en un cá lido y suave "quiero" y estés vibrando ahí, seguro ya salvo.

A continuació n te presento un buen ejemplo. Repítete a ti mismo: "Quiero ser feliz". Es


evidente que es un "quiero", pero está s partiendo de una carencia de lo que deseas. Así que,
decirlo de esa manera, ¿có mo te hace sentir? ¿De maravilla? (¡Lo dudo mucho!) ¿Feliz? (¡es muy
poco probable!).

Muy bien, ahora di: "Quiero que la felicidad que tengo en este momento en mi vida se
extienda, y se convierta en una alegría continua e interminable". ¿Có mo te sientes con eso?
Mucho mejor, ¿verdad?

"Quiero salir de deudas." No hay necesidad de preguntarte có mo te hace sentir eso.


Mejor repite: "Quiero usar mi talento en una forma que sea positiva, satisfactoria y realmente
remuneradora. Sé que puedo hacerlo". O: "Intento tener má s tiempo para dedicarme a proyectos
agradables, novedosos y que me produzcan dinero". O: "Me siento lleno de vida cuando soy
creativo", lo cual marca una enorme diferencia con el sentimiento de: "Quiero salir de..."

Pero no te dejes seducir por las palabras, o terminará s hundido en la confusió n.


Simplemente mantente sintonizado en como te sieeentes cuando dices o piensas algo. Despué s,
experimenta con diferentes declaraciones. Cuando encuentres una que te provoque
sentimientos realmente agradables, .significa que te has conectado con tu Fuente de energía y
verifica có mo te hacen sentir las cosas que dices todos los días:
"Sí, estoy enfermo y harto de eso, también."
"Sí, sí, ya lo sé. Es terrible lo que está sucediendo." "Olvídalo, no tenemos ni la menor
oportunidad." "Estoy de acuerdo, él es un verdadero problema."
Si no te hacen sonreír, si no te hacen sentir có modo y protegido interiormente, son
vibraciones negativas y "no quieros"; si no te hacen sentir verdaderamente acogido, no las digas,
o cá mbialas por otras.

ÉSTAS SON TUS OPCIONES


El pensamiento social consciente, entendiendo a éste como el que fluye de las masas,
gira principalmente en torno a los "no quiero", pero no es justo culpar a los demá s por el turbio
mar de pensamientos en el que vivimos. ¿Cuá ntas veces has hablado de lo terrible que es algo?
Eso se agrega a ese mar. ¿O cuá ntos de tus compañ eros de trabajo protestan y se quejan por
esto, por eso y por lo de má s allá ?, o qué tal la frase: "iOh, demonios, otra vez es lunes!", también
eso va a parar a ese mar. Todo eso es lodo de bajas vibraciones. Lo transpiramos, lo aspiramos,
vivimos en él.

Así que a continuació n te presentaré tus opciones: o aprendes a identificar una vibració n
positiva de una negativa y tomas el control de tus "quiero" y "no quiero", o seguirá s en ese
negativo mar de basura, para andar a ciegas, como casi todo el mundo, el resto de tus días.
Forcejeos, desacuerdos, conflictos, enfermedades y muy poca felicidad, será n tu recompensa.

¡Quizá son palabras duras, pero eso se puede remediar fá cilmente volvá monos
generadores de pensamientos, en lugar de receptores de los mismos! De ese modo estaremos en
otro juego, y ya no tendremos que vivir sometidos al capricho de las emociones ajenas.
Dejaremos de ser el pasajero vulnerable e indefenso y pasaremos a ocupar el asiento del
conductor o las fuerzas exteriores son irrelevantes. El pasado ya no tiene importancia.
Finalmente estaremos saliendo del ambiente que no podemos controlar. Nuestra vida, de aquí
en adelante, será la que escojamos.
EL FINAL DE LA HISTORIA

Hace tiempo solicite un préstamo que fue rechazado. Bueno, tan pronto como me
dijeron analice y me di cuenta de que me había hundido en serios "no quiero" que no solo había
arruinado el préstamo, no me tomó mucho tiempo cambiar el interruptor de "sentirme mal" a
"sentirte bien". Y me mantuve firme en ello, a pesar de que el préstamo había sido rechazado.
Aun cuando no parecía haber esperanzas, me negué a considerarlo así, y me puse a trabajar en
cambiar mi enfoque, mis sentimientos, mis vibraciones y hasta mi ropa cuando llegué a casa
(aunque esto ú ltimo fue llevar las cosas demasiado lejos). A la mañ ana siguiente, el prestamista
me llamó por teléfono para decirme que habían solucionado el problema, que el préstamo por
fin estaba aprobado y que el dinero me sería entregado en unos cuantos días.

¿Fue suerte? ¡Para nada! Fue un deliberado y propositivo cambio de sentimiento y por lo
tanto de flujo de energía. Ya había recibido lo que no quería, así que no fue muy difícil identificar
mi "quiero", cambiar de sentimiento, tenerlo y fluir, y fluir. No siempre resulta sencillo "darle la
vuelta" a un no quiero" después de que se ha saltado del avió n sin paracaídas, pero en este caso
funcionó .

La creació n negativa ha sido nuestra especialidad. Hemos moldeado nuestros mundos


privados usando incontables barriles de "no quiero" para responder a las eternas preguntas de
por qué, por qué, por qué: "¿Por qué nuestras vidas.- toman este curso?" "¿Por qué no somos tan
felices como nos gustaría ser..., como podríamos ser..., como deberíamos ser?"

"¿Có mo es que nunca hemos llegado ahí, ni hemos logrado subir hasta allá ?". ¡Está bien!
Lo está , realmente. Lo hermoso hecho perfectamente. Sin nuestros "no quiero", jamá s habríamos
alcanzado nuestros "quiero". Ahora, só lo tenemos que aprender có mo dar vuelta a las cosas
deliberadamente, en lugar de hacerlo por casualidad.

Así que si sientes que de pronto te ha envuelto una horrible y espesa nube negra
recuerda que está fluyendo energía negativa de ti. Sencillamente salta de ella y ponte a hurgar
buscando algú n tipo -cualquier tipo- del agradable "sentirse mejor". Ahora está s ondeando
banderas verdes en tu camino de atraer tus má s amados profundos y acariciados anhelos, que
en principio, es a lo que viniste a este mundo.
SI, ESO SI.
PASO 2. LEY DE ATRACCIÓN.
Una vez que hemos aprendido que el empleo constante de nuestros "no quiero" es lo
que rige la mayor parte de nuestra vida, tratemos de entender lo que son realmente los
"quiero" y qué podemos hacer con ellos cuando los hayamos descubierto. Suena tonto,
¿verdad? Todos saben lo que desean en la vida, desde luego. Entonces si el mismísimo Dios se
les apareciera frente a ustedes y les ofreciera concederle un deseo, sabrían de inmediato que
decir, ¿verdad?

¡Pues no! Los "quiero" son los má s temibles malentendidos y descuidados elementos
de toda la raza humana, y yo podría apostar que para la mayoría de la gente el só lo pensar en
ellos resulta aú n má s aterrador que el silló n de un dentista al que se le han terminado los
anestésicos.

Pero antes de que nos adentremos en el inquietante campo de los "quiero", es


importante que entendamos qué provoca alegría y pasió n en nuestras vidas, y hace a la vida
digna de vivirse. De manera extrañ a, lo que nos da felicidad es precisamente aquello que
pensamos que má s nos gustaría evitar, o sea, lo opuesto. Gustos y disgustos, queremos y no
queremos.

Aunque esta ló gica parezca insó lita, sin los opuestos probablemente nos volveríamos
locos. Para ilustrar mejor este concepto tan complicado, ven a volar conmigo en un viaje
imaginario sobre un pueblo ficticio, en un planeta también ficticio llamado Similitud.

NO, GRACIAS, SIMILITUD

Está ahí, justo debajo de nosotros. El á rea es muy parecida a la de cualquier lugar de la
Tierra. El mismo tipo de terreno, la misma clase de gente, lo mismo de todo. Todo parece
idéntico a lo que hay en nuestro planeta, excepto por una espantosa condició n, todo es gris: el
panorama, los edificios, los automó viles, los animales, los cuerpos. Todo es del mismo color,
¡hasta del mismo tono! La gente no parece tener ningú n entusiasmo, porque todo a su
alrededor es lo mismo, no hay en su vida reto alguno, ni cargas, ni obstá culos, ¡no hay
contrastes!

¿Notas la indiferencia ante la gente? ¡No la hay! Es debido al aburrimiento, y es


agobiante. ¡Con razó n! En Similitud nadie tiene que tomar decisiones, porque todas llevan al
mismo resultado. Ninguna pareja es diferente de otra, todos los empleos tienen el mismo nivel
de estímulo y... ¿Ya has visto suficiente? La escena parece lo má s cercano al infierno que lo que
pudiéramos imaginar.

¿A quién le gustaría vivir en un lugar así? ¿Qué caso tendría? No habría nada que
superar, nada que desear, no habría diferencias que apreciar, nada que inspirara entusiasmo.
Simplemente un lugar de aburrimiento infinito, que es precisamente lo que venimos a evitar en
este planeta Tierra. Venimos a buscar diversidad y diferencias. Venimos, extrañ amente, por el
contraste, por los opuestos. Eso es lo que nos ofrece nuestro tridimensional planeta Tierra: un
cuerno de la abundancia de alternativas y opciones, un campo de entrenamiento para
ayudamos a determinar qué cosas no nos gustan, para que podamos dar vuelta a la situació n y
-¡afortunadamente!- para crear el tipo de cosas que nos gustan. Como ha dicho alguien: si el
ú nico helado que hubiera fuera de vainilla, la vida sería bastante aburrida.

Así que tenemos opciones, muchísimas alternativas entre las cuales elegir, que nos
ofrecen las oportunidades de vivir y disfrutar de todo cuanto deseemos en este mundo de la
abundancia; pero, también, tenemos la oportunidad de descubrir cuá nta tortura y privació n
estamos dispuestos a soportar, antes de permitir que esos deseos formen parte de nuestra
vida.

Reconozcá moslo: somos verdaderos expertos en cuanto a identificar lo que nos


disgusta, pero no somos lo suficientemente há biles como para permitirnos identificar con
exactitud lo que realmente, reeealmente, queremos, de modo que podamos atraer esas cosas
hacia nuestra vida, por el mero gusto de tenerlas.

La vida estaba destinada a ser: "No me gusta esto, sí me gusta esto otro"; en cambio, se
convirtió en: "N o me gusta eso, pero supongo que tengo que soportarlo". Entonces nos retor-
cemos, nos enfurecemos, protestamos y nos quejamos de todo a lo que nos hemos resignado, lo
cual, por supuesto, nos mantiene má s adheridos al centro' mismo del lugar donde no queremos
estar.

Así que, ¿qué quieres? ¿Lo sabes? ¿Te atreves a soñ ar? ¿Te atreves a desear? ¿Te
atreves a dejar que tu imaginació n (el don má s divino y poderoso de la raza humana) se
desplace por la fantasía? ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que quieres, real y sinceramente?

LA TORTURA DE DESEAR

Cuando retrocedemos humildemente al principio de que todo en nuestra experiencia


proviene de nuestro enfoque y de có mo nos hemos estado sintiendo, quizá resulte natural que
pensemos: "Bueno, querer tal vez esté muy bien para otros, pero yo no voy a empezar a soñ ar
despierto de ese modo, a estas alturas. Mi vida marcha bien, la voy pasando. Así que, ¿por qué
ahora debo exponerme a má s desilusiones?".

Vemos todas las cosas que nos gustaría tener, pero que no tenemos; todos los lugares
en los que nos gustaría estar, pero en los que no estamos; las escaleras que nos hubiera
gustado ascender, pero por las que no subimos. Cuando muy pocas de las cosas que nos
hubiera gustado tener y hacer han aparecido en nuestra vida, como si hubiéramos elegido
deliberadamente que nada de lo que nos gusta sucediera, nos preguntamos: "¿Por qué
empezar a querer ahora?". Empleamos aquel viejo dicho de: "Entre má s quiero, menos
obtengo", junto con el otro lado de la misma moneda que dice: "Claro que tengo muchos deseos
y muchos 'quiero', pero de ningú n modo pero conseguirlos ahora". Es triste decirlo, pero nos
han "lavado el cerebro" para hacernos creer que la mayor parte de los "quiero" no só lo son
egoístas y autocomplacientes, sino absurdamente imposibles.

¿Recuerdas cuando estabas en tercero o cuarto añ o de primaria? Entonces no só lo ya


tenías edad suficiente para entender las desilusiones y reconocer el dolor que causaban, sino
que ya eras un experto veterano en evitar esos sentimientos. Descubriste a edad temprana que
cuanto má s querías una cosa, con mayor intensidad sufrías por el dolor de no tenerla.
Probablemente só lo dejaste de querer, a menos, desde luego, que tuvieras la absoluta
seguridad y garantía de que tus "quiero" se materializarían.

Aun antes de eso, cuando eras un pequeñ o que empezaba a caminar y disfrutaba
explorar, te dirigiste tambaleante hacia el brillante florero en el mueble de la televisió n y te
gritaron: ¡No, no, eso no se toca!" No só lo una vez, ni un centenar de veces, sino unas sesenta
mil veces (segú n dicen los investigadores), durante un periodo de tres añ os; te dijeron: "¡No,
niñ o malo, eso que quieres no es tuyo!". Para cuando cumpliste cuatro añ os, lo pensabas muy
bien antes de querer mucho algo. Querer equivalía a ser "malo". Y eso no termina con los
primeros añ os: "no" a esto, "no" a aquello, "absolutamente no" a lo de má s allá ..., parece que
todo esto fue lo que escuchaste durante tu crecimiento.

Para cuando llegaste a la preparatoria, te resultaba muy difícil desear realmente algo
que fuera má s allá de lo socialmente aceptado, como adquirir tu primer auto, asistir al baile de
graduació n y conseguir trabajo por horas mientras estabas en la universidad. Y que no se te
ocurriera desear conocer el mundo mientras encontrabas algo mejor que hacer. Ni se te ocu-
rriera convertirte en millonario al añ o siguiente. "¡Ridículo! ¡Deja de estar en las nubes!". Así
que la mayoría de nosotros hacemos nuestros anhelos a un lado, mientras penetramos en los
dogmá ticos "deberías" y "tienes que" de la vida adulta.

Hemos asimilado el gran dogma que afirma: cuanto má s queremos algo que no está en
el "libro de reglas de la sociedad", lo má s seguro es que no lo consigamos. Soñ amos, pero
nuestros sueñ os nunca se hacen realidad. Soñ amos un poco má s, pero no pasa nada. Pronto
nos inclinamos ante la ficticia verdad de que soñ ar en algo, o querer algo fuera de lo normal (y
con frecuencia, hasta dentro de lo normal), no es algo que esté bien visto. Cuanto má s lo
queremos, peor nos sentimos por no obtenerlo.

Finalmente, a excepció n de los pequeñ os sueñ os, los que sabemos que son prudentes y
accesibles, al paso de los añ os cejamos de soñ ar completamente. Y ahí nos quedamos: en el
desolado santuario de Similitud, protegidos por la creencia erró nea de que si soñ amos poco, y
no sucede nada, no saldremos demasiado lastimados. ¡Santo cielo, qué forma de vivir hemos
escogido!

ROMPE LA BARRERA DEL "QUIERO"

Al principio, terminar con una vida de privaciones programada puede provocar un


poco de miedo, porque significa cambiar. Pero debemos destruida si queremos convertimos en
auténticos creadores, en lugar de seguir siendo creadores por casualidad. Y honestamente,
aprender a querer productivamente (y descubrir que está bien) no es tan complicado como
parece, una vez que aprendemos cómo querer, en lugar, de có mo no querer.
Existen tres tipos bá sicos de "quiero", cada uno con su propia intenció n, en nuestro
archivo de sueñ os.

Los "quiero" reales


En primer lugar está n los "quiero" reales, que se derivan de los "no quiero": "No quiero
ir a la casa de mis suegros en las vacaciones. En cambio, quiero...". "Ya no quiero vivir má s aquí,
en cambio quiero…”. É sos son los má s sencillos. Só lo das vuelta a la pá gina de un "no quiero", y
ahí está tu "quiero" real del otro lado.

Los "quiero" negativos


Luego siguen los "quiero" negativos, los que tienes que detectar antes de poder salirte
de ellos. Puedes identificarlos por la forma en la que te hacen sentir, puesto que nunca te hacen
sentir bien hasta que logras enfocar adecuadamente su intenció n.
"Quiero estar bien" tiene un claro enfoque en el hecho aparente de que tú no está s
bien. É se es un "quiero" negativo. "Quiero ser rico" presenta la misma dificultad. Ambos vienen
de un lugar de carencia que nos causa incomodidad, por el simple hecho de que no tenemos
algo que queremos. Los "quiero" negativos son siempre "no quiero" y resultan difíciles de
detectar, a menos que los sintonices con tus sentimientos.

Si tienes sobrepeso y quieres adelgazar, dices con toda inocencia: "Quiero estar
delgado", ése es un "quiero" negativo y nunca, jamá s, lo sentirá s como una grata sensació n que
te reconforte. Proviene de anhelar, de añ orar o de un desear vacío, todo ello de energía
negativa. Surge de la necesidad, la cual implica temor, y no del deseo, que es emoció n.
Naturalmente, tú no estarías queriendo algo si lo tuvieras; pero si solamente te enfocas en el
hecho de que no lo tienes, jamá s llegará . Y no podrá s conseguirlo porque tu enfoque está en su
ausencia.

Si lo que quieres -y la forma en la que lo está s declarando- no te hace sentir bien, es un


"quiero" negativo, y necesitas replantearlo para que se convierta en una intenció n positiva, en
un deseo lleno de entusiasmo.

Los “quiero" correctos


Finalmente está el tercer tipo de los "quiero", que yo llamo el correcto, por la sencilla
razó n de que tenemos derecho a que nuestros deseos se cumplan, sin importar lo que puedan
decir en contra nuestra religió n, nuestros padres, y nuestros amigos o compañ eros de trabajo.
Tenemos el derecho, en virtud de nuestra existencia, de probar nuestras habilidades creativas
en la forma en que lo decidamos. Tenemos el derecho de sustituir cualquier "no quiero" -
cualquier "no quiero" - de nuestra vida, con un "quiero", en cualquier momento. Y si eso nos
complace a nosotros, probablemente también complacerá a lograr má s. Si no es así, entonces,
¡qué le vamos hacer!

Con los "quiero" correctos, finalmente sacamos del cló set los "deberías" y los "tienes
que”, para lanzamos a vivir la vida... ¡nuestra propia vida! Con los" quiero" correctos,
aceptamos el hecho muy real de que no só lo es correcto y adecuado, sino esencial para
nosotros querer: cualquier cosa..., en cualquier parte..., de cualquier tipo..., en cualquier
cantidad..., en cualquier forma..., en cualquier grado..., y en el momento en que lo deseemos.
¡Cualquier cosa! Cualquier cosa de todo cuanto hay sobre la faz de la Tierra, siempre y cuando
sea algo que nos permita liberar nuestra vida, salir de Similitud y empezar a vibrar má s cerca
del canal de alegría de nuestro Ser verdadero. É sta es la ú nica razó n por la que tenemos los
"quiero", para hacemos sentir bien cuando los tenemos.

Sí, yo sé que esto suena cruel, indiferente a los demá s y hasta cierto punto egoísta.
Pero, por favor, tenme paciencia antes de llegar a sacar una conclusió n, y te dará s cuenta de
có mo este atrevido enfoque de la vida será profundamente benéfico para todos los que te
rodean y dependen de ti.

QUERER, NECESIDAD DE LA VIDA

Yo te digo: "Muy bien, ¿qué quieres?" Y tú me dices: "Oh, eso es fá cil. Quiero suficiente
dinero para pagar mis cuentas, cuidar a los niñ os, tener una linda casa en donde vivir, un
trabajo que me guste, una pareja amorosa con la que compartir todo, y una salud perfecta.
Ademá s, tampoco me disgustaría tener un auto nuevo".
Eso es un comienzo, y muy bueno, pero eso es todo lo que es, simplemente, ¡un
comienzo! De hecho, para la mayor parte de los que vivimos en este mundo, tener todas esas
cosas evidentemente maravillosas ¡sería como vivir en el paraíso! N o obstante, si vamos a
liberar ese poder que llamamos pasió n, para poder aproximarnos y finalmente vivir má s cerca-
nos a la frecuencia de nuestro Ser natural con profunda alegría, tenemos que ir má s allá de lo
evidente..., ¡mucho má s allá !

Así que, ¿qué má s? ¿Qué má s quieres? Sí, por supuesto, los "quiero" cambian con los
añ os. Probablemente has pasado ya de la época en la que querías un pastel y para tu
cumpleañ os (y entonces, ¿de nuevo...?), o quizá ya no desees tener un espectacular convertible
para recorrer con él el centro de la ciudad el sá bado por la noche. Y, sin embargo, todavía hay
dentro de ti un asombroso inventario de fantasías, desde hace mucho tiempo olvidadas.
¿Cuá les son? ¿Cuá nto tiempo hace que no te atreves a disfrutar de su tentador sabor, o de
participar en las exó ticas aventuras en tu soñ ar despierto?

¿Cuá les son tus deseos má s pequeñ os, má s grandes, má s antiguos o má s nuevos, tus
deseos má s profundamente ocultos, tus ambiciones, tus aspiraciones..., las que son tan remo-
tas, tan imposibles, tan improbables, que nunca te has atrevido a hablar de ellas en voz alta, ni
siquiera en un susurro..., a nadie..., ni siquiera a Dios? ¿Cuá les son? ¿Qué te has permitido dejar
de querer?

¡Este planeta no es Similitud! Venimos aquí por el contraste, por los opuestos. Venimos
aquí para aprender a manifestar nuestros deseos. Venimos a aprender a discernir y a cultivar
ese extrañ o arte de querer, que equivale a manifestar. En cambio, nos encontramos atrapados
en la inú til habilidad de coleccionar diligentemente los "no quiero".

Venimos a aprender có mo crear nuestros deseos, có mo realizar nuestros sueñ os, có mo


prosperar y có mo llevar esta maravillosa experiencia llamada "ser físico" hasta su propio zenit.
Venimos a experimentar lo bueno, junto con lo malo, de tal forma que podamos
aprender a seleccionar lo que nos gusta, por encima de lo que nos disgusta. ¡Aprovéchalo! Saca
tus tan ansiados sueñ os de ese cló set viejo y atiborrado, sacú delos un poco con amoroso
cuidado, y examina atentamente cada uno de ellos.

Olvida que están demasiado lejos.


Olvida que no tienen posibilidad alguna de realizarse, o que son impensables.
Olvida que alguien pueda pensar que está s perdido. Olvida que pueden llamarte
egoísta.
¡Olvida esas cosas!
Querer no só lo es tu derecho, es un prerrequisito indispensable para una vida feliz.

SÍ, TÚ DE VERDAD LO MERECES

Ahora, te tengo buenas noticias: no necesitas ser merecedor de ninguna maldita cosa
para obtener tus deseos.
No necesitas probar, demostrar o declarar algo, ni aprobar un examen de moral.
No tienes que explicar tus razones, ni disculparte con tu familia, contigo mismo o con
Dios.
No tienes que ser má s merecedor, digno, confiable u honrado de lo que ya eres ahora.
Só lo tienes que tomar una decisió n..., só lo una..., y es la de ser feliz.
Pero nunca podrá s emprender ese camino, hasta que permitas a tus "quiero" -tus
sueñ os, tus deseos, tus anhelos-, salir del cló set, no só lo asomarse un poco, sino ¡salir por
completo!
Como cualquier talento oculto, que consciente o inconscientemente sabías que estaba
ahí pero que no te sentías có modo mostrá ndolo, una vez que asimiles el hecho de que querer
forma parte de ti, de que hacerlo es totalmente adecuado, practicarlo se convertirá en una
diversió n. Comenzará a fluir la alegría y empezará s a vibrar en forma diferente, porque cuando
está s alegre con la vida ya no puedes vibrar negativamente y, por tanto, no puedes atraer cosas
negativas, só lo positivas.

Cuando está s en armonía con la vida, no puedes sentirte inseguro, avergonzado,


indigno, culpable o inferior en ninguna forma, pues no está s vibrando de ese modo. N o puedes
sentir carencia de ningú n tipo, ni puedes atraerla.

La ú nica cosa que hará s cuando empieces a abrir la llave de tus "quiero" será emitir
mayor alegría, y má s abundancia, y sentir má s libertad en tu experiencia. ¿N o dirías que es
pequeñ o el precio de tus sueñ os? y no importa lo que decidas soñ ar. Elige un sueñ o que te haga
feliz, y estará s vibrando en esa frecuencia. Sueñ a el sueñ o de la alegría; sueñ a el sueñ o de la
plenitud; sueñ a el sueñ o de la frivolidad, pero ¡SUEÑ A!

Tener deseos -quererlos- no es mayor pecado que respirar. Nunca má s pienses que
tienes que justificar tus "quiero". ¡Simplemente no lo hagas! N o puedes justificar, defender o
racionalizar -todo lo cual es energía negativa- y mantenerte conectado con tu energía
fundamental.

Tú no necesitas disculparte de nada, con nadie, ni con ninguna autoridad, de alto o bajo
rango, por tus deseos. Ciertamente, tampoco con Dios. Hacerlo es darle la espalda a tu energía
má s elevada, negando así tu existencia misma, tu divino derecho a vivir. Contrariamente a las
enseñ anzas comunes, obtener felicidad es un sagrado derecho que tienes desde que naciste.

Así que déjate llevar y sueñ a. Tú ya está s creando tu vida cada momento de cada día, de
acuerdo a la forma en la que piensas y vibras, por lo que bien puedes hacerlo de la manera que
te gustaría que fuera.

TODAVÍA LOS TIENES

Una de las mejores maneras de descubrir algunos de esos "quiero" escondidos durante
tanto tiempo, es imaginar. Recuerda, todo lo que necesitas para obtenerlos -sea "lo" que sea- es
quererlos y sentirlos, sin explicaciones, excusas, disculpas o razones.
El reto ahora es có mo ahondar lo suficiente para traspasar las rígidas capas de los
"deberías", "no deberías" y "no no", hasta la largamente olvidada emoció n de -y pasió n por la
vida.

Imagínate que es la época navideñ a (esto no es cuestió n religiosa, así que no importa
qué religió n profeses). Tú eres el Santa Claus del centro comercial, de abundante barba blanca
y barriga de almohada. Escuchas a todos recitar su larga lista de "quiero", socialmente
aceptables, pero un rato después, decides esparcir tus polvos má gicos para que los niñ os de
cualquier edad revelen algunos de sus "quiero", menos aceptados socialmente.

Se te acerca una chiquilla de unos seis añ os, salta sobre tus rodillas y empieza a darte
su lista: unos cuantos juguetes especiales que vio en la televisió n y un par de peticiones tra-
dicionales, como una muñ eca y un perrito. Eso es todo. Nada nuevo.
Así que tú esparces un poquito de tus polvos má gicos y aparecen en la lista de pedidos:
un gran columpio en el patio trasero, un papá que esté má s tiempo en casa, una mamá que
disponga de má s tiempo para jugar, alguien -cualquiera- que crea en los lindos á ngeles que hay
en su recá mara y alguien má s, que haga que todas las cosas siempre salgan bien. ¡Ah!, y
muchos hermanitos y hermanitas, por favor. Entonces, la niñ a baja de un salto y se va muy
contenta. (¿Recuerdas cuá les eran tus "quiero" escondidos a los seis añ os de edad?).

Después, se presenta una chica alta y delgada de unos 18 añ os, divertida con la
idea, y muy dispuesta a seguir el juego. "Muy bien ¿qué te gustaría que te trajera Santa Claus?".
Una vez má s, aunque la muchacha alegremente entra en el espíritu de esta broma, su lista
resulta extremadamente corta. "Bueno, acepto ese automó vil nuevo que tienes oculto en el
saco, Santa. Y no me importaría que dejaras unos cuantos miles de dó lares en mi bota para mis
caprichos. Y si tienes por casualidad un tó rrido romance por ahí, guardado para mí en tu
trineo, ¡sería estupendo!".

Entonces, esparces un poco de tus polvos má gicos, la chica de 18 añ os se relaja y


aparece enseguida una sorprendente lista de los "quiero" correctos, que tienen que ver con
profesiones, amigos, éxito, fama, ropa, condiciones de vida, familia, yates y auténtica felicidad.
"Lo que sea que eso signifique", susurras. (¿Recuerdas cuá les eran tus "quiero" secretos a los
18 añ os y cuá les de tus sueñ os se esfumaron para que pudieras vivir en el "mundo real"?).

Finalmente, llega el adulto que se sienta feliz en tus rodillas de Santa Claus, mientras
los niñ os lo observan y sonríen burlones. "¿y qué te gustaría pedir, mi amigo?" preguntas,
expectante. Descubres, con desolació n, que esta persona tiene la lista má s corta de todas hasta
entonces, como si todas sus esperanzas y sueñ os de antañ o hubieran volado hacia otra galaxia.
¡Oh!, ahí se fueron la casa nueva, el flamante automó vil y el fugaz deseo de sacarse la lotería;
pero así son las cosas. Con rapidez, esparces tus polvos má gicos. Nada. Esparces un poco má s.
Todavía nada. Le vacías la bolsa la bolsa encima a la persona. Con lentitud, al principio, como si
tuviera que sacarse de las profundidades má s oscuras del océano, surge un comentario sobre
tener una pastelería y otro sobre aprender a tocar el piano. Una pausa, y brinca a otro acerca
de tomar un curso de horticultura en la universidad local, y otro sobre construir un tipo ú nico
de velero. De repente, surgen uno tras otro los deseos: có mo ayudar financieramente a un
amigo para abrir una escuela de danza, tener una puerta eléctrica en la cochera y vivir en una
casa muy elegante con vistas hacia las hermosas aguas de una isla del Caribe.

Ya no se detiene. Aparece otro deseo profundo sobre tener la oportunidad de


conseguir una pareja con la que pueda hablar acerca de lo que sueñ a despierto, y otro sobre
abrir un campamento de verano para los niñ os de la ciudad, y sentirse seguro en una regió n
del país donde no haya terremotos, y algo acerca de tener la confianza suficiente para hablar
frente a un grupo de personas. Hay uno má s sobre có mo mejorar las relaciones con ciertos
miembros de la familia y aprender a ser má s amoroso, y muchos otros má s. Se requirió de todo
el saco de polvos má gicos, pero la presa que retenía todos esos tesoros por tanto tiempo
olvidados, finalmente se rompió . ¿Qué sueñ os has hecho a un lado? Tus ambiciones, tus metas
olvidadas, hasta tus má s pequeñ os deseos, ¿cuá les son? ¿CUÁ LES SON?

PASO DOS: IDENTIFICA LO QUE QUIERES.

Si yo tomo todos mis "no quiero" (que me hacen sentir mal) y centro la atenció n en mis
"quiero" (que se supone que deben hacerme sentir muy bien), terminaré con algo que yo sé
que no tengo (lo cual seguramente no me hará sentir bien) y añ oraré algo que, de cualquier
modo, probablemente nunca conseguiré, ¡lo que me hará sentir peor que antes de empezar con
esta estupidez!
¡Ah!, ése es un gran predicamento porque si lo tuvieras, no lo estarías deseando.
Así que el acto mismo de querer, lleva consigo la obvia implicació n de que tú
seguramente no tienes aquello que quieres, y si no lo tienes, ¿có mo diablos puedes sentirte
bien acerca de ello mientras no lo consigas?

¡No puedes! No, mientras sigas queriendo cosas en la forma antigua.


El dilema proviene de nuestro pensamiento, al pensar que la carga que supone
adquirir lo que queremos recae por completo sobre nosotros, y somos también quienes
tenemos que averiguar có mo obtenerlo, có mo conseguir el dinero para eso, có mo hacer los
arreglos para ello, có mo hacer que suceda. Una vez que llegamos tan lejos, nuestros siguientes
pensamientos generalmente son algo así como: "iOh, diablos, eso sencillamente no es posible!",
lo cual invariablemente causa que dejemos de quererlo. Fá cil solució n, surgida directamente
de la anticuada forma programada de pensar.

LA CLAVE

La clave para conseguir lo que má s deseas desde el fondo de tu corazó n -sin límite
alguno-, es descubrir una forma de sentirte bien con tu "quiero", pues este "quiero" no se hará
realidad si al desearlo, o suspirar por él, te sientes desalentado, en lugar de sentirte bien.
(Recuerda, la carencia proviene del temor; el deseo proviene de la emoció n. Son los extremos
opuestos del polo vibratorio). Así que nos encontramos ante un dilema: estamos queriendo
algo, lo cual generalmente nos hace sentir mal, porque no só lo no tenemos lo que queremos,
sino que no tenemos la menor idea de có mo conseguido.

¿La solució n? ¡Cambia el sentimiento!


Cuando quieras algo, mantén tus pensamientos en ese "quiero" durante unos
momentos, hasta que empieces a sentir una especie de elevació n de tu á nimo, un sentimiento
intenso de cualquier tipo, bueno o malo, una bandera roja o una bandera verde, no importa
cuá l. Entonces, concéntrate en ese sentimiento. Si sientes que tu á nimo decae en lugar de sentir
entusiasmo, si te sientes desalentado en lugar de animado, significa que está s pensando en no
tener, en lugar de en tener. Está s pensando en la ausencia de lo que quieres.

Por otra parte, si comienzas a sentir aunque sea un poco de emoció n, o un agradable y
cá lido murmullo, has dado en el blanco.

Todo el proceso de crear intencionalmente proviene de APAGAR nuestros


pensamientos de lo que no queremos, ENCENDER los que sí queremos, y mantenerlos ahí. Una
vez que hemos llegado hasta este punto, nos toca encontrar formas de sentirnos bien sobre
esos "quiero", en lugar de sentirnos terriblemente mal cuando no los vemos por ninguna parte
y parecería que no hay forma de que aparezcan.

Así que la pregunta es có mo podemos ir de abajo hacia arriba cada vez que pensamos
en un "quiero", porque, en cuanto estamos arriba, anulamos las vibraciones que provocan esos
sentimientos deprimentes, que aparecen cuando estamos enfocados en el hecho evidente de
que nuestro "quiero" no se encuentra a la vista.

CÓMO ENTUSIASMARSE

Ya sabemos que la clave para convertir un "no quiero" en un "quiero" es encontrar


formas para sentimos espléeendidamente acerca de ese "quiero", en lugar de desalentarnos.
Sin importar si se trata de un viejo sentimiento de los "quiero" que ha estado encerrado en el
cló set desde siempre, o de un deseo reciente, el proceso es el mismo.

He aquí có mo hacerle para sentirnos bien -de hecho, muy bien- al querer algo que no
tenemos, o que creemos que nos es imposible obtener, que no merecemos tener, o que nunca
estaría a nuestro alcance, y que a nuestro cerebro le resulta demasiado complicado y cansado
resolver. É ste es el componente má s importante de la Ley de la Atracció n, que garantiza atraer
los "quiero", en lugar de los "no quiero":

Una vez que sepas lo que quieres, debes encontrar el SENTIMIENTO que provoca tener
ese "quiero "y, al mismo tiempo permanecer fuera del sentimiento que provoca el no tenerlo.
En otras palabras, seeentir (conseguir entusiasmarse), lo que sería nadar (si no sabes hacerlo),
en lugar de sentirte avergonzado cuando todos corren al agua, menos tú .
Siéeentete (lograr entusiasmarte), feliz en tu nuevo trabajo, en lugar de sentirte
constantemente deprimido -y atrapada- con el que tienes ahora.
Siéeentete (lograr entusiasmarte) orgulloso por subir al estrado a recibir tu bien
ganado grado académico, aunque todavía no hayan empezado las clases.
Siéeentete (lograr entusiasmarte), con có mo quieres que rea tu nueva pareja y
lo maravilloso que será estar juntos.
Siéeentete (lograr entusiasmarte) con lo que sería poseer la camioneta de tus sueñ os, y
el placer y el orgullo de viajar con tus amigos y tu familia a todas partes.

Ahora está s vibrando en armonía con tu má s grande Ser. Tus deseos son felizmente
incluidos en tus vibraciones, y se magnetizan y crecen má s cada vez que sieeentes que son rea-
lidad durante só lo dieciséis segundos. Has eliminado las vibraciones negativas de la conciencia
social para vivir en -y vibrar en-las ú nicas energías capaces de atraer hacia ti esos "quiero", las
má s elevadas, benditas frecuencias de "sentirte bien”.

Una vez en ese espacio, tú y tus "quiero" estará n literalmente unidos. En lugar de
ondear banderas rojas y unirte en armonía con la carencia de tu deseo (lo cual significa que
estará s atrayendo má s carencias), estará s ondeando banderas verdes de "sentirte bien" y de
estar en armonía con tener lo que anhelas, sea que eso ya exista, o que aú n no.

Mientras no pierdas demasiado tiempo preocupá ndote sobre el porqué" eso" no ha


aparecido todavía, esa vibració n de entusiasmado, "prendido", sintonizado, elevado, feliz, que
sientes cuando piensas en tenerlo, eventualmente lo llevará hasta ti. Eso es todo lo que se
necesita: buenos sentimientos, uno de los elementos má s importantes de la vida, que nosotros,
como especie, parece que hemos olvidado incluir en nuestra "dieta" diaria.

LOS "PORQUÉ" TENERLO

Para ayudarnos a atraer un "quiero", necesitamos que nuestros fluidos se esparzan y


podamos emitir tanta energía positiva como sea posible. Una de las mejores formas para lograr
lo anterior, es hablar sobre los "porqué" de querer algo. El qué define, pero son los "porqué"
los que cargan tu batería e inician el flujo de fluidos.

Es como si se le preguntaras a un hombre al que le encantan los filetes casi crudos,


todavía sangrantes, .por qué le gustan así. Inclinará la cabeza a un lado, cerrará los ojos y pare-
cerá irse a otro mundo mientras describe los sabores, disfruta de lo jugoso de su carne y se
deleita con su textura y aroma. É se es un sentimiento y un vibrar grandioso, todo ello proce-
dente de una sencilla pregunta: "¿Por qué?".
Desde el momento en que piensas en todos los porqué de querer algo, empiezas a
conectarte con ello en sentimiento. Te sientes má s sintonizado, má s entusiasmado y está s
creando numerosos intervalos de dieciséis segundos que fluyen plenamente cargados de
energía magnética hacia lo que deseas, en lugar de só lo murmurar un impreciso: "Esto es lo
que quiero".

Así que al declarar tus por qué, está s dando a ese "quiero" el impulso de despegue
necesario. Así como un automó vil sin batería no va a ninguna parte hasta que no se carga de
energía, y si no hay carga no camina, si no hay entusiasmo en tu "quiero" no habrá
magnetismo, y sin magnetismo no conseguirá s lo que quieres.

PORQUE..., PORQUE..., PORQUE...

Las verdaderas razones de los “quieros” no se asoman al principio fá cilmente te


aconsejo que a cada razó n que encuentres le busques a su vez un nuevo porqué y luego a esa
respuesta nuevamente pregú ntate porqué hasta que las respuestas te hagan sentirte
emocionalmente bien.

Pregú ntate a ti mismo, una y otra vez, por qué quieres algo, y continú a
preguntá ndotelo, muchas veces, aun cuando pienses que ya no tienes má s respuestas. Muy
pronto estará s en un mundo de ensueñ o, sintiéndote ma-ra-vi-llo-sa-men-te-bien, precisamente
donde necesitas estar para atraer hacia ti ese deseo.

A estas alturas, querrá s invocar tu fuerza de voluntad para permanecer en esa


vibració n tanto como te sea posible, tal vez media hora o, quizá , el día completo. Pero aunque
só lo sea un par de minutos, ¡magnífico!, será suficiente para despertar el torrente de energía.
Recuerda, só lo necesitas dieciséis segundos para hacer que los mismos pensamientos de
vibració n se conviertan en un remolino de energía, enseguida suma otros dieciséis segundos y
otros má s. Si de pronto te sorprendes diciendo: "Olvídalo, ése es só lo un sueñ o imposible", en
medio de tu condició n elevada, simplemente cambia de velocidades de vibració n, piensa en
algo que te haga sentir bien, acelera el motor de nuevo y anula rá pidamente la-vibració n de
bandera roja.

(No lo olvides, el universo no nos da lo que solicitamos, o lo que merecemos, o lo que


se supone que estamos destinados a tener; el universo nos da precisamente -y nada má s que
eso lo que vibramos en cada momento de cada día.) Nada má s, nada menos.

Antes de que te des cuenta, el universo comenzará a responder a tus vibraciones con
pequeñ as señ ales aquí y allá , con asombrosas pequeñ as "coincidencias"; todas las piezas má gi-
cas que se necesitan para atraer lo que deseas seguirá n llegando, y llegando, hasta que todo
esté en su lugar, contigo en el centro, viviendo lo que una vez fuera tu sueñ o "imposible".

Pero tú tienes que probarlo, olerlo, sentirlo y asombrarte ante él, antes de que suceda.
Debes hablar de él y sentir que lo está s viviendo, y volver a hablar de él, hasta que esos sen-
timientos que se han despertado, el elemento fundamental del paso tres, lleguen a ti con
facilidad.

PASO TRES: ENCUENTRA EL SENTIMIENTO QUE PROVOCA TU "QUIERO".

ESA VÁLVULA MÁGICA


Una de las mejores formas que he oído para describir la energía de "sentirse bien" es la
analogía con una vá lvula o un grifo, semejante a los de una manguera para incendios. Nosotros
somos la válvula, y la manguera es lo que lleva el flujo de energía que proviene de nuestra
fuente, esa parte má s grande de nosotros con la que estamos conectados para siempre.

Esa corriente de energía no física es lo que realmente somos, una fuerza incalculable
de alegría, abundancia y seguridad. La mayor parte del tiempo nos mantenemos separados de
esa gran corriente de energía. ¿Có mo? Con nuestra energía negativa de vá lvula cerrada.

Pero cuando nos sintonizamos, nos conectamos y nos sentimos bien, abrimos esa
válvula má gica para dejar fluir la corriente de vibraciones de alta frecuencia a través de
nosotros. Ahora nos sentimos vivos, elevados, vibrantes, llenos de energía, emocionados,
sintonizados..., con lo mejor de lo que conocemos como felicidad.

Como la presió n del agua, en nuestra manguera imaginaria la energía está siempre ahí,
pero tenemos que dar pasos deliberados y propositivos para abrir la vieja vá lvula ya oxidada,
si queremos que fluya la energía de alta frecuencia de nuestra fuente.

Tener la vá lvula abierta (sentirse bien) significa que la energía positiva está fluyendo a
través de nosotros, y desde nosotros, y que estamos creando intencionalmente.
Tener cerrada la válvula (cualquier cosa que no sea sentirse bien) significa que
estamos haciendo fluir energía negativa, que nos estamos resistiendo al fluido natural y que
estamos creando las cosas por mera casualidad.

Lo anterior no significa que debamos andar por el mundo siempre felices, funcionando
a alta frecuencia y volando como una cometa todo el día. Todo lo que tenemos que hacer es
tener abierta nuestra vá lvula, aunque só lo sea un poco, y permitir que se vaya ensanchando
gradualmente para liberar esa corriente llena de vida. Si podemos encontrar formas de
sentirnos un poco mejor que antes, y aumentar el sentirnos bien cada vez má s, pronto
empezaremos a invertir las atracciones negativas que hemos tenido toda la vida.

PROPÓNTELO

Una vez que has empezado a conseguir tus "quiero" abiertamente, hay un paso má s
que te ayudará definitivamente, y es el de convertir tus "quiero" en propó sitos. Debido a que la
palabra "quiero" podría causarte en este momento ciertas inquietudes emocionales,
probablemente te sentirías mejor simplemente "proponiéndote" hacer ciertas cosas.

Proponerte es una especie de combinació n de "quiero y espero", y un buen punto de


partida para comenzar es intentar cosas pequeñas a largo del día. Esto no só lo nos
proporcionará una valiosa prá ctica con evidencias inmediatas, sino que nos abrirá el camino
hacia nuevas y necesarias rutas de energía, que nunca habíamos abierto. Y cada nuevo camino
significa que está s recibiendo una mayor cantidad de energía procedente de la fuente, de la que
estabas recibiendo antes, así que el sentirte bien todo se volverá má s sencillo..., lo cual te pre-
para para producir una energía cada vez má s elevada..., lo cual a su vez..., etcétera.

Las intenciones diarias nos brindan nuevas alternativas para que la energía fluya má s
fá cilmente. Cuantas má s cosas intentamos, má s estamos usando la energía de alta frecuencia,
que muy pronto se convierte en un camino de doble sentido; es decir, cuanto má s usamos esa
energía, má s la recibimos. Esto crea una especie de cubierta protectora alrededor de nosotros,
semejante a un chaleco de seguridad que nos protege de caer en viejas creencias que continú an
atrayendo cosas que no queremos.

Yo recomiendo destinar siempre lo que me propongo durante el día a cosas pequeñ as.
Me propongo llegar a salvo a cualquier destino. Me propongo estar a tiempo y sentirme bien
por ello. Me propongo encontrar un lugar adecuado para estacionarme. Me propongo sentirme
bien con la ropa que llevo puesta. Me propongo cerrar la operació n que estoy tratando de
hacer. Me propongo mantener mi cuenta del banco con cierta cantidad de dinero, o quizá con
má s. Me propongo disfrutar de todo a lo largo del día (yeso no es cualquier cosa). Me propongo
contribuir a que mis clientes se sientan bien. Y; en tanto mi vá lvula se mantenga abierta
mientras expreso mis propó sitos, éstos siempre se cumplirá n.

En cuanto a otros asuntos má s grandes e importantes, si tu propó sito para ese día es
sentir alegría, no deberá s sintonizar un só lo programa en la televisió n que te inquiete. Si tu
propó sito es que te instalen la nueva cocina sin mayor problema, así se hará , a menos que
cierres la válvula debido a otra cosa. Si tu propó sito es terminar a tiempo la cena, observa lo
fá cil que es lograrlo.

En el caso de "quiero" má s grandes e importantes, si tú transformas cada uno de estos


"quiero" en una declaració n de propó sito, y te permites sentir el poder que hay detrá s de ello
como si fuera un gran ¡sí!, te asombrará s de lo que sucede.
"ME PROPONGO cambiarme el añ o pró ximo", significa "no tengo la menor idea de
có mo va suceder eso, pero sé que encontraré la forma, porque estoy decidido a lograrlo."
"ME PROPONGO tener una nueva relació n." .
"ME PROPONGO aprender a bailar salsa."
"ME PROPONGO tener una buena cuenta en el banco."
"ME PROPONGO encontrar la felicidad en todo lo que hago."
"ME PROPONGO hacer nuevos amigos".
"ME PROPONGO encontrar una conexió n espiritual má s profunda. "

Debes sentir la fuerza cuando hagas estas declaraciones. Siente la autoridad, la fuerza
del mando, la potencia muscular detrá s de la energía que sale de ti. Todo debe estar completo.
Pero ú salo con precaució n. Un propó sito es una dinamo en sí mismo, del cual no se debe
abusar y nunca convertirlo en un há bito ocioso.

ATRÉVETE A QUERER

Sin importar si lo llamas propó sito, o querer, decídete y hazlo.


Atrévete a querer. Atrévete a soñ ar. Atrévete a sacar del cló set tus viejos sueñ os, y a
sacudirlos. Concédete permiso para querer; de hecho, oblígate a querer. Entonces selecciona
algú n pequeñ o e intrascendente "quiero" y empieza a hablar de por qué lo quieres, hasta que
logres tirar de la palanca que lo convierta en sentimiento. Antes de que te des cuenta, tendrá s
manifestaciones físicas frente a ti, re lo puedo asegurar, y cuando eso suceda, se convertirá en
la noticia de ocho columnas.

Verifica qué es lo que te gusta y lo que te disgusta de tu vida actual. Luego, sobreponte
al sentimiento de culpa que te produce querer algo, y acelera el motor de ese "quiero" porque
hacerlo te proporcionará el impulso necesario; eso te traerá alegría; la alegría te traerá má s
"quiero" y en ese momento estará s creando deliberadamente. Tú eres el inventor y el rea-
lizador de todo; eres ambas cosas en una sola persona (no te preocupes por ser el ingeniero
diseñ ador hay una inteligencia infinita dentro de ti conectada que habrá de encontrar có mo
ensamblar una cosa. É se ya no es tu trabajo).

Desde luego, persigue cosas materiales para ti mismo, pero también solicita cosas
universales o intangibles tales como:
Quiero que la alegría irradie de mi corazó n.
Quiero que toda mi familia se sienta contenta.
Quiero saber que siempre todo marcha bien.
Quiero tener un mayor sentido de libertad.
Quiero saber que tengo alternativas.
Me propongo buscar má s opciones.
Me propongo confiar en que todo marcha bien en el mundo. Me propongo aprender a
crear deliberadamente.
Me propongo aprender a manejar la energía.
Me propongo darme cuenta de mi resistencia.
Me propongo darme cuenta de mis sentimientos.
Me propongo disfrutar de la vida al má ximo.
Me propongo divertirme má s.
Me propongo mostrarme má s entusiasta.
Me propongo tener una conexió n má s fuerte con mi fuente.

Lo importante es que te sobrepongas al mito de querer y hacerlo. Atrévete a querer


cualquier cosa que exista en este mundo que te produzca placer, porque querer es hacerse car-
go de las cosas.

Querer es crear. Querer -y manifestar en la realidad esos" quiero" - es cumplir con tu


razó n de ser. Y en ello se encuentra la verdadera riqueza de la vida.
CAMBIO DE ENFOQUE.
LEY DE ATRACCIÓN

Todo el proceso de la creació n deliberada es realmente sencillo, pero no siempre es


fá cil. Cuando menos, al principio. De hecho, me siento tentado a decir que es un fastidio. Sin
embargo, una vez que te des cuenta de có mo te está s enfocando, y có mo fluye tu energía, y
cuando compruebes lo evidente que son los resultados, se vuelve casi un juego. Bueno, “casi”.
Revisemos rá pidamente lo que hemos aprendido hasta ahora, antes de pasar a niveles
má s profundos, y repasemos qué tan lejos hemos llegado en los cuatro pasos de la creació n
reflexiva.
Hemos examinado detenidamente el paso uno:

Identifica lo que NO quieres.


Hemos examinado moderadamente el paso dos:
Identifica lo que QUIERES.
Hemos revisado ligeramente el paso tres:
Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero".
Ahora estamos llegando al meollo del paso tres, a la parte difícil: aprender cómo
sentirse bien respecto de algo que quieres y no tienes. Esto es un cambio dramá tico de
paradigmas, de la forma comú n de pensar es parte de la nueva conciencia.

Mejorar ú obtener lo que deseamos en nuestra vida, implica cambiar. Para lo cuá l
tenemos en contra los há bitos y creencias del pasado. No todo lo aprendido ha sido malo, hay
cosas que cumplieron su objetivo y en el presente son un lastre que necesitamos eliminar ó
cambiarlas por otras, así como requerimos adquirir otras nuevas.

Esto es requisito previo para usar todo el poder que encierra la Ley de Atracció n. Es la
razó n de éste capítulo; entender que hay modos de pensar y actuar aprendidos que tendremos
que eliminar, que está n bloqueando la manifestació n en nuestra vida lo que queramos.
Los pensamientos que te han traído hasta aquí, no
son los mismo que necesitas para llegar a otra parte
Stephen Covey.

Al igual que yo, sabes que nuestra forma má s comú n de pensar es má s o menos así:
"Cuando suceda tal o cual cosa, entonces podré ser feliz", o "cuando tenga el cuerpo adecuado,
entonces podré sentirme bien conmigo mismo". "Cuando gane má s dinero, entonces me
liberaré del estrés". Esta vieja práctica podría llamarse el síndrome de cuando-esto-pase-seré-
feliz. Sin embargo, ha sido precisamente ese modo de pensar lo que ha vuelto tan difícil nuestra
vida.
Cuando las circunstancias no nos favorecen (lo cual ocurre la mayor parte del tiempo),
nuestra primera reacció n es, por lo general, buscar remedios físicamente agresivos para tratar
de liberarnos, repararlo, o corregirlo. Despué s de todo, somos criaturas físicas. "¿No te gusta
eso? No hay problema". ¡Vamos, lo ú nico que tienes que hacer es: arreglarlo!.

Pero si lo que queremos realizar no puede arreglarse, o parece demasiado complicado


para poderlo cambiar, o demasiado abrumador para lograr a tiempo otro formato que nos
convenga, nos sentimos disgustados y frustrados, y tú ya sabes có mo repercute esa actitud en
la energía que produce nuestro disgusto y nuestra frustració n: atraemos má s de todo aquello
que tratamos tan desesperadamente de corregir. Por eso hay personas con el paradigma de
que la vida es un sufrimiento, ó aquel de: El que sabe de amor, sabe lo que es sufrir ¡¡!!, desde
Adá n y Eva fuimos condenados a lograr lo que quisiéramos con el fruto de arduo trabajo y el
sudor de nuestra frente; no, no, no. La vida es oportunidad, es crear, es trascender, no vinimos
a sufrir, el problema es que no hemos entendido que hoy tenemos la oportunidad de ser
coparticipes de la creació n y que depende de lo que creamos de ella, es lo que vamos a obtener;
de aquí que si crees en el amor, en la salud plena, la abundancia, la justicia, corres el altísimo
riesgo de verlo realizado en tu vida. Por eso no es coincidencia que estés leyendo este material.
Porque tu guía interior te ha acercado a la invitació n al cambio, de ti depende aceptarla ó no.
La pelota esta en tu cancha.

ELLA EMPEZÓ "DE CERO"


Liz, mi amiga de la universidad, había vivido con su esposo, durante añ os, en un á rea
residencial de la ciudad. Se ocupaba de sus dos hijos y trabajaba como voluntaria para algunas
organizaciones humanitarias.
Cuando su esposo Luís murió , Liz se enfrentó a la tarea de tomar algunas decisiones
muy difíciles. Tenía tres décadas de no trabajar fuera de su casa, pero era absolutamente
necesario que ganara algo de dinero. La familia se había mudado a una nueva casa muy grande
apenas tres añ os antes de la muerte de Luís, una casa que requería de pagos mensuales muy
altos, pero que había sido comprada con un enganche muy bajo, de tal modo que venderla para
comprar otra casa má s pequeñ a, que requiriera de pagos mensuales menores, no era una
buena opció n ya que, con una transacció n así, se perdería mucho dinero. La peor parte del
asunto era que Luís había dejado un seguro de vida muy pequeñ o.
De repente, Liz se encontró en una situació n muy difícil. Si vendía la casa, no le
quedaría dinero suficiente como para poder comprar otra. Los hijos se habían ofrecido a
ayudar, pero eso só lo le proporcionaría un alivio temporal. El ú nico talento que Liz poseía era
su habilidad para pintar. Era una artista consumada en la técnica de la acuarela y hacía unos
cuadros preciosos de paisajes. Nunca había vendido mucho, excepto entre sus amigos, pero
ahora se encontraba ante la tentadora posibilidad (ademá s de la necesidad) de convertirse en
una pintora profesional de tiempo completo. Como es una mujer muy valerosa, decidió
lanzarse de lleno a su nueva profesió n, a pesar de las protestas de sus hijos, quienes insistían
en que buscara un trabajo má s tradicional, como el de vendedora en una tienda departamental.

Entre lo que Luís había dejado, unos cuantos ahorros, y lo que sus hijos le pudieron
prestar, Liz había reunido el dinero suficiente como para sobrevivir aproximadamente un añ o.
Pero cada vez que hablá bamos, me decía: "Caramba, no he vendido nada todavía. No sé si esto
me vaya a funcionar o no. Tengo que vender algú n cuadro pronto, o no sé qué voy a hacer".
Liz no estaba estudiando el flujo de la energía, ni le interesaba hacerlo. Escuchaba
atentamente mis sugerencias, no siempre muy amables, de que dejara de enfocarse en su
actual situació n negativa (la falta de ventas) y empezara a concentrarse seriamente en lo que
quería y en có mo la hacía sentir ese deseo. Hablamos una y otra vez, y el mismo nú mero de
veces, Liz me dijo: "No creo que pueda soportar esta situació n mucho tiempo má s. Me estoy
poniendo tan nerviosa que no puedo siquiera concentrarme en lo que estoy pintando. ¿Qué voy
a hacer? Estoy aterrada".

Un día no pude resistir má s y actuando con verdadero "amor apache" hacia una
queridísima amiga, empecé a hablar en voz baja, lenta y muy firme. "De acuerdo, amiga mía, si
quieres hundir tu propio barco, está bien. Yo me lavo las manos. Disfruta tu desgracia, pero no
vuelvas a llamarme para contarme tus problemas. Tú podrías darle la vuelta en un santiamén
si dejaras de quejarte, así que cuando estés lista para ello, llá mame. Y lo digo en serio, no má s
llamadas, hasta que estés lista para tomar el control". Me sentí como un villano, pero me
negaba a convertirme en un eslabó n má s de su Cadena de Dolor.
Durante tres semanas, se mantuvo en silencio mi conexió n telefó nica con ella. Cuando
llegó la llamada, sentí ganas de llorar: "Está bien. Tú ganas. Me doy por vencida. ¿Qué tengo
que hacer?". Primero la hice hablar de todas las cosas que no quería. Eso fue fá cil: no quería
perder la casa, no quería perder el respeto de sus amigos y de sus hijos, ni la oportunidad de
pintar profesionalmente.

Entonces, empezamos con los "quiero", uno por uno. Nos centramos primeramente en
la casa, que era lo má s apremiante y continuamos con todo aquello para lo que requería dinero.
Liz no podía hablar de nada má s porque en el dinero era en lo que había estado pensando todo
el tiempo. Sus cuadros no se estaban vendiendo, así que todo el dinero se había estado yendo
en la direcció n equivocada..., ¡y se había acabado! "Muy bien, Liz, lo primero que tenemos que
hacer es que te sientas bien, para que vibres de manera diferente."
"¿Sentirme bien? ¿Bromeas? ¿Có mo puedes esperar eso de mí, cuando estoy perdiendo
todo lo que Luís y yo logramos reunir durante toda la vida? Por eso te estoy llamando, para que
me digas có mo puedo vender mis pinturas. Si empezaran a venderse, todo se arreglaría y yo
me sentiría tan bien como quieres que me sienta."

É se era precisamente el problema. Todo lo que Liz podía ver frente a ella era la
carencia de lo que quería. Cuanto má s miraba a su alrededor lo que no tenía y todo lo que
parecía que no iba a llegar nunca, peor se sentía. Y cuanto peor se sentía, má s
desesperadamente corría en círculos, y cuando trataba de cambiar las cosas, se sentía peor y
menos se vendían sus cuadros. Estaba enfocada entera y continuamente en las sombrías
condiciones del momento, creyendo que eran la suma total de su realidad. Los hechos eran
hechos. Su intento de sostenerse ella sola; por medio de su trabajo artístico, no estaba funcio-
nando. "Tengo que enfrentarme a la realidad", me dijo suspirando con resignació n.

Pero yo insistí, y finalmente logré que aceptara que hablá ramos sobre por qué quería
conservar la casa, aunque a ella le pareció que era un enorme disparate hablar en esos mo-
mentos sobre có mo se sentía al respecto. "Muy bien, muy bien, quiero conservar la casa para
no tener que mudarme." (É se era un "no quiero", pero decidí no confundirla con esos detalles.)
"¿y por qué no quieres mudarte?". De pronto, pareció suavizarse al decir: "Bueno,
porque Luís y yo amamos este lugar y siento que mientras viva yo aquí, él seguirá a mi lado".
(Su resistencia a sentir energía positiva parecía disminuir). "Nada de esto tiene que ver con
có mo me siento..., excepto cuando Pienso có mo voy a pagar las deudas." Poco a poco, Liz
comenzó a trabajar má s en su amor por la casa, hasta que oí en el tono de su voz un
sentimiento de alegría. Se estaba sintiendo bien y algo má s: su válvula comenzó a abrirse por
completo.
-iLiz detente! Justo en este momento quiero que sientas lo que está s diciendo.
-¿Qué quieres decir?
-¿Có mo te sientes con lo que me está s diciendo? -Bueno, ¡maravillosamente, desde
luego! Me siento protegida, cuidada... ¡Dios mío, me siento segura! ¡Oh, sí! ¡Me siento contenta y
segura!
-¡Bien! ahora, mantén ese sentimiento. ¿Lo tienes? -Sí, ya lo tengo.
-Se siente bien, ¿verdad?
-Seguro, se siente sensacional.
-Muy bien. Desde ese lugar de seguridad, desde ese sentirte tan bien, piensa có mo te
sentirá s cuando puedas pagar la casa con toda facilidad. No te preocupes de có mo vas a hacerlo.
No te preocupes si no puedes hacerlo ahora mismo. Hacia dó nde vayas no tiene nada que ver
con punto en el que está s ahora. ¡Nada! Tienes que recordar eso. Esta condició n en la que te ves
ahora no significa nada. De una vez por todas, cambia tu enfoque y retira tu atenció n de eso
porque no te está permitiendo llegar a donde quieres ir. ¿Lo entiendes?.
-Creo que sí, pero, ¿có mo?
-iNo te preocupes por el có mo! Tu ú nico trabajo es encontrar formas de sentirte bien, y
olvidar todo lo malo que está sucediendo. Trata de encontrar formas de sentirte un poco mejor,
y un poco mejor, y un poco mejor, hasta que te sientas completo, cuando te sientas completa-
mente bien, en ese momento piensa en hacer con facilidad esos pagos de tu casa. ¿Puedes hacer
eso?
-No sé...
-Muy bien, ¿Có mo te sientes al saber que puedes hacer esos pagos?
-¡Sensacional!
-Por supuesto. Piensa en la gran emoció n de vender tus cuadros, pero no lo hagas desde
el sitio: "Tengo-que-hacerlo; tengo-que- hacerlo", sino con un: "¡Lo ESTOY haciendo!". Al
pensarlo desde esa perspectiva, ¿có mo te sientes? Aquí hubo una larga pausa. Entonces me
dijo:
-Oh, caramba, má s libre que nunca. ¡Me siento en el cielo! -¡Muy bien! ¡É se debe ser el
sentir! Eso es lo que quiero que continú es haciendo..., siente así las cosas..., todo el tiempo. Liz,
deja de enfocarte en las condiciones negativas actuales. Deja de mirarlas, deja de pensar en ellas,
eso só lo te hace sentir peor. Tienes que recordar que tu ú nico trabajo es sentirte bien. ¡Punto!
Entonces, deja que el universo se encargue de lo demá s.
Liz se sintió tan maravillosamente bien al pensar en su casa y en có mo Luís y ella la
habían amado, que pudo recrear ese sentimiento con toda facilidad. De cualquier modo, fue así
como ella empezó .
Transcurrieron tres meses y el pago de una cuenta de teléfono que habría matado a
cualquiera. Al final de ese tercer mes (que coincidió precisamente con el final del añ o que Liz
se había puesto originalmente como plazo para demostrar que podía ganarse la vida
pintando), mi amiga no só lo había vendido suficientes cuadros como para quedar protegida
por algú n tiempo má s, sino que tenía un entusiasta promotor de obras de arte que le estaba
ayudando a preparar su primera exposició n en su ciudad, y había recibido como adelanto una
cuantiosa suma de dó lares, para pintar un pequeñ o mural en un edificio de oficinas privadas.
Liz entendió el mensaje y ahora es muy cuidadosa respecto de la energía que produce y
que fluye de ella. En realidad, no estoy muy segura de quién de nosotros dos se sintió má s
emocionada con el resultado.

NUESTROS QUERIDOS PROBLEMAS


Liz había estado haciendo lo que hacemos todos: dar vueltas y vueltas, como pollo al
rostizado, mientras trataba de arreglar las circunstancias del momento que la asustaban. Como
una persona que se está ahogando y que lucha con el salvavidas, cuanto má s se asuste y má s
desesperada se sienta, má s difícil le resulta combatir la energía negativa para encontrar formas
de remediar su situació n.
Liz, miraba el desastre en el que estaba metida (sus desastrosas condiciones), todo lo
que le disgustaba, y se preguntaba con desesperació n có mo cambiarlas por medios físicos
"normales" y cuanto má s trataba de arreglar las cosas, má s energía negativa producía y má s
empeoraba todo. Hacia cualquier sitio que volteara, dentro del agujero negro en el que se había
metido y que consideraba su realidad, no veía má s que cosas sombrías.

A todos nos ha sucedido. Cuando las cosas se ponen difíciles, o nos dedicamos a
lamentamos por lo que sucede, o nos apresuramos a buscar formas de ejercer el control sobre
los dañ os causados. Se trata de arreglar las cosas, de mejorarlas, de rectificar los posibles
errores. Quién de nosotros no ha murmurado: "Si só lo pudiera cambiar las cosas, ¡todo estaría
mejor!".
Nos encanta arreglar cosas, estamos adecuadamente entrenados para responder a las
condiciones que aparecen frente a nosotros. Pero arreglar las cosas es resistirse a nuestra
energía natural. Arreglar las cosas es una válvula cerrada. Arreglar las cosas es producir
energía negativa.
El reto es desviar el enfoque del objeto que nos causa ansiedad o enojo, y sustituirlo
por un sentimiento má s feliz de lo que queramos. En otras palabras, necesitamos dejar de arre-
glar y empezar a sentirnos bien.
Por ejemplo, supongamos que el techo de tu casa está viejo y necesitas cambiarlo, pero
no tienes el dinero para hacerlo, al menos por el momento. No obstante, se acerca la
temporada de lluvias y el problema se vuelve apremiante. Ademá s, tienes problemas con el
automó vil y el pago de impuestos atrasados. Por tanto, está s en un bache de condiciones
desagradables, ninguna de las cuales te va a hacer sentir particularmente feliz cuando pienses
en ellas. Pero si piensas en ellas, y sigues pensando en ellas de cualquier modo, desde luego, se
volverá n má s grandes.
Todas esas condiciones negativas a las que llamamos cariñ osamente "problemas", no
son má s que molestos "no quiero", pero tan comunes para todos nosotros, que forman parte de
nuestro mundo, los asumimos como si fueran una parte de la vida. De hecho, los llevamos
como placas de identidad, una especie de reconocimiento en el lamentable juego de quién
puede ser la peor víctima. Y; naturalmente, cuanto má s nos lamentemos o nos jactemos de
ellos, má s grandes se volverá n.

Algunas condiciones negativas son problemas serios, otras son simplemente molestias
menores; sin embargo, sin importar lo que sean, todas prevalecen en nosotros y contaminan
cuanto hacemos, hasta que se vuelven una forma de vida. No obstante, las condiciones
negativas no son má s que el resultado de nuestro enfoque en el pasado..., y de nuestros
sentimientos..., y la energía fluye. Eso es todo lo que son. El fluido de energía negativa fue la
causa, y las condiciones desagradables son el efecto.
Só lo hay una forma de detener el desastre que hay en tu vida, e impedir que se vuelva
peor: deja de enfocarte en los problemas. Si puedes aceptar -desde lo má s profundo de tu ser-
que tus problemas no son causados por tu pareja, tus inquietos hijos, los impuestos que tienes
pendientes, o el alcohó lico que te encontraste en la calle, entonces tendrá s la oportunidad de
borrarlos de la misma forma en que los atrajiste: mediante tu fluido de energía. Só lo que esta
vez a través de una vibració n realmente diferente.

No voy a ir en contra de nadie. Este asunto es muy complicado. Empezando por -y


respondiendo a lo que tenemos frente a nosotros es como actuamos, lo que hacemos. Para
cambiar eso, es necesario renunciar a nuestros queridos derechos a tener -y sufrir por ellos-
nuestros preciosos problemas.
Bueno, no temas. Mientras seamos seres físicos, siempre tendremos que enfrentamos a
condiciones que no nos gusten, ni queramos (de otro modo, estaríamos viviendo en Similitud -
CAAP. 95- ), así que siempre habrá muchos problemas a nuestro alrededor, en los cuales
puedes enfocarte si quieres sufrir ocasionalmente e inundarte de energía negativa (como
confieso que a mí me gusta hacer de cuando en cuando). Pero nuestra meta ahora es cambiar la
forma en la que reaccionamos ante las condiciones no deseadas, para que dejen de ser el punto
central de nuestras vidas.

NUNCA, NUNCA TE ENFRENTES A LA REALIDAD


Debido a nuestra educació n y a ciertas actitudes que nos han sido transmitidas a lo
largo de incontables generaciones, creemos que lo que estamos viendo y lo que estamos
experimentando en este momento, es la forma en la que tienen que ser las cosas, hasta que
encontremos una manera distinta, ya sea de erradicar lo que nos molesta, o de aceptarlo. Lo
podemos ver, seguramente lo estamos experimentando, así que eso significa que se ha vuelto
real. Y; sin embargo, la realidad -real no es má s que el resultado de la forma en la que estamos
produciendo y haciendo fluir nuestra energía.

Por ejemplo, digamos que está s viviendo en un cuerpo que no te gusta mucho. ¿Tú
llamas a eso realidad, lo que significa que no puede cambiarse y debe ser aceptado? O digamos
que está s viviendo en una precaria situació n econó mica que está afectando tus ingresos. ¿Tú
llamas a eso realidad; es decir, a una situació n potencialmente desastrosa sobre la cual no
tienes control?.
"Así es la vida, ¡acéptalo!"
"Así son las cosas."
"No puedes pelear contra el gobierno."
"Deja de golpearte la cabeza contra la pared."
''Así es el mundo."
“Aprende a aceptar la vida en sus propios términos."
"En la vida de todos hay un poco de sufrimiento".
"Baja de las nubes y pon los pies en la tierra"
"La vida no es justa."
“Hay que sufrir para lograr lo que uno quiere”.
"Abre los ojos y enfrenta la realidad."
“No todos nacimos para ser ricos, a ti te toco una familia pobre, acéptalo”
“La vida es un reto”.
¿Alguna te sonó familiar? He aquí lo esperanzador: no tenemos que enfrentarnos a
nada, ni soporta nada. Todo lo que tenemos que hacer es aprender a que nuestra
energía fluya en forma diferente, porque nada -nada- afecta a nuestra experiencia,
excepto la forma en que fluye nuestra energía. ¡NADA!

Con algunas cosas de nuestra vida, las que nos parecen agradables, nuestra vá lvula se
abre de manera natural. Debido a que estas condiciones nos satisfacen, nuestra energía positiva
atrae más cosas positivas.
Pero cuando damos prioridad a la gran cantidad de condiciones negativas (problemas)
que nos rodean, nuestra válvula se cierra bruscamente. La conexió n con nuestra energía original
apenas alcanza para que respiremos, y no reconoceríamos la vibració n de alegría aunque nos
golpeara la cara.
Estamos molestos con esto, furiosos por aquello, preocupados por lo de má s allá , nos
preguntamos có mo corregir esto, nos quejamos de aquello, tememos sabe Dios qué, estamos
deprimidos por todo y vibramos con tantas corrientes de incesante energía negativa todo el
tiempo, que es sorprendente que a pesar de todo tengamos siquiera algunos momentos de
alegría.

Só lo porque está s viviendo la realidad de una época en la que el trabajo escasea, no


significa que no puedas conseguir un empleo sensacional.
Só lo porque las casas no se está n vendiendo, no significa que no puedas atraer un buen
cliente que se sienta encantado de comprar la tuya.
Só lo porque tu cuerpo no es tan fuerte como el de otros, no significa que no puedas
lograr la fortaleza suficiente para ganar la carrera de los 400 metros.
Só lo porque tú nunca has incursionado en ese á mbito, no significa que no puedas tener
la habilidad que se requiere para triunfar en él.
Só lo porque nunca has podido dejar de fumar, no significa que no puedas tener la
disposició n para dejar de hacerlo hoy mismo.
Só lo porque te has divorciado dos veces, no quiere decir que estés condenado a otra
relació n catastró fica.
Sin importar en qué desastre (o en qué felicidad) estemos viviendo en este momento,
ya sea como individuo, familia, nació n o planeta, ese desastre es el resultado, ú nico y directo,
de có mo nos hemos estado sintiendo -y del fluido de energía que hemos estado produciendo-
ayer, antes de ayer y los añ os anteriores también. La Ley de la Atracció n no funciona un poco
aquí y un poco allá . Simplemente es para ti, para mí, para el cosmos. Atraemos magnéticamente
lo que vibramos, y nosotros creamos todo, desde las defensas sumidas del auto hasta las
guerras globales.

Así que, a partir de este momento, nunca, jamá s aceptes la realidad como algo a lo que
debes resignarte. Lleva tus pensamientos má s allá de lo que está frente a tu nariz, má s allá de
lo que no te guste, y coló calos exactamente en lo que te gustaría que sucediera. Si no lo haces
así, eso que tú llamas realidad no cambiará nunca. Cierto, habrá algunas cosas desagradables
que está n claramente frente a ti en este momento, o que te está n amenazando, o que parecen
no tener solució n, pero recuerda que no están grabadas en piedra. No deben tolerarse, ni
siquiera un poco.

La realidad desagradable no es más que un efecto causado por flujo de energía


negativa. Podemos vivir con esos efectos y sufrir con ellos, o evadirlos y tratar de que no nos
afecten.

CONSEJOS PARA CAMBIAR EL ENFOQUE


Cuando eras pequeñ o, ¿nunca saltaste en la alberca de un trampolín muy alto?
¿Recuerdas esa vez en que subías a lo alto..., y má s alto..., y má s alto? Cada paso parecía llevarte
má s lejos del sitio seguro; pero, aunque estabas un poco asustado, seguiste subiendo.

Finalmente, llegaste hasta lo alto de la escalera y caminaste lentamente hasta la orilla


del trampolín. El corazó n te latía con tanta fuerza que apenas podías escuchar los gritos de los
niñ os que estaban abajo, animá ndote a que te lanzaras. El agua te parecía estar a kiló metros de
distancia. Tú no querías lanzarte en realidad, pero, al mismo tiempo, ansiabas hacerlo. Algo en
ti sabía que esa era una hazañ a, el momento má s genial que vivirías, pues si lo lograbas, si
lograbas lanzarte al agua, nunca volverías a ser el mismo. Saltaste. ¡Que emoció n! Lo hiciste.
Y realmente, tu vida cambió para siempre.
La parte má s difícil de lanzarse en un clavado así, es saltar. Lo mismo sucede con el
há bito de enfrentarse a un problema tras otro (porque eso es lo que son realmente los
problemas...: há bitos). Enfrentar los problemas es obligamos a liberar la preocupació n que nos
produce. He aquí de qué manera:

Tú no tienes que cambiarlo. ¡Sólo tienes que dejar de enfocarte en ello!


¿Es difícil hacerlo? ¡Sí! ¿Puede hacerse? ¡Claro que sí! Pero tienes que empezar en algú n
lugar y ese "algú n lugar" es una decisió n que, de algú n modo, va a cambiar tu enfoque. Só lo
entonces empezará s realmente a hacerlo; y el cambiar tu enfoque hacia algo má s agradable
hará cambiar también tu energía. Es imposible resolver un problema en la misma frecuencia en
la cual fue creado. Así que tienes que tomar una decisión en tanto el problema continúe contigo, y
es la de cambiar la frecuencia. Cuando eso suceda, ese problema dejará de ser el punto
central de tu vida, como una cortada en el dedo, que sabes que está ahí porque te duele
cuando piensas en ella, pero no permites que ese pequeñ o dolor controle tu vida diaria. Tú
sabes que la herida sanará y que desaparecerá , y así ocurrirá aú n sin que hagas nada por que
cierre la herida.

Só lo recuerda que la parte má s importante para cambiar las condiciones no deseadas


es simplemente: no tienes que cambiar nada, lo que tienes que hacer es dejar de pensar en ello.
Todo lo que se necesita es que estés dispuesto a dar el salto.

CONSEJO 1: Cambia el enfoque. ¡Ahora!


En el momento en el que reconozcas que te está s enfocando en la direcció n que echa a
andar tu motor-de-la-preocupació n (o de la culpa, o de la vergü enza), busca algo má s, cualquier
otra cosa en la cual pensar, algo que te haga sentir, aunque sea ligeramente, mejor de lo que te
está s sintiendo ahora. ¡Y encuéntralo ahora mismo!
Cambia tus pensamientos y dirígelos hacia tu pareja (si tienes una relació n buena),
hacia tu casa, hacia una canció n, hacia tu perro, hacia tu nueva camisa, hacia un helado de
chocolate, hacia hacer el amor, hacia tus pró ximas vacaciones, tus ú ltimas vacaciones, un
restaurante especial, tu hijito dormido, hacia ¡CUALQUIER COSA! Oblígate a hacerlo; y quédate
ahí hasta que puedas sentir que tu estado de ánimo empieza a modificarse -lo que significa que
la vibració n de tu energía ha cambiado-, sin importar qué tan lentamente lo hagas. .
Una vez que cambies tu forma de sentir, empieza a hablar de lo que quieres, en la
medida en que te sea posible (pero fíjate que sea un "quiero", y no un "no quiero") en lugar de
pensar en lo que no deseas. En cuanto lo consigas, tu enfoque dejará de estar centrado en la
situació n adversa, en su lugar empezará a funcionar tu motor de propó sitos y habrá s abierto tu
válvula lo suficiente como para que funcione. Y; por favor, no te preocupes de que el "quiero"
que utilizaste como sustituto parezca imposible de realizar. Só lo concéntrate en él y olvídate
del "có mo lograrlo".
Si por alguna razó n no puedes adentrarte en el sentimiento propositivo del "quiero",
no te preocupes. Só lo mantén tu enfoque en el sentimiento de algo agradable tanto tiempo
como te sea posible. Cuanto má s tiempo (y má s frecuentemente) puedas mantenerte en la
frecuencia má s alta, con mayor rapidez empezará a disiparse lo que no deseas. Por el contrario,
cuanto má s retengas tu enfoque en lo que te molesta, má s tarde logrará s permanecer en la
frecuencia adecuada.

CONSEJO 2: Elimínalo hablando con suavidad. ¡Ahora!


Si piensas que no puedes dejar de enfocarte en algo negativo, intenta hablar con
suavidad contigo mismo, en voz alta si es posible, como lo haría una madre o un padre
amoroso al consolar a un niñ o. Dite a ti mismo todas las cosas reconfortantes que un pequeñ o
quisiera oír: que todo va a salir bien, que las rosas están en proceso de cambiar, que tú siempre
has estado a salvo y seguirá s está ndolo, que tú no tienes nada que temer.
Continú a hablá ndote cariñ osamente todo el tiempo que sea necesario, para que sientas
ese sutil pequeñ o cambio y percibas có mo tu resistencia a adentrarte en las energías má s ele-
vadas empieza a disminuir. Te está s relajando hacia el bienestar; se reduce tu resistencia a la
energía de la fuente original de la vida, y está s eliminando tus inquietudes. Permanece así tanto
tiempo como puedas, con el enfoque fuera de aquello que te perturba.

CONSEJO 3: Habla con firmeza. ¡Ahora!


Esta es una poderosa, y a la vez amorosa, forma de hablar... (en voz alta)..., a ti mismo,
lentamente. Pero he aquí el secreto: tienes que ser convincente, y no juzgar. Jamás, nunca,
nunca te juzgues cuando descubras que está s enfocá ndote en una situació n que no deseas.
Lo que necesitas es empezar con un razonamiento enérgico en el que te señ ales a ti
mismo, con determinació n, lo que sucederá si continú as enfocá ndote y enfureciéndote por ello
en lo que no quieres. Entonces, repítete a ti mismo también, sabiendo-que-es-un-hecho, lo que
sucederá cuando cambies tu enfoque y tu vibració n. .
"Mira, Charly, tú te metiste en este lío y tú vas a tener que encontrar una forma de salir
de él. Pero si vas a quedarte en este estado de ánimo y a seguir renegando todo el día, la si-
tuació n só lo va a empeorar. Así que deja de compadecerte y encuentra alguna forma, aunque
sea tonta, de sentirte bien. ¡Demonios!, sí, ya sé que no tienes ganas de sentirte bien en este
momento, pero...".
¿A quién le importa si tú crees eso o no? Disimula hasta que logres sentir el cambio en
el lugar del sentimiento, ese cambio sutil en tu energía.
É sta es una estrategia de ló gica pura. Aunque yo la uso a menudo y siempre me hace
sentir mejor, me he dado cuenta de que generalmente tengo que dar un salto hacia atrá s y
emplear otra técnica para lograr echar a andar a toda velocidad el motor de "sentirte bien" y
conseguir calmarme. Eso es lo que yo hago. Tú haz lo que necesites para llegar al mismo
estado.

CONSEJO 4: Haz algo divertido. ¡Ahora!


¡Usa tu cuerpo físico! Ponte a caminar, encera tu automó vil, cepilla a tu gato, có mprate
un traje nuevo, hornea un pastel, juega poker, arregla tus flores, ve al cine, cualquier cosa que
te permita desviar tu enfoque de la condició n adversa, y suavizar tu estado de ánimo para
producir esa energía má s elevada. Una vez que sientes que el cambio se ha producido, comien-
za a hablar en voz alta, suavemente al principio, sobre lo que quieres que suceda, en lugar de lo
que no deseas que ocurra.
Con cualquiera de estos consejos, ten siempre en cuenta la vieja expresió n: "Simúlalo,
hasta que se vuelva real". Enfó cate en algo má s, habla cariñ osamente, habla con firmeza, diviér-
tete, disimula, pero el asunto es que debes hacerlo en el momento mismo en el que te percates
de que tu atenció n está concentrada en algo que no deseas, y permanece ahí hasta que tu sentir
cambie totalmente. ¡y cambiará!

LAS CONDICIONES NO SIGNIFICAN NADA


Una vez que hayas modificado tu enfoque y que hayas empezado a abrir, aunque sea un
poco, esa vá lvula oxidada, estará s preparado realmente para sacar a la luz tus "quiero" y para
sentirte feliz por ello.
El cambio de enfoque significa que está s lejos de lo desagradable. Ahora estás
concentrado en el agradable "quiero". Si al principio lo ú nico que puedes lograr es sentir só lo
un ligero bienestar respecto a tu "quiero", está bien. Cuando logres tener abierta tu vá lvula el
20 por ciento del tiempo enfocá ndote en tu "quiero", ¡podrá s celebrarlo! Ya está s en la direc-
ció n correcta, lo cual significa que has logrado evitar vibrar el 100 por ciento del tiempo sobre
la cuestió n adversa, sea la que sea. Poquito a poco esa gran carga de energía que creó la
situació n negativa estará siendo desplazada y sustituida por vibraciones de energía positiva,
porque se ha abierto la válvula.

Muy pronto podrá s vibrar algo así como el 50 por ciento respecto de lo negativo y el 50
por ciento en algo má s agradable. Ahora realmente estará s tomando el control de tu vida, lo
que deseas cambiar comenzará a aparecer por todas partes.
¡Ah!, pero la verdadera diversió n empieza cuando llegas al punto de cambiar energías
instantá neamente en cuanto te das cuenta de que éstas se han vuelto negativas. Entonces
habrá s logrado saltar al 60-40 (60 por ciento con altas frecuencias y 40 por ciento en forma
"normal") y finalmente llegar al 70-30, o hasta el 80-20. En ese momento, exactamente frente a
tus ojos, empezará s a notar nuevos acontecimientos, personas y circunstancias que aparecerá n
en tu vida como por arte de magia, una tras otra, para crear los nuevos acontecimientos que
tan profundamente deseabas. No está mal, para haberlo logrado con só lo sentirte bien.
Só lo recuerda que la rapidez con que tu "quiero" se haga realidad dependerá
directamente de la rapidez (y la constancia) con la que puedas DESCONECTAR tu enfoque en lo
que te está manteniendo en una vibració n negativa, y CONECTARLO en donde quieres estar.
Sin importar lo terrible que pueda parecerte tu situació n por el momento, no es permanente ni
está pegada a ti. Só lo tienes que decidir lo que quieres en su lugar, y adentrarte en la frecuencia
de "sentirte bien", que favorecerá la creació n de cosas má s positivas.
Y por favor, no te martirices porque tienes muchos problemas, ni trates de resolverlos
todos a la vez, intentando proyectar una variedad de "quiero" increíbles. Todos nos hemos
involucrado en mú ltiples desastres personales; con un poco de prá ctica sobre có mo controlar
nuestro flujo de energía, podemos salir de ellos. ¡Te lo garantizo!
Insiste en que hará s todo lo que sea, todo lo que puedas, para encontrar -y conservar-
toda la energía necesaria para "sentirte bien". Y recuerda, el ú nico poder que tienen las cir-
cunstancias negativas sobre nosotros es el que nosotros mismos les demos. Es entonces
cuando nos sentimos atrapados y, francamente, lo estamos.
Pero ninguna circunstancia está fuera de tu control. Lo que está sucediendo en tu
mundo en este momento, no significa nada. Es só lo un resultado, eso es todo lo que es. Sin im-
portar lo terrible que te parezcan las circunstancias, siempre podrá s producir y dejar fluir
energía de "sentirte bien" -y hasta de "sentirte mejor"- en torno a ellas, para cambiarlas. Si
aceptas eso desde lo má s profundo de tu ser, el resto de esta creació n reflexiva será real.
EL SÍNDROME DEL LLANERO, SOLITARIO
Me ha tomado má s tiempo del que hubiera querido llegar a darme cuenta de que no es
"hago-hago-hago", lo que ha marcado alguna diferencia en mi vida, sino que es la forma en que
fluye mi energía. Siempre había creído que la acció n era la palabra má gica, y que nada me
llegaría sin esfuerzo y empeñ o de mi parte.
La verdad es que, sin importar lo que pretendamos corregir, todas las cosas
desesperadas que creemos poder llevar a cabo incidirá n muy poco en nuestras experiencias. Y
no importa lo que hagamos, ni cómo, ni cuánto hagamos, ni con cuá nta frecuencia, pues la
mayor parte de lo que hacemos se inicia con energía negativa y caprichosa, y no como una acti-
vidad creativa, con energía positiva.
Cuando enfrentamos una situació n que no nos gusta, de acuerdo con nuestra
naturaleza, hacemos cualquiera de estas dos cosas: "levantamos las manos" con frustrada
resignació n, aceptando nuestro destino, o saltamos en nuestro hermoso caballo blanco, como
el Llanero Solitario, y nos lanzamos al galope con los ojos vendados (si no es que con un
antifaz) por el camino, gritando: "¡Venga, Silver, vamos adelante!", en busca de alguna acció n
heroica que nos permita sobreponemos a la enorme injusticia que ha caído sobre nosotros. De
cualquier modo, lo ú nico que estamos haciendo es amplificar lo que nos gustaría eliminar de
nuestra realidad.

Así, pues, analicemos esta acció n. A las acciones desesperadas yo las llamo el síndrome
del Llanero Solitario, pues no son má s que la necesidad compulsiva de hacer muchas cosas a la
vez para pretender solucionarlas todas. Y ésas son, precisamente, las actividades que
realizamos con la vá lvula cerrada.
Casi todo el mundo estaría de acuerdo en que só lo al "hacer" suceden las cosas. Cuando
estamos frente a un problema, enseguida manifestamos el síndrome del Llanero Solitario y
buscamos con desesperació n las mejores formas de vender má s, de ganar má s, de realizar má s,
de arreglar má s cosas. Arreglar, arreglar y arreglar. 'Y, sin embargo, la creació n reflexiva
requiere de que produzcamos y dejemos fluir energía para atraer, en lugar de ir contra la
corriente, lo cual corresponde al síndrome del Llanero Solitario.
Actuar bajo la influencia de este síndrome nunca funciona. No es posible que emplees
tus energías para fluir en las acciones de otras personas, a menos que tus vibraciones reci ban
una invitació n previa; y, al contrario, nadie puede introducirse en tu mundo, a menos que lo
hayas invitado con tus vibraciones. No puedes arrastrar algo sin importar hacia dó nde, y
esperar obtener los resultados que realmente deseas, sin importar qué tan fuerte lo arrastres.
¿Eso significa que dejemos de intentarlo? Por supuesto que no. Só lo debemos sustituir,
con cierto grado de inspiració n, unas vibraciones por otras para evitar hacer cosas inú tiles y
dejar de reaccionar ante cualquier circunstancia con angustia. De ese modo, con nuestra
atenció n enfocada con entusiasmo en lo que preferimos en la vida, podremos movemos hacia
el sitio correcto para que llegue a nosotros la inspiració n de la vá lvula abierta. La acció n se
convierte, entonces, en algo alegre, en lugar de un "tener que...". Las ideas abundan. Nos
abrimos a la fuerza de la vida creativa y encontramos, paso a paso, fá cilmente y sin obstá culos,
hacia dó nde queremos ir. El milagro ha sucedido. Ya no somos simples receptores. Somos
creadores reflexivos.

BENDÍCELOS A TODOS
Reconozcamos y enfrentemos esto: siempre habrá contrastes, lo cual implica que
siempre habrá cosas que no nos gusten. Eso fue lo que aceptamos y, francamente, es lo que
má s disfrutamos.
Pero si es Godzila el que viene hacia nosotros, o el piquete de una pulga, sin importar
qué tan mala o molesta pueda parecemos la situació n, no merece má s que la atenció n
suficiente para advertirnos que estamos produciendo energía negativa. ¡Eso es todo! No es el
fin del mundo.
Cuando una sensació n de alarma te invade como respuesta a una situació n específica, y
sientes que te tiemblan las rodillas como respuesta al síndrome del Llanero Solitario, só lo
tranquilízate y relá jate. Eso cambiará tu pensamiento y modificará tu sentir, y éste a la vez a tu
vibració n, y todo ello permitirá que el universo y tu Ser expandido se hagan cargo de la
situació n.
Y así, contrariamente a la creencia popular, no tendrá s porque recibir un golpe tras
otro, antes de que te permitas a ti mismo sentirte bien. Lo ú nico que tienes que hacer respecto
de cualquier situació n negativa es dejar de pensar en ella (después de todo, no es má s que una
tontería), dejar de responder a ella, y encontrar alguna forma de sentirte mejor.

Los há bitos de toda una vida -y siglos de heredarlos- no se vencen con facilidad. Será
mejor que recuerdes, simplemente, que lo que está s viviendo ahora es só lo resultado del fluido
de energía del pasado.
Así pues, da un paso atrá s y aléjate de la situació n, para que puedas contemplarla
desde una perspectiva má s amplia.
Recuerda que si "necesitas" que algo cambie, siempre fluirá energía negativa de ti, lo
que provocará que ese "algo" se aferre a ti. Encontrar una forma de entusiasmarte por lo que
realmente quieres cambiar, traerá consigo un flujo de energía positiva y hará que se inicien los
cambios que deseas.
Deja de sentirte tenso y presionado por todo. En lugar de ello, repítete a ti mismo, con
toda delicadeza, que sin importar lo desagradables que puedan parecerte las condiciones en
estos momentos, no van a controlarte, y que puedes encontrar formas de abrir tu vá lvula, sin
importar lo que esté sucediendo. ¡Y lo hará s!
Entonces llegará n tus respuestas. Llegará n las oportunidades, y pronto encontrará s
má s formas para cambiar tu situació n de las que te imaginas.

Así que bendice a todas esas situaciones adversas, si es que puedes, porque sin ellas no
habrías podido detectar lo que no quieres. Dirige tu pensamiento hacia lo que puede ser, en lu-
gar de hacerlo a lo que es, y lá nzate de lleno a todos los maravillosos sentimientos -no a los
anhelos- de lo fantá stico que será llegar hasta ahí. De esa forma, lo que está ahí vendrá desde
aquí.
CONTROLAR EL SENTIR.
PASO 3 LEY DE ATRACCIÓN

Sorpresa, admiració n, asombro, apreciació n, gratitud, excitació n, reverencia,


admiració n. ¿Puedes evocar esa variedad de sentimientos cada vez que quieras? ¿Puedes
provocar "asombro", en un abrir y cerrar de ojos, o "excitació n" (y no nos referimos al sexo)?
¿Qué tal "reverencia"? ¿Puedes mirar cualquier cosa -aunque sea una piedra- e instantá nea-
mente obligarte a sentir respeto hacia ese objeto inanimado?

"Provocar" se interpreta, generalmente, como el hecho de prepararse para atacar a


alguien; pero no es eso de lo que hablamos aquí. Nuestro nuevo tipo de provocació n es un
esfuerzo consciente e intencional para cambiar a frecuencias má s altas, para hacernos vibrar a
una velocidad má s rá pida, como ¡ahora mismo!..., en cualquier momento que queramos ha-
cerlo..., cada vez que recordemos hacerlo..., todo el tiempo..., con tanta frecuencia como sea
posible..., cada hora, todas las horas..., o cada vez que veas un auto rojo, un perro extraviado, o
una mamá con un bebé. ¡Cuando sea!

No estoy bromeando. Si no aprendemos có mo lograr que nuestras frecuencias se


eleven no tendremos ni la má s mínima oportunidad de volvernos creadores reflexivos. Lo que
significa, desafortunadamente, que siempre seremos creadores rezagados y, por tanto...,
víctimas.

Puesto que "cambiar frecuencias 101" nunca fue un curso que se impartiera en la
escuela, es una habilidad que debemos de aprender solos, por nosotros mismos. Pero con unos
cuantos trucos má s bajo la manga, esto puede suceder con facilidad.

¡HUUUYYY!

Yo empecé a manipular el flujo de energía aproximadamente un añ o antes de descubrir


las enseñ anzas de la Ley de la Atracció n. No tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo,
pero era divertido y me ayudaba a pasar el tiempo mientras conducía mi auto.

El mercado de financiamiento de hipotecas estaba en pleno auge y yo, como agente,


estaba dentro de él, con mi propio negocio de una sola persona, manejá ndolo desde mi casa.
Así que cuando recibía una solicitud de alguien que buscaba algú n tipo de financiamiento para
su casa, acudía a visitarlo en lugar de la usual rutina de que me vinieran a ver. De esa manera
resultaba divertido. Salía de casa, resolvía mis asuntos pendientes al mismo tiempo y conocía
ciertas partes de mi ciudad que ni siquiera sabía que existían.

Para pasar el tiempo, mientras conducía de un lado a otro en mi auto para acudir a mis
citas, empecé a manipular mi energía: Para entonces ya sabía có mo entrar rá pidamente en un
estado de ánimo intenso de "sentirse bien", algo breve y divertido que yo llamaba "manejar mi
energía". Sencillamente, provocaba en mí cualquier sentimiento positivo, y casi inme-
diatamente mi cuerpo empezaba a vibrar como respuesta a esa frecuencia, también sabía que
si envolvía un deseo en esos sentimientos elevados (es decir, pensar en el deseo mientras me
sentía tan animada), abría una buena posibilidad de que el deseo se hiciera realidad. ¡Pero eso
era todo lo que sabía! Frecuencias, vibraciones, flujo de energía negativa/positiva, Ley de la
Atracció n, só lo entendía un poco de esas cosas.

Cuanto má s manipulaba mi energía, má s cuenta me daba de ese fenó meno extrañ o que
solía ocurrir en cuanto empezaba a sentirme con el á nimo en alto, o con un estremecimiento,
como yo lo llamaba. Exactamente en la boca del estó mago, en ese lugar donde se pierde el
aliento cuando recibes un golpe, percibía un sentimiento de ¡HUUUYYY!, como si fuera de baja-
da en la montañ a rusa a una velocidad capaz de romperme el cuello. En ocasiones, esa
sensació n duraba só lo una fracció n de segundo; pero en otras, si me concentraba en ello con
extremo cuidado, podía prolongarla durante varios minutos.

Entonces comprendí que este ¡HUUUYYY! era del mismo tipo del sentimiento de
¡UFFFF! que se siente cuando tienes que virar bruscamente para evitar chocar contra otro auto.
O como la sensació n que tuve hace muchos añ os en el preciso momento en el que mi jefe me
dijo que estaba despedida. ¡HUUUYYY!, exactamente en la boca del estó mago.

Al principio no sabía qué hacer con ello, o có mo relacionarlo. Eran situaciones


totalmente diferentes, que provocaban las má s diversas reacciones, igualmente poderosas; sin
embargo, todas parecían terminar físicamente en el mismo lugar: la boca de mi estó mago. De
repente, se hizo la luz en mí. Nuestras emociones se registran primero en nuestras glándulas
suprarrenales, por lo cual cuando nos sobresaltamos o nos asustamos, experimentamos algo
parecido a un golpe en la boca del estó mago, o en el plexo solar, precisamente donde están
localizadas estas glándulas.

Cuando el miedo nos invade, las glá ndulas suprarrenales son sacudidas por un
repentino estallido de energía electromagnética, lo que causa la inmediata liberació n de
adrenalina que experimentamos en forma de ¡HUUUYYY! Así que, ¿por qué no iban las
glá ndulas suprarrenales a responder de la misma forma ante una intensa producció n de
energía proveniente de la alegría? Despué s de todo, la energía es energía, sin importar lo que la
haya provocado. Sea que sintamos la embestida de pá nico extremo, o de sublime alegría, la
energía fluye a través de nuestro plexo solar, estimula las glá ndulas suprarrenales y hace que
experimentemos una sensació n física muy notoria: ¡HÚUUYYY!

Este asunto me tenía realmente intrigada, por lo que empecé a experimentar todavía
má s. Por supuesto, descubrí que podía controlar qué tan intensas podían ser mis vibraciones
de "sentirme bien", de acuerdo con la intensidad del ¡HUUUYYY! que sentía en la boca del
estó mago, y viceversa: podía controlar la intensidad y la duració n del ¡HUUUYYY!, dependiendo
de cuá nta vibració n de "sentirme bien" podía generar.

¡Era fantá stico! Menos ¡HUUUYYY! significaba "sentirse bien " con menor intensidad,
aunque no había demasiado cambio en las vibraciones.

Pero un gran ¡HUUUYYY!, o un golpe en mi plexo solar, significaba que realmente mis
vibraciones habían cambiado a algú n tipo de sentimiento positivo: excitació n, deleite,
profundo aprecio, o lo que fuera. Significaba que volaba alto, sin estimulantes químicos, y lo
comprobaba en cada ocasió n. El golpe nunca aparecía sin que sintiera algú n tipo de alegría. Y
nunca, jamá s, llegaba esa sensació n mientras me sentía "apagada", esto es, ni bien ni mal, sino
simplemente sobreviviendo.

¡Estaba tan entusiasmado, que pensé que había descubierto el secreto de la vida! Tal
vez lo había hecho, pero só lo en parte. Todavía no sabía có mo dirigir la energía o enfocarme en
los "quiero" o "no quiero". Todo lo que sabía hasta entonces era que cuanto má s dirigía el
"sentirme bien" hacia una sacudida corporal, má s atraía mis deseos. Era en comienzo sen-
sacional, pero, ¡oh!, có mo desearía haber sabido "el resto de la historia".

Al principio era yo como Mickey Mouse en la película de Disney Fantasía, que jugaba
con el sombrero má gico del brujo sin conocer sus poderes. Me estaba volviendo una experta en
fabricar sentimientos positivos y en lograr un ¡HUUUYYY! Podía hacerlo en un abrir y cerrar de
ojos, incluso mientras escuchaba alguna desastrosa noticia, anunciando la muerte de alguna
encantadora ancianita. ¡HUUUYYY! Llegaba ese sentimiento a mi estó mago mientras yo mismo
provocaba la alegría, seguida en momentos por una especie de un sentimiento suave y
acogedor, o de estremecimiento en todo mi cuerpo.

Cuanto má s me estremecía, má s negocios conseguía, así que me estremecía todavía


má s. Era má gico. El dinero fluía tan rá pidamente, que hasta dejé de contarlo. Hacer fluir mi
energía se convirtió en tal pasatiempo de rutina, que casi podía predecir cuá ntos negocios
llegarían, por la intensidad y frecuencia de mi estremecimiento.

Aunque tenía razó n al pensar que las altas frecuencias que estaba originando atraían
mis deseos, equivocadamente pensé que eso era todo. "No hay problema, só lo elevo mis
frecuencias lo má s alto posible, hago fluir mi energía y me como al mundo. "

¡En lo absoluto! Lo que no sabía entonces era que aun el má s ligero cambio de enfoque,
dirigido hacia cualquier cosa desagradable, no só lo arrastraba consigo consecuencias no de-
seadas, sino que instantáneamente ponía una barrera entre el flujo de cosas buenas y yo,
incluyendo el dinero. Una pequeñ a lecció n que no tardaría en aprender.

Durante varios meses, sin embargo, no hubo una sola situació n negativa a mí
alrededor. ¡Estaba de maravilla! Hacia donde quiera que volviera la vista, las cosas estaban a
mi favor. Mi negocio de intermediario hipotecario estaba de maravilla, del cuá l obtenía altos
ingresos. Só lo me mantenía observando de manera inconsciente las cosas buenas que me
rodeaban, haciendo correr mi energía y atrayendo má s. ¿Qué má s podía pedir?

Entonces, las cosas empezaron a salir mal. El mercado cambió y junto con él mi
enfoque. Cuando empezaron a subir las tasas de interés, el negocio comenzó a bajar. Ahora
toda mi atenció n estaba concentrada en: "No, no, por favor, no dejen que suban las tasas de
interés. No dejen que se hunda el mercado. No dejen que este increíble tren se estrelle". Si
alguien me hubiera dicho en ese momento que "lo que es" es só lo la plataforma desde la cual
lanzas tu siguiente creació n, le habría roto la nariz con gusto. Estaba verdaderamente preocu-
pado, así que, desde luego, el problema continuó empeorando.

Debido a que estaba tan preocupada con el giro negativo de los acontecimientos, había
dejado de sentirme emocionado. En cambio, había modificado mi enfoque completamente
hacia lo que no quería (que el mercado empeorara aú n má s), en lugar de pensar que se podían
establecer otras relaciones (muchos negocios, a pesar del mercado). Pero eso no lo sabía.
Cuanto má s empeoraba el mercado, peor me sentía. Y cuanto má s mal me sentía, peor
marchaba mi negocio. En lugar de escribir otro argumento para mi historia, y encontrar el
sentimiento feliz de có mo quería que sucedieran las cosas, mi temor estaba produciendo aú n
má s temor. El problema me estallaba en la cara en proporciones mayú sculas.

El mercado andaba por los suelos, no tenía ningú n nuevo préstamo en perspectiva y
todavía tenía deudas que pagar, que había contraído al lanzar la nueva empresa. ¿Necesito
decir má s? Las condiciones en las que estaba enfocando mi atenció n se encontraban lejos,
lejísimos de ser de mi gusto..., y el creciente temor que había detrá s de ese enfoque hacía que
las cosas empeoraran en todos los sentidos.
Pedí dinero prestado para sobrevivir. Me lancé a cuanta acció n desesperada se me
ocurrió , como contratar a un vendedor que estaba en un estado de carencia peor que el mío
(naturalmente, en mi situació n eso fue todo lo que pude atraer), envié volantes fuera de mis
puntos de venta tradicionales, a poblaciones cercanas y, en términos generales, me moví con
desesperació n de un lado a otro buscando nuevos negocios. Los negocios no llegaron. Me había
echado de cabeza en la creació n negativa mediante un enfoque del mismo tipo, concentrando
el 100 por ciento de mi tiempo en todo lo que no quería. Había atrincherado tanto esos "no
quiero" en mis vibraciones, y los había convertido en una parte tan predominante en mí, que lo
ú nico que logré con ello fue abrir la puerta a cosas todavía má s desagradables. No fue una
buena época.

Pensando que todavía tenía el secreto, traté de estremecerme de nuevo. ¡Inú til! Con tan
apasionado enfoque negativo, en todas las situaciones sombrías que me rodeaban no había
podido provocarlo aunque de ello dependiera mi vida (lo real, a esas alturas, era casi así). Mi
pobre Ser expandido probablemente estaba diciendo: "¡Olvídalo!", mientras partía a unas
largas vacaciones a otro universo, hasta que yo recuperara la razó n. Mi vibració n
predominante era negativa, e igual de negativo era todo lo que estaba recibiendo ¡por mon-
tones!

Fue en algú n momento, en medio de ese flujo emocional, cuando un grupo de mis
entusiastas amigos empezó a insistir en que leyera todo el material que habían recopilado
acerca de la Ley de la Atracció n. Yo estaba tan hundido en mi tristeza, que realmente no me
importaba si habían descubierto un cargamento repleto de lá mparas de Aladino, pero para
"quitá rmelos de encima" y poder volver a mi solitaria desventura, accedí.

Cinco minutos fue todo lo que necesité para percatarme de por qué estaban tan
entusiasmados. Por fin aquí estaba "el resto de la historia", todas las piezas que durante tantos
añ os no me había dado cuenta siquiera de que faltaban. En ese momento, mi entusiasmo no
habría sido mayor si alguien me hubiera regalado 50 millones de dó lares. En un día diseñ é -e
inicié con profunda emoció n- mi programa de 30 días, descrito el capítulo 103, el ú ltimo
capítulo de la serie de la Ley de Atracció n.

La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo.


 H. W. Arnold

Sin embargo, las cosas no empezaron a cambiar de la noche a la mañ ana; me había
convertido en un verdadero "adicto a identificar lo negativo. El cambio financiero favorable fue
lento, pero absolutamente firme, y un torrente de ideas empezó a invadir mi cerebro con las
má s fabulosas maneras de aumentar los negocios de una forma fá cil y divertida. Lo que má s
me alentaba, sin embargo, era darme cuenta de la, ventaja con que contaba al tener
conocimientos sobre el flujo de energía, sobre el correr de la energía. Ya sabía có mo provocar,
có mo fabricar sentimientos positivos y conservarlos durante largo tiempo; incluso sabía có mo
engañ arme a mí misma para pensar que me estaba sintiendo bien, hasta que realmente lo
conseguía.

Lo que con toda seguridad ignoraba antes, era la regla bá sica de la Ley de la Atracció n
que dice: "¡En lo que te enfocas, por supuesto, es lo que recibes!". Todo lo que tenía que hacer
era desviar mi enfoque del derrumbe del mercado, de mi carencia de dinero en el banco, de que
no tenía préstamos en perspectiva, de mis deudas y, en cambio, tomar el control exacto de mi
enfoque y zarpar hacia la lejanía al atardecer. ¡Sí, claro!

Me tomó algo má s que un poco de tiempo, pero finalmente funcionó . Me convertí en


uno de los pocos agentes locales que no cerró el negocio, y continué ganando buen dinero en
un mercado en ruinas. ¡Qué alegría! Yen el curso del tiempo, gracias a mi persistente atenció n
en mi enfoque, pude convertir mi negocio de una sola persona en una empresa de éxito, con
operaciones en tres Estados del país.

ESTREMECIMIENTO POR COMANDO

El arte de sentirse bien no es exactamente algo en lo que hayamos avanzado mucho, así
que la meta es aprender a hacerla sobre la marcha.

En ocasiones, ese cambio requiere de un poco (o mucho) de esfuerzo, otras veces


descubrirá s que puedes hacerla en un abrir y cerrar de ojos. Pero, sin importar lo que se
necesite hacer, es fundamental hacerla, cambiar, subir, aunque sea un poco, del lugar donde te
encuentras. ¿Có mo? Volvamos a nuestro costal de los trucos má gicos.

Hay tres formas bá sicas para empezar a sentirse bien, y ya hemos hablado de dos de
ellas. Una es buscar, mirar o pensar en algo, en cualquier cosa que nos produzca placer. La otra
es hablar con uno mismo hasta lograr un cambio de vibració n. La tercera, que es la que
exploraremos ahora, se llama "estremecimiento", el cual provocará en ti un cambio de vibra-
ció n EN ESTE MOMENTO.

Estremecerse es una de las formas má s fá ciles y rá pidas que existen para elevar tus
vibraciones. Naturalmente, diferentes ocasiones requieren de diferentes técnicas. En ocasiones
cierta actitud lo produce; otras, se requiere de dos o tres métodos para abandonar nuestra
adicció n a las emociones negativas. Estremecerse es só lo una manera de hacerlo, pero es una
técnica. He encontrado que puede ser dinamita pura; la uso casi todos los días de mi vida,
aunque só lo sea por un momento o dos.

Una de las razones por las cuales aprender a estremecerse es tan fá cil, es porque se
puede emplear un impulso para lograrlo. Lo que anhelamos, parte de un sentimiento que ema-
na de las profundidades mismas de tu ser. Una vez que está activada (una sensació n que
puedes lograr en menos de un segundo), todo tu cuerpo habrá encendido motores para vibrar
en una frecuencia mucho má s alta. Tu vá lvula está completamente abierta, la fuerza de la vida
creativa a la que estaba conectado só lo por un hilo -apenas para mantenerla funcionando-
ahora fluye a través de ti. Está en absoluta alineació n con tu Ser interno/Ser expandido..., y...,
puedes sentir la sensació n, ¡precisamente en la boca de tu estó mago!

Eso es lo que hace tan divertido al estremecimiento. A través de la emoció n, está s


creando una innegable sensació n física para usarla como un indicador del cambio de
vibraciones en tu cuerpo. El proceso completo no es má s que un rá pido uno-dos y, ¡LOTERÍA!,
lo has conseguido.

EL IMPULSO PARA ARRANCAR

Puesto que somos una especie de batería que permanece inerte hasta que nos
cargamos, descubrí que la manera má s fá cil de provocar el estremecimiento era haciendo algo
físico que me impulsara hacia un sentimiento agradable. Así que, a falta de cables, ¡recurrí a
una sonrisa!

Así es, una pequeñ a y significativa sonrisa del tipo que nos hace derretimos como la
mantequilla en un bollo caliente; la clase de sonrisa que uno no puede evitar al ver a un grupo
de gatitos recién nacidos que se revuelcan uno sobre otro, o a un bebé que se ríe só lo por
reírse. No una sonrisa fingida, sino una tierna y amorosa, como cuando un niñ o te enseñ a su te-
soro má s preciado. Es una sonrisa externa, sí, pero que se origina en un valioso sentimiento de
cariñ o e interés que está en nuestro interior.

Mientras experimentas ese sentimiento y lo atraes desde tu interior, podrá s sentir


có mo sonríes desde lo má s profundo de tu ser. Ahora tienes la que yo llamo la "gentil sonrisa
interna", una sensació n cá lida, encantadora, que se percibe como un suave estremecimiento, o
como un delicado remolino. Tal vez percibas un leve cosquilleo aquí y allá .

¡Vamos, por favor! No intentes encontrar una explosió n de gozo. El sentimiento va a


ser muy sutil al principio. No esperes un huracá n que te sacuda y te haga dar vueltas, só lo un
delicado -pero notorio- cambio. Sentirá s que ese cambio procede de tu interior. Algunas veces
sentirá s que te sale de atrá s de las orejas, otras de tu corazó n, otras, de tu plexo solar, otras
má s de lo alto de tu cabeza, y algunas má s de todo tu cuerpo. Si no lo sientes inmediatamente...,
mantente relajado y no te preocupes. Só lo declara tu deseo al universo (para sentir el
estremecimiento) como un "quiero", o como un propó sito. Te garantizo que llegará .

Así que, aproximadamente en uno o dos segundos, habrá s logrado que el


estremecimiento siga a la "gentil sonrisa interna" (créeme, lo sabrá s cuando la tengas) y que tu
energía cambie radicalmente. Es un "sentirte bien" instantáneo y también una instantá nea
elevació n de tu frecuencia, que inicia ron una cá lida sonrisa externa que proviene de esa
también cá lida y suave "gentil sonrisa interna".

DESPUÉS, EL SENTIMIENTO SUSTITUTO

El sentimiento de alta frecuencia de la "gentil sonrisa interna" es magnífico, pero difícil


de sostener o de intensificar, a menos que exista algú n otro sentimiento má s familiar para
sustituirlo. Así que elije otro, como aprecio, gratitud, asombro, etcétera, y trata de conservarlo
como tu vibració n predominante siguiendo los pasos que se presentan a continuació n:

1. Inicia e irradia una sonrisa facial, tan cá lida y tierna como te sea posible.

2. Inmediatamente, y con tu sonrisa aú n dibujada en la cara, alcanza tu propio interior


e inú ndalo del tierno sentimiento que viene de esa sonrisa, hasta que la cá lida sacudida de tu
"gentil sonrisa interna" se vuelva mantequilla derretida, y puedas sentir un suave y leve
estremecimiento, en alguna parte de ti, sin importar qué tan ligero sea.

3. Una vez que hayas logrado que esa "gentil sonrisa interna" funcione, sustituye el leve
estremecimiento por el gusto especial de tu predilecció n, como el afecto, la euforia o la simple
y vieja sensació n de un leve cosquilleo (una de mis favoritas). Selecciona el sentimiento de
satisfacció n que te resulte má s fá cil de evocar, a voluntad, y aférrate a él tanto tiempo como te
sea posible.

4. (¡Opcional!) Si lo deseas, éste es un buen momento, con tu energía en alta frecuencia,


para lograr un "quiero" específico, pero no lo hagas hasta que te hayas acostumbrado a
experimentar la emoció n sustituta del paso anterior durante algú n tiempo.

Eso es todo: te sentías apagado y angustiado. Y ahora, en cambio, te impulsaste con una
"gentil sonrisa interna" para poner a funcionar tu motor; inmediatamente después, cargaste
suficiente energía para mantenerlo funcionando y sustituiste el impulso con la emoció n
positiva que elegiste.

Supongamos que elegiste la ternura como sentimiento sustituto. Muy bien, una vez que
logres tu "gentil sonrisa interna" y permanezca en tu rostro, simplemente tienes que conjurar
lo necesario para poner en marcha el sentimiento de ternura. Tal vez la sensació n sea la misma
que al frotar una preciosa rosa contra la mejilla, acariciar dulcemente a un ser amado o atender
cariñ osamente a un animal herido. Tu siguiente paso será desear intensificar ese sentimiento
tanto como te sea posible hasta que puedas sentir el rayo físico de energía en tu cuerpo, no
importa cuá n sutil sea. Lo que está s experimentando es simplemente energía en movimiento,
que se vuelve má s notoria por tu cambio de frecuencias.

Al principio, es posible que notes la energía circulando por el plexo solar, de manera
similar a la sensació n de que se te hunde el estó mago cuando desciendes por la montañ a rusa.
El sentimiento puede irradiar desde el plexo solar, pasando por la nuca, hasta llegar a la
cabeza, y es posible que percibas también un leve cosquilleo en todo el crá neo. Después de un
rato, quizá sientas có mo fluye esa energía simultá neamente hacia tu cabeza y las ingles. De
hecho, es probable que sientas un poco de excitació n sexual. Eso no debe preocuparte porque
dura só lo un momento, pero es una prueba positiva de que tu energía finalmente se ha
liberado y de que ha empezado a fluir y a moverse a tu alrededor.

Cuanto má s lo practiques, má s pronto será s capaz de "encenderte" a voluntad, y de


hacer que las energías aumenten, disminuyan o se mantengan estables durante un largo
periodo. Yo me he impulsado hacia arriba al ir conduciendo mi auto, al estar en la ducha o en el
supermercado, durante tanto tiempo que he sentido que no estoy en este mundo (algo no muy
recomendable cuando se está conduciendo). Pero lo importante es que definitivamente puedes
aprender a manejar tu energía, y ese es, precisamente, el momento en el que empieza la parte
divertida.

Si alguna vez deseas verificar si está s abriendo tu vá lvula, y con ello iniciando el flujo
de energía de alta frecuencia, só lo saca las varitas má gicas descritas s continuació n y recurre a
la "gentil sonrisa interna". Eso es todo lo que necesitará s. Enseguida observa có mo tus varitas
se disparan en respuesta a tu cambio de energía.

VARITAS MÁGICAS

Mucho de lo que está escrito en taller de autoestima pondrá a prueba la ló gica y el


intelecto de má s de uno. "¿Magnetizar sucesos? ¡Tonterías!". "¿Evitar las épocas buenas y crear
épocas malas? ¡No es cierto!". Para quienes se sientan desafiados a ese respecto, como yo me
sentí alguna vez, podrían encontrar ú til este divertido paquete de có mo-producir-energía, o de
há galo-usted-mismo.

Consigue un par de ganchos de alambre para ropa y corta una "L' de cada uno de ellos,
como de 30 centímetros del lado largo y 13 del corto. Corta un popote de plá stico en dos, e
introduce en ellos los ganchos cortos. Coló calos de tal forma que puedan girar fá cilmente.
Dobla las puntas de los ganchos hacia arriba para mantener los popotes en su lugar. Los gan-
chos podrían girar sin el popote, pero no lo harían tan libremente.

Ahora, tienes un par de lo que yo llamo "varitas má gicas". Sostén las varitas sin
apretar, con los popotes frente a ti como si estuvieras apuntando con una pistola. Sostenlas a la
altura del pecho y como a unos 25 centímetros de tu cuerpo. Los popotes se mueven hacia
todos lados, en respuesta a tu energía, así que espera un poco para que se aquieten y dejen de
moverse. Una vez quietos, estará s listo para jugar.
Con la mirada hacia delante, recuerda con sentimiento algú n suceso desagradable de tu
pasado. Dependiendo de la intensidad de las emociones que rodean dicho suceso, las varitas
permanecerá n apuntando hacia delante (intensidad débil) o apuntará n al centro, punta con
punta (intensidad fuerte). Las varitas está n siguiendo las bandas electromagnéticas alrededor
de tu cuerpo, las cuales se han ajustado como resultado de la frecuencia negativa generada por
tus pensamientos y emociones desagradables.

Ahora, haz que tus frecuencias se vuelvan positivas al pensar en algo increíblemente
maravilloso, amable o alegre. O enfó cate en uno de tus hijos o en tu mascota, e inú ndalos ente-
ramente de tu amor. Las varitas se abrirá n rá pidamente hacia fuera, ya que tu campo de
energía se expande en respuesta a tu flujo de energía positiva.

Para demostrar có mo la energía sigue a tu pensamiento, enfoca tu atenció n en un


objeto lejano a tu derecha o izquierda, y observa a las varitas seguir tu pensamiento. O empieza
a enfocarte en tu ser expandido, tu guía, y obsérvalas separarse como reacció n al enorme
aumento en energía que tal pensamiento emocional crea. .

Cuanto má s juegues con esto, má s aficionado te volverá s a sentir el cambio de


vibraciones que tiene lugar en tu interior, conforme vas de una frecuencia a otra.

LOS ASPECTOS POSITIVOS (¡PUAFF!)

De lo que se trata todo este asunto es de có mo sentirse bien, puesto que nada es má s
importante, ¡nada! Nada es má s importante que sentirse bien, y no importa có mo lo consigas.
Si con pararte de cabeza lo logras, magnífico. Si con oler un pedazo de madera recién cortada lo
consigues, sensacional. Haz lo que sea necesario para llegar a ese lugar en el que te sientas
mejor que cuando empezaste. Sabrá s cuando hayas llegado a él, no lo podrá s pasar por alto. Lo
mismo si se trata simplemente de la decisió n de sentirte bien en un momento dado (o incluso
de sentirte un poco mejor) que si está s tratando de hallar una nueva forma de "sentirte bien"
en torno a un "quiero" en particular. Generalmente puedes encontrar docenas de maneras
distintas y extrañ as de lograrlo..., si realmente quieres hacerlo.

Pero hay una forma que me reservo para "cuando todo lo demá s falla", porque parece
que siempre me ha resultado difícil tener que ponerme en la condició n correcta. Ese ú ltimo re-
curso, para mí, es encontrar algo positivo precisamente en lo que me provoca enojo; es decir, lo
que cerró mi vá lvula.

Por ejemplo, supongamos que está s atorado en el trá fico debido a un accidente, y que
te permites disgustarte de verdad. Daremos por hecho que, bajo la circunstancia de tu válvula
cerrada, no só lo el trá fico no mejorará pronto, sino que la energía negativa estará , en ese
mismo momento, afectando todos los otros aspectos de tu vida.

Tu trabajo consiste en abrir esa válvula de la forma en que puedas hacerlo. Pero
digamos que has "tratado" (una palabra que debes eliminar de tu vocabulario) y nada te ha
funcionado, ni la mú sica, ni el estremecimiento, ni el hablar contigo mismo. Bueno, cuando
todo lo demá s falla, só lo queda una alternativa. Mira a tu alrededor cualquier aspecto, de la
situació n en la que está s, o de su entorno inmediato, que valores y que te haga sentir bien.

Tal vez el simple hecho de que tu auto está funcionando, o que no necesitas ir al bañ o,
o la empatía que está s sintiendo por todos esos otros pobres diablos que está n tan atrapados
como tú en el atasco, o tu aprecio por el grupo médico listo para entrar en acció n. ¡Encuentra
algo..., cualquier cosa! Empieza por hablar contigo mismo sobre ello. Disimú lalo, engá ñ ate a ti
mismo; muy pronto comenzará s a sentir ese sutil click con la energía de "sentirte bien" (o,
cuando menos, de "sentirte mejor"), y tu vá lvula se abrirá lentamente (puesto que cientos de
otros conductores están fluyendo la energía negativa de la furia a tu alrededor; el
congestionamiento de trá fico tal vez no se resuelva pronto, pero al menos no estará s
arruinando otras á reas de tu vida al fluir ese tipo de basura energética).

Ahora, con franqueza, cuando estoy de malhumor, no hay nada que disfrute tanto como
permanecer así. Todavía me encanta renegar y enfurecerme, porque se siente muy bien ha-
cerlo. La parte triste del asunto es que también sé que cada vez que hago eso, afecto
negativamente todo mi mundo, sin mencionar que estoy atrayendo má s de lo que me tiene
furioso, y que simplemente no estoy dispuesto a dejar que eso suceda nunca má s.

Así que, refunfuñ ando, encontraré alguna cosa tonta, intrascendente, insignificante, sin
importar lo que sea, que me esté enojando y que podría empezar a considerar -probablemente-
como un aspecto positivo de esa situació n o de alguna persona; algo que -tal vez- pudiera
apreciar. Entonces, como un chiquillo malcriado y retador a quien acaban de reprender,
pensaré en alguna forma de empezar a hablar conmigo misma (casi siempre con un gesto de
enojo) para sacar a la luz el aspecto positivo que logré encontrar.

Lo que má s me molesta cuando estoy con ese estado de á nimo, es que siempre
funciona. Encuentro algo que halagar, apreciar o admirar en el sujeto o en el asunto que me ha
hecho enojar, y antes de que me dé cuenta de lo que me golpeó , percibo una corriente que
empieza a fluir, puedo sentir realmente el momento en el que sucede la conexió n. Vá lvula
abierta, misió n cumplida. Ahora puedo dejarlo ir, y permitir que el universo se encargue de
hacer su parte.

MOLESTA POR LA LUZ DE LA ENTRADA

Durante varios añ os renté una casita que había en la parte posterior de mi propiedad.
El trato era que los inquilinos pagaran el gas de la calefacció n, y yo me encargara de la electri-
cidad.

Bueno, la rentaba a una joven pareja que insistía en tener encendida la luz del entrada
delantero día y noche. Hablé con ellos sobre el asunto varias veces. Sin importar lo que yo di-
jera, ellos siguieron dejando encendida esa luz, hasta que empecé a "ver las estrellas".

Finalmente, recordé que estaba tratando con alguien a quien le encantaba cerrar
válvulas: yo mismo. Cada vez que miraba la maldita luz, mi vá lvula se cerraba bruscamente, mi
cena se quemaba, mi perro se ponía insoportable, me cortaba en un dedo, me cancelaban una
cita de negocios, mi chimenea chisporroteaba en exceso, se quemaba mi alfombra, y así su-
cesivamente. Y todo aquello pasaba mientras yo estaba estudiando la Ley de Atracció n, ¡ni má s
ni menos! ¿Has oído hablar de quien no hace lo que predica?

Así que un día, de mala gana, dije: "Muy bien, encontraré alguna condenada cosa que
me agrade de esos dos, y lograré que se abra mi vá lvula". No pude. O, para decirlo má s
correctamente, no lo intenté. Y la luz continuó encendida, día y noche, día tras día, mientras yo
"echaba humo". Para entonces, comprendí que aquello era serio y que iba a extenderse como
un virus maligno; así que, con cierta renuencia, decidí buscar una bendita cosa en la que yo
pudiera pensar que algo había de bueno en tenerlos ahí.

"Bueno..., está bien, me ayudan a cuidar el patio y eso es lo primero. Son personas
decentes, vale la pena tenerlos cerca..., tan tranquilos..., bla, bla, bla". Parecía como buscar una
aguja en un pajar, a medianoche, pero pronto noté que mi resistencia se suavizaba un poco, y
me aferré a lo que se iba salvando. Casi imperceptiblemente, y no siempre de buen modo, fui
expandiendo el sentimiento y en poco tiempo pude sentir el movimiento del flujo de energía de
"sentirme mejor" (no de sentirme bien") a través de mí. LA LUZ SE APAGÓ ESA NOCHE Y de ahí
en adelante no volvió a encenderse má s que brevemente, cuando llegaban visitas o pedidos de
la tienda. Estaba ató nito. Estaba asombrado y emocionado ante la continua evidencia de que
esta cosa realmente funciona, incluso con las luces de la entrada.

¿Estaba justificada mi reacció n de enojo? Por supuesto; pero, ¿y eso qué? No valía la
pena arruinar mi mundo por ello, má s de lo que ya lo había hecho.

Só lo recuerda: cuando permitas que fluyan sentimientos negativos de cualquier tipo


(aunque se trate de la luz de un Entrada), está s haciendo algo mucho má s que amplificar esa
situació n. Está s actuando como la línea defensiva delantera de los Vaqueros de DalIas,
impidiendo que todos tus" quiero" crucen má s allá de la línea de la energía negativa. Al mismo
tiempo, esos sentimientos negativos está n atrayendo todo tipo de situaciones desagradables,
en el proceso. Lo que es peor: si la persona por quien está s molesto es negativa, estará s atra-
yendo directamente sus vibraciones hacia ti. ¿Có mo va a valer la pena una cosa así?

De cualquier forma que lo veas, y sin importar cuá les sean las razones del pensamiento
negativo, lo importante es que ante ellos tu vá lvula permanece cerrada. Así que, ¡á brela!

EL TESORO DE LAS PIEDRAS MÁGICAS

Habrá ocasiones en que un "quiero" /intento en particular nos resulte tan ajeno, que
no sepamos có mo nos sentiríamos con él, sobre todo si es de naturaleza emocional o si se
refiere a cuestiones espirituales, tales como una comunicació n má s cercana con nuestro
concepto de Dios. ¿Có mo encontrar el lugar que ocupa en el sentimiento algo que tan pocas
veces -o tal vez ninguna-experimentamos?

O podría haber ocasiones en las que todo lo que queremos es salir de, o alejarnos de lo
que sea que tengamos en ese momento, aun cuando no estemos seguros de qué es lo que que-
remos obtener, excepto que queremos sentimos mejor de lo que nos estamos sintiendo. ¿Có mo
encontramos el lugar del sentimiento en medio de esa confusió n?

Existe un par de formas para hacerlo, y tú ya conoces la primera de ellas. Simula el


sentimiento de lo que te gustaría tener, de tu deseo, y habla de él con emociones imaginadas,
hasta que se te haga agua la boca y, click, ésa es la forma directa.

La otra forma es indirecta, y suelo utilizarla con mucho respeto porque por lo general
los sentimientos que estoy evocando provienen de recuerdos íntimos, profundamente que-
ridos. Todos hemos tenido esos momentos especiales de la vida que no podemos olvidar, ni
describir; momentos que podríamos llamar de renacimiento. Son piedras má gicas encerradas
para siempre en nuestro cofre del tesoro. Se trata de los momentos de la vida má s valiosos y
significativos.

En una noche tranquila, quizá cuando las estrellas parezcan má s brillantes que nunca,
y el aire esté lleno de fragancias nocturnas, elige un lugar có modo, relá jate, disfruta de la
belleza del momento, y retrocede hasta que tu memoria evoque aquel tiempo tan especial. O
siéntate junto a la ventana, muy temprano por la mañ ana, y observa có mo empieza a asomar el
sol del otro lado del cielo, dirígete hacia esa piedra má gica que tienes en tu memoria. Busca ese
momento de tu vida que no-vas-a olvidar-nunca, y permítete experimentarlo como un
recuerdo amoroso que te envuelve por completo.
¿Qué sabor dejó en ti aquella piedra má gica? ¿Fue amor indescriptible, o una
revelació n espiritual? Quizá s fue satisfacció n suprema, alegría desmedida, o absurda
frivolidad. No necesitas ponerle una etiqueta al sentimiento, só lo reconocerlo como un tesoro
de tu propio ser.

Así pues, cuando no puedas encontrar otra forma de evocar el sentimiento de tu deseo,
o en momentos de desesperació n en los que no logres hallar nada que aminore tu dolor,
cuando no tengas a mano los medios que requieres para cambiar los sentimientos que tienes
en esos momentos, recurre a tu piedra má gica porque en ella encontrará s el consuelo del amor
incondicional, procedente de tu "Yo interno/Ser expandido". Cuando aquella experiencia y tu
percepció n se encuentren en el lugar del sentimiento, tú y tu "Ser expandido" será n uno solo, y
dejará s de enfocarte en tu bloqueo emocional o en tu dolor.

Trae ahora el deseo de tu corazó n como ofrenda a este sentimiento e introduce ese
deseo, de manera respetuosa, en las energías curativas del sentimiento recordado. O no hagas
sino disfrutar de la emoció n que evoca en ti ese momento querido. Descansa con él y ten la
seguridad de que todo estará bien.

LA MAGIA DE LA APRECIACIÓN

Existen só lo tres estados del ser, en torno a los cuales todos giramos, a lo largo del día.
Si pudiéramos percibir, aunque fuera una pequeñ a fracció n de tiempo, lo que estamos sin-
tiendo cada momento del día, tendríamos una gran oportunidad de cambiar nuestras
vibraciones.

MODALIDAD DE VÍCTIMA

Es el marco mental de: "¡Oh-Dios-me-lo-está n-haciendo-denuevo-y-no-hay-nada-que-


yo-pueda-hacer!"; en este caso no vamos a ninguna parte, só lo damos vueltas en círculos nega-
tivos, atrayendo siempre lo mismo del pasado. .

MODALIDAD DE TÉRMINO MEDIO

En esta modalidad no estamos ni arriba, ni abajo; só lo funcionamos con combustible de


segunda categoría. No emitimos energía de ningú n tipo, y seguramente no estamos atrayendo
cosa alguna. En término medio, no só lo estamos viviendo los resultados de nuestra errá tica
producció n de energía, sino de la de todos los demá s (lo semejante atrae lo semejante,
¿recuerdas?). ¡Muy desagradable! Yeso es lo que la mayoría de nosotros hacemos, la mayor
parte del tiempo.

MODALIDAD DE CONECTADO

¡Ahora está s motivado! ¡Prendido! Tus altas frecuencias ya no atraen las vibraciones
negativas de otros. Está s abastecido con la energía pura y positiva del bienestar, vibrando en
armonía con tu "ser expandido", fluyes energía positiva y atraes eventos positivos. Mientras
está s a salvo te rodeas de seguridad.

Modalidad de víctima, modalidad de término medio o modalidad de conectado,


siempre nos encontraremos en una de las tres. Nuestra meta, desde luego, es llegar a la
modalidad de conectado con tanta frecuencia y por tanto tiempo como podamos, por lo cual
debemos tender hacia la energía positiva y muy alta de la sensibilidad.
La vibració n de sensibilidad es la frecuencia má s profundamente importante que
podemos sostener, porque es la má s cercana al amor có smico que existe. Cuando algo nos
vuelve sensibles, estamos en perfecta armonía de vibració n con nuestra fuente de energía, o
energía de Dios. Llá mala como quieras.

Puedes impulsarte o ir directamente al sentimiento; no existe diferencia alguna. Lo


importante es saber que un minuto de fluir la intensa energía de sensibilidad, contrarresta miles
de horas pasadas en la modalidad de víctima o de término medio.

Pero, ¡cuidado! No basta só lo con pensar en la sensibilidad. Eso no borra todo. El


pensamiento es hacia afuera, el sentimiento es hacia adentro. No puedes tomar la decisió n de
ser sensible ante algo, y dejarlo ahí. Tiene que existir esa necesidad emocional que fluye de las
profundidades de tu ser, para que funcione.

No obstante, ninguna de esas cosas significa que tienes que ser salvado de un accidente
que ha puesto en riesgo tu vida por un grupo de rescatistas, para sentirte sensible. De hecho,
fluir sensibilidad no es realmente tan difícil. Puedes emitirla con intensidad ante un anuncio
que veas por la calle, si quieres. No te rías, yo lo hago todo el tiempo para mantenerme en
forma. Como cualquier otra habilidad, emitir energía requiere de una prá ctica constante y hay
algo absurdamente satisfactorio en producir toneladas de amor, adoració n y sensibilidad ante
un anuncio que señ ala: "¡Cuidado!: hombres trabajando". Yo la dejo fluir frente a las luces rojas
del semá foro, los anuncios espectaculares, los pá jaros que pasan volando, lo que queda de un
á rbol que han cortado, un animal muerto, una tormenta invernal y, desde luego, ante la gente.

Ocasionalmente, en el supermercado, selecciono la persona de peor aspecto má s


cercana a mí, para poder encontrar algo que admirar en ella, y producir la vibració n má s alta
que me sea posible. Tal vez sea sensibilidad, o quizá un sincero amor a Dios. En una ocasió n
hice esto con una viejecita cascarrabias, que parecía dispuesta a comerme antes que a dejarme
pasar. La empujé, y en ese momento se dio la vuelta buscando furiosa lo que sintió que la
golpeaba, mientras yo le sonreía con inocencia.

É se es mi juego de “abraza-a-un-vagabundo", en el que me imagino a un perfecto


desconocido en la calle (o donde sea) y yo corro a abrazarnos como si fuéramos viejos amigos
que no se han visto en añ os. De ser necesario, empieza con gente de tu agrado, con alguien que
no te importaría que se sentara junto a ti en la barra de un restaurante. Poco a poco, aumenta
el grado de dificultad de tu selecció n en el aspecto social, hasta que finalmente no marques
ninguna diferencia en la clase de vagabundos que sean.

Limítate a ver -ya sentir profundamente- có mo ambos se reconocen alegremente, y se


lanzan felices a ese gigantesco abrazo de oso, mientras surge entre todos un amor profundo.
No sé con cuá ntas personas he hecho eso mientras camino por la calle, y los he visto darse
vuelta buscando qué ha producido lo que sintieron.

La vibració n de sensibilidad es también la vibració n má s elevada y má s rá pida que


podemos usar para atraer algo. Si pudiéramos dirigirla a cualquier cosa y a todo..., todo el día...,
tendríamos garantizado el cielo en la Tierra en cualquier momento; viviríamos felizmente y
para siempre con má s amigos, má s dinero, má s relaciones placenteras, en total seguridad y
má s cercanos al Dios de nuestro ser, de lo que es posible imaginar.
ENAMÓRATE

¡Ah!, "el ú nico" ha llegado finalmente a tu vida. Flotas por el aire, con la cabeza en las
nubes, consumido por un sentimiento eufó rico que desafía cualquier descripció n. ¡Está s
enamorado!

Nada te molesta. El mundo es dulce, el día es glorioso, es primavera a la mitad del


invierno. Incluso los desconocidos son hermosos. Flotas en el aire, ¡está s enamorado!

¿Sabías que puedes provocar ese sentimiento a voluntad? no me refiero a las intensas
sensaciones sexuales, sino al estremecimiento emocional, a la sensació n de mareo. Puedo ase-
gurarte que si está s enamorado, nada, absolutamente nada, te hará sentir tan bien como eso, ni
nada elevará tus vibraciones tan rá pidamente como eso.

De ese modo puedes permanecer en esa vibració n todo el día, con la convicció n de que
está s atrayendo tus "quiero", o de que puedes Colocar un "quiero" específico exactamente en el
centro de ese sentimiento que te hace estar en las nubes. En este caso tu energía renovada hará
que se realicen tus deseos.

¿Recuerdas tu primer amor, y có mo hacía que te pareciera que todo estaba en su lugar?
Los problemas resultaban triviales, comparados con el mundo lleno de novedad en el que
sentías que tocabas el cielo.

Ve ahí de nuevo. Enamó rate, y te sentirá s intensamente vivo. Lo ú nico que te faltará
será el aspecto sexual; fuera de eso, todo lo demá s será una réplica de las cosas reales, porque
se trata de una cosa real. Eso es lo que tú eres, todo lo que está s haciendo es conectarte de
nuevo. Ademá s de eso, es muy divertido soñ ar. Y mientras está s metido en ello, disfruta del
estremecimiento que sacude todo tu cuerpo y de ese suave aletear en la boca de tu estó mago.

SIEMPRE LA DULZURA

Cuando todo falla, cuando has intentado todo, sin éxito, para sentirte aunque sea un
poco mejor, he aquí algo que debes recordar.

Seas hombre o mujer, dentro de ti existe una dosis de ternura, una gentileza, una
dulzura tan sublime, que si pudieras tocarla llorarías conmovido. Agresivos o tiernos,
mendigos o millonarios, todos la tenemos porque eso es lo que somos. Esa dulzura no tiene
nada que ver con la personalidad. No se trata de ser débil, o fuerte; de ser un inú til cualquiera
en lugar de un poderoso líder. Tiene que ver contigo, se trata de lo que tú eres.

Para despertar esa presencia (generalmente oculta), só lo necesitas pedirla. Conviértela


en un "quiero", o en un intento, y después espera, escucha, percibe y permítete tener la
experiencia. Una vez que hayas sentido esa dulzura, ese precioso don dentro de ti, podrá s
evocar esa misma sensació n en cualquier momento, donde quiera que lo desees. Sin embargo,
se necesita mucho valor para que tú mismo te permitas vivirla, porque en ese agradable lugar
se encuentra la vibració n má s elevada de todo lo que tú eres. Una vez que hayas encontrado
ese estado natural, habrá s llegado a casa, a ti mismo. Tu mundo nunca volverá a ser el mismo,
porque tú nunca volverá s a ser el mismo. Y tampoco tus vibraciones.
EN LOS DÍAS MÁS BAJOS

Mientras vivamos en estos cuerpos, vamos a tener días bajos. En esos días en que todo
marcha bien (y que eso podría importarte menos) só lo recuerda que un día malo no es nada
má s que una vá lvula cerrada. Tu energía negativa está aumentando. No es gran cosa, así que,
adelante. Permítete experimentar esa endemoniada carga de baja de energía, de tal modo que
te hartes de tener sentimientos negativos.

Pero si realmente pretendes salir de esas sombrías vibraciones, una buena forma de
hacerlo es dejar que tus ojos se detengan en la cosa má s pequeñ a e insignificante que puedas
encontrar. Impú lsate con tu sonrisa física, alcanza la "gentil sonrisa interna" y ofrece tu amor a
esa cosa insignificante de la forma en la que desees.

Tal vez sea só lo una brizna de polvo, una revista, o un pedazo de cable. Trata de
apreciar esa pequeñ a cosa, envuélvela en amor como si fuera el tesoro má s preciado de tu vida,
algo que hubieras perdido durante mucho tiempo y que ahora recuperas. Te asombrará ver
con qué facilidad cambiará n tus vibraciones.

Ese enfoque que no requiere de gran esfuerzo, generalmente funciona para mí; pero si
no lo hace, recurro a una técnica que nunca me falla en la que. Empiezo bailando por toda la
casa y cantando alguna cancioncita tonta, como Los días felices han vuelto (cuando de lo que
tengo ganas es de gritarle a mi pobre perro), o ¡Qué hermosa mañana! (cuando de lo que rengo
ganas es de dejarme caer en una silla y ponerme a llorar), o alguna otra pequeñ a tontería que
invento, que me obliga a ponerme en movimiento.

Utilizo ese recurso cuando estoy completamente deprimida, pero decidida a no


quedarme así. Sin embargo, cuando me siento tan decaída, generalmente 'necesito varias horas
para que algo me funcione, de tal forma que esa danza alocada se convierte en el principio de
algo real. Literalmente libera la energía que se había estancado, hasta que logro conectarme
ron "sentirme mucho mejor". Entonces, en cuestió n de horas, el teléfono empieza a sonar,
surgen negocios, recibo invitaciones de mis amigos y se me ocurren ideas para volver a ganar
dinero. Siempre me ha funcionado. La clave es: haz cualquier cosa que creas que puede ayudar
a seeentirte mejor.

Asimismo, cuando está s completamente deprimido, hablarte a ti mismo por tu nombre,


en forma tierna y tranquilizante, logra maravillas. "Todo va a salir bien, Paco, lo prometo, todo
va a estar bien. Vas a salir de ésta". Limítate a hablar..., sobre cualquier cosa que te
tranquilice..., hasta que te sientas mejor.

Un paso pequeñ o y ligero a la vez, cuando se está con el á nimo por los suelos; un poco
de aquí, un poco de allá , sirve de mucho. Puede llevarte un par de horas, o un par de días, pero
finalmente sentirá s que tu resistencia disminuye, y que se produce ese maravilloso click, que
indica que te has conectado y que has abierto tu vá lvula.

¡CONÉCTATE, CONÉCTATE, CONÉCTATE!

Sin importar dó nde estés, siempre podrá s conectarte con algú n tipo de sentimiento
positivo si en verdad lo deseas.

Conéctate mientras miras hacia afuera por la ventana de tu cocina. Conéctate al salir de
la puerta de tu casa por la mañ ana. Conéctate mientras te deslizas hacia tu silla de ruedas (si la
precisas). Conéctate cuando abordes el metro. Conéctate mientras está s barriendo el patio.
Conéctate al sacar fotocopias. Conéctate mientras caminas por la calle. Conéctate mientras das
de comer a tus mascotas.

Hasta que puedas sentir ese estremecimiento de alegría, ese estremecimiento de


sensibilidad, de estar enamorado o de sentir gratitud, incluso cuando el sentido comú n te diga
que no tienes nada que agradecer, que no está s fluyendo energía para llegar a algú n lado en
especial. Si tu deseo es lanzarte a una nueva vida, aprende a conectarte y a dirigirte hacia don-
de quieras, sin importar lo que esté sucediendo a tu alrededor. ¡NO IMPORTA QUÉ!

Si quieres cambiar algo, si quieres mejorar la situació n en la que está s, si quieres gozar
de ese magnífico sentimiento de realizació n, o de una profunda felicidad que no hayas experi-
mentado antes, si quieres tener cualquier cosa que no tengas ahora, entonces aprende a
encender tu motor, ¡y conéctate!
LA FUERZA TE ACOMPAÑA.
PASO 4. LEY DE ATRACCIÓN

Hace unos cuantos añ os, cuando era yo mucho má s joven y acababa de llegar a
California, conducía mi auto todos los días del Valle de San Fernando, a lo largo del her moso
Cañ ó n Coldwater, hasta Beverly Hills, donde tenía un detestable empleo en las oficinas
corporativas de una importante empresa aeroespacial. Me gustaba el recorrido, pero no el
trabajo. Sin embargo, no era el momento adecuado en mi vida para "quemar las naves".
Durante dos añ os conduje por el Cañ ó n, busqué cosas que hacer en mi trabajo hasta que me
aburrí.

Una hermosa tarde, mientras disfrutaba del recorrido, de vuelta al Valle de San
Fernando, al pasar frente a las preciosas casas de Beverly Hills, dije en voz alta, dirigiéndome
al poder que yo entonces pensaba que estaba fuera de mí: "Muy bien, Poder Superior, veamos
qué tan bien funcionas. Estoy aburrida con este trabajo y quiero hacer otra cosa. Dame una
idea. De hecho, si só lo dame las semillas, yo me encargaré de plantarlas".

Sin darme cuenta, estaba en ese lugar perfecto del sentimiento, donde mi frecuencia
era tan alta como una cometa en el aire. Me encantaba el recorrido, disfrutaba del panorama,
me sentía en paz con el mundo, aunque un poco impaciente con mi bá sico concepto de
aquellos días que llamamos el Poder Superior. Mi afirmació n era sincera y se lanzó como
cohete a las alturas, magnetizada por las elevadas vibraciones de un incipiente "sentirse bien".

Al otro día, camino a mi trabajo, realicé la misma rutina: "Só lo dame las semillas, yo las
sembraré". Hice lo mismo durante el regreso a casa. En ese momento no sabía nada sobre
vibraciones ni flujo de energía, y desgraciadamente, tampoco sobre mi propio poder, tenía la
vieja concepció n de que el poder de "allá arriba" y yo aquí abajo, ni pensar que éramos una
misma cosa. En lo que a mí se refiere, suponía que ese "jefe de jefes" estaba separado de mí;
esa sabia fuerza de Dios, estaba segura, era lo que conducía mi vida. Todo lo que estaba
haciendo era, sin saberlo, enfocá ndome poderosamente en un "quiero" y poniendo a prueba a
mi Poder Superior para ver si estaba ahí en realidad, con su mano extendida para ayudar.

Así pues, un día, mientras me dirigía a casa, cuando subía la cuesta que conducía a lo
alto de la colina, donde la vista se extasiaba ante la contemplació n de un espléndido panorama
que parecía perderse en el infinito, la idea me golpea y lo digo literalmente: me golpeó . Sentí
como si el cosmos me hubiera dado un latigazo. La idea era formar una compañ ía editorial de
tipo educativo, usando la innovació n verdaderamente revolucionaria de producir cintas de
audio. Era 1965. La mayoría de la gente no había oído hablar de cintas grabadas, y yo no tenía
la menor idea de có mo formar una compañ ía o hacer que las cosas se echaran a andar.

No importaba. Todos los días, al volver a casa y subir la colina, me repetía: "Muy bien,
Poder Superior, tú sigue dá ndome las semillas y yo encontraré la forma de sembrarlas." Y por
supuesto, todos los días sin falta, al subir la colina para ir a trabajar, saltaban ideas de mi
cabeza, como palomitas de maíz tostadas. Imaginé guías turísticas grabadas en cinta para
escuchar en el automó vil mientras se recorrían los parques nacionales, programas de
capacitació n para vendedores y programas para estudiantes. Mientras seguía haciéndolo, las
ideas parecían envolverme, porque en tanto siguiera ahí y permaneciera en un lugar de
"sentirme bien", mi válvula estaba abierta y era fá cil alcanzar la inspiració n.

La espiral se había iniciado. Cuantas má s ideas se me ocurrían, má s entusiasmado me


sentía; y cuanto má s emocionado me sentía, má s ideas se me ocurrían. Sin saberlo, estaba en
un continuo estremecimiento.

De repente, personas que estaban empapadas en el arte de grabar cintas de audio y


formar compañ ías empezaron aparecer de la nada: los que sabían de finanzas, los que sabían
de leyes, técnicos, mercadó logos, todos levantando sus cabezas de la nada. Era increíble.
Finalmente, dejé la compañ ía aeroespacial para formar "Listener Corporation", y nos converti-
mos en una de las empresas pioneras en proporcionar informació n por medio de las muy
novedosas cintas de audio.

Pero pronto se me pasó la emoció n, se apoderó de mí el temor de no poder salir


adelante sola, y mi manantial de inspiració n se secó como un desierto después de una
inundació n relá mpago. A pesar del creciente renombre que habíamos adquirido se había
iniciado la larga espiral del descenso.

É ramos la primera compañ ía que producía cintas de audio para recorrer en auto los
parques nacionales, y todo ello resultó un fiasco. Fuimos la primera compañ ía en producir una
revista mensual de negocios, para escucharse en cinta grabada. Fracasaron todos los
proyectos en só lo un añ o. Fuimos la primera compañ ía en ofrecer cintas con informació n de
negocios para escuchar con audífonos durante los vuelos transcontinentales, y también
fracasamos. Fuimos también uno de los primeros negocios en ofrecer capacitació n de
motivació n para lograr la excelencia para vendedores, en forma de paquete, a varias
industrias. Otro fiasco. La fó rmula era sencilla: siempre estuvo presente el temor dentro de
mí de que esos negocios no funcionaran, ¡y así fue!

Finalmente, encontramos nuestro nicho en el mercado, con un programa mucho má s


específico (y mucho menos agresivo): capacitació n para profesores de primaria, así como ma-
teriales audiovisuales educativos también para educació n primaria. Nos volvimos muy
conocidos, en verdad respetados, con representantes de ventas que se sentían felices y clien-
tes complacidos. Pero con todo eso, apenas lograba ganar lo suficiente para pagar mi hipoteca.

Luchaba, golpeaba, me esforzaba cuanto podía, aplicaba cuantas ideas se me ocurrían.


Esparcía por todas partes mis gritos de reto al estilo del Llanero Solitario, y, sin embargo,
cuantos má s esfuerzos hacía para resolver mi problema, má s lento se volvía mi avance.
Nuestros nuevos programas estaban recibiendo críticas extraordinarias, de costa a costa, y
con buena razó n, porque eran increíblemente buenos, ya que habíamos integrado en nuestro
equipo a los especialistas má s brillantes del momento y contá bamos con las teorías má s inno-
vadoras en cuanto al aprendizaje; pero, a pesar de los magníficos comentarios que
provocaban, ninguno de ellos logró tener las ventas necesarias como para generar buenas
ganancias.

Todo lo que yo podía pensar era: "¿Qué má s puedo hacer-hacer-hacer para que las
cosas sucedan?". Cuanto más arduamente trabajaba, más temerosa me volvía. Y; desde luego,
cuanto mayor era mi temor, más resistencia ponía a la energía del bienestar, por lo que atraía
ventas cada vez má s bajas.

La guía intuitiva había salido volando por la ventana. No había ni el má s pequeñ o


resquicio por el que pudiera saltar mi Ser expandido con los fantá sticos e incesantes tips que
alguna vez había recibido. Le reclamaba constantemente a ese llamado Poder Superior
diciéndole a dó nde podía irse, y vibraba tan lejos de mi conexió n con É l, que parecía que no
existía. Por mi parte, mi persona era la representació n fiel de aquella vieja expresió n de "ir de
mal en peor". ¡Cuán cierto era esto en mi caso!

Las cosas continuaron así durante trece añ os, hasta que, exhausta y desconectada en
absoluto de cualquier cosa remotamente parecida a una fuente de bienestar, vendí la
compañ ía y traté de huir a algú n lugar solitario y lejano de la costa, junto al mar. En lugar de
ello, llegué directamente a la etapa má s triste, má s dolorosamente desconectada, de mi vida.
Desde ese lugar oscuro me llegó el fuerte deseo de lo que ya no quería y a partir de ese
momento empezaron a florecer los añ os que habrían de convertirse en los má s
fantá sticamente bellos de mi vida, mientras empezaba a descubrir a mi Ser expandido.

La ú nica razó n por la que estoy narrando esta historia de la-grandeza-a-la-miseria, es


porque resulta un ejemplo clá sico de lo sumamente distintos que son los resultados que se
logran con la acción inspirada, de los que se obtienen con la acción basada en el temor. Con
la primera, zarpamos hacia Felicilandia con muy poco esfuerzo, como lo hice cuando inicié la
compañ ía. Con la segunda, podemos luchar, esforzarnos y trabajar hasta el cansancio, só lo
para no llegar a ninguna parte, o quizá aú n má s abajo.

INSPIRACIÓN VS. ESFUERZO


La mayoría de nosotros siempre hemos tenido la idea, bueno, es algo má s que una
idea, fue la forma en la que nos educaron- de que para obtener las cosas que deseamos,
debemos igualar el nivel de esos deseos con el esfuerzo personal.

Con otras palabras, si lo ú nico que queremos es un cono de helado, obtenerlo


requerirá de un mínimo esfuerzo de nuestra parte. En cambio, si queremos ser el Director de
una Empresa, tendremos que llegar a un nivel de esfuerzo personal completamente diferente,
que requerirá de luchar y esforzarse arduamente, muchas, muchas horas de trabajo,
olvidarnos de vacaciones y amigos, etc…. De hecho, siempre hemos creído que acercarnos
siquiera a la posibilidad de obtener las cosas má s importantes que deseamos, algo má s que los
conos de helado, implica tener que "exprimirse el cerebro" y estar dispuestos a dar todo
nuestro esfuerzo físico hasta conseguirlo, o simplemente olvidarse del asunto.

Pero "exprimir nuestro cerebro" significa que estamos usando técnicas dignas del
Llanero Solitario, con acciones intrépidas y sin inspiració n alguna. Significa que estamos
funcionando desde una posició n estrictamente física, que presiona. Significa que estamos
atorados en los "tienes que" y en los "deberías". Significa, en concreto, que estamos tratando de
navegar contra corriente, a ciegas, y sin la guía de nuestro propio guía superior. Significa que
estamos funcionando con vá lvulas muy cerradas, lo que provoca el tipo de tensió n interna y el
flujo de energía negativa que no produce, en lo absoluto, los resultados que deseamos.

Pareciera entonces que la forma ló gica de dirigirnos hacia donde queremos llegar, o
hacer que las cosas sucedan como queremos, es funcionar con inspiració n guiada, en lugar de
hacerlo con las vibraciones negativas del estrés procedente de la conciencia social. ¿Có mo lo
podemos hacer? ¿Por dó nde empezamos? ¿Có mo podemos dejar de lamentarnos?.

Bueno, primero viene la inspiració n, las ideas. Surgen cuando logras pasar má s tiempo
en esas altas frecuencias de "sentirte bien" (o de "sentirte mejor"), estremeciéndote y
conectá ndote.

A continuació n, después de fluir cantidades considerables de energía de "sentirte bien"


hacia una o má s de esas grandes atrevas ideas, comenzará s a actuar conforme a ellas, pero
ahora desde un lugar de bendita inspiració n, en lugar de hacerlo a partir de la presió n
negativa. De esa forma, tus acciones está n inspiradas por tus ideas, y todo lo que te llegue
procederá de un lugar de alta frecuencia.

Precisamente la inspiració n de los grandes artistas, sabios y científicos ha provenido


de creer en si mismos y en una conexió n a algo superior, es fundirse en uno só lo y accesar la
Inteligencia Infinita, que no está fuera de nosotros, ¡Somos parte de ella!

Así que, iguau!, algo sensacional empezará a ocurrir si crees en esto y logras la
conexió n interior que hablamos en el capítulo 91. Sin importar qué tan complicadas te hayan
parecido las ideas, descubrirá s que todas están insertadas en su lugar exacto y que está n
avanzando con la facilidad y la tranquilidad con fa que corren las aguas de un arroyo. ¿y por
qué no? Tus ideas fueron inspiradas, y ahora también lo está n tus acciones, para traerlas a la
realidad; todo procedente de tu flujo de energía de alta frecuencia.

Digamos que un día está s saltando de alegría, sintiéndote sensacional porque tienes
una idea. Es una idea fantá stica, del tipo exacto de las que sabes que funcionarían, si só lo
supieras có mo concretarla, o si tuvieras suficiente dinero, suficiente educació n..., suficiente
apoyo..., o suficiente...

Só lo hay dos caminos que podrías tomar cuando te caigan encima las
toneladas de ideas que te envía tu guía. Puedes decir: "Oh, esto es una locura..., tal vez sea una
buena idea, pero...", y cerrar inmediatamente la vá lvula. O puedes decidir callarte, escuchar y
confiar en lo que está s logrando.

Si has estado declarando regularmente algunos "quiero" y tu válvula ha estado má s


abierta que de costumbre, puedes apostar que pronto empezará s a recibir a tu guía, en forma
de ideas que te ayudará n a llegar directamente a esos "quiero". Si decides seguir adelante con
una de esas ideas, y sigues el curso de las actividades que continuará n fluyendo hacia ti como
corazonadas -o como concepto-, te pondrá s en acció n, pero ahora estamos hablando de
acciones inspiradas en lugar de acciones precipitadas como las del Llanero Solitario;
actividades inspiradas que será n divertidas, de técnicas y mé todos inspirados que te
encontrará s realizando con la mayor facilidad, en lugar de luchar y tratar de empujar todo
contracorriente y, ademá s, contra una corriente que es imposible controlar o desviar.

Así que cuando te llegue la inspiració n, o una idea para hacer avanzar tu "quiero",
empieza a pensar en: "Lo puedo hacer", en lugar de: "Sí, pero..."; y no te preocupes de có mo
lograrlo: se te ocurrirá una vez que te relajes y entres en una frecuencia má s alta. Recuerda
que los instructivos siempre acompañ an a la inspiració n.

Ahora empezará a fluir tu energía positiva. Lo que tomaría años a una persona
desconectada, tú lo realizarás en unos cuantos meses, orientado por tu completamente jubiloso
Ser expandido hacia las actividades más productivas.

EL TRINEO BIEN LUBRICADO

Justo a la mitad de ese añ o, después de mucho tiempo en que el negocio de las


hipotecas y mi ingreso personal fluían con tal abundancia que casi era cosa de risa, se me
ocurrió una idea. Realmente no necesitaba ideas en ese momento, ya que mis "quiero" se
estaban realizando con tanta rapidez que casi no tenía tiempo de disfrutarlos. De cualquier
modo, tuve una idea que me dejó perpleja.

Se me ocurrió cuando estaba en la regadera, una noche en la que, por alguna razó n que
no recuerdo, me sentía llena de entusiasmo. Y tengo que confesarles que mi primera reacció n
fue exclamar en voz alta: "¡Dame un respiro! ¡Debes estar bromeando!".
La idea era hacer un infomercial (un comercial de media hora para televisió n), para un
producto de autoayuda, sumamente extenso y complejo, que todavía no había creado, en el
que nunca jamá s había siquiera pensado, y acerca del cual no tenía ni la má s remota idea de
có mo y dó nde empezar. Todo el concepto era completamente descabellado e iló gico.

En esos momentos yo estaba involucrada en el negocio de las hipotecas hasta el


má ximo de mi capacidad, a la mitad del añ o de mayor prosperidad que había tenido en mi vida
y, de pronto, me sentía invadida de ideas para producir un programa de televisió n del que no
sabía absolutamente nada. ¡Qué locura! Sin mencionar que costaría muchísimo dinero llevarlo
a cabo, que requeriría de un enorme talento para coordinarlo, que sería un trabajo de tiempo
completo para quien supiera qué demonios había que hacer, de lo cual por supuesto yo no
tenía ni la menor idea (no importaba que ni siquiera hubiera sacado el producto).

Pero mi vá lvula estaba abierta; aunque yo no lo entendiera, mi frecuencia estaba má s


alta que nunca. Y hacia donde quiera que mirara, só lo encontraba condiciones positivas, así
que las ideas para divertirme seguían llegando, las quisiera yo o no.

A los cuatro meses -¡cuatro meses!- después de que se me ocurrió la idea..., obtuve una
cuantiosa cantidad de dinero para pagar la lujosa producció n del producto..., y las sumas
requeridas para la producció n del programa de televisió n de gran categoría..., los suficientes
dó lares que se necesitaban para comprar el extenso tiempo de televisió n de costa a costa..., al
tiempo que yo misma escribía, narraba, actuaba y producía todo, filmando en locació n con un
gran equipo profesional. ¡Só lo se necesitaron cuatro meses!

Para marzo del añ o siguiente, ya estaba en el aire promoviendo Curso de vida 101, el
monumental audiovisual que ofrecía un curso para tomar en casa sobre crecimiento interno,
del cual yo era la autora. ¡Asombroso!. Realizaba el trabajo de una docena de personas:
manejaba una empresa y creaba otra, mientras escribía y producía un nuevo programa para
televisió n muy complicado..., yo sola..., y a una edad má s que madura. Para ser franca, la mayor
parte de mis amigos pensaban que me había vuelto loca.

iAh!, pero lo que ellos no sabían era con qué poco esfuerzo estaba materializando todo
aquello. No había acciones desesperadas, ni esfuerzos titá nicos, ni lucha constante. Esta vez
estaba .conectada. Todo se deslizaba como si fuera arrastrado por un trineo bien lubricado.
Las piezas caían en su lugar como por arte de magia. En cuanto me preguntaba có mo haría al-
guna cosa, las respuestas me llegaban de la nada. Realizaba fá cilmente lo que tenía que hacer.
Sin fricciones, sin preocupaciones y sin la menor duda en el mundo. En realidad, la estaba
pasando muy bien.

Desde luego, tenía mucho trabajo, pero era trabajo fá cil de hacer porque recibía ayuda
constante e inesperada de mi guía. Cualquier problema que surgía se resolvía casi tan pronto
como aparecía. Todo -en ambas compañ ías- marchaba a la perfecció n, y yo estaba en la
corriente misma de la vida. Nunca cuestionaba una nueva idea o una nueva direcció n, pues las
indicaciones de có mo hacer las cosas me llegaban siempre inmediatamente después de la idea.
Y en ningú n momento me sentí agobiado, ni deprimido.

Espontaneidad se convirtió en mi primer apellido. Dejé de preocuparme por el tiempo.


La alta frecuencia magnética que emanaba de mí era tan poderosa, que movilizaba los siguien-
tes eventos y circunstancias para que yo pudiera salvar todos los obstá culos de una situació n,
antes de llegar a la siguiente.

Estaba asombrada por lo que estaba sucediendo; sin embargo, todo lo que estaba
haciendo -sin saberlo siquiera- era fluir la energía positiva de "sentirse bien", y llevar a cabo
las ideas inspiradas que me llegaban, como una corriente continua. No se requiere nada má s
excitante que eso.

SEÑALES, SEÑALES, SEÑALES

¿Cuá ntas veces te has dicho a ti mismo: "Tengo un deseo repentino (o una corazonada
o una sensació n en las entrañ as) de ir a ese lugar?". Y eso hiciste: fuiste y encontraste que ha-
bía estado bien hacerlo. Estabas siguiendo a tu guía. O se te ocurrió la loca idea de probar
determinada cosa. Y lo hiciste. Y fue un éxito porque resultó divertido. Estabas siguiendo a tu
guía.

Pero no necesitas estar iniciando un nuevo negocio para tener ideas, corazonadas o
presentimientos. Así, tu "quiero" puede ser sortear el trá fico del centro de la ciudad para
llegar a tiempo a tu oficina, lo mismo que encontrar una nueva pareja. Todo lo que tienes que
hacer es prestar atenció n a las señ ales que hará n que eso suceda..., ¡y aprender a confiar en
ellas!

Una llamada telefó nica inesperada de un viejo amigo, un programa de televisió n que
normalmente no ves, el deseo repentino de leer algo, o de llamar por teléfono a alguien, o de
tomar una ruta diferente..., todos son pequeñ os empujones que te da tu Yo expandido, tu guía
interna/externa, para ayudarte a mantener tu curso en el camino que te llevará a la alegría,
aunque só lo se trate de encontrar un buen lugar para estacionarte cuando está lloviendo. Has
producido energía de "sentirte bien", combinada con varios "quiero", que a la vez han creado
corredores de energía que fluyen hacia un sinnú mero de remolinos y ahora, cuando entres en
ellos acude a tu Guía. Tus impulsos para actuar -para hacer esto, ir a ese lugar, llamar por
teléfono- proceden de la actividad magnética iniciada por tu energía bien enfocada.

Poco después de que me embarqué en este nuevo camino de creació n deliberada, iba
rumbo a Pó rtland en mi viejo y querido Mercury Monarca modelo 77, un auto que había sido
reparado muchas veces, porque era un modelo que me encantaba. Un nuevo motor, nuevo
esto, nuevo aquello. Pero, debido a su edad, mi mecá nico me había recomendado que usara
aceite sintético para reducir el desgaste de sus piezas. Eso estaba muy bien, excepto que en
ese tiempo los aceites sintéticos no eran nada comunes, y la marca que yo usaba tenía que
pedirse expresamente para que la enviaran a la població n donde yo vivía.

Durante mucho tiempo yo no había salido de casa má s allá de la tienda de abarrotes,


así que el recorrido de dos horas que tenía que hacer para llegar a Pó rtland, me resultaba muy
atractivo. Puse la mú sica que elevaba mi estado de á nimo y estaba en la cima misma de la alta
frecuencia que produce la felicidad, una hora má s tarde, fluyendo energía positiva, cuando
recordé que no había puesto al auto el aceite que tanto necesitaba. Generalmente cargo con
dos litros del extrañ o aceite en mi auto; pero eso se me había olvidado también y la posi-
bilidad de encontrar el aceite -que ademá s tenía que mezclarse con cualquier otro- en ese
trecho de tierras de cultivo, en la autopista del sur de Washington, no só lo era remota, sino
absolutamente impensable.

Avancé unos cuantos kiló metros má s, preguntá ndome qué podría hacer, cuando sentí
el impulso repentino de desviarme en la siguiente salida. Puesto que en esa época seguía mis
corazonadas sin vacilació n, me encogí de hombros y me salí de la autopista en cuanto pude
para tomar un desolado camino local, a no má s de un cuarto de kiló metro ge la autopista.

Lo que encontré parecía un viejo pueblo minero abandonado, un pueblo fantasma,


lleno de construcciones ruinosas o semi-derruidas y en condiciones deplorables. Todas esta-
ban tapiadas, y tan deterioradas que se veían ladeadas. No se veían señ ales de vida por
ninguna parte, pero, por alguna razó n, detuve el automó vil y bajé de él, extrañ amente
consciente de que no estaba cuestionando mi decisió n o pensando en cosas como: "¿Qué
diablos hago aquí?", sino só lo siguiendo mi corazonada.

Entonces lo ví, y mis ojos no podían creerlo. A unos veinte metros frente a mi auto
había otro deteriorado edificio con un letrero apresuradamente pintado a mano, que decía:
"Refacciones para auto". No sé có mo no me había fijado en él al detenerme; pero ahí estaba,
exactamente frente a mí. Atolondrada, entré y pregunté si tenían aceite sintético. Sí, lo tenían,
pero sentían mucho que só lo tenían de la marca Blurp, ¡que era exactamente la marca que yo
necesitaba! "¡Sí, señ or, nos quedan los dos ú ltimos litros!".

La cabeza me daba vueltas cuando volví al automó vil. Seguramente, estaba má s


emocionada y excitada de lo que pueden describir las palabras. Seguro que estaba má s que
feliz de ver có mo funcionaba la Ley de la Atracció n, pero, a decir verdad, me sentía atontada.
Todo era tan abrumadamente evidente, que era imposible negarlo. Mis vibraciones habían
estado en lo má s alto. Entonces apareció una necesidad apremiante, pero sin un á pice de
resistencia, nada de: "Estoy en 'problemas. Nunca encontraré por aquí ese aceite, ¿qué voy a
hacer?". Con mis vibraciones tan aceleradas, yo había atraído en forma instantánea la solució n;
había recibido instrucciones muy claras de mi Yo expandido, en forma de una fuerte
corazonada que decidí seguir obedientemente. Pero, caramba, ¿hasta qué punto se puede uno
volver adivino?

¿Có mo sucedió ? ¡Quién sabe! y, después de todo, ¿a quién le importa? Basta con
confiar, con actuar de acuerdo con lo que sientes, y las cosas saldrá n bien.

Lo importante es tratar de funcionar como un avió n al que se le pone el piloto


automá tico, y prestar atenció n a los impulsos. ¡Escucha! Mantente alerta a esas pequeñ as
sacudidas que llamamos corazonadas, estate pendiente de las señ ales, observa y sigue tus
impulsos. Si te sientes bien con lo que haces, es que está s obedeciendo a tu guía.

La mayoría de nosotros nos resistimos a creer que las cosas pueden suceder, a menos
que podamos ver de antemano có mo encajará n las piezas. Así que empieza a observar las
pistas que se te ofrecen. Observa la forma maravillosa en que las cosas se unen, y verá s có mo
las partes que faltan toman forma y empiezan a colocarse en su lugar como por arte de magia.

Ahora has entrado al extrañ o mundo de la sincronía; está s conectado a tu fuente


original de energía y te dejas llevar por el flujo de ella. Pero nunca lo verá s, ni aprenderá s de
ello, si no te vuelves observador.

SIN VACILACIONES

Con la posible excepció n de la oració n, que es con mucha frecuencia una sú plica que
procede de una válvula má s cerrada que abierta, pocos de nosotros aprendimos a
introducirnos en lo má s profundo de nuestro interior, ya no digamos siquiera a escuchar lo
que esconde, y mucho menos seguirlo. Pero, ¿seguir qué? Escuchar, ¿a quién? ¡Tonterías!
Mejor toma una pastilla. Todo eso es mera imaginació n. No tiene sentido. No existen datos
intelectuales o empíricos para apoyarlo.

Me encanta có mo afirmamos que algo no existe, le damos la vuelta y le ponemos


nombre. Nos mostramos despectivos ante la "guía divina", pero, de manera curiosa, le damos
una amplia gama de nombres, como: corazonada, motivació n, presentimiento, intuició n,
inspiració n, impulso, urgencia, premonició n, deseo o imaginació n. Todo esto es resultado de lo
que nos indica la guía, el tú real que te está enviando mensajes desde la inteligencia infinita.
Tú está s haciendo todo lo que te ofrece este poder, en forma de ideas o direcciones que debes
seguir antes de cerrar otra vez la vá lvula.

La guía es tu alma que habla, Dios que habla, tu ser interno que habla, tu Yo expandido
que habla, tu acompañ ante có smico que habla. Tu guía hace lo necesario para atraer tu
atenció n, y para ayudarte a entrar en tus "quiero", de la misma manera si se trata de un nuevo
automó vil que de un nuevo peinado, o de un cabello radiante. Pero para hacer que esto
funcione, debes aprender a confiar en lo que está s eligiendo en esa situació n.

Una pareja que eran mis clientes en el negocio de las hipotecas, y a quienes llamaré
George y Sally, se mostraban un poco confundidos cuando llegué a su casa una noche para re-
coger su solicitud de préstamo. Cuando les pregunté qué les pasaba, George dijo que él y su
esposa acababan de salvarse de una grave carambola de ocho automó viles en la autopista, y
que todavía se sentían realmente alterados por la impresió n, segú n lo expresó él.

Trabajaban en lugares diferentes, pero se transportaban a sus trabajos juntos. Parece


ser que volvían a casa por la autopista, como de costumbre, y George empezaba a mostrarse
molesto porque tenían que avanzar con lentitud, detrá s de un camió n muy grande, de color
rojo y desvencijado; así que decidió cambiar de carril. En forma repentina, y sin saber por qué
lo hacía, Sally dijo en ese momento: "¡Mi amor, no hagas eso! ¡Tenemos que salir de la
autopista ahora mismo!". Hubo la acostumbrada explosió n por parte de George acerca de que
aquello era una tontería. Entonces, finalmente, para mantener las cosas en paz, George se
desvió hacia la siguiente salida y tomó varios caminos alternos, en direcció n a su casa.

Cuando llegaron, George conectó el noticiario local de la televisió n, como lo hacía


siempre, y vio el desvencijado camió n rojo arriba de una pila de autos chocados, aplastado
entre dos automó viles. El accidente había ocurrido en la autopista, a poca distancia del lugar
de donde George y Sally se habían desviado. Dos personas habían fallecido en la carambola.
Sally era una mujer bien conectada, que había seguido sin vacilació n las instrucciones
de su guía. ¿Cuá ntos de nosotros hubiéramos escuchado, ya no digamos seguido, las instruc-
ciones que nos estaba dando esa voz de salirnos del camino?

Es una gran broma có smica el hecho de que hayamos sido diseñ ados para ser
precisamente eso: para vivir de acuerdo con nuestros sentidos, y no con nuestros cerebros. Sin
embargo, a lo largo de los siglos hemos aprendido a pensar nuestras reacciones, en lugar de
asentirlas, exactamente al contrario de la forma en la que vive el resto de la naturaleza. Los
animales y las plantas lo hacen (vivir de acuerdo con sus sentidos), mientras que nosotros, los
cerrados y desconectados seres humanos, nos burlamos de ello.

Pero cuando realmente empieces a jugar el juego de "sentirte bien", te aseguro que
será todavía mejor que pasar un día completo en Disneylandia. Escucha, y sigue escuchando, y
actú a obedeciendo a tu guía sin vacilació n.

Así que si tienes docenas de amigos y familiares que te dicen que tienes que hacer
"esto", pero en el fondo de tu ser sientes un profundo impulso de hacer "aquello", siempre, si-
gue tu impulso (¡si hacerlo te hace sentir bien!). ¿Por qué? Só lo inténtalo unas cuantas veces y
verá s por qué. El sistema aplicado por tu guía lo está haciendo todo, sabe có mo llevarte a
donde quieres ir, para seguir tu intuició n original. Así que date la oportunidad. Conéctate bien
y escucha, pues ese Yo expandido sabe lo que está haciendo.

EL PASO FINAL
Este es el cuarto y ú ltimo paso en el proceso de diseñ o creativo.
El primero, como bien recordará s, es identificar lo que No queremos.
El segundo es aclarar y declarar lo que SÍ queremos.
El tercero es colocarse en el lugar del sentimiento donde se encuentran nuestros
"quiero". Y ahora, el cuarto es:
Paso cuatro: espera, escucha, y permite que el universo te lo proporcione.

Eso significa que no es necesario golpear algo para ponerlo en su lugar, y


hacer que suceda. Significa, por el contrario, que debemos sintonizarnos y escuchar a nuestro
guía. Asimismo, significa que debemos seguir las instrucciones que recibimos, sin vacilació n.

Significa que debemos dejar de averiguar có mo podríamos hacer que nuestro "quiero"
se realice, porque no somos quienes debemos saber có mo lograrlo. Todo lo que tenemos que
hacer es actuar de acuerdo con la inspiración que nos llega de nuestro Yo expandido, mantener
abierta nuestra válvula, esperar lo que nuestro "quiero" nos traiga, hacernos a un lado y dejar
que el universo haga lo que le corresponde, manteniéndonos al margen de todo, sin impaciencia,
guardando la calma tanto como sea posible. (En ese sentido, trata de conservar la paciencia,
porque perderla significa cerrar la vá lvula, y en el caso de que esté abierta, nuestra energía se
enfocará en lo que no ha sucedido.)

El universo es un organizador mejor de lo que tú soñ arías serlo nunca, así que dale la
oportunidad de que te lo muestre y trata de no estorbar. Tú le has dado una tarea: le has
enviado tu energía magnética; ahora, hazte a un lado y permite que se produzca la
manifestació n.

PERO, ¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ?

Muy bien, está s manteniendo en alto tus frecuencias, te conservas sintonizado con la
estació n de tu guía, está s escuchando, recibiendo tUs corazonadas, observando la sincronía de
los acontecimientos; pero ¿dó nde diablos está ese sensacional "quiero"?

"¿Có mo puedo mantenerme contento y entusiasmado respecto de algo, si sigo


hablando, sintiendo y fluyendo energía, hasta ponerme morado en el intento, sin que nada
suceda?".
Si tu "quiero" no ha aparecido en ninguna forma, y en un periodo de tiempo que
consideres razonable, simplemente significa que has estado má s en el sentimiento de no tener
que en el de tener.

De todos modos, no lo está s haciendo mal; tampoco has perdido el instructivo. El flujo
deliberado de energía positiva nos es tan extrañ o, que con frecuencia parece una tarea im-
posible, mientras que los sentimientos de resistencia a los que estamos acostumbrados -y que,
por tanto, nunca notamos continú an dominando nuestra vida.

Es entonces cuando ha llegado el momento de dejar que las cosas marchen bien -deja
que lo hagan- cuando tu "quiero" no se ha presentado todavía. Tú sabes que lo hará , pero es
perfectamente normal que no lo haya hecho..., por el momento.

La meta final, desde luego, es dejar de estar en un sube y baja, con las vá lvulas
abiertas; es decir; cerrar válvulas, abrir válvulas, volverlas a cerrar. Es como decirle a un perro
que se vaya y que se quede al mismo tiempo. Todo se atasca y acaba por detenerse. ¿Có mo,
entonces, puedes controlar tu gran deseo de obtener algo que no se ha presentado aú n, o que
no ha sucedido?
Ante todo, verifica hacia dó nde va tu flujo de energía. N o tiene mucho caso que hagas
fluir tu energía hacia alguno de tus "no quiero" y dejes que se manifieste todavía má s.

Luego, verifica la intensidad de tu flujo de energía. Cuanto mayor sea tu excitació n,


cuanto má s ardiente sea tu pasió n, má s rá pida será la manifestació n. (Pide ayuda a tu guía con
esa misma intensidad y la recibirá s).

Después, verifica tus repeticiones. ¿Con qué frecuencia te sientes impulsado por tus
"quiero"? Si tienes un gran comienzo y lo mantienes funcionando durante varios minutos,
pero después no vuelves a pensar en ello durante mucho tiempo, tal vez logres que suceda
algú n día (lo cual es muy dudoso). Pero si te muestras constante al pensar y hablar sobre lo
que quieres durante todo un día, aunque só lo lo hagas para ti mismo, si repites y embelleces la
historia constantemente, no só lo estará s manteniendo la fuerza del impulso, sino
aumentá ndola.

Aunque dieciséis segundos son todo lo que se necesita para impulsar ese tornado que
se está formando, si te mantienes bien enfocado y entusiasta sobre tu deseo durante diez o
quince minutos todos los días, se realizará ante tus ojos antes de que te des cuenta, siempre y
cuando conserves tu enfoque verdaderamente apartado de la idea de carencia.

Hay otro factor presente que puede intervenir para que lo que deseas se haga realidad
o no, pero que he dudado en mencionarlo porque puede convertirse en la excusa perfecta de
por qué algo no ha sucedido o no se ha presentado: la oportunidad.

Puedes haber estado haciendo fluir energía en grandes cantidades hacia un tema en
particular, con una vá lvula completamente abierta, llevando a cabo todo lo que tu guía te dice
que debes hacer para fluir con la fuerza de una nave espacial, y aun así no tener nada en las
manos. ¡Hazlo con oportunidad! Quizá lo que ocurre es que no se ha presentado el mejor
momento para que se realice ese "quiero", y eso te esté distrayendo de todo lo demá s que
deseas.

Como ése podría ser el caso, entonces es mejor que retrocedas un poco, te relajes y
dejes que el universo y tu guía hagan las cosas. La Ley de la Atracción no es inconsistente. El
universo te dará lo que quieres en el momento oportuno. ¡La clave es -siempre- el
enfoque!

¿QUÉ ME HA ESTADO MOLESTANDO?

Ya sabemos que lo único que altera nuestras experiencias es resistirnos a nuestras


propias energías elevadas; pero algunas veces el mantenernos en esas energías elevadas puede
hacer que sucedan cosas que no siempre son agradables. Lanzarse a una frecuencia má s alta
es similar a dirigir una manguera hacia una vieja banqueta llena de lodo. El pesado chorro de
agua arrastra el lodo, y al hacerlo quedan a la vista algunas desagradables grietas de la acera.
Si no tienes cuidado al lavar la acera con la manguera, es posible que dejes al descubierto
algunas grietas que habían estado ocultas.

Esas grietas son nuestra resistencia, nuestra crítica interna o nuestros prejuicios,
nuestras viejas ideas de lo que es correcto e incorrecto en el á mbito social, nuestra antigua
frecuencia baja, que nos dejan sin protecció n cuando quedan al descubierto por frecuencias
má s altas.

Cuanto má s grande es nuestro deseo, mayor es la energía que estamos dirigiendo


hacia él, como si fuera el poderoso chorro de agua de la manguera, que descubre un mayor
nú mero de grietas. De repente, nos sentimos inseguros, vulnerables, expuestos a los
elementos sin protecció n, como si lo que había estado oculto hasta entonces surgiera y luchara
por sobrevivir. A final de cuentas, lo que había estado oculto morirá , desaparecerá , pero no se
dará por vencido fá cilmente. Eso puede hacer que algunos tengamos trayectos emocionales
llenos de baches.

Pero no te preocupes, hay un camino rá pido para salir. En el momento, en que te des
cuenta de que te está s sintiendo un poco tembloroso o desubicado, pregú ntate a ti mismo:
¿Qué me ha estado molestando?, Y sigue insistiendo hasta hallar la respuesta. La encontrará s.

Mientras lo discutes contigo mismo, cualquiera que haya sido la causa descubierta
para que resurgieran esos desagradables sentimientos, se mostrará a sí misma en la forma de
una vieja creencia, de un viejo temor, de un antiguo "no quiero". Una vez que descubras lo que
es, te tomará só lo tres minutos al día hablar contigo mismo para convencerte de có mo salir del
asunto o có mo reducir el problema al mínimo (recuerda hablar con ternura), habla, habla y
habla, hasta lograr que se disipe ese temor, dentro de los siguientes treinta días, junto con la
resistencia inconsciente que ha estado impidiendo que se realice tu "quiero".

PASIÓN ES CREACIÓN

Pasió n. Hemos hablado mucho de ella. Es una de esas palabras que suenan
sensacionales, pero, ¿qué significa?, ¿có mo la obtenemos?, y ¿realmente la necesitamos?

He aquí la clave: ¡pasión es creación!


La satisfacció n está muy bien, pero la pasión hace que las cosas sucedan.
La satisfacció n es una válvula abierta, un agradable y seguro refugio sin enfoques
negativos, un lugar de descanso.
La pasión hace que las cosas sucedan. La pasión es vida. La pasión es creación.
La pasión tiene que ver con sentir tu poder. Cuando aparecen condiciones negativas, por
la razón que sea (ya que siempre surgirán porque necesitamos el contraste), en lugar de hablar
sobre lo difíciles que son las cosas, ahonda un poco más y siente tu poder. No sólo estás conectado
a la fuerza del bienestar: eres esa fuerza. Esa fuerza es vida, esa fuerza es pasión, y la pasión es
creación.

La pasió n proviene de la emoció n que provoca tener algo en proceso. La satisfacció n,


por otra parte, es el resultado de mirar algo que ya se realizó . La satisfacció n es energía posi-
tiva, cierto, pero no es un combustible y no te llevará a ninguna parte. No es la energía de la
creació n.

Si piensas que te falta el má s sublime de los sentimientos, la pasió n, analiza si todavía


está s hablando de un "no quiero", o enfocá ndote en él. No existe algún "no quiero" en el
universo que pueda evocar pasión, porque todos los "no quiero" provocan energía negativa,
válvulas cerradas, gran resistencia y más "no quiero".

Así que esa es otra razó n para dedicar má s tiempo a tus "quiero", pues cuanto má s
tiempo les dediquen, má s apasionado te volverá s. Y la pasió n es creació n.

La pasió n no significa gritar ¡hurras! como una porrista, o saltar muros como loco. Por
supuesto, la pasió n tiene diversos grados de excitació n y entusiasmo, pero lo má s importante
es que es una fuente de conocimiento interno. Es la confianza absoluta de que la vida ya no
tiene que traerte de las orejas, y de que el tigre que está s deteniendo por la cola en realidad
eres tú mismo.
¿Quieres má s pasió n? Entonces, ¡déjate llevar por tu alegría! Huele má s rosas, observa
má s atardeceres, encuentra má s campos que puedas recorrer descalzo, visita má s seguido tus
restaurantes favoritos, ríe má s, encuentra má s lugares que explorar, má s juegos de pelota que
ver, má s obras de teatro que disfrutar, practica má s pasatiempos que te diviertan, sé má s
espontá neo, juega má s golf, escucha má s mú sica, encuentra má s lugares para divertirte, sonríe
má s y diviértete. Ahora está s vibrando con la vá lvula abierta de la pasió n. Y la pasió n es
creació n.

DÉJALO LLEGAR

¡Yaya, no vas a lograr que me enfrasque en una discusió n contigo! Todo este asunto de
la energía entrañ a un cambio total de como estamos acostumbrados a vivir y a ser, así que hay
que darle tiempo. No te impacientes. Si has leído hasta aquí, hay cambios importantes que
están ya en camino.

Algunas veces resultará fá cil. La mayor parte del tiempo al principio no lo será , y ésa
es la razó n por la cual es esencial observar eso que llamamos coincidencias. Son la comproba -
ció n de que algo está realmente sucediendo, lo que te mantiene en actividad.

Principalmente, solo ilumina tu vida. Sé natural. No te dejes abrumar por el hecho de


no ser perfecto. Date golpecitos en la espalda por el esfuerzo. ¡Date crédito por desear tomar
el control de tu vida lo má s pronto de lo que te imaginas, lo hará s!

Si inviertes un poco de tiempo todos los días hablando sobre cada uno de tus "quiero",
sin preocuparte de si se cumplirá n o cuá ndo lo hará n, sin tratar de forzar los có mo de su
realizació n, y permaneces conectado con tu guía y lo obedeces sin vacilació n, esos "quiero"
vendrá n. Debido al poder que tienes, lo hará n.

No está s separado del poder del bienestar infinito. No está s separado del poder y de la
fuerza de la vida creativa. N o está s separado del poder universal de Todo lo que Es. Ese poder
es tuyo, porque el poder eres tú y tu poder, como las leyes divinas que lo gobiernan, es
absoluto.
DINERO, DINERO DINERO
LEY DE ATRACCIÓN

Por lo regular los buscadores de temas de autoayuda buscan mejorar un aspecto de su


vida, algo que sienten que no camina bien: amor, trabajo, familia, salud, espiritualidad y/o
principalmente dinero. Este capítulo esta dedicado a la conexió n de Dinero con la Ley de
Atracció n, muy bien, vayamos a eso... ¡DINERO! Dinero, dinero, dinero. Suena bien, El titulo del
capítulo atrae ¿verdad? ¿O no? Pongá moslo de otro modo. ¿Có mo te hace sentir esa palabra,
este tema? ¡Sinceramente!

Cada palabra que pronunciamos, lleva consigo su propio sello de vibració n peculiar
acerca de lo que estamos hablando. Dependiendo de có mo nos educaron, y de la perspectiva
de la vida que hayamos adquirido individualmente, cargamos cada palabra que decimos con
una vibració n exclusiva y personal. La palabra "Dios", por ejemplo, puede provocar una
respuesta de vibraciones intensamente positivas o profundamente negativas, dependiendo de
quién la diga -y quién la escuche-, del ambiente en el que se diga y de aquello con lo que la
asociemos.

Tenemos una enorme carga de esas asociaciones de palabras en nuestro lenguaje,


pero só lo hay una palabra que puede reclamar el derecho de ser consistentemente
merecedora del Premio a la Palabra má s Negativa del Mundo. Esa palabra es "dinero". La
palabra dinero es la má s cargada de emoció n, en cualquier idioma que se utilice. De verdad ya
no se que es má s un tabú en nuestra sociedad: El sexo ó el dinero.

Para la mayoría de nosotros, las creencias relacionadas con la palabra dinero son tan
increíblemente intensas, que en el momento en que la decimos, pensamos o escuchamos,
enviamos un cú mulo de vibraciones negativas por todo el lugar. Desde luego, lo ú nico que
logramos con ello es crear un muro impenetrable a nuestro alrededor, que garantiza que
bloqueemos la má s buscada comodidad que con tanto ahínco hemos querido tener en nuestra
vida. Tan só lo al pronunciar ese tonto conjunto de sonidos, estamos alejando la cosa que má s
deseamos.

Pero, ¿có mo es eso? Despué s de todo, es un asunto muy claro, ¿no? Oro, plata,
monedas, billetes, documentos, ¿a qué suenan, entonces? Má s que a otra cosa, a algo como a
"toda esa miseria". Desde que éramos niñ os, la mayoría de nosotros aprendimos que la
palabra dinero equivale a lucha: "deberías", "tienes que", "tengo que", "debo".

Aprendimos lo importante que era el tema para mamá y papá , los tíos y las tías, así
como para los amigos adultos de la familia.

Aprendimos también a sentir la ansiedad que rodea a la palabra, así como la angustia
que provoca.

Aprendimos, la mayoría de nosotros, que era el principio y el fin de lo que creemos


que es la vida; así que lo mejor era asegurarnos de tenerlo, ¿o no?

En realidad, ese aprendizaje comenzó antes de que siquiera empezá remos a caminar,
desde los días en los que nos encontrá bamos en el ú tero materno, desde donde absorbimos
todas las vibraciones que producían las luchas y los temores de nuestros padres. Así, fuimos
arrojados a este mundo, como Don Quijote, con esa descabellada programació n innata que
dice que el má s poderoso adversario al que nos enfrentaremos en la vida es eso que llamamos
dinero, el dragó n contra el cual tenemos que luchar hasta la muerte. ¡Y la mayor parte de
nosotros lo hace!

Debido a que nunca aprendimos acerca del flujo de energía y del tener vibraciones
negativas, pasamos la vida con válvulas herméticamente cerradas sobre ese tema, sosteniendo
una batalla que nunca podemos ganar, hasta que nos sentimos tan cansados, tan desalentados,
tan deprimidos, que nuestro cuerpo finalmente responde al eterno negativismo y morimos.
¡Vaya dulce vida!

VIEJAS CREENCIAS TERGIVERSADAS


Desde que se creó el primer dinero legal, nadie ha tenido suficiente de él. Así es que
cuando pensamos en dinero, inmediatamente agregamos "no hay suficiente", ¿empiezas a
tener una idea clara del problema? Dinero equivale a no suficiente..., lo que equivale, a la vez, a
carencia..., lo cual significa vibraciones de "sentirte mal", lo que, por supuesto, nos pro -
porciona una buena cantidad de lo que menos queremos: ¡carencia!

La buena noticia es que no tenemos que quedarnos ahí, y que podemos desenterrar
todas esas viejas creencias, ya caducas, para permitimos que fluya la abundancia; por fortuna,
simplemente tenemos que contrarrestar el cú mulo de ideas negativas acerca del dinero que
durante décadas la sociedad ha creado y respaldado; creencias tan injustas como:

"Necesitas trabajar arduamente para conseguirlo".


"El dinero debe ganarse."
"No obtienes algo por nada."
"El dinero llega con dificultad."
"Es difícil ahorrar dinero."
"Nunca tengo lo suficiente."
"Sale con má s rapidez que con la que entra."
"El dinero es la raíz de todos los males."
"Necesitamos ahorrar para el retiro."
"Seré feliz cuando lo tenga" (lo que sigi1ifica: "No puedo ser feliz ahora").
"Uno debe trabajar duro para obtener verdaderas recompensas. "
"El dinero no crece en los á rboles."
Repite cualquiera de estas frases en voz alta, y observa có mo te sientes. ¡Nada bien! y;
sin embargo, ésas son las ideas que nos enseñ aron, con las que crecimos, con vibraciones tan
arraigadas en nosotros, que hemos llegado a creer que el dinero es nuestra ú nica llave hacia la
libertad. Y; bueno, no quiero decir nada má s acerca de eso.

Lo que nos confunde es que pensamos que el dinero tiene que ganarse, que se tiene
que luchar por él y que se tiene que trabajar arduamente para obtenerlo. Y; sin embargo, el
dinero, como todo lo demá s, no es má s que energía. Y atraerlo, como sucede con todo lo
demá s, só lo requiere de un proceso de flujo de energía. ¡Ha llegado el momento de escribir un
nuevo guión!

ESCRIBIR UN NUEVO GUIÓN


Digamos que quisieras construir un nuevo patio en tu casa, que te costaría alrededor
de 25,000 dó lares, y digamos que piensas en ese costo de 25,000 dó lares, una y otra vez, sin la
má s remota idea de có mo conseguirlos. Finalmente, deprimido y frustrado, exclamas: "iOh, al
diablo, olvídalo!".

Está s actuando como el resto de nosotros, batallando contra esas viejas creencias
limitantes que han estado cerrando tus vá lvulas toda la vida, que te desesperan, y que acabas
de cerrar definitivamente. Tu deseo de tener dinero para construir el patio te hace sentir tan
mal, que dejas de pensar en el asunto.

No necesito decirlo, esto fue antes de que supieras acerca del flujo de energía. Así que
digamos qué piensas en ese nuevo patio, ¡ahora! Con seguridad, todavía te quedan algunos
sentimientos de energía negativa de los de antes; só lo que en este momento puedes
detectarlos porque está s prestando atenció n a có mo te hacen sentir tus pensamientos.

Esta vez, en lugar de estancarte en ese viejo pensamiento de "¡olvídalo!", crea un


nuevo guió n con vibraciones renovadas y positivas para suplir el anterior.

Crear un nuevo guió n no es sino hacer realidad un pequeñ o "sueñ o", que a la vez es
grandioso, e introducirse en él emocionalmente. Sin embargo, lo importante es que
emocionalmente te induzca en tu sueñ o, o só lo estará s perdiendo el tiempo.

Está s confeccionando en tiempo presente una narració n enigmá tica acerca de lo que
quieres, expresada en voz alta (y después por escrito) como si charlaras con un amigo. Nunca,
jamá s, debe ser sobre lo que va a suceder..., só lo sobre lo que ha ocurrido o está ocurriendo
ahora. Y haz tu historia lo suficientemente real como para que puedas probar la satisfacció n, el
placer, la plenitud y la alegría en todos y cada uno de sus matices mientras la relatas.

Só lo recuerda que debes seeentir la pasió n que hay detrá s de cada palabra. Si no la
sientes, no obtendrás lo que deseas porque sin esos nuevos sentimientos, no habrá un cambio
en tus vibraciones. Son esas enriquecedoras, excitantes, embriagantes emociones que hay
detrá s de tus palabras, las que causan las vibraciones positivas, necesarias para permitirte
lograr lo que anhelas. Aunque-tú -no-lo-creas, está s creando un nuevo remolino magnético
dentro de ti, con nuevas imá genes y sentimientos apasionados. Simplemente, no escribas tu
guió n de forma tan rebuscada que no seas capaz de sentirlo, o le habrá s dado al traste a tu
propó sito.
Cuando el tornado empieza a crecer después de los dieciséis segundos de feliz relato,
de los siguientes diecisé is segundos y de los que siguen, las vibraciones elevadas que fluyan de
ti, comenzará n a eliminar las vibraciones negativas que han estado fluyendo, para
contrarrestar completamente tus actuales "qué es". Cuando se realice ese cambio a una
frecuencia má s alta, que es todo lo que necesitas para traer a la realidad ese pequeñ o sueñ o
que habías estado contando -incluso a ti mismo- éste será atraído entonces hacia el nuevo
tornado.

Por supuesto, al principio tal vez te sientas un poco loco al hablar en voz alta con una
persona imaginaria -contigo mismo- sobre la fantasía que está s viviendo, pero ése es só lo un
pequeñ o precio que tienes que pagar por los grandes dividendos que recibirá s.

Só lo empieza a hablar, y describe todas las satisfacciones y alegrías que te han traído
esos 25,000 dó lares. Hazlo con lentitud, dá ndote el tiempo suficiente para seeentir las palabras
y las imá genes conforme vayas avanzando, y date tiempo,- también, para permitir que surjan
má s ideas sobre có mo aprovechar el dinero. Aunque todo esto es "pretende-como-si" por el
momento, si tu narració n es tan real como para saborearla, olerla, sentirla, tocarla y vivirla,
muy pronto será una realidad.
Hay dos formas para hablar de tu enorme fantasía. La primera es similar a conversar
con un amigo, y la segunda es una suerte de susurro para ti mismo. Así, una conversació n
sobre los 25,000 dó lares podría parecerse a una plática con un amigo mientras toman una
taza de café (en voz alta, pero suave). "Tú sabes, mi esposa y yo estamos encantados con el
patio que acabamos de terminar. Teníamos añ os de estarlo deseando, aunque nunca habíamos
considerado que debíamos gastar ese dinero. Pero, bueno, decidimos que ya era tiempo de
darnos ese gusto, y tan pronto como tomamos esa decisió n, el dinero llegó como por arte de
magia."

"Ya está completamente construido y, ¡oh!, de verdad que nos fascina. Nos encanta
disfrutarlo después de cenar. Nos sentamos ahí afuera los dos solos (tú está s... sintieeendo
cada frase..., saboreando cada detalle, mientras... lo... vas... diciendo...) bajo las estrellas. ¿Y
sabes que esto nos ha hecho sentir má s cerca uno al otro? ¡Oh!, fue un desastre al principio,
pero ahora hasta los niñ os lo está n usando después de la escuela. Les compramos su propia
mesa y sus sillas, así que se sientan afuera a hacer su tarea. Te aseguro que ese patio es lo
mejor que hemos hecho en muchos añ os". Y así..., una y otra vez, sintiendo leeentamente cada
nuevo detalle del mismo tema, que revele cada delicioso momento de tus descripciones.

Si quieres cambiar el guió n, aunque no el enfoque, di en voz alta, para ti mismo: "Estoy
ansioso de que llegar a casa esta noche. Mi esposa tendrá lista su cena favorita para que coma-
mos en el nuevo patio. ¡Vaya!, estoy taaan feliz de có mo disfrutamos convivir en familia ó con
amigos reuniones en el patio. Adoro en especial las magníficas losetas que encontramos para
el piso. Y mañ ana, por fin, voy a salir a buscar las nuevas plantas... Creo que iré a..." (sí, está s
describiendo algo nuevo que vas a hacer, pero que está dentro y forma parte de tu fantasía
completa -el patio terminado- que está s viendo ahora, en este momento).

Tienes que dirigir ese dinero a algún lugar hacia donde fluir, así que mañ ana habla
sobre có mo te sientes cuando está s sumergida en la bañ era, y al día siguiente, habla sobre las
nuevas plantas que acabas de comprar, etcétera. Deléitate y disfruta de cada nuevo detalle del
que hablas y sieeente, habla y siente

Has tomado el antiguo guió n de "sentirte mal", los 25,000 dó lares requeridos para tu
patio, y has creado una flamante y nueva historia acerca de donde colocarlos, una
auténticamente inundada con toda clase de creencias de "sentirte bien", aun cuando todavía
sea só lo una fantasía.

Sí, puedes jugar este juego con tu pareja, siempre y cuando ambos estén sintonizados
en la misma frecuencia, deseando el mismo tipo de cosas. El que ambos estén haciendo eso,
multiplicará diez veces la energía y hará brotar muchas nuevas ideas de las cuales hablar, en
todas las formas posibles, para lograr tus propó sitos.

Desde luego, elaborar guiones no se limita a escribir de cosas materiales. Tú puedes


crear una historia acerca de cualquier cosa, desde una relació n amorosa que necesita
mejorarse, hasta có mo deshacerse de una plaga que ha invadido tu jardín.

Mi perra Lucy me estaba volviendo loco, subía y bajaba a todo correr la larga barda del
frente y ladraba a cuanta cosa se movía. Era irritante para mí, molesto para las personas que
pasaban junto a mi casa y crispante para mis vecinos. Probé cuanta maniobra sugería el
instructivo para educar perros, pero nada parecía funcionar. Finalmente, cansada y realmente
preocupada (lo cual só lo causaba má s ladridos) decidí cambiar mi forma de hablar al respecto:

"Me encanta ver la libertad de espíritu con la que esa perra corre, desenfrenada como
el viento, có mo sube y baja por la cerca del frente. Y casi no puedo creer cuando parece que
pisa el freno y se sienta en la orilla de la barda, muy quietecita, viendo pasar a la gente, callada,
atenta, bien portada. Francamente, me asombra, después de la forma en que solía actuar. Lo
mejor del asunto es que puedo ver que Lucy todavía se encarga de cuidar la casa, y eso es lo
que hace ahora, sentada, vigilando todo en silencio. ¡Caramba, có mo me gusta eso!".

Repetir eso se convirtió en mi rutina de todos los días, me seeentía alabando


realmente a Lucy por subir y bajar corriendo por la barda para detenerse bruscamente cuando
veía algo en la calle, y después sentarse para contemplar en silencio lo que ocurría.

Transcurrieron cinco semanas antes de que viera la primera señ al. ¡Lucy no corría!
Estaba sentada en el sendero de la entrada, contemplando en silencio a una persona que pa-
saba trotando. ¡Se quedó sentada ahí, sin moverse! En total, el proceso tomó
aproximadamente tres meses, lo que demuestra lo arraigadas que estaban mis viejas creencias
de que no podría reeducar a aquella perrita testaruda. Pero no me di por vencida, insistí, y
hasta este momento al menos, somos dos seres muy felices.

Sin embargo, en lo que se refiere al dinero, mis primeros intentos por reescribir el
guió n no tuvieron, ni remotamente, ese éxito. Intentaba con tal intensidad obtenerlo a través
de imá genes surrealistas acerca de proyectos que producirían muchísimos dó lares, que me
encontraba hundida bajo una montañ a de historias totalmente increíbles. Podía sentir a mis
viejos sistemas de creencias asomar sus vacilantes cabezas con argumentos como: "¿Me
puedes decir có mo vas a lograr eso? ¿De dó nde vas a sacar el tiempo que se necesita? ¡Ni en
sueñ os, olvídalo!". Dudas y má s dudas, dudas.

Gradualmente me di cuenta de que no necesitaba crear una sú per producció n


multimillonaria, al estilo de Steven Spielberg, sino só lo una pequeñ a historia, moderadamente
creíble, de la que pudiera hablar conmigo misma, o quizá con algú n "amigo". Así que empecé
de nuevo, con una narració n mucho má s modesta, menos ambiciosa y mucho má s creíble para
mí. En lugar de hablar del dinero que debía llegar, lo coloqué en un sitio hacia el cual fluyera.
Hablé sobre lo fá cil que era para mí pagar mis cuentas, lo maravillosamente bien que estaban
marchando mis proyectos y la excelente acogida que habían tenido mis programas de
hipotecas en el mercado. Eso sí que me hacía sentir bien.

Me conté a mí misma nuevos giros de las mismas historias, durante semanas enteras,
creando nuevos personajes y nuevas circunstancias para mantener vivos los relatos. Cuando
nada de lo que deseaba parecía estar sucediendo, me sentí desalentada..., me pregunté qué era
lo que me había ocurrido..., comprendí que estaba de regreso a lo negativo..., suspiré
profundamente..., y comencé a escribir una nueva historia.

De repente irrumpieron algunas asombrosas -de hecho, revolucionarias- nuevas ideas


para cuadruplicar mi negocio, con la mitad del esfuerzo acostumbrado. Surgieron nuevas
personas para ayudarme, y en aproximadamente seis meses estaba de nuevo en el buen
camino, ganando una cantidad razonable de dinero. En añ o y medio, mi ingreso pasó de có mo-
do a estratosférico, aumentando un increíble ¡830 por ciento! Los viejos sentimientos
habituales son difíciles de eliminar, pero, ¡oh, día feliz!, ¡los liquidé!

Así que si tienes la inquietud de viajar, no te preocupes sobre có mo vas a obtener el


dinero para hacerlo; só lo empieza a hablar (o a escribir) sobre tu fantasía y a lanzar corrientes
de energía de "sentirte bien" hacia el lugar al que quieres ir, como si ya estuvieras ahí ahora.
Siente la brisa, saborea la comida, siente tu nuevo bronceado. Si siempre deseaste tener un
caballo de carreras, no te preocupes de có mo vas a conseguir el dinero para comprarlo.
Empieza a hablar en voz alta de tu historia (la del caballo) y a fluir energía de "sentirte bien"
hacia el tipo de caballo que quieres..., como si ya lo tuvieras ahora, junto con el entrenador, el
lugar donde vas a tenerlo y los aplausos del pú blico que te verá correr. Siente su crin, el olor
del caballo mismo, ponte la corona de laureles.

Si tú y tu có nyuge siempre han deseado llevar una vida má s sencilla, administrando un


hotelito de "cama y desayuno" en el campo, entonces sueñ a con el lugar perfecto, recorre los
caminos vecinales, maravíllate del aire fresco, habla con el contratista que los está ayudando a
remodelar la casa, selecciona el lindo papel tapiz, busca antigü edades, disfruta a tus felices
huéspedes, prepara para todos un regio almuerzo.

Eso es todo lo que tienes que hacer. Sustituye las viejas vibraciones negativas de tu
guió n de: "No puedo, no sé có mo, estoy en la ruina", con las de una nueva y positiva historia
que te lance al disfrute de tenerla ya. Ahora.

Habla de ello y siéeentelo, tal como quisieras que sucediera si estuvieras viviendo tu
fantasía en este mismo momento, desarrollando una aú n má s amplia variedad de la historia,
saboreando nuevas descripciones hasta que sientas que todo el asunto hace una especie de
click y se vuelve real. Te has involucrado tanto en tu fantasía, en tu ensueñ o, que es como si lo
estuvieras viviendo ya, en este momento. Has dejado de reaccionar só lo a las condiciones que
se te presentan; te has convertido en creador de condiciones.

DE NO HACER NEGOCIOS, A CREAR GRANDES NEGOCIOS


Un buen amigo mío es dueñ o de una compañ ía independiente de bienes raíces,
bastante grande, en el Estado de Washington. Siempre ha sido un hombre muy trabajador,
trata en forma justa a sus empleados y apoya a sus agentes, pero estaba teniendo problemas
financieros y no parecía encontrar la salida para ellos.

Mientras está bamos almorzando un día, Chuck empezó a hablar. Todo el mercado se
encontraba en una prolongada etapa de crisis y las ventas de toda su gente andaban por los
suelos. Hasta sus mejores agentes estaban hablando de dejar los bienes raíces para buscar
mejor suerte en otros campos de los negocios. Todos sabían que el mercado mejoraría, tarde o
temprano, pero en tanto eso sucedía, había bocas que alimentar. Mi amigo no buscaba
soluciones porque le parecía que no había ninguna. De acuerdo con su modo de pensar, había
sido víctima de las circunstancias econó micas. É l y su equipo habían agotado todos los
recursos promoció nales conocidos y habían recorrido asimismo todos los caminos posibles,
só lo para encontrarse con que las ventas seguían cuesta abajo. Aunque nunca había hablado
con Chuck de la Ley de la Atracció n, decidí que aquella era una buena oportunidad para
hacerlo, tan buena como cualquier otra. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber
que, cuando menos, me escucharía con amabilidad y atenció n, aunque só lo lo hiciera por
buena educació n.

Al parecer, el principal problema no era tanto que no estuvieran funcionando las


ventas, sino que sus vendedores tampoco parecían estar funcionando. Estaban sumidos en
una coladera en algú n lugar, con las vá lvulas completamente cerradas, sintiendo profunda
compasió n por ellos mismos. Culpaban a la economía de lo que sucedía y creaban enormes
agujeros negros grupales de carencia, lo que significaba una garantía absoluta de que la
compañ ía seguiría su descenso hacia la ruina, hasta que llegara a su total desaparició n. Así que
sugerí a Chuck que volviera a reunir a su gente para hacerles notar que, puesto que nada hasta
entonces les había funcionado, no tenían mucho que perder si probaban este nuevo proyecto
que se les iba a sugerir.

Tocando só lo superficialmente el aspecto físico de la Ley de la Atracció n, lo miré


directamente a los ojos y le hablé desde el fondo de mi alma, con la esperanza de que la
seriedad con que lo hacía, nada característica en mí, atrajera su atenció n. "Chuck, si só lo logras
que tu gente haga esto, tu negocio dará un giro completo."

¡Funcionó ! Debo admitir que me sentí un poco inflada mi vanidad mientras lo


escuchaba responder anhelante: "Continú a...".
Le sugerí que hiciera que cada uno de sus vendedores eligiera la cantidad de dó lares
que le gustaría ganar en los siguientes tres meses, y que después la triplicara. (Chuck gimió :
"¡Oh, Dios, vamos a lo mismo otra vez!", pero yo no hice caso). Entonces, le recomendé que
cuando ya todos tuvieran esa cifra en la mente, preguntara a cada uno por qué quería el
dinero. Debía hacerlo de uno en uno, trabajar con una sola persona a la vez hasta terminar el
proceso, porque una vez que el primer vendedor aprendiera la rutina, el resto sabría có mo
continuarla. (Su expresió n de dolor cambió a un gesto a má s suave que parecía decir: "¡Humm,
suena interesante!").

Sin entrar en detalles, le expliqué que la primera respuesta de sus vendedores


probablemente sería de varios "no quiero", procedentes de su sentido de carencia, y que
declaraciones como: "Quiero el dinero para poder pagar mis cuentas", só lo lograrían atraer
má s de lo mismo: falta de dinero y má s deudas.

Chuck no estaba entendiendo muy bien la idea, así que lo hice hablar preguntá ndole el
porqué.
-Muy bien, amigo mío, ¿dime qué quieres, en este momento?.
-Quiero pagar mis cuentas.
-¿Por qué?
-Para sentirme mejor.
-¿Por qué?
--Porque detesto estar "apretado" de dinero.,
-¿Por qué?
-Porque eso me hace sentir mal (nos estamos acercando).
-¿Y có mo preferirías sentirte?
-¡Libre! ¡Quiero sentirme libre! ¡EUREKA! ¡Ya lo tenemos! -Muy bien. Afírmalo así.
-Quiero tener 60,000 dó lares para poder sentirme libre. -¡Maravilloso! Ahora, ¿có mo
te sientes?
-¡Oh!, muy bien por un momento, pero, ¡cielos! ¿De dó nde vaya sacar ese dinero, con la
situació n como está ?
-Olvida el dinero. Es só lo un sucio montó n de papeles. Há blame de lo que hará s con el
dinero, una vez que hayas pagado las cuentas.

Poco a poco una colecció n de sueñ os, por largo tiempo escondidos, salió a relucir: él y
su esposa, Sara, deseaban ir a las Bermudas, donde siempre habían querido investigar la
posibilidad de establecerse cuando se jubilaran. Llevarían a sus nietos en un crucero, a alguna
parte. Convertirían el só tano de su casa en un saló n para oír mú sica estereofó nica. Y así, una
cosa tras otra.

Pero noté que lo que má s le entusiasmaba era pensar en las Bermudas, así que le pedí
que se concentrara en eso. Puse la cara má s seria que pude, me incliné a lo largo de la mesa y
dije: "Cuéntame detalladamente lo que piensas de eso, Chuck. Cuéntame cualquier detalle por
pequeñ o que sea sobre los sueñ os que Sara y tú tienen de irse a las Bermudas."

Fue impresionante. La habitació n entera pareció iluminarse mientras la energía de


Chuck subía hasta el cielo. Era como si nunca antes se hubiera atrevido a abrir su corazó n
sobre el tema, así que cuantas má s palabras y sentimientos salían a la superficie, má s se abría
su vá lvula. Chuck no só lo estaba haciendo fluir su energía hacia este "quiero", sino que parecía
a punto de explotar con ella.
Exactamente en medio de esa fantasía, le dije: "¡Espera! Precisamente a ese lugar del
sentimiento donde está s ahora es al que quiero que lleves a cada uno de tus vendedores. Diles
que se olviden de los billetes de papel que han especificado, y que en cambio, empiecen a
enfocarse en las cosas que esos dó lares les proporcionarían. Enseguida, sugiéreles que dejen
que su energía fluya hacia esas cosas, hasta que lleguen al estado de pasió n que tú está s
experimentando. De esta forma los estará s ayudando a escabullirse por la puerta trasera, para
llegar a 'sentirse bien'. Al evitar cualquiera de las connotaciones negativas usualmente
asociadas con el dinero (especialmente cuando no lo tienen) inconscientemente permitirá n
que las ganancias sean atraídas hacia ellos.

"Tu gente quiere lo que todos queremos, Chuck: no los tontos pedazos de papel que
llamamos dinero, sino las experiencias que trae consigo tenerlo. Hazlos prometerte que
pensará n en esto durante treinta días, cuando menos una vez al día, todos los días, de diez a
quince minutos."

Para mi total agrado, Chuck me llamó unas seis semanas después con las primeras
buenas noticias. Su gente estaba tan desesperada, que no tuvo ningú n problema en conven-
cerlos de que participaran en su pequeñ o experimento.

Pero eso no me sorprendió demasiado, porque le había enseñ ado a Chuck có mo


preparar bien el terreno. Le dije que visualizara esa junta inicial con sus vendedores, primero
en su mente, tal como quería que fuera -incluyendo que todos estuvieran abiertos y bien
dispuestos- y que hiciera fluir esa energía elevada hacia la reunió n. Así lo hizo y cuando por fin
se realizó la junta, no se mostraron tan resistentes a la idea como lo hubieran estado si Chuck
no los hubiera ayudado con vibraciones.

Todos, excepto uno, cumplieron fielmente su promesa e hicieron fluir energía de


"sentirse bien" hacia sus "quiero", mientras escribían nuevas historias para su vida. Se
entregaron realmente al ritmo de ese ejercicio y empezaron a sentir mucho má s entusiasmo
por la vida, aunque sin saber todavía por qué. Se sentían mejor, así que a quién le importaba la
razó n.

Aproximadamente diez semanas después de iniciada la aventura, empezaron a


realizarse ventas, aunque de nuevas fuentes totalmente inesperadas. Una muchacha tenía una
tía en Illinois que de pronto había decidido cambiarse a Washington. Otro vendedor tenía un
hijo en el ejército y sus amigos, que habían sido transferidos a la base local de Fort Lewis,
habían pedido a sus madres que les buscaran casa en el á rea. Otro recibió dos recomendados
de una persona que creía que no volvería a hablarle. Y todavía uno má s había tenido gran éxito
con una idea de mercadeo que le había permitido ponerse en contacto con un grupo selecto de
compradores.

Todos habían tenido algú n tipo de cambio, suficiente como para que no hubiera modo
de pensar que se trataba de meras coincidencias. En medio de una de las peores crisis que el
negocio de bienes raíces había experimentado en su historia, estos vendedores encontraron
que podían sortear las condiciones y responsabilizarse de su propio destino.

Todos los días, este grupo se había conectado con su Ser interno/Ser expandido y se
habían sentido inspirados por primera vez después de muchos meses. Estaban enviando olea-
das bien cargadas de energía positiva al universo con sus listas individuales de pedidos, y el
universo les había respondido con circunstancias, incidentes, ideas y motivaciones que es-
taban de acuerdo con sus grados de intensidad. Lo mejor de todo es que eso se volvió
contagioso, y al parecer todavía lo es. (La persona a la que no le interesó participar en el
experimento terminó por retirarse del negoció . Lo ú ltimo que supimos de él era que vivía de la
pensió n de jubilació n de su esposa).

EL TRUCO DE LOS CIEN DÓLARES

Una vieja creencia -o cualquier creencia- no es otra cosa que un há bito de vibraciones
al que respondemos como focas amaestradas. Dicho de otro modo, nuestros encantadores y
fuertes apegos (creencias) nos fueron transmitidos y son má s fuertes de lo que nos
imaginamos. Sin embargo, estas viejas creencias a las que tanto nos aferramos, y a las que
respondemos con tanta facilidad, no son má s que la forma en la que estamos acostumbrados a
pensar que funciona la vida como, por ejemplo, el tener que luchar.

Por ejemplo, algo surge en nuestro mundo, evoca una vieja creencia, y empezamos a
vibrar negativamente sobre lo sucedido por simple há bito. ¡Só lo por há bito! Así que nuestra
meta debe ser encontrar cualquier cosa que nos permita romper esos viejos patrones de
pensamiento, los cuales se convierten en vibraciones habituales. He aquí una pista: se agrupa
en la misma categoría de necesitar un buen nú mero de salidas por las que fluya el dinero, lo
que significa que debemos dar a la energía del dinero diversas salidas por las cuales fluya,
antes de que pueda empezar a fluir a nuestro alrededor. A juzgar por mi propia experiencia,
así como la de mis amigos, ésta es una forma segura de ganar.

Consigue un billete de cien dó lares -o el billete de mayor denominació n que puedas


(no escatimes)- y pégalo en tu cartera. Ahora, vete de compras. Si puedes ingeniá rtelas para
pasar el día completo, maravilloso. Si no, ve a almorzar en el centro comercial má s cercano, o
en algú n lugar donde haya muchas tiendas. Está s en busca de todo lo que quisieras comprar
con esos cien dó lares. Puede ser un walkman, unos pantalones, un baló n de fú tbol, un nuevo
vestido, algunas herramientas, o una colcha; cualquier cosa que se te ocurra que te gustaría
poseer.

Todavía tienes esos cien dó lares en el bolsillo, así que repítete a ti mismo (mientras
sieeentes ese deleite): "¡Guau, podría comprarme eso con mis cien dó lares, sin problema!". "¡Oh,
sensacional, podría comprar esto otro!". "¡Caramba, eso es justo lo que siempre he deseado y
tengo el dinero para comprarlo!".

No tienes que buscar cosas y sumarIas hasta hacer el total de los cien dó lares. Debes
buscar cosas individuales que cuesten esa cantidad y que a ti te gustaría tener, si lo quisieras.
Para cuando hayas encontrado alrededor de mil cosas que podrías comprar, observa lo que ha
pasado. Has gastado emocionalmente cien mil dó lares que recorrerá n un largo camino para
ayudarte a seeentir pró spero, contrarrestando un montó n de esos viejos modelos de
pensamiento en los que existen vibraciones de carencia.

Mi amiga Joselyn estaba peligrosamente al borde de la bancarrota, se encontraba en


serios problemas financieros y estaba pasando por uno de esos frustrantes periodos de "no
sucede con suficiente rapidez". Aun cuando sabía perfectamente bien que esa actitud estaba
contribuyendo a que continuara el patró n de vibraciones negativas en el que se había hundido,
no podía hacer nada. Entonces, un buen día, recordó el truco de los cien dó lares. Casi en ese
mismo instante, subió a su automó vil, y se dirigió al centro comercial má s grande del á rea, que
por cierto estaba muy alejado de su propia casa.

Joselyn pasó casi todo el día entusiasmadísima con este simple juego. Se obligó a sí
misma a enfrascarse realmente en él, a relajarse, a divertirse ya" gastar, gastar, gastar" emo-
cionalmente. Finalmente, exhausta pero llena de las vibraciones de una vá lvula abierta por la
emoció n de buscar cosas que comprar, al volver a casa se encontró con (¡lo juro..., es una
historia real!) un mensaje de su hermano ofreciéndole ayuda financiera; otro mensaje de una
amiga ofreciéndole lo mismo, y uno má s en el que le avisaban que el préstamo que había
pedido sobre su casa -y que le habían negado dos veces por el tipo de casa poco comú n en que
vivía- ya había sido aprobado y recibiría el dinero en unos cuantos días. Ademá s, mientras
volvía a casa había tenido una idea para dar un nuevo enfoque a su negocio, y hacer que
empezara a dar dinero. No era un mal resultado para las horas de juego que había invertido.

PREPAVIMENTAR (EL CAMINO CORTO)

Si realmente deseas un camino menos accidentado en tu vida diaria, tienes que


proporcionar má s salidas a tu energía, má s vías hacia donde pueda fluir para mantenerla en
movimiento. Una manera sensacional de hacer esto es acondicioná ndola. Con
acondicionamiento no estoy haciendo referencia alguna a cruceros, castillos, autos de lujo,
sino a cosas tangibles y cotidianas que permitan crear un ambiente o una atmó sfera adecuada
para que el evento, o el suceso en particular que estamos esperando, se manifieste. Es má s una
energía de: "ésta es la forma en la que quiero que suceda" que fluye hacia una corriente de
decisiones y acontecimientos cotidianos, como:
"Me propongo encontrar un lugar cerca para estacionar el auto cuando vaya al
concierto de esta noche."
"Me propongo terminar el informe que tengo que hacer, con facilidad y a
tiempo."
"Me propongo disfrutar de este día."
"Me propongo que la junta que vamos a tener sea favorable para ambas partes.
¡y agradable!"
"Me propongo que la desavenencia entre nosotros se resuelva y muy pronto."

Esto es acondicionar, enviar la intenció n de tus vibraciones por adelantado (con


sentimiento) para arreglar tu día y tus circunstancias como deseas que sean.

Este sistema es muy similar al de escribir un nuevo guió n, só lo que menos complicado.
Es una estrategia breve y rá pida. Cuando te acostumbres a "acondicionar" detalles pequeñ os o
de manera cotidiana, comenzará s a aplicar las técnicas en asuntos má s importantes en tu
trabajo (como con un cliente con el que tengas dificultades, o con una venta que no logre
realizarse). Invierte un poco de tiempo visualizando y sintieeendo la forma en la que quieres
que se desarrolle la junta o se firme el contrato; visualizando y sintieeendo, visualizando y
sintieeendo, en una serie de rá pidos chispazos a lo largo del día.

Un amigo mío puso a prueba la técnica con un caso judicial al que se estaba
enfrentando, y el cual estaba seguro de que perdería. En lugar de verse a sí mismo ganando el
caso, cosa que no podía imaginar (con mucha razó n), vio y sintió a todos convirtiéndose en
ganadores, estrechá ndose las manos, dá ndose palmaditas en la espalda, etcétera. Por
supuesto, el asunto se arregló a satisfacció n de todos unos días antes de que se presentara
ante el tribunal.

Otra amiga -muy joven por cierto- tenía un jefe que la criticaba mucho por su modo de
vestir. Aparentemente al jefe no le gustaban las minifaldas y mi amiga tuvo la "mala pata" de
ser una de las primeras en usarlas. Realmente fastidiada por la actitud de su jefe, finalmente
usó la técnica de acondicionar, y obtuvo un resultado muy gracioso. En lugar de que su jefe
dejara de observar su atuendo, tal como mi joven amiga estaba visualizando y sintiendo, él
cambió por completo su actitud acerca de la indumentaria cuando otras tres jó venes de la
misma empresa llegaron con atuendos similares. ¡Vaya!, de cualquier modo, resultó .

¿Tienes un escritorio lleno de trabajo pendiente? ¿O está s abrumado por pequeñ os


detalles? Prepá rate un día tranquilo antes de llegar ahí. Mírate a ti mismo disfrutando con
tranquilidad de tu trabajo. Habla con tu interior y dile al universo lo que quieres. Pero, no te
atrevas a levantar un solo pedazo de papel hasta que fluyan carretadas de energía positiva,
hasta que se abra tu vá lvula; de no hacerlo así, te dirigirá s directamente a una "zona de
desastre".

Acondicionar es, simplemente, enviar tu energía por adelantado, estando ésta


programada con la frecuencia de tu deseo. Algunas veces la enviará s a un lugar específico;
otras, la esparcirá s a tu alrededor, y en otros casos la mandará s a otra persona. Cierto, no
puedes cambiar la mente de nadie, ni obligar a nadie a actuar contra su voluntad o a hacer algo
que va contra su naturaleza. Pero en las situaciones de tensió n puedes prepararte para crear
una atmó sfera de confianza y apertura, que facilitará mucho las cosas. La visualizació n está
hecha; el resto depende de ti -y de tu guía- cuando llegues ahí.

Dile al universo lo que quieres, derrama auténtico estremecimiento positivo, sieeente


lo que te gustaría que llegara; entonces, sabrá s lo que va a suceder. Eso es acondicionar.

EL UNIVERSO COMO GERENTE DE VENTAS

Los negocios van lentos y te gustaría generar má s ganancias. Tal vez está s pensando
en que deberías aumentar las ventas, asociarte con otra empresa, conseguir un mayor
presupuesto para publicidad, y todas las otras viejas alternativas de siempre para resolver el
mismo viejo problema: có mo generar má s dinero.

Aquí está una sugerencia: obtén un poco de energía de grupo y ponla a funcionar. A
diferencia de los vendedores de Chuck que se enfocaron en resultados individuales, tu grupo
deberá elaborar un guió n, o una historia, acerca de tus deseos para la compañ ía (los cuales
finalmente también será n para ellos mismos).

Lo que pretendes conseguir es magnetismo grupal. La energía enfocada de cualquier


grupo se multiplica a sí misma en energía, ya sea positiva o negativa; así que en este caso se
podría hablar de una diná mica increíble de sinergia. Si tienes só lo dos personas con su energía
enfocada en una meta, esa energía se multiplicará por dos, así es que se vuelve el equivalente a
cuatro. Por tanto, si tienes a un grupo de personas concentradas en una sola meta, tendrá s
también una gran fuerza magnética y un enorme potencial para el cambio, siempre y cuando la
mayoría no vuelva al viejo modo de pensar de: "no se puede hacer".

Contrariamente a la muy extendida creencia surgida de la Revolució n Industrial,


generar má s dó lares que el promedio no requiere de contratar má s vendedores; se trata de
lograr que los vendedores con los que cuentas adquieran el há bito de tener expectativas má s
elevadas, mental y emocionalmente, escribiendo nuevos guiones para la empresa. Toda
compañ ía de éxito ha hecho precisamente eso, sin importar có mo lo hayan llamado en cada
caso: contratos brillantes, sensacional campañ a de publicidad, buenos precios, producto
extraordinario, personal de ventas bien motivado. Si la mayoría de los empleados no espera
que suceda, no sucederá .

Así, pues, si puedes lograr que todos y cada uno de los miembros de tu grupo sientan
el deseo de obtener un buen contrato, que se sientan orgullosos por haber conseguido una
firma, que vean/sientan a un nú mero considerable de clientes en la tienda, que vean có mo
llega el éxito mientras sienten el valor que ha significado su propia contribució n a ese éxito, la
fuerza expuesta a este tipo de magnetismo será colosal. Cambiará para siempre la forma en la
que hagas negocios.
SÓLO RECUERDA...
1. No se trata de dinero, sino de ver có mo está s haciendo fluir tu energía. El dinero
llegará cuando dejes de pensar en lo que te falta. No puedes pensar en: "no tengo dinero
suficiente" y sentir otra cosa que no sea una emoció n negativa que interrumpe el flujo. Así que
busca má s maneras de abrir tu vá lvula.

2, Los instructivos siempre acompañ an a la inspiració n. Así que olvídate de pensar en


có mo hacer las cosas. Las instrucciones para hacerlas aparecerá n de algú n modo.

3. Gasta emocionalmente todo el dinero que quieras, una y otra vez, para dar a tu
energía nuevas salidas. No puedes decir: "Denme una cantidad de dinero y entonces decidiré
qué hacer con el". Decide primero lo que vas a hacer con él; esto ú ltimo es lo que permite que
la energía se mueva. La energía del dinero necesita salidas. Si no hay salidas, no hay dinero.

4. Créate el há bito de gastar dinero emocionalmente. Observa todas las cosas que se
ofrecen en los aparadores y di: "¡Me gustaría eso!" "¡Oh, me gustaría eso, también!" "¡Oh, miren
eso, es ideal para mí!" ..., y así sucesivamente, mientras te introduces en el sentimiento de
tenerlo. De esa manera, tendrá s funcionando a toda velocidad el impulso de "quiero". Te
encontrará s inmerso en circunstancias que atraerá n el má s intenso de esos deseos a tu
realidad, o que abrirá n las puertas a nuevas posibilidades.

5. ¡Á brete para recibir! Coloca letreros como éste en toda tu casa: "¡ABIERTO PARA
RECIBIR!" Coloca tu intenció n de que vas a eliminar todos los "deberías" y "no deberías" y de
que vas a aprender có mo recibir. Conviértelo en un "quiero". "Quiero aprender a recibir".
Entonces sobreponte al sentimiento de culpa y al de ser víctima, que dicen que tú só lo eres
buena persona cuando das, y descá rtalos como la basura dogmá tica que son.

6. No evalú es los resultados demasiado pronto. No se puede escribir un guió n o una


historia el día de hoy, y preguntar mañ ana: "¿Dó nde está n?". Analiza tus disculpas. Jamá s
atraerá s el dinero si cierras tus válvulas con disculpas como: "No tengo suficiente
preparació n" o "Só lo contratan a los parientes de los propios empleados", "Me entrevistó un
inepto", "Llegué en un momento inoportuno", etcétera. Aun cuando hayas "acondicionado" o
visualizado perfectamente la situació n y cuentes con todos los requisitos necesarios, nada de
eso te servirá si permites que las disculpas se interpongan en tu camino.

7. Si tienes demasiada gente negativa en tu vida que en estos momentos está hundida
profundamente en el sentido de carencia, eso indica claramente en qué frecuencia está s aú n
sintonizado. Será mejor que revises tu situació n.

8. ¿Quieres evaluar cuá nta negatividad hay en tu vida? Verifica cuá nto dinero está s
recibiendo. Para aquellos de nosotros que hemos tenido que luchar por el dinero la mayor
parte de nuestra vida, la salida de tan considerable cantidad de energía negativa significa la
entrada de muy pocos dó lares. Para nosotros, el dinero viene, o se mantiene lejos en
proporció n directa a la energía negativa que estamos o no emitiendo.

9. Y; finalmente, recuerda siempre que lo que has sido hasta ahora ¡no tiene nada
que ver con lo que puedes ser! Si has tenido tiempos difíciles toda tu vida, ahora tienes las
herramientas para transformar por completo la situació n. Si no has logrado cerrar las ventas
que querías, si no has recibido salario, el reconocimiento, el éxito, la paz, la felicidad y la
prosperidad total que te hubiera gustado tener, todo está listo para que lo cambies.

¿Qué tan rá pido? Só lo tienes que empezar a fluir de manera diferente y con
regularidad, y un nuevo mundo te seguirá tan certeramente como la noche sigue al día. Tienes
que hacerlo. Es una ley có smica, la física del universo.
RELACIONES Y OTROS TESOROS
LEY DE ATRACCION
Mi experiencia y conocimiento de relaciones en la primera mitad de mi vida, proviene
de la época anterior a cuando oí hablar del flujo de energía..., ¡y se nota! Era una víctima perfec-
ta, una romá ntica idealista, un codependiente de primera, un resentido perfecto

Sea como sea, a continuació n presento las reglas bá sicas para crear relaciones
importantes mediante el flujo de energía, ya que el proceso no difiere del de crear cualquier
otra cosa en cualquier momento en el que tenemos una alianza, sin importar qué tan estrecha
sea, con alguien o con algo. Eso constituye una relació n. Así que aquí vamos.

NO SON LOS MALOS HÁBITOS.

Las relaciones de cualquier tipo, con amigos, la pareja, có nyuge ó socio de negocio, han
sido, como todo lo demá s en este mundo de acuerdo a como estemos vibrando. Proviene de
có mo nos estemos sintiendo. ¡Punto!

Esto es así, y no se necesita ser un genio para descubrir que si estamos sintiendo
cualquier cosa que no sea paz con nosotros mismos, así como absoluta aceptació n y aprecio
por nuestra pareja (¡buena suerte!), nuestras vibraciones van a empezar a destruir esa
relació n, aunque estemos absolutamente convencidos de que, puesto que no hay nada malo en
nosotros, la culpa debe ser de la otra parte. Si estamos, verbal o mentalmente, acusando,
menospreciando o desaprobando cualquier cosa, estamos vibrando de forma negativa.

Si nos sentimos atrapados, ignorados o descuidados, inseguros, incomprendidos o


defraudados, estamos vibrando negativamente.
Si nos apresuramos a complacer, rescatar, o aplacar, estamos vibrando negativamente.
Y casi puedo oír los “Si, pero……”
“¡Sí pero…., no conoces a mi pareja!”.
“¡Si pero…., ¿có mo te sentirías si tuvieras que vivir con éste o trabajar con aquél?”.

Dalo por hecho. Cuando dos personas está n involucradas ambas están vibrando, y
pocas veces éstas coinciden. De todas maneras, nosotros somos ú nicos y exclusivos creadores
de nuestras experiencias; no lo son nuestra pareja, ni nuestros padres, ni siquiera el jefe que
acaba de despedirnos.

Así que, aunque parezca muy difícil de asimilar, estamos hablando de que se trata de
un asunto de mirar hacia nuestra propia vá lvula, nuestras propias reacciones, nuestro propio
enfoque, nuestro flujo de energía, porque mientras estemos mirando insistentemente hacia
alguna otra parte, sea del pasado o presente, sobre todo lo que no nos gusta, no só lo
recibiremos má s de lo mismo, sino que estaremos bloqueando todas las cosas buenas que nos
gustaría ver en su lugar.

El asunto es que si nuestra pareja o cualquier otra persona con la que tengamos una
relació n, tiene ciertos há bitos que nos disgustan ("no quiero") y nos enfocamos en ellos,
incluso con vá lvulas moderadamente cerradas, todo lo que estamos haciendo es perpetuar
esos há bitos que nos gustaría borrar, porque los estamos reteniendo en nuestra vibració n.
Por tanto, la causa de toda la espiral descendente que se produce en cualquier relació n
que haya existido y que se haya deteriorado, es la insistente atenció n -aunque seguramente
inocente- que prestamos a las situaciones desagradables, sin importar lo insignificantes que
éstas puedan parecer. Así es como cualquier agravio pequeñ o, sin importancia, empieza a
rodar como una bola de nieve y poco a poco se convierte en algo mucho má s importante,
debido a nuestro enfoque persistente y al flujo de energía negativa lanzado hacia él; el
resultado es que comenzamos a atraer otras cosas negativas en esa misma direcció n, ademá s
de agrandar el pequeñ o problema original del que nos está bamos quejando.

Eso significa no só lo que esa infame tapa de la pasta dental nunca volverá a quedarle al
tubo, sino que el enojo tiene el potencial suficiente, debido a nuestro constante enfoque
negativo, para aumentar hasta convertirse en un indeseable romance extra marital, una
defensa abollada, un despido o hasta un divorcio.

"Cuanto peor es, peor se vuelve”, ¿recuerdas? Un constante flujo de disgusto acerca de
cualquier cosa, tarde o temprano se volverá muy desagradable. Y tiene que ser así, porque lo
semejante atrae a lo semejante.

Con toda seguridad, cuando alguien "aprieta nuestras tuercas", cada gramo de nosotros
desea apretar las suyas como revancha. Pero no se trata de que lo que hacemos en una relació n
equivalga a lo que recibimos. ¡Nunca! Ni siquiera de có mo está fluyendo la energía de nuestra
pareja. Como todo lo demá s en nuestro mundo, sea lo que sea que tengamos frente a nosotros,
ha llegado directamente de có mo nosotros mismos hemos estado sintiendo, fluyendo y
vibrando. No hay otra forma de decirlo: si quieres cambiar las condiciones de tu relació n, vas a
tener que cambiar tus vibraciones.

EL ACUSADO ES EL CULPABLE

La mayoría de nosotros pensamos en la culpabilidad como un largo y retorcido dedo


que apunta en forma melodramá tica hacia alguien que ha cometido un error descomunal. Sin
embargo, estamos realmente sumergidos en la culpabilidad casi en todo momento del día que
pasamos despiertos. Del clima, a los conductores groseros o la tapa del dentífrico, estamos
echando la culpa a otros desde que amanece hasta que anochece y nunca nos detenemos a
pensar en lo que estamos haciendo.

¡Oh, seguro, la mayor parte de las veces probablemente nuestras acusaciones estén
justificadas! ¿y qué? No hay un á pice de bienestar que pueda introducirse a través de la baja y
gruesa vibració n de la culpabilidad, lo mismo si está justificada o no. De hecho, la energía
electromagnética de la culpabilidad está cargada en forma tan potente, que fluye de nosotros
hacia otras personas, de modo que puede hacer que quienes suelen ser generalmente muy
seguros, se confundan, lo revuelvan todo y lo pongan de cabeza. Y; desde luego, enviar energía
de culpabilidad a alguien que está siendo grosero, tonto, abusivo o borracho, só lo aumenta la
condició n que a ti te gustaría cambiar.

Unos amigos, cuyo equipaje se envió en un vuelo equivocado, estuvieron renegando


furiosos durante horas enteras en su hotel por la ineficiencia de la línea aérea. Su importante
equipaje, el cual había sido registrado, pero se hallaba desaparecido, estaba tan
completamente perdido que nadie sabía siquiera por dó nde empezar a buscar. Finalmente, mis
amigos se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y cambiaron de actitud.

Reivindicaron a los empleados, usualmente competentes, a los que habían


estado criticando. En cuestió n de minutos -¡minutos!- recibieron una llamada telefó nica
diciéndoles que el equipaje había sido localizado, y que les sería entregado en el lapso de una
hora. Antes de su cambio de actitud, las cantidades de energía violenta, llena de culpabilidad,
que estaban enviando, habían causado que los trabajadores de la línea aérea convirtieran un
incidente menor en un tremendo lío.

Un prestamista, al que yo había enviado una solicitud de préstamo, me llamó para


decirme que no podían encontrar un importante documento original que yo sabía que les
había enviado. Mientras yo protestaba por la incompetencia de su personal, empezaron a
llegar llamadas telefó nicas que empeoraron las cosas. Había má s documentos desaparecidos,
má s hechos que no se habían documentado adecuadamente, problemas y má s problemas.

Mientras má s entrechocaba las rodillas con llameante furia, má s cosas se


desmoronaban ante mis ojos. Entonces, comprendí lo que estaba haciendo y cambié mi actitud
hasta sentir aprecio por el personal normalmente eficiente con el que estaba tratando, y en
menos de ¡quince minutos! me llamaron para pedirme disculpas. Todo estaba ahí; el préstamo
había sido aprobado.

Una amiga que conozco, no podía dejar de culpar a su esposo por lo que ella percibía
como la causa de que sus gemelas tartamudearan. Después de que aceptó de mala gana asistir
a un programa sobre '”aprecio al marido" que se impartía diariamente durante unas horas. Me
llamó aproximadamente seis meses má s tarde para contarme lo difícil que había sido para ella
al principio, y có mo poco a poco empezó a incorporarse al espíritu del programa y aprendió a
detenerse cuando se iniciaba dentro de ella un ataque de culpabilidad, y a abrir su vá lvula lo
suficientemente para que fluyera algo de aprecio tanto hacia las niñ as, como hacia el marido.
En su ú ltima llamada, me comentó que las niñ as ya casi habían vuelto a hablar normalmente,
pero nunca supe qué pasó con el pobre marido.

El asunto es que la energía de la culpa siempre provoca que una mala situación
empeore. ¡Siempre!

Digamos que hay una serie de cosas en la relació n de pareja que no nos gustan; algunas
de ellas son graves y otras má s son pequeñ eces, trivialidades que tal vez pensemos que
estamos pasando por alto. Pero las "pequeñ eces" no existen, y muchas veces constituyen los
problemas má s grandes. Lo mismo si alguna cosa es lo bastante grande como para que la
etiquetemos como tal, que si la calificamos como una pequeñ ez, sin haber forma de decir si la
estamos "pasando por alto" o la estamos aceptando, nos enfocamos en esa maldita cosa de
manera tan evidente, que hacemos fluir energía hacia ella y la agrandamos.

La cuestió n principal es que si algo nos está molestando, tanto si esa molestia es
justificada como si no, estamos vibrando negativamente, ¡así son las cosas! Puede parecer só lo
un leve desacuerdo sobre la forma de colgar la ropa. O puede ser algo tan terrible como el
temor al maltrato. Pero sin importar la intensidad emocional que tenga, esa atenció n negativa
a "lo que sea", siempre causará problemas má s grandes, porque así es el guió no la historia que
estamos escribiendo.

Cierto, no podemos pintar en el lienzo de otra persona si ella no quiere que lo


hagamos. Si alguien no quiere cambiar, escribir un nuevo guió n o apreciar algo, probablemente
no lograremos demasiado, a menos que nuestra propia vá lvula se abra. De hecho, una vez que
emitimos energía positiva, existe una enorme posibilidad de que la otra persona reaccione
como un potrillo enojado y no quiera tomar parte en lo que le ofrecemos, lo cual podría muy
bien significar que estamos buscando una forma de separarnos.
Eso es magnetismo. Si está s con alguien que no está dispuesto a cambiar, y tú sí deseas
hacerlo, probablemente la física universal los separará y los mantendrá así. Sí, eso puede
parecer terrible, pero pregú ntate a ti mismo por qué ibas a querer permanecer con alguien que
crea su vida a través de un flujo de energía negativa.

Así que no te preocupes por la vá lvula de tu pareja. De hecho, ¡nunca te preocupes por
tu pareja! Dirige tu enfoque hacia lo que está ocurriendo a tu alrededor, e insiste contigo
mismo en que logrará s abrir tu propia válvula, de cualquier forma que puedas, sin importar
có mo. ¡SIN IMPORTAR CÓ MO!

La ú nica forma en la que puedes tener una relació n como a ti te gustaría que fuera, es
escribiendo tu historia o guió n de ese modo y cumplirlo fielmente, hasta que se desarrolle tal
como lo quieres, ya sea con tu pareja actual o con otra con la que tengas mayor armonía de
vibraciones (lo que significa, si es que todavía no lo adivinas, ser mucho má s feliz).

HAY QUE ESCOGER

Si eres alguien que sufre en silencio, como lo era yo, ¡buena suerte! Sin importar cuá l
sea la razó n por la que está s sufriendo, ésta crecerá como una mala hierba bien alimentada. Lo
mismo ocurrirá si eres una persona controladora, regañ ona, preocupona o alguien que disfruta
complaciendo a la gente. Tienes que desconectar tu enfoque destructor de la relació n, sea lo
que sea que esté cerrando tu vá lvula, y conectarlo a lo que deseas en la vida.
En otras palabras, desvía la atenció n de tus "no quiero", ponla en tus "quiero" y
mantente ahí.
Si tienes un borracho a tu lado, abre tu vá lvula y escribe tu nuevo libreto.
Si tienes una pareja desempleada a tu lado, abre tu vá lvula y escribe una nueva
historia.
Si tu pareja y tú pelean por dinero, abre tu vá lvula y escribe una nueva historia.

Empieza hablando con tu pareja sobre lo que quieres y por qué, no de lo que no quieres
y por qué. Ya sé, estoy sonando muy condescendiente al respecto, como si fuera cualquier cosa
este asunto de ignorar las acciones de un necio, el cual tú está s convencida de que es el
responsable de tu vida miserable. La culpabilidad es nuestro juego, y señ alar con dedo
acusador a alguien, o a nosotros mismos, siempre ha resultado inú til.

Cuando iba a la mitad de la redacció n de este capítulo, decidí tomarme un descanso


para hacer algunas compras de comestibles y tal vez ir al sauna para aclarar mis ideas. Quería
olvidarme del tema durante un tiempo para asegurarme de que estaba hablando de lo má s
esencial ¿Olvidarlo? ¡Sí, claro!. Mientras me dirigía en mi automó vil hacia la tienda, empecé un
monó logo interior muy desagradable con la gente a la que rentaba la casita que había dentro
de mi propiedad. No habían podido pagarme la renta en los ú ltimos dos meses, y mi atenció n
estaba centrada en esa falta de pago. Era un pensamiento recurrente que en el mejor de los
casos se estaba volviendo abrumador. De cualquier modo, el automó vil era un lugar ideal para
enfurecerme, así que eso estaba haciendo con todos los falsos tonos de compasió n y
comprensió n acostumbrados. Con franqueza, hervía de coraje, olvidando por completo lo que
estaba provocando con mis vibraciones, y que estaba escribiendo precisamente sobre eso, ¡por
amor a Dios!

Afortunadamente, fue mi mal estado de ánimo, ya en el supermercado, lo que me hizo


reaccionar. Mientras trataba de alcanzar la comida de mi perra, me percate de lo molesta que
me sentía. Me pregunté a mí misma: "¿Qué es lo que me está molestando?" y me di cuenta, en
forma instantá nea, que me estaba enfocando en las circunstancias desfavorables de mis
inquilinos.

Al principio me sentí molesta conmigo misma, entonces me enojé todavía má s porque


no lograba salir de mi mal estado de á nimo. Terminé mis compras y me dirigí hacia el bañ o de
vapor con la esperanza de que eso mejorara mi estado de ánimo. Mientras seguía conduciendo
mi auto, me sentí lista para escribir un nuevo guió n.

Lo primero que hice fue sentir un poco de aprecio por ellos: "Son buenos muchachos y
es agradable tenerlos, cerca". No era exactamente un ¡hurra!, pero eso era mejor que nada.
Podía sentir có mo mi resistencia se iba reduciendo... un poco.

"Gracias a Dios, estaban ahí para cuidar de los perros, mientras yo me ausentaba.
Ninguno de mis otros inquilinos había hecho eso nunca. Y ninguno de 'mis otros inquilinos me
había ofrecido ayuda para darle la retocada anual a la pintura de mi casa, como ellos lo habían
hecho." Eso se sentía mejor.

"Y realmente adoran su hogar, y yo lo he arreglado lo mejor posible." Para entonces, mi


válvula estaba lo bastante abierta como para iniciar el nuevo guió n, así que me dirigí a la alber-
ca vacía, donde podía hablar en voz alta, tranquilamente, sin que nadie me sorprendiera.
"¿Ambos consiguieron nuevos empleos? iGuau! ¡Eso es fantá stico! Me siento realmente feliz
por ustedes. Yo sé que han deseado comprar algunos muebles, así que ahora podrá n hacerlo”.

Continué así, visualizando la imagen que quería, apoyando mi idea tan lejos como pude
y hasta donde me sentí có moda. Presionaba y avanzaba conforme me iba sintiendo bien. No
habían pasado má s de diez minutos de haber llegado a casa cuando los muchachos se
acercaron a mí, sonriendo de oreja a oreja. No tenían todavía un nuevo empleo permanente,
pero habían encontrado una forma de pagarme e iban a empezar a hacerlo inmediatamente.
¡Acció n rá pida, por decir lo menos!

Aun cuando estaban conscientes de su incapacidad para pagarme, su enfoque principal


estaba centrado en lo mucho que les gustaba el lugar, y todo lo que intentaban hacer para
arreglarlo, no en su falta de dinero, así que habíamos coincidido en nuestras vibraciones. Si se
hubieran enfocado en su temor, ni todo el aprecio del mundo habría logrado el menor cambio.

EL PING-PONG VIBRATORIO

Uno de mis primeros empleos después de que salí de la universidad fue en trabajando
en una grande empresa del mundo de fotografías para catá logos. Ahí se tomaban todas las
fotos del mundo de la moda y la mayoría de las fotos fijas para tiendas importantes de ropa y
departamentales. La mejor parte de mi trabajo era con las estilistas, las muchachas que tenían
que asegurarse de que la ropa quedara perfectamente, de arreglar todo, desde los pasadores
para el cabello hasta las latas de cerveza, y que todo quedara en su lugar.
Día tras día, los modelos má s famosos del momento, hombres y mujeres, pasaban por
nuestros estudios. Yo no les prestaba mucha atenció n, pero había una pelirroja, extraor-
dinariamente alta y delgada, que parecía ser el blanco constante de los chistes y bromas de
todos los demá s. Cada vez que llegaba, desde que entraba hasta que estaba lista para irse, una
nueva tanda de chistes circulaba por la oficina, antes de que ella cruzara siquiera la puerta.

Parece que esta chica cambiaba de novio constantemente, tanto que cada vez que se
presentaba a una sesió n de fotos, cosa que sucedía varias veces a la semana, se lamentaba del
ú ltimo que había tenido, o hablaba maravillas del nuevo. Era como una pelota de ping-pong
que quedaba en cada ocasió n en diferente lado de la red.
"¡Ese infeliz! No ha devuelto ninguna de mis llamadas telefó nicas. Es como todos los
demá s, tan enfrascado en su mundito, que no tiene tiempo para el mío. Eso sí, siempre tiene
tiempo para sus otras chicas." Todo lo que sabía hacer era culpar, culpar, culpar, y atraer así
mucho má s clones tan rá pidamente, que se convirtió en el chiste permanente de toda la
compañ ía. Alguna que otra vez, alguien sentía una leve compasió n y decía algo así como:
"¿Có mo es posible que una chica tan hermosa como ella tenga una cadena tan larga de mala
suerte? Con todo lo que ella tiene que ofrecer, ¿có mo es posible que eso suceda?".

¿Larga cadena de mala suerte? No. La muchacha, joven y hermosa, estaba atrayendo, a
partir de su antiguo guió n vibratorio, su vieja forma habitual de ver a los hombres. Su libreto
nunca cambió . Ella sabía que podía atraerlos como la miel a las abejas, y lo hacía, pero todos
terminaban siendo de la misma clase: hombres seducidos por las vibraciones que ella emitía
continuamente.

Ninguno de estos pobres clones tardaba mucho tiempo en extinguirse, mientras ella
atraía a otro, como si fuera una letanía de negativos "no quiero" que atrapaban al siguiente.
Puesto que su vibració n dominante respecto de sus ex novios era siempre de ese "tipo
podrido", todo lo que atraía era otra réplica de un "tipo podrido". La culpabilidad que ella
mantenía en sus recuerdos enviaba vibraciones tan poderosamente imantadas, que nunca
había una oportunidad de activar un tipo diferente de relació n.
Perdonar es... ¿qué?
Primero viene la culpabilidad y después viene ¿qué?... ¿El perdó n? Tal vez sí, tal vez no.

No se necesita decir que la elegante actitud del perdó n só lo se produce después de


haber culpado a alguien o a algo. Lo cual significa que la forma en que la vemos al perdó n no es
muy diferente de la forma en que vemos a la culpabilidad. Por tanto, muy raras veces
perdonamos sinceramente.

Algo sucede, alguien dice algo y entonces, como las focas entrenadas que somos,
respondemos agresivamente con vibraciones. Si dejá ramos las cosas en ese punto, estaríamos
en paz. Pero continuamos permitiendo que nuestras emociones se esparzan por todas partes y
¡PUM!, nuevamente caemos en el sentimiento de culpabilidad.

Ahora, digamos que hemos decidido perdonar a alguien. Muy bien. Esto es lo que
ocurrirá : el perdó n significa liberar nuestra resistencia a la energía positiva, no a la del
trasgresor a quien estamos dirigiendo tan benevolentemente nuestra sonrisa de perdó n. El
perdó n consiste en olvidar lo que sucedió en aquel fatídico lugar. ¡Jaja!

Por lo general, cuando perdonamos, reconocemos que la persona a la que estamos


perdonando ha hecho algo malo, lo cual probablemente es cierto. Entonces, aunque digamos
que perdonamos, secretamente conservamos el nefasto recuerdo de la ofensa. Por tanto, el
verdadero perdó n significa ya no estar má s enojado (no enfocarse en ello), porque, para empe-
zar, aquello que nos enfureció se ha olvidado ya. Y esto es cierto lo mismo si lo sucedido ha
tenido lugar hace cinco minutos o cincuenta añ os. ¿Por qué? Porque a menos que lo dejemos ir,
estaremos recibiendo má s de ello, lo que explica por qué sucede así. Si nos aferramos a ello, se
introduce en nuestra vibració n. Y si está en nuestra vibració n, vamos a atraerlo o a atraer algo
de vibració n similar. Una y otra y otra vez.

Si hay necesidad de perdonar, tiene que haber' un juicio o una culpabilidad que
preceda a esa necesidad, porque de otra manera no habría razó n para perdonar. Y el juicio o la
culpabilidad significan que estamos enfocá ndonos en un "no quiero". Así que el primer paso
para el perdó n (y esto probablemente no te va a gustar) es exonerar el sentimiento de culpa, lo
que significa la capacidad para decir... y decido con sinceridad: "¿A quién le importa? ¿A quién
le importa un bledo? Tal vez el idiota hizo algo terrible, algo realmente de mal gusto. ¿Y qué?".

De lo que estamos hablando es de un amor incondicional, totalmente sincero, algo de lo


que, estoy segura, nadie de nosotros ha entendido nunca. Yo no lo entendí. Siempre pensé que
el amor incondicional equivalía a amar a alguien por má s degenerado que fuera, lo cual
significaba, desde luego, que me estaba enfocando en su degeneració n y llevá ndola a mis
propias vibraciones.

Lo que el amor incondicional realmente significa es: "Mantendré mi vá lvula abierta al


bienestar, sin importar las cosas descabelladas que hayas hecho". (Recuerda: no tienes que
cambiar eso, ni siquiera tiene que gustarte; lo ú nico que tienes que hacer es... ¡no enfocarte en
ello!).

Significa: "No necesito condiciones para ser feliz. No voy a prestar atenció n a tus malos
há bitos, porque no necesito que todo sea perfecto para que fluya má s amor hacia ti".

"Puedes ser grosero, puedes decir cosas horribles que lastiman mucho, pero tu
elecció n no afecta mi elecció n, la cual es mantener mi vá lvula abierta y sentirme bien. Ya no
culpo a ninguna circunstancia negativa, ni a tus há bitos negativos por la forma en que me
siento". Seguro, yo sé que eso suena casi imposible, pero ¿y qué, si eso es precisamente lo que
nos va a llevar a permitirnos ser felices? Lo mejor de alcanzar ese espacio de: "Me importa un
bledo lo que haces o lo que hiciste, mi válvula permanece abierta de cualquier modo", es que
automá ticamente permites que llegue la clase de circunstancias que tú quieres (definitiva-
mente, el objetivo del juego) y dejas de experimentar la vida en funció n de las acciones de los
demá s.

¿Estoy diciendo que debe perdonarse a una persona que maltrata? No, no en el antiguo
sentido, nunca. Perdonar como antes lo hacías significa que está s todavía reteniendo la ofensa
en tu vibració n, e invitando a tener má s de lo mismo. Estoy diciendo que lo olvides, que tengas
abierta tu propia vá lvula, que escribas un nuevo guió n y que vibres de tal modo que puedas
salirte de ese lío.

¿Estoy diciendo que debe perdonarse a un adú ltero? No, no como antes. Si el acuerdo
entre ustedes dos fue de monogamia, estoy diciendo que lo olvides y abras tu válvula si no
quieres que el problema se repita en esta relació n, no en la siguiente. Tú tienes que atraer las
vibraciones de tu deseo, en armonía, o en una nueva pareja.

¿Así que estoy diciendo: "no perdones"? Por supuesto que no, al contrario, estoy
señ alando que perdones lo antes que puedas. "¿Lo perdono? Por supuesto, ¿ahora qué sigue?".
Eso está muy, muy lejos de: "Bueno, no sé, cariñ o, eso que hiciste fue una cosa horrible".

Incluso un pequeñ o grado de perdó n funcionará en cierto momento; luego un poco


má s y un poco má s todavía, si es la ú nica forma como puedes hacerlo. Pero de una cosa estoy
segura: a menos de que quieras má s de lo mismo, perdonar, a fin de cuentas, significa olvidar.
El hecho cierto es que si te enfocas en lo que no quieres que suceda en una relació n, nunca vas
a lograr lo que sí quieres.

Nunca, ni en un milló n de añ os, porque para que una relació n cambie a tu gusto,
necesitas:
Enfocarte fuera de la situació n.
Enfocarte en abrir la vá lvula, la tuya.
É sa es la ú nica forma como las circunstancias no deseadas cambiará n, y la ú nica forma
como tu relació n sobrevivirá .

"¿Có mo puedo ayudar?"


"Tengo una pareja discapacitada. ¿Có mo puedo ayudarle?".
"Tengo una pareja sin trabajo. ¿Qué puedo hacer para ayudarle?
"Tengo un hermano que está enojado con el mundo. ¿Hay algo que yo pueda hacer?".
“Todos deseamos ayudar. Queremos dar, hacer o decir algo que haga sentir mejor a
alguien.
Pero ten cuidado: una mano que ayuda no siempre es lo que parece ser.

Si reflexionas en esas preguntas durante un minuto, verá s que el enfoque está


directamente puesto en la otra persona. Y cuando el enfoque es en el dolor de otro,
automá ticamente te unes a esa vibració n, que se unirá a la tuya hasta que tu vá lvula se cierre
tanto como está cerrada la del otro. Tu enfoque está en situació n negativa, lo cuá l producirá
má s sentimientos negativos de los que tenías al principio. Y; lo que es peor, está s
contribuyendo a que tu amigo tenga mayor cantidad de negatividad de la que tenías antes de
que te unieras a él con tus vibraciones.

Así que, ¿có mo ayudar? El primer paso es colocarte en un sitio que te haga sentir bien,
y lograr así que tu propia válvula se abra antes de poder pensar siquiera en la otra persona.
Entonces, puedes inspirar -no asegures, só lo inspira- esa misma apertura de tu válvula en la
persona en la que está s pensando. Ya no está s intentando pintar en el lienzo del otro, sino que
sinceramente está s ofreciéndole pinturas y pinceles.

Por otra parte, si sigues pensando en lo terrible que es que alguno de tus conocidos
tenga cá ncer, esté sin trabajo o que su casa se haya incendiado, esa terrible vibració n
permanecerá para reforzar las malas vibraciones en las que él se encontraba.

En lugar de eso, mientras piensas en ellos, visualízalos en la forma en que desearías


que estuvieran. Si hay algo dentro de su ser que desea ir a hacia delante, tus impulsos de ener -
gía positiva, amorosa, tendrá n una poderosa influencia en su pensar, sentir y ser. Es por eso
que las oraciones para los enfermos raramente funcionan. Cuando vemos a aquel por quien se
ofrece la oració n como a alguien necesitado en alguna forma, partimos de un estado de
carencia. Estamos viendo a esas personas como discapacitadas, cuando de hecho tienen tanto
poder como cualquier ser en el universo. Simplemente lo han olvidado temporalmente, igual
que los que están rezando por ellos.

Tengo una amiga cuyo padre estaba muriéndose completamente solo, a 3,000
kiló metros de distancia, en la costa opuesta. Todas las noches, cuando se iba a dormir, ella
enviaba a su padre pensamientos de sanació n con la esperanza de ayudarlo a reaccionar. Pero
en su propio estado de tristeza, le enviaba la propia soledad de él, la imagen patética de un
hombre sin amigos, sin familiares, sin voluntad de vivir, y el hombre seguía empeorando.

Entonces ella recordó la Ley de la Atracció n y comprendió que estaba haciendo


exactamente lo contrario de lo que deseaba lograr. Después de eso, antes de acostarse por las
noches, visualizaba a su padre como solía ser: un hombre vital, divertido, entusiasta y sociable.
Volvía a sentir los maravillosos momentos que pasaron juntos jugando tenis, y la alegría de
toda la familia cuando iban a patinar sobre hielo en el estanque del pueblo. Podía sentir có mo
se fundía dentro de la alegría de esos sentimientos y de esos momentos. En cuestió n de tres
días -¡tres días!- su padre la llamó por teléfono para decirle que se sentía mejor de lo que se
había sentido en añ os, y que si estaría bien que fuera a visitarla.
¿Ella era responsable de ese cambio? Só lo de proporcionar a su padre la oportunidad
de recoger esas nuevas pinturas y pinceles. Le dio un impulso vibrá til, semejante al de arrojar
un salvavidas a alguien que puede tomado o no, pero cuya decisió n es suya y só lo suya.

El rompimiento

"¿Debería-no debería?", "¿debería-no debería?". Todos hemos pasado por eso. Por ese
perturbador periodo cuando sabemos que es tiempo de hacer algo, pero las respuestas
simplemente parecen no llegar. O no queremos aceptarlas.

Si tú has explorado los "dentro" y "fuera" de la creació n reflexiva con la Ley de la


Atracció n, y tu pareja no, tal vez se aparten un poco, a menos que tu buena y vieja pareja se
encarrile. Si le has ofrecido pinturas y pinceles hasta ponerte morado, sin obtener respuesta,
entonces podría estar queriendo separarse un poco. O tal vez está n listos para separarse total-
mente. En una u otra manera, demos una mirada a algunas nuevas formas de considerar ese
tipo de rompimiento.

Primero que nada, tenemos aquí una má s de esas palabras emocionalmente cargadas
con la que es preciso lidiar. Esta vez es "relació n". Sin duda, no ocupa uno de los primeros
lugares en la lista de "sentirse bien" para la mayor parte de la gente. Só lo piensa que esa
palabra ejerce casi tanta fuerza negativa como "dinero". Tal vez se inició con nuestra propia
familia, o quizá lo hizo con nuestra conflictiva relació n de pareja, o con ambas cosas. No
importa. La misma palabra "relació n" evoca un puñ ado de anhelos y estremecimientos
mezclados en el mismo suspiro.

Así que es razonable (antes de volvemos creadores reflexivos) que cuando tenemos un
rompimiento, nos enfrentemos a esa posibilidad, o incluso si ya hemos pasado por una, la idea
de involucrarnos en otra nueva enredada telarañ a no siempre nos resulte atractiva. Y sin
embargo, eso es lo que hacemos, nos lanzamos de nuevo a formar otro dueto con el mismo
patró n, u otro peor. Só lo cambian los actores.

¡Tenemos que transformar el libreto! Si queremos que sea diferente, lo mismo ahora
que con la pró xima relació n, tenemos que verlo y sentirlo de manera diferente. Si queremos
algo diferente, tenemos que cambiar el libreto.

Digamos que tú te has salido de eso y ahora está s viviendo solo. Está s disfrutando de
esa rutina que creaste deliberadamente y, por tanto, has decidido que está s listo para una nue-
va aventura, con una nueva pareja. Pero, ¿qué es en lo primero que piensas? ¡En la anterior! Y
nueve de cada diez veces, ese pensamiento viene saturado de pesadas vibraciones negativas.
Igual que la atractiva modelo que no podía conseguir el tipo de pareja que quería, quedas
atrapado de nuevo al estar atrayendo un clon de tu relació n anterior, o algo peor.

Tienes que cambiar el libreto y enviar esas vibraciones a las que te has aferrado...
¡Fuera! Tienes que fabricar, de algú n modo, un sentimiento distinto acerca de tu ex. Si no lo
haces, si sigues aferrado, como si en ello te fuera la vida, a los resentimientos, las furias y los
enojos, tu pró xima relació n no podrá ayudarte, sino que será del mismo tipo que las anteriores
o incluso peor, porque ésa es la vibració n que está s produciendo: resentimientos, furias y
enojos. Lo que tú vibras es lo que recibes. No puedes vibrar con pensamientos de regreso a
"otra vez lo mismo" y esperar obtener algo totalmente diferente, "mucho mejor".

Esto podría no ser una buena noticia para ti; pero las relaciones nunca mueren. Nunca
cesan. En virtud de que los dos (o los tres, o los veinte) han estado juntos en una casa, en una
oficina, en un club, tienen una conexió n vibrá til que nunca cesa. Así que si dejas que uno de
esos lazos siga siendo negativo... bueno, ya sabes el resto. Esa vibració n irradiará por siempre
de ti buscando otras semejantes. Tal vez viviste con un golpeador, o con un simple
chiflado; si no quieres má s de lo mismo, tienes que encontrar algo que te guste de ese tipo, algo
que puedas apreciar, para que rompas la conexió n con sus vibraciones negativas.

De otro modo, sin importar qué tanto esperes entre una pareja y otra, sin importar qué
grado de "curació n" pienses que has logrado, atraerá s las mismas cosas desagradables que no
te gustaban de tu ex, porque sigues enfocado en ellas, protestando por ellas, hablando con tus
amigas de cuá nto te alegra haberte liberado de ellas, sin mencionar el hecho de que todavía
está s furioso contigo mismo por haberlas soportado tanto tiempo. Si está s pensando en eso, y
sintiéndolo, está s vibrando todavía con ello, así que eso es lo que vas a atraer.

Lo mismo sucede cuando nos concentramos en culpar a nuestros padres. Obtenemos


aquello en lo que nos enfocamos, así de sencillo. Por tanto, es un hecho que si la pasaste mal en
tu infancia y sigues aferrado a esos recuerdos, atraerá s algo similar en algú n tipo de relació n:
en el matrimonio, con tus vecinos o en el trabajo.

Pero, volvamos a tu actual situació n, digamos que está s todavía involucrado en la


relació n, que sigues viviendo o trabajando con un interrogante: si debes seguir ahí o no. Ahora
es el momento de desviar tu enfoque de las condiciones, preguntarte a ti mismo qué te ha
estado molestando y empezar a revertir esas vibraciones negativas. Eso puede o no modificar
tu actual relació n, pero definitivamente desviará tu Enfoque del problema, de modo que
podrá s obtener algunas respuestas, porque só lo puedes obtener respuestas (inspiració n, ideas,
etcétera) cuando desvíes tu enfoque del problema y te muevas hacia una frecuencia má s alta.

Así que á malas, lo mismo si merecen tu amor o no; apré cialas, sin importar qué tan
justificado pueda estar .clavar alfileres en la muñ eca de vudú que las representa. Rompe la
cadena de atracció n negativa, y entonces podrá s encontrar tus respuestas a si debes irte o
quedarte así. Y si te vas, no atraerá s un clon en la misma frecuencia negativa.

CADENA DE DOLOR

Tenía una amiga que solía hablarme, má s o menos un mes sí y otro 110, desde
diferentes Estados del país, para descargar en mí sus problemas, que eran muy graves. La
mayor parte de esto sucedió antes de que supiera algo sobre absorber -y ser atraído por-las
vibraciones negativas de otra persona. Esta rutina continuó durante añ os, una interminable su-
cesió n de los mismos viejos problemas que se hacían cada vez má s grandes a medida que
pasaba el tiempo.

Con cada llamada telefó nica me apresuraba a unirme a sus sentimientos negativos,
pensando que con eso la estaba ayudando. Le mostraba mi empatía, mi conmiseració n,
simpatizaba con ella, hasta que me sentía tan mal, que tenía que salir a caminar y ponerme en
contacto con la naturaleza, para equilibrarme un poco después de colgar.

Sin saberlo, no só lo estaba fomentando su negatividad, sino que la estaba enganchando


energéticamente alrededor de mí. Era horrible y no sabía có mo detenerla; mucho menos decir-
le que ya no me llamara má s, pues no tenía el corazó n para hacerlo. Para empeorar las cosas,
incluso cuando no estaba hablando con ella por teléfono, la imaginaba en medio de sus
desastres, rodeada de carencias, una bomba de tiempo caminando en espera de explotar en
otro enredado predicamento.

Cuando finalmente tuve la imagen de lo que estaba haciendo en el á mbito de las


vibraciones para las dos, empecé a enviarle pensamientos diferentes, imaginá ndola con
prosperidad, felicidad, alegría, etcétera, aunque, con franqueza, no fue fá cil. Ella no quería salir
de su desventura y, seguramente, no quería tener nada que ver con mis pinturas y mis
pinceles.

Finalmente, un día me llamó , me saltó un rosario de quejas por estar en desacuerdo


con ella, me llamó cruel, despiadada, egoísta y unas cuantas coloridas joyitas má s, que no me
molestaré en repetir. En cierta manera, tenía razó n, ya que yo no estaba dispuesta a unirme
má s a su cadena de dolor. Tenía que dejar que se hundiera o me hundiría con ella de nuevo,
algo que yo ya no estaba dispuesta a hacer. No he vuelto a saber de ella desde entonces, pero
continú o viéndola dentro del mejor libreto que puedo imaginar. Tal vez algú n día.

Por má s que lo intentemos, los paquetes de "arréglalo" no funcionan. Cuando


decidimos que alguien necesita "arreglo" (como lo. estaba haciendo con mi amiga), todo lo que
estamos haciendo es verlos como "mal", transmitiéndoles má s energía negativa.

En cambio, si podemos encontrar algo -cualquier cosa que apreciar en ellos y


plantamos las semillas para que -germine en ellos un nuevo y potencial crecimiento con
nuestras vibraciones positivas, abriremos la posibilidad de un cambio.

Si quieres ayudar a alguien a salir de su sufrimiento, enviarle un sencillo: "Todo va a


estar bien", generalmente lo tranquilizará y le dará la posibilidad de "sentirse bien" un
momento. Aunque suene excesivamente optimista, es un alivio para ellos y a ti te da un respiro.
Ahora está n en un lugar donde puede no aceptar tus pinturas y pinceles. Si eligen no hacerlo,
que así sea. Pero unirse a ellos, incluso con compasió n y de todo corazó n, só lo contribuirá a su
desdicha al magnificar las vibraciones negativas: las de ellos y las tuyas.

Toda persona en este planeta tiene en su interior su propia guía para encontrar su
propio camino, si así lo elige. Pero algunas veces tenemos que dejar que se hundan si ésa es su
decisió n, o nos hundiremos con ellos también, conectados por medio de vibraciones a su
cadena de dolor.

¿FAMILIA Y ARMONÍA?

Si alguien de tu familia te está volviendo loco, tu enfoque no só lo está empeorando el


asunto, sino que está afectando todas y cada una de las demá s á reas de tu vida. Una vá lvula
cerrada por un problema con un jovencito es una vá lvula cerrada a todo en la vida. Una vá lvula
cerrada por una pareja es una válvula cerrada a la vida. Así que, ¿có mo podemos conseguir que
la gente que vive bajo un mismo techo vaya en la misma direcció n, incluso por caminos
diferentes? He aquí lo que una amiga cercana hizo con asombroso éxito.

Sin entrar en detalles, su adolescente actuaba como catalizador de los sentimientos


negativos de todos los demá s. La familia entera se estaba desintegrando dolorosamente, por
sus problemas relacionados con las drogas.

Conforme Peg, su madre y amiga mía, empezó a involucrarse má s en la Ley de la


Atracció n, intentó que todos unieran su intenció n individual hacia una direcció n má s enfocada,
en lugar de esparcirla por todos lados. Al principio, a todos les resultó muy difícil porque
mantenían sus "no quiero" enfocados en el hijo, en lugar de en su propia vá lvula.

De todos modos, empezaron a realizar reuniones familiares para hablar de sus


"quiero". Como era de esperarse, muchos de los primeros intentos emergieron como una larga
lista de "no quiero" de todos, especialmente del hijo. Pero después -mucho tiempo después-
todos empezaron a contestar sus "quiero" abierta y entusiastamente.
El siguiente paso era llegar a los "por qué". ¡Bravo! En cuanto lo hicieron, los
verdaderos colores del deseo empezaron a volar. Todos querían sentirse mejor de lo que se
estaban sintiendo, así que eso se convirtió en su intento conjunto. A partir de ahí, los milagros
empezaron a brotar.

Por primera vez, como nunca antes, todos querían realmente estar juntos, hacer cosas
juntos, ir a lugares juntos, que sé que cualquier cosa que pase será buena". Si alguna vez hubo
un tiempo y un lugar para trabajar en aspectos positivos, ¡es con la familia!

Y hay otra ganancia extra en valorar a los familiares: una vez que tu válvula se haya
abierto, permanecerá abierta a todo, no só lo a la familia. Puedes estar con tu pareja, presente o
pasada y, de pronto, ¡obtienes un nuevo empleo! Puedes ser un padre soltero que valora a sus
hijos, y de repente, ¡una nueva pareja, aparece!, puedes estar valorando tu hogar, ¡tus hijos
problemá ticos cambian su actitud!

Todo es energía, todo es vibració n que parte de có mo te está s sintiendo. Así que
escribe tu nuevo guió n, no te preocupes de los “cuá ndo” o los “có mo”, no importa si todavía no
ha sucedido, mantén tus ojos lejos de la válvula cerrada ajena, y encuentra formas de abrir la
tuya. Antes de que lo sepas, sin importar qué esté haciendo cualquiera en su casa o en el
planeta, tú ya no responderá s. Ahora será s un creador consciente.

Só lo abre tu válvula, ¡NO IMPORTA A QUÉ ! El resto vendrá por sí solo. Te lo garantizo.
TU CUERPO, VIDA Y
LA LEY DE ATRACCIÓN
Espero haber dejado muy claro, a estas alturas, que no camino sobre el agua, que no
tengo dinero a manos llenas, ni poseo media docena de villas de descanso con vista al mar
Caribe, a las que huyo en uno de mis cuatro Lamborghinis, cuando me canso de mis
propiedades llenas de sirvientes.

¿Ha cambiado mi vida desde que aprendí a dirigir mi flujo de energía?


¡Completamente! Por supuesto que todavía tengo una gran cantidad de viejas creencias que
hacen que mis tambaleante balanza se incline hacia un enfoque negativo, sentimientos
negativos, una válvula cerrada y malos estados de á nimo..., hasta que los descubro y les doy la
vuelta. Algunas veces el proceso es rá pido y electrizante; en otras ocasiones es tan lento, que
parece que pasa una vida entera antes de que logre hablar conmigo misma lo suficiente como
para salir de algo que me deprime.

Hay, sin embargo, un á rea de mi reciente fluido vital de energía que mejoro
extraordinariamente aplicando los principios de la Ley de Atracció n que me ha proporcionado
un placer mayor que la libertad del dinero, o las otras mejoras de mi bienestar, y que es mi
cuerpo. Antes de conocer todo lo expuesto en estos capítulos, me encontraba en mi peor etapa
de sentirme víctima, tenía la espalda terriblemente mal. Algunas veces no podía levantarme de
la cama en toda una semana. Otras ocasiones los espasmos que me daban eran tan
intensamente dolorosos, que lanzaba gritos que se podían escuchar en el Estado vecino.
Aunque lograba meterme en el auto y llegar de algú n modo al trabajo, pasaba el día de pie, o
arrodillada ante mi escritorio, porque sentarme resultaba demasiado doloroso.

Tan pronto como empecé a tener bajo control ese desastre, mediante una estricta
rutina de ejercicios, me lancé a visitar a innumerables doctores para averiguar por qué mi
corazó n bailaba la rumba todo el día, en lugar de bailar un tranquilo vals. Un doctor,
especialista en medicina, holística, finalmente me diagnosticó un severo caso de hipoglucemia
(bajo contenido de azú car en la sangre) "probablemente producido por estrés". Un diagnó stico
ligeramente limitado en comparació n con la verdad.

No me encontraba en buena condició n física, emocional, mental, ni espiritual. Nada


estaba funcionando excepto el hecho de que me mantenía sobria, no podía encontrar direcció n
espiritual, aunque en ello me fuera la vida. Y eso era lo que casi me estaba matando. Estaba en
serios problemas.

Después, eran mis articulaciones las que no querían moverse; tenía exceso de peso,
falta de energía, mala vista, mala dentadura y mi cabello me estaba diciendo adió s; todas eran
señ ales de..., ¿de qué? ¿Del envejecimiento normal? No, todo eran signos seguros de una vida
que se estaba viviendo con una válvula mucho má s cerrada que abierta, que estaba má s
desconectada que conectada a mi Fuente de energía; una vida que proyectaba mucho má s
vibraciones negativas que positivas, aunque, no obstante, también eran señ ales de
envejecimiento.

Pero, ¿por qué me había cerrado de ese modo? ¿De dó nde venía toda esa negatividad
que se había vuelto tan destructiva para mi cuerpo? Yo no era un ogro odioso, ni una persona
cruel y malvada que llevaba mi negatividad pegada a mí. En realidad, había crecido en un
ambiente comú n de una familia disfuncional de clase media alta. Había hecho todas las cosas
correctas, había ido a los colegios correctos, había usado la ropa correcta, había tenido los
empleos correctos y vivido en los lugares correctos, todo ello con infalible actitud agradable y
las sonrisas oportunas en mi rostro. Sin embargo, ese tono bá sico de negatividad "normal" era
mi compañ ero constante y cuanto má s pasaban los añ os, má s florecía.

¿Algunas veces me había divertido? ¿Algunas veces había sido feliz? ¡Nunca!, ni en un
milló n de añ os; sin embargo, no me hubiera considerado una persona negativa, como tampoco
lo hacían mis amigos. Por el contrario, me consideraban como la personificació n misma del
optimismo y la alegría. Y sin embargo, siempre estaba preocupada por todo. Con una sonrisa
forzada en el rostro y una palabra amable siempre en mis labios, mi enfoque constante era en
las carencias, tanto en las propias como en las ajenas. Al igual que sucedía con todas las
personas que conocía.

Ahora, después de varios añ os de trabajar con la Ley de la Atracció n, nunca me he visto


mejor, me he sentido mejor, me he movido mejor o he estado mejor. Ni siquiera cuando era
adolescente tenía esta fortaleza, y tendría yo que retroceder hasta otra vida, en la que no estoy
segura de querer hurgar, para encontrar este tipo de pasió n por la existencia y por vivir.

El temor rara vez visita mi mundo. Ni siquiera lo hacen la preocupació n y la angustia.


El dinero llega fá cilmente la mayor parte del tiempo. (¿Pensaste que yo era una profesional en
esto? ¡Debes estar bromeando!). Las nuevas ideas abundan. El trabajo se realiza con alegría y
facilidad. Estoy haciendo lo que quiero hacer, cuando quiero hacerlo..., en su mayor parte. Los
ataques de enfoque negativo son breves o duran el tiempo que quiero tenerlos. Una sucesió n
continua de días extraordinariamente felices ha sido diseñ ada por mí. Y ¿qué se deriva de todo
esto? ¡Ah, mi asombrosa buena salud!

NUESTRA DECISIVA LÍNEA DE LA VIDA

En estos tiempos, casi todo el mundo sabe que el estado de salud física está
íntimamente relacionado con el estado de salud mental. ¡Hasta los médicos empiezan a
afirmarlo! Los científicos someten a ratones a un exceso de estrés y después observan có mo, se
desarrollan en ellos células cancerosas. Privan a un chimpancé bebé del pecho de su madre y
observan có mo su cuerpo genera diabetes. Toda la comunidad científica/médica sabe
perfectamente que hay algú n tipo de unió n entre la mente y el cuerpo, só lo que no están
seguros de cuá l es..., todavía. Y vaya que se van a llevar una sorpresa cuando descubran que no
es otra cosa má s que nuestra propia energía.

La enfermedad, en cualquiera de sus formas, no es más que nuestra energía negativa que
sofoca buena parte de nuestro flujo de vida -esas altas frecuencias que son nuestro estado natural
lo cual se convierte en daño celular. Las culturas orientales afirman que los desbalanceos de
energía (el Ky) son la causa de la mayoría de las enfermedades, siendo provocado este
desbalanceo por nosotros mismos por nuestros estilos de pensar, sentir y de vivir.
¡Oh!, por supuesto, siempre estamos unidos energéticamente, cuando menos por un
hilo, a esa fuerza de vida, o no estaríamos ya aquí. Pero una cuerda muy tensa (vá lvula cerrada)
y otra válvula abierta que nos hace sentir bien porque permite que la energía de la fuerza vital
fluya libremente a través de nosotros, son dos cosas muy diferentes. Una mantiene al cuerpo
hambriento de su natural fuerza vital y de la energía que da vida, mientras que la otra lo
alimenta. Se deduce, entonces, que si se mantiene un estado de vibración más alto que el usual, y
de forma regular, la enfermedad simplemente no se puede presentar ni se puede mantener. Sería
imposible.

Después de todo, el cuerpo no está separado del universo, así que cuando tenemos un
pensamiento, las vibraciones corren por todo el cuerpo, al igual que por todo lo demá s. Esto lo
afirma Deepak Chopra quién afirma que el cerebro no es la ú nica parte del cuerpo que guarda
informació n, cada una de nuestras celular sabe có mo nos sentimos, que nos sucede y han
aprendió a có mo reaccionar a eventos externos. Si esas vibraciones está n en armonía con la
programació n intrínseca de tu cuerpo, que incluye el bienestar (la vá lvula abierta de "sentirte
bien"), entonces las células sobreviven.

Pero si estamos produciendo energía negativa, las células no pueden permanecer lo


suficientemente fuertes como para realizar su trabajo. Todo lo que tienen para nutrirse son los
alimentos físicos que ingerimos, yeso no es suficiente para mantenerlas funcionando. Sin la
fuerza vital de la energía de alta frecuencia que necesitan para sobrevivir, en el curso del tiem-
po se debilitará n y morirá n antes de tiempo, porque ya no podrá n renovarse normalmente, ni
sostener una vida saludable.

La enfermedad existe sólo por una razón: alguien ha emitido más energía de baja
frecuencia que de alta. Lo cual, desde luego, es la razó n de que exista tanta enfermedad. Busca
a una persona que generalmente sea feliz, que continuamente esté motivando un estado de
á nimo elevado y liberá ndose de emociones negativas, y encontrará s a una persona saludable.
¡Siempre! La gente que está enferma se ha aislado de algún modo de su línea de la vida. Esto
puede no resultar muy evidente al exterior, pero de una manera u otra, han cerrado su
válvula a la fuente de energía, mediante la preocupación, la culpabilidad o cualquier otra
cosa.

La gente enferma está mal informada, como todos nosotros. Pueden ser ciudadanos
devotamente religiosos, honestos y valiosos, pueden ser amigos queridos y dignos de confianza,
pero si no están permitiendo que fluya suficiente cantidad de su propia energía positiva hacia sus
vidas, no están dando paso a la vida. De hecho, sin excepción, la enfermedad es el rechazo de
esa energía más elevada y la manifestación final de una emoción negativa interminable
de uno mismo.

SI ESTÁS ENFERMO

Si actualmente padeces una enfermedad, entonces yo te recomendaría que sigas con tu


doctor, que continú es con tu tratamiento, y con todo lo que indica tu programa de
recuperació n, ya que hay una manifestació n de enfermedad en el plano físico que hay que
curar también en el plano físico. Las tarea pendiente ya que, sin duda alguna, ahí comenzó tu
enfermedad, es donde está n tus creencias. Pero no tiene sentido revolver las aguas hasta que
nuevas creencias y nuevos cambios de vibració n se encuentren ocupando con fuerza su lugar.

Por siglos nos hemos aferrado a la doctrina de que causa y origen de TODO esta fuera
de nosotros, para que se entienda claro todo es que pensamos que la oportunidades, la riqueza,
la felicidad, el amor, ganar dinero, bueno hasta Dios esta fuera, esta estructura de pensamiento
de estar enfocados hacia el exterior, es la causa de tan pobre valoració n nuestra como seres
humanos, carentes del poder para cambiar lo que vivimos en el exterior, dependientes só lo de
algo que está fuera de nosotros mismos puede mejorarnos, así que hasta que aprendamos a
sobreponernos a esta arcaica y tonta creencia limitante, no só lo mejorará nuestra autoestima,
sino que encontremos la conexió n a nuestro guía interior a Dios dentro de ti. Esto por si só lo
desde luego que provoca transformaciones en la vida de cualquiera que lo acepte. La ley de
atracció n es parte de este mecanismo que no tiene que ver con religió n, sino con la energía con
la que funciona tan perfectamente el Universo, y Tú eres parte de él, si no lo sabes en tu cuerpo
hay polvo de estrellas, ¡eres parte de esta má gica creació n¡ No estas aquí por casualidad, ni
para sufrir, sí crees eso adelante, nada lo impide que lo logres, pero si estas leyendo este
material es porque algo dentro de ti te ha atraído a leer esto, evita pensar en la suerte la
coincidencia, somos seres creadores reflexivos y este material pretende que entendamos có mo
usarlo.
Regresando específicamente al tema de salud nuestra vieja forma de pensar en
exteriores, te indica que vayas a buscar asistencia médica, y después que una medicina te cure;
esto puede ofrecer posiblemente una cierta medida de recuperació n. Esa recuperació n puede
ser mínima o inestable, en el mejor de los casos, porque si los pensamientos y el flujo de
energía no cambian, la enfermedad original, o algo peor, regresará . Le doy gracias a Dios de ser
testigo de recuperaciones de personas que yo he visto que trascendieron a los má s pesimistas
diagnó sticos médicos, ó dejar de usar lentes por propia voluntad después de 30 añ os de
usarlos, me consta. Si quieres ahondar en el tema te recomiendo “Curació n Cuá ntica de Deepak
Chopra, ó “Mente sin tiempo, cuerpos sin edad” del mismo autor y también el celebre libro de
Louise H. Hay “Tu puedes cambiar tu vida”. Pero por ahora, sigue con tu doctor.

Grábatelo por favor. No nacimos para enfermarnos no se infelices, esto es otra vieja
creencia limitante; estamos diseñ ados para vivir 106 añ os en condiciones de funcionalidad
aceptables, envejeciendo 1% a partir de los 30 añ os como lo expone Deepak Chopra. Pero las
estadísticas demuestran que el mayor nú mero de infartos ocurre entre los 50 y 54 añ os ¡esto
es media vida del diseñ o! Ni siquiera es en las etapas altas de vejez. Ya te imaginaras la
respuesta: Algo tiene que ver con la satisfacció n y logros de media vida. Es resultado de lo que
hemos hecho con nuestra libre decisió n de vida y desde luego la baja energía vibracional.

Si durante la primera parte de nuestras vidas hemos vivido como nuestro exterior nos
dijo, (familia, escuela, religió n, amigos, vecinos, sociedad, etc...) ¿No crees que ahora tenemos la
oportunidad conciente y el derecho de vivir como queramos para lograr una vida má s plena?.
No lo tomes como un dogma de mi parte, pero……. ¿y que tal si la promesa de un cambio
interno te trae otra vida?, al menos yo en tú lugar lo intentaría, por que no hay nada que
perder, má s que cosas viejas y si mucho por ganar, demasiadas. La razón más poderosa de no
lograrlo, no es por lo que nos falta saber, sino por nuestras viejas creencias que no podemos dejar.

Sin embargo si está s enfermo, te pido que trates de aceptar desde de lo má s profundo
de tu ser que toda enfermedad es reversible. Aunque probablemente no hay tarea má s difícil
en este mundo que tratar de sentirte con el ánimo elevado cuando está s físicamente mal, no
só lo es posible, si no que se ha hecho muchas, muchas veces.

Norman Cousins lo hizo. El un famoso editor de libros americano, que estaba muriendo
de cá ncer, declaró : "No puedo negar que me estoy yendo", y decidió pasar el tiempo riendo
constantemente. Sabía instintivamente que si lograba revertir las frecuencias en su cuerpo,
éste se curaría por sí mismo. Así que, desde su cama de hospital, vio só lo películas divertidas,
só lo leyó libros graciosos, pidió a sus amigos que le contaran chistes y así se curó solo,
completamente, del cá ncer que había invadido a su cuerpo. Entonces escribió un libro acerca
de ello. Tengo que reconocérselo. Es un alma comprometida... y un maestro.

La recuperació n de Cousins es un ejemplo de primer orden de lo que estamos


hablando aquí: que no son nuestros genes, nuestros há bitos sexuales, ni de la ingesta de carnes
malas, ni siquiera de nuestra exposició n a la infecció n, la raíz de nuestra enfermedad. Una
persona conectada, que fluye energía de fuerza vital a través de su cuerpo, nunca, jamá s, puede
ser afectada por esas cosas. Lo que causa la enfermedad es el cuerpo exánime, el rechazo a la
Fuente de la energía vital, tan decisiva para la salud y el bienestar.

Ahora, obviamente, la cosa má s espontá nea que hacemos cuando nos ataca una
enfermedad, sobre todo alguna que consideramos grave, es lanzarnos a la acció n, correr a un
doctor y no apartar en ningú n momento nuestro pensamiento de esa condició n. Estamos
asustados y, desde luego, así es como reaccionamos. Y sin embargo, con nuestro constante
enfoque negativo en la enfermedad, nos estamos alejando del ingrediente más importante de que
disponemos para invertir la mala condición: el poder curativo de nuestras frecuencias más
elevadas.

COCINAR LIGERO/COCINAR PESADO

Ninguna enfermedad o accidente sucede de la noche a la mañana. Si ya se que tu


costumbre de ver todo como fortuito ó coincidencia no te permite ver de entrada que las
adversidades toman algú n tiempo para "cocinarse", usualmente varios añ os, en los que tu
energía, má s baja que alta, es sin duda la causa má s difícil de asimilar de lo que está s viviendo
ahora, ¡no existe otra explicación en este mundo para lo que te ocurre!

Si, por ejemplo, has tenido un serio accidente, no sucedió de pronto, ni salió de la nada.
Si analizas los añ os anteriores, ¿podrías decir que tu patró n de pensamiento ha ido siempre
hacia las bajas frecuencias: enojo con la familia, circunstancias desagradables, deseo doloroso
de ser aceptado, temor al fracaso, culpabilidad, preocupació n por las finanzas, culpa oculta
sobre lo que sea? Tuvo que ser así, o de otra manera no habrías tenido el accidente. Ese impulso
negativo se construye a lo largo del tiempo hasta que finalmente entras en el tornado
creado por ti mismo, con alguien más que ha afinado su diapasón en la misma forma que
tú. Y los dos se atraen, hasta que chocan.

La energía de baja frecuencia es la causa; el daño al cuerpo -ya sea por accidente o
por enfermedad- es la consecuencia, lo mismo si se ha estado forjando durante unas cuantas
semanas, que durante varias décadas. Y entonces, está el asunto de la intensidad. La gente que
conoce de magnetismo lo explica de esta manera: Tiene el mismo efecto un baja intensidad de
energía por largo tiempo que una alta en un corto período es simplemente jugar con las dos
variables: tiempo e intensidad. Así es que un mal cará cter, una inconformidad continua, tibia,
una negatividad durante un periodo de añ os sigue siendo una vibració n negativa, que tu
cuerpo responde a ella en la misma forma, con un problema benigno, tibio, sin grandes
tragedias pero no logras tener el ingreso que desearías, las vacaciones que quieres ó necesitas
no las puedes tener ó pagar, el puesto que deseas se lo dan a otra persona, maltrataron tu á rbol
a la entrada de tu propiedad, etc…. Pero por la misma razó n, un gran fluido negativo de tu
energía, al paso de los añ os (o de los meses) un día producirá una grave enfermedad o un
accidente de tamañ o considerable. Pero, sin importar cuá l pueda ser el problema físico, sino
que es el resultado de un exceso de vibraciones del cuerpo, un resultado que puede
deshacerse mucho má s rá pidamente de lo que se tardó en crearlo.

ENGAÑA AL ADULTO

Para eliminar la enfermedad, una vez má s nos inclinamos hacia formas ingeniosas de
convencer a la mente de que cree las vibraciones má s altas que se requieren, para que las
células empiecen su proceso de regeneració n. Esto no es un cú ralo todo, nada lo es, porque
só lo un cambio total en la energía traerá esa transformació n. É sta es só lo una técnica que
puede llegar a hacer maravillas.

Esta estrategia se parece mucho a la de escribir un nuevo libreto; pero con algunos
cambios importantes que deben añ adirse para deshacernos de viejas creencias ya caducas.
Vamos a jugar un juego de niñ os llamado "Pretendamos" y yo te prometo que si te entregas a él
de corazó n y juegas de principio a fin, tu vá lvula se abrirá . Muy bien; aquí está la primera parte.
Pretendamos, primera parte: "Qué tal si... "
Ante todo, pon en tu rostro la sonrisa de listo-para-empezar; de ahí, debes pasar a tu
sonrisa gentil interna. Una vez que hayas logrado eso, trata de llegar a la parte de ti que sigue
siendo niñ o, porque el juego que vamos a realizar es el de "qué tal si".
"¿Qué tal si hiciera esto...?".
"¿Qué tal me iría si...?".
"¿Có mo jugaría yo si...?". ¿Si qué?
...si estuviera tan sano como un caballo.
...si fuera joven y muy apuesto.
.. .si fuera el joven travieso y bullanguero que solía ser, o que quisiera ser.
...si tuviera tres deseos y pudiera hacer lo que quisiera y tener cualquier cosa que
quisiera.

Métete de lleno en el juego y vívelo tanto como puedas, hasta seeentir que la diversió n
y el entusiasmo fluyen a través de ti. (Si te está s sintiendo como un tonto, es un buen indicio de
que está s atorado en una rígida imagen adulta, lo que significa generalmente vibraciones
negativas).

Pretendamos, segunda parte: "Volvamos a cuando... "


Ahora, vuelve en tu mente (y en tus sentimientos), a alguna época real en la que,
sinceramente, estabas vibrando saludablemente y feliz, y a los sentimientos positivos que la
caracterizaban. Tal vez sea jugar fú tbol después de la escuela, o pertenecer a la porra de la
escuela secundaria. Quizá sea vagabundear en el verano, junto a un tranquilo arroyuelo,
recolectando berros, paseando en bicicleta con los amigos por tu colonia, o jugueteando en la
paja con tu primer amor, bajo la luna, en tiempo de cosecha. Lo que sea, son tiempos a los que
puedes volver hacia los sentimientos felices que tenías entonces.

Pretendamos, tercera parte: "Mezclándose juntos”


Y ahora, pongamos juntas ambas cosas. Salta de un lado a otro entre los dos
sentimientos; de manera gradual, alterna tu "Qué tal si" y tu: "Volvamos a cuando", en un solo
sentimiento. Déjalos fluir juntos en una agradable sinfonía de vibraciones, hasta que los
luminosos sentimientos de "Volvamos a cuando" se mezclen a los resultados deseados de "Qué
tal si" y se conviertan en un solo sentimiento de felicidad, de recuerdos placenteros. Lo que es
má s importante: ¡ahora son un resultado!

No puedes estar pensando que no deseas tu enfermedad y esperar abrir tu vá lvula


hacia el bienestar al mismo tiempo; como tampoco puedes ver que no tienes suficiente dinero
y sentirte bien al respecto. Tiene que ser una u otra: vá lvula abierta o vá lvula cerrada. Sentirte
bien y permitir que la fuerza de vida fluya a través de ti para llevarte al alivio, o continuar con
la fuerza disminuida de vida y perpetuar la enfermedad. El cá ncer nunca ha sido causa de
muerte para el cuerpo; pero cortar la fuerza de vida por medio del temor, la furia, la cul-
pabilidad o cualquier otra vibració n negativa, lo hará todo el tiempo.

Si te lo permites a ti mismo, juega realmente a: "Qué tal si" y "Volvamos a cuando" y


deja de ser ese solemne y estirado adulto, y alcanzará s los sentimientos necesarios para iniciar
cambios en tu cuerpo. En el momento en que lo hagas, en el momento en que te sieeentas tan
saludable como solías ser, o como quieres ser, y lo sientas hasta la profundidad de tu ser, lanza
toda una nueva creació n de ti hacia ese tiempo que existe ahora en un remolino de
pensamientos, tan cierto como un á rbol que se yergue en el bosque. Quizá no estés en el
bosque para verlo, pero el á rbol está ahí. Sabes que está s ahí, ahora ya no lo ignoras.

Ve con frecuencia a ese lugar de pensamiento para verificar el aspecto de ese nuevo
cuerpo que has creado. Lleva contigo los sentimientos surgidos de tus juegos. Con esos
resplandecientes sentimientos en su lugar, deslízate hacia tu nuevo cuerpo para verificar su
forma, có mo funciona, có mo se siente, có mo trabaja, hasta có mo huele. Intenta y sieeente.

Si padeces algú n dolor, espera el momento en que el dolor haya disminuido y después
entra al mundo curativo de "Pretendamos". Ve a él con tanta frecuencia como puedas. En-
tonces, sal de tu propio camino, lo que significa que habrá s de mantener tu enfoque lejos de lo
que no ha sucedido toda vía, y deja que el universo haga su parte.

CAMBIA TU APARIENCIA

Unos amigos me preguntaron (como sucede casi siempre) có mo llegar a ese lugar del
sentimiento de "estar delgado", cuando puedes ver claramente que está s gordo. Fue otro caso
de "pretendamos", sabiendo que no puedes pensarte delgado -mucho menos llegar ahí-cuando
te está s sintiendo gordo. Una amiga había querido perder demasiados kilos, hizo todas las
acostumbradas dietas y bajó , pero volvió a recuperar su antiguo peso varias veces, como nos
ha pasado a todos los que hacemos dietas. Finalmente, entró en un programa de visualizació n,
pues le pareció una buena idea; pero no llegó a ninguna parte, hasta que decidió poner algo de
emoció n detrá s de las imá genes. Entonces empezaron a suceder todo tipo de cosas.

Ante todo, se le ocurrió la idea de realizar ejercicios en el gimnasio. Fue un buen


comienzo, pero le asombró descubrir que no podía siquiera fingir el deseo de ir al gimnasio en
tanto se permitiera a sí misma sentirse gorda. Lo que era má s importante, descubrió , que en
tanto se enfocaba en su peso, cualquier idea de ceñ irse a una dieta, después de perder los
primeros kilos, era desechada. Así que volvió a las visualizaciones y a los juegos de "pre-
tender". Al principio, casi se había obligado a sí misma en forma agresiva a seeentir el peso en
el que quería estar. Funcionó . En tanto continuó pretendiendo que era delgada, y se sintió
delgada y mantuvo alejado su enfoque del sentimiento de gordura, pudo seguir con su dieta, no
demasiado estricta, con relativa facilidad y dejó de luchar consigo misma para ir al gimnasio.
No sé cuá l era su peso antes, pero esta encantadora jovencita era la imagen perfecta de una
talla 12 cuando la conocí.

Este no es un simple" querer" estar delgada o bien. No se puede simplemente querer y


esperar que suceda. Se trata de volver a enfocar, y volver a sentir constantemente. Tu cuerpo
responderá a la imagen que le des, siempre y cuando vaya acompañ ada del sentimiento
adecuado: gordo o delgado, enfermo o saludable.

El secreto para revertir cualquier cosa dentro del cuerpo es desviar tu enfoque de lo
que no quieres, encontrar la forma de poder introducirte en el sentimiento de lo que quieres, y
saber con certeza que las leyes del universo está n funcionando, y que deben llevar la visió n
sentida a la realidad, siempre y cuando tú no la aplastes.

LO QUE ESTÁ MAL, NUNCA ESTÁ BIEN

No tiene sentido realmente mantenerte alejado de los médicos, si tus creencias dicen
que los médicos funcionan. Aunque yo le he dado un giro completo de manera drá stica a la
salud y a la forma de mi cuerpo, sé lo que mi mente permite o no en este momento; así que
todavía hago visitas ocasionales a un médico, o a un dentista. Pero piensa en esto un minuto:
¿para qué se preparan los médicos? ¿Para curarte? Por supuesto, ése es el objetivo, tan pronto
como descubren lo que está mal en ti.

"Lo que está mal" es su negocio, su razón de ser. Sí, quieren ayudar, pero si no
encuentran algo malo, ¿cómo pueden, ayudarte? Puesto que lo que está n buscando es "lo que
está mal" -y es lo que tú esperas que encuentren- eso es precisamente lo que ellos -y tú- van a
atraer: algo que está mal. ¿No has notado que con los médicos siempre estamos a punto de
contraer algo, o tenemos ya un pie en la tumba? Somos o precancerosos, o no tenemos la
menor posibilidad de salvació n. No estoy atacando a la profesió n médica; son un enorme y
formidable grupo, que precisamente ahora está empezando a entender el proceso de la manera
adecuada, muy lentamente por desgracia. Pero no debemos unirnos a ellos en atraer más de lo
que queremos deshacernos, y, sin duda, no tenemos que visitarlos con ese temor que cierra
nuestras vá lvulas.

Si a ti te han dicho que está s en algú n tipo de "pre" condició n, y eso te ha asustado
mucho, tranquilízate y echa una mirada a lo que está s creando. Has cerrado tu vá lvula al vol-
verte temeroso; está s atrayendo cosas en forma negativa y ahora vas directamente hacia el
inevitable cumplimiento del dictamen del médico. Todo médico que se encuentra en la faz de
este planeta sabe que la enfermedad remonta, una vez que se da 'el diagnó stico. ¡Imagínate!

De todas maneras, acude a tu médico, pero vigila tus reacciones, tus temores, tus
creencias, tu negativa, lo que significa que vigiles tu válvula. Haz a un lado el diagnóstico de las
enfermedades llamadas incurables, junto con todas las otras estadísticas lúgubres que existen
sobre la enfermedad. De esta forma, puedes recurrir a tu médico como un medio para llegar al fin
que deseas, en lugar de hacerlo la causa de que tus temores se agudicen.

LA MUERTE ES UNA BROMA

Hemos estado hablando mucho acerca de la auténtica energía positiva que crea
universos, la energía a la cual siempre estamos conectados, pero que rara vez está abierta. Si
nuestro cuerpo es una extensió n de esa fuerza de vida bá sica, entonces, ¿por qué morimos?
Supongamos que eres un actor y que está s en el escenario, vestido para el papel que
vas a representar, y experimentas la diversió n de ser un personaje en la obra. Cuando ésta ter-
mina, dejas el atuendo y el personaje a un lado, pero sigues siendo tú .

Lo mismo sucede con tu Yo expandido. Está aquí, actuando con un cuerpo (el tuyo) por
la mera experiencia de hacerlo, por aprendizaje, por diversió n. Cuando se canse, hará otra
cosa; pero no se extinguirá como una vela. No puede. Es energía pura y la energía no se apaga
de un soplido.
¡Ah! pero la energía má s negativa tampoco puede ser aplastada, aun cuando nuestras
vibraciones negativas sí pueden aplastar a las células físicas, una prá ctica que permitimos con
asombrosa vitalidad. Enfocar con temor una condició n del cuerpo que no queremos, reduce
tan drá sticamente nuestra unió n con esa energía má s grande que realmente somos y la
comprime a tal punto, que las células empiezan a encogerse por falta de energía de vida. El
cuerpo se reduce entonces a condiciones de escasa supervivencia, hasta que por fin muere
debido a la sofocació n implacable de sus células. Pero só lo el cuerpo muere, no la fuerza de
vida que eres tú .

En ese estado de sofocació n, las pobres células, que deben recibir un constante
abastecimiento de fuerza de vida, se ven obligadas a responder de manera diferente a las
vibraciones negativas que recorren todo el cuerpo. Como su propio bienestar ha sido
comprometido por la falta de esa energía fundamental, tus células no tienen otra alternativa
que dar paso a la enfermedad. Si continú a la reducció n de la fuerza de vida, las células ya no
pueden reproducirse a sí mismas. En ese momento termina su existencia física, y simplemente
se reciclan para convertirse de nuevo en la energía positiva pura, de bienestar, de donde
provienen. Tú haces lo mismo.

A eso es a lo que llamamos muerte, pero lo ú nico que deja de existir es tu presencia. No
tú .
En la actualidad, los científicos saben que el cuerpo puede continuar con vida muchos
má s añ os de los que vive ahora. Sin embargo, a pesar de los increíbles instrumentos que exis-
ten para lograrlo, ninguno de ellos tendrá éxito si no hay combustible: así que si alguien ha
perdido el entusiasmo por la vida, y la energía deja de fluir a través de él, ocurrirá lo que
llamamos muerte. Pero só lo se morirá tu cuerpo físico.

No es el humo contaminado de los cigarrillos lo que te mata, sino el rechazo a la línea de


la vida.
No es el ataque al corazón lo que te mata; es el rechazo de vida que causó el ataque.

Deja que esa fuerza de vida fluya a través de todas tus células, de manera libre y
constante, sin restricciones ni limitaciones, y podrá s beber cianuro todos los días en el
desayuno sin que siquiera te dé hipo.

Así que, ¿no es interesante que el mayor temor con el que continuamos vibrando, y que
reservamos para seguir vibrando todavía má s, sea el temor a la muerte? El temor a la muerte
es una deplorable respuesta aprendida, que adquirimos hace mucho tiempo de un puñ ado de
faná ticos hambrientos de poder, religiosos y no religiosos, que querían jugar el juego de
"controlemos a las masas", y lo hicieron en forma brillante. Haz que un puñ ado de gente tema
algo, como la muerte, y las tendrá s comiendo de la palma de tu mano donde tú quieras.

Así es como surgieron todos esos mitos sobre los demonios, el mal, el infierno y un gran
juez en lo alto del cielo, que se vale del temor como un medio de control. Pero, puesto que la
energía no puede morir y, sin duda alguna, todos nosotros estamos hechos de energía, el temor
a la muerte no es má s que un monumental desperdicio de tiempo, que só lo evoca energía
negativa. Lo triste del caso es que nos han enseñ ado con tanta habilidad a temer a la muerte,
que hemos olvidado por completo có mo vivir.

Sin embargo, aun cuando al morir cambias de há bitos, lo que sucede no es má s que el
abandono del ser físico, una desconexió n del cuerpo; el "Tú " que eres, nunca se retira. Esa
parte de ti está conectada por siempre y para siempre a la percepció n consciente, eterna: Tú .

Así que eso que llamamos erróneamente muerte, es un simple cambio de enfoque,
un bip que indica un cambio de una frecuencia a otra. ¿Volveré a ser Juan Pérez otra vez?
No, ¿y te gustaría serlo?; pero no cesas de existir. ¡No puedes hacerlo! Tú eres la energía
continua de vida que anda saltando por aquí ahora, en este particular campo de juego. Tú eres
la energía positiva pura del bienestar ¡y no puedes matar la energía!

La importancia de que te deshagas de este temor no es poca, porque aun si logramos


cambiar todos los "no quiero" por "quiero", pero dejamos esa sola espina llamada muerte cla-
vada en nuestro costado, tendremos todavía una vibració n de temor que afecta todo, lo que
traerá consigo un pesado ascenso, cuesta arriba, hacia una salud ó ptima.

La forma más fácil de obtener esa salud es dejar de temer a ese mito atroz creado
por el hombre, y concentrarnos totalmente en elevar nuestras frecuencias hacia la parte
más grande de nuestro ser, que es la esencia misma de todo lo que existe. Entonces aquí, en
nuestro pequeñ o mundo, tendríamos todo lo que pudiéramos anhelar del cielo, precisamente
como era la intenció n original.

TODO ES UNA CO-CREACIÓN

Hace muchos añ os, la madre de una de mis má s íntimas amigas se mató en un absurdo
accidente automovilístico. Cuando se dirigía junto con su esposo hacia un puente que había en
la autopista, algú n muchacho irresponsable arrojó una enorme piedra desde lo alto del puente.
La piedra chocó contra el parabrisas y cayó sobre el asiento del pasajero, matando en forma
instantá nea a la señ ora T. Parece una de esas terribles coincidencias, ¿no es así? Mala suerte.
Un mal tiro de dados. No, nada de eso. Fue una co-creación.

En primer lugar, si la señ ora T o su esposo hubieran estado mejor conectados con su
guía, habrían tomado otra ruta, se habrían ido má s tarde o no habrían hecho el viaje.

En segundo lugar, y lo má s importante, es que no fue un suceso instantá neo. Como


cualquier otro accidente, enfermedad o calamidad, las vibraciones se habían estado
preparando desde largo tiempo atrá s. La señ ora T había estado funcionando con una vá lvula
cerrada durante muchos añ os, sonriendo dulcemente y hablando en forma agradable, y sin
embargo, estaba profundamente resentida con lo que le había tocado en la vida. Era una
víctima ejemplar con una fuerte resistencia al flujo de bienestar, durante mucho tiempo, de
igual manera que su joven verdugo.

¿De quién era la vibració n responsable de lo sucedido? ¿Era de los muchos añ os de


pesimismo oculto de la señ ora T? ¿O era del muchacho? Como siempre, en cualquier accidente,
fueron las vibraciones de la señ ora T las que acabaron con ella, pero aun así, fue una co-
creació n. Ella estaba sintonizada en una frecuencia en particular y atrayendo todo lo que tenía
una vibración similar, que, en este caso, no le fue muy favorable. Es física elemental; tú tocas un
diapasó n y todos los demá s diapasones que estén en el mismo tono responden.

Digamos que en una escala del uno al diez -con el diez para una válvula completamente
abierta-la vida de preocupació n de la señ ora T le había causado vibrar emocionalmente en un
destructivo cuatro durante algú n tiempo. Por otra parte, el chico, como joven que era, tenía
só lo unos cuantos añ os de sentirse inferior a sus compañ eros y estaba enojado con la vida. Sin
embargo, eran tan fuertes sus sentimientos -y, por tanto, su atracció n magnética- que él
también había alcanzado el destructivo nivel cuatro. Su ruta estaba trazada. Tarde o temprano
iba a encontrarse con otra persona que vibrara en la misma escala, aderezada con las mismas
vibraciones de poca valía. Para la señ ora T, si no hubiera sido la piedra, habría sido cualquier
otra cosa igualmente devastadora, procedente de otra persona en su misma escala de
vibraciones.

Como un buzo cuyo cable de oxígeno se ha cortado, este desesperado chiquillo estaba
buscando có mo dar salida al dolor ya la furia de estar desconectado de su fuente energética. A
su manera, la señ ora T se sentía igual. Finalmente, cada uno en medio de su propia corriente de
dolor, habían sido absorbidos, uno en el otro, en un ejemplo perfecto de co-creació n. Ella había
atraído su destino; él había atraído el suyo.

Si algo o alguien coincide contigo en frecuencia, se atraerán. ¿Qué (suceso, persona,


o circunstancia) llegará a ti primero? El que tenga la mayor intensidad. Y tú continuará s
atrayendo y mezclando interminablemente, hasta que te canses de ese sombrío juego y te
retires de él, como lo hizo la señ ora T. O cuando cambies de frecuencia.

Si en un accidente está n involucradas dos o má s personas, significa que fue un ejercicio


conjunto de atracció n negativa. Si fue un accidente que involucró a niñ os demasiado pequeñ os
para desarrollar su propia emoció n negativa, entonces significa que esos niñ os captaron las
vibraciones de su medio ambiente. Si se trata de un avió n que se estrelló , quienes iban a bordo,
de todas las edades, se magnetizaron a sí mismos hacia el suceso.

Desastre, cataclismo, accidente o enfermedad. El brebaje de emoció n negativa que se


ha venido forjando a lo largo del tiempo para causar estos acontecimientos, viene de una
amalgama de imponentes tornados negativos que unen sus fuerzas para formar una atracció n
electromagnética, tan fuerte, que se forma hielo en las alas del avió n hasta derribarlo, o fallan
los frenos de un autobú s que cae al precipicio, o una feroz tormenta arranca la vida a quienes
parecían estar completamente felices.

Si estamos viviendo aisladamente de nuestra conexió n a la fuerza de vida, algo va a


golpearnos, como un automó vil, una inundació n, un tren o un tornado (¿te has preguntado
alguna vez por qué un tornado le pega a una casa y no toca a la de junto? ¡Ahora ya lo sabes!).

Si se trata de un pequeñ o golpe a tu auto, significa que tu vá lvula ha estado


parcialmente abierta. Pero si tanto tu auto Como tú resultan dañ ados, quiere decir que tu
válvula ha estado totalmente cerrada. Si te rompes una pierna en las montañ as, es porque tu
válvula ha estado parcialmente abierta; pero si sufres fracturas en todo tu cuerpo,
indiscutiblemente tu vá lvula ha estado totalmente cerrada.

Podría continuar con má s ejemplos, pero insistir en todo esto equivale a cerrar la
válvula. En lo que quiero insistir es en que nada, nos sucede por casualidad. ¡NADA!. Lo que
ganamos en la lotería, nuestros nuevos amores, nuestras enfermedades, un fenó meno de la
naturaleza, un accidente, todos estos sucesos han sido atraídos electromagnéticamente a
nosotros, por nuestros sentimientos y nuestras vibraciones. Nada en este mundo nos ha llegado
nunca, ni nos llegará, excepto por nuestra invitación vibrátil.

Ahora bien, no te dejes arrastrar por el pánico si has vivido toda tu vida como una
canasta agujereada. Ése no es un pase automático al cáncer. Podría serIo, ¡pero no es
automático! Sólo tienes que encontrar tu alegría, y esa vibración de válvula abierta
contrarrestará años de desaliento y pesimismo. Lo que hace falta es simplemente un instante
de decisión y no años de meditación. Tal vez tengas algunos incidentes de abolladuras
pequeñ as en tu auto, pero eso será todo. Nada grave. O tal vez sufras un leve resfriado. Nada
grave. Só lo pequeñ os recordatorios de que todavía te está s resistiendo a la frecuencia del
bienestar.

Por tanto, ¿quiénes son los principales imanes? Nosotros, ¡siempre! Son nuestros
sentimientos, nuestra válvula, nuestra resistencia. Nadie nos está provocando nada. Si
estamos atrayendo en forma negativa, es porque estamos vibrando negativamente,
atrayendo algunas cosas, o algunas otras, a nuestro espacio en la danza eterna de la co-
creación.

NUESTRO INTERRUPTOR DE BIENESTAR

La conclusió n de todo esto es que, después de todo, no tenemos por qué demonios
estar enfermos, tener accidentes, envejecer, ni siquiera morir; pero mientras continuemos
apagando nuestro interruptor de bienestar e impidamos que nuestras células reciban su
abastecimiento vital, debido a nuestras emociones negativas, siempre ocurrirá algo. Y lo
más grave es que hay gente, ¡mucha gente! ¡Que piensa que esto en la vida es normal que
suceda.!!!!!!!

Así que tal vez quieras analizar có mo te está s expresando de ti mismo. Si está s
diciendo: "Quiero estar bien", pero tu vibració n predominante está diciendo: "¡Socorro! No
quiero estar enfermo", ¿qué es lo que está s atrayendo?

Si está s enfermo y dices: "¡Por Dios!, voy a vencer esta enfermedad, voy a ganar esta
batalla" desde una posició n defensiva, ¿en qué crees que te está s enfocando?
Sin importar cuántas personas te amen, sin importar cuánto dinero des a los pobres, sin
importar qué tan bien manejes tu negocio, ni lo encantador y agradable que seas como persona,
ni que te sientas merecedor, ni lo que hayas sufrido, si tienes vibraciones negativas de cualquier
tipo, incluso en tu modo de hablar, irremediablemente vas a atraer algún tipo de problema.

Por má s que las vibraciones fundamentales de la conciencia masiva está n alrededor de


nosotros, y son una fuente interminable de poderosa energía negativa que permitimos que nos
gobierne, que nos golpee como una tormenta a un barco sin timó n y que haga difícil la
navegació n, eso no tiene por qué ser" así. Tú no tienes por qué ser una víctima de la conciencia
de las masas o de la energía negativa de otra persona, ni la de tu médico, tu familia, tus amigos,
tu pareja o los grupos que te rodean.

Limítate a declarar tus "quiero" todos los días, escribe (y después habla) nuevos
guiones o historias acerca de tu cuerpo, tu salud, tu apariencia, tu vida. Y desea. Introdú cete en
el lugar del sentimiento de lo que está s deseando, y vuélvete decididamente uno solo con quien
está s deseando ser, haciendo fluir tu propia energía y vibrando en la frecuencia de la alegría,
de tal modo que puedas vencer lo que tú -y cualquier otro- pueda haber estado fluyendo antes.
No só lo tu cuerpo responderá gozosamente, sino que no habrá má s accidentes.

¿Es fá cil? No, no es nada fá cil cambiar de enfoque, alejarnos de la enfermedad que
estamos padeciendo, o de un dolor, o de un peso indeseado, de las viejas creencias de una vida.
Pero puedes hablar contigo mismo para convencerte un poco cada vez. Puedes abrir esa
válvula un poco cada vez, e invertir la direcció n de tu cuerpo.

Tú eres mucho má s poderoso que tu cuerpo, así que nunca dudes de que puedas hacer
eso. Ríete má s por cualquier cosa y sé menos solemne. Hay una sola cosa que necesitas hacer
para tener el cuerpo que deseas: encontrar formas de ser feliz; al principio, será poco a poco,
hasta que no importe nada má s en tu mundo -ni tu cuerpo, ni tu familia, ni tus viejas dudas-,
só lo tu enfoque en ser feliz. En eso, en ú ltima instancia, es en lo que consisten la salud y el
bienestar.
TU BIENESTAR Y
LA LEY DE ATRACCIÓN

Washington es un Estado con muchos á rboles, para decir lo menos. Debe haber má s
á rboles que conservan su verdor todo el añ o que insectos. Aunque soy má s partidaria de los
á rboles que pierden sus hojas en otoñ o, y cambian su ropaje en cada estació n que de los que
están siempre verdes, me he encariñ ado mucho con estos magníficos seres vivos que adornan
mis cinco acres.

Cuando vienen personas que nunca habían estado en mi propiedad, sus primeros
comentarios son siempre acerca de lo maravilloso que se siente el lugar y lo excepcional que
son mis á rboles gigantescos, diferentes a todos los que hay en muchos kiló metros a la
redonda, con fascinantes grupos de la misma especie, o de especies mezcladas que crecen del
mismo tronco. Hasta los pocos á rboles de las especies comunes que pierden las hojas en
otoñ o, y que bendicen el lugar, son impresionantes por su altura y su diseñ o.

Pero mis amigos especiales, muy especiales, eran unos á rboles pequeñ itos que
estaban del lado exterior de mi barda, pró ximos al camino. A lo largo de todas las carreteras y
caminos de Washington hay interminables agrupamientos de nuevos y pequeñ os brotes que
hacen todo lo posible por prender y crecer, y yo tenía una fabulosa larga hilera de ellos.
Crecieron rá pidamente y después de unos tres añ os aproximadamente de haber llegado yo a
ese sitio, los á rboles habían crecido lo suficiente como para crear una considerable barrera
contra el ruido del trá fico.

Me encantaban. No sé realmente por qué. Tal vez era por su persistencia, por su firme
determinació n de crecer casi a un lado de la tierra elevada o de sobrevivir en un suelo que se
encontraba en las peores condiciones. No sé por qué, pero yo los adoraba.

-Mientras estaba yo siguiendo algo similar a un camino espiritual en esos primeros


añ os en Washington, me encontraba aú n muy lejos de tener abierta mi vá lvula. Culpaba al
clima de casi todos mis estados de á nimo. Me preocupaba lo remoto del lugar en el que se
encontraba mi propiedad. Echaba de menos a mis amigos de California. Y aunque estaba
disfrutando al escribir mi primer libro, me enfocaba constantemente en mi falta de dinero,
inclinando la balanza considerablemente má s hacia las vibraciones negativas que hacia las
positivas, y creando una invitació n abierta a alguna forma de desastre.

Entonces un día, un memorable día soleado que nunca olvidaré, oí los ruidos de
equipo pesado afuera. Me asomé por la ventana y me topé con una enorme má quina taladora
que avanzaba hacia los á rboles de mi calle. Como impulsada por un resorte, me levanté y salí
gritando a la calle, pero era demasiado tarde. El ú ltimo de los hermosos á rboles que yo había
visto crecer desde bebés hasta que habían alcanzado dos metros de altura o má s, había caído.
No recuerdo nunca haber gritado con tanta angustia. Acababan de destruir a mi bienamada
familia y yo me sentía desolada.

Durante los siguientes dos veranos, má s á rboles prendieron y crecieron. Por má s que
traté de no encariñ arme con ellos, lo hice. Estaba muy orgullosa de su energía, así como asom-
brada de su tozudez. N o habían crecido lo suficiente como para que fueran una preocupació n
para la ciudad todavía, así que sentí que estarían seguros algunos añ os má s.
Cuando los á rboles alcanzaron una altura de casi dos metros, comprendí que nos
está bamos acercando de nuevo a la época en que los tirarían. Pero ahora yo ya tenía
conocimiento de la Ley de la Atracció n y mantenía una válvula abierta lo mejor que me era
posible. Había muy poco temor en mi mundo, ninguna aprehensió n sobre la seguridad, una
nueva apreciació n y un cariñ o recién descubierto por el clima hú medo, frío y pegajoso de
Washington. Mi balanza de vibraciones se había inclinado hacia lo positivo. Yo me sentía feliz,
mi vá lvula estaba má s abierta que cerrada y yo sabía sencillamente sabía que mis jó venes y
resistentes amigos estarían a salvo mientras yo viviera ahí.

Por supuesto, un día de verano oí de nuevo el ruido del equipo pesado, y salí. No había
pá nico en mí; só lo salí. Los taladores acababan de terminar de echar abajo la larga fila de
á rboles que mi vecino tenía junto al camino. Entonces dieron la vuelta alrededor de mi
propiedad, la pasaron sin tocarla, y empezaron a cortar los á rboles de la propiedad que seguía.
Yo me dirigí hacia el conductor y le pregunté por qué no habían tocado mis á rboles: "Oh, no sé,
señ ora, pero se ven muy bonitos aquí. Pensé que tal vez usted quisiera quedarse con ellos.
¿Quiere que los corte?".

TAN A SALVO, TAN SEGUROS, TAN FELICES.

Nuestro Yo expandido vibra en una frecuencia que llamaríamos -si pudiéramos


sentirla- pura, no adulterada, de verdadero éxtasis (¡debe ser maravillosa!). Ojalá pudiésemos
entender esto: la mayor parte de nuestro ser está operando en una frecuencia, o en un ritmo
de vibració n desconocido para nosotros en esta época, lo que podríamos llamar reeealmente
feliz. Puesto que la felicidad y el bienestar son sinó nimos, eso significa que hay una parte de
nosotros -la má s grande que no conoce otra cosa má s que el bienestar eterno e incondicional,
porque si tienes una (alegría de alta frecuencia) por las leyes de la física debes tener la otra
(bienestar).

Por tanto, cuando estamos vibrando positivamente y sintiéndonos bien, o


entusiasmados, o apreciando algo; cuando estamos bien conectados, enfocados só lo en el
placer de nuestros "quiero", en lugar de pensar en las frustraciones de nuestros "no quiero";
cuando nos encontramos en unos rangos que van de la simple satisfacció n a la euforia; cuando
nuestra vá lvula está abierta y estamos permitiendo que nuestra energía primaria fluya a
través de nosotros..., no hay una bendita cosa en este mundo que pueda hacemos daño. ¡Nada!
Ni en los negocios, ni en el hogar, ni en la autopista, ni en el cuerpo, y ni siquiera en nuestros
queridos á rboles, o en nuestros terrenos. No puede suceder absolutamente nada, porque
cuando estamos en esa energía, estamos viviendo -y fluyendo-la energía de nuestro propio ser
omnipotente, que só lo conoce el puro e inmaculado bienestar, y no sabe nada de vibraciones
negativas.

Lo ú nico que esa parte má s grande de nosotros conoce es la alegría inexplicable, el


poder, la despreocupació n, la ligereza y la seguridad infinita, porque lo que realmente es, es el
bienestar infinito. Y eso es lo que somos realmente como su expresió n física: el bienestar puro
e interminable. ¡Todo lo que tenemos que hacer es damos a nosotros mismos una oportunidad
de que sea así! Si crees que estoy insistiendo mucho en eso, tienes razó n, porque aquí
estamos hablando de "la buena vida". Cuando estamos conectados con esa energía de alta
frecuencia, libres de temor y basados en la felicidad; cuando no estamos produciendo
emociones negativas de preocupació n, amargura, duda o culpabilidad, nos conectamos
automá ticamente con la buena vida del bienestar, donde nada puede nunca hacemos dañ o
físicamente. ¡Así es! ¡Nada puede hacernos daño nunca! Ni siquiera el asaltante local, ni
nuestro viejo auto, el borracho tonto de la autopista, ni siquiera la Madre Naturaleza.
¿Un terremoto? Tal vez tu hogar podría sufrir dañ os, pero si só lo hubiera una ligera
inclinació n en la balanza hacia lo positivo, tú estará s a salvo. Si no lo está s, será mejor que ve-
rifiques tu válvula (cuando te recuperes). Siempre puedes evaluar el grado de tu conexió n con
la Fuente de energía, y la apertura de tu vá lvula por el grado de destrucció n de tu hogar, tu
cuerpo, tu auto o tu empleo..., con lo que sea. ¿Un robo en tu casa? ¿Una enfermedad grave?
¿La destrucció n que provoca un gran tornado? ¡Es que la vá lvula está muy cerrada!

Y; por favor, "vá lvula cerrada" no significa grosero o perverso. Só lo porque alguien
murió en un huracá n o en un atentado terrorista, eso no implica en modo alguno que no
fueran personas cá lidas y amorosas; simplemente significa que se habían envuelto ellas
mismas, inconscientemente, en vibraciones negativas de la conciencia masiva que hacen que
nuestra, vida sea tan difícil.

Pero cuando la válvula está abierta y nuestra balanza de vibraciones se inclina incluso
con el peso de un cabello hacia lo positivo má s que hacia lo negativo, literalmente nos cubri-
mos con un traje, con una armadura divina. Así que cuando estamos conectados,
entusiasmados, y el flujo de energía de alta frecuencia está circulando libremente, no podemos
siquiera estar preocupados por aquello que habitualmente nos preocupa, lo cual, desde luego,
só lo servía para atraer má s de lo mismo.

Cuando tu válvula está abierta, cuando tomas la decisión de estar contento con la vida,
sin importar cómo, automáticamente te pones el atuendo de un bienestar absolutamente
impenetrable, en el cual nada malo puede sucederte nunca. Es simplemente una imposibilidad de
emitir vibraciones de que "algo malo" pueda sucederte en esa alta frecuencia.

Pero, independiente de las grandes cosas terribles de las que nos protegemos al vibrar
en nuestras altas frecuencias, hay toda clase de pequeños detalles que empiezan a suceder,
como el de que se hayan salvado mis preciosos á rboles.

Por ejemplo, si tienes topos bajo la tierra, só lo saldrá n de ella cuando nadie pueda
verlos, o no saldrá n, pero nunca lo hará n en el jardín que adorna el frente de tu casa.
Las ardillas se irá n tras la comida para pá jaros de algú n otro, pero no tras la tuya.
En tu casa puede haber cucarachas, pero pronto se irá n a otra parte.
Una intensa tormenta puede tirar los á rboles en la casa de tu vecino, pero en la tuya
permanecerá n intactos.
Algunos perros sueltos pueden aparecer en el patio de tu vecino, pero no en el tuyo.
Tus amigos pueden ser sorprendidos por una tormenta de nieve, pero tú llegará s a
casa a salvo.
Tu zona puede ser blanco de robos a buzones, pero al tuyo no lo tocará n.
Si tu auto se queda sin gasolina a cientos de kiló metros de algú n lugar habitado,
alguien llegará a rescatarte.
Si el virus de la gripe está atacando a todos, a ti no te tocará . Y siempre perderá s el
avió n que va a estrellarse.

Todo esto -y mucho má s- es fruto de estar arropado dentro de tu propia energía de


"sentirte bien", la frecuencia que garantiza nuestro bienestar.

LO MALO
Cada vez que hablo ante un grupo acerca del flujo de energía, salen a la superficie,
siempre, preguntas acerca de los conflictos mundiales y todas las cosas terribles que están
sucediendo o que han sucedido. "¿Có mo es que hay tanta gente muriéndose de hambre?",
"¿qué me dice de Hitler?", "¿qué decir sobre los indios?", etcétera.

No quiero entretenerme demasiado tiempo insistiendo en estas cosas, porque en


cierto sentido ya hemos hablado de ellas. Pero echemos un vistazo rá pidamente a algunas de
las preguntas má s comunes para ver si podemos llegar al entendimiento, de una vez por todas,
de que desde el principio de los tiempos cualquier experiencia, en cualquier vida, ha sido
atraída por el flujo de energía individual y/o de grupo.

Y ¡vaya!, no es que yo sea una sá dica de sangre fría que sugiere en los siguientes
pá rrafos que es posible ver a alguien apalear a otro y sentirse ajeno a ello, como diciendo:
"¡Caramba, qué barbaridad!", ante las atrocidades que suceden alrededor del mundo de hoy.
Todo lo que estoy tratando de decir aquí es có mo es que esto surge. Porque cualquier
cosa que esté ocurriendo siempre regresa por la misma ruta: cuando nos sentimos bien (felices,
complacidos, entusiastas o amorosos) como individuos o como grupo, estamos invitando a
nuestra vida buenas experiencias. Cuando nos sentimos mal (amargados, culpables,
resentidos o agobiados) como individuos o como grupo, estamos invitando a las malas
experiencias. Así es el asunto en todas partes y para todos.

LA VIOLACIÓN
Una persona está pensando temerosa sobre lo que no quiere. En alguna otra parte,
otra persona está vibrando en la misma frecuencia negativa, pero con hostilidad, má s que con
temor. La segunda persona piensa acerca de lo que cree que apaciguará su furia y llenará su
vacío. Una persona emite vibraciones de temor; la otra emite vibraciones de furia interna. Por
sus propias frecuencias similares se convierten en co-creadoras de un evento desafortunado.

Si tú no le prestas atenció n a las cosas que no quieres, no podrá n volverse parte de tu


experiencia, porque no estará n incluidas en tus vibraciones. Só lo puedes atraer al violador, al
asesino o al ladró n, pensando emocionalmente en ser esa víctima, o -{)- vibrando con otras
emociones negativas que resulta que coinciden con la frecuencia del atacante. Todas y cada
una de tus emociones crean las experiencias de tu vida.

EL PREJUICIO
No necesito decir que hay muchas clases de prejuicios: de raza, religió n, color, sexo,
peso corporal, educació n, etcétera. Sin embargo, el que siente el prejuicio en su contra es el
má s poderoso en esta co-creació n, al emitir vibraciones negativas de persecució n, de no
gustarle a los demá s, de ser ofendido o de ser víctima.

Por favor, fíjate: no estoy discutiendo lo correcto o equivocado de las quejas de


cualquier grupo, simplemente digo que es la persistente atenció n a las injusticias lo que atrae
má s de lo mismo. La creació n proviene de los sentimientos.

LOS NIÑOS
¿Qué decir de los niñ os que son violados, que nacen con malformaciones, que se están
muriendo de hambre en Á frica o que perecen en las guerras religiosas? Es muy triste decir
que generalmente han captado las vibraciones negativas de su gente, antes siquiera de nacer.
Esas vibraciones se quedan en ellos y crecen en relació n directa con las vibraciones de
los adultos que los están criando, hasta que ellos crecen lo suficiente para decidir que no
quieren experiencias desagradables en sus vidas. Estos niñ os, automá ticamente, se han
convertido en víctimas.
¿Có mo ayudar aunque sea un poco a un pequeñ o que está muriéndose de hambre al
otro lado del mundo, o a un pequeñ o en la casa que ni siquiera entiende todavía las palabras?
Sostenlos, ya sea físicamente o en tus pensamientos, con vibraciones tranquilizantes, tales
como: "Todo está realmente bien, va a pasar, eres muy amado, etcétera", cuidá ndote de no
culpar a nadie o a algú n grupo, lo cual só lo contribuye a generar má s energía negativa para el
abusador (o la situació n), así como para la víctima.

El mayor problema proviene de las personas que llegan a la edad adulta y continú an
reviviendo las vibraciones de sus traumas infantiles, por ejemplo, el maltrato de sus padres,
de su medio ambiente, etcétera. Só lo sobreponiéndose a esas viejas reacciones moldeadas con
odio y desconfianza, una persona puede tener alguna esperanza de no repetir en sus añ os
adultos lo que vivió de niñ o. Obtenemos aquello en lo que enfocamos. Enfó cate en un pasado
triste, y ese pasado será atraído al presente y al futuro. '.

LOS ADOLESCENTES
Suicidios, accidentes automovilísticos, embarazos, drogas, armas de fuego. Cuando los
adolescentes son educados con energía negativa (que rara vez se muestra en la superficie) y
aprenden só lo a ser cautelosos, desde que nacen funcionan principalmente en un estado de
temerosa vulnerabilidad. Se sienten fuera de control, y viven a base de querer lo negativo,
mientras buscan maneras de reconectarse con la energía positiva de su vida. Optan por las
drogas, el sexo y otros tabú es para llenar el vacío que sienten, procedente de una vida vivida
con poca o ninguna conexió n con su Fuente de energía.

Los aparentemente inocentes muertos en accidentes de auto, que parecen prevalecer


tanto en el mundo actual, pueden o no ser producto de esa vulnerabilidad desconectada, pero
su causa nunca es accidental. La efervescente joven que vuelve a casa, el popular jugador
estrella de fú tbol americano, los muchachos que só lo iban de paseo en el asiento de atrá s. Una
vida de temores ocultos, presiones y ansiedades de algú n tipo, finalmente se manifestó al
atraer esas co-creaciones tan dolorosas.

LA ECONOMÍA
En los malos tiempos, la gente habla de ello, dondequiera que esté, y todo es malo-
malo-malo. Sin embargo, aun en los buenos tiempos parecemos impulsados a atacar algo: los
precios de las cosas son demasiado altos, las empresas son demasiado codiciosas, los empleos
demasiado especializados, el presidente no juega todas las cartas, el gobierno no cumple con
su trabajo y es corrupto hasta la médula.

El señ alar algo -cualquier cosa- con esa vibració n negativa de culpa, o de: "¿No es
terrible...?", hace fluir esa misma energía hacia el tema de atenció n, haciéndolo má s grande,
má s fuerte y má s peligroso de lo que era antes de que tú empezaras a expresarte mal de ello.

Si quieres que la economía, el gobierno o cualquier otra cosa cambie, antes de poder
ser feliz, podría pasar un largo tiempo de espera. Pero no tienes que unirte a la queja, lo cual
no solamente aumenta el problema, ya grande en sí mismo, sino que, como sabes, tú tienes la
opció n de cerrar tu vá lvula completamente.

Cuando te involucras en ese tipo de sombría y negativa charla social, puedes elegir, ya
sea entrar en la conversació n con tu enfoque fuera de eso y cambiar el tema, o alejarte.
Cuando ya estés solo y quieras realmente provocar un cambio, emite un poco de energía de
"sentirte bien" hacia el gobierno, visualiza có mo te gustaría que fuera: hacia la presidencia, e
imagina también có mo te gustaría que funcionara; hacia las grandes empresas, en la forma en
la que gustaría que trabajaran.

No podemos separarnos del fluido de conciencia social. N o podemos decir: "Bueno, no


fue MI culpa que esto sucediera". ¡Oh, sí lo fue! Fue -y es-la culpa de todos y cada uno de
nosotros. Somos parte de ese fluido de conciencia, y nuestra energía afecta a todos con tanta
fuerza como unas gotas de tinta roja tiñen un vasito de agua; el cambio es claramente evidente.
¡No estamos aislados de la totalidad! Todo lo que pensamos y sentimos tiene una repercusión
monumental en la vibración total de la conciencia social.

Así que observa y siente las cosas en la forma en la que te gustaría que fueran. Con tan
só lo unos cuantos de nosotros haciendo esto en forma regular, es posible iniciar los cambios
deseados. Un propó sito noble, y que a la vez impide que las cosas estén peor de como está n, es
omitir la expresió n: "!Qué terrible!" respecto de la situació n que quieres cambiar.

CONFLICTOS GLOBALES, GUERRAS DE PANDILLAS


Dondequiera que veas un grupo de cualquier tipo expresando odio o furia, estará s
viendo a un grupo muy desconectado de su flujo de bienestar, y completamente fuera de
armonía con su Ser expandido. Vivir con amargura y enojo es estar viviendo con un gran
cú mulo de emociones negativas, y una vá lvula fuertemente cerrada.

Cuando las vá lvulas está n abiertas, ninguna ley de pandilla, ningú n ultimá tum
gubernamental ni alguna otra cosa negativa será suficientemente fuerte para poner a nadie en
contra de su hermano, incluso dentro del contexto del antiquísimo conflicto de Oriente Medio.

CUESTIONES MORALES
El aborto, la matanza de delfines, la deforestació n de los bosques, la capa de ozono, los
derechos de los animales, el engañ o para obtener dinero a expensas de la religió n, las especies
en peligro, etcétera, etcétera... Si continú as prestando atenció n a ello, viendo só lo el horror,
sintiendo las transgresiones, sobrecogido por la alarma y uniéndote a todos los demá s en el
síndrome de: "!Qué terrible!", simplemente estará s haciendo má s grande el problema.

Si quieres cambiar algo, tienes que modificar la forma en la que está s pensando acerca
de ello. Eso es todo. La razó n de que todas estas cosas se estén saliendo de nuestro control, es
que los medios de comunicació n se enfocan en ellas con voracidad y, por tanto, también lo
hacemos nosotros.

"¡Oh, cielos!" "¡Oh, Dios, no!" "¡No lo puedo creer!" "¡Qué terrible!" "¿Qué vamos a
hacer?" "¿Có mo pudieron?" "¡Espantoso!" "¡impresionante!". Y cuanto má s nos involucramos
todos en ello, má s grande se vuelve.

Estar en contra de algo no lo va a mejorar. De hecho, le empeora, porque al hacerlo


está s incluyéndolo en tu vibració n, fluyendo má s: "¡Qué terrible!" para que se una a otras
formas de pensamiento que vibran en la misma frecuencia. Si todavía piensas que para estar a
favor de alguna cosa tienes que estar forzosamente en contra de otra, modifica ~ modo de
pensar. En lugar de ello, ve y siente cualquier cosa que desees de la manera en que quieres
que se realice. Habla de ello en esa forma, escríbelo, represéntalo, aleja tu destructivo enfoque,
con tu poderosa energía destructiva, de lo que percibes como una condició n negativa, y
encuentra diversas maneras de abrir tu válvula cuando pienses en ello. En otras palabras,
renuncia a los "no quiero" y concéntrate en tus "quiero". En el momento en que lo hagas, en el
momento en que dejes de quejarte con el resto del mundo de tu incesante descontento, te
convertirá s en alguien que vive momentos diferentes mediante el fluir de sus má s altas
vibraciones.

ASESINATOS EN MASA
Está bien, deprimá monos un poco. Genocidios, bañ os de sangre, holocaustos,
masacres: llá malos como quieras, los humanos han estado azuzando a los humanos desde el
principio de los tiempos. ¿Cesará eso alguna vez? N o, no hasta que dejemos ir nuestros
sentimientos internos de persecució n, los cuales cargamos como si fueran una noble tradició n
familiar.

Si en verdad queremos poner un alto a estos atroces eventos, debemos ser lo


suficientemente sabios como para desviar nuestro enfoque de los só rdidos sucesos del pasado
y voltear nuestra atenció n a asuntos que nos conduzcan al bienestar, en lugar de al odio. Es
precisamente esa energía, ese odio y ese amargo resentimiento por las injusticias del ayer, lo
que ayuda a perpetuar las sombrías matanzas de hoy en todo nuestro planeta. Obtenemos
aquello en lo que nos enfocamos.

La Ley de la Atracció n no escoge ni elige. Lo que asigna al individuo, asigna a un grupo,


sin importar cultura, religió n, raza o secta. Un enfoque negativo atrae sucesos negativos, para
nosotros y para el planeta. Lo semejante atrae a lo semejante y atraemos segú n vibramos, no
segú n decidimos.

Nuestro espejo, el planeta


No se trata de que lo correcto esté contra lo no correcto, ni el bien contra el mal. Es la
válvula abierta contra la vá lvula cerrada, conectado contra desconectado, feliz contra infeliz.
La gente má s miserable y codiciosa del mundo es la que en realidad quiere sentirse
bien, pero no sabe có mo. Viven en un infierno, pero no tienen ni la má s remota idea de có mo
salir de él, pues ni siquiera están enterados de que tienen esa opció n. Una cosa es segura:
nuestro odio contra ellos -sin importar lo que puedan haber hecho o estén haciendo- só lo va a
empeorar el asunto para todos.

Pero, ¿có mo podemos olvidarnos y vivir felices para siempre, si sabemos que en todo
el mundo se llevan a cabo tantos actos detestables? ¿Có mo podemos permitir que continú en
las injusticias? ¿Có mo podemos ser felices cuando hay tanto sufrimiento? ¿Có mo podemos
darles la espalda y pretender que no nos importan?

Esto quizá provoque cierto resquemor, pero la respuesta es que cada uno de nosotros
está aquí para tener las experiencias necesarias que nos lleven a aprender nuestras diversas
lecciones, sea que estemos desempeñ ando el papel del muchacho bueno, o del malo. Una
injusticia de cualquier tipo siempre-siempre- es una lecció n para las partes involucradas.
De alguna manera, por algo, no importa qué devastació n o pérdida pueda llegar a
nuestros hermanas y hermanos de todo el mundo, es esencial que lleguemos a aceptar que las
co-creaciones suceden en todas partes para que los seres humanos aprendamos lo que
necesitamos aprender, es decir, todo aquello que está relacionado con la forma en la que está
vibrando nuestra energía. Por apabullantes que puedan parecernos sus circunstancias, si nos
unimos a su dolor lo estaremos reforzando, junto con las causas que lo provocaron; ademá s de
que con ello nos estamos preparando nosotros mismos para algo muy desagradable.

Puedes estar pensando cuá n detestable es que permitamos que la gente muera de
hambre, y ese cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote hacia un accidente de auto, y
mientras tanto, la desnutrició n va en aumento.
Puedes estar pensando qué horrible es que todavía tengamos pruebas nucleares en el
mundo, y ese cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote a que te constipes.
Puedes estar sintiéndote horrorizado por el despiadado trato de un país hacia otro, y
ese cerrar de tu válvula podría estar llevá ndote hacia una ponchadura de la llanta de tu auto.
En cambio, podrías estar visualizando y sintieeendo a esa gente que muere de hambre
como los seres saludables y felices que sabes que tienen derecho a ser, yen ese momento abrir
tu vá lvula, lo cual podría ayudar a que tu nuevo empleo llegue má s rá pidamente, mientras
está s ofreciendo a quienes cobijas en altas frecuencias las indispensables pinturas y pinceles.
(Nunca podremos pintar sus cuadros por ellos: só lo podemos ofrecerles nuestra ayuda
energética.)

Podrías estar visualizando y sintieeendo al planeta completamente restaurado de las


pruebas ató micas, y ese abrir de tu vá lvula podría ayudar a que tu cosecha madure, mientras
está s ayudando a cuidar el mundo.
Podrías estar visualizando y sintieeendo a dos países en disputa, disfrutando de un
excelente nuevo acuerdo, y ese abrir' de tu vá lvula podría mejorar tu matrimonio mientras
está s ayudando a crear nuevas relaciones internacionales.
Pero, por supuesto, está de moda hablar de todo lo que está mal en lugar de lo que
está bien, así que nos enfocamos con má s facilidad hacia vibraciones negativas que positivas,
enfrascá ndonos inadvertidamente en conversaciones del tipo de: "¡Qué horror!", o
iniciá ndolas nosotros mismos por el há bito que hemos adquirido de no tener nada mejor de
qué hablar. Esas vibraciones, unidas con las vibraciones incontables de toda la humanidad,
finalmente se traducen en devastació n y caos mundiales. Sí, son el resultado de la amalgama
de todas las pequeñ as vibraciones de "¡qué horror!" lo que causa las guerras, los motines, el
terrorismo, la anarquía. Esas vibraciones provienen de ti y de mí.

No podemos eludir nuestra responsabilidad por lo que sucede hoy alrededor del
mundo, porque el planeta refleja la vibració n predominante que lo rodea. No podemos decir
que lo terrible es simplemente resultado de la maldad, de los errores, ni siquiera de la
ignorancia de otros. Lo que le sucede a nuestro planeta y a la gente que habita en él ha sido
causado só lo por una cosa: las vibraciones de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
¡Las de todos! No só lo las de los Hitler, los Custer, los Hussein o los Kahn (todos los cuales han
sido aberraciones creadas por la energía en, masa). ¡Se trata de las vibraciones de todos!

Así que en lugar de: "¡Qué horror!", cuando finalmente empecemos a decirnos: "Nada
es má s importante para mí que sentirme bien", podremos empezar a romper esos
destructivos patrones negativos de conversació n. Entonces, ¡gracias a Dios! verdaderamente
comenzaremos a lograr un cambio en lo que sucede alrededor del mundo.
Por ejemplo, pensemos en la tala inmoderada de los bosques o en lugar de coincidir
con todos acerca de lo lamentable que es su destrucció n, y fluir má s animosidad hacia quienes
llevan a cabo dicha tala, ama la belleza de los bosques que permanecen. Expresa tu aprecio por
la vida que alimentan, por el oxígeno con el que todavía está n contribuyendo en el planeta y
permanece fuera de la energía de: "¡Qué horror! que se engullirá nuestro suministro de
oxígeno má s rá pidamente de lo que miles de termitas podrían hacerlo con á rboles. Si tan só lo
unos cuantos de nosotros lo hiciéramos, ¡pronto cesaría la tala! y luego, está nuestra creciente
escasez de recursos de energía, por la cual todos está n muy preocupados, y la disminució n de
abastecimiento de agua, de madera, de aire puro ¡y de Dios sabe qué má s!.

Con toda razó n deberíamos estar preocupados, porque enfocamos esas cosas de la
misma forma en la que lo hacemos con el dinero. "¡Oh, Dios!, se nos está acabando". "¡Oh,
Dios!, no hay suficiente circulando". "¡Oh, Dios!, ¿có mo conseguiremos má s cuando se acabe?".

¿Adivinas quién está creando la escasez? ¡Nosotros! Es justamente la preocupació n


misma, que todos proyectamos, de no tener lo suficiente lo que está disminuyendo nuestros
recursos.

Todos y cada uno de nosotros somos responsables de fabricar la escasez cuando, de


hecho, no hay carencia de ninguna cosa: empleos, bosques, agua, oro o amantes. No puede
haberla, porque el universo no opera con el principio de carencia; la carencia es estrictamente
un fenó meno hecho por el hombre. Si empezá ramos a vibrar energía positiva, y valorá ramos, y
fuéramos conscientes de la enorme abundancia de este perfectamente equilibrado planeta, en
lugar de enfocarnos en la disminució n de sus recursos, o en la codicia de sus saqueadores,
volvería la abundancia para crear ese maravilloso campo de juegos al que llegamos para
gozar.

Si es la gente lo que te preocupa, abre tu vá lvula al mayor amor que puedas reunir, y
espá rcelo entre todos aquellos seres que te preocupan. Visualízalos en sus estados de perfec-
ció n, má s que de carencia. Visualízalos felices y satisfechos, sin estar sufriendo má s por la
guerra, la peste o la hambruna. Esto contribuirá mucho má s a socorrer a los má s necesitados,
que todos los aviones repletos de artículos que siempre parecen ir en otro rumbo, porque
ayudará a esa gente a salir de su papel de víctima (si ése es su má s profundo anhelo) hacia sus
propios primeros pasos de atraer bienestar. Les ofrecerá "pintura y pinceles"; Una vez que se
ofrece realmente esa invitació n de vibraciones, si todos los que participan desean sin-
ceramente un cambio, sucederá . Entonces caerá n los muros, los países hará n las paces,
disminuirá n las pandillas, los terroristas desaparecerá n y los terrenos desaprovechados pros-
perará n con alimentos para todos.

Si son los desastres del planeta lo que te preocupa, visualiza a éste saludable, no
enfermo, pues ha estado cubierto de enormes capas de energía negativa, y eso ya ha sido
demasiado como para añ adirle má s, por estar hablando de todas esas terribles cosas que
hacemos para empeorarlo. Habla acerca de lo que está bien en él, no de lo que está mal.
Renuncia a la energía del: "¡Qué horror!". De esta forma, los delfines se multiplicará n, los
bosques crecerá n, la capa de ozono se recompondrá , las aguas se aclarará n y los océanos
sanará n.

Visualiza a tu mundo, y a todos los que viven en él, como abundante y sano, y lo
ayudará s a llegar ahí. Velo en paz, y ayudará s a producir la paz.
La ú nica cosa que impide que nuestros deseos globales florezcan en este planeta, es la
gran masa permanente de fuerza vibrá til negativa, la cual nos desconecta a todos de la original
fuerza de vida y de bienestar. Esa fuerza de energía es tan completa, tan absoluta, que si só lo
unos pocos mantuviéramos esta visió n, respaldada con la alegría vibratoria suficiente como
para convertirla en realidad, esa fuerza suprema y positiva contrarrestaría las terribles
vibraciones de millones, y este planeta presentaría su mejor cara ¡rá pidamente!

ESTÁ EN TODAS PARTES: ¡ES LO QUE TÚ ERES!


Realmente, a la mayoría de las personas les va muy bien. Só lo echa una mirada a tus
compañ eros de trabajo, vecinos, amigos de la escuela y miembros de tu club. La mayoría no
han sido asaltados en la calle recientemente. La mayoría tiene empleos y hogares aceptables.
La mayoría está n sanos y, si observas lo suficiente, probablemente incluso encontrará s
algunos que podrían ser clasificados como moderadamente felices'. Lo mismo sucede en casi
todos los países del mundo.

Sin embargo, son miles las estadísticas que nos dicen lo contrario. Nuestros medios de
comunicació n nos bombardean diariamente con atemorizantes cifras de desastres para man-
tenernos nerviosamente enfocados -y sintonizados en-las horribles condiciones que existen a
lo largo del mundo.
"Un x porcentaje de la economía mundial se está colapsando." "Un x porcentaje de la
població n mundial ya tiene Dios sabe qué, y está aumentando un x porcentaje mensualmente."
"Un x porcentaje de adolescentes abortan y se suicidan." "Un x porcentaje de niñ os
portan armas en la escuela." "Un x porcentaje de nuevas enfermedades son incurables." "!
Terrible! ¡Espantoso!" ¡Olvida las malditas estadísticas!, son simplemente el resultado de
muchas de nuestras energías, las cuales fluyen temerosas ante lo que vemos y escuchamos. Si
no quieres ser otra estadística má s, ¡olvídate de ellas! Mientras estés dentro de la energía de
"sentirte bien", ninguna economía, ningú n bicho, ningú n arma, ninguna inundació n, ningú n
avió n va a caerte encima. No, a menos que tú emitas vibraciones invitá ndolo a que lo haga.

No hay forma de librarse de ello; el abrumador equilibrio de poder en el mundo, está


en el lado del bienestar, ¡porque ése es el estado natural omnipotente de todo lo que es,
incluyéndote a ti y a mí!

Por increíble que pueda parecer, el sufrimiento que vemos y del que oímos hablar es
una parte infinitesimal del bienestar completo; simplemente es el resultado magnético de
alguien, o de algú n grupo, que está entorpeciendo las vibraciones hacia el bien, que podría
pertenecerles si só lo supieran có mo conectar el canal de bienestar.

El mensaje es claro: si cerramos nuestra vá lvula a alguna cosa, la cerramos también


para lo que nosotros mismos queremos. Si cerramos nuestra vá lvula de bienestar por
cualquier cosa, sean niñ os muriendo de hambre o especies extinguidas, cerraremos nuestro
bienestar completo en todos los aspectos de nuestra vida.
O quizá cierres tu vá lvula porque está s cansado de estar esperando algo, porque te
entregaron la pizza equivocada, o porque tus antepasados perdieron la vida en el Holocausto.

¡No importa! Cerrarla es cerrarla, y dejar automá ticamente afuera todo aquello que
trae consigo esa energía má s alta, de abundancia de salud, de felicidad fuera de lo comú n. De
veras, ¿realmente vale la pena sufrir tan enorme privació n por una molestia estú pida, o por
algú n viejo resentimiento de toda la vida?

En medio de un divorcio, al perder a alguien a quien amas, o al enfrentar alguna


tragedia, tuya o de otros, te sentirá s mal. Pero toma la decisió n de sentirte mal só lo durante un
periodo corto. Luego, repítete a ti mismo que con eso es suficiente. Es momento de dejar fluir
sobre ti, y sobre cualquier otro afectado por los sucesos, mensajes de amor y aprecio. Es hora
también de encontrar razones por las cuales sentirse bien y seguir adelante.
En cuanto tomes de verdad la decisió n de cambiar tu energía, sea de tristeza por un
divorcio o de enojo por la contaminació n de los lagos, el universo entero se unirá en ese
instante, como en una cascada de bienestar sobre tu existencia física hasta el lugar má s
apartado. Cae sobre ti, alrededor de ti y a través de ti. La ú nica cosa que tienes que hacer es
decir ¡SÍÍI! a todo eso, y a la vida, y verá s lo bien que se siente sentirse bien.

Entonces sabrá s, desde lo má s profundo de tu ser, que todo está realmente muy bien.
No importa có mo pueda verse; no importa có mo parezca; no importa lo que los medios
puedan reportar en contra, tú y este valioso planeta y la mayoría de los que estamos en él,
siempre estaremos muy bien.
30 DÍAS PARA IMPLEMENTAR
LA LEY DE ATRACCIÓN

Cuando encuentro una cura milagrosa en treinta días en alguno de los libros que suelo
comprar, generalmente lo descarto en ese mismo instante. No soy partidaria de los planes de
treinta días. Sin embargo con el éxtasis del maravilloso poder de la Ley de Atracció n, era
evidente que necesitaba un plan para realizar tantos cambios que debía hacer en mi vida,
pensé que si lo dejaba sin un objetivo límite de tiempo, pasarían semanas y quizá meses
envuelto en el querer cambiar. Dicho esto, tengo que confesar, que aunque esos treinta días
increíbles dieron un giro completo a mi vida al comprobar que el cambio es posible, los
primeros diez fueron una pesadilla.

De hecho, trabajar durante esos días fue ", la cosa má s difícil que he llevado a cabo,
desde dejar de beber, dejar de fumar, hasta terminar con alguien, pero los resultados fueron
asombrosos y aú n má s que asombros, o de lo contrario no habría continuado. Nunca había
imaginado siquiera la posibilidad de vivir una vida sin algú n grado de preocupació n, para no
mencionar un estrés excesivo, o un verdadero pá nico. Y sin embargo, eso era precisamente lo
que estaba sucediendo. Estaba aprendiendo a vivir sin preocupaciones. Era maravilloso. Parecía
haber encontrado una forma de vivir en un estado completamente opuesto al que yo creía que
era el normal.

Aunque ahora pongo en prá ctica los cuatro pasos de la creació n reflexiva casi
todos los días, para cosas tan simples como pedir encontrar un lugar de estacionamiento cerca
de la puerta, si no hubiera sido por este programa de introducció n de treinta días que yo
mismo diseñ é, dudo que hubiera continuado, el problema no es el concepto de la Ley de
Atracción, el problema somos nosotros acostumbrados a vivir con nuestras viejas creencias,
aunque nos hagan sufrir. Mi adicció n a la emoció n negativa estaba demasiado interiorizada en
mí, era ya una forma de vida como para renunciar a ella en un abrir y cerrar de ojos. No habría
sabido có mo empezar o có mo seguir, sin importar qué tan grandiosa considerara esta
enseñ anza.

Esos primeros treinta días me proporcionaron un comienzo tan importante para


aprender a asumir y a controlar mi flujo de energía, que habría podido destruir cualquier
temor que hubiera tenido alguna vez conocido o desconocido y hacerlo desaparecer de mi vida.
Por supuesto, no busco lograr una vida de sú per héroe de los comics, simplemente disfrutar de
la vida y dar gracias por ello. Todavía se me complica un poco hablar a mi favor en situaciones
íntimas, así que só lo lo hago cuando sé que mi vá lvula está abierta y entonces me resulta muy
fá cil. Algunas veces cierro mis puertas con llave, si eso me hace sentir mejor en días en los que
mi á nimo anda bajo. Pero el temor de que vayan a entrar en mi casa a robarme no existe.
¿Y el dinero? Ahora está cayendo en cascada, con facilidad, y desde hace algú n tiempo;
pero aprendí, al principio de mi programa, que el dinero vendría y se quedaría, o se iría, en
proporció n directa a mi flujo de energía. Si no había estado entrando dinero, yo sabría que mi
válvula estaba cerrada por la preocupació n y el temor. Cuando el dinero era má s abundante,
sabía que mi vá lvula se había abierto un poco. Cuando el dinero no llegaba, tenía que trabajar
mucho má s en lo que yo llamo "cambio rá pido", que consiste en alterar con rapidez nuestra
energía y transformarla de negativa a positiva.

Pasar rá pido de sentirme mal (energía de baja frecuencia) a sentirme bien (energía de
alta frecuencia). Tenía que encontrar formas de salir del há bito de preocupació n en el que me
hallaba inmersa y abrir esa válvula. Así, pues, mientras mantuviera mi vá lvula aunque fuera un
poco má s abierta que cerrada, el dinero llegaría, pero só lo en proporció n a cuá nta energía de
"sentirme bien" fuera capaz de generar.

Obviamente, de cuando en cuando caigo en el enfoque negativo, pero só lo por poco


tiempo: unos pocos minutos, un par de horas, algunas veces hasta un día o dos si realmente
quiero sentirme como en los viejos tiempos. Pero entonces, cuando he tenido suficiente, doy un
giro completo yo misma. Ya no estoy dispuesta a sacrificar todos mis "quiero", mis sueñ os y mi
bienestar por la aceptació n de los sentimientos negativos sobre algú n estú pido suceso
negativo. Y ya no me lanzo, como el Llanero Solitario, contra condiciones no deseadas, para
tratar de arreglarlas. En verdad, los perros viejos seguramente pueden aprender nuevos trucos.

Pero, perro viejo, perro joven, o algo de los dos, no hay una sola razó n bajo el
sol, ni una sola excusa en todo el universo, por la que tú no puedas hacer eso también, si
quieres. Una vida llena de libertad te está esperando, má s allá de cualquier capacidad que yo
pueda describir; una libertad enorme, que só lo puedes conocer dentro del propio placer de
vivirla.

Estoy hablando de la total libertad personal: libre de aburrimiento o monotonía, libre


de la necesidad de probarte o justificarte, libre de la necesidad de necesitar, libre también de la
ansiedad y de todo aquello que te aprisiona, así como de los "deberías" de la vida que tan
tercamente hemos colocado sobre nosotros. Hablo de la libertad de existir tal como deseamos,
de la libertad de adquirir, de ser audaz, de prosperar y hasta de mayor libertad aú n, si eso es
nuestro un deseo.

Estoy hablando de crear tu propia utopía, no el añ o pró ximo, no la pró xima década,
sino ahora.
Ahí es a donde me llevaron esos primeros treinta días, aunque no de un solo golpe. Este
proceso siempre está en progreso, y lo estará , mientras yo esté en este cuerpo. Algunos días
son mejores que otros, pero todos los días tienen má s alegría permanente de la que nunca
pensé que fuera posible, porque tengo las claves para que así sea. Usarlas o no, es mi elecció n,
pero una cosa es cierta: ya no tengo má s excusas en las cuales apoyarme.

No obstante, debo advertirte que si te decides a entregarte plenamente a este cambio


de treinta días, tal vez tengas que enfrentarte a una batalla mayor con tus temores. Los viejos
há bitos son difíciles de vencer, y a tus temores no les gustará que estés pensando en cortarlos y
desecharlos. Francamente, a ti tampoco. Sin embargo, toda nuestra batalla es en contra de los
há bitos. Eso es todo, con nuestros có modos viejos há bitos.

NUESTRA NECESIDAD DE NECESITAR


Este incansable há bito que tenemos de pensar negativamente constituye una parte tan
importante de lo que definimos como "normal", que la mayoría de nosotros no sabríamos
quiénes somos, sin él. Perderíamos nuestro apoyo, porque vivir en esa vibració n es lo mismo
que estar enganchados en las drogas: una vez que se cae en ellas, la vida no puede continuar
sin arreglarla.

Hace poco, hablando sobre la Ley de la Atracció n y la creació n reflexiva ante un grupo
muy numeroso de integrantes de Alcohó licos Anó nimos, encontré una fascinante
contradicció n. Por una parte estaba una fá cil aceptació n de los principios de la Ley de
Atracció n, hasta un grado de excitació n. Sin embargo, por la otra había un evidente temor de
"soltar" la necesidad de necesitar. Una muchacha dijo: "Creo que lo que dice es maravilloso,
pero ha pasado por alto una cosa: yo necesito seguir viniendo a estas reuniones para mi propio
crecimiento. Necesito a esta gente, o me hundiría otra vez. Yo no tenía mi vá lvula abierta
cuando llegué aquí hace seis añ os, y estas personas me ayudaron a abrirla. Si me fuera ahora...,
bueno, me daría miedo hacerlo. Me daría miedo quedar ú nicamente a mis expensas de ese
modo".

Su vá lvula no estaba abierta. La adicció n de esta muchacha al temor se había


convertido en una necesidad. Largo tiempo atrá s, ese mismo temor se había convertido en su
"propia curació n". Sentía que se quedaría sin las muletas en las que se apoyaba, si alguien se
atrevía siquiera a sugerir que podía enterrar sus temores para siempre, si só lo encontraba for-
mas de sentirse mejor. Incluso abordar el tema le resultaba francamente aterrador. El temor
era su identidad, su "cobijita" de seguridad, y no estaba sola, esa reacció n era idéntica en
muchos otros miembros: "Déme las claves de la felicidad, pero no se atreva a quitarme mis
inseguridades, o me sentiré desnuda y vulnerable." Nuestra siempre presente necesidad de
necesitar.

Por otra parte, existe de manera generalizada el concepto erró neo que tenemos
muchos de nosotros de que, antes de que pueda haber una recuperació n confiable de cualquier
adicció n o desorden emocional, debemos desenterrar toda la dolorosa basura que alojamos en
nuestro interior durante nuestros primeros añ os de vida. Otra persona dijo: "No veo có mo se
puede usted sentir mejor sin regurgitar (¡sus palabras exactas!). (alusió n al regreso a la boca
de alimentos ya deglutidos pero no digeridos provenientes del esó fago). Todo ese horror por el
que tuvimos que pasar mientras crecíamos". Un há bito de pensamiento negativo, convertido en
necesidad.

Nuestra necesidad de dolor emocional para sentirnos vivos, o cuando menos


levemente incó modos, es la mayor adicció n que ha conocido nunca la humanidad. Desde luego,
muy probablemente jamá s dejaremos de tener reacciones negativas, porque el contraste es
precisamente lo que significa ser criaturas físicas; pero, sin duda, podemos aprender a permitir
en nuestras vidas el contraste, nuestros gustos y aversiones, sin tener que sentir y fluir con
tanta negatividad.

TRES MESES DELIRANTES

Pero yo no había aprendido nada de eso todavía. Así que cuando las tasas de interés
subieron, y mi negocio de las hipotecas prá cticamente desapareció , me volví totalmente loco.
Los préstamos fueron suspendidos de la noche a la mañ ana. Y de la noche a la mañ ana también,
yo cambié de positivo a negativo, culpando a las situaciones externas -el maldito mercado- de
mi estado de ánimo y de mi condició n mental. Pasé de: "¡Hombre, esto está sensacional!" a:
"Dios, ¿qué hago ahora?".

Con mi enfoque puesto en el mercado en declive y mi cuenta de banco que también


declinaba rá pidamente, volví ansiosamente la mirada a mi infomercial, que estaba casi listo
para entrar al aire. Seguramente me sacaría de mi lío financiero. Seguramente me salvaría.
Seguramente este notable programa tendría la suficiente demanda, como para garantizar que
esta aventura -y yo- prosperá ramos.

Como había sucedido la mayor parte de mi vida, mi adicció n a los problemas una vez
má s se convirtió en mi "cobijita" de seguridad. El ú nico lugar en el que me sentía seguro era
envuelto en las familiares vibraciones negativas. Traté de regresar al estado de
estremecimiento que había aprendido a manejar, pero estaba demasiado inquieto y éste se
apagó rá pidamente. Ni una sola vez escribí otro guió n; no sabía que podía hacerlo. Todo lo que
hice fue perder horas de sueñ o, beber mucho café, gritar a los perros y sentirme má s y má s
aterrada por las impresionantes cantidades de dinero que había gastado, junto con las no
menos considerables sumas de dinero que no estaban llegando.

Entonces, llegaron los:" ¿Qué tal si...?" ¿Qué tal si el infomercial no funcionaba? ¿Qué tal
si había gastado el equivalente al ingreso de cinco añ os y no recibía suficientes pedidos para
con vez estaba creando una espiral poderosamente cargada, muy magnética y muy negativa,
que crecía con cada segundo que pasaba, con cada pensamiento temeroso que proyectaba. Se-
guía tratando de creer que las cosas no habrían marchado tan bien como el añ o anterior, en el
que había ganado tanto dinero mientras producía el programa y la serie, si el programa no
hubiera estado "destinado a" ser un éxito. iSí, si...!

El comercial de media hora salió al aire durante un largo fin de semana en veinte
diferentes mercados, de Hawaii a Nueva York y todos los puntos intermedios. No tengo que
decir lo que pasó . No había un "quiero" en el Universo que hubiera podido atravesar las
gruesas vibraciones de mis "no quiero''', que suplicaban: "No quiero que esto falle; ¡oh, por
favor, no quiero que esto también falle!". Mi vá lvula estaba completamente cerrada. La puerta a
mi juguetería estaba cerrada, con candados, y mi resistencia a lo que se pareciera siquiera re-
motamente al bienestar, era má s grande que la Vía Lá ctea.

Las proporciones del desastre me sumieron má s profundamente que nunca en la


inseguridad y el temor. Durante tres desesperados meses, di vueltas corriendo de un lado a
otro como un pollo al que le hubieran cortado la cabeza, actuando al estilo del Llanero
Solitario, con mi vá lvula completamente cerrada, tratando desesperadamente de generar algo
de dinero, mientras seguía enfocada constantemente en un largo tren de cosas indeseadas. Ni
una sola vez dejé de culpar a (y de sentir ansiedad por) las condiciones de la economía. ¡A
todas ellas!: al mercado, a la falta de ahorros, a la falta de ingresos, al desastre de la televisió n y
a las deudas de producció n pendientes. No me gustaba lo que veía. ¡N o necesito decir que
cuanto má s atenció n ponía en lo que miraba, má s recibía de lo mismo!

Finalmente, en respuesta a mis gritos de angustia pidiendo socorro, supongo que el


universo se compadeció y envió un poco de ayuda sobre la base de: "¡Tó malo o déjalo!". No fue-
ron grandes cantidades de dinero (ni un solo centavo), no fueron nuevas ideas, ni siquiera
gente que me ayudara, só lo algunas enseñ anzas. Fue cuando Los principios de la Ley de la
Atracció n llegaron a mí, sin ceremonia alguna y en la peor de mis circunstancias.

INTRODUCCIÓN A LOS COMIENZOS

Aunque estaba muy entusiasmada con las nuevas enseñ anzas, lanzarme de lleno a los
cuatro pasos de la Ley de la Atracció n, al principio me habría sido imposible. Estaba demasiado
sumergida en el temor. Con dieciocho horas al día de ansiedad siempre creciente, estaba tan
inmersa en un enfoque, pensamientos y vibraciones negativos, que sin un programa de im-
pulso, sé que me habría dado por vencida antes de empezar. Así que me dije: "Muy bien, esto
no debe ser tan difícil, só lo tengo que encontrar la forma de dejar de pensar en lo que me pone
tensa. No es gran cosa. Dejo de pensar en ello durante treinta días, y entonces sí, puedo
ocuparme del resto de los cuatro pasos".

¡Iluso! La mía era una meta muy grande. Pero con una motivació n que provenía de
querer estar en la cumbre de nuevo, y no tener nada má s hacia dó nde volverme, me lancé y me
negué a darme por vencido. Si realmente deseas embarcarte en este maravilloso viaje de
convertirte en un creador reflexivo, que fue a lo que viniste a este mundo, te invito a que, con
fuerza y urgencia, te lances a experimentar esos treinta días antes de probar cualquier otra
cosa. Si te decides, esos treinta días te permitirá n identificar qué tan profundos son tus há bitos
negativos y te dará n un valioso punto de partida desde el cual volar. Cuando menos, así fue
para mí. Tenía que establecer dó nde estaba, antes de planear el camino a seguir. ¡Oh, y vaya
que encontré dó nde estaba!

Así que ese fue mi inicio. Mi propio afá n -aunque totalmente ingenuo- empezó a
sacudir los grilletes de vibraciones negativas a los que había estado encadenada durante tantas
décadas, sin siquiera saberlo. Este es el programa de treinta días que diseñ é, precisamente el
mismo día que recibí el material de la Ley de la Atracció n. Te voy a explicar, tomá ndolo direc-
tamente de mi diario, có mo funcionó para mí y qué podrías esperar si decides seguirlo.

Existen só lo dos pasos en mi programa de introducció n:


1. Retira tu enfoque de cualquier cosa importante que en estos momentos te esté
causando algún temor serio (preocupación, inquietud, ansiedad, estrés, etcétera) y ¡MANTÉNLO
FUERA!
Ten en cuenta que no dije que quitaras tu enfoque de todas las cosas negativas, sino
só lo de las cosas apremiantes del momento, ¡porque son má s fá ciles de descubrir y de sentir!
Son cosas siempre importantes; se trata de "no quiero" de algú n tipo, que te están provocando
tensió n. Si pensar en tu cuenta de banco yacía te pone tenso, deja de pensar en ella ahora
mismo y continú a con el paso nú mero dos inmediatamente. Si pensar en tu divorcio genera esa
sensació n de hundimiento en la boca del estó mago, deja de pensar en eso ahora mismo y
cambia de conexió n tan rá pidamente como te sea posible. Si pensar en que ya se acerca tu
examen profesional te pone nervioso, deja de pensar en eso ahora mismo y cambia tan
rá pidamente como puedas.

En mis primeros treinta días no hablé conmigo misma, ni escribí nuevos libretos; eso
me resultaba muy complicado al principio. Sin embargo, si quieres, tranquilízate a ti mismo en
voz alta, o escribe un nuevo guió n y realízalo. Só lo recuerda que en esos primeros treinta días
es muy importante tener un tema a tu disposició n inmediata hacia el cual puedas cambiar tus
vibraciones rá pidamente. É sa fue la ú nica forma que encontré de empezar a vencer a mi
insidioso há bito de lo "negativo”.

2. Establece un tema de cambio rápido para cada día, y encuentra algo nuevo que
apreciar en ti mismo.
El tema para cambio rá pido lo puedes elegir día con día. Tenlo listo de antemano para
que lo uses en cuanto descubras que te sientes ansioso, un poco decaído o má s o menos
desalentado. Es un tema que habrá s elegido previamente para tenerlo a la mano, y para que no
tengas que buscar desesperadamente en qué pensar para abrir tu válvula. No pienses que
encontrar algo que puedas apreciar por ti mismo es "coser y cantar".

Créeme que es difícil. Sin importar cuá l pueda ser nuestra posició n en la vida, la mayor
parte de nosotros sentimos tanta aversió n a reconocer nuestros propios atributos y talentos,
que só lo pensar que tenemos que encontrar uno distinto para cada uno de los treinta días
puede ser realmente inquietante. Afortunadamente, es justo esa
aversió n lo que hace tan valioso este ejercicio porque el proceso de sacar a la superficie
un nuevo tema cada día, junto con el considerable esfuerzo necesario para mantenernos en-
focados en ese asunto, o nos absorbe de tal modo mientras refunfuñ amos por eso, que a final
de cuentas nos olvidamos de nuestras preocupaciones externas.

Así que, ¿qué es lo que hay que apreciar? Bueno, ¿qué te parece tu cabello, lo limpio de
tus uñ as, tu voz para cantar, tu habilidad con los nú meros, tu amor a los pá jaros, o tu cuerpo
sensacional, tu capacidad como líder, tu talento para la actuació n, tus fuertes manos, lo
fantá stico que eres con tus hijos, tu eficiencia para un deporte, tu puesto de trabajo en la
compañ ía, o tu habilidad como vendedor?

Aun cuando creas que no puedes encontrar treinta cosas que puedas apreciar de ti
mismo, encuéntralas, de cualquier manera. Entonces, cuando alguna preocupació n habitual se
entrometa en tu día y te sorprendas a ti mismo en ese hipnó tico estado de enfocarte -al parecer
irremediablemente- en lo que te preocupa, tendrá s algo aleteando en espera, para con-
trarrestarlo de inmediato. Cambia la conexió n instantáneamente a tu tema del día.
Ahora bien, esto es importante: permanece con el tema de apreciació n que hayas
seleccionado para ese día, sin importar lo absurdo que pueda parecerte. En otras palabras, no
saltes de un lado a otro con tu tema diario de autovaloració n, só lo porque te hace sentir tonto,
o porque te gustaría haber encontrado algo mejor. Con la ayuda siempre presente de tu guía, o.
lo escogiste por alguna razó n, así que será tuyo durante veinticuatro horas. ¡Consérvalo!

Así, pues, piensa en tu tema de valoració n del día, cuando no sientas temor. Piensa en él
cualquier minuto del día en el que recuerdes hacerlo. Ese tipo de enfoque de vibració n alta y
concentrada, contribuirá a romper tu vibració n de preocupació n má s rá pidamente de lo que te
puedas imaginar.

LOS PRIMEROS DIEZ DÍAS


A continuació n presento todo lo que era mi programa:
1. mantener mi atención alejada de cualquier cosa que me causara preocupación
(lo cual se refería en su mayor parte a las finanzas) y,
2. en su lugar, situar al instante -cambio rápido-lo que tenía preparado para apreciar de
mí mismo ese día.

Sin embargo, durante los primeros tres días no había desarrollado el proceso de
cambio rá pido y fueron terriblemente difíciles. Estaba atrapado en la profundidad y duració n
de mis periodos de atenció n negativa. Encontré que caía en la preocupació n en un abrir y
cerrar de ojos. Estaba constantemente tenso. No entraba dinero y, en cambio, salía mucho. Son
momentos que te pasa por la mente pensamientos que te dicen ¿será verdad todo esto?, y ¿si
son puras palabrerías?. Me parece crítico el proceso de tener fé en estas circunstancias ya que
tienes mucho por ganar y nada por perder, es má s si tiras la toalla simplemente es como
empezar a cavar el hoyo de tu sepulcro. Tú decides si lo mejor de tu vida ya paso ó esta por
venir.

Mis anuncios no funcionaban, como tampoco mi nuevo vendedor, a quien había


contratado por pá nico y que tenía má s carencias que yo mismo (obvio). Traté de imaginar lo
que quería, pero continuaron llegando los "no quiero", así que no cambié esa rutina hasta que
fui má s consciente de lo que estaba haciendo.
Parecía que ese constante tono de preocupació n nunca se iría, ni siquiera cuando
sonreía a la gente o hablaba alegremente por teléfono. Colgaba el teléfono e inmediatamente
me preguntaba de dó nde llegaría el siguiente préstamo; entonces comprendía lo que estaba
haciendo y trataba desesperadamente de encontrar algo -cualquier cosa- en la cual pensar.
Como eso no funcionaba, me sentía realmente abatido.
Las horas pasaron muy lentamente durante esos primeros tres días. Me sorprende
cuá ntas veces en el día me enfocaba en mis carencias, un há bito del cual me era muy difícil
liberarme puesto que apenas unos meses antes el dinero caía sobre mí como si fueran las
Cataratas del Niá gara. Pero ahora tenía la clave, así que, de algú n modo, encontraría la manera
de usarla adecuadamente.

Para el día tres, había descubierto que probablemente el 97 por ciento de mis días
estaban dedicados a la preocupació n, la angustia, la ansiedad y el temor. Tomar conciencia de
eso me deprimió completamente y después me enfureció , lo cual seguramente no me ayudó .
No tenía idea de que me había estado preocupando en forma tan rutinaria, y sin darme cuenta.
Hablar conmigo mismo era inú til y escribir un nuevo guió n era imposible, dado mi esquema
mental. Fue entonces cuando supe que tenía que encontrar algo que estuviera ya listo para
conectarme con un enfoque fá cil y agradable, con una buena y alta vibració n. Gracias a mi guía
seleccioné la autovaloració n, pensando que con esa herramienta me sería muy fá cil alcanzar lo
que me proponía. ¡Oh, claro! No só lo fue má s difícil de lo que había anticipado, sino que
descubrí que la parte má s complicada era permanecer ahí una vez que había llegado. Sin
embargo, todo ello me llevó a que decidiera continuar.

De cualquier modo, la autovaloració n fue lo que escogí e instantá neamente encontré


que cambiar de negativo a positivo me resultaba má s fá cil así. Ahora tenía algo concreto en que
enfocarme, aunque estaba encontrando difícil seeentir dicha valoració n, en comparació n con
simplemente pensar en ella..., seeentirla con una intensidad que despertara en mí el estre-
mecimiento, aunque el tema del día no fuera nada má s que mi mascota. Algunas veces tenía
que salir a caminar, alejarme del ambiente de la oficina, y ponerme de pie bajo un á rbol, hasta
que podía conseguir de repente una sonrisa exterior que me llevara a esa gentil sonrisa
interior, donde podía imponer con sentimiento el tipo de apreciació n que correspondía a ese
día.

Para el día cinco, comprendí que las cosas empezaban a cambiar. Algo estaba
funcionando -lentamente, pero sí- funcionando. Aunque só lo podía llegar a un lugar de
sentimiento realmente elevado durante una cuarta parte del día, el resto de éste transcurría
con facilidad, sin ese incesante y sombrío enfoque en la carencia. Durante los primeros diez
días, no creí que fuera a lograrlo, pues cuanto má s cambios rá pidos hacía, má s deprimida me
sentía de que esta persona llena de vitalidad (yo) a la que la gente siempre había considerado
tan positiva y tan feliz, no fuera má s que una aprensiva comú n y corriente, ¡exactamente el tipo
de persona que yo mismo solía recomendar a la gente que dejara de ser!

A medida que los días transcurrían, empecé a dudar de poder llegar alguna vez al
momento anhelado, de realmente pasar de dieciséis a dieciocho horas sin ningú n asomo de
ansiedad. Algunas veces me llegué a sentir tan desalentada que habría gritado al universo; me
echaba a llorar y metía las manos en los bolsillos para salir malhumorada a caminar, llena de
autocompasió n. De hecho, muchas veces durante esos primeros días, la posibilidad de
aprender a vivir sin esa familiar y hasta reconfortante vibració n de angustia, que había sido mi
aliada la mayor parte de mi vida, parecía má s allá de toda esperanza. Lo que me causaba
todavía má s angustia era descubrir con desconsuelo que, para empezar, había dentro de mí un
gran miedo. Bueno, había vencido otras adicciones y, ¡maldita sea!, vencería esto, sin importar
lo que requiriera para ello.

El sexto día (no, no voy a recorrer los treinta), sin razó n aparente, me hundí en una
profunda depresió n y me eché a llorar. Me sentía frustrado y enojado y no sabía siquiera por
qué. (Posteriormente descubrí que se debía a un cambio químico en mi cuerpo.) Finalmente,
salí y fui a sentarme bajo uno de mis á rboles favoritos durante un rato, para calmarme, de
modo que pudiera cambiar mi conexió n a la valoració n del día. Pasaron unos cuarenta y cinco
minutos antes de que pudiera conectarme, pero lo logré, y para mi deleite, no hubo má s
sentimientos perturbadores el resto del día.

En la actualidad, si me siento emocionalmente afectado como en esa ocasió n,


enseguida me pregunto en qué "no quiero" me estoy enfocando, o qué me está molestando, y
casi siempre encuentro la respuesta con rapidez; hablo conmigo mismo para sacarla, para
minimizarla y dejo ir las cosas. Pero al comenzar con esa primera "entrada", a menos que se
tratara de algo muy evidente, só lo intentaba cambiar el sentimiento.
Cuando pasaron aquellos primeros diez días, comencé a darme cuenta de que
empezaban a tener lugar cambios drá sticos. Aquellas sensaciones de presentimiento -surgidas
de no sé dó nde- que caían sobre mí sin razó n aparente a lo largo del día, se redujeron de varias
docenas a má s o menos dos. La abrumadora preponderancia de vibraciones negativas había
cesado, y al descubrirlo sentí como si acabara de conquistar el Monte Everest desnudo. ¡Estaba
eufó rico!
Asimismo, durante esos primeros diez días me percaté de cuá n difícil era para mí tener
fantasías, querer, desear. Por supuesto, pensé en las cosas usuales como tener má s dinero, dis-
trutar má s al hacer mi trabajo y cosas así, pero raras veces -si es que alguna- me permitía el
placer de acariciar mis má s profundos sueñ os. Si una fantasía cruzaba por mi mente, como mi
deseo de toda la vida de tener una segunda casa alejada de la ciudad, a la orilla de un hermoso
lago, simplemente suspiraba y la empujaba hacia lo má s profundo de mi interior, para
convertirla en un anhelo olvidado. Decidí terminar con esa estupidez y el octavo día salí a
cortar leñ a, una pasió n mía muy personal, y empecé a decir en voz alta que: "¡Al diablo con
todo!"; que ya era tiempo de sacar del cló set todas esas viejas añ oranzas -y cualquier otra cosa
que encontrara ahí-, para convertirlas todas en un "quiero" declarado y permitirme sentir la
emoció n de ello, sin importar có mo.

Y lo hice. Durante una espléndida hora, después de conseguir estremecerme y entrar


un poco en el "sentirme bien", corté leñ a, hablé con mis perros y conmigo mismo acerca de mi
cabañ a en el bosque junto al lago. Describí los olores, los á rboles, el muelle, la decoració n de la
cabañ a, el brillo del agua en el crepú sculo. La hora se convirtió en segundos. Había cruzado una
barrera completamente impenetrable hasta entonces: la barrera de darme a mí mismo. Me
había permitido el placer de sumergirme en una fantasía y de convertirla en un "quiero". Había
dado vuelta a la pá gina y lo sabía. Desde luego, esa semana había empezado la sincronizació n.
Yo vi "mi lago" en la televisió n exactamente al día siguiente. Lo encontré en un calendario. Lo vi
en el anuncio de una revista, como si el universo estuviera diciendo: "¡Te oímos, mujer, sigue...,
y será tuyo!". (¡Al escribir esto, ya casi lo es!). Una vez má s, estaba emocionado.

El noveno día era otra vez tiempo de pagar cuentas y estaba inquieto. ¿Có mo debería
sentirme? ¿Podría mantenerme sin temor y alejada del sentimiento de carencia? ¿Podría
cambiar rá pidamente mi enfoque? Con la firme decisió n de prestar atenció n a mis sentimien-
tos, me dirigí a mí escritorio. Por fortuna, el proceso mensual de pagos fue má s fá cil que de
costumbre, aunque aun así, encontré difícil saltar a -y mantenerlo así- un enfoque de
apreciació n. Así que me puse a cantar. ¿Por qué no? Cualquier cosa era vá lida para romper ese
viejo há bito, duro de vencer, de temer el décimo día del mes. Funcionó muy bien, pero terminé
saliendo al campo a disfrutar de la tranquilidad del ocaso y poner a funcionar mi
estremecimiento. No hubo má s sentimientos negativos el resto de la tarde y en la noche. ¡En mi
diario, esta ú ltima frase está subrayada!

Sabía que estaba donde debía estar. Las ideas brotaban por todas partes. En forma
deliberada, traté de empujarme yo misma hacia un sentimiento negativo ¡y encontré que no
podía hacerlo! Pero cuando alguno trataba de introducirse furtivamente, sonreía para mí
misma como el gato de Cheshire de la película de Alicia en el país de las Maravillas, y me daba
una palmadita en la espalda por reconocer el sentimiento, y con un cambio rá pido de
velocidades ponía el freno de vibraciones.
Finalmente llegó el día, ese día tan largamente esperado, en el que supe que estaba
completamente tranquilo en relació n a los ingresos (aunque todavÍa no tenía ninguno), hasta
el grado de estar sinceramente despreocupada. ¡Dios mío, qué maravilloso sentimiento era ése!
Después de añ os de há bito, como es de suponer, encontré que todavía tenía que cortar
amarras de declaraciones negativas como: "No, lo siento, no puedo ir contigo, estoy pasando
por una mala racha, y no tengo suficientes ingresos". Desde luego, me sentía deprimido en
cuanto algo así salía de mi boca, pero a partir de ahí, no me tomaba mucho tiempo descubrir lo
que había causado el sentimiento (siempre un "no quiero") y hacía el cambio rá pido para salir
de él.

Día a día, todos difíciles, observaba có mo se iba disolviendo toda una vida de
pensamientos negativos inconscientes y de emoció n negativa. Estaba venciendo una adicció n
tan honda, tan arraigada, que ni siquiera sabía que la tenía. Sin duda, cambiar mi enfoque y mis
sentimientos no só lo no era imposible, sino que estaba sucediendo. Esperé impacientemente a
ver los resultados, ¡algo realmente tonto!

DE LOS DIEZ A LOS TREINTA DÍAS

Los siguientes veinte días fueron una montañ a rusa. En los días de optimismo, de fá cil
estremecimiento, se me ocurrían ideas fantá sticas para aumentar sustancialmente mis ingre-
sos. Pero en los días de pesimismo, no só lo me deprimía un poco, sino que eran días en que
parecía estar en el fondo del Gran Cañ ó n, con un nuevo, extrañ o y exagerado estado de
malhumor. Nadie me había hablado -y tampoco a nadie de los que tratá bamos de controlar
nuestras energías- de esta desagradable, aunque al parecer muy frecuente, situació n que
parece presentarse cuando empezamos a atraer má s energía de alta frecuencia a nuestro
cuerpo.

(Ahora sabemos que estos cambios ocurren porque el cuerpo tiene que adaptarse a los
prolongados periodos de vibraciones má s altas, que a su vez causan un drá stico cambio en la
constitució n química del organismo. Puesto que la emoció n -que es negativa y física, a
diferencia del sentimiento, que -- es positivo y etéreo- es inducida químicamente, los cambios
en el estado de á nimo son solamente ajustes químicos que se están presentando. Algunas
personas han experimentado estos cambios de humor con bastante profundidad; otras, en
cambio, lo han hecho só lo moderadamente; pero todas parecen tener algo que decir al
respecto. Por fortuna, esto es pasajero. De hecho, puedes sentir que el problema disminuye al
cabo de aproximadamente seis semanas y que, casi siempre, desaparece por completo en tres
meses.)

Esta clase de cambios de humor suele aparecer de la nada y darte un golpe en el


estó mago cuando menos te lo esperas. Francamente, hubo días que fueron tan malos, que yo
só lo decía: "¡Al diablo con esto!", y ni siquiera intentaba "dar un salto". Pero al siguiente día, o
dos días después, la nube negra se había alejado y regresaba al programa a todo vapor.

Pero, sin importar en qué estado de ánimo me hubiera quedado el día anterior, había
un ritual matutino que creé, que me encantaba y que no dejaba de hacer nunca. Era empezar
cada mañ ana con una amorosa conversació n con mi Ser interno/Ser expandido: de rodillas, a
modo de reverencia ante la vida que soy (y para mantenerme sujeta a un lugar mientras lo
hacía), bosquejaba mis "quiero" para el día la semana, o la década; só lo me detenía lo suficiente
en cada “quiero" como para permitir que su tono de sentimiento me reconfortara. Eran
momentos reverentes, humorísticos y agudos,"Y los atesoraba como parte de mi programa
diseñ ado. (Noto un vacío, y una falta de direcció n, cada vez que dejo ese ritual a un lado, lo cual
hago algunas veces con mucha frecuencia.)

En los días elevados, podía conectarme en alta frecuencia en un abrir y cerrar de ojos, y
deslizarme con facilidad en el lugar del sentimiento de apreciació n que había elegido para ese
día. En los días negativos, hacerlo me llevaba un poco má s de tiempo; pero lo que má s me
entusiasmaba era que -estuviera yo en alta o en baja frecuencia- el temor de cualquier tipo lo
estaba dejando cada vez má s atrá s. Los días bajos no tenían un enfoque específico en un "no
quiero", o en el estrés, sino só lo en la monotonía. Había un impulso renovado en mi modo de
caminar, una canció n en mi corazó n y en mis labios, una sonrisa casi constante en mi rostro,
una emoció n y un asombro ante la vida y la creació n, que no había experimentado desde...,
desde quién sabe cuá ndo.

Aunque me había enseñ ado a mí mismo desde el añ o anterior a sentir


estremecimientos sin saber en realidad lo que estaba haciendo, con la caída del mercado había
conservado tanto enfoque negativo en las condiciones externas, que desde entonces me había
olvidado de los estremecimientos. Pero los estaba reviviendo de nuevo y me sentía tan
emocionado como un jugador novato de fú tbol cuando inicia el entrenamiento.

Ahora entendía que "conectarme" significaba, primero que nada, quitar mi atenció n de
los "no quiero". Ya sea que fluyera hacia verdaderos "quiero", hacia el objeto de mi apreciació n
de ese día, o por la simple diversió n de hacerlo, comprendí que por fin estaba dejando de
producir el flujo de atracció n automá tica. Me estremecía, sentía amor (todavía uno de mis
sentimientos elevados favoritos), estaba encantada con la vida y sentía la energía de un gran
gozo extenderse por todo mi cuerpo.

En ese momento, ya podía hacer el cambio hacia un "quiero" en particular, o hacia mi


objetivo del día. Si me descubría pensando sobre de dó nde iba a venir el siguiente préstamo,
enseguida sentía que me rodeaba esa nube hú meda y pegajosa. Comprendía que me estaba
enfocando de nuevo en la carencia y me salía lentamente de ella, como si estuviera bailando un
vals. Era maravilloso. Y mi nuevo juego de observar esas impetuosas sincronías que
empezaban a surgir una vez que formulaba un "quiero", resultaba tan entretenido que se
convirtió casi en una obsesió n. Podía decidir, durante un gran estremecimiento, que quería
encontrar un nuevo restaurante con vista especial, comida exquisita y camareros
encantadores, y en un día o dos, una amiga me llamaba por teléfono, de la "nada", con la su-
gerencia de que fuéramos a un lugar así, para conocerlo.

Añ adí a mi lista de "quiero" una clase especial de chamarra deportiva para uso rudo
que las tiendas aparentemente habían descontinuado, y tres semanas má s tarde tuve la idea de
ir a una tienda de descuentos muy alejada de mi casa, para comprar papel de fax. ¡Lotería! Mi
chamarra estaba colgada sola, en exhibició n, y era ¡la única que había en la tienda!

Aunque yo no como mucha carne, un día sentí un deseo intenso de comer una jugosa
hamburguesa; de repente, se me ocurrió ir a una nueva tienda de có mputo y encontré que un
nuevo mercado, flamante, acababa de abrirse en la puerta de al Iado con la má s deliciosa y
fresca carne molida que jamá s había probado. Una y otra vez constaté que vivir en frecuencias
má s altas realmente estaba funcionando. Era como si el Universo me complaciera con la
canció n que quería.

Mi promedio mensual, que solía ser de 30/30 (treinta días de cada treinta días con
preocupació n), se había vuelto ahora má s como 17/0/13 (diecisiete arriba, cero con temor o
ansiedad real y trece en un extrañ o ánimo bajo), un gran adelanto de todos modos.
Pero mi ansiedad por obtener rá pidamente las recompensas me estaba agotando.
Cuando vuelvo la vista atrá s, puedo ver que en la etapa inicial de dos semanas estaba buscando
los resultados en forma de dó lares, lo cual era algo realmente tonto, puesto que todo lo que mi
actitud lograba era mantener mi enfoque en lo que no había.

Finalmente llegó el Día Treinta. ¿Dó nde estaba mi desbordante cuenta bancaria? ¿Por
qué no recibía incesantes llamadas telefó nicas para comunicarme que tenía algú n préstamo
que me sacaría de apuros? ¿Por qué tomaba tanto tiempo llevar a cabo mis nuevas ideas? Ahí
estaba yo otra vez, sintiéndome desilusionada por lo que no había pasado. Mis continuos:
"¿Dó nde está ?" "¿Dó nde está ?", eran el mismo gastado enfoque negativo, só lo que vestido con
un traje diferente. En realidad, el dinero estaba empezando a llegar, aunque lo hacía a
cuentagotas. Yo observaba fascinada. Esta extrañ a corriente constante de un poco aquí, un
poco allá , estaba de manera evidente en proporció n directa con mi enfoque de vibraciones.
Cuando menos, con mi válvula un poco má s abierta que cerrada, ¡no iba para atrá s! Mi cuenta
de cheques se mantenía en el mismo estado (no sé có mo) o crecía ligeramente. ¡N o había
vuelto a retroceder! Todo esto en sí ya era un milagro.

Me tomó varios meses poder permitir que se abrieran las compuertas una vez má s,
pero lo conseguí. No todas al mismo tiempo, pero sí gradualmente. Un "quiero" tras otro en-
contraba el camino a mi puerta, algunos de ellos muy grandes y muchos otros, pequeñ os y
divertidos.
Y; sin ayuda alguna de mi parte, excepto la profunda apreciació n por ese sensacional
producto que yo había logrado producir de algú n modo, Curso de Vida 101 -el programa
audiovisual al que había creado en un momento de inspiració n antes de conocer la Ley de la
Atracció n- empezó a despegar, como fuegos artificiales, en diferentes partes del mundo.

Me encantaría decir que todos mis viejos há bitos desaparecieron en treinta días, pero,
francamente, no fue así. Aú n ahora, con el dinero fluyendo en abundancia, requiere de toda mi
concentració n recordar que lo que logro no es debido a mi arduo trabajo, ni a lo lista que soy,
sino a có mo fluye mi energía. Así que sigo escribiendo libretos, hablando constantemente
conmigo mismo y cambiando de conexió n. Ahora, en lugar del tema de "apreciació n-del-día",
tengo un "quiero-del-mes" en el cual apoyarme y que sirve a dos propó sitos: crea un tiempo
mucho má s prolongado de vibraciones -por tanto, má s pasió n- para que el flujo de energía se
dirija a un deseo específico, y me da esa red de seguridad de tener siempre algo listo volando,
en espera de fluir cuando má s lo necesito.

EN ENTRENAMIENTO CONSTANTE
¿Resulta má s fá cil? ¡Claro que sí! Pero, si te decides a tomar el control de tu vida y a
tener las cosas que quieres, a hacer las cosas que quieres, a ser la persona que quieres ser ya
vivir como quieres, con la gente que quieres, hay algo que má s te vale aceptar: ¡estará s en
entrenamiento siempre! Tendrá s días elevados, días bajos, días fantá sticos, días escabrosos,
días profundamente emocionales y días en los que te sentirá s listo para "tirar la toalla". Sin
embargo, apostaría que no lo hará s, no ahora; no al saber lo que ya sabes. Te guste o no, dudo
que nunca má s puedas sentir siquiera una leve emoció n negativa, sin saber que has cerrado
todas las puertas a todas las cosas que has deseado en la vida, sean materiales, físicas,
emocionales, espirituales o todo lo anterior junto.

Así que, en efecto, ésta es una empresa para toda la vida y no vas a aprender todo lo
que tienes que hacer en esos treinta días. Puedes liberarte del temor y la preocupació n durante
ese primer mes, definitivamente. Pero después, prepá rate y lá nzate en cuerpo y alma,
conscientemente, a todos los vericueto s de los cuatro pasos hacia la creació n reflexiva, esto es,
si lo quieres todo: prosperidad, seguridad, salud, libertad, alegría, vivacidad, independencia,
realizació n; es decir, si quieres volver a tu natural estado de ser, a lo que estabas destinado a
ser, a la forma en la que puedes ser de aquí en adelante; si está s dispuesto, en fin, a dedicarle el
esfuerzo que requiere.

ES TU TURNO

Este asunto no es de nadie, sino tuyo; siempre lo ha sido, siempre lo será . Nadie te ha
obligado. Nadie ha provocado nunca que tu vida sea de una manera o de otra. Ha sido tu asunto
desde el principio, ha estado diseñ ado por la forma en la que estaba fluyendo tu energía, y ha
estado diseñ ado en todo momento, todos los días, conforme a como te estabas sintiendo.
Ahora, habrá s de concretarte a lo que quieres hacer durante el resto de tu vida y a
saber qué tan dispuesto está s a echar a andar el esfuerzo-sentimiento para conseguirlo.

Así que a continuació n te presento algunas estrategias, una forma rá pida de hacer
resaltar los puntos sobresalientes que debes tener en cuenta mientras entras a este nuevo y
excitante mundo de la creació n reflexiva. Primero, los pasos principales:
Paso 1. Identifica qué es lo que no quieres.
Paso 2. Identifica lo que quieres.
Paso 3. Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero".
Paso 4. Espera, escucha, y permite que el universo haga su parte y (paso cuatro: ¡Mantén
tú floreciente enfoqué fuera de esas condiciones en-blanco!).

LOS "NO" MÁS IMPORTANTES.


- No hagas una evaluació n demasiado pronto. Si tus "quiero" no han empezado a
aparecer todavía, tranquilízate y mantén tu vá lvula abierta.
- Cesa de tratar de mejorar a alguien má s; eso equivale a cerrar la válvula. No
tienes que mejorar algo; só lo tienes que dejar de pensar en ello.
Deja de pensar que el mundo tiene que cambiar antes de que puedas estar seguro o
ser feliz. Tú creas tu propia seguridad a través del fluido de tu energía.
No des por sentado nada de lo que ocurre en tu vida, bueno o malo, grande o pequeñ o.
Llegó a tu vida porque lo atrajiste como con imá n, así que presta atenció n a lo que está s
creando.
Deja de enfocarte en responder a, o preocuparte por, có mo controlar condiciones que
todavía no cambian. Eso só lo te hará atraer má s de lo mismo.
No trates de "etiquetar" tus sentimientos cuando estés deprimido. Deja de llamarlo
culpa, frustració n, o lo que sea. Só lo sé consciente de que está s fuera de sincronía y encuentra
la forma de volver a ella.
Deja de quejarte. ¡Desea en grande, en calidad y en cantidad! Y nunca dejes de crear
nuevos" quiero". La energía má s alta necesita salidas por las cuales fluir. ¡Créalas!
Deja de pensar que no puede suceder. Esa vibració n tegarantizará que no sucederá .
No esperes a sentirte bien antes de sintonizarte. Sintonízate a todo lo largo del día.
Conviértelo en un há bito. Estremécete, aunque lo hagas só lo para mantener tus frecuencias en
alto, tu vá lvula abierta y lo má s bajo posible tu resistencia a la energía de alta frecuencia.
No tomes esto tan en serio como para que se cierre tu vá lvula. Aligérate, diviértete
con esto, y lo que esperas ocurrirá má s pronto.
Nunca jamá s, realices una acció n no inspirada mientras tu vá lvula esté cerrada, o te
encuentres en medio de un problema. Primero consigue que se abra tu válvula y después
escucha a tu "guía", antes de actuar.
No trates de buscar las causas feas, oscuras y desagradables de lo que piensas que hay
de malo en ti. ¡Detente!
Con eso lo que está s haciendo es prestar má s atenció n a lo que no quieres.
No vivas para el resultado final, diciendo: "No me puedo sentir mejor hasta que
suceda".
No te golpees a ti mismo cuando te sientas mal o con la válvula cerrada. Te
sientes mal só lo en un "no quiero". Así que felicítate por haberlo reconocido. Si no sabes lo \
que no quieres, ¿có mo descubrirá s lo que quieres?
Deja de pensar acerca de cualquier cosa que cierre tu vá lvula, cualquier cosa,
cualquier persona, cualquier situació n, cualquier evento, cualquier circunstancia, cualquier
lugar, cualquier película, cualquier comida, cualquier conductor, cualquier jefe, cualquier
escena, sin importar qué, ¡SIN IMPORTAR QUÉ!
 Deja de unirte a la carreta de quejas, cargada con seres desconectados, de válvulas
cerradas. Fluye o derrama tu energía hacia lo que quieres, e influye en ello.
Deja de hablar de tu enfermedad y de causar que tu cuerpo se degenere todavía má s.
Empieza a hablar de có mo tu cuerpo se está recuperando, y abre tu válvula para permitirlo.
Deja de participar en el juego de los "problemas". Tener problemas no es má s que una
excusa para permanecer en las vibraciones negativas.
No anheles algo con desesperació n. Eso es una percepció n negativa de que no tienes
algo.
Deja de pensar que hay algo fuera de ti que hace -o puede lograr- un cambio.
No tengas miedo de mirar algo que no quieres. Obsérvalo desde todos los ángulos.
Entonces, renueva tus "quiero" o tus intentos
No justifiques tus sentimientos con un: "Yo tengo razó n; tú está s equivocado", aunque
pueda ser el caso. Eso cierra tu vá lvula, y tapa el flujo de energía de frecuencias má s altas a
todas las otras á reas de tu vida. Recuerda, si activas una cosa, activas todas.
No lamentes nada; eso es un flujo negativo, excepcionalmente pesado.
Nunca, jamá s, inicies un nuevo proyecto, negocio, aventura, empresa, actividad,
relació n, ni nada má s, antes de escribir el guió n de ello y de fluir energía apasionada hacia él
durante un largo tiempo.
No lo pienses, siéntelo.
No pienses tus reacciones, siéntelas.
Salte de tu problema. Si hiciste una tontería, ¿eso qué? Só lo decídete a cambiarlo.
Deja de tratar de encontrarte a ti mismo. Empieza, en cambio, a complacerte. Una vida
grandiosa es tu derecho. Tú eres tu vida; por tanto, ¡tú eres grandioso!
No se te olvide nunca que tú no eres Pepe ni Juana, no eres carpintero, ni secretaria, tú
eres una fuerza de vida. ¡Actú a como tal! ¡Transfó rmate en eso!
No te des por vencido, ¡nunca te des por vencido!

LOS "SÍ" MÁS IMPORTANTES


 Concédete tiempo todos los días para soñ ar, desear, imaginar, intentar, querer,
y tiempo para fluir energía hacia todo ello, hacia todo eso.
 Siempre que te sientas menos que bien, deténte, recobra el equilibrio y
encuentra una forma de sentirte un poco mejor cada día. Cada "sentirte mejor" eleva en verdad
tus vibraciones.
 Usa todo lo que conozcas para "apagar" el enfoque negativo y volver a sentirte
cá lido y protegido.
 Haz má s afirmaciones todos los días acerca de lo que quieres y por qué: cosas
grandes, cosas pequeñ as, cosas tontas. Cuanto má s "quiero" tengas y má s te emociones con
ello, má s rá pidamente fluirá tu energía.
 Toma decisiones todos los días, sobre tu estado de ánimo, tu seguridad, tu
trabajo, tus relaciones, tu lugar de estacionamiento, tus compras. Al igual que ocurre con los
"quiero", las decisiones llaman a la energía y proporcionan salidas.
 Pregú ntate a ti mismo constantemente: "¿Có mo estoy fluyendo mi energía?",
"¿có mo estoy fluyendo mi energía?".
 Da má s tiempo a lo que quieres que mejore, y aléjate del hecho de que no ha
sucedido todavía. Está formá ndose, está ocurriendo, viene en camino. ¡Créelo!
 Há blate tiernamente todos los días. En voz alta.
 Observa las pistas de que las cosas están sucediendo por sucesos concurrentes,
o por sincronía.
 Sigue escribiendo nuevos y sensacionales guiones o historias. . Presta atenció n
a có mo te está s sintiendo. Sustituye tus listas de "qué hacer", por listas de "qué sentir”.
 Encuentra nuevas formas de sentirte mejor todos los días. Sé creativo,
imaginativo y atrevido.
 Date palmaditas en la espalda por cada obstá culo que percibas que has creado.
Sin. ellos, no puedes saber qué es lo que quieres.
 Piensa solamente en lo que quieres, en lugar de en la carencia o la falta de ello.
 Acepta de una vez por todas que tú eres el creador de tu experiencia.
 Empieza tu día con la intenció n de buscar los aspectos positivos en todo y en
todos. Enseguida, intenta encontrarlos.
 No te fijes en có mo otra persona está derramando su energía. Presta atenció n
só lo a la tuya.
 Recuerda que nada -nada- es má s importante que sentirte bien, aunque só lo
sea sentirte mejor. . Usa tu "quiero-del-mes" como un salvavidas. Lo es. Empieza por pequeñ os
cambios rá pidos de conexió n de vibraciones negativas a positivas. Pronto, ese pequeñ o
pensamiento alcanzará el impulso necesario para lanzarte a un mayor "sentirte bien".
 Espera tus "quiero". ¡Espé ralos!
 Aprende a encender, a voluntad, sin importar có mo, lo que hayas elegido
hacer. Cuando enciendes tu vá lvula, bajas tu resistencia, vibras positivamente, atraes
positivamente.
 Mantente alerta a có mo está s sintieeendo y el resto será fá cil.
 Mantente fuera del pasado; no existe.
 Toma conciencia del tono de los sentimientos con los que permaneces durante
el día, desde que amanece hasta que se apagan las luces. Mantente perceptivo. ¡Toma con-
ciencia!.
 Vive en el lugar del sentimiento de tus "quiero" todos los días.
 O vive en el "sentirte bien" y observa la rapidez con que llegan tus "quiero".
 Si despiertas sintiéndote sensacional, aliéntalo. Si despiertas sintiéndote con el
á nimo decaído, cá mbialo.
 Cá lmate, relá jate, suavízate, vuélvete natural, acércate a ti mismo.
 Saca a la luz esa hermosa dulzura que hay en lo profundo de ti. Encuéntrala,
aliméntala, permítele ser y espá rcela. Hombres y mujeres, todos la tenemos.
 Escucha a tu guía y entonces actú a; nunca actú es antes. . Sigue tus impulsos,
eso es tu guía.
 Aprende a mirar el contraste sin tener que cruzar la línea hacia la resistencia
negativa.
 Practica fluir la apreciació n por las señ ales de trá nsito, las señ ales de la calle,
las construcciones de ladrillo, los semá foros u otros objetos del exterior mientras conduces.
 Adquiere conciencia de los obstá culos muy reales que con tu resistencia está s
creando a tu fuente de energía.
 Si todo lo demá s falla, haz el gesto de sonreír. El só lo mover tu rostro eleva tus
vibraciones.
 Si algo te molesta, pasa sobre ello.

ES TU BARCO

No puedes arruinarlo. No puedes cometer un error ni tomar una decisió n equivocada.


Es imposible. De hecho, nunca has cometido un error; lo que ocurrió só lo contribuyó para que
aprendieras a dejar de vibrar negativamente. ¡Ahora ya lo sabes!

Todo este asunto de crear nuestras vidas mediante el flujo de energías de má s alta
frecuencia que en la que hemos estado vibrando, es increíblemente nuevo para nosotros. Es un
gran reto, una monumental nueva orientació n en la vida. Así que sé amable contigo mismo,
tó malo con calma, juega con las energías, vuélvete curioso, ríe má s, sonríe má s, experimenta.
Ve cuá nto puedes sostener un estremecimiento o cuá n rá pido puedes activar tu energía.
Descubre qué te da alegría; y, entonces, déjala fluir. Juega con tus "quiero". Juega con todo ello;
pero recuerda: todo esto es muy nuevo; así que, por favor, no te desanimes.

Somos como bebés en andadera que aprendemos a maniobrar en nuestro nuevo


mundo. Todo en ese bebé dice: "Levá ntate y camina" . Así que lo hace, una y otra vez, sin
importar cuá ntas veces se pueda caer. A eso se le llama pasió n..., y prá ctica.

La prá ctica consiste en esta nueva forma de pensar y de ser. Tiene que ser así; es tan
nueva, tan extrañ a... Exactamente ahora, este concepto no es sino un montó n de palabras en
papel que pueden sonar interesantes, pero el sabor está en la prueba. ¡Y eso significa prá ctica!
Practica có mo hacer fluir la energía. Practica hacerlo con tus "quiero" o practica
solamente para hacerla fluir. Aprende a activarla a voluntad..., en cualquier situació n..., donde-
quiera que estés..., con quienquiera que estés..., suceda lo que suceda. Controla tu vida, al
controlar tus reacciones ante ella. Así que... ¡practica!

Después de que recorras tus treinta días, diseñ a tu propio programa para mantener en
alto el interés. Tal vez una semana de sentimiento de gratitud, una semana de sentimiento de
asombro por todo, de reverencia, de admiració n, de entusiasmo. Quizá una semana de
sentimiento de diversió n, una semana de optimismo, una semana de estar enamorado, de
sentimiento de: "Dios, es bueno estar vivo", sin importar lo que sucede a tu alrededor.
Practica en momentos casuales, en el bañ o, cuando estés atendiendo a tus niñ os o
haciendo tu declaració n de impuestos, al asistir a una junta o cuando estés trabajando en la lí-
nea de producció n de la fá brica.

Lo que es má s nuevo para nosotros, es aferrarnos a estos conceptos aparentemente


obsoletos de que la vida real se trata, primero, de sentir y, luego, de actuar. Eso es justa y
completamente obsoleto para nosotros. Só lo la prá ctica traerá los frutos de ese audaz nuevo
concepto.
¡Puedes pensarlo, tienes que sentirlo! Así que practica para convertirte en amante. Si es
algo que quieres con pasió n, á malo con todas tus fuerzas. Acarícialo con emoció n con las má s
tiernas y ardientes vibraciones. Abrá zalo con ferviente devoció n. Arrú llalo en tu regazo.
Envuélvelo con un amor tan profundo, tan deslumbrante, tan fogoso, tan bello que te quite el
aliento. Practica có mo derramar amor apasionado. ¡Eso es estar en un gran momento de cá lido
y suave cobijo!

Sí, la vida puede volverse má s compleja durante un tiempo porque has incrementado
tu deseo, porque has aumentado tus energías magnéticas. Pero con ese deseo viene la vida
auténtica.
Así que aprende a sentir, sentir, sentir..., bien o mal..., positiva o negativamente. Si un
sentimiento finalmente abre las puertas a los tesoros del universo, ¿qué tan malo puede ser? Si
lo quieres suficientemente, aprenderá s a sentirlo.

Entonces, aprende a sentirte bien, sin importar cómo. Este punto de vista tiene que
ser totalmente consciente y deliberado. Las respuestas que te pongan de rodillas tienes que
mandarlas a volar. Si deseas cambiar las condiciones de tu vida, tienes que cambiar también
tus vibraciones, así que practica hasta que puedas transformarlas en un simple abrir y cerrar
de ojos. Si no logras sentir cá lidos estremecimientos, significa que está s por los suelos o que te
sientes muy mal. De cualquier manera, está s enviando vibraciones negativas.

Si tienes algún problema, sácalo de tu vida hablando de él contigo mismo durante diez o
quince minutos cada día. Analízalo en voz alta hasta que hayas encontrado lo que te inquieta, y
verá s có mo disminuye al hablarlo. Cada vez que hagas eso, estará s dejando un poco má s de
resistencia detrá s de ti hasta que finalmente descargues lo suficiente como para permitir que
tus vibraciones -¡y tu experiencia!- cambien.

Só lo recuerda que la forma en la que pienses es la forma en la que sientes; la forma en


la que sientas es la forma en la que vibras; la forma en la que vibres ¡es la forma en la que
atraes!
Así que lo que quieras, siéntelo, siéeentelo hasta que se convierta en un cá lido
estremecimiento. Si puedes sentirlo, puedes tenerlo. Puedes tener cualquier cosa que quieras,
siempre y cuando primero puedas sentirlo.

Te puedes comer al mundo de un bocado. Só lo tienes que prestar atenció n para


descubrir qué viene, en lugar de qué es lo que no está aquí. Una vez que estés có modo haciendo
eso, por los poderes que son y por el poder que eres tú , empezará s a vivir la vida que viniste a
vivir aquí. Estará s haciendo realidad tu razó n de ser.

Todo es energía. Eso es todo lo que este mundo y el universo son. Puedes ser su dueño o
su víctima. Al aprender a controlar el tono y el flujo de tu energía electromagnética, estará s
aprendiendo a tomar el control de tu propio destino, dirigiendo tu barco a donde desees.
Cuando lleguen las tormentas, sabrá s qué las creó y qué hacer. Está el control absolutamente
dirigido hacia recargar las maravillosas recompensas de una vida que está -en toda la
extensió n de tus posibilidades- ¡finalmente siendo vivída!

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