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Todos los idiomas tienen unas normas que te indican cuál es la forma correcta de hablarlos
y de escribirlos, ¡y el español no es la excepción! A ese conjunto de reglas se les conoce
como gramática.
La gramática hace parte de la lingüística, que es una disciplina científica que investiga el
origen, la evolución y la estructura del lenguaje. No importa si se trata de lenguas antiguas
que ya no existen, como el griego, el sumerio o el latín que, aunque ya no tienen ningún
hablante, hacen parte de la historia del mundo y es necesario estudiarlas para saber qué
paso hace millones de años. De eso se encarga la lingüística.
Pero, para poder estudiar una lengua o idioma es necesario saber sus reglas: cómo se
escribe, cómo se construyen las palabras, cómo suenan las letras, cómo se forman frases,
entre muchas cosas más. De esta parte se encarga la gramática, que es solo una rama de la
lingüística y tiene tres funciones principales:
Morfología: explica cómo se construyen las palabras, para eso las divide y estudia una a
una.
Sintaxis: determina la manera cómo se deben organizar las oraciones para que tengan
sentido y que al unirse con otras en un texto más largo, logren transmitir la idea correcta.
Fonética: analiza los sonidos de las letras y sus combinaciones cuando alguien habla el
idioma, en este caso, el español.
La razón principal por la que existe la gramática es porque facilita la comunicación. Si
alguien al otro lado del mundo quiere hablar contigo y conoce tu idioma, sabrá organizar
sus frases y acentuar las palabras para que le entiendas.
O si te aventuras a escribir textos podrás apoyarte en la gramática para que tus ideas tengan
sentido y la persona que los lea pueda comprender el mensaje que quieres transmitir.
Se trata de aprender a ubicar las palabras como si fueran las piezas de un rompecabezas que
se dividen en nueve categorías gramaticales:
sustantivos
adjetivos
determinantes
pronombres
preposiciones
conjunciones
adverbios
verbos
interjecciones
Un poco de historia...
Las reglas del origen el español no surgieron de la nada. Con la aparición de la imprenta
muchas obras escritas empezaron a producirse al punto de necesitar unas convenciones que
le indicaran a la gente cuál era la forma correcta de escribir el idioma.
Fue en 1517 cuando el humanista español Elio Antonio de Nebrija publicó el libro Reglas
de orthographia, el primer ejemplar de gramática de la lengua castellana.
Incluía varios principios para pronunciar bien las palabras, pues él quería unificar los
sonidos de la lengua.
Con el tiempo, surgieron más dudas frente al idioma español y fue necesario actualizar las
normas. Por eso, en 1713 se fundó la Real Academia Española (RAE), una institución
cultural con sede en Madrid, que junto a otras veintitrés academias de la lengua conforman
la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), responsable de impulsar el
desarrollo del idioma.
Si en algún momento tienes una duda respecto a cómo se escribe una palabra en español,
puedes ingresar a la página de la RAE y allí consultarla.
Funciona como un diccionario y es de gran ayuda cuando no tienes seguridad sobre una
tilde, el uso de las mayúsculas, la gramática, el significado de una palabra o los contextos
es los que se pueden utilizar.
Los puedes identificar en una frase porque cumplen la labor de realizar la acción que se está
indicando o porque se está hablando de ellos. Mira los siguientes ejemplos:
Como hay tanta variedad de sustantivos, estos se dividen varios grupos. Los más
importantes son los sustantivos propios y comunes.
Sustantivos propios
Se refieren a sujetos, países, instituciones u objetos puntuales, que tienen un nombre en
particular y siempre se escriben con mayúscula inicial. Por ejemplo:
Felipe
Irlanda
Navidad
Instituto de Medicina
Sustantivos comunes
Los comunes, por su parte, se refieren a personas, animales u objetos en general, es decir,
que todos conocemos y siempre se escriben en minúsculas. Por ejemplo:
computador
manzana
conejo
silla
A su vez, los sustantivos comunes se dividen en sustantivos abstractos y concretos.
Sustantivos abstractos
Los abstractos te hablan de elementos que NO puedes percibir con tus sentidos. Suelen ser
ideas, conceptos y sentimientos. Por ejemplo:
felicidad
esperanza
alegría
tristeza
Sustantivos concretos
A diferencia de los concretos que sí puedes percibir con tu vista, tacto u otro sentido, como:
pelota
corona
billete
cámara
Al mismo tiempo, los concretos pueden ser de dos tipos: incontables y contables.
Sustantivos incontables
Como su nombre lo indica NO se pueden contar ni enumerar, como el agua y el azúcar. Si
bien estos sustantivos son medibles, puedes decir un litro de agua o un kilo de azúcar y
utilizar las unidades de medida, no es correcto decir tres aguas o cinco azúcares. Algunos
ejemplos de los sustantivos incontables son:
agua
aceite
harina
sal
Sustantivos contables
Estos sustantivos se refieren a elementos que sí puedes contar y enumerar, por ejemplo:
tres carros
cinco vasos
veinte casas
Y para terminar, los contables pueden ser de dos tipos: individuales y colectivos.
Sustantivos individuales
Nombran a un sujeto o cosa en singular. Por ejemplo:
árbol
jugador
plato
músico
Sustantivos colectivos
Al nombrarlos hacen referencia a a un conjunto de elementos. Por ejemplo:
Género en el sustantivo
Hay muchas formas de saber cuál es el género de un sustantivo. Una de
las más comunes es fijarse en el artículo que está antes de él.
El personaje
La víctima
Es incorrecto decir "la personaje" o "el víctima" y la única forma de saber si
se trata de una persona en masculino o femenino es complementando el
sustantivo con más información, mira esto:
El personaje femenino se llevó todos los aplausos.
Número en el sustantivo
Un sustantivo es singular cuando se refiere a un único objeto o persona.
Por ejemplo:
Y es plural cuando se refiere a varios objetos o personas. Por ejemplo:
casas
carros
Marías
¡Momento de practicar!
Clasifica los siguientes sustantivos en singulares y plurales. Puedes
enviarnos el resultado de tu ejercicio a contacto@gcflatino.org.