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CASIRE “WARMILLAQTA”

(Casire “Pueblo de Mujeres”)

-Leyenda-

Antiguamente, el volcán Sara Sara (mujer), tenía un compañero, el volcán “Coropuna” (hombre); un
día se pelearon con él y con rabia le lanzó una bola de oro y lo partió en cuatro, el Coropuna le
rompió su cabeza con un barretazo y se quedó sola.

A partir de ese momento, tenía que cumplir una tarea ingrata, la de cuidar a los pueblos.Cierto día
se desató la corrupción de abundantes bellas y ardientes mujeres con los hombres y enfurecida el
volcán hizo llover piedras, para que a partir de ese momento solamente las mujeres reinaran en el
pueblo; las mujeres eran autoridades de las aguas de regadío, ellas realizaban las ofrendas con
sus “tinkas” que consistían en: cañazo, coca, cigarrillos e incienso, por eso los forasteros decían
pueblo de mujeres, porque solamente vivían mujeres y no los hombres.

El volcán SaraSara, no consentía la presencia de hombres, de lo contrario terminaban muriendo.


Casire, sobrevivió a las maldiciones del volcán y después sus lágrimas bautizaron y purificaron al
pueblo.
Desde el tiempo de los incas, las casirinas esperaban la venida de cuatro mujeres, que acabarían
con la maldición del volcán. Cuando llegaron los cristianos se habló de vírgenes y no de mujeres;
es así que, cuihuata un pequeño caserío, aparecieron cuatro vírgenes al pie de la lúcuma: La
virgen de las nieves de Casire con sus tres hermanas, para designar el pueblo donde establecerse;
así la primera virgen escogió a Ancaypahua-chumbe, seguidamente la segunda hermana a
Coracora, la tercera hermana en cambio a cahuacho, lugar fresco y donde corre aire puro y por
último la Virgen de las Nieves terminó expresándose, “yo si me quedo en Casire, entre las piedras”.
Cada una de ellas tomó rumbo al pueblo elegido.

Entre las piedras apareció la virgen de las Nieves en Casire, con su hijo en los brazos y dijo con
ustedes me quedaré y que las mujeres solteras me deleitarán siempre con sus cantos. Ella creó la
“huaylía” de acuerdo a su imagen. Desde lejos venían los forasteros a la fiesta a adorar a la Virgen
y lloraban al oír las lindas notas de que interpretaran las casirinas; confundidos hombres y mujeres
en la fiesta, el volcán celosamente encargaba a la piedra de “Oqonipata”, ubicaba en la parte alta
del pueblo, que las mujeres dieran tres vueltas a la piedra y que los hombres en contados minutos,
se hinchaban su cuerpo y botando sangre terminaban muriendo.

Esta narración tiene dos versiones: la primera, según ya ariba mencionada y la otra es que, en
aquellos tiempos los hombres trabajaban en contrabando en cañazo, algunos y otros en pesquería,
viajando a Ocoña, jurisdicción del Departamento de Arequipa, con la única finalidad de adquirir
algunos centavos para el sustento de su familia. De Majes, retornaban con cañazo, en odres de
piel de cabra, especiales para depósito de vino, cañazo, y otros líquidos, trasportaban a lomo de
bestia y burro en casi un mes, pasando penurias de hambre, sed y cansancio; por esta razón es
que solamente quedaban las mujeres en Casire al lado de sus menores hijos.
En tiempos de aquel entonces los niños principalmente varoncitos, eran atacados por
enfermedades casi incurables como: el paludismo, neumonía, sarampión, la viruela y terminaban
muriendo, igual sucedía con algunos hombres arrieros, por descuido, al beber chicha fría, porque la
labor de ellos eran inigualables y agotadoras.

Cuando se trataba de trabajo agrícola, por ejemplo en el sembrío, las mujeres se igualaban con los
hombres, a veces saliendo airosas ; ellas trabajaban en pareja ( una mujer y un varón ), a pura
pala, volteando la tierra y al echar la semilla como maíz papa, haba, etc., las mujeres especialistas
en “harawi” (poesía), declamaban a la madre tierra y a los trabajadores como aliento,acompañado
con su rico “waqay cholo”( llora cholo=cañazo) y su chicha de maíz bien fermentada. El sistema de
trabajo por aquel entonces era en “ayni” o turna (ayuda mutua).
A falta de agua potable en el lugar,las mujeres casirinas acarreaban agua de acequia abajo, en
baldes grandes, sin tapa alguna para preparar sus alimentos, sobre la cabeza, sin derramar una
sola gota de agua; del mismo modo lo hacían en temporadas de sembrío, era la costumbre de
llevar almuerzo a la chacra, para los trabajadores salidito de la olla y caliente, que consistía a veces
de dos tipos de sopa, sopa y mazamorra o sopa y segundo; para ello se protegían la cabeza con
prendas como pañolones y llevar chacra abajo con una tranquilidad increíble, especialmente con la
sopa.Realmente eran especiales e incomparables.
En las faenas de limpieza de acequias, los que tenían tierras no participaban, los que trabajaban
eran los partidarios; los dueños radicaban en ciudades como Lima y en mejores condiciones, en la
cosecha compartían el producto. Muchos de los pobladores han perdido sus tierras por deuda, para
cubrir gastos de entierro y enfermedades de sus familiares, empeñaban sus terrenos y
aprovechando su analfabetismo de los comuneros, les hacían firmar como vendidos y así perdieron
sus predios.
Ahora, Casire dejó de ser un pueblo estéril, aunque nacen más mujeres que hombres y así pasarán
los días y los años y Casire, pueblo de mujeres, nunca dejará de ser.

SEUDÓNIMO : “Sapallan Qari” (Hombre solo)

Angel B. Franco De la Cruz

CEBA : “María Parado de Bellido”

Pauza

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