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LENGUAJE DEL

REINO
De la palabra Parábola

■ El género literario Mashal está presente en el hebraísmo, el judaísmo y en la


literatura de todo el medio Oriente. De hecho, el libro de Proverbios reporta el título
hebreo de mishelei (plural de Mashal). El mismo nombre reciben las narraciones a
modo de fábula de Jue 9, 8-15 y 2 Re 14,9; así como a la parábola alegórica de Is
5,1-7. La traducción de los LXX traducen el término Mashal por Parábola.
■ La parábola es un modo narrativo presente en los evangelios en boca de Jesús.
¿Qué es una Parábola?

■ La parábola es una narración concreta, en un lenguaje concreto, con ausencia de


alusiones sobrenaturales o mágicas. A la vez es sorpresiva, paradoxal y marcada
por el exceso (la exageración), al punto que puede resultar escandaloso para el
oyente.
■ Debido a que se trata de una narración concreta y simple, es difícil pensar que
Jesús se reuniera posteriormente con sus discípulos a darles explicaciones, tal
como la parábola del sembrador o de la cizaña (Mc 4, 13-20; Mt 13,36-43)
¿Lenguaje del Reino?

■ Hay parábolas que se refieren de modo explícito al Reino, hay, sin embargo, otras
parábolas que no hacen una mención explícita al Reino, ¿significa esto que algunas
parábolas son del Reino y otras no? ¡NO! La parábola es el lenguaje del Reino. ¿Por
qué? Por su carácter sugerente que escapa a toda posibilidad de preverlas. Las
parábolas no se pueden interpretar de una vez para siempre, la posibilidad
hermenéutica están abiertas a nuevas interpretaciones en nuevos tiempos y
contextos. Las parábolas se dicen en un tiempo, pero pertenecen a todo tiempo, es
decir, no queda limitada al tiempo de Jesús
Parábolas de los sinópticos
Mateo Marcos Lucas

Cizaña 13,24-30 4,26-29

Grano de mostaza 13,31-32 4,30-32 13,18-19

Levadura 13,33 13,20-21

Tesoro 13,44

Perla 13,45-46

Red 13,47-50
Parábolas de los sinópticos
Mateo Marcos Lucas
Siervo inmisericorde 18,21-35
Obreros de la viña 19,30-20,16
Parábola de los dos hijos 21,28-32
Parábola de los
21,33-46 12,1-12 20,9-19
viñadores homicidas
14,15-24
Bodas 22,1-14
(gran cena)
Diez vírgenes 25,1-13
Parábola del Buen
10,29-37
Samaritano
Guardarse de la codicia 12,16-21
Parábolas de los sinópticos
Mateo Marcos Lucas
Parábola de la
13,6-9
higuera estéril
Parábola de la
13,20-21
levadura
La Oveja perdida Mt 18,12-14 15,4-7
La Dracma perdida 15,8-10
El hijo menor que
15,11-32
vuelve
El administrador infiel 16,1-8
El hombre Rico y el
16,19-31
Pobre Lázaro
El Juez Inicuo y la
18,1-8
mujer Inoportuna
El fariseo y el
18,9-14
publicano
Parábola y Reino
■ Para Jesús toda ocasión es un momento para anunciar el Reino. Un banquete es un
buen momento para establecer una relación con los comensales y hacer del momento
fuente de verdadera alegría. Una comida y la crítica de los fariseos (Éste acoge a los
pecadores y come con ellos) es un buen motivo para hablar de la alegría del Padre del
hijo que estaba perdido y ha vuelto (Lc 15,23).
■ Si se escandalizan que Jesús coma con pecadores, es porque no conocen el corazón del
Padre. El corazón del Padre es como el Pastor que va en busca de la oveja perdida,
dejando las otras 99. Al encontrarla la trae en hombros.
■ EL Corazón del Padre es como la mujer que busca afanosamente la moneda perdida que
al encontrarla se alegra.
■ El corazón del Padre es como el padre del Evangelio que confía sin reservas de nuevo en
el hijo que vuelve. Quienes se escandalizan de Jesús es porque todavía no conocen al
Padre. Por eso la figura del hijo mayor es tan significativa, es aquella que prefiere tener
las reglas claras, pero no al Padre compasivo.
Parábola y Reino
■ Jesús es el cumplimiento de las esperanzas de los profetas (Cf. Is 58,6; 61,1-2; Cf
Lc 4,18-19; Mt 11,4-6). ¿Por qué? Porque Jesús vive lo del Padre. Jesús cae en
cuenta que lo cotidiano no es la normalidad, sino ausencia de la normalidad al ser
contrario el querer de Dios. Las parábolas dicen la verdad, pero nosotros quedamos
desnudos ante tal verdad. Jesús excede las esperanzas. En él acontece de modo
abundante el nombre de Dios: lento a la cólera y rico en piedad y misericordia (Cf.
Ex 34,6-7).
■ Jesús proclama y actúa lo único importante: la misericordia del Padre.
■ Dos características tienen las parábolas:
– La Gracia y la gratuidad
– El exceso
¿Qué dice Jesús de las Parábolas?

■ “Los discípulos de acercaron a decirle: ¿Por qué les hablas en Parábolas? Él les
respondió: A ustedes se les ha dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos,
pero a ellos no se les ha concedido. Porque al que tiene se le dará y tendrá en
abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. Por eso les
hablo con parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y se
cumple la profecía de Isaías: con el oído oirán, pero no entenderán, con la vista
mirarán, pero no verán. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han
hecho duro sus oídos y han cerrado sus ojos; no sea que vean con los ojos y
entiendan con el corazón y se conviertan y yo los sane” Mt 13, 10-15.
¿Por qué Jesús habla en Parábolas?

■ Esta es la pregunta que le hacen sus discípulos y la respuesta pone de cabeza a


quien quiera que intente darle una respuesta definitiva. De hecho pareciera que la
respuesta fuera también una parábola. Veamos algunos elementos:
■ A) “A ustedes se les ha dado a conocer los misterios del del Reino de los Cielos”.
Cabe preguntarse si cuando Mateo habla de los misterios del Reino de los cielos,
está hablando acaso de una teoría. Definitivamente no. El pasaje no significa que
Jesús les dice algo a los suyos que a los demás les oculta.
■ Hay que decir, sin embargo, que el compartir de los discípulos con Jesús los hace
participes de su novedad. Los discípulos tienen por tanto una especie de ventaja,
pero no de preferencia.
¿Por qué Jesús habla en Parábolas?
■ B) “A quien tiene se le dará y le sobrará, a quien no tiene se le quitará hasta lo que
tiene”. El evangelio supone siempre exceso. La cercanía de Jesús y la experiencia
de la bondad del Padre experimentada en Jesús, suponen un exceso que nada tiene
que ver con repartos equitativos. O se tiene la experiencia o no se tiene.
■ C) “Por eso les hablo en parabolas, porque mirando no ven, oyendo no oyen ni
entienden”. Cuatro parábolas que nos por más que oímos no terminamos de
entender: La parábola del Hijo Pródigo, La parábola de la oveja perdida, la parábola
del administrador infiel y la parábola de los trabajadores de la viña.
■ D) “Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos porque oyen”. El
exceso de las parábolas no es irreal, acontece en Jesús no como algo sobrenatural,
sino como el acontecimiento cabe sí de la naturaleza y de las personas.
El Buen Samaritano

■ 69. La narración es sencilla y lineal, pero tiene toda la dinámica de esa lucha
interna que se da en la elaboración de nuestra identidad, en toda existencia
lanzada al camino para realizar la fraternidad humana. Puestos en camino nos
chocamos, indefectiblemente, con el hombre herido. Hoy, y cada vez más, hay
heridos. La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino
define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos. Enfrentamos
cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de
largo. Y si extendemos la mirada a la totalidad de nuestra historia y a lo ancho y
largo del mundo, todos somos o hemos sido como estos personajes: todos tenemos
algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen
samaritano.
El buen Samaritano

■ 71. La historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más visible que la
desidia social y política hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino
desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de
oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino. En su
parábola, Jesús no plantea vías alternativas, como ¿qué hubiera sido de aquel
malherido o del que lo ayudó, si la ira o la sed de venganza hubieran ganado
espacio en sus corazones? Él confía en lo mejor del espíritu humano y con la
parábola lo alienta a que se adhiera al amor, reintegre al dolido y construya una
sociedad digna de tal nombre.
El Buen Samaritano

■ 80. Jesús propuso esta parábola para responder a una pregunta: ¿Quién es mi
prójimo? La palabra “prójimo” en la sociedad de la época de Jesús solía indicar al
que es más cercano, próximo. Se entendía que la ayuda debía dirigirse en primer
lugar al que pertenece al propio grupo, a la propia raza. Un samaritano, para
algunos judíos de aquella época, era considerado un ser despreciable, impuro, y por
lo tanto no se lo incluía dentro de los seres cercanos a quienes se debía ayudar. El
judío Jesús transforma completamente este planteamiento: no nos invita a
preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a volvernos
nosotros cercanos, prójimos.
El Administrador Infiel

■ Hay una cierta relación entre el hijo menor y el administrador injusto, de ambos se
dice que dilapidan la riqueza. En efecto se usa el mismo verbo para las dos
acciones en Lc 15,13 y Lc 16,1 (diaskorpi,zw). En este contexto hallamos la parábola
del administrador injusto. Paradójicamente lo astucia del injusto termina siendo
alabada por el administrador. El hijo perdido termino siendo bienhallado por su
padre. ¿La parábola acaso nos transmite que incluso el injusto en el ejercicio de la
injusticia puede practicar una justicia mayor que la de la ley? ¿Alaba la injusticia por
intuir una justicia mayor?
El Administrador Infiel

■ Al toparnos con la expresión “los hijos de este mundo son más sagaces con los de
su clase que los hijos de la luz” (Lc 16,8-9), ¿estamos frente a un juicio negativo, o
por el contrario, un juicio positivo? ¿Sera qué lo que a nosotros nos parece justo es
tan injusto (Lc 16,11) que aquello que el injusto hace puede derivar en justo?
■ La parábola deja inquietudes. En el contexto de la parábola se juzga como positivo
el uso del dinero para “ganarse amigos” (Cf Lc 16,4.9). La injusticia en la justicia
injusta puede derivar en una justicia mayor cuando se gana amigos.
EL Administrador Infiel

■ Así como en la parábola del administrador infiel una situación negativa es alabada,
en otros fragmentos del evangelio nos hallamos con situaciones semejantes. En
efecto, una escena escandalosa, puede tornarse en un motivo para hablar del
perdón. Es el caso de la escena de la mujer pecadora de Lc 7, experta seducción.
Como lo mejor que hace es seducir, seduce a Jesús, pero no para manipularlo, sino
para implorar de él misericordia.
Parábola de los dos hijos

■ “Las prostitutas y los publicanos llegarán ante que ustedes al Reino de Dios”. La
frase es chocante pero de nuevo denuncia una justicia injusta que condena a
quienes están en el camino de la justicia por haber creído en Juan Bautista.
■ No están más cerca del Reino de Dios porque se convirtieron a las exigencias de la
religión y del templo: van y ofrecen un sacrificio, pagan lo que deben, las mujeres se
anulan y los publicanos todo su haber el templo porque era dinero de traición.
■ Los publicanos y las prostitutas entendieron que es posible una justicia justa,
distinta a la del orden que les toca vivir.
¿A qué se asemeja el Reino de Dios?

■ El Reino de los cielos es semejante a un Tesoro escondido en un campo. Cuando


alguien lo encuentra, vuelve a esconderlo y, de tanta alegría que le da, va, vende
todo lo que tiene y compra el campo aquel. También es semejante el Reino de los
Cielos al caso de un mercader que anda buscando perlas finas. Cuando encuentra
una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra. Mt 13, 44-46
La Parábola del sembrador

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar. Se reunió tanta gente junto a
él que hubo de subir a sentarse en una barca, mientras toda la gente se quedaba en la
ribera. Y les habló muchas cosas en parábolas (Mt 13,1-3).
¿Qué dice la primera parábola? “Salió un sembrador a sembrar” (Mt 13,4).
En esta parábola todo es importante; el sembrador, la semilla y la tierra, Quedarse con
un elemento es perder la parábola.
Hablar en parábolas es a Jesús lo que al sembrador es sembrar.

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