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Se denomina protozoos o protozoarios a un conjunto de microorganismos que se hallan en ambientes

húmedos o acuáticos, y que podrían considerarse como animales microscópicos.


Sin embargo, en algunos sistemas de clasificación biológica forman un reino propio llamado Protozoa;
y en otros casos forman parte del Reino protista, dado que se consideran el primer paso evolutivo de
los seres eucariotas, previo a la existencia de los animales, plantas, hongos y algas que conocemos.
Tradicionalmente, sin embargo, los protozoarios se consideran animales unicelulares primitivos: de
allí su nombre, unión de los vocablos griegos protos, “primero”, y zoo, “animal”. Esto debido a que
son heterótrofos (deben consumir materia orgánica) y están dotados de movimiento voluntario.

Los protozoarios son un grupo sumamente diverso, cuyas características fundamentales son:

Tamaño microscópico y forma variada. En su mayoría, los protozoos miden entre 10 y 50


micrómetros, pero algunas especies pueden crecer hasta un milímetro o más. Sus formas, en cambio,
oscilan entre amorfos (como la ameba) o de forma alargada y ovalada (como el paramecium).

Son organismos unicelulares. Su cuerpo todo es una única célula, dotada de organelos y estructuras
diversas, que cumplen funciones nutricionales, móviles, etc.

Poseen movilidad propia. Y se desplazan a través de flagelos, cilios o del alargamiento de sus
citoplasmas, como si fueran “dedos”.

La clasificación tradicional de los protozoos distingue entre los siguientes tipos:

Rizópodos. Se caracterizan por su desplazamiento mediante pseudópodos, o sea, la formación de


protuberancias de su citoplasma y la membrana plasmática, proyectándolos hacia donde desee
avanzar. Dichas proyecciones sirven también para capturar alimentos e introducirlos al citoplasma
(fagocitosis), ya sea depredando otros organismos o asimilando materia orgánica de desecho.
Flagelados. Células dotadas de uno o más flagelos, que es el nombre de las “colas” con que se
impulsan hacia adelante en el medio ambiente.
Ciliados. Su membrana plasmática se encuentra rodeada de cilios, o sea, de filamentos más pequeños
y numerosos que los flagelos, que también sirven para movilizarse.
Esporozoos. Protozoos parásitos y sin mucha movilidad, que poseen una fase de división múltiple
conocida como esporulación: un tipo de reproducción asexual que consiste en producir esporas o
endosporas, estructuras resistentes que generan un nuevo individuo idéntico.

Los protozoos pueden reproducirse sexual y asexualmente, dependiendo de las condiciones


medioambientales y de sus ciclos de vida.
División binaria (asexual). Un proceso de fisión celular posterior a la mitosis (replicación genética),
que consiste en una célula dividiéndose en dos y generando nuevos individuos idénticos a ella y entre
sí.
Gemación (asexual). Un protozoo genera una copia idéntica de sí mismo, dentro de una estructura
resistente que permanece junto a su progenitor y puede incluso sobrevivir durante períodos difíciles.
Eventualmente, esa estructura (gema) se reactiva y devuelve a la vida un ejemplar idéntico al
progenitor.
Esporulación (asexual). El protozoario original se fragmenta en un conjunto de esporas o endosporas,
que soportan los cambios medioambientales para luego dar origen a individuos enteros.
Fusión celular (sexual). Los protozoos generan gametos o microgametos en su interior, que les
permiten unirse y formar un cigoto, mezclando sus materiales genéticos y obteniendo a cambio un
individuo nuevo de mayor variedad genética, original. Este proceso puede ser total o parcial, y se lleva
a cabo usualmente en períodos de abundancia de recursos.

Algunos Protozoos comunes son:


Entamoeba hystolìtica: es una ameba parásita anaerobia patógena para el ser humano y para los
cánidos, causando amebiasis incluyendo colitis amébica y absceso hepático. La infección por E.
histolytica puede desarrollarse de forma asintomática o puede producir alguna de las enfermedades
ya mencionadas.
Escherichia coli: En humanos, Escherichia coli coloniza el tracto gastrointestinal de un neonato
adhiriéndose a las mucosidades del intestino grueso dentro de pocas horas de nacido. Desde
entonces permanece en una relación de mutuo beneficio y ayudando así a la absorción de nutrientes.

Giardia lamblia: es un protozoario que parasita los intestinos de los seres humanos, causando diarrea
y dolor abdominal. La enfermedad causada por la Giardia lamblia recibe el nombre de giardiasis o
giardiosis, y su transmisión ocurre por el contacto con heces de personas infectadas.

Chilomastix meshill: vive como comensal en el intestino grueso tanto del ser humano como de otros
primates. Puesto que presenta un único hospedador, su ciclo vital es directo y tiene lugar a través de
los quistes, que son eliminados por las heces y ya presentan capacidad infectiva. está considerado
como un parásito apatógeno, presenta malestar del cuerpo y cefalea similar a cuando uno va a
contraer un resfrío acompañado de un ligero dolor intestinal y pesadez estomacal

Trichomona: parasita el tracto urogenital femenino y masculino llegando a producir tricomoniasis


urogenital. La tricomoniasis es actualmente la enfermedad de transmisión sexual no vírica más
extendida y afecta a más de 250 millones de personas al año. Aunque las tasas de infección son
similares para ambos géneros, la tricomoniasis afecta más frecuentemente y en mayor medida a las
mujeres. De hecho, los hombres suelen ser asintomáticos.

Deintamoeba fragilis: parasita principalmente el colon humano. Aunque pertenece a un grupo de


protistas flagelados, este organismo ha perdido secundariamente los flagelos. Por ello, antiguamente
era clasificado erróneamente entre las amebas.

Enteromona hominis: Enteromonas hominis vive en forma de trofozoito en la luz del intestino
delgado. Cuando comienza el enquistamiento pierde los flagelos, adquiere una morfología ovalada, se
rodea de una pared quística y finalmente se produce una doble cariocinesis del núcleo, dando lugar a
4 núcleos, lo que le confiere al quiste el estado de madurez.

Balantidium coli: Balantidium coli es una especie de protista ciliado parásito, el único miembro de la
familia Balantiididae que se conoce como patógeno para los seres humanos. Sus huéspedes incluyen
cerdos, jabalíes, ratas, primates (incluyendo humanos), caballos, vacas y cobayo. La infección es
producida entre estas especies por transmisión fecal-oral. Los cerdos son los reservorios más
comunes, aunque muy pocos presentan síntomas.

Algunas especies de protozoarios son dañinos para el ser humano y se han adaptado a parasitar su
cuerpo, causándole enfermedades como:

Malaria. Llamada también “paludismo”, es responsable de ella un género de protozoos llamado


plasmodium. Sus síntomas son fiebres altas, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, así como
náuseas, tos, heces sanguinolentas, dolores musculares, ictericia, y agravándose con shock, daños
renales o hepáticos y la muerte.
Amibiasis. Esta es una infección intestinal común, causada por la presencia de amibas patógenas (las
hay de vida libre y no patógenas también) en el intestino o el tracto digestivo de una persona. Estos
protozoarios cubren la pared intestinal y dificultan la absorción de los nutrientes, causando diarreas
de diverso grado.
Toxoplasmosis. Causado por los protozoos del género toxoplasma, que se trasmiten al ser humano
mediante el contacto con gatos y otros tipos de felinos infectados, o con heces animales o humanas
infectadas. Sus síntomas se confunden con los de la gripe, pero también causa inflamación de los
ganglios linfáticos, el bazo, el hígado y quistes en los tejidos, siendo su mayor peligro en las
embarazadas, ya que incide en el feto causando malformaciones y otros problemas.

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