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2 de Reyes 4:1-7:

Eliseo, la viuda y la mujer sunamita


20-25 minutos
Uno de los hombres de Dios al que se le da mucho espacio en la Palabra de
Dios es Eliseo. Eliseo era un seguidor de Elías, cuyo ministerio él sucedió (ver 1
de Reyes 2). De los muchos milagros que Dios hizo a través de Eliseo, en este
estudio vamos a considerar solo dos de ellos. En ambos casos, nuestra
concentración será en la habilidad de Dios de librar a aquellos que lo buscan de
cualquier problema que les surja.
1. 2 de Reyes 4:1-7: la viuda con los dos hijos

El primero de los dos casos que vamos a examinar en este estudio se trata de
una viuda y sus dos hijos. 2 de Reyes 4:1 nos habla sobre esta mujer y el gran
problema que enfrentaba después de la muerte de su esposo.

2 de Reyes 4:1
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso
de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.”

De acuerdo al pasaje, esta mujer era la esposa de un hombre que temía y


honraba al Señor. Desafortunadamente, su esposo murió dejando a su familia
una deuda que no podían pagar. Como resultado, el acreedor vino a llevarse a
los hijos como siervos. De lo anterior podemos entender fácilmente la
emergencia de la situación: para enfrentar este problema ella clamó a Eliseo, el
varón de Dios. Por supuesto, acudir al hombre de Dios en esta critica situación
no fue accidental. Cuando el tiempo es tan limitado (“el acreedor había venido”)
acudes a aquellos que en verdad pueden ayudarte. Obviamente, esta mujer
creyó que el hombre que podía ayudarla era Eliseo, el varón de Dios .
Evidentemente, había determinado PELEAR esta difícil situación y pelearla
CON DIOS. Habiendo visto lo que la viuda dijo a Eliseo vamos a ver lo que
Eliseo le respondió:

2 de Reyes 4:2
“Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa.

Observa la disponibilidad de Eliseo, estaba ahí listo para ayudar a la viuda. No


la condenó por la deuda. En mi opinión personal, debió haber pasado mucho
tiempo antes de que la viuda o su esposo alcanzaran el estado de insolvencia.
Ciertamente no se llega a ese punto de un día para otro, sin mientras tanto
manejar muchas cosas erróneamente. Sin embargo, el punto no era lo que
había pasado, lo que pasó pasó. Lo que ahora contaba no era el pasado, sino
que en el presente ella necesitaba apoyo inmediato y para encontrarlo recurrió
al Señor. También observa cómo Eliseo no trató de despacharla porque el
problema era muy grande. Él de seguro no tenía solución alguna para el
problema, antes de que Dios proveiera la maravillosa solución que leeremos en
un momento. No obstante, eso no significa que él no estaba disponible para
ayudarla. De lo contrario, su respuesta dice que estaba listo para ayudarla de la
manera que pudiera. El verso 2 nos da la respuesta de la mujer a lo que Eliseo
respondió:

2 de Reyes 4:2
“Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.”

Esta viuda estaba verdaderamente en gran pobreza. No había nada en su casa


mas que una vasija de aceite. Obviamente en su esfuerzo por querer salir de la
deuda vendió todo. No había mesa, camas, ni utensilios de cocina. Lo único
que quedaba era la vasija de aceite. Sin embargo, esa vasija era suficiente para
que Dios la liberara. Los versículos 3-4 dicen:

2 de Reyes 4:3-4
“El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas
vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las
vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.”

Dios a través de Eliseo le dijo a la mujer que pidiera prestadas vasijas vacías y
que les pusiera aceite de la vasija suya. Si no tomáramos en cuenta a Dios,
esas instrucciones sonarían muy locas. Porque, de acuerdo a las leyes
científicas, una vasija de aceite no puede llenar mas que solo otra vasija de
aceite del mismo tamaño. Por lo cual, científicamente hablando, lo que Eliseo le
dijo a la viuda que iba a suceder era imposible. Sin embargo, iba a ser
imposible si, repito, no tomáramos a Dios en cuenta. Porque, si no tomamos a
Dios en cuenta, las cosas son completamente diferentes. La razón es que Dios
no está limitado por las leyes científicas. Cuando se trata de Él, lo que cuenta
no es si algo es científicamente posible o no, sino si es Su voluntad o no.
Cuando algo es Su voluntad, sucederá, independientemente de lo que los
científicos digan. Obviamente, de lo que ya hemos leído, podemos concluir que
Dios deseaba la liberación de la mujer de su problema. Por lo cual, hablando
bíblicamente, lo que Eliseo dijo correspondía a la voluntad de Dios en cuanto a
esa situación y ciertamente sucedería al 100% si la viuda hacía lo que Dios le
dijo, esto es i)pedir prestadas las vasijas, ii) encerrarse con sus hijos iii) poner
aceite de su vasija en las vasijas prestadas y vacías. No creo que la viuda haya
visto en su vida que una sola vasija llenara muchas más vasijas vacías con
aceite. Sin embargo, para que Dios ejecutara Su voluntad, ella tenía que creer
que lo vería por primera vez. Con Dios, no cuenta si algo ha sucedido con otras
personas, lo que cuenta es si creeremos y actuaremos en lo que Él dice.
Entonces, veamos si finalmente la mujer le creyó a Dios o no:

2 de Reyes 4:5
“Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le
traían las vasijas, y ella echaba del aceite.”

La mujer CREYÓ lo que Dios le dijo y lo hizo. Entonces, tan pronto como se fue
de Eliseo pidió las vasijas prestadas y vacías “se encerró” con sus hijos, y echó
el aceite de su vasija en las demás vasijas exactamente así como Dios le había
dicho. Lo que sucedió después viene en el verso 6:

2 de Reyes 4:6
“Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras
vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.”

Todas las vacías que pidió prestadas se llenaron con el aceite. El aceite “cesó”
solo hasta cuando ya no hubo más vasijas vacías. Sin embargo, las vasijas
llenas fueron suficientes para pasar a la viuda y a sus hijos de la bancarrota a la
prosperidad. El verso siete dice:

2 de Reyes 4:7
“Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y
paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.”

El aceite fue tanto, que ella y sus hijos pudieron pagar la deuda y vivir del resto.
Así que la viuda no había sido librada de su problema sino que fue más que
librada: obtuvo un tesoro en el aceite y todo eso porque buscó la liberación del
Señor. Acudió a Dios y a Su varón, pobre y oprimida y partió rica y librada.

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