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Une con líneas los

números del menor al


mayor y después
colorea la imagen.
Retoma los números ordinales vistos en clases (1°primero, 2°segundo, 3°tercero, 4°cuarto,
etc.). Y menciona que posición están ocupando cada dinosaurio, el más cercano a la meta hasta el más
lejano de la meta.

META
1° primero
Lee este cuento junto con alguien mayor de la casa y contesten justas las siguientes preguntas

El último dinosaurio
El día en el que todos los dinosaurios huyeron, Aurelio no encontraba su tenis por ningún lado.

-¡Momento! ¡No se vayan sin mí! —les gritó, pero estaban tan apurados que no lo escucharon.

Mientras veía cómo sus compañeros se alejaban a las corridas, Aurelio seguía buscando desesperado. Revisó
por todas partes, detrás de cada piedra, de cada árbol.

Hasta se puso a hacer pozos en la tierra, por si estuvieran enterradas, pero nada.

Cuando volvió a mirar, los dinosaurios estaban tan lejos que parecían hormigas.

"Con o sin tenis, tengo que empezar a correr ya mismo si quiero llegar", pensó y arrancó la carrera descalzo.
Pero fue demasiado tarde, ya no pudo alcanzar a sus amigos; efectivamente, sin su tenis, no era tan veloz.

Así fue como Aurelio se perdió del resto de los dinosaurios. Sin embargo, nunca se dio por vencido. Desde
ese día sigue buscando un tenis más rápido que lo pueda llevar hasta donde se encuentran los demás.

Por eso, cuando los niños se sacan el tenis en el parque, Aurelio se acerca despacito, disimulado detrás de
un arbusto, y se las lleva. Cuando los grandes lavan su tenis y las dejan colgadas de una soga al sol, ahí va el
dinosaurio sigiloso, como un cazador. Y cuando los abuelos las guardan por mucho tiempo, Aurelio se
esconde en los placares, entre los abrigos de invierno, y de noche se va, en puntitas de pie, con el tenis
puesto.

Todo el tenis que caza, se las lleva a su guarida y las prueba. Corre unos metros y enseguida se da cuenta de
si son tan rápidas como aquellos, los que perdió.

Todavía no encontró las adecuadas, y ya pasaron tantos siglos desde que sus compañeros dinosaurios
huyeron que, en realidad, necesitaría un cohete para alcanzarlos.

Pero Aurelio no pierde aliento. Está dispuesto a probar todos los tenis del mundo.

Mientras tanto, nosotros tenemos una gran oportunidad: conocer al último dinosaurio.

Un día de estos, con un poco de suerte, podríamos descubrirlo al acecho de algún tenis abandonado.

Preguntas:

1. ¿Por qué crees que el dinosaurio aún no puede ser veloz otra vez?

2. ¿Crees que los tenis que roba de los niños le sirvan al dinosaurio?

3. Si hubiera salido sin tenis desde el principio ¿pudiera estar ahorita con sus amigos dinosaurios?

4. ¿Qué consejo le darías a Aurelio para volver a ver a sus amigos?

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