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organ-on-chip’’
‘‘Toxicity assessment using organ-on-chip technology.’’
Avendaño Escarlett P
Profesora guía: Cavieres María Fernanda
Escuela de Química y Farmacia, Facultad de Farmacia, Universidad de Valparaíso,
Valparaíso, Chile
Revisión Narrativa
Los organ on chip (OOC) están escalando como una herramienta prometedora y alternativa
a los modelos animales tradicionales que se utilizan para la evaluación de seguridad y
eficacia durante el desarrollo de fármacos. Se fundamenta en creaciones microscópicas de
órganos humanos usando la reciente tecnología de micro fluidos con el objetivo de simular
la fisiología y el funcionamiento de un órgano real (Marx, 2016). Este planteamiento permite
una evaluación más exacta y eficiente de la eficacia y seguridad de moléculas químicas,
además de reducir la utilización de animales de experimentación en los estudios clínicos.
Los métodos actualmente utilizados para la evaluación de toxicidad y que incluyen toxicidad
aguda, crónica, reproductiva y de carcinogenicidad, utilizan un número elevado de
animales, como ratas, ratones y primates. El uso excesivo de animales de experimentación
en pruebas preclínicas está sujeto a constantes cuestionamientos científicos y éticos. Por
un lado, se discute sobre si el ser humano tiene derecho a experimentar sobre otros
organismos. Por otro lado, se cuestiona la relevancia de usar modelos animales para la
biología humana ya que es bien sabido que existen diferencias genéticas entre mamíferos
que pueden causar variaciones en la respuesta biológica a una misma molécula. De esta
forma, es posible que algunas sustancias funcionen en estudios preclínicos en roedores y
luego fracasen en los estudios clínicos (Scannell y Bosley, 2016).
Métodos
Metodologia de estudio
- Limitaciones bioéticas
o Diversidad de las enfermedades humanas: las que suelen ser complejas y verse
afectadas por múltiples factores y es usual que no todas sean reproducibles con
precisión en modelos animales (debido a que cada especie de mamíferos es distinta
genéticamente). Por esta razón, los resultados obtenidos en estos estudios no
necesariamente reflejan la fisiopatología de las enfermedades humanas sobre todo en
las más complejas y pueden o no ser precisos en la evaluación de la seguridad y la
eficacia de un fármaco nuevo.
Es importante destacar que el número de animales utilizados varía según países y según
el tipo de investigación que se lleva a cabo. En la industria farmacéutica ha disminuido el
uso de animales en estudios preclínicos y se ha invertido en mejorar otras alternativas,
como modelos de simulación computarizados, ensayos in vitro y la tecnología OOC.
Además, las agencias reguladoras están exigiendo cada vez más la validación y el uso de
métodos alternativos, lo que debería continuar impulsando la reducción en el uso de
animales en la investigación y desarrollo de fármacos (IFPMA, 2018). La figura 2, ofrece
una representación de los OOC en su posible reemplazo a las pruebas de experimentación
y la cantidad de vidas animales que se pierden por la seguridad de la población humana.
Figura 2 se representa el número de ratones de podría reemplazar un microchip cumpliendo la misma función
demostrando como ambos simulan la fisiología humana
- Tecnología microfluídica
En 2004, Takayama y Huh que en ese momento era su estudiante, comenzaron a trabajar
en un proyecto sobre un dispositivo microfluídico que tuviera la capacidad de emular las
funciones biomecánicas del pulmón, con el objetivo de poder visualizar como las
infecciones a nivel celular, tisular y además el efecto de parámetros fisiológicos como la
velocidad de inhalación. Buscando obtener información sobre las vías respiratorias su
laboratorio ha recapitulado la propagación y ruptura del tapón líquido (tapón de moco
provocado por la hipersecreción de mucus o por vías respiratorias pequeñas que colapsan
al final de la expiración) en un pulmón microfluídico en un OOC, donde demostraron que
ambos puntos inducen la muerte celular en condiciones fisiológicas (Hu et al, 2015).
Al término de la década del 2000, el ingeniero químico Shuichi Takayama, demostró que
las células pueden sobrevivir dentro de un canal microfluido formado por una goma
traslúcida y permeable al oxígeno. Actualmente, su página web
(https://microfluidics.gatech.edus) describe su trabajo centrado en modelos de
enfermedades en órganos utilizando su plataforma patentada de gota colgante de alto
rendimiento, tunable neutrophil extracellular traps (NET), investigando su papel en la
fisiopatología y fisiología en un chip con las estructuras microfluídica mencionadas).
Para el primer diseño de pulmón sobre un OOC, en 2005, Huh encontró inspiración en los
insertos de Transwell, dispositivos simples que consisten en una membrana porosa donde
se siembran las células. Los investigadores habían demostrado previamente que las células
de las vías respiratorias podían mantenerse vivas cultivadas en la membrana porosa de los
insertos mientras estaban expuestas al aire desde la parte superior y alimentadas con
nutrientes disueltos en el medio de cultivo celular desde abajo. Para imitar la estructura del
Transwell, se utilizó un canal de PDMS (polidimetilsiloxano, que es un tipo de polímero
sintético), un molde de goma transparente, en la parte superior, otro en la parte inferior,
resultando en una especie de sándwich con una membrana porosa en el medio (Au, 2016)
Se escogió este diseño para poder visualizar y diferenciar los distintos tipos de células
sembradas en un OOC. La figura 3 da una explicación visual sobre el sándwich que se
forma entre los endotelios y la membrana porosa.
Figura 3: imagen explicativa sobre el diseño del OOC de pulmón diseñado Huh en el año 2005.
Se ha avanzado en los OOC para emular una amplia variedad de órganos, entre los que
están pulmones, corazón, hígado, intestinos (colon y duodeno) y el cerebro. En la figura 4
se puede observar los distintos tipos de OOC que se han creado hasta ahora, existiendo
un mercado próspero en Estados Unidos, Alemania, Suiza, Corea del Sur y Japón. Todos
siguen el mismo esquema y sus pequeñas diferencias radican en el diseño y el tipo de
fabricación. La investigación actualmente avanza al desarrollo de sistemas fisiológicos del
ser humano, los cuales están siendo trabajados por Linda Griffith y su equipo en Estados
Unidos y consisten en la integración de diversos órganos en un chip para crear un sistema
altamente conectado y complejo de la fisiología humana.
Figura 5, Emulate (2023). Liver-Chip® Cross Section. Emulatebio.com, donde se explica de manera visual las
partes biológicas que componen el chip, se puede observar los canalículos superiores con los hepatocitos la
membrana porosa que los separa y el canalículo inferior con las demás células hepáticas. Adaptado de Emulate,
2023 Emulate Human Liver Bio – Kit pag1.
Una de las principales causas de retiro de medicamentos del mercado son las lesiones
hepáticas inducidas por medicamentos (DILI, Drug-Induced Liver Injury)). La toxicidad tiene
variadas formas de manifestación, entre las que se incluyen necrosis celular, inflamación y
perdida de la función de los hepatocitos, por lo que la evaluación del daño hepático es un
paso de importancia para poder desarrollar principios activos inocuos. Así, la
hepatotoxicidad es una arista de interés para la sociedad científica y farmacéutica
encargada de lanzar medicamentos al mercado y se ha convertido en un área de aplicación
para los OOC (Huang y col., 2017; Ostapowicz y col., 2002)
Al integrar el Liver-Chip® con otros OOCs, los investigadores pueden simular la
farmacocinética de los medicamentos y evaluar su potencial de toxicidad hepática en un
entorno fisiológicamente más similar de lo que sería en un animal de experimentación. (Huh
et al., 2019). En la figura 7 se representa el Liver-Chip®, sin la placa superior, mostrando el
depósito de las células hepáticas para el cultivo. En este caso, cada pocillo, contiene dos
tipos celulares distintos.
Figura 7 chip de hígado con la parte inferior donde van cultivadas las células humanas hepáticas, listas para el
llenado con fluidos microfluidicos.
Para evaluar la hepatotoxicidad es necesario cultivar las células específicas del órgano en
un ambiente controlado, ya que permite una mejor comprensión de cómo interactúan los
medicamentos con el organismo. El proceso comienza con la selección de un fármaco
objeto, seguido por la siembra del OOC con las células hepáticas. Una vez establecido el
cultivo celular adecuado, se coloca el fármaco sobre las células que luego son cultivadas
dentro de la placa inferior del OOC donde pueden ser expuestas a diferentes
concentraciones de fármacos (Huh y col, 2011). Se observa su respuesta durante un
período determinado. La evaluación puede incluir biomarcadores de muerte celular,
inflamación o disfunción orgánica, niveles de albumina, etc.
Un ejemplo de la aplicación de esta tecnología es el Liver-Chip® en la evaluación de la
hepatotoxicidad de una serie de fármacos tóxicos, entre ellos la trovafloxacina, un
antibiótico que se retiró del mercado por sus efectos nocivos. Se observó que el antibiótico
ocasionaba la muerte de los hepatocitos causando inflamación, apoptosis y pérdida de la
función hepática en el Liver-Chip®. Se creía que la trovafloxacina tenía un único
componente inflamatorio como parte de su toxicidad ya que en los modelos animales se
había observado la toxicidad cuando la molécula se unía a lipopolisacáridos (LPS). Sin
embargo, en el Liver-chip, (figura 7) se puede observar la detección de la toxicidad y lesión
hepática por el efecto de la trovafloxacina (círculos negros) sobre la producción de albumina
(A), la liberación de ALT (B) y un aumento de la caspasa 3/7, confirmando la hepatotoxicidad
en base a un componente apoptótico en humanos (Ewart, 2022). En la figura 8, se puede
apreciar imágenes de inmunofluorescencia que demuestran el aumento en la tinción de la
caspasa 3/7 (verde), indicando apoptosis después de la administración de la trovafloxacina.
En otro estudio donde se evaluó la toxicidad en distintos OOC de rata, perro y humano, se
determinó si los Liver-Chip® podrían predecir las repuestas frente a una DILI (Hamilton y
col, 2019). Los autores utilizaron los tres tipos de chips para estimar el efecto hepatotóxico
inducido por bosentán, un antagonista del receptor de endotelina hepatotóxico humano,
causante de colestasis, el cual no causa daño al hígado canino o roedor. La administración
de bosentán (1,10 y 100 M) provocó una disminución de los niveles de albumina en los
tres chips (figura 9). Determinándose que hay una correlación entre el efecto en el Liver-
Chip® humano y la concentración plasmática de la respuesta clínica en humanos (Cmax 7,4
M) (Hamilton y col, 2019). Asimismo, el modelo cuádruple (círculos) tuvo una mayor
sensibilidad para detectar la toxicidad del bosentán en comparación con el modelo de
monocultivo (triángulos) que no reflejó una respuesta relevante in vivo. Se presume que el
Liver-Chip® mejora el mantenimiento de los hepatocitos, posiblemente por el cocultivo de
mayor número de tipos de celulares, incluyendo la presencia de células sinusoidales que
son parte del mantenimiento de la función hepática (Wise y Knook, 1977), por la mantención
de actividad enzimática metabolizadora de sustancias y por el flujo dinámico en el sistema
(Hamilton y col, 2019)
- Conclusiones
La tecnología OOC son dispositivos de laboratorio que intentan simular la fisiología y las
funciones de los órganos humanos en un entorno in vitro. Estos presentan un gran número
de ventajas por sobre los métodos clásicos utilizados en desarrollo de fármacos y por ende
en las pruebas de toxicidad. Un primer punto por señalar es que entrega una representación
más precisa de la fisiología humana, lo que se puede asociar a una mejora en la predicción
de la eficacia y toxicidad de las drogas en humanos. Otro punto para señalar es la
disminución de la utilización de animales de experimentación en ensayos preclínicos,
ayudando a los dilemas éticos y reduciendo costos de investigación. Una última ventaja es
que se puede agilizar los procesos de desarrollo y evaluación de fármacos, facilitando la
identificación de las moléculas principales y disminuyendo el tiempo de comercialización.
No obstante, también hay que mencionar las dificultades que puede presentar esta
novedosa tecnología. Un desafío general es la complejidad de los órganos, replicar la
velocidad con que se desarrolla el organismo, aun mas difícil si se busca replicar en una
muestra en miniatura como un OOC. Sin mencionar el costo de conseguir los dispositivos
puede ser alto (Bhatia, 2014), lo que limita su acceso a grupos pequeños de investigación,
empresas en crecimiento o personas naturales.
A pesar de todos los avances y desarrollos, está tecnología sigue siendo limitada debido a
que no hay estudios suficientes que demuestren que los chips son capaces de replicar las
respuestas biológicas humanas de forma repetible, y para poder invertir en ellos se necesita
evidencia de su productividad en la investigación y desarrollo farmacéutico. A pesar de esto,
se puede predecir que es una opción viable dado su impacto en la eficiencia y productividad
para las grandes industrias farmacéuticas, mejorando la seguridad de los pacientes. No
obstante, solo es cuestión de tiempo para que su potencialidad pueda ser demostrada. Por
lo tanto, si es una opción viable de reemplazo a los modelos animales en el contexto de los
estudios preclínicos de fármacos.
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