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Idioma judeoespañol

El judeoespañol (autoglotónimo, ‫איספאניול‬-‫ ג'ודיאו‬djudeo-espanyol), comúnmente conocido


como ladino, también llamado djudezmo ([pronunciado /d͡ʒuˈdezmo/]) y algunos otros
glotónimos de menor uso, es un idioma hablado por las comunidades judías descendientes de
Judeoespañol/Ladino
hebreos llamados sefardíes, que vivieron en la península ibérica hasta 1492, cuando fueron ‫איספאניול‬-‫ ג'ודיאו‬/ Djudeo-Espanyol
expulsados de los reinos de España por los Reyes Católicos. El ladino, aunque procedente del
castellano medieval, presenta también rasgos en diferentes proporciones de otras lenguas Hablado Israel
peninsulares y mediterráneas. Al ser una lengua judía, contiene alguna aportación del hebreo, en Turquía
con alguna influencia del turco e incluso del griego, principalmente, dependiendo del entorno. Grecia
Además, el judeoespañol contemporáneo contiene una cantidad notable de vocablos del francés, Reino Unido
por influencia de la Alianza Israelita Universal en ciudades como Salónica, Estambul y Esmirna. Marruecos
[cita requerida] México
Bulgaria
Al no haber sido nunca armonizada por una programación lingüística, es objeto de controversias, Serbia
comenzando por su denominación. El nombre ladino (de «latino») surge de la costumbre España
rabínica de traducir las escrituras del hebreo original al castellano hablado por el común de los Bosnia y Herzegovina
sefardíes, fazer en latino, utilizándose finalmente esa expresión para todo ese tipo de textos. Sin Macedonia del Norte
embargo, los sefardíes se referían a ella generalmente como espanyol o djudezmo. El término Túnez
judeoespañol surge de la necesidad de diferenciarlo del español moderno. En el caso de la Argentina
variedad haquetía, hablada principalmente en Marruecos, se observa una influencia muy fuerte Alemania
del árabe.[cita requerida]
Región Balcanes, Anatolia, Oriente Próximo (con
comunidades en América)
Aspectos históricos, sociales y culturales Hablantes 150 000 en Israel
Familia
Indoeuropeo
Historia
Itálico
Los judíos fueron expulsados de España el 31 de julio de 1492 en virtud del Edicto de Granada,
que establecía la obligación de abandonar el territorio español para todos los judíos, salvo Romance
aquellos que se convirtiesen al cristianismo. La mayoría de los sefardíes optaron por el exilio, y
casi todos ellos fueron recibidos en el Imperio otomano por el sultán Bayaceto II. Otra parte se Romance occidental
estableció en Marruecos, en Países Bajos y en algunos países de la Europa central.
Iberorromance
Los sefardíes establecidos en tierras otomanas pertenecían a un nivel social y económico en
Judeoespañol
cierta medida superior al de las poblaciones autóctonas, lo cual permitió que estos conservaran la
lengua y la mayoría de sus tradiciones hispánicas durante casi 400 años, de manera similar a lo
Escritura alfabeto latino, Hebrew script based alphabet y
que ocurrió en Marruecos. Sin embargo, el tiempo favoreció que se originaran dos versiones del
alfabeto cirílico
judeoespañol: el ladino, hablado en los Balcanes y el haquetía, hablado en Marruecos. Por la
influencia cultural que tuvo el ladino y, desde luego, por el número de hablantes que tuvo, Estatus oficial
mucho mayor que el haquetía, es considerado un espécimen lingüístico muy interesante para Oficial en ningún país; no obstante, goza de cierto
filólogos e hispanistas. reconocimiento en Israel
Regulado Academia Nacional del Judeoespañol
por
Orígenes
Códigos
La lengua hablada por los judíos españoles antes de la expulsión no difería sustancialmente del ISO 639-2 lad
idioma español de la época, aunque tuviera en ocasiones rasgos específicos, particularmente el ISO 639-3 lad (http://www-01.sil.org/iso639-3/documentati
empleo ocasional de léxico hebreo. En las primeras décadas del establecimiento de los sefardíes on.asp?id=lad)
en la ciudad de Salónica coexistían varias de las lenguas habladas en la península ibérica. Era
posible identificar en los diferentes barrios o calls lenguas como el gallego, catalán, asturleonés o
portugués. Sin embargo, la sustancial predominancia de los sefardíes de origen castellano o
andaluz propició que las lenguas anteriores cayeran en desuso, no sin haber ejercido cierta
influencia.1 ​

El judeoespañol posee una gran cantidad de vocablos arcaizantes, en relación con el castellano
actual. Mucho de esto se debe a la falta de dinamismo que tuvo el idioma en los Balcanes, lejos
de España, cuya lengua se enriqueció y sufrió reformas con el paso de los años. El judeoespañol,
por su parte, adquirió vitalidad de la lengua turca y griega principalmente, las cuales lo
enriquecieron y, en cierta medida, modernizaron.

En sus lugares de exilio, los judíos sefardíes mantuvieron la lengua española porque esta era un signo de pertenencia a la
comunidad judía, y en los lugares donde los sefardíes compartían espacio con los askenazíes, como manera de
diferenciarse. Incluso en la Turquía otomana, el español hablado por los sefardíes era conocido como yahudice
(literalmente, judío). Un diplomático otomano que visitó España en el siglo xvii se sorprendía de la lengua hablada en el
país, como lo manifestó en una carta escrita a la Sublime Puerta: «Curiosamente, en España han adoptado la lengua de
los judíos de nuestro Imperio».1 ​

Durante siglos se produjo una abundante tradición oral en judeoespañol, así como una importante obra literaria. Esto lo
lograron gracias a la educación que recibían en judeo-español. Entre los siglos XVIII y principios del XIX la instrucción
de los niños consistía en varias etapas, la maëstra (educación preescolar), la Thalmud-Thora (escuela primaria) en la que
el señor haham (profesor) estaba a cargo de hasta 60 alumnos; la enseñanza se realizaba mientras todos estaban sentados Talmud-torá, escuela hebrea de
en el suelo formando un círculo (haboura) alrededor del profesor. Primero aprendían el alfabeto hebreo, aprendían las primeras letras.

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