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El existir travesti

Traducción al noruego de Las malas de Camila


Sosa Villada

Elena Azcona Pérez

Masteroppgave i spansk
SPA4193
60 studiepoeng

Institutt for litteratur, områdestudier og europeiske språk


Det humanistiske fakultet
Universitetet i Oslo

Veiledere: Jorge Joaquín Locane


og Maximino Jesús Ruiz Rufino

Vår 2022
2
AGRADECIMIENTOS

Escribir esta tesis ha sido un proceso lleno de dudas, muchos errores y muy pocas certezas.
Descubrí hace poco que estudio este máster porque me gusta estar con mis amig*s. También
me gusta entender lo que se quiere decir con lo que se dice me gusta la traducción. Este
Máster de español lo forma el conjunto de personas más vivas y más ruidosas de Sophus
Bugges hus, hablándome y contándome qué querían decir con lo que decían, en todos los
idiomas posibles, todo el tiempo. A todas ellas les debo el interés por conversar con la
traducción.

En primer lugar quería agradecer a mis tutores de tesis, Jorge y Maxi, por brindarme su ayuda
a pesar del camino errático que tomaba mi indecisión y en ocasiones falta de disciplina.
Gracias por la comprensión en un año tan incierto. Quería agradecer también al resto de
profesor*s que me han acompañado a lo largo de estos años en la Universidad de Oslo, en
especial a Álvaro, que no ha parado de avivar, quizás sin saberlo, esa llama que enciende los
proyectos nuevos.

Antes de Noruega, mi cuerpo transitaba por algún otro lugar en el que todavía está una parte
de mí. Gracias papá, mamá y Javi. Du, gracias por siempre dejarme explorar mi sensibilidad
y cocinar contigo, siempre va a ser ese lugar de la casa en el que me siento feliz. Mamá,
gracias por enseñarme que se puede empezar de cero en cualquier lugar, con la certeza de los
vínculos siempre acompañándonos. Broda, eres la otra mitad de mi corazón, gracias por
darme siempre todos los motivos para existir. Eres ese material que sostiene la vida.

A todas las personas que nacieron en Blindern y lo trascendieron. Lucas, muchas gracias por
acompañarme desde los comienzos, gracias por la anarquía relacional y por nuestra forma de
vivir. Siempre amando y siempre libres. Cada día estoy agradecida a mi querida Mery, la
persona más incondicional que he conocido nunca y la más brillante. A veces siento que el
mundo entero aspira a ser como tú. Te adoro. Los niños, Thomas y Birk, por no parar de
hacerme sonreír. La fábrica siempre. Erik, por ser una de las personas más bellas que he
conocido, gracias por dejarme quererte.

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Gracias a la familia: Ana, Luis y Nora. Y a ti, Ana, gracias por esa infinita red de cuidados
que no paras de tejer mientras hablas, eres un perfume de miles de toneladas, un enorme
tesoro. Eres Oslo. Natxo y Kalinka, gracias por vuestra excepcionalidad.

Ocy y Ari, sois un chorro de luz cada día de mi vida, a todas horas. Gracias por ser mi eterno
kohort, por hacerme espacio en el frigorífico, por sentaros conmigo a desayunar. Fuisteis
amor a primera vista. A ti también, Tania, por enseñarme que las metas se pueden alcanzar.

Jair y Kristine, no sabéis lo que supone para mí trabajar a vuestro lado. Os agradezco
hacerme sonreír cada día, en medio del caos, cuando no queremos, cuando llorar no es una
emergencia. Sois el mayor de los sintronkaker.

Eduardo, gracias por ser mi luz. No sé cómo sería mi mundo sin ti. Gracias por no parar de
llamarme, por cruzarte el mapa siempre. María, por amenazar a golpe de cuchillo para que
continúe mis estudios, aquí está mi tesis. Gracias, Christian, por nunca lograr esconder la risa.
Vuestra casa es un hogar. Gracias a Luc, por prepararme para entrar en este lugar. Ángela y
Ana Julia, gracias por buscarnos, por ayudar a reconstruir. Aboli, todo estará siempre lleno de
tu ausencia, que he ocupado con los muebles de una vida feliz. Gracias por tus cartas.

Por último, quería agradecer también a Camila Sosa Villada, cuya literatura me inspiró hasta
el punto de querer preservarla por encima de las lenguas. Gracias por esa poesía gélida,
ardiendo. También a Signe Prøis, por ese fantástico trabajo que son Slemme piker y Camino
Forlag.

A todas, tusen hjertelig takk.

4
Índice
1. Introducción ____________________________________________________________8
1. 1. El tránsito travesti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8
1. 2. Camila Sosa Villada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1. 3. Las malas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .20
1. 4. El existir travesti en noruego: Slemme piker . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
1. 5. Las malas y Slemme piker: ¿Traducción queer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28
1. 6. Preguntas de investigación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

2. Estudios traductológicos: un marco académico_______________________________35


2. 1. Los estudios de traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
2. 2. The cultural turn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2. 3. Traducción queer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39

3. Marco conceptual _______________________________________________________43


3.1. Etimologías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43
3.2. La travesti de Las malas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
3.3. Disidencia gramatical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .49
3.4. Lugar de enunciación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51

4. Las malas y Slemme piker: un análisis basado en la transescritura de Camila Sosa


Villada___________________________________________________________________53
4.1. Presentando Las malas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53
4.2. Traducir Las malas a Slemme piker . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
4.3. Decir travesti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
4.4. Sujetxs transpobres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
4.5. La transescritura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76
4.6. Literaturas pobres y transescritura: El viaje inútil de Camila Sosa Villada . . . . .79

5. Conclusiones___________________________________________________________ 82

5
6
Lo que no es escrito busca hacer nido en alguna parte.
A veces el derrumbe por su peso es tal que se muere de eso:
de lo que hemos decidido callar.

CAMILA SOSA VILLADA

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1. Introducción

1. 1. El tránsito travesti

La custodia del archivo travesti ha estado en manos de diferentes agentes


delimitadores de los cuerpos a lo largo de la historia. Estas instituciones han ido tomando el
relevo a la hora de definir lo que determinados cuerpos y vidas significan, son y no son,
pueden y no pueden hacer. La medicina, la política, las agrupaciones sociales, el credo
religioso y moral, el discriminatorio sistema patriarcal sexo-genérico, la pobreza, el lenguaje,
entre muchos otros actores, todos estos organismos han sido partícipes de la construcción de
la identidad ajena, una identidad otra, que ha visto reducida su existencia a la condición del
no-sujeto, a un ocultamiento legal, social y cultural.
Si nos paramos a observar la apariencia de todas estas variables que mantienen bajo
control la libre circulación de las vidas, es posible ver el carácter estructural de todas ellas y
la forma en que esta naturaleza las dota de omnipresencia y universalidad. En una misma
naturaleza se encuentra el lenguaje, que forma el primer estadío en el que la existencia de las
travestis es discutida, dicha y, por lo tanto, legitimada. El tránsito por la palabra para la
aceptación del tránsito por la vía pública puede ser indispensable para la vida, si la
entendemos como una forma múltiple y diversa de suceder. La historia, el pasado, es una de
las maneras de suceder más estrechamente relacionadas con el lenguaje debido a la palabra
escrita, ya que es su única forma de ser, de permanecer, una vez vivenciada. Elaborar una
cronología de la existencia travesti ayudará a entender sus formas de estar a lo largo de la
historia. Así, podremos acercarnos a las cuestiones del lenguaje de y sobre las travestis que
hoy en día están cubiertas de urgencia y celebración. Comenzaremos por las memorias más
examinadoras de la historia relativamente reciente e iremos hasta las expresiones más
liberadoras de dichas vidas en la realidad actual. Para desarrollar esta cronología del
travestismo vamos a basarnos en la genealogía elaborada por Lohana Berkins en “Un
itinerario político del travestismo” (2003). Los extractos de este capítulo que no hayan sido
extraídos de esta fuente de referencia aparecerán citados.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el travestismo en hombres y en mujeres
comenzó a ser tema de investigación y de producción de información, principalmente en y
desde el ámbito de las ciencias médicas. Este proceso, que parte de una patologización, trajo

8
consigo la criminalización de las llamadas “desviaciones sexuales”, las cuales pasarán a ser
objeto de represión policial en tanto forma de regulación estatal de estas supuestas
“amenazas” a la estabilidad del concepto de familia tradicional. De igual manera, deseos y
afectos tales como la masturbación y la homosexualidad eran contemplados desde el mismo
prisma moral y legal; por ejemplo, fueron tachados de pecado en Inglaterra a mediados del
XIX. Por su parte, en la Argentina, la terminología utilizada para designar a las personas que
expresaban prácticas homosexuales fue la de “invertido sexual”, categoría en la que se incluía
también el ejercicio de cross-dressing. La “inversión sexual” aparece listada en el Cuadro de
la mala vida elaborado por el criminólogo Eusebio Gómez e incluido en el libro La mala vida
en Buenos Aires (1908). Esta obra, Gómez documentó los grupos sociales que exhibían
conductas en contra de los dictámenes “éticos” de la época, en el que compartían espacio
realidades sociales como la prostitución y la delincuencia profesional. En el prólogo del libro,
José Ingeneros define:

Denomínanse genéricamente «mala vida» todas las manifestaciones aberrantes de la


conducta que implican su inadaptación a las condiciones de lucha por la existencia
establecidas por la ética social en determinadas circunstancias de tiempo, modo y
lugar. (Ingenieros, 1908 p. 11, como se citó en Campos, 2009, p. 406).

Entre los años 1920 y 1950, el término travestismo empieza a obervarse desde una
perspectiva psicoanalítica a la vez que comienza a ser utilizado en la literatura. La obra teatral
Los invertidos de José González Castillo, estrenada en 1914 en el Teatro Nacional de Buenos
Aires, da cuenta de la inmersión de la terminología médica en la cultura popular. El término
travesti, entendido como fenómeno independiente, fue acuñado por Magnus Hirschfeld
(1868), transvestit en alemán, a principios del siglo XX (1910) y explicado junto a la
homosexualidad desde la dicotomía estabilidad/variación con respecto a las hormonas
sexuales. Hirschfeld, médico y sexólogo alemán, se definía a sí mismo como científico y
activista. Trabajó, entre otros proyectos, en elaborar un listado de 64 categorías que
conformaban un sistema de clasificación de realidades sexuales. En dicho listado, se
entremezclaban conceptos y niveles como la identidad y la orientación sexual, identidad y
expresiones de género, entre tantos otros.
El término transexual se usó por primera vez por Cauldwell en 1950, que se
diferenció el travestismo desde la ciencia de la endocrinología. El travestismo, la
homosexualidad y la transexualidad fueron incluidos en 1952 en la primera edición del
Diagnostic and Statistical Manual for Mental Disorder. Cabe destacar que la transexualidad

9
fue eliminada del capítulo de trastornos mentales de la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE) recién 2018 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ha
pasado así a formar parte del epígrafe designado como “Condiciones relativas a la salud
sexual”. A pesar del avance que esto supone dentro de la despatologización de algunas
experiencias vitales, la condición de transexualidad aún es denominada como una
“incongruencia de género”. Con este cambio, la nueva definición de trasexual, que en verdad
ha entrado en vigor a comienzos del presente año 2022, será:

Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo


y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de 'transición' para vivir y ser
aceptado como una persona del género experimentado a través del tratamiento
hormonal, la cirugía u otras prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como
se desee y en la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no
puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las preferencias
de género por sí solas no son una base para asignar el diagnóstico1.

En 1948, el endocrinólogo y sexólogo alemán Harry Benjamin comenzó a trabajar


sobre el transexualismo al ser contactado por el sexólogo Alfred Kinsey (1894), cuando éste
le pidió ayuda para estudiar a un “niño” que “quería ser mujer”. La madre del “niño” había
buscado ayuda profesional para así poder llevar a cabo de alguna manera esa transición,
enfrentándose Kinsey a un caso que no había visto nunca anteriormente. Tras reunirse con
“él”, Harry Benjamin llegó a pensar en la posibilidad de que quizás existía otro tipo de
condición además del travestismo, el cual había sido utilizado hasta entonces para denominar
a todas las personas adultas que tenían el deseo de ser del sexo “contrario”. En 1966, Harry
Benjamin publicó The Transsexual Phenomenon, un libro médico en el cual exploraba el
transexualismo no únicamente desde la perspectiva psicológica, sino también desde el punto
de vista de los trastornos somáticos que podían ser tratados desde el campo de la medicina.
Ubicó entonces al travestismo a medio camino entre la “normalidad” y el transexualismo, y
elaboró de esta manera una temprana distinción entre sexo y género. Harry Benjamin
describe estas categorías dentro de un amplio espectro de condiciones diversas, las cuales
podían recibir medicación y tratamiento a diferentes magnitudes, desde tratamientos
hormonales hasta intervenciones quirúrgicas. A pesar de la continua patologización de las
experiencias travestis y transexuales, la distinción e individualidad establecida para las

1
Borraz, M. (2018, 18 de junio). La OMS deja de considerar la transexualidad un trastorno mental. El Diario.
https://www.eldiario.es/sociedad/oms-considerar-transexualidad-enfermedad-incongruencia_1_2065796.html

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diferentes identidades suponía un avance en la legitimación de la diversidad de las realidades
sexuales. Ampliar y subdividir los cuerpos y las existencias abrirá las puertas más tarde a
matizar aún más las realidades de categorías actualmente diferencias como identidad,
expresión, orientación, etc.
En el contexto argentino de los años setenta, surge una eclosión de las
representaciones artísticas de las travestis locales, especialmente en Buenos Aires. Con el
paso del tiempo, Teatrón y Oráculo se convertirían en escenarios afines al destape travesti en
la ciudad porteña. En 1985, se otorga a la policía la competencia de juzgar actitudes
consideradas como escándalos sociales, entre los que se incluía el uso de ropas del sexo
“contrario”. De esta manera, el travestismo y la prostitución podían castigarse con hasta 30
días de arresto. La llamada Ley Orgánica de la Policía Federal estuvo vigente hasta el año
1998, década en que las travestis pasarían a formar parte de la vía pública y los movimientos
sociales. Sin embargo, no fue entonces hasta finales de la década de 1990 que la ley argentina
despenalizó el uso de prendas tradicionalmente asociadas al sexo “opuesto”.
La primera aparición del colectivo travesti en los medios de comunicación nacionales
la lleva a cabo la Kenny de Michellis con su aparición en varios programas de televisión.
Esto supuso el comienzo del desocultamiento de la existencia de este grupo de sujetos
excluidos hasta entonces del campo de lo visible y la esfera pública. A pesar de ser
interpretada entonces como una especie de “personaje pintoresco de la masculinidad”2, la
revelación de Kenny de Michellis abre la veda para el fenómeno travesti en la televisión
argentina y revela también la necesidad de establecer zonas seguras para el diálogo y la
conciliación de las vidas sexuales subalternas en la sociedad visible. Según narra la activista
Lohana Berkins, la lucha política travesti no se empieza a trazar de manera organizada hasta
en año 1990, con la creación de la Asociación de Travestis Argentinas (ATA). Tras un
incidente de violencia policial hacia un grupo de travestis ocurrido en un domicilio particular,
ATA estableció contacto con el activista Carlos Jáuregui, miembro de Gays por los Derechos
Civiles. Jáuregui anima al colectivo a organizarse y las invita a formar parte de la Tercera
Marcha del Orgullo Gay. A pesar de no ser del todo bien recibidas por determinados sectores
de los colectivos de gays y lesbianas, las travestis superaron con creces en número al resto de
participantes en las marchas de ese año, en las que además compensaron la invisibilización a
la que se vieron expuestas durante el proceso de planificación con su llamativa estética
(Berkins, 2003, p. 62).

2
Berkins, L. (2003) “Un itinerario político del travestismo” en Mafía D. (comp.) Sexualidades migrantes.
Genero y transgénero, p. 61. Feminaria.

11
Las conversaciones en aumento con distintos grupos de minorías sexuales derivaron
en el Primer Encuentro Nacional Gay, Lésbico, Travesti, Transexual y Bisexual en la ciudad
de Rosario, Provincia de Santa Fe, donde presentaron la obra de teatro Una noche en la
comisaría. Este momento ya comienza a revelar la faceta artística de la vida travesti como
forma de expresar y de decirse, legitimar y desarrollar su propia existencia. Este modo de
entender la (super)vivencia del travestismo es el que nos llevará más adelante a abordar los
trabajos de la escritora argentina Camila Sosa Villada como sucesos de la cultura y de la
existencia travesti. Ahora bien, en la década de los 90, los modos de narración de las travestis
no encontraron otra manera de comenzar a expresarse que mediante una estrategia de
victimización. Esto difiere de las nuevas formas de expresión artística por parte del colectivo
en la actualidad, que ha comenzado a reivindicar el derecho a la no militancia, como
podremos observar más tarde al analizar la obra.
En el año 1995 y con la llegada de las miradas feministas al activismo de las
identidades sexuales, se crean la Organización de Travestis Argentinas (OTRA) y la
Asociación Lucha por la Identidad Travesti (ALIT). En el sistema binario hombre-mujer, las
travestis deciden desvincularse de los significados de “lo masculino” y de alguna manera
comienzan a incluirse a sí mismas en el lugar de “lo femenino”. En los debates de la
Asamblea Estatuyente que sancionaba la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, el
debate de las identidades sexuales puso el foco en las cuestiones sobre las orientaciones
sexuales, dejando fuera de la conversación a la realidad de las travestis. Éstas comenzaron
entonces a reclamar un debate público sobre las cuestiones de identidad de género. Llegarán
entonces las disputas sobre el Código de Convivencia Urbana, que reemplazaría a los edictos
policiales que desembocaron en abuso y violencia policial contra las travestis por un nuevo
tipo de faltas en las cuales debían intervenir fiscales de la justicia. Esto se suma a la
persecución y acoso de las travestis ejercido por parte de diferentes grupos de vecin*s3, que
afirmaban que la ciudad de Buenos Aires se estaba convirtiendo en una gran zona roja de la
prostitución y constituía un peligro para la convivencia.
En las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina, las travestis
encontraron por primera vez, según narra Lohana Berkins (p. 64), una parte de un “nosotr*s”
mediante la reivindicación común contra el estado de sitio. Si bien es cierto que durante estas
marchas las travestis fueron capaces de formar parte de los espacios públicos diluidas como

3
Utilizaremos el asterisco (*) para sustituir a la “o” en los casos donde la norma gramatical imponga el uso del
masculino genérico. Más adelante hay un capítulo dedicado a la utilización de esta grafía como una de las
formas incluyentes del lenguaje.

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parte de un todo común, Berkins remarca la manera en que esa unión momentánea también
evidenció las la falta de acceso a la democracia que este colectivo sufre en los sucesos de la
historia diaria de la Argentina:

Para las travestis, el estado de sitio es a diario. La rutinaria persecución policial, las
acostumbradas restricciones a circular libremente por las calles portando una
identidad subversiva, los permanentes obstáculos para acceder a derechos
consagrados para todos/as los/as ciudadanos/as del país, entre otros, hacen de la vida
travesti una vida en estado de sitio. Quizá por eso se escuchó a algunas compañeras
que participaron en las jornadas del 19 y 20 decir bajito ahora nos tocó a todos y
todas” (p. 64).

Conviene quedarnos con la idea del (no) acceso a los espacios (públicos), pero sobre
todo y en conexión con lo anterior, con el concepto subyacente de otredad, expresado aquí en
términos de convivencia social y que más tarde vamos a explorar en el contexto de la
convivencia cultural.
Uno de los sucesos destacados de la nomenclatura travesti fue el asesinato de la
activista trans Diana Sacayán en 2015. Más adelante, en el año 2018, el asesinato de Diana
Sacayán pasaría a ser considerado por primera vez como “travesticidio”. Cabe detenerse a
pensar en la extremísima contemporaneidad del nacimiento de estas designaciones y la
importancia que aún tiene el hecho de nombrar, de incluir en el lenguaje a la realidad travesti
para así favorecer la existencia física, permitir los cuerpos. Es importante nombrar el
asesinato de las travestis para no perpetrar dicho crimen también desde el lenguaje. El
término “transfeminicidio”, acuñado desde el feminismo, y “travesticidio”, desde la
perspectiva travesti, no son equivalentes, y su uso va a depender del enfoque y del marco
teórico desde el que se parte. Hoy en día, se define el travesticidio como “la expresión más
visible y final de una cadena de violencias estructurales que responden a un sistema cultural,
social, político y económico vertebrado por la división binaria excluyente entre los géneros.
Este sistema recibe el nombre de cisexismo”4 (Radi, B. y Sardá-Chandiramani, A., 2016).
Otro sucedo fundamental del 2015 es el surgimiento de la ola feminista interseccional
Ni Una Menos, inciada en Argentina y acuñada a partir del fragmento “ni una mujer menos,
ni una muerte más”, extraido de un poema de Susana Chávez (1995), que fue víctima de
feminicidio en el año 2011. Este movimiento se extendería posteriormente al resto de países

4
Radi, B. y Sardá-Chandiramani, A. (2016). Travesticidio / Transfemicidio: Coordenadas para pensar los
crímenes de travestis y mujeres trans en Argentina. Publicación en Boletín del Observatorio de Género.

13
de habla hispana hasta la actualidad, cuyo lema representa la demanda más urgente de los
movimientos y las marchas feministas de los años 20 del siglo actual.
En cuanto a la cuestión de la recuperación de ese espacio público negado, en las dos
primeras décadas de los años 2000 aparecerán, por un lado, una gran cantidad de
publicaciones académicas y, por otro, expresiones artísticas travestis y sobre el travestismo.
En 2004, la antropóloga y activista feminista Josefina Fernández publica la historia del
travestismo en Argentina titulada Cuerpos desobedientes. Travestismo e identidad de género.
En 2007, se forma El teje, primer periódico travesti de Latinoamérica. Aparece Batido de
Trolo (2005) de Naty Menstrual, Gabriela Binder edita el cómic Chicatrans (2014) y Susy
Shock publica el Poemario Trans Pirado (2011). En 2019, la editorial independiente y
autogestiva Puntos Suspensivos editó la primera recopilación de poemas de personas trans*,
travestis y no binaries en español, titulada Antología de poesía trava/trans*/no binarie. La
misma editorial lanzó dos nuevas antologías en formato digital en el año 2020. También cabe
destacar algunas figuras relevantes en las luchas por las identidades disidentes, como son
Marlene Wayar (escritora de Travesti/Una teoría lo suficientemente buena, 2019), Diana
Sacayán (quien colabora en el libro La gesta del nombre propio, 2006) o la ya citada Lohana
Berkins (responsable junto a Josefina Fernández del libro recién mencionado, que trata el
estado de la cuestión de la comunidad trans/travesti en Argentina), entre otras.
En el activismo cultural, encontramos figuras y obras como ya mencionada Lohana
Berkins, Naty Menstrual (y su San Martín homosexual), Gabriela Cabezón Cámara (y su
queerizado Martín Fierro publicado en 2017) y Susy Shock, quien se define como la “artista
trans sudaca”. El boom literario lo impulsan narrativas como Bicentenario (2012), Late un
corazón (2020) de Acevedo, Fatal (2020) de Carolina Unrein y Las Malas (2019), la
narrativa de las travestis del Parque Sarmiento de Camila Sosa Villada, esta última como
figura que populariza esta eclosión literaria de las travestis, la cual será el centro de nuestro
trabajo. Como ha señalado Patricia Alejandra Fogelman en “Travestis migrantes, arte y
religiosidad en la cultura queer de Buenos Aires” (2019):

Estamos en un momento de desarrollo y visibilización de nuevos actores sociales, de


matriz anticapitalista, anticlerical y disidente, que conforman una nueva comunidad
imaginaria, creando discursos que aúnan con lazos a sus miembros en torno a cierto
sentimiento de pertenencia y sufrimiento compartido, con recurrencia al discurso del
amor y la sororidad, mientras intentan una transformación social colectiva, donde el
arte y las nuevas expresiones de sensibilidad los acercan a un encantamiento visible
en sus discursos y performances” (p. 30).

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El discurso del amor y el deseo se encuentra, sin duda, presente en toda la conducta
literaria de Camila Sosa Villada, sobre la cual hablaremos en el siguiente capítulo. Las malas
(Tusquets, 2019) es una novela en la que, además de escribirse sobre las travestis, se
vislumbra el resultado de toda una teoría literaria elaborada por la propia autora en una obra
ensayística previa, El viaje inútil, la cual resulta un material continuador de la energía que
emanan los cuerpos de las travestis y afirmador de la vida. La novela de Camila Sosa Villada
es una prolongación del cuerpo y de la vida de algunos seres, es un organismo vivo de
naturaleza literaria. Por lo tanto, el lenguaje como estructura de dicha vida va a resultar un
elemento fundamental a la hora de abordar los aspectos de su circulación. El transitar de la
obra, el transitar de las travestis, se efectúa por las vías públicas a través de ficciones, que son
el único lugar en el que el existir travesti es autorizado en su totalidad. A su vez, el lenguaje
es un aparato condicionado por otros tantos elementos reguladores, que destinarán parte de
sus funciones a la delimitación y la salvaguardia de la inteligibilidad, esta última situada
como fin capital del intercambio y el suceder de la palabra.
Estos intercambios de la palabra, de la voz, ocurren siempre dentro de un contexto
social, en el que lo dicho arriesga su posibilidad de ser o no incluido como realidad válida,
aceptada, que es el resultado del filtro ejercido por estos órganos reguladores. Uno de los
ejemplos más esclarecedores de las formas que toma la vida del habla cuando sucede es, sin
duda, la negociación lingüística y cultural que se da en los procesos de traducción. Esto se
debe a que esa dinámica latente de pactos de acuerdo y desacuerdo, de lo que se puede o no
se puede decir, cobra una forma explícita a través de las decisiones individuales que el
sistema y la persona que traduce, como intermediari*s, van a tomar.
Los estudios de traducción son entonces un lugar de interés a la hora de observar las
relaciones de poder, las presencias, las ausencias, y la (de)construcción de las identidades
durante el proceso del habla. Así, un material como Las malas y su traducción a otra lengua
va a despertar preguntas sobre qué vivencias y qué barreras están atravesando estas vidas.
Slemme piker (2020), que es como se llamó a la novela en noruego, es una de las muchas
traducciones que se han hecho a partir de la novela de Camila Sosa Villada. La lejanía
geográfica y lingüística que hay entre la cultura de llegada y la cultura de partida hace de esta
traducción un objeto interesante con el que establecer conversaciones sobre el transitar
travesti de Las malas, en este contexto entre la lengua española y la noruega, con sus
correspondientes sistemas lingüísticos, literarios y culturales.
En los próximos capítulos, pondremos en contexto a Camila Sosa Villada y a Las
malas, a la traductora Signe Prøis y a Slemme piker, y a la cuestión de la traducción de sujets

15
travestis (que incluiremos en determinadas ocasiones en el grupo de sujetos queer). Así,
podremos intuir unas preguntas de investigación que serán el resultado de las necesidades
interpretadas de la lectura de todos estos elementos.

1. 2. Camila Sosa Villada

Camila Sosa Villada es una escritora, poeta y actriz nacida en La Falda (Provincia de
Córdoba, Argentina), el 28 de enero de 1982. Su madre y su padre, Graciela Villada y Omar
Sosa, mantuvieron una relación matrimonial que marcaría la infancia de Camila de
alcoholismo y violencia, a lo que también se añade la pobreza de su contexto. A pesar de la
complejidad de esta relación familiar, Camila llegaría a instantes de conexión con su padre
mientras éste le enseñaba a leer y escribir, vínculo que no tardaría en diluirse a medida que
Camila descubre y comienza a desarrollar determinados aspectos de su identidad, en contra a
lo que la institución de la familia autorizaba. La progresiva encarnación de la experiencia
travesti tampoco encontró legitimación por parte de su madre, la escuela o su entorno social.
Estos y otros actores como el sistema de salud, el ámbito profesional, el marco legal y los
espacios públicos expulsaban a esta forma de vivencia de una posible pertenencia a
cualquiera de estas redes de seguridad. Una vez cumplidos los 18 años, Camila se mudó a la
ciudad de Córdoba, capital de la provincia, primero a vivir con su abuela y más tarde, de
manera independiente en una pensión tras conseguir trabajo como mucama.
El plan inicial de Camila Sosa Villada era estudiar biología, pero las solicitudes para
dichos estudios habían cerrado cuando decidió inscribirse y optó por comenzar la
Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba. Tres años más
tarde y al ver que aquel no era el camino que quería tomar, Camila hizo el cambio a la
Licenciatura en Teatro en la misma universidad. Fue durante su época universitaria donde
comenzó a dedicarse al trabajo sexual, primero por casualidad tras ser abordada por el que
sería su primer cliente a la salida de la facultad, y más tarde en lo que progresivamente
desenvocó en sus rondas como prostituta asidua en el Parque Sarmiento durante varios años.
La trayectoria profesional de Camila antes de llegar a la publicación de Las malas ha
tendido constantemente a la búsqueda de nuevos formatos que la autora ha utilizado como
cuerpo de su ficción. Esto nos hace preguntarnos por el rol que su traducción, como un
vehículo más, puede tomar al hablar de la identidad de los personajes de estas ficciones, en

16
este caso los personajes de Las malas. Un punto de inflexión en su vida profesional fue su
actuación en la obra teatral Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti, estrenada en
2009 y dirigida por María Palacios para su trabajo final de Licenciatura en Teatro de la
Universidad Nacional de Córdoba. Dicha tesis indaga en “los mecanismos que permiten
transformar un testimonio de la vida real en un acontecimiento ficcional”5 (Carnes tolendas
retrato escénico de una travesti, s.f.). Con la asesoría de Paco Giménez, María Palacios
encontró en la narración vital de Camila un material para ser ficcionado, entretejido también
con fragmentos de textos de Federico García Lorca. Fue en esta misma época en la que
Camila dio su Charla TEDx, titulada “Profunda Humanidad”6, en la que narra el momento en
el que se le abrió la primera puerta a la prostitución y a la comunidad travesti, junto a la
extrema violencia que las rodea, destacando que también fue una puerta a la red de cuidados
de la comunidad travesti y al primer sentido de pertenencia que experimentó.
La repercusión de Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti la llevó más tarde a
protagonizar la película Mía, estrenada en el año 2011 y dirigida por el guionista y director
argentino Javier Van de Couter. Esta película sitúa de nuevo en el centro de la ficción al
personaje travesti en un habitual contexto de rechazo y marginalidad. En este sentido, vuelve
a comprometer la cuestión identitaria de Sosa Villada con su actividad artística, ahora en un
nuevo medio comunicativo, el cine. En 2014, formó parte de la serie La viuda de Rafael,
donde interpreta a Nina, mujer trans y viuda de un empresario forzada a enfrentarse a su
familia política tras la muerte de su marido en busca de unos derechos que le corresponden.
En el mismo año protagonizó la obra teatral El bello indiferente, con un texto escrito por Jean
Cocteau para Edith Piaf y dirigida nuevamente por Javier Van De Couter, que trata esta vez el
tema del amor no correspondido. En 2015, se estrena Despierta, corazón dormido/Frida, obra
sobre Frida Kahlo escrita por Camila y co-dirigida junto a Érica González. En 2016, dirigió
una obra que trataba la historia de una mujer trans ingresada y abandonada por su madre en
un centro psiquiátrico, llamada Putx madre, de nuevo en colaboración con Érica González.
En 2017, Camila narró la vida de una conocida santa popular pagana en El Cabaret de
la Difunta Correa, como directora, escritora y actriz. Esta historia es conocida en el
imaginario popular argentino y tiene también una fuerte presencia en Las malas, donde se
formula la idea de que el bebé abandonado en el parque que aparece al comienzo de la novela
es el hijo de dicha santa, postulado que ya se proponía en la obra de teatro. Según cuenta la

5
Carnes tolendas retrato escénico de una travesti. (s.f.). Alternativa teatral.
https://www.alternativateatral.com/obra13532-carnes-tolendas-retrato-escenico-de-una-travesti
6
Sosa Villada, Camila. [TEDx Talks]. (2014, 29 de octubre). Profunda humanidad | Camila Sosa Villada |
TEDxCordoba [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=KQDRKphX23M/

17
tradición popular, la Difunta Correa, hija de un guerrero de la independencia, es perseguida
de muerte al terminar la protección que un alto cargo le brindaba a su familia. Ésta decide
marchar con su bebé atravesando el desierto camino a La Rioja en búsqueda de su marido,
perdiendo la vida en el intento. Acorde a la leyenda, la mujer fue encontrada con el bebé
amamantándose de su cuerpo fallecido, sobreviviendo así de forma milagrosa. Más allá de
estos detalles, el mito sobre La Difunta Correa nunca esclarece lo que sucedió con el bebé
luego de encontrarlos; por esta razón, Camila decide hacer su propia interpretación en El
Cabaret de la Difunta Correa. Al final de dicha obra, aparece la figura de la Tía Encarna, que
inspiró el personaje que más tarde desarrolló en profundidad en Las malas. En este cabaret, la
Tía Encarna dice que al bebé de la Difunta Correa lo habían criado las travestis, idea que se
desarrollará luego en la novela y que, de alguna manera, convierte a las travestis en partícipes
de la tradición popular de la nación argentina. En el mismo año de representación de esta obra
de teatro, Camila hace una aparición en la serie policiaca La chica que limpia, en la que
interpreta a una mujer trans que contribuye con su testimonio a la apertura de nuevos caminos
dentro de la investigación de un crimen. Mientras El Cabaret de la Difunta Correa estaba en
cartel, Camila Sosa Villada comenzó a considerar que la historia de La Tía Encarna podía
crecer mucho más y decidió ponerse a escribir lo que más tarde desembocará en la novela que
estudiamos en esta tesis.
En 2015, y por primera vez en formato libro, Sosa Villada lanza el poemario La novia
de Sandro a través de la editorial Caballo Negro (Córdoba), que sería reeditado con notables
modificaciones en 2020 por Tusquets. Estos poemas habían sido publicados originalmente en
Internet en el homónimo blog personal de la autora, y borrados más tarde por ella misma
cuando empezó a tener relevancia mediática para así mantener su pasado personal en la esfera
privada (Farneda, en Arnes, Domínguez y Punte, 2020, p. 4409. La recuperación de este
poemario fue posible gracias a que un lector había guardado gran parte de los textos, rescate
que hizo posible la primera edición del libro en 2015. Con la poesía, se inaugura un nuevo
formato para el desarrollo de las identidades ficcionales creadas por Camila, identidades para
las cuales el amor, el desamor y el trabajo sexual suceden casi siempre al mismo tiempo. La
prostitución es cotidiana, algos que no todas las identidades pueden decir.
En 2018, un año antes de la publicación de Las malas, Camila lanza el ya mencionado
El viaje inútil: Trans/Escritura (Ediciones DocumentA/Escénicas). Se trata de un ensayo en
clave autobiográfica en el cual Sosa Villada reflexiona sobre el propio acto de la escritura. En
este texto, Camila recorre su estética, camina a través de la infancia, la prostitución, el
travestismo y, pese a la redundancia, la escritura, explorando así la manera en que todos los

18
aspectos anteriores se relacionan con esta última, es decir, la escritura. “Un recuerdo muy
antiguo. Lo primero que escribo en mi vida es mi nombre de varón. Aprendo una pequeña
parte de mí” (Sosa Villada, 2018, p. 11), comienza el ensayo. Desde el primer momento,
Camila establece la premisa del lenguaje como parte del ser, como una manera más de la
existencia. En El viaje inútil se desarrolla el nacimiento del lenguaje en Camila, los espacios
del conflicto y los espacios de la identidad. La escritura, fuera de la literalidad y tomando
diferentes formas, va creando lugares para el diálogo entre el peligro y las oportunidades.
La publicación de El viaje inútil fue posible gracias al del escritor y periodista Juan
Forn, quien invitó a Camila a publicar un texto como parte de la colección “Escribir” de
Ediciones DocumentA/Escénicas, de la cual él también participaba:

El viaje inútil arranca anunciando zozobras y maravillas. Con una intensidad y una rabia
inusuales, Camila Sosa Villada ensaya en clave autobiográfica el relato de una deriva que
va de la infancia al posterior ejercicio de la prostitución, el tránsito desde el travestismo al
teatro y el choque con la escritura como lugar de posibilidad y peligro, de expresión de
vitalidad y borramiento (Ediciones DocumentA/Escénicas, s.f.)

Cuando ambos se reencontraron en La Cumbre, localidad de la Provincia de Córdoba,


Juan Forn le pidió a Camila que le enviara lo más “raro” que había escrito hasta el momento7.
La idea de publicar una novela ya había aparecido en las conversaciones que Camila Sosa
Villada había tenido con Forn, a quien conoció en el sexto Festival de Literatura de Córdoba,
en 2016. Camila le envió algunas páginas de Las malas tras el interés que éste había
mostrado en publicar una novela suya a través de la editorial Tusquets. Después de algunos
intercambios más, el texto empezó a tomar forma, y tras aproximadamente ocho meses de
trabajo, fue finalmente publicado en Argentina el 1° de marzo de 2019.
En diciembre de 2019 y después del lanzamiento de Las malas, Sosa Villada publica
su segunda novela, Tesis sobre una domesticación, a través de la editorial La Página (Buenos
Aires). En este libro, trata la fragilidad y complejidad del matrimonio y las relaciones de
pareja. En 2022, Camila publica la colección de relatos Soy una tonta por quererte,
nuevamente en la colección andanzas de Tusquets. Aconsejada por Juan Forn, decide escribir
en este nuevo formato para reafirmar el carácter ficcional de sus obras, que a menudo han
sido asimiladas en clave autobiográfica por los medios de comunicación, especialmente luego
de la publicación de Las malas. En último libro, incluye nueve relatos en los que se

7
Conde, P. (17 de septiembre de 2019). Una mirada sobre la transexualidad. Quién es Camila Sosa Villada, la
escritora trans que ya se traduce al francés. Clarín.
https://www.clarin.com/cultura/camilsa-sosa-villada-malas-escritora-trans-travesti_0_NY-CSCuis.html

19
desarrollan diferentes tramas y personajes: “un padre brutal y alcoholizado (...) una mujer que
se gana la vida como novia de hombres gay. (...) Una travesti latina. (...) Monjas, abuelas,
niñas y perros”, se lee en la contratapa, donde además se revela que son “personajes
extravagantes y profundamente humanos que se enfrenta de maneras tan extrañas como ellos
mismos a una realidad ominosa” (2022).
En uno de los relatos de este volumen, titulado “La merienda”, una abuela le explica a
su nieta las virtudes del color de su piel: “No somos marrones, somos morochas” (p. 118). La
autora describe el poder del uso de las palabras que marcan, que no pretenden “limpiar”:

- Somos morochas porque cuando nos hicieron no les alcanzó la pintura.


- ¿Qué pintura?
- En el lugar donde hacen a las personas no les alcanzó la pintura para darnos ese
color bien renegrido. Íbamos a ser negras, pero en la sección donde dan el color a las
personas se les acabó la pintura. Hay muchas como nosotras en el mundo. Nos dieron
menos manos. A la gente blanca ni siquiera la pintan, o tienen muy poquitas capas de
pintura, por eso se lastiman tanto.
(Ibidem, p. 120)

Sucede lo mismo en el caso de la reivindicación de la palabra “travesti” en lugar de la


terminología “mujer trans”: “El insulto a nosotras nos hizo saber quiénes éramos (...) Trans es
una nomenclatura de la Europa blanca”8 (2021). Esta consigna va a relacionar a las travestis
de Las malas con las travestis de Slemme piker. En el cuarto capítulo hablaremos de la
enunciación en noruego de todos esos rincones del espacio travesti escandinavo.

1. 3. Las malas

Como hemos mencionado anteriormente, Las malas es la primera novela de Camila


Sosa Villada, una ficción basada en las experiencias vitales de las travestis argentinas situadas
en torno a los espacios de prostitución en la Córdoba de los años 2000. El relato ficcional
sobre la realidad travesti le otorga el lugar de una primera persona a una identidad
tradicionalmente relegada al tercer espacio. Esta idea será desarrollada más adelante en
relación con el privilegio de la enunciación de la figura literaria del pícaro renacentista.
8
Jaramillo, G.. [FIL Guadalajara] (2021, 4 de diciembre). El viaje de Las Malas [Video]. Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=fap2kJBclG0

20
Las malas narra el día a día de las prostitutas del Parque Sarmiento y sus
idiosincrasias, aborda “la furia travesti y la fiesta de ser travesti” (Forn, en Sosa Villada,
2019, p. 14). En el relato se abordan los conflictos corporales y emocionales que traen
consigo las rutinas de estas identidades, negadas en la historia y en la literatura. Sosa Villada
describe las consecuencias personales del no existir para una sociedad que hace uso de los
servicios sexuales de unas subjetividades imprescindibles, pero que no quiere nombrar:

Para castigarnos dicen: no las desearán. Pero no podría funcionar la vida sin nosotras
ahí, por fuera de todo. Se derrumbaría la Economía, la existencia salvaje devoraría
todas las normas si las putas no dieran su amor carnal. Sin las prostitutas, este mundo
se hundiría en la negritud del universo (Sosa Villada, 2019, p. 80).

Cuando el personaje principal de la novela, Camila, aparece por primera vez en el


Parque Sarmiento, una de las zonas por excelencia del ejercicio de la prostitución en
Córdoba, es acogida por la manada, el grupo de travestis liderado por la Tía Encarna, la
mayor de todas ellas. Diferentes historias personales se entrelazan en la novela, y uno de los
acontecimientos centrales de la obra será el momento en que este grupo de travestis encuentra
a un bebé abandonado en el parque y decide adoptarlo por su cuenta antes que reportarlo a las
autoridades. La Tía Encarna será la encargada de cuidarlo y bautizarlo como El Brillo de los
Ojos. Este personaje representará en la novela la idea de familia y de una especie de
maternidad subalterna (de esa con la que la Tía Encarna amamanta al bebé “con sus pechos
rellenos de aceite de avión” (p. 26)) y esa dinámica de afectos y cuidados engendrados desde
la exageración, la crueldad y la cotidianeidad.
Las travestis de Las malas encuentran sus “formas de aparecer” (Galligo, 2020) desde
la parte espectral en la oscuridad de la noche del parque, lejos del privilegio de la luz, y desde
la animalidad, vista como una figura desestabilizadora. El ejemplo más claro de animalidad
lo vemos en el personaje de María la Muda, que experimenta una paulatina transformación en
pájara a lo largo de la novela, así como también en el lenguaje que se utiliza para describir a
las integrantes de la manada como perras, lobas y zorras. Este aspecto de Las malas ha sido
asociado, tanto por la prensa como por la academia, al realismo mágico latinoamericano. Sin
embargo, esta es una interpretación con la cual Camila Sosa Villada no está de acuerdo, ya
que no utiliza la animalidad como algo propio del realismo mágico, sino como uno de los
modos de expresión del sujeto travesti: “Eso que tú tomas como un realismo mágico no es
más que el cuerpo de las travestis. Ellas trepaban a los árboles para escaparse de la policía

21
como si fueran gatos (...) sin perder una uña postiza en la trepada” (PlanetadeLibros
Argentina, 2021)9.
En cuanto a algún tipo de religiosidad travesti existente en la novela, Camila Sosa
Villada encontró inspiración en las santas populares, los rituales de lo cotidiano y en un
lenguaje casi ceremonioso a la hora de describir los hábitos de las chicas del Parque
Sarmiento. De este modo, logró construir “una mística que fuera solamente de las travestis,
que no se encontrara esbozada en ningún otro credo sobre la Tierra” (Ibidem).
La representación de las voces y la utilización, incluso reapropiación, de determinadas
las palabras (travas, putos, maricas, etc.) se conciben como medios que cobran toda la
importancia de la novela, donde se reivindica la excepcionalidad travesti problematizando su
propia otredad desde la apropiación y la exaltación: “Me gusta que lo que me enoja pueda
convertirse en una disputa cultural, en una disputa del lenguaje”10. Ya sus ficciones teatrales
habían servido como vías para las formas de existir de las travestis. La exclusión de los
vehículos habituales para (co)existir fuera del espacio teatral y literario convierte al medio
mismo en el tema principal en la expresión artística de Camila Sosa Villada. De alguna
manera, vivir hace el tema:

Escribo obras de teatro para mí, actúo para mí, porque hay una ausencia de personajes
travestis en la historia del drama. Justo donde más abundamos porque es donde se nos
permitía ser nosotras mismas, aunque sea un momento. Quería darme un lugar como
actriz, por eso la escritora socorre a la actriz y le escribe sus personajes. En otros
momentos, los públicos, las entrevistas, las giras, la actriz socorre a la escritora. (...)
El tema de la escritora o la actriz no es el instrumento, que siempre es el lenguaje,
para decir, para callar, para lastimar, simplemente para existir. El tema es el vehículo11
(Sosa Villada, 2020).

Esta teoría va a marcar la línea principal de este trabajo, ya que consolida la


traducción como un medio de expresión y de existencia, y por lo tanto una necesidad de la
vida travesti. La idea de que el lenguaje como vehículo nutre la vertiente ideológica de la
traducción de Las malas, donde al tratar un relato como es el travesti podemos situar nuestro
análisis en un espacio ya enunciado previamente: la disciplina de la traducción queer. Al

9
Ramella, N. [PlanetadeLibros Argentina]. (2021, 4 de febrero). Camila Sosa Villada charla sobre su libro “Las
malas” en Verano Planeta 2021. [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=R0Y5bY8mquw
10
Zuliani, S. [Total es Sábado!]. (2020, 16 de julio). Camila: me hice mujer en medio del fuego, con todo en
contra [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=eAZkl_myjkY
11
Yanke, R. (14 de marzo de 2020). Camila Sosa Villada: “Con mis cuentos intento demostrar de qué clase de
veneno está hecha mi escritura”. El Mundo.
https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2022/03/14/622df86521efa0671c8b4578.html

22
encontrarse esta rama de la traducción todavía en un estadío de constitución y definición,
puede resultar favorable encontrar los matices que Slemme piker le puede brindar a la
definición de sus propias estructuras. La imagen del lenguaje como “vehículo” resulta muy
sugerente al hablar de traducción. El texto traducido se convierte en una ramificación que no
hace más que seguir construyendo la temática que comenzó en Las malas, puesto que las
travestis están ahí “Para ser escritas. Para ser eternas” (Sosa Villada, 2019, p. 123). Así, la
novela tiende a una existencia ilimitada, una naturaleza que además va en común con la de
los estudios de traducción queer, cimentados en torno a la constante deconstrucción y
reconstrucción, y de alguna manera traducción, de sus propias hipótesis.
Como mencionamos anteriormente, Las malas fue publicada por la editorial Tusquets
Argentina, perteneciente al Grupo Planeta, dentro de la colección Rara Avis, y obtuvo
rápidamente una gran repercusión mediática. Los textos pertenecientes a la colección Rara
Avis, que dirigía en aquel momento Juan Forn, tenían como característica particular la de ser
textos “de género inclasificable” (López, 2017)12, ejemplares que por alguna razón no han
encontrado una etiqueta sencilla en el mercado literario. La idea de la inteligibilidad cultural
se presenta, como podemos observar, desde el primerísimo primer nacimiento de esta novela.
Esto evidencia la no-existencia de sujetos travestis en este plano de los espacios públicos, el
de la cultura letrada, y de alguna manera también refuerza la situación de excepcionalidad de
las voces y la poética de la novela, y, por lo tanto, de los cuerpos travestis.
Las malas se convirtió en una de las literaturas travestis argentinas de mayor alcance
internacional, obteniendo una multitud de premios y reconocimientos literarios así como
también sonadas ovaciones en las ferias de libros de diferentes países. En palabras de Camila,
llega a la literatura de los medios “la poesía de la prostitución” (Sosa Villada, 2018, p. 84).
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) de 2020, Las malas
recibió el premio Sor Juana Inés de la Cruz, galardón que busca dar reconocimiento a la
excelencia de las creaciones literarias escritas por mujeres en la lengua española. También ha
obtenido el Premio Finistres de narrativa en castellano entregado por la librería catalana
Finestres (Barcelona, 2020) y el Grand Prix otorgado por la revista francesa Madame Figaro
(2021), que concede tres premios al año a nuevas “heroínas de la literatura”, uno de los cuales
está dedicado a una novela extranjera traducida al francés. Además, Las malas ha sido
nombrado como uno de los cien mejores libros escritos por mujeres por la revista Arcadia

12
López, M. (28 de agosto de 2017). <<Rara Avis>>, una nueva colección de Tusquets dirigida por Juan Forn.
Tiempo Argentino.
https://www.tiempoar.com.ar/cultura/rara-avis-una-nueva-coleccion-de-tusquets-dirigida-por-juan-forn/

23
(Colombia) y también resultó finalista al premio Medifé-Filba como novela del año. Ha sido
traducida a varios idiomas como el alemán, francés, inglés, croata, sueco, italiano y
portugués, entre otros. En 2020, Las malas fue traducida al noruego por Signe Prøis y
publicada por la editorial especializada en traducción de literatura latinoamericana Camino
Forlag, creada por la misma traductora.
A pesar de ser una novela bastante reciente, el imaginario travesti presentado en Las
malas, ha inspirado y sido objeto de varios estudios académicos, como por ejemplo, los
artículos de Cristina Patricia Sosa (“Las malas: visiones de belleza y cuerpos precarizados”,
2019), Agustina Galligo Wetzel (“Formas de la aparición en Las malas”, 2020), Ana María
Gallego Cuiñas (“Sujetxs pobres, narrativas trans / travestis argentinas en el siglo XXI”,
2021), Ignacio Sánchez Osores (“Desencantos y maravillas: comunidad, fracaso y utopía
queer en Las malas”, 2021), Camila Aguirre Vallés y Gabriela Magdalena Timossi (“La
performance identitaria como lucha política: una lectura de Las malas”, 2021), Diego Falconí
Trávez (“Prostitución, violencia y resistencia en Las malas”, 2021), Maravillas Moreno Amor
(“Los límites entre la ficción y la escritura autobiográfica en la narrativa queer: Las malas de
Camila Sosa Villada”, 2021), entre otros. También hay una sección dedicada a la obra de
Camila Sosa Villada en el artículo “Escrituras travesti-trans: ¿cómo hacerse un cuerpo
propio?” (Pablo Farneda), el cual forma parte del volumen Historia feminista de la literatura
argentina (Laura A. Arnés, Nora Domínguez y María José Punte, 2020).
Los estudios sobre Las malas realizados hasta ahora proceden en su mayoría del
ámbito de la literatura desde enfoques queer, con análisis que tratan temas como la pobreza,
la identidad, el lenguaje y la performance. Hasta el momento, no se han realizado estudios
comparativos de Las malas en relación a alguna de sus traducciones, ni tampoco orientados a
cuestiones sobre la recepción o el tránsito de la novela en contextos no hispanohablantes.
Tampoco encontramos trabajos impulsados fuera del habla hispana, a pesar de haber sido
traducida a lenguas de un gran impacto en la circulación cultural, como son por ejemplo el
inglés o el francés. A su vez, y en lo relativo al universo académico construido alrededor de
la novela, el tratamiento que se le ha dado al género literario de Las malas ha ido en la
mayoría de los casos en disonancia con la autodenominación que Camila Sosa Villada usa
para referirse a su propia obra, a la cual ubica en el terreno de la ficción por encima de
cualquier otra lectura:

No, no lo escribí para visibilizar nada ni para militar absolutamente nada. Hay como
una necesidad permanente de tener un diálogo necrológico respecto del colectivo

24
trans y lo que eso hace es mantenernos confinadas en esa marginalidad (...) Bueno, yo
escribí una novela, lo más legítimo que puedo hacer es defender eso como una
escritura hecha por una escritora, no por una prostituta”13 (2019).

Los análisis realizados hasta ahora han partido en cierta manera de la otrificación de
su literatura, que al ser catalogada como una suerte de crónica poética se le dota de una carga
identitaria. Desde esta categoría resulta imposible diluirse entre la comunidad cultural dentro
de las lógicas artísticas comunes. Como dijo Camila Sosa Villada en una entrevista para
Página 12 sobre catalogar:

Siempre hay una marca de identidad que si no te la hacés vos, te la hacen los otros y
en un momento yo me di cuenta de que eso jugaba en contra, incluso para que otras
escritoras travestis escriban y no piensen que sólo se puede escribir desde ese lugar y
no haciendo mundos, haciendo ficción14 (2022).

La constante reflexión de Camila sobre el empleo de la voz que enuncia suscita un


interés sobre qué otras disciplinas, además de los estudios literarios, puede acompañar y
reafirmar la vida de ese recorrido verbal. Como ya hemos mencionado brevemente en el
apartado anterior, la autora incluso escribió un ensayo en el que reflexiona, entre otras cosas,
sobre la importancia del lenguaje para el desarrollo de su propia existencia. En El viaje inútil,
Sosa Villada sitúa a la voz como una herramienta para la vivencia, tanto artística como vital:
“Un recuerdo muy antiguo. Lo primero que escribo en mi vida es mi nombres de varón.
Aprendo una pequeña parte de mí” (Sosa Villada, 2018, p. 11). El lenguaje es, pues, una vida
ejecutora, que delimitará los espacios y los cuerpos a semejanza de lo que se dice y no se
dice. Tan relevante resulta la voz en cuanto al dominio de unos cuerpos sobre otros, que ya en
la conocida propuesta de una sociedad basada en la contrasexualidad15 de Paul B. Preciado
ya habla de los cuerpos reconociéndose entre sí no como hombres ni como mujeres, sino
como cuerpos hablantes (Preciado, 2011, p. 47).
Hay una gran diversidad de canales artísticos que Camila ha encontrado para la
ficción de la voz travesti a lo largo de su carrera profesional: el teatro, la poesía, la música, el
ensayo, la novela, el relato… Se ha abierto para Las malas un nuevo medio de expresión
13
Sousa, G. (2019, 11 de mayo). A solas con la autora de “Las malas”: “Es una novela hecha por una
escritora, no por una prostituta. Infobae.
https://www.infobae.com/sociedad/2019/05/11/a-solas-con-la-autora-de-las-malas-es-una-novela-hecha-por-una-
escritora-no-por-una-prostituta/
14
Hayes, I. (2022, 22 de abril). Camila Sosa Villada: “Hay editores que te dejan pasar cualquier cosa. Dicen
‘pobrecita, es travesti, ¿qué se le puede pedir?. Página 12.
https://www.pagina12.com.ar/416210-camila-sosa-villada-hay-editores-que-te-dejan-pasar-cualquie
15
Idea extraída de su Manifiesto contrasexual (2000), en su edición en español de 2011 (Anagrama).

25
ahora con su enunciación en un nuevo idioma y en una nueva cultura. El fenómeno de
traducir implica una prolongación más de ese hilo de respiración de las chicas del Parque.
Más personajes travestis en la ficción funcionan como nuevos decires, y por lo tanto como
recurso para existir y vivir para más identidades, las cuales han sido socialmente relegadas a
una inteligibilidad impuesta. Es decir, que la traducción expande la circulación de personajes
travestis. Como dijo la autora, “pareciera que hay determinadas regiones, como la familia
pobre, l*s abuel*s analfabet*s, l*s campesin*s y la prostitución, que no están habilitadas para
hacer cultura”16 (2020). Enunciar estas realidades pretende desmontar este tipo de prejuicios.
Una de las motivaciones principales de este trabajo es la de dar voz y nuevos
vehículos a la novela y los cuerpos de Las malas a través de la contribución de material de
análisis, en el contexto académico de los estudios de traducción en general y en el noruego,
en particular. Son muchos los enfoques posibles para el estudio de la circulación entre
lenguas de una obra literaria, pero la inclinación por la cuestión queer viene dada por el tono
disconforme de Camila Sosa Villada con respecto a la ausencia de un espacio político para lo
travesti. Mediante su voluntad por producir a través de una amplia variedad de formatos,
junto a las consecuentes lecturas que esto implica, Camila Sosa Villada halla una manera de
amplificar su propia voz. Partiremos de la idea de que (re)producir una cultura, acompañada
en este trabajo por el cuerpo de la palabra, contribuye a la existencia del discurso y del sujeto
travesti: “Es mentira eso de que todo es político, ya no lo creo más. Creo en la cultura y que
todo es cultural, incluso la política”17 (Sosa Villada, 2016).

1.4. El existir travesti en noruego: Slemme piker

Signe Prøis es la editora y traductora de Las malas al noruego, además de ser la


creadora y directora de la editorial Camino Forlag, que publicó la novela en este país. Prøis
cursó estudios universitarios de español, y cuenta con una trayectoria personal y profesional
vinculada con Latinoamérica. Estudió también sociología, derechos humanos, ley de
refugiad*s y de asilo. Ha vivido en varios países de habla hispana como Argentina, República
Dominicana y Uruguay. También en la ciudad de Nueva York, donde estableció contacto con

16
Zuliani, S. [Total es Sábado!]. (2020, 16 de julio). Camila: me hice mujer en medio del fuego, con todo en
contra [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=eAZkl_myjkY
17
Gilda. (15 de septiembre de 2016). La cultura va un paso adelante. La Tinta.
https://latinta.com.ar/2016/09/la-cultura-va-un-paso-adelante/

26
el Spanglish de la comunidad hispana. Ha trabajado para organizaciones sin fines de lucro
como Kirkens Nødhjelp o Amnesty, como asesora literaria para editoriales noruegas, como
copy editor y periodista freelance. Traduce al noruego tanto desde inglés y desde el español,
principalmente literatura de ficción. Además de a Camila Sosa Villada, también ha traducido
al noruego a escritoras como Samanta Schweblin, Rita Indiana, María Gainza, Isabel Allende,
Emma Reyes y Victoria Eugenia Henao, entre otras.
La editorial Camino Forlag18 fue creada a finales de 2020 y tiene como objetivo la
publicación de literatura traducida desde lenguas romances. Su propósito es abrir un espacio
en el mercado noruego a las literaturas que difícilmente logran encontrar representación en la
industria literaria internacional. Así, pretende dar cabida a narraciones de determinadas vidas,
las cuales pueden ayudar a explicar los desafíos que afectan también, en mayor o menor
medida, a todas las partes del mundo: la desigualdad, la pobreza, la violencia, las
migraciones, el racismo, el cambio climático, la discriminación, las cuestiones de identidad,
etc. (Camino Forlag, s. f.).
Otro de los propósitos de la editorial es el de hacer más personal la toma de decisiones
a la hora de introducir un libro en una nueva cultura, ya que su propósito es involucrar a l*s
traductor*s en todo el proceso de producción de los nuevos textos, dando espacio a sus
propias iniciativas y, de este modo, permitir el seguimiento en todas las etapas del proceso de
selección, traducción y edición. Este tipo de estructura de trabajo no es habitual en la
industria de la traducción, que suele darse de una manera más diversificada y jerarquizada.
En este sentido, son muchos y diversos los parámetros que van a definir las características del
producto noruego desde mucho antes de su publicación: qué texto es escogido para ser
traducido, qué papel tienen la traductora y/o la editorial en esta elección, el alcance del medio
que lo publica, las decisiones específicas que se toman en el proceso de traducción y de qué
manera el texto es recibido en el sistema de llegada.
Si pensamos en Las malas y la probable primera comunicación cultural entre la
novela en español y el mercado literario noruego, podemos situar idealmente a la traductora
como la primera lectora de la obra, la cual va a ser intermediaria entre la cultura de origen y
el público de la cultura de llegada. Una de los parámetros que pueden observarse en un texto
es el tipo de lector* a quien va dirigido. En todos los procesos de traducción, la balanza
tiende a inclinarse hacia uno de los dos frentes posibles, el de la cultura de salida o de la
cultura de llegada, proceso que sucede tanto intencional como inconscientemente. Es*

18
Camino Forlag. (s.f). Kontakt. https://caminoforlag.no/kontakt/

27
potencial lector* es de alguna manera un objetivo buscado, un producto intencional. En el
caso de Las malas, una traducción que pretenda poner el peso en la cultura de salida
perseguirá, a través de decisiones textuales y paratextuales, la mayor empatía posible al
imaginario ficcional travesti argentino. También cabe la posibilidad de que durante alguno de
los procesos de la traducción se busque activar en el momento de la recepción un imaginario
local, el noruego, comparable con el de origen.
Independientemente de las estrategias tomadas en la traducción al noruego de Las
malas, Slemme piker, ya sólo por la existencia de la voz literaria de una figura transpobre
(Gallego, 2021) se van a desestabilizar modelos de representación tradicionales19. Esta
premisa nos ayuda a posicionarnos en el terreno académico que aborda las cuestiones de
traducción e ideología. Dentro de un amplio abanico de enfoques que van a relacionar a esta
disciplina con alguno de los aspectos de su contexto cultural, son muchos los tratamientos
que se pueden dar en torno al estudio de las traducciones y los parámetros que las atraviesan.
Sobre el marco académico de la traducción e ideología, el proceso de la traducción puede ser
tratada como un lugar de reflexión y mediación, como una forma de contribuir con material a
la disciplina al ponerla en comunicación con la traducción de la novela de Camila Sosa
Villada.

1.5. Las malas y Slemme piker: ¿Traducción queer?

Retomando la idea expuesta anteriormente sobre el lenguaje como vehículo, como


vida ejecutora, podemos afirmar que el lenguaje es, como también veremos más adelante en
el capítulo dedicado a El viaje inútil, una forma para la vida y para la creación de la misma,
susceptible de ser (re)formulado:

Las sexualidades se parecen a las lenguas: son sistemas complejos de comunicación,


invención y reproducción de la vida. Como lenguas, las sexualidades son construcciones
históricas con genealogías específicas e inscripciones bioculturales. Al igual que las lenguas,
las sexualidades se pueden aprender. Se pueden articular varias sexualidades como se hablan
varios idiomas. Como sucede a menudo en el monolingüismo, la sexualidad se nos impone en
la infancia y adquiere un carácter de un deseo naturalizado. Estamos entrenados en el
monolingüismo sexual. El monolingüismo sexual es el lenguaje que no podemos percibir

19
Desarrollaremos este concepto más adelante.

28
como un artefacto social, el que entendemos sin poder escuchar plenamente su acento o su
melodía” (Preciado, 2011, p. 28).

El lenguaje cobra un papel relevante en la sexualidad, donde, de acuerdo con el


filósofo español, el monolingüismo, de alguna manera, se asemeja a la heterosexualidad y a
la heteronorma. Aquí hay un puente entre lenguaje e ideología, entre el hablar y el generar
unas identidades y no otras. Estas cuestiones sobre el lenguaje tienen por naturaleza
relevancia a la hora de hablar de los estudios de traducción. Dentro de esta disciplina,
observar las relaciones de poder que ejercen los propios sistemas del lenguaje y quiénes los
ejecutan, las redes bajo las cuales las traducciones suceden, exige hablar desde perspectivas
ideológicas específicas; en nuestro caso, las miradas queer.
Cualquier intento de observar lo queer en los estudios de traducción o incluso de
queerizarlos tendrá lugar dentro de un orden mundial estructurado en el monolingüismo, es
decir, que el monolingüismo representa una ideología lingüística (Kosofsky, 1990, como se
citó en Baer, 2021, p. 29). Esta ideología mantendría entonces la afirmación de que los
idiomas son sistemas unificados, contables, estables, ordenados y bien delimitados (Dutta y
Gramling, 2016, p. 335). La aceptación del monolingüismo por defecto o “neutral” hace
difícil observar el rol que éste tiene en las sociedades contemporáneas, y por lo tanto entender
qué lugar ocupan la pluralidad de lenguas y por extensión las traducciones afirma que el no
traducir una obra es a menudo un sinónimo de resistencia cultural hacia un texto, autor o idea
(Baer, 2021, p. 40). Esto quiere decir que, ya sea por acción u omisión, tanto lo queer como
lo traducido van a ser partícipes de la intervención o represión de voces y narrativas a través
de estos trayectos culturales.
Es indudable que el hecho de traducir rompe obligatoriamente con la norma
monolingüe, independientemente del posible imaginario ideológico subyacente que dibuje
cada traducción particular. Siguiendo e invirtiendo los términos de Preciado, ¿podemos
hablar también de una sexualidad monolingüe? Si continuamos en este campo semántico que
agrupa la identidad de las traducciones y las sexualidades, ¿participa entonces la producción
de traducciones en la pluralidad de subjetividades sexuales? Desde luego, la literatura
traducida ocupa un lugar especial para l*s lector*s queer, en tanto a que los textos traducidos
son capaces de sugerir modelos de otredad que pueden ser utilizados en procesos de
formación de identidades, como es el caso de Slemme piker.
Estas y otras prácticas críticas importadas de los estudios culturales han sido aplicadas
a los estudios de traducción desde la década de 1990. Perspectivas tales como las miradas

29
feministas y los enfoques poscoloniales, llevaron a una serie de nuevas aplicaciones para el
estudio de la traducción, partiendo de un encuadre marcado por la ideología y las relaciones
de poder. Algunos años más tarde, llegaría la perspectiva propiamente queer para consolidar
este momento denominado en los estudios traductológicos como cultural turn, al nos
dedicaremos ampliamente en el capítulo 2.2.
Ahora bien, ¿por qué abordar la traducción de Las malas al noruego desde la
traducción queer y no desde los estudios de traducción en general? Porque la palabra
“travesti” resistió al tránsito de la traducción. El hecho de traducir Las malas puede encontrar
un espacio dentro de los estudios de traducción queer, significar vida queer en otro lugar.
Slemme piker como generadora de vida travesti, un “viaje útil” del travestismo. A partir de
estas conversaciones culturales es posible poner en contacto la traducción de la novela Las
malas al noruego con los estudios de traducción queer y su papel en la circulación de
identidades sexuales. El espacio subversivo de lo indeterminado entre las lenguas, lo
intraducible, es un espacio queer (Spurling, 2017, p. 177, como se citó en Mazzei, 2018,
p.109). Tan inequívocas son las construcciones del lenguaje, que la palabra “travesti”, como
un complejo sistema difícil de alterar sin transicionar hacia otra cosa, ha permanecido en
español en Slemme piker.
Ese espacio de intraducibilidad entre lenguas, la española y la noruega, es un espacio
de investigación e intervención queer. La traducción al noruego de Las malas ofrece un lugar
para un nuevo recorrido de las palabras, en el que vuelven a ser revisionadas y susceptibles
de permanecer estables, ser reformuladas o eliminadas:

Me siento frente a la computadora y es como iniciar un viaje. A veces ese viaje no


sirve más que para no escribir, nada se extrae de algunas expediciones. Escribo y
borro, como antes escribía y tiraba a la basura lo escrito. Eso es tan lindo. Tan lindo
es destruir lo escrito porque una tiene la sensación de estar destruyéndose a sí misma.
Yo le digo un viaje inútil, lo que está en la cabeza y no puede ser escrito. La vida que
no se escribe”, escribe Sosa Villada en El viaje inútil (p. 44).

Hay muchas similitudes entre la traducción y lo queer. Ambas formas son relegadas a
menudo a un segundo plano: la traducción, frente a esa supuesta autenticidad del texto
original y lo queer, en contraposición a las identidades sexuales normativas y hegemónicas.
El universo de la traducción y el universo de lo queer tiene también diversas ramificaciones
en las que el binarismo no encuentra un lugar cómodo y, por lo tanto, no están limitados a una
única solución vital posible. Como apunta Cristiano A. Mazzei, los estudios de traducción y

30
la teoría queer se pueden explorar juntos, como lugares de prácticas performativas y de
mediación (2018, p.108). Y por supuesto, resulta de especial interés ver qué caminos toma la
traducción de lo queer.
Esta relativamente nueva perspectiva dentro de la traductología tiene mucho que decir
sobre cuestiones ideológicas y de identidad al prestar atención a las negociaciones culturales
que ocurren en un proceso de traducción. Aunque no vamos a abordar este trabajo
directamente desde los estudios culturales, la teoría de la recepción o desde los estudios de
género, sí tenderemos a un constante acercamiento. No obstante, el término recepción
tampoco encuentra una definición sencilla y cerrada (Locane, 2021), al igual que lo queer. En
este trabajo, entenderemos la recepción como el conjunto de posibles consecuencias
ideológicas derivadas del modo en que se ha introducido Las malas a la cultura noruega.
Estas consecuencias suceden en respuesta a la toma de decisiones, conscientes o
inconscientes, por parte de diferentes agentes durante el proceso que va a generar este nuevo
producto cultural en Noruega. Éstos pueden ser la traductora, la editorial, la crítica literaria o
el periodismo cultural, entre otros. Dichos elementos intermediarios, de alguna manera, se
encuentran también influenciados por las variables locales que conformaron lo que resultó de
Las malas en la cultura de partida. Por esta razón, debemos estudiar estas intervenciones no
como una serie de negociaciones directas y unidireccionales, sino como una compleja red de
sucesos de la palabra indirectos, pasivos, liberadores, sometidos, etc.
Durante el recorrido de Argentina a Noruega de las identidades de los personajes de
Las malas, van a transitar los matices de una forma de vivencia local, la travesti, atravesada
por un procedimiento global, la traducción. Antes, durante y después de ese trayecto suceden
muchas cosas, y algunas de ellas son las que vamos a observar desde un enfoque
traductológico queer. En otras palabras, observaremos las operaciones específicas de la
traducción de la novela al noruego. Así, este trabajo pretende explorar la representación de
aquellas voces subalternas que, por el hecho de ser traducidas, abren un diálogo entre las
teorías queer y los estudios de traducción, es decir, dentro de la traducción queer. La
traducción aquí no es entendida como un modo de tráfico textual , sino como una manera de
comunicación cultural y como método para comprender la circulación transnacional de
sexualidades queer (Baer, 2021, p. 11). Por lo tanto, cuando en este trabajo hablamos de
traducción no nos referimos únicamente a aquellos intercambios puramente lingüísticos, sino
que hablamos de una forma de interpretación de un contexto cultural. La traducción no puede
observarse simplemente desde el punto de vista textual, sino como una actividad cultural y
social en sí misma.

31
1. 6. Preguntas de investigación

En el proceso de estudio y análisis de todas estas variables surgen multitud de


cuestiones. Por ejemplo, ¿cómo llega el relato de la pobreza travesti argentina a Noruega a
través de Slemme piker? ¿Qué revelan los mecanismos de traducción de Las malas en cuanto
a la construcción de las identidades queer? ¿Qué tipo de contribución supone la traducción de
Las malas al noruego para la consolidación de un queer turn en la disciplina de la traducción?
La hipótesis principal de este trabajo sostiene que Slemme piker, entendida como una
traducción queer, participa de la consolidación de la traducción queer como disciplina.
Pretendemos comprobar nuestra hipótesis examinando los desafíos y resoluciones que pueden
intuirse a partir de la lectura de Las malas y su traducción al noruego. De este modo,
intentaremos develar qué tipo de contribución a la traducción de identidades sexuales supone
Slemme piker.
En primer lugar, haremos un breve resumen sobre el desarrollo histórico de los
estudios de traducción y cómo la llegada de las miradas culturales, y su influencia en las
humanidades en general, afectaron los alcances y perspectivas de esta disciplina. Esta
cronología parte desde la llegada de la teoría del polisistema (Even-Zohar, 1978), cuya
incorporación de nuevos elementos socioculturales a los estudios de traducción desembocará
en lo que se ha denominado como el giro cultural, o cultural turn en inglés Esto dio lugar a
perspectivas más actuales de la traducción sobre género e identidad, que finalmente
encontraron una ramificación hacia la denominada traducción queer.
En segundo lugar, desarrollaremos un marco conceptual donde introduciremos
aquellos aspectos a través de los cuales trabajaremos para preservar la ética de este trabajo, en
el cual se alude constantemente a temáticas sensibles y complejas de conciliar con la propia
terminología. Cuando decimos “queer” para hablar sobre la traducción de Las malas nos
responsabilizamos de la carga irremediablemente política del término. Decidimos pues
sujetarnos a esta palabra, en lugar de utilizar las variantes cuir o kuir, debido a la condición
de las voces representadas en la novela en español y el irremediable eco que esto tiene en las
decisiones sobre la traducción al noruego. Como veremos más adelante, algunos de los
dilemas observados en el proceso de traducción involucran cuestiones feministas, de clase, de
raza y de sexualidad, razones por las que consideramos que hay un tipo de queerness que
debía ser parte estructural de este análisis.
A continuación, realizaremos un análisis de los paratextos de Las malas y de Slemme
piker. Nos referimos al prólogo de Juan Forn a Las malas, el comentario a la traducción de

32
Signe Prøis incluido al inicio de Slemme piker y el ensayo de Ingrid Fadnes al final de la
traducción. Así podremos plantear tanto interrogantes como respuestas acerca del proceso de
construcción de las travestis de Las malas en Slemme piker; preguntas que quizás puedan
aplicarse a los fenómenos de traducción queer en general.
Intentaremos que estas explicaciones al travestismo de la novela encuentren un lugar
de diálogo en el espacio de la traducción queer. Esto nos permitirá, en última instancia,
dibujar trayectos teóricos que puedan aplicarse de lo particular a lo general. A la hora de
analizar estos paratextos, también tendremos en cuenta la propia teoría que desarrolla Camila
sobre el acto de escribir en su ensayo El viaje inútil. Consideramos que los escritos anteriores
a Las malas establecen un diálogo con la novela y, por lo tanto, El viaje inutil nos permite
entender estrategias y modos de conversación entre el texto en español y su traducción al
noruego.
Para explicitar las características de la poética de Sosa Villada, tendremos en cuenta
dos estudios académicos que proponen una lectura de la novela y los otros textos de Camila.
Hemos seleccionado estudios cuyo potencial ideológico (que aceptaremos como inherente a
cualquier forma del uso del lenguaje) da lugar a una maleabilidad (de)constructiva y con
capacidad de enunciar. Se trata de los artículos “Sujetxs pobres. Las narrativas trans/travestis
argentinas en el siglo XXI” (Gallego, 2021) y “Transescritura, cuerpo e identidad en La novia
de Sandro de Camila Sosa Villada” (Mercado, 2021). A través del universo de reafirmaciones
y urgencias extraído de nuestra interpretación de este material, analizaremos parte de los
intercambios realizados en el proceso de traducción a partir de ejemplos concretos de Slemme
piker. De este modo, podremos reflexionar sobre los modos en que lo queer desafía al estatus
dominante desde y a través de los estudios de traducción. Quizás ambas formas de expresión
puedan compartir herramientas en común o advertir de los límites y desafíos que los estudios
traductológicos con perspectiva queer han encontrado hasta el momento. ¿Los desafíos que
observaremos en el proceso de traducción de Las malas dan cuenta de esto? Como una figura
de alguna manera mediadora entre ambos contextos literarios y sociales, pretendo escuchar
las conversaciones entre ambos productos culturales y reparar en qué supone haber trasladado
a la travesti pobre argentina a Noruega a través de una traducción literaria.
Puesto que estos diálogos tienen ramificaciones infinitas, en este trabajo nos
centraremos en dos preguntas fundamentales. Por un lado, qué es lo que el traducir Las malas
puede aportar a la traducción queer y qué dice de la circulación y construcción de identidades
a través del lenguaje. Por otro lado, y a partir del material que supone Slemme piker como
traducción queer, nos interesa indagar cuánto contribuye dicha traducción al paralelismo que

33
ha sido establecido anteriormente por los enfoques traductológicos entre traducción, vida y
travestismo.

34
2. Estudios traductológicos: un marco
académico
2. 1. Los estudios de traducción

En este punto de nuestro trabajo, hemos llegado a entender la traducción no como un mero
proceso lingüístico u operación lineal, sino como íntimamente entrelazada con nuevas formas
de producción textual y cultural, superando la reproducción de un texto de un idioma a otro
(Epstein, B.J. y Gillett, R., 2017, p. 173). Los procesos de traducción son procedimientos
complejos y requieren de conversaciones con otras especialidades para flexibilizar y legitimar
la toma de decisiones. Sin embargo, las teorías dentro de esta disciplina no siempre se han
enfocado de manera multidisciplinar.
Los estudios de traducción han ido poniendo el foco de los debates en diferentes
aspectos a lo largo de la historia, un recorrido temporal que Jeremy Munday describe
ampliamente en Introducing Translation Studies: Theories and Applications (2001). Vamos
entonces a apoyarnos en el desarrollo histórico desarrollado por Munday para desplegar la
cronología de los estudios de traducción a continuación. Esta periodización parte desde el
momento en que se comenzó a formular a la traducción como una especialidad académica en
sí misma y cómo va evolucionando hasta desembocar en los enfoques más actuales, en los
que los estudios y las teorías elaboradas se examinan como inseparables del contexto que las
rodea y, por lo tanto, de otras disciplinas transversales.
Antes de que la traducción comenzara a consolidarse como disciplina académica en la
segunda mitad del siglo XX, en lugar de ser entendida únicamente como un ejercicio
práctico, había sido a menudo relegada a hacer las veces de elemento secundario, una
herramienta más para el aprendizaje de idiomas (Munday, 2016, p. 13). La traducción vista
como instrumento para la docencia explica, en parte, por qué ésta ha sido considerada como
una cuestión secundaria desde el ámbito académico. Los ejercicios de traducción se
utilizaban como medios del aprendizaje y para facilitar la lectura de textos en lenguas
extranjeras hasta que l*s indivídu*s adquirían la habilidad de leer en la lengua original. Este
método, denominado “traducción gramatical” (Cook, 2010, como se citó en Munday, 2016, p.
14), fue cayendo en desuso con el paso de los años, sobre todo debido a la popularización de
otros procedimientos de enseñanza como el “método directo” y el “enfoque comunicativo”

35
durante los años 60 y 70 (Ibidem). Este último buscaba potenciar la capacidad de l*s
estudiantes de aprender un nuevo idioma mediante la replicación de unas “condiciones
auténticas” del uso de dicha lengua dentro del aula. Para ello, el aprendizaje oral solía
priorizarse sobre las formas escritas escritas, además de evitar el uso de la lengua por parte de
l*s estudiantes.
En la década de 1960 en Estados Unidos, comenzó a impulsarse el concepto
“translation workshop”, basado en la lectura y la crítica práctica sobre textos traducidos
(Munday, 2016, p.14). Se empezaron a discutir y establecer los principios y procedimientos
que tienen lugar en el proceso de traducción y de comprensión de un texto. En paralelo a este
nuevo enfoque, se encuentra el de la literatura comparada, que propone el estudio de los
textos literarios entre diferentes países y culturas a través de la comparación, acudiendo
necesariamente a algunos trabajos realizados sobre traducción. Otro campo en el que la
traducción se convirtió en objeto de estudio fue en la lingüística contrastiva, dedicada a la
búsqueda de las similitudes y las diferencias entre las lenguas; es decir, una disciplina para la
que textos traducidos aportaban una enorme cantidad de material
Los enfoques de carácter más lingüístico y sistemático comenzaron a surgir en la
década de los 50 y 60 de la mano de académic*s como Andrei Fedorov (Introduction to
translation theory, 1953), Jean-Paul Vinay y Jean Darbelnet (La Stylistique comparée du
français et de l’anglais : la théorie au service de la pratique, 1958), George Mounin (Les
problèmes théoriques de la traduction, 1963) o Eugene Nida (Towards a Science of
Translating: with Special Reference to Principles and Procedures Involved in Bible
Translating, 1964), entre otr*s. Cabe destacar que Eugene Nida utilizó la palabra “ciencia” en
el título de su libro.
Se ha calificado a The Name and Nature of Translation Studies (Holmes, 1972) como
la declaración fundacional generalmente aceptada de la disciplina (Gentzler, 2001, p. 93,
como se citó en Munday, 2016). En este texto, James S. Holmes presentó un marco general
en el que definió el campo que abarcan los estudios de traducción, y fue presentado más tarde
por el académico Guideon Toury (“In Search of a Theory of Translation”, 1980). Holmes
trazó una descripción del fenómeno de la traducción y también unos principios generales para
predecir dicho fenómeno. A partir de ello, la disciplina traductológica comenzó a configurar
diferentes teorías que situaban, por aquel entonces, el epicentro de los análisis en las
cuestiones puramente lingüísticas.
Los estudios de traducción enfocados desde la lingüística continuaron con fuerza en
Alemania, pero el “concepto de equivalencia” (el “equivalent effect”: a través del cual toda

36
traducción debería perseguir causar el mismo efecto en la audiencia de llegada que en la de
partida) asociado a ellos fue cuestionado y redefinido. A finales de los 70 y comienzos de los
80, tuvo lugar un auge del enfoque descriptivo, cuyo núcleo estaría en Tel Aviv, y a través del
cual Guideon Toury e Itamar Even-Zohar persiguieron la idea del “polisistema literario”. Para
estos teóricos, una obra literaria no podía ser estudiada de manera aislada, sino como parte de
un ramificado y complejo sistema literario. A través de esta teoría explican cómo en la
literatura, la cual pertenece a un marco cultural, social, histórico y literario, existe siempre
una lucha por alcanzar posición privilegiada dentro de este sistema jerárquico.
A principios de la década de 1990, comenzó a hacerse hincapié en una visión del
lenguaje como un acto comunicativo dentro de un contexto cultural, algo que sería también
aplicado, entre otras muchas, a la disciplina de la traducción. Toury y Even-Zohar no fueron
l*s únic*s en destacar las relaciones ideológicas y de poder que suceden en estos procesos de
intercambio cultural; había también un grupo de académic*s con base en Bélgica, de entre l*s
que se incluían José Lambert (1941) y André Lefevere (1945), además de otras
personalidades en Reino Unido como Theo Hermans (1948) y Susan Bassnett (1945). Esta
última editó una colección de ensayos, The Manipulation of Literature: Studies in Literary
Translation (Hermans, 1985), que dio lugar al nombre de la denominada “Escuela de la
manipulación”. El volumen Translation, History and Culture (1990), de Bassnett y Lefevere,
introdujo finalmente el concepto “cultural turn”. A partir de entonces, tuvo lugar a lo largo
de toda la década de los noventa la incorporación de nuevas miradas dentro de los estudios de
traducción. Se comenzó entonces a incorporar cuestiones relativas a la ideología, el género, la
identidad y se profundizó el enfoque poscolonialista para los estudios traductológicos, por
mencionar sólo algunas de las infinitas perspectivas desde las que tratar el fenómeno de la
traducción.

2. 2. The cultural turn

Este trabajo sobre la traducción al noruego de Las malas se enmarca dentro de una de
las tantas miradas sociolingüísticas derivadas del denominado “giro cultural”. Este nuevo
enfoque dentro de los estudios traductológicos puso de manifiesto la influencia que los
estudios culturales tienen sobre la disciplina de traducción, lo cual constituyó una nueva
manera de teorizar la traducción desde esta perspectiva, sin por ello dejar de acompañarla de

37
los elementos que rodean a la parte puramente lingüística y la condicionan, consciente o
inconscientemente.
La mencionada teoría de los polisistemas estaría fuertemente conectada con los
trabajos sobre traducción llevados a cabo por el teórico André Lefevere, que subraya la
importancia de la vertiente ideológica dentro del análisis de los textos literarios. Lefevere
habla del estudio de factores muy específicos que gobiernan sistemáticamente la recepción, la
aceptación o el rechazo de textos literarios, es decir, cuestiones como “el poder, la ideología,
la institución o la manipulación” (Lefevere, 1992, p. 2, como se citó en Munday, 2016, p.
199). Por lo tanto y a partir de considerar a las traducciones como nuevos textos y no como la
reescritura de un “original”, estos mismos parámetros comienzan a aplicarse también a la
literatura traducida. Lefevere identifica dos factores principales que van a controlar los
procesos de traducción: l*s profesionales del sistema literario y del sistema de patronazgo. El
primer grupo marcará parcialmente la poética dominante mientras que el segundo marcará la
ideología. A su vez, dentro de este sistema de patronazgo, Lefevere distingue tres elementos:
el estatus, el componente económico y el ideológico. En los procesos de traducción, además
de reconocer esa faceta ideológica, Lefevere la proclama como como aquélla de mayor
relevancia en el momento de toma de decisiones. Con esto quiere decir que en todos los
niveles del proceso de traducción se demuestra que cuando las consideraciones lingüísticas
entran en conflicto con consideraciones de naturaleza ideológica y/o poética, estas últimas
tienden a ganar (Lefevere, 1992, p. 39, como se citó en Munday, 2016, p. 203). En nuestro
caso, es este factor ideológico el que marcará el planteamiento de este trabajo sobre Las
malas y Slemme piker, en particular en lo que refiere a los aspectos relativos al lenguaje y la
identidad.
Lefevere define a la ideología como el entramado de formas, convenciones y
creencias que dominan nuestros actos (Munday, 2016, p. 201). Es decir, una especie de motor
individual necesario, como sucede incluso en Las malas, para generar cultura, y que no se
puede apagar sin que esa cultura deje de existir. Con ideología en la traducción, Lefevere
hace referencia tanto a la ideología de l*s traductor*s como a la ideología impuesta a éstos
desde el sistema de patronazgo. Dicha ideología, de la mano de la poética imperante en el
sistema de llegada, van a determinar las estrategias de traducción para problemas específicos.
El giro cultural trae consigo la cuestión ideológica a los estudios de traducción, y por
lo tanto puso a esta rama académica en contacto con otras disciplinas. Para ahondar en la
cuestión de la traducción de las voces travestis, que son sexualizadas, racializadas y, antes de
todo esto, negadas, es necesario que otras perspectivas formen parte de esta conversación.

38
Estamos hablando principalmente de las miradas feministas y los enfoques queer, ya que es
aquí donde el marco teórico de una voz travesti traducida debería encontrar un lugar seguro
de enunciación.
Bajo estas premisas, nuestro trabajo puede emprender una exploración en las redes de
construcción de la identidad travesti a medida que ésta sucede a través de las lenguas. A
continuación veremos cómo las miradas feministas y las perspectivas de género en la
disciplina derivaron en la inclusión de la cuestión queer dentro de los estudios de traducción.

2. 3. Traducción queer

Para situar el análisis de Slemme piker en un lugar queer en la línea de los estudios de
traducción es fundamental explicar por qué surgió, cómo se desarrolló y hacia dónde puede
dirigirse lo queer en la traducción y la traducción de lo queer. Desde nuestro ángulo,
consideramos que el hecho de traducir Las malas puede quizás reafirmar la necesidad de la
existencia de esta rama dentro de la traductología. Más adelante, indagaremos en lo que este
material puede aportar y de qué manera esta disciplina ayuda a describir las señales
observadas en algunos de los procedimientos de traducción de Las malas.
Aunque los estudios de André Lefevere abren la puerta a nuevas lecturas dentro del
campo de la traducción, la cuestión cultural resulta mucho más problemática y compleja de lo
que un polisistema literario es capaz de explicar. En Gender in Translation: Cultural Identity
and the Politics of Transmission (1996), Sherry Simon critica el uso simplificado del término
“cultural” para referirse a una realidad tan compleja (como se citó en Munday, 2001, p. 205).
Simon opta por poner el foco de debate en el lenguaje sexista presente en los estudios de
traducción, los cuales arrastran las dicotómicas y tradicionales ideas de fidelidad y
dominación.
Las teóricas de traducción feminista, cuyo epicentro se encuentra en la escuela
canadiense de la década de 1980, comienzan también a ver el paralelismo existente entre el
estatus otorgado a las traducciones y a las mujeres, ambas vistas como inferiores al
texto/género “original”. Esta idea nos acompañará más tarde cuando examinemos los
paralelismos que también se encuentran presentes entre los actos de travestismo y los de
traducción. Los enfoques feministas no traen consigo únicamente las relecturas de los textos
traducidos, sino también las reescrituras como forma de enfatizar su identidad y su posición

39
ideológica. Jeremy Munday da algunos ejemplos citados de las traducciones
Lotbinière-Harwood al inglés, como son el uso de la “e” en negrita para enfatizar lo femenino
en “one”, la utilización de la “m” en “HuMan Rights” para mostrar el sexismo implícito, y el
neologismo “auther” en lugar de “author” al traducir el neologismo francés “auteure”
(Simon 1996, p. 21, como se citó en Munday 2001, p. 206). Esta práctica de intervención en
la ética del texto también está presente en nuestro trabajo a través del uso formas inclusivas
del lenguaje mediante grafías disidentes, el empleo de itálicas, y la utilización de comillas
para subrayar determinadas palabras o expresiones cuya tradición semántica difiere de
nuestro modo de entender su significado en este contexto. Dedicaremos un capítulo más
adelante a explicar todas estas cuestiones.
Investigadoras como Barbara Godard (que editó Collaboration in the Feminine:
Writing on Women and Culture from Tessera, 1994), Susanne de Lotbinière-Harwood
(Re-Belle et Infidèle/The Body Bilingual: Translation as a Re-Writing in the Feminine, 1992),
Luise Von Flotow (Feminist translation: contexts, practices and theories, 1991, Gender in
translation, 2010, Translating women, 2011, Translation and Gender: Translating in the ‘era
of Feminism”, 2016), entre otras, son algunas de las teóricas de la traducción feminista que
exploraron esta disciplina desde una perspectiva de género.
Otro de los enfoques abordados en los estudios de traducción y de género, además de
los aspectos políticos, visibilización y deconstrucción, son las cuestiones sobre lenguaje e
identidad. Un ejemplo es el estudio “Translating camp talk” (1998) de Keith Harvey, donde
conecta las características del discurso homosexual en textos en inglés, francés y también en
traducciones. Harvey observó una tendencia a la apropiación de patrones del lenguaje del
discurso heterosexual y homofóbico por parte de determinados colectivos. A partir de ello,
estableció una relación de las características lingüísticas del camp talk con cuestiones de
identidad cultural a través de la teoría queer. De esta manera, lo camp no sólo evidencia los
valores hostiles de las instituciones heterosexuales, sino también su aspecto performativo,
que hace a la comunidad gay visible y le permite manifestar aspectos de su identidad a través
del lenguaje (Munday, 2001, p. 207). Esta propiedad performativa del lenguaje es la que nos
va a permitir entender las implicaciones que la traducción de Las malas a otra lengua puede
tener sobre lo que determinados términos y expresiones representan en los diferentes sistemas
literarios y culturales.
Por otra parte, y muy relacionado con la reconsideración de las realidades
representadas en la lengua y en los textos, surge el enfoque poscolonial dentro de los estudios
de traducción, lo cual permite repensar la manera en que éstos pueden hablar sobre las

40
relaciones de poder. Tal como señala Jeremy Munday (2001, p. 208), la traducción feminista
contemporánea ha convertido al género en un espacio propicio para un consciente proyecto
transformativo, uno que reformula la condición de autoría textual (Simon, 1996, p. 167).
Como podemos comprobar, los estudios culturales ofrecen a la traducción una
comprensión de las complejidades del género y la cultura (Ibidem, p. 136). Dentro de este
espacioso marco académico, la performatividad de las subjetividades encuentra lugar para la
reafirmación y la continuación de su performance mediante el estudio del viaje de su
vocabulario poético. En nuestro caso, la representación de una performatividad literaria queer
al traducirse.
A pesar de la llegada tardía de lo queer en los estudios de traducción, como explican
Brian James Baer y Klaus Kaindl en su innovador Queering Translation, Translating the
Queer (2017), la academia no tardó en recuperar el tiempo perdido durante las dos primeras
décadas de los años 2000 con multitud de análisis y publicaciones. De entre los títulos más
relevantes, vale la pena destacar In Other Words (Epstein, 2010), Re-engendering Translation
(Larkosh, 2011), Sexology and Translation (Bauer, 2015), Translating Transgender (Dutta &
Gramling, 2016), Queer in Translation (Epstein & Gillette, 2017), What is Queer
Translation? (Kedem, 2019), Queer Theory and Translation Studies. Language, Politics,
Desire (Baer, 2021) y Translation and LGBT+/Queer activism (Baldo, Evans & Guo, 2021).
Estos primeros agentes que intervinieron en la construcción de una perspectiva queer
la abordaron, no obstante, desde puntos de vista y necesidades diferentes. Baer y Kaindl
deciden explorar la manera en que la teoría queer puede cuestionar los modelos dominantes
de la teoría y la práctica de la traducción (2018). Otr*s grandes en la materia, B.J. Epstein y
Robert Gillett, ahondaron en el sentido sexual de la palabra queer, el que alude a las
identidades no normativas. En el texto“Sexuality and Translation as Intimate Partners?
Toward a Queer Turn in Rewriting Identities and Desires”, incluido en el volumen Queering
Translation, Translating the Queer. Theory, Practice, Activism (Baer y Kaindl, 2018), José
Santaemilia sugiere que un “queer turn” en los estudios de traducción puede favorecer la
crítica y la reflexión tanto de la sexualidad como de la traducción, vistas ambas como
categorías.
Como establece José Santa Emilia, la traducción es utilizada con un doble propósito:
problematizar sobre las identidades sexuales y desarrollar una política queer a través de la
traducción (1017, p. 18). Una consecuencia de este giro queer es la manifestación de la
textualización de las identidades y de los deseos, a la vez que la aparición de herramientas
analíticas y enfoques que ayuden a examinar estas textualizaciones (Ibidem, p. 13). El idioma

41
al que se “reescribe” y la manera en que se hace son sucesos de la literatura y por lo tanto
participan ambos en la construcción de parte de la realidad cultural. Los estudios queer y los
estudios de traducción pueden informarse el uno al otro a la hora de analizar la representación
de lo queer en diferentes partes del mundo (Mazzei, 2018, p. 108). El hecho de traducir al
denominado como “Sur Global”20 tiene una irremediable responsabilidad ideológica, a la cual
se puede resistir o asumir desde un activismo que se desarrolla antes, durante y después del
acto de traducción de la travesti prostituta argentina.
El resultado de una fusión de áreas en diálogo, “traducción queer”, involucra dos
disciplinas, y la forma en que éstas se relacionan sigue siendo objeto de estudio. Nir Kedem
problematiza la definición de la traducción queer en “What is queer translation?” (2019),
donde la describe como un objeto de “crítica inmanente” que desafía las nociones
pre-establecidas tanto del concepto queer como el concepto de traducción (p. 159). Esto
convierte a los estudios queer y los estudios de traducción en herramientas recíprocas para su
propia (re)definición, la una conversando con la otra reafirman su naturaleza
de(constructiva), disconforme y en constante estado de cambio; es decir, continuamente
performativa.
El cuestionamiento y la evolución como propiedades constitutivas de la disciplina de
la traducción queer se integran en el discurso y el ejercicio artístico performativo de Camila
Sosa Villada. A través de dicho discurso, Camila logra superponer el acto de escribir, el de
travestirse y el de existir. Como cuenta la propia autora en El viaje Inútil: “Mi primer acto
oficial de travestismo no fue salir a la calle vestida de mujer con todas las de la ley. Mi primer
acto de travestismo fue a través de la escritura” (p. 35). En Las malas, el travestismo se
convierte una vez más en sujeto, medio y objeto de la narración, conformando así un espacio
de nuevas disoluciones identitarias. De nuevo el travestismo (se) escribe.
En 2020, la novela se traduce, de entre otros tantos idiomas, al noruego, como Slemme
piker. El travestismo (se) traduce.

20
Se trata de un término acuñado por Carl Oglesby en 1969 y utilizado como alternativa a “Tercer Mundo” o
“países en desarrollo” desde comienzos del siglo XXI.

42
3. Marco conceptual

3. 1. Etimologías

Antes de adentrarnos en el análisis de los textos, conviene abordar las definiciones de algunos
conceptos básicos relativos a la identidad y las expresiones de género. Algunos de estos
conceptos son de naturaleza compleja y sensible, y van a reiterarse con frecuencia a lo largo
de este trabajo, por lo cual nos resulta importante dedicar un capítulo a matizar el significado
de estas palabras. Estos términos son a menudo utilizados de manera fluida e intercambiable,
y pueden aplicarse en diferentes contextos sin que necesariamente signifiquen lo mismo en
unos y en otros. Es decir, están en constante movimiento y redefinición. Esta propiedad no
hace más que favorecer la condición abierta y flexible de nuestro terreno de estudio. Al
mismo tiempo, acotar los significados que varían tanto de unos ámbitos a otros permite, en
primer lugar, legitimar la existencia de un gran estado de la cuestión de las palabras de lo
queer; en segundo lugar, partir de una norma que así, una vez delimitada, es susceptible de
ser cuestionada y transgredida.
Las definiciones de los conceptos que vamos a desarrollar a continuación han sido
obtenidas de la “Guía para el tratamiento periodístico de identidades de géneros, orientación
sexual e intersualidad” (2016), elaborada por la Defensoría del Público de Servicios de
Comunicación Audiovisual de Argentina junto a organizaciones de lucha por los derechos de
lesbianas, gays, travestis, transexuales, transgénero, bisexuales, intersex y queer
(LGTTTBIQ), profesionales de los servicios de comunicación audiovisual y especialistas en
temáticas de géneros y sexualidades (Anónimo, 2016, p. 4)21. Además de aportar las
definiciones a continuación, explicaremos la manera en que estos términos van a ser
utilizados durante este trabajo.
El término trans es un concepto paraguas que engloba una gran variedad de
identidades, como transexual, travesti, intersex, dragqueen, etc. Transgénero es una identidad
concreta y disconforme con los roles masculino y femenino, aunque pueda moverse entre
estos dos. No vamos a utilizar la palabra trans al hablar de las identidades de Las malas ya
que se trata de un término ante el cual Camila Sosa Villada se posiciona desde la
disconformidad y opta por nombrar a los personajes protagonistas de su novela como
21
Anónimo. (2016). Glosario. En Defensoría del Público (Eds.), Guía para el tratamiento periodístico
responsable de identidades de géneros, orientación sexual e intersualidad (pp. 44-45).

43
travestis. En una entrevista para Indiehoy, Camila afirma que, para ella, el término travesti
“es como la palabra ‘puto’. Una palabra que, a fuerza de trabajo, floreció. Dio más de lo que
se esperaba de ella. Podría decir que fue una apropiación, pero entiendo que hay algo más,
una relación íntima con el insulto”22 (2022).
Debido a la importancia que cobra este término para el análisis que vamos a realizar,
la cuestión travesti va a ocupar una sección propia dentro del marco conceptual que estamos
desarrollando. Ahora bien, utilizaremos el término trans en contadas ocasiones para referirnos
principalmente a una identidad transgénero, que en nuestro caso específico va a hacer
referencia a una identidad travesti sujeta a una determinada condición de género, raza y clase.
Esta identidad se ubica también dentro del abanico queer, el cual explicaremos más adelante.
Respecto de la diferencia de alcances y sentidos entre los términos travesti y trans, ayuda
volver a las palabras de Camila:

Yo decía travesti, después cuando vi que era un poco más higiénico decir mujeres
trans, comencé a decir mujeres trans. Y después en algún momento la sola vocación
de hacer la contra me llevó a plegarme por usar la palabra travesti. Hay muchas
mujeres trans que no pueden nombrarse travestis. Y no es por una cirugía que te
hayas hecho o por el grado de intervenciones hormonales que pueda llegar a tener tu
cuerpo, sino por una cuestión de circunstancia, de modo de vida, una disposición en
contra tuyo del mundo que hace que vos te termines nombrando de esa forma”23 (Sosa
Villada, 2022).

Por su parte, queer hace referencia a un término general y se usa para denominar a
sexualidades e identidades disidentes que van más allá de lo LGBT. Originalmente, el
término queer fue utilizado para nombrar de manera despectiva a personas homosexuales en
contextos de habla inglesa. El término fue apropiado por el colectivo gay norteamericano
como forma de reivindicar su orientación sexual y sería más tarde utilizado también en
Latinoamérica. “Actualmente el término ha adquirido un contenido fuertemente político y
vinculado en general a la disidencia sexual, especialmente desde la década del ‘90”
(Anónimo, 2016, p. 43). Este concepto es muy favorable a la hora de enmarcar algunos
aspectos de este trabajo, ya que da pie a una mayor acomodación a las investigaciones

22
Mastruzzo, S. Camila Sosa Villada: “No admiten que las travestis puedan hacer mundo o lenguaje”. (2022, 4
de marzo). Indiehoy.
https://indiehoy.com/libros/camila-sosa-villada-no-admiten-que-las-travestis-puedan-hacer-mundo-o-lenguaje/
23
Camila Sosa Villada: “Escribo cursilerías sobre las luchas que libran las personas contra la pobreza”.
(2022, 10 de abril). El Ciudadano.
https://www.elciudadanoweb.com/sosa-villada-escribo-cursilerias-sobre-las-luchas-que-libran-las-personas-cont
ra-la-pobreza/

44
teóricas que ya han utilizado el término anteriormente dentro de los estudios de traducción.
Además, la palabra queer se mueve cómodamente entre lo social y lo teórico. Este término
será utilizado en contadas ocasiones para referirnos a sujetos travestis o trans como
comunidad, y será principalmente usado como adjetivo para delimitar una posición o una
contextualización teórica. Partiremos de que lo global de lo queer conecta con lo global del
acto de traducir, y desde ahí observaremos unas cuantas conexiones más.
No utilizaremos las terminologías transgénero, transexual o mujer trans en el caso
particular que nos ocupa ni haremos alusión a formas de nombrar lo queer y lo trans tales
como disidencia sexual o disforia de género. Además, utilizaremos la palabra queer en
tipografía redonda, como un modo de apropiación del vocablo anglosajón para la teorización
en lengua hispana, favoreciendo así la fluidez del intercambio de lenguas durante el discurso.

3. 2. La travesti de Las malas

Encontrar una definición inequívoca para el término travesti es una tarea compleja y
al mismo tiempo restrictiva, algo que va en contra de su naturaleza emancipadora. De todos
modos, trazar algunos límites maleables puede resultarnos útil a la hora de delimitar el objeto
de nuestro estudio. Esta definición puede abordarse desde distintas vertientes, que
normalmente van a aludir a diferentes aspectos de la relación del cuerpo con su contexto.
Siguiendo con el glosario del que hemos partido en el anterior capítulo para el resto
de definiciones, cuyas directrices semánticas tratan una perspectiva más social, vamos a
definir travesti como:

Persona que siente una discrepancia entre su género y el sexo que le fue asignado al
nacer, el masculino. El término es de uso específico para el caso de los países del
Cono Sur. En general, se entiende que las travestis expresan algunos aspectos
asignados por la cultura al rol de lo femenino y realizan algunas intervenciones
corporales con el objetivo de expresar esos rasgos (uso de siliconas y hormonas, entre
otras). En tanto su origen está vinculado tanto al discurso psiquiátrico como al
policial, travesti tiene una fuerte dimensión política. La persistencia de su uso
obedece a una re-significación del término que está en estrecha relación con la
memoria de las luchas llevadas adelante por el colectivo de travestis contra la

45
persecución y la violencia institucional, especialmente la policial. Muchas travestis no
se identifican ni como mujeres ni como personas trans (Ibidem, p. 44).

Es importante pensar en “las travestis y en las mujeres trans como grupos


diferenciados, para así poder reconocer la especificidad de su identidad y de sus expresiones
de género, y de esta manera atender también a las particularidades de los crímenes
perpetrados contra ellas” (Radi y Sardá-Chandiramani, 2016, p. 4). A pesar de la indudable
necesidad de configurar en el lenguaje las vivencias de los cuerpos diversos, este tipo de
definiciones se encuentran a menudo ancladas en sistemas dicotómicos y binarios, que
restringen las identidades a una serie de parámetros concretos que pueden excluir muchas
otras maneras de existir. Estas descripciones tienden a reducir las vivencias disconformes a
atributos como la genitalidad, la orientación sexual y la posición de simpatía o rechazo hacia
las expresiones hegemónicas de género. Además, este tipo de identidades definidas de una
forma tan material pueden resultar difíciles de aplicar en el espectro literario. Como expresa
Lohana Berkins sobre la vivencia travesti:

Muchas cosas hacen a una persona y no sólo la circunstancial realidad de sus


genitales. Ser transgénero es tener una actitud muy íntima y profunda de vivir un
género distinto del que la sociedad le asignó a su sexo. No se trata de la ropa, el
maquillaje o las cirugías... Se trata de maneras de sentir, de pensar, de relacionarnos y
de ver las cosas. Este género, de alguna manera elegido o autoconstruido, no debe ser
uno de los dos géneros que impone el sistema patriarcal. Nosotras pensábamos que
nuestra única opción si no queríamos ser varones era ser mujeres. Es decir, si para ser
varones había que ser masculinos, al no querer adoptar las características masculinas
como propias pensamos que nuestra única opción era la única otra existente: ser
mujer femenina. Hoy tratamos de no pensar en sentido dicotómico o binario.
Pensamos que es posible convivir con el sexo que tenemos y construir un género
propio, distinto, nuestro (2003, pp. 66-67).

En El género en disputa: feminismo y la subversión de la identidad, Judith Butler


explica que

la actuación de la travestida altera (…) tres dimensiones contingentes de corporalidad


significativa: el sexo anatómico, la identidad de género y la actuación de género (…)
La travestida muestra el carácter diferente de los elementos de la experiencia de
género que erróneamente se han naturalizado como una unidad mediante la ficción
reguladora de la coherencia heterosexual. Al imitar al género, la travestida manifiesta

46
de forma implícita la estructura imitativa del género en sí, así como su contingencia
(2002, p. 269).

En este sentido, el travestirse puede ser una manera de desnaturalizar las normas,
inclusive aquellas que rigen la forma en que configuramos las definiciones. Esta forma de
entender el travestismo refiere a la propiedad performativa, la cual resulta más explícita, por
el visual de sus “inteligibilidades”, en el cuerpo travesti que en los de otras corporalidades
(Ibidem). Desde otra tonalidad, podemos intentar describir el travestismo como una suerte de
estadío que sucede al mismo tiempo que el lenguaje, como un tipo de existencia, la cual
puede reproducir vidas afines evidenciando el carácter performativo de las identidades que
atraviesan el cuerpo.
Estas nuevas formas de no pretender atrapar las particularidades en lo verbal, de no
encarcelar los distintos rincones de las identidades, se pueden aplicar en las negociaciones
que se producen en los procesos de traducción. Esto va a darse desde las conversaciones que
suceden entre el cuerpo del relato y las diferentes decisiones que se ejercen sobre él dentro de
un mundo imaginado. La visión de la identidad como una construcción cultural, es decir,
como una actividad performativa, puede ponerse en paralelo a la construcción del género
literario, y también a la construcción del nuevo texto traducido. Esta vertiente de las premisas
sobre la performatividad del género de Judith Butler son útiles a la hora de establecer una
arena teórica entre la literatura, la traducción y las travestis, aunque no necesariamente
determinen el caso literario de Las malas, ni mucho menos diga algo sobre Camila Sosa
Villada.
La palabra travesti, como hemos mencionado anteriormente, es uno de los conceptos
clave para formar el tratamiento ideológico de este trabajo. La razón por la que esta
definición se encuentra dentro de un marco conceptual y no teórico es porque entendemos
que queda ahí, en aquella posición que Camila Sosa Villada le otorga en cada momento
literario. Es decir, es una forma de decir que pertenece más bien a la práctica que a la teoría.
Además, el término travesti va a ser desarrollado más tarde como marco teórico durante el
análisis de la traducción de Las malas desde la idea de transescritura formulada por Sosa
Villada en El viaje inútil.
Además de los parámetros mencionados sobre el término, para entender las
especificidades de la palabra travesti en su aparición en Las malas y su permanencia en
Slemme piker es imprescindible reconocer también su dimensión poscolonial. Hablar de las
travestis argentinas sin aludir al conjunto de opresiones a pesar de las cuales se nombran,

47
haría que no observáramos el hecho de su traducción como una conquista queer. Tal como
declara Susy Shock en una entrevista para la Cátedra Autónoma de Comunicación Social y la
Cooperativa de Trabajo LaVaca:

nuestro país es colonizado, por eso yo digo: ‘Soy sudaka’, porque yo me veo acá. No
sé cómo será ser travesti en Suiza, pero yo soy acá y en realidad estoy atravesada por
esa conquista (...) Porque es pensarnos desde este continente, desde nuestras lógicas.
Si no, digamos, es dar por naturalizado un mundo sin entender que es un mundo que
aplastó a otros mundos. (Wayar, 2021, pp. 60-61).

A su vez, como aporta durante la misma conversación Marlene Wayar, la persona


trans es “la traducción política de lo travesti”. Por lo tanto, utilizar trans en lugar de travesti
es una forma de higienizar la palabra, de negarle la “soledad travesti”24 (Wayar, 2009). En un
contexto de comunicación entre Noruega y Argentina, Camila repone aspectos de la realidad
travesti argentina a Robin Leander Wullum en una entrevista25 realizada durante un diálogo
organizado dentro del programa del Oslo Pride 2021:

Aquí nuestra historia [la argentina] está un poco más ensangrentada, en verdad. Es un
poco más dolorosa. La historia de las travestis latinoamericanas, sobre todo, porque
hemos sido además silenciadas por las organizaciones homosexuales y de lesbianas,
incluso ahorita estamos siendo violentadas también por algunas ramas del feminismo
que nos expulsan nuevamente de la vida política. (...) La misma rabia de las travestis
latinoamericanas ha sido la que ha hecho que algunas estemos hoy en el lugar en el
que estamos. Yo, por ejemplo, como escritora.

El hecho de que Camila explique las singularidades travestis de Argentina en relación


a la situación noruega nos brinda una guía de las diferencias más esenciales a la hora de
analizar el texto en noruego. Dicha diferenciación despierta nuestro interés sobre los procesos
que atañen a la cuestión del lenguaje travesti en general y a la palabra travesti en particular.
El contexto de la traducción tiene mucho que revelar sobre la excepcionalidad travesti de Las
malas, indagando en el desenlace resultado de trasladar los distintos términos y expresiones
al noruego.
Utilizaremos por lo tanto la palabra travesti para referirnos a esas identidades
presentes en la obra literaria de Camila Sosa Villada y, cuando tenga relevancia para el

24
Habeas Corpus. (2009, 28 de julio). MU. https://lavaca.org/mu26/habeas-corpus-2/
25
Wullum, R. [Camino Forlag]. (2021, 24 de junio). Litterær samtale med Camila Sosa Villada (Norsk
teksting)/Conversación con Camila Sosa Villada. [video]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=JpDEsJoOFI8&t=331s

48
discurso conceptual de este trabajo, a la propia vivencia personal de la autora. Camila intenta
proteger la condición “antihigiénica” de la palabra durante su discurso artístico y personal, y
así salvaguardar de alguna manera su derecho a la vida y a la escritura.
Teniendo entonces en mente todas las marcas, ornamentos, ofensas y significaciones
de la(s) palabra(s) travestis en Las malas, vamos a enfocar el análisis de Slemme piker como
la exploración un espacio marcado por la muerte, la mierda, el semen, la prostitución, la
noche, el frío, el soborno, la sangre, la miseria y el rechazo (Sosa Villada, 2022)26.

3. 3. Disidencia gramatical

En el año 2018, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y la Asociación de


Academias de la Lengua Española (ASALE) publicaron el Libro de estilo de la lengua
española según la norma panhispánica. En dicho manual, elaboraron las instituciones que
buscaban ayudar a explicar y resolver de manera sencilla las diferentes dudas que aún
persisten en lo relativo a la gramática y la ortografía del idioma español. Dentro de este libro
de consulta aparece, entre las muchas otras temáticas que se abordan, un pequeño espacio
dedicado a las cuestiones sobre el lenguaje y el género:

En español el género masculino, por ser el no marcado, puede abarcar el femenino en


ciertos contextos. De ahí que el masculino pueda emplearse para referirse a seres de
ambos sexos, como en Tengo cinco hijos: cuatro niñas y un niño. Desde un punto de
vista lingüístico, no hay razón para pensar que este género gramatical excluye a las
mujeres en tales situaciones” (Real Academia de la Lengua Española, 2018, p. 21.
Énfasis propio)

Dentro de la definición que se hace referencia a las personas, habla de los sexos sin
mencionar los géneros y se explica la manera en que, de acuerdo a la RAE, la utilización del
masculino gramatical no excluye a las mujeres. No sabemos, pues, si excluye a las travestis.
La Real Academia Española se abstiene de dar una definición para el género
gramatical con una perspectiva agiornada a los debates actuales, y aporta una descripción
estrictamente lingüística: “Sexo: condición orgánica de un ser vivo por la cual es masculino o

26
La cita forma parte del comentario introductorio que Camila Sosa Villada escribió para Bad Girls (2022), la
traducción al inglés de Las malas realizada por Kit Maude y publicada en Estados Unidos.

49
femenino. NO CONFUNDIR con género (‘propiedad de los sustantivos y de algunos
pronombres por la cual se clasifican en masculinos, femeninos o neutros’)” (RAE, 2018, p.
455). Dentro de la gramática distingue entre sexos y géneros, sin dar tampoco una definición
de lo que “condición orgánica” significaría. Además, no dedica un espacio para la aclaración
de estos términos aplicados cuando son aplicados a las identidades humanas. Como
consecuencia de la indefinición e intercambiabilidad de categorías, esta especie de glosario
hace imposible establecer paralelismos entre el lenguaje gramatical y el lenguaje de las
identidades, para así poder entender las zonas de conflicto. De esta manera, la RAE invalida
los argumentos sobre las relaciones de dominación y de poder en el lenguaje y la necesidad
de encontrar posibles lugares de consenso entre la lengua y determinadas voces.

Desde el punto de vista de la gramática, el género gramatical nada tiene que ver con
el sexo de las personas, sin embargo, cuando revisamos las terminaciones de las
palabras que designan a las personas, el género coincide en su mayoría con el sexo
(Guichard, 2015, p. 45)27

Dentro de las herramientas teóricas que pretende brindar la RAE para el uso del
lenguaje, queda excluida del debate académico la vía lingüística para expresar estas
identidades a través de la lengua española, que se pierde como posible instrumento para las
diferentes disidencias, expresiones y vivencias de género. Las formas incluyentes del
lenguaje (Guichard, 2015, p. 150) son, desde el pleno conocimiento de las normas tradicionales
sobre el uso de la lengua, deconstrucciones gramaticales, posición desde la que concebimos
su uso en este estudio. Nuestro análisis intenta funcionar como una red de apoyo más para la
representación diversa de las identidades y, por lo tanto, no reconoce la presunción del
masculino genérico como neutral, cuyo uso además chocaría con la ética de nuestro trabajo.
Antes de neutralizar el morfema de género en las palabras que tradicionalmente
“exigen” un masculino genérico mediante la ortografía, intentaremos utilizar la reformulación
como estrategia para evitar ese androcentrismo lingüístico. En el caso de que resulte
complejo encontrar la formulación adecuada que no entorpezca el discurso, utilizaremos el
asterisco para sustituir al morfema “o” por una solución verdaderamente neutral e incluyente.
Se ha escogido este recurso y no otros como “@”, “e” o “x” para evitar la posible
complejidad en las conjugaciones y por la mayor ligereza visual, al tratarse de una grafía más
alejada de letras que se le pudieran parecer. Además, refiere también al uso coloquial escrito

27
Guichard, C. (2015). Manual de comunicación no sexista. Hacia un lenguaje incluyente. INMUJERES.
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101265.pdf

50
de este símbolo en la mensajería rápida, utilizado comúnmente para corregir una palabra o
frase que ha sido tecleada previamente con algún tipo de error, y que en este caso pretende
llamar la atención sobre una normatividad gramatical capaz de ser revisada y reformulada.

3.4. Lugar de enunciación

Antes de comenzar con el análisis de las ideas presentadas hasta ahora, resulta
necesario posicionar mi propia voz como autora de este estudio dentro de esta conversación
académica.
Uno de los tantos obstáculos para lo queer, especialmente para el colectivo travesti, es
la falta de acceso a determinadas esferas de la vida pública e intelectual. La expresión
académica queer definitiva es, dentro del terreno que vamos a tratar, aquella expresada y
desarrollada por una travesti. Mi posición como mujer cis europea es quizás una irremediable
fisura dentro de la priorización de las voces de este trabajo, el cual pretende dibujar nuevas
formas queer en la academia utilizando como vía los estudios de traducción. Estas siluetas
teóricas no forman parte de mi imaginario personal, y aunque esto no suponga la invalidez
del análisis a realizar, desearía que éste encontrara la total coherencia dentro de su prisma
más social y político. De igual manera, partimos del convencimiento de que una mayor
presencia de las temáticas queer en la academia, a cualquier nivel, favorecerá la visibilización
de unas voces negadas. Tomando las palabras de Marlene Wayar en “Rituales dialogados.
Herramientas para una era post-alfabética”28 (2021):

No puedo robar la voz de la otredad, y conformarme con el modo propio de


interpretar desde mi posición un relato ajeno. Y también me asusta esa otra posición
censora que cierra el diálogo cuando esa otredad se acerca desde la empatía (p. 85).

Así, este estudio sobre los caminos para la traducción junto a los caminos para lo
travesti, es decir, los caminos para algunas voces, realizado desde una voz concreta, ayuda a
consolidar la idea de que las identidades y las traducciones están en constante construcción,
son sujetos discutibles. Esta propuesta supone de alguna manera una traducción más.

28
Wallar, Marlene. (2021). Travesti / Una teoría lo suficientemente buena. Muchas nueces.

51
Estas reflexiones me llevaron, en octubre de 2020, a solicitar el consentimiento de
Camila Sosa Villada para utilizar su obra como objeto de análisis en el marco de una tesis de
máster, con la única intención de acompañarla en sus modos de expresión.
El motor de este trabajo es queer, y la decisión de expresar el privilegio de una
condición tan prohibitiva como la cis no es para legitimar las dicotómicas estructuras binarias
hombre/mujer basadas en el género asignado al nacer, sino para evidenciar la existencia de
ese sistema discriminatorio y excluyente desde un punto de referencia, que ha resultado
cómodo a determinadas facetas de mi experiencia personal y nocivo para otras.

52
4. Las malas y Slemme piker: un análisis
basado en la transescritura de Camila Sosa
Villada
4. 1. Presentando Las Malas

Hay dos paratextos fundamentales a la hora de abordar la presentación y la


introducción de Las malas y de su traducción a los sistemas literarios involucrados en nuestro
trabajo. Son el prólogo de Juan Forn y el ensayo de Ingrid Fadnes, pertenecientes a la novela
en español y a su traducción al noruego, respectivamente.
El prólogo elaborado por Juan Forn para la edición de Las malas publicada por
Tusquets Argentina es una primera referencia a la lectura de la obra a un nivel global, puesto
que es esta fue la primera publicación de la historia de la novela de Camila Sosa Villada.
Además, Forn, fallecido en 2021, fue una de las figuras más influyentes dentro del mercado
literario argentino, ámbito en el cual su opinión resultaba un hecho determinante a la hora de
introducir una obra en el mainstream literario local. Por otro lado, fue él quien le propuso a
Camila escribir una novela para la colección que él mismo dirigía dentro de la editorial. Sus
notas sobre Las malas, vayan o no en consonancia con el pensamiento artístico e ideológico
de la autora, van a resonar en los nuevos relatos originados a partir de las distintas
traducciones de la novela, debido a la influencia que un prólogo tiene sobre la recepción de
una obra. Decía Camila en una entrevista realizada para la Agencia Nacional de Noticias en
abril de 202229:

Yo estaba enojada con él por el prólogo que me había hecho en Las malas, porque a
raíz de ese prólogo todo el mundo me preguntaba si existía la Tía Encarna, si existía
tal o cual personaje. Hubo toda una épica alrededor del libro que yo no entendía, y él
lo hizo sencillamente para vender libros

La manera en que el editor entremezcló la biografía de la autora con el argumento de


Las malas dotó a la obra de una especie de carácter semificcional, como expondremos a
continuación.

29
Marcuzzi, J. Camila Sosa Villada: “Escribo cursilerías sobre las luchas que libran las personas contra la
pobreza”. (2022, 10 de abril). El Ciudadano.
https://www.telam.com.ar/notas/202204/589043-camila-sosa-villada-luchas-personas-pobreza.html

53
Al comienzo del prólogo, tiene lugar un primer momento que involucra a la autora y
la cuestión de identidad travesti, donde Juan Forn hace una mención a Cristian Omar, el
nombre asignado a Camila en su nacimiento, y la relación que ésta tenía con su padre y su
madre; también alude a la genitalia al hablar de esa manera en que “se negaba a hacer pis de
parado” (p. 11). Más adelante, Juan Forn hace referencia a la charla TEDx que Camila realizó
en Córdoba en 2014, en la que la autora narraba parte de su pasado como prostituta de las
zonas rojas del Parque Sarmiento, en la ciudad de Córdoba. Cristian Omar vuelve a ser
nombrado a mitad del prólogo, dentro de un inciso en el que trata la procedencia de la
vocación narrativa de Camila. El origen de Las malas estaría, según Forn, en la
“transformación de la vergüenza, el miedo, la intolerancia, el desprecio y la incomprensión en
alta prosa” (p. 14), es decir, en convertir de alguna manera las emociones de su crónica
personal en narrativa. Las malas es:

Un relato de infancia y un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato


de grupo, un manifiesto político, una memoria explosiva, una visita guiada a la
fulgurante imaginación de su autora y una crónica distinta de todas” continúa en el
prólogo (p. 14).

Juan Forn emplea en su propia narración un carácter parecido al que le otorga a Las
malas, en el que resulta complejo discernir qué elementos son parte de la ficción y cuáles
pertenecen a la experiencia vital.
En el prólogo también encontramos puntos que sí están en sintonía con la autora y la
percepción que ésta tiene de su propia literatura, como por ejemplo la alusión a la escritura
como forma de expresión y travestismo, y su concepción de la poesía concreta que resulta de
las imágenes específicas de sus obras. Juan Forn elogia la manera en que la voz de Camila se
acerca a sus propias ambiciones poéticas, que habían sido manifestadas anteriormente por la
autora en El viaje inútil (p. 75). En aquel libro, Camila expresa su deseo de desarrollar su
escritura en un lugar de convergencia literaria entre las autoras Marguerite Duras (1914),
Wisława Szymborska (1923) y Carson McCullers (1917). Juan Forn observa una convivencia
de estas tres influencias junto a la particular tonada cordobesa en la obra de Camila Sosa
Villada. Termina el prólogo con una frase de la autora extraída de su charla TEDx, insistiendo
en el estilo literario que ha encontrado entre las citas de Camila: “¿Pensaron alguna vez que
la poesía podía tener una forma tan concreta?”30 (p. 15).

30
Sosa Villada, Camila. [TEDx Talks]. (2014, 29 de octubre). Profunda humanidad | Camila Sosa Villada |
TEDxCordoba [video]. https://www.youtube.com/watch?v=KQDRKphX23M

54
Este prólogo presenta Las malas al mundo y por lo tanto forma parte de lo que
significa. Se trata de un paratexto que participa en traducir a empatías colectivas las formas
menos literarias de la literatura, esa especie de contexto puro de la autora que todavía no ha
atravesado a nadie, que él trata de definir y legitimar. Al ser el primero en nombrar esa idea
“original” la hace real, existente, y determina lo que la novela es y lo que no es. Esta forma
de mediación es una herramienta muy provechosa, especialmente para las representaciones
habitualmente negadas que ven en la exposición de las vidas propias una decodificación
cultural, aunque eso pueda implicar, en algunos casos, la privación de la ficción, otro nivel de
pobreza, la pobreza cultural.
En la edición al noruego, a modo de epílogo, la editorial Camino Forlag decidió
incluir un ensayo escrito por Ingrid Fadnes, periodista freelance, miembra31 del grupo de
investigación MEKK (Medier, Krig og Konflikt) en OsloMet y del equipo de redacción de la
revista feminista Fett. También traduce desde el español y el portugués al noruego. Dicho
ensayo recibió el apoyo económico de Fritt Ord, una fundación privada sin ánimo de lucro
que trabaja promoviendo la libertad de expresión, el debate público, el arte y la cultura32. Esto
implica que en la novela Las malas se personifica una voz que necesita de apoyo institucional
para ser difundida, para ser “expresada libremente”. A través de esta ayuda obtiene presencia
y representación, y esta participación de Fritt Ord hace que la traducción y publicación de la
novela sea, en cierta manera, una acción política.
Ingrid Fadnes no escribe en un estilo literario, sino que su ensayo tiene más bien un
carácter histórico y también didáctico, el cual utiliza en su discurso para explicar al público
noruego el lugar del que proviene esa lectura. El texto de Fadnes trata diferentes aspectos
extraídos de la lectura de Las malas, y decide abordar los temas de la voz, el cuerpo, el caso
latinoamericano y el género (literario). A continuación observaremos la forma en que la
identidad de la obra ha sido dicha y explicada, en y para ese contexto noruego, y lo que esto
puede implicar.
Ingrid Fadnes intenta definir, al igual que hizo Juan Forn, una categoría literaria
situada en un lugar entre la novela autobiográfica y la ciencia ficción para describir la obra de
Camila. La intervención del ensayo sobre la novela, al contrario de lo que sucedía con el
prólogo de Las malas, tiene una posición paciente, pasiva, ya que sucede al final del libro.

31
Aludimos a la forma femenina no normativa de la palabra “miembro”, que tanto debate suscitó en España en
2008 después de ser utilizada por la ministra de Igualdad. Véase: ttps://www.wikilengua.org/index.php/miembra
32
Definición de la propia fundación extraida de: https://frittord.no/

55
También incluye una aclaración sobre la autoelección de Camila para con su propia obra. El
espacio travesti seguro, en palabras de Camila, se encuentra en la ficción:

Det er kanskje derfor Camila Sosa Villada lar sin bok bevege seg mellom en
selvbiografisk roman og en science fiction. Det er i den sistnevnte kategorien hun selv
sier at hun får rom, og plass, til å både tenke og skrive, men selv vil hun helst at
Slemme piker bare skal bli kalt en bok. Intet mer, intet mindre” (p. 223).

Según expresa Fadnes, y de nuevo involucrando a Camila en el argumento de su


propia obra, el costumbrismo travesti parece encontrar legitimación en una acordada ficción
literaria. Aquí vuelve a ser difícil distinguir cuánto de ficción hay en el relato y cuánto de
realidad biográfica de la autora.
Un espacio que parece conectar dos lugares a priori antagónicos, el costumbrismo y la
ficción, es lo que Ingrid Fadnes denomina como konkret poesi. Esta especie de terreno
literario viene probablemente de la alusión de Juan Forn a esa “forma concreta” de la poesía
que hemos mencionado anteriormente. Este concepto, acuñado originalmente por Camila,
hacía referencia a la imagen de Gabriela, la prostituta embarazada que conoció durante sus
rondas en el parque. Las escenas cotidianas concretas cobran protagonismo a la hora de
conformar y entender los movimientos de su poesía, a través de la cual recorre la escena
popular de las travestis y sus giros para crear un ritmo artístico y emocional. Parece ser que
tanto la autora, como Ingrid Fadnes y Juan Forn, ven algo significativo en la maleabilidad de
la poesía para lo travesti. Est*s dos últim*s, además, aplican lo evocativo y trascendental que
a veces tiene la poesía no sólo a Las malas, sino a los acontecimientos concretos de la vida de
la propia Camila. Esto hace que ambos planos se entremezclen y terminen por entenderse
como uno solo. La reflexión constante han emprendido ambas partes sobre las posibles
definiciones de la literatura de Camila manifiesta que el género literario tiene relevancia.
Quizás uno de los focos más notables de este ensayo esté puesto en la reivindicación
de la voz, tanto social como literaria. Ingrid Fadnes explica el fenómeno de apropiación de
las acepciones despectivas usadas contra las travestis por parte del mismo colectivo, una
práctica del lenguaje es muy común en la lengua española, a través de la cual determinados
grupos que son oprimidos verbalmente ven en la apropiación de esa terminología despectiva
un espacio para la reivindicación y la redefinición. Otro ejemplo similar lo encontramos en
algunas de las expresiones del denominado como camp talk33, desde el cual los homosexuales

33
Véase “Translating camp talk” (Harvey, 1998), como se citó en Munday (2001, p. 207).

56
han podido reformular los términos peyorativos cometidos contra ellos, y por lo tanto
también las maneras de definir lo que son, de existir con palabras.
El tema del cuerpo travesti se aborda desde los crímenes cometidos contra él,
haciendo referencia a los travesticidios, transfeminicidios y femicidios, conceptos que
además utiliza en español. Ingrid Fadnes alude al movimiento Black lives matter para
ejemplificar el nivel de brutalidad policial ejercida sobre las travestis. Así, busca un
equivalente cultural entendible en Noruega para comprender los travesticidios. Black lives
matter es un movimiento reconocible en la cultura de llegada, donde la violencia policial
hacia un colectivo oprimido, en este caso la comunidad negra, sí tiene un espacio en los
medios de comunicación. De esta manera se crean solidaridades empáticas, de igual manera
que hace, de hecho, la traducción queer (Baer, 2021, p. 49). Las palabras travesticidios,
transfemicidios o feminicidio no se encuentran en la lengua noruega, y Fadnes explica qué
son y por qué son. Al presentar estos términos plasma una realidad local de género y de clase,
que en realidad es global. Aquí se nombra la existencia de estas palabras en español en la
visibilización de un fenómeno que resulta no ser exclusivamente hispanohablante. Hacer
terminología contribuye a la institucionalización de la lucha por los derechos de las travestis,
y esta militancia sucede en español.
De entre los distintos tratamientos del contenido de Las malas presentes en el ensayo
de Fadnes, encontramos algunos desacuerdos tanto con el discurso personal y literario de
Camila Sosa Villada como con las decisiones traductológicas tomadas por Signe Prøis. El
ejemplo más claro lo vemos en el uso de los términos trans, transpersoner, transkvinner para
contextualizar el caso de las travestis de Las malas. Esto resulta extraño si pensamos en la
ubicación que el ensayo ocupa al final del libro, donde se sobreentiende la asimilación de la
palabra travesti y sus implicaciones culturales en español tras la lectura de Slemme piker y los
comentarios de Signe Prøis.
También resulta llamativo el contraste entre pueblo y ciudad que desarrolla Ingrid
Fadnes, en especial por el peso que pone sobre el tema del barrio. Esta interpretación de las
geografías urbanas son complejas de aplicar a las travestis, las cuales se encuentran
normalmente, y también en Las malas, en una total exclusión de la vida cívica. Esto incluye
también esa forma de pertenencia que otorga el hecho de corresponder a un barrio, que es un
símbolo muy distintivo e identitario de las distintas voces visibles de las ciudades. También
es una propuesta compleja el aludir a Latinoamérica como otro lugar de pertenencia para las
travestis de Las malas. No por una cuestión de desacuerdo cultural con Camila, que menciona
a menudo la cuestión de la travesti latinoamericana para referirse a sí misma, sino por lo que

57
puede suponer en la representación del caso específico argentino con sus propias
idiosincrasias dentro del mundo noruego. Aquí existe, igual que dentro de toda la cultura
eurocéntrica, una tendencia a considerar al grupo de países latinoamericanos como una única
nación. Explicar el estado de la cuestión travesti a nivel latinoamericano y no argentino puede
contribuir, sin pretenderlo, a perpetuar estas dinámicas.
Las cuestiones mencionadas en este ensayo que quizás más resaltan esa especificidad
travesti de Las malas, y que también están más relacionadas los aspectos observados en
nuestro trabajo, tienen que ver con los procesos de apropiación del lenguaje para la disidencia
política y el desarrollo de identidades, la problemática y sobre todo la enunciación de los
travesticidios, y el uso del lenguaje explícito. Esto último forma un claro ejemplo cuando
Ingrid Fadnes parafrasea a Camila Sosa Villada en noruego: “som fulle av piggtråd, sæd og
blod, slik media liker å framstille transpersoner” (p. 228).

4.2. Traducir Las malas a Slemme piker

Explicar el contexto de Las malas y Slemme piker en formatos reducidos, como son el
prólogo y el ensayo, ayuda a formar un esqueleto básico desde el que van a trazarse
diferentes líneas de representación de la identidad literaria. Estas representaciones y su
consecuente recepción van a depender de estos paratextos unidos a tantos otros parámetros
literarios y culturales, y sobre todo, del propio resultado final del texto de la traducción. Ésta
va a ir siempre acompañada de las decisiones tomadas en el intercambio con las propias
fuentes “originales”, es decir, el texto que conforma la novela en español.
En Las malas se tradujo un argumento concebido en la cabeza de Camila Sosa Villada
a un, digamos, formato artístico, y en Slemme piker se intentó volver a traducir esa idea a otro
sistema y momento culturales. Esta vez, además, poniendo en marcha otro engranaje
lingüístico, como es la lengua noruega. Traducir el lenguaje del sexo y del placer no es un
asunto neutral, sino un acto político con importantes implicaciones ideológicas, donde
quedan registrada la actitud de l*s traductor*s hacia las conceptualizaciones existentes sobre
identidades de sexuales y de género, los comportamientos sexuales y las subyacentes normas
morales (Santaemilia, 2017, p. 12). Dar espacio a Camila Sosa Villada en el sistema literario
noruego, es decir, decidir traducir Las malas a este idioma, tiene desde un principio
implicaciones ideológicas. Lo que viene después de esta primera decisión de Camilo Forlag

58
como identidad cultural, que puede verse como una especie de antesala de la traducción, es el
largo recorrido que multitud de conceptos van a realizar entre las lenguas. La resolución de
los posibles conflictos o dificultades en torno a los significados encontrará su expresión
última en las palabras o expresiones que han sido elegidas para definir en noruego lo que se
encontraba escrito en español en el texto de Camila Sosa Villada publicado en 2019.
De entre todos los diferentes traslados de significado encontrados en este suceso
cultural, la traducción, hemos seleccionado algunos que consideramos pueden tener
relevancia para la cuestión queer y que sirven de apoyo a nuestra intención de situar al hecho
y al texto de Slemme piker como recurso dentro de los materiales de esta parte de la disciplina
de la traducción. Los temas abordados a continuación pueden tratarse desde una perspectiva
queer por diversas razones. En algunos casos, un observable carácter marcado la lengua de
partida que permanece en la lengua de llegada, nos hace pensar sobre las razones de no
alterar, de hacer estables. En otros, se pueden intuir la complejidad y las tensiones surgidas a
la hora de encontrar una solución equivalente para una idea a la que es difícil encontrarle
paralelo en noruego. Otras problemáticas tienen que ver propiamente con la toma de
decisiones terminológicas presentes en el debate actual queer.
Hemos dividido estas temáticas en seis grupos diferentes, que consideramos pueden
decir algo sobre la importancia que el lenguaje tiene en la construcción de las identidades y
sobre qué tienen que decir dichos lenguajes cuando se someten a negociaciones en los
procesos de traducción: (1) la cuestión de los nombres propios, (2) la representación de una
animalidad feminizada, (3) la decisión trans/travesti, (4) el retrato de los modelos
relacionales, (5) la aparición de una complejidad marica y (6) la prevalencia de las
condiciones de clase. Puesto que los ejemplos que vamos a desarrollar de Las malas se
encuentran en español y los de Slemme piker en noruego, no citaremos dichos libros durante
esta sección para no entorpecer el texto. Haremos referencia a cada ejemplo con el número de
página correspondiente.
(1) Una de las primeras cuestiones que parece haber sido sometida a meditación es la
de la traducción de los nombres propios de Las malas dentro de la trama noruega, para la cual
hemos observado diferentes procedimientos. Tan importantes son los apelativos dentro de la
cuestión queer, que hay un libro entero dedicado a la construcción del nombre propio, escrito
por Lohana Berkins y Josefina Fernández, La gesta del nombre propio, publicado en el año
2006. Este nombre propio, la manera de denominarlo, está tanto para ser construido como
para ser deconstruido: “Me enseña a escribir mi nombre: mi primer nombre: Cristian Omar
Sosa Villada” (Sosa Villada, 2018, p. 11). Al respecto, apunta Pablo Farneda en uno de los

59
artículos que conforman la Historia feminista de la literatura argentina: “El nombre es un
campo de batalla, un territorio por el cual luchar. El nombre travesti es un nombre de guerra y
de guerrilleras, un nombre secreto, una clave, una llave. Y como a todo nombre propio, sólo
se lo posee si hemos sido capaces de hacérnoslo” (en Arnés, De Leone y Punte, 2020, p. 443).
En la novela es posible reconocer tres grupos diferenciados que a su vez muestran tres
resoluciones diferentes para el tratamiento de los nombres propios: el del nombre con su
marca relacional en español, el de la traducción literal de las imágenes y el del artículo
coloquial.
En el primer grupo estarían nombres como el de la Tía Encarna, conservada intacta en
noruego en vez de formular una posible Tante Encarna. También encontramos ejemplos
como Doña Rosita la Soltera, Doña Carmen, Don Lalo y Tía Mara que se mantienen tal cual
en Slemme piker. De aquí podemos extraer el gran peso que tiene la cuestión de la familia y
la referencia de la cercanía, y cómo la construcción de nuevos modelos y vínculos familiares,
fuera de la herencia biológica, también forma parte de algo tan esencial como el nombre que
las personas adquieren; en este caso, la importancia de las relaciones interpersonales entre los
personajes creados por Camila. La idea de familia no es la misma en Argentina que en
Noruega, y algunos de esos lazos expresados en español dan también cuenta de la forma que
toman las relaciones de familia construidas en esta comunidad de travestis en un contexto
geográfico concreto, que no se asemeja necesariamente al modelo familiar noruego queer, ni
tan siquiera al modelo noruego de familia nuclear.
Dentro del segundo grupo, encontramos nombres compuestos que han sido traducidos
de manera literal al noruego, como es el caso de El Brillo de los Ojos (Glansen i øynene),
María la Muda (Stumme-María), el Hombre sin Cabeza (Mannen uten hode) o el Hombre del
Paraguas Negro (Mannen med den svarte paraplyen). Estas transposiciones contribuyen a no
perder la imagen visual que generan algunos de los personajes de la novela, y por lo tanto lo
que evocan en la vida de la protagonista y del resto de las prostitutas del Parque. En el caso
del Brillo, resulta una denominación fundamental para configurar el binarismo luz/oscuridad
que acecha la vida de las travestis. El nombramiento de una luz hace referencia a la opuesta
oscuridad del lugar de las travestis, en contraposición a la luz de la vida pública. Resulta
entonces relevante mantener esta imagen en el imaginario noruego, para así reflejar las
represiones de los espacios ejercidas contra las travestis. El personaje de María la Muda, que
bien puede representar la falta de voz del colectivo travesti en sociedad, explica en noruego
una de las condiciones de la travesti argentina y la manera en que lo figurado de las
opresiones repercute en lo literal y lo tangible del grupo afectado, el cuerpo. En una misma

60
línea de negación de la expresión, encontramos también la de la negación de los afectos
románticos, que en este caso se ve representada por los “Hombres Sin Cabeza” como los
únicos personajes capaces de amar a las travestis. Esta manera de decir que las chicas del
Parque son susceptibles de ser queridas sólo por hombres que perdieron el juicio ha sido
expresada también en noruego (Mannen uten hode), y participa de alguna manera del quejido
travesti.
Dentro del tercer y último grupo encontramos los nombres propios precedidos del
artículo por ejemplos La Machi, La Boliviana , La Vale, El Pacú, o La Pequeña, entre otr*s.
El empleo del artículo delante del nombre propio en español34 tiene un uso muy coloquial, y
le da un carácter rústico y familiar al trato con las personas. Estos nombres también se
mantienen en español en la traducción al noruego
(2) En segundo lugar, hemos agrupado el interés de la traductora por mantener en
noruego esa especie de animalidad feminizada. Esta característica de la literatura de Camila
Sosa Villada forma parte de uno de los elementos constitutivos de su narrativa, que
entremezcla la humanidad y la animalidad como parte de una misma existencia dentro de los
cuerpos travestis. A su vez, Camila define al acto de escribir como una forma de ejecutar esa
animalidad. Como expreso en El viaje inútil, “un poema es un animal muy difícil de cazar”
(p. 49).
Prøis mantiene esa animalidad de la obra en el caso de la palabra “hembras” en
Slemme piker , que aparece escrita en español: “Vi døper oss selv Hembras. Vi er nattens
dansekompani. Vi stripper bare en sjelden gang. Vi er unge, vi har attråverdige kropper. Det
vet vi, og det benytter vi oss av” (p. 59). Participar de esta enunciación contribuye a mantener
estable la condición de libertad que las travestis encuentran como animales.
(3) Quizás una de las cuestiones más complejas a la hora de traducir Las malas sea la
exposición constante a la elección entre la palabra trans o la palabra travesti/transvestitt.
Tanto es así, que el siguiente capítulo de este trabajo está dedicado exclusivamente al término
travesti y la voluntad de la traductora de intervenir, y a nuestro parecer queerizar, la
traducción. Sin entrar en las posibles consecuencias de esas notas a la traducción, a
continuación vamos a extraer algunos ejemplos de estas resoluciones encontrados en Slemme
piker y la consecuencia ideológica que puede haber detrás del uso de una palabra o de otra.
La palabras palabras travesti/travestien/travestier/travestiene aparecen a lo largo de
toda la traducción al noruego, manteniendo ante todo la voluntad de Signe Prøis de significar

34
Real Academia Española. (2009). Nueva gramática de la lengua española. Espasa-Calpe.

61
a las travestis argentinas de la forma más cercana posible al contexto cultural de partida. A
pesar de esta decisión, resulta complejo conservar este término en todas sus formas y
estructuras, a veces por asuntos gramaticales y otras por cuestiones de estilo, fluidez o
inteligibilidad. A lo largo de la traducción, podemos encontrar diversas construcciones que
hacen referencia a las travestis como palabra, en formación con otros términos y
circunstancias fraseológicas, como podemos ver en los siguientes ejemplos: travesti-tipsene,
transrosa, travestihuset, den lille rosa transverdenen, travestienskropp, transeksistensen,
transvestismen, “hvor transeksuell María var”, transsøstre, transtrekkene, transkroppen, y
transpensjonatet. Hemos podido observar que los términos trans y travesti son en ocasiones
intercambiables y utilizados para el mismo tipo de construcción.
En Slemme piker, sin embargo, el prefijo trans- parece prevalecer a la hora de
elaborar palabras compuestas que involucran a la palabra travesti en el texto en español. Esto
quizás se deba a la manera en que este término puede entorpecer dichas construcciones en las
palabras compuestas por dos o más sustantivos, que en noruego deben escribirse juntas como
un solo vocablo.
Sea cual sea la decisión tomada para cada caso particular, que no son pocos a lo largo
de toda la novela, está claro que la elección supone un dilema ideológico, puesto que la
decisión de Camila Sosa Villada de referirse los personajes como travestis se ve amenazada
por las cuestiones lingüísticas y culturales que la rodean. Al mismo tiempo, mantener la
balanza a medio camino entre el uso de trans y travesti ayuda a naturalizar el lenguaje para el
público noruego, que a lo largo de la lectura de Slemme piker verá repetirse una palabra en
otra lengua (travesti), cuya presencia puede suavizarse mediante el uso de construcciones que
le son más familiares. La cuestión de la autodeterminación de la identidad y la reivindicación
de su propia condición a través del lenguaje, sin embargo, se pierde en determinados casos.
(4) Dentro del costumbrismo travesti encontramos las diferentes maneras de
vincularse emocionalmente con los hombres y también la compleja y confusa relación que las
une con ellos a través del romance, el sexo, la prostitución, el maltrato y la violación. Es
decir, los modelos relacionales travestis tienen una gran relevancia a la hora de describir sus
identidades. Todas estas experiencias con el hombre cis heterosexual se encuentran en
ocasiones entremezcladas, y algunas veces resultan intercambiables, dentro de la novela.
De entre todos estos sistemas, el aparato de la prostitución es quizás uno de los que
que resultan más determinantes a la hora de hablar de la interación de las travestis con el
sujeto masculino en Las malas, puesto que además de ser un recurso profesional de

62
capitalización del cuerpo femenino, el trabajo sexual se presenta como una parte inevitable de
la misma naturaleza travesti.
Debido a estos modelos relacionales que se presentan difusos, va a resultar complejo
trasladar a otra lengua la forma en que las travestis interactúan desde los afectos y los deseos
con el sujeto que se encuentra en el pico de la pirámide patriarcal, y cuya figura sostiene
además ese sistema que las relega a la prostitución como única solución profesional posible.
Difícil, primero, por las diferencias que siempre existen en los modos de relacionarse en las
distintas culturas y la formas para nombrarlas, y segundo, por la especificidad de las
relaciones travestis argentinas. El ejemplo más claro es la dificultad que presenta el intento
por traducir la palabra chongo al noruego, concepto que ha sido resuelto por Signe Prøis con
el inglés fuckboy. También encontramos la palabra garrón, que Camila utiliza en Las malas
para nombrar a los hombres con los que las travestis mantienen relaciones sexuales “por
gusto y no por dinero” (p. 35). En noruego, el término garrón es traducido como hingst, cuya
traducción literal sería la de “semental”. Dicha palabra en la traducción va, al igual que en la
novela en español, acompañada de su definición, es decir, “det vi kalte mennene vi pulte fordi
vi hadde lyst og ikke for pengenes skyld” (p. 28), por lo que cabe pensar que otra solución
posible para mantener la palabra chongo habría sido la de acompañar dicho término con su
descripción.
Este concepto tiene relevancia, puesto que se trata de una palabra que pertenecía
exclusivamente al colectivo travesti y que con el paso del tiempo fue apropiada por las
nuevas generaciones para referirse al hombre con el que se mantiene algún tipo de relación
sexual estable. Esto sigue confirmando el fenómeno de apropiación del vocabulario
proveniente de diferentes contextos, esta vez como una victoria de las travestis, una especie
de democratización y legitimación de sus modelos. Aunque resulta sin duda complejo
mantener dicho término por la extrañeza y su sonoridad fuertemente marcada y alejada de la
fonética noruega, habría sido interesante ver la supervivencia de la palabra en la novela en
noruego.
(5) Sin duda una de las mayores dificultades a la hora de traducir conceptos de Las
malas al noruego son las múltiples maneras que existen para denominar al hombre
homosexual en el español de Argentina, tanto de manera despectiva como reivindicativa. Se
da entonces una especie de complejidad marica que bien puede representar varios de los
parámetros que en el proceso de traducción se dan como conflictivos. Complejo por la
multitud de palabras y matices semánticos y sonoros, también por la manera en que el
hombre gay ha hecho reivindicación a partir del trato despectivo al reinterpretar la sonoridad

63
de algunos términos, y complejo porque las travestis son etiquetadas como parte de este
colectivo al que no pertenecen debido a la no aceptación social de su identidad, que desafía
los binarismos y tensa las relaciones entre identidades y orientaciones sexuales, también en el
lenguaje.
Lo marica es complejo por la imposibilidad noruega de decirlo. Aquí entra por un
lado la mera diversidad de términos que existen en español para el mismo concepto, y
segundo la importancia de un fenómeno tan común en los países hispanohablantes como es el
de la apropiación de terminología despectiva como reivindicación de la identidad. Este tipo
de apropiación resulta muy difícil de traducir, puesto que no se puede contar con que la
lengua de llegada, en este caso la noruega, utilice los mismos mecanismos. Por ejemplo, en
español encontramos la palabra “puto” para hacer referencia a los homosexuales, vocablo
utilizado repetidas veces en la novela. Éste resulta interesante en Las malas, puesto que
además de aludir al hombre gay, también lleva consigo la marca de la prostitución.
La sonoridad y violencia que refleja la palabra puto también la encontramos en los
términos marica o maricón, que son las más utilizadas coloquialmente por el propio colectivo
gay argentino y también por las travestis de la novela. En la traducción al noruego, Signe
Prøis juega con las diferentes posibilidades de la palabra homo para emular la versatilidad de
expresiones en español, acompañándola de otros términos y estructuras que completen el
contexto en el que se encontraba en la lengua de partida: homounge, homser, homosønn,
transstemmen, løgnaktig liten homo, homoer, transer, ungestjelende homoer, homsa, trist
liten homo, homoheten min, homseklubben, homodrama, entre otros muchos ejemplos.
En Slemme piker también aparece a menudo la palabra soper, un término noruego que
hace reconocible la fuerte connotación negativa que implican términos como puto o maricón
en español, ya que es utilizado con el mismo sentido en Noruega. En la traducción también se
hace uso de otras expresiones, como vemos en el ejemplo de “diskotek for skeive” (p. 95).
Skeiv es utilizado comúnmente para referirse a lo queer, además de ser usado por el colectivo
queer noruego para definirse. Como hemos explicado, la palabra puto para referirse a la
travesti en español tiene, además del peso de la prostitución, una forma de dos sílabas tan
comprimida que hace difícil encontrar la manera de ser transportardo al noruego en un solo
término de igual contundencia.
Esta complejidad marica revela las maneras en que el lenguaje cobra importancia en
los procesos de represión (y también en las dinámicas de apropiación y redefinición) contra el
colectivo queer en general y las travestis en particular. El conocimiento sexual, entonces, no
viaja sin dificultades a través de las fronteras lingüísticas y culturales (Baer, 2021, p. 53), y

64
como Brian James Baer dice, parafraseando a Katie King (2002, p. 44), las “traducciones
problemáticas” pueden ayudar a dar nuevas formas a las metodologías, en este caso, de los
procesos de traducción. De esta manera, la mencionada complejidad marica es capaz de
presionar a la disciplina de la traducción y promover la perspectiva queer para las
metodologías utilizadas en este campo de estudio, especialmente aquellas en las que las
enunciaciones resulten difíciles de resolver.
(6) Como sexto y último, son destacables las formas que Camila Sosa Villada tiene de
marcar el lenguaje de Las malas con las diferentes condiciones de clase que caracterizan a las
travestis de la novela, como son las cuestiones de la pobreza, el contexto del campo y la
enfermedad. Trasladar los matices de clase propios del español puede ser una de las tareas
más complejas debido a la cantidad de expresiones y localismos de los que hacen uso los
personajes.
Como ejemplos de terminologías que Signe Prøis ha utilizado para marcar de pobreza
en el lenguaje encontramos el término fjellgutt (p. 91) para montuno (p. 100), o la
construcción “fattigfolkets mirakuløse helgen” (p. 104) para explicar a la santa popular
Deolinda Correa (p. 114). Lo pobre y lo popular existe en contraposición a otras clases
sociales, como sucede en la frase “flørtingen med pappagutta”, p. 113 (“el coqueteo con los
chongos”, p. 123). La enunciación de esa otra clase social, la privilegiada, contribuye en la
acentuación y la enunciación indirecta de la pobreza.
El tema del sida es también recurrente en Las malas, y tan sobreentendido en este
contexto travesti que incluso se hace referencia a él sin necesidad de nombrarlo de manera
literal, aludiendo a él como “el bicho” (p. 160), traducido al noruego como “viruset” (p. 150).
En este ejemplo, podemos observar en la novela en español la formación de este eufemismo
coloquial divulgado por las travestis, mientras que en la traducción se recurre el médico y
explícito término “virus”.
La enfermedad es una parte fundamental de la condición travesti en Las malas, no
sólo adquirida de la herencia del contexto social del VIH en la prostitución, sino en general
como consecuencia de la multitud de afecciones que conlleva la vida insalubre ejercida en el
cuerpo de las travestis. El mismo concepto es utilizado también para nombrar a las travestis
de manera despectiva haciendo referencia a la enfermedad, como cuando son llamadas
sidosos (p.162), traducido como aidshorer (p. 153), por parte del vecindario fuera de la casa
de la Tía Encarna. Aquí sucede lo contrario que con la palabra putos, ya que en este caso es
en noruego donde el término aidshorer lleva la marca de la prostitución (horer). También y
por una cuestión de diferencias en la gramática de las dos lenguas, en noruego no se produce

65
el agravio de nombrar a las travestis en masculino al no haber género gramatical para los
adjetivos. De nuevo en lo relativo a la enfermedad, aparece en una ocasión el término knarker
(p. 153), que integra en este conjunto de singularidades del cuerpo travesti el tema de la
drogadicción.
Dentro de esta sección, que intenta dibujar las distintas particularidades de clase
encontradas en la traducción, hemos encontrado también términos que hacen referencia a una
especie de “masculinidad hispana”. Incluimos este matiz dentro de la cuestión de clase,
puesto que su presencia parece deberse a una percepción muy particular que existe en
Europa, y quizás a nivel global, sobre el sujeto latinoamericano (que no argentino, aunque lo
incluya). Un ejemplo es la aparición en español de la palabra “señor” en Slemme Piker (p.
217), cuando un agente de policía se dirige a Camila para negarle el paso en el momento en el
que los cuerpos policiales acordonan la casa tras el suicidio de la Tía Encarna. La
permanencia de esta palabra en la lengua de partida ayuda a explicar los tratamientos de
cordialidad que existen en español. Al mismo tiempo, la lectura por parte del público noruego
puede verse menos implicado hacia lo que supone tratar al personaje de Camila en masculino
en vez de en femenino, al no ser su propia lengua la que masculiniza. En noruego existen
también formas de tratamiento cordial para dirigirse a sujetos masculinos, y cabe preguntarse
qué efecto habrían producido estas formas y si dicho efecto hubiera sido entonces mayor
sobre las empatías de la (des)enunciación.
En una línea similar encontramos también a los “voldelige machomenn” (p. 50), idea
que en Las malas figuraba como “machos golpeadores” (p. 58). La utilización de la palabra
“macho” fuera del contexto hispanohablante para referirse a un tipo de hombre “muy
masculinizado” es un fenómeno muy extendido internacionalmente. Al tratarse de una novela
cuya trama se sitúa en Argentina, cabe esperar el uso de dicho término tanto en español como
en noruego dentro de la novela, ya que es reconocible en la cultura de llegada a pesar de ser
un extranjerismo. Por otro lado, el empleo de esta palabra en español en lugar de la búsqueda
de una solución en noruego puede resultar en algunos giros arriesgados, como puede ser el
considerar a estos sujetos y fenómenos de la discriminación como naturales únicamente del
contexto hispano, en vez de entenderse y pronunciarse como un problema global. No hay un
vacío semántico para esta realidad que necesite tomar prestado algo de la lengua española
para decirse y ser comprendida, puesto que la violencia, tanto la estructural como la ejercida
de maneras explícitas hacia las mujeres, es también noruega.

66
4.3. Decir travesti

Språket i oversettelsen forsøker å gjenskape det språket forfatteren selv skriver og


som brukes av personene i fortellingen. Dette språket reflekterer transmiljøet i
Argentina på tidlig 2000-tall, og er ikke nødvendigvis sammenfallende med språket
slik det har utviklet seg eller blir brukt i Norge i dag. Jeg har for eksempel valgt å
beholde den spanske betegnelsen travesti, som ofte oversettes til transvestitt på norsk.
Transvestitt ville ikke blitt riktig i denne sammenhengen, for her det er snakk om
transkvinner som har sex med menn, mens transvestitt gjerne betegner menn som kler
seg som kvinne, men lever som menn. Travesti brukes i dag av stadig flere også her i
Norge når det er snakk om transpersoner eller transkultur i Latin-Amerika.
(2020, p. 9)

Con esta nota a la traducción de Signe Prøis comienza la novela de Camila Sosa
Villada en noruego, en una primera sección titulada como “Oversetterens merknad”. El hecho
de reservar una página al comienzo de la novela dedicada a cuestiones sobre la traducción es
una acción intervencionista de la traducción y fuertemente marcada, que revela una
mediación en el texto y sitúa a la traductora como una figura visible, intérprete y partícipe de
la (re)escritura de la novela. Habitualmente, la figura de l*s traductor*s permanece en un
segundo plano en las lecturas del sistema de llegada. En este caso, encontramos una visible
traductora del texto queer y probablemente también una traductora queer según el impacto de
sus voluntades y decisiones, las cuales hemos ido desarrollando a lo largo de este estudio.
Al mismo tiempo, este texto manifiesta un planteamiento abiertamente centrado en la
cultura de partida, cuya prioridad es, de entre tantos ejemplos que podría haber escogido para
enfocar las notas a la traducción, preservar todos los matices de la palabra y la identidad
travesti argentina. Mantener la palabra travesti en el idioma original puede tener muchas
implicaciones teóricas dentro de los estudios de traducción, culturales o queer, y
probablemente otras áreas que de alguna manera también se vean atravesadas. Aquí vamos a
centrarnos en las cuestiones relativas a la traducción, envueltas de alguna forma en la materia
específica de traducción e identidad.
Una de estas teorizaciones palpables que están en el espacio de conversación en el que
nos encontramos es la posible discusión en la academia y en el activismo queer de la cultura
de llegada sobre el lugar de su propia lengua para los movimientos de dichas identidades en
Noruega. Un debate similar lo podemos ver en uno de los ejemplos desarrollados en

67
“Re-mapping translation. Queering the crossroads” (Palekar, S., en Epstein, B. J. y Gillett, R.,
2017, p. 11), en el cual Shalmalee Palejar describe estas mismas cuestiones mediante el uso
por parte de Aleksandra Mizielinska de la palabra queer en finés en lugar del término en
inglés, el cual hemos estado utilizando durante este trabajo. El uso de dicha palabra en finés
reta al seguro e internacional término en inglés, cuestionando así la posición dominante de la
academia norteamericana sobre los estudios queer. En el caso noruego, mantener un
localismo como travesti juega un papel similar, ya que desafía la comodidad y no permite a la
figura dominante (aquí la transvestitt de Noruega, como parte de un Norte Global) apropiarse
o neutralizar una identidad, caracterizada en la voz narrativa de Las malas por no ser, en esta
ocasión, la identidad otra.
La decisión de Prøis de mantener el término en español es una forma de
reivindicación de la condición única de la travesti argentina y latinoamericana. Ésta es
sexualizada, es racializada y es esa una otra, además del mundo otro, si pensamos en los
niveles añadidos de opresión que supone el no pertenecer a las naciones tradicionalmente
proclamadas como “desarrolladas”. El hecho de ser intraducible la hace inequívoca, de
alguna manera incuestionable, ya que no parece existir un referente “original” frente al que
pueda ser aquello otro; genera nostredad.
También, esta decisión participa en la deconstrucción de lo queer homogéneo y
global. La práctica travesti argentina tiene una idiosincrasia que difiere de la
europea/escandinava/noruega, por lo tanto necesita de un término local para ser entendida
pero sobre todo para ser expresada. Esta decisión está acompañada también de las palabras
que aportó Camila en una entrevista para El Ciudadano en abril de 2022:
No existe traducción porque no tienen idea de lo que es ser travesti, la palabra
travesti, lo que significa en Latinoamérica ser travesti. Y lo que comenzó a significar
después de toda esta teoría queer, que baja con Paul Preciado, que estatutiza cada
decisión de género tomada. Eso a las travestis nos queda muy chico, no es posible
encasillarnos en alguna de esas categorías35.
Como expresó Ana Gallego Cuiñas36 sobre la cuestión de la apropiación de las
palabras, esto es “utilizar la noción de ‘travesti’ como un modo de hacer política, ya que
supone el rechazo a ser regulado, a ser trans o mujer, esto es: a ser inteligible” (2021, p. 83).

35
Camila Sosa Villada: “Escribo cursilerías sobre las luchas que libran las personas contra la pobreza”.
(2022, 10 de abril). El Ciudadano.
https://www.elciudadanoweb.com/sosa-villada-escribo-cursilerias-sobre-las-luchas-que-libran-las-personas-cont
ra-la-pobreza/
36
Más adelante vamos a dedicar un capítulo a este artículo dedicado a la definición de unas escrituras
transpobres.

68
En la traducción de Las malas al inglés se ha incluido al comienzo del libro una nota
de la autora sobre los usos de la palabra travesti. En este texto, Camila Sosa Villada expone la
manera en que la academia del norte higieniza la existencia de las travestis con terminologías
como “mujer trans”, “transgénero” o “transexual”. El término travesti, como explica la autora
en el ensayo dedicado a esta palabra para la traducción al inglés de Las malas, fue encontrado
por estas mismas mujeres latinoamericanas enterrada bajo capas y capas de libros de
medicina, psicología y demás teoría primermundista. Así, continúa la autora, tendrían que
traspasar todo ese comité de intermediarios, preocupados por el grado de compromiso que
cada una tiene con la experiencia travesti y su posición en el mundo. Una vez removidas
todas esas capas, las travestis se quedaron con esta palabra que, además de representar lo que
son estas “criaturas”, también habla sobre su pobreza. Camila rehúsa, como ella denomina, el
“vocabulario quirúrgico”, que ha exigido a las travestis una coherencia discursiva a lo largo
de la historia y que no encuentra lugar para las travestis de determinadas regiones desde los
tiempos indígenas hasta la civilización actual. En las propias palabras de Sosa Villada durante
la entrevista realizada la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2021: “Cuando nos
dicen a las travestis mujeres trans están lavando años de mugre, años de crímenes, insultos,
sangre y violencia”37.
Dentro de esta búsqueda de consenso para las distintas terminologías dentro de un
proceso de traducción en el que se discute entre dos lenguas, resulta interesante la
negociación de las jerarquías que se produce entre lengua-cultura minoritaria (la noruega, por
su menor alcance cultural) hacia la lengua-cultura mayoritaria (el español y la cultura de la
Argentina) para nombrar unas identidades sub-representadas, como son las travestis. El
sistema privilegiado le brinda un espacio de palabra al sujeto empobrecido, y para ello
necesita de su lenguaje, que es una poderosa institución de regulación de las vidas y los
cuerpos, para decir travesti. La travesti haciendo uso de (y siendo en) sus propios códigos en
el discurso literario de un país más poderoso supone un acto político. Como podemos
observar, la traducción como práctica da forma y toma forma dentro de la asimétrica relación
de poder que opera bajo el colonialismo (Niranjana, 1992).
Manteniendo una palabra en español, que además se repetirá en numerosas ocasiones,
dentro de un discurso noruego, no puede dejar indiferente a las estructuras elementales, y esto
contribuye a que el binarismo dominante-dominada se diluya: “Hay un error en lo que escribo
(...) Ese error que se convirtió en estilo es lo que salva a lo que escribo de las miradas

37
Jaramillo, G. [FIL Guadalajara] (2021, 4 de diciembre). El viaje de Las Malas [Video]. Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=fap2kJBclG0

69
extranjeras, las miradas que nada saben, que intentan ponerle valor a la escritura de una
persona” (Sosa Villada, 2018, p. 66).
Las dificultades que se presentan en el momento de traducir la palabra travesti
evidencian la complejidad que existe a la hora de definir las identidades sexuales, las
pluraliza y las flexibiliza. Así, el análisis de las diferencias sexuales y de género en el trabajo
de la traducción puede brindar nuevos sitios de producción de conocimiento, así como
estimular intercambios significativos en las identidades y categorías sociales (Spurling, W.J.,
en Epstein, B. J. y Gillett, R., 2017, p 173).
Decir travesti, de entre las muchas otras implicaciones que tiene, también está la de
participar de esa especie de existencia de la misma práctica travesti. En este lugar, el
expresar, ser, performar y traducir son actos que se entremezclan, complementan y
superponen. Como podemos extraer de todas estas reflexiones, la traducción y el travestismo
son dos diciplinas que, juntas, revelan importantes y específicas conexiones (Rose, E., en
Epstein, B. J. y Gillett, R., 2017, p. 37). Ambas se ejecutan a través de la performatividad y
son capaces de (re)producir imaginarios, además de moverse constantemente entre el acuerdo
y la disidencia. La traducción se enfrenta constantemente a la toma de decisiones, a través de
la cual se pretende mediar entre el sistema cultural de salida y el de llegada; la travesti hace
uso de la subversión, pero para ello necesita discutir y también pactar con la idea de
feminidad tradicional. Este revelador paralelismo fue mencionado hace años por Van Wyke
(2010, p. 18), que concibió a la traducción como “the redressing of a body of meaning in the
clothes of another language” (como se citó en Rose, E., en Epstein, B. J. y Gillett, R., 2017,
p. 37). De esta manera: “A cross-dresser covers and conceals their physical body with
clothing and, according to this metaphor, a translation covers and conceals the original textual
body with a new text” (Ibidem).
Las teorías queer afirman de igual manera que no hay un “único” cuerpo debajo, es
decir, no existe ninguna “esencia única” que exista realmente e independientemente del
número de capas que se acumulen por encima. En traducción tampoco hay un significado
último encubierto que vaya a ser recuperado en un nuevo idioma (Rose, E., 2016). Esta
manera de entender la traducción ayuda a reafirmar y reivindicar la construcción travesti
como una serie de decisiones individuales que conforman una identidad independiente y de
múltiples soluciones válidas, de (auto)consenso y libre de (hetero)normatividad.
Al igual que el acto de traducir, la cuestión travesti lleva consigo una compleja red de
conflictos culturales a conciliar, que van desde cuestiones conceptuales sobre identidad hasta
la materialización y delimitación del cuerpo y el cuerpo del lenguaje, algo que además viaja

70
en ambas direcciones. Desmantelar el binarismo de género recuerda aún más al carácter
performativo de la traducción en cuanto a que la traducción no sólo facilita la comunicación
entre idiomas, sino que es un lugar de lucha en la negociación y producción de significado
(Epstein, B. J. y Gillett, R. 2017, p. 176). Es decir, los mecanismos utilizados para producir
traducciones llevan a la reflexión sobre el alcance y los límites de las palabras y del
significado que cargan, y por lo tanto van a formar parte del espacio queer como censores o
productores de la diversidad de las expresiones, orientaciones e identidades sexuales.
En cuanto a la performatividad travesti, dijo Butler:

La actuación de la travestida altera tres dimensiones contingentes de corporalidad


significativa: el sexo anatómico, la identidad de género y la actuación de género (...)
La travestida muestra el carácter diferente de los elementos de la experiencia de
género que erróneamente se han naturalizado como una unidad mediante la ficción
reguladora de la coherencia heterosexual. Al imitar al género, la travestida manifiesta
de forma implícita la estructura imitativa del género en sí, así como su contingencia
(2002, p. 269).

Existe también una concepción de lo imitativo dentro de la traducción, que encuentra


en la teoría de la escritura como una forma de travestismo de Camila Sosa Villada en El viaje
inútil un puente para entender los mecanismos de traducción como una forma de
desnaturalizar la ficción reguladora preconcebida. Esto se efectúa definitivamente con la
traducción de Las malas, en la que se hace patente la manera en que el acto de traducir dará
forma y participará de libertad de construcción de las identidades travestis.
Esta inagotable conversación entre la traducción y lo travesti convierte este análisis en
una fuente inagotable de paralelismos, y por la misma razón permite flexibilizar los objetos
de estudio y las definiciones de las traducciones y de las traducciones (de lo) queer. Este
espacio puede dar pie a reformular las preguntas que responden a cómo una identidad literaria
ha sido pensada, desarrollada y recibida. Nunca únicamente desde el prisma inequívoco del
lenguaje, sino desde un amplio, diverso y fluido sistema literario e ideológico.
Decir travesti en Noruega es entonces una victoria contra la pobreza estructural
literaria de las travestis argentinas. En las propias palabras de Camila Sosa Villada:

Al comienzo, el uso era como una pedrada, querían desnudarte en la calle, lo gritaban
como una alerta. Y una sentía esa vergüenza y todos los peligros que implicaba que
comenzaran a gritarlo de ese modo en la calle. Y un día, ocurrió algo dentro de mí,
que revelaba un brillo, una particularidad, una ternura. Y vi a otras y pensé que

71
brillaban en un mundo sin color. Y escuché decir a Claudia Rodríguez: soy travesti y
resentida. Y enloquecí de amor. Una disputa que al menos yo, gané sobre el
lenguaje38.

4. 4. Sujetxs transpobres

Para comprender las características de las narrativas travestis argentinas nos gustaría
en primer lugar enfocarnos en el análisis de Las malas llevado a cabo por Ana Gallego
Cuiñas, profesora de la Universidad de Granada, en el capítulo “Sujetxs pobres: narrativas
trans/travestis argentinas en el siglo XXI” de su libro Novísimas: las narrativas
latinoamericanas y españolas del siglo XXI (2021). La elección se debe al peso puesto en la
condición de pobreza como foco de los relatos en la literatura trans/travesti, con una carga de
clase que va unida a la cuestión de género, ambas inseparables en el contexto de las travestis
argentinas, y por supuesto también en la narración y el lenguaje de Las malas. En este texto
se describen las principales especificidades de este sujetx39 travesti de las narrativas trans40 en
Argentina: monstruosx, queerizadxr de géneros literarios y enunciadxr de subjetividades
pobres; que servirán de ayuda para más tarde observar de qué manera esa voz se ha
(re)producido en el contexto noruego. Gallego Cuiñas expone también un completo estado de
la cuestión de esa narrativa trans/travesti desde un punto de vista estético, lugar del que nacen
diversas nociones e imágenes que resultan relevantes para la toma de decisiones en la
traducción y sus evocaciones culturales.
Las malas une reapropiaciones de los cánones tradicionales latinoamericanos y la
disidencia como forma de testimonio autoficcional (p. 92). Considerando las observaciones
de Gallego Cuiñas, en Las malas se entrelazan la pobreza, lo trans/travesti, el realismo
mágico queer y la comunidad animalizada, ¿cómo se reescribe todo esto en el contexto
noruego?

38
Mastruzzo, S. Camila Sosa Villada: “No admiten que las travestis puedan hacer mundo o lenguaje”. (2022, 4
de marzo). Indiehoy.
https://indiehoy.com/libros/camila-sosa-villada-no-admiten-que-las-travestis-puedan-hacer-mundo-o-lenguaje/
39
En esta sección se utilizará también la grafía x para seguir con la terminología de Gallego Cuiñas, que la
emplea en contraposición a las subjetividades no queer con el propósito de-generar y tensionar el lenguaje (p.
79).
40
En este apartado utilizaremos el término trans para ir en sintonía con las nomenclaturas de Ana Gallego
Cuiñas, aunque nuestra postura durante el resto del trabajo sigue prefiriendo la teorización travesti para hablar
de Camila Sosa Villada y Las malas.

72
Ana Gallego Cuiñas describe la narrativa trans/travesti en la Argentina actual como
un conglomerado de subjetividades diversas, pero que a su vez comparten determinados
puntos en común: el uso de la crónica a modo queer, la apariencia del monstruo y la
enunciación literaria de una subjetividad pobre (p. 86). El relato de las vidas trans sucede
desde vidas (trans)pobres, hermanadas con las estructuras de la picaresca y los relatos de
confesión, o como los denomina Ana Gallego Cuñas, testimonios autoficcionales.
Este estudio es sólo una de las aportaciones de cómo el ámbito académico
hispanohablante ha interpretado Las malas. Aunque la forma en que la academia ha
interpretado la novela no es necesariamente igual a cómo lo ha hecho el público general, tiene
relevancia a la hora de pensar en la introducción y recepción de una obra en una nueva
cultura, puesto que este análisis ha sido resultado de los efectos que produjo la estela de Las
malas en determinado contexto. Además, la puesta en relación de este material con otros
momentos y subjetividades literarias e históricas nos ayuda a formar, y así transportar, el
mapa de “lo común disidente” (p. 71) a conversaciones con otras especialidades, en nuestro
caso con la disciplina de la traducción queer.
En este estudio, Ana Gallego Cuiñas se refiere al sujetx trans/travesti como un “autor
socialmente inteligible” (p. 70), y describe una dinámica para sus narrativas en paralelo a la
de otras pobrezas, en concreto la de la mendicidad en la picaresca del siglo XVI. Gallego
Cuiñas parte de la conceptualización acuñada por Juan Carlos Rodríguez en La literatura del
pobre (1994, p. 25, como se citó en Gallego, A., 2021, p. 70), en la que el autor establece la
tres características coexistentes en la manera privilegiada de relatar la pobreza en la picaresca
renacentista: la libertad de narrar la vida propia, la de ser con nombre propio y la de ser autor
propietario de la obra. Este patrón de la literatura del pobre se repite, según Gallego, en una
literatura de lxs pobres varios siglos después. Así, compara la prohibición de la mendicidad
con una especie de “prohibición moral de la disidencia sexual” (p. 71). El término
ininteligible está también muy vinculado con los fenómenos de traducción y cobra relevancia
ver cómo se hace inteligible lo doblemente ininteligible: una lengua y el sujetx queer.
A la hora de establecer un paralelismo entre la literatura de los pobres y la literatura
de lxs pobres, es conveniente configurar primero una definición de la pobreza, no entendida
únicamente en términos económicos, sino también ideológicos. La dicotomía centro-periferia
se presta de algún modo insuficiente debido a que tiene lugar una nueva forma de entender al
“cuerpo pobre” (p. 75) como el sujetx que, además de la privación económica, padece la
negación del acceso a la vida cultural, al espacio, las significaciones y los códigos públicos.
Esto es, por ejemplo, que las travestis sean excluidas de la vida profesional blanca (Sosa

73
Villada, 2019, p. 195) y se vean en la obligación de mercantilizar su cuerpo en unas rutinas de
oscuridad como única forma de construirlo a imagen y semejanza del ciudadano inteligible.
Sosa Villada expresó en una entrevista para Página12 en abril de 2022: “Me da mucho miedo
la decrepitud, la miseria, algo que empezó a suceder con las ciudades también de verlas muy
sucias, fallando constantemente”41.
Esta manera de observar la pobreza deconstruye también la imagen de la ciudad como
parte de una geografía protagonista, homogénea y privilegiada. En realidad, los márgenes se
encuentran repartidos en todos los planos del espacio, al igual que sucede con la geografía del
cuerpo travesti. Este cuerpo es objeto de deseo entre la heteronorma cis-masculina, que al
mismo tiempo lo excluye de la luminosidad del sexo público, des-civilizándolo y haciendo de
él un material privado y sexua(liza)do. Como dice Camila en una entrevista en El
Confidencial sobre las perspectivas configuradas en torno a la dicotomía centro-periferia:

Decir que hay una escritura en los márgenes habla de que las personas tienen una idea
de que están en el centro de algo. Para mí el centro siempre ha sido ese paisaje, ese
color, ese poder adquisitivo, esas personas, las travestis, los maricones, la infancia, las
espinas, la constante lucha contra la naturaleza para que no te devore ni te secuestre
en algún momento. Para mí eso siempre ha sido el centro42.

En la segunda mitad del siglo XX, formatos como la crónica pasarán a ser vehículos
característicos de la literatura del pobre, que después de un paréntesis estimulado por los
discursos del bienestar característicos de la ideología neoliberal, desembocará en un boom
tras las crisis económicas de fin de siglo. A comienzos del siglo XXI, Argentina se convertirá
en un epicentro de producción de la narrativa del pobre que traerá consigo particularidades
estéticas específicas y la inclusión de cuestiones feministas y trans. A este fenómeno,
Gallego Cuiñas lo denomina el giro trans (p. 79) en la literatura del pobre, el paso a la
literatura de lxs pobres, y señala a Las malas como el ejemplo por excelencia de este giro que
ayuda a conformar el paradigma literario del colectivo trans/travesti en la narrativa del siglo
XXI. Gallego designa a esta categoría como trans/travesti en una especie de “inclusión
diferenciada” (p. 85) de las producciones artísticas transgénero, transexuales y travestis. Al
igual que en la picaresca, en estas narrativas tiene lugar el “acto de tomar la palabra” (p. 90),

41
Hayes, I. (2022, 22 de abril). Camila Sosa Villada: “Hay editores que te dejan pasar cualquier cosa. Dicen
‘pobrecita, es travesti, ¿qué se le puede pedir?. Página12.
https://www.pagina12.com.ar/416210-camila-sosa-villada-hay-editores-que-te-dejan-pasar-cualquie
42
Corroto, P. (2022, 24 de marzo). Camila Sosa Villada; “Soy travesti, no trans, no quiero robarle nada a las
mujeres”. El Confidencial.
https://www.elconfidencial.com/cultura/2022-03-24/camila-sosa-villada-soy-una-tonta-por-quererte_3396666/

74
además de la pobreza unida al marco de la ciudad a la cual ahora se le añade el cuestión
sexo/género como asunto esencial a la hora de empobrecer determianadas vidas.
En su artículo, distingue en Las malas cuatro elementos que son naturales a las
narrativas trans/travestis del siglo XXI: el cuerpo, la animalidad, la comunidad y el
neobarroco. En cuanto al primero de estos cuatro elementos, el peso de la narración se
encuentra justamente en el cuerpo, que resulta espacio de controversia y de conflicto, de
“disputa por la legibilidad” (p. 94). El cuerpo travesti es un lugar accesible para el
cuestionamiento de la presencia travesti, socialmente incomprendida, que en esta literatura de
Camila Sosa Villada se convierte en las (razones de las) palabras. Lo animal, por su parte,
hace referencia al lugar social tanto del pobre como de la travesti, que siempre es pobre,
como figuras “expulsadas de lo humano” (p. 98). Se produce entonces una “doble
animalización”: por un lado, la de las subjetividades pobres y por otro, la de las
corporalidades disidentes (p. 98). La idea de comunidad planteada en Las malas reconcilia de
alguna manera lo animal con lo humano, ya que se trata de una faceta que pertenece a ambos
mundos.
El concepto familia adquiere nuevas significaciones no relacionadas con lo genético o
lo biológico, sino como una red de afectos. “La nostredad queer participa en unidad y
solidaridad de aquello de lo que es excluida” (p. 99). Esto se contrapone, sin embargo, a la
individualidad del pícaro. La alusión a la teatralidad neobarroca es también significativa a la
hora de entender la decisión de Signe Prøis de mantener el término “travesti” en español en la
traducción al noruego. La “teatralidad travesti” en Las malas es estética, de raza, de clase y
del lenguaje, y no parece que pueda representarse en su versión noruega con el término
“transvestitt” sin colonizar o domesticar a la travesti pobre argentina. William J. Spurlin da
un ejemplo similar en Queering Translation (2014, como se citó en Kedem, N., 2019, p. 162),
donde explica la intraducibilidad de algunas expresiones sobre el deseo, las identidades y las
prácticas no occidentales, y cómo éstas pueden verse reducidas y tergiversadas, eliminando
su sentido indígena, sus procesos lingüísticos específicos de diferenciación y significación.
Como explica Gallego Cuiñas, la literatura del pobre es esencialmente histórica,
particularidad que ha hecho que se represente principalmente desde la picaresca y del
realismo. Durante los últimos años se han comenzado a narrar historias también desde lo
fantástico, desde el gótico y el (trans)feminismo, a través de dos procedimientos sociales
estéticos: las políticas de lo común y de la disidencia (pp. 101-102). De hecho, de acuerdo
con Gallego Cuiñas, Las malas, yendo de lo global a lo local, se reapropia de algo tan
latinoamericano como el realismo mágico, reformulado “en clave queer” (p. 94).

75
Con Ana Gallego Cuiñas diferimos a la hora de utilizar el término “autoficcional”
para referirnos a Las malas, puesto que, como ha sido expresado por Camila y discutido en
apartados anteriores, referirse a su literatura como una forma de autobiografía no hace más
que silenciar el material cultural de las travestis. Sí estamos de acuerdo con la idea de la
trayectoria artística de Camila Sosa Villada como una suerte de performance travesti que
habilita y desarrolla su propia existencia, a través de la cual, de alguna manera, Las malas
forma parte como un estadío de esa biografía travesti. Tampoco entendemos la poética
fantástica de la costumbre travesti en Las malas como un realismo mágico queer, con la
intención de desdibujar las categorizaciones literarias cerradas y canónicas que se le han
exigido a la obra de autora para traerla a una inteligibilidad sistemática, normativa y
conforme.
La definición de Ana Gallego Cuiñas de un caso para las narrativas trans/travestis
incluye a Las malas en un círculo de pertenencia literaria, desde el cual va a poder
desvincularse y diferenciarse. Una especie de nueva hegemonía trans/travesti a partir de la
cual la especificidad de la escritura de Camila Sosa Villada encuentra los caminos para su
propia narración, independiente de los discursos de una travesti global:

Hay una “estrecha relación entre estética, política y vida mediante una
performatividad doble: del yo y de la escritura (...) De esta manera, la subjetividad
que se cuenta en Las malas posibilita la (auto)construcción transitiva de un yo
colectivo, una transbiografía, que Sosa Villada no deja de (re)escribir en cada libro
que publica” (p. 102).

Esto es, como explicaremos a continuación, su propia transescritura.

4.5. La transescritura

Como ya hemos mencionado, los temas, el estilo, los formatos y el lugar de


enunciación de la literatura de Camila Sosa Villada pueden entenderse como una forma
artística/performativa propia, que además ha sido definida como transescritura por ella
misma en una entrevista43 en 2018 y tomada más tarde por Javier Mercado en

43
Camila Sosa Villada: “Tomé conciencia de que era una escritora trans con este libro”. (2018, 2 de octubre).
Eterna Cadencia.

76
“Transescritura, cuerpo e identidad en La novia de Sandro, de Camila Sosa Villada” (2021)
para desarrollar las características de la literatura de la autora. Mercado explica las
particularidades que definen la transescritura tomando como objeto primario de análisis el
libro de poemas de Camila. Estas características son también aplicables a Las malas, puesto
que la transescritura atraviesa toda la obra literaria de Camila y ayuda a consolidar su obra
como una forma más de existencia literaria, artística y vital.
La categoría de transescritura es una experiencia que, según Mercado, es capaz
reconstruirse a partir de los textos debido a esa indefinición que la caracteriza, haciendo que
las fronteras entre teoría y poesía se difuminen; “la escritura como práctica a ser indagada”
(p. 82). Esta propiedad central de la transescritura la encontramos tanto en los discursos de
Camila en entrevistas y notas periodísticas, como en El viaje inútil y en Las malas. Al mismo
tiempo, esta esencia es la misma que conforma y reconstruye la traducción queer.
Como primera característica de la transescritura Javier Mercado señala que dicha
práctica constituye una forma de lucha política del colectivo trans-travesti. Tanto es así, que
el mundo de “las urgentes travestis” (Sosa Villada, 2019, p. 136) de Camila en Las Malas es
explicado en el ensayo de Ingrid Fadnes en Slemme piker como una forma de ser política (p.
228). El hecho de ir dentro de un cuerpo travesti ocupando el espacio público es un acto
político, y por lo tanto, también escribir ese cuerpo travesti, que además va a ser recibido
primero en ese campo cultural de Argentina, del mundo hispanohablante y después también
en el de Noruega. Este planteamiento sobre la geografía de la traducción va en sintonía con la
arquitectura contrasexual descrita por Paul B. Preciado, cuyo principio se basa la idea de que
“la concepción y la creación de espacios contrasexuales estarán basadas en la deconstrucción
y en la renegociación de la frontera entre la esfera pública y la esfera privada” (2011, p. 67).
Las malas, como novela publicada en una editorial de la talla de Tusquets, hace que estas
narraciones travestis desplazadas comúnmente hacia lo privado circulen finalmente por la vía
pública. Esta función política de la transescritura que describe Javier Mercado no es
expresada de forma explícita por Camila Sosa Villada, que tiene una clara preocupación y
prioridad estética en su obra, cuya búsqueda y práctica ingresará como consecuencia en lo
político. Como ejemplifica Mercado, una de las constantes en su literatura es la visibilización
de los crímenes de travesticidio. Éste señala a la transescritura como “un modo de la
justicia”, una manera de incorporar una voz dentro del canon de la literatura argentina que ha
sido históricamente negada: “A las travestis no nos nombra nadie, salvo nosotras” (Sosa

https://www.eternacadencia.com.ar/blog/contenidos-originales/entrevistas/item/camila-sosa-villada-tome-concie
ncia-de-que-era-una-escritora-trans-con-este-libro.html

77
Villada, 2019, p. 83). En sí misma, la escritura encarna la vida, y los crímenes perpetrados
tanto desde el cuerpo como desde el lenguaje van a asesinar a las travestis: “Dicen «los
travestis», «el travesti», todo es parte de la condena. El propósito es hacernos pagar hasta el
último gramo de vida con nuestro cuerpo. No quieren que sobreviva ninguna de nosotras”
(Ibidem, p. 222).
La segunda característica de la transescritura está relacionada con la construcción de
la identidad a través de una especie de autoficción. En las palabras de Javier Mercado, la
escritura es “la posibilidad de devenir otra” (p. 85). A través de la novela, Camila imagina
una autobiografía que participa de la propia construcción travesti: “Conocer la casa de otra
travesti era un evento muy bonito porque una podía ver sus coincidencias y sus disidencias, y
con eso construíamos nuestra identidad, nuestro futuro hogar” (Sosa Villada, 2019, p. 141).
De la misma manera que la propia existencia travesti sucede por y durante la ficción literaria,
l*s lector*s pueden construir rincones de su propia identidad mediante la exposición al
imaginario de estas vidas, que escritas son desocultadas.
La tercera particularidad de la transescritura sería la relación que ésta tiene con el
cuerpo, que es a la vez relato y lugar de enunciación. Es entonces a través de la escritura que
el cuerpo travesti es capaz de superar el exilio al que ha sido desplazado por la historia,
mediante una acción performativa única que involucra a la identidad, al cuerpo y a la
escritura, todo sucediendo al mismo tiempo y de manera intercambiable. Así, Camila no narra
qué es ser travesti, sino que incita a “pensarse en una corporeidad otra” (Mercado, 2020, p.
87), de manera que l*s lector*s deshagan los privilegios que conforman sus identidades y
vivan en sí mismo el hecho de ser travesti. Esta forma de existencia travesti se deba quizás a
la imposibilidad de participar de las definiciones hegemónicas, ya que como dice Camila en
Las malas, “una travesti es algo muy difícil de explicar, todo el mundo lo dice, es muy difícil
de explicar a los padres y muy difícil de explicar a los niños qué es una travesti” (p. 178).
Dentro de toda esa poesía de lo que se ejerce sobre el cuerpo travesti, se encuentra
también el tema de la cirugía que, de acuerdo con el análisis de Mercado, en La novia de
Sandro se concentra en torno a los pechos. En Las malas, observamos esta misma cuestión
alrededor de las hormonas, los genitales, los pechos y otros recursos estéticos modificación
hacia una “feminización” corporal. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el momento en el
que la Tía Encarna hace el gesto de amamantar al Brillo de los Ojos con sus pecho rellenos de
aceite de avión (p. 26), o cuando al personaje de Camila le muestran por primera vez una
vagina reconstruida (p. 142).

78
La categoría de transescritura, acuñada por Camila Sosa Villada y reconstruida más
tarde por Javier Mercado, posiciona entonces a Las malas como narración trans (mantenemos
en este caso la terminología usada por Mercado), y por lo tanto en objeto de traducción queer
debido a la interrelación que existe en la novela entre el cuerpo, la existencia, la identidad y
la escritura. Resuena la cuestión sobre cómo traducir la literatura de Camila; en otras
palabras, ¿cómo traducir la transescritura al traducir Las malas?
Esta manera de entender el acto de escribir como el acto de existir se consolida de
manera definitiva en El viaje inútil, una autodeterminación artística y vivencial de Camila
Sosa Villada para las escrituras de su travestismo. Esta narración en clave ensayística nos
puede ayudar a conformar lo que será más tarde una nueva prolongación del cuerpo travesti a
través de la traducción de una de sus obras al noruego.

4. 6. Literaturas transpobres y transescritura: El viaje inútil de Camila Sosa


Villada

Anteriormente hemos hablado de la literatura de Camila y de su participación en la


formación y la vivencia de la identidad a través de la escritura, una forma de práctica artística
descrita por Javier Mercado en base al discurso y la estética de La novia de Sandro, Las
malas y El viaje inútil. Este último libro es un punto de partida teórico muy personal para
hablar sobre los afectos y los efectos de Las malas, ya que es la propia Camila quien teoriza
sobre la acción y la reacción, si es que hubiese diferencia, de su escritura.
La manera en que Camila ve el fenómeno de la escritura tiene algunas similitudes con
los mecanismos sobre los que trabajan los espacios académicos para la definición de la
traducción queer. Un ejemplo es la idea del lenguaje y de la traducción como zonas de
negociación, algo que se ve reflejado en los pasajes en que el padre de Camila le está
enseñando a escribir: “Encuentra similitudes entre su lenguaje y el mío para poder explicarme
mejor las cosas” (p. 12)44. Camila describe este momento de aprendizaje de la lengua como
un lugar de consenso en la relación con su padre. Pensando en la traducción también como un
suceso de la formación del lenguaje discutido entre dos partes, a la hora de designar esas
nuevas construcciones de sexos y géneros (Baer, 2021, p. 16), han de negociarse de igual

44
En este capítulo, las citas incluirán únicamente el número de página al hacer referencia a El viaje inútil.

79
manera en un espacio seguro, llámese éste quizás traducción queer, durante los actos de
traducción: “Haber estado obligada a negociar con la palabra mi precio, mi libertad, mis
espacios habitables” (Sosa Villada, 2018, p. 48).
En El viaje inutil, el lenguaje también se describe como una zona que autoriza los
sentimientos: “Una tristeza capaz de ser reconocida, dicha (...) Yo digo, primero la escritura
después la tristeza” (p. 23) y las distintas formas de gestionarlos: “Es como si con la llegada
de la lectura y la escritura me hubiera llegado también el talento para mentir, para inventar,
para exagerar y para ocultar” (p. 24), “Soy una niña travesti perversa y atribulada” (p. 28),
“La literatura también fue un arma de venganza” (p. 37). El lenguaje no sólo autoriza los
sentimientos, sino que los siente, como si fuera un organismo vivo. “Mi secreto, el de escribir
y ser travesti, los expulsó [a su madre y a su padre] de mi mundo y me salvó de su odio” (p.
45).
Esto nos lleva a uno de los motivos más trascendentales en la obra de Camila y que
caracteriza la dinámica artística de sus libros, que es el paralelismo que establece entre
escribir y vivir: “Descubriendo los inicios de la escritura. Él [su padre] me prepara para vivir”
(p. 12), “Sin la escritura, no existía la posibilidad de vivir” (p. 43), “Ya existe todo lo que
puedo escribir” (p. 44), “Hasta hoy, no sé si me sucedieron esas vidas para que las escriba o
yo las sucedí para poder escribirlas” (p. 61), “Algunas cosas en mi vida comienzan a ser
después de ser escritas” (p. 64). Tal es la semejanza entre la vida y la escritura, que el mismo
viaje inútil de Camila es “la vida que no se escribe” (p. 44).
Otro punto interesante de esta reflexión en torno a la práctica de la escritura está dado
por la cuestión de las políticas de la institución literaria. En El viaje inútil, Camila expone
cómo dichas políticas también regulan a la travesti: “Estoy en esa parte de la historia en que
las travestis recuperamos la voz y es necesario usarla (...) También decir la crueldad con que
fui tratada y también el amor y la ternura (...) El problema con la literatura es siempre con
una misma. Una es el problema de la literatura” (p. 47, 53)". De este modo, el ensayo
funciona a modo de archivo travesti: “Escribo para que una historia se sepa. La historia de mi
travestismo (...) También para decir la lucha de mi familia en contra de la pobreza” (p. 26).
Para Camila, lo que sustenta a la escritura es la memoria y “escribir es escribir recuerdos” (p.
43).
Escribir es además travestirse: “El travestismo ya estaba ahí determinando lo que
vendría a ser después el carácter de mis palabras (...) La escritura y el travestismo son las
armas con las que me adentré a vivir como una huérfana” (p. 45. 46). Incluso los prejuicios
que recaen sobre ambos son compartidos: “El prejuicio alrededor de un escritor, que al fin y

80
al cabo es el mismo prejuicio que existe sobre una travesti” (p. 14). Traducir es también la
búsqueda del matiz específico, la búsqueda por travestirse: “el travestismo ya estaba ahí
determinando lo que vendría a ser el carácter de mis palabras” (p. 45). Camila también dedica
un momento de sus reflexiones a pensar los efectos de plasmar lo dicho oralmente de forma
escrita, tal como sucede al transcribir conferencias, considerando esta operación como una
manera de travestir lo oral de lo escrito. Este travestirse lo consolida, le permite ser literatura:

Registrar lo dicho en papel (...) se traviste a la palabra dicha de palabra escrita. Esa
literatura es un travestismo de la palabra a la inversa. Esa obligación de transcribir
así, sin la posibilidad de la corrección que ofrece la palabra escrita, esa imposición de
ser lo más fiel posible a su madre, es también literatur (p. 58)

En la tradicional exigencia de entender la traducción de un determinado texto como el


linaje de una matriz45, hay espacio para una obra literaria sin ascendencia, libre: “Ser travesti
es la hermana de la escritura en ese viaje de renuncia que presenté frente a mis padres. La
escritura y el travestismo son las armas con las que me adentré a vivir como una huérfana” (p.
46).
Este ideario teórico expuesto por Camila en El viaje inútil desvela muchos de los
mecanismos y las vivencias de Las malas, que encontraron un nuevo modo de la
supervivencia en el momento de exponerse a un proceso de traducción. Esto hace que
Slemme piker tenga, probablemente sin pretenderlo, la responsabilidad de traducir la
transescritura.

45
Nos referimos a las tradicionales miradas traductológicas que enfocan los textos traducidos como copias
derivadas de un original que se debe “reproducir”.

81
5. Conclusiones
Durante este estudio hemos utilizado distintos materiales para definir la forma de ser
travesti de los personajes de Las malas de Camila Sosa Villada: la caracterización de las
narrativas transpobres descritas por Ana Gallego Cuiñas, la categoría de transescritura
acuñada por Camila y reconstruida tanto en el análisis de Javier Mercado y como en la
performance teórica de la propia autora en El viaje inútil, junto al prólogo de Juan Forn, el
ensayo de Ingrid Fadnes y las notas a la traducción elaboradas por Signe Prøis. Estos
elementos han conformado un ideario teórico que establece la manera en que la novela se
relaciona consigo misma y con el mundo, lo cual puede ser extrapolado a las conversaciones
entre Las malas y Slemme piker. El marco principal de estas conversaciones ha sido el de la
conciliación de “lo travesti” en el intercambio entre lenguas, durante el cual la particularidad
teórico-artística de Camila Sosa Villada intenta seguir definiéndose y (re)generando su
existencia y la de los personajes de Las malas a través del acto de la traducción. En este
trabajo hemos podido reconocer algunos aspectos de la relación que estas obras mantienen
entre sí y también con la disciplina que las une, la traducción.
Tras la formulación de un ideario teórico travesti para Las malas y el análisis llevado
a cabo sobre su traducción al noruego, entendemos que las voces a traducir son inseparables
de las miradas queer. Por la propia naturaleza autorreflexiva y deconstructiva de esta rama de
la traducción, el texto de Slemme piker leído desde la teoría de la transescritura de Camila
Sosa Villada contribuye como un claro material de apoyo debido a su similar vivencia.
Hemos encontrado algunas características que consideramos sitúan a este texto como una
traducción queer, las cuales vamos a recuperar y exponer a continuación.
Las narrativas transpobres descritas por Ana Gallego Cuiñas constituyen relatos que
se caracterizan por la autonarración de subjetividades, la circunstancia de pobreza y la
apropiación de determinados géneros literarios. En dichas narrativas se intenta así “permitir”
al sujetx transpobre, poniendo a estas subjetividades como primera persona del relato,
mientras que es rechazado en su contexto histórico como un ciudadano ininteligible. La
pobreza es la génesis estructural de los sujetxs transpobres, que se padece siempre desde la
dimensión económica, pasa por el cuerpo y se propaga a muchos otros planos. A través del
autorrelato, estos personajes intentan deshacerse de la pobreza cultural y literaria que heredan
así como también de la pobreza económica; de este modo, redefinen el género de la
narración.

82
Javier Mercado reconstruye la categoría de transescritura a partir de la denominación
establecida por Camila Sosa Villada y define las características de este tipo de escritura en
tres partes: como un modo de la justicia y de lucha política, como una forma de
(auto)construcción de la identidad y, por último, como una función performativa del cuerpo.
Estas ideas nos van a ayudar a interpretar el hecho de traducir la transescritura como una
manera de desjerarquizar las categorías lenguaje, literatura y traducción, de forma que sean
fluidos y formen parte, como elementos afines a las enunciaciones normativas, de la
enunciación de las subjetividades.
Se pueden advertir en Las malas muchas de las trazas que describió Javier Mercado
sobre el discurso artístico de El viaje inútil. Este ensayo no sólo consolida la categoría de
transescritura como una pieza fundamental de Las malas y la poética de Camila Sosa
Villada, sino que también contribuye teóricamente a entender la escritura de Slemme piker
como una prolongación más de la existencia artística de la autora. Las malas es partícipe de
un acto de travestismo. Por lo tanto, el suceso de su traducción y el constante recorrido en
favor de la permanencia travesti pueden integrarse como parte de un ejercicio queerización
de la traducción.
Durante este trabajo hemos analizado casos específicos de los intercambios
lingüísticos que han tenido lugar entre Las malas y Slemme piker. Hemos planteado y
ejemplificado como, durante los procesos de traducción de la novela, se han cuestionado las
relaciones de poder mediante las decisiones tomadas sobre la lengua. Esto se ha dado, por
ejemplo, en el caso de mantener la palabra travesti en español. La traducción también
participa de la diversidad de las identidades sexuales, sacando a la luz los conflictos presentes
sobre la conciliación de las terminologías, como ya se expone de manera explícita en el
apunte a la traducción de Signe Prøis al comienzo de Slemme piker.
El prólogo escrito por Juan Forn funciona como una primera decodificación cultural,
presentando el universo de las travestis del Parque Sarmiento y legitimando una voz
subalterna dentro de un formato hegemónico como es la novela. Por otro lado, el ensayo
escrito por Ingrid Fadnes para la edición en noruego emprende una búsqueda de equivalentes
culturales para hacer inteligible a ojos noruegos el estado de la cuestión de las travestis
latinoamericanas. Fadnes hace hincapié en decir, y sobre todo nombrar, la brutalidad de los
crímenes cometidos contra ellas. Una palabra única para la muerte de las travestis no hace
más que reafirmar su vida, que ahora es también legitimada en el contexto noruego. Nos
referimos aquí a la enunciación del travesticidio, que se encuentra en el nivel más extremo de
las violencias y represiones ejercidas contra el colectivo travesti. Este texto puede entonces

83
contribuir en promover solidaridades empáticas (Baer, 2021, p. 49) y contribuirá como parte
del archivo travesti argentino en Noruega.
Durante este trabajo hemos destacado algunos procedimientos que dan cuenta de
Slemme piker como objeto y sujeto de la traducción queer y que hemos dividido en seis
temáticas: el tratamiento de los nombres propios, la presencia de la animalidad feminizada,
las resoluciones del conflicto entre las terminologías trans y travesti, la búsqueda de la
equivalencia de los modelos relacionales travestis, la enunciación de las condiciones de clase
(el campo, la pobreza y la enfermedad) y la complejidad marica.
La hipótesis principal de este trabajo sostiene que los desafíos y resoluciones que
pueden intuirse a partir del análisis de Slemme piker posicionan a dicha traducción como una
traducción queer. Por lo tanto, la traducción de la novela efectivamente participa de la
consolidación de la traducción queer como disciplina. Las tensiones que ejercen las
sensibilidades en los procedimientos llevados a cabo en el acto de traducir evidencian una
pulsión queer en la traducción al noruego de Las malas, que están presentes durante todo el
proceso de traducción. La queerización detectada en la traducción, que incluye entre otras
cosas la desmantelación de modelos binarios de intercambio (estructurados alrededor de un
origen y un fin fijo y estable), puede brindarnos un valioso análisis para el rastreo de la
circulación transnacional del conocimiento sexual (Baer, 2021, p. 48). Slemme piker es un
claro ejemplo de material que da cuenta del tráfico del saber y del desarrollo de lo sexual.
Slemme piker rompe el privilegio del monolingüismo de la lengua y del monolingüismo
sexual. Que suceda la traducción es que suceda la travesti.
Otra de las conclusiones a las que nuestro análisis nos permite llegar es la
constatación de que la traducción de Las malas constituye un aporte en torno a algunos de los
paralelismos que se han formulado, en el marco de la traducción con enfoques queer, entre
los actos de travestismo y los procesos de traducción, como son el carácter performativo, la
naturaleza no reproductiva y la vertiente política. En cuanto al primero de estos aspectos, en
el apartado 4.3. hemos conectado la performatividad de la escritura con la performatividad
del travestismo, puesto que, como expresa Camila, el travestismo es algo que se comete
(2018, p. 89). El acto de traducir la transescritura permite desmontar la idea de la
“repetición” de un texto y pone el foco en las necesidades y las insistencias. Nos referimos a
aquellas ideas que durante los procesos de traducción intentan permanecer con fuerza.
En cuanto al carácter no reproductivo atribuido tanto al travestismo como a los
fenómenos de traducción, sostenemos que es una de las tantas consignas que la traducción de
Las malas está rompiendo a través de la formulación de unos cuerpos a partir de la

84
enunciación. Paul B. Preciado defendió en su Manifiesto contrasexual la necesidad de superar
la diferenciación entre producción y reproducción, que se naturaliza normalmente en
términos de masculinidad y feminidad, respectivamente (2011, p. 33). Nos detuvimos
especialmente en la concepción del acto de la escritura que Camila Sosa Villada expone en El
viaje inútil, ensayo en el que subraya que el deseo de escribir es precisamente lo que la hace
fértil (p. 13). Esta afirmación libera a la travesti ficcional de una conceptualización
tradicional sobre lo reproductivo, y convierte de alguna manera al hecho de traducirla como
otra escritura en la que poder accionar su condición (re)productiva.
Por último, si traducir es travestismo y travestirse es un acto político, el hecho de
traducir (y más, traducir a las travestis) encarna el doble cuerpo de esa acción subversiva,
susceptible tanto de ser reivindicado como de ser atacado dos veces. Las realidades
subalternas generan una tensión constante dentro de los sistemas culturales reguladores,
puesto que revelan la necesidad de reformular las preguntas y las definiciones que rigen
dichas estructuras. Estas voces (se) expresan como nuevas nostredades narrativas (Gallego,
2021), asumiendo el riesgo a la inteligibilidad en todas las partes del proceso literario. Las
voces negadas se juegan doblemente su condición en los procesos de traducción. La
traducción de Las malas es, por lo tanto, un vehículo cargado de urgencias travestis y de la
vulnerabilidad de la poesía de Camila Sosa Villada. El trayecto de la transescritura, que es
transpobre y (se) dice en español, desdibuja los márgenes de la geografía cultural en el
espacio que se vislumbra como consecuencia de los intercambios lingüísticos que generaron
tensión, el miedo a no ser. Decir(se) travesti en español por la vía pública engendra y
construye traducción queer.

85
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