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Marilyn Frye [Traducción]
17 JUNIO, 2020 SILLYSALLYRAD
Traducción no oficial: Silly Sally
Texto publicado en la revista Off Our Backs en el Volumen 20, N.8, de la edición de agosto/septiembre de
1990.
La siguiente es una charla dada por Marilyn Frye en la conferencia de la National Women’s Studies
Association en el foro de Teorías de la Sexualidad.
Cuando fui invitada a hablar en esta sesión, entendí que pretendía ser un momento
y lugar para la atención decidida a las voces de lesbianas para el propósito, al
menos en parte, de señalar y facilitar una intervención renovada en los problemas
del heterosexismo entre nosotras y en nuestra vida académica, programas
escolares y proyectos institucionales. Me quedé asombrada cuando leí en el folleto
de la conferencia que esta sesión estaba titulada “Teorías de la Sexualidad”. Estoy
aún más asombrada por la descrpción de este forum en el programa.*
Creo que este título y estas descripciones deben ser una especie de código. Las
heterosexuales tienen una sexualidad sólo cuando hay lesbianas obvias alrededor,
cuya presencia sexualiza a todas las presentes: así que si la palabra sexualidad
aparece, puedes inferir que hay lesbianas en la escena. Por una lógica similar, se
puede asumir que la sesión plenaria titulada “Teorías de la Raza” en el folleto
previo a la conferencia no consistirá en mujeres libres de color teorizando de
manera abstracta y de manera neutral a la raza sobre la Raza, sino que estará llena
de mujeres de color y será versará sobre cualquier cosa que decidan decir a esta
conferencia de la NWSA. Usar tales códigos significa caer en heterosexismo y
racismo, y obliga a la lectora, la de-codificadora, a servirse de lógicas
heterosexistas y racistas para interpretar el mensaje.
Voy a provocar y abordar aquí esos miedos. Voy a hablar de manera bastante clara,
desde la impaciencia y desde mi propio optimismo, raro y algo perverso.
Llega un momento en todos los cursos en mis clases de feminismo en el que las
mujeres heterosexuales estudiantes articulan esta pregunta: ¿Tienes que ser
lesbiana para ser feminista? No tengo mucha idea de cuánto escuchan esta
pregunta otras profesoras de Women’s Studies. Mi clase constituye una situación
que hace prestar atención a la conexión entre el femisnimo y el lesbianismo. Yo soy
lesbiana, estoy “fuera del armario” para mis estudiantes de Women’s Studies y las
expongo a una gran cantidad de pensamiento feminista fuerte y maravilloso de
feministas de muchas culturas y lugares que son lesbianas. En clase, esta pregunta
señala nuestra llegada a un punto donde las que se inician en el feminismo
empiezan a captar que los actos sexuales, el deseo sexual y el temor y tabú sexual
son profundamente políticos y que las políticas feministas van tanto de la
disposición de nuestros cuerpos, la manipulación del deseo y la excitación y los
lazos de intimidad y lealtad como van de los estereotipos de género, oportunidades
económicas y derechos legales.
Esta pregunta trae la fase en la que vamos a empezar a conciliarnos con el hecho de
que lo político es personal, muy personal. Pero lo que ocurre en mi clase
claramente no es lo único que hace que surja esta pregunta.
Acusaciones anti-feministas
Una cosa que lleva a las estudiantes a hacer esta pregunta es que muy
habitualmente se encuentran con personas que aparentemente piensan que si eres
feminista deber ser lesbiana. Personas que no son lesbianas feministas
extremistas.
Normalmente pregunto a las mujeres en mis clases de Women’s Studies si han sido
llamadas lesbianas o tortilleras o si han sido acusadas de ser lesbianas, y casi
siempre la mayoría de ellas dicen que sí. Una mujer fue llamada lesbiana cuando
rechazó las atenciones de un hombre en un bar; otra fue llamada “butch” cuando le
abrió y sostuvo la puerta a un amigo varón; a otra le preguntaron si era lesbiana
cuando desafió la descripción sexista de un hombre sobre otra mujer. Una mujer le
dijo a un hombre que no quería tener sexo con él y él la llamó lesbiana. Una mujer
joven le dijo a su madre que iba a ir a Washington para la gran marcha pro-aborto;
su madre, en desaprobación y con preocupación por la seguridad de su hija, le dijo:
“Oh, así que ahora te vas a ir y hacerte lesbiana.” Una mujer que se divorció de su
marido y ahora vive sola está siendo sometida a cotilleos que esparcen la alusión
sobre ella de que es lesbiana. Una mujer dice que habitualmente se asume que ella
es lesbiana por su complexión atlética y su negativa a llevar faldas. Una mujer que
no experimenta excitación sexual u orgasmos con su marido es interrogada sobre
sus tendencias lésbicas por su doctor y su terapeuta. Una mujer cuenta que sus
amigas/os se refieren a su clase de Women’s Studies como su “clase de lesbiana”,
muchas otras mujeres cuentan que sus amigas/os hacen lo mismo.
Las estudiantes que son expuestas a los datos ampliamente conocidos de violencia
machista en el matrimonio, violación callejera y violación por parte de conocidos,
pornografía, abuso sexual infantil, incesto y otras violencias contra las mujeres, y a
cualquier análisis feminista agudo y profundo de las estructuras patriarcales del
matrimonio, la reproducción y la maternidad – estudiantes que son expuestas al
análisis feminista de las religiones patriarcales y de la mitología promulgada por la
cultura popular en las sociedades contemporáneas – estudiantes que entienden
algo sobre el trabajo pagado y no-pagado de las mujeres en varias economías
mundiales y de las prácticas e instituciones que determinan la acumulación y la
distribución de la riqueza – estudiantes que tienen alguna idea de la extensión y el
propósito de las conspiraciones históricas contra las mujeres tales como la
Inquisición y del borrado de las mujeres de la historia, así como de la campaña de
propaganda posterior a la Segunda Guerra Mundial en los EEUU para convertir a
las mujeres trabajadoras en amas de casa/clientas consumidoras – tales
estudiantes se percatan de que de lo que estamos tratando aquí es algo profundo,
que va a la raíz de la civilización y la sociedad y está grabado en las fuentes más
recónditas de nuestros pensamientos y pasiones. Captan la idea de que cualquier
respuesta adecuada a esto necesitará un análisis radical, estrategias radicales e
imaginación radical y que la rebelión será cara y peligrosa. El curriculum de los
Estudios de las Mujeres (Women’s Studies) – para mérito del mismo- les ayuda a
apreciar el carácter y la magnitud de los problemas; después recurren a él y a
nosotras para obtener recursos para responder a esos problemas – recursos
intelectuales, espirituales, artísticos, emocionales o políticos. Pero cuando
expresan esta necesidad muchas veces se les dice, ya sea de manera implícita o
explícita, que sólo las lesbianas buscan análisis y soluciones radicales y que sólo las
lesbianas los ofrecen. (Y debería añadirse que las circunstancias a veces conspiran
para hacer pensar a las mujeres de color que sólo las mujeres blancas son
lesbianas).
Otro ejemplo: Las estudiantes que han tomado un curso impartido por una
feminista lésbica llevan ideas de él a otro curso de Women’s Studies y esas ideas
son denigradas por la profesora, que las identifica como ideas que sólo una
lesbiana separatista podría considerar. Pero estas estudiantes han considerado
esas ideas y las han encontrado interesantes, incluso convincentes, y se han
sentido empoderadas sólo de pensar sobre esas ideas. Se les dice que esas ideas
pertenecen a las lesbianas y que las mujeres heterosexuales no creen esas cosas o
no las toman en serio siquiera.
No ejemplarizar la deslealtad
Las estudiantes se sientan en las clases de las profesoras heterosexuales (y algunas
veces de profesoras lesbianas que pasan por heterosexuales) que en sus vidas son
un modelo de conformidad a las normas hechas por los hombres de en apariencia,
voz, gestos y políticas, que parecen en todos los aspectos ser mujeres patriarcales
normales y aceptables que no alienan a los hombres, con marido e hijos y una
cantidad de aprobación masculina con la que trabajar, que miman y pueden ser
amedrentadas por estudiantes varones en sus clases. Para esas estudiantes, toda
su exposición a mujeres heterosexuales profesoras es exposición a profesoras que
no ejemplarizan, aprueban o animan ninguna insubordinación radical, ninguna
deslealtad a los hombres y sus proyectos, ninguna blasfemia contra los hombres y
sus dioses. En general la experiencia que las estudiantes tienen de ver esas cosas
ejemplarizadas, de oír sobre la violencia de los hombres contra las mujeres siendo
nombrada sin reservas, de escuchar burlas ingeniosas sobre la arrogancia de los
hombres, es dada por las lesbianas – tanto profesoras como alumnas. Las
profesoras heterosexuales de Women’s Studies en gran parte dejan la tarea de “ser
radicales” a las lesbianas, dejan la carga, el albergar esperanzas y la emoción de ir
más allá de los límites a las lesbianas. Dejan la rabia y el éxtasis para las lesbianas.
Otro ejemplo: Las estudiantes de Women’s Studies planean y organizan una vigilia
con encendido de velas para expresar su preocupación por la violencia contra las
mujeres. Dan anuncios a todos los miembros del profesorado, para que sean leídos
en las clases de Women’s Studies. La asistencia es relativamente pequeña. Además
de una mujer de la oficina del decanato que es una invitada a dar un discurso, todas
las mujeres de la facultad y administradoras que se presentan son lesbianas. A las
estudiantes no se les escapa el mensaje.
De nuevo, las mujeres heterosexuales han dejado a las lesbianas el ejemplarizar
incluso las formas más suaves de militancia.
Esta teoría se articuló por primera vez en el lenguaje contemporáneo como una
“teoría de la sexualidad” precisamente en la era en la que, históricamente, las
sexualidades fueron inventadas. Y no es accidental que esta fuese una época de
reacción extrema contra el feminismo. “La sexualidad femenina” (=
heterosexualidad de las mujeres) y la “inversión” sexual de las mujeres (=
lesbianismo) estaban definidas desde el comienzo en términos de conformidad y
rebelión de las mujeres, es decir, en términos de feminismo y reacción contra el
feminismo. Esta teoría de una conexión entre feminismo y lesbianismo no es
meramente una ficción ad hoc inventada por conservadores patriarcales para
servir como excusa para rechazar y denigrar el feminismo y a las feministas. Una
conexión intrínseca entre el feminismo y el lesbianismo sólo es una manifestación
históricamente específica de una antigua e intrínseca conexión entre el orden
social patriarcal/fraternal y la heterosexualidad de las mujeres.
Mecanismo clave
Creo que toda la teoría y práctica feminista básicamente lleva a una a esta
proposición: que la dinámica central y constitutiva y el mecanismo clave del
fenómeno global de dominación, opresión y explotación de las mujeres por parte
de los hombres es la casi-universal heterosexualidad de las mujeres. Todas las
instituciones y prácticas que constituyen y materializan esta dominación (y
simultáneamente organiza la vida de los hombres en relación de unos con los
otros) o presuponen una heterosexualidad de las mujeres casi-universal, o
manufacturan, regulan e imponen la heterosexualidad de las mujeres, o ambas.
Para que las mujeres estén subordinadas o subyugadas a los hombres a una escala
global, y para que los hombres se organicen para ellos y entre ellos como hacen,
miles de millones de mujeres individuales, prácticamente todas las que viven en
este planeta, deben ser reducidas a una tolerancia más o menos dispuesta a la
subordinación y la servidumbre a los hombres. Los sitios primarios de esta
reducción son los sitios de la relación y el encuentro heterosexual – el cortejo, las
aventuras sexuales, la fornicación, el matrimonio, la prostitución, y la familia
normativa, el incesto y el abuso sexual infantil. Es en este terreno de la conexión
heterosexual donde las niñas y mujeres son habituadas al abuso, el insulto y la
degradación, donde las niñas son reducidas a mujeres – a esposas, putas, amantes,
esclavas sexuales, trabajadoras clericales y trabajadoras textiles, a las madres de
los hijos de los hombres. Los sitios secundarios de la inscripción de la
subordinación en el cuerpo de las mujeres son los sitios de la preparación ritual de
las niñas y las mujeres para el coito, las relaciones o los vínculos heterosexuales.
Me refiero al entrenamiento en y la habituación a la restricción y distorsión
corporal; me refiero a dietas y ejercicio y regímenes de belleza que habitúan a la
individua a la privación y el castigo y al miedo y la sospecha hacia su propio cuerpo
y su sabiduría; a la clitoridectomía y otras formas y maneras de mutilación física y
espiritual; las cuales ninguna tiene un propósito o función cultural o económico si
las niñas y mujeres no tienen que ser preparadas para maridos y hombres
amantes, para proxenetas, puteros y jefes.
Horrores ahistóricos
Vírgenes, forajidas
Estas Vírgenes que conectan con los hombres no intentan mantener la ficción de
que los hombres que ellas prefieren son mejores hombres que los otros hombres.
Cuando son amenazadas por personas que se sienten amenazadas por ellas no
apuntan a sus conexiones con los hombres como pruebas suavizadoras de que ellas
realmente no son odia-hombres. No se prestan a la protección de los hombres. No
presionan a sus hijas o sus estudiantes para que se relacionen con los hombres del
mismo modo que ellas lo hacen para poder sentirse validadas por la elección de
otras mujeres. Nunca consideran llevar a ningún hombre con ellas a ninguna
quedada feminista que no pretende específicamente incluir hombres, y ayudan a
crear y defender (y disfrutan) los espacios exclusivamente de mujeres.
Estas Vírgenes que conectan con los hombres no son manipulables mediante la
orquestación de la aprobación y desaprobación de los hombres, orquestación de
los requerimientos de los hombres y las/os niñas/os, reales o falsos, necesarios o
evitables. No son capaces de ser reducidas a la conformidad mediante el terror o la
ansiedad hacia las cosas lésbicas, y no tienen miedo de sus propias pasiones hacia
otras Vírgenes, incluyendo aquellas que son lesbianas.
No necesitan ser respetables.
Estas Vírgenes tienen una amistad con las mujeres fuerte, fiable, creativa,
duradera, nutritiva y ardiente. Su imaginación y sus políticas están moldeadas más
fundamentalmente por un deseo de empoderar a las mujeres y crear amistad y
solidaridad entre las mujeres que por un compromiso por apaciguar, acomodar o
cambiar a los hombres.
Estas Vírgenes que conectan con los hombres no sienten que pudieran ser ellas
mismas y estar en armarios; están “fuera del armario” como mujeres liberadas e
inconformistas, un fenómeno muy notorio en la escena política y social. Se hacen
visibles a sí mismas, audibles y tangibles para las demás, hacen comunidad entre
ellas y con las Vírgenes lesbianas, y se apoyan las unas a las otras en su salvajedad.
Retozan y arman lío juntas. Crean nuevas maneras de tener hogares y calor y
compañía e intensidad con o sin la inclusión de los hombres. Crean valores y crean
significado, de manera que cuando las presiones para actuar conforme a la
patriarcal heterosexualidad de las mujeres son grandes, tienen un gran contexto de
comunidad de resistencia para mantenerse y dirigir sus energías creativas en
concebir nuevas soluciones a los problemas que la conformidad pretende resolver.
Crean música, novelas, poesía, arte, revistas y periódicos, acciones y programas
políticos. Y en sus revistas y periódicos articulan su imaginación, sus diferencias
culturales y políticas, sus variados valores; riñen entre ellas, se apoyan entre ellas,
se prestan atención las unas a las otras.
¿Son estos modos de ser posibles? ¿Puedes fornicar sin perder tu virginidad? Creo
que todo apunta a lo contrario, pero no soy yo quién tiene que decirlo. Le
corresponde a aquellas que quieren vivirlo. Algunas mujeres han deseado que se
tenga que ser una lesbiana para ser una feminista real, extrema y problemática,
porque entonces, dado que ellas no son lesbianas y por nada del mundo se harían
lesbianas, tendrían una excusa para no pensar o actuar de una manera tan
radicalmente feminista y para no alienar a los hombres. Mucho de lo que parece
ser miedo al lesbianismo, como veréis, es realmente miedo a los hombres – miedo
a lo que podrían hacer los hombres a las mujeres inconformistas. Pero yo
detestaría proporcionarles esa excusa.
Esta es mi fantasía: Una estudiante pregunta en clase si tienes que ser lesbiana
para ser una verdadera feminista y yo le respondo que, lesbiana o no, tienes que
ser una hereje, una desviada, una mujer sin domesticar, un ser imposible. Tienes
que ser una Virgen… y (aun, de manera fantástica) añado… un lugar en el que
puedes encontrar otras Vírgenes con las que jugar y de las que aprender la
Virginidad es en el programa de Women’s Studies.