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Además, cómo se
alimenta y sus características.
Los antepasados de los leones aparecieron hace 4,1 a 5,9 millones de años, y de ellos
derivan todas las cuatro especies del género Panthera: el tigre, el jaguar, el león y el
leopardo. Estas últimas dos se separaron evolutivamente hace 1,25 millones de años,
y surgieron como los conocemos hoy en África hace entre 1 millón y 800.000 años.
A pesar de ello y de ser potentes depredadores, los leones se hallan entre las especies
vulnerables y susceptibles de extinción. En las últimas décadas
sus poblaciones sufrieron un declive de entre un 30 y 50%, haciendo que su vida no sea
viable por fuera de las reservas ecológicas delimitadas.
La pérdida de su hábitat y los conflictos con las poblaciones humanas son en parte
causantes de este fenómeno, por lo que numerosos zoólogos del mundo colaboran para
intentar aumentar los números de la especie en cautiverio.
Son junto a los tigres los felinos más grandes que existen: pueden medir unos 2 a 3
metros (machos) o 1,80 a 2,7 metros (hembras) de longitud, y alcanzando un peso de
160 a 260 kg (machos) o 120 a 182 kg (hembras).
Por otro lado, su temperamento es más bien dormilón: dedican unas 20 horas diarias al
descanso y la inactividad, teniendo en cambio sus períodos de socialización al ocaso y
sus horas de cacería, por lo general, durante la noche. Dedican unas dos horas diarias a
caminar y unos 50 minutos diarios a comer.
Los leones, al contrario del resto de los felinos, son criaturas bastante sociables,
que suelen conformar manadas. Tradicionalmente se juntan hembras con algún vínculo
familiar y un número menor de machos, junto a las crías de las primeras.
Es común verlos darse afecto mediante lamidas y restregones, así como marcar su
territorio mediante la orina y mediante la presencia intimidatoria del macho dominante y
sus feroces rugidos.
Por naturaleza prefieren los herbazales y las sabanas, rara vez ingresando a regiones
boscosas.
Sus presas predilectas suelen ser mamíferos grandes, como ñus, búfalos, impalas,
cebras, jabalíes, ciervos o jirafas jóvenes, e incluso focas, si logran dar con alguna en la
costa de Namibia. Si habitan cerca de rebaños de ganado, es probable que también se
lleven alguna res de vez en cuando.
La cacería se organiza por sexos: las hembras cazan juntas, con ayuda ocasional de los
machos, pero el producto de dicha cacería será para ellas y para las crías; los machos
deben cazar por su propia cuenta el alimento.
Por último, los leones no son muy propensos a la antropofagia, pero siempre es posible
que hechos aislados ocurran. En líneas generales, los leones tienen mucho más que
temer al ser humano.
Cuando las crías tienen ya edad suficiente, las hembras se reintegran a la manada. Allí
los cachorros juegan y aprenden a cazar y a ocupar su lugar en la jerarquía social. Una
vez alcanzada la adultez, muchas de las antiguas crías son expulsadas por la manada
para que busquen un territorio propio.