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Damas y Caballeros

de Jacobo Langsner

REPARTO:
AMANDA
BRUNO
ANDREA
ATILIO
AIDA
BEATRIZ
JULIAN

(LIVING EN CASA DE AMANDA. ANTIGUOS ESPLENDORES EN LOS


ADORNOS, PERO SOBRE TODO EN LA ESPLENDIDA ARQUITECTURA Y
FINA TERMINACION DE TODOS LOS DETALLES. PUERTAS INGLESAS
CON SUS GRACIOSOS DIBUJOS EN LOS VIDRIOS DE UN IMPORTANTE
VITRAUX AL FONDO, EN EL GRAN VENTANAL QUE DA A UN PATIO
INTERIOR. HAY SALIDAS A DERECHA E IZQUIERDA; HACIA EL
CUARTO DE AMANDA AL DE BEATRIZ Y A LA COCINA)

BRUNO : (AYUDANDO A SU MADRE A ENTRAR, YA QUE ESTA TIENE


UNA PIERNA ENYESADA) Cuidado, cuidado...
AMANDA : Entonces no me empujes como si fuera un changuito cargado de
comestibles.
BRUNO : Si fueras un changuito tendrías ruedas y te deslizarías con algo más de
facilidad. Despacito.
AMANDA : Eso lo digo yo. Despacito. ¿Estás apurado?
BRUNO : ¿Doy esa sensación?
AMANDA : Desde que salimos de la clínica.
BRUNO : Estoy apurado, pero podrías hacer algún esfuerzo para aliviarme la
carga.
AMANDA : No sé como hacer. La última vez que me rompí una pierna tenía
quince años. Y fue esquiando.
BRUNO : No me refiero a la pierna. (POR FIN LOGRA SENTARLA) ¡Por fin!
AMANDA : Por variar... no podrías tratarme con la cortesía que usás para tratar a
las mujeres de esos delincuentes que están destruyendo el país?
BRUNO : ¿Qué mujeres? Y sobre todo, ¿qué delincuentes?
AMANDA : No disimules conmigo. ¡Ay! Lo último que hubiera esperado era esto;
romperme un hueso.
BRUNO : ¿Quién te manda subirte a sillas con patas flojas? ó ¿preferís acostarte?
AMANDA : No tengo fiebre. No trates de hacerme sentir como si fuera un trasto
inservible.
BRUNO : ¿Y qué otra cosa serás mientras te veas obligada a llevar ese yeso? Había
muletas en casa, ¿no?
AMANDA : ¡Claro que había! A tu padre le encantaba usarlas.
BRUNO : ¡A papá le encantaba usar muletas!
AMANDA : Sí. Las usaba cuando pensaba que nadie lo veía. No era el único rasgo
infantil que tenía.
BRUNO : ¿Estarán en el sótano? (ELLA LO MIRA) Las muletas.
AMANDA : No sé. Ya me ocuparé de las muletas; no te preocupes.
BRUNO : ¿Por qué no aceptás mi invitación?
AMANDA : ¿De ir a tu casa? No quiero que tu mujer ande fiscalizándome los
llamados telefónicos; sabés que soy teléfono-adicta.
BRUNO : Ahora vas a acusar a Andrea de ser mezquina.
AMANDA : Lo es con el teléfono. ¿Querés dejar de preocuparte? Lo voy a pasar
regio con la pata rota. Lo pasé de puta madre a los quince años.
BRUNO : Sí. Pero hoy tenés algunos más. ¿Qué puedo hacer por vos?
AMANDA : Sentarte.
BRUNO : Tengo que volver a la cámara.
AMANDA : Cuando decís "cámara" en lugar de Congreso" no sé por qué pienso en
un frigorífico. ¿Será porque nunca estuvieron más congelados los diputados?
BRUNO : (PREVINIENDOLE) Vieja... Hoy tiene que salir "sí" o "sí" el
presupuesto del año pasado.
AMANDA : Apurate entonces, antes de que se les acumule el de este año y el del
año que viene.
BRUNO : (YENDO AL TELEFONO) Llamaré a Andrea.
AMANDA : No le digas que venga porque no necesito a nadie.
BRUNO : ¡Será posible! Cuando vas a... (VA A DECIR "ACEPTARLA")
AMANDA : Ella tiene sus obligaciones. ¿Acaso no trabaja?
BRUNO : ¿Y quién te va a cuidar?
AMANDA : No soy un premio Nóbel. Tendré que arreglármelas como pueda.
Ramona, la mujer del portero me hará las compras y con un libro, un poco de
música, el televisor y el teléfono, tendré más que suficiente.
BRUNO : Llamaré a Aída.
AMANDA : No me avasalles. Yo llamaré a Aída cuando considere necesario verla.
Andá a hacer acto de presencia en ese frigorífico, que por algo te votó el pueblo.
BRUNO : Conozco mi obligaciones. No falto casi nunca.
AMANDA : ¿Y quién falta? ¿Casi nunca hay quorum?
BRUNO : ¿Querés no sumarte a los detractores de siempre?
AMANDA : ¿Detractores de qué?
BRUNO : De la democracia. No te sumes a la campaña que se está desatando desde
hace años contra el Congreso.
AMANDA : No seas caradura. Cumplan con los compromisos adquiridos y no
habrá campaña capaz de hacerles daño.
BRUNO : No pienso defenderme ni discutir con vos. ¿Necesitás algo más?
AMANDA : Sí. Una jubilación de privilegio y algunos pasajes gratis para recorrer
el mundo. ¡Ah! Y si quedó algún dólar pegado en el fondo de esas valijitas del
narcotráfico...
BRUNO : ¿Y qué tengo que ver yo con eso?
AMANDA : Nunca tenés nada que ver con las cosas importantes, vos. Podés irte.
Con la piernita rota me basta y me sobra. con esto tengo un pretexto maravilloso
para faltar un mes al ministerio.
BRUNO : ¿No pensás que ya te llegó el momento de jubilarte?
AMANDA : Apenas encuentre con quién volver a casarme. Me divierte ir. ¿Sabés
de la cantidad de cosas que me entero?
BRUNO : ¿Por ejemplo?
AMANDA : Como si no supieras. No seas hipócrita. ¿No sabés que el olor a
podrido ya no te permite respirar? ¿O tus narinas perdieron sensibilidad? ¡Sale un
olor de esos ministerios! No se esperan los treinta millones de compatriotas para
hacer una larga y única marcha de silencio.
BRUNO : ¿Querés dejar de hablar como una subversiva?
AMANDA : Yo dejo de hablar con la condición de que vos dejes de ser tan
obediente. Nadie te educó en esta casa para el "si señor", "enseguida señor".
BRUNO : Un día de estos te van a echar a patadas de ese ministerio.
AMANDA : ¿Con todo le que sé?
BRUNO : Con lo que sabés y con lo que batís a tus amigos de ese periodicucho.
¿Pensás que no sospechan de vos? Vas a ver cómo un día de estos te hacen la cama
para sacarte a empujones.
AMANDA : Como no sea con las piernas para adelante.
BRUNO : Esa expresión no la inventaste; ya la oí antes. Bueno, por última vez...
¿querés que te lleve a la cama?
AMANDA : No seas pesado. Cuando llegue Beatríz, me atenderá.
BRUNO : ¿Qué Beatríz?
AMANDA : ¡Ah! Es cierto que no estás enterado. Alquilé el cuarto de huéspedes
hace tres días.
BRUNO : ¿Tenías necesidad?
AMANDA : Alguna. No es sólo por la plata. Es bueno tener una persona en la casa.
Por cualquier eventualidad.
BRUNO : ¿Qué? ¿Le das pensión completa?
AMANDA : Le alquilo el cuarto. Apenas consiga un viejito rico y potable que me
banque, le doy el olivo.
BRUNO : ¿Si necesitabas plata por qué no me pediste?
AMANDA : No necesito plata. No tengo ganas de reducirme ni de vender este piso.
BRUNO : Podés alquilarlo. Para que necesitás doscientos ochenta metros
cuadrados?
AMANDA : No quiero vender mis cosas. ¿Dónde querés que meta todo esto?
BRUNO : ¡Este museo! ¿Sabés cuánto podrías sacar por estos cachivaches?
AMANDA : ¡Pobre de vos! No voy a permitir que manos extrañas manoseen mis
recuerdos. Ni siquiera vos. ¡Cachivaches! Así que estas cosas son cachivaches para
vos.
BRUNO : ¿Claro que no! Sé lo que va. ¿Alguien te la recomendó? A esa mujer.
AMANDA : ¿Qué mujer? ¡Ah! Beatriz. Nadie. Yo puse un aviso en el Herald.
BRUNO : ¿Y no le pediste referencias?
AMANDA : ¡Es una señora! Tengo ojo y tengo olfato para distinguir entre una
señora y una delincuente.
BRUNO : De todos modos... a tu edad, deberías saber que no se alquila a nadie sin
exigirle antes referencias.
AMANDA : Es una mujer extremadamente... fina. Me cayó bien. Le gusta la
música y las cosas buenas. Vive arreglando y limpiando. ¿No viste que todo está
muy pulcro? Es... peculiar.
BRUNO : ¿Peculiar? ¿Qué querés decir?
AMANDA : Que no es común. Eso quiero decir. Vivió muchos años en París. Fue
Vedette en el Lido y en el Follies Bergere. Volvió con algo de plata.
BRUNO : ¡Ay Dios! Seguro que es una vieja puta.¿Cuánto te paga?
AMANDA : ¿Pero qué te importa? No alquilé ese cuarto por la plata. Lo alquilé
porque necesitaba compañía.
BRUNO : Estás todo el día en el ministerio... tenés un hijo, una nuera, una hermana
y tías y sobrinos...
AMANDA : ¿Me ves a mi mendigando compañía?
BRUNO : No. ¿Pero que compañía es esa? Una vedette del Lido y del Follies
Bergere. ¿Qué garantía es esa?
AMANDA : Es garantía de que no me voy a aburrir. ¿Te imaginás las cosas que
tendrá para contar?
BRUNO : Vieja, vos trabajás en un ministerio que en los últimos tiempos está bajo
la lupa del periodismo...
AMANDA : Y con toda razón.
BRUNO : ...y tenés un hijo diputado...
AMANDA : De un partido muy cuestionado también. Pero no creo que Beatriz se
interese en la política.
BRUNO : ¿Y en qué se interesa?
AMANDA : Seguro que en la moda. Tiene un gusto exquisito. No me extrañaría
que intentara dedicarse a la Haute Couture. ¡Usa una ropa! Pero... no sé. Apenas si
intercambié con ella dos palabras. (EN ESE MOMENTO ENTRA UN TRAVESTI
ELEGANTISIMO DE MANERAS FINAS Y SOBRIAS) ¡Ah! Beatriz. Le presento
a mi hijo, el diputado Bruno Etchegaray. Bruno esta es la señora Beatriz Pedemonti.
BEATRIZ : ¡Ah, que buen mozo! Encantada. (AL VER LA PIERNA ENYESADA
DE AMANDA) ¡Qué le pasó!
AMANDA : Me atropellaron.
BEATRIZ : Estoy impresionada de la locura que hay en la calle. ¡Cómo manejan!
¡Nadie respeta una luz verde!
AMANDA : No fue un rodado. Fue un empleadito del Supermercado de aquí a la
vuelta, con el carrito del reparto. Coincidimos justo en la esquina. El venía cantando
"Qué tendrá el petiso" y le contesté enseguida con el "hijo de Cuca"
BEATRIZ : ¡Qué mala suerte! ¡Cuánto lo lamento!
AMANDA : ¿Por qué? A mí me van a venir bien unos días de descanso. (A
BRUNO) Podés irte. (BRUNO OBSERVA INTRIGADO A BEATRIZ) No tenías
apuro por ir a votar "sí o sí" por el presupuesto del año pasado? Algún día me vas a
explicar eso de votar por un presupuesto que ya se usó en vez de ocuparse por el
que está en curso o por el del año próximo.
BEATRIZ : Sí. La política de este país es tan rara, ¿no?
BRUNO : ¿Rara?
BEATRIZ : Sí. Pocas veces he visto tanta escasez de hombres. Me refiero a
hombres con cerebro, capases de hacer una política inteligente y sobre todo...
decente.
BRUNO : ¿Le llevó mucho tiempo darse cuenta de esa escasez?
BEATRIZ : No. No me llevó mucho. Estaba enterada en París de todo lo que
estaba pasando. ¡Y no lo podía creer! En treinta años se derrumbó todo. No queda
nada en pie.
AMANDA : ¿Ni siquiera el obelisco? Beatriz, no hay que exagerar.
BEATRIZ : Sí. Perdón. Yo debería ser mas tolerante. ¿Pero que quiere que le
haga? Yo he conocido un París duro, pobre y he visto como se organizó la
reconstrucción de lo que la guerra había destruído. Y hoy, toda "la Francia" es un
prodigio técnico.
BRUNO : ¿Y por qué abandonó ese paraíso?
BEATRIZ : Por una decepción amorosa. Quise tomar distancia para olvidar... Pero
no quiero pensar en eso. Los recuerdos me hacen daño. Con permiso. Encantada
diputado o... ¿dijo senador? (SIN ESPERAR RESPUESTA, SE RETIRA)
AMANDA : (VIENDO LA EXPRESION DE BRUNO) ¿QUé te pasa? ¿Te...
impactó?
BRUNO : Vieja... esa mujer... es un travesti.
AMANDA : ¿Estás demente? ¿Qué te pasa?
BRUNO : Es un travesti.
AMANDA : ¿Lo decís por la voz? ¿Cuántas mujeres tienen la voz ronca? Conozco
miles de fumadoras con voz de bajo.
BRUNO : ¿Hace tantos años que no tenés marido que ya no podés distinguir entre
el gordo Porcel y Yuyito González?
AMANDA : Entre eso y decirme que estoy gagá... ¿Qué le viste para pensar que es
un hombre?
BRUNO : Para empezar... la nuez de Adán.
AMANDA : ¿Cómo lograste verle la nuez con ese pañuelo que lleva al cuello?
BRUNO : Se le mueve el nudo cuando habla.
¿No te fijaste en las manos?
AMANDA : Divinas. Grandes. Muy cuidadas y con las uñas mas...
BRUNO : ¿Y los pies? Calza un cuarenta y dos por lo menos.
AMANDA : Cómo tu tía Mónica y tu prima Lula.
BRUNO : ¿Le pediste el documento de identidad?
AMANDA : Sí, claro. Es decir... no. Me dió el número. Es Argentina.
BRUNO : Dame el número de ese documento.
AMANDA : ¿Para qué?
BRUNO : Voy a averiguar quién es. A lo mejor es alguien que trabaja para los
servicios.
AMANDA : ¿Para el Side?
BRUNO : ¡No hables tan alto!
AMANDA : ¿Para que me la iban a mandar? ¿Para espiarme? ¿A mí?
BRUNO : O a mí.
AMANDA : ¿En qué andás vos? Te veo un tanto... paranoico.
BRUNO : ¡Paranoico! Hay espías por todos lados. Micrófonos ocultos hasta en el
inodoro.
AMANDA : ¿Tanto progresó la técnica en este país?
BRUNO : ¡Pero vieja! ¿Por qué no me consultaste?
AMANDA : No soy una viejita chota, ni una inválida.
BRUNO : ¿Si necesitabas compañía por qué no te trajiste a vivir con vos a Matilde,
por ejemplo?
AMANDA : ¿Un familiar? Esas sí que son espías.
BRUNO : ¡Pero! ¡No salgo de mi asombro! No te imaginaba tan ingenua.
BEATRIZ : (REAPARECIENDO) Doctor... ¿Es doctor, verdad? Todos los
diputados son abogados o...
AMANDA : Todos no. Aquí somos mucho más democráticos que el primer mundo.
Aquí basta con pertenecer a la mafia.
BRUNO : ¡Mamá!
AMANDA : Es verdad. Y no quiero dar nombres. Pero hay varios que apenas
terminaron la primaria.
BEATRIZ : Si quiere... digo... si tiene que hacer... vaya nomás. Yo me ocupo de la
señora.
AMANDA : Andá a hacer acto de presencia en ese Congreso. Andá de una vez.
BEATRIZ : Buenas tardes, doctor. Ha sido un verdadero placer, conocerlo. (A
AMANDA) Enseguida vuelvo. (SE VA A SU CUARTO)
BRUNO : ¿Te fijaste? (ELLA LO MIRA) eN LA NUEZ.
AMANDA : No. Solo traté de mirar hacia la zona de los genitales. Pero ni asomo
de sospecha. (BRUNO HACE UN GESTO DE IMPACIENCIA Y VA HACIA LA
PUERTA PARA IRSE EN EL MOMENTO EN QUE ENTRAN AIDA Y
ANDREA)
ANDREA : ¡Qué milagro! (BESA A SU MARIDO)
AIDA : ¡Ay Bruno! ¡Qué lindo verte!
ANDREA : Te hacía en la cámara.
AMANDA : Me rompí la pata y el pobre tuvo que cargar conmigo.
AIDA : ¿Qué te pasó?
AMANDA : No pienso repetir la historia.
BRUNO : (A ANDREA) Hacele compañía.
ANDREA : Tengo hora con mi peluquero.
AMANDA : No necesito a nadie. Andate.
AIDA : (A BRUNO) ¿Cómo andás del ojo?
BRUNO : No fue nada.
AMANDA : ¿Qué ojo? ¿Qué le pasó a tu ojo?
BRUNO : ¡Nada! (Y SALE)
ANDREA : ¡Nada dice! Una bolita de vidrio que le tiraron con una honda desde la
bancada de la oposición...
AIDA : ¡No! La oposición no tira bolas de vidrios. Y menos con honda; es
demasiado infantil. Los que pueden hacer eso son los del MAS o los del Partido
Obrero.
AMANDA : ¿Y por qué no me contó? ¡Con razón parpadeó tanto! Pensé que estaba
tratando de imitar a Alsogaray también en eso. ¡Una bolita! ¡Un hondazo! Pudo
haber perdido el ojo.
AIDA : Me pregunto por qué los dejan entrar sin cachearlos antes. Pueden entrar
armados.
AMANDA : ¿Y por qué justo a él?
ANDREA : Le tocó a él como pudo haberle tocado a otro. A cualquiera. La
izquierda está con mucha bronca. Sobre todo ahora que la Unión Soviética dejó de
existir.
AIDA : Yo también ando con bronca. Casi me siento de izquierda. Antes de las
elecciones nos prometieron el oro y el moro. Y ahora cuando llega el momento de
rendir, ni siquiera te dan el moro. Ellos se quedan con todo. El moro, el toro, el loro
y todo lo que termine en oro. (REAPARECE BEATRIZ CON VARIAS
REVISTAS)
BEATRIZ : ¡Ah! Estaba acompañada. Le traía unas revistas para que no se
aburriera tanto.
AMANDA : ¡Pero Beatriz! ¡Qué amable! Le presento a mi hermana Aída, la
mayor.
AIDA : (LE PEGA RIENDO) Dejá de hacer ese chiste, que no tiene la menor
gracia. Me tenés harta.
AMANDA : (RIENDO) Y mi nuera, Andrea. Como verá, somos la triple A.
BEATRIZ : Encantada.
ANDREA : (CON AIRE DE SOSPECHAR MAL DE BEATRIZ) Dice Amanda
que vivió muchos años en París.
BEATRIZ : Casi treinta.
ANDREA : Sin embargo, no le encuentro mucho acento.
BEATRIZ : Sí. Un poco de acento, tengo. Y también confundo algunas palabras.
Nada grave.
AIDA : ¿Y por qué dejó París?
BEATRIZ : Y... las raíces de una, tiran. Y también llega la hora en que una se
cansa de los franceses y de su creciente xenofobia. ¡o se imaginan el movimiento
nazi que hay en París! Mucha politesse" mucho charme, pero si rasca un poco se
puede encontrar con mucha grosería.
AIDA : Me dijo Amanda que fue vedette del Lido.
BEATRIZ : Sobre todo del Follies Bergere. Más de quince años. Una época
dorada, pero... las cosas se terminan también en el primer mundo. (A AMANDA)
Algún día le mostraré mi album de recuerdos. Trabajé con Chevallier, con Becad,
con Montand...
AIDA : ¿Y cómo son? ¿Cómo son?
BEATRIZ : Chevallier un poco pegajoso. Becaud... seco. Y Montand... un cielo.
Eran deliciosos... él y su mujer.
AIDA : ¿La Signoret?
BEATRIZ : Sí. Simonne. Fuimos íntimas amigas.
AIDA : Me encantaría ver ese album. Adoro el teatro frívolo y sobre todo... adoro
todo lo francés. Desde los quesos hasta... la grosería.
BEATRIZ : Aún no deshice todo el equipaje. Apenas lo haga tendré sumo placer
en compartir con las tres , mis... souvenirs. ¡Ay, Dios mío! Lo único que hace una
en esta vida es acumular recuerdos para la tristeza.
AMANDA : ¿Por qué dice eso?
BEATRIZ : Porque las cosas buenas pasaron. Los tiempos de oro, de plumas,
perlas y fantasías... esos años pasaron.
AMANDA : Vendrán otros.
BEATRIZ : No. Ya no.
AMANDA : Beatriz, usted es jóven todavía. Piense en la Mistinguette, en
Josephine Baker... Y usted se mantiene espléndida.
BEATRIZ : No sé. Ojalá. Ojalá sea como dice. (Y SEGURAMENTE PARA
ESCONDER SU PENA, SALE)
AIDA : (QUE YA HABIA HABLADO CON AMANDA DEL TEMA) Es...mujer.
Es muy femenina, sensible...
AMANDA : Bajá la voz.
ANDREA : Ser femenina no es lo mismo que ser mujer.
AIDA : Son sinónimos. La mujer es femenina.
ANDREA : Esta es demasiado femenina para mi gusto.
AIDA : Es de mundo. Es fina.
ANDREA : No seas snob. A mí me puso la piel de gallina.
AMANDA : ¿Por qué?
ANDREA : ¡Yo qué sé! (TIMBRE)
AMANDA : ¿Podés abrir? (ANDREA LE ABRE A BRUNO QUE VIENE
TAPANDOSE UN OJO CON LA MANO)
ANDREA : ¿Qué te pasó?
BRUNO : O es el destino o el del hondazo me siguió hasta aquí.
AMANDA : ¿Qué? ¿Te estaba esperando?
BRUNO : Fuí a hacer un llamado para averiguar los antecedentes de esa cosa a la
que le alquilaste el cuarto y de pronto... ¡paf! Una piedra que da contra mi ojo.
AIDA : No pierdas más tiempo y andá a ver a un oculista.
BRUNO : No quiero levantar escombro.
AMANDA : ¿Qué significa eso? ¿Alguien te persigue?
ANDREA : Vamos a consultar con algún oftalmólogo. Te sale sangre.
BRUNO : No. ¿Y si hubo un desprendimiento de cornea? No me quiero enterar.
(SE VA PARA ADENTRO)
AMANDA : (LEVANTANDO LA VOZ) Si hubo un desprendimiento de cornea,
serás el primero en enterarte. Yo te lo previne. O hacen algo en ese Congreso para
justificar la dieta que reciben o la gente va a empezar a tirarles con todo. Por lo
menos hacete un baño de té. (A ANDREA) Debe de haber te frío en la cocina.
(ANDREA SALE)
AIDA : ¿Dónde tenés la copita para el lavado de ojos?
AMANDA : Me queda una en el botiquín de mi baño. (AIDA VA AL
DORMITORIO DE AMANDA) Dejá que vaya el a hacerse el baño de cornea allí,
que si no va a enchastrar todo. (LLAMANDO) ¿Bruno, dónde estás?
AIDA : Me parece qué está haciendo un llamado.
AMANDA : ¿A quien? Dijo que no quería ver a un médico. (ANDREA REGRESA
CON UNA TETERA)
ANDREA : Hay té. Bruno, ¿te vas a hacer el baño de cornea? (VA A BUSCAR A
BRUNO) ¿Con quién hablás?
AMANDA : LLevalo a mi baño. Allí encontrará la copita para el lavado.
BRUNO : (REAPARECIENDO CON ANDREA) Averigüé cosas de tu huesped.
(TIENE UN PAPEL EN LA MANO)
AMANDA : Pero detective Colombo, ¿Qué averigüó?
BRUNO : En primer lugar... se llama...(CONSULTANDO EL PAPEL) Ezequiel
Gufanti, nacido en Tandil, tiene cincuenta y cinco años...
AIDA : (QUE NO ESTA NADA AFECTADA POR LA NOTICIA) Parece menor.
BRUNO : Lo detuvieron la primera vez a los catorce años por vestir de mujer y
ejercer la prostitución en una cafetería de Retiro. Estuvo en un reformatorio hasta
los dieciocho años...
AMANDA : De dónde, por lo visto, salió totalmente reformada. Ese ojo te está
sangrando. ¿De dónde sacaste fuerzas como para hacer tantas averiguaciones en
lugar de preocuparte por ese ojo?
BRUNO : Pensé que podrían estar relacionados. Mi agresor y... esa cosa.
AMANDA : No empecés con tus desplantes. ¿Podés ver bien con un ojo solo?
BRUNO : ¿Oíste lo que dije?
AMANDA : ¿Por qué te agredieron en el Congreso? ¿Y por qué te siguieron hasta
aquí? ¿Qué pasó?
BRUNO : Aquí no sé. En el Congreso un grupo de metalúrgicos empezó a gritarle
cosas al diputado Perales.
AIDA : ¡Cosas! "Narcotraficante degenerado" dijo la radio.
BRUNO : Vos te hacés eco de cualquier infundio.
AIDA : Cualquier infundio no. Antes de las elecciones parecía un pobre
desgraciado que no tenía mas que a su mamá, un traje lustroso y medio metro
cuadrado para caerse muerto. Y ahora rompe los ojos con la ostentación que hace.
ANDREA : Eso es cierto.
BRUNO : Vos no te metas.
ANDREA : ¿Te duele Bruno? El ojo, ¿te duele?
BRUNO : ¿Y qué te parece?
ANDREA : Vení, vamos al baño de tu madre para que te...
BRUNO : No quiero ir a ninguna parte.
AMANDA : Poné esa cornea en remojo antes de que sea tarde. Llevalo Andrea.
BRUNO : No quiero lavarme la cornea. Lo que quiero es que dejen de echar leña al
fuego.
AMANDA : ¿Qué leña? ¿Qué fuego?
BRUNO : Quiero que dejen de hablar mal de la honorable cámara de diputados.
(LAS TRES MUJERES NO PUEDEN EVITAR LA RISA) ¿Dije algo gracioso?
(FURIOSO SE DIRIGE HACIA LA PUERTA PARA IRSE)
AMANDA : ¿Adónde vas?
BRUNO : No quiero permanecer en casa de una golpista, ni en la de una mujer que
no sabe distinguir entre... (BUSCANDO UNA COMPARACION) una banana y un
limón. (SALE)
AMANDA : ¿Esa fue una metáfora o una grosería? ¡Bruno!
ANDREA : ¡Bruno! (Y SALE DETRAS DE EL)
AMANDA : Se está tomando demasiado en serio.
AIDA : Sí. En lugar de tomar en serio la opinión de los demás. Es impresionante el
desparpajo de ciertos políticos.
AMANDA : Yo decidí no hacerme más mala sangre.
AIDA : ¿Cómo hacés? Yo no puedo. Me hago mala sangre por todo.
AMANDA : No juegues con el empleo.
AIDA : No tenés idea de los negociados que hacen los secretarios de cada uno de
los capitostes del ministerio.
AMANDA : Sí. El tuyo es aún peor que el mío, pero esos son sólo testaferros. Los
verdaderos corruptos están arriba.
AIDA : ¡Y las cosas que se cuentan de tu querido ministro!
AMANDA : No son peores que las que se cuentan del tuyo. Todos están comiendo
de la misma torta.
AIDA : De la misma, no. Cada uno tiene la suya.
AMANDA : ¡Ay! (SE MIRAN) Me pica.
AIDA : ¡Y sí! Y eso que recién empezás. (ANDREA REGRESA)
ANDREA : Está furioso.
AIDA : No tiene el menor sentido del humor.
AMANDA : Sí. Salió al padre. Espero que no esté metido en alguna cosa sucia.
ANDREA : ¡Cómo podés pensar así de tu propio hijo!
AMANDA : No anda en buena compañía.
AIDA : Ah, pero en este país nadie se contamina. ¿Viste? Antes, aquello de "dime
con quién andas y te diré quién eres "significaba eso. Que si andabas con un ladrón
eras una ladrona. Ahora, eso, con los que están en el poder, no funciona. Ellos son
amigos de ladrones, asesinos, narcotraficantes, etc. etc. y siguen tan limpitos como
si acabaran de tomar la primera comunión.
ANDREA : ¡Qué rico perfume hay en este cuarto!
AMANDA : Es el que usa Beatriz.
ANDREA : ¿Qué pensás hacer?
AMANDA : Con respecto a...
ANDREA : (SEÑALANDO HACIA EL CUARTO DE BEATRIZ) A eso.
AIDA : Hablando de eso... no les parece increíble la manía que tiene la prensa de
separar a los homosexuales de los heterosexuales? (LA MIRAN) De las fiestas
negras que se realizan en Catamarca dicen que había cinco hombres, tres prostitutas
y dos homosexuales.
ANDREA : ¿Y cómo querés que digan?
AIDA : Que había siete hombres y tres mujeres. (EXPLICANDOLE A ANDREA)
Cuando nace alguien la partera dice: "Varón o mujer". No dice: "le nació un
mariquita o una lesbianita. (A AMANDA) ¡Perico estaba con una furia!
ANDREA : Vos y tus amigos maricones. No sé cómo podés.
AIDA : Aprendí a no juzgar a la gente por sus inclinaciones sexuales.
AMANDA : Bueno, déjense de discutir y preparen té.
AIDA : ¿La invitamos? (LA MIRAN) Digo... por si hay que comprar algo extra.
ANDREA : Me niego. Conmigo, no. Me niego en rotundo.
AIDA : ¡Ay, no seas prejuiciosa! Seguramente tiene una charla amena. Con la
gente famosa que conoció. (A AMANDA) Yo la invito. (LLAMANDO) Ezequiel.
AMANDA : ¿Estás loca?
AIDA : (TAPANDOSE LA BOCA) Fue sin querer. ¿Cómo era que se llamaba?
(EN ESE MOMENTO SE OYE UNA CANCION TIPICAMENTE FRANCESA
CANTADA POR UNA ESPECIE DE EDITH PIAFF Y APARECE BEATRIZ,
VESTIDA CON UN TRAJE ATREVIDO LLENO DE LENTEJUELAS QUE LE
PERMITE LUCIR GENEROSAMENTE LAS PIERNAS. AMANDA Y AIDA
PARECEN AGRADABLEMENTE SORPRENDIDAS. NO ASI ANDREA. EL
NUMERO QUE REALIZA TIENE EL NOSTALGICO AIRE DEL VIEJO
FOLLIES BERGERE)
BEATRIZ : (QUE HACE PLAY BACK VA EXPLICANDO MIENTRAS
REALIZA EL NUMERO. LA MUSICA SALE DE UNA RADIO CASETERA
QUE ELLA TRAE EN LA MANO Y QUE EN ALGUN MOMENTO DEJA
SOBRE UNA MESITA) Yo bajaba por una enorme escalinata forrada enteramente
en lamé dorado. Bajaba escoltada por dos maravilloso boys, que desgraciadamente
eran homosexuales, que si no... Bajar con elegancia... con elegancia y distinción es
más difícil de lo que la gente piensa. Es un arte. (SIGUE SU NUMERO UNOS
SEGUNDOS HASTA QUE VUELVE A INTERRUMPIR PARA SEGUIR
EXPLICANDO) En los costados, y en forma de abanico, más de treinta bellísimas
coristas, casi desnudas. (RIENDO) ¡Qué digo! "Casi". Desnudas. Salvo los pies,
porque calzaban sandalias con tacones de doce centímetros. Llevaban un tocado de
plumas de pavo real, igual que yo... solo que el mío, como era vedette... era más
espectacular.
AIDA : ¿Y usted salía así? ¿No está demasiado vestida?
AMANDA : (MOLESTA PORQUE ESTA INTERESADISIMA) No interrumpas.
BEATRIZ : Yo sólo mostraba las piernas. Confieso... (COMPLICE) que no tenía
mucho para mostrar arriba. Tengo apenas dos pichones de paloma. Dos palomitas.
Los franceses adoran los pechos pequeños. Les gusta que quepan en la mano.
sienten un gran desprecio por los senos enormes.
AIDA : Aquí, en cambio, se vuelven locos por las ubres.
AMANDA : ¿Quién canta? (LA MIRAN) Esa. voz. La del grabador. ¿De quién es?
BEATRIZ : ¡Mía! Grabé muchísimo en la década del setenta. Tengo tres long
plays.
AMANDA : Pensé que era Edith Piaff.
BEATRIZ : Sí. Teníamos un registro parecido. Pero ella hacía su número sola. Con
sus harapos siempre y su canasto de flores.
AIDA : ¿Esa no era Raquel Meller?
BEATRIZ : La Meller hacía aquel numerito de... (IMITANDOLA) "Quién me
compra este ramito? No vale más que un real. Cómpreme usted señorito... Pero la
Piaff siempre aparecía medio andrajosa. (APAGANDO EL GRABADOR) Pero en
mi criterio eso fue inteligentísimo de su parte. ¡Por que era tan esmirriada, la Pobre!
¡Tan poca cosa como mujer!
AMANDA : ¡Pero qué voz!
BEATRIZ : ¡AH! Eso sí. Una fuerza de la naturaleza. Realmente prodigiosa.
Espero no haberlas escandalizado con este numerito. (A AMANDA) Debí de
haberlo anunciado y no aparecerme así...
AMANDA : No. ¡Al contrario!
BEATRIZ : Pensé qué podía distraerlas. Me animé a hacer esto porque se fue el
señor diputado. De estar él aquí todavía, no me hubiera animado.
AMANDA : ¿Por qué?
AIDA : Bruno es un hombre de mundo.
BEATRIZ : Sí. Pero yo en el fondo soy una gran tímida.
ANDREA : (MOLESTA) ¡Por Dios!
BEATRIZ : De veras. En mi vida privada apenas si me animo a respirar para no ser
notada. Pierdo la timidéz en el escenario, apenas siento los focos sobre mí.
ANDREA : ¡Qué raro! (LA MIRAN) En privado tímida y en público... atrevida. No
se compadece con ningún esquema.
BEATRIZ : Sí. Es curioso. Ni yo misma lo puedo explicar. Pero cuando se
encienden las luces y suena la música, me transformo. Me convierto en otra
persona. Es decir... me convertía en otra persona.
AMANDA : ¿No piensa volver? (BEATRIZ ESTA CONMOVIDA) Debe volver.
Está en su país. Su patria. A lo mejor rescata usted la revista porteña. La revista de
su país la necesita. Aquí nacieron muchas vedettes que hicieron historia.
BEATRIZ : Sí, lo sé. Pero la revista porteña era otra cosa. Más vulgar, tengo
entendido. Con cómicos groseros y mucha mala palabra. Yo eso no lo podría
soportar.
AMANDA : Pero una Nélida Roca o una Nélida Lobatto...
BEATRIZ : Sí. Yo no las estoy desmereciendo. La Lobatto trabajó en Las Vegas.
Lo sé. Pero el Follies era otra cosa. (SE SECA LOS OJOS)
AMANDA : Pero usted está en su plenitud.
BEATRIZ : ¡Oh! No se imagina lo que era yo a los veinte años. Me llamaban "La
diosa de las pampas" Los hombres se volvían locos conmigo. Tengo en mis oídos el
rugido de aquellos aplausos. Porque eran rugidos aquellos. Ese sonido jamás se
perderá. Era la época en que todavía se ofrecían joyas a las mujeres. Y pieles. Y
pisos en pleno Champs Elysée.
ANDREA : ¿Y usted recibió todo eso?
BEATRIZ : (PRIMERO LA MIRA SECAMENTE Y LUEGO LE MUESTRA
LAS JOYAS QUE LLEVA PUESTAS) Del barón Rostchild. (A AMANDA) del
duque d'Orleans. Y hasta un petit chateau tout pres de París, que pocas veces visité
porque estuve casi toda mi vida trabajando. (SUSPIRANDO) Pero tout est fini pour
moi.
AIDA : ¡Pero Beatriz! ¡Con esas piernas!
BEATRIZ : (MIRANDOSELAS) Ya no son ni sombra de lo que fueron.
AIDA : Son preciosas todavía. Estoy segura de que cualquier escultor se sentiría
felíz de poder esculpirlas.
BEATRIZ : Están esculpidas. No digo que sean feas, pero me sobran quilitos y me
falta espíritu. L'esprit; ca me manque. Et sns esprit...
ANDREA : Si vamos a llorar recordando el pasado, me voy. Perdonen, pero estoy
preocupada por mi marido. Au revoir, señoras. (REMARCANDO) Y señores. (Y
SALE)
BEATRIZ : No le caigo bien.
AMANDA : ¿Por qué dice eso?
BEATRIZ : Se siente. Soy muy sensible; capto el menor rechazo. Quizá tenga una
mente demasiado burguesa. (LA MIRA) De la petite bourgeaoisie. Su nuera. Quizá
le resulte intolerable mi profesión. Usted sabe... las artistas en el escenario. Fuera de
el podemos ser peligrosas... Somos... "rompe hogares".
AMANDA : ¡De veras! ¿Lo son?
BEATRIZ : Somos tan normales como... una costurerita. Tenemos sentimientos
como todo el mundo. Nos enamoramos como cualquier mujer de pueblo y soñamos
como usted, o usted, señora, con el príncipe azul.
AMANDA : (RIENDO) Yo apenas si fantaseo con algún caballero... "agée" de
cualquier color. Alguien que me salve de la bancarrota.
AIDA : Amanda, no exageres. (A BEATRIZ) Siempre llorando por lo que se
perdió.
BEATRIZ : ¿Y cómo no llorar por lo que se perdió? (CONMOVIDA) ¡Cómo no
llorar, Dios mío! Se perdió la gracia, el honor, la belleza...
AIDA : Yo no creo eso. Reconozco que hubo cambios éticos y por supuesto,
estéticos...
BEATRIZ : Más que cambios. Hubo cataclismos. Yo no hago más qué mirar hacia
el pasado. Sólo veo mis viejos esplendores entre estas ruinas de hoy.
AMANDA : Pero Beatriz... ¿Cuántos años tiene? (BEATRIZ LA MIRA) No quise
ser indiscreta. perdóneme. Si para usted en un secreto de Estado... Pero es que la
veo tan jóven aún. ¡Tan jóven! ¡Con tanto futuro!
BEATRIZ : No. Yo sólo tengo un pasado. Confieso cuarenta y cinco pero la
verdad es que tengo cincuenta y dos.
AMANDA : ¡Una criatura! ¿Qué son cincuenta y dos años hoy en día?
BEATRIZ : Son muchos años. Pasé el medio siglo. ¡El medio siglo!
AMANDA : Tiene todo en su sitio. Nada se le cayó.
BEATRIZ : ¡Oh! Tengo mis cirugías. Me hice algún retoquecito. Me rellené los
muslos y me armé... la cola. No es que no tuviera. Pero yo quería más. La cola más
parada. No hay nada más triste que una cola chata.
AIDA : Ah, eso es verdad. Las colas deben ser bien insolentes. Deben gritar "Aquí
estoy, míreme".
AMANDA : (RIENDO) ¿Querés dejar de decir estupideces?
BEATRIZ : No son estupideces. Dice la verdad. El físico es muy importante. Yo
he vivido pendiente del mío. Desde niña. Pendiente. Yo me observaba cuando era
chiquita, con verdadero terror.
AMANDA : ¿Por qué?
BEATRIZ : Sí. Terror. A los cambios del cuerpo. Tenía ocho, diez años y mis
formas no se diferenciaban de las de un muchachito.
AIDA : Las mujeres más hermosas tienen formas de muchachito.
BEATRIZ : Eso no es cierto.
AIDA : Sí. Lo es. El físico de la mujer ha cambiado. Ahora las muchachas tienen
caderas estrechas y colita de torero.
BEATRIZ : ¡Ay sí, que horror! Yo adoro las formas de mujer. Las curvas. Adoro a
Madonna como adoraba a Marilyn Monroe. Yo estoy orgullosa de mis caderas.
Amo mi sexo. EStoy orgullosa de mis sexo.
AMANDA : ¿Le gustan las mujeres?
BEATRIZ : ¿Gustarme, cómo? Me pregunta si...
AMANDA : Perdóneme. No me haga caso.
BEATRIZ : (RIENDO) ¿Quiere saber si soy lesbiana? ¡No! ¡Tranquilícese
Amanda! Soy mujer de pies a cabeza. Me enloquecen los hombres. No se asuste,
querida, que mujer más normal que yo, no va a encontrar.
OSCURO

(AL ENCENDERSE LAS LUCES SE ENCUENTRAN EN ESCENA BRUNO,


LAVANDOSE LA CORNEA CON UNA COPITA, Y ATILIO, SU SUEGRO,
QUE TIENE EN LAS MANOS UN DIARIO)

ATILIO : Sé que no es el momento, que estás pasando por una etapa difícil, pero
mi obligación es prevenirte...
BRUNO : Te dije que no quería hablar fuera del Congreso de asuntos particulares.
Y menos en la casa de mi madre.
ATILIO : ¡Estoy asustado!
BRUNO : ¿Te parece inteligente mostrar cola de paja?
ATILIO : Bruno, comenzaron a atacarnos. A vos con municiones y ahora, a los
dos, en la prensa. (LEYENDO) "No sería ajeno al escándalo de la insulina
importada el diputado Bruno Etchegaray, socio del gerente de los laboratorios
cuestionados por la fiscalía del Dr. Bromberg...
BRUNO : ¡Ay Dios! No sólo se me desprendió la córnea; se me están
desprendiendo todos los órganos vitales.
ATILIO : ¿Qué vas a decir?
BRUNO : ¿qué tengo que decir yo? ¿Dónde figura mi nombre?
ATILIO : (GOLPEANDO EL DIARIO) Aquí.
BRUNO : En los papeles, quiero decir. En los contratos. Dónde figura mi nombre.
Yo no hice nada. (RETIRA EL OJO DE LA COPA Y LO MIRA) Y convendría que
dejaras de temblar.
ATILIO : Mis hijos me están interrogando. Sí. Andrea también.
BRUNO : ¿Y no sabés qué contestar? Decí lo que decimos siempre. Que es una
campaña orquestada desde la ultra izquierda.
ATILIO : Eso ya nadie se lo cree.
BRUNO : La gente que nos interesa, se lo cree. Y si no se lo cree, por lo menos
hace cómo que lo acepta. ¿Cuántos se creen aquello de que hay una campaña
orquestada desde el exterior para afectar al país?
ATILIO : Pocos.
BRUNO : Pero esos pocos alcanzan para que el poder siga dónde debe estar.
ATILIO : No sé qué decirte. Yo que vos me preocuparía un poco más. ¡Mirá como
tenés ese ojo!
BRUNO : No me lo recuerdes. ¿Por que no te tomás unas vacaciones? Te doy las
llaves de mi casa de Punta del Este.
ATILIO : Bruno, no conviene que andes ventilando eso. No tenés casa en Punta
del Este. Olvidate. No la tenías hace dos años, por lo menos. No hay que hablar de
esa casa.
BRUNO : No lo estoy gritando; te estoy ofreciendo las llaves a vos.
ATILIO : ¡No lo digas tan fuerte! ¿Estás seguro de que no hay micrófonos ocultos
aquí o en tu despacho del Congreso?
BRUNO : Es lo que te digo. No le sé. Ma hace mal desconfiar tanto. Sabés que
tengo ciertos desequilibrios emocionales y que sucumbo fácilmente ante el temor de
los demás.
ATILIO : No trato de contagiarte temor, si no cierta prudencia. La prudencia es
necesaria. Pueden haber colocado micrófonos. Sé que los colocan.
BRUNO : ¿Quién? ¿Quién los coloca?
ATILIO : ¿De qué estamos hablando? ¿De Xuxa? Estamos hablando de extrema
izquierda y de los servicios.
BRUNO : ¡Pero no seas loco! ¿Cómo podés mezclar la extrema izquierda con los
servicios?
ATILIO : Desconfían de nosotros. ¿Quién tiene confianza en nosotros? Los
militares. Pero los militares no están en el poder ahora.
BRUNO : Calmate; los militares siempre están en el poder.(BAJANDO LA VOZ
POR LAS DUDAS) La casa de Punta no está a mi nombre. Está a nombre de
Andrea.
ATILIO : Hiciste bien; es lo que se hace. Siempre se ponen la propiedades a
nombre de algún familiar cercano.
BRUNO : (COMO EL TONO DE ATILIO FUE DE CENSURA) ¿Y de qué te
asustás?
ATILIO : ¡Pero no te enterás de nada! Están investigando las fortunas de varios
ricos de última hora. Todos pusieron sus propiedades a nombre de sus mujeres.
BRUNO : Si todos hicieron lo mismo es señal de que es lo que hay que hacer.
ATILIO : ¿Y si llegaran a investigar? ¿De dónde sacó Andrea la plata para
comprar un chalet de más de medio millón de dólares?
BRUNO : ¿Por qué no gritás más fuerte?
ATILIO : Todo el mundo sabe que tu familia está en la ruina hace años, que de no
ser por los empleos que tiene cada uno de ustedes en los ministerios...
BRUNO : ¡Pero será posible! (ANDREA VIENE DE ADENTRO) ¿Por qué venís
como una ladrona? ¿No podés hacerte notar de alguna manera antes de entrar?
ANDREA : No estás en tu despacho del Congreso, ahora. Estás en la sala del piso
de tu madre, chorreando sobre la alfombra, té frío. No podés hacerte ese baño de
cornea en...
BRUNO : ¿Querés dejarme en paz? Y no cambies de conversación. No quiero que
te aparezcas ni aquí, ni en el Congreso, así, de repente.
ANDREA : ¿Por qué? ¿Porque te podés estar subiendo el cierre de la bragueta o la
tetona rubia arreglándose el soutién?
BRUNO : Terminala con ese cuento. Terminala.
ANDREA : ¡Cuento, dice! ¡Cuento! Como los titulares del diario. (AL PADRE)
¿Leíste la prensa? Quiero que me digas la verdad. Este caradura es capaz de negar
las evidencias más... evidentes. Lo encontré ayer con todo afuera.
BRUNO : ¿Afuera? ¿Qué tenía afuera?
ANDREA : ¡Todo! Vos lo de abajo y la rubia tetona, lo de arriba. (AL PADRE) y
me lo negó.
BRUNO : ¿No ves cómo tengo el ojo? Pensás que puedo andar interesándome en
investigar a las diputadas... (A ATILIO) La Manzato fue a discutir.
ANDREA : La Manzato tenía los dos senos enormes afuera y vos tenías tu pequeña
vergüenza fuera del pantalón.
BRUNO : No tenía nada afuera. Me estaba arreglando el bulto.
ANDREA : No te mandes la parte conmigo, que cuando se es tan escaso hay poco
que arreglar. Estabas guardando.
ATILIO : ¡Basta! ¿Quién te enseñó a ser tan vulgar?
BRUNO : Estaba subiendo el cierre porque acababa de orinar?
ANDREA : Delante de la diputada.
ATILIO : Bueno, terminemos aquí que yo todavía tengo sentido del pudor.
ANDREA : Papá, ¿lo qué dice el diario es verdad?
BRUNO : No pongas cara de culpable y contestale. (A ANDREA) La prensa arma
escándalo por cualquier cosa. Todo el mundo aprovecha su cuarto de hora.
ANDREA : Sí. De eso hablan.
BRUNO : Yo me refiero al periodismo amarillo.
ATILIO : Hay demasiada libertad de prensa. Está todo confundido en este país.
BRUNO : Pero les va a durar poco.
ANDREA : ¿A quién? ¿A quién? ¿A quién le va a durar poco? ¿Y qué le va a durar
poco?
BRUNO : La libertad de prensa. ¡Este libertinaje! ¿Cuánto tiempo creés que la
gente de bien puede aguantar tantos infundios?
ANDREA : ¡Infundios! Hay gente asilándose hasta en la embajada del Congo
Belga. Este escándalo...
ATILIO : ¿Cuál?
ANDREA : El de ustedes. ¡El de la insulina!
ATILIO : ¿Te querés callar?
ANDREA : Tengo miedo. ¿Te imaginás cuando la prensa se entere de que en esta
casa vive un maricón?
ATILIO : ¿A quién te referís?
ANDREA : A Amanda. Vive con un maricón.
ATILIO : ¿Qué querés decir? Amanda tiene relaciones con un...
BRUNO : Dejá de decir estupideces. Le alquiló una pieza.
ATILIO : ¿Por qué? ¿Tiene necesidad de dinero?
BRUNO : Fue para no estar sola.
ATILIO : ¿Pero, por qué un maricón?
BRUNO : No es maricón.
ANDREA : ¡Ah no! ¿Y qué es? (A BRUNO) ¡Mirá como te chorrea eso! (BRUNO
VA ADENTRO. ATILIO LO SIGUE)
ATILIO : (YENDOSE) ¿Qué hacemos? ¿Qué estrategia adoptamos?
ANDREA : (SIGUIENDOLOS) ¿Estrategia? Entonces... la cosa es más grave de lo
que pensaba. (AIDA VIENE DE LA COCINA CON UNA MESITA RODANTE
TRAYENDO LAS COSAS PARA EL TE)
AIDA : ¡Amanda! El té. Beatriz, ¿quiere compartir nuestro té? (APARECE
AMANDA CON MULETAS O CON BASTON) Me parece que Beatriz está
acompañada. (AMANDA LA MIRA) Me parece.
AMANDA : ¡Ah no! ¡Eso sí que no! No permitiré que...
AIDA : No seas retrógrada. Por el hecho de haber renunciado al sexo hace treinta
años...
AMANDA : Yo no renuncié. Eso es falso. A mí me renunciaron. Pero no hablo
desde el resentimiento.
ANDREA : ¿Y desde dónde hablás?
AMANDA : Desde el pudor. Puedo entender todo. Y aceptar muchas cosas, pero
no voy a transformar mi casa en un lupanar. (SE MIRAN SERIAMENTE Y DE
PRONTO ROMPEN EN UNA CARCAJADA FRANCA) Si es una amor auténtico,
está bien. Pero no permitiré un desfile constante de hombres. (LE PEGA A AIDA,
QUE ESTABA SIRVIENDO EL TE) ¡Pero que sabrás de mi vida privada! (EN
ESE MOMENTO APARECE BEATRIZ EN COMPAÑIA DE JULIAN)
BEATRIZ : Amanda, le quiero presentar a Julián. Julián... esta es la señora
Amanda y su hermana, la señora Aida. (EXPLICANDO) Julián es mi hermanito
menor. (CONMOVIDA HASTA LAS LAGRIMAS) Cuando me fuí (PONE LAS
MANO A CIERTA ALTURA PARA INDICAR LA ESTATURA QUE TENIA) él
era así. Tenía cinco años.
AMANDA : ¿Y jamás volvieron a verse?
BEATRIZ : En treinta años.
AMANDA : ¡Qué emocionante!
AIDA : ¡Treinta años sin verse!
BEATRIZ : Treinta años. Una trata de recoger pedacitos aquí y allí para
reconstruirse. Para armar... rearmar el pasado. Treinta años sin tan siquiera
permitirme pensar en él. Y heme aquí hoy después de toda una vida tratando de...
(CIERRA LOS OJOS CON DOLOR)
AMANDA : Es día de regocijo; no de llanto. Tomen asiento, por favor.
JULIAN : (IMPERCEPTIBLEMENTE AFEMINADO) Espero no molestar.
AMANDA : Por supuesto que no.
BEATRIZ : ¡Soy tan llorona! Lloro por cualquier cosa. Me conmueve todo.
Recorrer las calles, ver los cambios... sentirme extranjera. No hay peor exilio que el
exilio del alma. Porque yo exilé no solo mi cuerpo, si no mi alma. No quise tener
nada que ver con este país. Nada. Me fuí llena de rencor.
JULIAN : Como si el país tuviese la culpa del error de sus habitantes.
AIDA : Su hermano tiene razón. Ahora hay motivos de alegría. Ha recuperado a
Julián. (CON SIMPATIA) ¿Té?
JULIAN : Sí, por favor. Con un chorrito de leche.
BEATRIZ : (SECANDOSE LOS OJOS) "Un soupcon" como decimos en París.
AIDA : ¿Tenía idea de que tenía una hermana?
JULIAN : Tenía sospechas. Una vez se le escapó algo a mama. ¡Y mi padre se
puso tan furioso! En casa no queda ni una fotografía. Llegó a tachar su nombre de la
libreta matrimonial.
AIDA : ¿Por qué? (PAUSA INCOMODA) Perdón. Yo siempre con ese maldito
"por qué" en la boca.
AMANDA : Le quedó el hábito desde la infancia. Lo hace para que crean que es
más jóven de lo que parece. Pero solo logra que los demás la vean como es; como
una impertinente.
BEATRIZ : No diga eso. Yo creo que es encantadora y civilizada.
AIDA : Lo soy.
AMANDA : Ciega y vanidosa, además. (A JULIAN) ¿Más hermanos?
JULIAN : Cuatro en total. Contando a BEatriz. Dos mujeres y dos varones.
BEATRIZ : ¡Pero querido! ¡Cómo dos mujeres y dos varones! Tres mujeres y un
varón.
JULIAN : (CONFUNDIDO) ¿Un varón? ¡Ah! ¡Claro! Sí. Sí.
AIDA : (SIN MALA INTENCION) El varón, por supuesto, es usted. Qué pregunta
idiota. (PAUSA INCOMODA)
AMANDA : ¿Las hermanas casadas?
JULIAN : En cierto modo, sí. No propiamente casadas. Pero viven con... gente.
AMANDA : Eso es siempre tranquilizador. Digo... que vivan con gente.
BEATRIZ : (CONMOVIDA, TOMA UNA MANO DE JULIAN ENTRE LAS
SUYAS) ¡Mon petit Joannot! Tenía tanto miedo de que no quisieras verme. (A LAS
MUJERES) No tenía ni idea de que cosas le habrían contado de mí. ¡La imagen de
una persona puede deformarse tanto! Es tan fácil destruir la imagen de alguien. Pero
por suerte llamé y me atendió él. "¿Eres tu, Julián?" "De veras eres tu" le pregunté
varias veces en el teléfono. "Soy tu hermana Beatriz". Tu hermana.
JULIAN : Al principio no entendí. Pensé que se trataba de alguien que me estaba
haciendo una broma. Estuve a punto de colgar.
BEATRIZ : "Julián, soy tu hermana mayor. Tu segunda mamá". Yo era una
muchacha grande cuando el nació. Fuí un poquito su madre.
AIDA : El único varón entre tantas mujeres. Su padre debe de estar orgulloso de
usted, supongo.
JULIAN : No. Mi padre no sintió orgullo por ninguno de sus hijos. Jamás. Con
ninguno de nosotros. Ustedes saben como son los militares.
AMANDA : ¿Militar?
JULIAN : Sí.
BEATRIZ : Muy severo. Muy católico; eso sí. Pero está retirado.
AIDA : Es un caso similar al de Perico.
BEATRIZ : ¿Parecido a quién?
AIDA : A un queridísimo amigo. Padre muy severo, muy estricto... y él... ¡tan
delicado! (A BEATRIZ) ¿Con leche?
BEATRIZ : Sí. Para mí también "un soupcon" por favor. (APARECE ATILIO)
ATILIO : Qué hombre testarudo tu hijo. (DESPUES DE MIRAR A BEATRIZ Y
JULIAN, VUELVE A DIRIGIRSE A AMANDA)Así que no andás bien de salud.
AMANDA : ¿Quién dijo? De salud ando perfecta. Lo que no me anda es la pata.
Beatriz, le presento al Doctor Atilio Bernasconi. Atilio, esta señora tan distinguida
es Beatriz y el jóven es su hermano menor.
JULIAN : Julián Gufanti. Encantado. Bernasconi. El doctor Bernasconi, ¿el dueño
de los laboratorios?
ATILIO : ¡Dueño! Es una sociedad anónima.
JULIAN : Qué escándalo, ¿no? ¡Las cosas que están saliendo a la luz! ¡Qué
terrible! ¡Y gente tan cercana al poder!
ATILIO : Todo está en manos de la justicia. Dejemos que ella dictamine.
JULIAN : ¿Qué justicia? (RIE)
ATILIO : No permitiré que nadie, en mi presencia, dude de la justicia de mi país.
JULIAN : Su país también es el mío; no lo olvide.
ATILIO : Permítame dudarlo. Yo creo en las instituciones democráticas y creo en
mi país. Porque creo en las Fuerzas Armadas y en la Iglesia y en la Justicia. En lo
único que no creo es en el cuarto poder.
BEATRIZ : ¿Cuál es ese? ¿La prensa? ¿Se refiere a la prensa?
ATILIO : La prensa amarilla, creada por la izquierda sionista.
AMANDA : ¿Qué izquierda sionista?
ATILIO : La de siempre. La que tiene interés en crear el caos.
JULIAN : ¿Con qué fin?
ATILIO : Con el fin de debilitar al gobierno. ¿No le parece extraño que de repente,
de la noche a la mañana, no quede un político liberal, una sola institución libre de
culpa y mancha?
BEATRIZ : Yo no entiendo nada de política, pero... ¿no son todos liberales hoy en
día? Digo... los que están en el gobierno.
ATILIO : Me refiero a la oposición. Y sobre todo a esos inmundos pasquines que
aparecieron...
JULIAN : Mire que pruebas hay. (ATILIO LO MIRA CON POCA SIMPATIA)
No me refiero al caso de la insulina.
ATILIO : ¿Y a qué se refiere?
JULIAN : Hablo en general. Jueces corruptos, diputados corruptos...
ATILIO : Los jueces corruptos están presos.
JULIAN : No todos. No todos. Políticos corruptos, empresarios corruptos, partidos
políticos, mafiosos...
BEATRIZ : Juliancito, no hablemos de política, que el señor se pone violento. Yo
siempre odié hablar de política. ¡Es tan sucia! Y eso que en París tuve un gran
amor, muy cercano al gobierno en la época de Degaulle. Siempre preferí hablar de
arte. Arte menor como le es la revista musical, pero que no deja por eso de ser arte.
Siempre fue algo sucio la política de este país. En todos los países es sucia. Pero
como aquí... solo en medio oriente.
ATILIO : Hay que tener cuidado.
BEATRIZ : Sí. Mejor no hablar de lo que una no conoce. Pido perdón a todo el
mundo.
ATILIO : Es muy fácil enlodar a la gente.
BEATRIZ : Ni mi hermanito ni yo quisimos ofender a nadie. Amanda...
ATILIO : Es muy fácil. Sólo basta con hacer correr el infundio y que este se
propague. La izquierda salpica y la mancha queda. ¿Cómo se hace después para
sacar esa mancha? ¿Con qué producto se saca? Y la pregunta se la está haciendo un
hombre que ha estudiado química farmacéutica.
JULIAN : Mire... la izquierda tendrá sus cosas malas; no digo que no. Pero
también tiene sus cosas buenas. Sin la izquierda una jamás se enteraría de nada.
ATILIO : (ABISMADO) ¡Y encima... comunista!
BEATRIZ : (PREOCUPADA) ¡No! ¡Cómo va a ser comunista! ¡Julián, deciles
que no!
ATILIO : (A AMANDA) Realmente, te felicito.
BEATRIZ : Doctor, no lo tome en cuenta. Es sólo un muchachito con ideas
progresistas. Es normal a su edad.
ATILIO : ¿Normal?
BEATRIZ : Ya tendrá tiempo de desilusionarse de esa ideología. ¿Verdad
Amanda?
ATILIO : (A JULIAN) Que pensaría usted si yo saliera a la calle y dijera por ahí...
BEATRIZ : Por favor, doctor...
ATILIO : ... que es esta casa, en la casa de Amanda, madre de mi yerno, un
diputado de la Nación, vive un travesti asqueroso...
BEATRIZ : ¿A quién se refiere?
ATILIO : ... que a su vez tiene un hermano maricón y bolchevique...
BEATRIZ : Estaría usted calumniando a alguien, supongo. Estaría enlodando a dos
personas de bien. Porque supongo que se refiere a dos personas que se encuentran
en este momento en esta casa. Y que no son ni Amanda ni Aida. (ATILIO RIE) No
quiero pensar que está tratando de humillarnos.
ATILIO : ¿Por qué no quiere pensar eso? Piénselo.
BEATRIZ : No quiero pensar que un caballero... porque si es usted el consuegro de
Amanda, es sin duda un caballero...
ATILIO : Soy un caballero solamente ante una dama. No ante un travesti ni un
maricón. (BEATRIZ LO CACHETEA CON GRAN DIGNIDAD Y VA A SU
CUARTO)
JULIAN : (APESADUMBRADO) No tuve la intención de ofender a nadie. Pido
perdón. Fue solamente un comentario. (A AMANDA) Señora...
ATILIO : (RESTREGANDOSE LA CARA) Esa cosa asquerosa se atrevió a...
AMANDA : Basta Atilio. Te exijo que respetes mi casa y a la gente que vive en
ella.
ATILIO : Si querés que respete tu casa empezá a dar el ejemplo. Deben parar los
comentarios. Antes de juzgar uno debe hacer un examen de conciencia.
AMANDA : Atilio, ¿vamos a interrumpir esta escena? ¿Eh? me siento incómoda.
ATILIO : ¿Por mí? Esa cosa repugnante acaba de cachetearme y vos no dijiste una
sola palabra.
BEATRIZ : (REAPARECIENDO MUY OFENDIDA) Hacía treinta y pico de años
que nadie me humillaba de este modo.
ATILIO : ¿Por qué? ¿Estuvo recluída?
AIDA : No ejercites tu ironía; te lo ruego.
BEATRIZ : (A ATILIO) Yo soy mujer, especie de... "ordure".Durante treinta años,
para mis vecinos, la concierge y mis admiradores, yo era madame Bea. "Bonjour
madame", "bonsoir madame", "comment allez voux madame". He vivido toda mi
vida como... Amanda o Aida. Es decir... como mujer. He gozado como mujer, he
amado y he sido amada y no me avergüenzo de nada. Porque jamás traicioné los
impulsos de mi naturaleza.
ATILIO : ¡Los impulsos de su naturaleza! ¡Invertido!
BEATRIZ : Yo a usted lo voy a...
AMANDA : Beatriz... yo sé que usted es mucho más razonable. (A ATILIO)
¿Podrías con un pequeño esfuerzo, controlarte?
ATILIO : Amanda, te recuerdo que se llama Ezequiel Gufanti.
BEATRIZ : Supongo que la inteligencia le dará como para comprender que una
bebita recién nacida no elige su nombre.
ATILIO : Supongo que le eligieron ese nombre porque sus padres habrán visto que
tenía un botón entre las piernas y no un ojal.
AMANDA : Atilio, no toleraré desmanes en esta casa.
BEATRIZ : (A AMANDA) ¡Cuánto lamento esto! ¡Cuánto lo lamento! Yo he
querido vivir siempre discretamente...
ATILIO : Usando ropa del sexo opuesto y maquillándose como una puerta.
BEATRIZ : ¿Cuál es el sexo opuesto? ¿Opuesto a qué? (A AIDA Y A AMANDA)
Estoy confundida desde que llegué. Vivo en el aire, como si ya no me perteneciera
ni el piso sobre el cual camino. Estoy respirando ilegalmente. El aire no me
pertenece. (A ATILIO) ¿Eso es lo que siente? ¿Qué le quito el aire? ¿Su aire? ¿Qué
mancillo su suelo?
JULIAN : Vamos a tu cuarto.
BEATRIZ : Nací en este planeta por equivocación. A lo mejor mi destino era
habitar Marte o Júpiter y llegué aquí por equivocación.
ATILIO : De eso estamos todos seguros.
AMANDA : Atilio, voy a pedirte que tengas la amabilidad de retirarte.
BEATRIZ : (A AMANDA) Cuánto lamento que tenga que sufrir, por mi culpa, y
la de ese hombre, esta escena tan incómoda.
AMANDA : Sólo pido que no sigan insultándose.
BEATRIZ : Trataré de ignorarlo, pero me veo en la obligación de...
AMANDA : No tiene obligaciones con nosotros. Por lo menos para justificarse.
BEATRIZ : Sólo quiero que comprenda. Dios mío, soy mujer desde que tengo uso
de razón. Desde antes aún, creo. Nací mujer.
ATILIO : ¿Jamás se observó la zona del monte de Venus? Y si lo hizo, ¿no
encontró ahí algo raro?
BEATRIZ : Yo sólo he tratado, toda mi vida, de moldear mi personalidad. No
observo mis genitales; yo sólo observo mis modales.
ATILIO : Hace mal. Observe y verá que si se llama Ezequiel en sus documentos,
es porque...
BEATRIZ : Me llamo Beatriz casualmente, porque Ezequiel no me va. No me
llamaría Ezequiel así fuera irremediablemente hombre. Se me eriza la piel de solo
pensar que alguien pueda exigirme que deje de ser lo que soy.
AIDA : No podría.
BEATRIZ : No. No podría. Nadie puede dejar de ser lo que es. Ustedes ¿podrían?
(A ATILIO) ¿Usted podría?
ATILIO : Yo no tengo asco de ser hombre.
BEATRIZ : Ni yo de ser mujer.
ATILIO : Usted está enfermo desde los pies a la cabeza.
BEATRIZ : Personas como usted me enferman. Personas como usted han
intentado siempre que me sintiera fuera de la realidad. De mi realidad. Durante
treinta años fuí respetada por los franceses. Pero tuve que regresar a este país
machista para recordar lo que era la humillación.
ATILIO : ¿Quién la retiene? Vuélvase a Francia.
BEATRIZ : Este también es mi país. nací aquí. Quise recuperar trozos de mis
raíces antes de morir.
JULIAN : ¿Por qué hablás de morir? ¿Estás enferma?
BEATRIZ : No. Pero ya tengo más de medio siglo. La vida, se me fue. De pronto
me vi sola en París, sin marido, sin hijos, sin familia... Si hubiera tenido un hijo por
lo menos, juro que jamás hubiera regresado. Me equivoqué. Perdí la mitad de mi
vida pendiente de mi belleza.
AIDA : Era su arma de trabajo.
BEATRIZ : Sí. Pero perdí algo esencial por distraerme demasiado. Debí formar
una familia.
ATILIO : -Es sorda, loca, idiota...
AMANDA : ¡Atilio!
ATILIO : Está viviendo en una nube. Habla de marido, de los hijos que no tuvo...
AMANDA : ¿Qué te importa?
ATILIO : ¡Son sueños de idiota!
BEATRIZ : Son sueños de mujer. Las mujeres soñamos con cosas de mujeres.
ATILIO : Es usted un híbrido!
BEATRIZ : ¿Qué diría usted si yo lo llamara "corrupto" como dice la prensa?
ATILIO : Le rompería la cara. (BEATRIZ LE DA OTRA CACHETADA) Usted
se está arriesgando demasiado.
BEATRIZ : No toleraré que nadie me ofenda. Y menos un delincuente. (A
AMANDA Y AIDA) ¡Estoy tan profundamente herida!
ATILIO : (SORPRENDIDO) No sé como reaccionar. Marica repugnante.
AMANDA : Atilio, salí de esta casa.
ATILIO : Amanda, ¡me levantó esa repugnante mano por segunda vez!
AMANDA : Atilio, acabo de decirte que te vayas.No te lo pido; te lo ordeno.
ATILIO : (A BEATRIZ) ¿Sabés quién soy?
BEATRIZ : Usted a mi no me levanta la voz ni me falta el respeto.Para mí usted es
simplemente una... "ordure" ¡voilá! Y una "ordure" a mí me trata de "usted".
ATILIO : Jamás. Ya te vas a enterar de quién soy.
JULIAN : ¡Si lo sabemos! Está en todos los periódicos desde hace quince días.
BEATRIZ : Y si hubiese auténtica justicia en este país... una justicia independiente
y no al Servicio del Poder, usted terminaría con sus huesos en la cárcel. (A
AMANDA) Tengo respeto por usted y por esta casa, ¡pero este hombre! ¡pone en
duda mi naturaleza!
ATILIO : Su naturaleza aquí no está en duda, señor.
AMANDA : Atilio, terminemos aquí. Te lo ruego. No quiero oír una sola palabra
más.
ATILIO : (RIENDO) ¡Su naturaleza! ¿Cómo pudiste alquilarle el cuarto a... algo
así? ¿Cómo te olvidaste de quién eras? Si necesitabas ayuda, ¿porqué no le pediste a
Bruno? (BEATRIZ QUIERE ABALANZARSE SOBRE ATILIO. JULIAN LA
SUJETA)
BEATRIZ : Me llamó "algo así".
AIDA : Beatriz, venga conmigo. Usted tiene que calmarse.
BEATRIZ : Es que no puedo aceptarlo. No permitiré que nadie me insulte.
JULIAN : Y yo tampoco. Te lo puedo asegurar.
AMANDA : (LEVANTANDOSE) Por favor. (A BEATRIZ) Usted es mas sensata;
se lo ruego. (JULIAN CONDUCE A BEATRIZ HASTA UN SILLON
APARTADO. AMANDA LO SIGUE)
ATILIO : (TRATANDO DE DETENERLA) ¿Pero qué estás haciendo?
AMANDA : Voy a pedirle perdón.
ATILIO : Te lo prohíbo. (PERO AMANDA VA DE TODOS MODOS JUNTO A
BEATRIZ) Amanda, aquí y en este preciso instante, se está abriendo u abismo entre
nosotros. (ENTRA BRUNO PRECEDIENDO A ANDREA) Hay que denunciarlo.
BRUNO : (QUE SE HA PUESTO UN PARCHE EN UN OJO) ¿A quién?
ATILIO : A ese maricón. Hay que denunciarlo ahora mismo.
BRUNO : (EN VOZ BAJA) ¿Estás loco? Debe salir de aquí en silencio.
ATILIO : Viste inapropiadamente. ¿No es ilegal eso?
BRUNO : Será. Pero de aquí se irá discretamente.
ATILIO : Sólo quiero saber si cualquiera puede ponerse un uniforme de militar o
de policía.
BRUNO : ¡Claro que no! Pero la ciudad está llena de travestis.
ATILIO : ¡Cómo llena! Yo... es el primero que veo.
BRUNO : Porque no te fijás. Hay hoteles de travestis, calles de travestis... La
Panamericana, sin ir más lejos, les pertenece.
ATILIO : (ASUSTADO) ¡Eso no puede ser cierto!
BRUNO : ¡No me digas que... te ensartaste!
ATILIO : (ENOJADO) Yo no tengo que irme a la Panamericana para hacerme una
fiestita. (SE TOCA LA CARA)
BRUNO : ¿Qué te pasó? Tenés la cara hinchada.
ATILIO : ¡Me pegó! Esa cosa degenerada, me pegó.
BRUNO : Ponete hielo, antes de que avance la hinchazón.
ATILIO : Sí, pero no en esta casa. Me siento enfermo, mirá. Me da asco
permanecer aquí. (Y SALE)
BRUNO : Mamá, me voy.
ANDREA : ¿A dónde?
BRUNO : Al congreso. A veces tengo la sensación de que vos pensás que vivimos
del aire. (Y SALE)
AMANDA : ¿Aída por que no preparás tilo? (ANDREA, AIDA Y JULIAN VAN
A LA COCINA)
BEATRIZ : Hace años... (SE INCORPORA) sentí este mismo vacío. Cuando me
enteré que...
AMANDA : ¿Decía?
BEATRIZ : No. Nada. Sólo recordaba. Sólo recordaba. ¡Dios mío! ¡Cuánto he
vivido!
AMANDA : Está usted hablando con alguien que ya cumplió los setenta.
BEATRIZ : A los veinte yo ya había vivido varios infiernos. ¡Intenté suicidarme
tantas veces! La primera vez a los catorce. A los catorce yo ya sentía que había
vivido demasiado.
AMANDA : Olvídelo.
BEATRIZ : Ojalá pudiera. Ojalá pudiera.
AMANDA : BEatriz... (LE CUESTA HABLAR. LA TOMA DE UN BRAZO
PARA APOYARSE Y LA ACERCA AL PROSCENIO) Yo tengo amigos
homosexuales que viven muy felices. (BEATRIZ LA MIRA) Son hombres...
algunos muy masculinos... viven con otros hombres y...
BEATRIZ : Eso sí que no lo puedo entender. (AMANDA LA MIRA
ASOMBRADA) ¡Hombres que viven como hombres, que piensan como hombres y
que se acuestan con hombres! O mujeres que visten como mujeres y se acuestan
con mujeres. Tengo ejemplos muy cercanos, pero no lo puedo evitar; algo dentro de
mí se estremece. Yo estoy en contra de todo lo que sea anormal.
AMANDA : ¡Hay Dios mío, qué confundida estoy! No hablemos de usted, que es
un caso bastante peculiar. Hablemos de sus hermanos. Creí entender que...
BEATRIZ : Ahí hay que poner un poco de orden. Porque en esa casa de mi padre
hay un gran desorden. Yo acabo de reencontrarme con mi hermanito Julián y no
voy a ponerme a sermonearlo de entrada ni a tratar de obligarlo a cambiar.
AMANDA : ¡Es que no pueden! Lo he hablado con mis amigos. No pueden
cambiar. No es que no quieran. No pueden.
BEATRIZ : ¡Amanda! No sea ingenua. Todo se puede.
AMANDA : ¿Usted cree? ¿Puedo hacerle una pregunta indiscreta?
BEATRIZ : Usted es mi amiga. La siento amiga. Y a las amigas una les permite
todo. Pregúnteme lo que quiera.
AMANDA : Es que no se si debo. Espero que no se ofenda.
BEATRIZ : ¿Qué es?
AMANDA : Beatriz... ¿usted... se afeita?
BEATRIZ : (TOCANDOSE LA CARA ASOMBRADA) ¿Por qué me pregunta
eso?
AMANDA : Por curiosidad.
BEATRIZ : ¿Se me nota mucho?
AMANDA : No, pero...
BEATRIZ : Tengo un pequeño desorden hormonal. Usted habrá notado que mi voz
es... (SE CONMUEVE HASTA LAS LAGRIMAS) Odio mi voz.
AMANDA : ¡Es una voz preciosa!
BEATRIZ : Es una voz que no... concuerda... con mi apariencia. Quise hacerme un
trasplante de cuerdas vocales; pero no se hacen. Perece que la ciencia en ese
terreno...
AMANDA : ¡Qué locura!
BEATRIZ : Estas cuerdas vocales mías me han deparado más de un disgusto.
Incluso me analicé. Pero mi analista me hizo ver que todo el mundo ... Quién no
tiene alguna característica del otro sexo?
AMANDA : Sí. Eso es cierto.
BEATRIZ : ¿Sabía usted que el ochenta y ocho por ciento de la humanidad puede
ser bisexual? ¿Qué hay solamente un doce por ciento enteramente heterosexuales?
De toda esa inmensa humanidad, solamente un doce por ciento que no puede,
aunque quisiera, mantener una relación con su propio sexo.
AMANDA : ¿Tanto así?
BEATRIZ : Lo leí en libros sexólogos famosísimos. El doce por ciento solamente.
Eso reduce las posibilidades, ¿no cree? Yo estoy condenada irremediablemente a la
heterosexualidad, a pesar de mi desorden glandular. Nací para ser mujer en un cien
por ciento, que se le va a hacer.
AMANDA : Sí. En eso nos parecemos.
BEATRIZ : No sabe la alegría que me da al decir eso. Me encanta parecerme a
usted. ¡Tan fina, tan... preciosa! Pero un poquito descuidada. La voy a regañar. ¿Por
que se come las uñas? ¡Mire cómo tiene esas manos ¿Por qué no deja que crezcan
esas uñas? Esas manos podrían mejorar mucho.
AMANDA : ¡Con todas estas manchas! Estas manos mías no tienen arreglo. Pero
no hablemos de mis viejas manos. Hablemos de usted. ¿Por qué no tuvo hijos?
BEATRIZ : Me da vergüenza reconocerlo. Me da vergüenza oírmelo decir.
(PAUSA) Por egoísmo. ¿No suena horrible? No quise deformarme. Mi cuerpo fue
mi herramienta de trabajo. Tuve que cuidarlo. Yo viví para mi figura.
AMANDA : Pero... ¿alguna vez quedó embarazada?
BEATRIZ : No... He tomado la píldora desde que apareció en el mercado. He sido
una verdadera pionera del anticonceptivo. Me cuidé siempre. Usé espirales...
AMANDA : Pero usted... ¿tiene ovarios?
BEATRIZ : ¡Ay, Amanda, qué pregunta!
AMANDA : Por ese desorden hormonal del que habló. ¿Tiene útero?
BEATRIZ : ¡Claro que tengo! ¿Piensa que a mi edad ignoro lo que es un
ginecólogo? Tengo útero y tengo ovarios. No pasa nada raro conmigo. Todavía
menstruo. He tenido hombres en mi vida.
AMANDA : No lo dudo.
BEATRIZ : Pero duda de mí.
AMANDA : Sólo quiero conocerla mejor. Usted vive en mi casa. Y yo soy la
madre de un hombre público.
BEATRIZ : (SIN TRATAR DE OFENDERLA) SEñora... yo he estado en casas
tan importantes cómo esta.
AMANDA : Y seguramente mucho más importantes.
BEATRIZ : Sí señora. Mucho más importantes. Me he codeado con la creme de la
creme de París.
AMANDA : Beatriz...
BEATRIZ : (SIN OIRLA) Políticos, artistas, creadores de alta costura...
AMANDA : Beatriz...
BEATRIZ : (SIN OIRLA) Posé para grandes pintores. Incluso escultores.
AMANDA : No lo pongo en duda. Sólo quería saber si fue operada.
BEATRIZ : Por supuesto. De apendicitis. Y de un fibroma.
AMANDA : ¡Fibroma!
BEATRIZ : Es un riesgo que corremos las mujeres, ¿no? Yo... empecé a engordar
y no sabía a que atribuirlo. Se me retiró el período durante un tiempo y pensé que
estaba embarazada. A pesar del egoísmo del que le hablé, ¡me llené de tanta ilusión!
"Dios quiere que viva una vida plena pensé. Dios. En aquel entonces vivía con uno
de mis mayores amores y la idea de darle un hijo me hizo sentir tan plena y feliz.
AMANDA : (DESARMADA) ¡Ay Beatriz! Yo trato de entender. Trato de...
BEATRIZ : ¿No me cree? ¿No cree que tuve amores? ¿Qué fuí amada? (PAUSA)
¿No lo cree? Fuí amada y me arrepiento de no tener pruebas ahora de esos amores.
AMANDA : Tiene fotografías.
BEATRIZ : Sí. Fotografías. Papeles con imágenes. Y el calor en el recuerdo. la
pasión en el recuerdo. El dolor en el recuerdo. ¡Dios mío! No puedo más.
AMANDA : Beatriz, le daré un consejo de amiga. Vuélvase a París.
BEATRIZ : Es allí donde están mis heridas.
AMANDA : Tendrá amigos.
BEATRIZ : Los artistas... sólo tenemos amigos cuando triunfamos. Cuando
estamos en la pendiente... sólo tenemos abismos. (Y SALE CORRIENDO HACIA
SU CUARTO)
AMANDA : (SIGUIENDOLA) No se vaya. Beatriz. (Y DESAPARECE DETRAS
DE ELLA)
AIDA : (VIENE DE LA COCINA CON ANDREA Y JULIAN. ESTE AL VER
QUE SU HERMANA NO ESTA VA A SU CUARTO) No sé que pensar, mirá.
Una cosa es ser... homosexual. Eso lo entiendo y hasta me parece lindo. No sé. No
me choca. ¡Pero vivir cómo una mujer! Es patético.
ANDREA : Tu hermana está loca. Se ve a un kilómetro de distancia que es hombre.
AIDA : No. Eso no. Tenés que acercarte mucho para darte cuenta.
ANDREA : A eso yo no me acerco no con barbijo. ¡Me da un asco! No sé cómo
explicarlo. Es patológico.
AIDA : El asco también. Casi todos mis amigos son homosexuales.
ANDREA : No hablo de eso. No hablo de homosexuales que... ya me impresionan
bastante. Estoy hablando del ... alma femenina de ese sujeto. ¡Viste de mujer desde
la niñez! ¡Pobres padres!
AIDA : El padre es militar.
ANDREA : Ahora sí que no entiendo nada.¡El padre es militar!
AIDA : Mayor del ejército argentino.
ANDREA : ¡Pero no puede ser! ¿Qué clase de educación le dió?
AIDA : Salen así por reacción. El machismo exagerado engendra reacción. Tuvo
cuatro hijo.
ANDREA : ¿Quién? ¿Ese marica?
AIDA : El militar. Dos mujeres y dos varones. Y los varones le salieron afeminados
y las mujeres...
ANDREA : ¿Lesbianas? ¿Sabés Aida que yo tengo una teoría? Esto es el
apocalipsis. Porque no es posible que en el mismo momento y a la misma hora y en
el mismo lugar, sucedan tantas cosas cómo las que están pasando en este país.
(REAPARECE AMANDA)
AMANDA : ¡Pobre mujer! Se me parte el alma.
AIDA : Cometió un grave error. No debió de haber regresado.
ANDREA : Sobre todo si en París se sentía tan bien.
AIDA : Habría que aconsejarle que se vista de hombre. Por lo menos un trajecito
Chanel.
AMANDA : Tiene varios.
AIDA : Con pantalones, digo.
ANDREA : ¿Pero qué nos importa?
AIDA : Digo.
AMANDA : ¿Te la imaginás con calzoncillos y zapatos de taco chato? Usa una
ropa finísima.
AIDA : Sí. No puedo imaginarla. (APARECE JULIAN)
JULIAN : Voy a la farmacia a comprarle un sedante. Está muy nerviosa. No deja
de llorar. ¡Y lo hace desde tan adentro!
AIDA : Sin receta no te van a vender nada.
JULIAN : Por lo menos Valeriana. (SALE)
ANDREA : Algo así puedo soportar. No digo "aceptar". Porque me gusta la
normalidad. Pero por lo menos... (APARECE BEATRIZ)
BEATRIZ : Termine. ¿Por lo menos que? A mí me gusta que un hombre sea
hombre y una mujer, mujer. ¿Usted piensa que a mí me gustan las cosas anormales?
ANDREA : Es lo que decí yo. Que un hombre sea hombre y una mujer, mujer.
Igual que todo el mundo.
BEATRIZ : Detesto la ambigüedad. Yo soy femenina. Soy mujer de pies a cabeza.
ANDREA : Y no notó nada raro entre la cabeza y los pies, a la altura del...
BEATRIZ : ¿Y usted jamás se notó nada fuera de lugar?
ANDREA : (MIRANDOSE) No.
AIDA : Beatriz... estuvimos pensando... por que para evitar, males mayores, ¿no
trata de vestir como hombre?
BEATRIZ : ¿Para que me confundan?
AIDA : ¿Confundirla con qué?
BEATRIZ : Con una lesbiana. Tengo horror de que la gente piense que no soy
normal.
ANDREA : ¡Ay Dios!
BEATRIZ : (A ANDREA) ¿A usted le gustaría vestir de hombre?
ANDREA : Yo no tengo por que hacerlo.
BEATRIZ : Yo tampoco. Una vez quise imitar el estilo Marlene. Ya saben...
Smoking, zapatos de charol y galera. Pero me sentía incómoda. Adoro la seda. Uso
palazzos. Los adopté hace años, cuando salieron...
AIDA : Beatriz... un trajecito bien cortado, una camisa de seda, zapatos de taco
chato...
BEATRIZ : Mi empeine no soporta el taco chato.
AMANDA : (A AIDA) Hay que dejar a la gente en libertad de vestir y vivir como
quieran.
BEATRIZ : ¿Qué pasa? ¿A qué se debe esta persecución?
AMANDA : Sólo queremos que viva mejor, dentro de lo posible.
BEATRIZ : ¿Sintiéndome incómoda? ¿Disfrazándome de lo que no soy?
AMANDA : Puede ser divertido.
BEATRIZ : Para los hombres será divertido; no para una mujer. A veces uso
corbata con un trajecito discreto, porque es un toque elegante que realza mi
femineidad. También he usado sombrero tipo Gardel, porque la gente me decía:
"Madame, ca c'est jolie". Y era bonito de verdad porque me hacía sentir exótica y
diferente. Y una artista necesita llamar la atención.
AMANDA : Pero ahora que está retirada del arte. Beatriz, Buenos Aires es una
ciudad en la que vive gente muy reaccionaria. Ya ve... los jueces no han querido
concederles a los homosexuales, personería jurídica.
BEATRIZ : Hicieron bien. ¿Por qué van a tener personería jurídica?
AMANDA : Porque tienen derecho a defenderse cuando los persiguen.
BEATRIZ : Eso es fomentar la degeneración.
AMANDA : No la entiendo.
BEATRIZ : No digo que haya que perseguirlos. Pero el estado debería
suministrarles apoyo psiquiátrico.
ANDREA : Y usted ¿por qué no se trató?
BEATRIZ : ¿Por qué iba a tratarme? ¿De qué? A mí me gusta el sexo opuesto.
¿Por qué les cuesta tanto entender que la naturaleza me jugó una trastada?
AIDA : (A AMANDA) Recordás aquel soneto de Shakespeare, que dice: "¿Fuiste
creada en un principio para ser mujer? Más la naturaleza cayó en trance..."
BEATRIZ : ¡Estoy tan deprimida! ¡Hacía años que no me deprimía! ¡Este vacío!
AMANDA : Está entre amigas...
BEATRIZ : En esta casa se me ha ofendido.
ANDREA : En esta casa se le ha dicho la verdad. Mi padre lo ha llamado travesti
porque viste inadecuadamente.
AMANDA : Andrea, por favor.
ANDREA : Dice que la han ofendido.
AIDA : Tu padre la llamó "asqueroso travesti".
ANDREA : Esa fue una opinión y él tiene derecho a opinar.
BEATRIZ : ¡Dios mío! ¡Este vacío! Es cómo si hubiera perdido el alma. Mi vida
ha sido sólo una pesadilla. He perdido todo. He vivido en balde. No puedo vivir sin
alma. No puedo. (Y SALE)
AMANDA : ¿A dónde va? Beatriz.
ANDREA : ¿Qué te importa a dónde va? Dejala. Y sé sensata. Pedile el cuarto.
AIDA : Andrea tiene razón.
AMANDA : Está bien; lo haré. Pero tendré que pensar en un buen pretexto.
ANDREA : ¿Pero qué tenés que pensar? No tenés nada que pensar. Le decís... "lo
siento, pero usted me engañó. Yo quería alquilarle el cuarto a una señora y..."
AMANDA : ¡Con las manos que tiene! Eso no se lo puedo decir.
ANDREA : ¿Qué te puede pasar?
AMANDA : Viste la reacción que tuvo con tu padre. Ella se siente mujer.
AIDA : Es mujer. (LA MIRAN) Tiene un alma femenina. Su cuerpo está habitado
por una mujer.
ANDREA : Es un monstruo. Que viva con gente de su clase. (A AMANDA) No te
olvides de que tenés un hijo público. (AIDA LA MIRA SORPRENDIDA Y SE
ECHA A REIR) ¿Qué dije?
AIDA : Hijo público. Me sonó a "prostituto" (JULIAN ABRE CON LLAVE Y
ENTRA)
JULIAN : Alguien debe de haberse suicidado. ¡Hay un gentío en la calle!
ANDREA : ¿Su hermano le dió la llave? No puede hacer eso. Usted no vive en esta
casa.
JULIAN : Para no molestar. (A AMANDA) No estoy invadiendo su casa. No
volverá a ocurrir; se lo prometo.
AMANDA : Su hermana salió. (JULIAN LA MIRA) eSTABA MUY TRISTE.
JULIAN : ¿Por qué no me esperó? (AIDA VA A LA VENTANA)
AIDA : ¡Dios mío! (LA MIRAN) ¡Dios mío!
AMANDA : ¿Qué te pasa?
AIDA : Beatriz. Debe de haber subido a la terraza. Me parece que se tiró desde allí.

OSCURO
(AL ENCENDERSE LAS LUCES AIDA ESTA SOLA. APARECE ANDREA)

ANDREA : Sigue sonando ese portero eléctrico.


AIDA : No contestes. Amanda no está en condiciones de hacer declaraciones.
ANDREA : ¡Ese portero estúpido! ¿Por qué tuvo que decirles a los periodistas que
vivía aquí? (AIDA VA A LA COCINA) No contestes. Mirá que no te los sacás más
de encima.
AIDA : (DESDE ADENTRO) ¡Pero señorita! ¿Cuál es la noticia? No murió nadie.
Una mujer cae desde una terraza sobre un señor que afortunadamente pasaba por
ahí.
ANDREA : ¿Cómo "afortunadamente"? Desgraciadamente. (APARECE AIDA)
¡Cómo decís "afortunadamente"! ¡pobre hombre!
AIDA : Son... antropófagos. (BRUNO VIENE DE LA CALLE)
ANDREA : ¿Pudiste eludir a la prensa?
BRUNO : Entré por el garage. Hay cuarenta periodistas con cámaras de televisión.
ANDREA : Suerte que no te reconocieron.
BRUNO : ¡Qué suerte ni suerte! ¿Te creés que me voy a escapar de un
interrogatorio? Me persiguen por todo el Congreso. Hay periodistas apostados en
cada pasillo. (APARECE AMANDA)
AMANDA : Bruno ¡las cosas que dijo la radio de vos! Tenés que entablarles juicio.
BRUNO : ¿Hay algo nuevo? ¡Lo de la insulina ya me tiene harto! ¡Con todo lo que
mi abuelo hizo por este país! ¿SErá posible que la gente tenga tan mala memoria?
AIDA : Lo que hizo tu abuelo, lo deshizo tu padre.
AMANDA : Lo de la insulina es un poroto al lado de otras cosas. ¿Sabés cómo nos
llaman?
BRUNO : ¿Por qué oís la radio?
AMANDA : "Familia en decadencia, resucitada gracias a los turbios negociados de
un diputado que fue elegido por haber aparecido en una sábana electoral".
ANDREA : ¡Familia resucitada!
BRUNO : El nombre del periodista. Quiero el nombre de ese periodista. Eso no va
a quedar así.
AMANDA : Compraste un chalet en Punta del Este por medio millón de dólares.
(BRUNO LA MIRA ENTRE MOLESTO Y ASOMBRADO) Eso dijeron. Que de
la nada pudiste comprarte un chalet en el mejor lugar a un precio escalofriante.
ANDREA : Es una infamia. No podemos permitir que... yo voy a llamar a Gustavo
Santucci.
AIDA : ¿Para qué?
ANDREA : Necesitamos un buen abogado.
BRUNO : Gustavo Santucci está mezclado en el escándalo de las motonetas. (LO
MIRAN) Está comprometido en ese contrabando.
AIDA : ¿Pero, por qué asustarse? (A BRUNO) ¿Tenés algo que ver? No tenés nada
que ver. Vivís decentemente de tu humilde sueldo de diputado.
ANDREA : Y de la ayuda que nos brinda papá.
AMANDA : Qué también está en un buen lío.
BRUNO : (A AMANDA) No juzgues a la ligera.
AMANDA : Yo no juzgo. Repito lo que se dice por ahí.
BRUNO : Por culpa tuya pasa lo que está pasando. ¿Tenías que alquilar una
habitación? ¿Cuándo? ¿En qué momento alquiló alguien de nuestra familia
habitaciones a extraños?
AIDA : Mucha gente grande lo hace. En Londres lo hacen todas las viejitas.
BRUNO : Sí. ¡Pero a un travesti! ¿Sabés la imagen que estamos dando gracias a
ese personaje deprimente? Ya lo estás echando con sus asquerosos bártulos a la
calle. (HACE ADEMAN DE IR HACIA EL CUARTO DE BEATRIZ) Yo mismo
le diré que se vaya.
AIDA : No está. Del hospital lo llevaron directamente a la comisaría. (EL NO
PUEDE CREERLO) Tiene que declarar. Un intento de suicidio es casi tan grave
como una tentativa de asesinato.
BRUNO : ¿Y desde cuándo la justicia se preocupa tanto por los asesinos?
ANDREA : No hables así de la justicia argentina. No queda bien.
BRUNO : ¿Pero será posible que todo me tenga que pasar a mí?
AIDA : ¿Por qué a vos? Ella es la que se tiró desde la terraza y ella es la que está
declarando.
BRUNO : (IMITANDOLA) Ella vive aquí y eso no le va a dar prestigio a nadie.
(AMANDA ENCIENDE SU RADIO A PILA)
AMANDA : A ver que dicen de nuevo. (MUSICA)
ANDREA : No se van a ocupar todo el día de nosotros.
LOCUTOR : Más noticias sobre el sonado caso del diputado Bruno Etchegaray. El
doctor Etchegaray, al que la oposición llama "la cotorra parlanchina" porque jamás
ha abierto la boca en el Congreso más que para bostezar...
AMANDA : Eso es cierto. Jamás te oí la voz.
LOCUTOR : ...parece que desde que representa al pueblo se ha vuelto sumamente
activo y hábil para el lucro y los negociados. (INDIGNACION EN LAS
MUJERES)
AMANDA : (A ANDREA) Mi agenda. Haceme el favor.
LOCUTOR : Prácticamente de la nada, ya que el patrimonio familiar se perdió
hace años, gracias a la irresistible vocación que tenía el jefe de familia por todo tipo
de juego, incluidos sexuales...
AMANDA : ¡Infame! ¡Indigno! Esto no va a quedar así.
AIDA : Ssscht.
LOCUTOR : ... en menos de dos años Bruno Echegaray, la cotorra parlanchina,
pudo hacerse de una estancia en el mejor lugar de la Pampa y de un lujoso chalet en
Punta del Este...
AMANDA : El pez por la boca muere. Este piojo va a morir aplastado por mi pie
enfermo. (A ANDREA) ¡Mi agenda! (ANDREA VA A BUSCARLA) Esto tiene un
solo nombre. (Y APAGA LA RADIO)
AIDA : Para mí tiene varios. ¿Por qué apagaste?
AMANDA : Porque para una sola jornada basta y sobra. ¡Qué indignación! ¡Le
rompería los bastones, el yeso, la radio... en la cabeza. Cómo pueden elucubrar tales
infamias?
AIDA : ¿A cuáles te referís? Porque ahí hubo infamias de variado calibre. (A
BRUNO) Nene, sé de muchos políticos que se enriquecieron en un abrir y cerrar de
ojos, pero yo pongo las manos en el fuego por vos. (APARECE ANDREA CON
LA AGENDA DE AMANDA) Sólo en lo de la insulina, que eso está mas que
comprobado... Pero no puedo pensar que eso te haya dado tanto, ¿no?
AMANDA : (HOJEANDO LA AGENDA) Voy a llamar a Sergio Vergara, que era
íntimo amigo de tu padre y uno de los jueces más honrados...
BRUNO : Huyó. (LO MIRAN) ¿no te enteraste? Fue el que declaró inocente, por
falta de méritos, al narcotraficante colombiano Esteban Mendez.
AMANDA : Si lo declaró inocente, sería inocente.
BRUNO : No lo era. Se dejó tentar por cinco millones de dólares.
AMANDA : No lo creo.
AIDA : ¿Por qué no? ¡Cinco millones de dólares! Es mucha plata.
AMANDA : ¿Para qué puede querer ese pobre anciano enfermo tanta plata?
AIDA : No hagas preguntas idiotas.
AMANDA : Dios mío, ¿Qué está pasando en este país?
BRUNO : De todo. Si el presidente sigue haciendo la vista gorda ante el avance de
la prensa y la televisión...
AIDA : Los medios periodísticos son los auténticos jueces del país. Sin ellos no nos
enteraríamos de nada.
BRUNO : ¡Pero mirá como hablás! Parecés una militante de izquierda. Están
elodándonos. Si la gente deja de creer en nosotros, ¿en qué va a creer?
AMANDA : ¡Es imposible! Sergio Vergara huyendo del país. Es como si me
dijeras que monseñor Alippi...
BRUNO : No. La iglesia todavía no ha sido tocada. Bueno fuera. Hay que
resguardar por lo menos ese baluarte. La iglesia debe dar la sensación de que por lo
menos ella sigue funcionando.
AIDA : Sí. La gente tiene la peligrosa sensación de que todo anda mal.
BRUNO : ¿Querés que yo te diga lo que anda mal? La opinión pública. Eso anda
mal. Y hay que ponerle coto a eso.
ANDREA : Bruno, ¿por qué dicen que tenemos un chalet en Punta del Este y un
campo en La Pampa?
BRUNO : Porque es una manera de echar sombras sobre el buen nombre de la
familia.
AMANDA : En la radio dijeron que estaba a nombre de Andrea y del mío.
ANDREA : ¿Eso dijeron? ¿El chalet está a nombre mío?
BRUNO : ¿Pero que chalet? No hay chalet. No hay campo. Todo es una infamia.
AIDA : Cuando la oposición fue gobierno ustedes dijeron bastantes cosas. Y la
mayoría eran mentiras. (EL VA A PROTESTAR) Si volvés a mencionar los pollos
de Mazorín soy capaz de romperte algo en la cabeza.
AMANDA : ¡Basta! Saben que les tengo prohibido hablar de política en esta casa.
(SE OYEN VOCES AIRADAS EN LA CALLE. BRUNO CORRE A LA
VENTANA)
ANDREA : No te expongas. No saben que estás. (EL SE RESGUARDA. ELLA
VA A VER) ¡Ay, cuánta gente! (AIDA TAMBIEN VA A VER)
AIDA : Están acorralando a un tipo. Alguien está tratando de entrar y no lo dejan.
BRUNO : Si pudiera los mandaba presos a todos y cerraba la televisión, radio y
prensa escrita. Se terminaron las noticias para todo el mundo. Eso haría yo si
tuviera poder.
AMANDA : ¿Qué manera de hablar es esa?
BRUNO : Se perdió el respeto. Ya no existe la vida privada. Yo exijo que se
respete mi vida privada.
ANDREA : Es papá. (LA MIRAN) Quiere entrar.
AIDA : Ahí entró.
ANDREA : ¡Pero que coraje! El de esa gente, digo. Les dan una cámara y se creen
que tienen todos los derechos.
AMANDA : ¡Qué época rara esta! ¡Tanta gente honorable bajo la lupa! ¡Qué
barbaridad! Discépolo tenía razón; este país es un cambalache. (ANDREA LE
ABRE AL PADRE QUE ENTRA CON LA ROPA DESGARRADA Y MUY
DESPEINADO)
ATILIO : Esto es un caos. ¿Pero que idea tiene la gente de lo que uno pudo haber
ganado con la insulina? ¿Cuántos millones creen que gané?
BRUNO : No hagas esa pregunta porque nadie lo sabe y nadie te va a contestar.
ATILIO : Es que me indigna. Me han gritado de todo ahí afuera. ¡Y las preguntas
que me hicieron! No tienen el menor pudor. (AMENAZADOR) Mirá Bruno, que si
esa gente no me deja en paz, yo hablo. Y si hablo va a caer más de uno.
BRUNO : ¿A qué viene ese tonito amenazador?
ATILIO : Tenés que frenar esto. Hablá con el que vos sabés porque yo ya estoy
harto de sufrir tanta presión. Tengo mi límite.
BRUNO : Pero Atilio... cuando viste a todos esos periodistas... ¡que digo!
¡Periodistas! Delincuentes. Eso son. Delincuentes. Cuando los viste, ¿no se te
ocurrió que podías hacer dos cosas? Una... irte. Y la otra entrar por el garage.
ATILIO : (A GRITOS) Yo no tengo la tarjeta magnética para entrar por el garage y
no me fuí porque hay que bosquejar una estrategia.
AMANDA : Atilio... Artigas, el prócer uruguayo, decía; "Con la verdad no ofendo
ni temo".
BRUNO : Tranquilo.
ATILIO : ¡Estúpido! ¿No te das cuenta que estamos sobre un volcán?
BRUNO : ¡Idiota! ¿No te das cuenta que tenemos apoyos importantes? ¿Cuándo
viste caer preso a alguien con más de diez millones de dólares en este país?
ANDREA : ¡Diez millones! ¿Tenemos diez millones? Quiero decir... ¿voy y yo
tenemos tanto dinero? ¿Entonces porqué temblás?
BRUNO : Yo no dije que tuviéramos diez millones. Vos no oíste nada. Aquí nadie
oyó nada. Odio los escándalos. En esta familia jamás hubo un sólo escándalo.
AMANDA : Hubo. Tuvimos escándalos. Pero eran otros tiempos y se taparon. Y
cuando no se podían tapar, el culpable se suicidaba. En la familia hubo muchos
escándalos, pero también hubo mucha dignidad.
AIDA : Eso es verdad. Hay por lo menos cinco suicidas en la familia. Por salvar el
honor. Pero que esto no salga de acá. No se contabilizaron como suicidios. Hubo
piedad para el alma de ellos y hoy los pobres pueden descansar en paz y cada uno
de ellos tiene su callecita, su placita o su bustito. (ENTRA BEATRIZ CON UN
BRAZO ENYESADO Y UN VENDAJE EN LA CABEZA DISIMULADO CON
UN TURBANTE)
ATILIO : (ACUSADOR) ¡Usted!
BEATRIZ : Conmigo usted no tiene nada que hablar.
AIDA : ¿Cómo eludió a la prensa?
BEATRIZ : Julián les dijo que había otra salida por Guemes y todos corrieron
hacia allí. (A AMANDA) Lo hice por usted. Porque la publicidad jamás le hizo
daño a ninguna artista. Pero no quise causarle daño.
ATILIO : Usted se hace ya mismo su equipaje.
BEATRIZ : Yo me iré, pero no porque usted me lo ordene. (ENTRA JULIAN)
ATILIO : ¡Y este otro!
BEATRIZ : (A AMANDA) Señora... estoy viendo departamentos. Quiero comprar
algo pero no quiero que sea cualquier cosa.
BRUNO : Vaya a un hotel mientras tanto. ¿Tiene idea del daño que nos ha hecho
su presencia aquí?
BEATRIZ : Si quiere saber la verdad, vincular mi nombre al suyo, no me ha traído,
por cierto, demasiado prestigio. (A AMANDA) No puedo ir a un hotel. Usted sabe
que mis documentos están equivocados.
JULIAN : Beatriz... andá a recostarte. El doctor dijo que descansaras. (A TODOS)
La caída le produjo traumatismos diversos.
AIDA : ¿Cómo la trató la policía?
JULIAN : Mal. A mí me obligaron a firmar.
BEATRIZ : Yo me negué. No firmé. A mí nadie me llama homosexual. Si lo fuera
sería lesbiana y me gustarían las mujeres. Y las mujeres no me gustan; que le voy a
hacer. Dios no quiso que fuera anormal. (Y VA A SU CUARTO. JULIAN LA
SIGUE)
ATILIO : ¡Oiga!
AMANDA : Dejalos en paz.
ATILIO : Quiero saber que le dijo a la prensa.
AMANDA : ¿Qué pudo haber dicho? seguramente nada.
ATILIO : (A BRUNO) ¿Podemos hablar?
BRUNO : Después. En mi oficina.
AMANDA : ¿Por qué no aquí?
BRUNO : Porque me duele la cabeza y no estoy como para seguir oyendo
sandeces.
ATILIO : No son sandeces. Empezó una investigación. (MIENTRAS EL MIRA
SIGNIFICATIVAMENTE A BRUNO, LAS MUJERES LO MIRAN A EL)
BRUNO : Lo hablamos mañana.
ATILIO : (DESESPERADO) De todos modos se van a enterar. Acabo de saber...
(RESPIRA HONDO) por la prensa... En primera página de ese... pasquincito de
mierda... "nombraron comisión para investigar la procedencia de la fortuna personal
de la mujer de la cotorra parlanchina".
ANDREA : (EN PANICO) ¿Se refiere a mí?
ATILIO : (A AMANDA) Y también te dedica un párrafo a vos.
AMANDA : ¿Qué pueden decir de mí?
ATILIO : Quieren saber de dónde sacaste la plata para comprar el campo.
BRUNO : ¿Pero qué pretendés? ¿Llevarme a la locura?
ATILIO : No soy yo. Es la DGI y es la oposición.
BRUNO : ¿Pero qué querés? ¿Qué me dé un soponcio?
ATILIO : Trato de salvar el honor de esta familia.
AMANDA : ¿yo tengo una estancia? Creía que se habían evaporado hace años. Yo
no tengo más que este piso que casi no puedo mantener porque las expensas y los
servicios me estan comiendo viva.
ATILIO : Tenés una estancia. Enorme. (A ANDREA) Y vos un chalet en Punta.
AMANDA : ¿Pero cuándo firmé la escritura?
ATILIO : La firmaste. La firmaste. (A BRUNO) Decile. Deciles la verdad porque
la comisión investigadora comenzará a preguntar.
BRUNO : Eso no ocurrirá
ATILIO : Ya está ocurriendo.
BRUNO : El que vos sabés no lo permitirá.
ATILIO : Lo permitirá, como lo permitió con personas más importantes que vos.
Lo permitirá porque no tendrá más remedio que permitirlo. Después se destapará
otro escándalo para tapar este, pero no tendrá más remedio que permitirlo. El fiscal
Fleitas que acaba de reintegrarse a la fiscalía, empezará a investigar... y ese... sabés
que nos tiene ganas.
BRUNO : Nadie irá preso.
ATILIO : Ya lo sé. ¿Pero quien nos salva del interrogatorio?
BRUNO : Atilio, no somos ladrones de gallinas.
ATILIO : ¡Pero ya lo sé! Si lo fuéramos no tendríamos salvación. ¿Pero el honor?
¿Qué pasa con el honor? Para mí es importantísimo.
AMANDA : Ya oí bastante. No soporto más. (SE VA CON DIFICULTAD PARA
ADENTRO)
AIDA : Amanda, jamás pusiste ese pie a descansar. (SIGUIENDOLA) Quedate
quieta.
BRUNO : Vieja, no mal interpretes las cosas. ¿A dónde vas? (VA DETRAS DE
LAS MUJERES)
ANDREA : Papi, no podés dejarlas con la falsa impresión de que... (INTRIGADA)
¿Es falsa la impresión papi? (ATILIO ENTRA. ANDREA LO SIGUE) Papi.
(APARECEN BEATRIZ Y JULIAN)
BEATRIZ : Yo debí pedir informes primero. ¿Cómo me meto en esta casa sin
interiorizarme antes del tipo de gente que la habitaba?
JULIAN : TE dejás llevar por las apariencias, como todo el mundo. Viste una
buena fachada, un piso bien puesto y pensaste que aquí vivía la decencia.
BEATRIZ : Bueno, por lo menos vi que aquí vivía una mujer agradable. Amanda
me cae bien; es como una. Yo viví toda mi vida del trabajo. Pagué religiosamente
los impuestos y jamás engañé al hombre que tuve a mi lado. Jamás. Jamás cobré por
hacer el amor. Y tampoco pagué. Amé y fuí amada. Conocí la pasión, la felicidad y
la plenitud.
JULIAN : Yo debí imitarte. No en la ropa. Yo me sentiría raro, vestido como vos.
Digo que debí de masacrar a ese tipo de mierda. ¡Lucrar con la insulina!¡Poner en
peligro a tantos millones de diabéticos! Me enferma que siga libre.
BEATRIZ : Y a mí que siga vivo. Tengo que irme de aquí.
JULIAN : Volvé a casa.
BEATRIZ : No. Papá se muere si me ve.
JULIAN : Mejor. ¿Para qué sirve? No te imaginás lo pelotudo que se vé con el
uniforme de guerra. Hasta se embadurna la cara todos los días y mamá no se anima
a protestar. ¡Y eso que le ensucia las fundas de la almohada con el betún! Le dieron
de baja cuando comprobaron que fue el ideólogo del penúltimo levantamiento. Pero
él no se da por enterado. Vive planeando golpes de estado.
AMANDA : (DESDE ADENTRO) ¡Es inconcebible! ¡Inconcebible!
BEATRIZ : ¡Ay, que escandalosos son! No estoy acostumbrada. Vení, vamos. (Y
SALEN DE LA CASA)
AMANDA : (APARECIENDO) ¡No lo puedo creer! (DETRAS DE ELLA
REGRESAN TODOS)
AIDA : ¡Fuiste hábil, eh! ¡Bruno! Fuiste hábil. Me refiero a que no se te ocurrió
utilizar mi nombre para nada. Porque yo, querido, si no te denunciaba por lo menos
me quedaba con la propiedad.
AMANDA : Pero entonces hiciste negociados. ¡Los hiciste! ¿Pero que clase de
ingenua soy? ¡Dios mío!
BRUNO : No hice nada ilegal. (LO MIRAN) ¿Qué hice? Usé... quizás abusé un
poco de mis privilegios. Tenía que apurarme. Dentro de poco hay elecciones y
seguro que no me reeligen. Lo hace mucha gente. Y te diré más. Lo hace la mejor
gente.
AIDA : Amanda... basta con tener amigos en lugares claves. Uno en Aduana...
AMANDA : La aduana es la clave de todo negociado.¿Te creés que no lo sé?
BRUNO : ¿A quién le hace daño que un funcionario facilite la entrada de productos
que son necesarios para la salud?
ANDREA : Sí. Yo creo que lo de la insulina...
AIDA : Bruno, contame. ¿Cómo es la cosa? Lo de las coimas. ¿Cuánto y cómo se
hace? Es cierto que la empresa que coimea deposita en un banco del exterior...
ATILIO : No perdamos más tiempo. (LO MIRAN) ¿Qué vamos a decir? Me
refiero a Andrea y Amanda. ¿Qué van a decir?
AMANDA : Yo... la verdad. Que no estaba enterada de nada.
BRUNO : Perfecto. Así me enterrás vivo.
AMANDA : Es lo que te merecerías. ¿Por qué me implicaste? ¿por qué no me
preguntaste si quería ser tu cómplice?
BRUNO : No pensé que fuera necesario.
AMANDA : No lo pensaste. Yo debo de haber firmado, al igual que Andrea,
escrituras sin saber lo que firmábamos. Quiero decir que aquí no sólo nosotras no
estamos metidas en actos corruptos, sino que también hay escribanos corruptos...
BRUNO : Hay dos.
AMANDA : ¿Y lo decís así?
BRUNO : ¡Es gente de lo mejor! ¿De qué me acusás! ¿De tratar de recomponer el
patrimonio familiar?
AMANDA : El patrimonio... ¿Así hicieron nuestros abuelos el patrimonio familiar?
AIDA : ¿Y qué duda tenés?
AMANDA : No. Así no pudo haberse hecho. Así no.
AIDA : Se hizo con más discreción y en épocas más propicias. (TELEFONO)
AMANDA : (ATENDIENDO) Hola.
BRUNO : No estoy para nadie.
AMANDA : ¿A qué hora? Muy bien. Ahí estaremos. (CUELGA) El fiscal nos
espera mañana a Andrea y a mí en la fiscalía.
BRUNO : ¿Por qué no dijiste que tenías una pierna enyesada? Eso nos hubiera
dado tiempo para pensar en una salida
ANDREA : ¿Y tendremos que sufrir la presión de los periodistas?
AMANDA : ¡Qué verguenza! ¡Dios mío! ¡Qué verguenza! ¿Cómo pudiste hacerme
una cosa así? (BRUNO SE SIENTA Y SE HUNDE EN EL SILLON) ¿Cómo te
atreviste a mezclarme?
ANDREA : Amanda, si querés mi opinión...
AMANDA : No quiero tu opinión. (ATILIO CUCHICHEA CON BRUNO) No
quiero la opinión de nadie.
ANDREA : Te la doy de todos modos. No deberías tener tanta vergüenza.
(AMANDA LA MIRA ASOMBRADA) Yo, en tu lugar, me sentiría orgullosa.
AMANDA : Ya he oído bastante por hoy.
ANDREA : Te voy a confesar una cosa. Hasta hace poco yo tenía vergüenza.
(DIRIGIENDOSE A BRUNO) ¡Te veía en ese Congreso tan calladito! Nunca
opinaste sobre nada. Jamás presentaste un proyecto...
AMANDA : Estaba demasiado ocupado pensando en los propios.
ANDREA : Votaba como le decían y hacía lo que se le ordenaba.
BRUNO : Era un pelotudo. Eso es lo que querés decir.
ANDREA : Así te veía. ¡Pero amor! De pronto me entero...
AMANDA : Qué no tenías motivos para sentir vergüenza.
ANDREA : ¡Amanda, salvó a la familia!
AMANDA : Andate de aquí antes de que te de un muletazo. Mi abuelo y mi marido
se jugaron lo suyo. Mi abuelo perdió la cabeza por una mujer. Una gloria del teatro
frívolo de principios de siglo y le regaló todo lo que tenía. Y yo lo aplaudo.
AIDA : Sí. Fue un putañero maravilloso. Le gustaban las mujeres tanto como
respirar.
ANDREA : ¡Y bueno! Gracias a Bruno volveremos a vivir cómo antes.
AMANDA : Gracias a Bruno tendremos que enclaustrarnos para que no nos
vuelvan a ver la cara.
AIDA : No exageres. En el mundo en que nos movemos nadie puede tirar la
primera piedra.
AMANDA : ¿De qué me reía? Me enteraba de la podredumbre de los ministerios y
me reía. Perdí el derecho a volver a reírme en lo que me resta de vida.
AIDA : ¡Ay, Amanda!
AMANDA : ¡Perdí el derecho, Aida!
BRUNO : Bueno, viejita, no me castigues más.
AMANDA : Te prevengo que le diré al fiscal que yo jamás firmé ninguna escritura.
BRUNO : Firmaste.
AMANDA : Engañada. Y si tu escribano insiste en incriminarme...
ANDREA : Yo sé lo que voy a decir. duré que ese dinero con el que compré el
chalet, me lo dió un enamorado septuagenario de la embajada Americana con el que
tuve relaciones.
BRUNO : (ASUSTADISIMO) ¿Te volviste loca?
ANDREA : ¿Y cómo puedo justificar todo ese dinero entonces?
ATILIO : Está bien, Bruno. Eso está bien.
BRUNO : ¡Pero Atilio! No sé que decir...
AMANDA : Vayan a la cocina. Salgan de mi vista. (ENCIENDE LA RADIO)
LOCUTOR : ...del diputado, más conocido cómo "la cotorra parlanchina"
(AMANDA APAGA)
BRUNO : Debo reconocer que la imagen pública se me va a la mierda.
AMANDA : ¿Para qué necesitás imagen? Tu mujer va a reconocer que es pública.
ANDREA : ¡Amanda!
AIDA : En este país perder la imagen no es nada. Todos los días la gente
importantísima pierde su imagen. Y no pasa nada. La recuperan con cualquier
mentira. (JULIAN Y BEATRIZ VIENEN DE LA CALLE)
ATILIO : ¿ESte marica de mierda seguirá entrando y saliendo de esta casa hasta
cuándo?
BEATRIZ : (SACANDOSE UNO DE LOS ZAPATOS DE GRAN TACON
PARA AMENAZARLO) Si sigue ofendiéndome me olvidaré que soy una señora y
le juro que le clavo este tacón en la cabeza. (A AMANDA) Dejo la habitación hoy
mismo.
ATILIO : Bueno, por fin una buena noticia.
AMANDA : (QUE QUIERE MOLESLTAR A ATILIO) Beatriz... tómese el
tiempo que le sea necesario.
BRUNO : ¡Estás loca! Se va. Y punto.
AMANDA : No des órdenes en mi casa.
BRUNO : La mitad de esta casa es mía.
AMANDA : Decime cuál es y le prendo fuego. (A BEATRIZ) ¿Lo pensó bien?
¿Por qué se va?
ATILIO : (MURMULLO DE PROTESTAS ENTRE EL, BRUNO Y ANDREA)
Pero te...
BEATRIZ : Mire Amanda... fue el destino. Yo, deprimida, con pocas ganas de
vivir, me arrojo desde la terraza y tengo la gran fortuna de caer sobre un señor que
resultó ser un auténtico caballero.
AMANDA : ¿Existen todavía? (REFIRIENDOSE A BRUNO Y ATILIO) Pensé
que esa raza estaba extinguida.
BEATRIZ : Existen Amanda. Por suerte existen. Yo... que creí que había llegado
el final para mí...
ATILIO : Descubrió que aún tiene tela para rato.
BEATRIZ : Descubrí que tengo un corazón vivo. Intacto. Y no se por qué milagro
me di cuenta de que aún soy jóven.
AIDA : ¡Cuánto me alegro!
BEATRIZ : Gracias amigas. Yo he comprendido que para ser feliz o por lo menos
para tolerar la realidad de la vida, una debe fabricarse un bunker para encerrarse en
él con la gente que una ama. Los monstruos... deben quedarse afuera.
AMANDA : Siempre ha sido así.
BEATRIZ : Yo lo comprendí recién ahora. No se debe generalizar. Una... cuando
una siente que el suelo está resbaladizo piensa que todo es negro y terrible. Pero no
es así. Fíjense amigas... regreso prácticamente de la muerta, rescatada por el amor.
AIDA : (CONTENTISIMA) ¡Ay Beatriz!
BEATRIZ : ¿No es maravilloso? Es un hombre amplio...
BRUNO : Lo podemos imaginar.
BEATRIZ : Cultísimo. Lo que se llama "un bon vivant" y además resultó ser un
admirador de mi arte.
AIDA : ¡No!
BEATRIZ : Me vió en mi debut en el Follies cuando yo tenía escasos veinticinco
años en una revista titulada: "Turbulencias Carnales" Dice que jamás vió a nadie
bajar con tanta elegancia aquella enorme escalinata. Ni siquiera Zizi Jeanmaire.
AIDA : Eso es ya decir.
BEATRIZ : Habla y ve con la boca y los ojos de amor. Quiere que vuelva al teatro.
AIDA : (COMPLICE DE AMANDA) ¡No!
AMANDA : ¡Qué fantástico!
BEATRIZ : Lo tengo que pensar. En realidad lo que quiero es empezar a vivir un
poco. Quisiera gozar de las delicias del matrimonio, de una familia. Quisiera tener
hijos. Si no es tarde aún.
JULIAN : Podés adoptar.
BEATRIZ : Es lo que dije. Siempre admiré a la Baker con aquella familia
multirracial. La verdad es que quisiera disfrutar de todo pero sin tener que deformar
mi cuerpo por eso.
AIDA : ¿Pero él... le ofreció matrimonio?
BEATRIZ : Sí. Y yo acepté.
JULIAN : ¿No es extraordinario? Se van a vivir a Holanda donde la justicia no les
causará problemas.
AMANDA : ¡Beatriz, cuánto me alegro! (BRUNO MIRA A AMANDA
SEVERAMENTE) Espero que sea un buen hombre y que haya hecho ya su fortuna
dignamente y no corrumpiéndose como tantos otros.
BEATRIZ : La hizo trabajando. Es un famoso modisto. Jacques Tousson.
AIDA : ¡Jacques Tousson!
AMANDA : ¡Qué fantástico!
AIDA : ¡Ay, la ropa que podrá lucir! Jacques Tousson es lo más genial de la moda
internacional.
BEATRIZ : Yo tengo cantidad de ropa adquirida en sus casas. Es mi modisto
preferido. Y desde hoy mi amor más profundo. Yo he amado mucho, amigas mías.
He querido profunda y sinceramente. Me he entregado en cuerpo y alma muchas
veces, pero algo se ha conservado puro y virgen en mi corazón. Cada vez que me he
enamorado ha sido siempre la primera vez. (BRUNO, ATILIO Y ANDREA SE
ALEJAN FASTIDIADOS)
AMANDA : ¿Dónde se casan?
BEATRIZ : El insiste en que sea en Notre Dame de París, pero yo me temo surjan
algunos problemas.
AMANDA : ¿Por qué? ¿Por Ezequiel? Agréguele una ele y una e más. ¡Ezequielle!
Nadie se dará cuenta.
BEATRIZ : París está lleno de prejuicios. Tengo que elegir una ciudad cómo
Amsterdam o Hamburgo.
AIDA : Jamás elija Roma, querida. Vaya a Madrid, allí será razonablemente libre.
BEATRIZ : Ya veremos. Juliancito irá conmigo y lo pondré bajo tratamiento.
Quiero hacer de él un verdadero hombre.
JULIAN : Yo me siento hombre.
BEATRIZ : Si eso fuera verdad...
AIDA : No lo fuerce, querida. Déjelo que sea como su naturaleza se lo exige.
BEATRIZ : Yo lo quiero intentar.
JULIAN : Conmigo no tenés que intentar nada. Yo sé lo que quiero ser.
BEATRIZ : ¿Qué es eso? Debemos enfrentar la realidad con inteligencia y
franqueza. Así como actuás, no sos hombre.
JULIAN : Beatriz, no permitiré...
BEATRIZ : Pero "mon chou". Mon petit Joannot.
JULIAN : Beatriz... ¿vos hiciste tu elección?
BEATRIZ : Yo no elegí; la naturaleza me eligió. Así cómo eligió a Amanda y a
Aida.
JULIAN : No permitiré que nadie decida por mí.
BEATRIZ : Ya lo veremos, querido. Después me lo agradecerás.
AMANDA : Le devolveré su dinero.
BEATRIZ : No se preocupe. Quiero que se quede con él y que se compre algún
souvenir.
AMANDA : De ningún modo.
BEATRIZ : Insisto. Cómprese algo en mi nombre.
AMANDA : Bueno, así me quedará algún recuerdo.
BRUNO : ¡Recuerdo!
AMANDA : Sí. De algo decente.
BEATRIZ : Ay, me tengo que apurar. Me está esperando abajo.
AMANDA : ¿El?
BEATRIZ : Sí. El señor Tousson. Juliancito, ayudame con el equipaje.(VAN AL
CUARTO)
BRUNO : Vieja, llegás a despedirte con un beso o...
AMANDA : ¿Desde dónde me hablás?
BRUNO : Si no sabés cual es tu lugar, yo te lo voy a recordar.
ANDREA : A lo mejor ese pobre hombre no se dió cuenta de que va a ser
engañado. Habría que avisarle.
ATILIO : Debe ser una vieja marica cómo ella.
BEATRIZ : (DESDE ADENTRO) Lo oí, señor corrupto. (BEATRIZ Y JULIAN
VIENEN CARGADOS DE EQUIPAJE) ¡Cómo se atreve! Usted debería estar entre
rejas. ¡Cómo se atreve! Ese hombre sabe muy bien quien soy que soy. El no
necesita de su testimonio. El sabe que soy mujer.
ATILIO : ¡De veras!
BEATRIZ : Veo que le gustaría comprobarlo, pero me veo en la obligación de
aconsejarle que se lo quite de la cabeza. Siempre me cuidé de no enredarme con
delincuentes. (BESA A AMANDA) Gracias por todo, querida. (BESA A AIDA)
AIDA : Le deseo la mayor de las suertes. ( BESA A JULIAN) Y a vos también
querido. (BEATRIZ MIRA A ANDREA. ESTA RETROCEDE)
AMANDA : Vaya tranquila que aquí no hay más personas de las que se pueda
despedir. (BEATRIZ Y JULIAN SE DIRIGEN HACIA LA PUERTA) Beatriz... ha
sido un placer haber conocido y haber convivido, aunque haya sido por tan pocos
días... con una verdadera señora. En estos días en los que resulta casi imposible
encontrar caballeros... Me refiero a hombres decentes como los que tuve el placer
de conocer en otros tiempos... encontrar a una dama de verdad... ha sido un
auténtico deleite. (BEATRIZ SE SECA UNA LAGRIMA Y SONRIE. Y DE
PRONTO, INESPERADAMENTE, HACE FUNCIONAR LA RADIO QUE
LLEVA EN LA MANO. SE OYE UNA VIEJA CANCION GRABADA POR
ELLA)
BEATRIZ : No quiero hacer una salida triste. Me gustan los finales brillantes. (Y
ENTONCES, HACIENDO PLAY BACK Y MOVIENDOSE CON LA GRACIA
DE UNA VEDETTE, SALE FLANQUEADA POR JULIAN COMO SI LO
HICIERA EN AQUEL VIEJO ESCENARIO DEL FOLLIES BERGERE,
ESPERANDO EL RUGIDO DE LAS APLAUSOS)
FIN

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