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Las situaciones conflictivas en la vida conyugal tienen repercusiones serias

en las diferentes esferas del ser humano. Un hombre o una mujer que no vive en

buena relación con su cónyuge, su estado biopsicosocial se verá afectado. Como

consecuencia, fácilmente caerá en la amargura, resentimiento, estrés, depresión y

múltiples estados de deterioro mental, que puede volver a una persona,

incompetente frente a situaciones de mayor exigencia.

Para que la relación conyugal dure, conviene que se tenga en cuenta que

no es una lotería, que existen riesgos, fracasos, alegrías y momentos de cumbres

y valles. Hay que aceptar que en todas las familias existen dificultades. Covey,

(1998) lo explica de la siguiente manera: “Si considera detenidamente los

problemas que las personas enfrentan en el matrimonio, encontrará que casi en

todos los casos surgen de expectativas conflictivas, roles y estrategias de solución

de problemas.” (p. 91).

Conviene que la pareja se forme adecuadamente, no por impulso, que

exista una relación positiva, de diálogo y un deseo de avanzar en común. En el

proceso relación conyugal hay que ir superando diferentes etapas, resolver

conflictos, situaciones adversas y luchar por mantener siempre abiertos los

canales de comunicación.

El conflicto conyugal es un problema camuflado entre nosotros, hasta el

punto de acostumbrarnos a él. Una complicación que a pesar de darse en un

ámbito “privado” tiene sus repercusiones en toda la sociedad. Sin lugar a dudas, el

conflicto conyugal, es un síntoma de una sociedad enferma, con un desarrollo

humano muy pobre y con unas necesidades básicas insatisfechas. Sin embargo,
hacerles frente a estos aspectos, no sería suficiente sin cambiar las creencias

culturales de que con la violencia se resuelven los conflictos, se infunde la

autoridad, se educa a los hijos y se retiene a la pareja.

El conflicto presente en las interacciones conyugales es una realidad

socio familiar, que puede pasar inadvertida, e incluso ocultarse, ya que se

considera de aspecto íntimo de relación de pareja. Este tipo de conflicto conyugal

es un fenómeno que se vive en el ámbito mundial y afecta en mayor medida a

mujeres, de todos los estratos socioeconómicos, impactando la salud física y

mental, a tal grado que es considerado como un problema de salud pública,

(Fischbach y Herbert,1997).

Tras reconocer el conflicto familiar, y especialmente en el aspecto conyugal,

como un problema social de gran complejidad, resulta pertinente preguntarse,

¿cuáles son los factores que permiten que ésta se reproduzca?, porque variados

investigadores se han dedicado a este tema y han demostrado la diversidad de

elementos que confluyen en un acto de conflicto conyugal.

Hemos observado al trascurrir de los años que las investigaciones clínicas

se han asociado con los estudios psicosociales, complementando la visión y la

formación clínica, incorporando los cambios que se estaban produciendo en la

familia, con el paso del modelo tradicional a las nuevas configuraciones familiares

de hoy en día, que a su vez generan nuevos conflictos y patologías dentro del

grupo familiar y el entorno social más amplio.

La violencia de pareja es una de las formas de violencia de género más

extendida en el mundo; Afecta a pueblos, clases sociales y niveles educativos.


Actualmente son muchas las personas que consideran la violencia de

pareja cómo una violación a los derechos humanos, y a pesar de… acaban

tolerándolo; siendo un tipo de personas que perciben la violencia como un asunto

perteneciente a la esfera íntima de la pareja, y que debe ser resuelto por sus

miembros sin intervención externa alguna. Corsi, (2003) plantea “que es la gente

que, en definitiva, se inhibe ante la violencia de pareja, porque considera que no

es asunto suyo”.

En palabras de Coddou & Mendez (2006), existen modelos internalizados

de vida en común, que cubren los distintos niveles del ser pareja; desde cómo se

solucionan conflictos, hasta como se expresa el amor, es decir el conjunto de

acciones concretas esperadas en una persona que ama, tales como actitudes,

conductas y expresiones emocionales.

El conflicto y el poder forman parte de la interacción de los seres humanos.

Los Conflictos son inevitables y pueden acarrear un efecto positivo o negativo de

acuerdo como se vivan.

Direccionar una investigación profunda sobre un tema neurálgico en el

ámbito socio familiar, como es el conflicto conyugal, puede ser de gran ayuda para

el momento en el cual se busquen soluciones al mismo, ya sea desde la ayuda

profesional de tipo individual o por medio de un grupo interdisciplinario de

profesionales con carreras afines.


Promover la búsqueda de nuevos conocimientos sobre los efectos del

conflicto conyugal en el ámbito socio familiar, abre las posibilidades de diseñar

teorías acerca del comportamiento humano.

Comprender los diversos comportamientos de acción u omisión en el

conflicto conyugal, que atenta contra la integridad de cualquier miembro de la

familia, es necesario para promover desde la prevención acciones a seguir que

eviten que este tipo de sucesos se presenten y más aún, generen consecuencias

nada deseables.

El conflicto conyugal ha existido desde que se empezó a formar unión de

pareja, solo con algunas variaciones, dependiendo del contexto en el que se viva.

El ciclo evolutivo de una pareja puede ser categorizado en diferentes

etapas, definidas por las características individuales, familiares y sociales sobre

las que se asienta su desarrollo. En el estudio de la pareja occidental de nuestros

días, existe un cierto consenso respecto a las fases más clásicas que definen este

proceso; pero todavía persisten controversias que hacen referencia a evoluciones

más actuales del modelo familiar. (lopez, murad, & calderon, 2013)

Esto hace referencia al cambio evolutivo de las relaciones de pareja y que

aun existiendo diferencias que puedan ser irreparables, se encamina a la pareja a

una ruptura conyugal, viendo esto como solución al conflicto.

En la actualidad existen patrones de vida familiar que en el pasado no se

vivian, como también en el pasado existían costumbres que hoy día no se viven;

con la diferencia que en el presente existen leyes que regulan la convivencia

familiar y hacen que se promueva mayor equidad de género.


Hasta mediados del siglo XX la posición social de la mujer impregnaba la

pareja, considerándola como menor de edad. Hay que recordar anécdotas muy

significativas, por ejemplo, en España, en tiempos de Franco, para que una mujer

casada abriese una cuenta bancaria tenía que tener permiso escrito del marido.

Hay que recordar que cuando uno se casaba era para toda la vida, porque no

existía el divorcio. La dependencia económica de la mujer, que no trabajaba, hacía

muy costoso socialmente plantearse la separación y en algunos casos imposible.

(GARCIA, 2006)

El cambio ha sido notable y nos damos cuenta de la independencia que se

ha generado en la mujer. No solo en el ámbito económico sino también en la toma

de decisiones, es por esto que se ha hecho tan importante en nuestros días el

lugar que se le ha dado dentro de la vida en pareja, ya sea como modelo

tradicional dentro de la familia o en su entorno socio-laboral.

Los conflictos conyugales pueden tener diversas causas u orígenes, los

cuales derivan en situaciones que atentan contra la integridad de uno o varios de

los miembros de la familia, sin embargo no es posible ubicar de forma certera una

causa común a todos los conflictos, ya que estos pueden tener según, desde el

punto de vista del investigador orígenes que aunque comunes se pueden nombrar

desde la esfera de: la psicología, la religión o creencias religiosas de la pareja, el

derecho tanto civil como penal, familiar y la sociedad en general.

Psicológico: El doctor José Antonio García Higuera, (2013) del equipo de

psicoterapeutas.com define cuatro áreas del conflicto a saber: “poder, intimidad, la

pasión (afecto y sexualidad) y la comunicación” y como desencadenantes de los


conflictos situaciones estresantes como, cambios laborales tanto negativos como

positivos, paros, ascensos, jubilación, enfermedades, problemas económicos,

paternidad y/o maternidad, cuando los hijos se van de la casa o se hacen mayores

y dejan más tiempo libre a la pareja.

Religioso: los conflictos conyugales pueden tener un origen que se

relacionan con las fases del desarrollo individual. Pascual Ionata, (2008) define

“psicológicamente, los conflictos conyugales tienen con frecuencia dos únicas

razones, relacionadas con la regresión a dos fases del desarrollo individual: la

simbiosis con la madre y el narcisismo. Por lo tanto, hay dos tipos particularmente

condenados a la crisis: el matrimonio simbiótico y el matrimonio narcisista”.

Cuando el autor nos menciona estos temas nos expone dos causas

psicológicas fundamentales para terminar directamente en un conflicto conyugal,

casualmente son comportamientos ya vividos en una época infantil la cual ya

estando en una edad suficientemente adecuada para tomar la determinación de

compartir con una pareja, la reflejamos ocasionando inestabilidad y poca o mucha

confianza en sí mismo dependiendo de cuál de las dos relaciones estemos

hablando.

Civil: una serie de aspectos emanados de la estadística y de estudios

previos identifican causas de conflictos conyugales por montones entre ellas las

debilidades del compromiso, el creciente individualismo, las creencias posibles de

autosatisfacción etc. Esto puede verse con más detalle en Matrimonio: ¿gatos en

una misma bolsa? Del autor Juan Manuel Montes. (2009).


Una de las causas por la cual los conflictos conyugales han derivado en una

plaga se debe a que los medios de comunicación han exacerbado el sexo y el

entretenimiento ocasionando en la sociedad un deseo o comparación frente a un

prototipo de individuo (mujer /hombre) con atributos, lo cual hace que sobresalga

más la parte sexual que lo que en verdad tenemos para ofrecer como pareja. “Es

llamativo que en una sociedad tan sexuada cada vez hay más matrimonio en lo

sexual” Juan Manuel Montes. (2009).

Resulta útil comprender conceptualizaciones tales como: violencia

intrafamiliar, violencia de género y de pareja. Por lo tanto, hay que hacer

referencia a distintas perspectivas y modelos explicativos, enfatizando en la

comprensión desde el modelo sistémico. En ese orden de ideas resulta pertinente

iniciar con el abordaje de la violencia intrafamiliar que según (Klevens, 2001) hace

referencia a todas las formas de abuso de poder que se desarrollan en las

relaciones familiares y ocasionan diversos niveles de daño a las personas

También es fundamentalmente hacer referencia en la problemática de la

violencia basada en género, entendida como una categoría analítica moderna que

ingresó al universo epistemológico gracias a los cambios sociales

contemporáneos. El posicionamiento creciente en los análisis políticos,

psicológicos y sociológicos obedece a una transformación social que ha permitido

interpretar esta forma de violencia de acuerdo con los nuevos paradigmas de

relaciones entre géneros y con los cambios de roles de la mujer a finales del siglo

XX. Este tipo de violencia según (Corsi, 2006) refiere ―a todas las formas
mediante las cuales se intenta perpetuar el sistema de jerarquías impuesto por la

cultura patriarcal.

Cuando se habla de conflicto conyugal, resulta necesario hacer alusión a un

subtipo de la violencia hacia la mujer: la violencia de pareja. Ésta tiene lugar en el

espacio doméstico, en el espacio delimitado por las interacciones en contextos

privados. Por ello, se hace extensible a los noviazgos, relación con parejas,

convivan o no, y de ex parejas. Su objetivo es el mismo: ejercer el control y el

dominio sobre la mujer para sostener y perpetuar el poder del varón en este

ámbito particular.

En este caso específico es el conflicto conyugal, (haciendo referencia al

conyugue, conviviente o novio) el centro de interés. A continuación, una

descripción de ésta y sus diversos tipos. La violencia de pareja es una de las

formas de violencia de género más extendida en el mundo. Afecta prácticamente a

todos los pueblos, a todas las clases sociales y niveles educativos.

Actualmente son muchas las personas que consideran la violencia de

pareja como una violación de los Derechos Humanos. Sin embargo, a su pesar,

acaban tolerándola. Son un tipo de personas que percibe este tipo de violencia

como un asunto perteneciente a la esfera íntima de la pareja y que, como tal, debe

ser resuelto por sus miembros sin intervención externa alguna. Corsi (2003)

plantea que es la gente que, en definitiva, se inhibe ante la violencia de pareja,

porque considera que no es asunto suyo.

Sin embargo, la violencia de pareja, como cualquier otra forma de violencia,

no es una cuestión privada, no es algo propio únicamente de quien la sufre, ya


que atenta contra los derechos humanos de las víctimas y, por consiguiente, es

una cuestión pública. Nos afecta a todos desde el momento mismo en que socava

los cimientos de nuestra sociedad y, además, genera grandes costos económicos

y sociales a los Estados.

En todas las familias existen conflictos unos mayores que otros o de

trascendencia o intrascendencia. Por lo tanto, lo más importante es saber

manejarlos, teniendo un propósito definido y estrategias eficaces.

Covey (1998) lo explica de la siguiente manera: “Si considera

detenidamente los problemas que las personas enfrentan en el matrimonio,

encontrará que casi en todos los casos surgen de expectativas conflictivas de

roles y estrategias de solución de problemas.” (p. 91). Conviene que la pareja se

forme adecuadamente, no por impulso, pasiones o expectativas irreales, que

exista una relación positiva, de diálogo, un deseo de avanzar en común. En el

matrimonio hay que ir superando diferentes etapas, resolver conflictos y

situaciones adversas, luchar por mantener siempre abiertos los canales de

comunicación, como factor principal de conflicto y ruptura conyugal.

Desde la más mínima hasta la inconcebible para el ser humano, son las

consecuencias que se viven por el conflicto conyugal, dejando huellas de

diferentes tipos, en cada miembro de una familia como las personas cercanas ella.

El conflicto conyugal ha sido considerado un problema de salud pública, debido a

que una proporción considerable de los costos de la violencia corresponde a su

repercusión en la salud física y psicológica de las víctimas y a la carga que impone

a las instituciones sanitarias. De ahí que el sector de la salud esté especialmente


interesado en la prevención y tenga un papel clave que desempeñar al respecto,

teniendo en cuenta los costes económicos y sociales de la problemática. (Krantz,

2002; Saltzman et al., 2002)

Desde que el hombre convive en sociedad ha tenido el objetivo biológico y

la necesidad de convivir en pareja, no se sabe el origen, pero, a partir de algún

momento la definición de pareja deja de ser hombre y mujer como tal, legalmente

lo empieza a ser a partir del siglo anterior.

Al transcurrir cierto tipo de épocas que se ven enmarcadas por una

represión o un rechazo hacia grupos o parejas de diferente sexo, cosa que cambio

con las nuevas legislaciones ganadas a través de luchas a nivel internacional de

grupos que no se identifican con el estándar. Desde ese mismo momento en que

la ley cambia es necesario también cambiar el pensamiento colectivo e ir un poco

más allá del aspecto fisiológico y biológico de lo que es una pareja, por lo tanto, es

ética y moralmente aceptable hoy en día que parejas conformadas por individuos

con diferente genero tengan una relación conyugal.

Amparados en la ley, no hay discriminación de ninguna clase cuando se

interpreta el concepto de pareja o cónyuge, es decir todos tenemos derecho a ser

tratados por igual gústenos o no.

Para llevar a cabo una investigación sobre esta problemática, hay que tener

en cuenta algunos aspectos de carácter legar, y es así como teniendo en cuenta la

resolución N° 008430 de 1993, específicamente los artículos 5 y 6 que hacen

referencia a que en toda investigación en la que el ser humano sea sujeto de

estudio, deberá prevalecer el criterio del respeto a su dignidad y la protección de


sus derechos y su bienestar, se contempla que la investigación que se realice en

seres humanos se deberá desarrollar conforme a los siguientes criterios:

 Se ajustará a los principios científicos y éticos que la justifiquen.

 Se realizará solo cuando el conocimiento que se pretende producir no

pueda obtenerse por otro medio idóneo.

 Deberá prevalecer la seguridad de los beneficiarios y expresar claramente

los riesgos (mínimos), los cuales no deben, en ningún momento,

contradecir el artículo 11 de esta resolución.

 Contará con el Consentimiento Informado y por escrito del sujeto de

investigación o su representante legal con las excepciones dispuestas en la

presente resolución.

 Deberá ser realizada por profesionales con conocimiento y experiencia para

cuidar la integridad del ser humano bajo la responsabilidad de una entidad

de salud, supervisada por las autoridades de salud, siempre y cuando

cuenten con los recursos humanos y materiales necesarios que garanticen

el bienestar del sujeto de investigación.

 Se llevará a cabo cuando se obtenga la autorización: del representante

legal de la institución investigadora y de la institución donde se realice la

investigación.

Para poder llevar a cabo de manera adecuada la recolección de la

información es necesario contar con la aprobación de las consultantes, para esto

existen algunos aspectos protocolarios que permiten proteger la identidad del


consultante y garantizar que la información únicamente será utilizada para

objetivos formativos. Tales aspectos éticos son: el consentimiento informado, que

debe estar firmado por el consultante autorizando la grabación y transcripción de

las sesiones para uso formativo y académico, además la garantía del anonimato,

es decir que la información será utilizada, pero sin hacer uso del nombre propio

por ningún motivo.

El conflicto conyugal influye en el ámbito socio familiar de diferentes

formas; donde los principales afectados son los niños y niñas (si los hay), padre,

madre y sociedad en general. Presentándose en dos aspectos: el primero es,

cuando los conflictos son modificables, el segundo es cuando no lo son; es

cuando se recomienda darle manejo eficaz para minimizar las conductas violentas,

como también las consecuencias. El objetivo de este trabajo investigativo no es

hacer generalizaciones acerca del problema en estudio, pero sí es posible precisar

algunos aportes que resultan útiles en la comprensión e intervención del conflicto

conyugal.

Los resultados de la investigación arrojan esperanza, dado que aportan

luces acerca de la posibilidad de realizar intervenciones que posibiliten romper el

circuito del conflicto conyugal.

Los aportes de esta investigación abren posibilidades para futuros estudios

en la profundización del tema de las estrategias sobre el abordaje del conflicto

conyugal

Se considera pertinente continuar trabajando sobre el tema, con el fin de

obtener una comprensión más amplia al respecto ya que es de gran interés


personal y social. Reconociendo que el trabajo individual que se realizó en esta

investigación resultó de gran utilidad y puede ser considerado como el comienzo

de un proceso colectivo, teniendo claro que, desde la conciencia individual, puede

nacer la conciencia en la pareja, con efectos en el ámbito social.


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