Está en la página 1de 9

GUIÓN CIEN AÑOS DE SOLEDAD GRUPO 3

Acto 1
Narrador : Hace un largo tiempo atrás, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía recordó cuando su padre lo llevo a conocer el Hielo por primera vez.

Sr. Buendía: ven hijo, quiero que contemples este lugar.

Aureliano: Allá voy padre

Acto 2
Narrador : Macondo en ese entonces era una aldea de veinte casas construidas con
barro y cañabravas construidas a las orillas del rio de aguas diáfanas que se precipitaban
por un lecho de piedras pulidas de color blanco y gigantes como el tamaño de un huevo
prehistórico.
El mundo era nuevo, muchas cosas que carecían de nombre, y para ser mencionadas se
tenía que señalar con el dedo. Cada año se organizaba una feria de gitanos, en esa feria
había un gitano llamado Melquíades, este se dedicaba a exhibir nuevos inventos como el
imán, lingotes imantados etc. Haciendo llamar la atención de muchos gitanos y la de
Arcadio.

Melquíades: observen, esto es el futuro, las cosas tienen vida propia, solo es cuestión de
despertarles el aníma

Narrador : José Arcadio Buendía, cuya imaginación iba siempre más lejos que el ingenio
de la naturaleza, el milagro o la magia, pensó que era posible que aquella invención inútil
del gitano podría desenterrar oro de la tierra. Melquiades, que siempre fue un hombre
honrado, le dijo, que aquellos artefactos no servían para eso. Pero José Arcadio Buendía,
aquel tiempo no creía sobre la honradez de los gitanos, así que intercambio su mulo y
varios chivos por dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán mujer de José arcadio que
contaba con aquellos animales para ampliar más el deterioro patrimonio doméstico, no
consiguió disuadirlo, entonces su marido le dijo.
José Arcadio: no te preocupes pronto habrá de sobrarnos oro para poder empedrar la
casa.

Narrador : a lo largo de los meses se empeñó en mostrar el acierto de sus conjeturas,


Exploró poco a poco la región, incluso hasta lo más profundo del río, arrastrando los dos
lingotes de hierro que había intercambiado, y diciendo en voz alta el conjuro de
Melquiades, y lo único que logro desenterrar fue una armadura de los siglos XV con
resonancia hueca de un enorme calabazo completo de piedras. Cuando José Arcadio
Buendía y los cuatro hombres que lo acompañaban en su expedición, lograron
desarticular completamente la armadura, encontraron dentro de esta un esqueleto que
llevaba colgado en el cuello un relicario hecho de cobre con un rizo de mujer. Y como
todos años en marzo volvieron los gitanos esta vez llevaban consigo un catalejo y una lupa
del tamaño de un tambor, Que fueron exhibidos por ellos.

Gitano: con ustedes uno de los últimos descubrimientos de los judíos de Ámsterdam.

Narrador : Y sentaron a una gitana a un extremo de la aldea e instalaron la carpa.


Mediante el pago de cinco reales, la gente comenzaba a asomarse al catalejo y observaba
a aquella gitana alcance de su mano.

Melquiades: gracias a la ciencia dentro de poco el hombre podrá ver todo lo que ocurre
en todas partes de la tierra, sin necesidad de moverse de su casa.

Narrador : Los gitanos escuchaban asombrados de lo que decía Melquiades. Gracias a un


ardiente mediodía hicieron una impresionante demostración con la lupa de gran tamaño.
Colocaron varias hierbas secas en mitad de la calle y les prendieron fuego mediante la
concentración de los rayos solares. José Arcadio tras el fracaso de sus imanes, tuvo la idea
de utilizar su invento como arma de guerra

José Arcadio B.: ¿Ahora qué voy a hacer? Mi invento fracaso, Aunque pensándolo bien…
podría utilizar mi invento como un arma de guerra.

Melquiades: Como vas a usar tu invento como arma de guerra ¡ESTAS LOCO!, eso no
funcionara. Más bien podríamos negociar.
Narrador : Al final Melquiades acepto los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero
colonial y José que quedo con la lupa de Melquiades y Úrsula comenzó a llorar.

Úrsula: Como has podido darle el dinero a Melquiades. ¡Ese dinero fue ahorrado por mi
padre durante toda su vida!

José Arcadio: deja de exagerar mujer.

Narrador : José Arcadio no le intereso los reclamos de su esposa y se fue a seguir con sus
experimentos, arriesgando su vida.

José Arcadio: Tengo que demostrarle a la tropa enemiga los efectos de la lupa.

Narrador : José al tratar de demostrar los efectos de la lupa sufrió quemaduras que se
convirtieron en úlceras que tardaron en sanar.

Úrsula: ¡pero que tienes en la cabeza! ¿¡haz perdido el juicio?! ¿No ves lo que te ha
causado aquella idea absurda?
ante los reclamos de Úrsula por tan riesgosa inventiva, estuvo por incendiar la casa, José
arcadio paraba encerrado en su cuarto haciendo cálculos sobre posibles estrategias de
aquella arma novedosa, que fueron enviados a las autoridades acompañado de varios
testimonios Con el fin de demostrarle su invento ante los poderes militares.
durante varios años estuvo esperando su respuesta, cansado de tanto esperar se
lamentaba ante Melquiades de aquel fracaso de su iniciativa, y aquel gitano dio una
prueba de honradez convincente.

Melquiades: está bien hagamos algo, yo te devuelvo los doblones y te doy unos mapas
portugueses junto a varios instrumentos de navegación, a cambio de la lupa.
Narrador : luego de eso José Arcadio Buendía paso varios meses encerrado en un
pequeño cuarto que fue construido al fondo de la casa, para no ser perturbado en sus
experimentos, dejando de lado sus obligaciones domésticas, pasando varias noches en el
patio observando el curso de los astros, estando a punto de contraer una insolación.

Narrador : José Arcadio con el pasar del tiempo tenia dolencias, sufría por los más
insignificantes problemas económicos y había dejado de reír desde que el escorbuto le
halla arrancado los dientes.
José Arcadio: no lo soporto, cada día envejezco más y el maldito escorbuto me quito los
dientes.

Narrador : En su juventud, él y sus hombres atravesaron la sierra buscando una salida al


mar, y al cabo de veintiséis meses desistieron y fundaron a Macondo. Luego, durante más
de diez días, no volvieron a ver el sol. El suelo se volvió blando y húmedo, como ceniza
volcánica, No podían regresar, porque la trocha que iban abriendo a su paso se volvía a
cerrar en poco tiempo, con una vegetación nueva que casi veían crecer ante sus ojos.

José Arcadio: No es de importancia, gracias a la brújula no perderemos la orientación,


sigamos.
Narrador : y siguió guiando a sus hombres hacia el norte invisible, hasta que lograron
salir de la región encantada. Y al anochecer luego de una larga expedición colgaron las
hamacas y durmieron profundamente luego de dos agotadoras semanas. Cuando
despertaron quedaron pasmados de fascinación. Frente a ellos estaba un enorme galeón
español.
Muchos años después, el coronel Aureliano Buendía volvió a atravesar la región, y lo único
que encontró fue el enorme galeón descompuesto. Y convencido de que aquella historia
no había sido solo de la imaginación de su padre, se preguntó cómo había podido el
galeón adentrarse hasta ese punto en tierra firme.
Narrador: frente a ese mar color de ceniza, espumoso y sucio dijo:

Coronel Aureliano: ¡Maldición Macondo está repleto de agua por todos lados!
Narrador : Úrsula en la mañana encontró a José Arcadio en el cuartito del
fondo diciéndose a sí mismo sus sueños de mudanza, mientras colocaba en
sus cajas piezas del laboratorio. Lo dejó terminar. Solo cuando empezó a
desmontar la puerta del cuartito, Úrsula se atrevió a preguntarle por qué lo
hacía, y él le dijo con una cierta amargura:

José Arcadio: como nadie quiere irse, los dos nos iremos solos.

Narrador : Úrsula hiso un breve silencio, luego dijo.

Úrsula: No, no nos iremos, aquí nos quedaremos porque este fue el lugar
donde tuvimos a nuestros hijos

José Arcadio: uno no puede ser de ninguna parte sin tener un muerto bajo
tierra.

Úrsula: si es así, entonces yo moriré, si es necesario para quedarnos aquí

Narrador : José arcadio asombrado de aquellas palabras no creía que fuera


tan rígida, y trato de convencerla con un mundo donde solo bastaba echar
unos líquidos mágicos en la tierra para que las plantas dieran frutos. Pero no
logro convencerla.

Úrsula: en debes de andar pensando en eso de la mudanza anda a ver a tus


hijos, los has descuidados demasiado que ni siquiera se acordaran de ti

Narrador : y con aquellas palabras de su esposa, miro a la ventana y


observo a sus hijos descalzos en la huerta soleada.
José Arcadio: tienes razón.

Narrador : él permaneció mirando a los niños con mirada absorta, hasta que
se le humedecieron los ojos y se los secó, y exhaló.
José Arcadio: de acuerdo, diles que me ayuden a sacar las cosas de los
cajones.

Narrador : les enseñó a leer y escribir y a sacar cuentas, y les habló de las
maravillas del mundo, aquellos aprendizajes quedaron de tal modo impresas
en la memoria de los niños.

Narrador : José Arcadio Buendía andaba como un loco buscando a


Melquíades por todas partes, para que le revelara los secretos de aquella
pesadilla fabulosa. Se dirigió a varios gitanos

José Arcadio: ¡¿Alguno de ustedes sabe dónde está Melquiades?!

Narrador : y algunos gitanos lo miraron con sin entender ya que no


entendían su lengua. Por último, llegó hasta el lugar donde Melquíades solía
plantar su tienda. Y se topó con un gitano.

José Arcadio: ¿sabes dónde está Melquiades?

Narrador : Y para su suerte aquel gitano entendía su lengua y le dijo.

Gitano: ¿no te enteraste? Melquiades murió.


Narrador : José Arcadio quedo atónito y mudo ante su respuesta. otros
gitanos le confirmaron que Melquíades había sucumbido a las fiebres en los
médanos de Singapur, y su cuerpo había sido arrojado en el lugar más
profundo del mar de Java, a los niños les importo poco porque su padre los
llevaría a portentosa novedad de los sabios de Memphis.
Narrador : Un cofre dejó escapar un aliento glacial. Dentro solo había un
enorme bloque transparente, mientras los niños esperaban una explicación
inmediata José arcadio murmuro:

José Arcadio: es el diamante más grande que eh visto.

Gitano2: No. Eso es Hielo.

Narrador : José arcadio no entendía lo que dijo, y estando a punto de


extender la mano para volver a tocar aquel bloque, el gitano le aparto la
mano.

Gitano2: son cinco reales más para volver a tocarlo.

Narrador : José arcadio los pago y coloco nuevamente su mano a aquel


pedazo de hielo durante varios minutos. Y luego pagó otros diez reales para
que sus hijos vivieran aquella impresionante experiencia. El pequeño José
Arcadio II se negó a tocarlo.

José Arcadio II: me niego a tocar eso se ve extraño y no me voy a arriesgar.


Narrador: Aureliano, en cambio, dio un paso hacia adelante, puso la mano y
la retiró en el acto.
Aureliano: ¡demasiado caliente! -tono asustado y aparta la mano-

Narrador: ante aquellas palabras de su hijo José Arcadio no le prestó


atención.

II

Narrador: José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se
levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo y le
contestaron con un nombre que nunca había oído “Macondo”, que no tenía
significado alguno.
Al día siguiente convenció a sus hombres de que nunca encontrarían el mar.
Les ordenó derribar los árboles y en el lugar más fresco de la orilla, y allí
fundaron la aldea.

Narrador: luego de varios años, Un jueves de enero a las dos de la


madrugada, nació Amaranta. Antes de que nadie entrara en el cuarto, Úrsula
la examinó. Era liviana y acuosa como una lagartija, pero todas sus partes
eran humanas. Úrsula había cumplido apenas su reposo de cuarenta días,
cuando volvieron los gitanos. Luego de un tiempo desapareció dejando al
cuidado de amaranta a una mujer que se ofreció a cuidarla, está la bañaba y
la alimentaba. Y después de casi cinco meses después de su desaparición,
volvió Úrsula. Llegó exaltada, rejuvenecida, con ropas nuevas de un estilo
desconocido en la aldea. José Arcadio Buendía apenas si pudo resistir el
impacto.
Úrsula: Asómate a la puerta.
Narrador: José Arcadio Buendía salió a la calle y vio a un grupo de personas
que no eran gitanos. Eran hombres y mujeres como ellos, de cabellos lacios y
piel parda, que hablaban su misma lengua.

Narrador: El hijo de Pilar Ternera fue llevado a casa de sus abuelos a las dos
semanas de nacido. Úrsula lo admitió de mala gana, pero impuso la condición
de que se ocultara al niño su verdadera identidad. Aunque recibió el nombre
de José Arcadio, terminaron por llamarlo simplemente Arcadio para evitar
confusiones.

También podría gustarte