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Hace mucho tiempo hubo una gran sequía, mientras todo moría de

manera lenta, una flor de qantu se resistía a su final.


De sus pétalos nació un colibrí, se dirigió a la cordillera y llegó hasta
la laguna de Wacracocha. Sin atreverse a beber ni sobrevolar sus
aguas, las contempló y voló hacia la cumbre del Waitapallana.
Hasta que llego a la montaña donde vivía el Waitapallana, para
pedirle con su ultimo aliento que salve el mundo de la sequía.
Luego de hablar, el ave murió y tanto fue el dolor del Waitapallana,
que dos lágrimas de dura roca resbalaron hasta la superficie de
Wacracocha y las aguas se abrieron haciendo retumbar al mundo.
El estruendo y las lágrimas de Waitapallana llegaron al fondo del
lago despertando al Amarú que dormita enroscado a lo largo de la
cordillera con la cabeza justo en el lecho del lago.
La tierra se movía con violencia; la laguna agitada, dejó ver entre la
espuma la cabeza del Amarú: serpiente alada con cabeza de llama
y cola de pez, de ojos cristalinos y hocico rojizo.
De su hocico surgió la niebla de los cerros, de sus alas la lluvia
……. De su cola el granizo y de sus escamas el arcoíris.
Así renació la vida cuando ya parecía extinguida, reverdece la tierra
y se llenan de agua clara las lagunas.
En las escamas del Amaru está escrito todo el conocimiento del
hombre y del mundo, así como el pasado y el futuro.
Solo los sabios Amawtas pueden leer y comprender dicha ciencia
ancestral.
Gracias

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