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“Kai-Kai y Treng-Treng Vilú”

Hace mucho tiempo en las tierras de los mapuche se levantó del mar una enorme serpiente y comenzó a gritar «kai, kai, kai» cada
vez más fuerte y más agudo. Esta serpiente provocó una lluvia que se transformó en tormenta, y luego en diluvio, inundando toda la
tierra.
Para salvarse los mapuche subieron a la punta de los cerros. Cuando no podían subir más oyeron una voz que venía del fondo de la
tierra que decía «treng, treng, treng». Era la serpiente divina que venía a auxiliarlos. Así comenzó una batalla entre Kai Kai y Treng
Treng. Mientras Kai Kai chillaba más fuerte, Treng Treng hacía temblar la tierra y la levantaba más y más. Viéndose vencida, Kai Kai
se hundió en las profundidades del mar, donde no se la volvió a ver.
Desde entonces, cuando tiembla y los maremotos inundan la tierra o cuando llueve demasiado y suben las aguas de los ríos y lagos,
los mapuche oyen el grito de kai Kai. Afortunadamente, ahora Treng Treng ya está alerta, de manera que antes que kai Kai haga
daño al pueblo mapuche, la hace callar con su sonido sordo que hace crecer la tierra.
“Kai-Kai y Treng-Treng Vilú”

Hace mucho tiempo en las tierras de los mapuche se levantó del mar una enorme serpiente y comenzó a gritar «kai, kai, kai» cada
vez más fuerte y más agudo. Esta serpiente provocó una lluvia que se transformó en tormenta, y luego en diluvio, inundando toda la
tierra.
Para salvarse los mapuche subieron a la punta de los cerros. Cuando no podían subir más oyeron una voz que venía del fondo de la
tierra que decía «treng, treng, treng». Era la serpiente divina que venía a auxiliarlos. Así comenzó una batalla entre Kai Kai y Treng
Treng. Mientras Kai Kai chillaba más fuerte, Treng Treng hacía temblar la tierra y la levantaba más y más. Viéndose vencida, Kai Kai
se hundió en las profundidades del mar, donde no se la volvió a ver.
Desde entonces, cuando tiembla y los maremotos inundan la tierra o cuando llueve demasiado y suben las aguas de los ríos y lagos,
los mapuche oyen el grito de kai Kai. Afortunadamente, ahora Treng Treng ya está alerta, de manera que antes que kai Kai haga
daño al pueblo mapuche, la hace callar con su sonido sordo que hace crecer la tierra.
“Kai-Kai y Treng-Treng Vilú”

Hace mucho tiempo en las tierras de los mapuche se levantó del mar una enorme serpiente y comenzó a gritar «kai, kai, kai» cada
vez más fuerte y más agudo. Esta serpiente provocó una lluvia que se transformó en tormenta, y luego en diluvio, inundando toda la
tierra.
Para salvarse los mapuche subieron a la punta de los cerros. Cuando no podían subir más oyeron una voz que venía del fondo de la
tierra que decía «treng, treng, treng». Era la serpiente divina que venía a auxiliarlos. Así comenzó una batalla entre Kai Kai y Treng
Treng. Mientras Kai Kai chillaba más fuerte, Treng Treng hacía temblar la tierra y la levantaba más y más. Viéndose vencida, Kai Kai
se hundió en las profundidades del mar, donde no se la volvió a ver.
Desde entonces, cuando tiembla y los maremotos inundan la tierra o cuando llueve demasiado y suben las aguas de los ríos y lagos,
los mapuche oyen el grito de kai Kai. Afortunadamente, ahora Treng Treng ya está alerta, de manera que antes que kai Kai haga
daño al pueblo mapuche, la hace callar con su sonido sordo que hace crecer la tierra.
“La Laguna del Inca”

Cuenta la leyenda que el inca Illi Yupanqui se enamoró de la hermosa princesa Kora-llé. El amor correspondido, se sellaría en una
ceremonia matrimonial en una de las cumbres que rodean la laguna.

Según el ritual, luego de la ceremonia, la novia ataviada con sus ropas nupciales y preciosas joyas debía descender junto a su
séquito por la ladera del cerro. Como el camino era estrecho y cubierto de grava, la princesa resbaló, cayendo al vacío.

Illi Yunpanqui corrió desesperado, solo para encontrar a su amada que yacía muerta a la orilla de la laguna. Con profundo dolor, y
creyendo que ninguna tumba sería lo suficientemente grandiosa como para recibir a su princesa, decidió que el cuerpo fuera
depositado en las profundidades de la laguna.

Kora-llé fue envuelta en linos blancos y su cuerpo depositado en el centro de la laguna. A medida que su cuerpo se hundía, el agua
mágicamente se volvió de color esmeralda, el mismo color de los ojos de la princesa.

Desde entonces se dice que la Laguna del Inca está encantada y que, sobre sus aguas quietas, el alma de Illi Yupanqui deambula
llorando la ausencia de su prometida. Visítala en un atardecer de invierno, y te prometemos llegarán hasta tus oídos los tristes
sonidos de los lamentos del inca que nunca dejó de amar a su mujer.
“La Laguna del Inca”

Cuenta la leyenda que el inca Illi Yupanqui se enamoró de la hermosa princesa Kora-llé. El amor correspondido, se sellaría en una
ceremonia matrimonial en una de las cumbres que rodean la laguna.

Según el ritual, luego de la ceremonia, la novia ataviada con sus ropas nupciales y preciosas joyas debía descender junto a su
séquito por la ladera del cerro. Como el camino era estrecho y cubierto de grava, la princesa resbaló, cayendo al vacío.

Illi Yunpanqui corrió desesperado, solo para encontrar a su amada que yacía muerta a la orilla de la laguna. Con profundo dolor, y
creyendo que ninguna tumba sería lo suficientemente grandiosa como para recibir a su princesa, decidió que el cuerpo fuera
depositado en las profundidades de la laguna.

Kora-llé fue envuelta en linos blancos y su cuerpo depositado en el centro de la laguna. A medida que su cuerpo se hundía, el agua
mágicamente se volvió de color esmeralda, el mismo color de los ojos de la princesa.

Desde entonces se dice que la Laguna del Inca está encantada y que, sobre sus aguas quietas, el alma de Illi Yupanqui deambula
llorando la ausencia de su prometida. Visítala en un atardecer de invierno, y te prometemos llegarán hasta tus oídos los tristes
sonidos de los lamentos del inca que nunca dejó de amar a su mujer.
El Lago Budi

"Lago Budi" proviene del mapudungun que significa "agua salada". Según la tradición popular el nombre del lago -ubicado en la
comuna de Puerto Saavedra en la Región de la Araucanía- refiere a la historia de Sayén, hija única de un cacique mapuche, quien le
pidió a su padre conocer el mar. Al llegar a sus orillas la niña fue atrapada por un torbellino. El cacique esperó algunos días a que el
mar le devolviese su hija, pero no sucedió. Con honda tristeza, volvió a su comunidad llorando, mientras el mar iba formando un
pequeño cauce tras él. Al llegar a la aldea, sumamente cansado, el cacique se durmió en una piedra. En sueños, vio una isla en
medio de un lago salado que pudo observar al despertar. A cambio de su hija el mar le obsequio un lago repleto de fauna para su
comunidad, al cual llamaron Budi.
El Lago Budi

"Lago Budi" proviene del mapudungun que significa "agua salada". Según la tradición popular el nombre del lago -ubicado en la
comuna de Puerto Saavedra en la Región de la Araucanía- refiere a la historia de Sayén, hija única de un cacique mapuche, quien le
pidió a su padre conocer el mar. Al llegar a sus orillas la niña fue atrapada por un torbellino. El cacique esperó algunos días a que el
mar le devolviese su hija, pero no sucedió. Con honda tristeza, volvió a su comunidad llorando, mientras el mar iba formando un
pequeño cauce tras él. Al llegar a la aldea, sumamente cansado, el cacique se durmió en una piedra. En sueños, vio una isla en
medio de un lago salado que pudo observar al despertar. A cambio de su hija el mar le obsequio un lago repleto de fauna para su
comunidad, al cual llamaron Budi.
El Lago Budi

"Lago Budi" proviene del mapudungun que significa "agua salada". Según la tradición popular el nombre del lago -ubicado en la
comuna de Puerto Saavedra en la Región de la Araucanía- refiere a la historia de Sayén, hija única de un cacique mapuche, quien le
pidió a su padre conocer el mar. Al llegar a sus orillas la niña fue atrapada por un torbellino. El cacique esperó algunos días a que el
mar le devolviese su hija, pero no sucedió. Con honda tristeza, volvió a su comunidad llorando, mientras el mar iba formando un
pequeño cauce tras él. Al llegar a la aldea, sumamente cansado, el cacique se durmió en una piedra. En sueños, vio una isla en
medio de un lago salado que pudo observar al despertar. A cambio de su hija el mar le obsequio un lago repleto de fauna para su
comunidad, al cual llamaron Budi.
El Lago Budi

"Lago Budi" proviene del mapudungun que significa "agua salada". Según la tradición popular el nombre del lago -ubicado en la
comuna de Puerto Saavedra en la Región de la Araucanía- refiere a la historia de Sayén, hija única de un cacique mapuche, quien le
pidió a su padre conocer el mar. Al llegar a sus orillas la niña fue atrapada por un torbellino. El cacique esperó algunos días a que el
mar le devolviese su hija, pero no sucedió. Con honda tristeza, volvió a su comunidad llorando, mientras el mar iba formando un
pequeño cauce tras él. Al llegar a la aldea, sumamente cansado, el cacique se durmió en una piedra. En sueños, vio una isla en
medio de un lago salado que pudo observar al despertar. A cambio de su hija el mar le obsequio un lago repleto de fauna para su
comunidad, al cual llamaron Budi.
“Las lágrimas de la Luna”

Cuenta una antigua leyenda mapuche que la luna: Cuyén y el sol: Antú se casaron muy enamorados, un día de otoño ante la
presencia de Nguenechen; Dios. Cuyén tenía un carácter suave y un corazón tierno y atendía las necesidades de las mujeres y los
niños, en cambio Antú tenía un corazón bravo y valiente y se preocupaba por todos los hombres.
Todo iba muy bien, pasaban sus días recorriendo el cielo, cuidando de todos los mapuches, pero con el paso del tiempo
comenzaron a tener discusiones y diferencias que finalmente los llevaron a separarse para siempre, desde ese momento
comenzaron a recorrer solos el cielo. Antú comenzó a salir en el día y Cuyén comenzó a salir de noche. Cierto día, cuando Antú
estaba calentando la tierra, fijó su mirada sobre una hermosa mujer enamorándose perdidamente de ella, la llevó al cielo y le puso el
nombre de astro dorado: Collipal que nosotros conocemos como lucero.
Una noche en la que Cuyén salió a recorrer el cielo más temprano los sorprendió besándose muy enamorados y sin poder contener
su llanto, lloro tanto que sus lágrimas llegaron hasta el Mapu: la tierra. Cuenta la leyenda que así fue como se formaron los
hermosos lagos del sur; y fue al ver la belleza de lo que había creado, Cuyén volvió a sonreír.
“Las lágrimas de la Luna”

Cuenta una antigua leyenda mapuche que la luna: Cuyén y el sol: Antú se casaron muy enamorados, un día de otoño ante la
presencia de Nguenechen; Dios. Cuyén tenía un carácter suave y un corazón tierno y atendía las necesidades de las mujeres y los
niños, en cambio Antú tenía un corazón bravo y valiente y se preocupaba por todos los hombres.
Todo iba muy bien, pasaban sus días recorriendo el cielo, cuidando de todos los mapuches, pero con el paso del tiempo
comenzaron a tener discusiones y diferencias que finalmente los llevaron a separarse para siempre, desde ese momento
comenzaron a recorrer solos el cielo. Antú comenzó a salir en el día y Cuyén comenzó a salir de noche. Cierto día, cuando Antú
estaba calentando la tierra, fijó su mirada sobre una hermosa mujer enamorándose perdidamente de ella, la llevó al cielo y le puso el
nombre de astro dorado: Collipal que nosotros conocemos como lucero.
Una noche en la que Cuyén salió a recorrer el cielo más temprano los sorprendió besándose muy enamorados y sin poder contener
su llanto, lloro tanto que sus lágrimas llegaron hasta el Mapu: la tierra. Cuenta la leyenda que así fue como se formaron los
hermosos lagos del sur; y fue al ver la belleza de lo que había creado, Cuyén volvió a sonreír.
“Las lágrimas de la Luna”
Cuenta una antigua leyenda mapuche que la luna: Cuyén y el sol: Antú se casaron muy enamorados, un día de otoño ante la
presencia de Nguenechen; Dios. Cuyén tenía un carácter suave y un corazón tierno y atendía las necesidades de las mujeres y los
niños, en cambio Antú tenía un corazón bravo y valiente y se preocupaba por todos los hombres.
Todo iba muy bien, pasaban sus días recorriendo el cielo, cuidando de todos los mapuches, pero con el paso del tiempo
comenzaron a tener discusiones y diferencias que finalmente los llevaron a separarse para siempre, desde ese momento
comenzaron a recorrer solos el cielo. Antú comenzó a salir en el día y Cuyén comenzó a salir de noche. Cierto día, cuando Antú
estaba calentando la tierra, fijó su mirada sobre una hermosa mujer enamorándose perdidamente de ella, la llevó al cielo y le puso el
nombre de astro dorado: Collipal que nosotros conocemos como lucero.
Una noche en la que Cuyén salió a recorrer el cielo más temprano los sorprendió besándose muy enamorados y sin poder contener
su llanto, lloro tanto que sus lágrimas llegaron hasta el Mapu: la tierra. Cuenta la leyenda que así fue como se formaron los
hermosos lagos del sur; y fue al ver la belleza de lo que había creado, Cuyén volvió a sonreír.

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