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SALUD COLECTIVA. 2016;12(1):71-83. DOI: 10.18294/sc.2016.859


De la sociología en la medicina a la
sociología de la salud colectiva: apuntes
para un necesario ejercicio de reflexividad

From sociology in medicine to the sociology of


collective health: contributions toward a necessary
reflexivity

Roberto Castro1

1
Doctor en Sociología Médica. RESUMEN En este texto se aborda la distinción entre la sociología en la medicina (co-
Investigador Titular, Centro
Regional de Investigaciones laboradora de las instituciones de salud) y la sociología de la medicina (independiente
Multidisciplinarias (CRIM), de las instituciones de salud). Se argumenta que, si es consecuente, la sociología en la
Universidad Nacional
medicina deviene sociología de la medicina. Como ejemplo, se discute el caso de los
Autónoma de México
(UNAM), Cuernavaca, México. determinantes sociales de la salud que, inicialmente, asumen como no problemática
rcastro@correo.crim.unam.mx la realidad ontológica de la salud-enfermedad y luego problematizan el concepto de
salud-enfermedad y muestran que estudiar los determinantes exige estudiar también los
determinantes de los procesos de construcción social de la enfermedad. Se muestra la
ineludible necesidad de objetivar la propia salud colectiva, es decir, de aplicar las he-
rramientas de la sociología de manera que podamos poner bajo examen los llamados
factores objetivos de la determinación de la salud-enfermedad, el carácter socialmente
construido de las categorías de conocimiento, y las luchas y relaciones de poder que
determinan la viabilidad o no de tales categorías.
PALABRAS CLAVES Sociología Médica; Teoría Social; Medicalización; Desigualdades
en la Salud.

ABSTRACT This text looks at the difference between sociology in medicine (collaborator
of health institutions) and the sociology of medicine (independent of health institutions).
If consistent, sociology in medicine should become a sociology of medicine. As an
example, it is shown how the study of the social determinants of health and illness
begins by assuming non-problematically the ontological reality of health and illness,
but ends up problematizing the very concept of health-disease, demonstrating that the
study of health determinants also requires the study of the determinants of the social
construction of disease. The urgent necessity of objectifying collective health itself is
argued. By applying sociological tools we can examine the so-called objective factors
in the determination of health and disease, the socially constructed nature of these
categories of knowledge, and the struggles and power relations that determine whether
or not such categories are viable.
KEY WORDS Medical Sociology; Social Theory; Medicalization; Health Inequalities.

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INTRODUCCIÓN producto de la evolución del pensamiento


social latinoamericano en salud y resultado
de la incorporación de sus vertientes más
En un trabajo de hace casi 60 años, que críticas.
se volvió un clásico(1), Straus propuso dife- Quizá cabe decir, en un plano epistemo-
renciar entre sociología en y sociología de la lógico, que la disputa entre el positivismo y
medicina. La primera quedó definida como las ciencias sociales ha quedado saldada (no
la investigación “colaborativa” que se hace así en otros planos, como el de la adminis-
desde y con la medicina, y que tiene como tración académica o el de la financiación
finalidad desarrollar la agenda de la salud. La pública de la investigación científica). Con
segunda, en cambio, se refiere a aquella que el auge de los enfoques interpretativos desde
es realizada “desde posiciones independientes la década de 1980 (que reivindican la cons-
fuera del contexto médico formal”(1 p.203), y trucción del objeto de las ciencias sociales a
tiene como objetivo hacer de la medicina, sus partir del sentido de la acción y sus signifi-
instituciones, saberes y prácticas, su objeto de cados), difícilmente se puede argumentar que
estudio. el método científico de las ciencias sociales
En este trabajo mostraremos que dicha debe tratar de asemejarse al de las ciencias
diferencia es útil solo hasta cierto punto, ya físicas, naturales y exactas(3). En todo caso,
que la llamada sociología en la medicina, si tales requerimientos se le formulan a las
es fiel a sí misma, propende a devenir en so- ciencias sociales desde otros campos del co-
ciología de la medicina, por las exigencias nocimiento, como la biomedicina o la salud
que impone la reflexividad a la que está pública, o desde las burocracias académicas,
obligada la disciplina. Un buen ejemplo para pero se trata de exigencias externas a la disci-
ilustrar este argumento es el caso del estudio plina que hablan de las luchas que se libran
de los determinantes sociales de la salud-en- al interior del campo científico.
fermedad: en la construcción de este objeto Pero aun tratándose de disciplinas en las
de estudio las tareas investigativas empiezan que la relación sujeto-objeto es de naturaleza
bajo la forma de sociología en la medicina, enteramente diferente a la que puede existir
esto es, como una colaboración con la salud en las ciencias naturales, las ciencias sociales
pública/colectiva, mirando las cosas desde siguen siendo ciencias(4). Por tanto, no puede
la perspectiva del experto que hace de la minimizarse la importancia de desarrollar y
salud-enfermedad su objeto de interés. Sin utilizar marcos teóricos y métodos de análisis
embargo, una vez puesta en marcha la inda- especializados, que deben implementarse, en
gatoria sociológica, es inevitable evolucionar la construcción de sus objetos de estudio, con
hacia una sociología de la medicina, es decir, rigor y mediante procedimientos que deben
que focaliza la indagación en el carácter per- quedar sujetos al escrutinio y la valoración
formativo de las actuaciones profesionales de los pares. El postulado de Popper(5) de que
sobre lo que se denomina enfermedad y, el atributo fundamental del método científico
sobre todo, en las luchas que subyacen al es su carácter público aplica sin reserva para
interior del campo médico o de la salud. las ciencias sociales. Para que no quede re-
Veremos que una sociología de la medicina ducida a una mera sociología espontánea,
apunta a una tarea ineludible: la necesidad indiferenciable por tanto del sentido común,
de ir más allá de las proclamas que reivin- el método de las ciencias sociales aplicadas
dican la centralidad de las ciencias sociales a la salud debe tener carácter público, esto
en la salud colectiva para dar paso específica- es, debe permitir que sus conceptos, pasos,
mente a una sociología de la salud colectiva. técnicas y evidencias puedan someterse a la
A los efectos de este trabajo, adoptamos la auditoría de los pares, a diferencia de las opi-
caracterización de salud colectiva propuesta niones de sobremesa, que no están sujetas
por Nunes(2), en tanto corriente de pensa- a ningún tipo de verificación controlada(6).
miento, práctica teórica y movimiento social, Y, al mismo tiempo, debe permitir a los

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especialistas aplicar sobre sí mismos las he- donde también tiende a ser ignorada, tanto
rramientas de investigación que aplican sobre por desconocimiento como por omisión(10).
los diversos objetos que construyen. Ello, no Se trata entonces de un quehacer que en oca-
solo porque dicho ejercicio es indispensable siones puede alcanzar un alto nivel de de-
como estrategia de ruptura, sino porque la sarrollo teórico, metodológico y crítico, pero
superación de los obstáculos que impiden el que tiene poco impacto en el ámbito de las
pleno desarrollo de la salud colectiva resulta políticas y los programas de salud.
imposible si no se objetiva científicamente a Por otra parte, desde las instituciones ofi-
esta última. Por tanto, no es irrelevante la exi- ciales de salud pública se incentiva el desarrollo
gencia –impulsada sobre todo desde las uni- de una ciencia social “domesticada”, subal-
versidades– de reglamentar el acceso de los terna, con fines meramente instrumentales,
aspirantes a ser certificados como expertos sin mayor potencial crítico. Es un quehacer
en ciencias sociales, básicamente mediante con más impacto en el sector, pero que opera
la obligación que se les impone de acre- siempre dentro de los estrechos límites que de-
ditar que conocen bien las reglas básicas del termina el propio establishment médico.
juego: las reglas del método científico de las Esta dicotomía, que cuenta con bases
ciencias sociales. Y no es inconsecuente la materiales que la reproducen –cada enfoque
flexibilización de este criterio. se ancla en instituciones públicas o univer-
La confluencia entre ciencias sociales y sitarias específicas, o en comunidades epis-
salud en América Latina ha conocido diversas témicas particulares–, se halla en el origen
denominaciones, que reflejan las luchas y los de la dificultad que se observa hasta ahora
posicionamientos ideológicos y políticos es- para aplicar el principio de la reflexividad(11)
pecíficos en esta materia. Así, en diferentes dentro del mundo de los estudios de socio-
momentos, sobre todo desde el ámbito aca- logía médica o de la sociología de la salud.
démico, se ha hablado de ciencias de la con- Ahí donde la agenda de las ciencias sociales
ducta y medicina, sociología y antropología en salud la dicta el establishment médico,
médicas, medicina social y salud colectiva. la construcción del objeto difícilmente
Incluso, bajo el impulso de la Organización puede incluir críticamente al propio campo
Mundial de la Salud (OMS), se llegó a hablar médico[a]; en esos casos, suele constatarse
de la “nueva salud pública”, que veía en que el aporte de las ciencias sociales no va
lo “poblacional” una coincidencia de ni- más allá de ciertas descripciones de contexto
veles de análisis con las ciencias sociales y o de la implementación de cierto tipo de es-
buscaba diferenciarse de la salud pública tudios cualitativos no siempre diferenciables
más tradicional(7). de la sociología espontánea.
No es difícil advertir una gran variabi- Como veremos ahora, un buen ejemplo
lidad en la calidad científica y en el alcance para mostrar la continuidad que existe entre
crítico (en realidad, ambas cosas van de la una sociología en la salud y una sociología
mano) de lo que se publica en el área de de la salud es el estudio de los determinantes
ciencias sociales y salud en América Latina. sociales de la salud-enfermedad, que puede
Tal disparidad no es únicamente el resultado comenzar como sociología en, es decir, al
de una falta de rigor de algunos trabajos, sino servicio de la agenda de las políticas de salud
que obedece también a una situación estruc- pública, pero que omitirá muy importantes
tural, discernible sociológicamente(8),(9). aspectos en la construcción del objeto, a
Por una parte, en efecto, se ha desarro- menos que acierte en objetivar a los propios
llado una suerte de sociología médica rela- sujetos objetivantes. La salud colectiva está
tivamente autónoma (y, desde luego, sujeta en condiciones de llevar a cabo su propia
a sus propias luchas internas) pero que, al- objetivación y, con ello, acceder a un mejor
bergada en algunas universidades y centros conocimiento (y eventual transformación) de
de investigación relativamente autónomos, las condiciones de posibilidad que estruc-
suele permanecer ajena al sector salud, desde turan el tipo de conocimiento que produce.

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DE CÓMO SE TRANSITA EMPÍRICAMENTE para la medicina ni para las ciencias sociales.


DE UNA SOCIOLOGÍA EN SALUD A UNA Es decir, supone que la enfermedad se define
SOCIOLOGÍA DE LA SALUD básicamente por los criterios objetivos de la
ciencia biomédica y asume que esta última es,
efectivamente, la perspectiva más autorizada
En otro trabajo hemos mostrado ya para delimitar las fronteras entre lo normal y
cómo el estudio social de los determi- lo patológico. Esta jerarquización de los de-
nantes de la salud-enfermedad admite tres terminantes por niveles de agregación, que va
aproximaciones(14). La primera, referente a de lo macro a lo micro y que no se explica
una sociología en la medicina, consiste en la si no se le ubica adecuadamente dentro del
diferenciación de los determinantes sociales contexto del capitalismo mundial, siendo ya
por niveles, desde los de más amplio alcance un aporte de las ciencias sociales (por el orden
(como la globalización y el cambio climático), que introduce y porque obliga a descubrir
pasando por los estructurales (como el modo sus interconexiones más allá de la biología)
de producción, la desigualdad de clase y las no puede constituir el punto de llegada en lo
determinaciones de género), los de nivel in- que se refiere al estudio social de los determi-
termedio (el proceso de trabajo y el apoyo nantes de la salud y la enfermedad. Pues, una
social) y, finalmente, a nivel individual, los lla- vez echada a andar la indagatoria sociológica
mados “estilos de vida”. Sobre esta materia, al sobre los “determinantes”, es inexcusable es-
tratar de identificar cuáles son las principales tudiar también la manera en que las ciencias
disputas en torno al objeto, hay que señalar biomédicas y la práctica médica occidental
la controversia existente entre la propuesta construyen sus propios objetos de estudio. No
analítica de la OMS(15) y la formulada por hacerlo así supone una complicidad con el en-
la Asociación Latinoamericana de Medicina foque positivista que postula que las enferme-
Social (ALAMES)(16) y otros(17),(18). Estas úl- dades, como los demás objetos que interesan
timas, producidas sobre todo desde espacios a la investigación científica, están “ahí afuera”
académicos, son mucho más agudas que la y solo es cuestión de entrar en contacto con
primera al identificar el origen social –ergo, ellos para estudiarlos.
político, económico, de justicia social– de los La segunda aproximación a los deter-
determinantes, mientras que la propuesta de minantes de la salud-enfermedad presenta,
la OMS está claramente sujeta a las determi- como contribución fundamental, una pro-
naciones que impone la negociación posible blematización del concepto mismo de salud-
entre los Estados miembros de ese organismo enfermedad, y abre paso así al estudio del
internacional. Y si bien los trabajos críticos carácter socialmente construido de este fe-
constituyen, sin duda, una excelente aproxi- nómeno. Ejemplos de ello fueron los trabajos
mación al problema de los determinantes, realizados desde la teoría de la etiquetación
(20),(21),(22),(23)
por cuanto insisten en la obligatoriedad de , que mostraron, desde diversas
introducir las dimensiones de poder que perspectivas, que la enfermedad (y la des-
explican la existencia de los determinantes viación) está lejos de ser un concepto estable,
reconocidos por la OMS, no podemos dejar y que su presunción (ergo, su existencia),
de coincidir con el señalamiento de otros au- obedece fundamentalmente a dinámicas inte-
tores, en el sentido de que bajo este enfoque raccionales claramente determinadas por diná-
hace ya mucho tiempo que los principales micas de poder. Desde este enfoque se mostró
determinantes están bien identificados y, por que aquello que llamamos “enfermedad” es
tanto, es poco el conocimiento realmente más el resultado de intensas luchas y nego-
nuevo en esta materia(19). Pero, sobre todo, no ciaciones entre diversos grupos sociales, que
podemos dejar de advertir la presunción po- el corolario de un objetivo y aséptico proceso
sitivista que subyace a esta clasificación, por de investigación biomédica(24). La profesión
cuanto supone que la salud y la enfermedad médica, señaló Freidson(25), se encuentra acti-
son conceptos relativamente no-problemáticos vamente comprometida en la medicalización

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de la realidad, lo que se traduce en una cons- aparente estabilidad de las categorías médicas,
tante expansión del horizonte médico: cada y mostrar que las propias categorías de cono-
vez son más las conductas, los signos y los sín- cimiento, mediante las cuales se identifica la
tomas que la medicina reclama como objetos enfermedad y sus determinantes, son objetos
de su competencia. De esto se desprende una de lucha, y que esta lucha solo es discernible
consecuencia devastadora para el paradigma mediante las herramientas de las ciencias
biomédico clásico: los determinantes de la sociales[d].
enfermedad son también de orden político, Pero es necesario ir más allá. El enfoque
pues hay que buscarlos básicamente en la ac- del construccionismo social, al tiempo que
tividad clasificatoria de los profesionales de la desestabiliza las categorías médicas de co-
medicina, particularmente, de los que tienen nocimiento y muestra su carácter histórico y
más poder(26). socialmente negociado, presupone implícita y
Desde luego no puede obviarse el papel erróneamente que el especialista en ciencias
que juegan las grandes compañías farmacéu- sociales cuenta con una posición privilegiada
ticas en la invención –también llamada di- para observar los mecanismos de funciona-
sease mongering(27)– de nuevas enfermedades, miento de la maquinaria social, como si tales
impulsadas por el ánimo de incrementar sus mecanismos que tan perspicazmente identifica
mercados y sus ganancias. Hay que decir que en los demás no operaran sobre sí mismo. Si es
sorprende el relativo silencio que al respecto posible estudiar los determinantes de la salud-
han guardado las ciencias sociales en la ma- enfermedad, y si es posible estudiar también
teria. Y si bien sería poco sofisticado socio- los determinantes de las categorías mismas de
lógicamente pretender que todo se reduce a salud y enfermedad, debe aún ser posible es-
una cuestión de mercados y ganancias, e ig- tudiar los determinantes sociales del quehacer
norar así todos los otros procesos sociales que sociológico en salud que nos permiten, o no,
se asocian al fenómeno de la construcción llevar a cabo aquellas dos aproximaciones.
social de la enfermedad, es insoslayable incor-
porar esta cuestión de manera central en estas
indagatorias. HACIA UNA SOCIOLOGÍA DE LA SALUD
Junto al disease mongering también hay COLECTIVA
que incluir como objeto de estudio lo que po-
dríamos denominar la “nueva medicalización”
impulsada por ciertas filosofías new age pseu- La salud colectiva ha avanzado en el es-
docientíficas que promueven (y, sobre todo, fuerzo por objetivarse a sí misma, pero no ha
venden) visiones supuestamente críticas de la completado la tarea. Es notable la cantidad
medicina alópata convencional, y difunden de reflexión acumulada –que se manifiesta a
nociones esotéricas del cuerpo y la salud en través de múltiples libros y artículos acadé-
términos de “campos de energía”, “magne- micos– acerca de los orígenes y la naturaleza
tismo y salud”, “foco tonal”, etc., las mismas de la salud colectiva, sobre sus retos actuales
que, a su vez, se traducen en supuestas nuevas y el papel de las ciencias sociales en ella; y
“patologías” que hay que combatir[b]. La inves- sobre las dificultades que enfrenta para dejar
tigación social sobre determinantes de la salud- su lugar subalterno dentro del campo médico
enfermedad eventualmente tendrá que tornar o de la salud y acceder a una posición más
su mirada hacia estos fenómenos paralelos, sin favorable respecto a las otras disciplinas(2),(32).
soslayar las estrategias de legitimación institu- Es notable, al mismo tiempo, que tales ejer-
cional a las que están accediendo[c]. cicios suelen quedarse a mitad de camino en
La segunda aproximación, entonces, lejos el proceso de objetivación al que es necesario
de argumentar que las enfermedades son someter a la perspectiva analítica que se pre-
meras invenciones, o que las categorías de tende reivindicar. Como mostró Bourdieu,
conocimiento médico carecen de un correlato “una tarea de objetivación solo está cien-
material, lo que hace es problematizar la tíficamente controlada en proporción a la

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objetivación a que ha sido sometido previa- el establishment médico o de salud pública,


mente el sujeto de la objetivación”(11 p.160). o más funcionales a este, lo que contribuye
Para iniciar este ejercicio de reflexividad, a reforzar la posición de desconocimiento
se puede tomar como un dato el contenido de la sociología: “la verdad científica no se
de los artículos que reflexionan sobre la re- impone por sí misma, es decir, por la mera
lación entre las ciencias sociales y la salud fuerza de la razón demostrativa (ni siquiera
colectiva, es decir, como una expresión de en los campos científicos). La sociología es
un grupo de actores del campo de la salud, socialmente débil y, tanto más, sin duda,
encargados de la objetivación social de los cuanto más científica es”(11 p.154).
objetos de la salud, que no se han objetivado Dentro del campo médico o de la salud,
a sí mismos y que, al decir lo que señalan las ciencias sociales juegan un papel subal-
en esos artículos, dicen algo sobre aquella re- terno, están llamadas a “colaborar”; y dentro
lación pero, sobre todo, dicen mucho acerca del campo de las ciencias sociales, la salud
de su posición en el campo y sus puntos de ocupa uno de los últimos lugares en la je-
vista así determinados. Por ejemplo, muchos rarquía de los objetos legítimos de estudio.
artículos señalan la relación de subordinación Habría que comprender que, dentro del
que las ciencias sociales ha mantenido con campo médico, los científicos sociales gozan
las ciencias biomédicas, sobre todo, en el de poca autonomía pero son más tomados
espacio (de acción política) de la salud co- en cuenta; mientras que, dentro del campo
lectiva/salud pública y, en buena medida, en académico, los antropólogos médicos y los
el espacio (académico) de la sociología y la sociólogos de la salud tienen más autonomía
antropología médicas(32). Pero es indispen- relativa pero poco impacto sobre el campo de
sable construir sociológicamente el campo la salud (esto es, sus descubrimientos y aná-
de la salud y localizar ahí a la salud colectiva lisis no son traducidos fácilmente en políticas
(es decir, construir el mapa de las relaciones y programas de salud). Los más heterónomos
de fuerza que sostiene con los otros inte- –es decir, aquellos que cumplen básicamente
grantes del campo). No haber completado la función de ejecutar la agenda de investi-
esta tarea explica la dificultad que se advierte gación del establishment biomédico– contri-
en varios autores para ir más allá de las des- buyen a perpetuar una visión convencional
cripciones hasta ahora propuestas acerca de de los problemas de salud y de la naturaleza
la situación de la salud colectiva, o del papel y de las potencialidades (debidamente do-
de las ciencias sociales dentro de ella. mesticadas) de las ciencias sociales.
En el desarrollo de este ejercicio de re- La lógica de los campos(33),(34) nos permite
flexividad, es indispensable recordar dos ubicar una de las principales tensiones a la
de las propiedades sociales de las ciencias que se ven sometidos los científicos sociales.
sociales que, a los efectos de este trabajo, Marsiglia(35) reporta correctamente que, al ser
son fundamentales: a) sus productos se con- llamados a “cooperar” con las ciencias de la
funden con los del sentido común porque salud, los científicos sociales suelen verse
hablan de cuestiones de las que todo el en la incómoda situación de tener que decir
mundo, en cierto sentido, es “experto”. cosas “para resolver problemas”: suele im-
Gozan, por tanto, de muy poca autonomía, ponerse sobre ellos el mandato de ser “prác-
como ocurrió con la astronomía y la biología ticos”, de aportar soluciones y, por ende, de
evolutiva en su momento; y b) la sociología abandonar cualquier sofisticación teórica o
médica conoce vertientes a veces más autó- metodológica que, bajo la lógica práctica pre-
nomas y a veces más heterónomas, en buena valeciente en el campo de la salud, puede in-
medida, en función del tipo de institución terpretarse como superflua. La subordinación
(universitaria o de gobierno) en la que se de- de las ciencias sociales dentro del campo
sarrolle. Las versiones más heterónomas de de la salud hace muy difícil tener en cuenta
las ciencias sociales en salud producen es- una propiedad más de aquellas, que Weber
pecialistas más reconocidos o aceptados por formuló con toda claridad en La ciencia como

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vocación, al establecer que ni las ciencias ni objetivación adecuada del campo de la salud
las ciencias sociales pueden decirnos qué de- explica la limitada solución que ofrece Cohn
bemos hacer. Su aporte estriba básicamente a la producción sistemática de la subordi-
en métodos para pensar e investigar, en la dis- nación de las ciencias sociales en salud, y a
ciplina para hacerlo, y la claridad para hacer las exigencias de rapidez y eficiencia que se
mejores preguntas(36). Y, al mismo tiempo, la les imponen: “la busca de interlocución entre
falta de una teoría de los campos para obje- estrategias distintas de apropiación científica
tivar la salud colectiva como parte del campo de la realidad, solo puede ocurrir si ellas
médico o de la salud (y como parte también fueran respetadas en sus especificidades y
del campo donde se disputa la definición del exigencias”(37 p.17). La cuestión aquí, al igual
modelo de atención de la salud de las pobla- que en el caso del ejemplo del párrafo an-
ciones –el campo de la salud poblacional– en terior, nos parece que no solo es llamar al
el que también encontramos a la salud pú- respeto de las especificidades de las diversas
blica en sus diversas modalidades) explica ciencias de la salud, o al trato igualitario
algunas de las deficiencias que se encuentran entre las diversas disciplinas, sino sobre todo
en las respuestas y alternativas que formulan explicar por qué dicho respeto o trato igua-
algunos autores cuando se trata de explicar litario no ocurre. Necesitamos preguntarnos,
y transformar la posición de subordinación en vías a una objetivación completa, por qué
de las ciencias sociales en su relación con las se produce y reproduce aquella forma fallida
materias de salud. Por ejemplo, tras pregun- de ciencias sociales y sus efectos reproduc-
tarse si es posible producir un conocimiento tores de la subordinación.
social que no esté subordinado a las ciencias En el esfuerzo de construcción del campo
naturales, Marsiglia solo acierta a responder: médico o de la salud, un paso necesario sería
“sí, si conseguimos mirar conjuntamente al objetivar sociológicamente la propia salud
objeto real…”(35 p.39). colectiva –en tanto uno de los enfoques que
Otra característica del campo médico o forman parte del campo– para poder desen-
de la salud –y de la salud colectiva dentro de cantar dicha perspectiva e identificar la na-
él–, estrechamente relacionada con el punto turaleza social de su fuerza pero también de
anterior, se refiere a los cambios que se están sus debilidades. Es notable, por ejemplo, la
observando en los posgrados de ciencias abundancia de artículos publicados, sobre
sociales y salud, y al papel que juegan en todo en Brasil (donde el enfoque es más vi-
ello las agencias estatales que financian la goroso), que reivindican el carácter crítico
investigación. Amélia Cohn(37) señala otra y emancipador de la salud colectiva y que
tensión a la que están sujetos los científicos identifican diversos “adversarios” contra los
sociales en salud: la prisa que se les impone cuales se lucha: la epidemiología conven-
por completar las investigaciones que les en- cional, los métodos cuantitativos, la ideología
cargan, debido a la urgencia por solucionar y práctica del productivismo científico, la
problemas, contraria al ritmo más pausado salud pública dominante y acrítica, etc. Todas
propio de las investigaciones sociológicas. estas batallas se formulan desde el lugar de la
Ello redunda en una pobre producción socio- subalternidad, desde la necesidad de luchar
lógica y en estudios “cuanti-cuali” dictados contra los modelos que dictan las reglas que
así por el establishment médico. Lo que se estructuran el campo de la salud y, dentro de
termina produciendo confirma la irrelevancia él, el campo de la salud poblacional. Y desde
de las ciencias sociales y las “buenas ra- ahí se han hecho contribuciones importantes
zones” que tienen los biomédicos para no re- que apuntan justo hacia una sociología de la
conocerle un mayor estatus. La autora señala salud colectiva al ilustrar diversas transforma-
que la mayoría de los estudios en ciencias ciones de orden material (por ejemplo, el aba-
sociales en salud los hacen profesionales sin ratamiento de los posgrados o la imposición
formación originaria en ciencias sociales. de esquemas de producción académica y eva-
Y, como en el caso anterior, la falta de una luación) que se asocian a las luchas internas

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dentro de la salud colectiva y dentro del de llamarse el campo(41). Sería un campo en


campo de la salud poblacional(38),(39). el que, claramente, la posición dominante
Pero una buena parte de las dificul- (aunque no necesariamente hegemónica)
tades enfrentadas hasta ahora estriba en las está ocupada por la salud pública tradicional
imprecisiones, motivadas por la pasión y el y su visión de las cosas, y contra la cual se ar-
compromiso de diversos autores respecto ticulan las críticas y las contrapropuestas que
a sus propias convicciones, con que se ha se formulan desde la salud colectiva.
propuesto utilizar la noción de “campo”. Tal caracterización está mejor lograda en
Desde la salud colectiva abundan las decla- el trabajo de Bertol Leal y Camargo Junior(42),
raciones que la reivindican como un “campo que cuestiona la pertinencia de caracterizar
científico”(40). Se trata de una caracterización la salud colectiva como un campo científico
equivocada por cuanto se encuentra ausente (dado que la práctica está implicada en la
la dimensión de conflicto propia de todo salud colectiva de una manera diferente a
campo: ¿qué está en juego, cuáles son los como lo está en el campo científico) y su-
capitales en disputa dentro de la salud co- giere la necesidad de acceder a un concepto
lectiva? Los autores no solo ignoran el ca- de campo más amplio[e]. El campo de salud,
rácter agonista que deben identificar en un señalan, está formado:
campo, sino que al mismo tiempo ofrecen
una descripción “hagiográfica” del mismo: …por las diferentes instituciones pro-
hablan de “la constitución de la salud co- ductoras de conocimiento (asociaciones,
lectiva, teniendo en cuenta sus fecundos diá- universidades, centros formadores y de
logos con la salud pública y con la medicina investigación), los diferentes profesio-
social…”(40 p.309). En realidad, la relación nales de la salud (médicos, enfermeros,
entre esas tres perspectivas ha sido mucho entre otros), gobernantes, administra-
más de conflicto que de diálogo profundo. dores y tecnoburócratas, los productores
La acepción de la salud colectiva como un de insumos y tecnologías, los usuarios
“campo” quizá podría aceptarse siempre que (pacientes, enfermos) y varias institu-
se piense como sinónimo de “perspectiva ciones, tales como hospitales, puestos
disciplinaria”. Pero no como lo entiende el de salud o unidades básicas, secretarías
estructuralismo genético de Bourdieu. Desde estatales y municipales de salud, asocia-
este último enfoque, la salud colectiva estaría ciones de corporaciones profesionales
formada por un conjunto de actores, indivi- (como sindicatos, consejos profesionales
duales e institucionales, que forman parte y de especialidades), asociaciones de
de un campo mayor –el de la salud pobla- instituciones prestadoras de servicios
cional– que, a su vez, es parte de uno más (como de hospitales y de laboratorios),
amplio: el campo médico o de salud en ge- asociaciones y consejos de represen-
neral. En el campo de la salud poblacional tación gubernamental (como el consejo
también hay otro conjunto de actores –los de secretarios municipales y estatales
representantes del enfoque de la salud pú- de salud), asociaciones de usuarios
blica, la Organización Mundial de la Salud, (tales como ONG de sida, asociaciones
la Organización Panamericana de la Salud, diversas de enfermos que tienen las
diversas universidades, etc.– y lo que se mismas patologías), además de consejos
disputa es la capacidad de dictar e imponer institucionalizados de participación de
las normas mediante las cuales han de con- diferentes actores (consejos municipales
cebirse los problemas de salud de las pobla- y estatales de salud, consejos gestores de
ciones y las políticas que le son pertinentes, servicios).(42)
la manera de estudiarlos y la manera de
evaluar la calidad científica de tales investi- Los autores llaman a no confundir la
gaciones (reglas de sobrevivencia académica) salud colectiva en Brasil con la Reforma
y, desde luego, la manera misma en que ha Sanitaria en ese país. De igual manera, en

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el esfuerzo de objetivación de la salud co- Otros trabajos han documentado no solo
lectiva, como parte del campo de la salud en el carácter subalterno de la salud colectiva,
América Latina, es necesario no confundirla sino además una suerte de crisis de identidad
con el caso concreto de Brasil, aun cuando, “manifiesta en su fragmentación y dilución
sin duda, es su principal referente. Si bien, como campo científico”(45). Se señala que, a
nos parece, hay cierta ambigüedad en la lo- pesar de sus desarrollos teóricos y del uso so-
calización de la salud colectiva (a veces se fisticado de conceptos sociológicos, la salud
la cita como parte del campo de la salud, colectiva sigue siendo subalterna y en varios
y a veces se habla del campo de la salud sentidos instrumental a una concepción bio-
colectiva) los autores detectan un elemento logicista dominante, pragmática, positivista
central del campo que, sin embargo, no y “del gusto de los anglosajones”. De tal
logran objetivar del todo: la illusio, es decir, manera que, junto a los trabajos reivindica-
la creencia (incluso apasionada), de que lo tivos, también están aquellos que advierten
que está en juego es importante y de que señales de desencanto, en el sentido de que
vale la pena jugarse por ello. Señalan que no se cumplió la promesa que la salud co-
una de las características del campo es “su lectiva albergaba, y de que no hay muchas
carácter militante en la disputa por la vali- señales de que las cosas vayan a cambiar.
dación de las Verdades que más responden Para objetivar la salud colectiva, en-
a las necesidades sociales; se trata de un mo- tonces, habría que construir el campo de
vimiento de tensión que genera energías de luchas dentro del cual sería posible entender
renovación”(42 p.62). Pero no logran distanciarse sus movimientos, sus reivindicaciones… y
de lo que les apasiona: en lugar de objetivar sus silencios. Lo que también está en juego
dicho carácter militante, acreditan estar ple- en el campo de la salud es el monopolio
namente tomados por el campo al reivindicar del enfoque legítimo con el que han de es-
como un valor su carácter agonista. Pensamos tudiarse los determinantes de la salud y el
que la objetivación del campo debe ofrecer lugar y papel de las ciencias sociales en ello.
también al escrutinio sociológico aquello El campo médico o de la salud es, a su vez,
que a los actores más comprometidos podría un subcampo del campo del poder, y tiene
parecerles sus valores más preciados: su con- claras vinculaciones con el campo aca-
vicción, su militancia. El obstáculo mayor démico y el campo editorial(46). Contemplar
para objetivar un campo al que se pertenece esto último nos permitiría avanzar en la ob-
es el hecho de estar tomado por el campo: jetivación de la salud colectiva, identificando
su lugar en las diferentes jerarquías de es-
…el punto de vista que objetiva los tructuras de poder en las que está inmersa,
puntos de vista y los constituye como y diferenciando los múltiples actores en su
tales […] entraña la sustitución de la interior. En este sentido, en términos profe-
visión polémica, parcial y arbitraria de los sionales, la fracción dominante de este sub-
agentes mismos […] por una visión com- campo dominado parece estar formada por
prensiva e indulgente de acuerdo con la especialistas en salud con cierta formación
fórmula ‘comprender es perdonar’ de las en ciencias sociales, mientras que los espe-
diferentes posiciones y tomas de posición cialistas en ciencias sociales con interés en la
[lo] que no implica de ningún modo la salud ocupan una posición secundaria(37),(47);
supresión de las diferencias de puntos de y, en términos regionales, la fracción domi-
vista. Además, lejos de conducir, como nante de este mismo subcampo se ubicaría
podría creerse… a un relativismo que no sobre todo en Brasil, mientras que los demás
da la razón a ninguno de los competi- países de la región ocuparían una posición
dores por la verdad, la construcción del satelital(10),(48).
campo permite establecer la verdad de Una vez ubicada la salud colectiva
las diferentes posiciones.(44 p.99) dentro del campo médico o de la salud, y
habiendo identificado las principales lógicas

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de acción que estructuran las luchas en su sobre el grupo de especialistas en ciencias


interior, debería ser posible avanzar hacia sociales. Mientras el primero propende a de-
una sociología de la salud colectiva que in- mandar que las investigaciones “sirvan” para
cluya un análisis de las condiciones de posi- solucionar problemas concretos, el segundo
bilidad de transformación de los principales grupo, en cambio, sin necesidad de aportar
objetos en disputa: por ejemplo, el produc- para las soluciones de problemas concretos,
tivismo académico, el desinterés activo del propende a reivindicar el carácter sobre todo
establishment por el estudio de lo social en clarificador de sus investigaciones. Pero,
sus vertientes más críticas (y el fomento de además, se juegan otras cosas importantes,
unas ciencias sociales sin mayor capacidad como la justificación para que la investi-
de cuestionamiento), o la limitada incidencia gación social en salud reciba financiamiento
en políticas públicas, entre otros. La obje- público (si es de calidad) o no (si no lo es).
tivación de estos aspectos, a su vez, nos Probablemente, una adecuada objetivación
adentraría en terrenos incómodos pero cuya de la salud colectiva nos aportará nuevos
exploración es imprescindible. elementos de sociología del conocimiento
Por ejemplo, desde la salud colectiva se que nos permitan descubrir qué nos impide
ha objetado el productivismo académico al subvertir este orden y proponer alternativas,
que se hallan sometidos sus representantes, salvando estos escollos.
producto de la imposición de un estilo de Por otra parte, una sociología de la salud
evaluación académica que se dicta desde el colectiva debería llevarnos a cuestionar el
enfoque biomédico y sanitarista dominante y origen social del llamado “movimiento” por
que es apoyado por el Estado en beneficio de la investigación cualitativa y su obstinada
la industria editorial. Se habla incluso –vieja crítica de la investigación cuantitativa, como
lucha entre los que nos dedicamos a la socio- si esta última fuera siempre mala ciencia, o
logía médica– de la necesidad de reivindicar como si lo cualitativo garantizara de por sí
el libro frente a los artículos, pues aquel es una ciencia de calidad(50),(51),(52). La investi-
una herramienta más apropiada para expresar gación cualitativa que se publica en la región
los hallazgos de las ciencias sociales. Sin em- con frecuencia está desprovista de sólidos
bargo, las críticas al sistema establecido (por anclajes teóricos y a veces carece de con-
demás pertinentes) permanecen en silencio ceptos básicos que la alejen de la sociología
respecto a un aspecto crucial: mediante qué espontánea y de las interpretaciones de mero
indicadores y a través de qué sistema de eva- sentido común(53). Una subversión de las re-
luación institucional podríamos diferenciar laciones de poder dentro del campo de la
la investigación de calidad, y sus productos, salud debería pasar por la demostración em-
de la investigación mediocre o francamente pírica, basada en evidencias pertinentes, de
mala(49). Es correcta la crítica de que el sistema que la ciencia que se propugna es superior
productivista confunde calidad con cantidad: a la dominante. Pero lejos de privilegiar el
a falta de capacidad para evaluar la primera debate y la refutación, lo que abunda son de-
opta por concentrarse en la segunda (o bien claraciones de principios y proclamas auto-
privilegia el productivismo por diversos in- celebratorias que en realidad mueven poco
tereses)(38),(46). Lo que hay que preguntarse el campo. ¿Qué impulsa a los defensores de
ahora es por qué la crítica a ese modelo no este “movimiento”?, ¿su “lucha”, en realidad,
ha formulado una alternativa viable y de qué no perpetúa su condición de subalternidad?
manera esa reiterada postura “crítica-sin-alter- A los efectos de este trabajo, la cuestión es
nativas” contribuye a reproducir su situación fundamental pues lo que está en juego, no
de subalternidad al mantenerse en una po- lo olvidemos, es la posibilidad de desa-
sición de “desprestigio” dentro del campo(49). rrollar una ciencia social aplicada a la salud
En la descripción de lo que es una investi- que resulte verdaderamente esclarecedora y
gación de “calidad” se juega, desde luego, que, por tanto, pueda des-cubrir los deter-
la primacía del grupo sanitarista tradicional minantes del conocimiento que se produce,

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y del que se omite. El ejemplo que hemos la salud colectiva desde la salud colectiva hay
puesto lo ilustra con claridad: avanzar sus- que enfrentar un formidable obstáculo episte-
tantivamente en el estudio sociológico de los mológico: el habitus de sus integrantes que
determinantes de la salud-enfermedad exige los predispone a criticar a los poderes esta-
poner bajo examen los llamados factores ob- blecidos y, con ello, la propensión a dejar de
jetivos (primera aproximación), el carácter observarse y criticarse a sí mismos. La suma
socialmente construido de las categorías de de reflexiones importantes que se han hecho
conocimiento (segunda aproximación), y las en torno a la salud colectiva, que apuntan a
luchas y relaciones de poder que determinan su cooptación o al debilitamiento de la pers-
la viabilidad o no de tales categorías (tercera pectiva, solo podrá completarse en la medida
aproximación). en que se acceda a la plena objetivación re-
flexiva del enfoque. La teoría de los campos,
de Bourdieu, puede ser una herramienta muy
CONCLUSIÓN útil en este esclarecimiento. Pero, sobre todo,
lo será la voluntad de someter a prueba em-
pírica las hipótesis y los “hallazgos” que se
La salud colectiva está en buena posición vayan presentando. En este artículo no hemos
para intentar la objetivación de sí misma. hecho sino identificar algunos aspectos que
Sabe del potencial crítico de las ciencias dicho esfuerzo de objetivación debe tener
sociales, y sabe de las consecuencias que presentes. Pero el proyecto, como tal, sigue
resultan si se las aplica sin un horizonte pendiente de realización.
emancipador. Pero para hacer sociología de

NOTAS FINALES d. Para una revisión de las controversias epistemológicas


que suscita el enfoque del constructivismo social vale la
pena revisar el debate que al respecto sostuvieron Bury,
a. En otro trabajo mostré esto mismo con relación
Nicolson y McLaughlin(29),(30),(31).
al maltrato que sufren las mujeres en los servicios de
salud durante la atención del parto: mientras el objeto
e. La definición coincide bastante bien con la que ofrecí
sea definido bajo la hegemonía del campo médico, el
en otro trabajo acerca del campo médico en México:
asunto se mantiene como un problema de “calidad de la
“El campo médico está formado por el conjunto de or-
atención” o como un problema de “deshumanización”
ganizaciones, instituciones y actores de la salud que,
de la medicina, término que demuestra la orfandad de
ubicados en diferentes posiciones, mantienen entre sí
ciencias sociales para su conceptualización. En cambio,
relaciones de fuerza orientadas a conservar, adquirir o
si para estudiar dicho problema se objetiva al propio
transformar esa forma de capital específico que consiste
campo médico en términos sociológicos, entonces se
en la capacidad de imponer los esquemas dominantes
pueden dilucidar los factores más profundos que lo
de definición, percepción y apreciación de las materias
estructuran(12),(13).
propias de la agenda sanitaria, así como de la acción (po-
lítica, comercial, científica, profesional) que deriva de
b. Una materia de estudio fascinante es la enorme popu-
ello. Así entendido, junto con las instituciones de salud
laridad que están adquiriendo estas “nuevas medicinas”
propiamente tales, forman parte del campo médico la
así como las disputas epistémicas y prácticas que existen
industria farmacéutica y la de aparatos médicos, las ase-
entre ellas y la medicina alopática(28). En la construcción
guradoras, y las formas de medicinas subalternas, tales
de este objeto es necesario sustraerse de las mutuas acu-
como la homeopatía, la medicina quiropráctica, etc. Y,
saciones que se lanzan desde ambos agregados y advertir
de manera muy relevante para esta investigación, son
que no toda la medicina alternativa es “pseudociencia”,
parte del campo médico las instituciones que forman a
al tiempo que también dentro de la medicina alopática
los nuevos cuadros profesionales que eventualmente pa-
se observan creencias y prácticas no científicas.
sarán a formar parte del campo, los agentes que operan
estas instituciones, así como los profesores y estudiantes
c. Un grupo de investigadores y docentes de la UNAM ha
de todas estas especialidades”(43 p.342).
creado una página en Facebook llamada “No a la pseu-
dociencia en la UNAM” (NoPseudociencia) para trabajar
activamente en contra de las nuevas formas de medica-
lización, entre otros objetivos. El Center for Inquiry, de REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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recibido: 10 de diciembre de 2015 | Aprobado: 6 de febrero de 2016

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