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ALCOHOLISMO

El alcohol etílico o etanol se encuentra en una gran diversidad de bebidas, algunas de


ellas de carácter local y regional y puede provenir de la fermentación o de la destilación
del jugo de la uva o de otros vegetales, a los que se agregan frecuentemente
procedimientos o sustancias químicas que contribuyen de manera importante a la
toxicidad del producto.

Los efectos indeseables del alcohol pueden clasificarse en: intoxicación aguda y
alcoholismo crónico. Salvo los casos en que la intoxicación se presenta como fenómeno
aislado, el alcoholismo ocurre en individuos que sufren de tensiones emocionales y de
falta de seguridad en sí mismos, que les impide enfrentar con éxito los estados
depresivos, la ansiedad y la frustración sin el apoyo o el estímulo del alcohol.

La intoxicación aguda por alcohol puede provocar


accidentes automovilísticos, caídas, ahogamientos y
otros percances.

Hay estudios que señalan que en la mujer


embarazada el alcohol, aun ingerido en pequeñas
cantidades, puede provocar lesiones en el producto
de la concepción. El alcoholismo esta propenso a
presentar padecimientos como cirrosis hepática,
pancreatitis, ulcera péptica, gastritis, así como polineuritis y trastornos mentales.

El alcoholismo crónico provoca conflictos conyugales y familiares, ocasiona deterioro


en la calidad de la actividad profesional y laboral y afecta negativamente la autoestima.

Al alcohólico debe tratarse como enfermo que requiere de tratamiento y no como un


culpable de su problema. La institución Alcohólicos Anónimos ha logrado que muchas
personas se abstengan de ingerir bebidas alcohólicas durante largos periodos.

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