Ética Cristiana

Lucas, 10, 29-37

Texto
Un doctor de la
Ley, para
justificar su
intervención, le
hizo (a Jesús)
esta pregunta: "¿Y
quién es mi
prójimo?".
Jesús volvió a tomar la
palabra y le respondió:
"Un hombre bajaba de
Jerusalén a Jericó y cayó
en manos de unos
ladrones, que lo
despojaron de todo, lo
hirieron y se fueron,
dejándolo medio muerto.
Casualmente
bajaba por el
mismo camino un
sacerdote: lo vio y
siguió de largo.
También pasó por
allí un levita: lo vio
y siguió su camino.
Pero un samaritano que
viajaba por allí, al pasar
junto a él, lo vio y se
conmovió. Entonces se
acercó y vendó sus heridas,
cubriéndolas con aceite y
vino; después lo puso sobre
su propia montura, lo
condujo a un albergue y se
encargó de cuidarlo.
Al día siguiente,
sacó dos denarios y
se los dio al dueño
del albergue,
diciéndole: "Cuídalo,
y lo que gastes de
más, te lo pagaré al
volver".
¿Cuál de los tres te
parece que se portó
como prójimo del
hombre asaltado por
los ladrones?". "El que
tuvo compasión de él",
le respondió el doctor.
Y Jesús le dijo: "Ve, y
procede tú de la
misma manera".
¿Dónde pone
la atención
esta historia?
Jesús quiere que reconozcamos al ser humano asaltado,
caído, desvalido Verle en tantos hermanos y hermanas
que sufren violencia e injusticia…
Jesús salió al encuentro de personas en
situaciones muy diversas: hombres y mujeres,
pobres y ricos, judíos y extranjeros, justos y
pecadores…
Nadie tiene mayor
amor que el que da
su vida por sus
amigos. Ustedes son
mis amigos…
Jn. 15, 13-14
▪ “En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos
hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” Mt. 25,40
▪ ¿Somos capaces de ver el rostro de Dios en las personas que
sufren y compadecernos activamente?
¿Somos sensibles ante el
sufrimiento ajeno?
 Hoy, ¿qué personas o situaciones nos
cuesta ver o aceptar?

Con nuestra Con nuestro rechazo Con nuestro silencio No querer ver ni Con nuestras burlas
agresividad escuchar otras
voces
Ser samaritano en ese contexto.

▪ Para entender mejor lo que eso

significa, es necesario recordar otro
episodio del evangelio.
▪ “¿Cómo es que tú, siendo judío te
atreves a pedirme agua a mí, que soy
samaritana? (Es de advertir que los
judíos y los samaritanos no se
trataban)” Juan 4,9
¿Cuáles son esos “samaritanos” con los que no
tengo un trato amable y que la fe me invita a
reconocer como hermano o hermana?
 ▪ ¿Veo a alguien en especial como enemigo o
adversario?
▪ ¿Siento frecuentemente desconfianza hacia quienes
me rodean?
En los contextos actuales, cómo acompañar a
aquellos que sufren por abandono, pérdidas
dolorosas o situaciones traumáticas.
…o aquellas heridas de nuestra
historia.
 ¿Qué giro da Jesús?
▪ A quien le preguntaba ¿quién es mi prójimo?
▪ Termina él preguntándole ¿quién fue el prójimo del hombre asaltado?
▪ Lo importante no es pensar a quién tienes obligación de ayudar, sino saber que
podemos ayudar a cualquiera…
▪ Más que preguntarme quién es la otra persona para mí, tendría que preguntarme
quién soy yo para ella.
▪ Más que poner la atención en mi necesidad, Jesús invita a mirar la necesidad del
otro/a.
▪ El que comenzó poniendo a prueba a Jesús, termina reconociendo por sí mismo la
respuesta a su propia pregunta.
▪ Y él mismo reconoce que el que obró con misericordia fue el que obró bien.
Para reflexionar
“Tenía como prójimos los sacerdotes y
levitas
y como extraños a los samaritanos.
Pero los prójimos pasaron de largo
y fue el extraño quien se aproximó”
(San Agustín)
El Buen Samaritano da el imperativo de
hacernos prójimos, especialmente con el que
sufre, y generar una sociedad sin excluidos,
siguiendo la práctica de Jesús que come con
publicanos y pecadores, que acoge a los
pequeños y a los niños, que sana a los leprosos,
que acompaña y libera a la mujer pecadora, que
habla con la Samaritana.
DA 135
 La enseñanza de
¡Anda, y haz
Jesús dice a todos y
a cada uno/a: tú lo mismo!
 Desafíos para la comunidad:
1. ¿En la actualidad, ¿qué orientaciones éticas plantea
este relato bíblico para nuestro trabajo catequético?
2. ¿Cómo podríamos "nosotros" hacer lo mismo?