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Profesorado en Lengua y Literatura Lingüística y Gramática II Prof. Lic.

Darío Alfonzo

TRABAJOS DEL CÍRCULO LINGÜÍSTICO DE PRAGA 11


TESIS (1929)
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PROBLEMAS DE MÉTODO QUE SE DERIVAN DE LA CONCEPCIÓN DE LA LENGUA COMO SISTEMA E IMPORTANCIA DE ESTA
CONCEPCIÓN PARA LAS LENGUAS ESLAVAS
(El método sincrónico y sus relaciones con el método diacrónico, comparación estructural y comparación genética, carácter
azaroso o encadenamiento regular de los hechos vinculados a la evolución lingüística)
a) Concepción de la lengua como un sistema funcional.
En tanto producto de la actividad humana, la lengua comparte con esta actividad el carácter de finalidad. Cuando se
analiza el lenguaje como expresión o como comunicación, la intención del sujeto hablante es la explicación que se presenta
más fácilmente y que resulta más natural. De manera que, en el análisis lingüístico, se debe tomar en consideración el
punto de vista de la función. Desde este punto de vista, la lengua es un sistema de medios de expresión apropiados para un
fin. No se puede comprender ningún hecho lingüístico sin tomar en cuenta el sistema al que éste perte nece. La lingüística
eslava no puede tampoco eludir este conjunto actual de problemas.
b) Tareas del método sincrónico. Sus relaciones con el método diacrónico.
La mejor manera de conocer la esencia y el carácter de una lengua es el análisis sincrónico de los hechos actuales,
que son los únicos que proporcionan en sí mismos un material completo y acerca de los cuales se puede tener una
impresión directa. Por lo tanto, la tarea más apremiante y la más desatendida de la lingüística eslava es formular las
características lingüísticas de las lenguas eslavas actuales. Si no se procede de esta manera, es completamente imposible
realizar algún estudio mínimamente profundo de las lenguas eslavas.
La concepción de la lengua como sistema funcional también debe considerarse cuando se estudian los estados de
lenguas pasados, ya sea que se trate de reconstruirlos o de constatar su evolución. No es posible establecer límites
infranqueables entre los métodos diacrónico y sincrónico como hace la escuela de Ginebra. Si en la lingüís tica sincrónica se
consideran los elementos del sistema de la lengua desde el punto de vista de sus funciones, los cambios sufridos por la
lengua no podrían analizarse sin tener también en cuenta el sistema afectado por tales cambios. No sería lógico suponer
que los cambios lingüísticos son solo males destructivos que operan al azar y que son heterogéneos desde el punto de vista
del sistema. Los cambios lingüísticos a menudo apuntan al sistema, a su estabilización, a su reconstrucción, etc. De manera
que el estudio diacrónico no solo no excluye las nociones de sistema y de función, sino que, por el contrario, este estudio
resulta incompleto si no se tienen en cuenta estas nociones.
Por otra parte, la descripción sincrónica no puede excluir por completo la noción de evolución, porque incluso en un
sector considerado sincrónicamente existe la conciencia del estadio en vías de desaparición, del estadio presente y del
estadio en formación; los elementos estilísticos percibidos como arcaísmos, también la distinción de formas productivas y
no productivas, son hechos relativos a la diacronía que no podrían eliminarse de la lingüística sincrónica.

[…]

BOHUMIL TRNKA (1964), SOBRE EL SIGNO LINGÜÍSTICO Y LA ORGANIZACIÓN DE LA LENGUA EN NIVELES MÚLTIPLES
[…]
Los lingüistas que consideran que los fonemas son los únicos elementos que realizan la realidad extralingüística y
tienden a comparar la lengua con una hoja de papel, pueden subvalorar o ignorar la organización de niveles múltiples de la
lengua, dado que la idea se considera el frente de la página y el sonido el reverso, como si los sistemas ling üísticos fuesen
señales y símbolos. Justamente, la confusión en el nivel morfológico de oposiciones con categorías sintácticas llevó a
muchos filólogos a varios errores, por ejemplo, al punto de vista falso de que el francés posee el mismo sistema de casos
que el latín. Por cierto, la diferencia entre los niveles morfológico y sintáctico de la lengua puede volverse menos nítida en
las denominadas lenguas analíticas, que tienen sistemas de oposiciones morfológicas mucho más sencillos que el latín y
otras lenguas «sintéticas». Pero incluso en este caso, el nivel de la oración debe considerarse distinto del de las oposiciones
morfológicas, si se ha de crear una base confiable para estudios comparativos de las lenguas. La segmentación de las
palabras en el nivel sintáctico no puede hacerse nunca en términos de palabras o «formas» que lo ponen en práctica y, a la
inversa, las palabras qua palabras y sus agrupamientos no pueden considerarse de manera idéntica que las oraciones.
Tampoco el nivel oracional puede mezclarse con el de las expresiones que representan el plano superior de la lengua. Una
persona que quiera comunicar algo a alguien emite sus expresiones a través de oraciones (cuya construcción está regida por

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En: Escritos de la Escuela Lingüística de Praga. Ficha de Cátedra de Lingüística. Buenos Aires: UBA.
Profesorado en Lengua y Literatura Lingüística y Gramática II Prof. Lic. Darío Alfonzo

reglas sintácticas diferentes en cada lengua) y, al hacerlo, las eleva al nivel suprasintáctico de las expresiones, del que
dependen las categorías sintácticas. No podemos extendernos sobre los principios de este análisis en este artículo, pero
podría establecerse que la categoría más importante del nivel de la expresión de una lengua está constituida por el tema y
el núcleo. Un ejemplo bastará para ilustrar qué queremos decir. Si digo my brother is ill (mi hermano está enfermo) a un
amigo que sabe que tengo un hermano, el tema de mi expresión es my brother y su núcleo, a través del cual se comunica
algo nuevo al oyente, es ill. En esta expresión, el tema coincide con el sujeto sintáctico, es decir, el tema de mi expresión
está transmitido a través del sujeto sintáctico y el núcleo es el predicado sintáctico. Si la misma expresión está dirigida a una
persona a la que ya se le ha informado que un miembro de mi familia se ha enfermado, el tema está expresado por el
predicado sintáctico y el núcleo, por el sujeto. Este ejemplo simple sirve para mostrar que el nivel de las expresiones de la
lengua, en el que deben considerarse tanto el hablante como el oyente y tanto la situación contextual como extralingüística,
tiene que analizarse en términos de unidades específicas, que no son las mismas que las unidades de la sintaxis. Los
estudios comparativos extensivos realizados por V. Mathesius y recientemente continuados por J. Firbas en este amplio
campo de investigación han mostrado una cantidad de puntos importantes de diferencias entre las lenguas, especialmente
entre el inglés y el checo, y esperamos que investigaciones ulteriores proporcionen nuevos resultados interesantes. Hay que
mencionar que el primer lingüista que consideró los problemas de las expresiones fue Hans Georg von der Gabelentz (1840-
1893), pero la distinción que realizaba entre sujeto gramatical y psicológico se basaba en tendencias psicológicas antiguas y
en concepciones de los neogramáticos.
Como ya dijimos en este trabajo, la realidad estructural de la lengua no puede captarse cuando se la divide en la
imagen acústica («significante») y el significado («significado»), sin otorgar la debida consideración a los cuatro niveles de
las relaciones lingüísticas. Su cooperación es indispensable para el habla normal (no patológica) de los seres humanos, ya
que ningún plano otorga sentido sin el resto. Cada uno de estos sistemas de signos integrados tiene sus propias unidades y
reglas de organización, de manera que cuentan con cierta autonomía dentro del sistema completo de la lengua. En tanto
que los niveles superiores imponen sus categorías a los inferiores, dejan que estos últimos elijan por entero sus recursos
efectivos. Cada uno de ellos se presenta a sí mismo como un subsistema, cuyas unidades pueden citarse en cualquier orden
y como una subestructura que las organiza en el eje horizontal. En este sentido, cada una de las cuatro partes del análisis
lingüístico — fonología, morfología, sintaxis y suprasintaxis (análisis de la expresión) — se divide en el análisis
paradigmático, relacionado con el inventario de sus respectivas unidades y su implementación por parte de elementos del
plano inferior y en el análisis sintagmático, relacionado con las cadenas de secuencias y las reglas de organización. Hay que
señalar que la morfología sintagmática, que se ocupa de las reglas de las cadenas de secuencias de palabras, es diferente de
la sintaxis que, a su vez, es paradigmática cuando refiere a las oposiciones sintácticas o sintagmática cuando su objeto son
las cadenas sintácticas de oraciones y sus rasgos sintácticos. Como resultado, podemos afirmar que las unidades de un
plano no solo forman cadenas secuenciales, sino que, al ser signos (realizaciones, implementaciones) de unidades de orden
superior, están integradas a ellas y asumen ciertas cualidades que transcienden las características de la mera suma de
unidades.
Al incorporar las expresiones a los niveles lingüísticos, hemos dejado de seguir la teoría de F. de Saussure en lo que
concierne a su dicotomía entre lengua y habla. De acuerdo con lo que leemos en su Curso de lingüística general, publicado
de manera póstuma, inferimos que consideraba que la «lengua» era una institución social o un código objetivo y un sistema
homogéneo de signos, en tanto que describe el «habla» como un acto individual accesorio o un rasgo más o menos
accidental, pero todas estas características son extremadamente ambiguas y conducen a una variedad de interpreta ciones.
La búsqueda de un universo ordenado por leyes en la diversidad de los fenómenos es un objetivo legítimo de toda ciencia,
pero no hay que dejar de tener en cuenta que el resultado de nuestros descubrimientos no puede proyectarse, por decirlo
de algún modo, al mundo de los fenómenos y crear una falsa dicotomía de un cuerpo de fenómenos versus sus leyes,
descubiertas (o a ser descubiertas) por los investigadores. Las teorías que conllevan este procedimiento siempre pueden
conducir a concepciones erróneas y no logar responder a las altas expectativas que han despertado. En el campo de la
lingüística, la dicotomía entre "lengua" y "habla" llevó a Saussure a fallar en la comprensión de los cambios lingüísticos
como eventos estructurales, con el resultado de que concibió el desarrollo histórico del lenguaje como una suma aislada de
desviaciones originadas en el "habla".

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