Sara Valentina Alvarez Buitrago Saray Valeria De Leon Isabella Segura Cordoba se sitúa dentro de un esfuerzo del conocimiento humano por captar la realidad de una manera fundamental, radical, más allá de las modificaciones implicadas en el movimiento incesante de las cosas. Así, el problema del “ser” es inseparable del problema del conocimiento humano; los dos aspectos, en sus implicaciones mutuas, describen, al mismo tiempo, una concepción precisa de la ciencia y el hombre. Es propio de los seres humanos, al ver el mundo, preguntarse qué son las cosas y preguntarse qué es él. La respuesta no puede ser “construida” en el sentido de inventada al gusto, pues en ese caso no sería respuesta. Quien pregunta ya percibe de antemano que lo que las cosas son y lo que es él mismo no dependen del capricho, sino que son cosas dadas, de donde se necesita partir, incluso en el caso de que quieran transformarse. El conocimiento humano se distingue sobre todo por los altos niveles de abstracción a los que puede llegar. Cada tipo de conocimiento exige ciertos pasos peculiares en los cuales el entendimiento “penetra” por así decir en la realidad de las cosas para descubrir lo que son y cómo se comportan.
Ciertamente el ser humano puede errar, pero
esto no es motivo para negar la posibilidad del conocimiento. Además, es a veces gracias a los errores que después es posible llegar a la verdad. El ser, el conocer y el hacer se encuentran íntimamente ligados. Los cambios y las transformaciones tienen en ellos sus fundamentos. Descubrir lo que somos es condición para poder pensar en lo que seremos y queremos ser, porque nadie se inventó a sí mismo. Saber lo que somos es a su vez condición indispensable del respeto a cada persona y para encaminar nuestro hacer en beneficio propio y de los demás. El problema del ser busca definirle en su concepción más amplia y no en partes; la ontología en este caso no se atribuye el conocimiento especifico o esporádico del ser sino la generalización del problema.
Al hablar del problema al conocer, nos
referimos a que existen variables que no permiten la completa adquisición de la información necesaria para definir un objeto; y aunque el ser humano está en constante desarrollo debe ahondar aun más en las teorías del conocimiento, en cuanto a su origen y esencia. El problema del conocimiento surge cuando el sujeto pretende establecer la relación de discernimiento con el objeto, debido a que ambos (el sujeto cognoscente y el objeto por conocer) se encuentran en mundos diferentes, distintos, y hasta contrarios: el sujeto cognoscente es el alma humana, su psique, pensamiento, El problema del ser;Se trata del pensamiento teórico, que no está sometido al servicio del hacer y que tiene como objeto lo más general, el ser, lo que es común a todas las cosas. Fue, como sabemos, la escuela de Mileto la que marcó el inicio de la historia de la filosofía. poquito de texto Parménides, más próximo de Jenófanes, acepta el movimiento incesante de las cosas, pero, distanciándose de Heráclito, duda que en el mundo del flujo incesante pueda el hombre descubrir el ser auténtico, permanente de las cosas. Su solución consiste en un alejamiento total del movimiento, que él expresa como un viaje místico, para conseguir por medio de una revelación religiosa, el conocimiento del ser, de aquello que es estable imperecedero, idéntico a sí mismo.