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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES - UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN

CÁTEDRA DE NOCIONES DE ECONOMÍA / TEORÍAS ECONÓMICAS

Texto 17 - Socialistas utópicos (Unidad 4 punto 1)

Autor: LUIS ENRIQUE PEREYRA

Socialismo utópico

En este trabajo haremos un breve repaso sobre el socialismo utópico y presentaremos las ideas más
relevantes de los máximos exponentes de esta corriente. Pero como una manera previa de abordar el
tema, podríamos preguntarnos: ¿por qué socialistas? y ¿por qué utópicos?

Socialismo y utopía: terminología y concepto

Para comenzar debemos reflexionar sobre el término “socialismo” pues es una palabra polisémica y, por
lo tanto, tiene varias acepciones.El término socialismo ha fluctuado a lo largo del tiempo de acuerdo a
los distintos momentos históricos y, por supuesto, a los distintos usos que se hicieron de él.
En estos últimos años hemos escuchado, visto y leído a un sinnúmero de personas que han utilizado el
término “socialismo” o “socialistas” en un sentido peyorativo. Lo cierto es que cuando revisamos un
poco la historia y nos ubicamos en los albores de la sociedad capitalista podremos analizar qué implica
el “socialismo” pero ya contextualizado a los hechos históricos que acontecieron en este período.
Trataremos de dilucidar los alcances de este término para luego referirnos al socialismo utópico. Sin
embargo, debemos reconocer que las ideas “socialistas” pueden encontrarse mucho antes del Siglo XVIII
o XIX, incluso cuando estudiamos las ideas de Platón en la antigua Grecia podemos encontrar los
primeros vestigios de un incipiente socialismo -aunque en ese momento no se lo denominaba de esta
manera-.
Es importante remarcar que la Revolución Industrial y la conformación de la sociedad capitalista trajo
consigo un cúmulo de consecuencias positivas desde el análisis productivo, pero también una serie de
consecuencias negativas particularmente en términos sociales.
Entre las consecuencias negativas podemos mencionar: las extensas e insalubres jornadas de trabajo, la
explotación de los trabajadores, las condiciones extremas en que prestaban servicios, las exiguas
jornadas de descanso, el trabajo infantil y de las mujeres, la escasa remuneración que recibían, la
precariedad de la estabilidad en el empleo, las escasas -o nulas- leyes laborales y de la seguridad social,
etc. Todos estos factores presionaron y paulatinamente comenzaron a evidenciar los excesos del sistema
capitalista y su método de producción y generación de riqueza.

Así, de manera reaccionaria a este sistema surgieron una serie de ideas que postularon soluciones o
alternativas a esta forma de producción y de relaciones de producción. Por eso, insistimos, las doctrinas

1
socialistas (y con esto ponemos de relieve que existen más de una doctrina vinculada al socialismo1)
deben ser estudiadas en relación al contexto histórico en que se desarrollan.

Tal como sostiene Giddens A. (1994), el socialismo es producto de los cambios sociales y las
transformaciones que sufrieron las sociedades europeas de fines del siglo XVIII y en el XIX: “el principio
básico del socialismo no se limita a decir que la producción debe centralizarse en manos del Estado, sino
que afirma que la función de éste debe ser plenamente económica: en la sociedad socialista, la dirección
o administración de la economía vendrá a ser la tarea básica del Estado. El objetivo del socialismo es,
por tanto, la reglamentación y el control de la producción en provecho de todos los miembros de la
sociedad.”.

Por lo anterior, podemos afirmar que el socialismo postula como idea central el predominio de los
intereses de la colectividad por sobre los intereses de los individuos particulares. En su esencia más
pura es un movimiento que parece haber marcado en el mundo moderno las características que
distinguían a las sociedades en un momento histórico, pero además se propuso redefinir el orden social
a través de una reorganización social para superar la crisis emergente del capitalismo.

Subyace en las ideas del socialismo una armónica interacción entre lo político, lo social y lo económico
que deben articularse entre sí para superar los flagelos que afectan a una sociedad.
Por eso, debe tenerse presente que el socialismo en sí no es malo ni bueno 2; es un conjunto de ideas
que trata de ponderar los intereses colectivos por sobre los individuales, y que a lo largo de la historia,
la acepción del término fue variando y “adaptándose” a la coyuntura del momento.
Así, sostiene Márquez Aldana Y. (2008) que “El socialismo surgió como reacción a la injusticia que
significaba que el gran incremento de la capacidad de producción aportado por la revolución industrial
sólo hacía ricos a muy pocos empresarios, al mismo tiempo que la población trabajadora era
sobreexplotada y vivía en una miseria extrema. El avance del socialismo, como una expresión del ideal
de la igualdad, ha tenido avances y retrocesos”.

De este modo, siguiendo la propuesta de Astudillo Moya (2012), podemos resumir en tres grandes ejes
los postulados del socialismo:

1- El interés colectivo debe prevalecer por arriba de cualquier interés individual


2- Supresión o limitación de la propiedad privada
3- El Estado administrará los bienes patrimoniales y de producción

Dicho esto, proponemos estudiar al socialismo en dos grandes corrientes: el socialismo utópico o
utopismo (que desarrollaremos a continuación) y el socialismo científico.

1
El socialismo como corriente de pensamiento con implicancias económicas, políticas y sociales no fue indiferente a los
distintos momentos históricos. De hecho, podemos encontrar socialismo del tipo utópico, un socialismo científico, un
socialismo más extremo implementado luego de la Revolución Rusa como corolario de las ideas de Lennin, Trotsky y
Stalin; el socialismo de mercado; socialismo cristiano; entre otros.
2
Lo que quizá debiera criticarse es el uso que los sistemas políticos y de gobierno hacen en nombre del socialismo.
Implementar cualquier ideología en un sentido extremo, quizá sea la causa de los problemas que afectan a las
sociedades.

2
Habiendo explicado el sentido del término “socialismo” nos resta responder el interrogante de por qué
son conocidos como “utópicos”.
El término “utopía” fue tomado de la obra de Tomás Moro publicada en 1516 que describía una sociedad
ideal, perfecta, prácticamente difícil o imposible de alcanzar3.
Contextualizando, podemos decir que el socialismo utópico -también conocido como socialismo pre-
marxista- tuvo lugar a principios del Siglo XIX fundamentalmente en Europa, aunque sus postulados se
diseminaron a otros países, incluso entre países de América Latina.
El socialismo utópico surgió como consecuencia de las injusticias y las desavenencias de la Revolución
Industrial y del auge del capitalismo que profundizaron las precarias condiciones de vida de la clase
trabajadora. Siendo así, era inevitable que surgieran ideas reaccionarias a este modelo de producción y
acumulación. Y es así como comienzan a tomar forma ciertos postulados de tinte idealista que
pregonaban una sociedad justa e igualitaria.
Por ello, podemos sostener que el socialismo utópico es la corriente de pensamiento con implicancias
económicas, políticas y sociales que postula la construcción de una sociedad sobre la base de la
igualdad, la justicia, la paz, la solidaridad y la cooperación. Surge como reacción al sistema capitalista,
en particular, con fuertes críticas a la propiedad privada, a la desigualdad social y a la explotación de
los trabajadores; en términos temporales se ubica -aproximadamente- entre 1815 y 18484.

Es muy importante destacar que el término “socialismo utópico” no fue producto de la


autodenominación de los propios utopistas; en efecto, fue un término acuñado por Louis Blanqui 5 en
1839, pero alcanzó gran difusión con la obra “Manifiesto Comunista” publicada en 1848 por Carlos Marx
y Federico Engels (Márquez Aldana, 2008). Así, el término fue dado en un sentido peyorativo por el cual
se buscaba descalificar a los utopistas pero, sobre todo, marcar una sustancial diferencia entre aquellos
y los socialistas científicos.
El objetivo del término “utópico” fue poner en evidencia que eran bien intencionados e ingenuos en su
pensamiento, pues buscaban conformar una sociedad justa e igualitaria a través de medios pacíficos, sin
que sea necesario ningún tipo de revolución ni lucha armada.

3
Etimológicamente utopía proviene del griego “ou” que significa “no”; y “topos” que significa “lugar”. La RAE lo define
de la siguiente manera: Del lat. mod. Utopia, isla imaginaria con un sistema político, social y legal perfecto, descrita por
Tomás Moro en 1516, y este del gr. οὐ ou 'no', τόπος tópos 'lugar' y el lat. -ia '-ia'. En su segunda acepción:
Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.
4
En el año 1848 se publica “Manifiesto Comunista” y se inaugura la etapa del socialismo científico. Esta fecha es la más
aceptada entre los economistas; sin embargo, debe tenerse en cuenta que se trata de una fecha “estimativa” que se
fija por cuestiones metodológicas; porque es imposible pensar que una ideología deja de existir en un momento puntual
de la historia. Asimismo, las ideas del socialismo utópico se diseminaron por otros países, incluídos países
latinoamericanos, incluso después de la publicación de Marx y Engels. Tal es así que podríamos sostener que en
Latinoamérica el utopismo se extiende casi hasta fines del Siglo XIX (Rama C., 1977)
5
Blanqui fue un activista revolucionario libertario de origen francés que organizó el movimiento estudiantil parisino que
luchó a favor de la instauración de la república.

3
Características del socialismo utópico

Nos proponemos caracterizar a esta corriente de pensamiento:

- Sus ideas no estaban destinadas exclusivamente a la clase obrera, sino a toda la humanidad. Es decir,
querían difundir sus ideas a la sociedad toda y no de manera exclusiva a un sector de ella.

- Criticaban la propiedad privada y abogaban por la propiedad social: no concebían a la propiedad


privada como un derecho natural, sino más bien como producto de la historia.

- No se opusieron al trabajo ni a la industrialización, pero proponían revertir las condiciones denigrantes


a la que eran sometidos los trabajadores al ser reducidos a una parte más del proceso de producción.
Destacaron la importancia del trabajo (visión positiva), promoviendo la asociación de trabajadores.
Además, estuvieron a favor de la organización, la cooperación y la planificación.

- Buscaban la conformación de una sociedad construida sobre la igualdad, la paz, la armonía, la


cooperación, la solidaridad, la fraternidad y el amor: esta fue quizá la idea más preponderante de los
socialistas utópicos que bregaron por la conformación de un orden social justo que no desprecie la
condición de persona del trabajador. Acá se hace patente el calificativo de “idealistas”, porque es muy
difícil encontrar ejemplos en la historia de la humanidad de sociedades en las que se destaquen estas
características y no existan desigualdades materiales y formales en el ejercicio de los derechos.

- Propusieron alcanzar sus ideas a través de medios pacíficos: no fueron partidarios de las huelgas, las
revoluciones, la violencia y la lucha armada. Por ello, bregaron por la armonía política a través de
acuerdos. La paz era el fin y también era el camino.

- Sus ideas fueron eminentemente teóricas y carecieron de eficacia práctica: pusieron en evidencia las
injusticias del sistema económico de producción, pero no lograron explicar su dinámica y el fundamento
de tales injusticias. No fundamentaron su análisis y su crítica en método científico alguno.

- Desecharon el egoísmo y el individualismo como forma de ser y como manera de construir la sociedad:
no se oponen fervientemente a las libertades individuales, pero están muy lejos de exaltar a la libertad
como el valor supremo en el sentido que lo hace el liberalismo. Esta postura es la que los lleva a
distinguirse de los capitalistas, burgueses y liberales.

- Repudiaron la idea del laissez faire, pues no creían en la armonía de intereses que podría establecer el
mercado.

- Pretendían el control social del orden económico y político. Muchos de ellos no creían que sea el
Estado el ente con mayor capacidad para alcanzar la sociedad que idealizaban, sino que se lograría a
través de medios pacíficos implementados por los mismos miembros de la comunidad. Creyeron en la
perfectibilidad de los seres humanos y del orden social por medio de la adecuada construcción del
entorno social.

- No lograron explicar cómo se lograría alcanzar la sociedad que proponían; es decir, no establecieron
un método para lograr sus postulados ni lograron descubrir la fuerza que logre la transformación social.
Es esta la crítica principal que recibieron, y quizá sea el fundamento de haberlos llamado “utópicos”,

4
pues parecieran haberse quedado estancados en una mera expresión de deseos e ideas sin explicar cuál
es el camino y los medios necesarios para conformar ese orden social.

- No lograron concretar el avance del movimiento obrero y su emancipación de la dominación ejercida


por la burguesía capitalista. En este punto es donde se advierte otra de las críticas que se les hizo, pues
si bien sus ideas eran nobles y loables, no fueron suficientes para lograr la pretendida transformación
social.

- Se diferencian de los socialistas científicos en que estos últimos conciben a la lucha de clases como el
medio adecuado para conseguir una sociedad justa bajo el control del proletariado. Los socialistas
científicos propusieron como herramienta la lucha de los trabajadores y obreros -clase oprimida- a
través de la revolución (dictadura del proletariado).

- Mientras el socialismo utópico es identificado como una postura idealista y teórica, el socialismo
científico es identificado con la aplicación práctica de sus postulados en las sociedades donde se
desarrolla.

Principales referentes del utopismo

Mencionaremos brevemente algunas de las ideas más destacadas de los principales exponentes de esta
corriente ideológica.

Charles Fourier (1772-1837)


Fue un filósofo y socialista francés que propuso organizar el sistema de producción mediante el sistema
de cooperativas; dichas cooperativas funcionaban con una relación financiera de acciones (Astudillo
Moya M., 2012). Las personas vivirían en una edificación comunal ubicada en el centro del área agrícola
-llamada falansterio. La vida estaría sometida al control y planificación social y las tareas deberían ser
asignadas sobre la base del talento individual.
Según Fourier, el principal mal del capitalismo era el conflicto de intereses individuales (Ekelund R. y
Hérbet R., 2006), y por ello en el falansterio cada miembro sería un propietario cooperativo y un
perceptor de salario. Es decir, cada uno de ellos percibiría parte de su renta no solo como trabajador
sino también como capitalista (accionista) y director.
No creyó necesaria la eliminación de la propiedad privada, pues sostenía que la convivencia entre ricos
y pobres eliminaría las diferencias entre ellos. Pero sí criticaba el abuso de la propiedad privada, por
ejemplo, cuando la renta se obtiene sin trabajar.
Además, propuso que los trabajadores deben realizar únicamente aquellas tareas que le resulten
agradables y se opuso a la idea de distribución de la riqueza, sin embargo propuso que debería crearse
más riqueza para poder afrontar y solucionar el problema económico.
Al igual que Owen fue un precursor del movimiento cooperativo.

Robert Owen (1771-1858)


Owen fue un socialista de origen británico a quien se conoce como fundador del movimiento
cooperativo y promotor del sindicalismo que se preocupó principalmente por la situación de los

5
trabajadores de la industria textil. Sus ideas se destacan porque constituyen un antecedente del derecho
laboral y del cooperativismo.
Fundó en el año 1833 un sindicato de la actividad referida. Observó con especial inquietud los cambios
en la vida económica y social provocados por la introducción de la maquinaria y otros métodos de
producción industrial.
Owen no creía que fuera necesaria la pobreza y las condiciones extremas a las que eran sometidos los
trabajadores para que los capitalistas pudieran obtener ganancias. Por eso, sostuvo que las condiciones
de vida del individuo son las que van a determinar su desarrollo y las posibilidades de vivir dignamente,
por lo que proponía mejorar dicho entorno social para mejorar al individuo y su grupo social. En
consecuencia, las características del hombre eran determinadas por el contexto social y natural en el
que vivía; el hombre era bueno por naturaleza pero las condiciones en las que vive no lo dejan ser, por
lo que es necesario cambiar el entorno social que lo rodea.
Durante cierto tiempo fue director de las fábricas New Lemark en Escocia en las que intentó
implementar sus ideas para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores porque creía que los
obreros felices trabajarían más y mejor y serían más eficientes. Por ello, se propuso crear un ambiente
de respeto y cooperación entre las empresas, lo que generaría un aumento en la productividad y en los
niveles de producción. Entre sus principales ideas se destacan, por ejemplo, que prohibió el trabajo de
los niños y dedicó tiempo a la educación de ellos. Mejoró las condiciones de vida de los trabajadores y
de sus familias, aumentó los salarios, disminuyó la duración de la jornada de trabajo, brindó servicios de
seguridad y de salud a sus trabajadores, entre otras medidas que mejoraron las condiciones de vida de
los habitantes de la comunidad.
Finalmente, contribuyó a la unificación de los obreros ingleses por medio de sindicatos para mejorar sus
condiciones y sus derechos; promovió la lucha para que el parlamento inglés legislara sobre la jornada
laboral y el trabajo de mujeres y niños.

Pier Joseph Proudhon (1809-1865)


Nacido en Francia, Proudhon fue un obrero y ferviente crítico de la autoridad, del Estado y la propiedad
privada6. Se definió a sí mismo como un anarquista.
Entre sus ideas centrales se destacan el deseo de eliminar toda autoridad y la búsqueda de la justicia
económica en el intercambio (por esto último es llamado “anarquista escolástico”) y la crítica a la
propiedad privada como causa de toda desigualdad y explotación.
Proudhon no proponía eliminar absolutamente la propiedad privada, sino que se oponía más bien a los
atributos de la propiedad privada: ingresos no ganados, en forma de renta, interés o beneficio. La
propiedad privada no debía ser eliminada sino universalizada: todas las personas debían tener propiedad
privada, lo que se constituiría como garantía de la libertad. Pero no debía ser el Estado el que realizara
ningún tipo de división, sino que la asignación de propiedad en términos universales se realizaría por
medio de un proceso de racionalización (Ekelund R. y Hérbet R. 2006).
Además, Proudhon era un fiel partidario de la libertad absoluta, por lo que propiciaba que sea así -
absoluta- en todas partes y para todos, es decir marcada por un carácter universal.

6
En su obra titulada “¿Qué es la propiedad?” sostuvo que la propiedad era un robo (Ekelund R. y Hebert R., 2006)

6
Retomando una de sus ideas centrales -la abolición de la autoridad-, sostuvo que había que eliminar a
todo tipo de gobierno, vivir sin estar sujeto a autoridad alguna y establecer una anarquía. El control
social y el establecimiento del orden estaría dado por la organización industrial y por el poder económico
y la fuerza colectiva de los sujetos que intervienen en el proceso productivo. Propuso, de esta manera,
una centralización económica.
Proudhon propuso un mundo ideal en el que los individuos sean absolutamente libres para negociar
entre sí todas las cosas que quieran. Idealiza una sociedad en la que el mutuo respeto mantendrá unida
la estructura social y libre de toda autoridad.
Sostiene González Abrajan M. (2011) que “la gran pretensión de Proudhon, fue la de dar forma y
coherencia a un sistema político sustentado en el principio de libertad, que hiciera de la autoridad y del
gobierno algo gradualmente superfluo, permitiendo de esta manera al individuo asociarse con sus
semejantes de mutuo acuerdo y en condiciones de absoluta libertad e igualdad, que en el fondo, para el
libertario, no son sino aspectos de una misma idea”.
Fue un promotor de las ideas del mutualismo7: sostenía que hay mutualismo cuando los trabajadores
de una industria en lugar de trabajar para un empresario que se queda con una cuota de plusvalía,
trabajan unos para otros, contribuyendo a un producto común cuyo beneficio se distribuyen (Carrillo
Prieto I., 2017)
El mutualismo que promovió Proudhon implicaba la creación de una organización social amplia que no
necesitara recurrir a los poderes públicos para materializar el intercambio justo y equivalente. A través
del mutualismo el intercambio de bienes y servicios debía representar montos equivalentes de trabajo;
se otorgarían préstamos sin cobro de intereses a sus miembros, se pactarían servicios de policía, se
concretaría el intercambio con otras comunidades para beneficio mutuo, se aseguraría la asignación de
créditos a sus miembros y respaldo frente a las pérdidas.

Utopismo socialista en Latinoamérica

El movimiento político, ideológico y económico en Latinoamérica fue muy rico y diverso, pero estuvo
principalmente atravesado por las ideas europeas imperantes que se manifestaron como los centros de
poder político y social en los que la burguesía había accedido al poder.
Los principales referentes de este movimiento en Latinoamérica fueron artífices de un importantísimo
proceso de expansión ideológica que articulaba las ideas provenientes de los centros intelectuales del
mundo con la conformación de las nuevas sociedades con posterioridad al movimiento revolucionario e
independentista que marcaron a la gran mayoría de los países de la región (recordemos que podemos
ubicar el inicio del socialismo utópico a partir de 1815, momento histórico en que ya se habían
concretado las revoluciones de Mayo en Argentina, unos años después la declaración de Independencia
en 1816, la primera Junta de Gobierno en Chile en 1811, la instalación del Primer Congreso

7
En un sentido contemporáneo, Mutualismo es un sistema solidario de servicios mutuos, fundado en la asociación
voluntaria de personas que se unen sobre la base de objetivos comunes de ayuda recíproca. Presupone la ayuda entre
dos personas en forma recíproca, es decir entre iguales, “yo te ayudo y tú me ayudas” en un espacio que se denomina
MUTUO. Este encuentro de voluntades humaniza la coexistencia y produce el hecho de la paz social al hacer real el
NOSOTROS en abierta mutualidad. Para ampliar sobre el tema, sugerimos visitar
https://camargentina.org.ar/mutualismo/

7
Constituyente del Perú en 1822, la declaración de Independencia de Uruguay en 1825, por citar algunos
ejemplos).
Dijimos anteriormente que, por cuestiones metodológicas, al utopismo se lo ubica temporalmente entre
los años 1815 y 1848, pero es necesario remarcar que estas ideas “no murieron” ese año, sino que
lograron trascender los límites geográficos y temporales -incluso hasta nuestros días, porque muchas de
esas ideas aún siguen sobrevolando en el ideario de muchos sectores de la política-.

Así las cosas, las ideas del utopismo socialista se afincaron en las sociedades latinoamericanas, con
mayor o menor grado de lo que sucedió en Europa, pero con una importante impronta. Es por ello que
podemos afirmar que desaparecido el utopismo en Europa, sus ideas se mantuvieron por algunos años
en los países periféricos que giran en su órbita intelectual y donde las condiciones de estructura social,
política y económica estaban más atrasadas (Rama C., 1977).
Incluso, es interesante destacar que el movimiento literario de la región impulsó y promovió las ideas
del socialismo, no desde una perspectiva política sino más bien como un medio de difusión y de adhesión
a un público no politizado. Lo que sucede es que el bagaje de ideas socialistas pudo inmiscuirse a través
del arte, lo que permitió consolidar la idea de un nacionalismo popular y democrático en los países que
comenzaban a definir su fisonomía institucional y política. Ideas tales como la igualdad, la fraternidad
universal, la creencia en el progreso, la idea de perfectibilidad del ser humano, la valorización de la
educación, etc8. lograron hacerse presente en Latinoamérica a través de un grupo de intelectuales de la
época. Así, sostiene Rama C. (1977) en relación a la propagación de las ideas del socialismo utópico luego
de consolidadas las revoluciones independentistas en el continente que “en esos años difíciles (...) se
manifiestan las primeras ideas socialistas, a cargo de los jóvenes intelectuales o de portavoces cultos de
la inmigración europea, que darán la definitiva faz social de esta región”
Podemos mencionar a personalidades destacadas como Flora Tristan y a algunos miembros de la
Generación del 37, entre ellos, Esteban Echeverría9, Domingo F. Sarmiento, Juan Bautista Alberdi,
Bartolomé Mitre, además también Miguel Cané, Juan María Gutiérrez, entre otros. (Rama, C., 1977).

Comentarios finales

El socialismo utópico fue, en líneas generales, un sistema de ideas de difícil aplicación práctica. De hecho,
fue y sigue siendo centro de críticas de muchas corrientes económicas por su “idealización” de una
sociedad perfecta, justa e igualitaria.
Sin embargo, a esta altura debemos preguntarnos cuál es la importancia de esta corriente de
pensamiento puesto que todavía la seguimos estudiando. Creemos que la respuesta no es una, sino que

8
No es un dato menor tomar (en ese contexto histórico) alguno de los objetivos plasmados en el preámbulo de la
Constitución Nacional de 1853 (primera constitución) que entre otros objetivos sostiene “afianzar la justicia (...),
promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para
todos los hombre del mundo que quieran habitar el suelo argentino (...)”.
9
Tras su estadía en París, Esteban Echeverría retorna a la Argentina influenciado por el socialismo utópico que arreciaba
en Francia y cuyas teorías propagó en círculos intelectuales de su país. De allí surge la fundación en 1838 de la Asociación
Joven Argentina, influenciada profundamente por los ideales de Saint Simon (1760-1825) (Moran Beltrán, Lino y otros,
2021).

8
podemos detectar varios aportes a la ciencia económica, a la sociología y a la teoría de la ciencia política.
Entre ellas podemos mencionar que en primer lugar reflejó con acierto los excesos e injusticias que
generó el sistema de producción capitalista; centró sus ideas en la defensa de los intereses colectivos;
forjó las bases para la construcción de lo que hoy conocemos como derecho del trabajo y derecho de la
seguridad social; estableció principios del sindicalismo, el cooperativismo y el mutualismo; expresó la
necesidad de un nuevo orden social que sea respetuoso de la dignidad humana y de la persona misma
como parte de un complejo entramado de relaciones de producción; fue la antesala a del movimiento
obrero organizado; despertó -quizá- la conciencia de clases al poder diferenciar la posición de los
capitalistas -dueños de los medios de producción- y de los trabajadores; generó la necesidad de
redimensionar el valor de la persona en un contexto hostil que aprovechaba al máximo a los
trabajadores en pos de la maximización de ganancias; planteó la necesidad de un sistema de producción,
de relaciones económicas y de relaciones sociales diferente al que estaba siendo implementado, como
una manera alternativa de apreciar la realidad y buscar una sociedad más justa; entre otros aportes.
Sí, es cierto, quizá este conjunto de ideas utopistas no fue más que una linda y plausible expresión de
deseos; pero fue la antesala de muchas de las ideas que al día de hoy siguen vigentes aunque se quedó
estancado a medio camino por no proponer un método para lograrlo.
De hecho, planteó la necesidad de una sociedad más justa, colaborativa e igualitaria que preste atención
a los intereses colectivos por sobre los individuales; objetivo que todavía persiguen alcanzar muchas
sociedades contemporáneas en muchas partes del mundo, que pareciera efectivamente ser una
verdadera utopía.

Bibliografía

ASTUDILLO MOYA, Marcela: “Fundamentos de Economía”. (Jorge Federico Paniagua Ballinas,


colaborador). - México: UNAM, Instituto de Investigaciones Económicas: Probooks, 2012.
CARRILLO PRIETO, Ignacio: “Proudhon, revolucionario marginado por la revolución”, capítulo del libro
“Rebeldía y desobediencia (reflexiones jurídico-políticas). Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Universidad Nacional Autónoma de México. 2017. Disponible en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/4312-rebeldia-y-desobediencia-reflexiones-juridico-
politicas

EKELUND, ROBERT B. y HÉBERT ROBERT F.: “Historia de la teoría económica y de su método” 3era edición.
México D.F., Mc Graw Hill Interamericana, 2006.

GIDDENS, Anthony: “El capitalismo y la moderna teoría social”. 5ta edición (en español). Barcelona,
España. Editorial Labor, 1994.

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teoría del sistema federal”. Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 8, núm. 17, septiembre-
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en https://www.redalyc.org/pdf/628/62821337011.pdf

MÁRQUEZ ALDANA, Yanod y SILVA RUIZ, José: “Pensamiento económico con énfasis en pensamiento
económico público”. Bogotá, Colombia. Escuela Superior de Administración Pública, 2008

9
MORÁN BELTRÁN, Lino y otros: “De la recepción del socialismo utópico en América Latina al marxismo
crítico de Ludovico Silva”. Revista de Ciencias Humanas, Teoría Social y Pensamiento Crítico. Universidad
Nacional Experimental Rafael María Baralt Maracaibo, Venezuela. Nro. 13. Año 09. Enero-Junio 2021

RAMA, Carlos M.: “Utopismo socialista (1830-1893)”. Venezuela. Editorial Fundación Biblioteca
Ayacucho, 1977. Disponible en:
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20190906103755/Utopismo_socialista.pdf

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