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BUEH HUMOR 4 0 CENttMOS

-^Qué tal el concierto don Filomeno?


-Ño sé ; no he oído nada porque los músicos no dejaban de tocar.
Dih. SAMA. Madrid.
HISTORIETA SIN PALABRAS
(De // Travaso delLe Idee.)
BÜBN HUMOR

Nuestros Concursos
EL DEL MES DE DICIEMBRE

¡ Ojo, señores ! Nos encontramos a la vista del treme-


bundo concurso oorrespondknte al último mes del año,
al mes de diciembre, como ya se habrán dado cuenta. Se
trata de lo siguiente : En una céntrica calle de esta Muy
Heroica Villa, existía hace afios una valla de madera
muy semejante a las demás vallas de madera. Pero ésta
tenía la particularidad que una mano desconocida, al pnr
que mugrienta, había escrito una frase que pronto se hizo
popular y freciuente. Al edificarse el solar a que pertene-
cía la valla, ésta fué desmontada. iLas maderas fueron
vendidas, y al cabo de los años, acopladas a otro solar,
donde actualmente presta sus servicios en 4a forma que
ustedes ven. Ahora bien, el letrero famoso y popular,
estaba de la forma que pueden contemplar a la derecha.
Si alguno de nuestros lectores y lectoras recortan, re-
construyen y nos envían el letrerlto, se llevarán una ale-
gría, al par que

100 PESETAS
que, como de costumbre en nosotros, constituyen el pre^
mió de concurso presente. ¡Ah! CI conourso se cierra
para siempre el din de San Silvestre, 31 de diciembre, a
las doce menos cuarto de la noche, para que nos dé tiem-
po de ir a la Puerta del Sol a comer las uvas.
ÉVÉÍitíVMOÉ

NUESTROS CONCURSOS
EL DEL MES DE NOVIEMBRE
Segunda lista de solucionistas
Ramón Jiménez, de Jaén. Cédula 80.029, de Madrid. M. M. M. 13, de Gerona.
Salvador Dasi, de Valencia. Carmen Cuadrillero, de Madrid. C. S. P. A. P., de Tarragona.
León Cembrano, de Madrid, cuatro Fernando García, de Melilla. Manuel Rivero, de Casablanca.
soluciones. Cinteta Serres, de Argentera. Jesús García, de Valencia.
Aurora Espantaleón, de Madrid. Cinta Piqué, de Argentera. María del Carmen Serrano, de Ma­
drid.
Servando Crespo, de Bilbao, cuatro
soluciones.
María de los Dolores Martínez, de
Madrid.
Alvaro Fúster, de Barcelona, dos
soluciones.
Isabel Martínez, de Madüd.
Dolores Anguera, de Argentera.
José Irureta, de Madrid.
José Luis Herrero, de Alicante.
Bernardino Torres, de Barcelona.
Mariano Pomer, de Barcelona.
Ramiro Serres, de Tarragona.
C. C. C , de Madrid, tres solucio­
nes.
Anita González, de Barcelona.
Enrique González, de Barcelona.
José Alguero, de Requena.
Rafael Solís, de Melilla.
Esteban Gómez, de Madrid.
Carmen Manzano, de Madrid.
Jesús Torres, de Alar del Rey, tres
soluciones.
Miguel Gómez, de Madrid,
Javier González, de Madrid.
Paquita Jiménez, de Melilla.
M. Sánchez Priede, de Madrid.
José Luis Manzanaro, de Madrid.
Emilio Panach (S. U. C. E.),
Cédula número 80.028, de Madrid.
Jesús Delgado, de Ribadesella, dos
soluciones.
Thomas Gunn, de Essex (Inglate­
rra).
Salvador Bach, de Barcelona.
Federico Blasco, de Madrid, dos
soluciones.
Luisito Semper, de Melilla.
Antonio Azcarreta, de Bilbao.
Julián Usandizaga, de Barcelona.
José Félix, de Madrid.
Benito Zarate, de Llanes.
Rogelio ligarte, de Reinosa.
Amos Literas, de Santander.
Tránsito Zancada, de Zamora.
Ricardita Roger, de Puljícerdá.
Asunción Pérez, de Toledo.
Enriqueta Palacios, de Molledo.
Aurora Cresp>o, de Getafe.
Sixto P. Andrés, de Infiesto.
BUEH HUMOR
SEUANARIO ILUSTRADO
Madrid, 13 de diciembre de 1951

A R T Í C U L O S D E HISTORIA

LA C O P A D E GINEBRA
El siglo XIX (hoy vengo dispuesto detalles y detalles? He aquí una pist i do, barbudo, ¡espeso — era — podemos
a todo), tan extreñido de logros co- Mientras el hombre actual— este í^firmarlo^—un frenético colleccionista
mo fecundo en vagas especulaciones, hombre sin americana, sin sombrero, de memudencias, un exaltado amador
dio al mundo, y más que al mundo a sin bigote, sin barba y sin dos rea- de superfluidades, un acumulador de
esa parcela de humanidad que se le- les—huye de todo lo que sea ador- minúsculas realidades.
vanta temprano para visitar los mu- no y detalle, el hombre enchisterado Vista la célula de nuestra teoría,
seos (cada uno tiene sus gustos), una del siglo XIX gozaba horrores orlán- sigamos barrenando.
procelosa, una insospechable riada de dose el mentón con los mirtos adustos Si el hombre del siglo xix era un
cuadros realistas. Todos esos cuadros de la sotabarba, impulsando, por la ser paranoicamente realista, ¿qué ha-
que pueden ustedes contemplar len esclusa de las orejas turbulentas ca- bía de salir de su pincel cuando, pa-
el Museo de Arte Moderno (a mí me taratas pilosas y cometiendo actos de ra desdicha de sus padres, abrazaba
lo han prohibido los médicos), en los verdadero sabotaje para que no se la profesión de pintor? Pues había de
que sus autores se afanaron, por rete- inventara el baño hasta unos lus- salir justamente lo mismo que alen-
ner, pelo por pelo, botón por botón, • tiros después. taban SU'S axilas hidrófobas en el aje-
arruga por arruga, los más interesan- El hombre del siglo xix—abigota- treo de (dos lanceros» o en la cere-
tes momentos de la historia monia parsimoniosa del ciri-
patria, ora—las cinco—en su godón» ; esto es : realidad,
aspecto público, o r a—las copiosa y acre realidad, Ho-
cinco y diez—en su íntimo racio.
recato. Así fué como pudo venir
Testigos silenciosos, col- a este mundo ese género
gantes y neurasténicos de pictórico que dio al Museo
mis afirmaciones : La inva- de Arte Moderno el solita-
sión de los bárbaros, La rio e intranquilizante per-
muerte de Séneca, El testa- geño de un lazareto. Así, y
mento ológrafo de Doña nada más que así, fué como
Berenguela, Lecciones d e nacieron los cuadros de his-
gramática al cardenal Men- toria. ¡ Qué le vamos a
doza por un tio suyo, herma- hacer 1
nó de su padre, que el po- Yo, señores diputados, me
bre murió de fiebres tifoi- traigo una enmienda en el
deas..., etcétera, etc. bolsillo...
Si yo estuviera de mejor Pretendo, por las buenas
humor, aquí terminaría el o por las malas, cobrar unos
exordio de este importante cuantos artículos de histo-
trabajo. Pero como vengo ria, género literario en ma-
dispuesto a todo, según he nifiesta descomposición.
tenido el honor de consignar
un poco más arriba, pre-
gunto a ustedes : ¿A qué
se debía aquel extraño afán El articulo histórico que
de manchar lienzos y lien- va a deslizarse por la cuca-
zos con una bronca fami- ña de mi estilográfica, es
liar entre Felipe II y su muy bello.
aguerrida esposa la princesa
Es aquel instante, preña-
de Eboli? ¿De qué ansia
do de emoción, en que los
honda o subcutánea solici-
tación emergía aquel ham- políticos i'ustres que repre-
bre insaciable de detalles. sentan a Inglaterra, Fran-
Dib. SiLBNO. Madrid. cia, Austria, Alemania y las
ÉVEN HÜMOÉ
R. R. S. S., en la Conferencia del De- Lloyd George recuerda que en aque- Marsellesa con contrapunto de IM
sarme universal, ponen fin a sus hu- llos momentos, además de Lloyd Geor- Madelon», y aquí termina toda la di-
manitarias conversaciones y se dis- ge, es Inglaterra, y, asegurándose el cha de la jornada, porque por el ves-
ponen a abandonar Ginebra, sin pér- mon<5culo de la diplomacia (i), se- tíbulo avanzan, uno tras otro, los re-
dida de momento, para liarse a cons- pulta tres dedos en el bolsillo del cha- presentantes de Austria, Alemania y
truir cañones, tanques, submarinos, leco, prende dos libras y las deja caer, Rusia.
torpedos, acorazados, gases y bacilos. 5 toe, toe!, en la sudosa mano del es- El «groom» sabe perfectamente que
Sí; debo recordar—y lo recuerdo— clavo con elegantísimo ademán. en Suiza las botellas de cerveza, se
que por aquel entonces las monedas ¡ Bello gesto! etiquetan con billetes de diez mil co-
de los distintos países allí reunidos El <(groom)), emocionado, ataca el ronas. No ignora, tampoco, que el mi-
estaban que era una pena por el si- God s^uve our graaious King, pero llón de marcos es rechazado en los
guiente orden de aflicción: Inglate- tiene que interrumpirlo en el tercer bares latinos a cambio de una anchoa
rra, con su libra poderosa (¡ que tiem- verso, porque monsieur Barthout, que de lata. iNi que los soviets velan in-
pos aquellos, señor Elgorriaga); Fran- ha requisado la escena, se dispone útilmente para estampar el número de
cia, con su franco a 16, y Austria, a salir, y, por el momento no con- billetes necesarios para adquirir media
Alemania y Rusia, con unas ganas viene particularizar el entusiasmo. En libra de caviar.
enormes de ver, aun que sólo fuera un vista de ello, el «cgroom» se limita a Asi que cuando el re^presentante de
sujetador de oro. lanzar un pálido viva al Reino Uni- -Austria recoge de un ángulo del vestí-
Todo se halla dispuesto para la par- do... hasta ahora. bulo una maleta gigantesca y avanza
tida. iLos diplomáticos, que se hos- u^ todo esto, monsieur Barthout, con ella hacia el botones, éste, que
pedan en el mismo hotel, han pedi- político sagaz, ágil deportista y ede- ha decidido una prudente inhibición,
do la cuenta de sus dispendios pa- matoso ciudadano, ha ultimado un rá- pregunta sin excesiva amabilidad :
cifistas, y la ojean con las cejas tren- pido cálculo mental. —¿ Dónde quiere el señor que se
zadas. —iLas libras, a setenta... ; siete y lleve eso?
Aun cuando las notas advierten con siete, catorce... Ciento cuarenta fran- •—¿Dónde?—replica el enviado de
letra redondilla que, <(para mayor co- cos... Bien. la iBallplatz—. ; A tu casa ! Es la pro-
modidad de los señores viajeros, en Y en el acto, metiendo mano a la pina de Austria.
la cuenta va incluido un io> por 100 cartera, toma dos bilíetes^—uno de Y sin aguardar un segundo, gana
para la servidumbre», cuando los pro- cien y otro de cincuenta francos—y apresuradamente la puerta.
hombres llegan al vestíbulo del hotel, los hace llegar, planeando, sin motor, El representante de Alemania llega
la mano descarada y antirreglamen- hasta la mano del «groom»..., sudo- para entregar su óbolo.
taria de un (ogroom» se adelanta so- sa. (Creo que ya lo he dicho.) —¡ Este me dará un baúl—^piensa
licitando una nueva propina. 5 Hermosa réplica ! el muchacho.
El primero que la advierte es (Lloyd El «botones» destila sonrisas y pa- Y su sorpresa es extraordinaria al
George, que avanza sereno, majestuo- rabienes. Hay unos compases de La ver que él cachazudo teutón saca de
so, con esa marcha inglesa que tiene la cartera . un talón de ferrocarril y
algo de acorazado, boxeador y vi- (I) ¡Qué plancha si luego resulta se lo entrega con estas instrucciones :
rrey. que no ha usado monóculo nunca ! —^Esto es para que retires tu propi-
na... El vagón de billetes está en los
muelles de la estación desde esta ma-
ñana... Puedes ir a descargarlo cuan-
do gustes...
Sólo resta el enviado de las R. R.
S. S. y el «groom» decide huir antes
de que llegue.
Mas he aquí que su excelencia so-
viética galopa detrás del mozalbete,
lo agarra por el cuello, le mete en el
bolsillo lun envoltorio que pesa ho-
rrores y le dice con orgullo asiático :
—^¡Toma, son los clichés!... Pue-
des tirar todos los millones de rublos
que te dé la gana!...
Y al nnutis.
Claro que si aquello en vez de ser
un acto transcendentalísimo para la
humanidad, hubiera sido un partido
de rugby o de bailancesto, no tendría-
mos más remedio que adjudicarle la
copa al político ruso. ' '"
—Y cuando robaste, ¿ no pensabas en tus pobres Una copa de Ginebra.
padres? Naturalmente.
—No, señor ; tampoco ellos me dan nada de lo que
roban. Por la exhumación histórica,
Dib. APARICIO. Madrid. IL. PlEiJTAIN
BUEN HUMOR

-¡ Adiós, Po'ito! Tú siempre de la Ceca a la Meca.


-No, chico. Ahora es a la taqui-meca.
Dib. RAMÍREZ. Madrid
nuEN mníon

NOTICIONES SORPRENDENTES
DE "BUEN HUMOR'^
En Nueva Y o r k se h a desencade­ que escribimos e s t a s ' líneas. A pesar agentas de policía que corten por
nado el otro día u n a espantosa huel­ de la amistosa intervención de las au­ donde quieran, puesto que ellos no
ga general de sastres, que continúa, toridades, los huelguistas se niegan a piensan cortar por n i n g u n a parte.
cada vez m á s tremenda, a la h o r a en volver al trabajo y h a n dicho a los H a y quien dice que se t r a t a de u n a
huelga revolucionaria encaminada a
dejar en cueros a los capitalistas, y
so asegura que el Gobierno tiene to­
dos los hilos de la t r a m a en sus m:\-
nos, a u n q u e otros sostienen que, los
que tienen todos los hilos, son los
sastres, p a r a evitar que, en ausencia
suya de los talleres, cosa el que no
debe coser, cosa que podría suceder
muy fácilmente.
L o que m á s lamenta el vecindario
neoyorquino de esta huelga, es que,
[)or culpa de ella, se va a quedar
América sin americanas y esto p u e ­
de perjudicar al turismo de un modo
trágico y espeso.
Y, a todo esto, se suceden los actrs
de sabotage y de violencia ; los pode­
res públicos n o se deciden a ponerse
los pantalones (sin duda porque los
huelguistas los han dejado .sin termi­
nar) y los sastres, a ciencia y pacien­
cia de autoridades y guardias, hacen
m a n g a s y capirotes, a u n q u e lo de que
hacen m a n g a s n o deja de ser u n a ilu­
sión de los habitantes de Nueva York.
L a s precedentes noticias nos han
sido transmitidas por el telégrafo, y
suponemos que no tendremos aue de­
cirles a ustedes que por el telégrafo
sin hilos, porque, repetimos u n a voz
m á s , que, hasta que n o termine la
huelga, es tonto pensar en que allí
haya nada con el menor hilo dispo­
nible.

El robo m á s inexplicable que ha te­


nido lugar en el m u n d o fué el del
reloj de oro que le quitaron a un ca­
ballero, llamado Rosendo Corcabuey,
a la salida de la iglesia de San Luis.
P o r q u e han de saber ustedes que el
reloj tenía cuerda y tenía cadena, ccn
lo cual parecía que era imposible qiie
se e s c a p a s e ; y, sin embargo, salió
a n d a n d o con el ladrón y esta es la
hora en que no ha vuelto.

-Mis ideas sobre la música son b a s t a n t e confusas.


- Y o también t e n g o radio. U n distinguido d e m e n t e , avecinda­
d o en el confortable m a n i c o m i o de
Dib. OscAB. Madrid. Leganés, nos ha remitido un pensa-
ni ES ¡WMon

miento filosófico para que le publique-


mos en las columnas de este estrepi-
toso s e m a n a r i o .
Dice así la literaria meditación del
aludido mochales :
((Tengo u n a envidia rabiosa y atroz
de la letra del t a n g o argentino ¡ Vira,
yira !... ¡ ¡ Y es |)orque yo soy loco
r e m a t a d o v ella es tonta nada m á s ! !»

El lunes pasado puso fin a sus


días, y Mipnnemos que a sus noches,
el guar<_ii,M de Seguridad Emeterio
Marino, en condiciones verdadera-
m e n t e horrorosas y espeluzadoras.
Cogió la pistola d e r e g l a m e n t o y
se la aplicó a la cabeza ; y después El botellero.—¿Tiene usted cascos?
de oprimir el gatillo siete veces, fa- La señora.—¿Pero usted cree que yo soy u n a m u ' a ?
lleció en medio de atroces sufrimien-
Dib. STANLEY. Albacete.
tos, y decimos esto porque como el
a r m a falló las siete veces, el infeliz
suicida tuvo que abrirse con ella el
cráneo a golpazo limpio y persisten-
te. Y . menos mal que le salió bien.
C o m o el suicida no sabía escribir
con la claridad y la ortografía debi-
das, no dejó) carta p a r a el juez, pero
1; avisó por teléfono para que se per-
catase bien y no cornetiera la injus-
ticia de culpar a o t r o de su m u e r t e .
Se saben perfectamente las razones
que E m e t e r i o Marino t u v o p a r a a b a n -
donar este valleinclán de l á g r i m a s .
Son las siguientes : en 3 de noviem-
bre pasado pidió seis duros a un ve-
cino, y en 21 del m i s m o mes solicitó
cincuenta rea'es de un a m i g o de la
infancia. No pudo devolverlos, y te-
meroso de que las autoridades supe-
riores se enterasen de que un g u a r d i a
daba sablazos sin recibir las órdenes
pertinentes para ello, adoptó la horri-
ble resolución de quitarse de en
medio.
C o m o nota curiosa, diremos que
p r i m e r a m e n t e pensó suicidarse arro-
jándose al paso de un tranvía, pero,
c u a n d o el tranvía llegaba, era tal la
fuerza de la costumbre, que lo t o m a -
ba en m a r c h a , no lo p a g a b a de nin-
g u n a m a n e r n v lo dejaba a la media
hora de darse el g r a t u i t o paseo, que-
dándose tan vivo como antes.
Y para no quebrarse má> la ca-
beza con t a n t o s inconvenientes, resol-
vió quebrársela con la pistola.
¡ Descanse en paz !
Y eso que, co^mo todo guardia cons-
ciente, ya ha descansado bastante en
vida, gracias a Dios.
Pero, en fin, que siga descansando.
Ella.—¿De m o d o q u e ayer te sorprendió la quie-
bra d e tu b a n c o ?
El banquero.—No, querida ; n o m e sorprendió.
En ciertos pueblos de Escocia, unos Dib. ALLOZA. Madrid.
BUEN HUMOR

e' fin se hubiera puesto también bo-


rracho como el cabo...
¡ El mal ejemplo !
«*«
El ilustre y por todos conceptos ad-
mirado cardenal Richelieu fué el
hombre que pronunció más !>ellas fra-
ses en los momentos más culminan-
tes de su existencia.
Se recuerda muy frecuentemente
l.T que dijo el día que le sacaron una
muela.
Fué ésta :
-¡¡¡Ayü!

El bolsista más eminente del mun-


do reside en París y se llama Jean
Barboteau.
Es un hombre que adivine las co-
tizaciones veinticuatro horas antes de
producirse y que tantea el a'za y baja
de los valores con un talento que le
AYER tuerce la nariz al profano.
Jean Barboteau observa el franco,
Los enfermos esperando turno en casa del doctor para solicitar los au- toma en peso la libra, vigila el dólar,
xilios de la ciencia. tantea el escudo, mide la corona, es-
tudia el marco y pulsa la lira.
Si tocase la guitarra, sería un hom-
bre completo.
días antes de la Nochebuena, la gen- Menos mal que, a la hora en que
te toca la gaita. estamos dándoles a ustedes esta noti- Por muy charlatán que sea un man-
En cambio, en España, antes de la cia, se ha conseguido que desaparez- co, no hay forma humana de que
Nochebuena, no toca más que el ca la borrachera al cabo. hable por los codos.
gordo. Al cabo y al fin.
' Claro que al que le toca, porque Aunque nosotros np sabíamos que ERNESTO POLO.
al que no le toca, lo que 'e toca es
fastidiarse íntegramente.
Pero todo es tocar, que es lo que
pretendíamos decir.

»* »
El otro día, y en un país eminen-
temente agrícola, algo alejado de Es- ' ^
paña, y un poco más de Portugal,
acaeció una barbaridad que no tene-
mos más remedio que referir. .J^ ^
Un cabo del Ejército fué víctima ^^•^rp
de tan dislacerante borrachera, que ni
con amoníaco, ni con doce horas de / ^ ^ 9
sueño, ni con duchas de agua helada,
ni con amenazas de fusilamiento, se F^^^ ^=X>'
consiguió que la curda desapareciese
avergonzada.
Los doctores ilustres del país qui-
sieron estudiar el caso ; y después de
una quemazón de pestañas que duró Wr > vf^
L^
.\ Uf J»
wm^Á
novecientas horas, dieron cor. la solu-
ción del formidable misterio. {m^ •w^
Parece ser que el interfecto había
sido invitado a una copa de coñac 4 J M *&* ^ \ > -
jZSiíSfrtty^^^
tres estrellas, y que ésta era la causfi
de la desaforada pítima. MAÑANA
¡Está claro!... Ofrecerle tres estre-
llas a un cabo, es para que el cabo Los doctores esperando turno en casa del enfermo para ofrecerle los
gí maree de una manera vergonzosa. auxilios íi« la ciencia.
BUEN HUMOR

DICCIONARIO BURLESCO PARA EL EXCURSIONISTA


Atajo.—Serie de obstáculos que se en busca del aire puro y el dolor de al tiempo que echan pon el aire los
utiliza para llegar a la estación dos pies. zapatos.
iminutos después de haber salido el Mal humor.—^^.'Vcompañamiento mo- Pueblo.—^Peligrosa colmena de abe-
tren. lesto que surge a los siete kilómetros jas vagas y enemigas del aseo.
Cielo.—Nombre que damos a cual- de marcha. Marumtiai.—'Utopía con que se sue-
quier compañera de excursión a la ho- Culebra.—Reptil que simulan ver las ña a la hora de almorzar.
ra y media de habernos extraviado señoritas, cuando desean hacerse las Sueño.—(Manantial de reposo que en-
juntos. interesantes, emitiendo unos grititos. venenan, durante la digestión, las
Víboras.—iComadres campestres que
se distinguen de sus congéneres de la
ciudad en que no dejan quemar las
patatas mientras charlan con las ve-
cinas.
Cardo.—^General de la Guardia ci-
vil que ha adoptado ima configuración
insospechada!
Pinceles. — Armas emponzoñadas
que—sin respeto a la sensibilidad ar-
tística del prójimo—^emplean algunos
excursionistas para desfigurar sobre el
lienzo los crepúsculos, los rebaños y
los grupos de árboles.
Guía.—Volumen útil para desorien-
tarse. (Si es de carne y hueso cuesta
un duro y varios pitillos y obliga a
bostezar frecuentemente con sus indi-
caciones.)
Refugio alpino.—Lugar que los ex-
cursionistas pueblan de diálogos, can-
ciones y cascaras de naranjas.
Roca.—^Plataforma pétrea que sólo
sirve para que las mujeres luzcan las
piernas ante los hombres que están de-
bajo.
Gracioso.—.Animal de la peor casta
que se une a todos los grupos de via-
jeros y sólo cesa de ser intolemable
• cuando se le arroja por algún ba-
rranco.
Cayada.—Artefacto que se enreda
entre las piernas o salta un ojo al
que está ceroa de Siu poseedor.
Merienda.—'Menú compuesto eterna-
mente de tortilla y filetes empanados
que, con el aditamento de varias do-
cenas de hormigas, devoran los ex- j^6l<l>fí(jEK.
cursionistas sentados en el duro 'suelo
entre ima y tres de la tarde.
Alpinismo.—ilVlasonería de los ene-
migos del ascensor.
Estación.'—.Sitio infecto donde a la
ida nacen grandes proyectos, y a la
vuelta, el firme propósito de no rein-
cidir, a
Vagón de tercera.—Inquisición del
dinamismo moderno.
—¿Me dau.sted un bote de mermelada de cabello de ángel...?
Ferrocarril. — Pcigaso antiestótico —¿IM quiere u.íté ondulado...?
que emplean los excursionistas para ir Dib. CASERO. Madrid,
lO BUEN HUMOR

Nieve.—iBroma de la Naturaleza, a
base de frío y resbalones, que se an-
toja deliciosa a cincuenta kilómetros
de distancia.
Pinchos.—Plaga campestre que co-
mienza arañando las pantorrillas y
termina incrustándose hasta en los ali-
mentos.
Gusano de luz.-—Sereno rural que
no es de Galicia.
Tormenta. — Conflicto líquido que
horripila a los excursionistas como el
final de mes a los matrimonios con
seis hijos.
Sol.—Huevo frito de gran tamaño
que se saborea en enero y da náuseas
en agosto.
Posada.—^Tugurio infecto donde se
come tocino y pan negro, y llámase
lecho al cuartel general de miríadas
de insectos enemigos del hombre.
Campo.—'Lugsx donde los seres hu-
manos centuplican la fatiga adquirida
en la ciudad. (El más inofensivo es
el de gules, que no figura más que en
los blasones heráldicos.)
Lobos.—'Bestias salvajes que se di-
ferencian del hombre en que no co-
men el cordero con tenedor.
Sierra del Guadarrama. — Sistema
orográfico situado a poca distancia de
—Usted tiene buena memoria, ¿verdad, señor Pérez? Madrid, casino de pulmonías y clave
—¡Phs! de la ruina de muchos veraneantes.
—Bueno, pues recuérdeme a fin de mes que le despida. Automóvil. — 'Medio de transporte
Dib. PoNiTO. Jerez. que dignifica las excursiones y las em-
presas de pompas fúnebres.
Ocho de la mañana.—Hora que Jas
personas inteligentes consagran al sue-
ño y los excursionistas a apretujarse
hierbas, las piedrecitas, las hormigas, Excursionista. — Alacrán que acos- en los andenes.
las. moscas, el sol y otros alicientes tumbra a cazar las mariposas. Morral.—Joroba deportiva donde el
de la Naturaleza. Carretera. — iLargo film presidido ((jersey» se mancha de grasa y se ex-
Kodak.-—Aparato costoso y venera- por el polvo, y en el que se suceden travían los paquetitos de oaldo (cMag-
dísimo que recompensa la inmovili- los ventorros, las parejas de la Guar- gi».
dad momentánea de los excursionistas dia civil y los vuelcos de automóvil. Cantimplora.—-Recipiente donde Jle-
regalándoles por m etemus el espec- Carretero.—^Bípedo alcohólico y ves- vamos un agua que siempre se ca-
táculo de su idiotez colectiva. (Tam- tido de pana que circula por las ca- lienta para terminar no bebiendo más
bién es útil para las puestas de sol, rreteras. que vino.
los rebaños y acostumbrarse a llevar Burro,—Excursionista irresponsable, Pastor.-—Bestia inclasificada que di-
el morral con precaución.) de ideas cortas y orejas largas, so- rige a otras bestias de sencilla cía—
Perro.—Hombre superior que come bre el que suelen cabalgar otros ex- s!ficaci(5n.
y duerme en el campo sin termo, cursionistas de orejas e ideas más re- Posaderas.—Carnosidades que se re-
horario de trenes ni tafetán inglés. ducidas. recen los alimentos sin consultar a la
Flores.—^^Cosas inútiles de las que Hectámeiro.—^Bloque de piedra, si- Junta Central de Abastos.
se antojan las señoritas cuando las tuado al borde del ca'mino, donde se Posaderas.—iCarnosidades que se re-
ven al borde de un barranco o un es- sienta el viajero para quitar las chi- sienten después d'e un prolongado con-
tanque en los que puedan caerse los nitas que le molestan en el calzado. tacto con las rocas.
caballeros. Kilómetro.—Extensión que se alar- Puente.—Artilugio de piedra o ma-
Alacrán.—iFilósofo provisto de larga ga según el cansancio. dera colocado sobre los ríos y que
uña que para no ver a los hombres Ida.—ILapso de tiempo poblado de nunca se encuentra cuando hay «nece-
reside debajo de las piedras. cánticos y risas. , sidad de trasladarse a la otra oriilla.
Mariposas.—Poetas que, por la mis- Vualta.—ILapso de tiempo pictórico
ra razón que los alacranes, se apre- de silencio, picores y pensamientos
suran a desaparecer en el espacio. desagradables. iLuis ARDILA,
BUEN HUMOR tí

LA BARAJA

LA
ÚLT/MA
CARTA

Dib, GARKIDO. Madrid.


la BUEN HUMOR

ELOGIO DEL ULTIMO TRANVÍA


' Al filó <Je l a s dos «1 último tranvía con odio a estos pobres tranvías que dado dormido. Y e s t a m o s frente a su
r<>mf)e la noche con su deslizar chi- les roban un seguro p u ñ a d o de viaje- casa. •; E h , don Antonio, que ya ha
r r i a n t e y el tintineo de áu timbre. ros. llegado usted !
I El último tranvía avanza ipor las Si'n emtoargo, el ú'timo tranvía es el •—¡Ah, g r a c i a s ! Este sueño... Bue-
cilles solitarias, junto a Jos árboles •más amable, el m á s acogedor. En su n a s noches, señores.
adormilados de los parques y los fa- interior se apiñan y cabecean, con- — Q u e usted descanse.
roles de gas, únicos que resistieron la cediendo al siueño un anticipo, mayor —Hasta mañana.
m a d r u g a d a ; avanza rápido, como si n ú m e r o de personas q u e de costumbre, —^¡ Q u é b u e n a .persona es !—comen-
tuviera sueño y confiase a un postrer y una cordialidad sincera, lograda du- ta uno de los viajeros cuando don An-
esfuerzo el llegar antes a la cochera. r a n t e noches y noches, reina entre to- tonio 'ha descendido—. L e conozco
En derredor suyo el empedrado va ilu- dos. Sí. iLos viajeros del último tran- hace doce a ñ o s .
minándose con una luz dorada. vía son siempre los m i s m o s , se cono- Y con una incongruencia que pasa
• L a s calles saludan al último tran- cen entre sí y se aprecian. iLes ha desapercibida, añade :
vía con insospechados ecos nacidos en- unido la convivencia en el mismo ba- —L'Xdemás tiene la colección de capi-
tre las sombras, y entre estos ecos y nrio, ya que no en la m i s m a calle, cúas m á s interesantes del m u n d o . L a
el; repiqueteo del timbre se entabla un y ese afecto, esa dulzura un poco in- E'mpresa ha intentado comprársela,
diálogo de despedida. fantil q u e da al h o m b r e el cansan- para publicarla en unión de un retrato
•;EI último tranvía es como el super- cio. d e él y un anuncio que dijese : «Don
viviente de una raza de m o n s t r u o s . —^Buenas noches, señores. Antonio G a r c í a , probo funcionario de
.Son trasnochadores solitarios, verdade- —^Buenas noches, don Florencio. Hacienda' que ha dedicado su vida a
r a s misántropos, o, por mejor decir, ¿ Y a de r e t i r a d a ? coleccionar billetes capicúas de los
pebres animaJes rendidos y somnollen- —iSí. ¿Y u s t e d ? tranvías de esta ciudad y ha logrado
tds. —^También. Leocadia se inquieta reunir un crecido n ú m e r o de tíllos.»
, Yo siento por él una simpatía gran- cuando advierte que he perdido el úl- Pero don .Antonio, q u e es la modestia
df. E s el que soporta los m á s rudos timo tra-nvía. L a pobre, con sus ner hecha persona, se ha negado, no obs-
afaques del público y el íiiayor peso. vios... t a n t e l a s interesantes ofertas que le
Atíemás todos le desean y nadie le •—Yo es que como me levanto a h a n hecho.
cQmpadece. H a s t a los «taxis», quietos las mueve de la m a ñ a n a . . . H a y u n a p a u s a . U n o de los viajeros
junto al encintado de las aceras, miran —^Fíjese : don Antonio se ha que- ilee la crónica de sucesos de un diario
de la noche ; otro, unidas las m a n o s
• sobre el abdomen y caída la cabeza
sobre el pecho, ronca con estrépito ;
al lado suvo u n ioven se abstrae en
la contemplación de las p u n t a s de sus
zapatos.
Se detiene el tranvía.
—Que ustedes sigan bien.
—.Adiós. 'Hasta m a ñ a n a .
Los que quedan miran con envidia
al que se m a r c h a .
^ - E s e hombre — piensan — estará
acostado antes de que nosotros lle-
guemos a nuestras casas.

El último tranvía tiene un ambien-


te romántico y familiar. E s como una
casa de huéspedes movible a la que
sólo falta u n a mesa camilla en l a '
noches d? invierno {> un botijo en las
noches de verano.
Yo, qiue conozco su amable paz, su
dulce gesto acogedor, siento un gran
cariño hacia él.
-—Créame, es una desgracia eso de tener muchos hijos. .Sube usted a un ; Señor : resérvame siempre un hue
tranvía y se le van sesenta céntimos de una vez. quecito en el ú l t i m o t r a n v í a ! ¡.Aun-
—.Sí, pero en cambio tiene usted m á s probabilidades de que le den un que sea junto al trole !
capicúa.
Dib. MoNDR.AGÓN, Barcelona. JOSÉ S.INTUGINI.
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^»iA/ ^ rM/TO/
NUESTRA AVENTURA DE AMOR CON LA ACTRIZ ROSARIO PINO
H a celebrado su beneficio la actriz mo de subida y de bajada silenciosa, pal, charlando con usted. Usted, a lo
Rosario Pino. Mujer que supo, al pero yo puedo decir que desde en- mejor, se aburre en algún m o m e n t o ,
liaccr arte, ser mujer, sobre todo y tonces conozco perfectamente la sen- r; Quiere usted, en esos m o m e n t o s ,
ante todo ; y que supo, al ser nnujer, sación que sienten, sin duda alguna, llamarme, a ver qué p a s a ? » L a cosa
liacer arte vivo y único—^ese arte que los huecos de escalera de las casas no podía ser de m á s sentido común,
compendia su prodigio en la p a l a b r a donde hay ascensor c u a n d o el ascen- ni m á s sencilla. Y o soy un h o m b r e
((mujer», sin adjetivos posibles—, n o scr sube y baja... C u a n d o el abanico de gusto, a u n q u e ustedes se figviren
puede celebrar su beneficio sin que (h; pestañas subía y bajaba, subía y lo contrario ; y yo entiendo de arte y
nosotros le enviemos u n a flor, siquie- bajaba por el hueco de nuestra esca- de belleza, a u n q u e ustedes se crean lo
ra sea de papel, y de papel escrito, :-ra a'nímira u n a bola diez veces m á s ••ontrario. Los hombres oomo yo, que
como éste. g r a n d e que la de Gobernación, una entienden de eso, van a los Museos
La flor de nuestro homenaje consis- bola que aspiraba a subir al quinto y dicen : ((^;Me quiere dar u n a entra-
te en descubrir, en este instante, que cielo y que se quedaba atascada en da?» Lo m á s natural del m u n d o , ¿ n o
nosotros escribimos, hace años, una mi epiglotis. es así? Pues eso, lo n a t u r a l , fué lo
carta de a m o r a la actriz Rosairio ' Cuando, a los años que yo tenía que a mí, por entonces, se m e ocurrió
Pino. entonces, se encuentra uno unos ojos al saber que allí mismito, bajo mi
Vivíamos, ella y yo, en la m i s m a cortjo los que entonces tenía, y ahora tejado mismo, tenía yo u n a pieza d e
casa hace años—una casa, por m á s sigue teniendo esta mujer, se produ- Museo ; una V e n u s de cuerpo entero,
señas, de la calle de Jorge J u a n — ; ce, fatalmente, un fenómeno episto- con brazos y todo—entera—, y n o
ella, en e' principal ; yo, en el se- lar : se escribe u n a carta. O a los como otras... : se me ocurrió escribir
gundo. Cada vez que un servidor ba- ojos, o al juez. Si la carta se escribe pidiendo un pase de libre circulación.
jaba ü subía la escalera, y estaba al juez, se suicida uno en seguida. L u e g o no m a n d é la carta... ¡ L o c u -
Rosario Pino esperando a la puerta Si la carta se escribe a la dueña de ras que hace u n o ! . . . Y así quedó
del piso a que la abrieran—cosa que los ojos, se m a n d a la carta... o no. —como t a n t a s — , cortada 'en el pri-
sucedía varias veces, n o t a n t a s como i:\ \c(M's, no. E s t a vez. Y o n o le en- mer acto, aquella comedia mía que
yo hubiera querido—, los ojos de Ro- vié la i-:irla. P e r o la escribí; palabra. \ a a encontrarse a h o r a con su epílogo.
sario saludaban respondiendo a nues- Y no estaba mal la carta, no se ¿ P o r qué no m a n d é la c a r t a ? N o
tro saludo. Y o n o sé si eran los ojtis crean. Ni prometía iiu!r:rni-\ ni esta- sabemos... P e r o eso n a d a i m p o r t a ; lo
o . si eran solamente las pestañas ba en ver.so, ni nada. Decía sobre importante es que yo, ahora, estoy
—esas p e s t a ñ a s de curva de asta de poco m á s o menos : (¡Dos pisos m á s en situación de figurarime, c o m o a m í
tciro, t a n imponentes .y bellas como arriba hay u n a criatura que estaría m e dé la g a n a , los dos actos—segun-
las astas m i s m a s de un espléndido en sus glorias si pudiera bajar esos d o y tercero—de la comedia n o es-
Veragua—^quicnes producían aquel rit- dos pisos y encontrarse en el princi- crita.

~Y p a r a este primer vuelo, ¿ s e sentirá usted con condiciones de a v e ?


- C r e o que sí. Ya t e n g o carne de gallina. Dib. FiRLATiTO. Cáceres.
BLES ííiMijR
u
Claro que, estando en mi m a n o , Pero..., ¿ q u é hubiera pasado des- ejecutoria personal y cardíaca, un
había yo de figurarme, por supuesto, pués? ¿ Q u é substancia d r a m á t i c a hu- amor, un desengaño, una c a n a , de-
que la actriz hubiera dicho, de haber biera nutrido el acto del «nudo» m á s bidos a Rosario. Podría decir hoy,
recibido mi c a r t a : «Sí, por Dios ; o menos g o r d i a n o ? invitando a los amigos a que me
baje en s e g u i d a ! » . . . Y e s t a n d o t a m - H a y una comedia de lord D u n s a n y auscultaran : «"Escuchen mi corazón :
bién en mi m a n o suponer que se ha- que tiene un título breve, lacónico : falta un golpe cada cinco, ¿ n o lo
bría enamorado, n o voy a ser tan íiSi...» Un caballero inglés pierde u n n o t a n ? F u é el latido que aquella m u -
tonto y tan grosero que prefiriese ima- día el tren... ¡grave f a l t a ! . . . ¡ F a l t a jer hizo suyo para siempre. C o m o yo
ginar cosa distinta. de [juntualidad!... ¡ Q u é d e s h o n r a ! . . . .se Jo di, m e falta a h o r a . » Yo' hubie-
. L a continuación de la obra, por lo Un poder misterioso y mágico le ofre- ra, de todos modos, salido g a n a n d o
tanto, está bien clara : elia, por cu- ce un día la merced de concederle lo siempre. P e r o ¡ e l l a ! . . .
riosidad, recibiría al m u c h a c h o ; el que p i d a ; y el caballero pide, ¡c<'>mo Renuncio a demostrarles lo funes-
m u c h a c h o tendría, ante ella, u n a cara n;! !, rehacer su vida tal y. como su to, lo calamito.so y pésimo que h u -
de primo tan auténtica, que ella se vida hul)ici-,i sido si no hubiera per- biera resultado p a r a ella el que su
lonniuvería y con eso tendrían bas- dido el tren aquel día. Resulta, con corazón o su destino hubiesen queri-
t a n t e . . . C u a n d o una mujer recibe a ello, que en el tren aquel perdido iba do a n u d a r u n a comedia con el im-
cada paso las ofertas de amor de t a n - una criatura con faldas y con... berbe vecino del segundo. Por m u -
to tío, puede un primo llevar la ven- complicación.
taja. U n a criatura sincera... u n chas representaciones que hubiese
Ahora me encuentro yo como en el conseguido esa comedia, n o hubiese
a m o r de b u e n a fe...
caso del inglés': Sí... Si hubiera esta t e r m i n a d o en beneficio p a r a la prota-
Podía muy bien haber terminado el comedia tenido los varios actos que gonista. Renuncio a demostrarlo, por-
primer acto con dos insomnios ilu- no t u \ o , ¿ q u é hubiera podido ocu- que no me es agradable desacreditar
sionados : uno, en el principal ; otro, riiniDs? A mí, desde luego, algo bue- a un c o m p a ñ e r o ; pero basta que yo
en el segundo... no : tendría en este momento, en mi se lo afirme a ustedes, bajo palabra
de honor y seriamente, p a r a que uste-
des m e crean. L a Providencia, que ha
IL sido tan pródiga con Rosario y le h a
concedido siempre, como actriz y m u -
jer, todos sus favores m á s preciados,
quiso hacerle un favor m á s : el qui-
tarle la ocasión de que ella—por buen
corazón, por h u m a n i t a r i s m o — h u b i e r a
concedido al joven del piso de arriba
u n a de aquellas p e s t a ñ a s que dejaban
al vecino, a cada paso, sin pestañear
y en colapso.
c Si ella hubiera puesto sus ojos en
aquel muchacho, el muchacho le hubie-
ra—^entre o t r a s cosas—resultado, con
el tiempo, ¡ l i t e r a t o ! . . . L^a Providencia
lo sabía y d i j o : (tNo... N o h e favore-
cido yo tanto a esta mujer para lue-
go fastidiarla de este modo.» Y se las
arregló d? m a n e r a que yo n o envia-
se, por fin, la, c a r t a q u e había es-
crito.
P o r eso quiero, ahora, m a n d a r a
Rosario P i n o con motivo de h a b e r ce-
lebrado, hace unos días, un beneficio
m á s , entre tantos de su vida tan jus-
t a m e n t e gloriosa, esta ofrenda nues-
tra de hoy, esta flor de tres pétalos,
que dicen : uno de ellos, «cumplí con
mi d e b e r » ; otro de ellos, <(¡muchas
f r a c i a s ! » ; el otro, «culpa mía n o
fué... fué del destino».
El pétalo primero le d e m u e s t r a que
nosotros cumplimos con n u e s t r a obli-
gación de personas cabales y sensi-
bles : la de quedar turulatos al en-
contrala a usted en la escalera y po-
der ofrecerle el corazón e n s a r t a d o en
sus pestañas. El pétalo segundo da
las gracias por la bondadosa atención
que hubiera usted tenido al e n a m o -
rarse entrañablemente de este afectí-
simo y seguro servidor. El pétalo ter-
cero explica por qué causa—providen-
— ¿ Q u é has hecho de la peseta que te di p a r a que cial y por completo a su favor—no
•ompieras el violín de tu p a d r e ? llegó mi suspiro a sus m a n o s . No lle-
—Me he comprado una trompeta. gó por designios superiores ; pero sus-
piré ; lo j u r a m o s .
Dib. MARTÍNEZ ROMEHO. Madrid, MANUEL ABRIL.
El mendigo.—Yo, caballero... no quiero engañarle. Aunque soy un pobre, hablo siempre con el corazón en
la mano. Sinceramente, señor... yo no vengo a eomprarle a usted nada, vengo a pedirle dos centimitos para
ayuda de un panecillo,
Díb. FusNTB. Madrid,
i6 BUEN HUMOR

VIDA Y DULZURA
H a b r á m á s de un fabricante de que las gentes sencillas con su pavo y su Belén,
que en Jijona, en Alicante se atracan en Nochebuena). estarán caros también,
y en Toledo, y en Alcoy, Mas todo en precio ha' subido, y no h a b r á nadie, de fijo,
esté hoy y creo, por consiguiente, que pueda comer turrones,
dedicado a producir que esos manjares, que han sido a no ser un Romanones
turrón blando (cual yo soy), siempre objeto preferido o un Urquijo,
turrón duro de partir, de esa gente ,; Cabe mayor desventura,
mazapán y peladillas que goza ima atrocidad para el que al dulce se aplica,
cosa buena cuando llega Navidad, que renunciar a la rica
confitura ?
Si hogaño el turrón sabroso
vale a seis duros el kilo,
; c ó m o va a mirar tranquilo,
quien ha nacido goloso,
.^ue lo coma el poderoso
sin probar él una miga,
pues, por faltarle la luz^
tiene que hacerse una cruz
en la menguada barriga?
¿Estará bien el tener
que vender
un hotel o un olivar,
si se ha de querer comprar
guirlache o turrón de y e m a ?
; Morrocotudo problema
va a sor, para el ciudadano
que no se halle en situación
de tener un duro a m a n o ,
querer comprar ni un piñón !...
En fin, por lo que se ve,
aunque no t e n g a m o s guerras,
el que junte pocas perras
como un servidor de «usté»
(merced a los disparates
de los que quieren medrar),
se tendrá que conformar
con ver lus escaparates.
¡ Bajen esos alimentos
suculentos,
que son para los golosos
deliciosos !
¡ Cese t a n t a demasía
(porque es una picardía),
y tendremos buen humor...
si nos protege el señor
- ¿ Y en qué se apoya usted para decir que yo soy ún imbécil? ministro de E c o n o m í a !
-Me apoyo en mi garrota. ' , -

Dib. ALA. Barcelona. JUAN PÉREZ ZÚÑIGA.


ÉÜÉÑ HÚMOÑ
n

EL BUEn HUMOR
jEno
EL PUEBLO JUDIO A TRAVÉS DE LA ANÉCDOTA
Hará cosa de ochenta años que ac- cijntrar el origen y clasificación que
tuaba Rabbi Salomón Pealstain en El lujoso tren llamó la atención de
le correspondía. unos cuantos chiquillos que jugaban
Juntstof, honorable parroquia esta- Un día, malhumorada al fin su mu-
blecida al pie del alto Tatra. Era este en la carretera, los cuales, percibien-
jer, le reprochó agriamente diciéndo- do en -seguida a los barbudos judíos,
hombre un gran sabio, pero extraor- le si no sería más práctico para la
dinariamente simple; su candidez empezaron a arrojarles una lluvia de
familia dejar de mirar al cielo y em- piedras que causaron grandes desper-
estaba constantemente de manifiesto, prender otro camino más luci'ativo.
pero con más gracia que nunca se fectos en el magnífico coche.
—Paciencia—contestó el marido—, —¡Qué lástima—exclamó uno de
reveló en el entierro de «Rosch Me-
hasta que haya encontrado la estre- los colonos—, no viniera de una vez
dina», el jefe laico que resolvía las
lla, porque entonces seremos ricos. el Mesías !
—Sí, sí—^exclamó la mujer—, que
te crees tú eso ; te conozco bien y sé
que encontrarás antes diez astros en
el cielo que un rublo en la tierra.
» * »
Un nuevo rico judío de Polonia he-
redó una finca rústica, por lo cual, al
igual de los cristianos nobles, tenía
ya derecho a usar un coche con cua-
tro caballos.
En el primer viaje que hizo desde
su finca a una gran dudad próxima,
tomó consigo en el coche algunos
«colonos» judíos de condición muy hu-
milde.
—¿Tiene usted vértigos? —¿Quién fué Buda? .
—Solamente por la noche, —El hombre que descubrió
doctor : mi mujer duerme con Budapest.
la boca abierta.

cuestiones surgidas entre las comuni- —¿Q"é pasaría entonces?—pregun-


dades judías. El difunto, que empezó tó el nuevo rico, que con la venida
por ser un zurupeto, sin protección de d(;l Mesías nó quería perder su di-
nadie, llegó a amasar una considera- nero.
ble fortuna y a convertirse en el hom- —Pues que se cambiarían los pa-
bre más poderoso y bienquisto de peles ; ellos irían en el coche y nues-
toda la comarca, porque también su tros hijos detrás tirándoles piedras.
conducta religiosa era intachable. Por —Quita, quita—repuso el nuevo Ti-
toda oración fúnebre no supo decir el co—, prefiero, conservar mi coche y
rabino más que esto ; que me sigan apedreando.
—¡ Pobrecito, qué poquita cosa era!
* * *
» » *
Durante los primeros años de su Chajim Selig Slonimsky solía pe-
vida, C^.jim Selig Slonimsky, que dir con frecuencia algunos auxilios
era un gran astrónomo, tuvo que lu- pecuniarios a los judíos ricos de Var-
char frecuentemente con apuros y es- sovia, con el fia de poder editar sus
trecheces ; pero creyendo un día ha- libros hebreos.
Consecuencias de las Exposiciones
ber descubierto un nuevo astro, em- coloniales en Europa. —Pido este dinero a los ricos—dij<i
pezó a trabajar sin descanso para en- a un amigo—para que siquiera una
(De Vie Parisienne.) vez sientan una alegría pura.
ÍÉ ÉÜÉÑ HÜMOÉ

© E L BUEN HU/AORDM.
Pt7BI.ICO
l'ara tomar parte oii este Concurso es condición indispensable que todo envío de chistes venga acompañado de su
correspondiente cupón y con la firma del remitente al píe de cada cuartilla, nunca en una aparte, a u n q u e al publicar-
se los trabajos ro conste su nombre, sino un seudónimo, si así lo adviertp el interesado. Em el sobre indíquese : ccPa
ra el Concurso de chistes».
Concedemos un premio de D I E Z P E S E T A S al mejor chiste de los publicados en cada n ú m e r o .
lis condición indispensable la presentación de la cédula p a r a el cobro de los premios.
¡ Ah ! Consideramos innecesario advertir que de la originalidad de los chistes son responsables los que figuren co-
mo autores de los mismos.

partirlo con el cuchillo, pero


todo en vanó, hasta que ya
AMADOR El premio correspondiente al chiste del
número anterior, ha sido declarado de-
cansado y desesperado, llama al
camarero y le dice:
FOTÓGRAFO
P U E R T A D E L S O L , 13
sierto. •—¿No tiene a mano una cu-
chilla de zapatero?
Camareno: —No, señor; aquí
EN UNA V.STA EN UN RESTAURANT El camarero se lo sirve, y el no se usan esas herramientas.
El presidente al procesado rarroquiano:: —Oiga, cama- buen hombre, después de co- Parroquiano: —Pues debían de
que se encuentra ^wi la boi- lero: tráigame un buen filete marse .las patatas, empieza a usarlas, porque esto, en vez de
na puesta.—Usted sab'á, segu- con patatas. dar vueltas al filete c intenta restaurant, es un almacén de
ramente, que aquí n j se puede curtidos, y si no, fíjese en el
estar cubierto. filetito que me ha servido: es
El procesado.—Yo tío sé na-
da, y el que quiera descubrir-
i^m una suela de la mejor calidad.
Antonio Pére2.
me no lo conseguirá.
El presidente al ujier.—Qul Casa de las
tele laj gorra inmediatamente.
El procesado.—QuKarme 1 a pANTA L L A S
gorra, bien; pero 11 descubrir- Preciosas, desde 2 pesetas.
rtparatos de comedor cuya
me que a nadie se :e ponga en luz facilita la digestión, des-
la cabeza. de 18 pesetas. Sólo los tiene
Cucufate (Psmplona). Romero.
ROMERO.—Fuencarral, 68.
EN LA CERVECERÍA
El camarero al picador de —Los amigos te echan de me-
toros, viendo que éste ha ago- nos en el Café.
tado el líquido de un recipiente: —¿ De veras ?
—¿Le camoio el tercio, se- —Sí; debes ir...
ñor? —Pues por eso no voy: por-
—¡Ese es mi mayor encanto! que "debo».
Mateo Pascual (Madrid). Mona (Sevilla).
EN EL JUZGADO Un mendigo se hallaba dur-
El secretario: •—Bueno, pues miendo en el campo, y un ene-
aunque no haya ganas <le tra- migo suyo aprovechó la ocasión
bajar, ha; de despacharse sin para cortarle la cabeza,
falta esa diligencia de embargo AI dar la noticia, un artesano
corrtra el comerciante Pereda. que lo presenció fué interrogado
¿ Me entiende ? por otro:
El oficial: —Sí, señor, sí ¡ que —¿Y qué hizo la víctima?
contra Pereda, diligencia. —Pues apenas vio que le ha-
Juan Simón, el Enterrador bía cortado la cabeza, se levan-
(Enguera). tó, la cogió en sus manos, la
—¿ En qué se parecen los to- besó humildemente, y, con la ca-
ros a los taxis? beza debajo del brazo, se dirigió
—En que los ponen «bande- El corredor de dirt-traclv invita a su novia a d a r un majestuosamente a un hoyo pró-
rillas». paseo en moto. ximo, donde se enterró.
Benjanfn López (Madrid). (De The Passing Show.) F. Olivas Navarrj (Madrid).
ÉtlÉfi HXJMOÉ H

i A.PA.S |)ara encuadernar coleccio-


nes semestrales d e

BUEN HUMOR
se v e n d e n en la A d m i n i s t r a c i ó n d e di-
c n o semanario al |5recio d e 3 ^ t a s . u n a .
S e r e m i t e n certilicadas si al enviar el
im|5orte se acomj[3añan 0 , 3 0 |>esetas.
—Deje de fumar, capitán, y p r o l o n g a r á usted su vid i
Unos chicos van por la calle —Oiga, señor Viriato. ¿Es ver- v'einte años.
carga-dos con grandes poita- dad que se ha compraido un re- — ¿ N o será y a tarde, doctor?
iibros. loj para dos usos ? — N u n c a es tarde.
Uno: —¿ Pues tú no decías —^Sí, señor; gracias a él sé la —Entonces, empezaré dentro de diez años.
que te gustaba más la música hora que es y llevo etl cabello
que estudiar? bien peinado. EN E L COLEGIO La señora: —Pero oiga, usted
Otro: —SI, pero los libros —¡Cómo! ¡Viriato, expliqúese! El maestro ha hecho una pre- no es ciego.
cuestan menos de llevar; por- —Sí, hombre, sí; me sirve gunta a Juanito, y éste no sabe El mendigo: —No, señora, pe-
que i tú sabes lo pesado qu« también de fijador. . contestarla. ro por eso no dejo de reconocer
debe ser ir al Conservatorio —Pero ¿por qué? Un condiscípulo le dice por lo que no hay prenda como la vista.
con el piano en la espalda ? —Porque es Omega. bajo: J. S. (Madrid).
Pompas Fúnebres (Enguera). Enrique Soto y Soto. —No hagas caso; el maestro
es un burro. Al señor Cirilo se le ha for-
CONSULTA —Camarero, estos divanes hue- mado un grano en un brazo, y
len ai chincjies que apestan. —¡ Pepe! — exclama el maes-
El médico: —Usted, lo que tro—. No dudo que usted lo está asustado porque cree que
tiene es exceso de trabajo; que —¿ Cómo quiere usted que tendrán que sajárselo. Llega el
huela, si se me acaba de rom- sepa... Pero deje a Juan que se
haciendo ejercicio, ¡mucho ejer- convenza por sí solo. médico a su casa y le dice el
ciaio!, desaparecerá en seguida per una botella de Ginebra? paciente,
Jerónimo Ruiz. ' Carlos de León,
el mal. —¡Ay, doctor! ¿Usted oree
Enfermo; —Entonces, según —Doctor, ¿ quiere usted per- EN LA PLAYA que me tendrán que pinchar?
usted, me conviene seguir tra- mitirle a mi marido tomar cer- —Chico, ¿tú. aquí? ¡Agua! —Nada, hombre — coatesta el
bajando. veza después de cenar? ¡ Qué sorpresa! ¡ Hola I médico—. ¡Si esto no es nada!
El médico: —No, hombre; le —¿Por qué? —Sí, harto de bañarme en la Es un carbunquito, y habrá que
digo lo contrario: que haga us- —Por |ue desde que usted le tinaja, pesqué el «botijo». hacer una sencilla operacioncita
ted mucho ejercicio, ¡ mucha dijo que no la bebiera después Carlos Atienza, para cortar el bracito,
gimnasiai! de cenar, no quiere nunca MENDICIDAD —¡Ja, ja, ja! ¡Tonto de mí,
Enfermo: —-Es que soy el tra- cenar. El mendigo: —¡No hay pren- yo que creí que era algo grave!
pecista del circo, ¿sabe? Jorge Valent (Valencia). da como la vista, hermana! Julio Sanz (Madrid).
Hércules (Enguera).

40 FOTOGRAFÍAS MUY ORIGINALES, DE


PARÍS, ULTRAINTERESANTES
Compuesta de varios modelos de tipo ultra-
moderno, constituye la colección actual más cu-
riosa. Sólo quedan algunas series sobre papel
color carne. Escribid urgentemente. Envío a
todos los países bajo sobre cerrado, contra re-
—¡ N o tolero q u e salude cibo de 20 pesetas en billetes de Banco, Giro

T
usted al sargento con esa
familiaridad! postal internacional, sellos o cheque sobre París.
— E s q u e es íntimo
amigo mío.
B. MARLENE L ibraíre

T
— N o importa ; a u n q u e
fuera su padre, tiene u s -
ted la obligación de res- 34, R u é G o d o t d e M a u r o y - P A R Í S
petarlo.
••••uuuuu
iú BUEN tíVUOÍt

C. A. M. (La Coruña)—Su S. B. A. (Granada).—Escri- nos ha enfurecido, como pare- con minúscula, creemos que
extenso y apocalíptico articule be usted, en uso de un dere- cía temer usted, pero es tan b a s t a r á p a r a que usted se dé
titulado "El Estatuto de Can cho que no pretendemos dis- corta, y además de una inge- perfectísima cuenta ' de que ha
gas», no diremos que es una cutir, la siguiente friolera: nuidad tan paradisíaca, que so- llegado usted en mala ocasión
estupidez, ni mucho menos, pe ((Las tres y media... Mi men- lamente leída; en un convento a esta honrada casa.
ro sus relativos aciertos no !• te se niega a seguir trabajan- de monjas, y por las cariñosas
llegan a dar completo derech do... Se cierran mis párpados... hermanitas, podría tener algu- Doctor (Madrid).
a figurar en nuestras páginas Me invade una deliciosa in- na eficacia carcajeante. A un Y ((usté» es, querido doctor,
y a provocar el delirante entu- consciencia... Me voy a la paisano, digámoslo así, o a más bruto que el anterior.
siasmo del público. Se adivina, cama...» una persona invadida por las De manera que h á g a m e la
no obstante,' en usted, una Pues riada, querido amigo, preocupaciones de ^a vida mo- merced d e no volver a insistir
cierta predisposición humorista que pase usted buena noche y derna, no le puede hacer gra- con sus categóricas brutalida-
t;ue nos hace suponer que pue- que duerma bien. No podemos, cia el cuento. Créalo usted, des, porque pierde el tiempo d e /
de usted ser uno de los pocos ni debemos, desearle otra cosa. porque se lo decimos con e! un modo vergonzosísimo.
aspirantes a la m a n o de BUEN corazón casi en la palma de la
H U M O R que consiga alcanzar Chacota (Murcia). mano. Lord Gay (San Sebastián).—
el anhelado «sí». Ilustre amigo C h a c o t a : Es m u y poquita cosa, milord.
no me lo tome ((usté» a mal, V, P. A. .(Alicante.) Y no lo publicamos por lo que
A, H. L. (Zaragoza).—Que- pero es «usté» un animal ¿ Sonetos con estrambote ? podrían decir los lores luego
da aceptada su composición. de bellota. ¿ Romances haciendo el bú ? de nosotros... ¡ Y de usted, que
Si le parece que no es u n a ¡Tonto eres de capirote, sería lo peor!...
locura enviaj'nos su firma com- P. C. T. (Huelva).—Si a r t ! lo j u r o por tu «salil»'
pleta p a r a ponérsela al pie, cujejo, titulado «El sueño», es i i Y estamos ya hastr el cogote D. J. C. (Madrid) Queda
hágalo en cuanto tenga un rato una cosa como para e s t i r s e un de poetas como t ú ! I admitida su guasa acerca de
disponible; y, entre tanto, in- mes lanzando ronquidos pKjlon- la oposición, destino y cesan-
giera alegremente su parte de gados, estentóreos y exorbitan- Armando Lio (Madrid).—Dis- tía de Regúlez. ¡ E s t á usted en
cena apostada y h a s t a ' brinde tes. tinguido, a la p a r que desco- un plan d e suerte que atortela
a n u e s t r a egregia salud si le nocido amigo y compañero en y empavorece, formidable ami-
da la. gana y se acuerda, al 1. N. G. (Pamplona).—Ama- la Prensa don Armando L í o :
llegar ios postres y el inevita- bilísimo amigo y prójimo: la ci . decir que aquí no admiti-
ble «champagne». narracioncilla que nos envía no mos líos, n ' con inayúscula ni B. R. N. (Vitoria) Un
cómico malo que lamenta la
subida de las p a t a t a s resulta
tan absurdo como el que a mí
me rebajen el alquiler del piso
que ocupo.

L. S. G. (Málaga).—A los
trabajos humorísticos les pue-
den ocurrir dos c o s a s : que es-
tén bien o que estén m a l .
El de usted está peor.

A. T. G. (Alcalá de Hena-
res).—No hemos sabido encon-
trarle la gracia a su narra-
ción. En confianza, ¿la tiene?

F. R. J. (Tortosa).—¿ De
manera que «El Abuelo», de
Galdós, es una pieza?... Pues
no sabe usted lo que le a g r a -
decemos el descubrimiento.

P. L. O. (Cartagena).—No
se admiten reclamaciones, des-
pués de pasado tanto tiempo...
¡ A h ! Y tampoco se admiten
majaderías en verso, aunque no
Un hombre extraordinario. h j y a n pasado m á s que dos mi-
(De Cándide.) r líos.
NADA COMPARABLE POR SUS
MARAVILLOSAS CUALIDADES
A LA CREMA RECONSTITUYEN.
TE LIDA, PARA LA CONSERVA-
CIÓN D E L ROSTRO, HACIÉN-
DOSE IMPRESCINDIBLE EN EL
TOCADOR D E TODA M U J E R
CUIDADOSA DE SU B E L L E Z A
DA AL CUTIS TERSURA Y LO-
ZANÍA.—HACE DESAPARECER
LAS ARRUGAS, SURCOS Y D E
PRESIONES FACIALES. — S U A
VIZA LA PIEL, CONSERVANDO-
LA DE TODA I M P U R E Z A . —
BLANQUEA Y CONSERVA EL
ROSTRO LLENO DE FRESCURA
Y B I E N p S T A R.—ES EL ELE-
MENTO N U T R I T I V O DE LA
EPIDERMIS, ÚNICO Y EFICAZ
PARA PRESERVARLA DE LOS
PELIGROS DE LA I N T E M P E R I E

PEDID FOLLETOS EXPLICATIVOS

CHEMA
RECOn/TITUYEriTE
DEP0/ITAWC-yBM>WIOLA-KAY€R.i'
Díiz¡\iT)uini:E) •
BUEN HUMOR

El de la gorra.^¿ Qué tal esa pesca?


El de la boina.—Bien; por la mañana, salmonetes, sardinas... y por la noche «merluza» gorda
.¿orda que te tienes pues.
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