Cubiertas Q1.

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Conocimientos generales La envolvente estanca

UNIDAD TEMÁTICA Q CUBIERTAS

TEMA Q1. CONOCIMIENTOS GENERALES.
LECCIÓN Q1.01. INTRODUCCIÓN. LA ENVOLVENTE ESTANCA

0. INDICE

1. OBJETIVO DE LA LECCIÓN .................................................................... 2

2. INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 3

3. EXIGENCIAS GENERALES DE LAS CUBIERTAS ......................................... 5

3.1. ESTANQUEIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN TRADICIONAL....................... 5

3.1.1. Estanqueidad al agua.............................................. 5

3.1.2. Estanqueidad al viento ............................................ 8
3.2. LA COMPLICACIÓN TÉRMICA .......................................................... 9

3.3. LA SEGURIDAD ESTRUCTURAL .......................................................... 10

3.4. DURABILIDAD Y MANTENIMIENTO ................................................... 11

3.5. EL RECURSO DE LA GEOMETRÍA ....................................................... 11

4. LOS MATERIALES ABSOLUTAMENTE IMPERMEABLES ............................. 12

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1.- OBJETIVO DE LA LECCIÓN

El objetivo de esta lección es introducirse en la valoración de las cubiertas de los
edificios, para poder aceptar su importancia en la construcción. La cubierta es
uno de los elementos más significativos de la construcción y es el que reúne
mayores dificultades constructivas.

Se trata, por lo tanto, de evitar que en condiciones habituales pueda producirse

cualquier entrada de agua procedente del exterior, que pueda llegar a ser
percibida en el espacio habitable o que llegue a producir daños en los elementos
constructivos que lo envuelven.

Según la CTE-DB-HS1, 2.4.1, párrafo 1:

“Para las cubiertas el grado de impermeabilidad exigido es único e
independiente de factores climáticos Cualquier solución constructiva alcanza
este grado de impermeabilidad siempre que se cumplan las condiciones
indicadas a continuación” (ver artículos siguientes)

Según la CTE-DB-HS1, 2.4.3.3, párrafo 1 y 2:

“1. Cuando se disponga una capa de impermeabilización, esta debe
aplicarse y fijarse de acuerdo con las condiciones para cada tipo de material
constitutivo de Ia misma”.
“2. Se pueden usar los materiales especificados a continuación u otro
material que produzca el mismo efecto”.

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2.- INTRODUCCIÓN
La arquitectura nace con el hábitat y éste con la cubierta, protegerse del agua
precipitó la búsqueda de la primera defensa del hombre frente a la naturaleza.
Cualquier muestra de arquitectura primitiva se enfrenta inmediatamente con el
problema de techar para protegerse del sol, del viento, del frío y de las
precipitaciones.

Los elementos constructivos pueden adscribirse al soporte o a la envolvente. Dos

sistemas de técnicas y comportamientos tan diferentes que en su articulación se
encuentran la mayor parte de nuestros problemas constructivos.

La especialización ha hecho que dentro de la envolvente se puedan distinguir

capas físicamente diferenciadas, cada una de ellas con una misión específica.

Vamos a analizar las dos capas más importantes: La capa estanca que es la
envolvente que garantiza la estanqueidad del cerramiento y la capa aislante
térmica que es la evolvente que minimiza las transferencias térmicas a través de
la piel del edificio.

Si la solidez del soporte estructural es la condición primera de la edificación,

porque sin ella todas las demás son imposibles, la protección de la envolvente
frente a las inclemencias meteorológicas es la más importante, y que debería
recordarse más frecuentemente en el momento del proyecto, ya que la razón
de ser del edificio es esa protección frente a los agentes exteriores.

La exigencia de eficacia de los sistemas constructivos frente al agua es cada

vez mayor, y es este el más difícil de todos los problemas técnicos asociados a la
edificación.

La construcción cuenta desde hace tiempo con todos los recursos necesarios
para conseguir una eficaz protección frente al agua, pero la ciega confianza
contemporánea en la moderna tecnología, nos ha hecho olvidar técnicas
eficaces y utilizar mal nuevos materiales que tienen también sus propias
exigencias.

Fig. 01: MVRDV, muestra de continuidad entre la fachada y

la cubierta

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Fig. 02: proyecto de Norman Foster

para Bishop’s Square, Londres.

Los materiales iniciales, como la cerámica y la piedra, se han mantenido

prácticamente sin cambios a lo largo de la historia; sólo su disposición y
pendiente han sido objeto de pequeñas modificaciones.

La aparición del vidrio o algunos metales ligeros han conseguido

transformaciones significativas en el planteamiento de la cubierta, hay que
subrayar que la utilización de estos nuevos materiales no ha sido consecuencia
de un desarrollo específico de la cubierta, sino que su empleo es subsidiario de
las aportaciones logradas en la fachada.

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3. EXIGENCIAS GENERALES DE LAS CUBIERTAS

3.1. ESTANQUEIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN TRADICIONAL
3.1.1. Estanqueidad al agua
La construcción tradicional consigue la estanqueidad del edificio frente al agua
utilizando, paradójicamente, materiales que no son absolutamente
impermeables.

Todos los materiales tradicionales usados para realizar muros son, en cierta
medida, permeables. Se da una relación de proporcionalidad inversa entre el
coeficiente de absorción de agua y la densidad. Así, un granito es
prácticamente impermeable, 0,1 de agua absorbida en porcentaje de peso del
material, mientras que en una piedra arenisca esa cifra llega al 10%, y en la
cerámica puede llegar a ser sorprendentemente alta.

El espesor del muro ha sido tradicionalmente la mejor garantía de su

impermeabilidad, ya que, al aumentar el tiempo necesario para que la
humedad llegase al interior, y se iniciase el proceso de evaporación del agua
absorbida.

En las cubiertas, al aumentar la inclinación o pendiente en dichos planos se

incrementa la velocidad, con lo que el agua se escurre por la cubierta,
reduciéndose el tiempo de presencia del agua y el riesgo de penetración. Es por
esto que la garantía del éxito reside en la utilización de materiales con un bajo
coeficiente de absorción de agua, y en la formación de piezas del mayor
tamaño posible (para reducir así el número de juntas y riesgos de filtración).

Fig. : Roma. Cúpula de San Pedro. Miguel Ángel / Antonio Gaudí. Casa Milá. Barcelona

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La lluvia precipita de forma muy diferente en cada clima, según la altitud, la

exposición orográfica, y la época del año. La combinación del tamaño y la
consistencia de la gota, la intensidad y duración de la lluvia, así como la
velocidad y orientación del viento, cualifican la precipitación.

Fig.03: Los mapas de riego en la línea de los que iniciaron las NTE resultan de gran ayuda para la
construcción de cerramientos según las distintas localizaciones y condiciones climáticas

Durante muchos siglos la historia de la cubierta ha consistido en la búsqueda

insistente de soluciones impermeables a la lluvia local. Paradójicamente no será
hasta ya iniciado el siglo XVIII, que la construcción no dispuso de materiales
propiamente estancos frente a la penetración del agua por gravedad, por lo
que la exigencia de estanqueidad se resolvía mediante la conformación de la
cubierta según superficies de escorrentía en forma de planos inclinados.

Tradicionalmente, el arquitecto debía valorar cuales son las zonas de un edificio

en las que son más probables las concentraciones de agua de lluvia. El diseño
de las cubiertas se basaba en la observación y la aplicación del sentido común.

A partir de esto se dibujaban detalles constructivos que eliminaban las

concentraciones de aguas previstas, o que las descarguen lejos del edificio.

En el pasado, un glosario de detalles constructivos ahorraba al arquitecto el

esfuerzo de tener que considerar en profundidad los efectos de la lluvia sobre el
edificio. Aplicaba, por razones estéticas y prácticas, los detalles arquitectónicos
que la experiencia le había enseñado. Pero la mayor parte de ellos tenían en la
práctica el resultado de impedir la concentración de agua de lluvia y de difundir
más uniformemente sobre la superficie del muro el efecto de lavado, mejorando
así el comportamiento del edificio ante la intemperie.

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Después del sentido común, el reconocimiento de los valores de la tradición. Es

muy importante tener en cuenta la herencia recibida y no caer en el grave
error que suponen estos años que han ignorado siglos de experimentación, y
que han desechado elementos constructivos muy valiosos, decantados por el
moderno sistema de prueba y error.

Fig. 07 y 08: En las cubiertas de pizarra

(el crematorio de Skövde de Asplund) las
piezas se disponen en filas horizontales
contrapeadas entre sí. La sujeción se
realiza por medio de clavos o ganchos a
un tablero o enrastrelado.

Fig. 09 y 10: En la cubierta de chapa

se reduce el número de juntas, pero el
punto de riesgo es la fijación, que ha de
ser mecánica.

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3.1.2- Estanqueidad al viento

En la cubierta tradicional preocupaba la penetración del agua, por lo que
nunca se prestó interés alguno a conseguir una estanqueidad notable al aire.
Incluso la mayor parte de las construcciones vernáculas disponían de grandes
chimeneas en el centro de la cubierta por las que no sólo se evacuaban los
humos de la combustión sino que también se ventilaba la habitación.

La cubierta hoy debe ser también estanca al aire, y para ello la cobertura ha
de apoyarse en un forjado continuo con un tablero superior estanco lo que ha
dado lugar a una cubierta mucho más sensible a la radiación solar y las
humedades de infiltración.

Fig.: La ventilación del faldón por medio de chimeneas y piezas especiales constituye un requisito
imprescindible para asegurar el confort higrotérmico del interior de los edificios.

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3.2.- LA COMPLICACIÓN TÉRMICA

Para que los mecanismos de protección descritos funcionen, es necesario que
las juntas entre las piezas de un material sean de pequeño tamaño y que el
agua depositada en la zona se evacue rápidamente. Ambas exigencias
pueden satisfacerse en un elemento vertical, como son las fachadas, pero son
muy difíciles en un elemento horizontal, como son las cubiertas.

La cubierta debe tener un importante desarrollo horizontal, y es por lo que

evacua con más dificultad las aguas y está sometido, además, a alteraciones
térmicas, y por lo tanto dilataciones, que producen grandes fisuras.

Los grandes movimientos térmicos que experimente una cubierta exigen que los
sellados de juntas se realicen con materiales elásticos para evitar la rotura de las
piezas por movimientos impedidos por dilatación, contracción o, incluso, de
choque térmico.

Estas deformaciones de origen térmico hacen imposible ofrecer una superficie

continua al recorrido del agua, y obligan a buscar una solución que, sin merma
de la estanqueidad, permita la libre dilatación de las piezas.

Así pues, en un futuro no muy lejano, la cubierta se planteará como un filtro más
de la piel del edificio que reflejará, absorberá o transmitirá la acción que sobre
ella incida (lluvia, radiación solar, viento...) y en el grado que el arquitecto
establezca, tanto como colaborará a disipar el calor metabólico que generará
su propia actividad como edificio.

Fig. 15: La radiación solar que incide

sobre las construcciones a través de su
cubierta puede atemperarse
recuperando algunas de las
elementales soluciones que ha
aportado la arquitectura tradicional en
forma de pérgolas, invernaderos o
umbráculos (como el la Mediateca de
Nimes de Norman Foster)

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3.3.- SEGURIDAD ESTRUCTURAL

Las acciones importantes a considerar especialmente en el proyecto de la
cubierta son el peso propio y sus concargas (agua, nieve o granizo) y la succión
del viento en las vertientes a sotavento, especialmente en construcciones
abiertas.

La estructura de la cubierta debe ser especialmente estable al fuego para

permitir, no tan sólo la evacuación de los habitantes, sino también la labor de
extinción.

3.4.- DURABILIDAD Y MANTENIMIENTO

Una de las mejores formas de asegurar la durabilidad de la cubierta es el
mantenimiento.

La vida útil de los materiales de cobertura es muy diversa según sea su

constitución orgánica, mineral o metálica, por lo que merecería una visita
cada cinco años por parte del facultativo.

3.5.- EL RECURSO DE LA GEOMETRÍA

El recurso a la geometría como factor único de estanqueidad, es particular de la
ciencia de la construcción.

Se basa en la gravedad, y se resume en la norma de superponer

escalonadamente planos inclinados, cada uno de los cuales debe recoger el
agua del plano superior y conducirla, por escorrentía, a lo largo de la superficie
hasta verterla en el plano siguiente, situado bajo él, o hasta expulsarla
definitivamente de la zona a proteger.

En esta norma se basa el funcionamiento de las pequeñas piezas de cobertura

más extendida por diversos motivos que favorecen su "constructibilidad": en
primer lugar, el pequeño tamaño de las piezas lo que facilita su transporte y
reducido peso unitario; en segundo lugar, el ajuste a las características
geométricas de cada cubierta por el mecanismo del solape tanto transversal
como longitudinal. La pizarra, la más sofisticada teja árabe, la teja alicantina, el
alféizar de la ventana, al vierteaguas o fayanca de la carpintería, el alero del
edificio, etc.

Aún así, esta norma tiene tres limitaciones que condicionan su uso e incluso la
hacen inaplicable:

a.-) La permeabilidad de los materiales. – La mayor permeabilidad puede

exigir una mayor pendiente para facilitar la escorrentía y, sobre todo, una
abundante ventilación de la cara inferior del material para evitar que el agua
que rezume llegue a formar goteras.

b.-) La acción del viento. – Cuando además de la gravedad existe otra

acción como es el viento que cambia la dirección de expulsión del agua, el
mecanismo puede llegar a anularse. Esto exige aumentar las áreas de
superposición (Solape) de los planos inclinados e incrementar la pendiente.

c.-) El uso. – La exigencia de transitabilidad de la cubierta que obliga a buscar

una superficie lo más plana posible y sin grandes discontinuidades.

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4.- LOS MATERIALES ABSOLUTAMENTE IMPERMEABLES

En la actualidad se imponen las técnicas basadas en delgadas capas de
materiales absolutamente impermeables. El éxito de estos productos depende
básicamente de que conserven sus características de impermeabilidad en el
tiempo, debemos de dar gran importancia a su puesta en obra por personal
cualificado.

La lámina impermeabilizante es el elemento esencial de toda cubierta plana y el

que confiere la cualidad de no permitir el paso del agua.

La industria nos ofrece láminas, placas asfálticas, pinturas. Imprimadores,

pegamentos bituminosos, másticos, etc., siendo su talón de Aquiles la
conservación de su continuidad, en unas condiciones fluctuantes a lo largo del
tiempo.

Así pues, el éxito de estos productos depende básicamente de que conserven

sus características de impermeabilidad en el tiempo.

La impermeabilidad total se debe conseguir con el uso de ciertos materiales

modernos, pero sin olvidar el recurso de la geometría. Dado que se puede elegir
un material totalmente impermeable, nos resulta más fácil este procedimiento,
olvidándonos de la geometría que exige mayor ingenio y atención a la solución
constructiva. Resulta más fácil la técnica del “material total”, y esto es causa de
multitud de problemas de estanqueidad.

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