Está en la página 1de 1

• Caso clínico

Laura es una niña de 12 años que acude a la consulta con sus padres porque
desde hace alrededor de unas semanas observan en ella tristeza, decaimiento y
menos apetito. Al principio los padres lo atribuyeron a que estaba muy nerviosa
por las clases, pues Laura es una niña perfeccionista, exigente consigo misma,
que tolera mal las frustraciones, incluso las pequeñas, y que quiere hacerlo todo
bien; cuando no lo consigue, se desanima y sufre. Los padres la describen como
«extremada en todo, muy intensa, emotiva, pasa del amor al odio; sensible y
muy buena».

A la vuelta de vacaciones de Semana Santa, la madre la notó irritable; se quejaba de los


profesores y de las amigas y decía que le costaba hacer los deberes. Algún día se negaba
a salir y se iba más tarde a la cama. En una ocasión la madre la encontró llorando en su
habitación, y al preguntarle qué le pasaba Laura le contestó: «Lo hago mal todo y os doy
muchos problemas». A pesar de que la madre le insistió en que no era verdad, no logró
convencerla y la niña continuó llorando.

Laura es la menor de tres hermanos. Los padres son personas educadas. No hay
problemas serios en la familia, aunque el padre está pasando por una situación difícil en
el trabajo y a veces los padres discuten por este motivo.

También podría gustarte