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ENFOQUE HISTÓRICO Y ACTUAL DE


LA BIOÉTICA
¿Qué es la ética?

La ética es un saber filosófico que ayuda a discernir la bondad de las acciones


humanas. Además, es un saber práctico, que presenta contenidos teóricos, poiéticos
(saberes que te indican cómo hacer las cosas. Un ejemplo de saber poiético es un libro
de instrucciones) y prácticos, propiamente dicho.

Dentro de los saberes prácticos están los directamente normativos y los


indirectamente normativos. Los primeros indican claramente lo que hay que hacer
ante diversas situaciones: la moral, por ejemplo, es un saber práctico normativo.

La ética es un saber práctico indirectamente normativo porque orienta nuestras


acciones ante determinadas situaciones pero no nos dice claramente lo que tenemos
que hacer. La finalidad de la ética sería orientar las acciones humanas hacia su más
profundo anhelo  el Bien Supremo aristotélico. La ética nos ayuda a descubrir el
bien.

Aclaración: directamente normativo serían las normas de este banco de apuntes, que
especifican obligaciones, horarios… a cada uno de nosotros. Indirectamente normativo
serían unas normas de bancos de apuntes en las que se dijera cosas como: “el objetivo
es hacer buenos apuntes” “el bien común está por encima del bien individual”. No
específica la acción en sí sino el objetivo deseado, siendo varios los caminos que se
pueden tomar.

Rasgos constitutivos de la ética

A lo largo de la historia, la ética ha tenido muchas vertientes (ética=moral, ética


religiosa, ciertos modelos de personas…) pero siempre ha habido una serie de
características comunes, de rasgos constitutivos.

Decoro: es nuestro comportamiento. Existe desde los principios de la ética. Hay una
manera de actuar en la medicina que siempre ha sido clara e inflexible: amante de la
sabiduría, de la práctica médica, deseos de aliviar los males al paciente... En 1999, se
publicó la Carta del Médico, una serie de principios y responsabilidades del médico. Es
algo antiguo, pero que pervive.

Deontología: Normas de comportamiento. Afectan las relaciones médico-paciente y


médico-médico. Hoy cualquier sociedad científica tiene su carta ética, su deontología,
que no se limita a las relaciones entre profesionales o entre profesionales y receptores
de servicio. También habla de las relaciones económicas y demás… es decir, habla de la
relación de la sociedad médica con el resto de la sociedad.
Ética política: Si entramos en contacto con la sociedad e influimos en ella, surge esta
vertiente de la ética. Ya Platón en su modelo político hacía referencia al médico como
figura importante en la polis, con la figura de Asclepio (Dios de la curación).

Contexto actual de la ética médica

La historia de la medicina ha pasado por varias fases (recordatorio de Hª de la


medicina), pero la ética no cambió apenas hasta la Ilustración, donde el ciudadano
gana en derechos y libertades. En el siglo XX este concepto llega al enfermo y este
empieza a ser considerado un igual dentro de la práctica médica. He aquí donde surge
la problemática.

El cuadro no ha sido abordado en clase.

Contexto de la ética médica: a lo largo de la historia tanto desde el pensamiento


mágico pero también en la época racional de la medicina el médico tiene total
supremacía sobre el paciente, es decir: es un modelo paternalista.

A partir de la ilustración se empiezan a definir los derechos de las personas, en los


años 60 aparecen las Cartas de Ciudadanos y no es hasta este siglo que las libertades
ciudadanas del paciente se implantan en la Medicina. En EEUU es donde, por primera
vez, surge el germen de esta igualdad y democracia en el contacto de la sociedad
médica con la sociedad en general. ¿Es obligatorio por parte del paciente aceptar un
tratamiento? ¿Cuáles son las leyes que rigen los ensayos clínicos con humanos?...
Surge la problemática de qué moral hay que adoptar teniendo en cuenta que se trata
de una sociedad plural, sin afinidad moral (a diferencia de la uniforme Europa).

Todo este movimiento ideológico culmina en 1979 cuando se redacta el Informe


Belmont. Ya el estado americano disponía de una institución para tratar temas éticos,
de forma que los médicos demandan a esta asociación ayuda y es así como surge el
Informe Belmont: recoge según la teoría de los deberes de David Ross una serie de
deberes dentro de los ensayos clínicos (beneficiencia, justicia, respeto) que, poco
tiempo después, se extrapolan a la clínica. Estos principios se completan y amplían con
la redacción de Beauchamp y Childress, quienes incluyen el principio de no
maleficiencia.

CRÍTICAS AL MODELO: los filósofos piensan que estas normas prácticas:

- no cuentan con una base teórica consistente en torno al ser humano,


- muy centradas en la figura del hombre, son personalistas (antropocéntricas,
muy típico de Occidente),
- y no concretan (son principialistas).

A finales de la segunda mitad del siglo XX, dos médicos, Jonsen y Toulmin, se
preguntan si dentro de un mundo lleno de datos contrastados y evidentes, se sería
capaz de medir analíticamente y actuar en función de esta ética. Esto lo resolvieron
aplicando la casuística (aplicar los principios éticos en casos concretos). Lo que querían
intentar, en definitiva, era humanizar la medicina y no basar su práctica en un conjunto
de datos sino más bien en el trato directo con el paciente. Según ellos es de ahí, y no
de otras fuentes, de donde se deben sacar las directrices para actuar con una ética
correcta en nuestra labor clínica.

Características de la bioética actual

Es necesaria.

Función protectora o preventiva: Surgen para defender los derechos y la integridad


física del paciente. Por ello se crean comités éticos que entran dentro de la
metodología de los ensayos clínicos y la experimentación humana. Además, nos
encontramos situaciones donde se mira por el uso compasivo de medicamentos y por
la asistencia sanitaria obligada al paciente.

Función educadora: Se busca una ética de mínimos que conciencie a los médicos y que
nos permita actuar de la mejor manera posible
en cualquier caso.

Utilización del diálogo para su praxis: Al estar


en igualdad de condiciones debemos explicar y
justificar nuestros actos.

Necesidad de la bioética
Actualmente la norma
bá sica de todo comité
bioético es la defensa del
paciente.
El mundo se da cuenta de la necesidad de la bioética tras los desastres de las guerras
mundiales que se pusieron de manifiesto en los juicios de Nuremberg, en el que se
redescubrieron los experimentos con personas nazis, la bomba atómica…

Es muy importante el desarrollo de la ética a la par de la técnica, ya que el avance de la


tecnología y de la ciencia nos hace afrontar conocimientos y situaciones, que muchas
veces no sabemos manejar. ¿Hasta dónde es lícito el avance tecnológico? ¿Cómo es
nuestra escala de valores?

Tanto el avance de la técnica, como la crisis del estado del bienestar (esto significa que
se han llegado a ciertos niveles donde no se puede sostener el gasto universal) hacen
patente esta incapacidad de abordar todas las necesidades sanitarias con los antiguos
principios de la ética. La prioridad de conseguir el respeto por el paciente en
situaciones totalmente nuevas hace que muchas veces no sepamos a qué atenernos
según qué contexto. Por esto es necesaria la bioética.

La bioética permite la defensa del paciente, humanizar la relación médico-paciente


(siendo una técnica terapéutica excelente), garantiza la actitud de servicio al enfermo…
Permite la eliminación de las actitudes negativas del médico y promover actitudes
positivas en esta relación. Además, nos enseña a conseguir una asistencia sanitaria
integral al paciente.

Utilidad actual de la bioética:

Otras vertientes de la ética


La vocación médica

El argumento más importante y fundamental de la vocación médica es la


consideración y la contemplación del sufrimiento de los demás como una realidad
apremiante a la que en ningún caso y especialmente por nuestra condición de médico,
podemos ser ajenos. Los médicos no estamos por encima de los enfermos sino
sometidos a la autoridad de los que sufren y muy en especial de los que más sufren y
sobre todo de los que sufren injusta e inocentemente.

El bien interno de la Medicina

El fin último de la Medicina no va a estar determinado por su posibilidad de conocer e


interpretar la salud y la enfermedad como realidades humanas sino en humanizarlas
ayudando a los pacientes a vivir esa experiencia personal de una manera propia y
digna y conforme a sus valores y deseos. Humanizar la vida sirviendo al enfermo,
aliviando su sufrimiento, promoviendo la salud y respetando su dignidad constituye el
bien interno de la Medicina y la raíz de nuestra vocación.

Todos vamos a vivir la realidad de la enfermedad. El médico tiene un poder para


entrar ahí y humanizar esta situación.

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