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Salas, Ernesto (2006b) “El errático rumbo de la vanguardia montonera”, en revista Lucha Armada, Año 3, N° 8

El problema de la vanguardia se plantea a fines del siglo XX en la socialdemocracia. El partido/vanguardia se


propone desde entonces como intérprete de la lucha de clases, reconocido por los “representados”. Es el poseedor
del conocimiento de la teoría revolucionaria, del camino para tomar el poder, al que las masas no pueden acceder
por su situación de explotación. Esta concepción de la vanguardia da lugar a una disyuntiva entre hacer “lo que las
masas quieren” o ser “fiel a la teoría revolucionaria”. Este problema fue constitutivo de las organizaciones armadas
argentinas. (32-33)
Documentos de los primeros años
“Estrategia y táctica revolucionarias”, documento de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo,
presentado en el Congreso de Córdoba, enero de 1969 (Baschetti).
Énfasis en legitimidad lucha armada como respuesta de los oprimidos a la violencia de las clases
dominantes
Rechazo contradicción entre lucha armada y lucha de masas: es su vanguardia, nace antes de que la lucha
de masas se generalice a través del ejército popular, en lugares donde existen condiciones para la
insurrección

Análisis de documentos de Montoneros y FAR del período 70-73, en Baschetti pp. 101 y 146
El peronismo es el movimiento de masas que expresa la vocación revolucionaria en Argentina. Las luchas
del pueblo desde 1955, la “resistencia peronista”, se caracterizó por su espontaneidad, inorganicidad y
economicismo.
Las vanguardias surgen como resultado de esas luchas, con la misión de superar esos defectos. Para esto
los “destacamentos armados peronistas” deben confluir en una única organización, “por lo que ningún
grupo puede arrogarse en principio el rol exclusivo de la misma [la vanguardia]”.
La lucha armada es la forma de lucha que permite la toma de poder y por ende es la que permite orientar
hacia objetivos políticos estratégicos a las otras formas de lucha.
Estas concepciones implican una discusión de la teoría del foco, ya que plantea que la vanguardia surge
como fruto del movimiento social y no al revés. Esto diferenció inicialmente a los grupos de la izquierda
peronista de los grupos marxistas.

Documentos debate Olmedo-ERP (Baschetti 145 a 214)


“Reportaje a las FAR”, FAR, diciembre de 1970
“Trabajo realizado por un grupo de militantes del ERP, desde la cárcel de encauzados de Córdoba”, abril-
mayo de 1971
“Una respuesta al documento del ERP”, Olmedo, 1971
Para el ERP las direcciones revolucionarias que transmiten a las masas la ideología del socialismo
científico son un hecho esencial en la construcción del socialismo, ya que las masas no elaboran una
ideología de manera independiente. Lo que no apunte a fortalecer la ideología socialista, favorece a la
burguesía. En el contexto de aumento de la intensidad de la lucha de clases, es indispensable la
construcción de un partido marxista-leninista que conduzca la lucha de la clase obrera por la liberación
social.
Para Olmedo esto implicaba hacer de la teoría marxista una bandera política universal y no una
herramienta de análisis. Su aplicación indistinta dejaba de lado las particularidades de cada realidad y la
ideología de las masas.
Afirmaba que en Argentina “las luchas obreras y populares implicaban una conciencia política
determinada, una experiencia por la cual un trabajador peronista no dividía una reivindicación inmediata
de su significación política”. Esa experiencia debía ser el punto de partida de la tarea revolucionaria y la
vanguardia surgiría cuando el pueblo adhiriese y protagonizase a la lucha constante y total contra el
sistema. Así, la verdadera vanguardia es la que las masas hacen suya y, por ende, “entre la realidad y la
línea, hay que elegir la realidad”.
“Montoneros –y las otras guerrillas peronistas- constituyen un caso atípico entre sus pares latinoamericanos
imbuidos, como el ERP, de la idea de la construcción del Partido Revolucionario. Al contrario, las guerrillas
peronistas, no se propondrían la formación de un partido de vanguardia porque pasaron a constituirse en la fracción
de izquierda de un movimiento populista y multiclasista, y lo hicieron desde la perspectiva teórica que el
documento de Olmedo les ofrecía.” (35).
Para Montoneros, la “guerra popular” “debía apoyarse en la movilización de las masas ya que de su grado de
conciencia depende “el grado de desarrollo de la guerra revolucionaria”, “Línea Político-Militar. Documento
Interno”, Montoneros (Baschetti, 70-73, 249).
Sin embargo, estas ideas se combinaban con “un claro signo hegemonista”, ya solicitaba “la subordinación de las
luchas, sin mediación ni intento de alianza política, al objetivo estratégico que ella encarnaba”. (36)
A lo largo de la trayectoria de Montoneros pueden diferenciarse etapas “en las que el concepto inicial fue puesto en
tensión debido a la adopción de políticas que contradecían los presupuestos originarios” (32)
Concretamente, un elemento claramente contradictorio con la idea de vanguardia era la existencia de la dirección
de Perón en el movimiento.
1969-1973: “Del ‘foco’ a la ‘infección’. La vanguardia montonera y la dirección de Perón”
Montoneros atrajo a “centenares de agrupaciones juveniles peronistas, junto a grupos provenientes del
nacionalismo, el marxismo, el socialismo o grupos juveniles católicos (…), pedían su ingreso a raudales en la
organización. (…) La organización acusó recibo de esta situación, acomodando sus estructuras clandestinas a los
tiempos políticos que se avecinaban. Montoneros hizo la autocrítica por su concepción foquista de la vanguardia
transformándose en de un organismo militar en una organización político-militar (OPM). La transición del ‘foco’ a
la ‘infección’ -como la llamaban (…)” (36) “Memoria anual de 1971”, Montoneros (Baschetti, 70-73, 363)
“En mayo de 1973 Montoneros y FAR “reconocieron la dirección del general” aunque sin renunciar al lugar de
vanguardia ya que se declaraban garantes de “la hegemonía de la clase obrera dentro del movimiento”. Pero era una
concesión que otras guerrillas peronistas (FAP) no aceptaron (36). Boletín Interno N° 1, primera quincena de mayo
1973 (Baschetti, 70-73 593)
Esta posición era confusa y contradictoria ya que proponía la existencia de dos vanguardias, que no se sustituían
entre sí, sino que se sintetizaban. Por seis meses abandonaron toda referencia a la vanguardia en sus documentos.
“Independientemente de la ‘teoría del cerco’ (…) a finales de 1973 ya era evidente para Montoneros que la ruptura
con Perón se avecinaba, puesto que la diferencia de proyectos era inevitable. (…). No era aún la ruptura pero (…)
comenzaron a prepararse para disputar la conducción a Perón (…)”. “El mensaje a Perón, nunca plenamente
asumido por la organización, fue el asesinato del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci. El efecto (no
podría haber sido de otro modo) aceleró la ruptura”. (36-37)
“Charla de la Conducción Nacional ante las agrupaciones de los frentes”, 1973, Montoneros (Baschetti 73-76, 276)
Perón los estaba entregando como prenda de negociación con los burócratas, sectores demo liberales y la
burocracia sindical. El desarrollo del proyecto Montonero había estado provocando competencias y
confrontaciones con la conducción de Perón, y por ende esta resultaba incompatible con un proyecto de vanguardia
en el interior del movimiento. La vanguardia no puede disolverse como se disuelven las ‘formaciones especiales’,
meras herramientas tácticas para una etapa. (37)
“De todas maneras, los Montoneros seguían atrayendo infinidad de jóvenes que nutrían las agrupaciones de base de
la organización, proceso que continuó hasta mediados de 1975”. En este marco, la alternativa era “el intento de
transformar esas fuerzas en un ejército popular”, ya que “para la conducción Montonera la construcción de poder
residía fundamentalmente en la acumulación de poder militar”. Esto aparecería en la Charla… cuando se propone
la constitución de milicias. Salas acuerda con la observación de Flaskamp de que esta posición “militarista” había
estado presente desde el origen. (37)
En enfrentamiento en la concentración del Primero de mayo, la muerte de Perón y la ofensiva violenta de la
derecha del movimiento, decidieron a la organización por la vuelta a la clandestinidad. El pase a la clandestinidad
ha sido la decisión que más críticas ha recibido (…). En los primeros la clandestinidad no impidió la continuidad de
la presencia de los militantes en los frentes porque, aún privados de loa locales, las agrupaciones mantenían su
presencia en diversos organismos de masas (…).”
Pero la implementación de una etapa de Retirada estratégica, implicaba la preparación de una contraofensiva. En
abril de 1975, Montoneros puso fin a la retirada e inicio la primera campaña militar de la Ofensiva Táctica Militar.
Esta permitiría “preparar la contraofensiva, creando las condiciones materiales en lo político, militar y
organizativo, para comenzar el contraataque contra el enemigo, limitando progresivamente su capacidad de
maniobra y acumulando las fuerzas populares necesarias para ese momento.”
“No hay política revolucionaria, es decir proyecto de toma del poder para los trabajadores y el pueblo, sin la
construcción del poder militar propio y la destrucción del poder militar enemigo”
Se identifican dos desviaciones: militaristas, incapaces de una “respuesta política totalizadora” y politicistas o
basistas, porque sostenían que “toda acción que no provenga de la masa es suplantar a la clase”, negando la
existencia de vanguardias en las experiencias históricas revolucionarias
“La Resistencia Peronista ataca-Fundamentos de la Ofensiva Táctica”, Evita Montonera, N° 2, enero-febrero de
1975 (Baschetti, 73-76, vol 2, 397 y 410)
Sólo en Capital Federal se realizaron más de cien operativos de todo tipo. Fue la primera experiencia de integración
de las milicias en pelotones de combate. En julio comenzó la segunda campaña militar, que abarcó diferentes
ciudades. El 16 de septiembre, aniversario del golpe, “unos 1500 muchachos y chicas actuaron en las roturas, cortes
de calles, colocación de volanderas, caños falsos, etc.”. “Las milicias peronistas son posibles”, Montoneros, Evita
Montonera, N° 3, marzo de 1975. [ver fechas no coinciden!!!!!]
Esto implicó finalmente el abandono de los frentes políticos y el reordenamiento de los militantes en estructuras
logísticas o de combate, que comenzaron a funcionar en la segunda mitad de 1975.” (37) el pensamiento
Montonero se alejaba de la concepción original, por la que era la conciencia política de las masas la que permitía la
emergencia de la vanguardia. Ese “abandono de las tareas políticas, insertas en mayor o menor medida en las redes
populares, disoció a la organización de las demandas sociales y políticas, alentando un creciente y renovado
vanguardismo”. Cita aquí a Calveiro (38)
“Sin embargo, y pese a la ofensiva de la Triple A, durante 1975 la conducción logró, junto con el desarrollo de la
ofensiva militar, expresar una propuesta política totalizadora. El llamado a la resistencia, al interior del peronismo
lanzado ese año, pretendía liderar uno de los bloques en que se fracturaría el movimiento por la acción del gobierno
de derecha de Isabel y López Rega.” En esta línea la creación del Partido Auténtico resultó una propuesta atractiva
para “amplios sectores del combativismo y la izquierda peronista, junto a hombres representativos de la historia del
movimiento”. (38-39)
Pero hacia fin de año el eficaz funcionamiento de las milicias alentó la creación del Ejército Montonero, lo cual
requería construir unidades especializadas de combate, así como el desarrollo de las milicias y un aumento
considerable de la logística. En la práctica esto supuso el desplazamiento masivo de militantes de los frentes hacia
estas tareas. (39)
Estas transformaciones, junto a “la primacía de la teoría para analizar la realidad (una mezcla de Clausewitz, Mao y
lenin) decidió a la Conducción a formular la conformación del Partido Montonero, al estilo de los tradicionales
partidos de cuadros revolucionarios.” En diciembre de 1975, luego del secuestro de Quieto, se produce una
reorganización de la Conducción que fue reemplazada por cuerpos colegiados como el Consejo Ejecutivo y el
Congreso Partidario. (39)
Considerando que el movimiento peronista atravesaba una “crisis de identidad”, Montoneros podía transformarse
en la organización conductora de las masas peronistas. El partido Montonero debía reclutar a los mejores hombres
e implementar el centralismo democrático, por lo que el Congreso sería el momento democrático en el cual se elije
la conducción y votan las estrategias y la Ejecución, el momento centralista en que la conducción implementa las
estrategias. (39) “Llenar el vacío de conducción: una necesidad impostergable del Movimiento de Liberación
Nacional”, Montoneros, mayo de 1976
El congreso no llegó a reunirse.
Si hubieran observado la experiencia cubana “debían” haber notado que el triunfo era de una vanguardia armada,
pero articulada a un movimiento político. La idea del partido provenía de los teóricos vietnamitas, a pesar de haber
postulado siempre que “no debían trasponer otras experiencias revolucionarias en forma mecánica.”. Proponían que
los vietnamitas “nos muestran claramente cuál es el papel esencial de la organización revolucionaria: integrar,
centralizar, sintetizar y conducir a todos los sectores y todas las formas de lucha del pueblo contra el enemigo
imperialista”. (39) “Documento para el Congreso Nacional, 1975 (Baschetti, 73-76, 375)
Salas concluye que “las relaciones de poder desigual que se establecen entre la vanguardia y las masas en la acción
revolucionaria, se reproducen en las estructuras burocráticas del Partido después de la revolución. No hay ninguna
liberación cuando lo que no cambia son las relaciones de dominación. (…) De todas maneras (…). En la realización
de la acción colectiva misma, es constante el fenómeno de la aparición de lo que podría llamarse un grupo
dirigente. (…) En el sentido de grupos promotores de la organización, las vanguardias no son sólo una apreciación
teórica sino una comprobación histórica (…)” (40)
Por esto, señala, citando a Dri, que “… todo proyecto político debe darse su instrumento que
tradicionalmente es el partido. Pero, de acuerdo a lo que venimos reflexionando, el partido de izquierda
tradicional no nos sirve. Reproduce las relaciones de dominación. Se necesita un nuevo tipo de partido
que sea una verdadera articulación de poder popular gestado desde la base”. (40)

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