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El impacto de las carreteras sobre la calidad del agua puede ser muy importante, tanto durante
el funcionamiento normal (filtración de productos de hidrocarburos, desgaste de los
neumáticos, etc) como en situaciones accidentales (derramamiento de grandes cantidades de
contaminantes).
Cuando se pueden presentar problemas complejos relacionados con el agua es durante la fase
de construcción, por ejemplo, con respecto a la turbidez del efluente de las obras. Se deberán
tomar entonces las medidas adecuadas que, en algunos casos, representan importantes
limitaciones para las obras o incremento de costes. La construcción de túneles y las medidas
ambientales relacionadas están fuera del alcance del Comité de Explotación de Túneles de
Carretera de la AIPCR. Para más información se anima al lector a que consulte las
recomendaciones específicas publicadas por la Asociación Internacional de Túneles y Obras
Subterráneas (ITA-AITES).
La mayoría de los impactos de los túneles sobre el agua (y del agua sobre los túneles) se
produce durante su construcción, pero algunos de éstos permanecen durante mucho tiempo y
pueden convertirse en un obstáculo para la explotación y el mantenimiento. Debe prestarse la
debida atención a estos temas durante la planificación y las diferentes etapas del proyecto del
tunel, con el fin de evitar nefastas y costosas consecuencias. La investigación detallada tanto
de la hidrología superficial como de la subterránea debe llevarse a cabo antes y durante la
construcción. Deben ser elegidas la traza y la estructura menos perjudiciales con el fin de
obtener la mínima interrupción y alteración de los esquemas y procesos hidrológicos.
Teóricamente los túneles pueden ser impermeables (no hay filtraciones de agua y toda la
presión recae sobre el revestimiento) o (semi)-permeables (permiten un cierto volumen de
filtración evitando fuertes presiones sobre el revestimiento). En la práctica, la mayoría de los
túneles son permeables durante su construcción e impermeables y semi-permeables durante la
explotación. La figura 1 muestra las filtraciones de agua en un túnel construido con dovelas y
diseñado para ser impermeable. Por norma general, las filtraciones de agua en los túneles de
carretera no se aceptan ya que pueden tener un efecto grave en la estructura del túnel y, en
algunos casos pueden provocar deformaciones, desplazamientos, asentamientos y tensiones
no deseadas que lleven al deterioro y, en el peor de los casos, al derrumbe de los hastiales y
de la clave del túnel y a la rotura y decompresión de la roca. En el caso de las instalaciones
mecánicas y eléctricas, pueden afectar a su funcionalidad y a su expectativa de vida útil.
El agua que entra en un túnel puede disolver el hidróxido de calcio del revestimiento de
hormigón, volviéndose más alcalina y liberando depósitos sólidos en los sistemas de drenaje.
Este efecto es más frecuente en viejos túneles con sistemas de drenaje obsoletos. La figura 3
muestra un chorro de agua que fluye y depósitos de cal en un túnel con revestimiento de
hormigón. La figura 4 muestra un efecto similar en una junta de construcción.
Fig. 3: Chorro de agua que fluye y depósitos de cal en un túnel con revestimiento de hormigón (izquierda).
Fig. 4: Efecto similar en una junta de construcción (derecha)