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ANÁLISIS DEL DELITO DE LAVADOS DE ACTIVOS

El lavado de activos constituye uno de los delitos complejos que afecta de forma más
grave el orden socioeconómico interno, el sistema financiero, el desarrollo de las
economías mundiales; y, asimismo, genera un efecto criminógeno que fomenta la
criminalidad. En esa línea, la importancia de prevenir y controlar el delito de lavado de
activos implica no solo que las autoridades que tienen a su cargo la investigación y el
procesamiento del delito tengan una aproximación a los conceptos asociados al injusto
penal; sino que, también, la sociedad civil pueda identificar y reconocer sus características
y los graves daños que se generan a partir de este fenómeno.

Nuestro país no ha sido ajeno a la proliferación de actos de lavado de activos, ya que


actualmente existen sendas investigaciones y procesos penales en marcha por casos
emblemáticos que involucran a exfuncionarios del más alto rango; tal y como sucede en el
marco del caso Lava Jato y la empresa Odebrecht. Este caso es un claro ejemplo de la
complejidad que reviste la investigación del delito en cuestión, su manifestación en
distintas modalidades y su presencia en los distintos espacios políticos, sociales y
económicos del país. De esta manera, resulta esencial fomentar el estudio del delito de
lavado de activos con el objetivo de fortalecer la política criminal en esta materia,
promoviendo la generación de mecanismos de prevención, la implementación de
herramientas que coadyuven a la investigación y al procesamiento del ilícito; y la
recuperación de activos a favor del Estado.

Bajo esta perpesctiva podemos definir al lavado de activos en un proceso que se realiza
para dar una apariencia de legitimidad a los bienes y ganancias que se han originado o
derivado de actividades criminales y tiene un impacto lesivo en el orden socioeconómico
interno, el sistema financiero y el desarrollo de las economías mundiales. Asimismo, estas
actividades se encuentran frecuentemente vinculadas con la criminalidad organizada.

Este proceso se desarrolla a través de tres fases o etapas:

- Primera fase - Colocación: Consiste en colocar los activos ilícitos en el mercado; es


decir, en desprenderse materialmente de activos de procedencia delictiva sin ocultar
aún la identidad de su titular; aunque también es posible su uso. A menudo, estas
cantidades de dinero se depositan en instituciones financieras tradicionales o no
tradicionales.

- Segunda fase - Intercalación: Consiste en ocultar el origen de los bienes ilícitos


colocados mediante la realización de numerosas transacciones financieras,
comerciales o similares, que hacen difícil llevar a cabo un seguimiento exhaustivo de
los bienes y, por tanto, detectarlos como activos de procedencia ilícita.

- Tercera fase - Integración: Consiste en el retorno aparentemente legal de los fondos al


delincuente de manera directa o por medio de personas o empresas vinculadas, por
ejemplo.

Ahora bien, el autor Ronal Hancco nos menciona sobre el bien jurídico protegido, donde
subraya que el Acuerdo Plenario N° 3-2010/CJ-116 se establecen las diferentes
interpretaciones sobre lo que debería entenderse por bien jurídico protegido en el delito
de lavado de activos. La doctrina agrupa las distintas posturas en varias categorías,
según quienes consideran que:

1. El bien jurídico es la actividad y orden socio económico.


2. El lavado de activos es pluriofensivo ya que lesiona diversos bienes jurídicos
3. El bien jurídico lesionado es el de la administración de justicia
4. El bien jurídico protegido es el del delito fuente
5. El bien jurídico es la seguridad, la soberanía y la democracia de los Estados.

Desde nuestro punto de vista, consideramos el delito de lavado de activos es un delito


autónomo. No obstante, en la doctrina, aún no existe consenso sobre cuál es el bien
jurídico a proteger en el delito de lavado de activo ya que no se ha reconocido un tipo
penal previo y concreto.

Por otro lado, el autor Hancco nos habla sobre la tipicidad en el lavado de activos

A) Tipo objetivo

La Convención de Viena dejó sentados tres tipos básicos en el delito de lavado de


activos: 1) los actos de ocultamiento del origen, la cualidad, o situación de disposición
sobre el patrimonio ilícito; 2) los actos de conversión, transferencia o transporte; 3) los
actos de posesión, adquisición o utilización de los bienes ilícitos.

Al respecto, el Acuerdo Plenario N° 3-2010 ha establecido una división de las


modalidades típicas del delito. Por un lado, tenemos a los que se encuentran en la
categoría de delitos instantáneos y, por el otro, a los de la categoría de delitos
permanentes. Entre las modalidades típicas de la primera categoría, la de delitos
instantáneos, tenemos a la conversión y la transferencia. Mientras que en el ámbito de los
delitos permanentes encontramos al ocultamiento y la tenencia.

Respecto a las otras dos modalidades típicas, ocultación y tenencia, podemos decir que
estas se encuentran recogidas en el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1106, bajo ocho
verbos típicos: “adquirir”, “utilizar”, “guardar”, “administrar”, “custodiar”, “recibir”, “ocultar” y
“mantener en su poder”, aludiendo, desde luego, al patrimonio de origen ilícito.

Estos mismos pueden ordenarse en cuatro grupos, según la naturaleza de los actos:
1)adquirir
2) recibir y mantener en su poder
3) guardar, custodiar y ocultar
4) utilizar y administrar.

B) Tipo subjetivo

Todas las conductas del lavado de activos, mismas que referimos con anterioridad, son
de carácter doloso. El autor peruano Hancco ha contemplado una circunstancia respecto
del conocimiento del sujeto activo sobre el origen del patrimonio ilícito. Estamos hablando
del “debía presumir”. En principio, existen dos grados de conocimiento del sujeto activo de
este delito. El primero, es el de conocer el origen delictivo del patrimonio y el segundo es
aquél que supone que el sujeto “debía presumir” que su origen era tal. En el primer grado
de conocimiento, estamos de acuerdo con la existencia de dolo directo. Sin embargo, al
hablar de un “debía presumir” es cuando se provocan las discordancias entre las distintas
posiciones, pues para algunos no queda claro si este grado de conocimiento implica un
dolo eventual, o un carácter culposo por imprudencia.
Finalmente, el autor nos subraya sobre la autonomía del delito de lavado de activos se
precisa que tiene una autonomía procesal, dado que para aperturar la investigación no es
necesario que el delito precedente este probado con sentencia condenatoria firme, mas
no una autonomía sustantiva dado que uno de los elementos objetivos del tipo penal es el
delito precedente, y sin ese elemento no se podría efectuar una imputación necesaria el
cual constituye una garantía constitucional a todo procesado.

Se estableció que es importante determinar cuál es el delito precedente en el de lavado


de activos porque esta constituye un elemento objetivo del tipo penal, y porque no se
podría condenar por la agravante si no se determina cual es el delito que origino dichos
activos; por lo que sin la presencia de este elemento no se configuraría la tipicidad del
delito imputado. Y no es posible defender una autonomía sustancial del delito de lavado
de activos con respecto el hecho ilícito previo.

En la ley penal especial se considera que el lavado de activos cuenta con una autonomía
procesal y sustancial, analizando dogmáticamente consideramos que esta definición legal
carece de fundamentos doctrinarios uniformes y en ese sentido se considera que afecta el
principio de imputación necesaria al no establecer con claridad la conexión entre delito de
lavado de activos y el delito precedente. Se determinó que para realizar una imputación
necesaria por el delito de lavado de activos es necesario y un requisito esencial el delito
precedente para la configuración de este delito, en este orden de ideas se establece que
se afecta el principio de imputación necesaria cuando se sostiene la autonomía del delito
de lavado de activos.

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