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1. Presentación
Con del fin de desfrozar el nudo gordiano del conflicto agrario y analizar la incidencia del
Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, empezaremos por aclarar las diferencias
conceptuales entre reforma agraria, política de tierras y desarrollo rural.
Fuente: Tomado del documento “La política de reforma agraria y tierras en Colombia, CNMHI, 2013
En América Latina, a mediados de los años sesenta del siglo pasado, los académicos e
investigadores llegaron a un consenso sobre el uso del término de reforma agraria como
“un proceso de redistribución de la propiedad de la tierra en favor de los pequeños
agricultores y trabajadores agrícolas” (Warriner, 1955). Igualmente, Carrol1 señaló que
“el sistema de propiedad rural es el problema central de la reforma agraria” y abogó por
1Thomas F. Carrol, 1965. Citado en “La Política de Reforma Agraria y Tierras en Colombia: Esbozo de una
memoria institucional”, Centro Nacional de Memoria Histórica, Bogotá, 2013.
un cambio radical del derecho de propiedad, de los ingresos y de la estructura social
agraria en los países de América Latina, como una condición básica para lograr la
equidad y el bienestar de los habitantes rurales y urbanos.
Para el caso de Colombia, Dorner señaló que “la reforma agraria significaba un cambio
y/o una reestructuración del régimen de tenencia de la tierra, para hacerlo compatible
con las necesidades generales del desarrollo económico”. Y expresó que "Toda reforma
agraria consiste fundamentalmente en una serie de cambios sustanciales y deliberados
en el régimen de tenencia de la tierra, o sea, en la propiedad y control de los recursos
de tierra y agua" [Dorner, 1972].
Por estas razones, Delgado2 señaló en el prólogo a Las Reformas Agrarias en América
Latina que
“Reforma agraria es la acción de los poderes públicos dirigida a lograr la
redistribución de los recursos productivos; lo anterior conlleva la redistribución
del ingreso y del poder político, además del mejoramiento del estatus social en
beneficio de la población rural”
Estas metas, señaló se alcanzan en algún grado a través de la ejecución de un conjunto
de medidas dirigidas a lograr:
a) la apertura rápida y masiva de la accesibilidad a los recursos productivos (tierra,
agua, capital) para una parte significativa de la población agrícola activa, y
b) la abolición drástica de la servidumbre en las relaciones laborales, lo que
requiere ser garantizado mediante controles efectivos. Como un corolario, debería
obtenerse una mayor remuneración de la fuerza de trabajo bajo formas de
salariado, junto con el establecimiento o mejoramiento de los servicios de
seguridad social campesina”. (Delgado, 1965)
Buena parte de la discusión conceptual sobre la reforma agraria en América Latina se le
debe a Antonio García Nossa 3, quién en uno de sus trabajos la define como:
“una estrategia de modificación y sustitución de la estructura agraria tradicional,
por medio de un repertorio de factores: la redistribución de la tierra, los ingresos
y el poder político; la formación de un nuevo sistema de empresa, racional e
intensivo, diseñado de acuerdo al marco real de los recursos y de los objetivos
estratégicos del desarrollo; la apertura a una estructura social fluida, móvil,
dinámica y de clases abiertas; la integración cultural y política de las masas
campesinas y la articulación de este gigantesco proceso de cambio a la estrategia
general de desarrollo de la sociedad latinoamericana”.
García, con base en estos criterios clasificó las reformas agrarias en América Latina en:
estructurales, convencionales y marginales, de acuerdo con el nivel de transformación
de la estructura agraria, social y política.
Michael Lipton, con base en las experiencias de reforma agraria adelantadas en los
principales países de América Latina señaló:
El desarrollo rural es un proceso mucho más amplio que la reforma agraria y la política
de tierras, que involucra una visión integral del desarrollo.
López Cordovez (1991) expresó que
"El concepto de Desarrollo Rural Integral (DRI) implicó la definición de objetivos
múltiples: crecimiento de la producción y productividad, mejoramiento social y
formación de capital físico; implicó también tratar de integrar componentes
funcionales desconectados o poco relacionados entre sí, pero que tenían como
característica común que todos ellos implicaban inversiones para apoyar el
proceso productivo agrícola, para establecer servicios técnicos y sociales y para
expandir la infraestructura física y social; finalmente implicó la necesidad de hacer
arreglos institucionales y de establecer una rutina de coordinación, en un contexto
de participación de los beneficiarios, entre los diversos organismos sectoriales, a
los que se asignaría la responsabilidad de intervenir en la ejecución de los
programas y\o proyectos DRI".
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) desarrollo una
concepción más integral del desarrollo rural, entendido como:
"el proceso de cambio y modernización de las zonas rurales atrasadas,
tradicionalmente campesinas, que opera constituyendo a los campesinos, al
Estado, a los empresarios locales y regionales en actores de esa transformación.
El desarrollo rural resulta de un conjunto de intervenciones tanto públicas como
privadas, donde los empresarios deben jugar un papel relevante" [Chiriboga,
1991].
Este concepto del desarrollo rural con enfoque territorial fue recogido en el proyecto de
Ley presentado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural como:
“un proceso de transformación productiva, institucional y social de los territorios
rurales, en el cual los actores sociales locales tienen un papel preponderante y
cuentas con el apoyo de las agencias públicas, privadas o de la sociedad civil, con
el objeto de mejorar el bienestar de sus pobladores, con base en el uso sostenible
de la biodiversidad, en particular los recursos naturales renovables y los servicios
ecosistémicos.” (MinAgricultura y Desarrollo rural, 2012)
Así mismo, Schejtman y Berdegué (2004) acuñaron el termino Desarrollo Territorial
Rural (DTR) como:
“un proceso de transformación productiva e institucional de un espacio rural
determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural” […] “La transformación
productiva tiene el propósito de articular competitiva y sustentablemente a la
economía del territorio con mercados dinámicos, lo que supone cambios en los
patrones de empleo y producción de un espacio rural determinado. […] El
desarrollo institucional tiene como objetivo estimular la concertación de los
actores locales entre sí y entre ellos y los agentes externos relevantes, así como
modificar las reglas formales e informales que reproducen la exclusión de los
pobres en los procesos y los beneficios de la transformación productiva.”
(A.Schejtman y Berdegué, DTR, 2004)
En síntesis, una definición más comprehensiva del desarrollo rural es entenderlo como
“un proceso dinámico de cambio o transformación productiva, institucional y social de
los territorios rurales, en el cual los actores sociales locales tienen un papel
preponderante y cuentan con el apoyo de las agencias públicas, privadas o de la
sociedad civil, o unas u otras, con el objetivo de mejorar el bienestar de sus pobladores,
con base en el uso sostenible de la biodiversidad, en particular los recursos naturales
renovables y los servicios ecosistémicos. Como resultado de este proceso se debe llegar
a corregir los desequilibrios regionales en niveles de desarrollo” (Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural, 2012)
3. Antecedentes:
4 Para ello, el plan incorporó una jerarquía de determinantes ambientales para el ordenamiento territorial que incluyen desde los
relacionados con la protección y conservación de los recursos naturales estratégicos y los ecosistemas protegidos, las áreas
especiales agroalimentarias, el patrimonio natural y cultural de la nación y la localización de las infraestructuras básicas, los sistemas
de transportes y las áreas de interés turístico.
disponer de información oficial actualizada y garantizar la interoperabilidad entre los
diferentes sistemas de información de los niveles de gobierno con el fin de lograr análisis
y decisiones más ajustadas a la realidad territorial.
Finalmente, el avance en las acciones de fortalecimiento de capacidades y competencias
va a depender de la implementación del modelo de descentralización diferencial.
• Lograr la integración y transformación productiva desde el territorio.
El plan sienta las bases para la integración y transformación productiva del campo con
un enfoque territorial y popular.
Por primera vez en la historia de la planificación en Colombia, el Plan de Desarrollo
incorpora instrumentos administrativos y financieros para la inclusión de la economía
popular mediante la promoción de las finanzas verdes, la innovación y el fortalecimiento
de los emprendimientos populares que generan más del 90% del empleo informal del
país.
Para ello, el Plan incluye un portafolio 5 de instrumentos y programas para promover la
inclusión financiera y el reconocimiento institucional de las economías populares, con
énfasis en la pequeña producción campesina y comunitaria y los micronegocios. La
promoción de los negocios verdes, las energías limpias, la innovación y los
emprendimientos sociales y comunitarios garantizarán el logro de estos propósitos.
Un segundo componente son las políticas para la participación en la contratación y
compras públicas, a través del mecanismo de las Asociaciones Público-Populares. Estas
se podrán constituir mediante contratos entre las entidades públicas y las
organizaciones de la economía popular y comunitaria. Los contratos podrán ejecutar
obras de infraestructura y servicios públicos, comprar bienes y servicios, construir
infraestructura productiva local y proyectos de energías alternativas, adelantar
proyectos para la producción de alimentos y la gestión comunitaria del agua, entre
otros.
Iguamente, se podrán ejecutar proyectos de inversión bajo la modalidad de las
Asociaciones Público-Privadas (APP) que contempla la Ley 1508 de 2012, para el
desarrollo de infraestructura económica, productiva, social y de protección ambiental
del país.
Un tercer componente son las políticas de promoción del turismo sostenible. Se crea
una Línea de Inversión Territorial (LIT), para financiar el desarrollo de distritos y destinos
turísticos, la convergencia regional y la asociatividad público-privada y público-
comunitaria aprovechando las ventajas competitivas, la protección del patrimonio
natural, cultural e histórico de las regiones.
En resumen, los avances del Plan Nacional de Desarrollo van en la dirección correcta
para fortalecer los procesos de planificación y ordenamiento del desarrollo, la
transformación productiva y la autonomía territorial.
5
El portafolio de instrumentos financieros y administrativos para la economía popular incluye: el establecimiento del Consejo
Nacional de la Economía Popular, la creación de líneas para la inclusión financiera y crediticia, con énfasis en los créditos y
mecanismos de garantías asociativas, programas de acompañamiento y asistencia técnica, la disponibilidad de información para la
caracterización y perfilamiento crediticio de la economía popular y la modernización del sistema financiero (incluyendo la promoción
de las Fintech) y el fortalecimiento institucional de las entidades que hacen parte del sector solidario.
5. Conclusiones
El problema de la tenencia de la tierra, el papel de la reforma agraria y los conflictos
sociales de diverso tipo han estado en el centro de los debates sobre la paz y el
desarrollo del campo en Colombia. Durante muchas décadas de la historia el país no ha
logrado resolver de manera estructural la cuestión agraría pese a los distintos esfuerzos
académicos e institucionales por comprender y superar los conflictos asociados a la
tierra, por el contrario, el conflicto se ha venido complejizando, en especial por la
irrupción del narcotráfico en la compra de tierras, la expansión de los cultivos de uso
ilícitos, la disputa con el control territorial de diferentes grupos armados al margen de
la ley y el involucramiento de los clanes políticos regionales con el narcotráfico y las
disputas por la tierra.
En buena parte de la confusión existente sobre el conflicto agrario en Colombia se
origina en tratar indistintamente la política de tierras y la reforma agraria como sí se
tratara de dos términos sinonimos. Por esta razón, en este ensayo se hace un esfuerzo
por delimitar el ámbito de cada uno de esos terminos y aclarar las diferencias
conceptuales entre reforma agraria, desarrollo rural y política de tierras.
En Colombia los primeros intentos de adelantar un proceso de reforma agraria se dieron
con motivo de la expedición de la Ley 200 de 1936, bajo el gobierno de López Pumarejo,
conocida como la Ley de Tierras. Esta ley introdujo los conceptos de la “función social de
la propiedad”, la extinción del dominio, la adjudicación de las tierras baldias de la nación
y la jurisdicción agraria como mecanismos idoneos para lograr la transformación de las
vetustas estructuras económicas y sociales del campo, promover la modernización de la
agricultura y fomentar el uso productivo de la propiedad rural.
Pese a ello, en Colombia ha sido impósible desarrollar un proceso de reforma agraria
integral y lograr avances significativos en la democratización de la propiedad rural. La
presencia de un enorme poder terrateniente que ha favorecido la alta concentración de
la propiedad, las ineficiencias del Estado y también, desde los años sesenta la oposición
o falta de anuencia del los EEUU a las reforma más radicales. Además de la expansión
del narcotráfico y la violencia en las zonas rurales.
Colombia, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, se ha caracterizado por
una extrema desigualdad en la distribución en la tierra agrícola (Comité Interamericano
de Desarrollo agrícola 1965) y una increíble ambigüedad en torno a los derechos de
propiedad. Estos problemas han contribuido a muchos otros males económicos y
sociales entre ellos las oleadas de violencia que recorrieron periódicamente al país
durante el siglo XX y XIX. Los observadores, los partidos políticos y los gobiernos
advirtieron periódicamente esos graves problemas, y en ocasiones hicieron esfuerzo
para reforzar la estructura agraria en estos y otros aspectos. Si alguno de estos esfuerzos
hubiera logrado mejorar la distribución de la propiedad de la tierra por tamaños o
clarificados los derechos de la tierra en forma positiva la situación de violencia y desigual
en Colombia hoy sería diferente.
El Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 “Colombia Potencia Mundial de la Vida” tiene
el gran merito de ser el primer plan en la historia del país que coloca el territorio y la
Reforma Rural Integral (RRI), propuesta en los Acuerdos de Paz de la Habana del año
2016 como ejes de la planificación y el desarrollo.
En materia de ordenamiento territorial, el plan avanza de manera significativa en la
creación de instrumentos y facultades para fortalecer la función del territorio como
sujeto de los procesos de ordenamiento y desarrollo regional. En primer lugar, se
robustece la figura de las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) y se crean otras tales como
la concesión forestal campesina y las áreas agroalimentarias como mecanismos de
ordenamiento social de la propiedad, que permiten la consolidación y estabilización de
los frentes de colonización para garantizar el cierre de la frontera agrícola. El cierrre de
la frontera se considera una condición sine qua non para aclimatar la paz y sentar las
bases de la transformación del campo (Acuerdo de Paz de la Habana, 2016).
En el orden nacional, pero con incidencia directa en el territorio, para garantizar la
Reforma Agraria Integral y el acceso a la tierra, el plan modifica el Sistema Nacional de
Reforma Agraria y Desarrollo Rural e incluye instrumentos como el saneamiento y la
formalización de la propiedad rural, la compra directa de tierras, la extinción de dominio
y la adjudicación de predios a los campesinos sin tierra.
En materia de fortalecimiento de capacidades sociales, institucionales y de la autonomía
territorial, el plan contempla un portafolio de instrumentos y competencias que
contribuyen efectivamente a fortalecer la incidencia de las comunidades en la gestión
territorial y en el fortalecimiento de la autonomía regional. La promoción de Regiones
Autonómicas, la consolidación del Catastro Multipropósito, el fortalecimiento de los
Esquemas Asociativos Territoriales, el Diálogo Social Vinculante y los Pactos Territoriales
son algunos de tales instrumentos
Finalmente, el PND sienta las bases para la integración y transformación productiva del
campo con un enfoque territorial y popular.
Por primera vez en la historia de la planificación en Colombia, el Plan de Desarrollo
incorpora instrumentos administrativos y financieros para la inclusión de la economía
popular mediante la promoción de las finanzas verdes, la innovación y el fortalecimiento
de los emprendimientos populares que generan más del 90% del empleo informal del
país.
Referencias Bibliográficas
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