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CAPÍTULO VIl

DISERTACIÓN DE LA POLÍTICA COMPARADA EN LAS


UNIVERSIDADES DE Los EsTADos UNIDos
A PARTIR DE LA CoMPRENSióN DE MARK KEsSELMAN,
JoEL KRIEGER v WILLIAM JosEPH

SUMARIO

Introducción. 1. El reto global de la Política Comparada. 1.1. Globalización y Polftica


Comparada. 1.2. Analizando los tiempos turbulentos. 2. Objeto y método de la Política
Comparada. 2.1. Niveles de análisis. 2.2. Teorfas causales. 3. Tópicos centrales
para orientar el análisis comparativo. 3.1. Tópico 1: una complejidad de Estados.
3.2. Tópico 2: Gobernación de los asuntos económicos. 3.3. Tópico 3: La idea de la
democracia. 3.4. Tópico 4: La identidad política colectiva. 4. Clasificación de los
sistemas políticos.

INTRODUCCIÓN

Coincidiendo prácticamente con los denostables actos terroristas de septiembre 11


de 2001 que sacudieron la conciencia del gobierno y la sociedad estadounidenses, y
de la comunidad internacional, se dio una especie de segundo aire en el interés por
la teoría y la ciencia políticas y, en especial, por la revisión, reformulación e innovación
de los estudios de política comparada en la mayoría de las universidades de ese
Estado hegemónico, pero ahora proyectando su estudio, debate y aplicación hacia
los escenarios interestadual, regional e interestatal, incluyendo por supuesto a las
organizaciones intergubernamentales. 168 Recordemos que los primeros trabajos que
se dieron a conocer en el mundo sobre nuestra disciplina, la política comparada,
corrieron por cuenta de profesores e investigadores, independientes y universitarios,
que pusieron a la vanguardia a los Estados Unidos en los fecundos terrenos de la
teoría, la filosofía y la ciencia políticas, seguidos muy de cerca por estudiosos del
viejo continente, ingleses, franceses e italianos, principalmente.

186
El trabajo de base para nuestro análisis es el de KESSELMAN Mark, KRIEGER Joel y
JOSEPH William (eda.), lntroductlon to Comparativa Politlcs, Houghton Mifflin Co. New York,
USA, 2004, 343 pp.
234 JuAN CARLOS VEL.AzauEZ EuZARRA

Más adelante, en los noventa, se percibió un relativo descenso o desánimo en 111


productividad intelectual en los principales círculos de teóricos y de autores de ht
política, mientras que en Europa, por ejemplo, se dio un despegue que ha continuadlt
hasta el presente de manera más o menos sostenida, con la presencia de destacad
analíticos y académicos de las nacionalidades antes mencionadas, a quienes SC!
incorporaron otros nuevos oriundos de España, Países Bajos, Escandinavia, Ruslu
Israel, Australia , entre otros más, sin pasar por alto los esfuerzos realizado
recientemente en otras latitudes de los continentes asiático, africano y latinoamericanO
De esta suerte, a partir del inicio del nuevo siglo, se observa un claro renacimien
de las tendencias comparatistas en todo el mundo, pero en esta ocasión no11
detendremos a revisar en su nota general, la propuesta que nos brindan los colega
estadounidenses Mark Kesselman de la Universidad de Columbia, Joel Krieger y
William A. Joseph, ambos del Colegio Wellesleyen. En la obra que nos presentafl
(como coeditores generales) "lntroduction to Comparative Politics", destacan variot~
contribuyentes que merecen al menos una mención. Se trata de Ervand Abrahamian.
Baruch College; Christopher S. Allen, Universidad de Georgia; Amrita Basiu, Amhera'
College; Joan DeBardeleben, Universidad de Carleton; Louis DeSipio, Universidacl
de California, lrvine; Shigeko N. Fukai, Universidad de Okayama; Haruhiro Fukul1
Universidad de California, Santa Bárbara; Merilee S. Grindle, Universidad de Harvard¡
Darren Kew, Universidad de Massachusetts, Boston; Atul Kohli, Universidad de
Princeton; y, Peter Lewis, Universidad Americana.
El libro dispone cinco grandes partes: la primera, introduce a la política comparad.,¡
la segunda, Democracias establecidas (abarca al Reino Unido, Francia, Alemania,
Japón, India y Estados Unidos); la tercera, Democracias en desarrollo (comprende a
Rusia, Brasil, México y Nigeria); la cuarta, No-Democracias (incorpora a Irán y a 1ft
República Popular China). Ahora bien, la parte que nos interesa analizar es la prime111
que se refiere explícitamente a la polftica comparada y está dividida en cinco apartado~
precisos: 1. El reto global de la política comparada; 2. Objeto y método de la política
comparada; 3. Tópicos centrales para orientar el análisis comparativo; 4. Clasificación
de los sistemas políticos; y 5. La organización del texto.

1. El reto global de la Política Comparada

Comienzan nuestros editores por afirmar que la política alrededor del mundo parece
más problemática que hace algunos años, cuando hubo celebraciones en todo el
orbe para iniciar un nuevo milenio. Los recuerdos de la guerra fría están aún frescos,
cuando los regímenes comunistas de la Unión Soviética y de los países del Centro
Este de Europa colapsaron a principios de 1989; dando la impresión entonces que la
política internacional sería dirigida por la competencia económica global y no por las
contundentes enemistades nacionales. En 2000, a pesar de que no había cristalizado
completamente un orden mundial, surgió la globalización como una nueva óptica
para analizar la política; dando lugar a la pregunta clave que prometía dominar la
agenda política de los inicios del siglo XXI, en cuanto a si los procesos de globalizaci6n
-la difusión global de inversión, comercio, producción y extraordinariamente las
(;APITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 235

htcnologías de comunicación-, promoverían una difusión de oportunidades y un


1umento en el desarrollo de la humanidad, o bien, reforzarían las ventajas
1.omparativas de las regiones e individuos más prósperos y poderosos, socavarían
lus culturas locales, e intensificarían los conflictos locales. Ésta y otras grandes
Interrogantes sacudieron -y lo siguen haciendo hasta hoy día-los cimientos de todas
lus ciencias sociales, polfticas y humanas, junto con sus construcciones teóricas,
p.uticularmente la ciencia politica, el derecho internacional y las relaciones
Internacionales
En esta perspectiva es que la nueva y compleja realidad continúa y continuará
eguramente enmarcando los micro y microanálisis de la politica, de los sistemas
pollticos estatales y del sistema político mundial que es objeto de estudio de esta
nueva generación de obras que estamos revisando y, en particular, del presente
PAPIME que asume como tema nuclear la politica comparada y su aplicación en la
•>rganización política del Estado moderno y su inserción en las relaciones
Internacionales. Y en este espectro, como lo subrayamos al inicio de este capítulo,
los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 perpetrados en los Estados
lJnidos y sus consecuencias han cambiado de distintas maneras las opiniones de
los politólogos, científicos politicos e internacionalistas acerca de la globalización.
En efecto, hasta el 11 de septiembre, el aspecto económico de la globalización
fue el más llamativo, pero a partir de esa fecha, las preocupaciones politicas, militares
y de seguridad nacional e internacional, se han situado al frente de las prioridades,
Implicando la refundación por el poder estadounidense de los sistemas de alianzas
globales que afectan la vida de todas las personas y las sociedades alrededor del
planeta. Claro está, la crisis económica global que vivimos a partir de 2008-2009 y
que se originó en el núcleo especulativo-financiero de los Estados Unidos para
generalizarse hasta el último rincón conocido, puso en evidencia que la nueva agenda
polltica no remplaza las grandes preocupaciones acerca de la globalización
tconómica, al contrario, hoy más que ayer, tenemos ante sí el desafío de desarrollar
una comprensión más compleja de la globalización y dilucidar cómo encuadran en
tila la política nacional e internacional y el estudio de la política comparada.

1.1. G/oba/ización y Política Comparada

Los términos de globa/ización y era global son usados y aplicados como una frase de
código general para identificar el profundo crecimiento, extensión y la diversidad de
lns conexiones que cruzan las fronteras estatales y que son una clave característica
del mundo contemporáneo. La discusión acerca de la globalización comienza con
los aspectos de la actividad económica, incluida la reorganización de la producción y
ltt redistribución mundial de la fuerza de trabajo (la "fabrica global") y en el extenso
Incremento e intensidad del comercio internacional, finanzas y la inversión extranjera
directa. La globalización envuelve los desplazamientos de las personas así como la
migración, el empleo, los negocios y las oportunidades educacionales. Incluye otros
• .1mbios profundos que son menos visibles pero igual de significativos. Por ejemplo,
11, aplicación de nuevas tecnologías de información (como Internet y CNN) enturbia
1!1 tradicional distinción •tntre lo que sucede alrededor del globo y lo que ocurre
286 JUAN CARLOS VELÁZQUEZ E LJZARIW•

alrededor del bloque o la región , transformando instantáneamente curtufa••


erosionando fronteras entre lo local y lo mundial.
Estas tecnologías hacen posible la comunicación instantánea y la unión rl
productores y contratistas, representantes, branch plants, y los proveedores en tieiT1f"'
real en cualquier lugar de la Tierra. Los empleados deben ser rotados en tiempc1 y
lugar, pero pueden ganar ventajas del ir y venir del mercado laboral global. Un emplttll
seguro hoy es perdido mañana. La globalización fomenta la inseguridad en cualq••
momento de la vida, presentando enormes retos para todos los gobiernos en 1
actualidad; y esto incluye a las nuevas formas de gobierno internacional encarnacf.-1
en las organizaciones internacionales altamente supranacionales, desde la Unltm
Europea hasta la Organización Mundial del Comercio. De igual manera, las red
internacionales de terror, crimen y narcotráfico pueden influir donde sea, no habieruln
lugar verdaderamente seguro en el escenario internacional. Surgen tamblten
innumerables instituciones interestatales como la OTAN, la ONU, el FMI, la OCOI •
asociaciones regionales y subregionales como el TLCAN o la ANSEA, para regulur y
estabilizar los innumerables flujos internacionales.
Todos estos procesos nodales -con los que están más famil iarizadot lu
internacionalistas, que los politólogos- complican la politica pues tienden a constntnJr
la habilidad incluso de los Estados más fuertes para controlar su propio destlr11•
Ningún Estado puede asegurar la economía y la seguridad del ciclo vital para ""
ciudadanos. Nadie puede preservar los modelos de gobierno económico o las cultur
claramente nacionales, los valores, su visión del mundo o las narrativas que deflr,
un pueblo y forman su unidad. Es claro pues, que los Estados enfrentan una multltltd
de desafíos simultáneos de arriba abajo, de lado a lado y transversales; por lo ''"
sus capacidades para controlar los resultados tienden a verse cada vez más reduclc¡.•
Jo cual afirma que la soberanía está comprometida por las fuerzas regionales y globltlll
del mercado y de la tecnología, amén del crecimiento incesante de las preocupaolcm
sobre la seguridad y la gobemabilidad.
La estabilidad, viabilidad y permanencia de las entidades soberanas están slt!lldt
simultáneamente atacadas por diferencias étnicas, nacionalistas, y religiosas quft
menudo implican tanto componentes internos como externos. La delgada línea •111
separa las políticas domésticas de las internacionales ha sido rota por el coml»f•l•
conjunto de cambios transfronterizos, económicos, culturales , ideológlt••
tecnológicos, incluyendo los niveles de gobierno, políticas públicas, mecanismot.o rl
seguridad y protección, procesos e instituciones políticos y relaciones que constttuy11n
el orden contemporáneo mundial.

1.2. Analizando los tiempos turbulentos

No es sorprendente que Jos encabezados de los diarios, la radio y Jos me,cllu


televisivos y electrónicos se limiten sólo a reportar los trastornos, los rápiCic•
acontecimientos, y la gama completa del complejo fenómeno de la internacionallzcu '"''
de las tendencias de la globalización que hacen que la política parezca caótlc ''
impredecible; de ahí que su contribución a la explicación de los fenómeno
prácticamente nula, razón por la cual, en este contexto anómico y complejo qu11nr
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA PoLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES.. . 237

ha tocado vivir, el estudio de la política comparada es de enorme ayuda para


comprender los eventos de un mundo rápidamente cambiante, lo cual requiere mucho
más que los análisis "snapshot" tan comunes en las sociedades modernas o los
cortes informativos de los lunes por la mañana. Por tal motivo -señalan Kesselman y
sus colegas-, contribuciones como la presente buscan mostrar las bondades y
limitaciones del método político-comparativo para describir y analizar, ponderadamente
y a detalle, los sistemas políticos de una serie selecta y significativa de Estados,
buscando identificar términos comunes en su desarrollo para explicar objetivamente
las causas y los efectos, tanto de sus cambios como de sus continuidades. De esta
suerte, la obra que nos ocupa, al igual que el propio texto PAPIME en que se incluye
su análisis, pretende proporcionar una comparación internacional pues se centra en
la premisa que destaca la alta importancia de la organización política del Estado y su
Inserción en las relaciones internacionales. Y para entender mejor a éstas y también
a la política mundial contemporánea, estos autores proponen en su investigación
cuatro ejes, sobre los que ya hemos discutido bastante en otras oportunidades y que
han probado su viabilidad, estos son: a) la interacción de los Estados dentro del
orden internacional; b) el rol que juega el Estado en la gestión político-económica; e)
las presiones por más democracia y los retos de la democratización; y, d) el impacto
en la política de diversos factores y fuerzas de grupos de identidad, incluidos clase,
género, etnia y religión.
Estos ejes básicos y otros niveles que se incluyen en la obra in comento, ilustran
sobre la utilidad de la polftica comparada como una herramienta para tener y mantener
un sentido político a pesar de los tiempos más problemáticos. El periodo actual
presenta un extraordinario reto para aquellos que estudian la política comparada,
pero al mismo tiempo una oportunidad única para comprender esta era tan confusa.
Por ello, con el objetivo de apreciar la complejidad de la polltica y de la transición
política en los Estados activos del momento, se debe dirigir la indagación a las
profundidades de las propias perspectivas de nación. Hoy, los negocios y el comercio,
la información tecnológica, la comunicación en masa y la cultura, la inmigración y los
viajes, al igual que la política, forma conexiones profundas entre todos los seres
humanos, siendo así particularmente urgente que se adopte una perspectiva global
en política comparada, para explorar tanto las políticas de los diferentes Estados
como su creciente interdependencia. Pero hay un beneficio adicional: mediante la
comparación de instituciones políticas, valores y procesos políticos en los Estados
del mundo moderno, el estudiante de la política comparada adquiere habilidades
analíticas que pueden ser usadas en el hogar, en la escuela y en el entorno profesional;
y es que, de manera invariable, después de estudiar la política comparada, se
comienza a pensar como un comparatista, es decir, la comparación se convierte en
razonamiento político casi automáticamente, haciendo ver diferente la política del
propio Estado-nación, con un enfoque más profundo y una nueva penetración en los
hechos y las situaciones.167

187 Para mayor detalle ver a MAYER, Lawrence C., et al., Comparativa Politics. Nations and
Theories in a Changing World, Prentlce Hall, New Jersey, USA, 2001, 423 pp.
238 JUAN CARLOS VELÁZQUEZ ELIZAR

La naturaleza política del hombre le hace más atractivo el estudio de lo compl _


por sobre lo simple, de ahí que el mundo caótico y difícil de la actualidad provea d
una serie de fascinantes laboratorios para el estudio de la politica comparada, dándoht
un inusual significado a la materia. Este es el sentimiento que se quiere compartir iil
lector invitándole a unirse al gran esfuerzo de comprender el complejo y siemp
cambiante terreno de la política interna, nacional y mundial contemporáneo. De 111
política comparada sólo se esperan -advierten los autores-las fórmulas para aprencifu
a comparar buscando que el estudio comparativo, cualquiera que sea su óptl~•
propenda al incremento, cuantitativo y cualitativo, del conocimiento general de 1
política.

2. Objeto y método de la Política Comparada

El acto de "comparar y contrastar" es uno de tos ejercicios humanos más comuna~~


Está siempre presente ya sea en el salón de clases estudiando literatura, politl
economía, derecho, historia o filosofía -o en las relaciones afectivas, en el turisi'Ttfl
en las asociaciones, en la educación, en el deporte o aun enlistando las obras muel
cales favoritas. En la observación de la política, el uso de la comparación es muy
antiguo, remontándose por lo menos al insigne y magnífico filósofo griegoAristótel
quien categorizó las ciudades-Estado de Atenas en el siglo V a. C. de acuerdo con
su tipo de política de gobierno: gobernado por un soto individuo, gobernado por
pocos, o gobernado por todos tos ciudadanos. El agregó una dimensión normatl\11
(un reclamo acerca de cómo se debe de gobernar), mediante la distinción
("contrastando") entre versiones buenas y corruptas de cada tipo. Con esta y otrt1
bases cognitivas, el estudio moderno de la política comparada refina y sistematiza¡,,
vieja práctica de evaluar alguna característica del Estado A mediante la comparacl6n
de la misma característica del Estado B con el fin de aprender más acerca de ellll
de lo que permitiría un estudio aislado.
El término de Polftíca Comparada, se refiere a un campo dentro de los estudie•
académicos de politica (la Ciencia Política), al igual que a un método o a In
aproximación al estudio de la política. 168 El tema de interés central de la polltlh1
comparada es la polltica doméstica de los Estados o de las sociedades y los puf'
blos; y dentro de la ciencia politica, la polltica comparada es una de las cuatro áre••
de especialización más conocidas y que más interesan y enfrentan -intelectualmen
a los científicos políticos de los principales países del mundo. Su estudio serlo V
detallado, al igual que el de la política y de la mayoría de las ciencias políticas (C•
ciencias del gobierno), tiene su inicio formal y sistemático en los colegial V
universidades de los Estados Unidos, orientándose a los otros tres campos que son

168 SCHMINER, Philippe, "Comparativa Politics", in Joel Krieger (ed.), The Oxford Com~m

nion to Politics ofthe World, New York, Oxford University Press, 2001 , pp. 160-165. Para unu
explicación y un enfoque diferente véase: LAITIN , David D., "Comparativa Politics: The Statc• '''
the Subdiscipline", en Ira Katznelson and Helen V. Milner (eds.), Politica/ Science: The Statc; '''
the Discipline, New York, Norton, 2002), pp. 630-659.
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 239

de su interés fundamental, a saber: Teoría Política, Relaciones Internacionales, y


Política Americana. En virtud de que es común que los estudiantes estadounidenses
deban estudiar intensamente y con especial interés la Política Americana, por encima
de la política internacional, los dos campos permanecen separados.
En la actualidad, el patrón de distinguir el estudio de la política doméstica de las
"políticas extranjeras" es frecuente y habitual en la mayoría d¡;¡ los Estados, por lo
cual los estudiantes en Canadá o Australia, por ejemplo, deben de estudiar la política
de Canadá o de Australia respectivamente, como una especialidad distinta, y es de
esperarse que los estudiantes japoneses dominen la política de Japón, como lo mismo
es de esperar de los estudiantes mexicanos. Pero, desde nuestra óptica, el problema
no es ese sino, por el contrario, el hecho de privilegiar el conocimiento de la política
local o costa de limitar o aun ignorar aspectos centrales de la política internacional o
de las propias relaciones internacionales, lo cual llega a ocurrir con cierta frecuencia
en Norteamérica y en algunos Estados europeos.
Sin embargo, no hay razón lógica para que el estudio de los Estados Unidos no
sea incluido dentro del campo de la política comparada -por el contrario, es muy
necesario hacerlo, pues con todo, es un sistema poco conocido en su funcionamiento
interno y en su praxis polftica. De hecho, muchos estudios importantes en esta
disciplina (y un número creciente de cursos) han integrado el estudio de la política
americana en los análisis comparativos de diferentes Estados no americanos, logrando
así implantar la política estadounidense dentro de una perspectiva más rica, haciéndola
al mismo tiempo más fácil de reconocer al destacar sus aspectos distintivos y
significativos respecto de otras realidades pollticas. 169 Al respecto, nuestros autores
señalan que el enfoque comparativo analiza principalmente las similitudes y las
diferencias entre los Estados enfocándose en instituciones y procesos selectos,
destacando que la mayoría de los comparatistas modernos asumen que no existen
declaraciones confiables acerca de las observaciones políticas obtenidas mediante
el análisis de un solo caso.
Al escuchar declaraciones tales como: "los Estados Unidos tiene el mejor sistema
de salud en el mundo", los comparatistas de inmediato se interrogan acerca de qué
tipos de sistemas de salud existen en otros Estados, cuántos de ellos cuestan y
cuáles son financiados, qué tipo de personas están cubiertas por un seguro de salud,
además de qué significa "el mejor'' sistema de salud; si es que es éste el que provee
el mayor acceso, o el que mantiene más población saludable. En suma, no se puede
hablar de "la mejor obra literaria" o de "la mejor manufactura", sin antes considerar
las otras alternativas posibles o decidir qué factores específicos determinan el juicio
de quien realiza el ejercicio comparativo.170

169
Véase por ejemplo el que pensamos es uno de los estudios extranjeros más completos
que se ha escrito sobre la maquinaria polftica estadounidense: TOINET, Marie-France, El Sistema
Polltíco de los Estados Unidos (Prólogo de Stanley Hoffman), 18 . ed. en espanol, FCE, México,
1994, 522 pp. También destaca el texto de HAURIOU, André, Derecho Constitucional e
Instituciones Polfticas, Ariel, Espana, 1980, pp. 475-576.
°
17
CAMPBELL, Collin, Govemments Under Stress: Política/ Executives and Bureaucrats in
Washington, London, and Ottawa, Unlverslty ofToronto Press, Ganada, 1983, 356 pp.
240

De nuestro lado, tanto en ciencias políticas y sociales, como en el derecho, le


comparatistas a menudo analizamos las instituciones y los procesos politi
jurídicos, mediante la observación de dos o más casos deliberadamente seleccionttclt
para aislar sus características tanto las comunes como las diferentes. El anihll
supone comparar aspectos similares de la política o el derecho en más de un Estl*clt
-por ejemplo, las instancias ejecutivas de gobierno, el papel de la sociedad clvtl. el
derecho político o electoral o el servicio civil de carrera en los Estados Unidos,(¡,.,,
Bretaña, México, Brasil y Canadá. Por su parte, algunos estudios de polllit
comparada somos dados también a desarrollar enfoques extra estatales y anall
los asuntos internacionales, como las causas y las consecuencias de las revoluciQJ•
o los rompimientos de los órdenes constitucionales en diferentes Estados previarntmll
seleccionados.171

2.1. Niveles de análisis

La comparación puede ser de gran ayuda para el análisis politico en muchos nlv4•1
diferentes. El científico político a menudo compara el desarrollo en ciudades, reglort
provincias, o entidades distintas al interior de un mismo Estado o en dos o m
Estados. El análisis comparativo se puede enfocar también en instituciones y proouu
específicos en varios Estados, como el poder legislativo, el poder ejecutivo, los partlclc
políticos, los movimientos sociales, o los sistemas de cortes y tribunales. Pnt
experiencia, sabemos que el mejor camino para comenzar con el estudio de polltlf
comparada es en el nivel de los Estados, estructuras complejas políticamente deflnkiM
que comprenden territorios disímbolos y que abarcan instituciones políticas, cultun•ln
económicas y étnicas, y otras identidades sociales. Los Estados han ••ttl
históricamente la fuente más importante de la identidad política colectiva de los puetllc
y son la arena más importante para organizar la acción política en el mundo mod4•1 11t
Por ello, constituyen la unidad natural del análisis para la mayor parte de las vt111
bies y procesos domésticos, los cuales incluyen: a) instituciones políticas: el goblttfllt
formal e informal y las relaciones estructurales que organizan el poder y los recurttu
en sociedad; b) cultura polftica: actitudes, creencias, y símbolos que influyM !ti
comportamiento político; y, e) desarrollo po/Jtico: las etapas del cambio de la estruetut
de gobierno y la participación de la sociedad en la toma de decisiones politic&l
Una perspectiva complementaría aunque relativamente más acotada, cont~'"''
en orientar la comparación hacia los cuatro elementos fundamentales de los sisten111
políticos contemporáneos, que según opinión que compartimos con 111
constitucionalista y comparatista político francés Maurice Duverger son: 172 • •) 1
autoridad gubernamental; b) la designación gubernamental; e) la estruolur
gubernamental; y, por supuesto, d) la limitación gubernamental. En cualquier pall• "1

171 Consúltese a SKOCPOL, Theda, Social Revolutions in the Modem World, CambrldU

University Press, Cambridge, UK, 1994, 324 pp.


172
DUVERGER, Maurice, Instituciones Polfticas y Derecho Constitucional, edicionea Ar~l
España, 1970, 639 pp. (Nota: las ediciones que contienen estos cuatro elementos son lu
anteriores a 1966).
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES. .. 241

Estado es casi siempre la unión de instituciones más poderosas e influyentes, pero


es importante precisar lo que se entiende por Estado, pues la forma en que el concepto
es usado en la política comparada es probablemente desconocida para muchos
estudiantes y aprendices. En sistemas federales generalmente se le refiere con
relación a las entidades federativas o estados federados, pero en nuestra disciplina
se trata de la institución política clave responsable de hacer, implementar, imponer y
adjudicar políticas más importantes en un país. Y dentro del Estado la institución
política más importante de es el poder ejecutivo (presidente, primer ministro, canciller,
gabinete, ministerio, etc.), conjuntamente con la milicia, la policía y la burocracia
administrativa, el poder legislativo y el poder judicial o de las cortes y tribunales. En
muchos sentidos, como lo destaca el propio Duverger, el Estado es sinónimo de lo
que a menudo se denomina gobierno. El Estado reclama, usualmente con éxito, el
derecho de promulgar y publicar las reglas -leyes, normas, regulaciones
administrativas, y las decisiones de los órganos jurisdiccionales- que son impuestas
a la población. Hay Estados democráticos, en los cuales los dirigentes son elegidos
mediante procedimientos que permiten participar a toda la población, y Estados
altamente represivos, que sobreviven políticamente gracias al poder de la policía y la
milicia, pero hasta en éstos la estabilidad a largo plazo requiere que el régimen
disponga de un mínimo de legitimidad política; lo que significa que parte Qe la población
debe creer que el Estado es el adecuado y tiene la capacidad para dirigir los destinos
nacionales y las relaciones con el exterior. · '
La legitimidad política está en gran medida condicionada por la habilidad del
Estado de cumplir con lo prometido, por el satisfactorio comportamiento de la economía
nacional y una aceptable redistribución de los recursos económicos. Además, en la
actualidad global, la legitimidad parece requerir que el Estado se represente como
una democracia a la moda, sea o no de tacto. Por ello, al estudiar el problema de la
legitimidad -aunque no todos los científicos políticos comparten esta visión-, la política
comparada debe procurar analizar el rol que juega el Estado como ente regulador de
la economía y, la presión ejercida en los Estados para el logro del desarrollo y el
aumento de la participación democrática. Así, el hecho de que los Estados sean el
objeto fundamental de análisis en política comparada no significa que todos estén en
un plano de igualdad. La organización de las instituciones estatales es muy variada,
y estas diferencias tienen un alto impacto en la vida política y social; en tal virtud,
cada Estado debe ser estudiado poniendo especial énfasis en las variaciones de las
instituciones gubernamentales, la participación y representación de las sociedades y
sus implicaciones políticas. De esta forma, como lo proponen Kesselman y sus
colegas, cada estudio por Estado debe comenzar con una semblanza de la evolución
histórica de la organización institucional y los procedimientos políticos involucrados,
determinando las influencias y factores que explican las razones por las que los
Estados difieren políticamente.

2.2. Teorías causales

Aunque no todos los autores hacen una distinción precisa entre País y Estado,
manejando incluso indistintamente ambos conceptos, los maestros estadounidenses
242 JuAN CARLOS VELAzauEZ EuZARRARM •
=
in comento, argumentan que los países son los principales conjuntos en política y loll
Estados son las organizaciones políticas y actores más significativos, representancf!•
los dos, las unidades críticas en el análisis de política comparada , que al observar
las similitudes y diferencias existentes involucra el desarrollo y aplicación de distinta•
teorías causales que incluyen factores (las variables independientes) que se cretJ
influirán en algún resultado (la variable dependiente), para arribar a la explicaci6
deseada. Pero aun cuando la explicación no involucra la prueba explicita de 111
hipótesis (a menudo no lo hace), los comparatistas tratan de identificar las diferencia
y similitudes entre los Estados y sus modelos significativos.
En cuanto a nuestro criterio, al margen de la opinión los universitarios que nos ocupan,
y sin pretender entrar en discusiones ociosas, semánticas, o de índole apreciativ
varios internacionalistas, politólogos y comparatistas mexicanos, preferimos en
nuestros estudios hacer referencia al Estado, y no al país, pues lo consideramos un
objeto de estudio más propio, tradicional y significativo de la ciencia política y, por
ende, de la teoría política y de la política comparada; subrayando además que estt•
mismo razonamiento es comúnmente aplicable en los campos del derecho
internacional, del derecho político y del derecho constitucional, donde es el Estado,
y no el país, quien aparece como sujeto jurídico y actor político principal, típico u
atípico, amén de que, fuera de la macro sociología o de algunos enfoques de 111
sociología jurídica, se identifica más como una disciplina o un eje de conocimiento
sistematizado, la construcción de una teoría del Estado, y no a una teoría del pall,
por ejemplo. Así pues, concebimos al Estado, como la suma de la representaciQfl
política y soberana del país. De ahí que, el presente libro PAPIME lleve por subtitule•
el de la organización política del Estado y su inserción en las relacionel
internacionales.
Desde otra perspectiva, es significativo reconocer los límites que existen en ni
campo de la ciencia política para la aplicación de la politica comparada. Son dos lae
diferencias importantes entre las ciencias "duras" (o naturales) como la física yl11
química, y las ciencias sociales como la política y las relaciones internacionales. Lu
primera, radica en que las ciencias sociales estudian a las personas en libertad, este•
es, dado que los individuos tienen un margen para tomar decisiones libremente, sue.
acciones, actitudes y comportamientos no pueden ser explicados mediante un anélis/14
causal; lo cual no significa necesariamente que los sujetos deciden de forma arbitrarla
Se decide dentro del un contexto material limitado, instituciones establecidas y
prescripciones culturales dadas, tocando a la política comparada analizar cómo ésto1
y otros factores orientan las decisiones políticas en formas sistemáticas; así, dadc•
que sus objetos de estudio son diferentes, siempre habrá distinciones capitales en
tre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Una segunda diferencia, radica en
que las ciencias naturales, las técnicas experimentales pueden ser aplicadas paru
aislar la contribución de los distintos factores para un resultado en particular, et
posible cambiar el valor o la magnitud de un factor -por ejemplo, la fuerza que se lt•
aplica a un objeto- y medir cómo se afecta al resultado. Sin embargo, los cientffiCO&!
sociales, científicos pollticos y comparatistas, raramente tienen la oportunidad dt ·
aplicar dichas técnicas experimentales.
En el mundo de la política real, al contrario de lo que ocurre en un laboratorio, la1
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES.. . 243

variables no pueden ser fácilmente manipuladas de manera aislada. Las técnicas


estadísticas pueden ser usadas en un intento por identificar el peso causal específico
de las diferentes variables al explicar las variaciones en los resultados políticos; pero
es difícil medir con precisión cómo, por ejemplo, la etnicidad de una persona, el
género, o su nivel de ingresos influyen en sus decisiones al emitir el sufragio. Nunca
se puede saber con seguridad, por citar un caso, cuál es la mezcla exacta de factores
-conflictos entre las elites, atracciones ideológicas, construcción de los imaginarios
populares, la debilidad del Estado, la capacidad de organización de los lideres
rebeldes, o el descontento de las masas-, que propicia una revolución exitosa. En
verdad, las diferentes revoluciones son resultado de distintas configuraciones de
factores, por lo que resulta bastante difícil y aventurado desarrollar una teoría de las
revoluciones.
Kesselman y su equipo sostienen que existe hoy dia un fuerte debate acerca de
si las ciencias sociales deben buscar explicaciones científicas comparables a las
que prevalecen en las ciencias naturales como la física. Por un lado, muchos
mencionan que los científicos políticos deben buscar el desarrollo de "leyes" para
explicar los resultados pollticos, es decir, que el fenómeno político debe ser explicado
mediante "leyes universales", en un sentido similar al sistema de leyes universalmente
aplicables que los físicos desarrollan para lograr explicar características especificas
del mundo físico. Por el otro lado del debate, los críticos de esta postura sostienen
que el mundo social es en esencia diferente del mundo natural, por lo que las ciencias
sociales deben buscar la identificación de mecanismos particulares que sean
operables en diferentes circunstancias y situaciones -pero esos mecanismos que
disciernen, recurrentemente no explican a plenitud los resultados manifiestos.
Otro grupo es de la opinión que los científicos sociales deberían enfocarse en
identificar sólo las configuraciones coexistentes en un caso en particular, pero
nuevamente, el resultado no sería la explicación completa o el desarrollo de lo que
ha dado en llamar leyes universales o comprensivas.173 Y adicionalmente, un cuarto
grupo recomienda adoptar lo que en la práctica se denomina "descripción gruesa", la
cual procura transmitir la textura rica y sutil de alguna situación histórica dada,
incluyendo el significado subjetivo y simbólico de la situación para sus participantes.
Tómese nota que para este último grupo, y tal vez para el segundo y tercero también,
el objetivo no es proporcionar explicaciones causales de eventos en particular, pues,
dejando de lado el espinoso asunto de la causalidad, muchos comparatistas coinciden
en darle valor al manejo de un término medio -que no necesariamente ecléctico-,
que evite a toda costa enfocarse en forma exclusiva en un Estado determinado, o
bien, combinar todos los Estados indiscriminadamente. En otros términos, si sólo se
estudian éstos de manera individual, sin ninguna marco de comparación , la política
comparada se volverá únicamente un estudio monográfico, descriptivo o lineal de

173 Para diversos enfoques véase: KING Gary, KEOHANE, Robert O. y VERBA, Sidney,

Designing Sociallnquiry: Scientific lnference in Qualitative Research, Princeton University Press,


Prlnceton, New Jersey, 1994; asf como a: LICHBACH, Mark lrving y Z UCKERMAN, Alan S .
(eds.), Comparativa Pol/tlcs: Rat/onal/ty, Cultura, and Structura, Cambridge University Press,
1997.
244 JUAN CARLOS VELAzOUEZ EUZARRAM

una serie de casos aislados. Con una visión así, sería imposible reconocer lo que r
más significativo en el co/lage de características políticas que encontramos en muchCll
Estados alrededor del mundo y, como resultado , se perdería o empañarla 111
comprensión de las pautas de las similitudes y diferencias entre los objetos de análisltt
así como una herramienta importante para la evaluación de lo que es único y lo quf!
no lo es en la vida política de una nación.
Ahora bien, caminar en el sentido opuesto y hacer recomendaciones de pretendkltt
validez universal sobre el carácter verdadero de un fenómeno o un proceso pm
todos los Estados, tiene el alto riesgo de falsificar la verdad o de ignorar los diferent
intereses y las pautas de variación ; ello en razón de que el mundo politico ''
increíblemente complejo, moldeado por una amplísima serie de factores y una i nte~r
minable interacción de las variables. Además recordemos que después de un brov
período, entre 1950 y 1960 cuando los comparatistas trataron en vano de desarrolltu
una "gran teoría" que aplicara en todos los países, en la actualidad la mayorla ..,,,
de acuerdo con el valor de la teoría de nivel medio, o sea, la que se enfoca en ht
características especificas del mundo político, como las instituciones, las polltlc.n
los procesos o los eventos en común, como las revoluciones, las sucesionea, 1
alternancias o las elecciones. Por ejemplo, los comparatistas han analizado el proc " "
por el cual muchos Estados con formas de gobierno autoritarias, como las dictadwrt
militares y los Estados de partido único, han desarrollado regímenes más democr6tiC '
y participativos (transición a la democracia), y al hacerlo no han tratado cada r ,,
nacional como único ni de construir un patrón universal que ignore tod••·· 1
diferencias. Aplicando la teoría de nivel medio, nuestros autores identifican la influen1rl
en los nuevos regímenes de la estabilidad política y de las variables especlflc
como los legados institucionales, la cultura política, los niveles de desmr•tll
económico, la naturaleza del régimen antes de la transición y el grado de los confllc lt
étnicos o la homogeneidad. Verbigracia, en Europa los comparatistas han sido CfiJ•·••
de identificar patrones en el surgimiento y consolidación de los reglm111•
democráticos en el sur del continente en 1970 (Grecia, Portugal, y España) y IW• hlill
comparado con el desarrollo del paradigma democrático en América, Asia y Ahl•
desde 1980 y en el este y centro de Europa desde el inicio del rompimlantl• ,¡
modelo bipolar de la guerra fría a fines de los ochenta del siglo pasado . 17~
Aunque al igual que Kesselman y otros doctrinarios somos entusiastas irre•• h•ul
de la disciplina, es inocultable que el estudio de la política comparada tiene mu1l11
obstáculos, incluyendo la complejidad del objeto de la materia, el ritmo tan vertiiJir•
de los cambios en el mundo contemporáneo, la rápida ruptura de los paradl(tr urt
desbordamiento de los marcos de análisis de todas las ciencias particularmcmh
sociales, y la imposibilidad de manipular las variables o replicar las condl! l• '''
Entonces nos preguntamos, qué tanto se puede esperar si nuestro labor 1torlr
todo el mundo de la política. Cuando utilizamos los métodos de la política com1•· u

17
• Léase a LINZ, Juan J. y STEPAN, Alfred, Problems of Democratic Transitlon .mrl
so/idation: Southem Europe, South America, and PD$f-Communist Europe, John Hop ~ 111
versity Press, Baltimore, USA, 1996.
CAPÍTULO VIl. DISERTACIÓN DE LA PoLiTICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 245

- aisladamente o en combinación- en el examen y desarrollo de una gama de temas


derivados de la teoría de nivel medio, descubrimos que es posible encontrar una
explicación entre los patrones que dan sentido a un vasto número de desarrollos
políticos y asocian la experiencia de los Estados, los pueblos y los ciudadanos
alrededor del contexto planetario inestable y caótico de nuestro tiempo.

3. Tópicos centrales para orientar el análisis comparativo

En este punto coincidimos con los especialistas estadounidenses en que,


efectivamente, en ciencias políticas y sociales, no podemos dejar de enfatizar la
extraordinaria importancia y el ritmo tan fluido de los cambios globales
contemporáneos, al intentar explicar el objeto de estudio de la política comparada, al
describir algunas herramientas del análisis comparativo, y al proponer los grandes
tópicos sobre los que se puede trabajar para organizar la información de las
instituciones y de los procesos que discurren al interior de los Estados. Estos rubros
temáticos ayudan a discernir similitudes y diferencias entre éstos y demuestra qué
patrones aplican para un grupo de Estados y por qué, y cuáles patrones aplican en
específico para un espacio político en particular; y, adicionalmente, pueden sugerir
maneras en la que se puede culminar el análisis de algún enigma sustantivo en la
política comparada. Antes de presentarlos, es necesario anotar un par de visos.
Primero, no es posible abarcar la infinidad de experiencias políticas alrededor del
mundo en los rubros centrales que han sido seleccionados, sino sólo proveer una
guía para entender características de la política comparada contemporánea, siendo
muy importante que los estudiantes y los profesores cuestionen y extiendan la
interpretación que se propone. Segundo, la contribución de nuestros autores está
constituida por la teoría existente, sin que esto impida o limite la exposición de nuevas
hipótesis o pruebas.

3.1. Tópico 1: una complejidad de Estados

Desde 1648 con su nacimiento en la Paz de Westfalia, los Estados han sido los
actores principales en el escenario mundial. Aunque las organizaciones
internacionales y los actores privados como las corporaciones transnacionales
desempeñan hoy un papel relevante , son los gobiernos de los Estados quienes poseen
el dominio militar, el monopolio de la violencia permitida y el manejo de los esquemas
de seguridad nacional e internacional, amén de que es el código legal de los Estados
el que hace posible que operen los negocios fuera y dentro de sus fronteras. Los
Estados proveen la protección de los ciudadanos con el cuidado de la salud, pensiones
de la vejez, ayuda para los discapacitados y los desempleados; regulan los
movimientos de las personas a través de las fronteras mediante las leyes de migración;
crean las organizaciones internacionales que reflejan en gran medida el balance del
poder entre los Estados miembros. De ahí que la política comparada enfatice los
efectos que conlleva la interacci6n de la polltica doméstica y las fuerzas
internacionales
246 JuAN CARLos VELAzauEZ EuZAR

Ningún Estado, ni siquiera el más poderoso, como es el caso de los Estado


Unidos, puede presumir de autárquico o de ser inmune a las influencias qutl
originan fuera de sus fronteras. Existen ahora muchos procesos asociados e
la globalización que subrayan la importancia del complejo juego de influentll
que se da entre todas las naciones. La totalidad de instituciones internaciont•l••
independientemente de su grado de supranacionalidad, limitan la soberanlr• ti
los gobiernos asociados, las corporaciones transnacionales, los banc:u
internacionales, y los mercados monetarios afectan a los países y sus poblacl
alrededor del mundo. Las fronteras políticas de los Estados no protegen a tlll
habitantes del calentamiento global, de la contaminación ambiental, o de 1
enfermedades infecciosas que provienen del exterior. Más aún, el desarrul
asociado con la transferencia de tecnología, el crecimiento de una sociedad d
la información, la inmigración, y la difusión cultural, tienen un impacto varlftn
pero innegable en la polltica doméstica y en la organización del poder naciont~l
mundial, catalizando la preocupación global que tienen los ciudadano-. d
presionar a los gobiernos, propios y extraños, para que reconozcan los estándur
internacionales de los derechos humanos. 175
Al analizar el complejo abanico de temas acerca del Estado, cabe destacar u
característica clave de la arena internacional: el impacto de las instituciones y prooe•
políticos de un Estado en el éxito o fracaso y en la competencia política y econ6
en otro Estado. Pero hay un segundo enfoque, que consiste en destacar las si"'*'
tudes y contrastes entre los países en el proceso de su formación como Estad
considerando los efectos del orden mundial antes de la era de la globalizaci6R
trata de estudiar las formas en la que los Estados se desarrollaron históricamtmll
los diversos patrones en la organización de las instituciones pollticas, los proce41nl
los límites de la democratización, la habilidad de los Estados para controlar los grUJH
sociales y mantener el poder, y las estrategias y capacidades estatales para ejeu 1
el control económico. Y en toda esta gran tarea, es importante poner en reliev
relación existente entre la formación del Estado y su posición en el cont4ul
internacional. Algunas naciones como Gran Bretaña, India y Nigeria, están conectlu
por su historia colonial; otros como China y Rusia, comparten patrones de desarrul
que por décadas fueron determinados por la ideología comunista, la política estruotur
y el enfoque de la organización económica.
En estos momentos, la preocupación acerca de la seguridad mundial, influYf'
un gran número de desarrollos, como ocurrió durante los ataques al régimen
Saddam Hussein en lrak por parte de los Estados Unidos y Gran Bretaña en 200.1

175
Todas las naciones están experimentando una intensa presión y creciente mezc lu
influencias externas. Pero las políticas internacionales y la dinámica económica no tlf'li""
mismo impacto en todas ellas, aunque es claro que mientras estén mejor organizada• polllll
y económicamente a su interior, mayor será su influencia globalmente y, de manera contr...t."'
la desorganización provocará que las políticas de los Estados en desventaja, sean mayomu•li
moldeadas por otros Estados y otros poderes, como las organizaciones internacionaiC"• 1
fuerzas internacionales y otros poderes fácticos transfronterizos.
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 247

considerarlo -no del todo justificada ni probadamente-, como una amenaza mundial.
La acción provocó una intensa controversia y oposición en todo el orbe. Los eventos
después del 11 de septiembre han desatado un efecto dominó en prácticamente
todos los conflictos anteriores a esa fecha, como el de Cachemira, que mantiene en
tensión predominante a India hindú y Pakistán musulmán. A este respecto, y
coincidiendo con nuestros colegas de Estados Unidos, el citado subtítulo que
manejamos en este libro de "La organización política del Estado y su inserción en las
relaciones internacionales", responde, entre otras, a la interrogante tópica de hasta
qué punto los Estados todavía son los componentes básicos de la vida política de la
humanidad, más aún si se considera que sus politicas están siendo influenciadas
cada vez más por diversos factores externos a menudo unidos en las categorías de
mundialización y globalización. Al mismo tiempo, muchos Estados enfrentan los
gobiernos locales y las municipalidades electorales que desafían el poder y legitimidad
de gobiernos centrales. En la lectura de los Estados que abordan Kesselman y
colaboradores en su obra, y los que por nuestra parte tratamos en el presente libro,
se busca identificar las presiones que impactan -de arriba a abajo y de afuera a
adentro- en el rol del Estado de reforzar sus funciones básicas y de sostener fielmente
la visión política de sus ciudadanos. 176

3.2. Tópico 2: Gobernación de los asuntos económicos

El éxito de los Estados en mantener su autoridad y soberanía es particularmente


afectado por su habilidad de asegurar un volumen adecuado de productos, bienes y
servicios encaminados a satisfacer las necesidades de su población. En este sentido,
es muy probable que el inadecuado desempeño del sistema económico de la Unión
Soviética fue una razón importante para el rechazo del comunismo y la desintegración
del gigante euroasiático. Aunque no es propósito del trabajo que analizamos ahondar
al respecto, nadie duda de la gran relevancia que tiene estudiar, por ejemplo, cómo
los Estados difieren entre el balance de la producción industrial y la agrícola en sus
economías, cuán exitosos son al competir con otros que ofrecen el mismo producto
en los mercados internacionales, y la importancia relativa de las fuerzas del mercado
frente al control del Estado en la economía. Es decir, el modo en que un Estado
"gobierna la economía", 177 -organización de la producción e intervención en el con-
trol de la economía-, constituye uno de los elementos claves en el conjunto de los
patrones políticos básicos al igual que en el propio desarrollo económico.
Un objetivo esencial de todos los Estados es obtener un desarrollo económico
durable. De hecho, el desempeño efectivo de la economía se encuentra en la cúspide

176
Por eso nos preguntamos si puede el Estado más poderoso (sobre todo Estados Unidos),
conservar un alto grado de autonomía en la toma de decisiones e imponerla en otros Estados,
o si los Estados están perdiendo su habilidad de controlar las polfticas y los resultados políticos,
o más aún, o si el grado de autonomía local y nacional, y la innovación polftica de muchos
paises en el mundo en desarrollo, es compatible con la globalización.
177 Este término fue tomado de HALL, PeterA., Goveming the Economy: The Politlcs of

State lnterventlon In Brltaln 11nd France, Oxford University Press, New York, USA, 1986.
248 JuAN CARLOS VELAzOUEZ EuZARRA
IJ
de la agenda política de un Estado, neoliberal o no. De ahí que el término polltl<·•
económica se refiera directamente a la manera en que un gobierno desempena 111
economía y cómo ésta afecta los procesos políticos del Estado. Cabe aclarar que •m
el trabajo de Kesselman y colaboradores, como en el nuestro propio, no se profundl••
en la política económica de los Estados cuyos sistemas políticos son analizadQII
pero ello es sólo por estrictas razones de tiempo y espacio, no porque carezca de h•
vital relevancia que tiene en la vida política de cualquier entidad política; sin em
bargo, se toma en cuenta su importancia pues la polrtica estatal está profunda me
influenciada por las relaciones entre el gobierno y la economía en ambas direccion
tanto la doméstica como la internacional.
También cabe advertir que el término "comportamiento polftico", da la impreslót1
de que existe un simple estándar para medir el comportamiento, lo cual es inexaot4'
pues en los hechos, es un asunto mucho más complicado. El desempeño no puede
ser medido sólo por la rapidez con que crece la economía de un país, o por cuén
equitativa es la distribución de los frutos del crecimiento económico, ni la calidad d4
vida de los habitantes puede medirse a través del criterio de las expectativas de vide•
el nivel de educación, o los niveles de desempleo. Hay que tener cuidado con ul
manejo de estándares de "uso general". Con esta prevención cabe preguntarse sobrt
qué factores políticos proporcionan el éxito en el desempeño económico. Estu
interrogante la han ponderado los estudiantes y los expertos de la política económl(:j'
durante mucho tiempo, y aun no existe una respuesta generalmente aceptada ni
convincente para todos los casos. Consideremos, por ejemplo, si los Estadol
democráticos son más o menos capaces de instaurar estrategias efectivas para ol
desarrollo. Aunque todas las economías, incluso las más poderosas experimentlln
altibajos, Estados Unidos, Canadá y los miembros de la Unión Europea -todQI.
democráticos- han tenido historias exitosas en materia económica; no obstante, aun
con la crisis económica del Este Asiático (que comenzó en 1997), muchos Estadoc
con regímenes autoritarios también han alcanzado records importantes d41
desarrollo. 178
El economista y analista de la política pública comparada Amartya Sen, prem1C1
Nobel de Economía, dijo hace pocos años que: "no existe una clara relación entre 111

178 la República de Corea (Corea del sur), Taiwán, y Singapur surgieron económicamen~

en 1960 y 1970, y Malasia y Tailandia los siguieron en 1980 y 1990. China ha disfrutado dc·l
mayor grado de crecimiento en el mundo desde principios de 1990, hasta la crisis financleh•
mundial de 2008-2009. Hoy en día, Europa enfrenta un alto grado de desempleo y problemw
con su pérdida de competitividad, lo cual según los críticos es originado tanto por los afie,
costos de los sueldos y la protección del bienestar social, como por el resultado de décadl!
de presiones democráticas desde partidos de centro-izquierda y los intereses de la clal<
trabajadora. El Este Asiático continúa en medio de una baja económica y continúa perdiendC•
la confianza internacional de los inversores y de las organizaciones internacionales 1l1
financiamiento como el FMI, lo que pone en duda si los elementos no democráticos de lot.
regímenes políticos permitirán a los Estados reformar sus instituciones y estabilizar .Ll
economía.
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA POLITICA CoMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES. .. 249

crecimiento económico y la democracia en ninguna dirección" .179 Por otro lado, todos
los países están enfrentando intercambios entre un mercado conducido globalmente
y mayores estrategias de regulación del Estado. Entonces, al realizar nuestro ejercicio
de política comparada, debemos obtener nuestras propias conclusiones sobré de
qué manera los factores -como la responsabilidad gubernamental, la participación
de las instituciones políticas, las presiones populares y el desempeño del control de
la economía-, condicionan y conducen al éxito económico y sí algún patrón
determinado aplica en algunos Estados.

3.3. Tópico 3: La idea de la democracia

Todos los casos de estudio comparativo o sistemas politices comparados elegidos


por nuestros autores en su libro, y los que hemos seleccionado en el nuestro en
México, revelan un nivel sorprendente de complejidad del factor -aparentemente el
simple- de la dispersión de la democracia alrededor del mundo en los años recientes.
Todos y cada uno de los ejemplos muestran la fuerte atracción de la idea de la
democracia, con la que referimos que los ciudadanos deberían, de alguna forma,
ejercer mayor control sobre las decisiones adoptadas por el Estado y sus gobernantes.
Los gobiernos autoritarios han aprendido recientemente en la ex Unión Soviética y
los jóvenes Estados miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI),
así como Brasil, México, Irán, Sudáfrica, Nigeria, Namibia, Arabia Saudita y China,
que una vez que persisten las presiones del desarrollo de la participación democrática,
éstas se vuelven difíciles de resistir. Una buena indicación de la gran aceptación
general que tienen las ideas democráticas es que aun los regímenes autoritarios se
aclaman como democráticos, llegando a afirmar incluso que ellos personifican una
forma superior a la prevaleciente en cualquier lugar. Y un ejemplo muy ilustrativo de
esto es que, los líderes de la República Popular China proclaman que su forma de
"socialdemocracia" representa más cabalmente los intereses de la gran mayoría de
los ciudadanos en comparación con las "democracias burguesas" de la sociedad
capitalista (para muestra véase detenidamente el contenido esencial de los XVI y
XVII congresos del Partido Comunista chino, de 2004 a la fecha). Como Sen
puntualiza: "mientras que la democracia no es uniformemente practicada, o mejor
dicho uniformemente aceptada por la opinión mundial, los gobiernos democráticos
han alcanzado ahora el status de estar generalmente bien". 180
En este orden de argumentación, un estudio como el nuestro enfoca su objeto en
las diversas fuerzas que sirven de soporte a la democracia, que hasta el momento,
ha resultado ser la mejor opción de organización política por muchas razones. En
algunas situaciones históricas, debe representar una forma de equilibrio entre los

179
AMARTYA, Sen, "Democracy as a Universal Value", Jouma/ of Democracy 10, no. 3,
Julio de 1999), pp. 3-17. (http://muse.jhu.edu/demo/jod/1 0 .3sen.html). Otro estudio que llega a
una conclusion similar es el de PRZEWORSKI, Adam, et al., Democracy and Development:
Polltical lnstitutions and We/1-Being in the World, 1950-1990, Cambridge University Press, Cam-
bridge, 2000).
180 Supra, p 3.
250 JUAN CARLOS VELAzQUEZ ELIZARRA

contendientes por el poder político, en la cual ningún grupo gana la suficiente fuera
para controlar los resultados. La democracia resulta ser atractiva a los ciudadan(J
en los regímenes autoritarios porque los regímenes democráticos a menudo devienem
en los Estados más estables, opulentos y cohesivos del mundo. Asimismo, la preslófl
de los pueblos por la democracia nace del deseo humano por la dignidad y la igualdad
Aun cuando los regímenes autoritarios aparecen en la escena para beneficiar a su11
sociedades -por ejemplo, promoviendo el desarrollo económico o las expectativ
nacionalistas-, es claro que los ciudadanos a pesar de ello, demandan democrac
Aunque los gobiernos autoritarios pueden suprimir las demandas de una participaclótl
democrática, los costos domésticos e internacionales de hacerlo pueden ser muy
altos y hasta resultarles del todo contraproducentes
Siguiendo este razonamiento político, el estudio comparado de los Estadott
muestra también la alta variación de las democracias histórica, institucional y
culturalmente. Se puede poner atención especial en los diferentes sistemas d
partidos electorales, a fin de establecer la distinción entre los sistema
parlamentarios y presidenciales, y también para diferenciar los valores y expectativ
que moldean las demandas de los ciudadanos en los diferentes Estados. Asimismo
es posible encontrar que algunos Estados ilustren -como en el caso de México-lfl
fragilidad potencial de las transiciones democráticas, al grado que el imaginariO
social las llegue a identificar como verdaderas "transacciones" democráticas. Aaf,
el hecho de que muy a menudo los movimientos populares o los líderes de faccionet
moderadas desplacen a los regímenes autoritarios y que discurran muchos proceso
electorales, no significa que las instituciones democráticas prevalezcan: existe un
gran trecho entre la transición democrática y la consolidación de la democracl,
Históricamente, los grupos poderosos se han opuesto a la consolidación de las
instituciones democráticas porque temen que la democracia les quite sus privilegioe:
mientras que los grupos en desventaja se oponen al proceso democrático porque
lo ven insensible a sus demandas más sentidas y profundas. Pero los regímenel
democráticos han ocurrido en el pasado y ocurrirán sin duda en el futuro.
Entendamos bien que el estudio comparativo de los Estados no apoya la filosofle
histórica o la teoría del desarrollo político, que identifica a la democracia como un
simple punto en el que los Estados eventualmente convergen . En una fase temprana
de la reciente ola democrática, se publicó en 1997 un interesante trabajo que captura
el tenue proceso de la democratización en la mayoría de los Estados del mundo
contemporáneo bajo el título: Transitíon from Authoritarian Rule: Tentative Conclusion
About Uncertain Democracíes. 181 Ahí se sugiere con acierto que es mucho más fácil
para un Estado llevar a cabo una primera elección que la segunda y la tercera y que,
invariablemente, el hecho de que la idea de la democracia sea tan poderosa y
convincente, no significa que todos los Estados adopten o preserven las instituciones
democráticas. De esta suerte, la idea de democracia requiere que se examinen las

181
Véase a: O'DONNELL, Guillenno y SCHMITTER, Philippe, Transitions from Authorita,.
ian Rule: Tentative ConclusionsAbout Uncertain Democracies, Johns Hopkins University Presa,
Baltimore, USA, 1986.
CAPITULO VIl. DISERTACióN DE LA PoLITICA CoMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 251

agendas incompletas de la democracia en todos los Estados seleccionados para la


muestra comparativa -la que trabajan nuestros autores y la propia que estamos
proponiendo-, en función de las experiencias más desarrolladas de la democracia
representativa. En años recientes muchos ciudadanos en casi todas las democracias
se han opuesto al Estado cuando sus estándares de vida se han visto amenazados
con inseguridad, altos niveles de desempleo y estancamientos económicos (hoy lo
vivimos nítidamente en México y en todo el mundo). Al mismo tiempo, los movimientos
sociales han trastocado también el Estado por sus acciones o pasividades en diferentes
esferas, como las regulaciones ambientales, los derechos reproductivos, los derechos
humanos de tercera y cuarta generación, y la raza o las relaciones étnicas.
La mayoría de los estudios comparativos confirman que la idea de la democracia
se halla en el inicio de los conflictos políticos, no importando si ésta se encuentra
establecida de mucho tiempo atrás porque generalmente existe un gran vacío entre
los ideales democráticos y el funcionamiento de las instituciones políticas democráticas.
Además, a menudo se organizan importantes movimientos sociales porque los
ciudadanos perciben a los partidos politicos, que presumen de ser un vehículo importante
establecido para representar las nuevas demandas en las democracias representativas,
como distantes, obsoletos y cosificados. En efecto, los partidos políticos en la actualidad
son captados en la mayoría de las democracias como instituciones poco necesarias y
costosas o meras maquinarias electorales cada vez más alejados de las bases sociales.
Y es que hasta en los Estados con historias ejemplares de instituciones democráticas,
los ciudadanos pueden invocar la idea democrática para demandar que su gobierno
sea más responsable, eficaz y sensible.
Por último, en este breve redondeo del paradigma democrático y en cuanto a la
incógnita dual: democracia y estabilidad, los comparatistas hemos debatido
intensamente sobre si las instituciones democráticas contribuyen a la estabilidad
política o, al contrario, al desorden polftico. De un lado, la democracia permite por su
naturaleza la oposición política: una característica que la define es la competencia
entre los que aspiran a ganar un cargo político (la vida política en las democracias es
turbulenta e impredecible); y del otro, el hecho de que en la democracia exista
oposición política y la competencia sea legítima, otorga un mayor soporte al Estado
aun con los opositores a un gobierno en particular. La historia mundial muestra más
casos de regímenes democráticos duraderos, que regímenes autoritarios. Luego
entonces, el estudio comparado de Estado a Estado, da cuenta de las consecuencias
de estabilidad e inestabilidad en las diferentes transiciones democráticas, así como
los obstáculos que han enfrentado las democracias más antiguas hasta las de más
reciente cuño, como la mexicana.

3.4. Tópico 4: La identidad política colectiva

Aquí Kesselman y sus colegas plantean una interrogante central combinada: cómo
comprenden los individuos quién de ellos encuadra en términos políticos, y en qué
se basan los grupos de personas que se reúnen para avanzar en los objetivos políticos
comunes; o en otras palabras, cuáles son las fuentes de la identidad polftica. De
entrada, los cientlficos sociales creen saber la respuesta, al mencionar que la antigua
262 JUAN CARLOS VELAzQUEZ EUZARAAI•

lealtad de las etnias, la afiliación religiosa, la raza, el género y el lugar fueron disuctllc
y remplazados por la modernización política, económica y cultural. Al respecto, lu
comparatistas piensan que las clases sociales -la solidaridad basada en compcut11
experiencias de trabajo y más ampliamente, la posición económica-, se ha convertiCII
en la fuente más importante de la identidad colectiva; creen de fondo que la mt•VCJI
parte del tiempo, los grupos persiguen pragmáticamente sus intereses en ferm ata
políticamente estables. 182 Empero, el día de hoy sabemos que la formación de gruf"'
y la interacción de las identidades pollticas colectivas son más complejas e incitfl
de lo que podríamos en principio suponer. En muchas democracias antigu&l• 1
importancia de las identidades basadas en los miembros de las clases ha declimulu
aunque la clase y las fuentes materiales de la identidad política colectiva permant• ••11
significantemente en la competencia política y la organización económica 1 t
contraste, contrariamente a las predicciones iniciales, en muchos Estados (tantc• • tt
las democracias establecidas como en las en desarrollo) ninguna identidad de cl11
ha crecido, ni disminuido de manera importante. Estas afiliaciones evoluciontm
partir de un sentido de pertenencia a grupos particulares basados en ellenguajll . 11
región, la religión, la etnia, la raza, la nacionalidad o el género.
La identidad política colectiva se explica en la definición de los grupos con mt•V
participación en la comunidad política y los que son marginados o aun excluldn
también encierra un constante juego sobre las relaciones de poder y la influem,J
tanto simbólica como substancial, entre los grupos. En esta lógica debe considero u
que los asuntos de la inclusión, el reconocimiento político, y la prioridad permantJuetl
en la agenda polltica de muchos Estados modernos, y nunca pueden ser resuoll&
completamente. Además, las cuestiones de representación son siempre muy diflc.ll
de resolver, por ejemplo: quién representa a una comunidad de minoría étni(.•l t
quién habla por la comunidad o negocia con las autoridades gobernantes parn
consecución de ciertos beneficios; preguntas que tienen una razón de fondo y
que los líderes políticos del Estado y de los movimientos de oposición buscun
menudo movilizar a la población apoyándose en la explotación de las rivalidtul
étnicas, religiosas, raciales, o regionales y manipulando los asuntos de• 1
representación. Esto se escucha de fuerte rudeza, pero es parte cotidiana dn 11
realidad interrelaciona! política; como frecuente es encontrarla identidad basadtt ..,,
los conflictos principalmente en las sociedades multiétnicas y, conforme el ritme• ' '
la migración mundial y el complejo entramado de la historia poscolonialista, que un•n
a las metrópolis con las colonias, no hay en realidad un solo Estado que no
multiétnico.183
Al arribar a este punto nuestros colegas estadounidenses resaltan la preacuu:l
de una nueva incógnita dual: la identidad colectiva y la distribución polftlf

162
Ver a: KESSELMAN , Mark, "The Conflictual Evolution of American Political Scltuu
From Apologetic Pluralism to Trilateralism and Marxism", en J. David Greenstone (ed.), 1'uhl•
Values and Private Power in American Democracy, University of Chicago Press, Chicago, 11111
USA, 1982, pp. 34-67.
183
En el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, los asuntos de nacionalidad, ciudadi MII•
la inmigración, a menudo con tonalidades raciales o étnicas, han sido por lo común fcu
CAPITULO VIl. DISERTACIÓN DE LA PoLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES... 253

argumentando que, una vez que las demandas de identidad han sido ubicadas en la
agenda política, cabe la duda de si los gobernantes pueden resolverlas mediante la
distribución política, económica y de otros recursos de forma que logren responder
eficazmente a las demandas de las minorías o los grupos políticos débiles.
Recordemos que las identidades colectivas operan en el nivel de los símbolos, las
actitudes, los valores, y las creencias y en el nivel de los recursos materiales; empero,
no debe sobrevaluarse el contraste entre lo material y lo no material base de las
identidades y las demandas. En la práctica, muchos grupos son imbuidos por
sentimientos de pertenencia y solidaridad y por el deseo de obtener beneficios
materiales e influencia política para sus miembros, por lo cual es muy útil la distinción
analítica entre las demandas materiales y las no materiales, más aún si se toma·en
cuenta que los aspectos no materiales de la política de las identidades colectivas
generan disputas pollticas acerca de la religión, el lenguaje o la nacionalidad muy
difíciles de resolver. Así, en una situación de extrema escasez, será imposible
mantener los compromisos entre los grupos con conflictos de demandas materiales;
pero si hay suficiente disponibilidad de recursos materiales, los conflictos serán fáciles
de resolver porque los grupos negociarán por lo menos un mínimo de satisfactores
compartidos. Este proceso que determina a quién corresponde qué o cuántos recursos
son distribuidos, es denominado política distributiva. Sin embargo, las demandas
étnicas, religiosas y los movimientos nacionales serán difíciles de satisfacer mediante
una política de modalidad distributiva. El estilo distributivo será inefectivo cuando,
por ejemplo, un grupo religioso demanda al gobierno que todos los ciudadanos
consientan sus prácticas sociales, o un grupo lingüístico dominante quiera que un
solo lenguaje sea usado en la educación y en el gobierno nacional (el caso de la
provincia de Québec en Canadá, o el de los kurdos en Turquía, son muy ilustrativos
de esta situación). En tales situaciones, los conflictos políticos tienden a moverse de
un ámbito distributivo a un ámbito cultural, donde los compromisos no se resuelven
mediante la repartición de los recursos materiales.
Finalmente, cabe advertir que el estudio comparativo de los Estados examina,
entre muchos otros aspectos, una gran variedad de conflictos que envuelven la
identidad colectiva, para ponderar, en su caso, si y bajo qué condiciones serían
susceptibles de llevarse al terreno de la negociación normal de las concesiones
políticas. Asimismo, se puede observar, cómo los cuatro tópicos temáticos antes
referidos proveen de una excelente plataforma analítica y una mejor alternativa para
comprender y aplicar el método de la polrtica comparada al estudio de la organización
política del Estado y su inserción en las relaciones internacionales.

crfticos que con frecuencia han influenciado la política electoral. Muchas veoes estos conflictos
son particularmente intensos en los países pos colonialistas como es el caso de Nigeria, donde
los poderes coloniales forzaron a los grupos étnicos a compartir juntos el objetivo de crear un
pafs independiente, las fronteras fueron impuestas sin poner atención en las identidades
colectivas preexistentes. Este prooeso de formación de Estados sembró la semilla para futuros
conflictos en Nigeria -y en casi toda el África negra-, constituyendo una real y continua amenaza
a la estabilidad polltlca en este pafs y en otros de reciente independencia.
254 JuAN CARLOS VELAzauEZ EuZAR~

4. Clasificación de los sistemas políticos

En las relaciones internacionales contemporáneas existen más de 200 Estados, cacl11


uno con un sistema político exclusivo, lo cual dificulta en extremo clasificarlos de ume
forma manejable. Una posibilidad es no clasificarlos por completo, simplemente trauu
cada régimen político estatal como único y diferente, aunque a varios comparati&U•
-ingleses y norteamericanos principalmente- no les satisface del todo esta solución
Para ellos, el intento de clasificación tiene gran sentido en tratándose de los grupott
de Estados que comparten similitudes importantes, buscando identificar lo qu
distingue a un grupo de Estados relativamente similares de los otros grupos. Cuandc •
los comparatistas clasifican un gran número de casos en pocos grupos, al resultado
de le llama tipología. Las tipologías facilitan la comparaoión entre el mismo tipo dt•
Estados o los tipos diferentes de Estado. Pensemos por ejemplo, en· cuáles son latt
diferencias que hacen que Reino Unido tenga una forma de gobierno parlamentatfft
y Francia una semi presidencial. Ambas son democracias antiguas, y países altamentt•
desarrollados, pero su distinta mezcla de instituciones proporciona de un interesan
terreno de experimentación de organización política para el estudio del impacto dt
las variaciones institucionales.
Podemos comparar también entre uno o más tipos de grupos. En esta clase dfl
comparación -los comparatistas llaman a esto "análisis de caso diferente"-, se analiZil
también lo que produce las diferencias substanciales que se observan. Así, es válido
plantearse al menos cuatro interrogantes: a) qué diferencias hacen que los paisell
más poblados del mundo, China e India, tengan dos sistemas politices tan diferentea~
b) cómo sus diferentes regímenes políticos afectan asuntos tan importantes como el
desarrollo económico, los derechos humanos, y el papel de la mujer y de los jóvenes,
de la sociedad civil; e) cómo llegamos a la construcción de tipologías de Estados; y
d) cuál es la tipología más útil en la clasificación de los Estados. Las tipologías son
ejercicios relativistas que existen tanto para quien observa como para quien es
observado. Son construcciones artificiales, manufacturadas o elaboradas, más que
naturales. Al respecto, señalaba Albert Einstein que lo que cuenta en la evaluación
de una tipología no es si es "verdadera" o "falsa", lo importante es su utilidad y su
propósito. Las tipologías son útiles en la medida que nos .permitan llegar a
comparaciones provechosas.
Revisando la bibliografía en la materia tenemos que al menos de 1945 a mediados
de los noventa del siglo anterior, hubo consenso general en la utilización de una sola
tipología. Los científicos politices clasificaron a los Estados, a las democracias in·
dustriales (primordialmente al occidente), como el "primer mundo"; los Estados
comunistas como el "segundo mundo"; y los países pobres en África, Asia, y América
Latina de reciente independencia, como el "tercer mundo". Fue un intento tan
mediatizado e imperfecto que, por ejemplo, los japone~es se preguntaban dónde
deberían ser ubicado, un país - Japón- que no se encontraba en el oeste, que se
desarrolló rápidamente en los años sesenta y setenta y se convirtió en el segundo
___..
líder económico mundial. Empero, a pesar de ser imperfectas, las tipologías fueron
más o menos adecuadas, principalmente como un instrumento para distinguir
conjuntos de países que correspondían a lo que en ese momento parecía ser
CAPÍTULO VIl. DISERTACIÓN DE LA PoLITICA COMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES. .. 255

importante y duradero y conforme a la concepción teórica y geopolítica prevaleciente


de la división del mundo.
En la actualidad la tipología de los ''tres mundos" -por cierto, nunca se aclaró dónde
estaban el cuarto y el quinto mundos- es poco común y hasta denostada porque los
cambios históricos han provocado que muchos Estados ya no encajen en este género
de descripciones. Por alguna razón, de 1990 a la fecha, se ha incrementado el número
de Estados que se han convertido en democracias, sin ser altamente industrializados
o sin localizarse en las regiones del Atlántico Norte, la base geográfica del "primer
mundo". Desde México hasta Namibia, las naciones que constituían formalmente
colonias o Estados no democráticos adoptaron instituciones democráticas en las últimas
décadas, uno de los cambios más importantes y prometedores del mundo moderno.
Por su parte, regímenes comunistas del "segundo mundo" se han sumado a la gran
cantidad de países democráticos a raíz de su desaparición. En 1989 inició la caída del
comunismo en la ex Unión Soviética y en el este y centro de Europa, provocando un
cambio revolucionario en el mundo político; y, dado que sólo unos cuantos Estados
-China, Cuba, Vietnam, Laos, y la República Democrática de Corea (Norte)- están
siendo gobernados por partidos comunistas y se declararon afines a la ideología
comunista -aunque sea "de mercado"-, la citada categoría de "segundo mundo", es
aún menos útil para la clasificación de los diferentes Estados. 184
En este sentido, cabe preguntar cuál es hoy la alternativa más conveniente ante
la poca utilidad de tos métodos de clasificación usados en el pasado; pero es claro
que no hay una respuesta generalmente aceptada por los comparatistas. Kesselman
y Krieger sugieren una tipología basada en el concepto de democracia dado que
ésta identifica una de las dimensiones más importantes para el entendimiento de los
diferentes sistemas políticos contemporáneos. No obstante, la discusión no está
cerrada, ni las propuestas de clasificación son herméticas, aunque seria muy
conveniente estudiar y reunir todas las diferentes tipologías para clasificar los
regímenes, con la idea de lograr una síntesis dialéctica. Finalmente, consideramos
se debe invitar al estudiante a imaginar, a pensar críticamente acerca de cómo
dimensionar, analizar y comprender, por dentro y por fuera, la gran variedad y
complejidad de los sistemas políticos en el escenario mundial actual. Y en esta línea,
Kesselman y Krieger proponen una tipología que distingue entre regímenes que son

184
El "tercer mundo" se ha ido convirtiendo en una forma más bien inútil para entender
muchos de los países formalmente clasificados en este grupo. Las llamadas naciones
"tercermundistas" en realidad comparten muy pocas características, como ser económicamente
menos desarrolladas que las industrializadas. Sus legados coloniales han quedado más y más
en el pasado; y algunos incluso han reforzado su industrialización y sus magnitudes económicas
como Brasil, México y los llamados "nuevos países industriales" o "tigres asiáticos". No obs-
tante, el término "tier monde" mantuvo su significado para referirse directamente a los 130
países que las Naciones Unidas clasificaban como "en vías de desarrollo", separados de los
50 más desarrollados por un amplio trecho económico. Pero dentro de esta categoría
encontramos también medio centenar de países -por ejemplo, Afganistán, Etiopía, y Haití-
que son clasificados por la ONU como los "menos desarrollados", con indicadores de pobreza
extrema, que no encajan dentro de los criterios de la citada clasificación (Kesselman, et al., op
cit., pp. 16 y 17).
256

democracias establecidas, democracias en desarrollo y las no democracias, reflejaMu


la gran diferencia existente entre los regímenes democráticos y los que no lo son. 1 11
principio, ellos afirman que para que un régimen sea clasificado como democrétlfu
debe incluir las siguientes características:

a) Responsabilidad política: quienes detentan el poder político, deben ser elegiCI41I


mediante procedimientos formales y ser responsables ante la población tl•l
país. Es el mecanismo clave por el cual la responsabilidad es regular, librt• y
derivada de elecciones justas en las cuales todos los ciudadanos son elegl
para votar por los candidatos a un puesto de elección popular.
b) Competencia política: los partidos políticos deben ser libres para organiza
presentar candidatos para los puestos, expresar sus ideas y competir on
elecciones justas. El partido ganador gana el puesto, y el partido perde<lfll
debe de abandonar el poder por medios pacíficos y legales.
e) Libertad polftica: todos los ciudadanos deben poseer libertades civilet• v
derechos humanos. Esto incluye el derecho de participar en los procesoe ti
elección, libres de alguna represalia por parte del gobierno; libertad d
asociación, organización y expresión política (incluyendo el derecho de le••
ciudadanos a gobernar); igualdad ante la ley; protección en contra dt• 11
intromisión arbitraria de las instituciones del Estado en las vidas privadat d
los ciudadanos. La jurisdicción que no se sujeta al control político es un medlu
institucional común que sirve para asegurar estas libertades.
d) Igualdad polftica: todos los ciudadanos deben de estar legalmente ptll
participar en la política (mediante el voto, compitiendo para un puesto, ~
uniéndose a grupos de interés), y sus votos deben de tener el mismo peso""
los procesos políticos. Hombres y mujeres de grupos políticos, étnlcC•
religiosos o de otras minorías deben disponer de los mismos derechos qu
los ciudadanos.

El criterio para entender las similitudes y diferencias existentes entre los sistemll
políticos, debe enfocarse centralmente en el punto de si un régimen es democrétiC:u
pudiendo distinguirse entre democracias establecidas y las que se encuentran nn
desarrollo; y para ello, el comparatista puede basarse en si las prácticas y In
instituciones son estables y sólidamente establecidas, por lo que llega a hablar ''"
las democracias consolidadas y las democracias más frágiles, entendidas éstas cornc•
las que mantienen una limitada tradición de respeto por los requisitos democrétlt••
antes mencionados, aunque las limitaciones se pueden dar en todas las democraoU••
Por ejemplo, en países apreciablemente democráticos como Reino Unido y Estacte•
Unidos, han ocurrido infinidad de incidentes de abuso policial o judicial o de un tr.ellt
desequilibrado de los ciudadanos que son pobres o de etnias raciales minoritarcllh
como los hindúes, turcos, mexicanos y centroamericanos. Es innegable que lcu•
conflictos políticos en varias de las democracias establecidas a menudo conllevtu•
demandas que claman por más y mejor calidad democrática, pues la democracll• 111
es un proceso acabado en ningún lado. Además de las señaladas, otras democrac.ht
arraigadas en el mundo actual son Francia, Alemania, Japón, India, Australia y Canudn
C APITULO VIl. DISERTACióN DE LA PoLITICA CoMPARADA EN LAS UNIVERSIDADES.. . 257

La razón para identificar dos tipos de democracia se aclara cuando vemos la


segunda categoría. En las democracias en desarrollo, comparadas con las
democracias establecidas, es menos probable que los partidos polfticos sean libres
de competir, que quien vota sea contado honestamente, que los políticos oficiales
sean confiables en las elecciones, y que la jurisdicción o la autoridad electoral sean
independientes o autónomas del gobierno. Pero además de estas importantes
prácticas políticas democráticas, es requisito importante tener un periodo relativamente
largo de su ejercicio, para que un régimen sea considerado como una democracia
establecida. De esta suerte, se puede clasificar a Rusia, Brasil, México, Argentina,
Israel, España y Nigeria como democracias en desarrollo por dos razones, primero
porque respetan la lista de prácticas democráticas que se especificaron con
anterioridad en un nivel menor y más flexible que el del grupo de las democracias
establecidas. En las democracias en desarrollo, a pesar de su apego a las garantías
democráticas, es común encontrárñ1ucha corrupción política, problemas con la
sanción violenta a las entidades o elementos de la oposición, o interferencias del
ejecutivo en los procesos judiciales. Además, las democracias en desarrollo están
caracterizadas por mantener prácticas democráticas por un periodo de tiempo corto,
aunque no existe un margen temporal preciso de habilitación de una práctica
democrática para ser clasificada como establecida. Debe aclararse que, tanto las
categorías como las tipologías explicadas, son de carácter dinámico y transformables,
pues muchos Estados que ahora pueden clasificarse como democracias en desarrollo
tal vez mañana serán ubicados en como democracias establecidas o Estados no
democráticos. Empero, conforme a la propia experiencia histórica, sería más im-
probable que una democracia consolidada apareciera en el futuro como una
democracia en ciernes o una dictadura.
Por el contrario, los regímenes no democráticos serían aquellos que no reúnen
los requerimientos especificados para considerarlos democracias, y que pueden
clasificarse en los que tienen un escaso desarrollo o respeto por los procedimientos
de elección popular de los líderes y responsables del poder, donde la competencia
política está severamente restringida, los ciudadanos tiene poca libertad para participar
y disentir en las políticas oficiales, y los ciudadanos de diferentes grupos de género,
raza, religión, etnias y demás, no disfrutan de los mismos derechos. Ejemplos de
regímenes no democráticos, o democracias "disfrazadas" o aun "dictaduras perfectas"
-como calificó el literato Vargas Llosa al régimen presidencialista mexicano de partido
único que subsistió 72 años- abundan todavía en el mapa mundial: Irán, lrak, China,
Cuba, Corea del Norte, Libia, Egipto, Marruecos, monarquías y dictaduras militares
africanas, y todas las teocracias persistentes como la de Arabia Saudita, Brunei,
Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. 185
Finalmente, cabe advertir que toda clasificación tiene bemoles y es en principio
relativa. Por citar un caso, se puede considerar a India como una democracia
establecida porque desde que se independizó en 1947, la competencia política y las

m MUSALEM , Doris, Arabia Saudita: Petróleo y Modernidad, Humanidades, UNAM, México,


1986.
258 JUAN CARLOS VEL.AzOUEZ EUZARRAI\tl

elecciones han sido por lo general libres y confiables, y la lista de los procedimre'nf(
democráticos ha sido respetada; sin embargo, es innegable que ha habido alguNt•
violaciones a los derechos democráticos, y el país ha sido a menudo escenario •
olas de violencia comunal que han tenido por objetivo a las minorías religiosas, algulllt
veces con la activa participación de los oficiales de Estado. Y qué decir de los Estadc'
Unidos, una democracia que aunque data de 1776 y ha sido modelo de "exporta.
ha sido también calificada de "bananera" o inconsistente por las graves deficienol
en su sistema electoral, amén que la manera en que se resolvió la primera elecciOn
de George W. Bush dejó hondas sospechas de antidemocracia en esa ciudadanUe v
en el mundo entero, y en los últimos años de gobierno republicano se perciblet4111
evidencias tangibles de graves desigualdades raciales en el registro de votantes, nn
la oficialización del padrón electoral y en el conteo de votos; aunque no cabe ducl
que, con el arribo de Barack Obama como el primer presidente "afroamericano" en 1
historia del coloso del norte, ha cambiado favorablemente la percepción del modttkt
democrático y se han generado nuevas expectativas sobre la transparencia de algurmt
procesos políticos.
CAPÍTULO IX
EL EsTUDIO DE Los SISTEMAS PoLíTicos CoMPARADos
EN LA APRECIACIÓN TEóRICA y PRÁCTICA NEOITALIANA
DE GIANFRANCO PASQUINO

SUMARIO

Introducción. 1. El análisis de los sistemas políticos. 2. Identificación del objeto a


comparar. 3. Método comparado y estudio de casos particulares. 4. Otros métodos
de comparación. 5. Casos más similares, casos más diferentes. 6. Comparación
entre los sistemas parlamentarios más distintos. 7. Algunos ejemplos de análisis
específico. 8. Veto player y análisis institucional comparado. 9. Reflexiones finales
en torno al pensamiento político comparatista de Pasquino.

INTRODUCCIÓN

La percepción de este reconocido autor italiano sobre la importancia de nuestro campo


de conocimiento se desagrega en varias premisas. Primera, que se trata
principalmente de comprender y explicar la estructura y funcionamiento de algunos
de los más importantes sistemas políticos democráticos. Segunda, que los libros
actuales de política comparada deben ser construidos a contracorriente, pues no se
puede entender el proceso de globalización si no se entienden el funcionamiento y la
transformación de los sistemas políticos nacionales, de ahí que su estudio profundo
sea muy útil también para los analistas de la globalización. Tercera, debe evitarse el
análisis de sistemas de gobierno, como el de los Estados Unidos, considerados como
unicum, pues por ello no se les puede insertar de manera genuina en el espectro
heurístico de la política comparada. Cuarta, la política comparada debe permitir, ante
todo, conocer, equiparar y ponderar, científica y praxeológicamente los sistemas para
hacerlos en verdad comparados, es decir, que partan de interrogantes relacionadas
con la incidencia de su estructura en su propio funcionamiento y en su propio
rendimiento, para captar similitudes y diferencias, tratar de explicarlas, producir nuevas
y más refinadas hipótesis y originales y más convincentes interpretaciones. Quinta,
cualquier libro de política comparada aplicada al estudio de los sistemas políticos
debe tener un doble propósito: de un lado, ofrecer al lector no una masa indiferenciada
de datos, sino el máximo posible de información relevante y certera, es decir, centrada
en los aspectos institucionales más dignos de interés, relativos principalmente a
algunos sistemas politices occidentales; y del otro, identificar los mecanismos, las
278 JuAN CARLOS VELAzauEz EuZARRARAI

estructuras, las dinámicas y los comportamientos característicos de cada sistema


político específico y explicar las consecuencias.
Sexta, en el esfuerzo comparativo se sugiere seleccionar los sistemas políticos a
estudiar tomando como base las pugnas de modelos alternativos de organización
política, (pugnas modélicas) comparando por ejemplo, sistemas parlamentarios en
contraste con sistemas parlamentarios, o modelos dictatoriales contra modelos
democráticos, o bien, sistemas bipartidistas en relación dialéctica con sistemas
multipartidistas. Séptima, para desarrollar un buen trabajo comparativo se debe intentar
"mantener" juntos los sistemas políticos que se van a estudiar, no "yuxtaponiéndolos"
(una mala estrategia prevaleciente utilizada en la mayor parte de los textos sobre el
tema) sino confrontándolos verdaderamente, analizando sus diferencias y similitudes
y clarificando las consecuencias de sus distintos mecanismos institucionales y sus
distintas arquitecturas en el sistema politice en tanto que tal y, finalmente, en la
calidad de la democracia que sustentan (quizás un poco sobrado, Pasquino afirma
que "ni siquiera un maestro como Deutsch -1970- supo o quiso ir más allá de la
yuxtaposición").192 Octava, sólo los lectores pueden constatar si en efecto se ha
desarrollado una profunda y escrupulosa comparación a través de la cual se ha con-
seguido explicar cómo funcionan los sistemas políticos, se autorregulan, se equilibran,
se proyectan y se transforman. Analicemos a continuación el contenido sustancial de
su propuesta principal.

1. El análisis de los sistemas políticos

Las estrategias de la comparación pueden ser numerosas e implicar distintos aspectos


de los sistemas políticos considerados individualmente, por lo que Pasquino se inclina
por la comparación de sistemas políticos "completos" y, cuando es oportuno, por la
de algunos subsistemas, en especial de los jefes de los poderes ejecutivos y los
gobiernos. La lógica de esta propuesta deriva del hecho de que los sistemas políticos
son, justamente, eso, es decir, "sistemas". En cualquier sistema los componentes
permanecen unidos porque están conectados entre sí e interactúan según
modalidades y con consecuencias que dependen de sus conexiones, de sus
interdependencias, de modo que si se produce un cambio en uno de ellos, por ejemplo
en el sistema electoral, es probable que se consiga un cambio, previsible y determi-
nable, primero en el sistema de los partidos y luego también en las coaliciones de
gobierno. En consecuencia, siempre deben tomarse especialmente en cuenta las
interacciones entre los componentes del sistema pues, su omisión representa un
grave error que, sobre todo, impide la comprensión cabal de su funcionamiento.
Naturalmente, con el fin de lograr una buena comparación sistémica, es indispen-
sable poseer una teoría sistémica, es decir una teoría que especifique qué es un
sistema político y que identifique sus elementos esenciales.

192
PASQUINO, Gianfranco, Sistemas polfticos Comparados. Francia, Alemania, Gran
Bretaña, Italia y Estados Unidos, Buenos Aires, Bononiae libris, 2004, (p. 11)
CAPITuLo IX. EL EsruDto DE Los StsTEMAS PoLITtcos CoMPARADos ... 279

2. Identificación del objeto a comparar

La teoría sistémica está vigente, aunque se le olvida con frecuencia. Elaborada por
David Easton entre los comienzos de los años cincuenta y mediados de los años -=-
sesenta, mantiene una validez general y una notable utilidad, pues destaca la
importancia de dos elementos cruciales para circunscribir el campo de análisis del
sistema político: los límites y los procesos de comunicación (feedback) entre las
demandas de los ciudadanos, las respuestas de las autoridades y la evaluación que
aquéllos hacen de esas respuestas y de sus consecuencias. Cada sistema político
puede hacer prevalecer sus "asignaciones imperativas de valor" hasta un cierto límite
que justamente marea sus limites. Cada sistema está expuesto a procesos de
comunicación que también proceden del exterior y que, al menos en parte, pueden
ser filtrados por el sistema mismo, y también como ha demostrado Deutsch
(1963, 1966) podrían servir para construir un esquema teórico, no alternativo, pero
compatible con el de Easton. Según este, los tres componentes cruciales de un
sistema político son: la comunidad politica, el régimen, y las autoridades. La comunidad
política, está conformada por los ciudadanos y todos aquellos que están expuestos
a las decisiones de las autoridades y a-rcm modalidades de funcionamiento del régimen.
El régimen, lo constituyen las normas, reglas, procedimientos de formación y
funcionamiento de las instituciones, la Constitución y las instituciones mismas. La
autoridad, la forman los detentadores de los cargos institucionales de representación,
gobierno, administración de la justicia y de cargos públicos.
La comunidad política está compuesta por todos aquellos que están sujetos a la
determinación imperativa de los valores, por todos los ciudadanos que se encuentren
o no en el territorio cubierto por el sistema. Hasta hace poco tiempo en muchos
países del Tercer Mundo, el problema de la definición de la comunidad política era
muy grave y llevó a conflictos entre etnias, a guerras civiles, incluso a la disgregación
de sistemas políticos enteros; pero también en los últimos lustros varias de las nuevas
democracias de Europa centro-oriental han enfrentado el problema de la definición
de la comunidad política como un asunto crucial en el proceso de democratización y
de consolidación democrática y que, con el derrumbe de la URSS y de la Federación
Yugoslava, ha llevado a la multiplicación de sistemas políticos independientes. La
dinámica y los fines de estos procesos son complejos, y son extensivos, en mayor o
menos medida, a todos los sistemas políticos actuales, cuyo estudio científico no
puede subestimar la · definición y discernimiento de la comunidad política;
principalmente porque la existencia de ésta, comparada o no, y los conflictos sobre
su delimitación, influye directamente en la estabilidad y el funcionamiento del sistema
politico. En efecto, las modalidades con las que fueron afrontados los problemas de
la definición de la comunidad política seguramente definieron las reglas y los
procedimientos en la Constitución, amén que la solución, más o menos duradera y
más o menos válida de esos problemas, impactó en tanto en la selección y en la
circulación de las autoridades como en sus políticas. Así, es claro que en todos los
sistemas polrticos que se elijan para el análisis comparado, el comparatista va a
enfrentar la existencia de diferencias significativas respecto a las correspondientes
comunidades polrticas.
280

El segundo componente importante de un sistema político en la perspectiV1• t


Easton, es el régimen, un término que debe entenderse en sentido específico y técniCA1
de manera absolutamente rigurosa, de modo que evite cualquier confusión, destuul
o inadvertida. Se le define como el conjunto de las reglas, las normas y le•
procedimientos -más en general se podría decir la Constitución-, que apuntan 11
funcionamiento de las instituciones y a sus relaciones, a las actividades políticat. •l
la comunidad y a la selección y el comportamiento de las autoridades. Ahora bien. 11
expresión "régimen" puede servir para diferenciar tanto los sistemas polltlc.u
democráticos como los sistemas políticos que no lo son, necesitados a su vez ti
subdivisiones más desagregadas, y aún más, en los regímenes democráticos, t!llll
los que son parlamentarios, presidenciales, semi presidenciales y directoralea 1 11
virtud de que en la actualidad los estudiosos de la política estamos más atente•
sensibles a las diferencias en el ámbito, por ejemplo, de los parlamentarism{''•, w
sabemos más sobre ellos, es importante indagar sobre aquellos elementos qu
permitan explicar el mejor funcionamiento de los distintos tipos de parlamentarJ_.u
de presidencialismo, de semi presidencialismo, de directorialismo, entre los princiPfll•••
La utilización de la categorla de régimen puede ser utilizada de modo más fecur111t
y para aprovechar todas sus potencialidades si se puede distinguir entre "principk'
"instituciones" y "prestaciones" o "rendimiento" del régimen. En cierto sentido lclt
principios son los valores del régimen y sabemos que, incluso en el ámbito dt• 1(
sistemas políticos democráticos, pueden existir diferencias relevantes en relac 1011
con los valores: por un lado en lo que concierne a la extensión de la esfera de, lu
derechos civiles, políticos y sociales; por el otro en lo que atañe a las relaclom
entre Estado y mercado, entre público y privado. 193 El segundo componente tlal
régimen, según Pasquino y Pipa Norris, está representado por el conjunto de' 1111
instituciones de un sistema político. 194 El tercer componente introducido por Ncml
en el esquema de Easton está representado por las prestaciones del régimen, thJI
rendimiento de las instituciones. Pero nunca se piense que las diferencial! •1
rendimiento de un régimen depende exclusivamente de las capacidades y 1
competencia de las autoridades, los gobernantes y los representantes, por el contrmlc•
algunos órdenes institucionales tienen mejores estructuras y condiciones para prod11111
decisiones más eficaces, de manera más transparente y capaces de reformar 1111

193
En cuanto a las relaciones entre "Estado y mercado" y entre "lo público y lo prlvlldt
están en juego distintas y cambiantes concepciones de la política y de los límites de la polltlt
del intervencionismo al liberalismo, del Estado propietario -y algunas veces, emprendedor
Estado regulador.
194
En sentido especifico, las instituciones son las clásicas: los gobiernos, los parlamCifliC•
y las Cortes, especialmente las Cortes constitucionales. Sin embargo, en el contexto del réglmt •t•
entendido como un conjunto de instituciones, resulta oportuno introducir también la distrlbuc lf1t •
de los poderes entre el centro y la periferia, desde la descentralización a la devolution, pato.!lllh 1
por las numerosas variantes del federalismo. En relación a este componente los dlallnlc 1
sistemas políticos democráticos también presentan diferencias significativas. A menudo 1t•ot.,
diferencias se han traducido en la creación (o en la conservación) de una segunda Cámu"' " "
la que encontrasen representación las instancias territoriales y que, de algún modo, ope1 t
dentro de ciertos límites, como control y desaceleración de lo hecho por la primera Cémllm
CAPITULO IX. EL EsTUDIO DE Los SISTEMAs PoL1T1cos CoMPARADOs ... 281

decisiones, con una burocracia técnicamente mejor dotada y políticamente más leal,
incluso más atenta a las necesidades de la ciudadanía, de traducir mejor esas
decisiones en políticas públicas que producen las consecuencias deseadas. En otros
términos, si hay un espacio valioso y retribuyente en el análisis comparado de los
sistemas políticos es justamente el de la evaluación del rendimiento de las instituciones
y las individualizaciones de las razones por las que algunos órdenes institucionales
son mejores que otros.
Respecto del tercer elemento constitutivo del sistema político, las autoridades,
son aquellos sujetos que ocupan los cargos desde los que se deciden las
"asignaciones imperativas de valor" para una sociedad; con ellos se abre el discurso
relacionado con la clase política que está presente en los orígenes de la ciencia
política y que, correctamente entendido y en su sentido práctico, sigue siendo de
suma utilidad para la comprensión de la dinámica y el funcionamiento de los sistemas
políticos. En efecto, las modalidades de reclutamiento, selección y promoción de la
clase política, su proveniencia de los partidos y su pertenencia a los mismos o no, su
estabilidad en el curso del tiempo, o bien la frecuencia y la rapidez de su circulación,
son todos aspectos significativos no sólo para explicar el funcionamiento de un sistema
político, sino para evaluar el papel de la política en ese sistema específico. Cada uno
de los elementos del sistema político -la autoridad, el régimen, la comunidad y sus
componentes- puede ser objeto de comparación; y si se procede manteniéndolos
separados se podrán comparar: a) grupos de autoridad, por ejemplo, los Primeros
Ministros y sus uniones gubernamentales en distintos sistemas parlamentarios, o
bien los Presidentes y sus equipos en distintos sistemas presidenciales; b)
instituciones (Parlamentos y Congresos) y de procedimientos de decisión; y, e)
comunidades políticas y sus relaciones con el Estado y, eventualmente, con los
partidos, si diferentes componentes de la comunidad dan origen y/o apoyo a diferentes
partidos.
Coincidimos con Pasquino cuando en este punto señala que todas las anteriores
son comparaciones legitimas de medio nivel que, a veces, sirven para reducir los
riesgos de una comparación entre sistemas políticas en su integridad; y cuando
destaca que para los estudiosos de ciencia política, los conductistas y los especialistas
de ciencias sociales, la comparación entre sistemas no es la única estrategia a seguir
para entender y saber más, tanto sobre estos sistemas políticos como sobre la política
misma. Al respecto, consideramos que si bien no siempre puede ser ni la única ni la
mejor estrategia a seguir, en la mayoría de los casos -al menos esa es nuestra
experiencia- resulta ser bastante objetiva, redituable y didácticamente conveniente
(su valor en el aula es enorme). De ahí que la contribución de Sartori sigue siendo
decisiva e insuperable para todo lo que concierne, primero, a la formación y utilización
de los conceptos y, segundo, para la clarificación del deber y del aporte del método
comparado.
En cuanto a los conceptos, cabe precisar que cada uno de ellos tiene su historia,
su propia connotación y, en gran medida, hunde sus raíces en una tradición de
pensamiento e investigación, por lo que sólo pueden cambiarse a través de
"estipulaciones", es decir, acuerdos entre estudiosos que conduzcan a conceptos
más precisos, més comprensibles y, sin se¡ indebidamente "estirados" so pena de
282 JuAN CARLOs VELAzauEZ EuZARRNI

confundir y hacer irrelevante el análisis. Pero en lo relativo al deber del métocte


comparado y su relación con el conocimiento del funcionamiento de los sisterm.
politicos, Sartori no alberga dudas. El método comparado es un método, con tucl
seguridad el mejor, de "control de la validez de las hipótesis, de las generalizaclonlt•
de las explicaciones y de las teorías". 195 No sólo sirve para controlar la hipóteslfl •1
partida, sino que permite la formulación de una explicación y abrir el camino '' 1
previsión, o bien a la que es definida como una teoría probabilista: "si se presen""
las condiciones a, b, c ... entonces es probable que se obtengan los resultados lC,
z". Y si con esas condiciones no se consiguen esos resultados, el método compar111111
servirá para controlar nuevamente en qué casos precisos no tuvo lugar lo qut• •
estimó probable, y a explicar qué variables incidieron en los fenómenos analizadc•
en qué casos deben considerarse como desvíos, o sea, disconformes con la teorl
de probabilidad formulada con anterioridad.

3. Método comparado y estudio de casos particulares

En este rubro el pensamiento de Pasquino recupera la contribución de lijph"''


consistente en un conjunto de distinciones cruciales y en la selección individunl•l
cuatro métodos de investigación, de su utilización y de sus ventajas y desventaft•" w
sin pretender aclarar cuál es el mejor método al cual recurrir para la comparación •1
los sistemas politicos, pasa a referirse a la sustancia de lo propuesto por el pror•lt
lijphart, distinguiendo entre tres métodos considerados generalmente de aplicaC.Iflll
viable a una pluralidad de casos, es decir: o sea: el método comparado propiam«ml
dicho; el método experimental y el método estadístico; y, el método de "estudiC••I
caso", concebido por su esencia como inadecuado para producir resultMu
comparados, aunque con éste se adquiere, bajo determinadas condicionar. •1
conocimiento adicional que se persigue con el método comparado. 196 Por lóglor• ~ti

195 Por ejemplo, una vez colocado en la categoría de los sistemas parlamentarios, un slloh 111111

político puede encontrarse hospedando gobiernos de coalición multipartidista. la hlp614u•l


inicial podría sugerir que, en efecto, todos los sistemas parlamentarios tienen gobiernCJ~ •1
coalición multipartidista. El método comparado sirve para "controlar" esta hipótesis tenien<h• '"'
consideración uno, muchos, todos los sistemas parlamentarios actualmente existentes, 1 n••l
momento en que se demuestre que en la práctica existen sistemas parlamentarios con gobltt~n•
compuestos, por ejemplo, por un solo partido, será posible proceder a la individualizacl~ ''"
las causas, o bien de las condiciones que producen resultados en algunos sistemas polltlc ,,,
Como es sabido, la variable explicativa más fuerte está representada por el tipo de al••"'''
electoral. Sin entrar en detalles (Sartori, 2000), bajo determinadas condiciones, los slstllll1M
mayoritarios a primera vista en colegios uninominales; habitualmente utilizados en los slstcnm•
políticos anglosajones, producen sistemas bipartidistas, mientras que los sistemas elector••'"
proporcionales, también ellos bajo determinadas condiciones, producen, o bien permiU111 1
aparición de sistemas multipartidistas (Véase Pasquino, op. cit., pp. 25-26).
196
Más precisamente, acota Pasquino (op. cit., p. 27) si el programa de investigaclon •'" ttl
delineado por Schmitter (2001, p. 160): "someter las hipótesis a una verificación, inferir rln o~lll
relaciones de causa y efecto, producir generalizaciones confiables", entonces también un •·•thulll
del caso, cuidadosamente diseñado, es capaz de impartir enseñanzas comparadas/compat'fthlto
CAPITULO IX. EL EsTUDIO DE ws SISTEMAs PoLITicos COMPARADOS ... 283

analizar un solo caso, un sistema político específico, debe hacerse a profundidad,


prestando la máxima atención a la individualización y a la explicación de todos los
fenómenos relevantes e incluso los que no aparentan serlo. El comparatista debe
afrontar el "caso" de su interés con un abanico de hipótesis explicativas obtenidas de
casos ya estudiados, o bien de generalizaciones producidas con referencia a otros
sistemas políticos. De lo contrario, el estudio de un caso privado de una teoría no
contribuye a la comparación, sino que está destinado a permanecer como un unicum
aislado y estéril.
Es esta precisamente la crítica que se le ha hecho a tanto a los antropólogos
como a los politólogos que se han abocado a la realización de estudios bajo la llamada
"descripción densa" de un fenómeno, de una práctica, de un sistema. Es densa porque
es rica en detalles descritos con mucha precisión, pero como cualquier descripción
no basada en hipótesis precedentes es improbable que consiga satisfacer los criterios
y los objetivos de la comparación. Por el contrario, el estudioso sin hipótesis en una
descripción densa, corre el riesgo de perderse y hacer que sus estudiosos divaguen
en la oscuridad. No obstante, una descripción densa llevada a cabo por analistas
conscientes puede servir para generar hipótesis, aclarar problemas, sugerir
explicaciones preliminares, pero desafortunadamente la mayor parte de las
descripciones permanecen como tales: ni densas ni problemáticas. En tal virtud,
debe tenerse siempre presente lo sentenciado por Eckstein (1975): "Se estudia un
caso para llegar a una construcción teórica preliminar. Al estar basada en un caso
particular, es improbable que constituya algo más que una pista que pueda llevar a
un modelo general válido". Varios estudios de Lijphart (como el de la democracia
holandesa) demuestran cómo, a través de la descripción detallada y de la
profundización informada de hipótesis, se puede pasar de un caso a una teoría.
Nadie duda de la gran importancia que tiene la demostración o la confirmación de
las teorías pero, como lo enfatizó el gran filósofo Karl Popper, es más importante
todavía para el crecimiento de nuestro conocimiento redefinirlas o bien falsificadas.
Efectivamente, en ambos casos, redefinición y falsificación, las teorías posteriores
abarcarán un número más amplio de fenómenos o bien explicar con mayor profundidad
y convencimiento el fenómeno especifico examinado. En la investigación concreta el
estudioso está condicionado tanto por los recursos disponibles como por los
conocimientos existentes, por lo que lo relevante es estar conscientes de las
oportunidades y los límites del tipo de estudio que se lleva a cabo.

4. Otros métodos de comparación

La mayoría de los teóricos e internacionalistas de la política reconocen que el


verdadero problema de la comparación de sistemas políticos en su integridad está
dado por el bajo número de casos. Esto significa que, disponiendo por ejemplo, en el
caso de un análisis comparado de regímenes democráticos, de no más de 20 o 30
casos de democracias consolidadas, es prácticamente imposible utilizar un método
estadístico. Pero el concepto de democracia puede ampliarse demasiado y dar lugar
a conclusiones como las que arribaron Przewarski y sus colaboradores (2000) que
2B4

contabilizaron 108 democracias en el mapa político actual, de tal suerte que,- ahm
sí, sería posible aplicar y confiar en el método estadístico para lograr una pluralkh••l
de objetivos cognoscitivos. La objeción que Pasquino hace a este tipo de andlllltlt
comparado es que, aun llevado con rigor absoluto como lo hizo Przeworski, mientr
por un lado arroja una serie de respuestas generales de peso, por el otro no ilustnt k
suficiente cada caso particular o un conjunto de casos relativamente homogéi'WII
(para profundizar el análisis y generar nuevos conocimientos, el método comparruk
es insustituible). Sin embargo, la metodología estadística es el instrumento natur4d
indispensable cuando la comparación se enfoca, por ejemplo, a resultados electorert
muchas variables sociales y políticas, pero también muchísimos casos (los electo"'''
y una sola variable dependiente: el voto.
Los científicos sociales sabemos que, por obvias razones, es imposible reprod\11~1
o reconstruir en un laboratorio las realidades políticas significativas, o bien dispcm••
de experimentos políticos que, verbigracia, tengan como objeto a los ciudadano
las instituciones, las autoridades. Es decir, es improbable experimentar si un
determinada forma de gobierno, como el presidencialismo, se adapta mejor, a ltttll
por citar un caso, donde el parlamentarismo es utilizado hasta ahora. El mllmN
razonamiento se aplica, al federalismo, o bien a la verificación de la hipótesis •In ti
es mejor para Italia un Estado centralizado o regionalista que uno verdadttrlt
completamente federal. Por lo tanto, confirma Pasquino, ni siquiera el métodc•
perimental es útil para el análisis comparado de los sistemas políticos, aunq''
veces puede efectuarse un experimento de laboratorio, por ejemplo sobre los eftu 1t
de liderazgos autoritarios/democráticos en los pequeños grupos (pero a reserv11 •l
que se haga con la plena conciencia de todos sus límites y potencllrl
inconvenientes).

5. Casos más similares, casos más diferentes

El método comparado no es un método residual, es decir, el que sólo se utiliza cunmtr


los otros métodos demuestran su inaplicabilidad. Por el contrario, es un m~l11rlrr
sustantivo que ha probado su eficacia hacer buen uso de cuanto ha sido revelado ..,.
el estudio de los casos; formular hipótesis; someterlas a verificación; individullll
casos desviados, y por eso mismo dignos de profundización; y, cont.llllll
generalizaciones capaces de llevar hacia verdaderas teorías. Por su parte, la estnrluul
de comparación de sistemas y subsistemas políticos se desarrolla entre dos extremcr
en un polo del contínuum, el estudio de los casos más similares; en el otro, el entucll•
de los casos más distintos; y a lo largo del continuum, combinaciones variabll"• 1
mayor parte de los comparatistas más influyentes realiza un tipo especlfiC(, (1
comparación: un número de casos relativamente homogéneo, no muy num1111 uu'
plasmados en el mismo periodo de tiempo. Esta estrategia, que puede llameu
comparada-sincrónica, con frecuencia se hace necesaria por la dificultad de procudt•t
en la recolección de datos en la misma cantidad y calidad en el curso del tiempo. ,¡
la vida de los sistemas políticos; se adopta preferentemente cuando se qult"
encontrar, de manera más o menos profunda, las diferencias entre dos o más sisttnfl
CAPITULO IX. EL EsTUDIO DE Los SISTEMAS PoLITicos CoMPARADos ... 285

políticos en el modo de actuar frente a un determinado acontecimiento, a un cierto


desafío, a la aparición de nuevas problemáticas. 197
Existe otra estrategia posible que trata de "captar'' a los sistemas políticos en el
curso de un proceso de cambio determinado. En palabras de Pasquino es una
especie de comparación diacrónica, inter-temporal, que, al menos teóricamente,
es la que está más capacitada para adquirir datos y producir información; incluso
para darle un fundamento más sólido a la explicación. Sin embargo, dada su
complejidad y el alto número de variables que pueden aparecer en el curso del
tiempo, resulta cada vez más complicada y a veces menos confiable; amén de que
es muy difícil atribuir con seguridad las transformaciones observadas a algunas
pocas variables elegidas en el ámbito de todas las variables posibles. Empero, es
este precisamente el desafío más importante: identificar las condiciones y las
consecuencias de la transformación en el curso del tiempo de una pluralidad de
sistemas políticos; por ello, los análisis comparados más importantes son justamente
aquellos que consignan las condiciones tanto de la persistencia como de la
transformación , en especial en las instituciones, de los sistemas políticos. De esta
forma, una vez determinado y aclarado la interrogante tópica de la investigación,
es posible y pertinente, aplicar un análisis comparado de este tipo también en el
ámbito del sistema político mismo.

6. Comparación entre los sistemas parlamentarios más distintos

Entre los modelos comparativos más similares Pasquino siempre es dado a presentar
los casos de Francia y de Italia, y las conclusiones a las que generalmente arriba son
bastante sugestivas e interesantes, sin embargo, si se toma el camino de la
comparación de los regímenes parlamentarios entre los sistemas políticos más
distintos, entonces Inglaterra es un muy útil candidato para, por ejemplo, esclarecer
el caso de Italia. El modelo de Westminster, caracterizado por gobiernos
monopartidistas estables guiados por un Primer ministro jefe de su partido y que
dispone a su .antojo del poder de disolución del Parlamento, se encuentra en las
antípodas del caso italiano, al menos del de la Primera República, pero también, en
buena medida, de Italia en la fase actual. Según Lijphart, la democracia italiana, que
él ubica entre las democracias "consensuales", debería funcionar mejor que la

197 Un tema clásico de la actualidad, recurrente en muchos estudios recientes, es el de las

modalidades con las que las instituciones de los sistemas políticos de la Unión Europea han
hecho frente al desafío del Euro: cuán preparados estaban, cuánto y cómo han debido cambiar
y adaptarse. Si se hace un recorrido cauteloso, constatamos que la estrategia comparada
sincrónica es capaz de comunicar datos significativos sobre sistemas polfticos, permitir la
individualización de sus puntos institucionales de fuerza y debilidad y explicar las consiguientes
transformaciones en las Instituciones (gobierno, p~rlamento, burocracia, entes locales) y en
los procedimiento• d1 tomu de decisiones).
286 JuAN CARLOS VELAzauEZ EuZARFW

democracia británica, ubicada entre las democracias mayoritarias; pero sabemc'


que esto no es así, ni en lo referente a la satisfacción de los ciudadanos ni a 1111
políticas macroeconómicas y el control de la violencia, por lo que Pasquino piemu•
que hubiera sido preferible que Italia fuera tratada de modo preciso como un callo
. desviado y no simplemente como un ou/lier, es decir, un caso que no cae nunca un
los ámbitos de variación hipotetizados.
De ambas comparaciones de la Italia de Pasquino, la del caso más similar con
la Francia de la Cuarta República , y del caso más distinto entre los sistem••
parlamentarios con Reino Unido, se puede deducir que si son conducidas con rigor.
o al menos con cierta coherencia analítica, se pueden recabar muchas enseñanz
sobre el funcionamiento y la transformación de los sistemas políticos. Por ejempiCJ
la Quinta República francesa muestra que es posible diseñar instituciones establ..
y eficientes, capaces de permitir la alternancia entre coaliciones y de dar impull(•
al sistema socio-económico, pero que esto requiere un cambio efectivo de régimen,
específicamente de las normas, las reglas, los procedimientos y las institucione
mientras que el modelo de Westminster nos enseña que no es suficiente un sistemlt
electoral de tipo plurality para explicar el gobierno de un solo partido, sino que es uf
circuito electores/sistema electoral/sistema de partidos/mayorfa parlamentarljt.
bicameralismo asimétrico/poder del Primer ministro, el que funda y mantiene con
vida al sistema politico inglés. De todo ello se puede concluir, en una primerft
aproximación, que ninguna reforma electoral es suficiente ni para dar vida al modele•
de Westminster ni para acceder a la estructuración de la Quinta República. L.t
Cuarta y la Quinta República francesas, el modelo de Westminster, la Primen•
República y el sistema institucional italiano actual convalidan la importancia de lo"
órdenes institucionales y los sistemas de partido. Pero todas estas enseñanzas y
este es el punto fino del razonamiento .de nuestro autor- únicamente son
comprensibles y utilizables para el investigador que sabe hacer un buen análisl~
comparado.

7. Algunos ejemplos de análisis específico

Frente a este rubro, es importante confrontarse con tres contribuciones reciente


que influenciaron y todavía siguen influenciando las modalidades de análisl•i
comparado de los sistemas políticos democráticos en específico. Son discurso
particularmente ambiciosos que en cierto sentido, combinando teoria e investigación
empírica, recuperan una interrogante milenaria acerca de cuál es la mejor forma de
gobierno. Sobre una tipología precedente y con alguna dosis de innovación, Arend
Lijphart construye un esquema en el que subdivide en dos grandes categorías a lae.
36 democracias actuales: democracias mayoritarias (según el modelo Westminstet?
y democracias consensuales. La construcción tipológica contrapone las democracial
mayoritarias a las consensuales individualizando cinco diferencias en dot.
dimensiones, "partidos-poderes ejecutivos" y "federal-unitaria".
En la primera, las diferencias oscilan entre: 1) concentración del poder ejecutivo
en gobiernos de mayoría y dispersión del poder ejecutivo en amplias coalicione1
CAPITULO IX. EL EsTUDIO DE LOS SISTEMAS PoLITicos COMPARADOS... 287

multipartidarias; 2) dominio del poder ejecutivo sobre el legislativo y equilibrio entre


el ejecutivo y el legislativo; 3) sistemas bipartidistas y multipartidistas; 4) sistemas
electorales mayoritarios y sistemas electorales proporcionales; y 5) sistemas pluralistas
y competitivos de representación de los intereses y ·de los sistemas neo- comparativos
predispuestos no al conflicto sino a la concertación.
En la segunda, las diferencias se dan entre: 1) gobiernos unitarios y centralizados
opuestos a gobiernos federales y descentralizados; 2) concentración de poder
legislativo en parlamentos unicamerales opuesta a la dispersión del poder entre las
cámaras igualmente poderosas, pero diferenciadas; 3) constituciones flexibles
modificables de mayorías simples opuestas a constituciones rígidas modificables
sólo por mayorías calificadas; 4) el predominio del parlamento sobre la legislación
opuesto al control de las leyes, por obra de las cortes constitucion~les ; y 5) bancas
centrales dependientes del poder ejecutivo opuestas a bancas centrales
independientes.
El punto de partida de Lijphart se pierde en la noche de la historia del análisis de
los sistemas políticos y las fórmulas electorales, cuando nace el debate, aún sin
resolver, sobre la preferencia de los sistemas políticos anglosajones en relación con
los sistemas políticos de Europa continental, excluyendo los sistemas escandinavos.
Y todo parece situarse en el ámbito de la polémica sobre la supuesta y defendida
superioridad de las fórmulas electorales plurality -gana las bancas en los colegios
uninominales el candidato que obtiene más votos- respecto a las fórmulas
proporcionales: a cada partido un porcentaje de las bancas que refleje con la mayor
precisión posible el porcentaje de los votos conseguidos. En la linea de este
argumento, cabe recordar que durante mucho tiempo se ha considerado que las
fórmulas electorales de tipo mayoritario, consintiendo y facilitando la construcción de
gobiernos preferentemente monopartidistas, sacrificaban un poco de representatividad
parlamentaria, ofreciendo a cambio estabilidad política y eficacia en la toma de
decisiones; y en fecha reciente (2003), también se destacó que las fórmulas
mayoritarias dan mayor poder a los ciudadanos en la formación de los gobiernos y
luego en la evaluación de su proceder, e impulsan responsabilidades visibles y
precisas de los gobernantes.
Y como contra argumento, se afirma que la identificación de las responsabilidades
de los gobernantes decrece en los sistemas políticos con fórmulas electorales
proporcionales y desde hace mucho disminuye el poder de los electores tanto sobre
los gobernantes como sobre los gobiernos. Por consiguiente - y esto es consecuencia
de una polémica arraigada profundamente en la naturaleza·de la democracia y en la
contraposición de modelos o pugnas modélicas-los sistemas políticos "mayoritarios"
eran considerados preferibles tanto en referencia al circuito "ciudadanos-partidos-
Parlamento-gobierno" como a la productividad de los gobiernos y por lo tanto a su
posibilidad de satisfacer las preferencias de los ciudadanos. Es claro que Lijphart
pretende poner especialmente en duda las ventajas atribuidas a los sistemas políticos
mayoritarios, y busca conseguir su objetivo principal por vía de la comparación de las
dos grandes categorías de sistemas y consiste en evaluar el rendimiento de las
rlemocracias mayoritarias y proporcionalistas ("consensuales") con referencia a tres
temáticas: las politices macroeconómicas, el ·control de la violencia y el grado de
288 JUAN CARLOS VEL.AzQUEZ ELIZAR~·

satisfacción de los ciudadanos. 198 El análisis comparado de este destacado ,Jultlt


concluye afirmando categóricamente que: "el rendimiento general de las democrac:l
consensuales es claramente superior al de las democracias mayoritarias", no "'"
antes sostener que el modelo consensual muestra una clara "predisposición htllll
una mayor moderación y serenidad del régimen democrático". Esta consideraclótl 1
resulta a Pasquino inusitada y digna de ser vista con escepticismo por dos razorr
principales: la primera es que, algunos sistemas políticos como, por ejemplo, ltnll•
constituyen una significativa excepción en casi todas las mediciones del rendimlont
de aquellas democracias que, lejos de ser consensuales, son proporcionalistas (a"'
que seria muy arriesgado hablar de "moderación y serenidad" del régimen democr*tllllt
italiano); y la segunda, porque la distinción mayoritarias/proporcionalistas (o ~~~"
"consensuales") resulta muy burda y debería estar mejor articulada, dando luu•
también a otras importantes subcategorías, tales como: a) mayoritarias federal
proporcionalistas federales; y, b) mayoritarias multipartidistas y proporcionalistatwtt
partidos predominantes. 199
Un doctrinario reconocido que sintetiza las dos visiones que subyacen en las rlu
categorías de sistemas electorales, mayoritarias y proporcionales, es G. Binghttnt
Powell, expresándolo de la siguiente manera: "La visión mayoritaria ve en IM
elecciones instrumentos que ponen a los ciudadanos en condición de elt•UII
directamente entre gobiernos alternativos (en funciones o en perspectiva) con •1
vencedor que entra en funciones y decide las políticas después de las eleccioM•
La visión proporcionalista ve las elecciones como instrumentos para elt•Uif
representantes que puedan negociar en el interés de sus electores para la produOC:Iñt1
postelectoral de políticas".200 Al respecto, apunta Pasquino dos cuestlor•
importantes. Primera, que en términos de producción de las políticas públiCCtt• 1
consecuencia más importante de la visión mayoritaria es que provocará un predomlll~t

198 LIJPHART, Arend, Le Democrazie Contemporanee, Bolonia, 11 Mulino, Italia, 2001 , 4


pp.
199
Sentencia Pasquino (op. cit. , p. 43) que lo que probablemente Lijphart gana CCII1 1
generalización seguramente lo pierde en la comprensión/explicación de los casos considertulc•
individualmente; es decir, su análisis comparado no permite aclarar con precisión cuál •"• ,.,,
verdad la incidencia de un orden institucional determinado en el rendimiento de un sialllltl
politice específico. Y que, en definitiva, resta mucho por hacer en lo que concierne al ant•lr•l
comparado de las democracias, mayoritarias y consensuales/proporcionalistas. Más adCd-111..
agrega que en su bipartición de las democracias Lijphart recurre a diez características, distlnliVIt
de las cuales una -el tipo de sistema electoral- tiene una incidencia claramente superior ,, 111
otras, pudiendo influenciar de manera muy significativa tanto en el tipo de sistema de partld11
que se forma y persiste en ese régimen específico, como en la naturaleza de la compe..nc 1
entre partidos y en el tipo de gobierno que tiene mayores probabilidades de formarse. Conc luVtt
su crítica diciendo que quien acepte este planteamiento que tiene el valor, entre otras e•,,,.,
de reducir el número de variables, puede volver a las preguntas clásicas sobre la gobernablllll11l
y por lo tanto a la evaluación concreta de las virtudes y los defectos de las dos más imporll
fórmulas electorales, mayoritarias y proporcionales.
200 POWELL, G., Bingham, Jr., Elections as lnstruments ofDemocracy. Majoritian ancll'l•

portional Visions, New Haven-Londres, Vale University Press, 2000, p. 26.


CAPITuLo 1x: EL EsTUDIO DE LOS SISTEMAS PoLITicos CoMPARADos... 289

del gobierno sobre esas políticas, mientras que en el caso de la visión proporciona lista,
se admitirá una multiplicidad de actores en la producción de las políticas públicas
con base en su representación no sólo parlamentaria. Segunda, que en la perspectiva
de Powell, como en la de Lijphart, no se da suficiente atención a un fenómeno muy
significativo que ha tenido enorme difusión, al menos en Europa, o sea, que también
en regímenes democráticos que no pueden ser definidos como mayoritarios, incluso
en las "nuevas" democracias de Europa meridional (España, Portugal, Grecia), se ha
afirmado una dinámica de la competencia polftico-electoral bipolar, favorecida por
sistemas multipartidistas moderados en los que indudablemente, las políticas públicas
son decididas primordialmente por el gobierno. 201 Cabe resaltar que al final de su
estudio comparado G. B. Powell se manifiesta, en la trayectoria de Lijphart, a favor
de la visión proporcionalista.

8. Veto player y análisis institucional comparado

Al abrir este apartado Pasquino no duda en sostener que, tanto el análisis de sistemas
políticos completos como la comparación de los efectos de las fórmulas electorales
mayoritaria y proporcionalista en las preferencias, en el poder de los ciudadanos y
en el comportamiento de los líderes, en lo que corresponde a las clasificaciones
propuestas y utilizadas, son totalmente tradicionales. Reconoce que éstas tienen el
mérito de haber recuperado, pero sólo de manera parcial y aun sesgada, la importancia
de las instituciones que, sobre todo una parte de la ciencia política de los Estados
Unidos, había suspendido privilegiando otros "procesos" poco precisos. Esta situación
origina el surgimiento de nuevos planteamientos, como el propuesto por George
Tsebelis (1995, 2002), acerca de una nueva y original clasificación de los sistemas
políticos con referencia al número de actores dotados de poder de veto (o bien, veto
piayer como se les conoce en el argot moderno). Son veto player todos los actores,
institucionales y de partidos cuyo consenso es necesario para que sea tomada una
decisión, esto es para que el status quo sea "movido". En la pugna modélica sobre
las virtudes y defectos de presidencialismos y parlamentarismos se ha pasado por
alto que los primeros pueden tener diferentes configuraciones en las relaciones

201
Y siguiendo con Powell, Pasquino señala que la identificación y el accountability de los
gobiernos son seguramente muy elevados, y que este desarrollo vuelve a la clasificación de
Lijphart sustancialmente superada y poco útil, mientras que, bajo determinadas condiciones, la
clasificación r:.le Powell resulta más sugestiva. Resalta además el hecho de que, con los sistemas
mayoritarios, los ciudadanos ejercen mayor poder en la formación de los gobiernos,
monopartidistas de preferencia, que tendrán mayores posibilidades de decidir las polfticas
públicas y que podrán ser fácilmente identificados como los responsables ele lo que han hecho
o no; mientras que, con los sistemas proporcionales, los ciudadanos eligen entre partidos que
se suman después del voto en coaliciones para formar gobiernos en los que cada uno de los
partidos sólo parcialmente decide las políticas públicas, de modo que los ciudadanos no podrán
hacer otra cosa que volver a elegir entre los partidos sin que les sea posible atribuir
responsabilidad!• • tt~lpeclflcas .
290 JuAN CARLOs VELAzouEZ EuZARFW'

entre las instituciones -Presidente y Congreso- y en las relaciones entre 1••


instituciones y el sistema de los partidos, y que, sobre todo, los parlamentarisl'fJ,
pueden ser muy distintos entre si tanto para las conformaciones institucionales come•
para la configuración de los sistemas de partido.
Para ejemplificar lo dicho, tomemos el presidencialismo de los Estados UnldC•
que puede caracterizarse por un número de veto players parecido al rlnl
parlamentarismo italiano. El fenómeno se presenta claramente cuando el "gobiernf'
está "dividido", es decir, cuando el Presidente no tiene una mayoria politica que le•
apoye y lo siga en una o incluso en ambas ramas del Congreso, cualquier decisl611
se vuelve complicada. Existen, al menos en la teoria, tres veto players: Presiden
Senado y Cámara de los Representantes, sin contar que los partidos mismos, por IM
incapacidad de encontrar puntos de contradicción, pueden estar suficienteme
diferenciados en su interior para volverse veto players. En el caso italiano, al mene•
de 2000 a la fecha, no sólo el orden institucional, en particular el bicamerallal'ftll•
paritario (o simétrico, como se dice en términos técnicos), producia al menos de•
potenciales veto players (Cámara y Senado), sino que la naturaleza multipartid~l
de los gobiernos de coalición otorgaba poder de veto a una pluralidad de actores, nu
sólo a los partidos en tanto que tales, sino también a las corrientes en los partido
En el extremo opuesto se ubica el sistema de gobierno inglés, que se caracterl
por la ausencia de actores dotados de poder de veto, lo cual se podrfa explicar
partir de que el bicameralismo inglés es prácticamente ficticio, con una Cámara •f
notables (loores) que, en el mejor de los casos, sólo mantiene el poder de retardar lit
legislación en algunas pocas materias; lo cual produce que el gobierno sea exprealtJn
de un solo partido: el jefe del partido que gana las elecciones se vuelv
automáticamente Primer ministro porque tiene una mayoria parlamentaria a menucto
sobresaliente pero siempre disciplinada. Como escribió Walter Bagehot hace w•l
50 anos, el "secreto eficiente" del sistema de gobierno inglés es la fusión entre• t~l
poder ejecutivo y el legislativo, con el Primer ministro en el vértice; es decir, exltll
una única contraposición, aquella entre el gobierno y su mayoría parlamentaria, pul
un lado, y la oposición parlamentaria (y su "gobierno sombra" o "shadow cablnttl)
por el otro. Si hay un veto p/ayer, en casos excepcionales, se encuentra en el ámbltc•
de la mayorfa parlamentaria cuando expresa su disenso en relación con lo que el;'"'
gobierno.
Como se puede observar, la clasificación propuesta por Tsebelis va de los sisten111•
politicos en los que no existen veto p/ayers como en Gran Bretaña, a aquellos en le•
que existen pocos, por ejemplo en Alemania (donde el verdadero veto p/ayerputlll
ser la Cámara que representa los Landers, o sea el Bundesrat), a sistemas en lu
que existen muchos, tanto institucionales como de partidos, como en Italia y en otrct
parlamentarismos multipartidistas tradicionales, como en la India, y 1111
presidencialismos como el estadounidense. Pero también es de destacar, aunqutt
no lo trata Tsebelis, el caso del semi-presidencialismo en su variante de la Oulr1111
República francesa, donde se dice que el gobierno esta "unido" cuando el Presldt•ttl
electo por el pueblo goza de una mayoría en ambas ramas del Parlamento, en cuvt•
caso no existen veto p/ayers. Pro el contrario, cuando se presenta el caso dt• h
"cohabitación", el Primer ministro, que tiene una mayoria en la Asamblea Naclonnl
GAPITULO IX. EL EsTUDIO DE LOS SISTEMAS PoLITICOS COMPARADOS . . . 291

gobierna, pero el Presidente, dentro de ciertos límites, es un veto playerque por otra
parte no puede tener y ejercer poderes de veto de la misma entidad y en la misma
cantidad que el Congreso en relación con el Presidente de Estados Unidos.202
Imbuidos en el pensamiento comparatista y a la luz de lo antes expuesto nos
preguntamos ahora qué tan compatible es la propuesta de Tsebelis, que nos parece
Bquilibrada y consecuente, con otras construcciones teóricas de la política. En principio
nos parece que es compatible con las arquitecturas comparativas desarrolladas por
Almond, Powell, Kesselman, Sartori, Duverger y otros, incluido el análisis político de
David Easton. En relación con este último la compatibilidad es más clara cuando
vemos que, en efecto, los actores dotados de poder de veto, si son de partidos, en
buena medida son asimilables a las "autoridades"; y si son instituciones pueden ser
absorbidas por el régimen, pues su estructuración está armada justamente de normas,
procedimientos e instituciones. Utilizándolas con una cierta dosis de flexibilidad las
dos teorías prometen significativos beneficios en términos de explicación y de
conocimiento sobre la dinámica y la transformación de los sistemas políticos. 203
Queda sin embargo, una gran interrogante de muy difícil respuesta. Se afirma
que cuanto más numerosos son los actores dotados de poderes de veto, más
estabilidad del status quo se consigue, pero no está claro cuál es y dónde se sitúa el
limite entre estabilidad de las preferencias y parálisis de las decisiones para una
mayoría de ciudadanos, o bien, cuáles son los actores que se mueven para encontrar
e imponer un nuevo status quo. Constátese que los actores insatisfechos también
pueden ser una mayoría pero si no se ponen de acuerdo en cuál es el nuevo punto
de equilibrio perseguir, el actual status quo, aunque sea insatisfactorio, permanece.
Así, coincidimos con Pasquino en que sólo un concreto "análisis comparado de los
sistemas políticos específicos puede suministrar una respuesta convincente al
interrogante concerniente al cambio del status quo".

202
Por la lógica de su argumentación, estamos de acuerdo con Pasquino cuando considera
que la comparación de los sistemas políticos formulada por Tsebelis tiene dos virtudes
fundamentales. Primera, su utilización de pocas variables relativas al número de veto player
consigue explicar de manera convincente el funcionamiento de los sistemas políticos
democráticos. Segunda, al redefinir los sistemas politices más allá de las clasificaciones
tradicionales, permite prever las consecuencias de eventuales transformaciones. En síntesis,
la teoría probabilística que se puede formular con referencia a las variables individualizadas
por Tsebelis es la siguiente: "si existe un número elevado de veto players entonces es probable
que el sistema politico no consiga ir más allá del status quo" y, "si se reduce el número de veto
players a través de una reforma electoral/institucional, entonces es probable que el status quo
sea superado". Pasquino, op. cit., pp. 47 y ss.
203 Pero en materia de sistemas políticos comparados siempre habrá problemas y situaciones

que rompen con las afirmaciones de la teoría, por ejemplo, véase de nueva cuenta el caso
italiano, donde el veto p/ayer opera también contra las decisiones que tienen que ver con las
reglas del juego. En Francia fue un actor externo, Charles De Gaul/e, inmediatamente después
de una crisis que era política y constitucional, quien obtuvo el poder necesario para cambiar
algunas reglas fundamentales del juego. En Italia sólo un referéndum popular sobre la reforma
electoral abrió el camino en 1993 a un cambio institucional que primero fue frenado por la
permanencia de demasiados veto players para después bloquearlo definitivamente.
'
292 JUAN CARLOS VEL.AzQUEZ EUZARFWtA

9. Reflexiones finales en torno al pensamiento político comparatll


de Pasquino

Después de este breve recorrido por el pensamiento sustantivo de este egrttiJIII


comparatista italiano, conviene resumir algunas afirmaciones terminales que aparee""
en sus·diferentes trabajos como recomendaciones al investigador de los sistemu
políticos. Primeramente sobresale que cualquier análisis comparado debe efectum
con sistemas politices considerados en su integridad, teniendo en cuenta In
componentes críticos y fundamentales de estos conjuntos dinámicos en interacoltm
comunidad política, régimen, en sus especificaciones, y autoridad. La comparac.l(•n
estará de preferencia organizada de manera sincrónica pero, cuando sea poslt•l
los fenómenos desarrollados en el curso del tiempo que parezcan importante
insertarán en el análisis y en la explicación. Por último, aspecto que no ha '•1•11
suficientemente elaborado, los sistemas serán considerados como tales y, p<ll h
tanto, una vez aclaradas las instituciones en su estructuración específica y sistémk
el centro del análisis estará constituido por las interacciones entre las instituclort
por lo que podrá denominarse el circuito institucional.
También concluye que es muy importante saber describir con precisión, por ejernph
haciendo uso de la teoria de las· coaliciones, cómo se forma un gobierno y qué podtu
tiene, pero en la perspectiva que él adopta es todavía más importante, por un t.uh
encontrar los nexos entre el sistema electoral, el sistema de los partidos y la formtu•
del gobierno, y por el otro, identificar las relaciones que median entre el gobierne•
mayoría parlamentaria y el parlamento (o Congreso, según sea el caso bajo anéiiMI~tl
para estar en capacidad de explicar, entre otros rubros, qué poderes !11•11
efectivamente el gobierno y cuáles logra, o no, ejercer.
De igual modo se sugiere que en todo estudio de este género, se an,o lltl
escrupulosamente el "largo" proceso de formación del gobierno, ese que partt• ''" 1
relación entre sistemá electoral, voto de los ciudadanos y sistema de partido~ '' llf
de captar y poner en evidencia las diferencias entre los sistemas políticos q\
elijan para conformar el abanico de análisis. Y aunque Gianfranco Pasqulru • lt
estudiado durante su vide¡ infinidad de sistemas politices a lo largo y ancho delmttl
político mundial, en los últimos tiempos se ha inclinado por el "pentágono" intt•1JI
por Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Estados Uhidos (lo que le ha Uolll
buena fama de irredento "eurocentrista político", aun cuando ahora haya incluiCh•'
sistema . hegemónico como el estadounidense para balancear su ejtll• h·l
comparativo}. Empero, él bien se justifica aduciendo que los cinco siste11111
comento, no fueron elegidos al azar ni, simplemente, porque el material exlt•luu
sobre ellos es amplio, diversificado, y a menudo de buena calidad; sino qw
inclusión se explica porque cada uno de ellos ofrece casi de manera autometlc " '
tipo especifico de régimen. Los cinco son, por supuesto, sistemas pClllllt
democráticos, pero en términos de "régimen" entre ellos existen grmuh
significativas diferencias; así, Pasquinó se mueve de los Estados Unidos, un'' ·•JIIf•
presidencial, a Francia, un régimen semi-presidencial, a Gran Bretai\a, el n¡umt
clásico de gobierno parlamentario de Primer ministro, a Alemania, el prototiJn•
cancillerado, a Italia, un régimen parlamentario en transición que, por distintos moti
• .APITULO IX. EL EsTUDIO DE Los SiSTEMAS PoLITices CoMPARADOs .. : 293

todavía un caso de parlamentarismo clásico y tradicional. De esta manera y


, oncediéndole razón, piensa que justamente por las notables diferencias entre los
e Inca casos, en lo absoluto carentes de exotismo, es que fueron seleccionados,
1mén de que prometen ofrecer material importante para la comprensión de la dinámica,
del fu ncionamiento, de los eventuales inconvenientes de las democracias
1 ontemporáneas y de las modalidades de su autorregulación.

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