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En su testimonio, Jesús afirmó ser el Hijo de Dios y el Mesías esperado. A lo largo de su ministerio,
enseñó sobre la naturaleza de Dios, el amor, la justicia y la salvación. Jesús proclamó que había
venido a cumplir las profecías del Antiguo Testamento y a traer la salvación a la humanidad. En
varios pasajes, como en Juan 14:6, Jesús declaró: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene
al Padre sino por mí".
Además de sus enseñanzas, Jesús respaldó su testimonio con milagros y señales que demostraron
su autoridad sobre la enfermedad, la naturaleza y los poderes demoníacos. Realizó curaciones
milagrosas, multiplicó los alimentos, calmó las tormentas y resucitó a los muertos. Estos milagros
fueron testimonio de su poder divino y confirmaron su mensaje de salvación.
Jesús también testificó sobre el Reino de Dios, un tema central en sus enseñanzas. Explicó que el
Reino de Dios estaba cerca y que las personas debían arrepentirse, creer en él y vivir de acuerdo
con los principios del Reino. Jesús compartió parábolas y enseñanzas para ilustrar cómo debían vivir
sus seguidores, promoviendo el amor, la compasión, la humildad y la justicia.
Los testimonios de Jesús, María y los discípulos proporcionan valiosos principios para una buena
convivencia. Aquí hay algunos aportes basados en sus enseñanzas y ejemplos:
Amor y compasión: Jesús enseñó el mandamiento del amor a Dios y al prójimo como uno de
los principales principios de convivencia. Amar a los demás, incluso a nuestros enemigos, y
mostrar compasión hacia ellos promueve la armonía y la reconciliación.
Honestidad y verdad: Jesús siempre habló con sinceridad y enseñó a sus seguidores a vivir
en la verdad. La honestidad en nuestras palabras y acciones fomenta la confianza y el respeto
mutuo en las relaciones.