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Cantares de gesta (esquema)

Características

Fórmulas
Apelativas: El juglar se dirige a los oyentes
para que le escuchen.

Empleo de epítetos épicos: Son


Métrica características del héroe que se van
repitiendo. Le sirven al juglar para
Otros
-Series de un número indefinidos memorizar el poema.
-Estilo directo: Hay diálogos entre los
de versos llamadas tiradas.
personajes.
- Los versos son de medida
- Realismo: Datos reales , los personajes
irregular. Predominan los de 16
lloran, ríen, no hay elementos
sílabas.
sobrenaturales como magia, apariciones,
etc.
- Rima asonante.
Cantar de Mio Cid

El Cid
-Existió en la realidad.
Rasgos
- En la obra se destacan sus
mejores cualidades. -Gran guerrero y estratega.

Tema - Muy querido por el pueblo.

-Hazañas de Rodrigo Díaz de ¿Quién la escribió? - Destaca su religiosidad.


Vivar.
-Es anónima. - Leal con los amigos, buen esposo y
- Pérdida de la honra (destierro, padre.
afrenta de Corpes). - El manuscrito que se conserva
fue copiado por un copista -Fiel a su rey.
- Y recuperación del honor llamado Per Abbat en el siglo
(Recuperación de su amistad con XIV. - Moderado en su conducta y sus
el rey y buenas bodas de sus hijas palabras.
con nobles de Navarra y Aragón). - Tiene 3730 versos.
- Más tres versos de despedida. - Rasgos muy humanos.
Estructura
Cantares

Cantar de
la afrenta de Corpes
-
Cantar de las bodas Los infantes quedan en ridículo por el
episodio del león.
Cantar del destierro -El cid conquista Valencia.
-En el camino de vuelta a Carrión
- Envía a su lugarteniente, llamado azotan a sus esposas en el robledal de
-El cid es acusado de dudar del rey y es Corpes. Las abandonan allí para que
Minaya Alvar Fáñez, con regalos para el
desterrado. Pierde el honor. se las coman las alimañas (lobos, etc.).
rey.
- Para recuperar su honra, lucha y va -Son salvadas por por Minaya Alvar
- El rey le perdona y le recompensa
conquistando territorios a los Fáñez.
casando a las hijas del Cid (Doña Elvira y
musulmanes.
Doña Sol) con dos nobles, los infantes de
Carrión. - El Cid exige venganza ante el rey.

- Se celebra un duelo y vencen los del


Cid a los condes de Carrión.

- Finalmente doña Elvira y doña Sol se


casan con unos nobles de Navarra y
Aragón.
La península en tiempos del Cid
Recorrido del Cid
desde Burgos a Valencia
Curiosidades

¿Sabías que Ramón Menéndez Pidal, uno de los


máximos estudiosos del Poema del Cid, y su
esposa, la filóloga María Goyri, hicieron su
viaje de novios a pie o utilizando una
caballería por el mismo camino que había
recorrido Rodrigo Díaz de Vivar y que a su hija
le pusieron el mismo nombre que tenía la
esposa del Cid, Jimena?
Ramón Menéndez Pidal y María Goyri
Algunos textos ilustrativos
Al destierro
De los sus ojos tan fuertemente llorando,
Tornaba la cabeza y estábalos catando.
Vio puertas abiertas y postigos sin candados,
Alcándaras vacías, sin pieles y sin mantos,
Y sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mío Cid pues tenía muy grandes cuidados.
Habló mío Cid, bien y tan mesurado:
-¡Gracias a ti, señor padre, que estás en alto!
-¡Esto me han vuelto mis enemigos malos!
Allí piensan aguijar, allí sueltan las riendas.
A la salida de Vivar, tuvieron la corneja diestra,
Y, entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.
Meció mío Cid los hombros y movió la cabeza:
-¡Albricias, Álvar Fáñez, que echados somos de tierra!
Paso por Burgos
camino del destierro
De grado le albergarían, / pero ninguno lo osaba,
que a Ruy Díaz de Vivar / le tiene el rey mucha saña.
La noche pasada a Burgos / llevaron una real carta
con severas prevenciones / y fuertemente sellada
mandando que a Mío Cid / nadie le diese posada,
que si alguno se la da / sepa lo que le esperaba:
sus haberes perdería, / más los ojos de la cara,
y además se perdería / salvación de cuerpo y alma.
Gran dolor tienen en Burgos / todas las gentes cristianas
de Mío Cid se escondían: / no pueden decirle nada.
Se dirige Mío Cid / adonde siempre paraba;
cuando a la puerta llegó / se la encuentra bien cerrada.
Por miedo del rey Alfonso / acordaron los de casa
que como el Cid no la rompa / no se la abrirán por nada.
La gente de Mío Cid / a grandes voces llamaba,
los de dentro no querían / contestar una palabra.
Mío Cid picó el caballo, / a la puerta se acercaba,
el pie sacó del estribo, / y con él gran golpe daba,
pero no se abrió la puerta, / que estaba muy bien cerrada.
Una niña de nueve años
convence al Cid para que no se enfade
con los burgaleses
Una niña de nuef años muy / cerca del Cid se para:
"Campeador que en bendita / hora ceñiste la espada,
el rey lo ha vedado, anoche / a Burgos llegó su carta,
con severas prevenciones / y fuertemente sellada.
No nos atrevemos, Cid, / a darte asilo por nada,
porque si no perderíamos / los haberes y las casas,
perderíamos también / los ojos de nuestras caras.
Cid, en el mal de nosotros / vos no vais ganando nada.
Seguid y que os proteja Dios / con sus virtudes santas."
Esto le dijo la niña y se volvió / hacia su casa.
El episodio del león
En Valencia estaba el Cid y los que con él son;
con él están sus yernos, los infantes de Carrión.
Echado en un escaño, dormía el Campeador,
cuando algo inesperado de pronto sucedió:
salió de la jaula y desatóse el león.
Por toda la corte un gran miedo corrió;
embrazan sus mantos los del Campeador
y cercan el escaño protegiendo a su señor.
Fernando González, infante de Carrión,
no halló dónde ocultarse, escondite no vio;
al fin, bajo el escaño, temblando, se metió.
Diego González por la puerta salió,
diciendo a grandes voces: «¡No veré Carrión!»
Tras la viga de un lagar se metió con gran pavor;
la túnica y el manto todo sucios los sacó.
En esto despertó el que en buen hora nació;
a sus buenos varones cercando el escaño vio:
«¿Qué es esto, caballeros? ¿ Qué es lo que queréis vos?»
«¡Ay, señor honrado, un susto nos dio el león».
Mío Cid se ha incorporado, en pie se levantó,
el manto trae al cuello, se fue para el león;
el león, al ver al Cid, tanto se atemorizó
que, bajando la cabeza, ante mío Cid se humilló.
Mío Cid don Rodrigo del cuello lo cogió,
lo lleva por la melena, en su jaula lo metió.
Maravillados están todos los que con él son;
lleno de asombro, al palacio todo el mundo se tornó.
Mío Cid por sus yernos preguntó y no los halló;
aunque los está llamando, ninguno le respondió.
Cuando los encontraron, pálidos venían los dos;
del miedo de los Infantes todo el mundo se burló.
Prohibió aquellas burlas mío Cid el Campeador.
Quedaron avergonzados los infantes de Carrión.
¡Grandemente les pesa esto que les sucedió!
La afrenta de Corpes
Así lo mandaron los infantes de Carrión:
Que no quedase allí ninguno, mujer ni varón,
Sino ambas sus mujeres, doña Elvira y doña Sol:
Solazarse quieren con ellas a todo su sabor.
Todos eran idos, ellos cuatro solos son.
Tanto mal urdieron los infantes de Carrión:
Creedlo bien, doña Elvira y doña Sol,
Aquí seréis escarnecidas en estos fieros montes.
Hoy nos partiremos y dejadas seréis de nos;
No tendréis parte en tierras de Carrión.
Irán estos mandados al Cid Campeador;
Nos vengaremos en ésta por la del león
[…]
Ya les empiezan a dar los infantes de Carrión;
Con las cinchas corredizas, májanlas tan sin sabor;
Con las espuelas agudas, donde ellas han mal sabor,
Rompían las camisas y las carnes a ellas ambas a dos;
Limpia salía la sangre sobre los ciclatones.
[…]
Sangrientas en las camisas y todos los ciclatones.
Cansados son de herir ellos ambos a dos,
Ensayándose ambos cuál dará mejores golpes.
Ya no pueden hablar doña Elvira y doña Sol;
Por muertas las dejaron en el Robledo de Corpes.
Elaborado por: José Manuel Ramos de León,
profesor de Lengua castellana y literatura.

Destinado a los alumnos de 3º de la ESO.


IES Aníbal González.
El Pedroso (Sevilla).

1 de febrero de 2014

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