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ACUERDO DE PARIS

El Acuerdo de París (en inglés: Paris Agreement; en francés: Accord de Paris)


es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de
las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).1 El acuerdo busca
mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 °C
por encima de los niveles preindustriales, y perseguir esfuerzos para limitar el
aumento a 1.5 °C, reconociendo que esto reduciría significativamente los
riesgos y efectos del cambio climático.
El acuerdo establece que esto debería ser logrado mediante la reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero tan pronto como sea posible.
También propone aumentar la habilidad de las partes del acuerdo para
establecer medidas de mitigación, adaptación y resiliencia al cambio climático,
y generar flujos financieros para lograr la reducción de emisiones y el desarrollo
resistente a los efectos del cambio climático.
La aplicabilidad del Acuerdo comenzó en 2020, tras la finalización de la
vigencia del Protocolo de Kioto. El acuerdo fue negociado durante la XXI
Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros,
adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016
para celebrar el Día de la Tierra. Hasta el 3 de noviembre de 2016, este
instrumento internacional había sido firmado por 97 partes,2 lo cual comprende
96 países firmantes individualmente y la Unión Europea, la cual ratificó el
acuerdo el 5 de octubre de 2016.3 De esta manera, se cumplió la condición
para la entrada en vigor del acuerdo (Artículo 21,1) al ser ratificado por más de
55 partes, que suman más del 55 % de las emisiones globales de gases
de efecto invernadero.
El jefe de la Conferencia de París, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia,
Laurent Fabius, dijo que este «ambicioso y balanceado» plan es un «punto
decisivo histórico» en el objetivo de reducir el calentamiento global.4
El 1 de junio de 2017, el presidente Donald Trump anunció la retirada
de Estados Unidos de este acuerdo, dadas sus promesas de campaña en pro
de los intereses económicos de la nación.56 Todos los demás países del
mundo reiteraron su compromiso y comunicaron que no se iban a retirar del
acuerdo aunque Estados Unidos lo hiciese.7 Los países latinoamericanos que
más se habían involucrado en la consecución de los objetivos fijados en el
acuerdo expresaron su preocupación por la reducción de transferencia de
tecnología y financiación internacional que supondría la retirada de Estados
Unidos para su proceso de transición energética.8
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su primer día en el
cargo, firmó órdenes ejecutivas en la que se reincorpora al Acuerdo Climático
de París, que se hizo oficial el 19 de febrero de 2021.
1.1. OBJETIVO
Conforme al propio texto del instrumento internacional, tal como se enumera en
su Artículo 2, el acuerdo tiene como objetivo reforzar la respuesta mundial a la
amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los
esfuerzos por erradicar la pobreza para lo cual determina tres acciones
concretas:
a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo
de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los
esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con
respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría
considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;
b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio
climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas
emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no
comprometa la producción de alimentos;
c) Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una
trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas
emisiones de gases de efecto invernadero.

1.2. CONTRIBUCIONES NACIONALES PREVISTAS


Las contribuciones que cada país individual puede establecer para conseguir el
objetivo global están determinadas por todos los países individualmente y se
denominan contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (Nationally
determined contributions, NDCs).910 El artículo 3 requiere que sean
«ambiciosas», «que representen un progreso a lo largo del tiempo» y se
establezcan «para conseguir el propósito de este Acuerdo». Las contribuciones
deberían tener un informe cada cinco años y estar registradas por la Secretaría
de las UNFCCC. Cada progreso debería ser más ambicioso que el previo,
conocido como el principio de «progresión». Los países pueden cooperar y
poner en común sus contribuciones determinadas a escala nacional. Las
contribuciones determinadas a nivel nacional9 comprometidas durante la
conferencia de Cambio Climático de 2015 sirven —a menos que se consigan
de otra manera— como la contribución inicial a escala nacional.
El nivel de las Contribuciones Previstas Determinadas9 a Nivel Nacional
(INCD9) que se establece para cada país definirá los objetivos de cada país.
Sin embargo, las contribuciones no son obligaciones similares a la legislación
internacional, ni tienen la especificidad de carácter normativo, o lenguaje
obligatorio necesario para crear normas que hay que cumplir. Además, no
habrá mecanismo para forzar a un país a establecer un objetivo en su
Contribución determinada a escala nacional11 para una fecha concreta, ni la
ejecución si el objetivo establecido no se alcanza. Habrá solamente un sistema
«nombre y deshonra» o como János Pásztor, el secretario general asistente de
ONU en cambio climático dijo en la cadena televisiva norteamericana CBS
News, un plan «nombre y estímulo».[cita requerida] Según dispone el Acuerdo
no hay consecuencias si los países no alcanzan sus compromisos, la
conclusión en este punto es frágil.
1.3. BALANCE MUNDIAL
El balance mundial comenzó con un "diálogo facilitador" en 2018.12 En esta
convocatoria, las partes evaluaron cómo sus primeras NDC se comparaban
con el objetivo más cercano de alcanzar un pico de emisiones globales y con el
objetivo a largo plazo de lograr cero emisiones netas para la segunda mitad de
este siglo.
La implementación del acuerdo por todos los países miembros en conjunto
será evaluada cada 5 años, con la primera evaluación en 2023. El resultado se
utilizará como insumo para nuevas contribuciones determinadas a nivel
nacional de los Estados miembros.14 El balance no consistirá en
contribuciones o logros de países individuales, sino en un análisis colectivo de
lo que se ha logrado y qué más se necesita hacer.
El balance funciona como parte del esfuerzo del Acuerdo de París para crear
un aumento en la ambición de los recortes de emisiones. Debido a que los
analistas acordaron en 2014 que las NDC no limitarían el aumento de
temperaturas por debajo de 2 °C, el balance mundial vuelve a reunir a las
partes para evaluar cómo deben evolucionar sus nuevas NDC para que reflejen
continuamente la "mayor ambición posible" de un país.
Si bien aumentar la ambición de las NDC es uno de los objetivos principales del
balance mundial, el balance evalúa los esfuerzos más allá de la mitigación. Las
revisiones quinquenales también evaluarán la adaptación, las provisiones de
financiamiento climático y el desarrollo y la transferencia de tecnología.16
En abril de 2020, un estudio preliminar publicado en Nature
Communications llegó a una serie de conclusiones que impacta sobre el
análisis del balance mundial. Sobre la base de una base de datos de políticas
públicas y un análisis de escenarios de modelos múltiples, los autores
demostraron que la implementación de las políticas actuales deja una brecha
de emisión media de 22,4 a 28,2 GtCO2eq para 2030 con las vías óptimas para
implementar los objetivos de niveles inferiores de 2 °C y 1,5 °C de París. Si las
Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional se implementaran en su
totalidad, esta brecha se reduciría en un tercio. Se encontró que los países
evaluados no lograron sus contribuciones prometidas con las políticas
implementadas (brecha de implementación), o tenían una brecha en las
ambiciones con caminos óptimos muy por debajo de 2 °C. El estudio mostró
que todos los países necesitarían acelerar la implementación de políticas para
tecnologías renovables, mientras que las mejoras en la eficiencia son
especialmente importantes en los países en desarrollo y los países que
dependen de los combustibles fósiles.17
1.4. Estructura
El Acuerdo de París tiene una estructura "de abajo hacia arriba" en contraste
con la mayoría de los tratados de derecho ambiental internacional, que son "de
arriba hacia abajo", caracterizados por estándares y objetivos establecidos
internacionalmente para que los estados los implementen.18 A diferencia de su
predecesor, el Protocolo de Kioto, que establece metas de compromiso que
tienen fuerza legal, el Acuerdo de París, con su énfasis en la construcción de
consenso, permite metas voluntarias y determinadas a nivel nacional.19 Por lo
tanto, los objetivos climáticos específicos se fomentan políticamente, en lugar
de vincularse legalmente. Solo los procesos que rigen la presentación de
informes y la revisión de estos objetivos son obligatorios en virtud del derecho
internacional.
Otra diferencia clave entre el Acuerdo de París y el Protocolo de Kioto son sus
alcances. Si bien el Protocolo de Kioto diferenciaba entre países del Anexo 1 y
países no incluidos en el Anexo 1, esta bifurcación se difumina en el Acuerdo
de París, ya que todas las partes deberán presentar planes de reducción de
emisiones.20 Si bien el Acuerdo de París aún enfatiza el principio de
"Responsabilidad común pero diferenciada y capacidades respectivas"
(entendido como el reconocimiento de que diferentes naciones tienen
diferentes capacidades y deberes para la acción climática), no establece una
división específica entre naciones desarrolladas y en desarrollo.20 Por lo tanto,
los negociadores tendrán que seguir abordando este tema en futuras rondas de
negociación, aunque la discusión sobre la diferenciación pueda adquirir una
nueva dinámica.21
1.5. Perspectiva de género y derechos humanos
El Acuerdo de París incorpora el reconocimiento de los derechos humanos y la
perspectiva de género. A diferencia de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático, el Acuerdo de París menciona
explícitamente la perspectiva de género,22 como parte de los esfuerzos para
avanzar hacia la transversalización de género, la justicia intergeneracional y el
reconocimiento de las comunidades indígenas y vulnerables. El Acuerdo de
París incorpora estas referencias no solamente en el contenido del acuerdo,
sino en sus análisis, planes y perspectivas. El Acuerdo reconoce además el rol
de las comunidades locales e indígenas y la necesidad de redoblar los
esfuerzos dirigidos a esas comunidades.23 En su preámbulo, el Acuerdo
reconoce que: el cambio climático es un problema de toda la humanidad y que,
al adoptar medidas para hacerle frente, las Partes deberían respetar, promover
y tener en cuenta sus respectivas obligaciones relativas a los derechos
humanos, el derecho a la salud, los derechos de los pueblos indígenas, las
comunidades locales, los migrantes, los niños, las personas con discapacidad y
las personas en situaciones vulnerables y el derecho al desarrollo, así como la
igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y la equidad
intergeneracional.
Preámbulo. Acuerdo de París. Naciones Unidas.
Además, el Acuerdo reconoce la necesidad de incorporar la perspectiva de
género interseccional en los planes de adaptación y mitigación, en el artículo 7,
inciso 5:
Las Partes reconocen que la labor de adaptación debería llevarse a cabo
mediante un enfoque que deje el control en manos de los países, responda a
las cuestiones de género y sea participativo y del todo transparente, tomando
en consideración a los grupos, comunidades y ecosistemas vulnerables, y que
dicha labor debería basarse e inspirarse en la mejor información científica
disponible y, cuando corresponda, en los conocimientos tradicionales, los
conocimientos de los pueblos indígenas y los sistemas de conocimientos
locales, con miras a integrar la adaptación en las políticas y medidas
socioeconómicas y ambientales pertinentes, cuando sea el caso.
La mayoría de los países han incorporado alguna dimensión de género en los
borradores de sus respectivas contribuciones determinadas a nivel
nacional como parte de los planes para la reducción de emisiones de gases de
efecto invernadero, adaptación y mitigación al cambio climático.22
1.6. Implicaciones e impactos

Dos estudios indican que, para 2017, ninguno de los países mayormente
industrializados estaba implementando las políticas que esperaron y, además,
no han cumplido con sus reducciones de emisiones que fueron previamente
acordadas; inclusive, si es que lo hubieran hecho ya, la suma de todas las
emisiones de los miembros firmantes (para el 2016) no sería suficiente para
mantener el incremento de temperatura en menos de 2 °C.2425 Además,
la UNEP estima que una reducción de emisiones en noviembre de 2016,
implicaría un incremento en 3 °C. En el marco europeo, se estima que, si a
finales de siglo el calentamiento global en el mundo supera los 3 °C, Europa
podría sufrir unas pérdidas de 240 000 millones de euros, según un informe del
Centro Común de Investigación que asesora a la Comisión Europea 2008.26
Por otra parte, un artículo escrito el 22 de abril de 2016 por el MIT News
analiza el impacto del Acuerdo de París en el incremento global de
temperaturas. Utilizando una serie de sistemas y modelos, concluyeron que
este acuerdo climático podría representar un decrecimiento de temperaturas
entre 0.6 y 1.1 grados Celsius para el fin del siglo, con apenas un cambio de
0.1 C para el 2050. Por lo tanto, se teme que, en el futuro, no se puedan
cumplir los objetivos acordados bajo las circunstancias actuales.
Además, un estudio publicado en 2018, detecta un umbral al cual las
temperaturas puedan aumentar entre 4 y 5 grados comparadas con
niveles preindustriales, tomando en cuenta los mecanismos de
retroalimentación del sistema climático.27
Con respecto a los impactos, un estudio publicado en 2018 nota que, inclusive
a 1.5 °C, se podría esperar altas ocurrencias de extremos hidrológicos, sobre
todo en India y en el sur y sur-este de Asia.28 Sin embargo, el mismo estudio
indica que, a 2.0 °C, varios ríos en Sudamérica, África Central, Europa
Occidental y el área del río Misisipi (en Estados Unidos) verían un alto
incremento en sus caudales; por tanto, aumentando el riesgo de
posibles inundaciones.

2. IPCC()

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)


fue creado en 1988 para que facilitara evaluaciones integrales del estado de los
conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio
climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.

Desde el inicio de su labor en 1988, el IPCC ha preparado cinco informes de


evaluación de varios volúmenes, que se pueden consultar bajo el
apartado Publicaciones. Ahora se encuentra en su sexto ciclo de evaluación.

El IPCC y el ex Vicepresidente de los Estados Unidos de América, Al Gore,


recibieron el premio Nobel de la Paz en 2007 por su labor en materia de
cambio climático.

2.1. El sexto informe de evaluación.


Durante este ciclo el Grupo Intergubernamental de Expertos elaborará tres
informes especiales, un informe metodológico sobre los inventarios nacionales
de gases de efecto invernadero y el Sexto Informe de Evaluación (IE6).

En la 43ª reunión del IPCC, celebrada en abril de 2016, se acordó que el


informe de síntesis del Sexto Informe de Evaluación se terminaría en 2022, a
tiempo para el primer balance mundial de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Entonces, los países
examinarán los progresos realizados para lograr su objetivo de mantener el
calentamiento global muy por debajo de 2 °C mientras que, al mismo tiempo,
proseguirán los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C.
Las contribuciones de los tres Grupos de trabajo al IE6 estarán listas en 2021.
2.2. El quinto informe de evaluación
En 2014, el IPCC finalizó el Quinto Informe de Evaluación, preparado por los
tres Grupos de trabajo, que comprende tres contribuciones sobre bases
físicas; impactos, adaptación y vulnerabilidad, y mitigación del cambio
climático, más un Informe de síntesis. La contribución del Grupo de trabajo I se
aceptó y aprobó en septiembre de 2013. Las contribuciones de los Grupos de
trabajo II y III se aceptaron y aprobaron en marzo y abril de 2014,
respectivamente, y el Informe de síntesis se aprobó y adoptó en noviembre de
2014.

En comparación con los informes anteriores, en el Quinto Informe de


evaluación se hace más hincapié en la evaluación de los aspectos
socioeconómicos del cambio climático y sus consecuencias para el desarrollo
sostenible, los aspectos regionales, la gestión del riesgo y la elaboración de
una respuesta mediante la adaptación y la mitigación.

2.3. Informes especiales del IPCC


Además de los informes de evaluación, el IPCC publica informes especiales
sobre temas concretos, tales como la aviación, los efectos regionales del
cambio climático, la transferencia de tecnología, los escenarios de emisiones,
el uso del suelo, el cambio de uso del suelo y la silvicultura, la captura y el
almacenamiento de dióxido de carbono, y la relación entre la protección de la
capa de ozono y el sistema climático mundial, que pueden consultarse bajo el
apartado Publicaciones.

2.4. Informes especiales


El IPCC prepara también metodologías y directrices para los inventarios
nacionales de gases de efecto invernadero mediante el Grupo especial sobre
los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero (TFI). Esas
metodologías y directrices ayudan a las Partes en la CMNUCC y su Protocolo
de Kyoto a confeccionar los inventarios de emisiones de gases de efecto
invernadero por las fuentes y la absorción por los sumideros. La última
publicación importante fue Directrices del IPCC de 2006 para los inventarios
nacionales de gases de efecto invernadero.
2.4.1. Perfeccionamiento de 2019 de las directrices del IPCC para los
inventarios nacionales de gases de efecto invernadero de 2006.
En la 43ª reunión del IPCC, celebrada en abril de 2016, el Grupo
Intergubernamental de Expertos acordó perfeccionar las Directrices del IPCC
para los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero de 2006, así
como elaborar un informe metodológico con objeto de actualizar y
complementar esas Directrices de 2006. Esa labor es necesaria con fines de
actualización y de proporcionar una base científica sólida a la futura acción
internacional para el clima, especialmente en el marco del Acuerdo de París.
De ese proceso resultará un informe metodológico que se utilizará
conjuntamente con las Directrices del IPCC de 2006. En su 44ª reunión, el
Grupo Intergubernamental aprobó el esquema para el Perfeccionamiento de
2019 de las Directrices del IPCC para los inventarios nacionales de gases de
efecto invernadero de 2006. El Informe metodológico se concluirá en mayo de
2019.

El TFI ha elaborado dos conjuntos de orientaciones que el IPCC adoptó y


aceptó en su 37º período de sesiones celebrado del 14 al 18 de octubre de
2013:
 El Suplemento de 2013 de las Directrices del IPCC de 2006 para los
inventarios nacionales de gases de efecto invernadero: Humedales (en
inglés), ofrece orientación metodológica sobre tierras con suelos
húmedos o de drenaje, y humedales construidos para el tratamiento de
aguas residuales.
 Las Orientaciones revisadas de 2013 sobre buenas prácticas y métodos
suplementarios derivados del Protocolo de Kyoto (en inglés) ofrecen a
las Partes en la CMNUCC que presentan informes en virtud del
Protocolo de Kyoto las orientaciones adicionales que necesitan para su
segundo período de compromiso.
Esas directrices complementarias se prepararon por invitación del Órgano
Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico de la CMNUCC y de la
Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo
de Kyoto de la CMNUCC, respectivamente.
2.5. Grupo especial sobre datos y escenarios en apoyo de los análisis de
impacto y del clima
El Grupo especial sobre datos y escenarios en apoyo de los análisis de impacto
y del clima (TGICA) facilita una amplia disponibilidad de los datos y los
escenarios relativos al cambio climático para permitir la investigación y el
intercambio de información entre los tres Grupos de trabajo del IPCC. El TGICA
supervisa el Centro de distribución de datos (CDD) que facilita conjuntos de
datos, escenarios de cambio climático y otras situaciones medioambientales y
socioeconómicas, así como otros materiales (por ejemplo, directrices técnicas
sobre la utilización de escenarios y fichas informativas con explicaciones
aclaratorias y orientaciones concisas sobre cuestiones de actualidad). El
TGICA no elabora escenarios de emisiones, ni escenarios climáticos o de otro
tipo para el IPCC, ni toma decisiones en cuanto a la elección de esos
escenarios para su uso en las evaluaciones del IPCC, y tampoco realiza
actividades de modelización o investigación.

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