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IES MAESTRO JUAN DE ÁVILA Remedios Moya Alarcón

1. LAS PALABRAS: ORIGEN, FORMACIÓN Y SIGNIFICADO


1.1. ORIGEN HISTÓRICO DEL LÉXICO CASTELLANO HASTA LA ACTUALIDAD
1.1.1. Palabras procedentes del latín
1.1.2. Préstamos
1.2. PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS EN CASTELLANO
1.2.1. Procedimientos léxico-semánticos
1.2.2. Procedimientos gráficos y fónicos
1.2.3. Procedimientos morfológicos
1.3. AMPLITUD Y CAMBIO SEMÁNTICO EN LAS PALABRAS. CONNOTACIÓN Y
DENOTACIÓN
1.3.1. Amplitud y cambio semántico en las palabras
1.3.2. Connotación y denotación
1.4. RELACIONES SEMÁNTICAS ENTRE PALABRAS
1.4.1. Polisemia
1.4.2. Homonimia
1.4.3. Sinonimia
1.4.4. Antonimia

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TEMA 1. LAS PALABRAS: ORIGEN, FORMACIÓN Y SIGNIFICADO


1.1. ORIGEN HISTÓRICO DEL LÉXICO CASTELLANO HASTA LA ACTUALIDAD
Se llama léxico o vocabulario al conjunto de unidades léxicas (palabras y locuciones) de una
lengua. En la configuración del léxico del castellano concurren diversos factores, que tienen
que ver con el origen de la lengua (latín vulgar) y con las aportaciones recibidas de otras
lenguas a lo largo de la historia (préstamos).
1.1.1. PALABRAS PROCEDENTES DEL LATÍN
Con la excepción de un pequeño conjunto de palabras prerromanas (como barro, légamo,
perro, charco, entre otras), el léxico castellano comienza a partir de la evolución del latín
hablado en la península ibérica. A ese vocabulario latino inicial se fueron añadiendo en
sucesivas oleadas vocablos procedentes de otras lenguas, bien a causa de los nuevos
pobladores de la península, bien por contactos culturales. Al tratarse de palabras que han
evolucionado a lo largo de muchos siglos, la gran mayoría ha sufrido importantes cambios
fonéticos y ortográficos: SON LAS PALABRAS PATRIMONIALES.
Llamamos PALABRAS PATRIMONIALES a aquellas palabras del español que han sufrido
una gran evolución respecto de la palabra latina de la que proceden. Por ejemplo de la palabra
latina filium tenemos el término español hijo, en cuya fonética y en cuya ortografía se
observan grandes cambios.
Algunas palabras, sin embargo, aunque también procedan del latín, han llegado hasta
nuestros días sin apenas evolucionar, bien porque se introdujeron más tarde, bien porque su
evolución se detuviera al tratarse de palabras de uso exclusivamente culto o ligadas a la iglesia.
SON LOS CULTISMOS.
Llamamos CULTISMO a aquellos vocablos que, por diversas razones, conservan una
forma más próxima a la que tenían en latín. Por ej. Del latín filium tenemos el término español
filial. El motivo es que, cuando el castellano necesitó ampliar su léxico con términos nuevos en
algún momento de su evolución, se recurrió a la lengua culta, que era el latín escrito, no el
hablado. Por ej. Berceo en el siglo XIII y los humanistas del siglo XIV introdujeron en nuestro
idioma gran número de cultismos. Durante los siglos XV, XVI y XVII. Muchos autores literarios
tratan de enriquecer sus escritos con numerosos términos latinos. Se trata de vocablos como
métrica, fulgor, argento, progenie…Uno de los autores más proclives a utilizar cultismos fue
Luis de Góngora, escritor barroco, que encabezó la corriente literaria conocida como
CULTERANISMO.

En numerosas ocasiones, una palabra latina ha dado lugar a los dos términos, una voz
patrimonial y un cultismo. Es lo que conocemos como DOBLETES.
Nominare(lat.) nombrar(patr.) nominar(cult.)/Fabulare(lat.) hablar(patr.) fabular(cult.)
Concilium(lat.) concejo(patr.) concilio(cult.)/ Clamare(lat.) llamar(patr.) clamar(cut.)
Por otra parte, también aparecen en nuestra lengua los llamados LATINISMOS,
palabras y expresiones que se conservan prácticamente igual que en la lengua latina. Ejs.:
currículum, accésit. Igual que sucedió en latín, muchos cultismos fueron tomados de la lengua
griega, que también era lengua de cultura. Numerosos términos científicos vienen del griego,
estomatología, monomaniaco, psicopatía…

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1.1.2. PRÉSTAMOS

Lo que más ha enriquecido el léxico de nuestra lengua a lo largo de toda su evolución ha sido
la introducción de préstamos. Llamamos PRÉSTAMOS LINGÜÍSTICOS a aquellos términos
procedentes de una lengua que se han incorporado al vocabulario de otra distinta .
En nuestra lengua se han incorporado préstamos dependiendo de la situación histórica
y política que se viviera y cuáles fueran las principales influencias, es decir, los hablantes de
diferentes pueblos conviven y se relacionan entre sí política, económica o culturalmente.
Los préstamos lingüísticos más importantes en español son los siguientes:
1.- Términos prerromanos. Antes de la llegada de los romanos existían otros pueblos: íberos,
celtas, vascos, tartesios, fenicios, ligures…Todos con sus propias lenguas, que desaparecieron
con la romanización(excepto los vascos). Pero dejaron huella en el latín. Es lo que conocemos
como SUSTRATO. Algunos ejs. Barro, perro, carro, losa, arroyo, brezo… Dentro de los
vasquismos podemos citar izquierdo, boina, cencerro, chistera…
2.- Helenismos. La mayoría fueron introducidos por los romanos en su lengua, y de esta
pasaron al castellano. Muchos son términos científicos o técnicos, como dodecaedro,
hemorragia, analgésico, isobara…. También existen muchos prefijos y sufijos provenientes del
griego, crono-, algia-, cardio-, que han dado lugar a términos como cronómetro, neuralgia,
cardiovascular.
3.- Germanismos. En el S.V los pueblos germánicos invaden el Imperio romano, pero ahora su
lengua no se impondrá al latín. Serán los visigodos los que dominan políticamente, pero fueron
un pueblo fuertemente romanizado, no alteran apenas la situación lingüística, pero si se
introdujeron vocablos de origen germánico, ejs.: guerra, espuela, tregua, rico, guardián,
guisar… , y son muy abundantes los ANTROPÓNIMOS como Rodrigo, Alfonso, Gonzalo, Álvaro,

4.- Arabismos. En el año 711 los árabes invaden la península Ibérica, invaden todo menos el
norte y serán los astures y cántabros los encargados de iniciar la Reconquista, que finaliza en
1492 con la toma de Granada (0cho siglos) de convivencia con los árabes, que dejaron una
profunda huella en el léxico, especialmente en el andaluz. Se trata después del latín, de la
lengua que más léxico aporta a nuestra lengua. 4000 palabras referidas a la agricultura
( alcachofa, zanahoria, berenjena, espinacas, aceituna…), la ropa ( chaleco, chilaba, albornoz…),
la vivienda ( alcoba, azotea, tabique, alféizar…), la construcción y la ingeniería (aljibe, alberca,
adobe, adobe, alcázar, alcantarilla…), la administración y el comercio (alcalde, almacén, arroba,
tarifa…), botánica ( alhelí, azucena, azahar, adelfa, albahaca…), la milicia( tambor, atalaya,
rehén, jinete…), las matemáticas( álgebra, cifra, algoritmo…), oficios( albañil, alguacil, alfarero).
También conservamos numerosos TOPÓNIMOS (Alcalá, Alcántara, Guadalquivir, Guadiana,
Guadalajara…)
5.- Americanismos. Tras el descubrimiento y conquista de América, nuestro léxico se
enriqueció con las aportaciones de las lenguas precolombinas como el araucano, el quechua, el
guaraní, el Caribe, el náhuatl…). Ej.: patata, chocolate, aguacate, papaya, iguana, tequila,
caoba, barbacoa…, muchos de ellos para designar realidades no conocidas hasta entonces
porque no existían en el Viejo Mundo: plantas, animales, alimentos…
6.- Italianismos. Durante los siglos XVI y XVII debido a la influencia de los movimientos
artísticos y culturales del Renacimiento y el Barroco, se favoreció la introducción de palabras

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del italiano. Por ej.: piloto, escopeta, escolta… , y vocablos relacionados con el arte y la
literatura, por ej.. novela, soneto, terceto, partitura, piano…
7.- Galicismos. Los términos procedentes del francés llegaron en distintos momentos, primero
en los siglos XII y XIII, gracias a las peregrinaciones a Santiago de Compostela. En el siglo XVIII
con Felipe V (de la dinastía borbónica de origen francés) hizo que entrarán muchos términos
franceses. Poe ej.: linaje, flan, servilleta, hotel, gendarme, joya, jardín…)
8.- prestamos de otras lenguas penínsulas. Catalanismos como butifarra, barraca, clavel,
turrón, masía…, Galleguismos como morriña, muñeira, meiga, vigía, carabela…
9.- Lusismos. Chubascos, mermelada, ostras, caramelo, mejillón…
10.- Anglicismos. A partir del siglo XX la lengua que más préstamos aporta al castellano es el
inglés. EEUU tendrá gran protagonismos en todos los ámbitos: cultura, política, economía, y
que el inglés es la lengua universal. Algunos anglicismos se han adaptado a nuestra fonética,
son términos como fútbol, yate, mitin; otros conservan su forma original: airbag, camping,
catering, zapping, hobby…

1.2. PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS EN CASTELLANO


En la evolución de cualquier lengua, las necesidades de sus hablantes se van modificando para
adaptarse a los tiempos que viven. De este modo, muchos términos caen en desuso y se
convierten en ARCAÍSMOS. (ej.: otrora, que significa “otra época”. Asimismo, aparecen nuevas
palabras, necesarias para nombrar realidades que antes no existían. Son los NEOLOGISMOS,
por ej. nuevos términos surgidos a raíz de los avances científicos y tecnológicos. Módem,
chatear, antivirus…
1.2.1. PROCEDIMIENTOS LÉXICO-SEMÁNTICOS

Se trata de los préstamos lingüísticos, que son aquellos términos procedentes de una lengua
que se han incorporado al vocabulario de otra distinta.
Cuando el castellano recibe algún préstamo, este puede tratarse de tres maneras diferentes:
 La palabra se escribe y se pronuncia igual que en su idioma de origen. En este caso se
trata de un xenismo: blog, casting, spam, zapping, zoom, selfie. Los xenismos deben
escribirse con letra cursiva o entre comillas.
 El préstamo se adapta a la ortografía y a la pronunciación castellanas. Es frecuente que
la adaptación suceda después de una primera fase en la que se lo trata como xenismo:
escáner, fútbol, güisqui.
 La palabra no se recoge directamente, sino que se traduce. Recibe entonces el nombre
de calco: autoservicio es un calco del inglés self-service.
Cuando proceden de una lengua que no tiene alfabeto latino, o bien de una lengua que no usa
un sistema alfabético (como el chino), las palabras necesariamente se adaptan al castellano. Se
utilizan los caracteres del alfabeto español y las palabras se amoldan a la ortografía de nuestra
lengua.

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1.2.2. PROCEDIMIENTOS GRÁFICOS Y FÓNICOS

En muchas ocasiones se forman nuevas palabras modificando las ya existentes, mediante su


reducción gráfica o fónica. Podemos destacar los siguientes:
1.- Siglas. Se unen las letras de dos o más palabras, y la palabra resultante se pronuncia
deletreándola, como en FM (frecuencia modulada), DNI (documento nacional de identidad),
ONG (organización no gubernamental).
2.- Acrónimos. Son siglas que no se deletrea, sino que tienen una lectura silábica como UNED
(Universidad de Educación a Distancia), AMPA (asociación de padres y madres de alumnos),
SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). También podemos considerar acrónimos la
unión del principio de una palabra y el principio de la otra, MABEL (María Isabel); o los
términos formados por la unión de varias letras o sílabas de dos o más palabras: RENFE (Red
Nacional de Ferrocarriles Españoles).
3.- Acortamientos. Consisten en reducir fónicamente una palabra, ya sea eliminando sus
fonemas iniciales (aféresis) o finales (apócope).
_La aféresis es menos frecuente que la apócope, normalmente se da en nombres propios
como Chelo (Consuelo), Nando (Fernando), Toño (Antonio), Tasio (Anastasio) o Tina
(Valentina).
_La apócope es un procedimiento más común, foto, boli, profe, mates, bici… También
nombres, Álex, Manu, Isa, Mari…
4.- Abreviaturas. No sirven para crear términos nuevos, se puede realizar mediante apócope,
tel. (teléfono), D. (don) o s. (siglo); o mediante sincopa, eliminando letras del interior de la
palabra, Sr. (señor), izda. (izquierda), dcha (derecha)…
_los símbolos son otro tipo de abreviatura para expresiones técnicas y normalizadas a escala
internacional. Ejs.: cm (centímetro), m (metro), l (litro), g(gramo), cal(calorías)…

1.2-3. PROCEDIMIENTOS MORFOLÓGICOS

1.- Derivación. Consiste en añadir afijos (prefijos o sufijos) a un lexema o raíz. Así tenemos
prefijos que indican negación (a/an), repetición (re), superioridad (hiper, extra),… Los prefijos
no modifican la clase gramatical de la palabra. Por ej. hacer / rehacer. Los sufijos también
aportan diferentes significados; se pueden distinguir los apreciativos que no cambian la
categoría gramatical del lexema aumentativos (manaza), diminutivos (casita), despectivos
(pajarraco) y superlativos (guapísima) y los no apreciativos, que si cambian la categoría
gramatical como de grasa - grasiento u odio- odioso.

2.- Composición. Se forma una palabra nueva con la unión de dos lexemas.
*Compuestos consolidados , donde la fusión es total. Se escriben sin separación y el primer
elemento no admite morfemas flexivos. Se trata de palabras como telaraña, sacacorchos,
hierbabuena…
*Compuestos no consolidados, donde la fusión no es total, aparecen separados, bien sea con
guión (teórico-práctico), léxico-semántico), bien sin él (guardia civil, pez espada).

3.- Parasíntesis. Es un proceso que puede consistir en dos fenómenos

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*Composición y sufijación simultánea. Una palabra es compuesta y a la vez tiene un sufijo,


como centro-campo-ista o siete- mes- ino.
*Prefijación y sufijación simultánea. Un lexema al que se le añaden al mismo tiempo un prefijo
y un sufijo, como en a-terr-izar.

1.3. AMPLITUD Y CAMBIO SEMÁNTICO EN LAS PALABRAS. CONNOTACIÓN Y DENOTACIÓN


1.3.1. AMPLITUD Y CAMBIO SEMÁNTICO EN LAS PALABRAS
En el léxico de una lengua, además de incorporarse términos nuevos, las palabras ya existentes
pueden sufrir cambios en su significado. Estos suelen necesitar de un amplio periodo de
tiempo para consolidarse y atraviesan diferentes fases: innovación, propagación, generalización
y consolidación. Así, en primer lugar debe producirse la innovación, motivada por una
necesidad comunicativa. Esta innovación se propaga entre los hablantes de la lengua hasta que
llega a generalizarse. En algunos casos, se consolida y se integra en el sistema.
Llamamos cambios semánticos a los cambios producidos en el significado de algunos términos
con el paso del tiempo. Pueden estar motivados por distintos factores: ampliación o restricción
de significado, causas lingüísticas, históricas, sociales o psicológicas. Veamos los más
importantes:
A) Ampliación o restricción de significado
Algunas palabras han pasado a ampliar su significado y designar nuevos elementos de la
realidad. Es lo que conocemos como extensión significativa o generalización semántica. Así, la
palabra portal actualmente no solo hace referencia a la entrada de un edificio, sino también,
en el campo de la informática, a la página de acceso a un conjunto de páginas web; o el
término arribar, que pertenecía a la lengua marinera y significaba ‘llegar a puerto’,
actualmente ha pasado a la lengua común ampliando su significado al de ‘llegar a cualquier
sitio’. También se da un proceso de extensión significativa cuando el nombre propio de una
marca se generaliza y se convierte en un nombre común, designando el producto (nocilla por
crema de cacao, cola-cao en vez de cacao soluble o clínex por pañuelo de papel).
Del mismo modo, algunos términos han restringido su significado, perdiendo gran parte de él.
Es lo que llamamos especialización semántica, y sucede sobre todo si el término se usa como
tecnicismo: por ejemplo, la palabra bajo en música se refiere a un instrumento o a un tipo de
voz, no a una persona de poca estatura; o la palabra letra en el ámbito económico, que tiene
un significado específico. Se da también la especialización semántica cuando empleamos
nombres comunes como si fueran propios: El Gobierno aprobó la nueva ley.
B) Cambios por causas lingüísticas
En ocasiones, una expresión que consta de varias palabras se reduce cuando se suprime alguna
de ellas, de forma que la palabra que permanece adquiere el significado que anteriormente
tenía la expresión completa. Es el caso de puro (en vez de cigarro puro), colonia (por agua de
colonia) o móvil (por teléfono móvil). Es un fenómeno de contagio semántico.

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C) Cambios por causas históricas


Se producen cuando el referente al que alude el término se ha transformado con el paso del
tiempo, mientras que la palabra que lo nombra sigue siendo la misma. Así ocurre con la
palabra chupa (ahora utilizada para designar un tipo de cazadora), que antiguamente
designaba prenda de medio cuerpo que vestían los clérigos, o la palabra retrete, que en su
origen designaba una habitación íntima o retirada, y actualmente es un sinónimo de váter.
D) Cambios por causas sociales
En muchas ocasiones, las connotaciones negativas que se le dan a un término hacen que su
uso no resulte adecuado. Cuando una palabra es de mal gusto u ofensiva, o afecta a valores
sociales o religiosos, decimos que es un tabú. Los tabúes lingüísticos son, por tanto, términos o
expresiones que no se consideran apropiados, por lo que se evita su uso. Son tabúes algunos
términos escatológicos o sexuales, así como los relativos a la enfermedad, la muerte o
cualquier cosa que resulte desagradable.
La forma más habitual de evitar una palabra tabú es sustituirla por otro término que no tenga
dichas connotaciones negativas. Es lo que se conoce como eufemismo. Así, para evitar aludir
directamente a ciertas partes del cuerpo, empleamos eufemismos como trasero, pecho o
miembro. A las funciones excretoras las denominamos con expresiones como hacer de vientre,
hacer pipí o aguas menores, ir al baño, evacuar... Eludimos decir directamente que alguien ha
muerto mediante expresiones eufemísticas como pasar a mejor vida, y nos referimos a
realidades sociales desagradables como el paro o los despidos con expresiones como
desempleo o ajustes de plantilla.
Lo contrario de los eufemismos son los disfemismos, que precisamente tienen como función
recalcar las connotaciones negativas de un término, generalmente con una intención
humorística o sarcástica. Así, se usan palabras como moña o cogorza en lugar de borrachera, o
criar malvas, estirar la pata o irse al otro barrio en vez de morir.
Como fenómeno contrario al tabú aparece lo que se conoce como palabra prestigio. Se trata
términos cargados de connotaciones positivas, tanto que los hablantes los utilizan con
frecuencia para dar valor a su discurso. Podemos observar su abundante uso en el lenguaje
publicitario y en la política: son términos como natural, ecológico, sano, democracia, libertad,
derechos, progreso, bienestar...
E) Cambios por causas psicológicas
Un gran número de cambios semánticos viene motivado por causas psicológicas, es decir,
asociaciones de ideas que hacen los hablantes entre dos términos que poseen alguna similitud
o rasgos comunes entre sí. Entre los más importantes podemos mencionar los siguientes:
 La metáfora. Se produce por la semejanza entre dos referentes. Así, llamamos
lámpara de araña a aquella cuya forma nos recuerda a dicho animal, o decimos que
una persona es una marmota cuando duerme mucho. Son muy frecuentes las
metáforas relacionadas con los animales (ser un lince, un águila, un lirón, un cerdo,
una mula...) y también las antropomórficas, en las que se utilizan términos
relacionados con el cuerpo humano para designar otras realidades (pie de foto, boca
de metro, brazo de mar, cabeza de lista...).

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 La metonimia. Viene ocasionada por la contigüidad de dos referentes. De este modo,


llamamos puño de la camisa a la parte de esta que está en contacto con esa parte del
cuerpo. Hay diversos tipos de metonimias: las que designan un objeto por su lugar de
procedencia (Me tomaré un rioja), el nombre de una obra por su autor (He comprado
un Miró), la parte por el todo (No había un alma) o el continente por el contenido (Se
ha bebido cuatro copas).
 La etimología popular. Consiste en crear una palabra por una interpretación errónea
de su etimología. Así, por ejemplo, algunas personas dicen eruptar en lugar de eructar
por contaminación con el término erupción (expulsión brusca de un material o gas).
 La antonomasia. Consiste en llamar a una persona que posee alguna cualidad con el
nombre de otra considerada el máximo exponente de dicha cualidad. De este modo,
decimos que un conquistador es un donjuán o un casanova, o que una alcahueta es
una celestina. Muchos de estos términos proceden de obras literarias; pensemos, por
ejemplo, en expresiones como ser un quijote, un lazarillo, un tenorio...
 La eponimia. Se produce cuando utilizamos el nombre de una persona para referirnos
a un lugar, objeto, periodo de tiempo... Así, el continente América ha recibido su
nombre del marino Américo Vespucio, o la ciudad griega Atenas de la diosa Atenea.
También se utiliza cuando se nombra una enfermedad con el nombre de su
descubridor, como el alzhéimer (por el médico alemán Alois Alzheimer), o un
artefacto, idea o realidad con el nombre de su inventor, como el zepelín (debido a
Ferdinand von Zeppelin).
1.3.2. CONNOTACIÓN Y DENOTACIÓN

El significado de las palabras está formado por un conjunto de semas o rasgos significativos
mínimos. Sin embargo, no todos esos semas son igualmente compartidos por los hablantes de
una lengua, sino que hay algunos de ellos que siempre están presentes, mientras que otros
varían. Es decir, el significado de una palabra no es siempre exactamente igual para todos los
que se expresan en la misma lengua.
Por ejemplo, si preguntásemos a varias personas por el significado de una palabra habitual
como playa, observaríamos que su significado se compone de dos partes:
 Un componente común a todos: playa es la ‘ribera arenosa del mar o de un río
grande’.
 Un componente variable: al que suele ir allí de vacaciones playa le sugiere descanso; al
camarero que trabaja en un restaurante del paseo marítimo la palabra playa le trae a
la mente esfuerzo. Para un habitante de la costa, este término no significa lo mismo
que para el que procede de tierra adentro, ni tampoco pueden considerarlo igual un
constructor y un ecologista.
En suma, el significado de una palabra está formado por denotación y connotación:
 La denotación es la parte del significado objetiva y común a todos los hablantes.
Constituye un significado primario.
 La connotación es la parte subjetiva del significado, la que depende de las
circunstancias del hablante. Es cualquier significado secundario que se asocia a un

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término.
Los diccionarios recogen en sus definiciones los semas denotativos, porque son los que
resultan válidos para todos. En cambio, los semas connotativos solo aparecen si se trata de una
connotación común a muchas personas. Así, si buscamos en el Diccionario de la lengua
española la palabra burro, encontraremos en primer lugar el significado denotativo,
compartido por el conjunto de los hablantes:
1. m. Asno (animal solípedo).
Pero además, como se suele atribuir a estos animales un temperamento tozudo y
desobediente, el Diccionario también recoge esta connotación:
6. m. Hombre o niño bruto e incivil.
Así pues, las connotaciones pueden clasificarse en dos grupos:
 Connotaciones grupales o colectivas. Son las comunes a un grupo importante de
hablantes. Existen connotaciones compartidas por los que tienen una misma cultura
(la palabra plaza se asocia en los países mediterráneos con la vida pública), por los que
tienen un determinado trabajo (las connotaciones de la palabra paloma no pueden ser
las mismas para un ornitólogo que para un empleado que debe limpiar las calles que
las palomas ensucian) o por los que habitan en la misma zona (el término nieve
produce seguramente alegría y expectación a los toledanos, pero no a los habitantes
de un pueblo pirenaico que suela quedarse aislado durante el invierno).
 Connotaciones individuales. Son los significados secundarios que una persona asocia a
cierta palabra a partir de su experiencia. Por ejemplo, la palabra perro puede tener
connotaciones desagradables para una persona que haya sido atacada por uno. Estas
connotaciones son fundamentales en poesía: para García Lorca, el color verde lleva
asociada la idea de muerte en algunos poemas, mientras que para la mayoría de
personas el verde está relacionado con la esperanza o, actualmente, con la ecología.

1.4. RELACIONES SEMÁNTICAS ENTRE PALABRAS


Aunque parecería lo más lógico que a cada significante le correspondiera un único significado
(monosemia), en realidad suceden con muchísima frecuencia casos diferentes, denominados
polisemia, homonimia y sinonimia.
1.4.1. POLISEMIA
Se produce cuando a un solo significante le corresponden varios significados diferentes.
Por ejemplo, el término araña tiene dos significados (‘animal’ y ‘lámpara con brazos’), igual que
ratón (‘roedor’ y ‘accesorio del ordenador’). En ambos casos, el significado original de la
palabra era el primero y se ha ido ampliando por medio de asociaciones mentales realizadas
por los hablantes (araña) o por calcos de otras lenguas (ratón).
1.4.2. HOMONIMIA
Decimos que dos palabras son homónimas si, a pesar de proceder de orígenes diferentes,
han llegado por casualidad a coincidir en su significante.

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No se debe confundir la polisemia con la homonimia. Son palabras homónimas, por ejemplo, el
sustantivo vino (‘bebida alcohólica’) y la forma verbal vino (pretérito perfecto simple del verbo
venir), o china (femenino de chino) y china (‘piedrecita’). No se trata de una sola palabra cuyo
significado se ha ampliado, como sucede en la polisemia, sino de dos palabras totalmente
distintas a las que la evolución ha hecho converger en una misma forma.
Dentro del concepto general de homonimia, se pueden distinguir:
 Palabras homófonas. Coinciden en la pronunciación, pero se escriben con distintas
grafías. Así ocurre con sabia (‘mujer que posee sabiduría’) y savia (‘líquido vital de las
plantas’).
 Palabras homógrafas. Además de coincidir en la pronunciación, también se escriben
igual, como haya (‘árbol’) y haya (forma del verbo haber).
1.4.3. SINONIMIA
Se produce sinonimia cuando dos o más palabras tienen un significado igual o muy parecido.
Hay distintos grados de sinonimia:
 Sinonimia absoluta. Es muy poco frecuente, pues resulta difícil encontrar dos palabras
que compartan todos sus semas y valores de uso (alquilar/arrendar, esperar/aguardar,
verano/estío). Cuando es así, es habitual que uno de los dos sinónimos vaya dejando
de utilizarse en favor del otro, tal como sucede con la segunda palabra de cada par de
los ejemplos propuestos.
 Sinonimia parcial. Dos palabras comparten una parte considerable de su significado,
pero no siempre son equivalentes a causa de sus connotaciones o de las diferentes
situaciones en que se usan. Así, cara y rostro son intercambiables en frases como La
cara / el rostro de esa joven me pareció interesante, pero no lo son en La moneda salió
cara / *rostro ni en Deberías atreverte a dar la cara / *el rostro.
 Sinonimia contextual. Dos palabras que no comparten semas pueden funcionar como
sinónimas en determinados contextos. Por ejemplo, aunque el término lince no es en
principio sinónimo de astuto, funciona como tal en la oración Eres un lince / astuto
para los negocios.
Sucede otras veces que dos palabras pueden intercambiarse en un contexto determinado, pero
no se debe a que sean sinónimas, sino a que el significado de una de ellas está incluido en el de
la otra. Así ocurre en En su jardín crecían las rosas / las flores.
Llamamos hiperónimo a la palabra cuyo significado abarca el de otras, que se conocen como
hipónimos. Los hipónimos a los que se refiere una palabra hiperónima son, entre sí,
cohipónimos.
En el ejemplo anterior, flores es un hiperónimo de rosas. Rosas, claveles, margaritas, dalias,
etc. son hipónimos de la palabra flores y son cohipónimos entre sí.
1.4.4. ANTONIMIA
También es posible que la relación entre el contenido semántico de dos términos sea de
oposición. Es el caso de las palabras antónimas.

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Hay tres tipos de antónimos distintos:


 Antónimos complementarios. La negación de uno de ellos supone la afirmación del
otro (vivo/muerto).
 Antónimos propiamente dichos. Entre los dos términos propuestos se extiende una
gradación (feo/guapo).
 Antónimos recíprocos. Un término implica al otro (compra/venta).

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