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ACCESIBLE

*** w13 15/6 págs. 8-10 Jehová es accesible e imparcial ***


UNA CUALIDAD MUY VALORADA
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No hace mucho, a celosos Testigos de distintos continentes se les preguntó: “¿Qué
cualidad valora más en un anciano?”. La gran mayoría respondió: “Que sea accesible”. Por
supuesto, todos los cristianos debemos cultivar al máximo esta cualidad, pero en el caso de los
ancianos resulta especialmente importante (Is. 32:1, 2). Al explicar por qué para ella es tan
esencial que un anciano sea accesible, una hermana señaló: “Para conocer sus buenas
cualidades y beneficiarme de ellas, es preciso que pueda sentirme cómoda conversando con
él”. ¿Vemos la lógica de este comentario? Ahora bien, ¿qué hace que alguien sea accesible?
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Una de las claves para ser accesible es el interés sincero por los demás. Cuando un
anciano se preocupa por sus hermanos y está dispuesto a sacrificarse por ellos, todos lo notan,
incluso los más jóvenes (Mar. 10:13-16). Carlos, de 12 años, se expresó así: “Veo a los
ancianos en el Salón sonriendo y saludando a todos, y eso es lo que me gusta de ellos”. Claro
está, no es cuestión de que un anciano afirme que es accesible, sino que debe demostrarlo
(1 Juan 3:18). ¿De qué manera?
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Pensemos en este caso. Cuando volaba de vuelta a casa tras asistir a una asamblea de
distrito en el extranjero, un hermano llevaba puesta su tarjeta de solapa. El auxiliar de vuelo vio
en ella las palabras “Venga tu reino” y le dijo: “Sí, que venga. Tenemos que hablar de eso”.
Más tarde conversaron, y el hombre aceptó con gusto nuestras revistas. Muchos hemos vivido
situaciones parecidas. ¿Por qué invitan a la conversación las tarjetas de solapa? Porque, de
alguna manera, le dicen a la gente: “Vamos, hable conmigo. Pregúnteme adónde voy”. Es una
señal visible de que estamos dispuestos a hablar de nuestras creencias. Igualmente, los
ancianos cristianos deben dar señales visibles que les digan a sus hermanos: “Vamos, hable
conmigo”. ¿Cuáles son algunas de esas señales?
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Las costumbres pueden variar de un país a otro, pero una sonrisa afectuosa, un apretón
de manos o un saludo sincero son señales que les dicen a nuestros hermanos que de verdad
nos importan. Ahora bien, ¿quién debe tomar la iniciativa? En una reunión con sus discípulos,
“Jesús se acercó y les habló” (Mat. 28:18). De la misma forma, los ancianos de hoy toman la
iniciativa en acercarse a sus hermanos y hablarles. ¿Qué efecto tiene esto en el rebaño? Una
precursora de 88 años de edad observó: “Cuando los ancianos me reciben en el Salón del
Reino con una sonrisa y palabras de estímulo, siento crecer el cariño que les tengo”. Otra fiel
hermana añadió: “Quizás no parezca gran cosa, pero para mí significa muchísimo que un
anciano me sonría cuando llego a la reunión”.
ACCESIBLES Y TAMBIÉN DISPONIBLES
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Obviamente, nadie podrá hablar con nosotros si no estamos disponibles. Jehová nos da un
magnífico ejemplo, pues él “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hech. 17:27). Una
forma en que los ancianos se ponen a disposición de los hermanos es reservando tiempo para
conversar con ellos antes y después de las reuniones, tanto con jóvenes como con adultos.
Un precursor comentó: “Cuando un anciano me pregunta cómo estoy y luego presta atención a
mi respuesta, me siento querido”. Y una hermana que lleva casi cincuenta años sirviendo a
Jehová dijo: “Los ancianos que se detienen a hablar conmigo después de la reunión hacen que
me sienta valorada”.
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Se entiende que los pastores cristianos también tienen que atender otros deberes. Aun
así, se espera que en las reuniones den prioridad a las ovejas.

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