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Áyax – Análisis

Áyax es una tragedia griega escrita por Sófocles. En ella, se nos habla del héroe del mismo
nombre que el relato: un guerrero poderoso solo rebasado por Aquiles, quien, tras perder la
oportunidad de tener la armadura de Aquiles, habiéndosela quedado Odiseo, busca cobrar
venganza asesinándolo. Sin embargo, su suerte cambia completamente al intervenir la diosa
Atenea, haciendo que Áyax se cause asimismo una gran deshonra que lo lleva al suicidio, y a su
hermano Teucro, a una gran lucha por el descanso de nuestro héroe.
Durante el prólogo, Odiseo habla con la diosa Atenea buscando su ayuda, pues se habían hallado
muertas a todas las reses del botín, y según testigos, los animales habían muerto a mano de Áyax.
Atenea entonces le confirma que Áyax fue el que asesinó a los animales, pero que él tenía la
verdadera intención de asesinarlo a él, Odiseo, y a otros generales; y le cuenta como ella lo
engañó haciéndole delirar para que en lugar de a él, matara a los animales, pensando en su delirio
que lo asesinaba a él.
Atenea, después de relatar todo esto a Odiseo, le muestra como Áyax está en su tienda, donde
ella llama fuera, y hace que le diga lo que hizo con los que él cree son las personas que buscaba
asesinar; y le revela cómo piensa herir con su látigo al animal que cree es Odiseo, hasta la
muerte. La diosa le advierte posteriormente a Odiseo que nunca sea arrogante ante los dioses,
pues puede correr con la misma suerte un día.
En los párodos, comenzando en el verso 135, el coro explica la deshonra que simbolizaba para
Áyax haber asesinado por su propia mano a todo ese ganado, algo sumamente vergonzoso para
un guerrero como él; y que es extendido por medio de rumores salidos del mismo Odiseo hacia
todas las personas, que injurian a un Áyax que piensan se ha vuelto loco. El coro se cuestiona
cuál habrá podido ser la causa del comportamiento de este, la que deciden atribuir a un mal
divino, e incitan a Áyax a abrir los ojos, alejarse de su delirio, y de esa forma alejar igualmente
los rumores sobre él.
En el primer episodio, se muestra una conversación entre Tecmesa, quien es esposa de Áyax, y el
corifeo, en el que desde el verso 200 hasta el 215, Tecmesa da la noticia de cómo es que Áyax ha
sido deshonrado debido a sus alucinaciones, y le dice al corifeo que ella misma ha visto a las
víctimas dentro de su tienda.
Durante el primer estásimo, iniciando en el verso 220, el coro lamenta que Tecmesa confirme
aquellos rumores que se han esparcido por todos lados, y, para el final del verso 225, ha
expresado su gran temor de que Áyax tenga que morir a la vista de todos por los actos que ha
cometido.
Al llegar al verso 230, el comienzo del segundo episodio, Tecmesa cuenta cómo es que Áyax ha
destazado a los animales, y como es que a uno en particular lo ha amarrado a un pilar, donde lo
latiga y lo insulta, imaginando que es Odiseo. El coro entonces habla de huir en el verso 245,
temiendo llegar a correr la misma suerte que tendrá Áyax.
Tecmesa, en el verso 255, nos revela que ahora, de hecho, Áyax se encuentra consciente; y que
se haya atormentado por el conocimiento de la desgracia que ha traído sobre sí. El corifeo
entonces trata de consolarla, pero la mujer le dice que ahora que Áyax está consciente, ya no solo
ella sufre, sino también su marido, y declara que es peor para todos que Áyax haya vuelto a la
cordura. Luego cuenta, desde su punto de vista cómo se han dado los hechos: cómo salió Áyax
por la noche con el propósito de vengarse, como volvió con los animales, los destrozaba, y
ofendía como si se tratara de Odiseo y otros de sus hombres. Después, también nos platica como
se lamenta su esposo al darse cuenta del gran problema en el que se ha metido, y como yace
acostado entre los cadáveres del ganado. Tanto Tecmesa como el corifeo se lamentan por Áyax,
que piensan empeorará, y oyen como en sus lamentos, pide que lo degollen.
En esta parte en especial, podemos darnos cuenta de que en realidad Áyax era un hombre cuerdo,
y podemos ver por qué era un hombre sobresaliente; nos damos cuenta que la única causa de su
acto de locura han sido los delirios provocados por Atenea, y estos, han sido a su vez justificados
por el poco respeto de Áyax a los dioses mezclados con sus deseos de venganza. Se hace
evidente como es que este personaje, gracias a sus malas decisiones, ha traído sobre sí mismo un
gran infortunio; y con esto confirmamos que en verdad Áyax es un héroe trágico.
Asimismo, es en esta parte donde realmente se muestra la peripecia: Áyax, ahora ya en sus
cabales, se da cuenta que su posición como héroe ya no es la misma, y que ha sido humillado por
Atenea. Es en este momento donde ve que su suerte ha cambiado, y se siente miserable, a tal
punto de querer quitarse la vida.
Mientras Áyax se lamenta por lo que ha sucedido, y desea su muerte, Tecmesa le dice que en
caso de que muera ella también quiere morir, y se escandaliza por todo lo que su marido dice de
sí mismo y de los dioses. El corifeo trata de hacer entrar en razón a Áyax y que pueda olvidarse
de lo sucedido. Entonces Áyax pide traer a su hijo, que Tecmesa había mandado lejos de su
padre para que estuviera seguro. Áyax comienza a hablar con su hijo de una froma en la que
parecería es la última vez que lo ve, y posteriormente pide que se lo lleven y se cierre la puerta, a
lo que su esposa se opone en un principio, pero luego cede.
En el verso 600, el coro entra nuevamente para el siguiente estásimo; y nos habla de la pena que
ahora siente Áyax, como lastima a la gente que él ama, incluyendo a su madre anciana, Peribea.
El coro dice que sería mejor para Áyax morir y así poder esconderse, ahora que ha caído en la
locura.
Comenzando el siguiente episodio, en el verso 650, Áyax expresa la compasión que siente por su
mujer y su hijo, a quienes ama; y decide en ese momento ir a lavarse de la sangre de los toros y
enterrar su espada en la tierra, pues dice que por haber sido regalo de Héctor, su enemigo, solo le
ha traído desgracias. También podemos ver como Áyax ha reflexionado, y decide a partir de ese
momento respetar a los dioses y a los Atridas como acto de sensatez. Aún no lo sabemos, pero
desde ese momento se presenta la anagnórisis, pues las verdaderas intenciones de Áyax son
apartarse lejos para poder quitarse la vida.
En el verso 695 se da inicio al tercer estásimo, y el coro canta sobre la esperanza y la luz que
traerá el que Áyax haya dejado de lado su ira contra los Atridas y haya decidido olvidar su
deshonra. En el siguiente episodio, Teucro, hermano de Áyax, llega de los barrancos de Misia; y
es insultado y atacado debido a su hermano. Debido a que Áyax estaba fuera llevando a cabo los
planes antes anunciados, no pudo estar ahí. El corifeo nos platica cómo es que el consejero real
Calcas le encomienda a Teucro que encierra a Áyax durante ese día, mientras pasa la furia de
Atenea. El corifeo le da la noticia de la orden de Calcas a Tecmesa, que queda desolada
nuevamente.
Posteriormente nos encontramos ahora en donde Áyax, que planea suicidarse con la espada de
Héctor, y pide a Zeus que mande un mensajero a su hermano cuando él muera y no quede
expuesto a los carroñeros. Pide a Hermes que le ayude a descansar rápidamente, así como a las
Erinis y al Sol. Luego de sus palabras, se hiere a si mismo con la espada y muere. Aquí es donde
se presenta el lance patético, con la muerte definitiva de Áyax.
El coro, en este estásimo que empieza en el verso 870, se divide en dos: el primero, hablando por
medio de las estrofas, el primer semicoro busca ayuda para hallar a Áyax; mientras en las
antiestrofas, el segundo semicoro hace de compañero de nave del primero; y, en el verso 880,
ambos se unen y se quejan de la angustia de no encontrar a Áyax.
En el nuevo episodio que empieza, Tecmesa anuncia la muerte de Áyax conversando con el
corifeo desde el verso 890. En el estásimo que le sigue, se lamenta de no haberse enterado de las
verdaderas intenciones de Áyax, y pregunta donde yace.
A estas alturas de la historia, es el momento donde ya se hace presente la catarsis: Es en el
momento donde el espectador tenía en la mente que Áyax iba a reponerse, a olvidar su
humillación y a estar con su familia, que iba a seguir adelante tras aquel terrible momento de
locura; y entonces, es desengañado y se da cuenta de que en realidad, Áyax va a morir. El
público se da cuenta del verdadero dolor del héroe trágico, y aunque entiende de donde viene la
decisión, se duele al pensar en Tecmesa y en Eurísaces, que se quedarán solos.
En el siguiente episodio (verso 915), Tecmesa prepara a Áyax para que le puedan ver; y entra el
coro en otro estásimo, condenando el día en que se hizo la competencia por la armadura de
Aquiles, que desencadenó en la muerte de Áyax. Desde el verso 940, se vuelve a ver a Tecmesa
y el corifeo lamentarse, y en el verso 955 vuelve a interferir el coro, refiriéndose a quein se burla
de los males acaecidos a Áyax.
Desde el verso 980, Teucro y el corifeo se lamentan por la muerte del héroe, y alrededor del
verso 1040 hablan del entierro de Áyax. Para los griegos, la sepultura era muy importante, pues
decían que, de no hacerse, sus almas no podrían descansar. Menelao entra entonces, impidiendo
que se le entierre a Áyax como castigo por como actuó en vida. Después de una disputa, Teucro
encarga al hijo de Áyax que cuide el cuerpo de su padre.
El coro entra nuevamente en el verso 1185, lamentando la muerte de Áyax y recordando los
males de Troya. En el episodio comenzado en el verso 1225, Agamenón y Teucro tienen una
pelea por Áyax, en la que teucro dice que enterrará a Áyax incluso oponiéndose a Agamenón;
entra Odiseo hace entrar en razón a Agamenón, por lo cual Teucro le queda agradecido.
Finalmente, es posible enterrar a Áyax de acuerdo a lo mandado por los dioses.
La tragedia termina con una moraleja: Los seres humanos jamás podremos saber de lo futuro, por
más del presente y del antes que sepamos. Al igual que Áyax, nadie sabe qué es lo que nos
depara a continuación, y nunca lo sabremos.

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